UNIVERSIDADES Y DESARROLLO ECONOMICO∗ Jorge Katz. Departamento de Economía, Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile Nuevos roles de las universidades en la creación y difusión de tecnología Reflexiones sobre el caso Chileno 1. Introducción En el curso de las dos últimas décadas diversos países desarrollados han introducido cambios de gran significación en el régimen de incentivos con que buscan inducir a sus universidades y centros de investigación a explorar nuevos territorios de interés público – desertificación y clima, envejecimiento poblacional, sustentabilidad medio-ambiental, etc. - y nuevas formas de vinculación con el aparato productivo. Los incentivos se orientan a mejorar el desempeño de las universidades en estos nuevos campos y roles sociales, fomentando el compromiso de aquellas no sólo con su misión fundamental de formar recursos humanos calificados - en los niveles de pre y postgrado – y de hacer esfuerzos de investigación, sino también de relacionarse más profundamente con la sociedad y con las “fuentes” o determinantes del desarrollo económico. Tales acciones no han estado exentas de tensiones, marchas y contramarchas, en un medio que se caracteriza por el papel que cumplen la inercia y el “path dependency” institucional con el que normalmente operan estas organizaciones. En el centro del debate se encuentra la vieja discusión sobre autonomía de las universidades respecto al gobierno central y su independencia para diseñar sus estrategias de enseñanza e investigación de largo plazo sin mayor ingerencia de la autoridad pública. Éste es un debate que tomará forma en los albores del siglo pasado y que se ha constituido en uno de los rasgos característicos del modelo de organización y comportamiento de las universidades en el mundo. Y, sin embargo, el Estado crecientemente va adoptando nuevos mecanismos de regulación y formas de financiamiento que no son un factor menor en la determinación de la conducta de las universidades, mas allá de su autonomía formal. Éstas, por su parte, responden a los incentivos con un variado espectro de comportamientos dependiendo de su propia institucionalidad, historia, prácticas de gobernanza, liderazgo de sus directivos, contactos al interior de la sociedad, entre otros muchos aspectos. El presente trabajo está dividido en cinco secciones. En la Sección 2ª examinamos brevemente la literatura internacional en la materia. En la Sección 3ª prestamos atención a la evolución reciente del escenario Chileno. En el curso de las últimas dos décadas ∗ Documento elaborado para el Seminario ADI “Educación para el desarrollo en América Latina”, organizado por CIDOB, CEPAL y SEGIB los días 5 y 6 de noviembre de 2010 en Barcelona. Este trabajo no ha sido sometido a revisión editorial por lo que se prohíbe su citación sin la autorización expresa del autor. 1 éste ha sufrido cambios importantes en materia de estructura y comportamiento de los mercados universitarios, tras la apertura y des-regulación de la industria educativa. En la Sección 4ª examinamos las distintas estrategias de mercado seguidas por distintas universidades Chilenas en años recientes para ganar participación en los mercados de educación y de investigación. Prestamos especial atención al caso de las universidades de investigación, que son un grupo reducido del total de universidades Chilenas. Ejemplificamos con un estudio de casos en el campo de la producción vitivinícola y frutícola. En la Sección 5ª cerramos el trabajo con algunas reflexiones de carácter general resultantes de la presente investigación. 2. Las universidades y el desarrollo económico Breve reseña de la literatura internacional. Durante un largo período – entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX – los determinantes del desarrollo económico no formaron parte de las preocupaciones centrales de los economistas profesionales. La contribución seminal de Solow-Swan a mediados de los años 1960 pone el viejo tema clásico – ¿Por qué algunos países crecen mas rápido que otros? – en el centro del debate contemporáneo. Siguiendo la huella de dichos autores los avances de investigación en las dos décadas subsiguientes relacionados con los determinantes del crecimiento se dieron en el marco de un modelo de equilibrio en el que la economía se desplaza a lo largo de un sendero inter-temporal óptimo, haciendo uso eficiente de sus recursos. Esa lectura de los procesos de desarrollo supone la entera racionalidad de los agentes económicos, perfecta información de los mismos acerca de los eventos futuros, ausencia de incertidumbre y perfecto comportamiento de los mercados (Solow, 1988). En dicho escenario el cambio tecnológico – motor indiscutido del proceso de crecimiento – es exógeno al sistema productivo y cae gratuitamente sobre la economía, como “manna” del cielo. El mundo de Solow-Swan – y aun el de sus seguidores contemporáneos en el marco de la Moderna Teoría del Crecimiento, como P.Aghion o R.Makiew - carece de una verdadera teoría del cambio tecnológico que arroje luz sobre los determinantes últimos de la conducta innovativa, y sobre el papel que en relación a esta cumplen diversas organizaciones e instituciones de la sociedad. Respecto a las primeras – las organizaciones – observamos que algunas de ellas - las universidades, los institutos públicos de I&D, las agencias regulatorias del Estado, los sindicatos y otros – muchas veces ni siquiera operan en base a lógicas convencionales de mercado, lo que no impide que cumplan un papel importante como determinantes del comportamiento tecnológico e innovativo de la economía. Respecto a las segundas – las instituciones, definidas a la D.North como reglas del juego - tampoco la teoría recibida es completamente clara en lo que atañe al papel que desempeñan las leyes de propiedad intelectual, los regímenes diferenciados de incentivos en que operan distintos sectores productivos, entre otros factores, como fuerzas determinantes de la conducta innovativa. La falta de una verdadera teoría explicativa de la conducta innovativa y el cambio tecnológico, y el hecho de que el conocimiento sea típicamente un bien no rival y no enteramente apropiable respecto al cual las reglas de mercado solo funcionan de manera muy imperfecta, ha llevado a un extenso sector de la profesión a buscar una 2 aproximación diferente a la cuestión de cuales son los factores dinámicos que explican el crecimiento. La búsqueda de un paradigma alternativo ha dado origen a una metáfora “evolucionista” (neo-Schumpeteriana) sobre las fuerzas que motorizan la innovación y el cambio tecnológico, en la que el crecimiento es explicado por ciclos recurrentes de creación/destructiva y por discontinuidades en los regímenes tecnológicos y competitivos en que funcionan distintas actividades productivas, regiones o países. Dichos cambios en los regímenes tecnológicos y competitivos ocurren a raíz de transformaciones en el cuadro institucional y en los incentivos en que opera la industria, región o país en cuestión. Lejos de ver el crecimiento como un proceso de equilibrio y sin instituciones esta lectura neo-Schumpeteriana plantea la necesidad de usar el lenguaje Darwiniano de la selección, donde la competencia actúa como filtro selectivo, y el proceso de creación de diversidad en la economía constituye el camino por el cual algunos países, regiones o industrias tienen mas éxito que otros. Se crea diversidad cuando se abren industrias nuevas, cuando irrumpen en la escena productiva nuevas empresas que traen consigo productos, procesos productivos o formas de organización de la producción novedosos. En el largo plazo se comportan mejor aquellos núcleos sociales o comunidades que logran por esta vía crear mas diversidad, y que hacen de la competencia el filtro selectivo que gobierna el ciclo recurrente de creación destructiva. Se abandona así la metáfora del “agente representativo”, y de los mercados bien comportados, y se entra en un escenario analítico alternativo en el que las diferencias de comportamiento entre agentes1, la búsqueda de “lo nuevo” bajo condiciones de imperfecta información e incertidumbre y las rentas monopólicas derivadas de la innovación constituyen parte importante de la explicación del desarrollo. En el proceso de avanzar en esta dirección los autores evolucionistas desarrollan la idea del Sistema Nacional de Innovación al que definen como el locus o entramado de organizaciones e instituciones que inciden sobre el comportamiento innovativo y tecnológico de la sociedad (Nelson y Winter, 1982). Las universidades aparecen como un actor central del Sistema Innovativo de toda economía. Ellas cumplen al menos tres funciones básicas: Se encargan, por un lado, de formar recursos humanos calificados en una extensa variedad de disciplinas y campos del saber. Por otro lado, realizan esfuerzos de I&D científico-tecnológico explorando las fronteras del conocimiento humano y, por último, producen un conjunto de bienes y servicios públicos – de consumo individual o colectivo - relacionados con la cultura, la salud y el envejecimiento de la población, el cambio climático, el avance de la desertificación, la preservación del medio ambiente, entre otros. Tal como decíamos previamente, se trata de organizaciones complejas que, en parte, responden a reglas de mercado, pero en parte también a nociones mas difíciles de definir como “misión” (o creación de identidad nacional), aspectos mas etéreos que no siempre responden a la metáfora convencional de los precios. 1 Ya en 1959, en su libro sobre la Teoría de la Firma, E.Penrose argumentaba que las firmas (universidades, en nuestro caso), derivan sus ventajas de las imperfecciones del mercado y que a raíz de ello es la heterogeneidad y no la homogeneidad entre los agentes lo que explica por qué algunos son mas exitosos que otros. (E.Penrose, 1959) 3 Es sobre este actor del sistema innovativo nacional que nos ocuparemos en este estudio, comenzando por preguntarnos cómo se genera la agenda o estrategia de comportamiento de largo plazo de estas organizaciones y cuánto la misma puede ser influida por acciones de política pública interesadas en mejorar el desempeño tecnológico de la sociedad?. Veamos primero qué es lo que la literatura internacional nos sugiere en este sentido? Como muchas veces ocurre en el mundo de la investigación la identificación de un objeto de estudio, y una primera mirada casual al mismo, nos lleva a descubrir una enorme cantidad de detalles en los que no habíamos reparado previamente, y en los que nuestra comprensión de la realidad es mucho menor de lo que pensábamos. A poco que nos planteamos la pregunta de cual es el papel que la universidad cumple al interior del sistema innovativo de la sociedad y, de manera más general, con el desarrollo de la misma, emergen interrogantes tales como: ¿Qué es la universidad como organización social y productiva? ¿Cuántos tipos distintos de universidades podemos encontrar en la práctica? ¿Qué bienes y servicios producen? ¿Cuál es el régimen de incentivos al que responden y que diferencias se observan en este sentido entre distintos tipos de universidades? ¿Cómo se construye la “agenda” de comportamiento de estas organizaciones y cuánto dicha agenda responde a una idea de “misión” de largo plazo como núcleo repositorio del conocimiento en la sociedad y/o a la disponibilidad de recursos? ¿Qué nos dice la literatura recibida acerca de cómo estas cuestiones se discuten en otros países? A estos temas nos dedicamos primeramente. 