Universidades y desarrollo económico

Anuncio
UNIVERSIDADES Y DESARROLLO ECONOMICO∗
Jorge Katz. Departamento de Economía, Facultad de Economía y Negocios,
Universidad de Chile
Nuevos roles de las universidades en la
creación y difusión de tecnología
Reflexiones sobre el caso Chileno
1. Introducción
En el curso de las dos últimas décadas diversos países desarrollados han introducido
cambios de gran significación en el régimen de incentivos con que buscan inducir a sus
universidades y centros de investigación a explorar nuevos territorios de interés público
– desertificación y clima, envejecimiento poblacional, sustentabilidad medio-ambiental,
etc. - y nuevas formas de vinculación con el aparato productivo. Los incentivos se
orientan a mejorar el desempeño de las universidades en estos nuevos campos y roles
sociales, fomentando el compromiso de aquellas no sólo con su misión fundamental de
formar recursos humanos calificados - en los niveles de pre y postgrado – y de hacer
esfuerzos de investigación, sino también de relacionarse más profundamente con la
sociedad y con las “fuentes” o determinantes del desarrollo económico.
Tales acciones no han estado exentas de tensiones, marchas y contramarchas, en un
medio que se caracteriza por el papel que cumplen la inercia y el “path dependency”
institucional con el que normalmente operan estas organizaciones. En el centro del
debate se encuentra la vieja discusión sobre autonomía de las universidades respecto al
gobierno central y su independencia para diseñar sus estrategias de enseñanza e
investigación de largo plazo sin mayor ingerencia de la autoridad pública. Éste es un
debate que tomará forma en los albores del siglo pasado y que se ha constituido en uno
de los rasgos característicos del modelo de organización y comportamiento de las
universidades en el mundo. Y, sin embargo, el Estado crecientemente va adoptando
nuevos mecanismos de regulación y formas de financiamiento que no son un factor
menor en la determinación de la conducta de las universidades, mas allá de su
autonomía formal. Éstas, por su parte, responden a los incentivos con un variado
espectro de comportamientos dependiendo de su propia institucionalidad, historia,
prácticas de gobernanza, liderazgo de sus directivos, contactos al interior de la sociedad,
entre otros muchos aspectos.
El presente trabajo está dividido en cinco secciones. En la Sección 2ª examinamos
brevemente la literatura internacional en la materia. En la Sección 3ª prestamos atención
a la evolución reciente del escenario Chileno. En el curso de las últimas dos décadas
∗
Documento elaborado para el Seminario ADI “Educación para el desarrollo en América Latina”,
organizado por CIDOB, CEPAL y SEGIB los días 5 y 6 de noviembre de 2010 en Barcelona. Este trabajo
no ha sido sometido a revisión editorial por lo que se prohíbe su citación sin la autorización expresa del
autor.
1
éste ha sufrido cambios importantes en materia de estructura y comportamiento de los
mercados universitarios, tras la apertura y des-regulación de la industria educativa. En la
Sección 4ª examinamos las distintas estrategias de mercado seguidas por distintas
universidades Chilenas en años recientes para ganar participación en los mercados de
educación y de investigación. Prestamos especial atención al caso de las universidades
de investigación, que son un grupo reducido del total de universidades Chilenas.
Ejemplificamos con un estudio de casos en el campo de la producción vitivinícola y
frutícola. En la Sección 5ª cerramos el trabajo con algunas reflexiones de carácter
general resultantes de la presente investigación.
2. Las universidades y el desarrollo económico
Breve reseña de la literatura internacional.
Durante un largo período – entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX – los
determinantes del desarrollo económico no formaron parte de las preocupaciones
centrales de los economistas profesionales. La contribución seminal de Solow-Swan a
mediados de los años 1960 pone el viejo tema clásico – ¿Por qué algunos países crecen
mas rápido que otros? – en el centro del debate contemporáneo.
Siguiendo la huella de dichos autores los avances de investigación en las dos décadas
subsiguientes relacionados con los determinantes del crecimiento se dieron en el marco
de un modelo de equilibrio en el que la economía se desplaza a lo largo de un sendero
inter-temporal óptimo, haciendo uso eficiente de sus recursos. Esa lectura de los
procesos de desarrollo supone la entera racionalidad de los agentes económicos,
perfecta información de los mismos acerca de los eventos futuros, ausencia de
incertidumbre y perfecto comportamiento de los mercados (Solow, 1988). En dicho
escenario el cambio tecnológico – motor indiscutido del proceso de crecimiento – es
exógeno al sistema productivo y cae gratuitamente sobre la economía, como “manna”
del cielo. El mundo de Solow-Swan – y aun el de sus seguidores contemporáneos en el
marco de la Moderna Teoría del Crecimiento, como P.Aghion o R.Makiew - carece de
una verdadera teoría del cambio tecnológico que arroje luz sobre los determinantes
últimos de la conducta innovativa, y sobre el papel que en relación a esta cumplen
diversas organizaciones e instituciones de la sociedad.
Respecto a las primeras – las organizaciones – observamos que algunas de ellas - las
universidades, los institutos públicos de I&D, las agencias regulatorias del Estado, los
sindicatos y otros – muchas veces ni siquiera operan en base a lógicas convencionales
de mercado, lo que no impide que cumplan un papel importante como determinantes del
comportamiento tecnológico e innovativo de la economía. Respecto a las segundas –
las instituciones, definidas a la D.North como reglas del juego - tampoco la teoría
recibida es completamente clara en lo que atañe al papel que desempeñan las leyes de
propiedad intelectual, los regímenes diferenciados de incentivos en que operan distintos
sectores productivos, entre otros factores, como fuerzas determinantes de la conducta
innovativa.
La falta de una verdadera teoría explicativa de la conducta innovativa y el cambio
tecnológico, y el hecho de que el conocimiento sea típicamente un bien no rival y no
enteramente apropiable respecto al cual las reglas de mercado solo funcionan de manera
muy imperfecta, ha llevado a un extenso sector de la profesión a buscar una
2
aproximación diferente a la cuestión de cuales son los factores dinámicos que explican
el crecimiento. La búsqueda de un paradigma alternativo ha dado origen a una metáfora
“evolucionista” (neo-Schumpeteriana) sobre las fuerzas que motorizan la innovación y
el cambio tecnológico, en la que el crecimiento es explicado por ciclos recurrentes de
creación/destructiva y por discontinuidades en los regímenes tecnológicos y
competitivos en que funcionan distintas actividades productivas, regiones o países.
Dichos cambios en los regímenes tecnológicos y competitivos ocurren a raíz de
transformaciones en el cuadro institucional y en los incentivos en que opera la industria,
región o país en cuestión. Lejos de ver el crecimiento como un proceso de equilibrio y
sin instituciones esta lectura neo-Schumpeteriana plantea la necesidad de usar el
lenguaje Darwiniano de la selección, donde la competencia actúa como filtro selectivo,
y el proceso de creación de diversidad en la economía constituye el camino por el cual
algunos países, regiones o industrias tienen mas éxito que otros. Se crea diversidad
cuando se abren industrias nuevas, cuando irrumpen en la escena productiva nuevas
empresas que traen consigo productos, procesos productivos o formas de organización
de la producción novedosos. En el largo plazo se comportan mejor aquellos núcleos
sociales o comunidades que logran por esta vía crear mas diversidad, y que hacen de la
competencia el filtro selectivo que gobierna el ciclo recurrente de creación destructiva.
Se abandona así la metáfora del “agente representativo”, y de los mercados bien
comportados, y se entra en un escenario analítico alternativo en el que las diferencias de
comportamiento entre agentes1, la búsqueda de “lo nuevo” bajo condiciones de
imperfecta información e incertidumbre y las rentas monopólicas derivadas de la
innovación constituyen parte importante de la explicación del desarrollo.
En el proceso de avanzar en esta dirección los autores evolucionistas desarrollan la idea
del Sistema Nacional de Innovación al que definen como el locus o entramado de
organizaciones e instituciones que inciden sobre el comportamiento innovativo y
tecnológico de la sociedad (Nelson y Winter, 1982).
Las universidades aparecen como un actor central del Sistema Innovativo de toda
economía. Ellas cumplen al menos tres funciones básicas: Se encargan, por un lado, de
formar recursos humanos calificados en una extensa variedad de disciplinas y campos
del saber. Por otro lado, realizan esfuerzos de I&D científico-tecnológico explorando las
fronteras del conocimiento humano y, por último, producen un conjunto de bienes y
servicios públicos – de consumo individual o colectivo - relacionados con la cultura, la
salud y el envejecimiento de la población, el cambio climático, el avance de la
desertificación, la preservación del medio ambiente, entre otros. Tal como decíamos
previamente, se trata de organizaciones complejas que, en parte, responden a reglas de
mercado, pero en parte también a nociones mas difíciles de definir como “misión” (o
creación de identidad nacional), aspectos mas etéreos que no siempre responden a la
metáfora convencional de los precios.
1
Ya en 1959, en su libro sobre la Teoría de la Firma, E.Penrose argumentaba que las firmas
(universidades, en nuestro caso), derivan sus ventajas de las imperfecciones del mercado y que a raíz de
ello es la heterogeneidad y no la homogeneidad entre los agentes lo que explica por qué algunos son mas
exitosos que otros. (E.Penrose, 1959)
3
Es sobre este actor del sistema innovativo nacional que nos ocuparemos en este estudio,
comenzando por preguntarnos cómo se genera la agenda o estrategia de
comportamiento de largo plazo de estas organizaciones y cuánto la misma puede ser
influida por acciones de política pública interesadas en mejorar el desempeño
tecnológico de la sociedad?. Veamos primero qué es lo que la literatura internacional
nos sugiere en este sentido?
Como muchas veces ocurre en el mundo de la investigación la identificación de un
objeto de estudio, y una primera mirada casual al mismo, nos lleva a descubrir una
enorme cantidad de detalles en los que no habíamos reparado previamente, y en los que
nuestra comprensión de la realidad es mucho menor de lo que pensábamos. A poco que
nos planteamos la pregunta de cual es el papel que la universidad cumple al interior del
sistema innovativo de la sociedad y, de manera más general, con el desarrollo de la
misma, emergen interrogantes tales como: ¿Qué es la universidad como organización
social y productiva? ¿Cuántos tipos distintos de universidades podemos encontrar en la
práctica? ¿Qué bienes y servicios producen? ¿Cuál es el régimen de incentivos al que
responden y que diferencias se observan en este sentido entre distintos tipos de
universidades? ¿Cómo se construye la “agenda” de comportamiento de estas
organizaciones y cuánto dicha agenda responde a una idea de “misión” de largo plazo
como núcleo repositorio del conocimiento en la sociedad y/o a la disponibilidad de
recursos? ¿Qué nos dice la literatura recibida acerca de cómo estas cuestiones se
discuten en otros países? A estos temas nos dedicamos primeramente.
