ANATOMÍA PATOLÓGICA MACROSCÓPICA DEL APARATO RESPIRATORIO, CARDIOCIRCULATORIO Y TIROIDES - Introducción a la Anatomía Patológica Macroscópica del aparato respiratorio Todas las células de los tejidos están bañadas por la sangre arterial; ésta les proporciona los elementos necesarios para su nutrición y funcionamiento y recibe de ellos los productos de desecho. De esta forma, la sangre arterial, a medida que pasa por los tejidos, cede O2 y recibe CO2, transformándose en sangre venosa, que al contener poco O2 y mucho CO2 ha perdido las cualidades necesarias para mantener el normal funcionamiento del organismo. El aparato respiratorio, mediante su función, es el encargado de restituirle sus primitivas cualidades. Para ello se produce el intercambio gaseoso entre la sangre venosa y el aire atmosférico; éste cede O2 a la sangre venosa y a su vez le pasa CO2. Gracias a este intercambio la sangre venosa se transforma en sangre arterial. Los órganos esenciales del aparato respiratorio son los pulmones, ya que en ellos se realiza el intercambio gaseoso. El resto de los órganos respiratorios son tubos aéreos cuya misión es conducir el aire atmosférico hasta los pulmones. Reciben el nombre de vías respiratorias y están constituidas por los siguientes órganos: fosas nasales, faringe, laringe, tráquea y bronquios. - Fosas nasales Son dos cavidades situadas en el centro de la cara que sirven de puerta de entrada al aparato respiratorio. Delante de las fosas nasales se encuentra una prominencia que es la nariz. Presenta dos orificios anteriores, las ventanas, cada una de las cuales está limitada medialmente por cartílago (cartílago del tabique) y externamente por el ala de la nariz. El apéndice nasal presenta un esqueleto osteocartilaginoso; la parte superior de la nariz está sostenida por huesos (los dos huesos nasales y las ramas ascendentes de los maxilares superiores) y la parte inferior por cartílagos. Sobre este esqueleto osteocartilaginoso se dispone una capa muscular que, a su vez, está recubierta de piel. Las fosas nasales son dos corredores muy sinuosos que se dirigen de delante a atrás, y se hallan separados uno del otro por un tabique medio o tabique nasal; se extienden desde las ventanas de la nariz hasta las coanas. Las primeras comunican la parte anterior de las fosas nasales con el exterior, y las segundas son unos orificios que comunican la parte posterior de las fosas con la faringe. En cada fosa nasal distinguimos cuatro paredes: Pared superior o bóveda: está formada de delante a atrás por los siguientes huesos: Huesos nasales. Frontal. Etmoides. Esfenoides. La mayor parte de la bóveda está constituida por el etmoides. Pared inferior o suelo: está constituida por el paladar duro. Esta estructura ósea se interpone entre las fosas nasales y la cavidad bucal, por lo que constituirá el suelo de las primeras y el techo de la segunda. Pared interna o tabique nasal: está constituida en su parte anterior por cartílago (cartílago del tabique) y en su parte posterior por hueso (lámina perpendicular del etmoides y vómer). Pared externa: está formada por varios huesos. Desde ella se proyectan hacia el interior unas estructuras óseas con forma de lámina enrollada que son los cornetes; se distinguen tres: superior, medio e inferior (los dos primeros son parte del hueso etmoides y el tercero es un hueso independiente). Entre cada cornete y la pared externa de la fosa nasal queda un espacio que recibe el nombre de meato. Como hay tres cornetes habrá también tres meatos: superior, medio e inferior; en este último desemboca el conducto lacrimonasal, que comunica las fosas nasales con el saco lagrimal. Por lo tanto, este conducto sirve de vía de salida para las lágrimas. La cavidad nasal se puede dividir en tres partes: vestíbulo, región respiratoria y región olfatoria. a) Vestíbulo: es una zona dilatada junto al orificio nasal externo. Se halla recubierta de piel con sus correspondientes glándulas sebáceas, sudoríparas y pelos (sirven para tamizar el aire). b) Región respiratoria: comprende los dos tercios inferiores de las fosas nasales; en esta región se encuentran los cornetes medio e inferior. También se localiza la mucosa o pituitaria roja, muy vascularizada con el fin de calentar y humedecer el aire que se inspira. c) Región olfatoria: corresponde al tercio superior de las fosas nasales. En ella se encuentra el cornete superior. La pituitaria de esta región tiene una coloración amarillenta y por eso ha recibido el nombre de la pituitaria amarilla. Esta mucosa se halla constituida por células epiteliales y por células olfatorias; son células nerviosas (neuronas) que transmitirán la señal hasta la corteza cerebral. Las células son quimiorreceptoras y detectan sustancias químicas volátiles. Para percibir el olor de una sustancia ésta debe hallarse en estado gaseoso o bien en forma de partículas muy finas. Al llegar sustancias volátiles a las fosas nasales se estimulan las células olfatorias y se inicia un impulso nervioso. Éste se propaga por los axones de las células olfatorias, llega al bulbo olfatorio y de ahí parte por las vías olfatorias hacia la corteza cerebral. Los receptores olfatorios se estimulan por cantidades muy pequeñas de sustancia olorosa, es decir, son muy sensibles. Ahora bien, se fatigan rápidamente y al cabo de unos minutos se puede dejar de percibir un determinado olor, aunque si llega un nuevo estímulo oloroso procedente de otra sustancia reacciona con toda normalidad. - Faringe Este órgano es común a los aparatos respiratorio y digestivo. - Laringe Es un órgano situado en la parte antero-superior del cuello. Es un corto tubo que une la parte inferior de la faringe con la tráquea. Sirve para que pase el aire de la respiración, pero también es el órgano de la fonación. 1. Constitución Las paredes de la laringe están constituidas por los siguientes elementos: a) Un conjunto de cartílagos que constituyen el esqueleto cartilaginoso del órgano. Se hallan unidos entre sí por tejido fibroso y ligamentoso. Los principales cartílagos son: Cricoides: tiene forma de anillo de sello. Ocupa la parte inferior de la laringe y sobre él descansan los demás cartílagos. Tiroides: tiene forma de libro abierto. Está constituido por dos láminas que se unen en la línea media, originando en esta zona una prominencia llamada nuez o bocado de Adán. Aritenoides: son dos cartílagos, uno derecho y otro izquierdo, con forma de pirámide. b) Epiglotis: es una membrana de tejido conjuntivo, tiene forma de raqueta y está situada por delante del orificio superior de la laringe. Durante la deglución se coloca sobre dicho orificio tapando la entrada del órgano; de este modo contribuye a evitar que el bolo alimenticio penetre en las vías respiratorias. c) Músculos que sirven para movilizar la laringe. d) Una mucosa que tapiza la cavidad interna del órgano y que recibe el nombre de mucosa laríngea. 2. Cavidad laríngea Se divide en tres partes: una zona superior o supraglótica, una zona media o glótica y una zona inferior o infraglótica. a) Zona supraglótica: también recibe el nombre de vestíbulo de laringe. Se extiende desde el orificio de entrada de la laringe hasta la zona glótica. Es una cavidad oval que presenta cuatro paredes: una anterior, otra posterior y dos laterales. La pared anterior está formada por la epiglotis. b) Zona glótica: es la porción más importante de la laringe ya que en ella se produce la fonación. En esta zona se encuentran: Las cuerdas vocales: son pliegues de la mucosa laríngea que se dirigen hacia el interior del conducto laríngeo y hacen prominencia en la cavidad de este órgano. Existen cuatro cuerdas vocales: dos superiores (derecha e izquierda) y dos inferiores (derecha e izquierda). Cuerdas vocales superiores: también se las denomina falsas cuerdas vocales porque no son las responsables de la fonación, sino que su papel es meramente protector. Cada uno de estos pliegues mucosos presenta en su espesor un ligamento. Cuerdas vocales inferiores: también reciben el nombre de cuerdas vocales verdaderas porque son las encargadas de la fonación. En el espesor de cada uno de estos pliegues mucosos existe un ligamento y músculo. Hendidura glótica: está situada en la línea media de la zona glótica y se halla limitada lateralmente por las cuerdas vocales. Por lo tanto, la hendidura glótica comunica la porción supraglótica de la laringe con la porción infraglótica. Ventrículos laríngeos: son dos entrantes de la cavidad laríngea, uno derecho y otro izquierdo. Cada uno de ellos está limitado hacia arriba por la cuerda vocal superior de ese lado y hacia abajo por la cuerda vocal inferior del mismo lado. Su finalidad es permitir el libre movimiento de las cuerdas vocales verdaderas. c) Zona infraglótica: es la porción de la cavidad laríngea que se extiende desde la zona glótica por arriba, hacia la tráquea por abajo. La fonación: Consiste en que el aire espirado, al llegar a la laringe procedente de los pulmones, choca contra las cuerdas vocales inferiores y las hace vibrar; esta vibración origina el sonido. La articulación de la voz es el resultado del paso de este sonido primario, producido por la laringe, por cámaras de resonancia (faringe, boca, fosas nasales) y de la acción de ciertos músculos como los labiales y linguales. - Tráquea Es un conducto situado entre el extremo inferior de la laringe y el origen de los bronquios. Primero, recorre la parte anterior y media de la porción inferior del cuello para luego introducirse en el tórax, ocupando su parte superior por detrás del esternón. A la altura de la cuarta vértebra dorsal se divide en los dos bronquios principales, derecho e izquierdo. En todo su trayecto se halla situada delante del esófago. La longitud de la tráquea es de 10 a 12 cm, aproximadamente. 1. Estructura El conducto traqueal está compuesto por dos capas. Una capa externa que es fibrocartilaginosa y una capa interna que está formada por mucosa. a) Capa fibrocartilaginosa: representa el esqueleto del órgano. Está constituida por un tubo de tejido fibroelástico en cuyo espesor se disponen de 15 a 20 anillos cartilaginosos. Estos anillos son incompletos y tienen forma de “c” o de herradura; la parte abierta mira hacia atrás. La finalidad de estos cartílagos es conferir rigidez al órgano y evitar que se colapse el conducto traqueal. Al estar abiertos en su parte posterior permiten que los alimentos pasen a través del esófago sin dificultad. En la parte posterior de la tráquea se encuentra el músculo traqueal; éste se halla constituido por fibras musculares lisas que se insertan en los extremos de los anillos cartilaginosos y en la membrana fibrosa. Cuando estas fibras se contraen, aproximan entre sí los dos extremos de los anillos cartilaginosos y producen una disminución de la luz traqueal. b) Capa mucosa: tapiza todo el interior del conducto traqueal. Está constituida por un epitelio que presenta células calciformes y células ciliadas; estas últimas se denominan así por presentar en su superficie cilios, que son vellosidades o pestañas que se mueven continuamente en una dirección. Las células caliciformes secretan un moco que se deposita sobre la mucosa; éste sirve para humedecer el aire inspirado y para que en él queden atrapadas partículas que el aire lleva en suspensión (bacterias, polvo, etc.). Los cilios, con sus movimientos ondulantes ininterrumpidos, desplazan este moco en sentido ascendente para que posteriormente sea expulsado. - Bronquios En el tórax, la tráquea se divide y da origen a los dos bronquios principales o extrapulmones, derecho e izquierdo. Como consecuencia de esta ramificación cada vez se obtienen conductos de menor calibre hasta originarse unos tubos muy finos llamados bronquiolos; éstos, a su vez, se dividen en conductos alveolares que terminan en unas pequeñas dilataciones con forma de saco llamadas alveolos pulmonares. Éstos se hallan rodeados por redes muy tupidas de capilares sanguíneos. La pared bronquial, a medida que se van produciendo las sucesivas divisiones bronquiales, se va haciendo más delgada y se van perdiendo los elementos cartilaginosos, de forma que en los bronquiolos ya no existen cartílagos. Las paredes de los alveolos están constituidas únicamente por una capa de epitelio plano. Las paredes alveolares están en íntimo contacto con los capilares sanguíneos, cuya pared se halla constituida exclusivamente por una capa de células endoteliales. El hecho de que tanto la pared alveolar como la capilar sean muy finas permite que se realice con facilidad el intercambio gaseoso entre el aire contenido en los alveolos y la sangre de los capilares, de tal forma que los gases tendrán que atravesar dos membranas: el epitelio alveolar y el endotelio capilar. - Pulmones Son dos órganos situados en la cavidad torácica, que descansan sobre el diafragma y están separados entre sí, en la línea media, por un espacio llamado mediastino. En el interior de este espacio se alojan diferentes órganos como el corazón, la tráquea, el esófago, etc. Los pulmones son ligeros, elásticos y de consistencia blanda. El pulmón derecho es mayor que el izquierdo y está dividido por dos hendiduras llamadas cisuras (cisura horizontal y cisura oblicua) en tres lóbulos: superior, medio e inferior. El pulmón izquierdo posee solamente una cisura oblicua que le divide en dos lóbulos: superior e inferior. Cada pulmón tiene forma de semicono y en él se distinguen un vértice, una base y dos caras: una externa y otra interna. El vértice es redondeado y se encuentra a la altura de la primera costilla. La base corresponde a la cara inferior del pulmón y se encuentra apoyada sobre el diafragma. La cara externa o costal corresponde a la superficie del pulmón que se relaciona con la pared torácica. La cara interna o mediastínica corresponde a la superficie pulmonar que se relaciona con el mediastino; en esta cara se encuentra el hilio del pulmón, por donde pasan las estructuras que entran o salen del pulmón y que constituyen el llamado pedículo pulmonar; éste se halla formado por el bronquio principal, vasos sanguíneos y linfáticos y nervios. Entre las estructuras que penetran en el pulmón se encuentran el bronquio principal y la rama de la arteria pulmonar. Esta arteria, que lleva sangre venosa, procede del ventrículo derecho del corazón y se divide en dos ramas: derecha e izquierda. Cada una se dirige al pulmón correspondiente y, una vez dentro, se ramifica siguiendo el árbol bronquial, originando vasos de calibre cada vez menor hasta dar lugar a los finísimos capilares que rodean a los alveolos pulmonares. Estos capilares, uniéndose entre sí, forman vasos venosos, que también se juntan entre ellos, originando venas de calibre cada vez mayor hasta formar las venas pulmonares, que en número de dos por cada pulmón salen de él por el hilio y se dirigen a la aurícula izquierda del corazón llevando sangre arterial. Estructuralmente el pulmón se halla constituido por los siguientes elementos: Ramificaciones del árbol bronquial. Ramificaciones de arterias y venas. Vasos linfáticos. Nervios. Tejido conjuntivo que se dispone entre estas estructuras. Cada pulmón está envuelto por una doble membrana serosa llamada pleura; hay, por lo tanto, dos pleuras, una derecha y otra izquierda, que son totalmente independientes. Cada pleura está formada por dos hojas: una hoja visceral y una hoja parietal. La hoja visceral cubre la superficie del pulmón y se adhiere íntimamente a ella; esta hoja rodea todo el pulmón, excepto el hilio, donde se refleja sobre sí misma para continuarse con la hoja parietal. La hoja parietal reviste la cavidad donde se halla alojado el pulmón; por lo tanto, tapiza la cara interna de la pared torácica, la cúpula diafragmática y órganos del mediastino. Entre ambas hojas existe una cavidad virtual, la cavidad pleural, que contiene una pequeña cantidad de líquido pleural. Este líquido mantiene húmedas las hojas pleurales y así favorece el deslizamiento de una sobre otra. Gracias a la existencia de la cavidad pleural se puede llevar a cabo este deslizamiento que facilita el movimiento de los pulmones. 