2.1. El papel de la competencia como determinante del comportamiento de las universidades En el Cap.3 de su libro sobre los escritos de J. Schumpeter (The Graz Schumpeter Lectures, Routledge, 2000) N.Rosemberg examina comparativamente el comportamiento de las universidades norteamericanas con las de Europa Continental – Italia, Francia, Alemania – e identifica un aspecto crucial relacionado con el papel que la competencia juega determinando la estructura y comportamiento de estas organizaciones en ambos lados del Atlántico. Creemos importante comenzar esta revisión bibliográfica resaltando el papel que la competencia juega como determinante de la agenda de largo plazo de estas organizaciones. Mayor competencia, tanto en los mercados de enseñanza como en los de investigación, y la mayor movilidad de los recursos humanos calificados entre universidades constituyen, en opinión de Rosemberg, factores cruciales para comprender el distinto comportamiento de las universidades de EEUU vis a vis las de Europa continental. La necesidad de responder a la competencia otorga al sistema universitario norteamericano mayor agilidad de respuesta a las necesidades del sistema productivo y a la oferta de recursos concursables de investigación. Por el contrario, las universidades de Europa continental - Italia, Alemania y Francia - son vistas como organizaciones mas lentas, burocráticas y alejadas del juego competitivo en la medida en que el pago a los agentes productivos se da más por seniority, que por desempeño, y que una parte importante de los esfuerzos de I&D se lleva a cabo fuera de las mismas, en institutos especializados como son las Max Planck Gesellschaften de Alemania, o el CNRS (National Centre for Scientific Research), CEA (Energy Commission), el INSERM (National Institute for 4 Health and Medical Research) o el Instituto Pasteur, en Francia. En resumen, las universidades norteamericanas parecen cumplir un rol más dinámico en la transferencia de tecnología al aparato productivo principalmente porque operan en un medio más competitivo y exigente. Tras alcanzar dicha conclusión Rosemberg confronta el hecho de que no estamos frente a un rasgo estático y universal sino frente a un tema condicionado por el momento histórico y la disciplina que examinamos. En ese sentido Rosemberg advierte que su argumento sobre el papel de la competencia como determinante de la agenda se refiere más a la etapa de post guerra, en que el sistema innovativo norteamericano – y las universidades como agentes del mismo – alcanzan un desempeño muy superior al de Europa Continental en términos de Premios Nobel recibidos, papers publicados, citaciones y demás. Hubo épocas, sin embargo en que ello no era así – dice Rosemberg y en que en determinadas disciplinas – la química o la aeronáutica, por ejemplo – Europa tenia centros de excelencia de primera línea en sus universidades. Dice dicho autor al respecto: “Ingeniería Química es especialmente interesante porque en los años cuarenta del siglo XX Alemania fue lejos el país dominante en las ciencias químicas. La cantidad de Premios Nobel en Química en Alemania comparado con Estados Unidos nos aporta muchos antecedentes. Hasta 1939 solamente tres estadounidenses habían obtenido el Premio Nobelen Química, comparado con quince de Alemania y seis del Reino Unido y Francia. Entre 1940 y 1994 treinta y seis estadounidenses recibieron el Premio Nobel de Química, mientras que el Reino Unido fue segundo con diecisiete, Alemania tercero con 11 y Francia con sólo uno” (N.Rosemberg, Op.Cit.2000). Siendo esto así, ¿a qué atribuiríamos los cambios en el tiempo? Varios autores han intentado contestar esta pregunta – H.Etzcovitz, Research Policy (2000), por ejemplo – encuentra que lo ocurrido responde a cambios en el cuadro institucional en que operan los agentes productivos. Observa, en este sentido, que EEUU sufre un fuerte cambio en las instituciones que regulan el comportamiento del sistema innovativo a mediados de los años 1970, tras percibir el impacto de lo que se diera en llamar el “slow down” de la productividad norteamericana, lo que autores como R.Nelson y D.Wright denominaran “la erosión del liderazgo tecnológico norteamericano en la Post Guerra” (Nelson y Wright, Concergence on Productivity, 19). La percepción de este hecho induce al gobierno norteamericano a adoptar una actitud más restrictiva en lo que se refiere al bloqueo del flujo de tecnología hacia el resto del mundo. Esto deriva en los nuevos planteamientos sobre propiedad intelectual que EEUU lleva a la Ronda Uruguay del Gatt a mediados de los años 1970, los que posteriormente se profundizan en la actual Ronda de Doha, hasta concluir en los acuerdos TRIP y TRIP Plus, que contemporáneamente marcan el “estado del arte” en la materia a escala planetaria. Estas nuevas disciplinas e instituciones en el ámbito de la propiedad intelectual, acaban tomando forma jurídica en los numerosos tratados bilaterales de comercio que EEUU firma con distintos países del mundo en años recientes, extendiendo el ámbito de lo patentable y profundizando las sanciones por incumplimiento de las normas. Es en dicho contexto institucional que EEUU aprueba la Bayh-Dole Act en 1980, introduciendo la posibilidad de que las universidades de dicho país – y sus investigadores – puedan registrar a su nombre creaciones tecnológicas resultantes de programas de I&D financiados con recursos fiscales. Esto crea un enorme estimulo al “rol empresarial” que las universidades norteamericanas van adquiriendo en 5 las ultimas décadas impulsando el “spin-offs” de empresas de base tecnológica, la apertura de incubadoras y parques tecnológicos y, de manera mas general, la comercialización de tecnología cubierta por patentes y acuerdos de licencia. La idea de que las instituciones de una sociedad dan forma al clima competitivo en que esta opera, y que este último condiciona de manera profunda el accionar de sus universidades como agentes del sistema innovativo de la comunidad nos resulta especialmente atractiva para mirar desde allí el caso de las universidades chilenas. En una sección posterior del trabajo incursionaremos en estos temas. Chile muestra que en el curso de las dos últimas décadas la “industria” universitaria ha ido transitando hacia un modelo más competitivo, tanto en el acceso como en el uso de fondos. Ha ido disminuyendo el aporte fiscal directo en términos relativos, y aumentando la fracción de los recursos totales que las universidades obtienen de aranceles estudiantiles, venta de servicios y fondos concursables. En todas y cada una de estas fuentes de fondos las universidades deben competir por recursos y esto ha tenido – y lo seguirá teniendo a futuro – un fuerte impacto en las estrategias competitivas de las mismas y en la conformación de la agenda de mercado de cada una de ellas. En otros términos, los cambios en el régimen institucional en que se desempeñan las universidades chilenas desde la apertura, y desregulación de los mercados universitarios, lleva a que la competencia juegue un rol de creciente importancia como determinante del funcionamiento de esta “industria”. Las distintas universidades – públicas y privadas, metropolitanas o regionales, “grandes” o “chicas” – se ven obligadas a competir en remuneraciones y condiciones de trabajo para atraer personal calificado y alumnos de mejor calidad en la búsqueda de nuevos recursos vía fondos concursables, donaciones y demás. La transición que el modelo universitario chileno está experimentando desde el mundo del financiamiento fiscal, al mundo del mercado en el que los recursos se obtienen compitiendo por ellos claramente esta induciendo a estas organizaciones a buscar innovaciones de producto – nuevas carreras y nuevas modalidades educativas más acordes con los requerimientos del mercado (carreras más cortas, más volcadas a formaciones técnicas y no académicas, por ejemplo), así como nuevas agendas de I&D más cercanas a los requerimientos del aparato productivo – acuicultura, vitivinicultura, etc. - o a las necesidades últimas de la sociedad – envejecimiento poblacional, desertificación, clima y medio ambiente, música y bienes culturales.. Establecido lo anterior, es importante comprender, sin embargo, que no todas las universidades están igualmente equipadas para jugar este juego competitivo y diseñar su estrategia respondiendo a condiciones competitivas más exigentes. La “historia cuenta” y la inercia (path dependency) se transforma en un factor condicionante de gran importancia, determinando que es lo que cada universidad puede hacer, más allá de lo que dice que va a hacer. El prestigio histórico, la calidad de los planteles de profesores, los laboratorios y equipos experimentales con que cuenta, los interlocutores con que cada universidad “dialoga” al interior de la sociedad - incluidas las vinculaciones con el mundo empresario, eclesiástico, entre otros – influyen en como distintas universidades pueden jugar en el marco de las nuevas reglas competitivas. Su comportamiento no cambia “de la noche a la mañana” como muchas veces se supone en los modelos sin tiempo o costo que manejan los economistas. 6 La introducción de innovaciones en el currículum de enseñanza y en la agenda de investigación, necesariamente implican cambios internos en la estructura y comportamiento de las universidades. Contratación de profesores, montaje de laboratorios, instalación de la enseñanza de post-grado, etc. deben verse como procesos de largo plazo, cargados de avances y retrocesos. Lejos de estar frente a un sendero de comportamiento óptimo lo que aquí predomina es el ensayo y error influidos por la lucha institucional y el juego político al interior de las organizaciones. Muchas veces es la influencia personal que determinados individuos tienen en una cierta coyunturas institucional la que consigue cambiar la agenda de una organización y ponerla en un nuevo sendero de comportamiento de largo plazo. 