CAUSA: "Jorge Mera Apoderado General lista "Causa Radical" -Unión Cívica RadicalCapital Federal s/queja" -Capital Federal(Expte. Nº 1181 C.N.E.).FALLO N º 397/87 ///nos Aires, 23 de junio de 1987. AUTOS Y VISTOS: para resolver la queja deducida a fs. 21/24 vta. como consecuencia de la denegatoria de fs. 20 del recurso interpuesto contra la sentencia del señor Juez Federal Electoral de la Capital Federal de fs. 12/13; Según resulta de las constancias de este expediente el señor apoderado general de la lista "Causa Radical" se dirige a la Junta electoral de la Unión Cívica Radical distrito Capital Federalcon motivo del escrutinio definitivo -a la sazón en curso- de los votos emitidos durante la elección interna del 10 de mayo ppdo. a fin de formular expresa oposición a que dicho organismo partidario disponga el cómputo de los votos en blanco para la determinación del 25% que constituye el umbral para la representación de las minorías en los distintos cargos a cubrir (fs. 2/3). La Junta Electoral, a fs. 4 y vta. resuelve fijar un criterio interpretativo de aplicación general, optando por considerar como válidamente emitidos a los votos en blanco. Esta decisión de la Junta Electoral es apelada a fs. 5/9 por el accionante, en los términos del art. 32 de la ley 23.298, juntamente con el apoderado de la lista parroquial de la Sección Electoral nº 18 y con la adhesión de la primer candidato a delegado al Comité Capital de la Juventud. Menciona concretamente, en su escrito recursivo, la incidencia de lo dispuesto por la Junta en la sección en la cual, según se computen o no los votos en blanco a los efectos de determinar el 25%, la lista que representa se ve privada de representación o bien obtiene el derecho de acceder a ella. A fs. 12/13 el magistrado dicta sentencia confirmatoria de lo resuelto por la Junta. Apelado a fs. 16/19 por ante esta Alzada el decisorio referido, el recurso es denegado por el a quo a fs. 20, con base en las disposiciones del art. 32, 1er. párrafo de la ley 23.298. Tal denegatoria da lugar a la queja en examen, formulada a fs. 21/24. CONSIDERANDO: 1º) Que si bien la decisión por la cual la Junta Electoral partidaria dispone computar los votos en blanco a efectos de determinar el porcentaje mínimo de votos a partir del cual las minorías adquieren el derecho a la representación aparece adoptada en el curso del escrutinio definitivo y, por consiguiente, formalmente enmarcada en el primer apartado del art. 32 e insusceptible, por tanto, de ser analizada por este Tribunal, lo cierto es que constituye una decisión cuya naturaleza excede los límites formales que restringen la recurribilidad ante esta Alzada de las resoluciones judiciales originadas en las decisiones de las juntas electorales y que no puede, por ello, quedar ajena al ámbito de conocimiento de esta Cámara. En efecto, no nos encontramos aquí frente a una decisión referida a los actos habituales del proceso del escrutinio definitivo, es decir a cuestiones atinentes a su desarrollo como son el examen de los votos recurridos e impugnados, o el examen de la documentación de las mesas y la consecuente decisión acerca de su validez o nulidad -cuestiones todas éstas que constituyen la esencia misma del escrutinio definitivo y que, si bien son apelables ante el juez de primera instancia, no permiten, en cambio, por principio, abrir la vía recursiva ante la Cámara, pues la ley las ha sustraído a su conocimiento en aras de la celeridad del proceso de escrutinio, a la necesidad de contar en el más breve término con resultados definitivos y a la incidencia menor que tales decisiones pueden tener en los resultados generales "pretendiendo que la actividad recursiva no constituya obstáculo para los comicios o demora en las decisiones de la Junta Electoral" (Fallo 331 C.N.E.).