Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación

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LOS LUGARES DE LA HISTORIA
José Manuel Aldea Celada
Carmen López San Segundo
Paula Ortega Martínez
Mª de los Reyes de Soto García
Francisco José Vicente Santos
(Coordinadores)
Felipe Criado Boado
(Prólogo)
Salamanca, 2013
Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 3
Coordinadores: José Manuel Aldea Celada, Carmen López San Segundo, Paula Ortega Martínez,
Mª de los Reyes de Soto García, Francisco José Vicente Santos.
Comité editorial: David Alegre Lorenz, Álvaro Carvajal Castro, Javier González-Tablas Nieto,
Amaia Goñi Zabelegui, Óscar Fernández Delgado, Clara Hernando Álvarez, Iván Pérez Miranda.
Consejo científico: Enrique Ariño Gil (Universidad de Salamanca), Javier Baena Preysler (Universidad
Autónoma de Madrid), Mª Cruces Blazquez Cerrato (Universidad de Salamanca), Carmen Cacho
Quesada (Museo Arqueológico Nacional), Antonella Cagnolati (Università di Bologna), André
Carneiro (Universidade de Évora), Julián Casanova Ruiz (Universidad de Zaragoza), Leonor
Chocarro Peña (EEHAR-CSIC ), Rosa Cid López (Universidad de Oviedo), Mª Soledad Corchón
Rodríguez (Universidad de Salamanca), Pablo de la C. Díaz Martínez (Universidad de Salamanca),
Ángel Esparza Arroyo (Universidad de Salamanca), Fábio Faversani (Universidade Federal de Ouro
Preto), Raúl González Salinero (Universidad Nacional de Educación a Distancia), Mª José Hidalgo
de la Vega (Universidad de Salamanca), José Ignacio Izquierdo Misiego (Universidad de Salamanca),
Miguel Ángel Manzano (Universidad de Salamanca), Iñaki Martín Viso (Universidad de Salamanca),
Esther Martínez Quinteiro (Universidad de Salamanca), Manuel Redero San Román (Universidad de
Salamanca), Manuel Salinas de Frías (Universidad de Salamanca).
Los textos publicados en el presente volumen han sido evaluados mediante el sistema de pares ciegos.
© Los autores
© AJHIS
© De la presente edición: Los editores
I.S.B.N.: 978-84-616-5755-1
Depósito legal: S. 380-2013
Maquetación y cubierta: José Manuel Aldea Celada, Carmen López San Segundo, Paula Ortega Martínez,
Mª de los Reyes de Soto García, Francisco José Vicente Santos.
Edita: Hergar Ediciones Antema
Realiza: Gráficas LOPE
C/ Laguna Grande, 2-12, Polígono El Montalvo II
37008 Salamanca. España
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en
ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético
o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito
de los titulares del Copyright.
ALBACETE, LA CIUDAD DIVIDIDA. ESPACIO URBANO
Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA DURANTE
LA TRANSICIÓN
Albacete, the Divided City. Urban Space and Citizen Participation
during the Spanish Transition
Javier Alejandro León Casas
(SEFT-UCLM)
[email protected]
Resumen: La presente comunicación pretende ampliar el conocimiento histórico sobre
el Albacete de los años 70, ofreciendo un ejemplo de cómo una ciudad media se enfrentaba
a los retos que la salida del franquismo implicaba, a través de la metodología de la Historia
del tiempo presente, el empleo de fuentes bibliográficas, hemerográficas y orales, y una
especial atención a la cultura como ámbito de estudio. La mejora del espacio urbano,
cuestión que enlaza las preocupaciones de las asociaciones de vecinos con los objetivos de
los partidos políticos de izquierda, puede ser el eje argumental que explique buena parte
de lo acontecido en aquellas fechas.
Palabras clave: Albacete, Transición, espacio urbano, asociaciones de vecinos, partidos
políticos, Democracia.
Abstract: The current report tries to improve the historic knowledge about Albacete
during the 70’s, offering an example of how a medium city faced the challenges that the
end of the Francoism entailed, through the methodology of the History of the Present,
the use of bibliographical, periodicals and oral sources, and paying special attention to
culture as field of study. The improvement of the urban space, a question that links the
problems of the neighborhood associations with the objectives of the left-wing parties,
could be the catalyst idea that explains in large part what happened in those days.
Keywords: Albacete, Spanish Transition, Urban Space, Neighborhood Associations,
Political parties, Democracy.
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1. Introducción
En septiembre de 1978, los vecinos del extrarradio de Albacete cortaban
la carretera de circunvalación, antigua nacional que comunicaba Madrid con
Valencia y Murcia, tras un nuevo accidente mortal. Era la segunda ocasión, y
bajo dos alcaldes distintos, en que los vecinos se movilizaban para protestar
contra una situación insostenible que periódicamente se cobraba la vida de
peatones ancianos y niños. El mismo alcalde accidental, Abelardo Sánchez,
había manifestado poco antes que “el ayuntamiento no va a consentir que
la carretera de circunvalación siga dividiendo a la ciudad en una parte donde
viven los pobres y en otra donde viven los ricos”1.
Albacete, que en aquella fecha superaba los 105.000 habitantes, se
desperezaba con fuerza en los primeros años de la Transición tras el dilatado
letargo impuesto por el franquismo, y su espacio urbano, condicionado por
la ausencia de planificación urbana, alimenta un movimiento vecinal con
características propias. En buena medida, la mejora del espacio urbano y
la reivindicación de un espacio público diferente alientan el acceso de la
ciudad a una nueva sociedad democrática. De esta forma, partiendo de
los condicionantes materiales y espaciales de la ciudad, la problemática
urbanística es vista en este trabajo como punto de arranque de una
movilización ciudadana mucho más compleja en la que van a converger el
aumento espectacular del asociacionismo, la reorganización de las centrales
sindicales, la construcción de los partidos políticos o la demanda de cultura.
Se trata de fenómenos extrapolables al conjunto del país, pero la ciudad va a
imponer tanto sus dimensiones como su potencial crecimiento.
2. Espacio urbano y desarrollo económico
Quizá Azorín pecase de optimismo cuando, a su paso fugaz en
ferrocarril, la visión de Albacete le evocaba nada menos que Nueva York,
aunque su famoso poema sí refleja que también la modernidad era posible
en La Mancha. Muestra de ello es el indudable crecimiento poblacional
de la capital en los setenta, sobrepasando los cien mil habitantes desde
1975 y doblando en número al resto de capitales de provincia que luego
configurarán la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Tal incremento
1 La Verdad, 09/08/1978. Abelardo Sánchez, procurador en las Cortes franquistas, concejal
y teniente de alcalde, accede al mando municipal tras el nombramiento de Ramón Bello
Bañón como Gobernador Civil de Ciudad Real ese mismo verano.
