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Tribunal Supremo Sala 3ª, sec. 4ª, S 18-10-2011, rec. 2093/2009. Pte: Lecumberri Martí, Enrique
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a dieciocho de octubre de dos mil once.
Visto por la Sala Tercera, Sección Cuarta, del Tribunal Supremo, el recurso de casación número
2093/2009, que ante la misma pende de resolución, interpuesto por la Letrado del Servicio Jurídico del
Gobierno de Canarias, en la representación institucional de su Comunidad Autónoma, contra la
sentencia dictada por la Sección Primera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal
Superior de Justicia de Canarias -con sede en Las Palmas de Gran Canaria-, el día dieciséis de enero
de dos mil nueve, en los autos número 581/2005.
Habiendo comparecido en calidad de parte recurrida la mercantil "DEHESA DE JANDÍA, S.A.",
representada por la Procuradora de los Tribunales Doña Matilde Marin Pérez.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- La Sección Primera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de
Justicia de Canarias -con sede en Las Palmas de Gran Canaria-, en los autos número 581/2005, dictó
sentencia el dieciséis de enero de dos mil nueve, cuyo fallo dice: "1º.- Estimar en parte el recurso
contencioso-administrativo interpuesto por la entidad "Dehesa de Jandía, S.A." contra la resolución
presuntamente desestimatoria de la solicitud que formuló al Gobierno de Canarias el día 15 de abril de
2004, reconociendo el derecho de la citada entidad a ser indemnizada por el Gobierno de Canarias en
la cantidad que se fije en ejecución de sentencia, con arreglo a las bases establecidas en el fundamento
jurídico séptimo de esta sentencia. 2º.- No imponer las costas del recurso."
SEGUNDO.- La Letrado del Servicio Jurídico del Gobierno de Canarias, en nombre de la Comunidad
Autónoma de Canarias, interpuso recurso de casación contra la referida sentencia mediante escrito de
fecha dos de junio de dos mil nueve.
TERCERO.- En su escrito de personación como parte demandada ante esta Sala Tercera del Tribunal
Supremo, la representación procesal de "DEHESA DE JANDÍA, S.A." invocó la posible inadmisión
del recurso de casación. Por Auto de la Sección Primera de once de marzo de dos mil diez se rechazó
la posible inadmisión, admitiendo el recurso y remitiendo las actuaciones a esta Sección Cuarta
conforme a las reglas de reparto de asuntos, donde se tuvieron por recibidas el cuatro de mayo de dos
mil diez.
CUARTO.- Conferido traslado a la parte recurrida para formular oposición al recurso de casación, lo
dedujo mediante escrito de dieciocho de junio de dos mil diez.
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QUINTO.- Conclusas las actuaciones, se señaló para votación y fallo de este recurso de casación el día
once de octubre de dos mil once, fecha en que tuvo lugar, habiéndose observado los trámites
establecidos por la ley.
Siendo Ponente el Excmo. Sr. D. Enrique Lecumberri Marti,
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- La Letrado del Servicio Jurídico del Gobierno de Canarias, en representación de la
Comunidad Autónoma de Canarias, recurre en casación la sentencia dictada por la Sección Primera de
la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, con sede en
Las Palmas de Gran Canaria, de fecha dieciséis de enero de dos mil nueve, que estimó parcialmente el
recurso contencioso-administrativo interpuesto a instancia de la mercantil "DEHESA DE JANDÍA,
S.A.", contra la desestimación presunta, por silencio administrativo, de la reclamación de
responsabilidad patrimonial de la Administración por pérdida del aprovechamiento urbanístico en
relación con los terrenos incluidos en el Sector SUP-1 del PGOM de Pájara, a consecuencia de la
entrada en vigor del bloque normativo de la "política moratoria canaria" -Decretos 4/2001 y 126/2001
y Leyes 6/2001 y 19/2003-.
SEGUNDO.- El recurso de la Comunidad Autónoma Canaria se numera en trece motivos de casación
(que en realidad son doce, por lo que luego se dirá). Los tres primeros se acogen al apartado c) del
núm. 1 del art. 88 de la Ley de la Jurisdicción en su vertiente de quebrantamiento de las formas
esenciales del juicio por infracción de las normas reguladoras de la sentencia", y el resto (motivos
cuarto a decimotercero) al apartado d) del mismo ordinal y precepto de la Ley 29/1998
EDL1998/44323 , esto es, se fundamentan en la pretendida infracción de las normas del ordenamiento
jurídico o de la jurisprudencia que fueran aplicables para resolver las cuestiones objeto de debate.
El motivo primero considera que la sentencia de instancia incurrió en incongruencia omisiva,
infringiendo los artículos 24.1 de la Constitución EDL1978/3879 , 33 y 67.1 de la Ley 29/1998, de la
Jurisdicción Contencioso EDL1998/44323 -Administrativa, y 209 y 218.1 de la Ley 1/2000, de 7 de
enero, de Enjuiciamiento Civil EDL2000/77463 . Tal resultado se derivaría del hecho de haber
preterido la sentencia, a la hora de determinar el monto económico al que se eleva la indemnización, la
contestación a los argumentos vertidos en la contestación a demanda por su parte presentada, en lo que
se refiere al hecho de haber consentido la reclamante, antes de la entrada en vigor de la Ley 19/2003,
de 14 de abril EDL2003/7532 , a la suspensión de la ejecución de los aprovechamientos al ser
apercibida por el Ayuntamiento de la incompatibilidad de su proyecto de urbanización con la nueva
ordenación del sector, y renunciar en definitiva mediante convenio firmado a los pocos días de la
entrada en vigor de aquel texto legal, al aprovechamiento al consentir la modificación del
planeamiento consistente en la sustitución del suelo destinado a uso turístico por suelo residencial y de
equipamiento.
El motivo segundo denuncia, con carácter subsidiario al anterior, el déficit de motivación de la
sentencia de instancia, que se deduciría del mismo hecho de no haber dado respuesta a sus alegaciones
referidas a la renuncia de la mercantil propietaria de los terrenos a la materialización de sus
aprovechamientos.
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El tercer motivo, invocando la misma normativa que el motivo primero, vuelve a aludir a la
incongruencia de la sentencia de instancia, si bien esta vez no lo hace en relación con una alegación de
la propia Comunidad Autónoma de Canarias, sino en relación con la falta de respuesta de la sentencia
a ciertas alegaciones contenidas en la demanda en que "DEHESA DE JANDÍA, S.A." alude a la falta
de ejecución del Plan Parcial a instancia del Ayuntamiento de Pájara.
