El principio de gestión continuada

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Doc. nQ 006/1989
EL PRINCIPIO D E GESTION CONTINUADA
EVOLUCION E IMPLICACIONES.
JOSE MANUEL PRADO LORENZO
PRINCIPIO DE GESTION CONTINUADA:
El/OLUCION E IMPLICACIONES
Dosé Manuel Prado Lorsnzo
■Departamento de Administración de
Ernpresas y Contabilidad.
La asunción de la gestión continuada es una convención
o principio esencial en contabilidad,
están generalmente de acuerdo,
en la que los contables
sterling,
R. P. (1 968, p ág.481 ) ••
considera que "la gestión continuada es el modelo de firma de
los contables.
Parece ssr uniformemente aceptado, se considera
un axioma necesario, y tiene una conexión directa con la valo­
ración a coste histórico^
Así,
la gestión continuada es uno de
los conceptos más importantes en contabilidad”.
Podría parecer que, dada la importancia del concepto ,
éste debería haber originado una profunda discusión que hubie­
se dado lugar a la aparición de opiniones enriquecedoras que
habrían permitido definirlo perfectamente,
así como su conexión
con otros conceptos como el de coste histórico.
numerosos autores como patón y Littleton,
No ha sido as'í,
Moonitz y Grady, al­
gunas organizaciones como la American Accounting Association y
la práctica totalidad de la bibliografía lo recogen con la ca­
tegoría de postulado, principio o concepto sin profundizar
su elaboración.
en
Prácticamente todos los autores lo mencionan o
lo utilizan como base en sus argumentaciones.
cusión, probablemente,
Se acepta sin dis_
sin parar a preguntarse lo qus significa
e implica el concepto, especialmente,
su conexión con el coste
histórica y la necesidad de su existencia como axioma.
El hecho de que afirmemos que la práctica generalidad
de los autores han asumido sin discusión el principio de ges tión continuada no quiere decir
que no haya habido quienes lo
hayan cuestionado, no tanto por rechazarlo,
como por encontrar
su fundamentación. Estos-últimos han sido casi ,f la voz que cl£
ma en el desierto" puesto que sus planteamientos,
quizás por -
considerarlos innecesarios, no han tenido demasiado eco.
Aunque,' como ya hemos indicado,
existe un consenso ge-
nsralizado en la asunción del principio de gestión continuada,
no existe idéntica coincidencia en cuanta a lo que debe consi­
derarse como valor de gestión continuada.
nes sobre el término las muestran:
Kohler,
quien señala "valor de continuidad,
dar en contabilidad,
Algunas considerado^
E. L.
(1983, p á g .237)
bajo procedimientos están­
es costs .menos alguna porción aplicable
de una reserva por depreciación u otra cuenta de valoración, y
es sinónimo ds valor en libros” y Finney, H.A. y Miller,
(1951, pá g. 599),
H.E.
"Coste es la base apropiada para la contabili-
zación de activos y gastos, pero a veces son aceptables otros
criterios sobre la base de gestión continuada”.
La confusión existente en el uso del término procede,
en opinión de Storey,
R.K.
(1959,p á g .232), de:
"el fracaso para distinguir el efecto sobre la determina ción dsl beneficio y valoración de activo de la asunción de
gestión continuada, del efecto de otra importante convención
en contabilidad la relativa a la realización del ingreso'1.
Parece, pues,'que existe una íntima interrelación en­
tre valoración a coste histórico,
realización del ingreso y la
suposición básica de que la empresa va a continuar indefinida­
mente su actividad en el futuro,
sin considerar.. la posibilidad
de que se produeca una ruptura brusca de la misma.
Lógicamente,
esto no quiere decir qua los profesionales de la contabilidad
hayan de aferrarse a la asunción de la gestión continuada ign£
rando la evidencia real o previsible,
puesto que los innumera­
bles fracasos de empresas, especialmente en épocas de crisis
ecoñfmica,son una realidad ineludible.
La necesidad de garantizar la fiabilidad de la informa^
ción contable emitida por las empresas-,
al mismo tiempo
.que
se facilita la actuación profesional rnadianta la unificación de
los criterios a aplicar, ha dado lu^ar,
de una parte,
a la apa-
-
3
-
rición ds una extensa normativa emitida por las asociaciones
profesionales y, de otra,
al desarrollo de numerosos trabajos
cuyb objetivo es la elaboración de modelos que permitan la prs_
dicción de las situaciones de fracaso empresarial,
información,
fundamentalmente,
a partir de
contable.
El objetivo del. presente trabajo ss hacer un análisis
del principio de gestión continuada,
tanto desde el punto „'de
vista de su evolución como de su significado y naturaleza,
eY
mismo tiempo que estudiamos su conexión con otros conceotos
/
fundamentales de la contabilidad.
1. Antecedentes
La razón del nacimiento del principio de gestión conti
nuada hemos de buscarla en la necesidad de valoración para la
determinación del beneficio o en la justificación de la utili­
zación de costes históricos frente a valores de liquidación.
Evidentemente, mientras las unidades económicas fueron
creadas para la realización de un acto industrial o mercantil
único,
la continuidad no tenía ningún sentido.
Cuando las em­
presas comenzaron a plantearse como unidades económicas de ca­
rácter más o menos permanente,
unido al hecho de que éstas re­
querían la aportación de g ran des capitales,
surge la necesidad
de retribuir periódicamente a los capitales aportados.A partir
de ese momento es necesario proceder a la determinación del be_
neficio periódico,
lo que implica el establecimiento de hipót£
sis sobre el futuro da la empresa,
que, ineludiblemente,
inci­
dirán sobre las valoraciones de sus activos, y éstos sobre los
beneficios.
Ha nacido la necesidad de plantearse la continuidad
de la empresa.
El concepto de gestión continuada,
empresa en marcha o
postulado de permanencia es de desarrollo relativamente recien
te, estando su aparición relacionada con los primeros intentos
de elaborar una teoría lógica y completa sobre los criterios de valoración y la determinación de ingresos en contabilidad.
La literatura contable antes de la segunda mitad del siglo XIX
carece del soporte de una teoría de la contabilidad.
Su conte­
nido consis te, fundamentalmen te, en descripciones de técnicas
y procedimientos al uso en la época.
Las valoraciones se realizan en el momento de efectuar
el inventario, y probablemente más por acuerdo entre los inte­
resados que siguiendo unos criterios de valoración de acepta­
ción generalizada.