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ciudadana durante la transición
tiene su reflejo en el desarrollo de nuevos sectores económicos, en los saldos
migratorios, en la generalización de nuevas clases sociales, en el entramado
urbano de la ciudad y en la progresiva vertebración de la sociedad a través
de instancias como las parroquias, las asociaciones de todo tipo o los
movimientos sociales de viejo y nuevo cuño2.
La inauguración del polígono industrial Campollano en mayo de 1974
–con instalación de industrias desde 1971– puede ser el hito que marque el
desarrollo económico de la ciudad3. Que la sangría migratoria se mitigase en
parte en la década de los setenta (31.000 albaceteños salieron de la provincia
frente a los 57.000 del período 1961-70) puede estar relacionado con el
desarrollo de este polo local tanto como con la progresiva paralización de los
tradicionales focos industriales. Comprobado ese aumento de la población,
interrelacionado con el significativo freno del caudal emigratorio, hay que
entrever también un desarrollo de las estructuras económicas tradicionales
desde la agricultura a la transformación de bienes agroalimentarios, desde
el trabajo artesanal a la producción industrial (uno de cuyos ejemplos es
precisamente la instalación de la cuchillera Arcos en el espacio que luego
ocuparía Campollano), generalizándose a la par la construcción, que había
vivido su particular despegue desde mediados de los sesenta y que todavía
mantenía su empuje, y el sector servicios como muestra de la revitalización de
la ciudad. En ese sentido, Santos Juliá señala que “los grupos ocupacionales
que más han crecido durante el período de transición y consolidación
democrática son los que constituyen el amplio sector de las “nuevas” clases
medias profesionales y técnicas, funcionariales y de servicios”4. Por otra
parte, a finales del 78 la provincia de Albacete superaba la media nacional
en número de desempleados y era una de las de menor renta per cápita de
España, en un momento en que la capacidad de crecimiento económico
de la ciudad se veía enfrentada a un aumento poblacional que exigía nuevas
oportunidades laborales y de vivienda al tiempo que vaciaba el ya de por sí
despoblado interior de la provincia5.
2 ORTIZ HERAS, 2008: 27-42; Albacete superaba en población al resto de capitales
castellano manchegas, pero si fijamos la atención en la región de Murcia, estaba muy por
debajo tanto de Murcia como de Cartagena.
3 GUTIÉRREZ ALARCÓN, 2000: 152.
4 MAINER y JULIÁ, 2000: 69.
5 La Verdad, 26/05/1978 y 17/11/1978.
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El estudio de los planos de la ciudad y de sus abandonados planes de
ordenación urbanística puede ayudarnos a concretar el espacio urbano de
Albacete, que a finales de los setenta se caracterizaba por la existencia de un
centro administrativo y comercial consolidado, donde los nuevos bloques
de pisos en altura habían arrasado con buena parte de la arquitectura
que los años veinte y treinta habían legado a la ciudad6. La modernidad
imponía sus usos constructivos, y la edificación en altura rompía la estética
de una pequeña capital de provincias donde, hasta el momento, había
primado más la extensión que el alzado. Para Magán, “con el boom de la
construcción que se produjo en Albacete entre 1966 y 1969 la situación
llegó a ser delirante, y las alturas de edificación que se concedieron en
ésta época en el suelo urbano no tenían ningún tipo de justificación; se
fijaban de una manera absolutamente arbitraria según lo que solicitara el
promotor de turno”7.
A los efectos de este estudio, sin embargo, el aspecto que mejor define a
la ciudad que se está creando es el de la dispersión en el espacio. Y aún más, el
de la atomización en el espacio de barrios desconectados de la trama central,
aislados y poco o nada equipados. Tales barrios, concebidos como polígonos
de viviendas para las rentas modestas, se construyen alternativamente
en la periferia de la ciudad, más relacionados con las principales vías de
comunicación (ferrocarril y circunvalación) que con el centro urbano,
separados de la ciudad de la que forman parte. La primera de estas actuaciones
tiene lugar en los años cuarenta y cincuenta y se corresponde con el Barrio
Hogar, que levanta un millar de viviendas a ambos lados de la circunvalación.
Le siguieron en el tiempo otras actuaciones, más descolgadas todavía, como
los barrios de Pedro Lamata y Hermanos Falcó (popularmente conocido
como “las 500”, por el número de viviendas construidas) o La Estrella (“las
600”), mientras que el Polígono San Antón se levanta en una posición más
central, ocupando los terrenos que deja el desplazamiento de la estación
de ferrocarril y su trazado. Paralelamente, sobreviven al extrarradio un
sinnúmero de infraviviendas esparcidas en un espacio entre urbano y rural,
mal acondicionado y peor comunicado. Todavía quedan casos de viviendas
de una sola planta, a la manera de los pueblos, sobreviviendo en barrios
populares como el de Cañicas. Lo explicaba Salvador Jiménez, funcionario
6 GUTIÉRREZ MOZO, 2001.
7 MAGÁN PERALES, 1997: 55.
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ciudadana durante la transición
del Instituto Nacional de Vivienda antes que alcalde de Albacete, en una
entrevista con el Seminario de Estudios de Franquismo y Transición:
las condiciones de vida eran muy diferentes en la periferia y
en el centro, porque las dotaciones urbanísticas (alcantarillado,
limpieza) no tenían nada que ver. Además, desde la segunda mitad
de siglo, la gente que llegaba a Albacete generaliza un modelo de
autoconstrucción, caso del barrio San Pedro y también San Pablo8.
La planificación urbana prevista por la administración local no supo
ni controlar el fenómeno de la autoconstrucción ni prever las deficiencias
de la construcción de barrios aislados. A la ausencia de un “verdadero
urbanismo”, en palabras de Elia Gutiérrez, se suma la incompetencia para
llevar a cabo los planes elaborados (el de 1952, por ejemplo), por más
que fueran limitados, mientras que la especulación hace el resto en una
ciudad dónde, por contradictorio que parezca, las reservas de suelo eran
cuantiosas y los accidentes naturales inexistentes. Empeñados en complicar
el diseño de una ciudad que ofrecía nulos desniveles en el terreno (otra cosa
es el carácter pantanoso de la zona y las dificultades que impone el nivel
freático), las vías de comunicación suponían el principal obstáculo para su
crecimiento y coadyuvan a la división de la ciudad. La decisión de crear en
los años 30 una vía rápida para la comunicación de Madrid con Levante
pasando por la ciudad bloquea el crecimiento al oeste, mientras que al norte,
el ferrocarril cercena cualquier posibilidad de expansión. Para el Estudio
de Urbanismo, Sociología y Arquitectura que puso por escrito parte de la
información obtenida durante la revisión del nuevo PGOU en los años
ochenta, “una Administración Local tolerante, cuando no interesada, un
gran apoyo financiero, el aliciente del dinero fácil y una demanda importante
son las razones de esta gran intervención en la promoción privada que ha
configurado la ciudad que hoy conocemos”9.