2.1. El papel de la competencia como determinante del comportamiento de las
universidades
En el Cap.3 de su libro sobre los escritos de J. Schumpeter (The Graz Schumpeter
Lectures, Routledge, 2000) N.Rosemberg examina comparativamente el
comportamiento de las universidades norteamericanas con las de Europa Continental –
Italia, Francia, Alemania – e identifica un aspecto crucial relacionado con el papel que
la competencia juega determinando la estructura y comportamiento de estas
organizaciones en ambos lados del Atlántico. Creemos importante comenzar esta
revisión bibliográfica resaltando el papel que la competencia juega como determinante
de la agenda de largo plazo de estas organizaciones.
Mayor competencia, tanto en los mercados de enseñanza como en los de investigación,
y la mayor movilidad de los recursos humanos calificados entre universidades
constituyen, en opinión de Rosemberg, factores cruciales para comprender el distinto
comportamiento de las universidades de EEUU vis a vis las de Europa continental. La
necesidad de responder a la competencia otorga al sistema universitario norteamericano
mayor agilidad de respuesta a las necesidades del sistema productivo y a la oferta de
recursos concursables de investigación. Por el contrario, las universidades de Europa
continental - Italia, Alemania y Francia - son vistas como organizaciones mas lentas,
burocráticas y alejadas del juego competitivo en la medida en que el pago a los agentes
productivos se da más por seniority, que por desempeño, y que una parte importante de
los esfuerzos de I&D se lleva a cabo fuera de las mismas, en institutos especializados
como son las Max Planck Gesellschaften de Alemania, o el CNRS (National Centre for
Scientific Research), CEA (Energy Commission), el INSERM (National Institute for
4
Health and Medical Research) o el Instituto Pasteur, en Francia. En resumen, las
universidades norteamericanas parecen cumplir un rol más dinámico en la transferencia
de tecnología al aparato productivo principalmente porque operan en un medio más
competitivo y exigente.
Tras alcanzar dicha conclusión Rosemberg confronta el hecho de que no estamos frente
a un rasgo estático y universal sino frente a un tema condicionado por el momento
histórico y la disciplina que examinamos. En ese sentido Rosemberg advierte que su
argumento sobre el papel de la competencia como determinante de la agenda se refiere
más a la etapa de post guerra, en que el sistema innovativo norteamericano – y las
universidades como agentes del mismo – alcanzan un desempeño muy superior al de
Europa Continental en términos de Premios Nobel recibidos, papers publicados,
citaciones y demás. Hubo épocas, sin embargo en que ello no era así – dice Rosemberg y en que en determinadas disciplinas – la química o la aeronáutica, por ejemplo –
Europa tenia centros de excelencia de primera línea en sus universidades. Dice dicho
autor al respecto: “Ingeniería Química es especialmente interesante porque en los años
cuarenta del siglo XX Alemania fue lejos el país dominante en las ciencias químicas. La
cantidad de Premios Nobel en Química en Alemania comparado con Estados Unidos
nos aporta muchos antecedentes. Hasta 1939 solamente tres estadounidenses habían
obtenido el Premio Nobelen Química, comparado con quince de Alemania y seis del
Reino Unido y Francia. Entre 1940 y 1994 treinta y seis estadounidenses recibieron el
Premio Nobel de Química, mientras que el Reino Unido fue segundo con diecisiete,
Alemania tercero con 11 y Francia con sólo uno” (N.Rosemberg, Op.Cit.2000).
Siendo esto así, ¿a qué atribuiríamos los cambios en el tiempo? Varios autores han
intentado contestar esta pregunta – H.Etzcovitz, Research Policy (2000), por ejemplo –
encuentra que lo ocurrido responde a cambios en el cuadro institucional en que operan
los agentes productivos. Observa, en este sentido, que EEUU sufre un fuerte cambio en
las instituciones que regulan el comportamiento del sistema innovativo a mediados de
los años 1970, tras percibir el impacto de lo que se diera en llamar el “slow down” de la
productividad norteamericana, lo que autores como R.Nelson y D.Wright denominaran
“la erosión del liderazgo tecnológico norteamericano en la Post Guerra” (Nelson y
Wright, Concergence on Productivity, 19).
La percepción de este hecho induce al gobierno norteamericano a adoptar una actitud
más restrictiva en lo que se refiere al bloqueo del flujo de tecnología hacia el resto del
mundo. Esto deriva en los nuevos planteamientos sobre propiedad intelectual que
EEUU lleva a la Ronda Uruguay del Gatt a mediados de los años 1970, los que
posteriormente se profundizan en la actual Ronda de Doha, hasta concluir en los
acuerdos TRIP y TRIP Plus, que contemporáneamente marcan el “estado del arte” en la
materia a escala planetaria. Estas nuevas disciplinas e instituciones en el ámbito de la
propiedad intelectual, acaban tomando forma jurídica en los numerosos tratados
bilaterales de comercio que EEUU firma con distintos países del mundo en años
recientes, extendiendo el ámbito de lo patentable y profundizando las sanciones por
incumplimiento de las normas. Es en dicho contexto institucional que EEUU aprueba la
Bayh-Dole Act en 1980, introduciendo la posibilidad de que las universidades de dicho
país – y sus investigadores – puedan registrar a su nombre creaciones tecnológicas
resultantes de programas de I&D financiados con recursos fiscales. Esto crea un enorme
estimulo al “rol empresarial” que las universidades norteamericanas van adquiriendo en
5
las ultimas décadas impulsando el “spin-offs” de empresas de base tecnológica, la
apertura de incubadoras y parques tecnológicos y, de manera mas general, la
comercialización de tecnología cubierta por patentes y acuerdos de licencia.
La idea de que las instituciones de una sociedad dan forma al clima competitivo en que
esta opera, y que este último condiciona de manera profunda el accionar de sus
universidades como agentes del sistema innovativo de la comunidad nos resulta
especialmente atractiva para mirar desde allí el caso de las universidades chilenas. En
una sección posterior del trabajo incursionaremos en estos temas.
Chile muestra que en el curso de las dos últimas décadas la “industria” universitaria ha
ido transitando hacia un modelo más competitivo, tanto en el acceso como en el uso de
fondos. Ha ido disminuyendo el aporte fiscal directo en términos relativos, y
aumentando la fracción de los recursos totales que las universidades obtienen de
aranceles estudiantiles, venta de servicios y fondos concursables. En todas y cada una
de estas fuentes de fondos las universidades deben competir por recursos y esto ha
tenido – y lo seguirá teniendo a futuro – un fuerte impacto en las estrategias
competitivas de las mismas y en la conformación de la agenda de mercado de cada una
de ellas. En otros términos, los cambios en el régimen institucional en que se
desempeñan las universidades chilenas desde la apertura, y desregulación de los
mercados universitarios, lleva a que la competencia juegue un rol de creciente
importancia como determinante del funcionamiento de esta “industria”. Las distintas
universidades – públicas y privadas, metropolitanas o regionales, “grandes” o “chicas”
– se ven obligadas a competir en remuneraciones y condiciones de trabajo para atraer
personal calificado y alumnos de mejor calidad en la búsqueda de nuevos recursos vía
fondos concursables, donaciones y demás.
La transición que el modelo universitario chileno está experimentando desde el mundo
del financiamiento fiscal, al mundo del mercado en el que los recursos se obtienen
compitiendo por ellos claramente esta induciendo a estas organizaciones a buscar
innovaciones de producto – nuevas carreras y nuevas modalidades educativas más
acordes con los requerimientos del mercado (carreras más cortas, más volcadas a
formaciones técnicas y no académicas, por ejemplo), así como nuevas agendas de I&D
más cercanas a los requerimientos del aparato productivo – acuicultura, vitivinicultura,
etc. - o a las necesidades últimas de la sociedad – envejecimiento poblacional,
desertificación, clima y medio ambiente, música y bienes culturales..
Establecido lo anterior, es importante comprender, sin embargo, que no todas las
universidades están igualmente equipadas para jugar este juego competitivo y diseñar su
estrategia respondiendo a condiciones competitivas más exigentes. La “historia cuenta”
y la inercia (path dependency) se transforma en un factor condicionante de gran
importancia, determinando que es lo que cada universidad puede hacer, más allá de lo
que dice que va a hacer. El prestigio histórico, la calidad de los planteles de profesores,
los laboratorios y equipos experimentales con que cuenta, los interlocutores con que
cada universidad “dialoga” al interior de la sociedad - incluidas las vinculaciones con el
mundo empresario, eclesiástico, entre otros – influyen en como distintas universidades
pueden jugar en el marco de las nuevas reglas competitivas. Su comportamiento no
cambia “de la noche a la mañana” como muchas veces se supone en los modelos sin
tiempo o costo que manejan los economistas.
6
La introducción de innovaciones en el currículum de enseñanza y en la agenda de
investigación, necesariamente implican cambios internos en la estructura y
comportamiento de las universidades. Contratación de profesores, montaje de
laboratorios, instalación de la enseñanza de post-grado, etc. deben verse como procesos
de largo plazo, cargados de avances y retrocesos. Lejos de estar frente a un sendero de
comportamiento óptimo lo que aquí predomina es el ensayo y error influidos por la
lucha institucional y el juego político al interior de las organizaciones. Muchas veces es
la influencia personal que determinados individuos tienen en una cierta coyunturas
institucional la que consigue cambiar la agenda de una organización y ponerla en un
nuevo sendero de comportamiento de largo plazo.
2.2 Los nuevos roles empresariales de las universidades
Admitido el hecho de que la competencia y el régimen institucional inciden sobre el
comportamiento y la agenda de estas organizaciones encontramos una posible
explicación a la aparición de lo que se ha dado en llamar la “tercera misión” de las
universidades – además de la enseñanza y la investigación – que se expresa a través de
la creación de Oficinas de Transferencia Tecnológica, los “spin-off” de empresas de alto
contenido tecnológico, la instalación de parques tecnológicos e incubadoras de
empresas. Nos preguntamos a continuación como todos estos desarrollos se compaginan
con la noción de que es lo que es una universidad.?. Mientras que algunos autores creen
ver en estos nuevos roles empresariales formas novedosas de comportamiento de la
vieja universidad Humboltiana que reflejan la transición que el ser humano está
experimentando en muchos otros planos a la “sociedad del conocimiento” otros autores
atribuyen estos nuevos roles a cambios que – endógenamente - las universidades han
comenzado a experimentar como agentes pro-activos del desarrollo (H.Erzkowitz en su
pionero trabajo de 2002 ´MIT and the rise of Entrepreneurial Sience (Routledge, 2002),
plantea esta forma alternativa de mirar los nuevos roles empresariales de la
universidad). Cuáles son los factores determinantes de estos nuevos roles
empresariales?