En opinión de Storey,
R. K.
(op. cit.,
pág. 233), el
primer autor que introduce el concepto de empresa en marcha es
Laurence R. Dicksee
(’
1902) en su obra Auditinq, pubicada por -
primera vez en Londres en 1892,
pág.
en la que declara
(op. cit.
-
179): ’’siendo el objetivo principal de la mayoría de las
empresas continuar llevando a cabo operaciones,
es justo que -
los valores reflejados en una Hoja de Balances sean estableci­
dos teniendo en cuenta ese final”. Analizó' la aplicación de la
regla a los distintos tipos de empresas de la época.
En su
-
obra distingue des grupos generales de activos fijos y- varia­
bles, que define co.no "aquellos con los que se lleva el nego­
c i o ” y ”aquellos en los que se lleva el negocio”. Los princi­
pios de valoración utilizados se basan en el concepto de que-los valores deberían ser establecidos de acuerdo con: la asun­
ción de que se pretende continuar las operaciones,
marcha,
empresa en
y los dividendos establecidos por la ley.
La aportación de Dicksee consiste en que construyó una
teoría lógica de la contabilidad basada en la ley inglesa y
las condiciones y pensamientos existentes en la época.
-
Hasta finales da la segunda
década delcsiglo
XX»
la
asunción d8 gestión continuada
fue la basa más importante
para la valoración de activos,
puesto que, aunque no exis­
tió consenso,
sí fue una fase de asentamiento del concepto.
Desde principios del siglo
teamericana
5
XX será la literatura ñor
la que más se ocupará de los aspectos normati -
vos de. la contabilidad,- y será Henry
blemente al autor más destacado
Rand Hatfield,
de la época,
proba -
el que tome el
relevo de los planteamientos de Dickses en su obra Modern Accounting
(1909).
En ella,
Hatfield,
al referirse a la gestión continuada,
principio g e n e r a l .que,con varias
(op.cit.pág.,80),
considera que es
aplicaciones,
tado un iv er sal me nts ” y al establecer
(op.c i t .pág . , 75 ) señala:
H.R.
"-un
ahora es aceg_
criterios de valoración
f,El valor apropiado de los activos
es el que éstos tienen para su participación en la empresa,
y no el que podrían tener para otras personas,
clientes ordinarios o aquellos
sean estas
que podrían ordenar la venta
de estos activos sn liquidación” .
En 1927,
lada Accounting,
cit. pp.,
:Hatfield,
H.R.
publica una nueva obra titu_
its Principies and Problems y en ella
74-75) vuelve a destacar
(op.
la importancia del prin ­
cipio de gestión continuada indicando
que en la valoración
de activos
en períodos de contabilidad posteriores a la ad­
quisición,
,fayuda materialmente a seleccionar algún princi_
pió general para la val oración”.
Hatfield coincide con Dicksee en la necesidad de dis_
tinguir entre activos fijos y activos
circulantes,
admiti en_
do como legítima la valoración a precio de coste de los ac­
tivos fijos,
3 pesar del consiguiente descenso de su valor.
Pero los activos circulantes puedan ser valorados a valores
corrientes o d e
mercado cuando
exceden el coste original.
-
Dickssa y Hatfiald coincidieron bastante en- sus, plan-*
teamientos sobre el concepto de gestión continuada,
vés de él llegaron a conclusiones
lógicas,
pero sus análisis
no fueron aceptados por la práctica contable
de la época.
field en su obra de 1927 describe el pensamiento
en esa práctica,
y a tra­
Hat
subyacente i
y si bien los contables consideraron adecua­
da la valoración sobre las bases de la gestión continuada,
nunca aceptaron totalmente al concepto,
puesto que la posibi­
lidad de valorar por encima del coste histórico
de su credo básico:
" anticipar y proveer para todas las pér­
didas pero nunca anticipar un beneficio".
loración de activos
iba en contra
Curiosamente,
la va
y la determinación de ingresos se basaron
en una aplicación incompleta del principio de gestión conti­
nuada,
rey,
condicionada por el conservadurismo.
R.K.
(op.cit.,
pág.237),
Como señala
Sto­
rl el fracaso para llevar la
asunción de gestión continuada a su conclusión lógica,
-
dejó
un vacío en la teoría de la contabilidad que fue llenado por
la convención de re al iz ac ión ” .
V. A. Patón en su obra Accounting Theory
(1922),
al es3
tablecer los postulados en los que se fundamenta la teoría
contable,
-
considera el concepta de gestión continuada como la
situación normal de la empresa,
al mismo tiemoo que separa
la
unidad económica de sus propietarios.
El American
Institute of Accountants promulgó en 1917
uno de los principales
trabajos de su primera época, con el
título Uniform Accountants,
aspectos de auditoría
que en aspectos estrictamente contables.
En las diferentes ediciones
nombres,
de esta obra,
cuyo con tenido se centraba más en
que se realizaron,
con distintos
no aparece ninguna mención específica
al principio da gestión continuada hasta la revisión de 1936,
que con el títu lo de Examination of Finan cial
Statements by
Independent Public Accountants, hace referencia
expresa a di­
cho concepto relacionándolo con el de coste.
” Una de las más importantes costumbres de la contabi_
lidad es que si balance general de un negocio en mar­
cha debe prepararse con el supuesta de que la entidad
continuará en el negocio.
El activo de la fábrica,
las inversiones permanentes y los intangibles se expre
san usualmente al costo o con alguna otra base histó­
rica sin consideración al valor presente realizable ni
al valor de reemplazo"
Sanders,
(AIA,
1936,
pá g . 2).
T. H., Hatfiéld,' H.R. y Plore, U.
(1938),
en su
declaración de principios no incluyen expresamente el princi­
pio de gestión continuada,
implícita en otros,
cipios
Ganerales,
si bien aparece recogido de forma
tal es el caso del apartado D de sus Prin_
en el que señalan:
”la utilización de acti­
vos de duración superior a un ejercicio implica la distribu­
ción del capital y de la renta en varios períodos contables.La
exactitud de la contabilidad depende en buena medida del esta_
blecimiento de criterios aceptables en la realización de dichas
distribuciones”.