8 SEFT. Entrevista con Salvador Jiménez el 04/11/2010. La Encuesta de equipamiento y nivel
cultural de la familia del año 68, elaborada por el INE, refleja en cuanto al equipamiento de los
hogares albaceteños una infradotación en calefacción o agua corriente, donde solo el 11%
disponía de lavadora, frigorífico y televisión, mientras que la radio se había generalizado en
el 66% de los hogares. La del 75 muestra un salto espectacular en el uso de la televisión,
que se iguala a la tenencia de transistores en el 69% de las casas que, no obstante, seguían
careciendo de agua corriente, calefacción o aseo en el 20, 63 y 36% de los casos
9 OFICINA MUNICIPAL DE PLANEAMIENTO, 1982: 19. Según señala el arquitecto
Tomás Marín, “los españoles, tan anarquistas como siempre, habían transformado España
al margen de la Ley del Suelo” implementada “en una alarde de voluntarismo falangista”
en 1956. En MARÍN RUBIO, 2008: 125. Por otra parte, Francisco Mahíquez, quien
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El resultado, para el arquitecto Fernando Chueca Goitia, era el de una
ciudad convertida en un “disparate”, con el mayor índice de deterioro
urbanístico de todo el país10. Las agresiones al patrimonio arquitectónico
son incontables, acabando con dos terceras partes de los inmuebles
de factura historicista o modernista de los años veinte, mientras que la
supervivencia de la Posada del Rosario, uno de los edificios más antiguos de
la ciudad, se antojaba como un milagro visto el empeño de su propietario
en derribarla ante la incapacidad del Ayuntamiento para hacerse cargo del
inmueble. En este estado de cosas, la ciudad comienza a ser inhabitable y
desconocida para sus moradores11.
3. Hacia la organización del movimiento civil
Pues bien, autoconstrucción, aparición de nuevos barrios a las afueras,
edificación descontrolada en altura (La Pajarita, Huerta de Marzo…),
especulación urbanística y destrucción de edificios históricos son los rasgos
definitorios de una política urbana mal planificada que va a favorecer el
nacimiento del movimiento vecinal como un nuevo actor en la dinámica
municipal. En ella, las asociaciones de vecinos aparecen como un elemento
reivindicativo que actúa a escala local, incluso en una dimensión menor
como son los barrios, pero que acaban convirtiéndose en portavoz de los
que menos tienen. La petición de mejoras en las infraestructuras comunes
a partir de escritos o comunicados consigue mayor repercusión cuando
logra salir a la luz pública a través de los periódicos locales, pero también
por medio de recursos tan comprometidos como lo eran entonces las
fuera teniente de alcalde y concejal de urbanismo, reconocía que “Urbanismo es uno de
los departamentos más conflictivos que existen en cualquier Ayuntamiento, hay muchos
intereses encontrados que resulta a veces francamente difícil conjugar” (La Verdad,
12/07/77). Al día siguiente se publicaban algunos datos de la memoria municipal sobre
población y obras públicas: la mitad de las calles de Albacete estaban sin pavimentar a
mediados del 77, con una reducida extensión de parques y jardines en relación con el
número de habitantes, constatándose un fuerte empuje en el sector de la construcción.
10 CHUECA GOITIA, 1977: 385-386. Acompañan a Albacete otras ciudades en este
ranking: Ciudad Real, Guadalajara y Soria. La Verdad, 05/07/1979.
11 Algunas opiniones al respecto publicadas en el diario La Verdad pueden ser las del
periodista Sánchez de la Rosa, “estamos haciendo una ciudad monstruosa, hosca y con un
urbanismo colosalista y desproporcionado” (19/08/78); las del poeta Antonio Martínez
Sarrión, para quien la ciudad “está totalmente cambiada, fea, horrible, con edificios altos
y calles estrechas” (09/07/1978), o las del director teatral Juan Pedro de Aguilar, quien
afirma que aunque “es absurdo anclarse en el pueblo manchego del siglo diecinueve, se
están destruyendo edificios que ni si quiera por un sentido moral deberían ser tocados, y se
los están cargando” (13/08/1978).
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ciudadana durante la transición
manifestaciones, espontáneas y numerosas como las llevadas a cabo por los
vecinos de Hermanos Falcó y Puerta de Valencia tras los accidentes mortales
que se produjeron en la circunvalación, y que dieron lugar a la intervención
del Ministerio de Obras Públicas y a reuniones entre el gobernador civil, el
alcalde y las propias asociaciones vecinales12. Con la misma espontaneidad
se manifestaban las vecinas del Polígono San Antón, denunciando su
malestar ante los problemas del barrio, con carencia de iluminación
nocturna, y haciendo frente a la insensibilidad del Ayuntamiento, que se
lavaba las manos frente a la tutela que el Instituto Nacional de Vivienda
ejercía sobre el polígono. En el otoño de 1978 los vecinos del barrio Pedro
Lamata y limítrofes estallan ante los problemas de equipamiento escolar,
produciéndose una nueva marcha hasta la Delegación de Educación y el
Ayuntamiento. Alcantarillado, asfaltado, iluminación, desratización, zonas
verdes, instalaciones, mejoras viales y seguridad del tráfico forman el día
a día de las reivindicaciones vecinales a través de las cuales los barrios
periféricos reclamaban su equiparación con el resto de la ciudad13. Para el
colectivo Sagato, que publicaba todas las semanas artículos de opinión en
el diario La Verdad con sustrato cristiano y vocación socialista, este tipo de
acciones sobrepasaban el ámbito de una protesta puntual para entenderse
como ejercicio de ciudadanía y democracia:
Las amas de casa del barrio San Antón nos han dado una
lección. La manifestación popular del cinco, creemos que es
otra lección para aprender que la democracia no la da nadie
por real decreto. Se hace democracia al andar, cuando el pueblo
participa en su vida socio-política de verdad14.
La organización y legalización de las Asociaciones de Vecinos a través
de la Ley de Asociaciones de 1964 resultaba en ocasiones problemática
para las autoridades locales -caso de la de Pedro Lamata, con presencia de
militantes comunistas y acusación de fraude a la OS en la construcción
de la cooperativa-, en la medida en que se constituían en un contrapoder
12 La Verdad, 09/12/77 y 10/09/78. A finales del 78 la circunvalación se revela como el
punto negro más peligroso de la provincia, con 28 accidentes, un muerto y siete heridos
graves (01/12/78).