2.2 Los nuevos roles empresariales de las universidades Admitido el hecho de que la competencia y el régimen institucional inciden sobre el comportamiento y la agenda de estas organizaciones encontramos una posible explicación a la aparición de lo que se ha dado en llamar la “tercera misión” de las universidades – además de la enseñanza y la investigación – que se expresa a través de la creación de Oficinas de Transferencia Tecnológica, los “spin-off” de empresas de alto contenido tecnológico, la instalación de parques tecnológicos e incubadoras de empresas. Nos preguntamos a continuación como todos estos desarrollos se compaginan con la noción de que es lo que es una universidad.?. Mientras que algunos autores creen ver en estos nuevos roles empresariales formas novedosas de comportamiento de la vieja universidad Humboltiana que reflejan la transición que el ser humano está experimentando en muchos otros planos a la “sociedad del conocimiento” otros autores atribuyen estos nuevos roles a cambios que – endógenamente - las universidades han comenzado a experimentar como agentes pro-activos del desarrollo (H.Erzkowitz en su pionero trabajo de 2002 ´MIT and the rise of Entrepreneurial Sience (Routledge, 2002), plantea esta forma alternativa de mirar los nuevos roles empresariales de la universidad). Cuáles son los factores determinantes de estos nuevos roles empresariales? R.O´Shea et. al. en un estudio publicado en 2005 en Research Policy encuentran que los factores determinantes de esta nueva orientación de las universidades son tanto macroeconomicos – y por lo tanto de carácter “general” - como también “universidadespecíficos” En relación a los factores “macro” dichos autores vuelven a los temas institucionales previamente mencionados - la Bayh-Dole Act de 19802 , la aparición de un mercado fluido de “capital de riesgo” en regiones como el Silicon Valley o la Ruta 128 de EEUU, o la naturaleza High Tech (por definición, más cercanas a la vida universitaria) de algunas de las industrias que han ido tomando el liderazgo de la 2 Es importante notar las fuertes diferencias que median entre países en términos de la propiedad intelectual por parte de las universidades. “ El Reino Unido provee una estructura de incentivos financieros y políticos para fomentar la actividad empresarial en las universidades. En Suecia, Italia y Finlandia, las universidades no poseen el IPR de su staff, mientras que en contraste, en el Reino Unido desde 1985 cada institución ha sido dotada de atribuciones para definir sus propias reglas sobre propiedad de patentes. En Francia, fue Orly (suburbio de París) en 1999 que un spin offs hizo posible el cambio de la Ley Allegre, aunque los laboratorios nacionales habían sido dotados mucho antes para hacerlo. (H.Lawton Smith y K.Ho. Op.Cit. Research Policy 2006., 7 transformación tecnológica reciente – biotecnologías, industrias de los nuevos materiales, microelectrónica y ciencias de la computación. Esta es la explicación que encuentran a los nuevos roles empresariales de universidades como Cambridge u Oxford, en el Reino Unido o MIT, Stanford y Columbia en EEUU. Son universidades de alto prestigio que posen departamentos y un plantel académico de primera línea, que les permite aprovechar significativamente el nuevo cuadro científico-tecnológico vigente en el mundo. Si bien el argumento hace sentido no parece ser toda la explicación de lo observado. Aun dentro del conjunto de universidades “grandes”, y de alto prestigio, algunas son más exitosas que otras en moverse en la dirección que comentamos, en tanto que un tercer grupo de universidades ni siquiera lo intenta. ¿Por qué estas diferencias de comportamiento?. Parecería entonces que junto a los determinantes “genéricos” operan también fuerzas mas micro – “universidadespecíficas”- que inciden sobre el comportamiento de estas organizaciones. En este sentido, los incentivos que cada universidad emplea, para inducir a sus profesores y departamentos a adoptar una conducta académico-empresarial mÁs pro-activa, también parecen explicar por qué algunos elencos universitarios son más propensos que otros a moverse en esa dirección. La mayor o menor flexibilidad que la universidad otorga a sus planteles profesionales para usar su tiempo en enseñanza, investigación o consultoría, y la manera cómo se busca conciliar aspectos de excelencia académica – papers, citaciones, etc.- con beneficios pecuniarios individuales o grupales, parece tener mucho que ver con el éxito o fracaso que distintas universidades alcanzan en desarrollar estos nuevos roles de mercado. También en este plano, el caso de Chile nos confronta con experiencias interesantes en materia de UTTOs, “spinoffs” y transferencias de tecnología al medio productivo. Diversas universidades “grandes”, (y no tan grandes), tanto metropolitanas como regionales, públicas como privadas, han ido avanzando en años recientes en dirección al mercado ofreciendo distintos tipos de servicios en ámbitos como acuicultura, vitivinicultura, minería y otros. Los modelos empresariales que éstas han ido desarrollando son muy distintos y generan efectos muy diferenciados, tanto para las universidades que los impulsan como para los núcleos empresarios que los utilizan. Como ejemplo podemos citar el caso del DICTUD de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el IDIEM de la Universidad de Chile, y otros casos, quizás mas pequeños, pero de gran interés relacionados con las Universidades de Talca, Los Lagos, Austral, Diego Portales, Federico Santa María, y otras. Sobre la base de estos antecedentes, se podría decir que en el contexto Chileno se está en los albores de una nueva “industria” de servicios tecnológicos que seguramente seguirá en franca expansión a futuro. El tema sin duda reclama más investigación si hemos de comprender más acabadamente la estructura y comportamiento de esta industria y su rol en el desarrollo de la economía local. 2.3. El factor regional y local También factores locales y regionales influyen en creación y el desarrollo de nuevas universidades así como en su agenda de enseñanza, investigación y transferencia de conocimientos al medio productivo. . 8 Veamos primero el tema de la creación de universidades regionales. La política pública siempre ha jugado un rol importante en la creación de nuevas universidades. El Morril Act de 1862 indujo muy temprano en la historia de EEUU la creación de las llamadas “land-grant universities” por referencia al hecho de que las mismas se creaban en terrenos fiscales, y en base a recursos públicos, con el propósito de atender a la formación de recursos humanos y a la realización de esfuerzos de investigación en temas relacionados con la especificidad de “lo local”. En otros términos, muy temprano en su historia institucional el sector público norteamericano daba muestras de comprender que desarrollo económico y universidades deben ir mancomunados ya que existen numerosas sinergias y externalidades que no deben desperdiciarse. Un debate parecido se suscita en el contexto británico en el que autores como M.Shattock, A.Geuna y B.Martin identifican tres tipos de universidades al interior del sistema inglés de educación superior. (I. Nuñez, Tesis de Maestría, Universidad de Sussex, Inglaterra, 2006). Están, por un lado, aquellas pertenecientes al denominado “Russell group” que incluye a 20 universidades “clásicas” y de larga tradición histórica, del tipo de Oxford y Cambridge. Por otro, aparece el denominado “1994 group” formado por universidades mas pequeñas, con menos recursos, pero aun importantes como centros “de investigación”, como son Sussex o Surrey, que surgen en los años 1950 y 1960 a partir de la vocación del gobierno de descentralizar la oferta académica, y abrir la misma hacia nuevas disciplinas técnicas. Finalmente, existe un tercer grupo de universidades “de enseñanza” exclusivamente que surgen de la intención de diversificar la oferta educativa y la creación de capacidades a lo largo de la sociedad y geografía británica. Geuna, (citado por I.Nuñez, Op.Cit. 2006) escribe: “ la consecuencia ha sido una polarización del sistema en tres grupos. En el segmento más alto, están las universidades de la época de pre-guerra. Ellas tienen un estatus más alto que las restantes, gozan de mayores derechos y privilegios y disponen de más fuentes de financiamiento. Un segundo grupo está compuesto por la mayoría de las nuevas universidades. Ellas tienen un menor estatus y menor cantidad de fondos. Estas últimas desarrollan, principalmente, investigación técnica, usualmente aplicada y orientada a necesidades regionales” (el subrayado es nuestro). Finalmente, existe un tercer nivel que incluye el grupo de universidades vocacionales dedicada exclusivamente a labores docentes” Como vemos, tanto las necesidades de los aparatos productivos regionales, como la diversificación y difusión a escala nacional de la oferta educativa y la formación de recursos humanos calificados con mayor sensibilidad por lo local y regional, aparece como un componente central de la política publica en la creación de nuevas universidades, tanto en EEUU como en Gran Bretaña. También en este ámbito el caso chileno nos muestra rasgos idiosincrásicos que reclaman atención. Las 14 universidades regionales que surgen a partir del fraccionamiento de la Universidad de Chile y de la Universidad Técnica del Estado a partir de la reforma del año 1981, conforman un cuadro institucional que explica el desarrollo posterior de la capacidad instalada regional – tanto en investigación como en enseñanza – a lo largo de las últimas décadas en Chile. Llegados a este punto de nuestra revisión de la literatura internacional parece conveniente enfocar nuestra mirada en el caso de Chile, y en como las universidades de 9 investigación nacionales construyen su agenda de largo plazo. A ello nos dedicamos a continuación. 