1. Respiración La función principal del aparato respiratorio es el intercambio gaseoso; consiste en restituir a la venosa del O2 cedido anteriormente a los tejidos y, a su vez, depurarla del exceso de CO2. Para ello se realizan una serie de procesos: a) Ventilación: es la renovación periódica del aire alveolar. b) Difusión: es el proceso por el cual el O2 pasa de los alveolos a los capilares sanguíneos pulmonares y el CO2 va en sentido contrario. c) Perfusión: consiste en la circulación sanguínea por los capilares pulmonares, que están en íntimo contacto con los alveolos. Ventilación La ventilación se lleva a cabo por medio de los movimientos respiratorios, que son dos: inspiración o entrada de aire en el interior de los pulmones y espiración o expulsión del aire al exterior. Inspiración: en este primer movimiento el aire puro del exterior penetra en las vías respiratorias y alcanza los alveolos pulmonares. La inspiración es un proceso activo que se lleva a cabo por la contracción de estos últimos músculos intercostales externos, que hace que las costillas se eleven y se dirijan hacia adelante, lo cual provoca un aumento de los diámetros anteroposterior y transversal de la caja torácica. El diafragma, que en estado de reposo tiene forma de cúpula, al contraerse se aplana y esto hace que descienda el límite inferior del tórax. Por lo tanto, debido a la contracción de estos músculos respiratorios se produce un aumento del volumen de la cavidad torácica. Al expansionarse el tórax, la pared torácica tira de la hoja parietal de la pleura, que a su vez arrastra a la hoja visceral unida íntimamente al pulmón. Como consecuencia de este proceso el pulmón, al ser una estructura elástica, se distiende y esto hace que se genere una presión inferior a la atmosférica en el interior de los alveolos. Debido a este gradiente de presión penetra el aire exterior en las vías respiratorias y llega a los espacios alveolares. Espiración: en este segundo movimiento se expulsa el aire contaminado rico en CO2. La espiración es un proceso pasivo que se produce al relajarse los músculos intercostales externos y el diafragma hace que éste adopte de nuevo su forma de cúpula, con lo cual disminuye el volumen de la cavidad torácica. Esto hace que los pulmones, que se hallaban distendidos, se retraigan y se expulse al exterior un volumen de aire igual al que había penetrado durante la inspiración. Tanto la inspiración como la espiración se pueden realizar de forma forzada. La inspiración forzada se produce cuando los músculos inspiratorios se contraen con más fuerza que en condiciones normales (también se produce la contracción de músculos accesorios). La espiración forzada es debida a la contracción simultánea de los músculos intercostales internos y de los músculos abdominales. Los primeros, al contraerse, provocan el descenso de las costillas, y los segundos presionan el contenido abdominal contra el diafragma, provocando un aumento de su convexidad. Como resultado, la capacidad torácica disminuye más que en una espiración normal. La ventilación se halla controlada por el centro respiratorio, que está localizado en el bulbo raquídeo. Debido a este control los movimientos respiratorios se realizan de forma automática, siendo en condiciones normales la frecuencia respiratoria de 15 movimientos respiratorios por minuto, aproximadamente. Sobre el centro respiratorio pueden actuar diversos impulsos inhibitorios o estimulantes capaces de modificar la frecuencia y profundidad de los movimientos respiratorios; por ejemplo, la disminución de la presión parcial de O2 (PO2), o el aumento de la presión parcial de CO2 (PCO2), estimulan este centro y se produce un aumento de la frecuencia y profundidad de dichos movimientos. Voluntariamente se pueden modificar la frecuencia y profundidad de los movimientos respiratorios, e incluso suspenderlos durante un corto periodo de tiempo. Esto es debido a que tanto los músculos intercostales como el diafragma son estriados y se hallan bajo el control de la voluntad. Volúmenes Volumen corriente o aire corriente: es la cantidad de aire que entra o sale de los pulmones en cada inspiración o espiración normales. Oscila normalmente entre 400 y 600 ml. Volumen de reserva inspiratoria: es la máxima cantidad de aire que puede introducirse en los pulmones, realizando una inspiración forzada después de haber terminado una inspiración normal. Oscila entre 2500-3000 cc. Volumen de reserva espiratoria: es el máximo volumen de aire que se puede ser espirado, mediante una espiración forzada, después de una normal. Es de unos 1100 cc. Volumen residual o aire residual: es la cantidad de aire que queda en los pulmones después de una espiración forzada. Es de unos 1500 cc. Capacidades Capacidad vital: es la máxima cantidad de aire que una persona puede eliminar de sus pulmones por espiración forzada, después de haberlos llenado al máximo por inspiración del mismo tipo. Es la suma del aire corriente y de los volúmenes de reserva inspiratoria y espiratoria. Oscila entre 4000 y 4700 cc. Capacidad total: es la cantidad de aire que contienen los pulmones después de una inspiración forzada. Es el máximo volumen de aire que pueden alcanzar los pulmones. Resulta de sumar la capacidad vital y el volumen residual. Su valor está alrededor de 5500 cc. 2. Difusión El fenómeno de la difusión se basa en que los gases se desplazan desde la región donde están más concentrados y, por tanto, su presión parcial es mayor, hasta la región donde su concentración es menor y también su presión parcial. En el aire alveolar la presión parcial de O2 es de 100 mm de Hg y la del CO2 de 40 mm. La sangre que llega a los capilares pulmonares es sangre venosa procedente de los tejidos, donde por un proceso de difusión ha cedido O2 a las células y ha recibido de ellas CO2. En la sangre venosa de los capilares pulmonares la PO2 es de 40 mm de Hg y la PCO2 es de 45 mm de Hg. Debido al gradiente de presiones existente entre el aire alveolar y la sangre de los capilares pulmonares, se establece un intercambio de gases de tal modo que el O2 pasa de los alveolos, donde está más concentrado, a los capilares, y el CO2 de los capilares, donde está más concentrado, a los alveolos. Como consecuencia del intercambio gaseoso, la sangre venosa se transforma en sangre arterial, que sale de los pulmones y se dirige al corazón para luego distribuirse por todo el organismo. 3. Perfusión Para que se lleve a cabo la función respiratoria no sólo es necesario que se produzca una adecuada renovación del aire alveolar y que se establezca un intercambio gaseoso, sino que también es preciso que exista una adecuada perfusión pulmonar. La arteria pulmonar procedente del corazón tiene que aportar un determinado volumen de sangre que se debe distribuir de manera uniforme por los capilares pulmonares. - Patologías del aparato respiratorio 1. Síntomas comunes en estas enfermedades Tos: La tos es un acto reflejo que constituye un mecanismo importante para mantener el árbol traqueobronquial permeable. Mediante la tos se consigue la expulsión de aire a gran velocidad, con lo cual se arrastran las secreciones existentes en la luz de estos conductos y los cuerpos extraños que accidentalmente pueden haberse introducido. Cuando la tos se acompaña de expectoración se habla de tos productiva o eficaz; si la tos no se acompaña de expectoración se habla de tos seca, improductiva o ineficaz. Esputo: Es el conjunto de secreciones de la mucosa bronquial que se expulsa al exterior mediante la tos. Las características del esputo varían en las diferentes enfermedades; así en la traqueobronquitis se elimina un esputo mucoso, el esputo herrumbroso es característico de la neumonía neumocócica, en las bronquiectasias hay eliminación de grandes cantidades de esputo, etc. Disnea: Es la respiración difícil, trabajosa. La disnea puede ocurrir al realizar un esfuerzo (disnea de esfuerzo), o bien puede manifestarse ya estando el paciente en reposo (disnea de reposo). Esta última es más característica de las enfermedades cardíacas. Dolor torácico: Hay que tener en cuenta que puede originarse en: Huesos y músculos de la pared del tórax. Estructuras pleuropulmonares. Estructuras cardiovasculares. Hemoptisis: Pérdida de sangre por el aparato respiratorio. Cianosis: Es la coloración azulada de la piel y mucosas por haber una excesiva cantidad de hemoglobina reducida en sangre. Este aumento de hemoglobina reducida puede ocurrir por: Déficit de oxígeno (hipoxemia). Este tipo de cianosis aparece en la insuficiencia respiratoria. Aumento de utilización de oxígeno por los tejidos. Este tipo de cianosis ocurre cuando hay un enlentecimiento circulatorio, viéndose los tejidos obligados a captar más oxigeno. 2. Clasificación de las principales patologías del aparato respiratorio Antes de estudiar la patología del aparato respiratorio vamos a recordar la técnica de autopsia: Quitado el esternón se verán los bordes mediastínicos que cubren sólo el borde del mediastino, pero en caso de enfisema pulmonar ambos bordes pulmonares hacen contacto. Se pasa a la inspección de la pleura y se cortan los pulmones a la altura del hilio, la cara diafragmática mira hacia el anatomopatólogo y el hilio se sitúa sobre la mesa. El hilio se palpa con la mano a través del parénquima y se incide con el cuchillo grande de órganos. Se abren las ramas de la arteria pulmonar y a veces los grandes bronquios mediante incisión complementaria. Vasos y bronquios se seccionan al mismo tiempo siempre que transcurran paralelos. En la cara diafragmática seccionamos el pulmón completamente, así dejamos visualizar toda la superficie. Si se sospecha de una patología cerca al hilio no se separa la tráquea del pulmón. En los procesos pulmonares infecciosos (tuberculosis) se recomienda fijar los pulmones en formalina antes de disección. Patologías de la laringe y tráquea a) Edema laríngeo: este edema aparece sobre todo a nivel del repliegue aritenoepiglótico. Está producido por un acúmulo de líquido en el tejido conjuntivo. Existe hinchazón y enrojecimiento de la epiglotis y del citado repliegue. El tejido es gelatinoso y elástico. Cuando es seccionado aparece un líquido claro. El edema del glotis sólo se observa en el edema laríngeo grave y el edema de glotis postmortem no se observa debido a que la deshidratación va a hacer que desaparezca éste, por lo que la única señal de edema que va a quedar tras la muerte es una mucosa rugosa y plegada. Las causas del edema de glotis son: las alergias, el edema angioneurótico y procesos inflamatorios importantes. Clínicamente se manifiesta por asfixia aguda muy grave. Pólipos de las cuerdas vocales (nódulos de los cantantes): son hiperplasias focales inflamatorias del tejido conjuntivo en la región de las cuerdas vocales. Es más frecuente en mujeres. En el primer estadio se puede observar hipertrofia de la mucosa de color gris-blanco; esto es debido al aumento del tejido conjuntivo y al edema inflamatorio. En el siguiente estadio se observan los pólipos de color rojo-gris con tejido conjuntivo hialino e inflamación crónica, así como vasos de paredes muy delgadas y con trombos. Carcinoma de la laringe: el 98% de los casos corresponde con un carcinoma espinocelular cornificado que comienza en las cuerdas vocales verdaderas. Se corresponde con el 1-2% de los tumores malignos que sufre el ser humano y suele aparecer entre los 60-70 años. Enfermedad más frecuente en hombres que en mujeres. Estos carcinomas aparecen en mayor proporción en las cuerdas vocales (70%), aunque también aparecen en la epiglotis y en la zona subglótica de la laringe. In situ (cuerdas vocales) se observa tejido humoral gris-blanco de consistencia grumosa, polipoidea, blanda y generalmente las cuerdas están ulceradas. Metastatiza preferentemente en mucosa, extendiéndose al tejido conjuntivo adyacente por continuidad, produciendo metástasis a regiones linfáticas relativamente tardías. b) Tráquea en vaina: es una patología que se da en hombres de más de 60 años; por compresión del tiroides en caso de bocio coloide. Se degenera la convexidad del cartílago traqueal, llegando a osificarse, adquiriendo al final estos cartílagos forma de herradura, dando lugar a la tráquea en vaina. Patológicamente se observan manchas marrones en los anillos cartilaginosos debido al depósito de lípidos en la sustancia fundamental del cartílago y a la formación de hueso en el cartílago. c) Traqueopatía osteoplástica: antes de la bifurcación que la tráquea hace a la altura de la cuarta vértebra dorsal, aparecen pequeños focos grisáceos formando una especie de red, que aparecen ligeramente prominentes. Estos focos son de tejido óseo y cartilaginoso. d) Traqueítis: Traqueostoma con traqueítis pseudomembranosa: se produce por complicaciones que aparecen después de realizar una traqueotomía e insertar una cánula traqueal. Dentro de las complicaciones, aparecen infecciones causadas por neumococos y estreptococos, en la vía de entrada de la cánula. A veces se puede observar que los anillos del cartílago sobresalen y están esqueletizados. La zona limítrofe presenta la necrosis de la mucosa. El tercio superior de la tráquea está enrojecido y la mucosa se presenta aterciopelada e hinchada. En los dos tercios inferiores se observan membranas amarillas ligeramente sobrepuestas sobre la mucosa y que se pueden quitar fácilmente (traqueítis pseudomembranosa). En algunos casos se da ulceración y osteocondritis. Traqueítis hemorrágico-necrótica en caso de gripe: sabemos que la gripe es una infección vírica que se puede presentar junto con neumonía hemorrágica y una traqueítis necrótica. El virus se multiplica en el epitelio ciliado con necrosis posterior. En este caso la mucosa traqueal es de color rojo-parda pudiendo llegar a una tonalidad rojo-negra. Aparecen puntitos gris-blancos del tamaño de la cabeza de un alfiler. Estos a veces se juntan para formar zonas de necrosis. Bronquitis y asma bronquial Es una inflamación de los bronquios. Puede cursar de forma aguda o crónica. a) Bronquitis aguda: es una inflamación bronquial que se desarrolla en un corto período de tiempo. Generalmente se produce de forma secundaria a un catarro descendente de vías aéreas altas, acompañándose de traqueítis (inflamación de la tráquea) y originando en estos casos una traqueobronquitis (esputo mucoso). Causas: generalmente la producen agentes infecciosos, pero hay una serie de factores favorecedores para que estos microorganismos se desarrollen; estos factores son: Enfriamientos. Inhalación de gases irritantes y tabaco. Otras enfermedades infecciosas (sarampión, gripe, etc.). Edad Clínica: el principal síntoma es la tos; al principio es una tos seca, después de unos días se convierte en productiva con expectoración