R.O´Shea et. al. en un estudio publicado en 2005 en Research Policy encuentran que los
factores determinantes de esta nueva orientación de las universidades son tanto
macroeconomicos – y por lo tanto de carácter “general” - como también “universidadespecíficos” En relación a los factores “macro” dichos autores vuelven a los temas
institucionales previamente mencionados - la Bayh-Dole Act de 19802 , la aparición de
un mercado fluido de “capital de riesgo” en regiones como el Silicon Valley o la Ruta
128 de EEUU, o la naturaleza High Tech (por definición, más cercanas a la vida
universitaria) de algunas de las industrias que han ido tomando el liderazgo de la
2
Es importante notar las fuertes diferencias que median entre países en términos de la propiedad
intelectual por parte de las universidades. “ El Reino Unido provee una estructura de incentivos
financieros y políticos para fomentar la actividad empresarial en las universidades. En Suecia, Italia y
Finlandia, las universidades no poseen el IPR de su staff, mientras que en contraste, en el Reino Unido
desde 1985 cada institución ha sido dotada de atribuciones para definir sus propias reglas sobre propiedad
de patentes. En Francia, fue Orly (suburbio de París) en 1999 que un spin offs hizo posible el cambio de
la Ley Allegre, aunque los laboratorios nacionales habían sido dotados mucho antes para hacerlo.
(H.Lawton Smith y K.Ho. Op.Cit. Research Policy 2006.,
7
transformación tecnológica reciente – biotecnologías, industrias de los nuevos
materiales, microelectrónica y ciencias de la computación. Esta es la explicación que
encuentran a los nuevos roles empresariales de universidades como Cambridge u
Oxford, en el Reino Unido o MIT, Stanford y Columbia en EEUU. Son universidades
de alto prestigio que posen departamentos y un plantel académico de primera línea, que
les permite aprovechar significativamente el nuevo cuadro científico-tecnológico
vigente en el mundo. Si bien el argumento hace sentido no parece ser toda la
explicación de lo observado. Aun dentro del conjunto de universidades “grandes”, y de
alto prestigio, algunas son más exitosas que otras en moverse en la dirección que
comentamos, en tanto que un tercer grupo de universidades ni siquiera lo intenta. ¿Por
qué estas diferencias de comportamiento?. Parecería entonces que junto a los
determinantes “genéricos” operan también fuerzas mas micro – “universidadespecíficas”- que inciden sobre el comportamiento de estas organizaciones. En este
sentido, los incentivos que cada universidad emplea, para inducir a sus profesores y
departamentos a adoptar una conducta académico-empresarial mÁs pro-activa, también
parecen explicar por qué algunos elencos universitarios son más propensos que otros a
moverse en esa dirección. La mayor o menor flexibilidad que la universidad otorga a
sus planteles profesionales para usar su tiempo en enseñanza, investigación o
consultoría, y la manera cómo se busca conciliar aspectos de excelencia académica –
papers, citaciones, etc.- con beneficios pecuniarios individuales o grupales, parece tener
mucho que ver con el éxito o fracaso que distintas universidades alcanzan en desarrollar
estos nuevos roles de mercado.
También en este plano, el caso de Chile nos confronta con experiencias interesantes en
materia de UTTOs, “spinoffs” y transferencias de tecnología al medio productivo.
Diversas universidades “grandes”, (y no tan grandes), tanto metropolitanas como
regionales, públicas como privadas, han ido avanzando en años recientes en dirección
al mercado ofreciendo distintos tipos de servicios en ámbitos como acuicultura,
vitivinicultura, minería y otros. Los modelos empresariales que éstas han ido
desarrollando son muy distintos y generan efectos muy diferenciados, tanto para las
universidades que los impulsan como para los núcleos empresarios que los utilizan.
Como ejemplo podemos citar el caso del DICTUD de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, el IDIEM de la Universidad de Chile, y otros casos, quizás mas pequeños,
pero de gran interés relacionados con las Universidades de Talca, Los Lagos, Austral,
Diego Portales, Federico Santa María, y otras. Sobre la base de estos antecedentes, se
podría decir que en el contexto Chileno se está en los albores de una nueva “industria”
de servicios tecnológicos que seguramente seguirá en franca expansión a futuro. El tema
sin duda reclama más investigación si hemos de comprender más acabadamente la
estructura y comportamiento de esta industria y su rol en el desarrollo de la economía
local.
2.3. El factor regional y local
También factores locales y regionales influyen en creación y el desarrollo de nuevas
universidades así como en su agenda de enseñanza, investigación y transferencia de
conocimientos al medio productivo. .
8
Veamos primero el tema de la creación de universidades regionales. La política pública
siempre ha jugado un rol importante en la creación de nuevas universidades. El Morril
Act de 1862 indujo muy temprano en la historia de EEUU la creación de las llamadas
“land-grant universities” por referencia al hecho de que las mismas se creaban en
terrenos fiscales, y en base a recursos públicos, con el propósito de atender a la
formación de recursos humanos y a la realización de esfuerzos de investigación en
temas relacionados con la especificidad de “lo local”. En otros términos, muy temprano
en su historia institucional el sector público norteamericano daba muestras de
comprender que desarrollo económico y universidades deben ir mancomunados ya que
existen numerosas sinergias y externalidades que no deben desperdiciarse.
Un debate parecido se suscita en el contexto británico en el que autores como
M.Shattock, A.Geuna y B.Martin identifican tres tipos de universidades al interior del
sistema inglés de educación superior. (I. Nuñez, Tesis de Maestría, Universidad de
Sussex, Inglaterra, 2006). Están, por un lado, aquellas pertenecientes al denominado
“Russell group” que incluye a 20 universidades “clásicas” y de larga tradición histórica,
del tipo de Oxford y Cambridge. Por otro, aparece el denominado “1994 group”
formado por universidades mas pequeñas, con menos recursos, pero aun importantes
como centros “de investigación”, como son Sussex o Surrey, que surgen en los años
1950 y 1960 a partir de la vocación del gobierno de descentralizar la oferta académica, y
abrir la misma hacia nuevas disciplinas técnicas. Finalmente, existe un tercer grupo de
universidades “de enseñanza” exclusivamente que surgen de la intención de diversificar
la oferta educativa y la creación de capacidades a lo largo de la sociedad y geografía
británica. Geuna, (citado por I.Nuñez, Op.Cit. 2006) escribe: “ la consecuencia ha sido
una polarización del sistema en tres grupos. En el segmento más alto, están las
universidades de la época de pre-guerra. Ellas tienen un estatus más alto que las
restantes, gozan de mayores derechos y privilegios y disponen de más fuentes de
financiamiento. Un segundo grupo está compuesto por la mayoría de las nuevas
universidades. Ellas tienen un menor estatus y menor cantidad de fondos. Estas últimas
desarrollan, principalmente, investigación técnica, usualmente aplicada y orientada a
necesidades regionales” (el subrayado es nuestro). Finalmente, existe un tercer nivel
que incluye el grupo de universidades vocacionales dedicada exclusivamente a labores
docentes”
Como vemos, tanto las necesidades de los aparatos productivos regionales, como la
diversificación y difusión a escala nacional de la oferta educativa y la formación de
recursos humanos calificados con mayor sensibilidad por lo local y regional, aparece
como un componente central de la política publica en la creación de nuevas
universidades, tanto en EEUU como en Gran Bretaña.
También en este ámbito el caso chileno nos muestra rasgos idiosincrásicos que reclaman
atención. Las 14 universidades regionales que surgen a partir del fraccionamiento de la
Universidad de Chile y de la Universidad Técnica del Estado a partir de la reforma del
año 1981, conforman un cuadro institucional que explica el desarrollo posterior de la
capacidad instalada regional – tanto en investigación como en enseñanza – a lo largo de
las últimas décadas en Chile.
Llegados a este punto de nuestra revisión de la literatura internacional parece
conveniente enfocar nuestra mirada en el caso de Chile, y en como las universidades de
9
investigación nacionales construyen su agenda de largo plazo. A ello nos dedicamos a
continuación.
3. El escenrio Chileno. Apertura, desregulación y gradual transformación de los
mercados de educación terciaria
El sistema de educación superior en Chile está compuesto por universidades, institutos
profesionales y centros de formación técnica, además de las instituciones de educación
superior de las Fuerzas Armadas. Las universidades de mayor antigüedad – llamadas
universidades “tradicionales”- fueron fundadas entre 1842 y los años cincuenta,
conformando un sistema mixto, de propiedad estatal y privada. Una característica del
sistema universitario chileno es que hasta comienzos de la década de los ochenta,
existían 2 universidades estatales –Universidad de Chile y Universidad Técnica del
Estado- y 6 universidades privadas –Pontificia Universidad Católica de Chile,
Universidad de Concepción, Universidad Austral, Universidad Católica del Norte,
Universidad Católica de Valparaíso, y Universidad Técnica Federico Santa María- las
cuales dieron origen al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas, CRUCH, que
se creara en 1954.
A inicios de los años 1980 la autoridad militar Chilena abrió y desreguló el mercado de
la educación terciaria. Se autorizó el ingreso de nuevas universidades al mercado pero
se prestó poca atención a la necesidad de un marco adecuado de acreditación de calidad,
que pudiera controlar por los múltiples fracasos de mercado que pueden aparecer en un
campo en el que median distintas asimetrías de información entre prestadores y usuarios
de servicios educativos y prácticas discriminatorias diversas que atentan contra el
bienestar del consumidor.
En el curso de una década ingresaron al mercado de educación terciaria 35 nuevos
planteles educativos. En paralelo a ello el Sector Público fue reduciendo el Aporte
Fiscal Directo que otorga a las universidades del CRUCH. Estas recurrieron al aumento
de aranceles a efectos de financiar sus actividades de enseñanza e investigación.
Al presente operan en Chile 60 universidades – 25 públicas y 35 privadas – prestando
servicios educativos a más de 700.000 alumnos universitarios. Las 25 universidades
públicas reciben aportes fiscales – Directos e Indirectos - para financiar tanto sus
actividades de enseñanza como de investigación. A dichos recursos de origen fiscal
agregan ingresos provenientes de aranceles estudiantiles, donaciones, venta de servicios
- tanto a agencias de gobierno como al sector privado -, fondos de I&D obtenidos por
vía de concursos públicos, y demás. Las otras 35 universidades son estrictamente
privadas, en el sentido de que no reciben aportes del Estado para desarrollar sus tareas.
