Editorial FALTA DEFINIR EL PLAN DE CRECIMIENTO PARA APROVECHAR EL AJUSTE Este numero de la revista FACES aparece cuando el país entra en una nueva fase, marcada por el anuncio de un paquete de medidas, por parte del gobierno nacional, que puede convertirse en una oportunidad para relanzar una discusión de ideas acerca de las perspectivas nacionales de crecimiento y desarrollo. Con las medidas económicas del 15 de abril, y la noticia posterior del finiquito del acuerdo con el FMI, el gobierno del presidente Caldera pareció salir de una situación de graves indefiniciones económicas, que venia provocando un amenazante incremento inflacionario en el marco de una parálisis del aparato productivo y una agudización explosiva de la pobreza. Este comportamiento mediocre de la economía había sido motivo de insistentes criticas, tanto de los especialistas como de la oposición política, que insistía en exigir del gobierno un conjunto de decisiones, difíciles, pero necesarias, para restablecer en cierta medida la salud de la economía venezolana, atacando principalmente dos cuestiones: la inflación y el déficit fiscal. En líneas muy generales, se podría decir que se produjo un consenso en tomo de la necesidad de las medidas económicas dictadas por el gobierno el 15 de abril pasado. El desmontaje de los controles de cambio y de precios, así como el aumento de la gasolina, eran acciones que desde hacia tiempo recomendaban los especialistas y exigía la oposición. Bajar la inflación y enjugar el déficit fiscal aparecían siempre como las metas mas importantes a conseguir con cualquier acción gubernamental en el cambo económico. Como dijera el hoy ministro de CORDIPLAN , Teodoro Petkof, en un foro en nuestra facultad, el margen de maniobras para una política heterodoxa se había cerrado hacia tiempo. Entre tanto, muchas voces se habían levantado para señalar que el nuevo "paquete" debía haber sido implantado hacia tiempo ya y que su aplicación tardía era muestra, o de incapacidad o de irresponsabilidad, debida al entrampamiento con un discurso demagógico que databa de las pasadas elecciones presidenciales. Otros señalamientos críticos respecto a las medidas se refirieron a su carácter exclusivamente fiscal, a la falla de las definiciones sectoriales, a la inexistencia de una perspectiva de crecimiento o de desarrollo. Algunas indefiniciones afectaron también las medidas, tales como la referida al régimen de las prestaciones sociales, la política comercial y el proceso de privatizaciones. Miguel Ríos, por ejemplo, observaba que el corte del programa era típicamente de "ajuste macroeconómico", mas que un programa de ajuste estructural, puesto que faltaban una políticas económicas del desarrollo, medidas para promover el ahorro interno y para crear competitividad en la economía. Incluso como ajuste macroeconómico, las medidas dejaban mucho por definir, como el régimen de las prestaciones sociales, la política cambiaria y comercial, y la privatización. Emeterio Gómez, por su parte, denuncio el corte exclusivamente fiscalista del "paquete", lo cual olvida aspectos fundamentales como la privatización. La inexistencia de una visión de desarrollo en los anuncios gubernamentales lo atribuye Gómez a la falta de voluntad política del gobierno para aplicar las medidas, lo cual ha determinado que su conducta sea completamente a "contragolpe". Otro critico de las medidas fue Tobías Nóbrega, asesor de la Asociación Bancaria, quien califico al paquete de mediocre, por el atraso con que fue aplicado y sus deficiencias. El gobierno pareció apostar al efecto que en las expectativas de los agentes económicos, debían provocar sus pasos, empezando por el cambio de gabinete del 12 de marzo, y-culminando con el anuncio del acuerdo con el FMI. Una y otra vez se hablo del problema de la recuperación de la confianza. Para ello, el gobierno mostró su convicción de que las medidas de liberalización, sumadas a las declaraciones de los organismos multilaterales, en especial el FMI, el BID y al BM, abrían un nuevo capitulo para la economía nacional. De esta manera, el gobierno pretendía desarrollar una política dirigida principalmente a mejorar las expectativas de los agentes económicos para incentivar la utilización mas intensiva de los factores productivos, especialmente la inversión. Con ello evidenciaba, no solo un olvido imperdonable del problema a largo plazo del crecimiento económico, sino una confianza ciega, irresponsable, en los mecanismos del libre mercado. Una conversión extraña en una dirigencia que hasta entonces había confiado demasiado en el dirigismo del estado. De un extremo se paso al otro. En su afán de atraer inversiones a cualquier precio, el presidente de PDVSA, Luís Giusti, llego a proponer la venta en el mercado de valores del 15% de las acciones de la empresa petrolera, aun antes de resolver la privatización de las industrias básicas de Guayana. La razón de esta iniciativa, que echa de lado de paso toda una cultura política, tiene una motivación clara: atraer a los inversores ofreciéndoles la "gallinita de oro" del país: el petróleo. Por supuesto, no es cuestión de defender a ultranza la propiedad estatal sobre la