mucopurulenta. Esto se acompaña de malestar general, fiebre no muy elevada y ligeras molestias en región retroesternal. b) Bronquitis crónica: la inflamación de los bronquios se considera crónica cuando existe tos y expectoración durante más de noventa días al año (aunque no sean seguidos) y durante más de dos años consecutivos. Causas: generalmente coexisten estas tres causas: Infección. Tabaco. Inhalación de irritantes. Es más frecuente en el hombre que en la mujer, y a partir de los cincuenta años. Clínica: los síntomas característicos son: Tos. Expectoración. Disnea (dificultad en la respiración). Estos síntomas aparecen de forma más acusada durante el invierno. Patología macróscopica: Hay varias formas de inflamación de bronquios: Bronquitis catarral mucosa: la mucosa se presenta roja (hiperémica), cubierta de un poco de mucosidad gris-blanca en parte viscosa. En la bronquitis congestiva la mucosa está más bien enrojecida y edematosa. En la bronquitis mucopurulenta el enrojecimiento está más acentuado y la mucosidad resulta amarilla y líquida (leucocitos). Lo que más llama la atención de la bronquitis crónica es la hipertrofia de la mucosa con surcos transversales y longitudinales bien visibles. c) Asma bronquial: Enfermedad caracterizada por la aparición de accesos agudos y repetidos de disnea intensa. La dificultad respiratoria se origina por alteraciones de la pared bronquial y por una contracción de la musculatura lisa bronquial, ocasionando una disminución de la luz de los bronquios y, por tanto, una dificultad al paso del aire (broncoespasmo). Estos accesos de disnea pueden ser debidos a muchas causas, pero entre ellas la más frecuente es la causa alérgica. Clínica: generalmente no aparece de forma brusca, sino que el paciente empieza a sentirse inquieto, con tos, estornudos ,ausencia de olfato, etc. Después de esto aparece la intensa dificultad respiratoria, es más frecuente que dé la cara de noche, obligando al paciente a estar sentado en la cama, teniendo una sensación angustiosa de muerte por asfixia. La duración de estos accesos es variable, si dura más de veinticuatro horas se habla de estatus asmático. Patología macroscópica: La caracterizan tapones de color blanco-gris, que se dejan extraer de los bronquios. En el corte del pulmón se ven como destacan, por encima de la superficie pulmonar, los tapones de mucosa de color blanco-gris, especialmente en los bronquios pequeños. Se da con mayor predominio en hombres que en mujeres. Esta bronquitis se transmite por el frío, humo, gases industriales…También puede aparecer por infección secundaria de Haemophylus influenzae, neumococos, adenovirus… d) Bronquiectasias: Son dilataciones de los bronquios de carácter permanente. Estas dilataciones pueden ser de causa congénita o adquirida. Las bronquiectasias congénitas son raras. Las adquiridas son generalmente a consecuencia de una bronquitis crónica. En estos bronquios dilatados hay inflamación y es muy frecuente la infección. Se da con más frecuencia en hombres que en mujeres. La bronquitis crónica conduce, a través de la infiltración inflamatoria, a la debilidad parietal, se aumenta la presión intrabronquial por tos crónica. Clínica: los síntomas dominantes son la tos y expectoración abundante, sobre todo por la mañana. Patología macroscópica: Signos típicos: los bronquios se dejan cortar hasta la pleura, y resultan más anchos que las arterias pulmonares. En las bronquiectasias congénitas las malformaciones por inhibición de la división de los bronquios conducen al pulmón sacciforme, quístico o alveolar. Se pueden desarrollar en el lóbulo pulmonar cavidades quísticas mayores en forma de bronquiectasias sacciformes congénitas (pulmón quístico), que originan cavidades quísticas de paredes lisas de hasta 4 cm de diámetro, en cuya pared existe cartílago. Patología del pulmón a) Enfisema: Podemos definir el enfisema como una dilatación permanente de los espacios alveolares. Puede ser reversible o irreversible, con o sin destrucción del parénquima alveolar. El motivo más importante en el desarrollo del enfisema es la obstrucción parcial de los bronquios; la inspiración, al ser un movimiento activo, logra hacer penetrar aire hasta los alvéolos, pero durante la espiración (movimiento pasivo) no se consigue sacar ese aire de los alvéolos a través de los bronquios estrechados. Esto ocasiona retención de aire en los alveolos, que acaban dilatándose y alterando sus paredes. El aumento de aire en los alvéolos provoca distensión del pulmón. Causas: son todas las que producen estrechamiento de los bronquios: Bronquitis crónica. Inhalación de agentes químicos. Asma bronquial, etc. Clínica: el síntoma principal es la disnea; ésta, al principio, es de esfuerzo y más de tarde de reposo. Generalmente la disnea va acompañada de tos, bien seca o bien productiva. Debido a la distensión pulmonar hay aumento del tamaño del tórax (tórax en tonel). Patología macroscópica: Enfisema pulmonar agudo Enfisema pulmonar sin destrucción en caso de contenido de aire funcionalmente aumentado por impedimento agudo de la espiración (estado asmático, bronquitis espática de la infancia, muerte por silicato de aluminio, muerte por ahogo). En caso de enfisema agudo por asma bronquial los pulmones son de color rojo-gris claro, y el borde anterior romo. La consistencia es la de una almohada de aire, apretando con el dedo queda la huella. Enfisema pulmonar crónico Enfisema acompañado de pérdida de parénquima y reducción de la superficie pulmonar interna. Se clasifican distintos tipos de enfisema según su morfología y patogenia. Según su morfología: Enfisema panlobular o enfisema difuso. Con destrucción homogénea difusa del tejido pulmonar. La atrofia del parénquima es mayor en este enfisema. Enfisema de lóbulo vacío. Las estructuras parenquimatosas del lóbulo han desaparecido en gran parte. Enfisema centrolobular. Con descomposición focal de estructuras pulmonares en el centro del lóbulo. El pulmón muestra como pequeños agujeros de varios tamaños que corresponden a segmentos lobulares centrales. Enfisema vesicular. Es una superformación vesicular del tejido pulmonar. Las vesículas son de más de 1 cm, apareciendo el tejido pulmonar de color gris. Al cortarlos, las vesículas se colapsan, con el peligro de un neumotórax espontáneo. Según su patogenia: Enfisema senil. Atrofia debida a la edad, de la parte del tabique alveolar cercano a la luz, de tal forma que el conducto alveolar parece más ancho de lo normal. Enfisema pulmonar obstructivo. Estenosis valvular respiratoria, funcional u orgánica, de la luz bronquial ocasionada por mucosa. Enfisema paraseptal y subpleural. Los sectores alveolares dilatados se encuentran en el límite de las paredes portadoras de vasos y bronquios. Enfisema cicatricial. Como consecuencia de diversos procesos inflamatorios del tejido pulmonar se forman focos cicatriciales (tuberculosis, silicosis, asbestosis, neumoconiosis…). Pulmón alveolar (esclerosis pulmonar enfisematosa): formado por procesos cicatriciales difusos en el pulmón, en las fibras intersticiales o enfermedad de Boeck, conducen a una tracción cicatricial y alteración estructural a un enfisema y al mismo tiempo a la dilatación de los bronquiolos. El pulmón es semejante a un panal de abejas. b) Atelectasia: Es un cuadro opuesto al anterior. Se define la atelectasia como desaparición del aire alveolar. Esto provoca que las paredes de los alveolos se unan. Generalmente está provocada por la obstrucción completa de un bronquio. Según se afecte un bronquio principal o uno de menor calibre, la zona pulmonar con atelectasia será más o menos amplia. Causas: todas las que producen obstrucción completa de un bronquio: Tuberculosis. Tumores bronquiales. Cuerpos extraños. Clínica: depende del territorio pulmonar afectado. Si se afecta una pequeña parte no produce sintomatología, sin embargo, si afecta gran parte produce los síntomas de una insuficiencia respiratoria acompañada de una disminución del tamaño del tórax. Patología macroscópica: El pulmón muestra consistencia firme y elástica. De color rojo oscuro. Al pasar el cuchillo por encima del tejido pulmonar no se aprecia ningún murmullo aéreo. c) Neumonías: Son inflamaciones del pulmón casi siempre causadas por infección. Se conocen vulgarmente como pulmonías. Puede afectar a una zona más o menos amplia del pulmón, la forma más común afecta a todo un lóbulo pulmonar (neumonía lobar aguda). Son más frecuentes entre niños y ancianos, y en personas con defensas disminuidas. Causas: generalmente son producidas por infección ya sea por agentes bacterianos (neumococo, estreptococo, Klebsiella, etc.), o víricos. También pueden producirse por agentes químicos (inhalación de gases irritantes). Clínica: depende del agente que las produce. Generalmente cursan con: Fiebre elevada. Escalofríos. Tos seca o productiva. Dolor torácico. Disnea, etc. Clasificación de las neumonías: Neumonía lobular, lobulillar o bronconeumonía: neumonía multifocal que se extiende en la región de los lóbulos pulmonares, sin respetar los límites anatómicos. Se da con mayor frecuencia en niños de 2 a 5 años y adultos de más de 60 años. Su origen es casi siempre bacteriano por neumococos, y algunas veces estafilococos o trastorno debilitante. Se caracteriza por una reacción inflamatoria en el tejido alveolar laxo acompañado de supuración. Hay focos localizados, firmes, de tonalidad gris o gris-amarillento y friables dentro del tejido pulmonar y de límites imprecisos, su tamaño es variable, de 2-3 cm. Al pasar un cuchillo se notan las colinas de la infiltración, pero no hay ruido, aunque a veces se extrae un líquido rojizo turbio. Los focos se encuentran en el tejido pulmonar en diversas fases de inflamación. Al comienzo aparece edema inflamatorio e hiperemia, después se llenan de fibrina y por último de leucocitos. Neumonía lobar: es la inflamación de un lóbulo o parte de é por infección bacteriana; esta infección casi siempre es por neumococos. Puede aparecer a cualquier edad, pero es raro que se origine en lactantes y ancianos. La neumonía lobar evoluciona por fases: Período de congestión: desarrollo de la infección bacteriana, aparece congestión, exudado seroso y proliferación de microorganismos. Período de hepatización roja: neutrofilia y aumento del precipitado de fibrina, que llena las cavidades alveolares. Casi siempre hay pleuritis fibrinosa o fibrinosupurada. La superficie de corte es roja, firme y friable. Hay leucocitosis. Período de hepatización gris: persiste la acumulación de fibrina y disgregación progresiva de leucocitos inflamatorios y hematíes. Al corte el pulmón aparece homogéneamente gris o gris-rojo, seco, de consistencia firme pero friable (al apretar con el dedo se desgarra el tejido). La fibrina está en conexión a través de los poros de Kohn con los alvéolos vecinos, de manera que el esqueleto pulmonar pierde la elasticidad. Los tapones de fibrina sobresalen de los alvéolos cortados y de los conductos alveolares. A veces la infección bacteriana se extiende a la cavidad pleural, produciendo una pleuritis exudativa o empiema. La base de la hepatización gris es la disgregación de hematíes y la pérdida de exudado fibrinosupurado. Período final de resolución: en la mayoría de los casos es favorable. El exudado de los espacios alveolares se digiere enzimáticamente originando restos semilíquidos y granulosos que son expulsados con la tos. Así se recupera el parénquima pulmonar. La pleura también puede experimentar resolución, pero a menudo se originan adherencias permanentes. Neumonía atípica o intersticial: inflamación de los intersticios del pulmón con o sin participación del espacio alveolar. En el 50% de los casos no se ha aislado agente causal, pero el grupo más numeroso en el que se conoce la etiología depende de Mycoplasma pneumoniae o agente Eaton. El ataque neumónico puede ser focal e irregular o afectar lóbulos completos, de uno o ambos lados. Las zonas atacadas tienen color azul-rojo, están congestionadas y subcrepitantes. Los pulmones están aumentados de peso del orden de 800 g cada uno. De la superficie de corte se extrae líquido rojo y espumoso, y dado que la mayor parte de la reacción es intersticial no se escapa casi exudado. Una de las complicaciones típicas que puede aparecer es un enfisema pulmonar intersticial con burbujas de aire como un collar de perlas a lo largo del intersticio. Absceso pulmonar: reblandecimiento focal purulento del tejido pulmonar. Casi siempre surge secundariamente a una neumonía aunque también se puede originar por aspiración, heridas de bala o arma blanca. Los microorganismos causantes de esta patología son casi siempre estafilococos o estreptococos. El diámetro de los abscesos es de 5-6 cm, afectando cualquier zona del pulmón, y son únicos y múltiples. La localización y el número de estos abscesos dependen de la etiopatogenia. Los producidos por aspiración de material infectante son más frecuentes del lado derecho que del izquierdo, y suelen ser únicos. Los que se presentan por una neumonía o bronquiectasia suelen ser múltiples y basales y esparcidos de manera difusa. d) Tuberculosis pulmonar: La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa, producida por un bacilo: Mycobacterium tuberculoide. Este bacilo es una bacteria del tipo ácido alcohol resistente. Se tiñe con la tinción de Ziehl-Nielssen, visualizándose de color amarillo-naranja. Su localización más frecuente es la pulmonar, pero puede afectar a cualquier órgano o tejido. Causas: producida por el bacilo de Koch. Además existen una serie de factores predisponentes. Estos son: Edad: es más frecuente en la infancia y adolescencia. Deficiencias alimentarias. Malas condiciones higiénicas. Debilidad por otras enfermedades (diabetes, sarampión, neumoconiosis, etc.). Embarazo, puerperio y lactancia. Es una enfermedad contagiosa. El contagio se realiza por vía aérea, es decir, por inhalación. El enfermo expulsa bacilos al hablar, toser, estornudar, etc., verificándose un contagio directo de persona a persona. También se puede efectuar el contagio a través de inhalación de polvo contaminado, siendo este un contagio indirecto. Clínica: hay que distinguir la tuberculosis primaria o primoinfección de la tuberculosis posprimaria. En la primoinfección hay un primer contagio por el bacilo tuberculoso, el organismo no tiene inmunidad frente a dicho bacilo. Esta primoinfección generalmente ocurre en la infancia o la adolescencia y puede pasar totalmente inadvertida, manifestándose únicamente de forma radiológica. Otras veces ocasiona ligera febrícula, pérdida de apetito, cansancio, tos, etc. (síntomas todos muy inespecíficos). La primoinfección tuberculosa suele ser una enfermedad benigna que cura espontáneamente. La tuberculosis posprimaria, se origina en personas que ya padecieron una primoinfección y que tienen un segundo contacto con el bacilo, teniendo ya el enfermo unas defensas inmunitarias; esto provoca mayor destrucción de los tejidos a causa d una respuesta inflamatoria aumentada, ocasionando diferentes lesiones pulmonares. La lesión típica es la caverna pulmonar, que es una pérdida de sustancia en una zona del pulmón. Esta forma postprimaria puede tener un comienzo diverso, generalmente hay tos, molestias torácicas difusas, sudores, febrícula, pérdida de peso, cansancio y el síntoma más característico que es la hemoptisis. Evolución de la tuberculosis: El complejo primario: da lugar al