La American Accounting Association,
al recoger en fo£
ma de reglas las prácticas contables más significativas de la
ápoca,
en su publicación A Tentativa
Statement of Accounting
Principies Affecting Corporate Reports
(1936),
mención al principio de gestión continuada.
no hace especial
Unicamente se pu£
de considerar como subyacente en el capítulo dedicado a costes
y valoración
(op.cit.,
p p . 188 y 199),
cuando al fijar unas b£
ses comunes para la valoración de activos,
critica los proce­
dimientos de revalorización o disminución del precio de coste
en relación con los niveles de precios corrientes y con las ex_
pectativas de desarrollo del negocio de la empresa,
o cuando
establece como criterio básico de valoración el costenhistóri_
co,
señalando la necesidad de distinguir entre la,'cuantía de
lo que debe eliminarse del balance por haber sido consumido y
lo que debe permanecer en base a su aplicabilidad en operacͣ
nes futuras.
En 1948 la declaración fue revisada y publicada con la
denominación de Accounting Concents and Standars Underlying
Corporate Financial
statements, an ella se afirma que las ñor
mas contables se engloban en un entramado de "condiciones y°
asunciones subyacentes”, tales como al concepto
empresarial,
marcha,
de entidad
-
la continuidad de las operaciones como empresa en
la necesidad de informes periódicos y otras.
En 1957 se producá una nueva revisión,
que se publica
con el título de Accountig and Reporting Standards for Corporate Financial
Statements.
La declaración se fija como objetivo
el determinar los
conceptos fundamentales en los que se basa la contabilidad y
derivar de éstos criterios tipo que permitan juzgar las prác­
ticas existentes.
Entre los conceptos básicos recoge el de
continuidad de la empresa,
que para la declaración implica la
continuidad general de la situación de la misma.
de evidencia en contrario,
la entidad
"En ausencia
se contempla como ope -
rando indefinida men te ” (op.c i t .,pág. 537 ). Por otra parte,
se
indica que dada la variabilidad de las circunstancias del en­
torno,
el concepto de empresa;; en marcha presupone
,que"
la .
empresa continuará lo suficiente en el futuro como para desa­
rrollar planes y programas sobre el mismo.
como base el princioio,
Igualmente,
tomando
se considera que los activos continua^
rán prestando el servicio para el que fusron adquiridos y que
los compromisos de pago serán satisfechos
a s j vencimianto.
Cuando el fin de la actividad de la empresa
sea cierto,
la
/
-
asunción de continuidad da la empresa deberá de abandonarse.
Patón,
U.A. y Lettleton,
duction to Corporate Accounting
A.C.
en su trabajo An Intro­
Standards
(1940) no hacen un
desarrollo del concepto de gestión continuada; no obstante,en
relación a él, afirman
(op.cit.p á g .9 ): "El cese brusco de la
actividad no puede ser un fundamento para la contabilidad".
Floonitz, M . , en The Basic Postulates of Accounting
(1961 ), recoge,
p?
el grupo de proposiciones denominadas
tulados inperativos", entre otros,
-
"pos_
el de gestión continuada,
que establece en la forma siguiente:
rPostulado C.1:Gestién continuada
de vida limitada).
rio,
(incluye el concepto
En ausencia de evidencia en contra_
la entidad debe de ser contemplada como operando
indefinidamente.
Si existe evidencia de que la enti­
dad tiene vida limitada,
no deberá considerarse que
continuará realizando sus operaciones por tiempo ind£
finido
(op.cit.,pág.39).
Mattesich,
(1964),
R . f en Accounting and Analytical Methods
intenta orientar el sistema contable reformulando el
entramado de axiomas,
definiciones y teoremas.
En su versión
inicial establece dieciocho premisas o asunciones,
ra cualquier sistema
contable,
válidas pa_
de las que las diez primeras
son consideradas como básicas y las ocho restantes como
gados orientadores".
que
"aubr£
Entre estas últimas está la de duración
"incluye una delimitación de los períodos de tiempo y la
hipótesis de continuidad o discontinuidad en su caso,
de mana
ra que la gestión continuada sería un caso particular de la dé_
claración
(una hipótesis específica en el lenguaje axiomstico-
lógi co )’’. (Gonzalo,
Grady,
Principles
3.A. y Gabás,
F. 19E5, pág.81).
P. en Inventory of Generally Acceptdd Accounting
for Business Enterprises
(1965), desarrolla lo que
-
10
defina como "conceptos que sustentan o influyen en los princi^
pios da contabilidad generalmente aceptados'1 y que denomina co
mo conceptos básicos.
Entre ellos,
está el de continuidad en
la
actividad de la empresa:
"una gran parte de
la práctica y
de
la teoría contable sa basa en la presunción
de que cada en
tidad continuará en operación y no será liquidada en un futu­
ro previsible.
A falta de pruebas en contrario,
deberá consi­
derarse que la entidad seguirá operando por tiempo indefinido".
Continuidad significa para Grady que la empresa no s£
rá liquidada en el plazo de tiempo que ésta necesita para ago_
tar la capacidad productiva de su activo y poder cumolir los
compromisos adquiridos,
establecidos.
de acuerdo
con los planes y programas
Como consecuencia de esta hipótesis,si
se
evidencia de que la empresa
se
puede actuar como si fuese a continuar operando indefinida
mente.
tendrá úna vida
existie­
En estas circunstancias,
limitada,
no
los informes financieros deben
indicar la limitación de existencia de la entidad y los crite
rios de valoración aplicables deberán adecuarse a la fecha y
al tipo de liquidación previstos.
Este enfoque del concepto de
gestión continuada conduce a su revisión,
a medida que se modi
fiquen los planes y expectativas de la empresa.
Hemos estudiado la evolución del principio de gestión
continuada desde sus primeras manifestaciones hasta la obra de
P. Grady,
en la que ya se perfilan de forma bástente completa
las líneas básicas de su contenido.
2.
Concepto y- Naturaleza
Como ya hemos señalado anteriormente,
salvo excepciones,
en la actualidad,
la empresa es conceoida para efectuar una -
serie indefinida de operaciones.
ral que predetermine su vida.
Mo tiene una limitación temp£
Seguirá funcionando mientras sea
capaz de alcanzat sus objetivos.
Este planteamiento
contrasta
-
con la concepción anterior,
en la que la empresa
-
era diseñada
para realizar una única operación e implicaba un único
Evidentemente,
11
riesgo.
existe una diferencia notable entre el riesgo
único y el enfoque actual de la actividad empresarial como con
tinuada.
Este último enfoque ha dado pie para el nacimiento
del concepto
’’gestión continuada” o ” empresa
si bien ha sido definido de múltiples maneras,
ha seguido una líne¿,Jbastante común,
en m a r c h a ” que
en general,
se
que podría establecerse
como: a falta de evidencia en contra,
la empresa se considera
que operará de forma indefinida.