El cuarto de los motivos, primero de los sustentados en la infracción de las normas del ordenamiento
jurídico o de la jurisprudencia aplicables para resolver las cuestiones objeto de debate, se sostiene en la
vulneración por la sentencia recurrida de los artículos 106.2 de la Constitución EDL1978/3879 y 139
de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
procedimiento Administrativo Común EDL1992/17271 , y la jurisprudencia elaborada al interpretar
los mismos, atendida la inexistencia de daño real y efectivo, por falta de justificación del lucro cesante.
La indemnización reconocida a "DEHESA DE JANDÍA, S.A." en la sentencia recurrida, lo es en
concepto de lucro cesante, en relación con la imposibilidad temporal de poner en marcha su actividad
económica. Sin embargo, ni la demanda contiene más que un par de alusiones genéricas a dicho
concepto, ni la prueba pericial practicada en autos con vistas a la acreditación del daño se ha extendido
a las ganancias dejadas de percibir. Es más, en el proceso quedó de manifiesto que la propietaria de los
terrenos no tenía intención de ejecutar las obras de urbanización, a tenor de la modificación del
planeamiento pactada mediante convenio en que se reordena el sector para incrementar el suelo
residencial en detrimento del turístico.
El motivo quinto vuelve a invocar los artículos 106.2 de la Constitución EDL1978/3879 y 139 de la
Ley 30/1992 EDL1992/17271 , así como la jurisprudencia elaborada al interpretar los mismos, de
nuevo en relación con la inexistencia de daño real y efectivo. A juicio de la Administración recurrente,
es necesario partir del acto generador del daño, en nuestro caso la disposición transitoria primera de la
Ley 19/2003, del Parlamento Canario, que suspende el otorgamiento de autorizaciones turísticas
previas y de licencias urbanísticas para edificios destinados a alojamientos turísticos hasta que se
produzca la entrada en vigor de los Planes Territoriales Especiales, de forma que el daño indemnizable
consistiría en la imposibilidad de edificar y de percibir los beneficios derivados de la explotación de lo
edificado (un complejo turístico). Sin embargo, cuando se dictó aquella ley, la propietaria de los
terrenos, ni había iniciado las obras de urbanización de la parcela, ni tenía intención de hacerlo habida
cuenta de que había consentido una modificación del planeamiento mediante la firma del convenio
urbanístico de ocho de mayo de dos mil tres.
El sexto de los motivos considera que la sentencia recurrida infringe los artículos 106.2 de la
Constitución EDL1978/3879 , 139 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común EDL1992/17271 , y 41.1 de la
Ley 6/1998, de 13 de abril, sobre Régimen del Suelo y Valoraciones y de la Jurisprudencia elaborada
al interpretar y aplicar los mismos EDL1998/43304 , atendida la inexistencia de daño antijurídico.
Sostiene que el daño apreciado por la sentencia consistente en la imposibilidad de materializar los
aprovechamientos urbanísticos y de poner en marcha su actividad económica no puede calificarse de
antijurídico, y que de existir la reclamante tiene la obligación de soportarlo, puesto que no se
consolidaron los aprovechamientos urbanísticos, que era la condición indispensable para la
indemnización por alteración de las condiciones urbanísticas del suelo.
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Seguidamente se refiere a la interpretación jurisprudencial del art. 41 de la Ley 6/1998, sobre Régimen
del Suelo y Valoraciones, que concede indemnización por cambio de ordenación del suelo, que
concede indemnización por el cambio de ordenación del suelo antes de transcurrir los plazos de
ejecución del planeamiento o después de transcurridos los mismos sin que se haya llevado a efecto la
ejecución por causa imputable a la Administración. Según la jurisprudencia, para ello será necesario
que el cambio de planeamiento afecta a derechos consolidados, y ello sólo será posible a) cuando
existe un plazo de ejecución del planeamiento modificado no precluido o se ha producido el transcurso
de éste sin ejecución del planeamiento, por causas imputables a la Administración; b) cuando el plan
parcial se encuentre en la fase final de realización y la modificación afecte a una parte de los
propietarios que hayan cumplido los requisitos o cargas de la anterior ordenación, sin haber obtenido
beneficio equivalente y resultar, por ello, discriminados con el resto de los propietarios del sector, y, c)
cuando el cambio de calificación del suelo respecto de una finca individualizada comporta que sólo
sea factible, por la imposibilidad de integrarla en un polígono, en razón al desarrollo urbanístico
derivado de la aplicación del plan precedente, realizar el pago de la indemnización pertinente en el
momento de ejecución del nuevo planeamiento.
Dicha doctrina, elaborada en torno a los supuestos de supresión o reducción de aprovechamientos,
deberá aplicarse también a los de suspensión de los mismos, cual es el caso presente. Para
seguidamente negar que ello pueda ocurrir en la pretensión del demandante de instancia por cuanto los
Planes Generales de Ordenación Urbana de Pájara de 1990 y de 1998 habían sido anulados por
sentencias firmes de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de
Canarias, siendo válido el aprobado provisionalmente por el Ayuntamiento en el año 1989. Ello
determinaba la nulidad del Plan Parcial que se amparaba en los instrumentos de ordenación urbanística
anulados y que, por otra parte, resultaba incompatible con el PGOU de 1989.
A ello habría que añadir la propia falta de vigencia del Plan Parcial de 2000, pues nunca llegó a ser
publicado en el Boletín Oficial de la Provincia. La sentencia de instancia yerra al imputar a la
Comunidad Autónoma su falta de publicación, pues, de conformidad con el artículo 70.2 de la Ley
Reguladora de las Bases del Régimen Local, a la Comunidad Autónoma le incumbe únicamente la
publicación del acuerdo de aprobación definitiva de la norma urbanística, siendo responsabilidad de la
Corporación Local suscitar la publicación de su articulado.
Finalmente, el motivo sexto viene a insistir en la falta de ejecución de obras de urbanización, por la
razón de hallarse a la espera la mercantil propietaria de los terrenos de una posible modificación del
planeamiento, y en el relativo valor que debe prestarse al informe de la Agencia de Protección del
Medio Urbano y Natural, significativo para la sentencia de instancia, y sin embargo referido a la falta
de afectación a los terrenos de la desclasificación de suelo llevada a cabo por la Ley 19/2003, y no a la
esencia del problema, cual es la falta de consolidación de los aprovechamientos urbanísticos.