13 El Instituto de Estudios Albacetenses dispone de un archivo fotográfico consultable
on-line donde pueden verse fotografías de la época. Muy elocuentes son las vistas urbanas
tomadas por el fotógrafo Donate en los años 80 sobre el estado de alguno de los barrios
aquí citados.
14 La Verdad, 06/11/1977.
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difícil de domesticar y amparado en la fuerza de los hechos. Por su novedad
resultan ser uno de los movimientos más característicos de la Transición y,
aún sin tener en una ciudad como Albacete la fuerza que se le supone a los
sindicatos, sí pueden considerarse un elemento que desautoriza y deslegitima
el poder municipal. Son la punta de lanza de un movimiento asociativo de
nuevo cuño que acoge a grupos con menor implantación o incidencia,
pero demostrativos también de la naciente pluralidad social, tales como
las asociaciones feministas (de mujeres, según los términos del momento),
ecologistas, de objeción de conciencia o juveniles, éstas últimas algo más
amplias y amparadas en estructuras de tipo político (Unión de Juventudes
Comunistas de España, Juventudes Socialistas, Joven Guardia Roja, etc.) 15.
Un repaso a las 175 asociaciones legalizadas en la provincia de
Albacete desde la promulgación de la citada Ley hasta 1979, muestra el
peso de la capital en la fundación de las mismas (69), compartido con los
grandes municipios como Almansa (20), Hellín (10), Villarrobledo (9) o
La Roda (7), repartiéndose el resto de asociaciones en otras treinta y tres
localidades más. La distribución tipológica de estas asociaciones permite
caracterizar al menos tres grandes grupos: el de las Asociaciones
Culturales (15) o Culturales-recreativas (29), que incluyen desde Casinos y
Círculos, sobre todo en los primeros años, a asociaciones de divulgación
cultural que proliferan por los pueblos en el año 1979; el de Enseñanza, 24
asociaciones, fundamentalmente de Padres de Alumnos con un completo
reparto provincial, pues afectan tanto a colegios como institutos e incluso
al Seminario de Albacete, y cuyo funcionamiento se generaliza en muchas
localidades desde salones parroquiales16; y el Vecinal, 22 asociaciones que
15 La prensa es buen instrumento para conocer tanto el desarrollo de estas iniciativas como
la postura de la cabecera. El encierro de una docena de mujeres en la Audiencia Provincial y
el Ayuntamiento como protesta por el juicio a once mujeres en Bilbao acusadas de aborto o
de provocarlo, fue recogido por La Voz de Albacete el 24 de octubre de 1979 con redacciones
como la que sigue: “Como si la Naturaleza estuviera en contra de las partidarias del aborto
–que es una actitud antinatural–, a la hora de la concentración llovió fuerte”. En la misma
línea dos artículos: “La maternidad, ultrajada” y “Que pena me dais, hijas”. El 2 de octubre
de 1977 La Verdad recogía las declaraciones de tres de los quince objetores de conciencia
albacetenses, quienes reclaman una alternativa civil y de carácter autogestionaria al servicio
militar.
16 Es posible advertir la alternancia de al menos tres tipos de estatutos: uno original con
predominio de referencias a la “ley natural”, un segundo más moderno pero fundamentado
también en la “ley natural” y la “cooperación cristiana” y otro final donde ya van
apareciendo referencias a los “derechos humanos”, la “igualdad de oportunidades” e
incluso la “democracia”.
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación
ciudadana durante la transición
velan por el progreso material de los barrios desfavorecidos, aunque en
los fines declarados en los respectivos estatutos se repite con asiduidad la
preocupación por la “moralidad”. Por último, en la distribución temporal
de las inauguraciones destaca el salto espectacular que se produce en 1978,
momento en que se organizan tantas asociaciones (52) como en los nueve
años anteriores, hasta alcanzar un total de 175 para el período 1965-197917.
Sea cual sea el peso que concedamos a estas asociaciones, son demostrativas
de la existencia de un tejido social en crecimiento, francamente tardío, pero
sí generador de una “nueva cultura cívica” más activa y participativa, propia
de la normalización democrática que trae el nuevo régimen18.
Ese movimiento ciudadano no sería tal de no haberse continuado
durante los largos años de franquismo un soterrado movimiento obrero
que vuelve a cobrar fuerza de la mano de la penetración de las Comisiones
Obreras en la estructura del Sindicato Vertical. Las elecciones a enlaces
sindicales y la negociación de convenios colectivos son los momentos de
mayor conflictividad, contestados por la patronal por medio de despidos
improcedentes que provocan a su vez la entrada de nuevos elementos de
ruptura como son los abogados laboralistas, cuyo miembro más destacado en
Albacete es Luis Collado, militante del PCE y CCOO. Los estudios de Óscar
Martín vienen a demostrar cómo el viejo movimiento obrero también tiene
su recuperación en estos años, tiñendo de conflictividad ámbitos tan dispares
como el campesinado (especialmente activo en la comarca de La Manchuela),
la construcción, los transportes, la industria (el papel de la mujer es más que
significativo en la conflictividad de la industria textil en la provincia), la
enseñanza (estudiantes y profesores no numerarios) o la sanidad: “con
las limitaciones propias de las características socioeconómicas y la cultura
política de la ciudad, los obreros albacetenses también se movilizaron. Sus
demandas fueron principalmente de tipo laboral, pero mostraron una clara
politización”19.
La salida a la luz pública de las centrales sindicales tiene lugar casi un
año después de la muerte de Franco, entre el verano y el otoño de 1976. La
presentación de CC.OO. a cargo de un líder nacional como Paco García
Salve (cura obrero, luego secularizado, condenado por el proceso 1001 y
17 SEFT. Base de datos de asociaciones. Elaboración propia a través de las hojas registrales
presentadas ante el registro de asociaciones del Gobierno civil.
18 PÉREZ DÍAZ, 1993.
19 MARTÍN GARCÍA, 2006: 189.
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miembro del ala más radical del PCE) reunió en la finca de La Marmota a
unos 700 militantes y acabó con la intervención de la Guardia Civil, mientras
que actos posteriores como la visita de Marcelino Camacho eran suspendidos
sin evitar por ello conseguir una presencia multiplicadora a través del diario
La Verdad 20. Entre tanto, la celebración de una primera Semana Sindical
ponía de relieve la presencia de otras organizaciones como UGT, USO
y CNT, y el conflicto abierto con la OSE y Gobierno Civil: doscientos
militantes de la central anarquista se manifiestan a la puerta del edificio de
Sindicatos hasta que la policía los dispersa entre gritos de “libertad sindical”
y “democracia”. Todavía en noviembre, la jornada de lucha convocada por
la COS (Coordinadora de Organizaciones Sindicales) reunió a medio millar
de personas y fue “duramente reprimida por las fuerzas de seguridad con la
colaboración de elementos ultraderechistas armados”21.