- sino frente a una resolución que atañe al método democrático interno practicado -condición sustancial de la existencia de los partidos políticos (art. 3 inc. "b" de la Ley 23.298)- en tanto incide de modo directo y general en la representación de las minorías en el gobierno del partido y en las candidaturas a cargos públicos electivos. Por lo demás, y en igual sentido, cabe recordar que este Tribunal señaló en el Fallo Nº 381 del 2-6-87 que "las protestas que el art. 121 del Código Electoral Nacional autoriza a formular contra el escrutinio definitivo sólo podrán versar, en principio y a título de ejemplo, sobre cuestiones atinentes a las operaciones aritméticas relativas a los cómputos finales generales, a la distribución de cargos y a la interpretación de cargos y a la interpretación y aplicación de las normas respectivas". Bien se advierte que la cuestión planteada consiste, precisamente, en la distribución de cargos y la interpretación y aplicación de las normas que la regulan, por lo que si tales cuestiones pueden ser sometidas a este Tribunal en los términos del art. 32, 4º párrafo -toda vez que versan sobre el escrutinio definitivo luego de realizado éste- resultaría incongruente que no pudieran ser objeto de conocimiento de la Cámara Nacional Electoral por el solo hecho de haber sido resueltas por la Junta Electoral durante el curso de dicho escrutinio siendo que son sustancialmente idénticas y que sus consecuencias no varían. En mérito de lo expuesto, corresponde hacer lugar a la queja y conceder el recurso de fs. 21/24 vta.. En consecuencia estando reunidos en autos suficientes elementos de juicio y no correspondiendo correr vista al Fiscal Electoral en esta instancia por tratarse del procedimiento establecido por el art. 32 de la ley 23.298 (Conf. Fallo nº 331/86 C.N.E.), corresponde avocarse al análisis de la cuestión sustancial en debate. 2º) Que la normativa del Derecho político aplicable al caso está constituida por las normas electorales partidarias u operacionales conforme al método democrático interno cuyo contenido rige el cuerpo de afiliados, candidatos y los comicios intrapartidarios, estando regladas por la Carta Orgánica y subsidiariamente por las leyes 23.298 y electoral y sujetas al control judicial (Conf. Fallo Nº 303 C.N.E.). Ello sentado, y toda vez que ni la Carta Orgánica de la Unión Cívica Radical del distrito de la Capital Federal ni la Carta Orgánica Nacional hacen referencia a los votos en blanco, sino que únicamente mencionan los "votos válidos emitidos", la solución de la cuestión planteada respecto de la validez o invalidez de los votos en blanco ha de surgir entonces de la exégesis de las disposiciones del Código Electoral Nacional aplicables en forma subsidiaria por virtud del art. 29 de la ley 23.298. 3º) Que sostiene la apelante, como argumentos centrales de su recurso e interpretando el art. 101 del Código Electoral Nacional, que el voto en blanco no es ni voto nulo ni voto válido, sino que se trata en realidad de una categoría autónoma diversa del voto válido, agregando que "si la norma hubiera querido englobar a los votos en blanco entre los votos válidos emitidos no sólo no hubiera hecho el distingo, formando con los votos en blanco una categoría especial, sino que hubiera establecido que los votos en blanco, a cierto respecto, obran como si fueran votos válidos, lo que ciertamente no hizo". Ello no es así, como se ha de ver. El art. 101 del Código Electoral Nacional establece, conceptualmente, cinco categorías de votos: votos válidos, nulos, en blanco, recurridos e impugnados. Si se descartan los votos recurridos y los impugnados -los cuales una vez finalizado el escrutinio definitivo se transforman necesariamente en votos válidos o bien en votos nulos (art. ll2, inc. "6" y art. 119, Cod. cit.)- sólo quedan, aparentemente, tres categorías de votos: válidos, nulos y en blanco. Un examen más detenido de la cuestión permite, sin embargo, advertir que ello no es exacto desde un punto de vista sustancial. En efecto, la que -como resultado de una aparente deficiencia de técnica legislativaaparece como una tercera categoría independiente y distinta de las otras dos -la de los votos válidos y la de los votos nulos- en rigor no es tal, en razón de que los valores absolutos y excluyentes que encierran los términos "nulo" y "válido" no dejan margen ninguno para que puedan existir otros votos que, en definitiva, no deban necesariamente quedar encuadrados en alguna de las dos primeras categorías. Pues, para decirlo de otro modo, los votos valen o no valen, son o no son. Es decir entonces que los votos en blanco no pueden constituir otra cosa que una sub-categoría