A continuación, el recurso de casación da un salto, al pasar directamente del motivo sexto al octavo.
En éste, se citan de nuevo como infringidos los artículos 106.2 de la Constitución EDL1978/3879 y
139 de la Ley 30/1992 EDL1992/17271 , esta vez en relación con la inexistencia de otro presupuesto
de la responsabilidad patrimonial de la Administración, cual es la relación de causalidad. Así, resalta
la Administración recurrente que la sentencia procede a indemnizar los perjuicios consistentes en la
falta de puesta en funcionamiento del complejo turístico que, en otro caso, se hubiera podido edificar.
Ahora bien, consta en el expediente administrativo que la mercantil propietaria de los terrenos, aun
contando con un proyecto de urbanización aprobado en febrero de dos mil once, no inició las obras de
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urbanización ni cumplió con los deberes de equidistribución, llegando incluso a ser requerida por el
Ayuntamiento de revocación y caducidad de aquél, y ello a consecuencia, no de actos de la
Administración autonómica en definitiva condenada, sino de la espera del mismo a la celebración de
un convenio en que resultó alterada sustancialmente la ordenación urbanística del territorio de
referencia.
En el motivo noveno, se invoca como infringido el artículo 9.3 de la Constitución EDL1978/3879 ,
que consagra el principio de jerarquía normativa. A tenor del mismo, anulado el Plan General de
Ordenación Urbana de Pájara de por sentencia firme de diez de febrero de dos mil tres, se había de
producir la nulidad del Plan Parcial que de veintidós de junio de dos mil, dictado en desarrollo del
mismo. Y, a resultas de ello, la imposibilidad de reconocer aprovechamientos amparados en el mismo.
El motivo décimo reitera la invocación del artículo 9.3 de la Constitución EDL1978/3879 , en relación
con el 70.2 de la Ley 7/1985, de 2 de abril EDL1985/8184 , Reguladora de las Bases del Régimen
Local. Insiste en la falta de aplicabilidad del Plan Parcial, al no haber sido objeto de publicación oficial
en la forma prevista en el precepto citado como infringido, recordando que, en contra de lo sostenido
por la sentencia de instancia, y por lo ya dicho con anterioridad en el motivo sexto, no puede objetarse
frente a ello una pretendida responsabilidad de la Administración autonómica en su falta de
publicación.
Por lo que se refiere al motivo undécimo, aparece fundamentado en la infracción de los artículos 27.4
del Texto Refundido de la Ley del Suelo EDL1992/15748 de 1976 (RD 1346/1976, de 9 de abril
EDL1976/979 ) y 121 del Reglamento de Planeamiento Urbanístico, aprobado por el Real Decreto
2159/1978, de 23 de junio EDL1978/2744 .
Según esos preceptos estatales vigentes en Canarias -por razón de supletoriedad del Derecho estatalen la fecha en que se aprobó la Ley 19/2003, en los casos de suspensión de licencias, quienes las
soliciten con anterioridad a la publicación de la suspensión sólo tendrán derecho a ser indemnizados
del coste oficial de los proyectos y a la devolución en su caso de las tasas municipales. En este caso la
Sentencia reconoció el derecho a indemnización sin comprobar si entre el proyecto presentado y el
futuro Plan Territorial Especial existía la compatibilidad necesaria.
Rechaza el motivo que la suspensión no es indefinida y la Ley 19/2003 señala un límite temporal a la
misma. Y enumera los Planes ya existentes y en cuanto a Gran Canaria refiere el modo en que el
mismo se estaba tramitando y anuncia la elaboración de la Ley ya aprobada 6/2009. Y en cuanto a las
Sentencias del TEDH las rechaza porque no guardan similitud con el supuesto que contempla la
Sentencia recurrida.
El motivo duodécimo afirma que la sentencia recurrida vulneró el artículo 33 de la Constitución
EDL1978/3879 y la jurisprudencia sobre la función social de la propiedad como delimitadora del
contenido del derecho de propiedad.
A juicio de la recurrente, la sentencia recurrida, al considerar que la Administración ha infringido tal
derecho, ha incurrido en una doble vulneración del mismo y ello porque, respecto de la propiedad del
suelo, sólo cuando el propietario ha cumplido los deberes que el ordenamiento impone en el proceso
urbanizador puede decirse que el propietario haya incorporado a su patrimonio el derecho de
propiedad en plenitud. Y en este caso la sentencia acuerda una indemnización sin tener en cuenta el
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grado de consolidación de facultades que integran el derecho de propiedad del reclamante y además
porque la suspensión de licencias no puede calificarse de medida de expropiación a las que se refiere
el art. 33.3 de la Constitución EDL1978/3879 . No se puede reconocer derecho a indemnización por
pérdida de expectativas futuras.
Para finalizar su extenso recurso, la representación en autos de la Comunidad Autónoma de Canarias
sustenta su decimotercero y último motivo en la conculcación de los artículos 106.2 de la Constitución
Española EDL1978/3879 , 139 de la Ley 30/1992 EDL1992/17271 y 41.1 de la Ley 6/1998, en cuanto
la Sala de instancia reconoce el derecho a percibir el interés legal del dinero sobre los
aprovechamientos lucrativos de las parcelas desde el dieciséis de abril de dos mil tres, fecha de la
entrada en vigor de la Ley 19/2003. Sin embargo, en aquellas calendas, la mercantil propietaria de los
terrenos no se hallaba en situación física ni legal de obtener semejantes beneficios, pues, ni existía
planeamiento en vigor que reconociese los aprovechamientos, ni había comenzado las obras de
urbanización.
La parte recurrida, "DEHESA DE JANDÍA, S.A.", se opone al recurso de casación alegando en primer
lugar la inadmisibilidad del recurso de casación al tener por objeto exclusivamente normativa
autonómica. Subsidiariamente, se opone a los diversos motivos de casación solicitando su
desestimación. Así, considera que no concurre incongruencia omisiva, puesto que la Sala se ha
pronunciado expresamente sobre las cuestiones alegadas por el recurrente, y en cualquier caso éste
muestra en realidad su discrepancia con la valoración de la prueba, como tampoco entiende incursa la
sentencia en un déficit de motivación.