comienzo de una tuberculosis de órgano, siendo el mismo en una tuberculosis intestinal, sífilis…; siempre se produce por un foco primario de linfangitis y de linfadenitis. La tuberculosis puede curar o quedar latente: en las zonas calcificadas se puede demostrar la presencia del bacilo de Koch. Si el sujeto presenta disminución de sus defensas la tuberculosis puede reaparecer. La tuberculosis se difunde por tres vías: Linfógena: la menos importante de todas. Ejemplo: la tuberculosis miliar en los alrededores de un gran foco caseoso. Hematógena: focos miliares aislados en hígado, bazo, riñones, huesos, órganos genitales… Broncógena: es necesaria la presencia de focos tuberculosos en los bronquios. La mayoría de las veces parten de focos caseosos tuberculosos. Patología macroscópica: La primoinfección origina una caseificación de los ganglios del hilio. El foco primario se presenta como un foco gris-negro de unos 5 mm de diámetro con casi nada de caseificación en el centro. Puede ser que se dé en forma de tuberculosis miliar, donde el pulmón se encuentra cubierto de foquitos de 1-2 mm, de color grisamarillo, vidriosos. En esta primoinfección el bacilo llega al alvéolo pulmonar y con él neutrófilos polimorfonucleares y macrófagos, estos fagocitarán al bacilo y lo destruirán, sucediendo así una serie de transformaciones: Se transforma en un tipo de células epitelioides y en células gigantes multinucleadas o células de “Langhans”. Con estas células se forma el granuloma tuberculoso, foco de inflamación que se forma en el pulmón, y que está compuesto por bacilos, macrófagos y linfocitos. En el centro del granuloma, aparte de macrófagos, también encontramos necrosis (necrosis caseosa), linfocitos atacados por los bacilos que sueltan una sustancia. El pulmón se llena de granulomas. La lesión pulmonar tuberculosa secundaria en el adulto está situada en el vértice de uno o ambos pulmones. Comienza como un pequeño foco de consolidación, que suele tener menos de 3 cm de diámetro, situado a una distancia de uno o dos cm de la pleura apical. Su pared es irregular, ligeramente desgarrada y cubierta en su interior por una masa caseosa gris blanquecina. Al corte se aprecia la pared grisácea de la caverna de unos 2-3 mm de grosor. e) Pleuritis: Es la inflamación de las hojas pleurales. Generalmente se presentan a consecuencia de inflamaciones del pulmón, concretamente a consecuencia de tuberculosis. Puede aparecer de dos formas: Seca. Exudativa. La pleuritis seca. Hay inflamación de la pleura y a consecuencia de ella se unen las dos hojas pleurales. Se manifiesta con intenso dolor de costado localizado en un punto, aumenta con la tos y los movimientos respiratorios, por lo que el paciente descansa sobre el lado afecto. Hay tos seca y fiebre. La pleuritis exudativa. Hay inflamación de la pleura con acúmulo de líquido entre las dos hojas pleurales. Generalmente comienza con una pleuritis seca, y cuando se produce el derrame suele desaparecer el dolor típico. Si el derrame es muy abundante hay dificultad respiratoria, ya que el acúmulo de líquido comprime al pulmón. Si el líquido que se acumula contiene pus se origina la pleuritis purulenta o empiema, ocasionando fiebre más elevada, el derrame suele ser mayor, y, por tanto, hay más dificultad respiratoria. f) Neumotórax: Es la penetración de aire en la cavidad pleural. El aire puede proceder del exterior: heridas abiertas del tórax, neumotórax traumático, o por introducción de forma artificial con fines terapéuticos (técnica en desuso hoy día), neumotórax terapéutico. Otras veces el aire procede del interior del propio pulmón por la existencia de tejido pulmonar más débil que, en un momento dado, se rompe (presencia de vesículas pulmonares, “bullas” llenas de aire que se rompen). En estos casos se trata de un neumotórax espontáneo. Neumotórax espontáneo: se suele originar por una ruptura de la pleura visceral, entrando aire a la cavidad pleural. El acúmulo de aire entre las dos hojas pleurales colapsa el pulmón; si esta acumulación de aire es muy importante desplaza el mediastino hacia el lado sano y, por tanto, disminuye los movimientos respiratorios del hemitórax sano. Clínica: aparece de forma brusca y los síntomas característicos son: Dolor: es un dolor localizado en un punto, aumenta con la tos y con los movimientos respiratorios, y puede irradiarse al hombro o al brazo del lado afectado. Tos, que el paciente tiende a contener ya que aumenta el dolor. Disnea, originada por la disminución de la capacidad pulmonar. Patología macroscópica: El neumotórax se observa anatómicamente abriendo con cuidado la cavidad torácica debajo del agua para descubrir la salida de gases. Esta técnica consiste en crear una cavidad de un colgajo cutáneo que podamos llenar con agua antes de abrir el tórax. Al puncionar la cavidad pleural con un instrumento y debajo del agua se verán las burbujas. g) Insuficiencia respiratoria: Se habla de insuficiencia respiratoria cuando el aparato respiratorio es incapaz de mantener un nivel de oxígeno en sangre arterial dentro de unos límites normales. La causa de insuficiencia respiratoria radica en el fallo en el mecanismo de ventilación, perfusión y difusión. Pueden darse estos fallos aisladamente o combinados: La insuficiencia respiratoria por alteración en la ventilación, frecuentemente es debida a la existencia de una obstrucción al paso del aire. Ej., asma, cuerpos extraños, etc. La insuficiencia respiratoria por alteración en la perfusión, puede ser debida a trombosis o embolia de las ramas de la arteria pulmonar, disminución del número de hematíes, etc. La insuficiencia respiratoria por alteración de la difusión, es debida generalmente a procesos que producen engrosamiento del tabique alveolocapilar (enfisema). Clínica: todos los síntomas vienen dados por la hipoxemia (menos oxígeno en sangre) y, a veces, por la hipercapnia (aumento del CO). Esto ocasiona: En sistema nervioso: Cefaleas. Somnolencia diurna. Ideación lenta. Cambio de carácter. En aparato circulatorio: Taquicardia. Hipertensión arterial. Sudoración. Cianosis. En aparato respiratorio: Tos. Disnea. h) Patología pulmonar de origen vascular: Edema pulmonar: genéricamente es el acúmulo de líquido, y los pulmones son especialmente susceptibles al mismo. Este acúmulo suele ser más intenso en los lóbulos inferiores. El pulmón tiene una consistencia gelatinosa, semejante al caucho, al corte escapa líquido espumoso, sanguinolento, que corresponde a la existencia de líquido, sangre y de aire. Se manifiesta este edema en la insuficiencia ventricular izquierda, también en la insuficiencia renal, en el shock y en las infecciones pulmonares. Hiperemia o congestión: es el enrojecimiento de un tejido por dilatación de sus vasos microscópicos. En la hiperemia pulmonar el volumen de sangre está aumentado, se caracteriza porque al corte su superficie sangra mucho. El órgano está aumentado de peso. Esta patología se observa en todas las formas de insuficiencia cardíaca, siempre que está disminuido el gasto ventricular izquierdo. La forma más extrema de congestión pulmonar es la que se da en la estenosis mitral reumática. Sean cuales sean las circunstancias clínicas, la congestión y el edema pulmonar se van a manifestar por: pulmones aumentados de peso, crepitantes a la presión y sangrantes al corte. Embolia pulmonar: obstrucción de la arteria pulmonar por material extraño, como grasa, aire, un tumor o trombo. Los factores predisponentes son el estado de hipercoagubilidad, la lesión de la pared vascular y la inactividad o inmovilización, especialmente en relación con el parto, la insuficiencia cardíaca congestiva, la policitemia vera o las intervenciones quirúrgicas. La embolia pulmonar es difícil de distinguir del infarto de miocardio y la neumonía. La oclusión de la arteria pulmonar depende del tamaño del émbolo y el estado general de la circulación sanguínea. Los émbolos muy voluminosos, en el territorio de la arteria pulmonar, pueden experimentar un impacto en su bifurcación formando lo que se llama “trombo en silla de montar”. En el caso de que se produzca una muerte súbita, las alteraciones macroscópicas pulmonares suelen ser escasas, con la posible excepción de hemorragias alveolares. Los émbolos más pequeños se desplazan a los vasos de menor calibre y más periféricos donde pueden causar infartos. Cuando el paciente presenta una circulación pulmonar suficiente por medio de las arterias bronquiales, puede mantenerse la vitalidad del parénquima pulmonar a través de las mismas, y producirse en este caso hemorragias de la zona, pero no infartos. Infarto pulmonar hemorrágico: necrosis hemorrágica del tejido pulmonar en caso de obstrucción de un ramo de la arteria pulmonar por émbolo y al mismo tiempo estasis de sangre en la circulación menor. Macroscópicamente puede observarse un foco rojo-azul oscuro en forma de cuña de consistencia firme. Frecuentemente la superficie pleural yuxtapuesta a la zona de infarto se encuentra recubierta de un exudado fibrinoso. Hacia las 48 horas al abrir el cadáver vamos a ver que se ha desvanecido el aspecto cianótico azulado del parénquima pulmonar que se vuelve pálido y de color parduzco. Pasadas las 72 horas, en los bordes comienzan a sustituirse el tejido pulmonar por tejido fibrótico, formándose una zona periférica de color blanco-grisácea que por último convierte a toda la zona de infarto en una cicatriz hundida en relación con el parénquima pulmonar adyacente. i) Silicosis, antracosis, tumores pulmonares: Silicosis: trastorno pulmonar producido por la inhalación continua de polvo de un compuesto inorgánico, como el dióxido se silicio que se encuentra en las arenas, cuarzo y otras piedras. La silicosis se caracteriza por el desarrollo de fibrosis nodular en los pulmones, y en los casos avanzados provoca una intensa disnea. Su incidencia es máxima en los trabajadores industriales expuestos a este polvo. Macroscópicamente vemos un pulmón con grandes conglomerados redondos de hasta 4 cm de diámetro. También se pueden apreciar pequeños nódulos aislados de 2-3 mm de diámetro, los cuales suelen ser fáciles de palpar, son duros y de consistencia casi calcárea y color grisáceo. Con frecuencia la silicosis va asociada a tuberculosis. Antracosis: es una enfermedad crónica que se presenta en los mineros de carbón, caracterizada por la presencia de depósitos de polvo de carbón en los pulmones y la formación de nódulos negros en los bronquiolos, con el consiguiente enfisema focal. Se agrava con el tabaco. En los adultos aparecen pigmentos de carbón acumulados en los ganglios linfáticos del pulmón y que sólo en graves casos dan lugar a una ligera fibrosis. Este acúmulo se observa en los vasos linfáticos de debajo de la pleura en forma de red o de pequeños focos redondos. Carcinoide: tumores que se desarrollan a partir de células claras; células argirófilas de la mucosa gastrointestinal, que secretan serotonina, catecolaminas y compuestos similares. Estos tumores se diseminan lentamente a nivel local pero a la larga se metastatizan a distancia. Cuando se presenta en el pulmón este tumor tiene un color entre blanco y gris-rojizo, de consistencia blanda y de unos 2,5 cm de diámetro. Condroma pulmonar: tumor benigno bastante frecuente compuesto de células cartilaginosas que crecen lentamente en el interior del cartílago (endocroma) o en su superficie (ectocondroma). En el pulmón se puede observar un tumor duro, subpleural, elástico de unos 6 cm de diámetro, bien limitado y de color gris pálido. Histológicamente se aprecian las típicas estructuras de tejido cartilaginoso. Sarcoidosis o enfermedad de Boeck: enfermedad crónica de etiología desconocida caracterizada por la formación de tubérculos de tejido epitelioide no necrotizado, sin caseificación, pero con esclerosis. Suelen acompañarse de disminución de la reactividad a la tuberculina. Las lesiones desaparecen en meses o en años, pero progresan la diseminación de la inflamación granulomatosa y la fibrosis. Mesotelioma pleural: tumor pleural, localizado o difuso, de aparición unilateral. Este tumor casi siempre empieza en la pleura parietal y frecuentemente en la pleura diafragmática, viéndose afectadas ambas hojas. Hay metástasis en hígado, riñón y huesos. Este tumor se da en trabajadores que están en contacto con amianto. - Introducción a la Anatomía Patológica Macroscópica del aparato cardiocirculatorio El aparato circulatorio es el encargado de abastecer a todos los tejidos de principios nutritivos y oxígeno, así como de liberarlos de los productos de desecho. Consta de cuatro partes principales: Corazón, con la función de bomba o motor. Arterias, encargadas de distribuir la sangre. Capilares, donde se realizan los cambios de gases entre sangre y tejidos. Venas, encargadas de devolver la sangre al corazón. - Anatomía del aparato cardiovascular 1. El corazón Se encuentra situado entre los dos pulmones y descansando sobre el diafragma. Las paredes del corazón están formadas por tres capas: Externa o pericardio, que rodea al corazón. Está formado por dos hojas. La hoja más interna es el pericardio visceral o epicardio y está en íntimo contacto con la totalidad de la capa mediana cardíaca. La hoja más externa es el pericardio parietal. Entre estas dos hojas queda un espacio que es la cavidad pericárdica, que contiene un fluido lubricante, el cual permite al corazón moverse libremente. Media o miocardio, es la capa más importante y forma casi todo el espesor de la pared cardíaca. Esta capa está constituida por tejido muscular, con unas características especiales, por lo que se denomina músculo cardíaco. Se parece al músculo estriado, porque presenta estriaciones transversales, y al músculo liso porque no se halla bajo el control de la voluntad. Este músculo cardíaco es más grueso en ventrículos que en aurículas, por lo que las contracciones de las paredes ventriculares son más potentes que la de las paredes auriculares. Interna o endocardio. Es una fina membrana que tapiza interiormente el miocardio; esta capa está íntimamente en contacto con la sangre contenida en las cavidades cardiacas. Tiene como finalidad evitar que la sangre se coagule en el interior, toda enfermedad o lesión del endotelio que altere sus superficie puede ser causa de formación de trombos en la cavidad cardíaca. 2. Cavidades cardíacas Internamente el corazón es un órgano muscular hueco, dividido en cuatro partes, tapizadas por el endocardio: Aurícula derecha. Aurícula izquierda. Ventrículo derecho. Ventrículo izquierdo. Válvulas: La comunicación entre las aurículas y los ventrículos, y entre los ventrículos y las arterias, está controlada por válvulas que evitan el retroceso de la sangre. Las válvulas están constituidas por finas membranas o valvas que se mantienen en su lugar gracias a unas bandas tendinosas muy resistentes que se insertan por un extremo en la valva, y por otro en las paredes de los ventrículos. Entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho se encuentra la válvula tricúspide, con tres valvas. Entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo se encuentra la válvula bicúspide o mitral con dos valvas. Por tanto, se puede considerar al corazón como dos bombas separadas, llamadas también corazón derecho (aurícula y ventrículo derechos) y corazón izquierdo (aurícula y ventrículo izquierdos). La comunicación entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar está controlada por la válvula semilunar o sigmoidea pulmonar, que tiene tres repliegues membranosos. La comunicación entre el ventrículo izquierdo y la arteria aorta está controlada por la válvula semilunar o sigmoidea aórtica, que como la sigmoidea pulmonar tiene tres valvas o repliegues membranosos. Las aurículas se encuentran separadas entre sí por el tabique interauricular. Los ventrículos están separados entre sí por el tabique interventricular. Cada una de las dos aurículas está comunicada con su respectivo ventrículo a través del orificio auriculoventricular. El orificio auriculoventricular derecho posee una válvula llamada tricúspide; el orificio auriculoventricular izquierdo posee otra válvula llamada bicúspide o mitral. 