Si bien la asunción de la continuidad es una práctica
generalmente aceptada,
e incluso considerada por muchos auto­
res como imprescindible para la contabilidad,
nes en contra,
existen opinio­
que van desde el rechazo a la asunción hasta su
admisión con limitaciones.
May,
G.D.
(1948,
p á g . 108) considera
qua "no es un hecho científico o incluso una asunción complet£
mente racional!'.
Por su parte,
Carson,
A.B.
(1949,
pág.35) re­
conoce que ” el principio de empresa en marcha no carece de de_
fectos.
Las estadísticas sobre la duración déla empresa no la
sostienen”. Arthur Andersen 4 Co
(1960, p p . 18-20)
(1) rechaza
completamente la idea y alega que la asunción de la empresa en
marcha es infundada como premisa generally no es un postulado
apropiado de la contabilidad.
la asunción de la continuidad,
Más aún, el informe sugiere que
a menudo,
ha sido usada por los
cantables para justificar la ignorancia de la inminencia de la
liquidación.
J.M.
(1958,
Al plantearse la consistencia del concepto
p á g . 549),
"Ciertamente,
Fremgen
manifiesta:
la gestión continuada o asunción de con
tinuidad parece ser uno de los más atrincherados y me
nos polémica de los conceptos
(¿convenios?
dos?) básicos de la contabilidad.
men de la literatura contable,
¿postula­
Sin embargo,
particularmente,
un exa
los
'Pronunciamientos autoritarios.1* hace que uno cuestio
na la importancia y posiblemente,
incluso,
la validez
de la asunción'1.
Por otra parte, no es fácil determinar con exactitud
qué es lo que implica la afirmación usual de que la "gestión
continuada es imprescindible para
como indica
Sterling,
R.P.(1968,
podría parecer contradictorio
la contab il ida d”, puesto que
pá g . 4 8 2 ) : ”en principio,
esto
con el hecho de que los contables
hacen contabilidad para firmas que están en distintas etapas
de liquida ció n”. Probablemente,
lo que quiere decirse ss que
la continuidad de la gestión es la situación normal de la empr^
sa ^ que como tal está en conexión directa con la valoración a
coste histórico,
lo que no impide la existencia de otras situ¡a
ciones anormales que pueden requerir otros criterios de valo­
ración.
Si esto es así, y consideramos como objetivo de la con
tabilidad el establecer la situación patrimonial real de la
empresa y la medición corrfecta del beneficio,
nos encontramos,
al conexionar los conceptas de gestión continuada,
valoración
a coste histórico y realización del ingreso, con que la vida
de la empresa es una serie de situaciones
"normales” en las
que los estados contables son meramente provisionales,
lo tanto,
el beneficio real no puede
ser determinado
y por
hasta la
aparición de una situación "an or ma l”, la liquidación de la
ermresar Llagados a este punto,
quizás la gestión continuada
se ha convertido en un obstáculo para el cumplimiento de los
fines de contabilidad.
En nuestra opinión,
posición o postulado,
R.F.
(1974,
pág.13),
dera o falsa.
la teoría,
la gestión continuada es una pro­
entendido éste,
como:
de acuerdo con
Salmonson
"una afirmación enunciativa,
Se la emplea para que incluya,
verda_
en el cuerpo de
ideas que no son universalmente aceptadas,
sino qus
se las formula para que expliquen u orienten
la práctica'*.
Consideramos que es un postulado porque entendemos que
la gestión continuada es una afirmación,
y falsa otras,
formulada para
verdadera unas veces
facilitar si desarrollo práctico
de la contabilidad,
aunque no inp r es ci nd ib le . Independí entemen_
te de esta opinión,
al referirnos a la gestión continuada,
uti_
lizaremos el termino principio por ser el más usualmente utili
zado por la literatura.
2.1.
Gestión continuada y beneficios
futuros
La presunción da continuidad de la gestión exige < el
mantenimiento en el futuro de una
les",
lo que implica que el objetivo de la valoración
no es la determinación del velor
enajenación,
"norma­
contable
de la empresa a efectos de su
sino al valor que refleja su capacidad de funcio-
namiento en el futuro.
3.
serie de situaciones
Coincidiendo con este planteamiento,Tua
(1984,pág.5) indica que
,Tlos informes reflejados en el ba­
lance dan idda de los servicios potenciales futuros que puede
prestar el patrimonio".
ceptos distintos,
Aunque partiendo del análisis de con -
también Sterling,
R.P.(op.cit.,pp 483-484)-,
liga la continuidad de existencia de la empresa a la noción de
"beneficios futuros",
dependan del .tiempo,
propia frase,
señalando
que,
puesto que los beneficios
como se admite usualmente e ...ipiplicai -la
en sentido estricto,
ficar el futuro de la empresa.
"si el futuro es cinco años
sólo se necesitaría cuanti-
Por ejemplo:
(la vida de la empresa o su ac­
tivo es cinco anos) y, x, es igual al importe de los benefi_
cios por año,
entonces,
ficios futuros.
5 x , sería igual a la cantidad de be_
En general,
futuros,
entonces,
futuros,
Es posible que,
tivo y cero,
yx,
si,
y, es el número da períodos
es igual a la cantidad de beneficios
y así yx=o,
y,
tome cualquier valor
real posi­
si y =0..."..." En este caso,
los
-
14
-
beneficios futuros son cero porque la cantidad de futuro es
cero
Est9 razonamiento revela,
en opinión de Sterling,
un
aspecto fundamental del concepto de gestión continuada cual as
la necesidad de continuidad de la empresa para la realización
de los beneficios,
puesto que,, si la empresa ha adquirido sus
activos para un determinado número de años de su vida,
enton­
ces será necesario que subsista durante ese número de años pa
ra poder generar los beneficios
En este sentido se manifiesta
señala:
correspondientes a los mismos.
Grady,P.
(op.c i t .,p á g .29) cuando
" una fórmula de depreciación que emplea una estimación
de vida útil está basada en el concepto
(además de otros conceptos),
de gestión continuada
quetoperará al menos tanto tiempo
como esta vida útil y, además,
permitirá recuperar el coste no
depreciado de los activos a partir de futuros in gre sos 1'. Desde
este punto de vista,
necesaria,
la gestión continuada sería una condición
aunqfle no suficiente,
cios futuros.
para la existencia de benefi­
El problema se plantea porque desconocemos
el'fu
turo, nuestra única posibilidad se concreta en asumir o prede­
cir algo sobre ese futuro,
y en definitiva sobre la continuidad
de la empresa.