Recalca asimismo la producción de un daño representado por la suspensión del disfrute de
aprovechamientos urbanísticos. Ello explica que no se haya procedido a la ejecución de las obras de
urbanización. Que por su parte se había procedido al cumplimiento de los deberes urbanísticos, por lo
que quedaba al margen de la Ley 19/2003. En el perjuicio que se le ocasiona a consecuencia de actos
del Estado legislador. La vigencia del Plan Parcial y del Proyecto de Urbanización, así como la
imposibilidad de que la Administración halle beneficio de sus propios errores. En que se le impide
poner en marcha una actividad económica de modo indefinido.
TERCERO.- La sentencia de instancia, en su relación de antecedentes, recoge los hechos que
enmarcan la pretensión ejercitada por "DEHESA DE JANDÍA, S.A.". En particular, deja constancia de
su condición de propietaria de los terrenos adscritos al SUP-1 del PGOM de Pájara, en que se preveían
aprovechamientos que se habían de reflejar, en términos prácticos y a los efectos pretendidos, en 6.600
camas turísticas. A continuación, da larga cuenta de la finalidad e incidencia de la política de
"moratoria turística" de la Comunidad Autónoma de Canarias, y del alcance de la pretensión
indemnizatoria hecha valer por la mercantil recurrente.
A la hora de resolver, comienza descartando una posible prescripción de la reclamación de
responsabilidad patrimonial, toda vez que no ha obtenido respuesta expresa por parte de la
Administración, que no puede beneficiarse, a juicio de la Sala de instancia, de su propia inactividad, y
rechaza también la excepción de cosa juzgada formalizada por la Administración demandada.
En su fundamento de derecho segundo, da cuenta de los criterios jurisprudenciales sobre la
responsabilidad patrimonial a consecuencia de la aplicación por la Administración de actos
legislativos.
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Para descender a lo concreto a partir del fundamento de derecho tercero, en que, en atención al axioma
venire contra "factum" propium non valet, rechaza las objeciones de la Administración autonómica
demandada en relación con la posible invalidez del Plan Parcial en que se reconocía el
aprovechamiento urbanístico de los terrenos a consecuencia de la anulación judicial del Plan General
de Ordenación Urbana en que hallaba cobertura. A juicio de la Sala de instancia, resulta definitivo al
respecto, el que el Plan Parcial fue aprobado mediante acuerdo de la Comisión de Ordenación del
Territorio y Medio Ambiente de Canarias de veintidós de junio de dos mil.
Asimismo, la sentencia recurrida viene a rechazar la objeción de la Administración demandada en el
sentido de no haber sido publicado el Plan Parcial de constante referencia, ya que, a juicio del juzgador
de instancia, su publicación competía a la Comunidad Autónoma de Canarias.
En el fundamento de derecho sexto, descarta por fin una tercera excepción de calado opuesta por la
Administración demandada, esta vez en relación con la falta de ejecución de las obras de urbanización,
y lo hace en los siguientes términos:
"En lo que concierne al Proyecto de urbanización, los razonamientos y conclusiones expuestos en los
fundamentos de derecho anteriores arrastra, como lógica consecuencia, la desestimación de los
inconvenientes que a dicho instrumento urbanístico ha opuesto la demandada.
Y, más concretamente, respecto de la objeción relativa a la no ejecución de las obras de urbanización,
debemos reiterar lo dicho en nuestra Sentencia de 7 de marzo de 2008 : "...resulta absolutamente
desproporcionado y fuera de toda lógica exigir que se lleven a efecto unas obras de urbanización en
circunstancias de suspensión de las licencias, con la fundada incertidumbre de cual será el resultado
final y si a la postre su ejecución servirían para la finalidad pretendida y cuando. Tal exigencia iría en
contra de una de las finalidades perseguidas por la política de moratoria, cual es limitar la urbanización
del suelo disponible.
Al margen de ello, la alegación que sostiene la representación procesal de la Administración choca y
contradice el informe de la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural, primero, y el
Gobierno que representa que con fecha 29 de julio de 2004, consideraron que el suelo del que trae
causa la presente reclamación no estaba afectado por la Disposición adicional cuarta de la Ley 19/2003
porque el propietario había cumplido con los deberes urbanísticos concretos a los que se condicionaba
el mantenimiento de la clasificación originaria: como el suelo de la actora contaba con Plan Parcial
aprobado, con proyecto de compensación y con proyecto de urbanización, mantuvo su clasificación.
Por último tal alegación resulta inane a los efectos indemnizatorios que estamos enjuiciando. Ya
hemos dicho que en ningún caso se trata de la indemnización por los aprovechamientos urbanísticos
que tuviera la entidad demandante, por cuanto tales aprovechamientos siguen incólumes. Realmente el
perjuicio indemnizable seria la suspensión cuasi indefinida de tales aprovechamientos."
Para finalizar, en el fundamento de derecho séptimo, determinando el "quantum" en que debe
condenarse a la Administración, aplicando de la siguiente manera los criterios que ya había señalado
en otra sentencia anterior de siete de marzo de dos mil ocho:
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"La correcta aplicación al caso del criterio expuesto requiere partir del dictamen pericial obrante en el
expediente administrativo, suscrito por el Sr. don Francisco, Licenciado en Ciencias Económicas, en
que se razona lo siguiente:
"Es de hacer notar que la información de mercado disponible y utilizada -misma tipología y uso
turístico característico, misma situación respecto del litoral- acredita su idoneidad, destacando en este
punto, que la valoración resultante es muy conservadora al considerarse únicamente en la misma la
capacidad alojativa de las parcelas. Así las cosas, el número de plazas alojativas de las parcelas objeto
de informe son 1980, por lo que la valoración de las parcelas turísticas asciende a 172.267.656; cifra
ésta a la que habría que aplicar un coeficiente corrector de 0,15 para asimilar los testigos de mercado
de la isla de Gran Canaria a los de la isla de Fuerteventura, siendo, por consiguiente, el importe de las
parcelas turísticas el de 146.427.507,6. El coste de urbanización se ha calculado actualizando el que
figura en el Proyecto de Urbanización del SUP-1 por importe de 9.556.092,459, actualizado al año
2003, en base a 1 2% del IPC y considerando también un interés medio del periodo del 4% anual, lo
que supone un total de 9.594.469.87. Partiendo de estos datos obtenemos un valor de los terrenos en
cuestión de 136.833.037,73, según los siguientes cálculos:
26.101,16 /plaza urbanizada - 9.594.469,87 de los gastos pendientes de urbanización =
136.833.037,73. Atendiendo al encargo de la comitente resulta preciso deducir de la cantidad reseñada
el valor de los terrenos como si se tratara de suelo rustico. Es de advertir que ante la escasez de
transacciones de fincas rusticas en el mercado inmobiliario ha resultado imposible aportar testigos de
mercado referidos a la zona que tratamos. No obstante, los que se han considerado representan un
muestreo fidedigno - obtenidos de diversos ofertas y anuncios publicados en la página web
miparcela.com, adjuntos en el Anexo de la presente valoración-, de valores de referencia de una pieza
de suelo rustico de las características del que constituye el objeto de la presente valoración y por tanto
plenamente aplicables a los efectos pretendidos por el comitente.