Las universidades del primer grupo integran un “colectivo” llamado CRUCH (Consejo
de Rectores de las Universidades Chilenas) – que, como se dijo, fue creado en 1954.
Dicho grupo a su vez se subdivide en 16 universidades que son verdaderamente
públicas, en el sentido de que deben rendir cuentas de sus gastos e ingresos a la
Contraloría General de la República, la agencia gubernamental encargada de fiscalizar
ingresos y gastos de las entidades públicas. Sus empleados, tanto profesores como
10
administrativos, son funcionarios públicos y sus compras – desde un simple lápiz hasta
un complejo reactor – deben efectuarse por vía de licitación pública, al igual que en las
restantes reparticiones del estado. Contrariamente a ello las otras universidades públicas
del CRUCH – las del grupo de universidades católicas de Chile – reciben ingresos
fiscales pero no deben reportar a la Contraloría por el uso que hacen de dichos recursos..
Algunas universidades – públicas o privadas, metropolitanas o regionales, etc. – son
relativamente “grandes” (su matrícula alcanza a 20 o 30 mil alumnos), otras son más
pequeñas enrolando una población estudiantil de unos pocos miles de alumnos. Algunas
cubren 50 o 60 disciplinas mientras que otras sólo se dedican a unas pocas
especialidades Un número elevado de universidades no ha cumplido con requisitos
adecuados de acreditación en varias de las esferas que la ley exige – educación de
pregrado, de postgrado, investigación, acercamiento a la comunidad y otros – y por un
período de tiempo relativamente largo, 6 o 7 años por ejemplo. Sólo un reducido
número de universidades ha avanzado por el camino de la acreditación en todos los
campos mencionados y por períodos extensos de 4 a 7 años. El tema de la acreditación
permanece como un campo de alta opacidad en el que los alumnos dispuestos a entrar a
la educación terciaria carecen de adecuada información acerca de los servicios provistos
por cada prestador. Existen aranceles diferenciados por disciplina y especialidad, costos
hundidos de parte de la población estudiantil que no puede moverse libremente entre
universidades portando consigo los créditos alcanzados en una cualquiera de ellas,
escasa indicación acerca de mercados potenciales para los graduados, y demás. La falta
de transparencia milita contra el buen funcionamiento de la competencia y trae
aparejado un alto grado de segmentación en los mercados de educación terciaria.
Se observan muy marcadas diferencias de estructura y comportamiento entre las
universidades locales. Solamente unas pocas son “universidades de investigación”
donde además de enseñanza de pre y postgrado se llevan a cabo tareas de I&D en una
escala significativa. Por el contrario, la gran mayoría de las universidades Chilenas son
solo organizaciones dedicadas a la enseñanza . Pese a ello el factor “competencia” ha
ido crecientemente ganando espacio en el escenario local, tanto en lo que se refiere a
enseñanza como a investigación. Tal como veremos posteriormente las distintas
universidades siguen estrategias diferentes para ganar participación en los mercados,
buscando captar estudiantes y fondos concursables de I&D. Algunas optan por
diversificar su oferta educativa en la dimensión espacial, abriendo nuevos “campus” de
enseñanza a lo largo de la geografía nacional. Otras buscan ampliar el mix de
disciplinas científicas y de formación técnica en que imparten instrucción. Unas pocas
buscan crecer expandiendo su área de investigación y concursando por recursos
publicose de I&D. El mercado se ha vuelto crecientemente competitivo y las distintas
universidades optan por estrategias diferentes para ganar presencia en el mismo, como
en cualquier otro campo de la actividad industrial.
Dos universidades “grandes” de alto prestigio – La Universidad de Chile y la Pontificia
Universidad Católica de Chile – dominan la escena, tanto en enseñanza de pre y post
grado como en investigación. Un pequeño grupo de universidades – públicas y privadas
- de escala más reducida, compite con aquéllas, buscando aumentar su presencia en el
mercado. Entre estas se cuentan – en el ámbito público - la Universidad de Concepción,
la Universidad de Santiago, la Universidad Federico Santa Maria, la Universidad
Católica de Valparaíso, la Universidad Austral. Entre las privadas cabe mencionar la
11
Universidad Adolfo Ibáñez, la Universidad Del Desarrollo, La Universidad Andrés
Bello, La Universidad de Los Andes, la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad
Mayor. Todas estas son Universidades de enseñanza que, gradualmente y de manera
exploratoria, comienzan a incursionar en temas de investigación, pero su escala
operativa es significativamente menor que las dos mencionadas en primer termino.
Como veremos, también su “productividad” es relativamente más baja, tanto en
enseñanza por profesor de JCE como en investigación, sugiriendo la posibilidad de que
medien economías de escala, particularmente en el campo de la I&D. Tras las
mencionadas sigue una larga lista de universidades – tanto públicas como privadas –
más pequeñas en escala y también menos exitosas en términos de la calidad de los
servicios que ofrecen.
3.1. La creación de nuevas universidades
La Tabla Nº1 describe el patrón de ingreso de nuevas universidades al mercado tras la
desregulación del mismo en 1981. El cuadro separa entre Universidades, por un lado,
atendiendo a aquéllas que pertenecen al CRUCH y las privadas, y, por otro, a Centros
de Formación Profesional e Institutos Profesionales, que la legislación Chilena admite
como organizaciones de educación terciaria. .
Tabla 1
Ingreso de nuevas Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Educación
Profesional tras la desregulación del mercado
Chile 1980-20063
Number of
Universidades del CRUCH
1980
1986
1990
1995
2000
2006
8
20
20
25
25
25
3
40
45
39
36
Universidades Privadas
Total de Universidades
8
23
60
70
64
61
Institutos Profesionales CRUCH.
--
4
2
--
--
--
Institutos Profesionales privados.
--
19
76
73
60
43
Total Institutos profesionales.
23
78
73
60
43
Centros de Formación profesional
132
161
127
116
102
178
300
270
240
206
Total de organizaciones
educación terciaria.
8
3
CNAP 1999-2007. El modelo chileno de acreditación de la educación superior. Consejo Nacional de
Acreditación, Santiago 200. Pág. 24.
12
Observamos que se puede hablar de tres etapas o fases diferentes en lo que a morfología
del mercado se refiere. Hay un primer momento en el que el ingreso de nuevos
prestadores de servicios educativos ocurre a un paso sumamente elevado, siguiendo la
desregulación del mercado. La presencia de un alto grado de “demanda insatisfecha” y
la implantación de una política de subsidio a la demanda – créditos reembolsables y
becas, - llevan a que inicialmente los mercados de educación terciaria crecieran a tasas
de dos dígitos por varios años. Nuevos segmentos de población comienzan a ingresar a
la educación terciaria, reflejando una fase de gran expansión de la economía Chilena y,
simultáneamente, un claro proceso de gradual democratización del ingreso a las
universidades nacionales. Esta etapa fue seguida por una segunda fase de desarrollo
sectorial en la que la “industria educativa” va mostrando signos de saturación y se
reduce considerablemente el ritmo de ingreso de nuevos prestadores de servicios. Ello
ocurre en la década de los años 1990. Finalmente, la industria entra en una tercera fase
de su “ciclo de vida” en la que se observa la salida de organizaciones educativas del
mercado, fusiones y adquisiciones de universidades, y la desaparición de numerosos
Centros de Educación Técnica e Institutos Profesionales.
El ingreso de nuevas universidades al mercado ha ocurrido siguiendo dos lógicas muy
distintas. Por un lado, numerosas universidades han optado por lo que aquí hemos
denominado “estrategia de ingreso de bajo perfil” que involucra la apertura de una
nueva institución de enseñanza superior con escaso cuidado por la calidad del proyecto
educativo, prestando solo un mínimo de atención a la infraestructura física, a la calidad
del plantel de profesores, y demás La apertura de nuevos “campus” de enseñanza a lo
largo de la geografía nacional en base a profesores part time traídos desde la Metrópoli
por unas pocas horas del día – “fly-by-night”, en la literatura sobre estos temas – ha sido
frecuente en este segmento de la nueva oferta educativa. En este núcleo de nuevos
prestadores de servicios educativos ha habido poco cuidado por la acreditación de los
servicios. Por otro lado un pequeño número de universidades ha optado por lo que
llamamos “estrategia de ingreso de alto perfil” la que involucra una infraestructura de
“clase mundial”, profesores con graduación de doctorado o máster, y un currículum de
enseñanza cercano al estado del arte internacional. Los aranceles estudiantiles en este
segmento de universidades son superiores a la media del sistema y las mismas dirigen
su oferta a los sectores mas acomodados de la población local. Algunas de estas han
optado en años recientes por iniciar actividades de investigación y desarrollo y han
comenzado a establecer acuerdos de doble titilación con universidades de países
desarrollados.
La naturaleza de ambos modelos educativos es claramente distinta. La estrategia de
“bajo perfil” refleja una conducta de maximización de beneficios de corto plazo influida
por la existencia de demanda excedente en los mercados de servicios de educación
terciaria, y un marco regulatorio sumamente endeble que ha dado escasa importancia a
la acreditación. Ello ha permitido que se desarrollara una extensa industria universitaria
de baja calidad. Por otro lado, la estrategia de “alto perfil” ha dado origen a un pequeño
núcleo de nuevas universidades de alto nivel académico que atiende a los sectores de
mayor ingreso dentro de la sociedad Chilena. En el tiempo esto ha generado un modelo
altamente segmentado de servicios educativos de nivel terciario.
En años recientes comienzan a aparecer signos de saturación en los mercados de
educación terciaria. La industria parece haber alcanzado un “plateau” en el que resaltan
13
el alto grado de oligopolización del mercado educativo, el que aparece dominado por
dos grandes actores - la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica –
cuya posición de mercado se ve crecientemente erosionada por el avance de un pequeño
grupo de universidades de menor escala – tanto públicas como privadas – que
desarrollan técnicas novedosas de competencia para captar una participación creciente
en la oferta de servicios educativos y de investigación. Pese a que en el conjunto del
país la fracción de estudiantes de 19 a 24 años que entra al sistema universitario se ubica
en el entorno al 38% - por debajo de otros países de igual nivel de desarrollo – en los
dos primeros quintiles de la población dicha fracción alcanza a mas del 80%, dando
cuenta del alto nivel de cobertura que la educación terciaria ha logrado en los niveles
altos de ingreso de la comunidad. Ello sugiere que para seguir avanzando en equidad de
acceso será necesario en años futuros examinar con mayor detenimiento tanto los
aranceles estudiantiles como los montos del subsidio a la demanda, si se pretende
alcanzar mayor penetración en tramos de menor ingreso de la comunidad. Cabe recordar
en este sentido que junto a Korea Chile es uno de los países del mundo donde es mayor
la proporción del financiamiento de la educación terciaria que viene de las propias
familias. Éste llega casi al 80% del total del costo de dicha formación (OECD, 2010).
