Doc. nQ 006/1989 EL PRINCIPIO D E GESTION CONTINUADA EVOLUCION E IMPLICACIONES. JOSE MANUEL PRADO LORENZO PRINCIPIO DE GESTION CONTINUADA: El/OLUCION E IMPLICACIONES Dosé Manuel Prado Lorsnzo ■Departamento de Administración de Ernpresas y Contabilidad. La asunción de la gestión continuada es una convención o principio esencial en contabilidad, están generalmente de acuerdo, en la que los contables sterling, R. P. (1 968, p ág.481 ) •• considera que "la gestión continuada es el modelo de firma de los contables. Parece ssr uniformemente aceptado, se considera un axioma necesario, y tiene una conexión directa con la valo­ ración a coste histórico^ Así, la gestión continuada es uno de los conceptos más importantes en contabilidad”. Podría parecer que, dada la importancia del concepto , éste debería haber originado una profunda discusión que hubie­ se dado lugar a la aparición de opiniones enriquecedoras que habrían permitido definirlo perfectamente, así como su conexión con otros conceptos como el de coste histórico. numerosos autores como patón y Littleton, No ha sido as'í, Moonitz y Grady, al­ gunas organizaciones como la American Accounting Association y la práctica totalidad de la bibliografía lo recogen con la ca­ tegoría de postulado, principio o concepto sin profundizar su elaboración. en Prácticamente todos los autores lo mencionan o lo utilizan como base en sus argumentaciones. cusión, probablemente, Se acepta sin dis_ sin parar a preguntarse lo qus significa e implica el concepto, especialmente, su conexión con el coste histórica y la necesidad de su existencia como axioma. El hecho de que afirmemos que la práctica generalidad de los autores han asumido sin discusión el principio de ges tión continuada no quiere decir que no haya habido quienes lo hayan cuestionado, no tanto por rechazarlo, como por encontrar su fundamentación. Estos-últimos han sido casi ,f la voz que cl£ ma en el desierto" puesto que sus planteamientos, quizás por - considerarlos innecesarios, no han tenido demasiado eco. Aunque,' como ya hemos indicado, existe un consenso ge- nsralizado en la asunción del principio de gestión continuada, no existe idéntica coincidencia en cuanta a lo que debe consi­ derarse como valor de gestión continuada. nes sobre el término las muestran: Kohler, quien señala "valor de continuidad, dar en contabilidad, Algunas considerado^ E. L. (1983, p á g .237) bajo procedimientos están­ es costs .menos alguna porción aplicable de una reserva por depreciación u otra cuenta de valoración, y es sinónimo ds valor en libros” y Finney, H.A. y Miller, (1951, pá g. 599), H.E. "Coste es la base apropiada para la contabili- zación de activos y gastos, pero a veces son aceptables otros criterios sobre la base de gestión continuada”. La confusión existente en el uso del término procede, en opinión de Storey, R.K. (1959,p á g .232), de: "el fracaso para distinguir el efecto sobre la determina ción dsl beneficio y valoración de activo de la asunción de gestión continuada, del efecto de otra importante convención en contabilidad la relativa a la realización del ingreso'1. Parece, pues,'que existe una íntima interrelación en­ tre valoración a coste histórico, realización del ingreso y la suposición básica de que la empresa va a continuar indefinida­ mente su actividad en el futuro, sin considerar.. la posibilidad de que se produeca una ruptura brusca de la misma. Lógicamente, esto no quiere decir qua los profesionales de la contabilidad hayan de aferrarse a la asunción de la gestión continuada ign£ rando la evidencia real o previsible, puesto que los innumera­ bles fracasos de empresas, especialmente en épocas de crisis ecoñfmica,son una realidad ineludible. La necesidad de garantizar la fiabilidad de la informa^ ción contable emitida por las empresas-, al mismo tiempo .que se facilita la actuación profesional rnadianta la unificación de los criterios a aplicar, ha dado lu^ar, de una parte, a la apa- - 3 - rición ds una extensa normativa emitida por las asociaciones profesionales y, de otra, al desarrollo de numerosos trabajos cuyb objetivo es la elaboración de modelos que permitan la prs_ dicción de las situaciones de fracaso empresarial, información, fundamentalmente, a partir de contable. El objetivo del. presente trabajo ss hacer un análisis del principio de gestión continuada, tanto desde el punto „'de vista de su evolución como de su significado y naturaleza, eY mismo tiempo que estudiamos su conexión con otros conceotos / fundamentales de la contabilidad. 1. Antecedentes La razón del nacimiento del principio de gestión conti nuada hemos de buscarla en la necesidad de valoración para la determinación del beneficio o en la justificación de la utili­ zación de costes históricos frente a valores de liquidación. Evidentemente, mientras las unidades económicas fueron creadas para la realización de un acto industrial o mercantil único, la continuidad no tenía ningún sentido. Cuando las em­ presas comenzaron a plantearse como unidades económicas de ca­ rácter más o menos permanente, unido al hecho de que éstas re­ querían la aportación de g ran des capitales, surge la necesidad de retribuir periódicamente a los capitales aportados.A partir de ese momento es necesario proceder a la determinación del be_ neficio periódico, lo que implica el establecimiento de hipót£ sis sobre el futuro da la empresa, que, ineludiblemente, inci­ dirán sobre las valoraciones de sus activos, y éstos sobre los beneficios. Ha nacido la necesidad de plantearse la continuidad de la empresa. El concepto de gestión continuada, empresa en marcha o postulado de permanencia es de desarrollo relativamente recien te, estando su aparición relacionada con los primeros intentos de elaborar una teoría lógica y completa sobre los criterios de valoración y la determinación de ingresos en contabilidad. La literatura contable antes de la segunda mitad del siglo XIX carece del soporte de una teoría de la contabilidad. Su conte­ nido consis te, fundamentalmen te, en descripciones de técnicas y procedimientos al uso en la época. Las valoraciones se realizan en el momento de efectuar el inventario, y probablemente más por acuerdo entre los inte­ resados que siguiendo unos criterios de valoración de acepta­ ción generalizada. En opinión de Storey, R. K. (op. cit., pág. 233), el primer autor que introduce el concepto de empresa en marcha es Laurence R. Dicksee (’ 1902) en su obra