Asumir la gestión continuada implica asumir el éxito
de la empresa,
la continuidad en sí ya es una forma da éxito,
puesto que no sería posible la continuidad para una empresa que
soporte pérdidas continuadas.
largo plazo,
Parece,
pues,
al menos medio
y
que el mínimo requerido psra la gestión continua­
da es un beneficio no negativo,
es decir,
que los ingresos ge­
nerados por la empresa sean mayores o iguales que los costes.
Resulta
evidente quo la asunción de gestión
continuada
es necesaria para que las predicciones sobre beneficios
futuros
sean correctas pero innecesaria para hacer esas predicciones
,
-
puesto que como señala Sterling,
R.P.
15
-
(op.ci t ., p á g .484 ), "con^
tinuidad supone éxito y es un error asumir éxito cuando ésto
es lo que se trata de m e d i r ”.
2.2
Necesidad da la gestión continuada para
Por otra parte,
la contabilidad
cabe plantearse si la gestión conti­
nuada es una asunción necesaria para la contabilidad.
Eviden_
tementa,
puesto
esta afirmación es sólo una verdad a medias,
que como ya hemos indicado,
mente,
la g e s t i ó v continuada es única -
una condición necesaria para que las estimaciones
rea
lizadas sobre el futuro de la err,presa, a la hora de determi­
nar el beneficio periódico,
rrectas.
Estas estimaciones,
tengan
la posibilidad de ser co­
en muchos casos,
vienen
nadas por factores ajenos a la propia contabilidad,
la necesidad de retribución periódica al capital.
condici^
tal como
Por otra pa£
te, puede ocurrir que la contabilidad se desarrolle para emoresas en las que la realidad de los beneficios del' período no
dependen de estimaciones sobre acontecimientos
píamente que están en proceso de liquidación,
futuros,
o sim
lo que haría in
necesaria la asunción de la gestión continuada.
Parece lógico pensar que el modelo de gestión
continua^
da es uno de los posibles modelas de enoresa y que de los di­
ferentes modelos,
lidad.
se deducirán diferentes métodos de contabi­
Como afirma
Sterling,R.P.
(op.c i t .,p á g .484) :
"es necesario un concepto de liquidación de gestión para
contabilizar sobre una base de liquidación,
del mismo mo
do que as necesario un concepto de gestión c o n t i n u a d a ”...
"La cuestión importante es:
en vez de otro?
¿ Porqué escogemos este modelo
¿Cuales son les consecuencias
e iinplicacio_
nes del modelo es co gi do ?” .
2.3. Implicaciones del principio
de gestión continuada
Probablemente cabría en este momento intentar analizar
-
las implicaciones del principio de gestión continuada.
16
Si la
gestión continuada implica que las empresas han de ser consi_
deradas como unidades económicas que operarán indefinidamen­
te, y no serán liquidadas en un futuro previsible,
entonces
éste sería un principio inútil como demuestra el gran número
de empresas que fracasan constantemente,
si al comienzo de su vida.
lización,
incluso,ca
Sería necesario evitar la genera­
tratando de profundizar en el análisis particulari
zado a fin de que la continuidad
evidencia,
algunas,
fuese un juicio basado en la
en cuyo caso sería una conclusión.
cada evidencia
Es decir,si'bús
en contra de la continuidad no se encuentra,en
toncds podremos proponer la continuidad como una conclusión en
vez de como un principio.
Por el. contrario,
si admitimos .'la
continuidad sin contrastarla con la mínima evidencia,
enton -
ces podemos estar admitiendo un absurdo.
Por otra parte,
si realizado el análisis,
sernos evidencia en contra de la continuidad,
no encontrá
¿ esto implica­
ría la continuidad como mera existencia? Parece evidente que
no, puesto que, como antes indicábamos,
la determinación del
beneficio periódico exige la realización da estimaciones so­
bre el futuro y la presunción de continuidad se hace desde la
perspectiva de que dichas estimaciones
beneficios determinados sean ciertos.
fa, como señala Fremgen,
J.M.
se cumplan para que los
En definitiva,
(op.c i t ., pág. 650) que
se espe!tla enti­
dad continue operando el tiempo suficiente para que se cumplan
los planes y programas existentes o para cumplir
los compronú
sos exis ten te s” .
Cabe preguntarse si el cumplí .liento de los co.npromisos existentes,
como parece razonable,
incluye
la liquidación
de los activos de la empresa para hacer frente a la c a n c e l a ­
ción de deudas y a la devolución de las aportaciones a los
-
17
-
propietarios.
En esta caso,
tión continuada,
dera
estaríamos considerando como ges­
lo que Chambers,
R.I.
(1966,
"liquidación ordenada” de la empresa,
pág.204) consié
en la que la ini­
ciativa permanece en la dirección de la misma y los elementos
son vendidos en el curso normal del comercio,
a precios tan
favorables como en cualquier otra situación.
Podríamos plantearnos,
asimismo,
si la presunción de
gestión continuada implica el mantenimiento
de la
"condición
de ef ic ien ci a” de la empresa en cuyo caso la implicación es mucho más amplia,
puesto que esto sugiere que la empresa con­
tinuará más allá.de la terminación de los programas existentes
formulando unos nuevos y adquiriendo
pararealizarlos.
Probablemente,
los recursos necesarios
ésta es la implicación del con
cepto de gestión continuada más admitida por
la literatura,
en este sentido se manifiestan autores como Ladd,
D.R.
y
(1963,
pág.44) al considerar que la premisa de "pe rm anencia” implica
que una empresa continuará para mantener su capacidad competi_
tiva y Sprouse,
R . T . (1966, pág.113) para el qua el principio
de empresa en marchafimpliea'rreerafilazamien.tb.de.U.Qs^valores existentes.
Como es evidente,
esta interpretación supera a la
más usual de que la empresa no se verá forzada a su liquida­
ción en un futuro previsible pero es totalmente consistente
con el planteamiento básico inicial de que la gestión conti­
nuada implica que las empresas han de ser consideradas unida­
des económicas que operan indefinidamente.
"Una interpretación
de continuidad de t2 l magnitud debe de basarse en una probabi_
lidad de existencia indefinida y no en una mera presunción de
t a l ” (fremgen,
J.M.,
Por último,
tión continuada,
implica
o p .c it.,p á g .651).
cabe preguntarse
si el principio
cuando existe reemplazamiento de recursos,
la necesidad de generar beneficios.
mo ya hemos
de ges­
indicado con anterioridad.