3. El escenrio Chileno. Apertura, desregulación y gradual transformación de los mercados de educación terciaria El sistema de educación superior en Chile está compuesto por universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, además de las instituciones de educación superior de las Fuerzas Armadas. Las universidades de mayor antigüedad – llamadas universidades “tradicionales”- fueron fundadas entre 1842 y los años cincuenta, conformando un sistema mixto, de propiedad estatal y privada. Una característica del sistema universitario chileno es que hasta comienzos de la década de los ochenta, existían 2 universidades estatales –Universidad de Chile y Universidad Técnica del Estado- y 6 universidades privadas –Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Concepción, Universidad Austral, Universidad Católica del Norte, Universidad Católica de Valparaíso, y Universidad Técnica Federico Santa María- las cuales dieron origen al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas, CRUCH, que se creara en 1954. A inicios de los años 1980 la autoridad militar Chilena abrió y desreguló el mercado de la educación terciaria. Se autorizó el ingreso de nuevas universidades al mercado pero se prestó poca atención a la necesidad de un marco adecuado de acreditación de calidad, que pudiera controlar por los múltiples fracasos de mercado que pueden aparecer en un campo en el que median distintas asimetrías de información entre prestadores y usuarios de servicios educativos y prácticas discriminatorias diversas que atentan contra el bienestar del consumidor. En el curso de una década ingresaron al mercado de educación terciaria 35 nuevos planteles educativos. En paralelo a ello el Sector Público fue reduciendo el Aporte Fiscal Directo que otorga a las universidades del CRUCH. Estas recurrieron al aumento de aranceles a efectos de financiar sus actividades de enseñanza e investigación. Al presente operan en Chile 60 universidades – 25 públicas y 35 privadas – prestando servicios educativos a más de 700.000 alumnos universitarios. Las 25 universidades públicas reciben aportes fiscales – Directos e Indirectos - para financiar tanto sus actividades de enseñanza como de investigación. A dichos recursos de origen fiscal agregan ingresos provenientes de aranceles estudiantiles, donaciones, venta de servicios - tanto a agencias de gobierno como al sector privado -, fondos de I&D obtenidos por vía de concursos públicos, y demás. Las otras 35 universidades son estrictamente privadas, en el sentido de que no reciben aportes del Estado para desarrollar sus tareas. Las universidades del primer grupo integran un “colectivo” llamado CRUCH (Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas) – que, como se dijo, fue creado en 1954. Dicho grupo a su vez se subdivide en 16 universidades que son verdaderamente públicas, en el sentido de que deben rendir cuentas de sus gastos e ingresos a la Contraloría General de la República, la agencia gubernamental encargada de fiscalizar ingresos y gastos de las entidades públicas. Sus empleados, tanto profesores como 10 administrativos, son funcionarios públicos y sus compras – desde un simple lápiz hasta un complejo reactor – deben efectuarse por vía de licitación pública, al igual que en las restantes reparticiones del estado. Contrariamente a ello las otras universidades públicas del CRUCH – las del grupo de universidades católicas de Chile – reciben ingresos fiscales pero no deben reportar a la Contraloría por el uso que hacen de dichos recursos.. Algunas universidades – públicas o privadas, metropolitanas o regionales, etc. – son relativamente “grandes” (su matrícula alcanza a 20 o 30 mil alumnos), otras son más pequeñas enrolando una población estudiantil de unos pocos miles de alumnos. Algunas cubren 50 o 60 disciplinas mientras que otras sólo se dedican a unas pocas especialidades Un número elevado de universidades no ha cumplido con requisitos adecuados de acreditación en varias de las esferas que la ley exige – educación de pregrado, de postgrado, investigación, acercamiento a la comunidad y otros – y por un período de tiempo relativamente largo, 6 o 7 años por ejemplo. Sólo un reducido número de universidades ha avanzado por el camino de la acreditación en todos los campos mencionados y por períodos extensos de 4 a 7 años. El tema de la acreditación permanece como un campo de alta opacidad en el que los alumnos dispuestos a entrar a la educación terciaria carecen de adecuada información acerca de los servicios provistos por cada prestador. Existen aranceles diferenciados por disciplina y especialidad, costos hundidos de parte de la población estudiantil que no puede moverse libremente entre universidades portando consigo los créditos alcanzados en una cualquiera de ellas, escasa indicación acerca de mercados potenciales para los graduados, y demás. La falta de transparencia milita contra el buen funcionamiento de la competencia y trae aparejado un alto grado de segmentación en los mercados de educación terciaria. Se observan muy marcadas diferencias de estructura y comportamiento entre las universidades locales. Solamente unas pocas son “universidades de investigación” donde además de enseñanza de pre y postgrado se llevan a cabo tareas de I&D en una escala significativa. Por el contrario, la gran mayoría de las universidades Chilenas son solo organizaciones dedicadas a la enseñanza . Pese a ello el factor “competencia” ha ido crecientemente ganando espacio en el escenario local, tanto en lo que se refiere a enseñanza como a investigación. Tal como veremos posteriormente las distintas universidades siguen estrategias diferentes para ganar participación en los mercados, buscando captar estudiantes y fondos concursables de I&D. Algunas optan por diversificar su oferta educativa en la dimensión espacial, abriendo nuevos “campus” de enseñanza a lo largo de la geografía nacional. Otras buscan ampliar el mix de disciplinas científicas y de formación técnica en que imparten instrucción. Unas pocas buscan crecer expandiendo su área de investigación y concursando por recursos publicose de I&D. El mercado se ha vuelto crecientemente competitivo y las distintas universidades optan por estrategias diferentes para ganar presencia en el mismo, como en cualquier otro campo de la actividad industrial. Dos universidades “grandes” de alto prestigio – La Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile – dominan la escena, tanto en enseñanza de pre y post grado como en investigación. Un pequeño grupo de universidades – públicas y privadas - de escala más reducida, compite con aquéllas, buscando aumentar su presencia en el mercado. Entre estas se cuentan – en el ámbito público - la Universidad de Concepción, la Universidad de Santiago, la Universidad Federico Santa Maria, la Universidad Católica de Valparaíso, la Universidad Austral. Entre las privadas cabe mencionar la 11 Universidad Adolfo Ibáñez, la Universidad Del Desarrollo, La Universidad Andrés Bello, La Universidad de Los Andes, la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad Mayor. Todas estas son Universidades de enseñanza que, gradualmente y de manera exploratoria, comienzan a incursionar en temas de investigación, pero su escala operativa es significativamente menor que las dos mencionadas en primer termino. Como veremos, también su “productividad” es relativamente más baja, tanto en enseñanza por profesor de JCE como en investigación, sugiriendo la posibilidad de que medien economías de escala, particularmente en el campo de la I&D. Tras las mencionadas sigue una larga lista de universidades – tanto públicas como privadas – más pequeñas en escala y también menos exitosas en términos de la calidad de los servicios que ofrecen. 3.1. La creación de nuevas universidades La Tabla Nº1 describe el patrón de ingreso de nuevas universidades al mercado tras la desregulación del mismo en 1981. El cuadro separa entre Universidades, por un lado, atendiendo a aquéllas que pertenecen al CRUCH y las privadas, y, por otro, a Centros de Formación Profesional e Institutos Profesionales, que la legislación Chilena admite como organizaciones de educación terciaria. . Tabla 1 Ingreso de nuevas Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Educación Profesional tras la desregulación del mercado Chile 1980-20063 Number of Universidades del CRUCH 1980 1986 1990 1995 2000 2006 8 20 20 25 25 25 3 40 45 39 36 Universidades Privadas Total de Universidades 8 23 60 70 64 61 Institutos Profesionales CRUCH. -- 4 2 -- -- -- Institutos Profesionales privados. -- 19 76 73 60 43 Total Institutos profesionales. 23 78 73 60 43 Centros de Formación profesional 132 161 127 116 102 178 300 270 240 206 Total de organizaciones educación terciaria. 8 3 CNAP 1999-2007. El modelo chileno de acreditación de la educación superior. Consejo Nacional de Acreditación, Santiago 200. Pág. 24. 12 Observamos que se puede hablar de tres etapas o fases diferentes en lo que a morfología del mercado se refiere. Hay un primer momento en el que el ingreso de nuevos prestadores de servicios educativos ocurre a un paso sumamente elevado, siguiendo la desregulación del mercado. La presencia de un alto grado de “demanda insatisfecha” y la implantación de una política de subsidio a la demanda – créditos reembolsables y becas, - llevan a que inicialmente los mercados de educación terciaria crecieran a tasas de dos dígitos por varios años. Nuevos segmentos de población comienzan a ingresar a la educación terciaria, reflejando una fase de gran expansión de la economía Chilena y, simultáneamente, un claro proceso de gradual democratización del ingreso a las universidades nacionales. Esta etapa fue seguida por una segunda fase de desarrollo sectorial en la que la “industria educativa” va mostrando signos de saturación y se reduce considerablemente el ritmo de ingreso de nuevos prestadores de servicios. Ello ocurre en la década de los años 1990. Finalmente, la industria entra en una tercera fase de su “ciclo de vida” en la que se observa la salida de organizaciones educativas del mercado, fusiones y adquisiciones de universidades, y la desaparición de numerosos Centros de Educación Técnica e Institutos Profesionales. El ingreso de nuevas universidades al mercado ha ocurrido siguiendo dos lógicas muy distintas. Por un lado, numerosas universidades han optado por lo que aquí hemos denominado “estrategia de ingreso de bajo perfil” que involucra la apertura de una nueva institución de enseñanza superior con escaso cuidado por la calidad del proyecto educativo, prestando solo un mínimo de atención a la infraestructura física, a la calidad del plantel de profesores, y demás La apertura de nuevos “campus” de enseñanza a lo largo de la geografía nacional en base a profesores part time traídos desde la Metrópoli por unas pocas horas del día – “fly-by-night”, en la literatura sobre estos temas – ha sido frecuente en este segmento de la nueva oferta educativa. En este núcleo de nuevos prestadores de servicios educativos ha habido poco cuidado por la acreditación de los servicios. Por otro lado un pequeño número de universidades ha optado por lo que llamamos “estrategia de ingreso de alto perfil” la que involucra una infraestructura de “clase mundial”, profesores con graduación de doctorado o máster, y un currículum de enseñanza cercano al estado del arte internacional. Los aranceles estudiantiles en este segmento de universidades son superiores a la media del sistema y las mismas dirigen su oferta a los sectores mas acomodados de la población local. Algunas de estas han optado en años recientes por iniciar actividades de investigación y desarrollo y han comenzado