La relación directa entre libertad sindical y aumento de la conflictividad
parece evidente si analizamos algunos datos cuantitativos: entre 1969 y
1979 tienen lugar en la provincia 347 conflictos expresados por medio de
diferentes recursos, desde los más sutiles de protesta y malestar hasta los más
evidentes como concentraciones, huelgas o paros22. El lento incremento de
estas manifestaciones de disentimiento, apenas 25 en el año de la muerte de
Franco, acaba por estallar en la segunda mitad de la década, llegando casi al
centenar de conflictos abiertos en 1977, sin perder de vista que
la protesta en Albacete no debe ser analizada únicamente desde
el punto de vista cuantitativo. El potencial de la protesta en la ciudad
no reside en sus números sino en la amenaza que representa para
las autoridades: un lugar poco politizado y alejado de los grandes
núcleos amenaza con traspasar los límites permitidos23.
La trayectoria sindical de estos años va a verse salpicada de éxitos, fracasos
y algunos equívocos. Entre los primeros, las multitudinarias manifestaciones
20 La presencia de García Salve coincide con su participación como ponente en un curso de
pastoral social en la Casa de Ejercicios de Albacete. Ver SÁNCHEZ ORTEGA, 2002: 348.
21 MARTÍN GARCÍA, 2008a: 291. Tanto la asamblea iniciática de CCOO a las afueras de
la ciudad como los problemas ocasionados a la autoridad gubernativa local por la Semana
Sindical de septiembre y la Jornada de lucha de noviembre quedaron recogidos en La
Verdad: 27/07/76; 25 y 26/09/76; y 11, 14 y 16/11/76. Para La Voz de Albacete, la jornada
de lucha convocada por “grupos sindicales ilegales y otras organizaciones políticas” fue un
“fracaso” (13/11/76).
22 SEFT. Base de datos de conflictividad en Castilla – La Mancha. Elaboración propia.
23 MARTÍN GARCÍA, 2006: 190.
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación
ciudadana durante la transición
del 1 de mayo, principal expresión de las reivindicaciones en materia de
derechos de los trabajadores pero también de libertades democráticas, la
progresiva implantación de secciones sindicales en las diferentes localidades
y ramas laborales, la recuperación del patrimonio sindical o la presencia
activa en los medios a través de comunicados o artículos de divulgación,
en los que van a sobresalir Paco Delgado (UGT) y J. A. Mata (CCOO).
Los equívocos vendrán de la mano de iniciativas individuales de algunas
centrales sin contar con el apoyo del resto, lo que a la postre repercute en el
principal fracaso del movimiento obrero: la desunión sindical, la ausencia de
un proyecto común que rivalice con la desmovilización progresiva que trae
el afianzamiento del proyecto democrático y que se muestre fuerte frente a
la instrumentalización que del ámbito sindical buscan los partidos políticos
en el poder.
4. La lucha por el espacio político
Los paralelismos entre el resurgimiento del movimiento obrero y la
reorganización de embrionarios partidos políticos es significativa de este
periodo, toda vez que los cuadros que trabajan por una alternativa democrática
sindical se reúnen al mismo tiempo pero con un objetivo político. Tal
situación se producía entre los simpatizantes de PCE y CCOO, de PSOE
y UGT, o incluso de UGT y USO, lo que demuestra que estas dos esferas
no estuvieron nunca completamente separadas aún cuando hubo discursos
en esa dirección24. Lo más significativo, por otra parte, es lo tardío de la
reorganización política en la provincia, de manera que a mediados de 1976
Ramón Ferrando, delegado del diario La Verdad, denunciaba con sorna que
“Albacete debe ser hoy la ciudad más clandestina políticamente hablando.
Toda actividad política se hace con tal sigilo que raya la heroicidad”, en
un claro intento por espolear a quienes debían acabar con una época de
pasividad25.
Con unas elecciones generales en el horizonte del verano de 1977, en
menos de un año se organizan con escasos medios materiales y bastante
24 Por ejemplo, en octubre del 77 se produjo un tira y afloja entre los comités provinciales
del PSOE y el PCE. Los socialistas acusan de hipocresía al PCE por negar su relación
con CCOO y su colaboracionismo con el Gobierno Suárez, mientras que Francisco Bonal
defendía la independencia de CCOO respecto al PCE: “los afiliados a Comisiones Obreras
que a la vez militan en partidos no pasan del 15% del total”, (La Verdad 19, 21, 23 y 26 de
octubre de 1977).
25 La Verdad, 07/05/76.
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voluntarismo una decena de organizaciones políticas con poca o ninguna
tradición. Los protagonistas por la izquierda de esta vuelta al juego político,
primero clandestina, luego legal, fueron PCE, PSOE y PSP, mientras que
grupos minoritarios como el republicano ARDE o el PTE (legalizados tras
las primeras elecciones generales) apenas tuvieron repercusión a nivel local,
como tampoco consiguieron romper a escala nacional26. Desde posiciones
moderadas, la Asociación Democrática de Albacete (ADA) aparece como el
único intento local de constituir una alternativa política, siendo su originalidad
contar entre sus miembros con algunos de los concejales progresistas del
Ayuntamiento (Damián Ferrándiz, Juan Ramírez Piqueras…), mientras
que el escritor Manuel González de la Aleja o el abogado Joaquín Íñiguez
aportaban el componente intelectual. La opción de combinar pragmatismo
en lo político (“el independiente es aquel hombre que vive conscientemente
la política pero que por algún motivo ha decidido no afiliarse a partido
alguno”, dirá el abogado Íñiguez27) con socialismo en lo ideológico (“mis
ideas están en el socialismo”, afirmará por su parte el maestro Ramírez
Piqueras28) no pudo consolidarse tras las primeras generales, a pesar de la
talla de alguno de sus miembros, que continuaron trabajando para conseguir
logros como el Ateneo y la Universidad.
Las opciones de centro pasan en Albacete por un exiguo movimiento
de democristianos en torno a las siglas DC (fusión a su vez de Izquierda
Democrática y Federación Popular Democrática), asociados a PSP y
ADA de cara a las elecciones de 1977 y una de las razones de la derrota
de los socialistas de Tierno Galván. Mayor éxito tendrá la UCD, habida
cuenta de que “un partido con apoyo del Gobierno es tanto como unas
elecciones ganadas”, según opinión de Ferrando el 1 de marzo previo a
los comicios del 77. Su composición fue ideológicamente heterogénea,
como varios los nombres destacados: Ruiz Risueño, José Luis Moreno,
Herrero Arcas, Ismael Piñero… Llama la atención la presencia de una
mujer en primera línea, Juana Arce, cuya participación obtuvo buenos
réditos electorales, senadora en el 77 y diputada en el 79.