3. Sistema de conducción del corazón El corazón posee un sistema de fibras musculares acompañadas de tejido nervioso que son autogeneradoras de impulsos eléctricos. Este tejido especializado comprende: El nódulo sinusal o de Keith-Flack, situado en la aurícula derecha, cerca de la desembocadura de la vena cava superior. El nódulo auriculoventricular o de Aschoff-Tawara, situado en la parte inferior de la aurícula derecha, cerca de la válvula tricúspide. El nódulo sinusal se comunica con el nódulo auriculoventricular mediante tres fascículos, denominados fascículos internodales. El fascículo de His, que parte del nódulo auriculoventricular y prosigue por el tabique interventricular, dividiéndose en dos ramas, derecha e izquierda, que se dividen a su vez en numerosas ramificaciones, distribuyéndose respectivamente por el ventrículo derecho e izquierdo. Las ramificaciones más distales constituyen la red de Purkinje, que penetra en el espesor de la pared ventricular. El impulso eléctrico se origina en el nódulo sinusal; desde aquí se propaga a la musculatura auricular (dando lugar a la contracción auricular) y al nódulo auriculoventricular. Partiendo de este nódulo se transmite por el haz de His y luego por la red de Purkinje hasta llegar a la musculatura ventricular, originando la contracción ventricular. El nódulo sinusal actúa como marcapasos, es decir, como rector del ritmo cardíaco. La frecuencia cardíaca es el número de latidos por minuto; oscila entre 60 y 80 en condiciones normales. 4. Vascularización del corazón El corazón está irrigado por las arterias coronarias, derecha e izquierda, que nacen de la aorta nada más salir ésta del ventrículo izquierdo. La arteria coronaria izquierda se divide en una rama descendente anterior o interventricular anterior y otra rama llamada cirunfleja. Por medio de estas ramas la arteria coronaria izquierda irriga la mayor parte del ventrículo izquierdo. La arteria coronaria derecha pasa por el surco auriculoventricular derecho y desciende con el nombre de rama interventricular posterior por el tabique hacia la punta del corazón. La arteria coronaria derecha irriga, sobre todo, la aurícula derecha, la parte posterior en inferior del corazón y el ventrículo derecho. Las venas coronarias tienen un recorrido similar a las arterias coronarias, desembocando a través del seno coronario en la aurícula derecha. 5. Vasos sanguíneos Los vasos sanguíneos son tres tipos: arterias, capilares y venas. a) Arterias Las arterias son conductos encargados de distribuir la sangre expulsada del corazón a todo el organismo. Estructura de la pared arterial: Sus paredes constan de tres capas: interna, que es una capa fina de tejido epitelial y se denomina endotelio; media, que es una capa de músculo liso y externa o adventicia, que está formada por tejido conjuntivo. Principales arterias del organismo: Del ventrículo derecho sale la arteria pulmonar que transporta sangre venosa a los pulmones. A pesar de que transporta sangre venosa se denomina arteria porque es un vaso que sale del corazón. La arteria pulmonar se divide en dos ramas: Una rama derecha que va al pulmón derecho: arteria pulmonar derecha. Una rama izquierda que va al pulmón izquierdo: arteria pulmonar izquierda. Ambas arterias se ramifican intensamente dentro del pulmón. Del ventrículo izquierdo sale la arteria aorta, que primero se dirige hacia arriba (aorta ascendente), luego se flexiona sobre sí misma en forma de cayado (cayado aórtico) y finalmente desciende por delante de la columna vertebral (aorta descendente). La aorta descendente tiene una parte torácica (aorta torácica) y otra parte abdominal (aorta abdominal). La aorta torácica ocupa la parte más profunda del mediastino y termina en el orificio diafragmático, al que atraviesa. La aorta abdominal se halla contenida en el abdomen. De cada tramo de la aorta nacen diferentes ramas que van a irrigar a todo el organismo. Ramas de la aorta ascendente: de la aorta ascendente salen las arterias coronarias, encargadas de irrigar el corazón. Ramas del cayado aórtico: del cayado de la aorta nacen las siguientes ramas: Tronco braquiocefálico, que se divide en las arterias carótida primitiva y subclavia del lado derecho. Arteria carótida primitiva izquierda. Arteria subclavia izquierda. Las carótidas a nivel del cuello se bifurcan en dos ramas cada una: Carótida externa, que irriga el cuello y la cabeza. Carótida interna, destinada al encéfalo y al globo ocular. Las arterias subclavias irrigan los miembros superiores. La subclavia derecha al miembro derecho y la izquierda al izquierdo. En su trayecto las arterias subclavias emiten varias ramas, entre ellas las arterias vertebrales, que irrigan los músculos del cuello, las vértebras, la médula y el encéfalo. La arteria subclavia se continúa con la arteria axilar, que atraviesa el hueco axilar y entra en el brazo donde se denomina arteria humeral; ésta, a la altura del codo, se bifurca en dos ramas: una externa, o arteria radial, y otra interna, o arteria cubital. Estas dos ramas descienden por la cara anterior del antebrazo y llegan a la mano, donde se unen formando dos arcos palmares: uno superficial y otro profundo. Ramas de la aorta torácica: Arterias bronquiales, encargadas de irrigar los pulmones. Arterias esofágicas medias, encargadas de irrigar el esófago. Arterias mediastínicas posteriores, que irrigan diversas zonas del mediastino posterior. Arterias intercostales aórticas, que recorren los espacios intercostales. Irrigan los espacios intercostales inferiores. Ramas de la aorta abdominal: Ramas parietales, encargadas de irrigar las paredes del abdomen. Ramas viscerales, encargadas de irrigar las vísceras de la cavidad abdominal. Comprenden: El tronco celíaco, del que se originan: La arteria hepática, que se dirige al hígado. La arteria gástrica, que irriga el estómago. La arteria esplénica, que nutre al bazo. La arteria mesentérica superior, que irriga el intestino delgado y la parte proximal del intestino grueso (ciego, apéndice y colon ascendente). Las dos arterias renales, que van al riñón derecho e izquierdo, respectivamente. Las arterias gonadales: Espermática en el hombre. Útero-ovárica en la mujer. La arteria mesentérica inferior, que irriga el resto del intestino grueso. Ramas terminales de la aorta: a nivel de la cuarta vértebra lumbar, la aorta se divide en dos ramas terminales: las arterias ilíacas primitivas (derecha e izquierda). Éstas se bifurcan originando, cada una de ellas: Una arteria ilíaca interna destinada a irrigar la pelvis. Una arteria ilíaca externa destinada a irrigar el miembro inferior del lado correspondiente. La arteria ilíaca externa se continúa con la arteria femoral, que recorre todo el muslo; a la altura de la rodilla se continúa con la arteria poplítea; ésta se ramifica originando: La arteria tibial anterior, que se continúa con la arteria pedia (ésta desciende sobre el torso del pie.) El tronco tibioperoneo, que se bifurca originando la arteria peronea y la arteria tibial posterior. Esta última se bifurca, dando lugar a las arterias plantares, que se distribuyen en la planta del pie. b) Capilares Los capilares son conductos muy finos, como cabellos, de ahí su nombre. Tienen una importancia enorme ya que, a través de sus paredes, tiene lugar el intercambio entre la sangre y las células del organismo. Sus paredes están constituidas fundamentalmente por una capa de células endoteliales. c) Venas Las venas son conductos encargados de llevar la sangre de los capilares al corazón. Los capilares se reúnen entre sí para formar vasos cada vez más voluminosos, dando origen a las venas. Las paredes venosas son más delgadas que las paredes arteriales. Tienen tres capas: Interna: es un fino revestimiento endotelial. Media: formada por músculo liso. Externa o adventicia: constituida por tejido conjuntivo La superficie interna de las venas presenta unos repliegues membranosos que son las válvulas semilunares; su función es evitar el retroceso de la sangre. Se encuentran fundamentalmente en las extremidades inferiores. Principales venas del organismo: El trayecto que siguen las venas es parecido al de las arterias: Venas pulmonares: la sangre venosa aportada por la arteria pulmonar, una vez oxigenada, es recogida por las cuatro venas pulmonares, que proceden dos del pulmón derecho y dos del pulmón izquierdo, y desembocan en la aurícula izquierda. Venas cavas: la sangre arterial distribuida a través de las múltiples ramas de la arteria aorta es recogida en estado de sangre venosa por las venas cavas: cava superior y cava inferior, que desembocan en la aurícula derecha. La vena cava superior recoge la sangre de la mitad superior del cuerpo. Resulta de la unión de los dos troncos venosos braquiocefálicos (derecho e izquierdo), que reúnen la sangre venosa de los miembros superiores y de la cabeza. Éstos, a su vez, resultan de la unión de las venas subclavias y las venas yugulares internas. La vena cava inferior recoge la sangre venosa del abdomen, de la pelvis y de los miembros inferiores. Es decir, recoge la sangre de la mitad infradiafragmática del cuerpo. Se origina por la unión de las dos venas ilíacas que drenan la sangre de los miembros inferiores. A lo largo de su trayecto desembocan en ella diversas venas, entre las cuales se encuentran: Las dos venas renales (derecha e izquierda), que drenan la sangre de los riñones. Las venas suprahepáticas, que recogen la sangre venosa del hígado. El hígado recibe sangre arterial por la arteria hepática y, además, sangre venosa procedente de la vena porta. La vena porta se origina por la unión de tres venas voluminosas: o Mesentérica superior: recoge la sangre del intestino delgado, de la mitad derecha del intestino grueso y de parte del estómago. o Mesentérica inferior: recoge la sangre de la mitad izquierda del intestino grueso. o Esplénica: recoge la sangre del bazo, de una parte del estómago, del duodeno y del páncreas. Por lo tanto, las venas suprahepáticas recogen la sangre de la vena porta y de la arteria hepática, desembocando en la vena cava inferior. 6. Ciclo cardíaco El corazón impulsa la sangre a través de unos movimientos cíclicos que son: sístole, o contracción, y diástole, o relajación. El período que va desde el final de una contracción cardíaca hasta el final de la contracción siguiente se denomina ciclo cardíaco. a) Diástole La relajación ventricular transcurre en los siguientes períodos: Período de llenado rápido de ventrículos: una vez que la sístole ha terminado, la presión en los ventrículos cae a valores bajos. La sangre fluye sin interrupción desde las grandes venas hacia las aurículas; las presiones elevadas en las aurículas impulsan las válvulas auriculoventriculares, abriéndolas y permitiendo que la sangre pase rápidamente al interior de los ventrículos. Este período de llenado rápido de los ventrículos dura aproximadamente el primer tercio de la diástole. Período de llenado lento de los ventrículos: durante este período fluye una cantidad pequeña de sangre hacia los ventrículos; esta es sangre que se vacía de las venas, pasando directamente a través de las aurículas a los ventrículos. Esta fase ocupa el tercio medio de la diástole. Sístole auricular: durante el último tercio de la diástole las aurículas se contraen, impulsando la sangre de los ventrículos. A esto le corresponde aproximadamente el 30% de los ventrículos durante cada ciclo cardíaco. b) Sístole La contracción ventricular transcurre en los siguientes períodos: Período de contracción isométrica: al iniciarse la contracción ventricular, aumenta bruscamente la presión dentro de los ventrículos, cerrando las válvulas auriculoventriculares. Se necesita un brevísimo período de tiempo para que los ventrículos alcancen una presión suficiente que abra las válvulas semilunares (aórtica y pulmonar), venciendo las presiones existentes en la arteria aorta y la arteria pulmonar. Por lo tanto, durante este tiempo, hay contracción de los ventrículos sin vaciamiento, denominándose este período de contracción isométrica. Período de vaciamiento: cuando las elevadas presiones ventriculares abren las válvulas semilunares, empieza a salir sangre de los ventrículos hacia las arterias. Período de relajación isométrica: al término de la sístole empieza bruscamente la relajación ventricular, haciendo que las presiones intraventriculares disminuyan rápidamente. Las presiones elevadas en las grandes arterias hacen que se cierren las válvulas aórtica y pulmonar. Luego las válvulas auriculoventriculares se abren, iniciándose de nuevo el ciclo. Volumen sistólico es la cantidad de sangre expulsada en cada sístole. Volumen minuto es la cantidad de sangre expulsada en un minuto. Resulta de multiplicar el volumen sistólico por la frecuencia. Función de las válvulas Las válvulas auriculoventriculares (tricúspide y mitral) evitan el reflujo de sangre desde los ventrículos a las aurículas durante la sístole ventricular. Las válvulas semilunares (aórtica y pulmonar) evitan el reflujo de sangre desde las arterias aorta y pulmonar hacia los ventrículos en la diástole. Las válvulas cardíacas se abren y se cierran pasivamente por diferencias de presión. Cuando las válvulas se cierran se producen ruidos auscultables. El cierre de las válvulas auricoventriculares ocasiona el primer ruido cardíaco. El cierre de las válvulas sigmoideas origina el segundo ruido cardíaco. 7. Circulación de la sangre a) Circulación mayor o periférica Partiendo del ventrículo izquierdo, sale a la arteria aorta e inicia la circulación mayor, destinada a irrigar todos los tejidos del cuerpo con sangre arterial, llegando a todos los órganos. La sangre se distribuye por una red arterial cada vez de menor calibre hasta acabar en los capilares; en éstos se realiza el intercambio cargándose de productos de desecho y de anhídrido carbónico. Una vez realizado el intercambio, los capilares se reúnen, constituyendo venas que se van uniendo entre sí, originando cada vez vasos de mayor calibre que acaban desembocando en las venas cavas, superior e inferior, que terminan en la aurícula derecha. Desde aquí la sangre pasa al ventrículo derecho. b) Circulación menor o pulmonar La sangre venosa, o pobre en oxígeno, desde el ventrículo derecho va a la arteria pulmonar, llega a los pulmones, donde se oxigena, volviendo a través de las venas pulmonares a la aurícula izquierda; de aquí la sangre pasa al ventrículo izquierdo y se inicia de nuevo la circulación mayor. La presión en la circulación menor es inferior a la de la circulación mayor, por eso el miocardio del ventrículo izquierdo es más grueso. 