a establecer acuerdos de doble titilación con universidades de países desarrollados. La naturaleza de ambos modelos educativos es claramente distinta. La estrategia de “bajo perfil” refleja una conducta de maximización de beneficios de corto plazo influida por la existencia de demanda excedente en los mercados de servicios de educación terciaria, y un marco regulatorio sumamente endeble que ha dado escasa importancia a la acreditación. Ello ha permitido que se desarrollara una extensa industria universitaria de baja calidad. Por otro lado, la estrategia de “alto perfil” ha dado origen a un pequeño núcleo de nuevas universidades de alto nivel académico que atiende a los sectores de mayor ingreso dentro de la sociedad Chilena. En el tiempo esto ha generado un modelo altamente segmentado de servicios educativos de nivel terciario. En años recientes comienzan a aparecer signos de saturación en los mercados de educación terciaria. La industria parece haber alcanzado un “plateau” en el que resaltan 13 el alto grado de oligopolización del mercado educativo, el que aparece dominado por dos grandes actores - la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica – cuya posición de mercado se ve crecientemente erosionada por el avance de un pequeño grupo de universidades de menor escala – tanto públicas como privadas – que desarrollan técnicas novedosas de competencia para captar una participación creciente en la oferta de servicios educativos y de investigación. Pese a que en el conjunto del país la fracción de estudiantes de 19 a 24 años que entra al sistema universitario se ubica en el entorno al 38% - por debajo de otros países de igual nivel de desarrollo – en los dos primeros quintiles de la población dicha fracción alcanza a mas del 80%, dando cuenta del alto nivel de cobertura que la educación terciaria ha logrado en los niveles altos de ingreso de la comunidad. Ello sugiere que para seguir avanzando en equidad de acceso será necesario en años futuros examinar con mayor detenimiento tanto los aranceles estudiantiles como los montos del subsidio a la demanda, si se pretende alcanzar mayor penetración en tramos de menor ingreso de la comunidad. Cabe recordar en este sentido que junto a Korea Chile es uno de los países del mundo donde es mayor la proporción del financiamiento de la educación terciaria que viene de las propias familias. Éste llega casi al 80% del total del costo de dicha formación (OECD, 2010). 3.2. Subsidio a la demanda y acceso al mercado El ingreso a las universidades ha sufrido una enorme transformación en Chile en el curso de las últimas dos décadas. El número de estudiantes pasó de 245.000 in 1990 – 15% del total de jóvenes de 19 a 24 años – a casi 800.000 en la actualidad – 40% del total de dicho grupo etáreo. Varias fuerzas explican lo ocurrido en este ámbito. Por un lado, la economía chilena atravesó una etapa de gran expansión entre 1984 y 1998, alcanzando una tasa media anual de 7.5%. Una gran cantidad de nuevas industrias entraron en producción – vinos, frutas, acuicultura, celulosa y papel, etc. – demandando personal calificado de muy distintas disciplinas. La economía vivió un marcado proceso de “profundización tecnológica que requirió capital humano de nueva calificación. Las universidades y Centros de Formación Profesional adquirieron fuerte presencia en ese contexto. Por otro lado, el subsidio a la demanda creció muy marcadamente, mas allá de que en última instancia las familias terminan financiando a través del reembolso de los adelantos recibidos el ingreso de sus miembros al mundo universitario. Es importante observar que la tasa de acceso fue sumamente alta en los quintiles más bajos de la distribución, hecho marcado por un avance del 4% al 15% de acceso en el tramo 19-24 años en el quintil inferior, y de 8% a 21% en el quintil subsiguiente. Las Tablas 2 y 3 describen lo ocurrido.. 14 Tabla 2 Ingreso de nuevos estudiantes en el sistema universitario Chileno 1983-2006 1983 1985 1990 1995 2000 2006 105.341 108.674 108.119 154.885 201.186 256.750 Private universities 2.708 4.953 19.509 69.004 101.386 180.346 Total Universities 108.049 113.625 127.628 223.889 302.562 473.096 Prof. Institutes 25.244 32.233 40.006 40.980 79.904 119.251 Prof. Training Centres 39.702 50.425 77.774 72.735 53.354 63.387 172.995 196.283 245.408 337.604 435.830 619.734 CRUCH universities. Total Tabla 3 Acceso a la Universidad por tramos de ingreso. Chile 1990-2006 Quintiles de ingreso 1990 1996 2003 2006 I 4,6 7,6 12,4 17,3 II 7,5 13,5 19,2 22,4 III 12,2 19,7 32,1 31,7 IV 22,4 33,2 48,6 49,6 V 39,7 63,2 73,7 80,0 Total 15.6 26,1 37,8 38,3 Quintil V/ 8,6 8,3 5,9 4,6 Quintil I En relación al mix publico/privado de provisión de servicios resulta notable el hecho de que es el sector privado el que ha expandido abruptamente su participación de mercado, tema que se pone claramente de manifiesto en la Figura N1 presentada a continuación. 15 Figura 1 Alumnos incorporados a la educación terciaria según tipo de prestador público/privado del servicio educativo (1990=100) 1.200 1.000 800 600 400 200 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 CRUCH Universities Profesional Institutes Total Private Universities Technical Training Centers Source: Based on MINEDUC (2006) 3.3. Financiamiento. Las universidades públicas chilenas financian sus actividades a partir de recursos fiscales – el Aporte Fiscal Directo (AFD) y el Aporte Fiscal Indirecto (AFI) – e ingresos de otras fuentes, como Aranceles Estudiantiles, Donaciones, Venta de Servicios a Agencias del Sector Público o/y Empresas, y otros. El AFD constituye la mayor de las Fuentes presupuestarias de que disponen las universidades del CRUCH aunque su peso relativo ha ido bajando en el tiempo. Por otra parte, se observa una significativa varianza entre universidades del CRUCH en lo que atañe a la importancia relativa del AFD. Para el conjunto del sistema el mismo oscila en el entorno al 30%, pero es bastante más que eso en la Universidad Austral o en la Universidad Federico Santa María y bastante menos en la Universidad de Chile, en la Universidad de La Frontera, o en la Universidad de Los Lagos. Una segunda fuente de financiamiento fiscal – mucho más reducida que la anterior – es el AFI, Aporte Fiscal Indirecto. Este es un financiamiento que reciben los mejores 27.500 alumnos clasificados en la prueba anual de Aptitud Académica, en la que participan en el entorno a los 200 mil postulantes. Dichos alumnos se ordenan en cinco grupos en función de los puntajes alcanzados y cada grupo recibe una alícuota (decreciente) comparando con el grupo de mejores rendimientos. Se trata de un premio a la excelencia, pero dado el carácter claramente sesgado de los resultados de la prueba de ingreso atendiendo a la diferencia entre alumnos secundarios del sistema público y público subvencionado y aquellos otros que provienen del segmento privado, termina conformando un factor de acentuación de las 16 fuerzas de segmentación que operan dentro del sistema educacional Chileno. El AFI lo reciben las universidades a las cuales los alumnos aplican por admisión, siendo ello el origen de que el grueso de los alumnos AFI terminan incorporándose a las cuatro o cinco universidades de más prestigio dentro del mundo académico Chileno, esto es, La Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica, la Universidad de Santiago, La universidad de Concepción, La universidad Católica de Valparaíso, y unas pocas más. En 1990 AFD+AFI representaban 67.6% del total de los recursos de las Universidades del CRUCH. En 2007 dicha proporción había caído a 35%, aproximadamente, como vemos en la Tabla Nº 4 más adelante. En el ínterin fue creciendo la fracción del total de ingresos que se cubre por aranceles estudiantiles, así como por fondos concursables otorgados por agencias como Mecesup, CONACYT y otras. En otros términos, los “block grants” del pasado han ido perdiendo terreno relativo frente a los ingresos obtenidos por vía competitiva, ya sea a través de aranceles estudiantiles o por proyectos de I&D.. Figura 2 Fuente de Fondos de las Universidades del CRUCH.. 1990-2003 17 Sources of revenue of CRUCH universities, 2000-2006 40.0% 35.0% 30.0% 25.0% 20.0% 15.0% 10.0% 5.0% 0.0% 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 Año Aranceles Financiamiento Fiscal AFD AFI Venta de Bienes y Servicios Fuente: Anuarios CRUCH Tabla 4 Participación relativa del Financiamiento Fiscal (AFD+AFI) en las universidades del CRUCH.4 (At constant MM 2005 $) Item 1.Fiscal Direct Support 2.Fiscal Indirect Support Block Grants Total fiscal resources. 1990 % 61.934 51.1 20.016 16.5 67.6 121.120 100 2007 % 122.714 34.0 18.864 5.2 39.2 243.220 Source: J.Katz & R.Spence, 2008 and OECD, 2008, pag.143, Table 8.10 (for 2007) Dentro del cuadro general hasta aquí descrito – que pone en evidencia la gradual caída del financiamiento fiscal vía “block grants” y el paralelo aumento del financiamiento vía recursos concursables – resulta importante observar que las distintas universidades públicas han seguido estrategias diferenciadas jugando con un mix de recursos fiscales, aranceles estudiantiles 4 CNAP 1999-2007. El modelo chileno de acreditación de la educación superior. Consejo Nacional de Acreditación, Santiago 2007. MM is million (106) 18 y venta de servicios para cubrir sus presupuestos operativos. Ello se pone de manifiesto en la Figura Nº 3. Figura Nº 3 Fuentes de fondos en las Universidades del CRUCH., Surces of Funds, by CRUCH Universities, 2006 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% ón Fuente: Anuarios CRUCH U .d e U .M U et .F ro po ed lit er U. a U ic A na . o u S st deCa an ra C tóli ta l ie c M nc a d ar ia e ía s V d a e lp la ar E aí du so ca ci 0% T U ar .d ap e ac A á nt of ag as ta U . U . d de Ta e C lc on a U .C ce at pc ól ió ic n a de U lN .C U or at .d te ól ic e la a de Se C ren on a ce pc ió U n .d e A ta ca U m .d a e S U an .d tia e g M o ag al la ne U s .d el B io -B U io .d P on U. e de tif P ic la C a ya hi U A . C le nc at ha ó lic de U a . U C. ieC Art ur nc at o ól ia P sic ra dae t de lal EM dau ucl U .C aec ió at n ól ic a de T e m U .d uc e o V al p U a ra .d ís e o la U .T F ro ec U nt . n er ol de óg L a ic os a M La et go ro s po lit an a 10% Financiamiento Fiscal Aranceles Venta Bienes y Servicios Otros Tal como vemos, existen enormes diferencias en el peso relativo de los aportes fiscales, los aranceles estudiantiles y los ingresos por servicios, donaciones y otros, entre universidades del CRUCH. Destaca en ese sentido, por ejemplo, más del 70% de los ingresos de la Universidad Arturo Prat provienen de aranceles estudiantiles en tanto que sólo 17% corresponden a dicha fuente de fondos en la Universidad de Atacama. Asimismo