Auditinq, pubicada por - primera vez en Londres en 1892, pág. en la que declara (op. cit. - 179): ’’siendo el objetivo principal de la mayoría de las empresas continuar llevando a cabo operaciones, es justo que - los valores reflejados en una Hoja de Balances sean estableci­ dos teniendo en cuenta ese final”. Analizó' la aplicación de la regla a los distintos tipos de empresas de la época. En su - obra distingue des grupos generales de activos fijos y- varia­ bles, que define co.no "aquellos con los que se lleva el nego­ c i o ” y ”aquellos en los que se lleva el negocio”. Los princi­ pios de valoración utilizados se basan en el concepto de que-los valores deberían ser establecidos de acuerdo con: la asun­ ción de que se pretende continuar las operaciones, marcha, empresa en y los dividendos establecidos por la ley. La aportación de Dicksee consiste en que construyó una teoría lógica de la contabilidad basada en la ley inglesa y las condiciones y pensamientos existentes en la época. - Hasta finales da la segunda década delcsiglo XX» la asunción d8 gestión continuada fue la basa más importante para la valoración de activos, puesto que, aunque no exis­ tió consenso, sí fue una fase de asentamiento del concepto. Desde principios del siglo teamericana 5 XX será la literatura ñor la que más se ocupará de los aspectos normati - vos de. la contabilidad,- y será Henry blemente al autor más destacado Rand Hatfield, de la época, proba - el que tome el relevo de los planteamientos de Dickses en su obra Modern Accounting (1909). En ella, Hatfield, al referirse a la gestión continuada, principio g e n e r a l .que,con varias (op.cit.pág.,80), considera que es aplicaciones, tado un iv er sal me nts ” y al establecer (op.c i t .pág . , 75 ) señala: H.R. "-un ahora es aceg_ criterios de valoración f,El valor apropiado de los activos es el que éstos tienen para su participación en la empresa, y no el que podrían tener para otras personas, clientes ordinarios o aquellos sean estas que podrían ordenar la venta de estos activos sn liquidación” . En 1927, lada Accounting, cit. pp., :Hatfield, H.R. publica una nueva obra titu_ its Principies and Problems y en ella 74-75) vuelve a destacar (op. la importancia del prin ­ cipio de gestión continuada indicando que en la valoración de activos en períodos de contabilidad posteriores a la ad­ quisición, ,fayuda materialmente a seleccionar algún princi_ pió general para la val oración”. Hatfield coincide con Dicksee en la necesidad de dis_ tinguir entre activos fijos y activos circulantes, admiti en_ do como legítima la valoración a precio de coste de los ac­ tivos fijos, 3 pesar del consiguiente descenso de su valor. Pero los activos circulantes puedan ser valorados a valores corrientes o d e mercado cuando exceden el coste original. - Dickssa y Hatfiald coincidieron bastante en- sus, plan-* teamientos sobre el concepto de gestión continuada, vés de él llegaron a conclusiones lógicas, pero sus análisis no fueron aceptados por la práctica contable de la época. field en su obra de 1927 describe el pensamiento en esa práctica, y a tra­ Hat subyacente i y si bien los contables consideraron adecua­ da la valoración sobre las bases de la gestión continuada, nunca aceptaron totalmente al concepto, puesto que la posibi­ lidad de valorar por encima del coste histórico de su credo básico: " anticipar y proveer para todas las pér­ didas pero nunca anticipar un beneficio". loración de activos iba en contra Curiosamente, la va y la determinación de ingresos se basaron en una aplicación incompleta del principio de gestión conti­ nuada, rey, condicionada por el conservadurismo. R.K. (op.cit., pág.237), Como señala Sto­ rl el fracaso para llevar la asunción de gestión continuada a su conclusión lógica, - dejó un vacío en la teoría de la contabilidad que fue llenado por la convención de re al iz ac ión ” . V. A. Patón en su obra Accounting Theory (1922), al es3 tablecer los postulados en los que se fundamenta la teoría contable, - considera el concepta de gestión continuada como la situación normal de la empresa, al mismo tiemoo que separa la unidad económica de sus propietarios. El American Institute of Accountants promulgó en 1917 uno de los principales trabajos de su primera época, con el título Uniform Accountants, aspectos de auditoría que en aspectos estrictamente contables. En las diferentes ediciones nombres, de esta obra, cuyo con tenido se centraba más en que se realizaron, con distintos no aparece ninguna mención específica al principio da gestión continuada hasta la revisión de 1936, que con el títu lo de Examination of Finan cial Statements by Independent Public Accountants, hace referencia expresa a di­ cho concepto relacionándolo con el de coste. ” Una de las más importantes costumbres de la contabi_ lidad es que si balance general de un negocio en mar­ cha debe prepararse con el supuesta de que la entidad continuará en el negocio. El activo de la fábrica, las inversiones permanentes y los intangibles se expre san usualmente al costo o con alguna otra base histó­ rica sin consideración al valor presente realizable ni al valor de reemplazo" Sanders, (AIA, 1936, pá g . 2). T. H., Hatfiéld,' H.R. y Plore, U. (1938), en su declaración de principios no incluyen expresamente el princi­ pio de gestión continuada, implícita en otros, cipios Ganerales, si bien aparece recogido de forma tal es el caso del apartado D de sus Prin_ en el que señalan: ”la utilización de acti­ vos de duración superior a un ejercicio implica la distribu­ ción del capital y de la renta en varios períodos contables.La exactitud de la contabilidad depende en buena medida del esta_ blecimiento de criterios aceptables en la realización de dichas distribuciones”. La American Accounting Association, al recoger en fo£ ma de reglas las prácticas contables más significativas de la ápoca, en su publicación A Tentativa Statement of Accounting Principies Affecting Corporate Reports (1936), mención al principio de gestión continuada. no hace especial Unicamente se pu£ de considerar como subyacente en el capítulo dedicado a costes y valoración (op.cit., p p . 