3.2. Subsidio a la demanda y acceso al mercado
El ingreso a las universidades ha sufrido una enorme transformación en Chile en el
curso de las últimas dos décadas. El número de estudiantes pasó de 245.000 in 1990 –
15% del total de jóvenes de 19 a 24 años – a casi 800.000 en la actualidad – 40% del
total de dicho grupo etáreo.
Varias fuerzas explican lo ocurrido en este ámbito. Por un lado, la economía chilena
atravesó una etapa de gran expansión entre 1984 y 1998, alcanzando una tasa media
anual de 7.5%. Una gran cantidad de nuevas industrias entraron en producción – vinos,
frutas, acuicultura, celulosa y papel, etc. – demandando personal calificado de muy
distintas disciplinas. La economía vivió un marcado proceso de “profundización
tecnológica que requirió capital humano de nueva calificación. Las universidades y
Centros de Formación Profesional adquirieron fuerte presencia en ese contexto.
Por otro lado, el subsidio a la demanda creció muy marcadamente, mas allá de que en
última instancia las familias terminan financiando a través del reembolso de los
adelantos recibidos el ingreso de sus miembros al mundo universitario. Es importante
observar que la tasa de acceso fue sumamente alta en los quintiles más bajos de la
distribución, hecho marcado por un avance del 4% al 15% de acceso en el tramo 19-24
años en el quintil inferior, y de 8% a 21% en el quintil subsiguiente. Las Tablas 2 y 3
describen lo ocurrido..
14
Tabla 2
Ingreso de nuevos estudiantes en el sistema universitario Chileno 1983-2006
1983
1985
1990
1995
2000
2006
105.341
108.674
108.119
154.885
201.186
256.750
Private universities
2.708
4.953
19.509
69.004
101.386
180.346
Total Universities
108.049
113.625
127.628
223.889
302.562
473.096
Prof. Institutes
25.244
32.233
40.006
40.980
79.904
119.251
Prof. Training Centres
39.702
50.425
77.774
72.735
53.354
63.387
172.995
196.283
245.408
337.604
435.830
619.734
CRUCH universities.
Total
Tabla 3
Acceso a la Universidad por tramos de ingreso. Chile 1990-2006
Quintiles de
ingreso
1990
1996
2003
2006
I
4,6
7,6
12,4
17,3
II
7,5
13,5
19,2
22,4
III
12,2
19,7
32,1
31,7
IV
22,4
33,2
48,6
49,6
V
39,7
63,2
73,7
80,0
Total
15.6
26,1
37,8
38,3
Quintil V/
8,6
8,3
5,9
4,6
Quintil I
En relación al mix publico/privado de provisión de servicios resulta notable el hecho de
que es el sector privado el que ha expandido abruptamente su participación de mercado,
tema que se pone claramente de manifiesto en la Figura N1 presentada a continuación.
15
Figura 1
Alumnos incorporados a la educación terciaria según tipo de prestador público/privado
del servicio educativo (1990=100)
1.200
1.000
800
600
400
200
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
CRUCH Universities
Profesional Institutes
Total
Private Universities
Technical Training Centers
Source: Based on MINEDUC (2006)
3.3. Financiamiento.
Las universidades públicas chilenas financian sus actividades a partir de recursos
fiscales – el Aporte Fiscal Directo (AFD) y el Aporte Fiscal Indirecto (AFI) – e ingresos
de otras fuentes, como Aranceles Estudiantiles, Donaciones, Venta de Servicios a
Agencias del Sector Público o/y Empresas, y otros. El AFD constituye la mayor de las
Fuentes presupuestarias de que disponen las universidades del CRUCH aunque su peso
relativo ha ido bajando en el tiempo. Por otra parte, se observa una significativa
varianza entre universidades del CRUCH en lo que atañe a la importancia relativa del
AFD. Para el conjunto del sistema el mismo oscila en el entorno al 30%, pero es
bastante más que eso en la Universidad Austral o en la Universidad Federico Santa
María y bastante menos en la Universidad de Chile, en la Universidad de La Frontera, o
en la Universidad de Los Lagos. Una segunda fuente de financiamiento fiscal – mucho
más reducida que la anterior – es el AFI, Aporte Fiscal Indirecto. Este es un
financiamiento que reciben los mejores 27.500 alumnos clasificados en la prueba anual
de Aptitud Académica, en la que participan en el entorno a los 200 mil postulantes.
Dichos alumnos se ordenan en cinco grupos en función de los puntajes alcanzados y
cada grupo recibe una alícuota (decreciente) comparando con el grupo de mejores
rendimientos. Se trata de un premio a la excelencia, pero dado el carácter claramente
sesgado de los resultados de la prueba de ingreso atendiendo a la diferencia entre
alumnos secundarios del sistema público y público subvencionado y aquellos otros que
provienen del segmento privado, termina conformando un factor de acentuación de las
16
fuerzas de segmentación que operan dentro del sistema educacional Chileno. El AFI lo
reciben las universidades a las cuales los alumnos aplican por admisión, siendo ello el
origen de que el grueso de los alumnos AFI terminan incorporándose a las cuatro o
cinco universidades de más prestigio dentro del mundo académico Chileno, esto es, La
Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica, la Universidad de Santiago,
La universidad de Concepción, La universidad Católica de Valparaíso, y unas pocas
más.
En 1990 AFD+AFI representaban 67.6% del total de los recursos de las Universidades
del CRUCH. En 2007 dicha proporción había caído a 35%, aproximadamente, como
vemos en la Tabla Nº 4 más adelante. En el ínterin fue creciendo la fracción del total de
ingresos que se cubre por aranceles estudiantiles, así como por fondos concursables
otorgados por agencias como Mecesup, CONACYT y otras. En otros términos, los
“block grants” del pasado han ido perdiendo terreno relativo frente a los ingresos
obtenidos por vía competitiva, ya sea a través de aranceles estudiantiles o por proyectos
de I&D..
Figura 2
Fuente de Fondos de las Universidades del CRUCH..
1990-2003
17
Sources of revenue of CRUCH universities, 2000-2006
40.0%
35.0%
30.0%
25.0%
20.0%
15.0%
10.0%
5.0%
0.0%
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Año
Aranceles
Financiamiento Fiscal
AFD
AFI
Venta de Bienes y Servicios
Fuente: Anuarios CRUCH
Tabla 4
Participación relativa del Financiamiento Fiscal (AFD+AFI)
en las universidades del CRUCH.4
(At constant MM 2005 $)
Item
1.Fiscal Direct Support
2.Fiscal Indirect Support
Block Grants
Total fiscal resources.
1990
%
61.934
51.1
20.016
16.5
67.6
121.120
100
2007
%
122.714
34.0
18.864
5.2
39.2
243.220
Source: J.Katz & R.Spence, 2008 and OECD, 2008, pag.143, Table 8.10 (for 2007)
Dentro del cuadro general hasta aquí descrito – que pone en evidencia la
gradual caída del financiamiento fiscal vía “block grants” y el paralelo
aumento del financiamiento vía recursos concursables – resulta importante
observar que las distintas universidades públicas han seguido estrategias
diferenciadas jugando con un mix de recursos fiscales, aranceles estudiantiles
4
CNAP 1999-2007. El modelo chileno de acreditación de la educación superior. Consejo Nacional de
Acreditación, Santiago 2007. MM is million (106)
18
y venta de servicios para cubrir sus presupuestos operativos. Ello se pone de
manifiesto en la Figura Nº 3.
Figura Nº 3
Fuentes de fondos en las Universidades del CRUCH.,
Surces of Funds, by CRUCH Universities, 2006
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
ón
Fuente: Anuarios CRUCH
U
.d
e
U
.M
U
et
.F
ro
po
ed
lit
er U.
a U
ic A
na .
o
u
S st
deCa
an ra
C tóli
ta l
ie c
M
nc a
d
ar
ia e
ía
s V
d a
e lp
la ar
E aí
du so
ca
ci
0%
T
U
ar
.d
ap
e
ac
A
á
nt
of
ag
as
ta
U
.
U
. d de
Ta
e
C
lc
on
a
U
.C
ce
at
pc
ól
ió
ic
n
a
de
U
lN
.C
U
or
at
.d
te
ól
ic e la
a
de Se
C ren
on
a
ce
pc
ió
U
n
.d
e
A
ta
ca
U
m
.d
a
e
S
U
an
.d
tia
e
g
M
o
ag
al
la
ne
U
s
.d
el
B
io
-B
U
io
.d
P
on U.
e
de
tif
P
ic
la
C
a
ya
hi
U
A
. C le
nc
at
ha
ó
lic
de
U
a
.
U
C.
ieC Art
ur
nc
at
o
ól
ia
P
sic
ra
dae
t
de
lal
EM
dau
ucl
U
.C
aec
ió
at
n
ól
ic
a
de
T
e
m
U
.d
uc
e
o
V
al
p
U
a
ra
.d
ís
e
o
la
U
.T
F
ro
ec U
nt
.
n
er
ol de
óg L
a
ic os
a
M La
et go
ro s
po
lit
an
a
10%
Financiamiento Fiscal
Aranceles
Venta Bienes y Servicios
Otros
Tal como vemos, existen enormes diferencias en el peso relativo de los
aportes fiscales, los aranceles estudiantiles y los ingresos por servicios,
donaciones y otros, entre universidades del CRUCH. Destaca en ese sentido,
por ejemplo, más del 70% de los ingresos de la Universidad Arturo Prat
provienen de aranceles estudiantiles en tanto que sólo 17% corresponden a
dicha fuente de fondos en la Universidad de Atacama. Asimismo observamos
que los recursos fiscales constituyen 47% del total de ingresos para la
Universidad Austral y solo 7.1%, 6.1% y 5.6% respectivamente para la
Universidad de La Frontera, Universidad Los Lagos y Universidad
Tecnológica Metropolitana. Siguiendo idéntico patrón notamos que los
ingresos por venta de servicios, donaciones, etc. constituyen 66% del total
para la Universidad de Chile, 63% para la Universidad de Atacama, y 59%
para la PUC en tanto que dichos ingresos sólo constituyen una fracción
menor en el caso de la Universidad A. Prat, o de la Universidad Católica de la
Santísima Concepción.