observamos que los recursos fiscales constituyen 47% del total de ingresos para la Universidad Austral y solo 7.1%, 6.1% y 5.6% respectivamente para la Universidad de La Frontera, Universidad Los Lagos y Universidad Tecnológica Metropolitana. Siguiendo idéntico patrón notamos que los ingresos por venta de servicios, donaciones, etc. constituyen 66% del total para la Universidad de Chile, 63% para la Universidad de Atacama, y 59% para la PUC en tanto que dichos ingresos sólo constituyen una fracción menor en el caso de la Universidad A. Prat, o de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Habiendo hasta aquí examinado la varianza que se observa en lo que a fuente de fondos se refiere en el grupo de universidades del CRUCH parece importante ahora referirnos a la varianza en lo que atañe a “misión” o desempeño. En este sentido una primera distinción importante es entre universidades “de investigación” y universidades “de enseñanza” 19 exclusivamente. Es en el primero de dichos grupos donde comenzamos a ver contemporáneamente la aparición de nuevos vínculos Universidad-Empresas que es lo que prioritariamente nos interesa identificar en el marco de este estudio. En función de ello en lo que sigue examinamos con mayor detalle el subgrupo de “universidades de investigación” dentro del conjunto del CRUCH. A fin de avanzar en esta dirección el Cuadro que sigue identifica cuales son las universidades de investigación en el medio local, usando para tal propósito el numero de publicaciones ISI alcanzadas por cada una de ellas,. . Publicaciones indexadas: Período 2001-2004 University University of Chile Catholic University of Chile University of Concepción University of Santiago Austral University Federico Santa María University Catholic University of Valparaíso Católica del Norte University University of La Frontera University of Valparaíso University of Antofagasta University of Talca University Andrés Bello University of Los Lagos University of La Serena Publications 3123 1975 1237 725 527 293 247 226 216 131 139 99 82 66 70 Source: Chilean Academy of Science,”Análísis y Proyecciones de la Ciencia Chilena” 2005 La producción de investigación de las universidades tradicionales está directamente correlacionada con la cantidad de doctores contratados en cada universidad, ya sea en términos de frecuencia absoluta o de jornadas completas equivalentes. 20 Figura Nº5. Publicaciones ISI por prof JCE: Año 2008 V UC Au st ra U l Fr on te U ra Ta ra pa ca CH U a US A Ta lc N UC de U UT FS M on ce C PU C de U U de C hi le 0,8 0,7 0,6 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 0 Fuente: Publicaciones ISI: CONICYT, JCE: SIES MINEDUC Tal como se ha mencionado previamente la Universidad de Chile y la Universidad Católica lideran la escena en términos de publicaciones ISI por JCE, siendo seguidas – con bastante distancia – por la Universidad de Concepción, la Universidad Federico Santa Maria, la Universidad de Talca, y otras. Este resultado abre dos nuevos interrogantes que exploramos a continuación. Productividad – en enseñanza y en I&D – entre universidades del CRUCH y la presencia de posibles economías de escala en estas dos actividades. La Tabla Nº nos brinda información comparativa para explorar estos temas. La Tabla Nº sugiere que podrían estar operando moderados retornos crecientes a escala en lo que a I&D se refiere. La productividad por JCE parece ser mayor en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica cuando comparamos con los indicadores de la Universidad de Concepción, la Universidad Austral o la Universidad de Santiago, una vez normalizado por JCE. Una estimación vía funciones de producción del parámetro de retornos a escala en el campo de la I&D confirma la aseveración anterior.. Tabla Nº Perfil de la cinco mayores universidades de investigación en Chile. Profile of the five biggest research-oriented universities in Chile, 2006 Indicator Students Numbers a High scores (High school grades) b (%) High scores (PSU score) b (%) Graduates c (%) PhD conferred d Faculty Numbers e Fulltime f (%) PhDs g (%) Fulltime PhDs h (%) University of Chile Catholic Univ. of Chile University of Concepción University of Santiago Austral University Average 28,549 21,374 21,500 18,671 10,790 20,177 15.1 15.8 15.7 14.3 10.7 14.3 16.7 13.4 85 17.4 16.8 56 10.9 12.4 44 11.9 17.5 25 6.5 10.8 15 12.7 14.2 45 3,589 49.1 20.5 71.2 2,615 62.8 50.0 79.8 1,466 81.0 31.4 96.5 1,983 42.0 16.1 76.6 948 69.8 23.5 95.5 2,120 60.9 28.3 83.9 21 Research Projects i Publications (ISI+SCIELO) j 384 3,244 280 2,233 134 1350 108 625 55 600 192.2 1,121 (a), (c), (d), (e), (f), (g) and (h) (data for 2006) from CRUCH (2006); (b) Departamento de Medición, Registro y Evaluación (DEMRE), Universidad de Chile (2006), for the class entering university in 2006. High scores are students with more than 600 points out of 800 in the selection test.; (i) and (j) El Mercurio (2006) SOURCES: Tabla Graduations, R&D projects and publications per FTE faculty. Five biggest research-oriented Chilean public universities. University Catholic University University Universidad of University of of Austral Chile Concepción Santiago Publications per FTE faculty Research projects per FTE faculty 1.84 1.36 1.14 0.75 0.91 0.22 0.17 0.11 0.13 0.08 4. La dinámica de comportamiento de las universidades Las universidades del CRUCH han seguido diferentes estrategias a fin de ganar pociones tanto en enseñanza como en investigación. Los gráficos que siguen muestran la dinámica de comportamiento de las mismas entre 2000 y 2006, primeramente en lo que hace a I&D y a continuación en lo que se refiere a enseñanza. 22 Diferentes Estrategias competitivas ‘Climbing the ladder’ Publications/ FTE Teachers Strategy Matrix, CRUCH's Universities, 2002-2006 0.80 Publications/Teachers FTE 0.70 2006 2002 0.60 A 0.50 2002 2006 2006 0.40 2002 0.30 2006 2006 2006 2006 0.20 2002 2002 2006 2002 2006 2002 2006 2006 2002 B 20,000 2006 2002 2002 2002 2002 0.10 0.00 - C 40,000 60,000 80,000 100,000 120,000 D 140,000 160,000 180,000 Revenue/Teachers FTE U. Arturo Prat U. Católica de Valparaíso U. de Los Lagos U. Austral U. de Chile U. de Santiago Pontificia U. Católica U. de Concepción U. de Talca U. Católica del Norte U. de la Frontera U. de Valparaíso Ambos gráficos confirman un hecho ya comentado, y esto es el claro liderazgo de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica en ambos planos, enseñanza e investigación. Sin embargo, el primero de los dos gráficos muestra como un reducido numero de universidades más pequeñas parece estar siguiendo una dinámica de acercamiento a las posiciones de ambas universidades líderes en el ámbito de los esfuerzos de I&D. Prácticamente en todos los casos observamos una tendencia a moverse hacia el cuadrante superior derecho, mejorando los resultados de la producción científico-técnica por JCE. Ello, por supuesto, no implica necesariamente buscar el acercamiento al aparato productivo, pero debemos verlo como condición necesaria (aunque no suficiente) para ello. Sólo expandiendo la base de investigación académico seria factible avanzar hacia una mayor transferencia de conocimientos al aparato productivo. Es obvio que se requieren incentivos y mecanismos de apoyo para que ello ocurra, pero sin una mayor base cantidad y calidad de I&D difícilmente se podría alcanzar. Por otro lado, debemos recordar que la competencia como factor disciplinador de la conducta de las universidades del CRUCH parece cumplir un papel mucho mas importante en el mundo de la investigación que en el de la enseñanza ya que los fondos concursables – un dual por el mercado – se han convertido en el 23 mecanismo mas usual y difundido de acceso al financiamiento. Este no parece ser lo que ocurre en el mundo de la enseñanza donde las universidades se benefician de la existencia de un marco regulatorio débil en lo que hace a acreditación de sus servicios. No son pocos los casos en los que la productividad por JCE no muestra mejoras de significación, (o aun empeora) en años recientes. La debilidad de la competencia y las fallas de mercado parecen ser mucho mayores en el ámbito de la enseñanza que en el de la investigación. . Undergraduates/ FTE Teachers U nderg ra dua te Students/T ea chers FT E Strategy Matrix, CRUCH's Universities, 2002-2006 0.0 5.0 10.0 A C2002 2002 15.0 2006 2002 2002 2002 2002 2006 2006 2006 2006 2002 2002 2006 25.0 2006 2006 30.0 B 2006 D 2002 2002 35.0 40.0 - 2006 2006 2002 20.0 2006 2002 20,000 40,000 60,000 80,000 100,000 120,000 140,000 160,000 180,000 Revenue/Teachers FTE U. Arturo Prat U. Austral Pontificia U. Católica U. Católica del Norte U. Católica de Valparaíso U. de Chile U. de Concepción U. de la Frontera U. de Los Lagos U. de Santiago U. de Talca U. de Valparaíso Source: CRUCH statistics Hasta aquí nuestro estudio ha avanzado en base a material estadístico secundario. Para avanzar algo mas en la comprensión de los vínculos Universidad-Empresa hemos optado por dejar el plano de la estadística secundaria y pasar al análisis de casos, es decir, hemos optado por una aproximación mucho más micro, “sector-yuniversidad específicos”. Presentamos a continuación nuestros resultados en este ámbito. 24 4. El comportamiento Universidad-Empresa desde una optica micro Para penetrar más en detalle en el tema de las relaciones Universidad-Empresa hemos optado por mirar un campo especifico – fruta y vinos – y una Universidad en particular – la de Talca – y utilizar la entrevista directa como vía de aproximación a la manera en que se han ido construyendo lazos de asociatividad entre productores y núcleos académicos relacionados con la transferencia de conocimientos tecnológicos La cuestión estriba en comprender cómo se ha ido “construyendo” institucionalidad en ese sentido y cómo esto ha estado asociado a la difusión de nuevas capacidades y formas de interacción entre el núcleo empresario y la comunidad académica. Veamos primero que nos dicen las entrevistas con productores y, posteriormente, lo recogido en nuestras visitas a centros de investigación y transferencia tecnológica de la Universidad de Talca. 