188 y 199), cuando al fijar unas b£ ses comunes para la valoración de activos, critica los proce­ dimientos de revalorización o disminución del precio de coste en relación con los niveles de precios corrientes y con las ex_ pectativas de desarrollo del negocio de la empresa, o cuando establece como criterio básico de valoración el costenhistóri_ co, señalando la necesidad de distinguir entre la,'cuantía de lo que debe eliminarse del balance por haber sido consumido y lo que debe permanecer en base a su aplicabilidad en operacÍ£ nes futuras. En 1948 la declaración fue revisada y publicada con la denominación de Accounting Concents and Standars Underlying Corporate Financial statements, an ella se afirma que las ñor mas contables se engloban en un entramado de "condiciones y° asunciones subyacentes”, tales como al concepto empresarial, marcha, de entidad - la continuidad de las operaciones como empresa en la necesidad de informes periódicos y otras. En 1957 se producá una nueva revisión, que se publica con el título de Accountig and Reporting Standards for Corporate Financial Statements. La declaración se fija como objetivo el determinar los conceptos fundamentales en los que se basa la contabilidad y derivar de éstos criterios tipo que permitan juzgar las prác­ ticas existentes. Entre los conceptos básicos recoge el de continuidad de la empresa, que para la declaración implica la continuidad general de la situación de la misma. de evidencia en contrario, la entidad "En ausencia se contempla como ope - rando indefinida men te ” (op.c i t .,pág. 537 ). Por otra parte, se indica que dada la variabilidad de las circunstancias del en­ torno, el concepto de empresa;; en marcha presupone ,que" la . empresa continuará lo suficiente en el futuro como para desa­ rrollar planes y programas sobre el mismo. como base el princioio, Igualmente, tomando se considera que los activos continua^ rán prestando el servicio para el que fusron adquiridos y que los compromisos de pago serán satisfechos a s j vencimianto. Cuando el fin de la actividad de la empresa sea cierto, la / - asunción de continuidad da la empresa deberá de abandonarse. Patón, U.A. y Lettleton, duction to Corporate Accounting A.C. en su trabajo An Intro­ Standards (1940) no hacen un desarrollo del concepto de gestión continuada; no obstante,en relación a él, afirman (op.cit.p á g .9 ): "El cese brusco de la actividad no puede ser un fundamento para la contabilidad". Floonitz, M . , en The Basic Postulates of Accounting (1961 ), recoge, p? el grupo de proposiciones denominadas tulados inperativos", entre otros, - "pos_ el de gestión continuada, que establece en la forma siguiente: rPostulado C.1:Gestién continuada de vida limitada). rio, (incluye el concepto En ausencia de evidencia en contra_ la entidad debe de ser contemplada como operando indefinidamente. Si existe evidencia de que la enti­ dad tiene vida limitada, no deberá considerarse que continuará realizando sus operaciones por tiempo ind£ finido (op.cit.,pág.39). Mattesich, (1964), R . f en Accounting and Analytical Methods intenta orientar el sistema contable reformulando el entramado de axiomas, definiciones y teoremas. En su versión inicial establece dieciocho premisas o asunciones, ra cualquier sistema contable, válidas pa_ de las que las diez primeras son consideradas como básicas y las ocho restantes como gados orientadores". que "aubr£ Entre estas últimas está la de duración "incluye una delimitación de los períodos de tiempo y la hipótesis de continuidad o discontinuidad en su caso, de mana ra que la gestión continuada sería un caso particular de la dé_ claración (una hipótesis específica en el lenguaje axiomstico- lógi co )’’. (Gonzalo, Grady, Principles 3.A. y Gabás, F. 19E5, pág.81). P. en Inventory of Generally Acceptdd Accounting for Business Enterprises (1965), desarrolla lo que - 10 defina como "conceptos que sustentan o influyen en los princi^ pios da contabilidad generalmente aceptados'1 y que denomina co mo conceptos básicos. Entre ellos, está el de continuidad en la actividad de la empresa: "una gran parte de la práctica y de la teoría contable sa basa en la presunción de que cada en tidad continuará en operación y no será liquidada en un futu­ ro previsible. A falta de pruebas en contrario, deberá consi­ derarse que la entidad seguirá operando por tiempo indefinido". Continuidad significa para Grady que la empresa no s£ rá liquidada en el plazo de tiempo que ésta necesita para ago_ tar la capacidad productiva de su activo y poder cumolir los compromisos adquiridos, establecidos. de acuerdo con los planes y programas Como consecuencia de esta hipótesis,si se evidencia de que la empresa se puede actuar como si fuese a continuar operando indefinida mente. tendrá úna vida existie­ En estas circunstancias, limitada, no los informes financieros deben indicar la limitación de existencia de la entidad y los crite rios de valoración aplicables deberán adecuarse a la fecha y al tipo de liquidación previstos. Este enfoque del concepto de gestión continuada conduce a su revisión, a medida que se modi fiquen los planes y expectativas de la empresa. Hemos estudiado la evolución del principio de gestión continuada desde sus primeras manifestaciones hasta la obra de P. Grady, en la que ya se perfilan de forma bástente completa las líneas básicas de su contenido. 2. Concepto y- Naturaleza Como ya hemos señalado anteriormente, salvo excepciones, en la actualidad, la empresa es conceoida para efectuar una - serie indefinida de operaciones. ral que predetermine su vida. Mo tiene una limitación temp£ Seguirá funcionando mientras sea capaz de alcanzat sus objetivos. Este planteamiento contrasta - con la concepción anterior, en la que la empresa - era diseñada para realizar una única operación e implicaba un único Evidentemente, 11 riesgo. existe una diferencia notable entre el riesgo único y el enfoque actual de la actividad empresarial como con tinuada. Este último enfoque ha dado pie para el nacimiento del concepto ’’gestión continuada” o ” empresa si bien ha sido definido de múltiples maneras, ha seguido una líne¿,Jbastante común, en m a r c h a ” que en general, se que podría establecerse como: a falta de evidencia en contra, la empresa se considera que operará de forma indefinida. Si bien la asunción de la continuidad es una práctica generalmente aceptada, e incluso considerada por muchos auto­ res como imprescindible para la contabilidad, nes en contra, existen opinio­ que van desde el rechazo a la asunción hasta su admisión con limitaciones. May, G.D. (1948, p á g . 108) considera qua "no es un hecho científico o incluso una asunción complet£ mente racional!'