industria petrolera, a nombre de un nacionalismo silvestre. Se trata mas bien de que se esta decidiendo la suerte de nuestros hijos, con una ligereza impresionante. Es urgente entonces abordar la discusión acerca de las alternativas de crecimiento y de desarrollo del país, y no dejar las definiciones a las reacciones incoherentes de un gobierno que no encuentra como salir de una profunda crisis, que ha echado abajo un modelo que ha tenido varias décadas de vigencia. EL PROBLEMA DEL CRECIMIENTO Y DEL DESARROLLO En el INFACES (Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales), estas medidas de ajuste macroeconómico fueron concebidas para resolver problemas coyunturales, de corto plazo. Esto era necesario, pero no suficiente, por cuanto se requiere tener una visión de mayor aliento, que establezca las condiciones para el crecimiento económico. Solo así podremos afrontar situaciones como la caída de los ingresos de la población al nivel que tenían en los inicios de los años sesenta. La mayoría de los enfoques que se han dado a conocer hasta ahora son cortoplacistas, lo cual evidencia una visión anacrónica, keynesiana. Nadie hasta ahora ha planteado la cuestión del crecimiento. Todos se reducen a entenderlo únicamente como el resultado del aumento de las inversiones publicas o privadas, el crecimiento de la población y en general de los factores productivos, como la explotación petrolera. No se han considerado otros factores del crecimiento. Uno de ellos es la tecnología. El progreso tecnológico no cae del cielo como el maná. Solo se posibilita con una política clara del estado que incentive de diversas maneras la inversión en este campo. Pero además el estado debe invertir en el capital humano, en términos de una mejor educación, entrenamiento formal e informal, educación para el trabajo, mejoras en los puestos de trabajo, mejor salud, etc. El estado debe garantizar esto. La economía de mercado no garantiza la asignación optima de los recursos. Hay que desarrollar políticas que permitan las innovaciones y la adaptación de tecnologías. Esto puede hacerse mediante distintos instrumentos: subsidios, exenciones, etc. Las universidades pueden aportar a este progreso mediante las investigaciones básicas que el sector productivo posteriormente puede desarrollar. Un capitulo inevitable de esa inversión en el capital humano es la educación. Existe un consenso acerca de la situación lamentable de nuestro sistema educativo. El propio gobierno, a través del Ministro Cárdenas, ha dado a conocer interesantes planteamientos de reestructuración que atienden a hacer énfasis en la calidad, después de todo un periodo en el cual la masificación había sido la prioridad. La solución del problema magisterial puso a la orden del día otra cuestión a la cual debe dársele pronta solución, en perspectiva de ese mejoramiento de la educación, una remuneración justa del maestro, que permita una dignificación de la carrera, para atraer a lo mejor de la población había esa ocupación, como corresponde a un país que se dispone a desarrollarse. Otros aspectos de una política integral de crecimiento debiera tomar en cuenta las instituciones y la población. No solo garantizar un marco jurídico estable y confiable, sino también emprender importantes reformas en el sistema judicial y administrativo, la descentralización, etc. En cuanto a las políticas de población, el INFACES llama la atención sobres las pésimas tendencias demográficas que se detectan hoy día, cuando, por una parte, se fugan los cerebros y la población joven y sana que constituía una importante potencialidad de trabajo, y por otro lado solo crece la población en los sectores marginales, que no están en capacidad de aportar al desarrollo y ni siquiera pagan impuestos. Tampoco se promueve la inmigración de nacionalidades que nos interesen, como se hizo en las décadas del cuarenta y del cincuenta, cuando ingresaron al país migrantes que enriquecieron nuestra vida cultural. Se debe discutir seriamente estos problemas, incluso proponer el control de la natalidad en los sectores mil empobrecidos, para ir abriendo caminos a una Venezuela en crecimiento, porque si no, nos veremos obligados a asumir ajustes sucesivos con un país cada vez mil pobre. En este numero, incluimos un articulo del economista Emilio Medina acerca de la virtual resurrección de la teorías del crecimiento, junto a otro trabajo de Rafael Lucena en torno a la ayuda para el desarrollo. Estas exposiciones preparadas por miembros del INFACES, muestra la preocupación de nuestro instituto en abordar estos temas. Otros trabajos de gran interés son el del profesor Winston Guedez acerca de la experiencia de los gobiernos regionales de Aragua y Zulia, el de Jesús Puerta sobre los cambios en nuestra cultura política, así como las agudas observaciones del profesor Osmel Ramos relativas al aumento de la gasolina. También, incluimos el trabajo del Dr. Freddy Bello acerca de una nueva modalidad de investigación: la tecnológica. Estos otros trabajos conforman una colección de interesantes estudios con los cuales contribuimos a alimentar la vida intelectual de la comunidad científica de las Ciencias Sociales.