8. Tensión arterial La tensión arterial es la presión ejercida por la sangre sobre la pared arterial. Está determinada por dos factores: Fuerza con que el corazón expulsa la sangre hacia la aorta. Las resistencias periféricas, que es la dificultad que oponen los vasos a la circulación del líquido por su interior. La resistencia periférica depende del calibre de los vasos, de la velocidad de la corriente sanguínea y de la viscosidad de la sangre. De forma que la resistencia periférica es mayor cuanto menor es el calibre de los vasos y la velocidad de la sangre y mayor su viscosidad. La presión arterial aumenta durante la sístole como consecuencia de la expulsión de sangre desde el ventrículo izquierdo a la aorta, alcanzando su valor más alto (presión sistólica o máxima), y disminuye durante la diástole (presión diastólica o mínima). La diferencia entre ambos valores constituye la presión diferencial o presión del pulso. Para medir la presión arterial se emplea el esfigmomanómetro. En condiciones normales la presión sistólica oscila entre 95 y 150 mmHg, y la diastólica entre 60 y 90 mmHg. 9. Pulso arterial Durante la sístole el ventrículo izquierdo expulsa bruscamente un volumen de sangre a la aorta, provocando un aumento de presión. Como la aorta es elástica, el aumento de presión se acompaña de distensión de sus paredes, provocando una onda de presión que se transmite a lo largo de todas las ramas de la aorta, constituyendo la onda del pulso, que puede percibirse por palpación al comprimir una arteria contra un plano duro. Por lo tanto, el pulso arterial es la manifestación de las variaciones de presión creadas por la salida de sangre desde el corazón a la aorta y propagadas a la periferia en forma onda. Se toma el pulso en la arteria radial, braquial, carótida, femoral, poplítea, tibial posterior y pedia. - Enfermedades del corazón (cardiopatías) 1. Arritmias El corazón sano late de forma uniforme; esta uniformidad se refiere a la frecuencia de los latidos y a la separación entre latido y latido; es decir, en condiciones normales el corazón late rítmicamente. Una arritmia es una alteración de la frecuencia o del ritmo cardíaco. Principales arritmias Bradicardia. Es una disminución de la frecuencia cardíaca, que es inferior a 60 latidos por minuto. Taquicardia. Es un aumento de la frecuencia cardíaca, que es superior a 100 latidos por minuto. Extrasístoles. Son contracciones cardíacas que aparecen fuera de lugar. Se produce un latido de más, es decir, que en el período de tiempo que transcurre entre dos latidos normales, aparece un latido extra. Fibrilación. Son contracciones cardíacas tan rápidas que son ineficaces. Puede producirse fibrilación auricular o fibrilación ventricular. Esta última casi siempre es de terminación fatal. 2. Malformaciones Representan alteraciones en la constitución del corazón que aparecen durante el período de desarrollo, en los tres primeros meses del embarazo, durante la formación de los tabiques y rotación del corazón arterial. a) Acardia. Ausencia de corazón, se presenta únicamente en gemelos univitelinos, siendo el gemelo portador del corazón el que asume la circulación. b) Ectopia. El corazón se presenta sobre la pared libre del tórax, con o sin pericardio. 3. Hipertrofia y malformación Las alteraciones de la forma y del tamaño del corazón se manifiestan macroscópicamente por la alteración del volumen y del peso. a) Hipertrofia del ventrículo izquierdo Es el aumento de la masa del ventrículo izquierdo como consecuencia del incremento de trabajo cardíaco. Las causas más importantes de hipertrofia ventricular izquierda son: La hipertensión arterial. La estenosis aórtica. La estenosis del istmo de la aorta. Cuando la hipertrofia del ventrículo izquierdo cursa sin dilatación se denomina “hipertrofia concéntrica”, en este caso el corazón está aumentado de peso (800 g). b) Hipertrofia y dilatación del ventrículo izquierdo La hipertrofia excéntrica ocurre en corazones hipertrofiados descompensados con sangre pendulante; este caso se da en la hipertensión arterial y en la insuficiencia aórtica. c) Dilatación del ventrículo izquierdo Se caracteriza porque el corazón tiene un peso normal, pero con un aumento importante del volumen; la pared ventricular está disminuida en su grosor y los músculos papilares están aplanados. La dilatación es un signo inequívoco de insuficiencia cardíaca. En la insuficiencia cardíaca podemos encontrar: hipertrofia y dilatación, o sólo dilatación. d) Hipertrofia y dilatación del ventrículo derecho Es un trastorno caracterizado por la sobrecarga aguda de volumen o presión del ventrículo derecho que va a llevar a una insuficiencia del mismo; se produce más frecuentemente en la embolia pulmonar, en el shock, en el fracaso del ventrículo izquierdo y en otras enfermedades de etiología desconocida. La hipertrofia y dilatación del ventrículo derecho va a ser consecuencia de hipertensión persistente de la circulación menor. 4. Patología isquémica cardíaca Las lesiones en los vasos coronarios originan falta de riego del propio tejido cardíaco, ocasionando enfermedades que se engloban bajo el término de cardiopatía isquémica. Esta cardiopatía isquémica se manifiesta con los siguientes cuadros: Angina de pecho Infarto de miocardio La cardiopatía isquémica es la causa más frecuente de muerte en los países desarrollados. Existen una serie de factores predisponentes: Aumento de colesterol en sangre. Consumo de tabaco. Hipertensión. Diabetes. Obesidad. Tensión emocional, etc. a) Angina de pecho La causa más frecuente es la arterioesclerosis coronaria. Consiste en la falta de riego coronario, que aparece de forma aguda y es de corta duración. Se manifiesta por la aparición súbita de dolor de tipo opresivo, localizado en la región retroesternal, en el área de la corbata, que puede permanecer sólo en el lugar de origen o bien puede irradiarse bilateralmente alrededor del pecho y a ambos hombros, descendiendo luego a los brazos hasta las muñecas. Si se irradia sólo a un brazo es más frecuente que sea al izquierdo. Generalmente el dolor aparece tras el esfuerzo y dura de dos a tres minutos, desapareciendo con el reposo. El diagnóstico se realiza mediante la clínica, electrocardiograma, prueba de esfuerzo y angiografía coronaria. b) Infarto de miocardio Las causas más frecuentes son: arterioesclerosis y obstrucción por trombo o émbolo. Es la forma más grave de cardiopatía isquémica. Consiste en la necrosis de una parte del músculo cardíaco por una falta de riego por parte de las coronarias. Se manifiesta por un dolor igual a la angina de pecho, en su localización, pero se diferencia porque su duración es mayor, es más intenso y no cede con el reposo. Tampoco su aparición guarda relación con el esfuerzo. Datos de laboratorio. Debido a la necrosis hay: Aumento de CPK (creatinfosfoquinasa). Aumento de LDH (lactato deshidrogenasa). Aumento de transaminasas. La CPK aumenta dentro de las 4 horas siguientes a los síntomas, alcanzando el máximo a las 12-18 horas, pudiendo prolongarse hasta las 36 horas, volviendo a la normalidad a los 2-4 días. Anatomía Patológica macroscópica: Tras 8 horas la necrosis miocárdica puede hacerse ostensible macroscópicamente, apreciándose zonas de color amarillo arcilloso, fijas, secas y que producen un ligero relieve, cuya amplitud va a corresponder al territorio de irrigación de la arteria correspondiente. El corazón está dilatado, apreciándose trombos parietales en el endocardio, así como pericarditis fibrinosas. Pasada una semana, en la necrosis se ve un borde de tejido de granulación que tras 4 semanas ha reabsorbido el material necrótico, dependiendo del tamaño del infarto. A las 8 semanas después, termina de producirse el tejido de granulación y queda una cicatriz de color grisácea, dura, de brillo tendinoso y discretamente retraída. c) Paro cardíaco La causa más frecuente de paro cardíaco, y por consiguiente de muerte súbita, es la enfermedad coronaria. El paro cardíaco puede definirse como un cese repentino del corazón en su función de expulsar sangre. Se manifiesta con: Pérdida de conciencia. Ausencia de pulso. Falta de latidos cardíacos. Cuando se dan estos signos lo primero que hay que hacer es dar un golpe fuerte sobre el pecho. Si tras esto no se produce el latido cardíaco debe procederse a: Masaje cardíaco. Respiración artificial. d) Valvulopatías Son lesiones en las válvulas cardíacas. Puede tratarse de lesiones en las válvulas auriculoventriculares o en las válvulas sigmoideas. Las causas son de origen congénito, o ser consecuencia de inflamaciones originadas por una infección previa que dejan lesiones retráctiles (fiebre reumática). Estenosis: Son estrechamientos del orificio que dejan las válvulas cardíacas al abrirse; es decir, hay dificultad en la apertura de dichas válvulas. Así, hablamos de: Estenosis mitral. Estenosis aórtica. Estenosis tricúspide. Estenosis pulmonar; es rara y generalmente de naturaleza congénita. A consecuencia de la estenosis se origina una dificultad en el paso de sangre. Si se trata de estenosis auriculoventriculares, hay dificultad en el paso de sangre de aurículas a ventrículos. Si se trata de estenosis sigmoideas, hay dificultad en el paso de sangre de ventrículos a la arteria aorta o pulmonar (esta última es rara). Insuficiencias: Consiste en un cierre imperfecto de las válvulas cardíacas. Se produce insuficiencia mitral, aórtica y tricúspide. La insuficiencia pulmonar es muy rara. Como consecuencia del cierre defectuoso valvular la sangre refluye a la cavidad anterior. Si se trata de insuficiencia mitral o tricúspide, durante la sístole ventricular hay reflujo a las aurículas; si se trata de insuficiencia aórtica durante la diástole ventricular hay reflujo de sangre al ventrículo izquierdo. Clínica: cada lesión valvular origina unos síntomas propios. Ej.: es frecuente la asociación: estenosis aórtica e insuficiencia aórtica, insuficiencia mitral y estenosis mitral, estenosis aórtica e insuficiencia mitral. El signo común es la presencia de un soplo cardíaco. Los soplos cardíacos son vibraciones auscultables que produce la sangre al pasar por un orificio con dificultad o refluir por dicho orificio. Ejemplos: En una estenosis mitral la sangre pasa con dificultad de aurícula izquierda a ventrículo izquierdo, esta dificultad ocasiona que la sangre pase de forma turbulenta, lo que origina un sonido característico a la auscultación que es el soplo. En una insuficiencia mitral, la sangre refluye de ventrículo izquierdo a aurícula izquierda durante la sístole ventricular, dicho reflujo de sangre origina un sonido característico a la auscultación que es el soplo. Las valvulopatías pueden dar lugar a una insuficiencia cardíaca. 5. Endocarditis Trastorno que afecta al endocardio y las válvulas cardiacas y responde a múltiples causas. Entre los distintos tipos que presenta destaca la endocarditis abacteriana, la endocarditis bacteriana y la endocarditis de Libman-Sacks. El riñón y el cerebro suelen estar afectados en las endocarditis. a) Endocarditis verrugosa simple Endocarditis verrugosa abacteriana a nivel del borde de la valva (generalmente mitral o aórtica). Presenta depósitos brillantes que varían del color gris al gris-rosáceo, fácilmente desprendibles. Esta endocarditis se da en tuberculosis, carcinomas, enfermedades infecciosas… b) Endocarditis bacteriana Infección bacteriana aguda o subaguda del endocardio, de las válvulas cardíacas o de ambos. El proceso se caracteriza por la presencia de soplos cardiacos, fiebre prolongada, bacteriemia, esplenomegalia y embolismo. El tipo agudo evoluciona con gran rapidez, y suele estar provocada por estafilococos o neumococos. La forma subaguda se debe generalmente a la infección por Streptococcus viridans en las válvulas cardíacas lesionadas por la fiebre reumática. Macroscópicamente se observan lesiones a nivel de las válvulas de aspecto verrugoso ulceroso o tromboulceroso. c) Endocarditis de Libman-Sacks Estas endocarditis está caracterizada por diferentes clases de lesiones que afectan a las válvulas cardíacas. Algunos estudios indican que puede ser el primer paso en el desarrollo de la endocarditis bacteriana y que las lesiones correspondientes producen embolismos arteriales periféricos y muerte. Se produce por igual en hombres que en mujeres de edades comprendidas entre 18 y 90 años, da lugar a soplos cardíacos en alrededor del 30% de los casos y afecta con mayor frecuencia a las válvulas del lado izquierdo del corazón. d) Endocarditis reumática En la fiebre reumática se presenta endocarditis abacteriana con deformaciones valvulares secundarias (cardiopatías por tejido cicatrizal de granulación). La endocarditis reumática reciente presenta depósitos verrugosos blancogrisáceos, brillantes a nivel de los bordes libres de las válvulas, a veces se extienden a la aurícula y a las cuerdas tendinosas. En la endocarditis reumática recidivante, se aprecian trombos plaquetarios en la mitral. En el tejido valvular se ven claramente los vasos, signo de que anteriormente a este nivel se produjo una endocarditis, cuyo trombo plaquetario se organizó a partir del borde de inserción. 6. Miocarditis Inflamación del miocardio de origen infeccioso autoinmune o tóxico. Macroscópicamente el corazón está dilatado con el miocardio turbio con pequeños focos amarillo-grisáceos de bordes irregulares. 7. Pericarditis 8. Insuficiencia cardíaca El corazón actúa como bomba encargada de mandar sangre a todo el organismo. Cuando fracasa en esta función hablamos de insuficiencia cardíaca. El corazón no puede atender a las necesidades del organismo porque es incapaz de vaciarse adecuadamente. En casos leves se manifiesta con sintomatología durante el ejercicio físico, embarazo, infección, etc, condiciones en que aumentan las necesidades del organismo. Se trata de insuficiencia cardíaca latente o compensada. Cuando la insuficiencia se muestra durante el reposo la situación es grave; se trata de insuficiencia cardíaca patente o descompensada. Antes de producirse las alteraciones, el corazón lucha contra su propio fracaso y pone en marcha unos mecanismos de compensación: Taquicardia, aumento de las contracciones cardíacas para evitar que quede sangre en el corazón y para mantener el volumen de sangre expulsado dentro de los valores normales. Dilatación del corazón, como resultado del acúmulo progresivo de sangre que el corazón no puede expulsar. Hipertrofia; es decir, aumento del grosor de miocardio para aumentar la fuerza de contracción y superar los obstáculos. Causas: Enfermedades del miocardio, que hacen que ese músculo no se contraiga adecuadamente. Ej., cardiopatía isquémica. Arritmias. Valvulopatías. Obstáculo a la salida de sangre. Ej. Hipertensión arterial. Consecuencias: Disminución de la cantidad de sangre que sale del corazón, defecto en las irrigación a todos los tejidos. Queda sangre en las cavidades cardíacas; sangre que el corazón no ha podido expulsar. El corazón puede fallar globalmente, hay fallo de ambos ventrículos, se llama insuficiencia cardíaca congestiva; o bien pueden fallar independientemente las cavidades izquierdas de las derechas, este caso es más frecuente, y se habla entonces de insuficiencia cardíaca derecha o izquierda. a) Insuficiencia cardíaca izquierda Como consecuencia de que el ventrículo izquierdo es incapaz de vaciar su contenido, se produce un remanso de sangre en dicho ventrículo, lo que dificulta el vaciado auricular, por lo que se acabará afectando a la aurícula izquierda y, por consiguiente, se irá estancando la sangre en todo el territorio pulmonar. Hay por tanto síntomas pulmonares: Disnea. Esta disnea aumenta cuando se realiza algún esfuerzo (disnea de esfuerzo); a medida que la enfermedad evoluciona aparece disnea en reposo. Ortopnea, dificultad para respirar en decúbito, que se alivia cuando el paciente se sienta o adopta la posición erecta. Tos. Los síntomas como consecuencia de que el ventrículo izquierdo expulsa menos sangre son: apatía, cansancio, cianosis, etc. Todos ellos debidos a la disminución del aporte de oxígeno. b) Insuficiencia cardíaca derecha El ventrículo derecho es incapaz de vaciar su contenido a la arteria pulmonar, por tanto hay remanso de sangre en dicho ventrículo, lo que se transmite a la aurícula derecha y a la cava superior e inferior. Este estancamiento en todo el territorio venoso ocasiona: Edema (hinchazón de tobillos). Ascitis, acúmulo de líquido en la cavidad abdominal. Hepatomegalia, aumento de tamaño del hígado. Oliguria (orinar poco) de día y poliuria (orinar mucho) de noche. - Las arterias Encargadas de llevar sangre desde el corazón a los tejidos. Están constituidas por tres capas: Interna o íntima, constituida por endotelio que está en contacto directo con la sangre. Media, que lleva fibras musculares lisas y permite a las arterias contraerse o dilatarse según las necesidades del momento. Externa, formada por tejido conectivo. 