26 Aún así dejaron algún momento memorable, como la exhibición de una bandera
republicana durante un mitin del Frente Democrático de Izquierdas (siglas bajo las que
participó en las primeras generales el PTE), lo que supuso la detención de José (Manuel)
Pérez Pena (La Verdad, 14/06/77). Meses después el estudiante Juan Carlos González y
el obrero Francisco José García eran juzgados por este motivo aplicándoseles la ley de
amnistía aprobada el 15 de octubre de ese año (La Verdad, 23/10/77).
27 La Verdad, 12/06/77.
28 La Verdad, 13/05/77.
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación
ciudadana durante la transición
La organización de la derecha en Albacete también es deudora de la
situación nacional. Las asociaciones políticas promovidas como muestra
de aperturismo desde los estertores del régimen franquista tienen aquí
su particular reflejo en núcleos atomizados en torno a personalidades de
influencia como Francisco Mahíquez (ANEPA) o José Luis Fernández
Fontecha (UDPE), hasta confluir en una Alianza Popular que reunía la
“esencia, donde las haya, del viejo régimen que ahora se quiere sustituir”,
según editorial de Ramón Ferrando29. Los intentos de los miembros de AP
por separarse de un discurso marcadamente anclado en el pasado fueron
escasos, y quedan en todo caso aplacados por la retórica aplastante de
Manuel Fraga a su paso por la capital: “No podemos permitir ni la inflación,
ni el comunismo, ni la pornografía”30. A su lado, las declaraciones de los
miembros de Falange a favor de la recuperación del legado joseantoniano,
de la pervivencia de la democracia orgánica o de la unidad de la patria, no
desentonaban en absoluto.
Los resultados electorales de los comicios del 77 no divergieron
respecto al conjunto nacional, abriéndose una legislatura constituyente con
la elaboración de la Constitución como telón de fondo. La demora en la
celebración de las elecciones municipales dio margen a la mejor vertebración
provincial de los partidos, al surgimiento de fuertes agrupaciones locales,
a fusiones y desaparición de siglas, y a un buen puñado de cambios de
filas entre unas formaciones y otras. Sin embargo, el desplazamiento
de los comicios mantenía a la política municipal en stand by, causando un
importante perjuicio a la misma. Para Ferrando, las elecciones habían sido
“deliberadamente aplazadas”, por lo que el diputado socialista Antonio
Peinado hablaba de “estafa al pueblo” y un artículo del comunista Giménez
Benítez de “miedo a la izquierda”31. Al mismo tiempo, cada día que pasaba
sin elecciones municipales se minaba más y más el debilitado prestigio de
las corporaciones locales, que en el caso de Albacete parecía rejuvenecerse
con la nueva alcaldía de Abelardo Sánchez. Un espejismo. Los conflictos
vecinales no tardaron en aparecer, los partidos reclamaban cada vez
mayor presencia y participación y cada movimiento del Ayuntamiento era
estudiado y escrutado por una amplia oposición política deseosa de hacerse
con el mando municipal, minado internamente ante la dimisión –que no
29 La Verdad, 15/03/1977.
30 La Verdad, 17/04/77.
31 La Verdad, 4, 6 y 9 de marzo de 1978.
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podía hacerse efectiva– de alguno de sus concejales (Antolín Tendero,
Javier García Carrilero) y el acercamiento de otros a posiciones socialistas
(Juan Ramírez, Damián Ferrándiz). En esas circunstancias comenzaron a
ser frecuentes la realización de mesas de debate entre partidos para acercar
posturas de cara a las municipales o la petición por parte de los partidos
de izquierda de la dimisión en bloque de los ayuntamientos, mientras el
alcalde clamaba profético que “las iras del vecindario caerán sobre las nuevas
corporaciones”32.
La preparación de las municipales de 1979 va a verse comprimida ante
la sucesión de las convocatorias de referéndum constitucional y elecciones
generales y el proceso de ordenación autonómica, lo que puso a prueba la
capacidad organizativa de los partidos. Comunistas y socialistas van a llevar
la delantera en cuanto a la atención a la política municipal. En junio del
78, el liderazgo del PCE provincial pasaba del veterano López Carrasco al
inédito Pedro Bolívar, quien en una de sus primeras declaraciones devolvía
la problemática urbana al debate público:
En este aspecto me parece que se ha consentido bastante, quizá
por la poca fuerza que han tenido los movimientos ciudadanos, las
asociaciones de vecinos, etc. No ha existido la suficiente fuerza
como para imponer el que no se destruya todo lo que se anuncia
histórico-artístico, por una parte, y todo lo que es hacer una ciudad
habitable, por otra... Me da la impresión de que ha existido aquí
la marca del franquismo con mucha más fuerza que en otras
ciudades...
A finales de verano, el PCE proponía un plan de urgencia al Ayuntamiento
con objetivos como el saneamiento de la Hacienda municipal o la lucha contra
el paro donde sobresalía la petición de crear un “órgano de vigilancia y
control democrático” integrado por miembros del ayuntamiento, partidos
políticos, sindicatos y organizaciones ciudadanas33. Por su parte, desde las
filas socialistas se preparaban para el gobierno municipal con un curso
sobre planificación municipal en el que llama la atención una propuesta sobre
“desarrollo de las posibilidades de control del movimiento ciudadano”, en
un momento en que la adopción de las reivindicaciones vecinales, cuando
32 La Verdad 17/03/1979. Las demandas de dimisión se repiten en varias localidades como
Almansa o Hellín, además de en la capital y en otros puntos del país como Vigo, Bilbao o
San Sebastián.
33 La Verdad, 21/07/1978 y 24/08/1978.
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación
ciudadana durante la transición
no el control directo sobre las mismas asociaciones de vecinos, podía ser
garantía de éxito electoral y en el que, de hecho, fueron varios los miembros
de las AAVV los que se integraron en las listas de candidatos a las municipales
tanto en el PSOE como en el PCE. En la presentación de la candidatura
socialista figuraron propuestas para frenar la especulación, impedir la
construcción “más allá de la circunvalación” o crear zonas verdes34. Con
la celebración de las municipales a la vista, desde la UCD local se producen
discursos vinculando la legalización de las asociaciones de vecinos a la labor
del Gobierno ucedista y lamentando el “problema sangrante de los barrios
periféricos”, en palabras del candidato Pedro Romero, ganador de las
elecciones pero no protagonista del nuevo ayuntamiento democrático de
la localidad, cuya alcaldía recayó en el socialista Salvador Jiménez tras el
pacto municipal firmando entre PSOE y PCE, y que permitía a su vez la
gestión comunista de comisiones significativas como las de Urbanismo o
Barrios. Alfonso Guerra y Santiago Carrillo suscribían a nivel nacional un
acuerdo que abría la puerta a un millar de alcaldías socialistas y doscientas
cincuenta comunistas. Salvador Jiménez, en el discurso de su toma de
posesión como nuevo alcalde de Albacete, pronunciaría: “Queremos
conseguir un Albacete más habitable, más humano y más avanzado
socialmente”. Las reivindicaciones vecinales y las soluciones urbanas
pasaban al primer plano de la política municipal.