Habiendo hasta aquí examinado la varianza que se observa en lo que a fuente
de fondos se refiere en el grupo de universidades del CRUCH parece
importante ahora referirnos a la varianza en lo que atañe a “misión” o
desempeño. En este sentido una primera distinción importante es entre
universidades “de investigación” y universidades “de enseñanza”
19
exclusivamente. Es en el primero de dichos grupos donde comenzamos a ver
contemporáneamente la aparición de nuevos vínculos Universidad-Empresas
que es lo que prioritariamente nos interesa identificar en el marco de este
estudio. En función de ello en lo que sigue examinamos con mayor detalle el
subgrupo de “universidades de investigación” dentro del conjunto del
CRUCH.
A fin de avanzar en esta dirección el Cuadro que sigue identifica cuales son
las universidades de investigación en el medio local, usando para tal
propósito el numero de publicaciones ISI alcanzadas por cada una de ellas,. .
Publicaciones indexadas: Período 2001-2004
University
University of Chile
Catholic University of Chile
University of Concepción
University of Santiago
Austral University
Federico Santa María University
Catholic University of Valparaíso
Católica del Norte University
University of La Frontera
University of Valparaíso
University of Antofagasta
University of Talca
University Andrés Bello
University of Los Lagos
University of La Serena
Publications
3123
1975
1237
725
527
293
247
226
216
131
139
99
82
66
70
Source: Chilean Academy of Science,”Análísis y
Proyecciones de la Ciencia Chilena” 2005
La producción de investigación de las universidades tradicionales está
directamente correlacionada con la cantidad de doctores contratados en cada
universidad, ya sea en términos de frecuencia absoluta o de jornadas
completas equivalentes.
20
Figura Nº5.
Publicaciones ISI por prof JCE: Año 2008
V
UC
Au
st
ra
U
l
Fr
on
te
U
ra
Ta
ra
pa
ca
CH
U
a
US
A
Ta
lc
N
UC
de
U
UT
FS
M
on
ce
C
PU
C
de
U
U
de
C
hi
le
0,8
0,7
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
Fuente: Publicaciones ISI: CONICYT, JCE: SIES MINEDUC
Tal como se ha mencionado previamente la Universidad de Chile y la Universidad
Católica lideran la escena en términos de publicaciones ISI por JCE, siendo seguidas – con
bastante distancia – por la Universidad de Concepción, la Universidad Federico Santa Maria, la
Universidad de Talca, y otras. Este resultado abre dos nuevos interrogantes que exploramos a
continuación. Productividad – en enseñanza y en I&D – entre universidades del CRUCH y la
presencia de posibles economías de escala en estas dos actividades. La Tabla Nº nos brinda
información comparativa para explorar estos temas.
La Tabla Nº sugiere que podrían estar operando moderados retornos crecientes a escala
en lo que a I&D se refiere. La productividad por JCE parece ser mayor en la Universidad de
Chile y en la Universidad Católica cuando comparamos con los indicadores de la Universidad
de Concepción, la Universidad Austral o la Universidad de Santiago, una vez normalizado por
JCE. Una estimación vía funciones de producción del parámetro de retornos a escala en el
campo de la I&D confirma la aseveración anterior..
Tabla Nº
Perfil de la cinco mayores universidades de investigación en Chile.
Profile of the five biggest research-oriented universities in Chile, 2006
Indicator
Students
Numbers a
High scores (High school grades) b
(%)
High scores (PSU score) b (%)
Graduates c (%)
PhD conferred d
Faculty
Numbers e
Fulltime f (%)
PhDs g (%)
Fulltime PhDs h (%)
University
of Chile
Catholic
Univ. of
Chile
University of
Concepción
University
of Santiago
Austral
University
Average
28,549
21,374
21,500
18,671
10,790
20,177
15.1
15.8
15.7
14.3
10.7
14.3
16.7
13.4
85
17.4
16.8
56
10.9
12.4
44
11.9
17.5
25
6.5
10.8
15
12.7
14.2
45
3,589
49.1
20.5
71.2
2,615
62.8
50.0
79.8
1,466
81.0
31.4
96.5
1,983
42.0
16.1
76.6
948
69.8
23.5
95.5
2,120
60.9
28.3
83.9
21
Research
Projects i
Publications (ISI+SCIELO) j
384
3,244
280
2,233
134
1350
108
625
55
600
192.2
1,121
(a), (c), (d), (e), (f), (g) and (h) (data for 2006) from CRUCH (2006); (b) Departamento de Medición, Registro y
Evaluación (DEMRE), Universidad de Chile (2006), for the class entering university in 2006. High scores are students
with more than 600 points out of 800 in the selection test.; (i) and (j) El Mercurio (2006)
SOURCES:
Tabla
Graduations, R&D projects and publications per FTE faculty. Five biggest
research-oriented Chilean public universities.
University Catholic
University University Universidad
of
University
of
of
Austral
Chile
Concepción Santiago
Publications per
FTE faculty
Research projects
per FTE faculty
1.84
1.36
1.14
0.75
0.91
0.22
0.17
0.11
0.13
0.08
4. La dinámica de comportamiento de las universidades
Las universidades del CRUCH han seguido diferentes estrategias a fin de ganar
pociones tanto en enseñanza como en investigación. Los gráficos que siguen muestran
la dinámica de comportamiento de las mismas entre 2000 y 2006, primeramente en lo
que hace a I&D y a continuación en lo que se refiere a enseñanza.
22
Diferentes Estrategias competitivas ‘Climbing the ladder’
Publications/ FTE Teachers
Strategy Matrix, CRUCH's Universities, 2002-2006
0.80
Publications/Teachers FTE
0.70
2006
2002
0.60
A
0.50
2002
2006
2006
0.40
2002
0.30
2006
2006
2006 2006
0.20
2002
2002
2006
2002 2006
2002
2006
2006
2002
B
20,000
2006
2002
2002
2002
2002
0.10
0.00
-
C
40,000
60,000
80,000
100,000
120,000
D
140,000
160,000
180,000
Revenue/Teachers FTE
U. Arturo Prat
U. Católica de Valparaíso
U. de Los Lagos
U. Austral
U. de Chile
U. de Santiago
Pontificia U. Católica
U. de Concepción
U. de Talca
U. Católica del Norte
U. de la Frontera
U. de Valparaíso
Ambos gráficos confirman un hecho ya comentado, y esto es el claro liderazgo de
la Universidad de Chile y de la Universidad Católica en ambos planos, enseñanza
e investigación. Sin embargo, el primero de los dos gráficos muestra como un
reducido numero de universidades más pequeñas parece estar siguiendo una
dinámica de acercamiento a las posiciones de ambas universidades líderes en el
ámbito de los esfuerzos de I&D. Prácticamente en todos los casos observamos
una tendencia a moverse hacia el cuadrante superior derecho, mejorando los
resultados de la producción científico-técnica por JCE. Ello, por supuesto, no
implica necesariamente buscar el acercamiento al aparato productivo, pero
debemos verlo como condición necesaria (aunque no suficiente) para ello. Sólo
expandiendo la base de investigación académico seria factible avanzar hacia una
mayor transferencia de conocimientos al aparato productivo. Es obvio que se
requieren incentivos y mecanismos de apoyo para que ello ocurra, pero sin una
mayor base cantidad y calidad de I&D difícilmente se podría alcanzar.
Por otro lado, debemos recordar que la competencia como factor disciplinador de
la conducta de las universidades del CRUCH parece cumplir un papel mucho mas
importante en el mundo de la investigación que en el de la enseñanza ya que los
fondos concursables – un dual por el mercado – se han convertido en el
23
mecanismo mas usual y difundido de acceso al financiamiento. Este no parece ser
lo que ocurre en el mundo de la enseñanza donde las universidades se benefician
de la existencia de un marco regulatorio débil en lo que hace a acreditación de sus
servicios. No son pocos los casos en los que la productividad por JCE no muestra
mejoras de significación, (o aun empeora) en años recientes. La debilidad de la
competencia y las fallas de mercado parecen ser mucho mayores en el ámbito de
la enseñanza que en el de la investigación. .
Undergraduates/ FTE Teachers
U nderg ra dua te Students/T ea chers FT E
Strategy Matrix, CRUCH's Universities, 2002-2006
0.0
5.0
10.0
A
C2002
2002
15.0
2006 2002
2002 2002
2002
2006
2006
2006
2006
2002
2002
2006
25.0
2006
2006
30.0
B
2006
D
2002
2002
35.0
40.0
-
2006
2006
2002
20.0
2006
2002
20,000
40,000
60,000
80,000
100,000
120,000
140,000
160,000
180,000
Revenue/Teachers FTE
U. Arturo Prat
U. Austral
Pontificia U. Católica
U. Católica del Norte
U. Católica de Valparaíso
U. de Chile
U. de Concepción
U. de la Frontera
U. de Los Lagos
U. de Santiago
U. de Talca
U. de Valparaíso
Source: CRUCH statistics
Hasta aquí nuestro estudio ha avanzado en base a material estadístico secundario.
Para avanzar algo mas en la comprensión de los vínculos Universidad-Empresa
hemos optado por dejar el plano de la estadística secundaria y pasar al análisis de
casos, es decir, hemos optado por una aproximación mucho más micro, “sector-yuniversidad específicos”. Presentamos a continuación nuestros resultados en este
ámbito.
24
4. El comportamiento Universidad-Empresa desde una optica micro
Para penetrar más en detalle en el tema de las relaciones Universidad-Empresa
hemos optado por mirar un campo especifico – fruta y vinos – y una Universidad en
particular – la de Talca – y utilizar la entrevista directa como vía de aproximación a
la manera en que se han ido construyendo lazos de asociatividad entre productores y
núcleos académicos relacionados con la transferencia de conocimientos tecnológicos
La cuestión estriba en comprender cómo se ha ido “construyendo” institucionalidad
en ese sentido y cómo esto ha estado asociado a la difusión de nuevas capacidades y
formas de interacción entre el núcleo empresario y la comunidad académica.
Veamos primero que nos dicen las entrevistas con productores y, posteriormente, lo
recogido en nuestras visitas a centros de investigación y transferencia tecnológica de
la Universidad de Talca.
4.1.Warpi, Una empresa hortofrutícola.