. Por su parte, Carson, A.B. (1949, pág.35) re­ conoce que ” el principio de empresa en marcha no carece de de_ fectos. Las estadísticas sobre la duración déla empresa no la sostienen”. Arthur Andersen 4 Co (1960, p p . 18-20) (1) rechaza completamente la idea y alega que la asunción de la empresa en marcha es infundada como premisa generally no es un postulado apropiado de la contabilidad. la asunción de la continuidad, Más aún, el informe sugiere que a menudo, ha sido usada por los cantables para justificar la ignorancia de la inminencia de la liquidación. J.M. (1958, Al plantearse la consistencia del concepto p á g . 549), "Ciertamente, Fremgen manifiesta: la gestión continuada o asunción de con tinuidad parece ser uno de los más atrincherados y me nos polémica de los conceptos (¿convenios? dos?) básicos de la contabilidad. men de la literatura contable, ¿postula­ Sin embargo, particularmente, un exa los 'Pronunciamientos autoritarios.1* hace que uno cuestio na la importancia y posiblemente, incluso, la validez de la asunción'1. Por otra parte, no es fácil determinar con exactitud qué es lo que implica la afirmación usual de que la "gestión continuada es imprescindible para como indica Sterling, R.P.(1968, podría parecer contradictorio la contab il ida d”, puesto que pá g . 4 8 2 ) : ”en principio, esto con el hecho de que los contables hacen contabilidad para firmas que están en distintas etapas de liquida ció n”. Probablemente, lo que quiere decirse ss que la continuidad de la gestión es la situación normal de la empr^ sa ^ que como tal está en conexión directa con la valoración a coste histórico, lo que no impide la existencia de otras situ¡a ciones anormales que pueden requerir otros criterios de valo­ ración. Si esto es así, y consideramos como objetivo de la con tabilidad el establecer la situación patrimonial real de la empresa y la medición corrfecta del beneficio, nos encontramos, al conexionar los conceptas de gestión continuada, valoración a coste histórico y realización del ingreso, con que la vida de la empresa es una serie de situaciones "normales” en las que los estados contables son meramente provisionales, lo tanto, el beneficio real no puede ser determinado y por hasta la aparición de una situación "an or ma l”, la liquidación de la ermresar Llagados a este punto, quizás la gestión continuada se ha convertido en un obstáculo para el cumplimiento de los fines de contabilidad. En nuestra opinión, posición o postulado, R.F. (1974, pág.13), dera o falsa. la teoría, la gestión continuada es una pro­ entendido éste, como: de acuerdo con Salmonson "una afirmación enunciativa, Se la emplea para que incluya, verda_ en el cuerpo de ideas que no son universalmente aceptadas, sino qus se las formula para que expliquen u orienten la práctica'*. Consideramos que es un postulado porque entendemos que la gestión continuada es una afirmación, y falsa otras, formulada para verdadera unas veces facilitar si desarrollo práctico de la contabilidad, aunque no inp r es ci nd ib le . Independí entemen_ te de esta opinión, al referirnos a la gestión continuada, uti_ lizaremos el termino principio por ser el más usualmente utili zado por la literatura. 2.1. Gestión continuada y beneficios futuros La presunción da continuidad de la gestión exige < el mantenimiento en el futuro de una les", lo que implica que el objetivo de la valoración no es la determinación del velor enajenación, "norma­ contable de la empresa a efectos de su sino al valor que refleja su capacidad de funcio- namiento en el futuro. 3. serie de situaciones Coincidiendo con este planteamiento,Tua (1984,pág.5) indica que ,Tlos informes reflejados en el ba­ lance dan idda de los servicios potenciales futuros que puede prestar el patrimonio". ceptos distintos, Aunque partiendo del análisis de con - también Sterling, R.P.(op.cit.,pp 483-484)-, liga la continuidad de existencia de la empresa a la noción de "beneficios futuros", dependan del .tiempo, propia frase, señalando que, puesto que los beneficios como se admite usualmente e ...ipiplicai -la en sentido estricto, ficar el futuro de la empresa. "si el futuro es cinco años sólo se necesitaría cuanti- Por ejemplo: (la vida de la empresa o su ac­ tivo es cinco anos) y, x, es igual al importe de los benefi_ cios por año, entonces, ficios futuros. 5 x , sería igual a la cantidad de be_ En general, futuros, entonces, futuros, Es posible que, tivo y cero, yx, si, y, es el número da períodos es igual a la cantidad de beneficios y así yx=o, y, tome cualquier valor real posi­ si y =0..."..." En este caso, los - 14 - beneficios futuros son cero porque la cantidad de futuro es cero Est9 razonamiento revela, en opinión de Sterling, un aspecto fundamental del concepto de gestión continuada cual as la necesidad de continuidad de la empresa para la realización de los beneficios, puesto que,, si la empresa ha adquirido sus activos para un determinado número de años de su vida, enton­ ces será necesario que subsista durante ese número de años pa ra poder generar los beneficios En este sentido se manifiesta señala: correspondientes a los mismos. Grady,P. (op.c i t .,p á g .29) cuando " una fórmula de depreciación que emplea una estimación de vida útil está basada en el concepto (además de otros conceptos), de gestión continuada quetoperará al menos tanto tiempo como esta vida útil y, además, permitirá recuperar el coste no depreciado de los activos a partir de futuros in gre sos 1'. Desde este punto de vista, necesaria, la gestión continuada sería una condición aunqfle no suficiente, cios futuros. para la existencia de benefi­ El problema se plantea porque desconocemos el'fu turo, nuestra única posibilidad se concreta en asumir o prede­ cir algo sobre ese futuro, y en definitiva sobre la continuidad de la empresa. Asumir la gestión continuada implica asumir el éxito de la empresa, la continuidad en sí ya es una forma da éxito, puesto que no sería posible la continuidad para una empresa que soporte pérdidas continuadas. largo plazo, Parece, pues, al menos medio y que el mínimo requerido psra la gestión continua­ da es un beneficio no negativo, es decir, que los ingresos ge­ nerados por la empresa sean mayores o iguales que los costes. Resulta evidente quo la asunción de gestión continuada es necesaria para que las predicciones sobre beneficios futuros sean correctas pero innecesaria para hacer esas predicciones , - puesto que como señala Sterling, R.P. 15 - (op.ci t ., p á g .484 ), "con^ tinuidad supone éxito y es un error asumir éxito cuando ésto es lo que se trata de m e d i r ”. 