Por tanto, si la propiedad de que se trata tiene una superficie de 1.336.860 m2, el valor total de suelo
considerado como rústico asciende a 5.220.540., cifra que sustraída al valor de las parcelas en función
del aprovechamiento que le asigna el Plan General de Pájara, resulta una cifra de 131.612.497,73.".
Por tanto, en estricta aplicación del citado precedente, la cuantía de la indemnización procedente en el
caso -a determinar en ejecución de sentencia- vendrá dada por el resultado de aplicar a la cantidad de
136.833.037 euros el interés legal desde el 16 de abril de 2003 hasta que se levante la suspensión de
licencias o se modifique la actual clasificación del suelo. A esta suma deberá añadirse la que se
determine -también en ejecución de sentencia- como perjuicio efectivo derivado de la falta de plazas
alojativas en el entorno del campo de golf. En ambos casos, las cantidades resultantes devengarán el
interés legal desde el día 15 de abril de 2004.
Añadimos, finalmente, que no aceptamos la principal de las pretensiones de plena jurisdicción
formuladas por la actora en razón a que, si, como se nos quiere hacer ver por aquélla, al alzarse la
mentada suspensión, las circunstancias entonces concurrentes, confrontadas con las existentes en
2001, implicaran efectivamente, no obstante la compensación que se le concede en esta sentencia, un
perjuicio económico para la recurrente, lo procedente en tal caso sería interesar la reparación del
mismo a través de una nueva acción de responsabilidad patrimonial."
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CUARTO.- Debemos rechazar antes que nada la causa de inadmisibilidad del recurso de casación
aducida por la parte recurrida. En contra de lo sostenido por ésta, la cuestión controvertida no se limita
a la interpretación de derecho autonómico, sino que enlaza directamente con normativa de carácter
estatal, en relación con la concurrencia de los requisitos necesarios para la condena a la
Administración por el instituto de la responsabilidad patrimonial.
Resuelto lo anterior, nuestra respuesta al largo escrito de interposición, debe partir del examen de los
motivos que hallan sustento en el apartado d) del art. 88.1 de la Ley reguladora de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativo, en su modalidad de infracción de las normas reguladoras de la sentencia.
Por razones sistemáticas, han de analizarse primero los motivos primero y tercero, pues en los mismos
se denuncia un común vicio de la sentencia recurrida, cual es su posible incongruencia omisiva.
A efectos de la debida resolución, conviene partir de lo expuesto por esta Sala y Sección, entre otras
muchas ocasiones, en sentencias de veinticuatro de febrero de dos mil diez y de diecinueve de enero
de dos mil once (recursos de casación 1863/2008 y 874 / 2009, respectivamente), sobre la
incongruencia por omisión. Así, en dichas s entencias expusimos que "no es necesaria una correlación
literal entre el desarrollo argumentativo de los escritos de demanda y de contestación y el de los
fundamentos jurídicos de la sentencia".
Por otra parte, hemos dicho con idéntica reiteración (por todas, la cita que a continuación introducimos
de las mismas sentencias antecitadas) que "Es suficiente con que la sentencia se pronuncie
categóricamente sobre las pretensiones formuladas. Cabe, por ello, una respuesta global o genérica, en
atención al supuesto preciso, sin atender a las alegaciones concretas no sustanciales".
Ambas citas sirven, sin duda para dar respuesta, a los motivos primero y tercero de casación. Y es que,
tal como opone la representación en autos de la mercantil recurrida, las respuestas a las objeciones
formuladas por la Administración demandada en su escrito de contestación en lo referido a las
ejecución de las obras de urbanización, obtuvieron respuesta en el fundamento de derecho sexto, que,
aunque no haga referencia explícita al convenio firmado entre el Ayuntamiento de Pájara y "DEHESA
DE JANDÍA, S.A." con vistas a la modificación del planeamiento municipal, lo cierto es que sí hace
una respuesta de conjunto a "los inconvenientes que a dicho instrumento urbanístico ha opuesto la
demandada". Sin olvidar que, inopinadamente, el motivo tercero no alude a la falta de resolución por
la sentencia de instancia de una alegación de la parte que denuncia el vicio, sino de la contraparte esto
es, de la mercantil "DEHESA DE JANDÍA, S.A.".
De forma que ha de rechazarse que la sentencia objeto de la pretensión casacional haya incurrido en
incongruencia omisiva, rechazándose así los motivos primero y tercero del escrito de interposición.
En cuanto al motivo segundo, hecho valer con carácter meramente subsidiario a la desestimación del
motivo primero (lo que, como hemos dicho en reiteradas ocasiones, no responde a una buena técnica
casacional), es de lógica considerar que la sentencia impugnada no está incursa en falta de motivación,
cuando hemos reflejado, al dar respuesta al motivo primero, que se ha dado respuesta suficiente a las
alegaciones sustentadas por la Administración demanda en su escrito procesal de contestación a la
demanda en lo relativo a la falta de ejecución de las obras de urbanización.
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QUINTO.- De la extensa exposición de motivos fundamentados en la infracción de las normas del
ordenamiento jurídico y de la jurisprudencia, hemos de comenzar analizando, por razones de
coherencia interna, los motivos quinto y décimo, en que el letrado público invoca la infracción del
artículo 70.2 de la Ley 7/1985, de 2 de abril EDL1985/8184 , Reguladora de las Bases del Régimen
Local, en lo que se refiere a la falta de eficacia del Plan Parcial en que se fundamenta la pretensión
indemnizatoria a consecuencia de su falta de publicación en los términos legales.