En 1988 la firma adquiere un campo de 22 hectáreas. Hoy tiene 500 hectáreas plantadas
y emplea 420 personas. En sus orígenes la firma dependía mucho de la información
tecnológica que obtenía en Santiago. Sin embargo, se podría describir su trayectoria
como la de un gradual “alejamiento” de ese modelo de comportamiento hacia un mayor
“enraizamiento” en la región. En opinión de su dueño esa es también, la historia de las
otras 14 firmas con las que comparte el llamado Grupo de Transferencia Tecnológica
que opera como un espacio importante de asociatividad, en el que se difunden ideas
sobre tecnología y organización de la producción. La firma ha ido cambiando su modelo
de organización del trabajo, reduciendo el grado de integración vertical de su
funcionamiento global. Por ejemplo, antes los parrones los hacían ellos mismo, hoy se
subcontratan a una empresa de un ex operario que se ha desarrollado como
subcontratista. Si bien han comenzado a operar con tecnología básicamente
norteamericana han ido cambiando hacia prácticas tecnológicas europeas, primero, y de
Nueva Zelanda, posteriormente. Las diferencias con este último país radican, según el
entrevistado, en que el país ha puesto una enorme cantidad de dinero en investigación,
(varias veces más de lo que se gasta en la materia localmente) pudiendo con ello
desarrollar tecnologías propias de frontera. En materia de productividad se ha ido
gradualmente cerrando la brecha relativa con Nueva Zelanda, y las diferencias que aun
subsisten se explican más bien por una menor tasa de difusión de tecnologías de punta
entre los productores pequeños y medianos locales, que son los que explican que la
productividad media Chilena sea aun menor que la de Nueva Zelanda. El entrevistado
calcula que solo el 20% de los productores locales tiene rendimientos del tipo de Nueva
Zelanda, pero que los chicos y los medianos tiene rendimientos por hectárea mucho
menores. Emplean tanto asesorías externas como experimentación propia “a campo”
dentro del mismo huerto. Parece haber habido un cambio profundo en la naturaleza de
los asesores y contratistas externos con los que trabaja en dirección a ir incorporando
una nueva generación de profesionales jóvenes mucho más abiertos al mundo y
perceptivos de lo que pasa internacionalmente. Antes eran más “cerrados” y tenían
escasa información sobre formas de organización del trabajo empleadas en terceros
países. Junto a otras 13 empresas han creado un grupo de transferencia tecnológica que
se reúne una vez por mes para intercambiar información. Funcionan con un coordinador
externo pagado para que de cada sesión haya una ayuda memoria de difusión colectiva.
A esa reunión ahora invitan regularmente a una persona de Centro de Pomáceas de la
25
Universidad de Talca. En esa reunión de 15 o 20 personas participan también viveros y
exportadoras de frutas. El proceso ‘madurativo’ que ha ido sufriendo la firma, y el
conjunto de la industria, es en su opinión muy visible. Hoy los viveros entregan plantas
de mucha mejor calidad, y los exportadores se manejan con un gran profesionalismo.
Hoy casi todos los predios tienen trazabilidad y ya no se le vende a un broker un
commodity indiferenciado, sino que se busca vender directamente en los supermercados
tipo Wall Mart o Tesco, saltando la etapa del broker. Es interesante observar que las
MNCs que previamente operaban verticalmente integradas produciendo fruta y luego
exportando, han ido abandonando la fase productiva – porque no logran competir en
costos con los predios locales – y se han ido concentrando solo en la exportación. No
han sido buenos administradores de sus campos y ahora, reconociendo este hecho se
están concentrando solo en el negocio de exportación, algunos ejemplos son: Chiquita
Chile Ltda., Del Monte y otros. Junto a esto, el otro gran cambio es que ellos han ido
asumiendo gradualmente el papel de exportadores. En la actualidad hay alrededor de
400 exportadores chilenos, mientras que antes solo un puñado de 4 ó 5 exportadores
embarcaban el 70% de la fruta local. Esta transformación comenzó en el inicio de los
1980’s. A las ventajas comparativas naturales Chile agrega en ese momento la aparición
de un nuevo tipo de empresario, mas profesionalizado. Se dividieron las tierras de los
parceleros, muchos vendieron y llegaron nuevos empresarios que impusieron un manejo
más profesionalizado del modelo de organización de la producción. En total hay unas
300.000 hectáreas (324.278 ha, VII Censo Agropecuario. 2007) de fruta en todo Chile.
Entre las especies importantes figuran uva de mesa (62.410 ha), paltos (39.302 ha) y
manzanas (37.197 ha). Cuando se llego a 30.000 hectáreas plantadas pensaron que eso
ya era mucho y que ello iba a afectar el precio a la baja, pero en esos años comenzaron a
aparecer nuevos consumidores – China e India, y muchos otros – y el precio sufrió
grandes aumentos. Hoy se producen alrededor de 40.000 hectáreas y no ve un “techo”
obvio hacia delante. Hay mucha demanda y podría haber mas oferta que los mercados
absorberían. Se queja, obviamente, del tipo de cambio, y de que los costos de energía y
trabajo han aumentado, pero no se queja de su rentabilidad actual. Otro detalle
importante es que los productores del Maule ahora viajan mucho y tienen mucha más
información de lo que pasa en el mundo. La competencia ha aumentado – Argentina,
Australia, etc. – pero también lo ha hecho la eficiencia local. Se apoyan ahora más que
antes en un esquema de asociatividad en el que también incluyen al Centro de Pomáceas
de la Universidad de Talca. Esto es un fenómeno de los últimos 10 años, antes no. En
todo caso, hay figuras emblemáticas que han tenido mucho que ver con la consolidación
de un modelo de relacionamiento empresas-universidad, como es el caso de Antonio
Yuri, en la actualidad Vicerrector Académico de la Universidad de Talca y Director del
Centro de Pomáceas, que le ha impuesto una tónica muy dinámica al vínculo de la
universidad con las empresas. Junto al desarrollo de las empresas también se ha ido
dando el desarrollo de algunos servicios a la producción. Mucho menos ha ocurrido en
el ámbito de la industria de equipos o en el sector de agroquímicos donde las
importaciones siguen dominando totalmente el panorama local y nacional.
En resumen, hay nuevas formas de institucionalidad en proceso de construcción, sobre
todo en lo que hace a asociatividad entre los productores frutícolas, viveros, etc. y a los
vínculos de éstos con la Universidad de Talca. Menos parece haber ocurrido en términos
de servicios bancarios (seguros, ventas a término, etc.) o con las industrias de insumos
intermedios – agroquímicos, maquinaria, empaque – que no muestran procesos
significativos de acoplamiento al desarrollo madurativo de los fruteros. Hay,
26
claramente, un sendero madurativo de la firma, que lleva a muchos productores locales
a hacer esfuerzos de ensayo y error en sus predios y a “producir” unidades
incrementales de conocimiento técnico, vía experimentación. Pero reconoce que no
todos los fruteros lo hacen, y lo atribuye a un tema de edad, educación, etc. Sin
embargo, las cosas han ido mejorando mucho, sobre todo en los últimos años. Ejemplo
de ello es la calidad de las plantas que ofrecen los viveros, la mejora de los servicios
técnicos a la producción y demás. Sus fuentes de inspiración hoy están en Nueva
Zelanda, pero siente que el esfuerzo tecnológico autónomo que dicho país realiza esta
ausente en el medio local. La productividad media local es más baja que en Nueva
Zelanda, pero no porque en lo sea en los “mejores” predios de la región sino porque un
tramo importante de las firmas locales opera todavía lejos de las mejores prácticas
internacionales.
4.2.Viña Echeverría
El titular de esta firma es un personaje atípico en la esfera empresarial local en la
medida en que es agrónomo y enólogo por profesión, pero también economista con
nivel de PhD en la Corporación Chilena del Vino, y ha participado – y sigue haciéndolo
– en todo el proceso de construcción de instituciones y asociatividad que muestra el
sector vitivinícola Chileno. Su nombre figura como parte del núcleo gestor de
numerosos emprendimiento público/privados FAT, FONDEF, PROFOS, APL
(Acuerdos de Producción Limpia), Centro del Vino de la U. de Talca, Vinnova y otros,
que describen las “fases evolutivas” por las que ha ido transitando el desarrollo
institucional del sector vitivinícola local. La asociatividad ha cumplido un rol
fundamental como elemento constitutivo del “entramado” o “cluster” del vino, el que ha
involucrado a distintos planteles universitarios – U. de Chile, U. Católica, Federico
Santa Maria, U. de Talca y otras – Agencias de Gobierno (CORFO, CONICYT) y
empresas privadas. En fechas recientes dicho “entramado” ha comenzado a extenderse
hacia el turismo, la gastronomía y demás en base a las llamadas “Rutas del Vino”. Ésto
refleja efectos de tipo “horizontal” de la expansión vitivinícola. También ha habido
efectos importantes sobre fabricantes de equipos, de insumos agroquímicos, de servicios
a la producción (enólogos, agrónomos, etc.) etc. Estos son de esperar en una industria
fuertemente enraizada en el medio local, que ha ido progresando a lo largo de un
proceso madurativo de desarrollo productivo, tecnológico e institucional. Es interesante
observar que todo el ciclo ha contado con un estrecho seguimiento y apoyo – y gradual
“maduración” en paralelo- del aparato gubernamental encargado de diseñar y formular
políticas públicas para esta industria. CORFO no sólo ha bajado el riesgo y la
incertidumbre presentes en todo programa de inversión en innovación, aportando
financiamiento por diversas vías, sino que ha avanzado recientemente en una dirección
sumamente novedosa permitiendo que la Corporación del Vino adopte un rol pro-activo
de agente financiero capaz de gestionar y administrar recursos públicos, pese a ser una
entidad de derecho privado. Esto es un reflejo del alto grado de “accountability” y
confianza que se ha desarrollado al interior del vinculo público/privado en esta esfera
productiva, hecho crucial en la consolidación de mecanismos vibrantes de asociatividad.