Parece obvio,
a o o n l a
co­
kí
-
-
pótesis ds que una empresa debe
plazo para poder subsistir,
18
Je generar beneficios a largo
entonces
la gestión continuada
implicará beneficios como elemento necesario para la continui^
dad.
Quizás,
podemos
189) diciendo que
sunción,
conluir
r,el concepto
es una condición,
con Vattar,
(1963,
pág./
ds continuidad no es una pre­
la menor de una amplia gama,
tributo verificable del sistema de negocios.
existe,
U.3.
un a-
La presunc ion,si
es que esta empresa en particular continuará operando.
Paro ésto no determina el método,
más Dien es una base para -
permitir que avancemos de cualquier modo'1.
3. Continuidad y valoración
El valor es para la contabilidad una cuestión eterna­
mente pendiente.
Como la vida
ambiente dominado
de la empresa
tiene lugar en un
por la incertidumbre más o menos general,
contabilidad ha utilizado como regla general la prudencia.
la
Í£
das las evaluaciones se llevan a cabo teniendo en cuenta este
extremo.
El método contanle busca permanentemente equilibrar,
en la medida da la posible,
los riesgos soportadas y las opor^
tunidades esperadas.
En general,
la medición
en el método contable-descansa
sobre la fijeza de las valoraciones.
go, ha sido abandonado en forma
Este criterio,
sin embar_
excepcional al término del pe_
ríodo de fuerte depreciación monetaria que ha seguido a la Se_
gunda Guerra Mundial y ha sido de nuevo püesto en práctica
partir de 1959.
a
Automáticamente se plantea una c u e s t i ó n :¿ c u á - •
les son las limitaciones que determinan la fijeza de la va loí1
ración?.
Para Hendricksen,
E.^.
(1981,p p . 130-131):
’’Las limitaciones de datos disponibles y ciertas ca­
racterísticas imponen restricciones a la precisión y
-
-
a la confiabilidad da las mediciones.
Por consiguiente,
19
-
B3_
Ttas restricciones o constreñimientos deben hacerse explíci^
tos y tomarse en consideración en el desarrollo de los priin
cipios y procedimientos de contabilidad.
Pero los constre­
ñimientos no deban determinar los principios;
solamente exi_
gen modificaciones de principios básic os ” .
Las principales restricciones de la medición nacen del
hecho ds que los datos económicos se enfocan desde el pynto de
vista de su significado para la predicción del futuro.
xistencia de técnicas de medición
de medición adecuados generan
emana,
fundamentalmente,
La ine­
fiables y de procedimientos
incertidutnbra.
Esta incertidumbra
de dos consideraciones:
a) Los datos
se refieren a empresas que se supone continuarán su actividad
en el futuro; lo que supone que se han realizado prorrateos en
tre el pasado y el futuro, b)
Hue se han realizado estimacio­
nes sobre valores futuros incidrtos.
Estas consideraciones nos llevan,
clusiones previas:
ciaros periódicos
asimismo,
a dos con­
1) La pr.ovisionalidad de los informes finan_
( ya establecida con anterioridad).
2) La íri
tima relación existente entre valoración en los estados finan­
cieros periódicos y continuidad de la gestión.
Tradicionalmente,
aparecen como íntimamente
la valoración tres conceptos:
ligados a
prudencia a conservadurismo,prin_
cipio de realización y continuidad de la gestión.
Parece evidente que,
en la práctica,
la prudencia es un
medio que los contables utilizan para tratar de paliar la exis_
tancia ds incertidumbra en la valoración.
Este planteamiento
can lleva el reflejo en los estados contables de los elementos
de activo e ingresos al valor más bajo posible,
mientras
que
pasivos y gastos se valorará al más alto de los valores posi­
bles.
Por otra parte,
tambián
implica que los gastos y pérdi-
das habrán de reflejarse en cuanto se detecten,
mientras que
los ingrssos habrán de esperar a su realización.
nos llevará a unas valoraciones,
Todo ello,
normalmente muy bajas y
unos beneficios disminuidas o unas pérdidas aumentadas.
Handricksen,
E.S.
(op.cit.pp
136-137),
los argumentos
a
Para
esgri­
midos a favor de 1 'conservadurismo pueden co ncretarse en:
1 ) Se supone necesaria la tendencia hacia el, pesimismo pa
ra contrarrestar el optimismo exagerado de gerentes y due
Ros.
2) La exageración del beneficio y las valoraciones
es más
peligrosa para el negocio y sus dueños que las subvaloraciones.
3) El contable tiene muchas más información
a su alcance
de la que puede comunicarse a inversionistas y acreedores.
Al elaborar la información,
ta a dos tipos de riesgos.
el contable sabe que se enfren
Por una parte,
que la informa­
ción que facilita resulte incierta posteriormente y por otra,
que aquello de lo que no informe ocurra.
Estos dos
riesgos se considera que tienen distintas repercusiones res_
pecto a beneficios que a pérdidas.
ta posición,
Evidentemente,
lo que se evalúa es el riesgo y las consecuen
cias de no disponer de una información adecuada,
quier caso,
desde es_
y, en cua 1_
lo que sí parece es que permite enmascarar la
falta de asunción de riesgo y la comodidad de los contables.
3.1. Gestión continuada y valoración a coste histórico
Como ya hemos señalad®,
la mayoría de la literatura ha
ligado el aso del coste histórico,
terio de valoración contable,
nuada.
Quizás,
pág.81 ) :
como
-eñalan
el más conservador
como cri_
a la suposición de gestión con t i_
Gonzalo,
3. A., y Gabás,F.
(1985,
21
-
"al razonamiento podría encadenarse de la siguiente ma
ñera:
al no preverse la discontinuidad de la entidad,
ésta sigue en funcionamiento y no es preciso
valores de liquidación,
por tanto* el coste histórico,
matizado por la prudencia valorativa,
dos,
aplicar
en casos aisla­
es el criterio valorativo aplicable.
Puesto que el coste histórica
es el valor aplicado
a
las transacciones en el momento de contabilizarlas,
la
anterior afirmación equivale a consagrar el coste his­
tórico en todas las situaciones,
excepto en presencia
de serias dudas sobfe la continuidad".
Todas
las
consideraciones sobre el pasada y el futuro
/
de la empresa parecen venir condicionadas por la presunción de
la continuidad de las operaciones.