Tal falta de publicación, aceptada por la sentencia recurrida, debe dar lugar a la estimación de los
motivos de casación amparadas en la citada normativa.
Sobre un motivo similar, hecho valer por la misma Administración hoy recurrente en un recurso de
casación de temática análoga, hemos destacado que el art. 9.3 de la Constitución EDL1978/3879
impone la publicidad de las normas, y es incontrovertible la naturaleza de norma o disposición general
de que gozan desde siempre los Planes de Ordenación. Partiendo de esa realidad ya contemplada en el
art. 44 del Texto Refundido de la Ley del Suelo EDL1992/15748 de 1976 que exigía la publicación del
texto íntegro del acuerdo de aprobación definitiva de los planes y normas urbanísticas, y art. 134 del
Reglamento de Planeamiento de 1978, la Ley de Bases de Régimen Local, Ley 7/1985, de 2 de abril
EDL1985/8184 dispuso, como ya hemos transcrito más arriba, la publicación del articulado de las
normas de los planes urbanísticos, así como los acuerdos correspondientes a éstos cuya aprobación
definitiva sea competencia de los entes locales, en el ``Boletín Oficial'' de la provincia (que) no
entrarán en vigor hasta que se haya publicado completamente su texto y haya transcurrido el plazo
previsto en el art. 65.2 de la Ley.
Y aún cuando el Texto refundido de 1992 no exigía más que la publicación de los acuerdos de
aprobación definitiva de los Planes la reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, Ley 39/1994, de
30 de diciembre EDL1994/19170 , reforzó esa obligación al referirse a la publicación del articulado de
las normas de los planes urbanísticos y al condicionar su entrada en vigor a la completa publicación de
su texto, y ello para toda clase de planes cualquiera que sea la autoridad local o autonómica que lo
apruebe. Así lo viene exigiendo la Jurisprudencia de esta Sala sin vacilación, y así lo expresa entre las
recientes, la Sentencia de 29 de mayo de 2009, recurso de casación núm. 457/2005, cuando afirma
que: "Aunque la decisión sobre si la publicidad de los planes urbanísticos exigía no sólo la publicación
de los acuerdos de aprobación definitiva de aquéllos sino también la de sus normas dio lugar a una
jurisprudencia contradictoria, tras las sentencias de la Sala de Revisión de 11 de julio, 12 y 29 de
octubre de 1991, la cuestión ha sido resuelta en el sentido de que la publicación en el Boletín Oficial
correspondiente era necesaria tanto para los planes cuya aprobación definitiva correspondiese a las
Corporaciones Locales como para aquellos cuya aprobación definitiva correspondiese a las
Comunidades Autónomas, y desde entonces existe constante jurisprudencia al respecto ( sentencias de
28 de febrero de 2001, 24 de julio de 2000, 25 de mayo de 1999, 17 de abril de 1998 y 1 de julio y 18
de marzo de 1997 entre otras muchas). Esta obligación alcanza también a la Comunidad Autónoma de
Cataluña, pese a que los artículos 71 y 89 del Real Decreto Legislativo 1/1990, de 12 de julio
EDL 1990/15825▼ pudieron inducir a algún equívoco, puesto que sólo hablan de la publicación de
los acuerdos de aprobación definitiva de los instrumentos de planeamiento, no de sus normas, ya que,
como declaran las sentencias de 20 de septiembre y 9 de febrero de 2001, la materia que nos ocupa se
refiere a la eficacia de las normas jurídicas (pues los planes de urbanismo lo son), por lo que,
correspondiendo la misma a la competencia exclusiva del Estado (artículo 149.1.8ª de la Constitución
EDL1978/3879 ), cualquier norma autonómica ha de interpretarse de acuerdo con la normativa estatal,
en este caso con el artículo 70.2 LBRL, en el sentido en que este precepto ha sido entendido por la
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jurisprudencia, es decir en el de que la eficacia de los planes urbanísticos, ya corresponda su
aprobación definitiva a los Ayuntamientos ya a las Comunidades Autónomas, exige la previa
publicación de sus normas y no sólo la del acuerdo de aprobación definitiva.
Esta doctrina jurisprudencial debe ser mantenida tras la reforma del artículo 70.2 LBRL operada por la
Ley 39/1994, de 30 de diciembre EDL1994/19170 . No cabe sostener que tras esta ley sólo haya que
publicar el texto íntegro del articulado de las normas de los planes urbanísticos cuando éstos hayan
sido aprobados definitivamente por un Ayuntamiento pero no por una Comunidad Autónoma, si la Ley
39/1994 EDL1994/19170 persigue entre sus objetivos, como reza su Exposición de Motivos, el
resaltar «la obligación constitucional de publicar en el Boletín Oficial de la provincia las normas
urbanísticas y ordenanzas contenidas en los instrumentos de planeamiento». No encaja en esta
finalidad una interpretación que lleve a una restricción del campo de los planes urbanísticos cuyas
normas deben ser objeto de publicación, ni tiene explicación lógica sostener que la garantía de los
derechos de los ciudadanos impone la publicación de las normas de los planes aprobados por los
Ayuntamientos pero no las de los aprobados por las Comunidades Autónomas. El artículo 70.2 LBRL,
tras la Ley 39/1994 EDL1994/19170 , mantiene intacto el deber de publicar en el Boletín Oficial de la
provincia las Ordenanzas, incluido el articulado de los planes urbanísticos, al que añade el de publicar
los acuerdos de aprobación definitiva de éstos cuando la competencia para ello corresponda a los Entes
locales y no se pronuncia expresamente, por lo que queda a la regulación de las Comunidades
Autónomas sobre la forma de publicación de los acuerdos de aprobación definitiva de aquellos planes
que sean de competencia de esas Comunidades. Esta tesis se ha mantenido ya por esta Sala en su
sentencia de 25 de julio de 2001, que destaca la naturaleza meramente interpretativa de la reforma del
artículo 70.2 LBRL producida por la Ley 39/1994 EDL1994/19170 y que esta interpretación es en
todo caso más acorde con el principio de publicidad de las normas impuesto por el artículo 9.3 de la
Constitución EDL1978/3879 , que no toleraría la existencia y obligatoriedad de normas que
configuren, limiten o definan el contenido urbanístico de la propiedad sin la necesaria publicación.