Pese a lo anterior es todavía escaso el avance que se ha logrado en el campo de la
fabricación local de equipos y otros varios insumos intermedios. La falta de un buen
desarrollo de la industria metalmecánica parecería ser parte de la explicación del poco
desarrollo que el cluster vitivinícola exhibe en esta dirección. Pese a que el entrevistado
27
reconoce que algunos prototipos se hacen en Chile, y que en la VII región existen
maestranzas que por su especialización deberían “naturalmente” avanzar en esta
dirección, admite que hay mucho por mejorar en este sentido, todavía. Se ha logrado
progresar en envases, material de empaque, etiquetas, y demás. Al igual que lo anterior,
reconoce carencias en materia de puertos y caminos, que apoyen el proceso de
descentralización regional que esta protagonizando la industria. Otro plano en el que se
registran carencias, hace a la formación de recursos humanos calificados. El mercado va
gradualmente buscando soluciones en este plano como, por ejemplo, la reciente
expansión de U. de Talca hacia Curico, creando un Instituto de Formación Profesional
para preparar técnicos para la industria. Las empresas están jugando un papel muy
activo en esta dirección y cuentan con un constante respaldo del Sector Público. El
Cluster vitivinícola es particularmente importante para esta región de Chile. Se observa
que las hectáreas sembradas van ganado terreno en áreas marginales (de secano) en
función de nuevas tecnologías de riego. El papel del sector universitario aportando
conocimientos de base para entender el rol del terroir y las nuevas tecnologías de
vinificación lleva a suponer que Chile podrá ir “construyendo” nuevas formas de
internacionalización con vinos finos de exportación como parte de un modelo exitoso de
desarrollo sectorial.
4.3.CENTRO DE POMACEAS, U. de TALCA
El Centro de investigación en Pomáceas fue creado en 1995 por tres investigadores de la
Universidad de Talca, José Antonio Yuri, Claudia Moggia y Jorge Retamales, con
apoyo de Fondef. Dentro del cuadro productivo de la región los mencionados
investigadores buscaban identificar aquellos campos en los que la universidad podría
hacer un aporte significativo a la economía del Maule. Hoy cuentan con unas 17
personas, 5 de ellas financiadas por la Universidad de Talca y el resto cubierto por
fondos externos, entre ellos Fondef, Fondecyt, CORFO, Innova y otros. El presupuesto
global del Centro es unos 250 millones de pesos anuales, de los cuales cerca del 10%
viene de la industria como cuotas de asociación. El resto sale de proyectos. La
universidad aporta los edificios, pero el equipamiento interno – poco ero de buen nivel
en una rápida apreciación de la visita – y gastos de mantención proviene de los
proyectos adjudicados. Brindan asistencia técnica a los productores de la región.
Existen hoy por hoy agencias privadas de certificación, pero ellos cumplen un papel
importante en este campo. Los rendimientos promedio por hectárea han aumentado de
manera significativa (rendimiento promedio país 35 ton/ha, producción total 1.300.000
ton, superficie 37.197 ha,). Ha mejorado mucho la rutina de manejo agronómico de los
huertos, como por ejemplo mejores prácticas de raleos y manejo de la carga frutal, a
medida que se fue acumulando conocimientos. El manejo de la canopia, el calibre y el
color de la fruta muestran grandes progresos en el know how de producción de los
empresarios de la región. A mayor calibre del fruto mayor precio y mejor rentabilidad,
siendo eso algo que los productores locales han aprendido en los últimos años. Es
interesante que los alumnos de los últimos años – y los que están preparando sus tesis –
ya tienen contacto con las empresas frutícolas y no hay falta de puestos de trabajo para
los alumnos de Agronomía de la Universidad de Talca. Otro aspecto importante de
destacar es que los alumnos mayormente son de la 7ª Región, algunos de la 8ª o de la 6ª
y provienen de núcleos de la clase media local. Los hijos de sectores más pudientes se
trasladan a estudiar a Santiago y pocos vuelven. La Universidad de Talca tiene una
28
matrícula de 6500 alumnos, aproximadamente (cifras 2007), de los cuales alrededor de
500 corresponden a Agronomía.
4.4 Centro Tecnológico de la Vid y el Vino. U de Talca.
Al igual que el Centro de Pomáceas, el Centro de la Vid y el Vino de la Universidad de
Talca muestra una excelente inserción en el medio productivo e institucional del Maule.
Fue creado en Octubre de 1996 a partir de un aporte de Fondef y de recursos de la U. de
Talca. Es una organización relativamente “pequeña”- 15 a 17 personas – dedicada a
proveer servicios técnicos a las viñas y a la industria vitivinícola y a hacer I&D sobre
temas como selección clonal, evaluación de porta injertos, ecofisiología de la vid,
zonificación (o análisis del terroir) en la subregión del Maule, y también en la 4ª y 8ª
región de Chile. Orienta su actividad a gestión de unidades territoriales (terroir),
tecnologías de vinificación, status fitosanitario de vides, etc. Su presupuesto alcanza a
unos 500 mil dólares anuales. Se financia con recursos de Fondef, Fontec, InnovaCorfo, y participa de Consorcios Tecnológicos en asociación con empresas del sector y
otras universidades, entre ellas la U. de Chile y la Federico Santa Maria. Mantiene
convenios y programas de intercambio con centros semejantes en la Universidad de
California en Davis, con la Universidad de Adelaida en Australia, con Oregon State
University en USA y otras. Financia alumnos de doctorado y de Magíster con recursos
de los Consorcios Tecnológicos. Álvaro Rojas Marin, ex rector de la Universidad de
Talca tuvo un rol preponderante en el desarrollo de los vínculos empresa universidad, de
lo cual este centro es prueba palpable.
5. Reflexiones finales.
Las universidades chilenas han ido experimentado un fuerte proceso de transformación
acicateadas por la intensa competencia que fuera surgiendo tanto en los mercados de
enseñanza como de investigación en el curso de la ultima década. Hemos detectado una
diversidad de estrategias destinadas a captar población estudiantil, por una parte, y
fondos concursables de investigación, por otra.. Pese a que el escenario esta
ampliamente dominado por las dos mayores universidades del país – La Universidad de
Chile y la Universidad Católica – un selecto numero de universidades más pequeñas ha
ido ganando terreno en los últimos años, erosionando las posiciones de liderazgo
ostentadas por las dos universidades mayores. De manera incipiente comienzan a abrirse
nuevas formas de relación Universidad-Empresas y ello esta asociado a la gradual
construcción de nuevas instituciones en este sentido. Los consorcios de investigación,
los programas basales, los programas de Innova-Corfo, etc, constituyen distintos
modelos de representación de esta nueva institucionalidad en franco proceso de
expansión. El trabajo muestra como distintas estrategias son factibles para profundizar
la penetración de mercado, y que existen moderadas economías de escala en la
investigación que actúan en soporte de las mayores universidades del mercado. El
material de carácter agregado presentado en las primeras secciones del trabajo ha sido
complementado con un estudio de casos en el que se examinaron en detalle los vínculos
entre firmas frutícolas y vineras y la Universidad de Talca. Esta parte de la
investigación pone en evidencia el cariz acumulativo de la creación de capacidades en
ambos lados del mercado hecho que toma forma a través de un fuerte esquema
cooperativo Universidad-Empresas. La literatura internacional muestra ejemplos
29
relevantes de este mismo tipo en países de reciente expansión vitivinícola, como
Australia, Sudáfrica, Uruguay o Argentina. . El reciente trabajo de E.Giuliani et. al
(Research Policy 2010) muestra como vínculos semejantes a los aquí detectados han
ido surgiendo en los casos de Italia y Sudáfrica. El proceso de construcción de
institucionalidad ha tomado algo más de una década en el medio local y tiene en este
caso epicentro en la región del Maule donde hemos encontrado formas co-evolutivas de
avance entre lo económico, lo institucional y lo tecnológico. En la actualidad la
industria exhibe un interesante fenómeno de “expansión de la frontera” hacia tierras de
menor calidad, aprovechando los enormes progresos tecnológicos que se han ido
gestando en materia de riego, en variedades más resistentes al clima, etc. Dicha
expansión permite ir hacia la producción de vinos finos de exportación en tierras
marginales. En este proceso encontramos que el rápido crecimiento de nuevas
capacidades productivas esta asociado al desarrollo de nuevas instituciones y formas de
asociatividad con núcleos universitarios, los que van adquiriendo creciente importancia
a través del tiempo. Los instrumentos de apoyo público a la industria han ido
gradualmente ganando sofisticación y complejidad induciendo al sector privado a
buscar nuevas formas de asociatividad y nuevos estilos de diálogo con el aparato estatal.
Las universidades, por su parte, han avanzado en la formación de recursos humanos
destinados a estos sectores, creando nuevas carreras, nuevas especialidades técnicas y
demás. La reciente creación de la Corporación del Vino (ver trabajos recientes de
INTELIS, Santiago, 2010) parece dar indicios de un importante proceso madurativo que
ha implicado alianzas y creación de confianza entre el sector público, el privado y los
estamentos universitarios . El proceso madurativo a que hacemos referencia ha tenido
no sólo impacto vertical, esto es, a lo largo de la cadena productiva de la industria
vitivinícola, sino que lo esta teniendo crecientemente en el plano horizontal hacia otros
sectores de la economía. Es importante observar que ello no ha ocurrido en relación a la
producción de bienes de capital para la industria. Existen maestranzas y talleres
metalúrgicos que pueden incursionar en el diseño y la fabricación de tanques de
almacenamiento, motores, bombas y demás, pero la debilidad de la trama
metalmecánica – y electrónica – Chilena ha impedido avances en esta dimensión. El
equipamiento básico sigue siendo importado. La falta de bienes públicos que faciliten
un transito más firme hacia la producción metalmecánica y los bienes de capital
constituye un flanco notorio de debilidad en este campo
Al igual que en el caso del vino en la industria frutícola detectamos la aparición de una
nueva generación de empresarios, agrónomos y tecnólogos que están imprimiendo una
impronta de ‘clase mundial’ al sector, desarrollando conocimientos tecnológicos
‘terroir-y-localidad-específicos’ que son condición sine qua non para una aumento
significativo de la productividad local y el desarrollo de nueva capacidad exportadora.
Los mercados mundiales están pidiendo producciones mas ‘trazables’, etiquetamiento y
packaging más “comprador-especifico”, confiabilidad en los cronogramas de entrega y
demás. Dado que la industria esta en el proceso de desplazar a las grandes firmas
empacadoras de capital extranjero y desarrollar canales propios de comercialización
internacional el ir adquiriendo esos insumos “intangibles” y desarrollar en base a ellos
“marcas-país” y relaciones de confianza a través de la cadena alimenticia internacional
constituye un sendero que tarde temprano los productores locales tendrán que transitar.
Median en este sentido innumerables aspectos de imperfecta información y de acceso a
bienes públicos que podrían ayudar a un núcleo importante de productores de la región
– quizás el mayoritario – a encontrar nuevas rutinas y formas de organización de la
30
producción que les permitan una producción mas sustentable ambientalmente y
competitiva en escenarios mundiales. El apoyo financiero a los procesos de
reconversión fabril y organizativa aparece como altamente deseable si se desea
preservar la sobrevivencia en el medio y largo plazo de vastos tramos el aparato
productivo regional formado por empresas pequeñas y medianas.
31
Descargar