1. Principales enfermedades de las arterias Arterioesclerosis Hipertensión arterial 2. Arterioesclerosis Consiste en la pérdida de elasticidad de las arterias. Se vuelven rígidas y duras y reducen su luz. Es más frecuente en el hombre, y aumenta con la edad. Esta lesión conlleva una disminución de la nutrición en todos los tejidos y una subida de la presión arterial, aunque esto último no siempre se produce. Favorecen su aparición: Dieta con exceso de lípidos. Diabetes. Obesidad. Sedentarismo. Tabaco. Síntomas: se originan a medida que la enfermedad evoluciona, aparece hipertensión arterial y disminución progresiva de las facultades físicas e intelectuales. Los más frecuentes son: Somnolencia. Pérdida de memoria. Alteraciones del carácter. Trastornos digestivos. Alteraciones circulatorias con extremidades inferiores. Tendencia a padecer cardiopatía isquémica, etc. Todos los órganos funcionan defectuosamente a consecuencia del déficit nutritivo. Patología macroscópica: La arterioesclerosis presenta variantes morfológicas: Aterosclerosis: formación de ateromas o depósito de placas amarillentas de colesterol, lípidos y detritus celulares en la túnica interna de las arterias. El ateroma es una masa anormal de grasa o lípidos. Con la formación de las placas, las paredes de los vasos se engrosan, aparecen fibróticas y calcificadas y sus luces se estrechan, con lo que se reduce la circulación en los órganos y regiones normalmente irrigados por la arteria. Las lesiones ateromatosas constituyen una causa importante de cardiopatía coronaria, angina de pecho, infarto de miocardio y otros trastornos cardíacos. Esclerosis calcificada de la túnica media o de Mönckeberg: calcificación de la túnica media de las arterias de gran y mediano tamaño. Arterioesclerosis. Engrosamiento proliferativo de la capa muscular o del endotelio de las arterias de pequeño tamaño. Normalmente en un mismo sujeto suelen cohabitar más de uno de estos tipos. Lo más frecuente es que coincidan la ateroesclerosis y la esclerosis calcificada de la túnica media. 3. Hipertensión arterial Aumento de presión en las arterias. Existe cuando la presión supera 150 mm de Hg de máxima y 90 mm de Hg de mínima; tomada por la mañana, en ayunas y con el paciente acostado. Etiología: puede ser secundaria a una enfermedad determinada (enfermedad renal, endocrina, etc.), en cuyo caso se denomina hipertensión arterial secundaria; o bien puede ser de causa desconocida, denominándose hipertensión arterial primaria o esencial, siendo esta última la más frecuente. Síntomas: puede no ocasionar ningún trastorno; cuando se eleva mucho ocasiona: Cefaleas matutinas. Hemorragias nasales. Palpitaciones. Congestión de la cara. Hormigueos. Sobrecarga cardíaca, etc. - Las venas Son los conductos encargados de llevar la sangre desde los tejidos al corazón. Están constituidas, al igual que las arterias, por tres capas, y se diferencian de éstas en que son mucho más distensibles y van provistas de válvulas semilunares que impiden el retroceso de la sangre. Las válvulas semilunares son muy abundantes en las extremidades, sin embargo en el tórax y en el abdomen no suele haberlas. Las enfermedades más frecuentes de las venas son: Varices. Trombosis venosas. 1. Varices Son dilataciones venosas, cuya causa en último término radica en una insuficiencia de las válvulas venosas. Esto ocasiona estancamiento de la sangre, que a su vez origina dilatación, alargamiento y tortuosidad de las venas. Las varices se localizan en extremidades inferiores y también en esófago (varices esofágicas) y en pleno anorrectal (hemorroides). Síntomas: Sensación de pesadez. Dolor. Picores. Cansancio. Calambres durante la noche. Pigmentación parda de la piel e incluso ulceración. 2. Trombosis venosas El trombo es un coágulo intravascular. En su formación intervienen tres factores fundamentales: Lentitud circulatoria. Alteraciones de la pared del vaso. Alteraciones sanguíneas. Los trombos pueden estar firmemente adheridos a la pared venosa, por lo que es difícil su desprendimiento, o por el contrario pueden estar débilmente unidos a la pared y desprenderse fácilmente, siendo arrastrados a la corriente sanguínea. Los trombos desprendidos se denominan émbolos y el fenómeno de su detención a nivel de un vaso, con la consiguiente obstrucción, origina una embolia. Distinguimos dos tipos de trombosis venosas: Flebotrombosis. Tromboflebitis. 3. Flebotrombosis Consiste en la formación de un trombo en el interior de una vena, con poca alteración de la pared venosa. El factor principal en su formación es la lentitud circulatoria, la estasis sanguínea. Estos trombos están poco unidos a la pared por lo que se desprenden frecuentemente originando émbolos (embolia pulmonar). Síntomas: generalmente se desarrollan en las venas de las piernas. El primer síntoma es el dolor a lo largo de la vena afecta, que aumenta con la palpación. También hay edema de la extremidad. 4. Tromboflebitis Lo primero que se origina es la inflamación de la vena, y a consecuencia de esta alteración de la pared se forma un trombo. Éste está fuertemente unido a la pared, por lo que en este caso son poco frecuentes las embolias. Síntomas: como en el caso anterior, se desarrolla con más frecuencia en las venas de las piernas. Hay enrojecimiento y dolor a lo largo de la vena afecta y al tocar se observa un cordón indurado muy doloroso y caliente. También hay edema e impotencia funcional. - Anatomía Patológica macroscópica del tiroides La glándula tiroides se desarrolla como una evaginación tubular de la raíz de la lengua, denominada agujero ciego. Crece hacia abajo, anterior a la tráquea y el cartílago tiroides, hasta alcanzar su posición en el adulto. El extremo distal prolifera hasta formar la glándula adulta, mientras que el resto degenera y desaparece, hacia la quinta o sexta semana del desarrollo. El descenso incompleto puede llevar a la formación del tiroides en sitios anormalmente altos en el cuello, produciendo un tiroides lingual o subhioideo aberrante. El descenso excesivo conduce a glándulas tiroideas subesternales. Las malformaciones de la diferenciación de la bolsa braquial pueden dar lugar a localizaciones tiroideas del timo o de las glándulas paratiroides. La implicación de estas desviaciones de la norma pueden hacerse evidentes en pacientes que han sufrido una tirectomía total y a continuación desarrollan un hipoparatiroidismo. En el adulto, el tiroides normal pesa de 20 a 25 g. Dos grandes lóbulos laterales se conectan en la línea media por un ancho istmo, por cuya parte superior puede sobresalir, de vez en cuando, un lóbulo piramidal. En ocasiones, en personas muy delgadas, esta estructura piramidal normal puede confundirse con un nódulo tiroideo. La glándula está constituida por ácidos o folículos tapizados por células cuboideas regulares y separadas por un estroma fibrovascular escaso. Dispersas por el estroma se encuentran colecciones pequeñas de linfocitos. Esparcidas en el epitelio folicular e intersticio existen células C neuroectodérmicas secretoras de calcitonina, reconocibles sólo por las técnicas inmunocitoquímicas. La biosíntesis de las hormonas tiroides, triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), está ampliamente disponible en cualquier parte. Una vez liberadas en la sangre, la T4 y la T3 se unen a una globulina alfa: la globulina fijadora de tiroxina-tironina (TBG). Otras proteínas plasmáticas, entre ellas la prealbúmina y la albúmina, participan en menor grado en esta fijación. La T3 es conjugada con menos firmeza por la TBG y muy poco por otras proteínas plasmáticas. Debido a que el estado metabólico de las células está regulado por fracciones no conjugadas, la T3 no conjugada o libre está más disponible para las células del organismo que la pequeña fracción libre de T4. La glándula tiroides es uno de los órganos más reactivos del organismo. La T3 y la T4, o con más exactitud, la T3 y la T4 libres, actúan a través de receptores nucleares específicos para modular todo tipo de crecimiento celular y actividad funcional. La glándula reacciona a muchos estímulos y está en constante estado de adaptación. Durante la pubertad, el embarazo y el estrés fisiológico de cualquier origen, la glándula aumenta de tamaño y se vuelve más activa. Esta labilidad se refleja por una hiperplasia transitoria del epitelio tiroideo. En este momento, la tiroglobulina se reabsorbe, y las células foliculares se vuelven altas y columnares, formando a veces papilas replegadas. Cuando el estrés cesa, se produce una involución, esto es, la altura del epitelio desciende, se acumula coloide y las células foliculares vuelven a asumir su tamaño y arquitectura normal. El fracaso de este equilibrio puede producir desviaciones mayores o menores del patrón histológico habitual. La función del tiroides puede ser inhibida por diversos agentes químicos, denominados en conjunto biógenos. Dado que suprimen la síntesis de T3 y T4, el nivel de TSH aumenta, siguiéndose por el consiguiente agrandamiento hiperplásico de la glándula (bocio). Entre estos compuestos, los más importantes son ciertos fármacos empleados en el tratamiento de hipertiroidismo. Los agentes antitiroideos, tioureas y mercaptoimidazol, inhiben la oxidación del yoduro y bloquean la producción de las hormonas tiroideas. Esto se sigue por disminución de la retroalimentación negativa sobre la hipófisis e hipotálamo, provocando un aumento en los niveles de TSH y TRH, que da lugar a una hiperplasia y agrandamiento tiroideo. El yoduro, cuando se administra a pacientes con hiperfunción tiroidea, también bloquea la liberación de hormonas tiroideas, pero a través de mecanismos diferentes. Los yoduros a grandes dosis inhiben la proteólisis de la tiroglobulina. De este modo, la hormona tiroidea es sintetizada e incorporada aumentando la cantidad de coloide, pero no es liberada a la sangre. Tras el tratamiento con tiourea, la glándula rezuma coloide de tiroglobulina y es con tiroglobulina y se comprime la vascularización del estroma, creanso el aspecto de una glándula inactiva. Las enfermedades del tiroides son de gran importancia porque la mayor parte son susceptibles de manejo médico o quirúrgico. Se manifiestan principalmente como tirotoxicosis (hipertiroidismo), hipotiroidismo y agrandamiento difuso o focal de la glándula (bocio). No existe una correlación simple entre las lesiones morfológicas y las manifestaciones clínicas resultantes. Un bocio multinodular, por ejemplo, en su caso, puede asociarse con una función tiroidea normal, en otro con hiperfunción y aun en otro con hipofunción. Por ello, es mejor presentar, al principio, los síndromes clínicos de hipertiroidismo e hipotiroidismo y, a continuación, tratar las diversas lesiones tiroideas, haciendo referencia a cada uno de sus posibles significados clínicos. - Tirotoxicosis (hipertiroidismo) La tirotoxicosis es un estado hipermetabólico que se da con más frecuencia en mujeres, causado por una elevación de los niveles de T3 y T4 libre en sangre. Cuando estos niveles son consecuencia de una hiperfunción de tiroides, como sucede en la enfermedad de Graves, la tirotoxicosis puede ser correctamente denominada hipertiroidismo. Sin embargo, cuando el aumento de los niveles de hormona refleja un rezumamiento excesivo de hormona de una glándula no hiperactiva se conoce como tirotoxicosis. El uso continuado a menudo equipara estos términos. Cualquiera que sea el nombre el síndrome se manifiesta por nerviosismo, palpitaciones, pulso rápido, fatiga, debilidad muscular, pérdida de peso con apetito, diarrea, intolerancia al calor, piel caliente, respiración excesiva, labilidad emocional, cambios menstruales, un temblor fino en las manos (especialmente cuando están extendidas), cambios oculares y agrandamiento variable de la glándula tiroides. TRASTORNOS ASOCIADOS CON HIPERFUNCIÓN TIROIDEA Comunes: Hiperplasia tóxica difusa (enfermedad de Graves) Bocio tóxico multinodular Adenoma tóxico Infrecuentes: Tiroiditis aguda o subaguda Carcinoma tiroideo hiperfuncionante Coriocarcinoma o mola hidatidiforme Adenoma hipofisiario secretor de FSH Tirotoxicosis neonatal asociada con enfermedad de Graves materna Estroma ovárico (tiroides teratomatoso ovárico) Hipertiroidismo inducido por yoduro Hipertiroidismo yatrógeno La tirotoxicosis puede estar causada por diversos trastornos. Las tres causas más comunes son responsables en conjunto de casi el 99% de los casos. Entre ellas, la enfermedad de Graves es la más frecuente, especialmente en pacientes menores de 40 años de edad; ella sola da cuenta del 85% de los casos. Esta enfermedad, que es el hipertiroidismo verdadero, se conoce también como hiperplasia tóxica difusa para diferenciarla de la tirotoxicosis relacionada con el bocio nodular tóxico, ya se trate de un nódulo solitario (presumiblemente un adenoma) o multinodular. Otras causas raras de hipertiroidismo sólo merecen un breve comentario. El carcinoma tiroideo bien diferenciado metastásico, puede elaborar, en ocasiones, suficientes hormonas tiroideas para causar hipertiroidismo. De igual forma, la tiroiditis aguda o subaguda durante la etapa de lesión celular activa puede asociarse con una liberación de hormonas almacenadas suficiente para inducir manifestaciones transitorias de hipertiroidismo. Los coriocarcinomas y las molas hidatidiformes pueden producir no sólo gonadotropina coriónicas sino, también, a veces, un material de tipo TSH. El aumento de niveles de hormonas tiroideas puede ser producido, en raras ocasiones, por tumores hipofisiarios secretores de TSH o estimulación hipofisiaria por liberación hipotalámica excesiva de TRH. La hiperfunción tiroidea puede ser inducida también por un exceso de la ingesta excesiva de yoduro en pacientes con diversos trastornos tiroideos. Este patrón se conoce como enfermedad de Jodbasedow. La ingesta de yoduro permite la síntesis de T3 y T4, y precipita la tirotoxicosis; igualmente, raras veces los pacientes sometidos a tratamientos con hormona tiroidea para un hipertiroidismo o por otras razones (intentos