4.1.Warpi, Una empresa hortofrutícola. En 1988 la firma adquiere un campo de 22 hectáreas. Hoy tiene 500 hectáreas plantadas y emplea 420 personas. En sus orígenes la firma dependía mucho de la información tecnológica que obtenía en Santiago. Sin embargo, se podría describir su trayectoria como la de un gradual “alejamiento” de ese modelo de comportamiento hacia un mayor “enraizamiento” en la región. En opinión de su dueño esa es también, la historia de las otras 14 firmas con las que comparte el llamado Grupo de Transferencia Tecnológica que opera como un espacio importante de asociatividad, en el que se difunden ideas sobre tecnología y organización de la producción. La firma ha ido cambiando su modelo de organización del trabajo, reduciendo el grado de integración vertical de su funcionamiento global. Por ejemplo, antes los parrones los hacían ellos mismo, hoy se subcontratan a una empresa de un ex operario que se ha desarrollado como subcontratista. Si bien han comenzado a operar con tecnología básicamente norteamericana han ido cambiando hacia prácticas tecnológicas europeas, primero, y de Nueva Zelanda, posteriormente. Las diferencias con este último país radican, según el entrevistado, en que el país ha puesto una enorme cantidad de dinero en investigación, (varias veces más de lo que se gasta en la materia localmente) pudiendo con ello desarrollar tecnologías propias de frontera. En materia de productividad se ha ido gradualmente cerrando la brecha relativa con Nueva Zelanda, y las diferencias que aun subsisten se explican más bien por una menor tasa de difusión de tecnologías de punta entre los productores pequeños y medianos locales, que son los que explican que la productividad media Chilena sea aun menor que la de Nueva Zelanda. El entrevistado calcula que solo el 20% de los productores locales tiene rendimientos del tipo de Nueva Zelanda, pero que los chicos y los medianos tiene rendimientos por hectárea mucho menores. Emplean tanto asesorías externas como experimentación propia “a campo” dentro del mismo huerto. Parece haber habido un cambio profundo en la naturaleza de los asesores y contratistas externos con los que trabaja en dirección a ir incorporando una nueva generación de profesionales jóvenes mucho más abiertos al mundo y perceptivos de lo que pasa internacionalmente. Antes eran más “cerrados” y tenían escasa información sobre formas de organización del trabajo empleadas en terceros países. Junto a otras 13 empresas han creado un grupo de transferencia tecnológica que se reúne una vez por mes para intercambiar información. Funcionan con un coordinador externo pagado para que de cada sesión haya una ayuda memoria de difusión colectiva. A esa reunión ahora invitan regularmente a una persona de Centro de Pomáceas de la 25 Universidad de Talca. En esa reunión de 15 o 20 personas participan también viveros y exportadoras de frutas. El proceso ‘madurativo’ que ha ido sufriendo la firma, y el conjunto de la industria, es en su opinión muy visible. Hoy los viveros entregan plantas de mucha mejor calidad, y los exportadores se manejan con un gran profesionalismo. Hoy casi todos los predios tienen trazabilidad y ya no se le vende a un broker un commodity indiferenciado, sino que se busca vender directamente en los supermercados tipo Wall Mart o Tesco, saltando la etapa del broker. Es interesante observar que las MNCs que previamente operaban verticalmente integradas produciendo fruta y luego exportando, han ido abandonando la fase productiva – porque no logran competir en costos con los predios locales – y se han ido concentrando solo en la exportación. No han sido buenos administradores de sus campos y ahora, reconociendo este hecho se están concentrando solo en el negocio de exportación, algunos ejemplos son: Chiquita Chile Ltda., Del Monte y otros. Junto a esto, el otro gran cambio es que ellos han ido asumiendo gradualmente el papel de exportadores. En la actualidad hay alrededor de 400 exportadores chilenos, mientras que antes solo un puñado de 4 ó 5 exportadores embarcaban el 70% de la fruta local. Esta transformación comenzó en el inicio de los 1980’s. A las ventajas comparativas naturales Chile agrega en ese momento la aparición de un nuevo tipo de empresario, mas profesionalizado. Se dividieron las tierras de los parceleros, muchos vendieron y llegaron nuevos empresarios que impusieron un manejo más profesionalizado del modelo de organización de la producción. En total hay unas 300.000 hectáreas (324.278 ha, VII Censo Agropecuario. 2007) de fruta en todo Chile. Entre las especies importantes figuran uva de mesa (62.410 ha), paltos (39.302 ha) y manzanas (37.197 ha). Cuando se llego a 30.000 hectáreas plantadas pensaron que eso ya era mucho y que ello iba a afectar el precio a la baja, pero en esos años comenzaron a aparecer nuevos consumidores – China e India, y muchos otros – y el precio sufrió grandes aumentos. Hoy se producen alrededor de 40.000 hectáreas y no ve un “techo” obvio hacia delante. Hay mucha demanda y podría haber mas oferta que los mercados absorberían. Se queja, obviamente, del tipo de cambio, y de que los costos de energía y trabajo han aumentado, pero no se queja de su rentabilidad actual. Otro detalle importante es que los productores del Maule ahora viajan mucho y tienen mucha más información de lo que pasa en el mundo. La competencia ha aumentado – Argentina, Australia, etc. – pero también lo ha hecho la eficiencia local. Se apoyan ahora más que antes en un esquema de asociatividad en el que también incluyen al Centro de Pomáceas de la Universidad de Talca. Esto es un fenómeno de los últimos 10 años, antes no. En todo caso, hay figuras emblemáticas que han tenido mucho que ver con la consolidación de un modelo de relacionamiento empresas-universidad, como es el caso de Antonio Yuri, en la actualidad Vicerrector Académico de la Universidad de Talca y Director del Centro de Pomáceas, que le ha impuesto una tónica muy dinámica al vínculo de la universidad con las empresas. Junto al desarrollo de las empresas también se ha ido dando el desarrollo de algunos servicios a la producción. Mucho menos ha ocurrido en el ámbito de la industria de equipos o en el sector de agroquímicos donde las importaciones siguen dominando totalmente el panorama local y nacional. En resumen, hay nuevas formas de institucionalidad en proceso de construcción, sobre todo en lo que hace a asociatividad entre los productores frutícolas, viveros, etc. y a los vínculos de éstos con la Universidad de Talca. Menos parece haber ocurrido en términos de servicios bancarios (seguros, ventas a término, etc.) o con las industrias de insumos intermedios – agroquímicos, maquinaria, empaque – que no muestran procesos significativos de acoplamiento al desarrollo madurativo de los fruteros. Hay, 26 claramente, un sendero madurativo de la firma, que lleva a muchos productores locales a hacer esfuerzos de ensayo y error en sus predios y a “producir” unidades incrementales de conocimiento técnico, vía experimentación. Pero reconoce que no todos los fruteros lo hacen, y lo atribuye a un tema de edad, educación, etc. Sin embargo, las cosas han ido mejorando mucho, sobre todo en los últimos años. Ejemplo de ello es la calidad de las plantas que ofrecen los viveros, la mejora de los servicios técnicos a la producción y demás. Sus fuentes de inspiración hoy están en Nueva Zelanda, pero siente que el esfuerzo tecnológico autónomo que dicho país realiza esta ausente en el medio local. La productividad media local es más baja que en Nueva Zelanda, pero no porque en lo sea en los “mejores” predios de la región sino porque un tramo importante de las firmas locales opera todavía lejos de las mejores prácticas internacionales. 4.2.Viña Echeverría El titular de esta firma es un personaje atípico en la esfera empresarial local en la medida en que es agrónomo y enólogo por profesión, pero también economista con nivel de PhD en la Corporación Chilena del Vino, y ha participado – y sigue haciéndolo – en todo el proceso de construcción de instituciones y asociatividad que muestra el sector vitivinícola Chileno. Su nombre figura como parte del núcleo gestor de numerosos emprendimiento público/privados FAT, FONDEF, PROFOS, APL (Acuerdos de Producción Limpia), Centro del Vino de la U. de Talca, Vinnova y otros, que describen las “fases evolutivas” por las que ha ido transitando el desarrollo institucional del sector vitivinícola local. La asociatividad ha cumplido un rol fundamental como elemento constitutivo del “entramado” o “cluster” del vino, el que ha involucrado a distintos planteles universitarios – U. de Chile, U. Católica, Federico Santa Maria, U. de Talca y otras – Agencias de Gobierno (CORFO, CONICYT) y empresas privadas. En fechas recientes dicho “entramado” ha comenzado a extenderse hacia el turismo, la gastronomía y demás en base a las llamadas “Rutas del Vino”. Ésto refleja efectos de tipo “horizontal” de la expansión vitivinícola. También ha habido efectos importantes sobre fabricantes de equipos, de insumos agroquímicos, de servicios a la producción (enólogos, agrónomos, etc.) etc. Estos son de esperar en una industria fuertemente enraizada en el medio local, que ha ido progresando a lo largo de un proceso madurativo de desarrollo productivo, tecnológico e institucional. Es interesante observar que todo el ciclo ha contado con un estrecho seguimiento y apoyo – y gradual “maduración” en paralelo- del aparato gubernamental encargado de diseñar y formular políticas públicas para esta industria. CORFO no sólo ha bajado el riesgo y la incertidumbre presentes en todo programa de inversión en innovación, aportando financiamiento por diversas vías, sino que ha avanzado recientemente en una dirección sumamente novedosa permitiendo que la Corporación del Vino adopte un rol pro-activo de agente financiero capaz de gestionar y administrar recursos públicos, pese a ser una entidad de derecho privado. Esto es un reflejo del alto grado de “accountability” y confianza que se ha desarrollado al interior del vinculo público/privado en esta esfera productiva, hecho crucial en la consolidación de mecanismos vibrantes de asociatividad. Pese a lo anterior es todavía escaso el avance que se ha logrado en el campo de la fabricación local de equipos y otros varios insumos intermedios. La falta de un buen desarrollo de la industria metalmecánica parecería ser parte de la explicación del poco desarrollo que el cluster vitivinícola exhibe en esta dirección. Pese a que el entrevistado 27 reconoce que algunos prototipos se hacen en Chile, y que en la VII región existen maestranzas que por su especialización deberían “naturalmente” avanzar en esta dirección, admite que hay mucho por mejorar en este sentido, todavía. Se ha logrado progresar en envases, material de empaque, etiquetas, y demás. Al igual que lo anterior, reconoce carencias en materia de puertos y caminos, que apoyen el proceso de descentralización regional que esta protagonizando la industria. Otro plano en el que se registran carencias, hace a la formación de recursos humanos calificados. El mercado va gradualmente buscando soluciones en este plano como, por ejemplo, la reciente expansión de U. de Talca hacia Curico, creando un Instituto de Formación Profesional para preparar técnicos para la industria. Las empresas están jugando un papel muy activo en esta dirección y cuentan con un constante respaldo del Sector Público. El Cluster vitivinícola es particularmente importante para esta región de Chile. Se observa que las hectáreas sembradas van ganado terreno en áreas marginales (de secano) en función de nuevas tecnologías de riego. El papel del sector universitario aportando conocimientos de base para entender el rol del terroir y las nuevas tecnologías de vinificación lleva a suponer que Chile podrá ir “construyendo” nuevas formas de internacionalización con vinos finos de exportación como parte de un modelo exitoso de desarrollo sectorial. 