La Ley 39/1994 EDL1994/19170 se dictó con la finalidad de mejorar la redacción del artículo 70.2
LBRL, despejando algunas dudas sobre el sentido exacto de su interpretación. No parece que la nueva
redacción del precepto sea muy afortunada a los fines pretendidos, pero en todo caso, de ella no se
desprende que la intención de la ley fuera rectificar una interpretación de ese artículo que en la fecha
en que se promulgó se encontraba fuertemente consolidada".
De ahí que, en línea con lo significado en la sentencia de esta misma Sala y Sección de diecinueve de
enero de dos mil once, recaída en el recurso de casación 874 / 2009, la falta de eficacia del Plan
Parcial debe contaminar a los proyectos de urbanización basados en el mismo, y en la misma medida a
las obras de urbanización o actos de ejecución realizados que, en este punto, deben considerarse
ilegales. Resultando baladí, por consiguiente, la discusión relativa a si el Plan Parcial debe
considerarse o no nulo por la anulación en sede judicial del Plan General que le servía de cobertura,
pues, en cualquiera de los casos, sería ineficaz a consecuencia de su falta de publicación.
De forma que deben estimarse los motivos quinto y décimo del recurso de casación.
SEXTO.- El resto de motivos responden a una temática común, cual es la concurrencia o no en el caso
de los requisitos que deben determinar la estimación, en su caso, de una reclamación de
responsabilidad patrimonial deducida frente a la Administración. Siquiera pudiera darse una respuesta
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global a los mismos, ha de merecer atención preferente el motivo sexto, de cuya respuesta se deducirá
la del resto de motivos argüidos.
Es lo cierto que esta Sala ha contemplado y resuelto recursos planteados con fundamentación similar,
en que los perjuicios reclamados se achacaban también a normas de carácter legislativo - sentencias de
diecisiete de febrero y seis de marzo de mil novecientos noventa y ocho, cuatro y veintitrés de febrero,
tres, cuatro y veintisiete de septiembre de mil novecientos noventa y ocho - y a esta doctrina debemos
remitirnos en unidad a los principios de igualdad y seguridad jurídica.
Bajo la vigencia de la Ley del Suelo EDL1992/15748 de 1976, de acuerdo con la concepción
constitucional del derecho de propiedad consagrado en el artículo 33 de la Constitución
EDL1978/3879 , el contenido económico propio del derecho del propietario del suelo es el
correspondiente al valor inicial del terreno, es decir, el adecuado al contenido del dominio en el suelo
no urbanizable, en la perspectiva del aprovechamiento exclusivamente agrícola, ganadero o forestal
propio de su naturaleza; por ello el artículo 87.1 de la citada Ley no establecía derecho a
indemnización por el mero cambio de planeamiento, reconociendo así plenitud al ius variandi de la
ordenación urbanística a la Administración. Mediante la clasificación del suelo como urbano y
urbanizable se incorporan al derecho de propiedad contenidos urbanísticos artificiales que no son
inherentes a su naturaleza y que son producto de la ordenación urbanística.
Pero esta adición de contenidos no se produce pura y simplemente -como dice la sentencia de esta Sala
de doce de mayo de mil novecientos ochenta y siete -, sino en consideración a la participación del
propietario en el proceso urbanizador y como contrapartida a los importantes deberes que se le
imponen -artículos 83.3 y 84.3 de la citada Ley -, cuyo cumplimiento exige un cierto lapso temporal,
dada la complejidad de su ejecución; sólo cuando dichos deberes han sido cumplidos puede decirse
que el propietario ha incorporado a su patrimonio los contenidos artificiales que se añaden a su
derecho inicial, pues sólo entonces ha contribuido a hacer físicamente posible su ejercicio; por ello,
sólo cuando el plan ha llegado a "la fase final de realización" o - al menos durante la vigencia de la
Ley del Suelo EDL1992/15748 de 1976 - cuando la ejecución no ha sido posible por causa imputable a
la Administración se adquiere el derecho a los aprovechamientos urbanísticos previstos en la
ordenación y sólo, por tanto, entonces la modificación del planeamiento implicaría lesión de un
derecho ya adquirido.
Desde la perspectiva la indemnización por la privación legislativa de derechos de carácter urbanístico
debe estar en congruencia con el grado del contenido patrimonial consolidado del que se priva a su
propietario, como pusieron de manifiesto, casi con plasticidad, los artículos 23 y siguientes del Real
Decreto Legislativo 1/1992, de 26 junio EDL1992/15748 , por el que se aprueba el Texto Refundido
de la Ley sobre el Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, posteriormente sustituidos por los
artículos 12 y siguientes de la Ley 6/1998, de 13 de abril, sobre Régimen del Suelo y Valoraciones
EDL1998/43304 , al describir la gradual incorporación de los derechos derivados de la ordenación
urbanística al patrimonio del propietario.
En la aplicación del artículo 41 de la Ley 6/1998, de 13 de abril, sobre Régimen del Suelo y
Valoraciones EDL1998/43304 -que concede una indemnización por cambio de ordenación del suelo
antes de transcurrir los plazos de ejecución del planeamiento o por limitaciones o vinculaciones
singulares que no puedan ser objeto de distribución equitativa en dicha ejecución-, esta Sala ha venido
insistiendo en la necesidad, para que pueda entenderse procedente el derecho a ser indemnizado por el
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cambio de planeamiento, de que existan derechos consolidados - sentencia del Tribunal Supremo de
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y dos, recurso número 4729/1990 -, lo cual ocurre:
. cuando existe un plazo de ejecución del planeamiento modificado no precluido o se ha producido el
transcurso de éste sin ejecución del planeamiento, por causas imputables a la Administración sentencias de uno de febrero de mil novecientos ochenta y dos y dieciséis de diciembre de mil
novecientos ochenta y cinco -;
. cuando el plan parcial se encuentra en la fase final de realización y la modificación afecta a una parte
de los propietarios que han cumplido los requisitos o cargas de la anterior ordenación, sin haber
obtenido beneficio equivalente y resultar, por ello, discriminados con el resto de los propietarios del
sector - sentencias de veintinueve de septiembre de mil novecientos ochenta, treinta de junio de mil
novecientos ochenta, veinticuatro de noviembre de mil novecientos ochenta y uno, uno de febrero de
mil novecientos ochenta y dos, seis de julio de mil novecientos ochenta y dos, veinte de septiembre de
mil novecientos ochenta y dos, veintiocho de marzo de mil novecientos ochenta y tres, veinticinco de
abril de mil novecientos ochenta y tres, catorce de junio de mil novecientos ochenta y tres, diez de
abril de mil novecientos ochenta y cinco, doce de mayo de mil novecientos ochenta y siete,
veinticuatro de abril de mil novecientos noventa y dos y veintiséis de enero de mil novecientos
noventa y tres, recurso número 4017/1990 - y;
. cuando el cambio de calificación del suelo respecto de una finca individualizada comporta que sólo
sea factible, por la imposibilidad de integrarla en un polígono, en razón al desarrollo urbanístico
derivado de la aplicación del plan precedente, realizar el pago de la indemnización pertinente en el
momento de ejecución del nuevo planeamiento - sentencia de veinte de mayo de mil novecientos
ochenta y seis -.