mal dirigidos de controlar el peso) pueden desarrollar un hipertiroidismo iatrogénico. En todos se produce el mismo síndrome hipermetabólico. - Hipotiroidismo Cualquier desarreglo estructural o funcional del tiroides que deteriora en excreción hormonal conduce a un estado metabólico de hipotiroidismo. Las manifestaciones clínicas dependen de la edad en la que aparece por primera vez. Cuando se presenta durante el desarrollo y la lactancia, da lugar a cretinismo con el retraso físico y mental asociado. Cuando el hipotiroidismo se presenta por primera vez en niños mayores o adultos, se denomina, mixedema. Esta designación llama la atención sobre la acumulación de mucopolisacáridos hidrófilos en el tejido conectivo de todo el organismo, provocando un característico engrosamiento edematoso y pastoso de piel, que se resiste a la formación de fóvea a la presión. Las causas de hipotiroidismo, tanto en lactantes como en adultos, pueden dividirse en varias categorías. Entre estos trastornos diversos, el más frecuente es el hipotiroidismo idiopático, también conocido como tiroiditis atrófica autoinmunitaria. Una resección grande para el tratamiento del hipertiroidismo o una extirpación de una neoplasia primaria es probablemente la segunda causa más común de hipotiroidismo. La glándula también puede sufrir abrasión por radiación, ya sea en forma de radioyodo administrado por el tratamiento de hipertiroidismo o de irradiación exógena. En conjunto, la ablación tiroidea inducida de forma quirúrgica o por radiación da cuenta de la mayor parte de las causas restantes de hipotiroidismo. En raras ocasiones surge a partir de un trastorno en el hipotálamo o en la adenohipófisis que reduce los niveles séricos de TSH. Causas de hipotiroidismo: Parénquima tiroideo insuficiente: Del desarrollo. Lesión por radiación (radioyodo, radiación externa). Ablación quirúrgica. Tiroiditis de Hashimoto. Interferencia con la síntesis de hormona tiroidea: Hipotiroidismo primario idiopático. Defectos biosintéticos hereditarios. Deficiencia de yodo fármacos. Tiroiditis de Hashimoto. Supratiroideo: Lesiones hipofisiarias reductoras de la secreción de TSH. Lesiones hipotalámicas que reducen la liberación de hormona liberadora de tirotropina. - Cretinismo Esta afección se caracteriza por un retraso en el desarrollo tanto físico como intelectual. A veces, se manifiesta en el nacimiento, pero, dependiendo de la gravedad de la hormona, se hace evidente en las siguientes semanas o meses. En el momento en que los cambios se hagan inconfundiblemente visibles ya son en gran parte irreversibles y, por ello, se debe prestar gran atención a los recién nacidos que presentan incapacidad para desarrollarse. Esta relativa rareza justifica la considerable brevedad. El síndrome totalmente desarrollado se caracteriza por piel seca y áspera, ojos fijos y abiertos, tumefacción periorbitaria, nariz ancha aplanada, y lengua grande. Cuando la deficiencia tiroidea se presenta en edades tempranas del desarrollo fetal, como sucede con la carencia de yodo, la agenesia del tiroides o un defecto biosintético genético, existe un deterioro del crecimiento esquelético y un retraso del desarrollo del cerebro. El cretinismo endémico se produce siempre que el bocio endémico sea prevalente, generalmente relacionado con una deficiencia dietética de yodo. El cretinismo esporádico, por el contrario, suele estar causado por un fracaso del desarrollo congénito en la formación de la glándula tiroides o por algún defecto biosintético en la formación de hormona tiroidea. - Mixedema El término mixedema se aplica al hipotiroidismo del niño mayor o adulto. Las manifestaciones clínicas varían según la edad de inicio de la deficiencia. El niño mayor muestra signos y síntomas intermedios entre los de cretino y los del adulto con hipotiroidismo. En el adulto, la afección se presenta de forma insidiosa y puede tardar años en alcanzar el nivel de sospecha clínica. Básicamente, se caracteriza por un enlentecimiento de la actividad física y mental. Los síntomas iniciales son fatiga, letargo, intolerancia al frío e indiferencia o apatía general. Las funciones de la palabra e intelectual se enlentecen. Con el paso del tiempo, se desarrolla un edema periorbitario junto con piel engrosada, seca y áspera. Finalmente, los rasgos faciales se engrosan y la lengua se agranda, y empeora el edema periférico antes descrito. En este momento hay una torpeza física y mental extremas. Otros sistemas participan del letargo general con disminución de la sudoración, estreñimiento y de la función motora. En el mixedema muy avanzado, el corazón está flácido y agrandado, con las cámaras dilatadas. Desde el punto de vista histológico, existe en ocasiones tumefacción de las microfibrillas con una cierta pérdida de estriaciones, acompañada por un aumento del líquido de edema intersticial rico en mucopolisacáridos. Un líquido similar se acumula a veces dentro del saco pericárdico. A estos cambios se han aplicado los términos corazón de mixedema o miocardiopatía hipotiroidea. También hay un cierto retraso en el crecimiento esquelético y en el desarrollo del SNC; esto último, sin embargo, es más característico del cretinismo. Con esta visión general de las consecuencias clínicas de la alteración de la función tiroidea, se puede volver a los trastornos que las causan. - Tiroiditis Existen muchas formas de tiroiditis. Algunas están mal definidas y otras son bastante raras. Una forma menos común es la tiroiditis supurativa o infecciosa, producida por la siembra microbiana del tiroides. Casi siempre la infección es primaria en cualquier otra parte, y los agentes son de origen hematológico, raras veces hay una siembra traumática directa de la glándula. A veces, la incompetencia inmunológica favorece estas infecciones. Las causas más frecuentes son Staphylococcus, Salmonella, Enterobacter, Mycobacterium tuberculosis y hongos. El tiroides viral es un caso especial. El tiroides también puede afectarse de sarcoidosis. Cualquiera que sea la causa, la afectación inflamatoria puede causar un agrandamiento doloroso de la glándula, pero casi siempre el proceso es autolimitado o controlable con el tratamiento adecuado. La función tiroidea no suele afectarse de forma significativa, y hay pocos efectos residuales salvo por los posibles focos pequeños de cicatrización. Otra forma infrecuente es la tiroiditis fibrosa de Riedel, que se conoce también como estroma de Riedel. Este extraño proceso, de causa desconocida, se caracteriza por atrofia glandular, hipotiroidismo y sustitución del tiroides por tejido fibroso, con adhesión a estructuras circundantes. Debido a esta densa afección se asocia a una fibrosis misteriosa en otras zonas, en particular fibrosis retroperitoneal. Mucho más comunes son la tiroiditis de Hashimoto, tiroiditis granulomatosa subaguda y tiroiditis linfocítica subaguda. - Tiroiditis de Hashimoto También conocido como estroma linfomatoso o bocio linfadenoide, la tiroiditis de Hashimoto se caracteriza por un infiltrado intenso de linfocitos y células plasmáticas que sustituyen, prácticamente, al parénquima tiroideo. Estos términos se aplican a la variante bociosa atrófica común caracterizada principalmente por fibrosis con infiltrado linfoide escaso. Cualquiera que sea la variante morfológica, la tiroiditis de Hashimoto es de importancia por varias razones. 1. Es la causa más común de hipotiroidismo bocioso en las regiones con cantidades suficientes de yodo. 2. Es una causa importante de bocio no endémico en niños. 3. Es la primera enfermedad autoinmunitaria organoespecífica descrita. La mayoría de los pacientes con Tiroiditis de Hashimoto de larga duración se vuelven hipotiroideos, pero unos pocos, a mitad de su evolución, desarrollan un hipertiroidismo, denominado, en ocasiones, hashitoxicomicosis. Esta concurrencia es más fortuita porque se piensa que tanto la tiroiditis de Hashimoto como la enfermedad de Graves son de origen autoinmunitario y comparten algunas de las características de sus reacciones autoinmunitarias. Principalmente es una enfermedad de mujeres. Etiología y patogenia Existen bastantes pruebas de que la tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmunitaria que resulta, al parecer, de un defecto de la función de las células T supresoras específicas del tiroides. - Tiroiditis granulomatosa subaguda (de Quervain) El término tiroiditis de Quervain se reserva para una forma específica de inflamación granulomatosa autolimitada de la glándula tiroides, que también se conoce como tiroiditis granulomatosa o de células gigantes. Su incidencia se da entre los 20 y 50 años, con una relación de mujer a hombre de 8 a 1. Es de etiología desconocida, aunque se cree que es de causa viral. Existe una asociación entre el inicio de la tiroiditis e infecciones de ciertos virus (paperas, sarampión, gripe, adenovirus…). Morfología La glándula puede estar agrandada. Este agrandamiento aparece asimétrico o focal a la palpación, pero en ocasiones toda la glándula está afectada de forma irregular. Puede presentar una ligera adherencia a estructuras circundantes. Al corte transversal, las áreas afectadas son firmes y blanco-amarillentas, y destacan de la sustancia tiroidea parduzca normal, más carnosa. Curso clínico La presentación de esta afección es sumamente variable. Pueden identificarse tres patrones: 1. Reacción febril sistémica aguda de elevación de la velocidad de sedimentación. 2. Agrandamiento doloroso súbito de la glándula, que a veces simula anginas o un dolor de oídos. 3. Agrandamiento menos doloroso acompañado por manifestaciones transitorias de hipertiroidismo. Evidentemente, más de uno puede coexistir en el mismo paciente. Sea cual sea la forma que adopte inicialmente la enfermedad, el proceso es autolimitado, y en el transcurso de semanas a meses, el dolor suele ceder, así como la fiebre y las manifestaciones de hipertiroidismo. Además, con la destrucción extensa de la glándula, puede sobrevenir un hipotiroidismo transitorio. De forma característica, los niveles de T3 y T4 están aumentados como resultado de la lesión de los folículos, y la captación de yodo radioactivo es baja debido a la supresión de la TSH. Tras la recuperación, generalmente de 6 a 8 semanas, se vuelve a la función tiroidea normal. - Enfermedad de Graves Síndrome caracterizado por un hipertiroidismo causado por un bocio hiperplásico difuso hiperfuncionante, acompañado por una ofatalmopatía infiltrativa y una dermopatía infiltrativa. Esta enfermedad está presente en un 1,5% a 2% en las mujeres de Estados Unidos, pero la frecuencia en hombres es de sólo una décima parte. También existe una relación entre la enfermedad de Graves y otros trastornos tiroideos autoinmunitarios, especialmente con la tiroiditis de Hashimoto, debido, quizás, a que ambas afecciones tienen orígenes inmunológicos similares. A veces, el hipertiroidismo aparece sobre una tiroiditis de Hashimoto preexistente, lo que se conoce como hashitoxicosis. Como podría esperarse, otras enfermedades autoinmunitarias, como la anemoa perniciosa y la artritis reumatoide, aparecen con frecuencia en pacientes con enfermedad de Graves. Etiología y patogenia De origen autoinmunitario, iniciados por anticuerpos IgG contra dominios específicos del receptor TSH. - Bocio difuso y multinodular El bocio difuso y el multinodular son las consecuencias de la hipertrofia e hiperplasia del epitelio folicular, secundarias a un desarreglo que impide la excreción de la hormona tiroidea, con elevación compensadora del nivel de TSH. El grado de aumento del tamaño del tiroides es proporcional al nivel y duración de la falta de hormona tiroidea pero, en condiciones óptimas, en la mayor parte de los casos, el aumento de la masa tiroidea logra finalmente un estado eutiroideo, aunque en algunos casos puede dar lugar a hipotiroidismo o hipertiroidismo. Al principio, el agrandamiento bocioso es difuso, pero por razones mal entendidas y, con el paso del tiempo, es probable que se vuelva a nodular. - Bocio no tóxico difuso (simple) 1. Características Afecta a forma difusa a toda la glándula sin producción de modularidad. No se suele asociar con hiperfunción ni con hipofunción. Debido a que los folículos agrandados están llenos de coloide. Con una distribución tanto endémica como esporádica. Es común en todo el mundo, aunque es más prevalente en áreas montañosas, donde no se emplea la sal yodada. La falta de yodo conduce a una disminución de la síntesis de hormona tiroidea y a un aumento compensador de la TSH, dando lugar a hipertrofia e hiperplasia de las células foliculares y agrandamiento bocioso. El aumento de la masa de células foliculares eleva la excreción de hormona hasta que alcanza el estado eutiroideo. Variaciones en la prevalencia del bocio endémico en lugares con niveles similares de deficiencia en yodo apuntan a la existencia de otras sustancias dietéticas (bociógenos) como el calcio y el flúor. Dependiendo de la gravedad de la falta de yodo y de las influencias bociógenas, el aumento del tamaño del tiroides puede aparecer en la infancia, pero normalmente es en la pubertad donde alcanza su máximo, y afecta más a mujeres. La deficiencia de yodo en el desarrollo fetal puede producir cretinismo. El bocio simple no endémico o esporádico es mucho menos común. Una deficiencia mínima de yodo, por ejemplo, cuando se une a un aumento de la demanda de hormonas tiroideas o a un bloqueo biosintético parcial de las mismas, puede conducir a la formación de bocio. Su aparición inicial en la pubertad en las chicas subraya el papel del aumento de las demandas fisiológicas. Durante el embarazo, el aumento inducido por estrógenos de los niveles de globulinas fijadoras del tiroides (TBG) puede descender los niveles de T3 y T4 libres y reducir la inhibición de la retroalimentación sobre la TSH. Las causas de bocio esporádico pueden ser: a) Defecto del transporte del yodo. b) Defecto de la organificación. c) Defecto de la deshalogenasa. d) Defecto de la unión a yodotirosina. 2. Curso clínico En niños, el bocio esporádico debido a un defecto biosintético congénito puede inducir a cretinismo. Por el contrario, el significado clínico del bocio difuso no tóxico en adultos depende en gran parte de su capacidad para alcanzar un estado de eutiroidismo, lo que generalmente es la regla. Pocos pacientes son hipotiroideos, y el nivel de TSH está casi siempre elevado, aunque puede estarlo en menor grado en individuos eutiroideos marginales. El agrandamiento bocioso puede ser invisible. Durante las etapas iniciales del bocio endémico, la administración de yodo lleva a la regresión, pero más tarde carece de efecto. Un aspecto importante del bocio difuso es que se puede transformar en bocio nodular. - Bocio multinodular Normalmente, todos los bocios simples de larga duración se transforman en bocios multinodulares. Pueden ser no tóxicos o inducir tirotoxicosis, también llamado enfermedad de Plummer. Esta afección difiere de la enfermedad de Graves en que no se asocia con oftalmopatía o dermopatía, y en que el hipermetabolismo suele ser menos intenso. En raras ocasiones los bocios multinodulares se asocian con hipotiroidismo. Sea cual sea su estado funcional, los bocios multinodulares producen los agrandamientos tiroideos más extremos y se confunden con frecuencia con una afectación neoplásica. Debido a que derivan del bocio simple, se presentan tanto de forma esporádica como endémica.