de alguna de aquellas. Y en tal medida, y en ausencia de una norma expresa que diga otra cosa, desde un punto de vista jurídico no cabe sino considerarlos como incluidos sustancialmente en la categoría de los votos válidos. Ello así pues es principio general inconcluso que las nulidades como ya lo dijera la Cámara Nacional Electoral en su Fallo Nº 124/63 al resolver una cuestión análogason de interpretación restrictiva toda vez que tienden a limitar derechos. A ello cabe agregar que si la ley hubiera querido considerarlos nulos lo habría indicado expresamente incluyéndolos en la enumeración del Punto II del art. 101. Al no haberlo hecho así no puede sino arribarse a la conclusión de que se encuentran excluidos de tal categoría por lo que han de considerarse necesariamente, entonces, en la de los votos válidos. 4º) Que el razonamiento contrario que se esgrime -según el cual la validez del voto en blanco sólo podría resultar de una mención expresa de al ley en tal sentido-, no es, en cambio, atendible, desde que siendo la validez la regla y la nulidad la excepción lo que debe determinarse taxativamente es cuándo un acto es nulo y no cuándo es válido. Por otra parte, es un principio fundamental en materia de nulidad de los actos jurídicos -y el sufragio y su expresión el voto- son actos jurídicos de naturaleza política que no hay nulidad sin una disposición legal que la establezca. Ha de agregarse a ello que la nulidad no admite interpretación extensiva y no debe ser declarada fuera de los supuestos previstos por la ley (C.N.Com. Sala B, diciembre 4963, LL 115-6), que toda nulidad debe fundarse en una norma legal que implícita o explícitamente la establezca, norma que debe interpretarse restrictivamente (C.N.Civ. Sala D, setiembre 30-964. LL 116-568), que en caso de duda el intérprete debe inclinarse por la solución más compatible con el ejercicio de los derechos (C.N.Civ. Sala D setiembre 2966, LL 124-211) y ha de estarse por la validez y no por la anulación del acto (C.S.J.N. junio 23-965, LL 119-286: C.S.J.N. 262-87 entre muchos otros) interpretándose la ley siempre en el sentido más favorable a ese efecto. Por consiguiente, de lo dicho hasta aquí, debe considerarse que los votos en blanco tienen plena validez jurídica. 5º) Que en definitiva, y si bien la ley no los denomina de ese modo, lo cierto es que el art. 101 consagra en los hechos, por un lado, los votos nulos y, por el otro, dos sub-categorías de votos válidos: "los votos válidos positivos" -expresamente admitidos con esa denominación en la ley 19.862 que, aunque sin vigencia actualmente, tiene valor de antecedente en tanto distinguía entre "votos válidos positivos" y "votos válidos emitidos", que son la expresión de una voluntad del elector dirigida positivamente en favor de uno o más candidatos y que se manifiesta mediante la boleta oficializada (art. 101 ap. I), y los votos en blanco, que si bien no traducen una voluntad positiva del sufragante en beneficio de ningún candidato constituyen ciertamente una expresión de voluntad política legítima, admitida expresamente por la ley como manifestación de "un poder autónomo de la libertad para el hombre y del poder político del Pueblo, que se organiza con todos los ciudadanos inscriptos en el Registro Cívico y no solamente con aquellos que lo hacen con mayor positividad representativa" (conf. Fallo nº 124/63), ya sea que importen legítimo disenso respecto a la totalidad de los candidatos en pugna, traduzcan la indecisión del sufragante, o tengan cualquier otro significado que el ciudadano y elector haya podido atribuirle como manifestación de su voluntad política. 