2.2 Necesidad da la gestión continuada para Por otra parte, la contabilidad cabe plantearse si la gestión conti­ nuada es una asunción necesaria para la contabilidad. Eviden_ tementa, puesto esta afirmación es sólo una verdad a medias, que como ya hemos indicado, mente, la g e s t i ó v continuada es única - una condición necesaria para que las estimaciones rea lizadas sobre el futuro de la err,presa, a la hora de determi­ nar el beneficio periódico, rrectas. Estas estimaciones, tengan la posibilidad de ser co­ en muchos casos, vienen nadas por factores ajenos a la propia contabilidad, la necesidad de retribución periódica al capital. condici^ tal como Por otra pa£ te, puede ocurrir que la contabilidad se desarrolle para emoresas en las que la realidad de los beneficios del' período no dependen de estimaciones sobre acontecimientos píamente que están en proceso de liquidación, futuros, o sim lo que haría in necesaria la asunción de la gestión continuada. Parece lógico pensar que el modelo de gestión continua^ da es uno de los posibles modelas de enoresa y que de los di­ ferentes modelos, lidad. se deducirán diferentes métodos de contabi­ Como afirma Sterling,R.P. (op.c i t .,p á g .484) : "es necesario un concepto de liquidación de gestión para contabilizar sobre una base de liquidación, del mismo mo do que as necesario un concepto de gestión c o n t i n u a d a ”... "La cuestión importante es: en vez de otro? ¿ Porqué escogemos este modelo ¿Cuales son les consecuencias e iinplicacio_ nes del modelo es co gi do ?” . 2.3. Implicaciones del principio de gestión continuada Probablemente cabría en este momento intentar analizar - las implicaciones del principio de gestión continuada. 16 Si la gestión continuada implica que las empresas han de ser consi_ deradas como unidades económicas que operarán indefinidamen­ te, y no serán liquidadas en un futuro previsible, entonces éste sería un principio inútil como demuestra el gran número de empresas que fracasan constantemente, si al comienzo de su vida. lización, incluso,ca Sería necesario evitar la genera­ tratando de profundizar en el análisis particulari zado a fin de que la continuidad evidencia, algunas, fuese un juicio basado en la en cuyo caso sería una conclusión. cada evidencia Es decir,si'bús en contra de la continuidad no se encuentra,en toncds podremos proponer la continuidad como una conclusión en vez de como un principio. Por el. contrario, si admitimos .'la continuidad sin contrastarla con la mínima evidencia, enton - ces podemos estar admitiendo un absurdo. Por otra parte, si realizado el análisis, sernos evidencia en contra de la continuidad, no encontrá ¿ esto implica­ ría la continuidad como mera existencia? Parece evidente que no, puesto que, como antes indicábamos, la determinación del beneficio periódico exige la realización da estimaciones so­ bre el futuro y la presunción de continuidad se hace desde la perspectiva de que dichas estimaciones beneficios determinados sean ciertos. fa, como señala Fremgen, J.M. se cumplan para que los En definitiva, (op.c i t ., pág. 650) que se espe!tla enti­ dad continue operando el tiempo suficiente para que se cumplan los planes y programas existentes o para cumplir los compronú sos exis ten te s” . Cabe preguntarse si el cumplí .liento de los co.npromisos existentes, como parece razonable, incluye la liquidación de los activos de la empresa para hacer frente a la c a n c e l a ­ ción de deudas y a la devolución de las aportaciones a los - 17 - propietarios. En esta caso, tión continuada, dera estaríamos considerando como ges­ lo que Chambers, R.I. (1966, "liquidación ordenada” de la empresa, pág.204) consié en la que la ini­ ciativa permanece en la dirección de la misma y los elementos son vendidos en el curso normal del comercio, a precios tan favorables como en cualquier otra situación. Podríamos plantearnos, asimismo, si la presunción de gestión continuada implica el mantenimiento de la "condición de ef ic ien ci a” de la empresa en cuyo caso la implicación es mucho más amplia, puesto que esto sugiere que la empresa con­ tinuará más allá.de la terminación de los programas existentes formulando unos nuevos y adquiriendo pararealizarlos. Probablemente, los recursos necesarios ésta es la implicación del con cepto de gestión continuada más admitida por la literatura, en este sentido se manifiestan autores como Ladd, D.R. y (1963, pág.44) al considerar que la premisa de "pe rm anencia” implica que una empresa continuará para mantener su capacidad competi_ tiva y Sprouse, R . T . (1966, pág.113) para el qua el principio de empresa en marchafimpliea'rreerafilazamien.tb.de.U.Qs^valores existentes. Como es evidente, esta interpretación supera a la más usual de que la empresa no se verá forzada a su liquida­ ción en un futuro previsible pero es totalmente consistente con el planteamiento básico inicial de que la gestión conti­ nuada implica que las empresas han de ser consideradas unida­ des económicas que operan indefinidamente. "Una interpretación de continuidad de t2 l magnitud debe de basarse en una probabi_ lidad de existencia indefinida y no en una mera presunción de t a l ” (fremgen, J.M., Por último, tión continuada, implica o p .c it.,p á g .651). cabe preguntarse si el principio cuando existe reemplazamiento de recursos, la necesidad de generar beneficios. mo ya hemos de ges­ indicado con anterioridad. Parece obvio, a o o n l a co­ kí - - pótesis ds que una empresa debe plazo para poder subsistir, 18 Je generar beneficios a largo entonces la gestión continuada implicará beneficios como elemento necesario para la continui^ dad. Quizás, podemos 189) diciendo que sunción, conluir r,el concepto es una condición, con Vattar, (1963, pág./ ds continuidad no es una pre­ la menor de una amplia gama, tributo verificable del sistema de negocios. existe, U.3. un a- La presunc ion,si es que esta empresa en particular continuará operando. Paro ésto no determina el método, más Dien es una base para - permitir que avancemos de cualquier modo'1. 