4.3.CENTRO DE POMACEAS, U. de TALCA El Centro de investigación en Pomáceas fue creado en 1995 por tres investigadores de la Universidad de Talca, José Antonio Yuri, Claudia Moggia y Jorge Retamales, con apoyo de Fondef. Dentro del cuadro productivo de la región los mencionados investigadores buscaban identificar aquellos campos en los que la universidad podría hacer un aporte significativo a la economía del Maule. Hoy cuentan con unas 17 personas, 5 de ellas financiadas por la Universidad de Talca y el resto cubierto por fondos externos, entre ellos Fondef, Fondecyt, CORFO, Innova y otros. El presupuesto global del Centro es unos 250 millones de pesos anuales, de los cuales cerca del 10% viene de la industria como cuotas de asociación. El resto sale de proyectos. La universidad aporta los edificios, pero el equipamiento interno – poco ero de buen nivel en una rápida apreciación de la visita – y gastos de mantención proviene de los proyectos adjudicados. Brindan asistencia técnica a los productores de la región. Existen hoy por hoy agencias privadas de certificación, pero ellos cumplen un papel importante en este campo. Los rendimientos promedio por hectárea han aumentado de manera significativa (rendimiento promedio país 35 ton/ha, producción total 1.300.000 ton, superficie 37.197 ha,). Ha mejorado mucho la rutina de manejo agronómico de los huertos, como por ejemplo mejores prácticas de raleos y manejo de la carga frutal, a medida que se fue acumulando conocimientos. El manejo de la canopia, el calibre y el color de la fruta muestran grandes progresos en el know how de producción de los empresarios de la región. A mayor calibre del fruto mayor precio y mejor rentabilidad, siendo eso algo que los productores locales han aprendido en los últimos años. Es interesante que los alumnos de los últimos años – y los que están preparando sus tesis – ya tienen contacto con las empresas frutícolas y no hay falta de puestos de trabajo para los alumnos de Agronomía de la Universidad de Talca. Otro aspecto importante de destacar es que los alumnos mayormente son de la 7ª Región, algunos de la 8ª o de la 6ª y provienen de núcleos de la clase media local. Los hijos de sectores más pudientes se trasladan a estudiar a Santiago y pocos vuelven. La Universidad de Talca tiene una 28 matrícula de 6500 alumnos, aproximadamente (cifras 2007), de los cuales alrededor de 500 corresponden a Agronomía. 4.4 Centro Tecnológico de la Vid y el Vino. U de Talca. Al igual que el Centro de Pomáceas, el Centro de la Vid y el Vino de la Universidad de Talca muestra una excelente inserción en el medio productivo e institucional del Maule. Fue creado en Octubre de 1996 a partir de un aporte de Fondef y de recursos de la U. de Talca. Es una organización relativamente “pequeña”- 15 a 17 personas – dedicada a proveer servicios técnicos a las viñas y a la industria vitivinícola y a hacer I&D sobre temas como selección clonal, evaluación de porta injertos, ecofisiología de la vid, zonificación (o análisis del terroir) en la subregión del Maule, y también en la 4ª y 8ª región de Chile. Orienta su actividad a gestión de unidades territoriales (terroir), tecnologías de vinificación, status fitosanitario de vides, etc. Su presupuesto alcanza a unos 500 mil dólares anuales. Se financia con recursos de Fondef, Fontec, InnovaCorfo, y participa de Consorcios Tecnológicos en asociación con empresas del sector y otras universidades, entre ellas la U. de Chile y la Federico Santa Maria. Mantiene convenios y programas de intercambio con centros semejantes en la Universidad de California en Davis, con la Universidad de Adelaida en Australia, con Oregon State University en USA y otras. Financia alumnos de doctorado y de Magíster con recursos de los Consorcios Tecnológicos. Álvaro Rojas Marin, ex rector de la Universidad de Talca tuvo un rol preponderante en el desarrollo de los vínculos empresa universidad, de lo cual este centro es prueba palpable. 5. Reflexiones finales. Las universidades chilenas han ido experimentado un fuerte proceso de transformación acicateadas por la intensa competencia que fuera surgiendo tanto en los mercados de enseñanza como de investigación en el curso de la ultima década. Hemos detectado una diversidad de estrategias destinadas a captar población estudiantil, por una parte, y fondos concursables de investigación, por otra.. Pese a que el escenario esta ampliamente dominado por las dos mayores universidades del país – La Universidad de Chile y la Universidad Católica – un selecto numero de universidades más pequeñas ha ido ganando terreno en los últimos años, erosionando las posiciones de liderazgo ostentadas por las dos universidades mayores. De manera incipiente comienzan a abrirse nuevas formas de relación Universidad-Empresas y ello esta asociado a la gradual construcción de nuevas instituciones en este sentido. Los consorcios de investigación, los programas basales, los programas de Innova-Corfo, etc, constituyen distintos modelos de representación de esta nueva institucionalidad en franco proceso de expansión. El trabajo muestra como distintas estrategias son factibles para profundizar la penetración de mercado, y que existen moderadas economías de escala en la investigación que actúan en soporte de las mayores universidades del mercado. El material de carácter agregado presentado en las primeras secciones del trabajo ha sido complementado con un estudio de casos en el que se examinaron en detalle los vínculos entre firmas frutícolas y vineras y la Universidad de Talca. Esta parte de la investigación pone en evidencia el cariz acumulativo de la creación de capacidades en ambos lados del mercado hecho que toma forma a través de un fuerte esquema cooperativo Universidad-Empresas. La literatura internacional muestra ejemplos 29 relevantes de este mismo tipo en países de reciente expansión vitivinícola, como Australia, Sudáfrica, Uruguay o Argentina. . El reciente trabajo de E.Giuliani et. al (Research Policy 2010) muestra como vínculos semejantes a los aquí detectados han ido surgiendo en los casos de Italia y Sudáfrica. El proceso de construcción de institucionalidad ha tomado algo más de una década en el medio local y tiene en este caso epicentro en la región del Maule donde hemos encontrado formas co-evolutivas de avance entre lo económico, lo institucional y lo tecnológico. En la actualidad la industria exhibe un interesante fenómeno de “expansión de la frontera” hacia tierras de menor calidad, aprovechando los enormes progresos tecnológicos que se han ido gestando en materia de riego, en variedades más resistentes al clima, etc. Dicha expansión permite ir hacia la producción de vinos finos de exportación en tierras marginales. En este proceso encontramos que el rápido crecimiento de nuevas capacidades productivas esta asociado al desarrollo de nuevas instituciones y formas de asociatividad con núcleos universitarios, los que van adquiriendo creciente importancia a través del tiempo. Los instrumentos de apoyo público a la industria han ido gradualmente ganando sofisticación y complejidad induciendo al sector privado a buscar nuevas formas de asociatividad y nuevos estilos de diálogo con el aparato estatal. Las universidades, por su parte, han avanzado en la formación de recursos humanos destinados a estos sectores, creando nuevas carreras, nuevas especialidades técnicas y demás. La reciente creación de la Corporación del Vino (ver trabajos recientes de INTELIS, Santiago, 2010) parece dar indicios de un importante proceso madurativo que ha implicado alianzas y creación de confianza entre el sector público, el privado y los estamentos universitarios . El proceso madurativo a que hacemos referencia ha tenido no sólo impacto vertical, esto es, a lo largo de la cadena productiva de la industria vitivinícola, sino que lo esta teniendo crecientemente en el plano horizontal hacia otros sectores de la economía. Es importante observar que ello no ha ocurrido en relación a la producción de bienes de capital para la industria. Existen maestranzas y talleres metalúrgicos que pueden incursionar en el diseño y la fabricación de tanques de almacenamiento, motores, bombas y demás, pero la debilidad de la trama metalmecánica – y electrónica – Chilena ha impedido avances en esta dimensión. El equipamiento básico sigue siendo importado. La falta de bienes públicos que faciliten un transito más firme hacia la producción metalmecánica y los bienes de capital constituye un flanco notorio de debilidad en este campo Al igual que en el caso del vino en la industria frutícola detectamos la aparición de una nueva generación de empresarios, agrónomos y tecnólogos que están imprimiendo una impronta de ‘clase mundial’ al sector, desarrollando conocimientos tecnológicos ‘terroir-y-localidad-específicos’ que son condición sine qua non para una aumento significativo de la productividad local y el desarrollo de nueva capacidad exportadora. Los mercados mundiales están pidiendo producciones mas ‘trazables’, etiquetamiento y packaging más “comprador-especifico”, confiabilidad en los cronogramas de entrega y demás. Dado que la industria esta en el proceso de desplazar a las grandes firmas empacadoras de capital extranjero y desarrollar canales propios de comercialización internacional el ir adquiriendo esos insumos “intangibles” y desarrollar en base a ellos “marcas-país” y relaciones de confianza a través de la cadena alimenticia internacional constituye un sendero que tarde temprano los productores locales tendrán que transitar. Median en este sentido innumerables aspectos de imperfecta información y de acceso a bienes públicos que podrían ayudar a un núcleo importante de productores de la región – quizás el mayoritario – a encontrar nuevas rutinas y formas de organización de la 30 producción que les permitan una producción mas sustentable ambientalmente y competitiva en escenarios mundiales. El apoyo financiero a los procesos de reconversión fabril y organizativa aparece como altamente deseable si se desea preservar la sobrevivencia en el medio y largo plazo de vastos tramos el aparato productivo regional formado por empresas pequeñas y medianas. 31