5. El lugar de la cultura
La regeneración vecinal, sindical o política implica un cambio hacia la
participación en los asuntos públicos, pero esas nuevas actitudes democráticas
no se circunscriben únicamente a la esfera sociopolítica, sino que tienen
también su reflejo en el siempre difuso y complejo mundo cultural. Nos
centraremos aquí en las dimensiones espaciales de ese fenómeno, en la
conquista de espacios públicos para el desarrollo cultural por parte de
una nueva generación de público y artistas que agrupa a literatos (poetas,
narradores e incluso periodistas), pintores o cantautores en la línea de las
tendencias expresivas del momento. Destacan entre ellos el poeta Martínez
Sarrión, encumbrado por José María Castellet como uno de los novísimos, los
artistas plásticos Qijano y Beneyto, o los músicos Pedro Piqueras, Lanciano
y Manolo Luna, a veces unidos en la participación en festivales o recitales
con implicaciones políticas. El éxito dispar de estos conciertos y festivales
34 La Verdad, 30/08/1978 y 15/03/1979.
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son reflejo tanto de los recelos gubernativos a la hora de permitirlos
como de una cultura popular poco trabajada –“durante el franquismo lo
único popular ha sido el cubata”, escribirá Manuel Luna–, amén de unas
instalaciones poco aptas para eventos de este tipo, caso por ejemplo, del
deficientemente acondicionado polideportivo de la ciudad35.
Y es que las instituciones y espacios propiamente culturales eran bastante
escasos en esta iniciática democracia local. Los centros de enseñanza superior
quedaban restringidos a la escuela de Magisterio (Escuela de Formación
del Profesorado de EGB) y a los centros privados con formación en ATS,
mientras que se demandaban facultades de Derecho o Empresariales sin
demasiado éxito. La UNED trataba de paliar esta situación pero se encontraba
con periódicas dificultades estructurales y económicas, amén de sus propias
limitaciones como centro de estudios a distancia. Como no podía ser de otra
manera, el resultado era que buena parte de los jóvenes de la clase media
provincial se veían obligados a estudiar en Murcia, Madrid o Valencia, con el
grave perjuicio económico que acarreaba a las familias, empezando a calar,
incluso en la última corporación local franquista, la necesidad de poner en
marcha una universidad independiente de la murciana, abriendo paso a una
petición que correría de la mano de la demanda de autonomía regional.
Reseñable es también el papel de los institutos de bachillerato, dónde una
nueva generación de jóvenes profesores, algunos de ellos enfrascados en
las interminables demandas de los PNNs, aportaban inquietudes y una
actitud reivindicativa constatable en centros como el Instituto Andrés de
Vandelvira, el primer centro mixto de la ciudad:
Faltan centros de cultura, espacios de educación cívica, democrática
y pluralista. La educación en la participación y gestión de todos está
aún por hacer. “Vandelvira” era una esperanza. No decimos era, es,
tiene que ser una esperanza que se convierta en realidad. Si muchos
alumnos y profesores miraban a vuestro centro para saber lo que
tenían que hacer en los suyos, es que estabais cumpliendo una misión
concienciadora y de avanzadilla. No os canséis. Responsablemente y
en libertad, seguid adelante36.
35 Manuel Luna, “¡Queremos, para todos, fiestas populares!”, La Verdad, 08/09/1977.
36 Sagato, “Carta abierta a los alumnos del Instituto Vandelvira”, publicado en La Verdad,
05/03/78.
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación
ciudadana durante la transición
Mientras tanto, Diputación y Ayuntamiento dedicarían escasos medios
a la cuestión cultural, encargándose del mantenimiento de la Casa de la
Cultura, de la Banda Municipal y el Conservatorio, programando la Feria de
septiembre o adquiriendo obras de Benjamín Palencia, pintor ya reconocido
en su tierra37. El mayor logro de la entidad provincial fue el mecenazgo del
Instituto de Estudios Albacetenses a finales del año 77 siguiendo la iniciativa
de un grupo de investigadores en torno al Archivo Histórico Provincial,
con Francisco Fuster a la cabeza, siendo la revista de investigación Al-Basit
su principal legado38. En el ámbito de la creación e investigación literaria,
la Diputación apadrinó también la publicación de la revista Barcarola,
que continúa en la actualidad una andadura de más de treinta años. A
nivel local, la refundación del Ateneo en 1978 tras el largo silencio del
franquismo suponía todo un hito cultural y político. De hecho, la presencia
de miembros de los recién creados partidos políticos estaba asegurada en
las primeras comisiones gestoras, aunque fue el grupo ADA, del que hemos
hablado brevemente en el epígrafe anterior, el que centralizó su puesta en
marcha, quizá porque el espíritu del Ateneo era el mismo que iluminaba
su propuesta política de moderación y civismo39. La inauguración del
Museo Provincial (1978) fue la guinda en esta urgente puesta en valor
del patrimonio cultural local y provincial, dotando de un amplio espacio
expositivo para albergar los ricos restos arqueológicos afanosamente
recopilados desde los años 40 por Joaquín Sánchez Jiménez, primero,
y Samuel de los Santos y su equipo, después. El edificio resultó
acorde con los volúmenes tradicionales de la arquitectura de la capital,
integrándose de forma ingeniosa entre el bosque de árboles del parque
Abelardo Sánchez (entonces de los Mártires), aunque sufriendo por
ello importantes problemas de climatización en su interior y quedando
prácticamente privado de la vista de los paseantes.
Dentro del ámbito de la cultura de masas, la ciudad disfrutaba de media
docena de salas de cine: Astoria, Capitol, Goya, Carlos III, Cervantes o
Carretas son algunas de ellas. La cartelera de un día cualquiera a comienzos
37 La labor cultural de ambas instituciones seguía en general los parámetros de la etapa
franquista descritos en GÓMEZ HERRÁEZ, 1993: 67 y 85.
38 FUSTER RUIZ, 2008: 88.
39 Para La Verdad, “el Ateneo puede y debe ser realidad y debe encontrar su equilibrio.
Tribuna cultural, abierta, inquieta, viva y cívica. Apolítica en el sentido de no partidista.
Pero sensible a todas las manifestaciones culturales de hoy. Y el abanico de estas es infinito”
(13/07/1977, página 5).