En otras palabras,
la conta_
bilidad se basaría en asumir que la empresa es una unidad en
marcha.
Por lo tanto,
la depreciación contable,
por ejemplo,
se basaría en el postulado de continuidad y, consecuentemente,
no sería aplicable a una empresa enfrentada a una liquidación
forzosa.
La mayoría de las menciones a la asunción de la gestión
continuada se plantean en las discusiones sobre los criterios
adecuados para la valoración.
concepto,
en este
con texto,
La aplicación más frecuente del
simplemente ha servido para igno­
rar el valor da liquidación forzada de los activos.
señala Fremgen,
3. "I. (op.ci t ., pág .654),
Pero como
" el hecho de que una
entidad no parezca enfrentarse a una liquidación forzada innú
nente, no quiere decir que cada uno de sus valores no lo estén".
La negación ex 'lícita de la continuidad no lleva,
seriamente,
nece
a un valor específico de los activos disponibles,
quizás no pueda establecerse ningún valor objetivo hasta que
22
-
no SB conozca el ofrecido por eli mercado.
En esta situación
los activos pendientes de venta pueden continuar aooreciendo
en los estados contables a su coste histórico menos
ciación acumulada,
as decir,
con el mismo criterio
la depr£
que
en el
caso de la asunción de continuidad.
Admitiendo
que la asunción de la gestión continuada
justificara si ignorar el valor
ce es cucj. sería
de liquidación,
lo que no di­
la base adecuada de valoración.
No obstante,
muchos autores consideran que el hecho de no admitir el valor
da liquidación implica que los
coste histórico;
es decir,
activos dsbsn de valorarse
al coste histórico
mo la única alternativa posible.
ellos demostró esta relación
cha y los activos
ninguno
co
de
lógica entre el concepto de ges­
(op.ci t . ,p á g .654 ) indica que
te dos naciones separadas:
se considera
Evidentemente,
tión continuada y coste histórico.
3. M.
a
En este sentido,
"más bien,
Eremgen,
hubo esenci almen_
la entidad era una empresa en m ar­
deberían de relacionarse a coste histórico.
Estas nociones fueron coincidentes; no hubo relación causal
entre e l l a s ” . Quizás las razones de esta conexión
las indiquen
«
Gonzalo,
3.ñ. y Gabás,
F.( op. cit .,pág.81) cuando señalan:
"el principio de gestión continuada se convierte en un ar­
gumento de apoyo al mantenimiento
nal del coste histórico,
es decir,
dal principio t r a di ci o­
que si bien se pretende
presentar el principio de gestión continuada como una supo
,sición previa a la aolicación del coste histórico,
que la realidad en el tiempo
ha sido muy distinta:
parece
se ha
introducido la suposición de gestión continuada para j u s ­
tificar el seguir utilizando
el coste histórico,
con excliJ
sión da cualquier otra alternativa de valoración cantable".
En uno de los trabajos más elaborados que se han de-
-
23
-
sarrollado sobre elrprincipio.de .gesti*(5o: ,
' continuada, Sterling,
R.P.
(1968,pp.484 a 489) analiza
continuada y .coste histórico,
la conexión entre gestión
¿n él se indica que ai la ges­
tión continuada fue pensada para
ción a coste histórico,
dación,
relacionarse con la v alo ra ­
entonces si la emoresa está en liqui­
los valores de liquidación son apropiados; mientras
que en una gestión continuda no lo serán,
loración a coste histórico
ta,
es adecuada.
en opinión de Sterling,
por lo tanto,
Este argumento
algunas incorrecciones:
en cuenta sólo dos valoraciones
alternativas.
valoraciones posibles no se contemplan,
la va
presen
1)
Teñamos
El resto de las
y , por otra parte,
admitir qua los valores da liquidación no sean adecuados,
implica el concluir que lo sea el coste histórico.
una empresa no esté en liquidación,
ticamente valores de liquidación.
2)
el
no
El que
no implica excluir
automá
3) El argumento utilizado sa
basa en que el método de valoración dependa de la si tuación de
la empresa: si éstá en liquidación,
es una gestión continuada,
valores da liquidación;si
entonces coste histórico.
Para aplicar un criterio
be de determinarse, no asumirse,
la situación de la empresa d£
puesto que la situación pue­
de ser una consecuencia del método de valoración;
es decir,los
criterios que utilicemos para valorar los activos de una smors
sa influyen, en algunos casos,
tinuada o una liquidación
no es posible utilizar
en que ésta sea una gestión con
forzosa
(quiebra).
Parece,
pues,
la situación de la empresa como un cri­
terio lógico para seleccionar un método de valoración.
dica Sterling,
R.P.
(op.c i t .,p á g .486 ), " el antecedente
es la consecuencia empírica,
consecuencia lógica.
que
Así,
y el antecedente
empírico
Como in^
lógico
es la
si se asume la gestión continuada y
se valora en consecuencia,
un método da valoración que
en tonces sa. está^n: e f e c t o ,asumiendo
tiene la gestión continuada
como
-
24
-
-
una consecuencia y viceversa".
En definitiva,
los a r g u m e n t o s .ütilizados para justifi_
car la valoracián a coste histórico, desde el punto
de gestión continuada,
de vista
no permiten esa justificación y en to­
do caso son confusos.
3.2 Otros criterios de valoración.
La asunción
de gestión continuada ha sido utilizada
por otros autores como fundamento para la aplicación
tos criterios de valoración,
tó qua si coste de raposición
así,
Carson,
ft.3.
(1949) argumen­
es mis compatible con el princi­
pio de gestión continuada que el coste histórico,
que la presunción de duración
de distin
afirmando
indefinida facilita una base más
para pensar en término de reposición
que en una contabilidad -
basada en la depreciación convencional a costa histórico.
uards,
E.O. y Bell,
gestión continuada,
dad,
P.U.
(1961), consideran igualmente
Ed­
que la
en relación con el beneficio de...la activi­
supone la valoración de activos 'a coste de reposición. Por
su parte,
Ladd,
D.R.
(1963) reconoce la gestión continuada co­
mo una convención básica de la contabilidad y considera eltco^
te de reposición
ción de activos,
como el criterio más apropiado de la valora­
tanto en el campo teórico
En el mismo sentido se manifiesta Sprouse,
como en el práctico.
R.-T.
(1966) que cory
sidera el costs de reposición más consistente con la gestión continuada.