Esta conexión entre el perjuicio causado por una disposición de carácter general -en este caso con
valor de ley- inherente a la privación singular de un derecho o interés económico consolidado o
incorporado al patrimonio del afectado y el mecanismo indemnizatorio a que da lugar la aplicación del
principio de responsabilidad patrimonial de los poderes públicos aparece proclamado sin ambages en
la sentencia del Tribunal Constitucional de trece de febrero de mil novecientos noventa y siete,
número 28/1997, dictada en la cuestión de inconstitucionalidad número 278/1991, pues en dicha
resolución se afirma, respecto de una ley similar a aquélla a la que se imputa el perjuicio por el aquí
recurrido, que el hecho de que en ella no se disponga expresamente un cauce reparador para
compensar las prohibiciones y limitaciones al ejercicio del derecho de propiedad que se derivan de la
misma no puede ser considerado como una exclusión vulneradora de lo dispuesto en el artículo 33.3 de
la Constitución EDL1978/3879 , sino que ha de entenderse que ese extremo quedará sometido a la
normativa general del ordenamiento jurídico sobre la responsabilidad patrimonial por actos de los
poderes públicos que procede otorgar a quienes, por causa de interés general, resulten perjudicados en
sus bienes y derechos.
En el supuesto que examinamos, la sentencia impugnada reconoció indebidamente el derecho de la
actora a ser indemnizada por la suspensión del aprovechamiento urbanístico, habida cuenta de que el
Plan Parcial en que basaba la recurrente su reclamación patrimonial, era ineficaz; por ello, el hecho de
que en el año dos mil uno se hubieran dictado por el Gobierno de Canarias los Decretos 4/2001, de 12
de enero, y 126/2001, de 28 de mayo, y la Ley del Parlamento de Canarias de 23 de julio de 2001, que
acordaron suspender la tramitación de los planes parciales y el otorgamiento de licencias, en modo
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alguno pudieron incidir en la esfera patrimonial de la sociedad demandante pues no había
patrimonializado el aprovechamiento urbanístico previsto en el Plan Parcial.
De ahí, no puede considerarse incorporado a su patrimonio el derecho al valor futuro desde el punto de
vista de su explotación turística o urbanística del terreno y consiguientemente los perjuicios
ocasionados por la aplicación de la Ley 19/2003, de 14 de abril EDL2003/7532 , -en cuya Disposición
transitoria primera suspende el otorgamiento de autorizaciones turísticas previas y de licencias para
edificios destinados a alojamientos turísticos hasta que se produzca la entrada en vigor de los Planes
Territoriales Especiales que han de ordenar y racionalizar la oferta turística alojativa-, no son
antijurídicos, por la responsabilidad por actos legislativos en el ámbito urbanístico que exige la previa
existencia de derechos consolidados, según el marco legal contenido en los artículos 2.2, 14 y 41 a 44
de la Ley 6/1998, de 13 de abril EDL1998/43304 , aplicable al supuesto de autos por razones
temporales.
En consecuencia, debemos estimar el motivo sexto de casación interpuesto en nombre de la
Comunidad Autónoma de Canarias contra la sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Superior de Justicia de Canarias de dieciséis de enero de dos mil nueve, lo que nos excusa del
análisis del resto de motivos, siquiera hayan la respuesta a los mismos se pueda inferir de lo expuesto
hasta ahora.
SÉPTIMO.- Al casarse la Sentencia procede de conformidad con lo dispuesto por el art. 95.2.d) de la
Ley de la Jurisdicción que la Sala-ahora en funciones de tribunal de instancia- resuelva "lo que
corresponda dentro de los términos en que apareciera planteado el debate". Y atendiendo a lo expuesto
hasta aquí, procede rechazar la acción de responsabilidad patrimonial ejercitada por "DEHESA DE
JANDÍA, S.A." frente a la Administración Canaria, puesto que al no ser eficaz el Plan Parcial
definitivamente aprobado, y ser nulos por tanto los actos realizados en su ejecución, no se
patrimonializaron los aprovechamientos urbanísticos sobre cuyo importe se estableció la
indemnización otorgada. Sin que, por otra parte, concurran los requisitos necesarios para que una
acción de responsabilidad patrimonial por alteración o cambio del planeamiento pueda prosperar.
OCTAVO.- Al estimarse el recurso no procede hacer expresa condena en las costas de este recurso de
conformidad con lo prevenido en el art. 139 de la Ley de la Jurisdicción, ni se aprecian razones para
realizar condena en las costas deducidas en el recurso contencioso-administrativo antecedente.
Por lo expuesto, en nombre de Su Majestad el Rey, y en ejercicio de la potestad de juzgar que
emanada del pueblo español, nos confiere la Constitución,
FALLO
Que debemos declarar y declaramos haber lugar al recurso de casación interpuesto por la Letrado del
Servicio Jurídico de la Comunidad de Canarias, en representación de la Comunidad Autónoma de
Canarias, contra la sentencia de dieciséis de enero de dos mil nueve, de la Sección Primera de la Sala
de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias -con sede en Las
Palmas de Gran Canaria-, recaída en los autos número 581/2005, resolución que se anula, y en su
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38700- S/C de la Palma
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35004 – Las Palmas de Gran Canaria
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lugar, desestimamos el recurso contencioso-administrativo 581/2005, deducida ante aquella Sala a
instancia de "DEHESA DE JANDÍA, S.A.".
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos Publicación. Leída y
publicada ha sido la anterior sentencia por el Magistrado Ponente, Excmo. Sr. D. Enrique Lecumberri
Marti, en audiencia pública celebrada en el día de la fecha, de lo que yo, la Secretaria, doy fe.
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