3. Continuidad y valoración El valor es para la contabilidad una cuestión eterna­ mente pendiente. Como la vida ambiente dominado de la empresa tiene lugar en un por la incertidumbre más o menos general, contabilidad ha utilizado como regla general la prudencia. la Í£ das las evaluaciones se llevan a cabo teniendo en cuenta este extremo. El método contanle busca permanentemente equilibrar, en la medida da la posible, los riesgos soportadas y las opor^ tunidades esperadas. En general, la medición en el método contable-descansa sobre la fijeza de las valoraciones. go, ha sido abandonado en forma Este criterio, sin embar_ excepcional al término del pe_ ríodo de fuerte depreciación monetaria que ha seguido a la Se_ gunda Guerra Mundial y ha sido de nuevo püesto en práctica partir de 1959. a Automáticamente se plantea una c u e s t i ó n :¿ c u á - • les son las limitaciones que determinan la fijeza de la va loí1 ración?. Para Hendricksen, E.^. (1981,p p . 130-131): ’’Las limitaciones de datos disponibles y ciertas ca­ racterísticas imponen restricciones a la precisión y - - a la confiabilidad da las mediciones. Por consiguiente, 19 - B3_ Ttas restricciones o constreñimientos deben hacerse explíci^ tos y tomarse en consideración en el desarrollo de los priin cipios y procedimientos de contabilidad. Pero los constre­ ñimientos no deban determinar los principios; solamente exi_ gen modificaciones de principios básic os ” . Las principales restricciones de la medición nacen del hecho ds que los datos económicos se enfocan desde el pynto de vista de su significado para la predicción del futuro. xistencia de técnicas de medición de medición adecuados generan emana, fundamentalmente, La ine­ fiables y de procedimientos incertidutnbra. Esta incertidumbra de dos consideraciones: a) Los datos se refieren a empresas que se supone continuarán su actividad en el futuro; lo que supone que se han realizado prorrateos en tre el pasado y el futuro, b) Hue se han realizado estimacio­ nes sobre valores futuros incidrtos. Estas consideraciones nos llevan, clusiones previas: ciaros periódicos asimismo, a dos con­ 1) La pr.ovisionalidad de los informes finan_ ( ya establecida con anterioridad). 2) La íri tima relación existente entre valoración en los estados finan­ cieros periódicos y continuidad de la gestión. Tradicionalmente, aparecen como íntimamente la valoración tres conceptos: ligados a prudencia a conservadurismo,prin_ cipio de realización y continuidad de la gestión. Parece evidente que, en la práctica, la prudencia es un medio que los contables utilizan para tratar de paliar la exis_ tancia ds incertidumbra en la valoración. Este planteamiento can lleva el reflejo en los estados contables de los elementos de activo e ingresos al valor más bajo posible, mientras que pasivos y gastos se valorará al más alto de los valores posi­ bles. Por otra parte, tambián implica que los gastos y pérdi- das habrán de reflejarse en cuanto se detecten, mientras que los ingrssos habrán de esperar a su realización. nos llevará a unas valoraciones, Todo ello, normalmente muy bajas y unos beneficios disminuidas o unas pérdidas aumentadas. Handricksen, E.S. (op.cit.pp 136-137), los argumentos a Para esgri­ midos a favor de 1 'conservadurismo pueden co ncretarse en: 1 ) Se supone necesaria la tendencia hacia el, pesimismo pa ra contrarrestar el optimismo exagerado de gerentes y due Ros. 2) La exageración del beneficio y las valoraciones es más peligrosa para el negocio y sus dueños que las subvaloraciones. 3) El contable tiene muchas más información a su alcance de la que puede comunicarse a inversionistas y acreedores. Al elaborar la información, ta a dos tipos de riesgos. el contable sabe que se enfren Por una parte, que la informa­ ción que facilita resulte incierta posteriormente y por otra, que aquello de lo que no informe ocurra. Estos dos riesgos se considera que tienen distintas repercusiones res_ pecto a beneficios que a pérdidas. ta posición, Evidentemente, lo que se evalúa es el riesgo y las consecuen cias de no disponer de una información adecuada, quier caso, desde es_ y, en cua 1_ lo que sí parece es que permite enmascarar la falta de asunción de riesgo y la comodidad de los contables. 3.1. Gestión continuada y valoración a coste histórico Como ya hemos señalad®, la mayoría de la literatura ha ligado el aso del coste histórico, terio de valoración contable, nuada. Quizás, pág.81 ) : como -eñalan el más conservador como cri_ a la suposición de gestión con t i_ Gonzalo, 3. A., y Gabás,F. (1985, 21 - "al razonamiento podría encadenarse de la siguiente ma ñera: al no preverse la discontinuidad de la entidad, ésta sigue en funcionamiento y no es preciso valores de liquidación, por tanto* el coste histórico, matizado por la prudencia valorativa, dos, aplicar en casos aisla­ es el criterio valorativo aplicable. Puesto que el coste histórica es el valor aplicado a las transacciones en el momento de contabilizarlas, la anterior afirmación equivale a consagrar el coste his­ tórico en todas las situaciones, excepto en presencia de serias dudas sobfe la continuidad". Todas las consideraciones sobre el pasada y el futuro / de la empresa parecen venir condicionadas por la presunción de la continuidad de las operaciones. En otras palabras, la conta_ bilidad se basaría en asumir que la empresa es una unidad en marcha. Por lo tanto, la depreciación contable, por ejemplo, se basaría en el postulado de continuidad y, consecuentemente, no sería aplicable a una empresa enfrentada a una liquidación forzosa. La mayoría de las menciones a la asunción de la gestión continuada se plantean en las discusiones sobre los criterios adecuados para la valoración. concepto, en este con texto, La aplicación más frecuente del simplemente ha servido para igno­ rar el valor da liquidación forzada de los activos. señala Fremgen, 3. "I. (op.ci t ., pág .654), Pero como " el hecho de que una entidad no parezca enfrentarse a una liquidación forzada innú nente, no quiere decir que cada uno de sus valores no lo estén". La negación ex 'lícita de la continuidad no lleva, seriamente, nece a un valor específico de los activos disponibles, quizás no pueda establecerse ningún valor objetivo hasta que 22 - no SB conozca el ofrecido por eli mercado. En esta situación los activos pendientes de venta pueden continuar aooreciendo en los estados contables a su coste histórico menos ciación acumulada, as decir, con el mismo criterio la depr£ que en el caso de la asunción de continuidad. Admitiendo que la asunción de la gestión continuada justificara si ignorar el valor ce es cucj. sería de liquidación, lo que no di­ la base adecuada de valoración. No obstante, muchos autores consideran que el hecho de no admitir el valor da liquidación implica que los coste histórico; es decir, activos dsbsn de valorarse al coste histórico mo la única alternativa posible. ellos demostró esta relación cha y los activos ninguno co de lógica entre el concepto de ges­ (op.ci t . ,p á g .654 ) indica que te dos naciones separadas: se considera Evidentemente, tión continuada y coste histórico. 