6º) Que a este respecto vale destacar que la finalidad del sufragio consiste en posibilitar la expresión democrática de la voluntad política del pueblo, éste organizado como cuerpo electoral que está integrado por los votantes que lo emiten en blanco, y sólo en la medida en que el acto mediante el cual se manifiesta esa voluntad no reúna los requisitos necesarios para la obtención de su finalidad habrá de considerarse nulo. Ello ocurre, en los casos enumerados en el ap. II del art. 101, en que por tratarse de votos deficientes no puede conocerse la real voluntad política del elector, o bien cuando se trata de un voto emitido por quien no es el verdadero titular del derecho de sufragio (art. 119), caso en el que la voluntad política expresada no es auténtica. Pero, como ya se dijo supra, no puede negarse que el voto en blanco ha sido emitido y constituye la expresión de una voluntad de naturaleza política, aun cuando no se manifieste de forma positiva. Por ello, en la medida en que satisfaga los requisitos formales de la ley, al igual que los votos enunciados en el ap. I del art. 1O1, cumple también con la finalidad del sufragio, esto es la de expresar una determinada voluntad política -ya sea positiva o negativa- y, en tal medida, mal podrían ser considerados nulos. 7º) Que si ello es así en las elecciones generales en las cuales el voto es obligatorio, tanto más lo es en aquellas -como las que originan esta causa- en que no lo es. En efecto, si bien podría sostenerse que en las elecciones de sufragio obligatorio el voto en blanco podría equivaler, en ciertos casos, a una abstención toda vez que no otra alternativa le queda a quien no quiere expresarse positivamente ni tampoco incurrir en la violación del deber legal que votar en blanco-, cuando el sufragio es voluntario poca duda puede caber que quien opta por ir a depositar un voto en blanco -siendo que no tiene obligación de concurrir a sufragar- lo que hace no es abstenerse sino expresar una opinión política de disenso mediante un modo de sufragio legalmente admitido. En este sentido, siendo el sufragio un derecho político de carácter funcional -naturaleza que se pone claramente de manifiesto en el caso del sufragio obligatorio en las elecciones generales; es decir que constituye por un lado el ejercicio de una función pública y por el otro un derecho subjetivo del elector, siempre le queda reservada al ciudadano elector, en virtud de esto último, la facultad de emitir el voto como voluntaria manifestación de su opinión en el disenso, derecho político éste que no le puede ser desconocido. Y en el caso del sufragio voluntario, como en el sub judice, donde únicamente subsiste el aspecto potestativo del voto, bien se ve -con mayor razón aún- que no se le puede negar al afiliado elector el derecho de exteriorizar su opinión política a través del voto en blanco. 8º) Que por otra parte, el no admitir la validez del voto en blanco importaría tanto como obligar al sufragante a ejercer una opción entre determinados candidatos o listas, violentando su acto ético político de conciencia, negándole la libertad bajo pena de nulidad, de expresar su disconformidad con todos ellos, lo cual no se compadece con los principios democráticos que constituyen la base misma del sufragio. Como se expresara al defender la obligatoriedad del voto "no media por otra parte por tal motivo coerción alguna en el ánimo de los sufragantes: lo que el Estado exige es su concurrencia al comicio, pero dentro del mismo pueden pronunciarse libremente en la forma que estimen más oportuna, y hasta negar su apoyo a tendencia alguna, mediante un sufragio puramente negativo o de presencia, como lo es el voto en blanco" (Martín Aberg Cobo, "Reforma Electoral y Sufragio Familiar" Ed. G. Kraft, 1944). Existen, por lo demás, históricamente, numerosos casos en que el voto en blanco ha constituido un modo de exteriorizar electoralmente una voluntad política determinada. 9º) Que, siendo entonces los votos en blanco jurídica y políticamente válidos en tanto constituyen legítima expresión de voluntad política, no existe razón para que no deban computarse a los efectos de determinar la base de la representación de las minorías. Por ello, y en ausencia de toda norma estatutaria que disponga otra cosa, ha de concluirse de todo lo expuesto que los votos en blanco integran la categoría de "votos válidos emitidos" a que alude la Carta Orgánica de la Unión Cívica Radical de la Capital Federal y que, por consiguiente, deben computarse a efectos de determinar el 25% que permite el acceso de la minoría a los cargos en disputa. Por ello, esta Cámara Nacional Electoral RESUELVE: Confirmar la resolución apelada. Regístrese, notifíquese y vuelvan los autos al Juzgado de origen.- Rodolfo Emilio Munné, Héctor Rodolfo Orlandi, Enrique Victor Rocca.- (Secr.: Felipe González Roura).-