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del 78 ofrecía las aventuras de 007, finas comedias de Woody Allen junto
con otras más burdas propias del destape y títulos subidos de tono. Mundo
aparte eran los cine-clubs, con ciclos de cine de autor o temáticos de mayor
calado intelectual, social y político. En la capital, el Meliés se organizaba en
torno al Colegio Escuelas Pías y reunía a un centenar de socios, mientras
que el Buñuel reunió hasta trescientos en sus inicios en la primavera del
76, partiendo de un grupo de antiguos alumnos de Magisterio40. También
el Teatro Circo realizaba proyecciones de cine, en un momento en que la
actividad teatral comenzaba a resurgir de la mano de
grupos teatrales independientes que apostaron por un teatro
comprometido, como fue el caso del Equipo Teatro de Albacete
(creado a mediados de 1975), Niebla –que a pesar de pertenecer
a la OJE desarrolló una dramaturgia muy crítica– o del grupo
villarroblense de teatro independiente y experimental La Troya41.
Muy activo estuvo también el grupo de teatro Abraxas, combinando
actuaciones y conferencias, y apostando por una organización democrática y
sin dirección escénica con miembros salidos de otros grupos teatrales como
Niebla, Herta o Besana42.
Entretanto, las librerías iban a jugar un papel destacado proporcionando
literatura y espacios para el debate en un tiempo de apertura. La Librería
Delta (1973) fue la pionera en Albacete de un concepto más amplio para lo
habitual en este tipo de establecimientos, acogiendo actividades culturales
diversas durante lo breve de su existencia:
Entre las actuaciones que llevamos a cabo hubo exposiciones
de pintura y recitales de cantautores como Pedro Piqueras, quien
cantaba aquello de “quiero un martillo para romper la cadena”…
El día de la inauguración nos encontramos dos “grises” en la puerta
y pensamos que nos la habían cerrado antes de abrir. Luego nos
enteramos de que uno de nosotros había invitado al gobernador
civil, Federico Gallo.
Así lo comentaba Salvador Jiménez, uno de los fundadores de la librería
junto a Baldomero Lozano, Florián Godes y Bernardo Campillo, entre
40 La Verdad 07/01/77 y 06/10/77. Una muestra de las actividades del cine-club Buñuel
puede ser el ciclo de cortometrajes sobre la República de Cuba (La Verdad, 01/04/77).
41 MARTÍN GARCÍA, 2008b: 77.
42 La Verdad, 16/10/1977.
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ciudadana durante la transición
otros43. Jóvenes simpatizantes de la izquierda, la fundación de la librería
se ha interpretado erróneamente como un intento de organizar el PSOE
local44. Más explícita va a ser la relación de la Librería Popular con el PCE a
través de su gerente Ignacio Martínez, miembro del comité local del partido,
y de María Jesús Roldán, propietaria de la librería y también militante.
La Popular amplió en tiempo e intensidad su dimensión de compromiso
político, uniendo a las actividades de difusión cultural otras de temática política
que incluían visitas de referentes sindicales, políticos o intelectuales como
Marcelino Camacho, Simón Sánchez Montero o Nicolás Sartorius, siempre
con el riesgo de prohibición gubernativa latente, lo que se cumplía con
frecuencia propiciando, paradójicamente, un eco mayor a través de medios
locales como el diario La Verdad. El posicionamiento y la labor de la
Librería Popular fueron alabados por sus contemporáneos y detestado por
una ultraderecha en retirada que no escatimó insultos, pintadas y amenazas
que se concretan en un atentado con bomba el 26 de noviembre de 1976 que
dejó numerosos desperfectos y la sensación de que quedaba todavía mucho
camino que recorrer en el aprendizaje democrático y la tolerancia política de
los albaceteños.
6. Conclusiones
En las líneas anteriores se ha buscado un acercamiento a la realidad
económica y urbana de Albacete en los años setenta como origen de cambios
sociales y políticos. Entre ellos cabe anotar el nacimiento de un movimiento
asociativo inédito hasta entonces, con una importante inclinación vecinal,
y la reorganización de la experiencia sindical y política cortada de raíz por
la guerra civil y la subsiguiente dictadura. Desprenderse del legado cultural
más gris de aquel régimen implicó la participación y el compromiso de
artistas, profesores o profesionales del periodismo, de forma que el cambio
cultural impregna y da sentido al resto de cambios sociales y políticos.
En este sentido podemos afirmar, siguiendo las palabras del sociólogo y
político Juan de Dios Izquierdo, que “Albacete efectúa su propia transición
en la Transición”. Y lo hace con mimbres significativos: asociacionismo,
movimientos cristianos de base, medios de comunicación comprometidos,
conflictividad laboral en aumento o protagonismo de los nuevos líderes
43 SEFT. Entrevista con Salvador Jiménez, 15 de octubre de 2010.
44 Al menos así parece interpretarlo GOMEZ FLORES, 1991: 151.
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políticos y sindicales. Los años ochenta se abrieron así con el optimismo de
una nueva etapa democrática dirigida por gobiernos socialistas tanto en lo
municipal, como en lo autonómico y nacional.
Cabría mensurar en estudios posteriores si la democracia resolvió o
no los retos con los que nacía, y ahí el debate sobre la desmovilización
ciudadana y la acción de los partidos sobre ella puede ser un punto de interés
susceptible de ser analizado desde lo local, aunque previsiblemente con la
normalización democrática se pierda parte del encanto de los momentos de
gestación. Retomando la cuestión urbana, punto de partida de este texto,
podemos lanzar algunas ideas sobrepasando el límite temporal del trabajo.
Así, la transformación urbana de la ciudad en la última década ha contribuido
a una mayor homogeneización del espacio, y en ello ha tenido mucho que
ver la intervención decidida sobre la carretera de circunvalación a través del
proyecto de remodelación integral bajo la alcaldía del socialista Manuel Pérez
Castell, que ha mejorado la fisonomía de la vía integrando esas dos ciudades
hasta entonces separadas por un “muro de Berlín”, en acertada expresión
de Salvador Jiménez. El afán constructivo del siglo XXI ha abierto nuevos
espacios a la edificación en sectores como los de la Facultad de Medicina o el
centro comercial Imaginalia, por lo que precisamente esos hitos urbanos se
convierten en ejes generadores de urbanismo hacia la periferia, atrayendo a
familias jóvenes. De esta forma, el envejecimiento y la inmigración aparecen
como factores a tener en cuenta en zonas tradicionales como el ensanche,
mientras la segregación social, étnica, cultural y económica sigue latente
aún cuando su componente espacial haya quedado parcialmente diluido.
El estudio del espacio urbano puede ayudarnos a enfrentarnos al pasado
histórico de nuestra ciudad, pero también al futuro de la misma.
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