3. M. a En este sentido, "más bien, Eremgen, hubo esenci almen_ la entidad era una empresa en m ar­ deberían de relacionarse a coste histórico. Estas nociones fueron coincidentes; no hubo relación causal entre e l l a s ” . Quizás las razones de esta conexión las indiquen « Gonzalo, 3.ñ. y Gabás, F.( op. cit .,pág.81) cuando señalan: "el principio de gestión continuada se convierte en un ar­ gumento de apoyo al mantenimiento nal del coste histórico, es decir, dal principio t r a di ci o­ que si bien se pretende presentar el principio de gestión continuada como una supo ,sición previa a la aolicación del coste histórico, que la realidad en el tiempo ha sido muy distinta: parece se ha introducido la suposición de gestión continuada para j u s ­ tificar el seguir utilizando el coste histórico, con excliJ sión da cualquier otra alternativa de valoración cantable". En uno de los trabajos más elaborados que se han de- - 23 - sarrollado sobre elrprincipio.de .gesti*(5o: , ' continuada, Sterling, R.P. (1968,pp.484 a 489) analiza continuada y .coste histórico, la conexión entre gestión ¿n él se indica que ai la ges­ tión continuada fue pensada para ción a coste histórico, dación, relacionarse con la v alo ra ­ entonces si la emoresa está en liqui­ los valores de liquidación son apropiados; mientras que en una gestión continuda no lo serán, loración a coste histórico ta, es adecuada. en opinión de Sterling, por lo tanto, Este argumento algunas incorrecciones: en cuenta sólo dos valoraciones alternativas. valoraciones posibles no se contemplan, la va presen 1) Teñamos El resto de las y , por otra parte, admitir qua los valores da liquidación no sean adecuados, implica el concluir que lo sea el coste histórico. una empresa no esté en liquidación, ticamente valores de liquidación. 2) el no El que no implica excluir automá 3) El argumento utilizado sa basa en que el método de valoración dependa de la si tuación de la empresa: si éstá en liquidación, es una gestión continuada, valores da liquidación;si entonces coste histórico. Para aplicar un criterio be de determinarse, no asumirse, la situación de la empresa d£ puesto que la situación pue­ de ser una consecuencia del método de valoración; es decir,los criterios que utilicemos para valorar los activos de una smors sa influyen, en algunos casos, tinuada o una liquidación no es posible utilizar en que ésta sea una gestión con forzosa (quiebra). Parece, pues, la situación de la empresa como un cri­ terio lógico para seleccionar un método de valoración. dica Sterling, R.P. (op.c i t .,p á g .486 ), " el antecedente es la consecuencia empírica, consecuencia lógica. que Así, y el antecedente empírico Como in^ lógico es la si se asume la gestión continuada y se valora en consecuencia, un método da valoración que en tonces sa. está^n: e f e c t o ,asumiendo tiene la gestión continuada como - 24 - - una consecuencia y viceversa". En definitiva, los a r g u m e n t o s .ütilizados para justifi_ car la valoracián a coste histórico, desde el punto de gestión continuada, de vista no permiten esa justificación y en to­ do caso son confusos. 3.2 Otros criterios de valoración. La asunción de gestión continuada ha sido utilizada por otros autores como fundamento para la aplicación tos criterios de valoración, tó qua si coste de raposición así, Carson, ft.3. (1949) argumen­ es mis compatible con el princi­ pio de gestión continuada que el coste histórico, que la presunción de duración de distin afirmando indefinida facilita una base más para pensar en término de reposición que en una contabilidad - basada en la depreciación convencional a costa histórico. uards, E.O. y Bell, gestión continuada, dad, P.U. (1961), consideran igualmente Ed­ que la en relación con el beneficio de...la activi­ supone la valoración de activos 'a coste de reposición. Por su parte, Ladd, D.R. (1963) reconoce la gestión continuada co­ mo una convención básica de la contabilidad y considera eltco^ te de reposición ción de activos, como el criterio más apropiado de la valora­ tanto en el campo teórico En el mismo sentido se manifiesta Sprouse, como en el práctico. R.-T. (1966) que cory sidera el costs de reposición más consistente con la gestión continuada. Otros autores como Chambers, R.I. (1966) rechazan el cotte de reposición como criterio base para la valoración de activos, recomendando el valor de realización por el que el - bisn podría ¿g r -vendido-en-un.proceáo d e ’liquidación'ordenada. Señala qua esta valor sería totalmente consistente con la no­ 25 - ción da continuidad. Por su parte, Sprouse, R.P. y Moonitz, - N. (1962) abogan por el valor realizable neto como criterio para la valoración del inventario, en una situación en la que entre los principios subyacentes estaría di de gestión continuada. Para Fremgen, 3.M . ( o p .c i t .,p á g .655),el ■valor de gestión continuada de un activo es el valor actual de los futuros jos de caja que se esoera que éste genere Considera que, en teoría, ésta es flu­ (valor actual neto). la base de valoración de a c ­ tivos más consistente con la asunción de la gestión continuada, si bien admite que es un planteamiento con limitaciones prácti cas notables, objetivamente. y en consecuencia el valor no puede ser medido Aparte de que los den predecirse con certeza, futuros flujos de caja no pue existe otro problema importante, / cual es la indeterminación de cómo se pueden distribuir los flu jos ds caja de una unidad económica entre los activos individua lizados. "De manera que, donde varios activos son mutuamente de pendientes en el proceso de producción, el futuro flujo de caja total de las operaciones de producción, oodría ser relacionado con cualquiera o con todos los activos". Así pues, desde este punto de vista,el principio de gestión continuada sería aplica­ ble únicamente a la totalidad de la unidad económica, y, aún así, "no puede ser cuantiPicada con el grado de objetividad que los contables normalmente piden". Gonzalo, 3.A. y Ga b á s ,F. con el método de valoración (op.cit.pág.83), en relación que consideran más adecuado, la asunción de gestión continuada, indican qüe que las valoraciones de base presente o futura determinar tanto el valor de para "parece obvio ( a efectos de los bienes como el resultado de la explotación) son más coherentes con la gestión continuada qua el coste histórica". te de entre los que Consideran que el método más atrayen_ combinan bases presentas y futuras' es"el;/ - 26 planteado en el Statement'; of Standard ñccountig Practice N9 16 (A.S.C. 1980), para la empresa en el que se utiliza el denominado valor ( valúa to the business). Este criterio valora tivo toma como base el coste de reposición#planteando ternativa, cuando sea menor, como al el valor actual neto de los flu­ jos de caja producidos por un bien, so y el valor realizable neto, en el caso de bienes de u en el caso de los bienes de ca mbio. 3.3. Gestión continuada y Principio del devengo. Nuestro análisis de la conexión entre el principio de gestión continuada y la valoración a coste histórico no. sería completo si no nos refiriesemos, conexión entre estos pió da realización. aunque en forma breve, a la dos coneeptos y el del devengo o princi= Storey, R.K. (1959), analizó de forma en- comiable esta relación señalando que (op.ci t .,pág.237 ) : "el principio de realización facilitó una j u s t i f i c a ­ ción teórica para la valoraci.ón de los inventarios a coste, una práctica que fue inconsistente con la con­ vención de gestión continuada. La lógica del principio de realización requiere que los activos sean valorados a coste hasta que la venta se realiza” . .."El principio de realización entronizó el concepto de benefici.o_..que los contables habían estado buscando, y además conser vó la naturaleza histórica de la contabilidad” . En opinión de Storey, gestión continuada, el principio de realización y la aunque a veces se lleguen a confundir en la práctica, no son lo mismo, c-l principio de realización fue, en realidad, superpuesto al principio de gestión continuada y ambos : "fueron y continúan siendo aceptados como contribución - de la teoría de la contabilidad a la determinación del beneficio y la valoración ds activos. Para la mayo ría de los autores los dos principios son complementa­ rios, y aceptándolos conjuntamente no causan dificul­ tad, pero hay áreas de conficto básicas, ración de activos y, por lo tanto, como la valo­ en la medida del be nef icio ,f. Como consecuencia de las cuencia se asume que el valor prácticas habituales, degestión continuada con fre es sinóni­ mo de coste; el « a m e n del principio na revelado cue es bastan­ te neutral respecto a la valoración, puesto que únicamente ex­ cluya la liquidación y requiere un valor de los activos de acuerdo con el destino previsto. En definitiva, parees y no el de que es el principio del devengo gestión continuada elque requiere la valoración de los inventarios a precio da coste. CONCLUSIONES. - La gestión continuada ss considera, en general, como uno de los principios más importantes de la contabilidad, obstante, a pesar de la importancia del concepto, do aceptado sin profundizar en su elaboración, no éste ha si­ lo qus ha evi ta_ do la aparición de un debate que hubiera permitido definirlo perfectamente y establecer la necesidad e su existencia como axioma/ así como su conexión con otros conceptos básicos da la contabilidad como el coste histórico o el principio del deven­ go. - Aunque no todos los autores están de acuerdo cionalidad de la asunción de gestión continuada, ésta práctica generalmente aceptada que parece indicar de dos posibles situaciones en la empresa: una, con la ra_ es una - la existencia la normal, que representa la continuidad de la gestión y está loracidn a costa histórico y, otra, ligada a la va la anormal, que estaría relacionada con las situaciones de liquidación y, como tal,pu£ de requerir otros criterios valorativos. - La continuidad da la explotación es una condición nece saria, pero no suficiente, para que las previsiones sobre el futuro al determinar el beneficio periódico tas, pero es innecesaria para elaborar otra parte, medida, realizadas sean cier las predicciones. las estimaciones sobre el futuro dependen, de factores ajenos a la contabilidad, cen pars emarasss en liquidación; en tela da juicio esto hace Por en gran e incluso se ha­ que pueda ponerse la afirmación de que si principio de gestión continuada es imprescindible para la contabilidad. - La gestión continuada, do por el gran número per se, es un absurdo demostra de empresas que fracasan; únicamente el análisis individualizado puede permitir la obtención de un jui ció basado en la evidencia, en cuyo caso sería una conclusión y no una presunción, - Tradicionalmsnte la gestión continuada aparece íntirna mente relacionada con los conceptos de valoración y prudencia; esta conexión permite a los contables no asumir riesgos ante la incertidumbre qua genera la falta da técnicas y procedimien tos de medición fiables, cuando se trata da evaluar económica que puede ser significativa para información la predicción del fut ur o. - En la práctica, la aplicación del principio de gestión continuada se plantea en el momento de determinar los criterios de valoración a aplicar, siendo utilizado como medio para jus­ tificar la valoración a coste histórico e ignorar el' valor-' de liquidación. - 29 - NOTA (1). Obra revisada en 1.963. Tomado de Fremgen (1968, pp. 649- 650). REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS AMERICAN ACCOUNTING ASSOCIATION, of Accounting Accounting - (1948). Principles Revieu, Vol. ’’Accounting Corporate Financial 23, Octubre, - (1957). (1936). "A Tentive Affecting 11, Statement Corporate R e po r ts ”, Marzo, 187-192. Concepts and Standards Underlying Statements ”, Accounting R e v i e w , Vol. 339-344. "Accounting and Reporting Standards for Corpo_ rate Financial Statements”, Accounting Revieu, Vol. 32, N9 3, Octubre, 536-546. ACCOUNTING STANDARDS COMMITTEE Accounting A*S.C. (1980). Practice, N9 16, Statement of Standard - ”Current Cost Accounting”, ICAEU. ARTHUR ANDERSEN 4 CO. Lo que es, (1963). El postulado de la c on tab il ida d. cdmo se determina, cdmo debe uti liz ars e, Ar­ thur. Andersen 4 Co. Chicago. CARSON, A. 3. (1949 ). Replacement Cost' is Compatible uith Going Concern Postulate'^ journal of Accountancy-, N91, Enero# 35-42. -----------------------CHAMBERS, R.I. 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