Otros autores como Chambers,
R.I.
(1966)
rechazan el
cotte de reposición como criterio base para la valoración de
activos,
recomendando el valor de realización por el que el
-
bisn podría ¿g r -vendido-en-un.proceáo d e ’liquidación'ordenada.
Señala qua esta valor sería totalmente consistente con la no­
25
-
ción da continuidad.
Por su parte,
Sprouse,
R.P.
y Moonitz,
-
N.
(1962) abogan por el valor realizable neto como criterio para
la valoración del inventario,
en una situación en la que entre
los principios subyacentes estaría di de gestión continuada.
Para Fremgen,
3.M . ( o p .c i t .,p á g .655),el ■valor de gestión
continuada de un activo es el valor actual de los futuros
jos de caja que se esoera que éste genere
Considera que, en teoría,
ésta es
flu­
(valor actual neto).
la base de valoración de a c ­
tivos más consistente con la asunción de la gestión continuada,
si bien admite que es un planteamiento con limitaciones prácti
cas notables,
objetivamente.
y en consecuencia el valor no puede ser medido
Aparte de que los
den predecirse con certeza,
futuros flujos de caja no pue
existe otro problema importante,
/
cual es la indeterminación de cómo se pueden distribuir
los flu
jos ds caja de una unidad económica entre los activos individua
lizados.
"De manera que, donde varios activos son mutuamente de
pendientes en el proceso de producción,
el futuro flujo de caja
total de las operaciones de producción,
oodría ser relacionado
con cualquiera o con todos los activos".
Así pues, desde este
punto de vista,el principio de gestión continuada sería aplica­
ble únicamente a la totalidad de la unidad económica,
y, aún
así, "no puede ser cuantiPicada con el grado de objetividad que
los contables normalmente piden".
Gonzalo,
3.A. y Ga b á s ,F.
con el método de valoración
(op.cit.pág.83), en relación
que consideran más adecuado,
la asunción de gestión continuada,
indican qüe
que las valoraciones de base presente o futura
determinar tanto el valor de
para
"parece obvio
( a efectos de
los bienes como el resultado de
la explotación) son más coherentes con la gestión continuada
qua el coste histórica".
te de entre los que
Consideran que el método más atrayen_
combinan bases presentas y futuras' es"el;/
-
26
planteado en el Statement'; of Standard ñccountig Practice
N9 16 (A.S.C.
1980),
para la empresa
en el que
se utiliza el denominado valor
( valúa to the business).
Este criterio valora
tivo toma como base el coste de reposición#planteando
ternativa,
cuando sea menor,
como al
el valor actual neto de los flu­
jos de caja producidos por un bien,
so y el valor realizable neto,
en el caso de bienes de u
en el caso de los bienes de
ca mbio.
3.3.
Gestión continuada y Principio del devengo.
Nuestro análisis de la conexión entre el principio de
gestión continuada y la valoración a coste histórico no. sería
completo si no nos refiriesemos,
conexión entre estos
pió da realización.
aunque en forma breve,
a la
dos coneeptos y el del devengo o princi=
Storey,
R.K.
(1959), analizó de forma en-
comiable esta relación señalando que
(op.ci t .,pág.237 ) :
"el principio de realización facilitó una j u s t i f i c a ­
ción teórica para la valoraci.ón de los inventarios a
coste, una práctica que fue inconsistente con la con­
vención de gestión continuada.
La lógica del principio
de realización requiere que los activos sean valorados
a coste hasta
que la venta se realiza” . .."El principio
de realización entronizó el concepto de benefici.o_..que
los contables habían estado buscando,
y además
conser
vó la naturaleza histórica de la contabilidad” .
En opinión de Storey,
gestión continuada,
el principio de realización y la
aunque a veces
se lleguen a confundir en
la práctica,
no son lo mismo,
c-l principio de realización fue,
en realidad,
superpuesto al principio de gestión continuada y
ambos :
"fueron y continúan siendo aceptados como contribución
-
de la teoría de la contabilidad a la determinación
del beneficio y la valoración ds activos.
Para
la mayo
ría de los autores los dos principios son complementa­
rios, y aceptándolos
conjuntamente no causan dificul­
tad, pero hay áreas de conficto básicas,
ración de activos y, por
lo tanto,
como la valo­
en la medida del be
nef icio ,f.
Como consecuencia de las
cuencia
se
asume que el valor
prácticas habituales,
degestión continuada
con fre
es sinóni­
mo de coste; el « a m e n del principio na revelado cue es bastan­
te neutral respecto a la valoración,
puesto que únicamente ex­
cluya la liquidación y requiere un valor de los activos de acuerdo con el destino previsto.
En definitiva, parees
y no
el de
que es el principio del devengo
gestión continuada
elque requiere la valoración de
los inventarios a precio da coste.
CONCLUSIONES.
- La gestión continuada ss considera,
en general,
como
uno de los principios más importantes de la contabilidad,
obstante,
a pesar de la importancia del concepto,
do aceptado sin profundizar en su elaboración,
no
éste ha si­
lo qus ha evi ta_
do la aparición de un debate que hubiera permitido definirlo
perfectamente y establecer
la necesidad e su existencia como
axioma/ así como su conexión con otros conceptos básicos da la
contabilidad como el coste histórico o el principio del deven­
go.
- Aunque no todos los autores están de acuerdo
cionalidad de la asunción de gestión continuada,
ésta
práctica generalmente aceptada que parece indicar
de dos posibles situaciones en la empresa: una,
con la ra_
es una -
la existencia
la normal,
que
representa la continuidad de la gestión y está
loracidn a costa histórico y, otra,
ligada a la va
la anormal,
que estaría
relacionada con las situaciones de liquidación y, como tal,pu£
de requerir otros criterios valorativos.
- La continuidad da la explotación es una condición nece
saria,
pero no suficiente,
para que las previsiones
sobre el futuro al determinar el beneficio periódico
tas,
pero es innecesaria para elaborar
otra parte,
medida,
realizadas
sean cier
las predicciones.
las estimaciones sobre el futuro dependen,
de factores ajenos a la contabilidad,
cen pars emarasss en liquidación;
en tela da juicio
esto hace
Por
en gran
e incluso se ha­
que pueda ponerse
la afirmación de que si principio
de gestión
continuada es imprescindible para la contabilidad.
- La gestión continuada,
do por el gran número
per se,
es un absurdo demostra
de empresas que fracasan;
únicamente el
análisis individualizado puede permitir la obtención de un jui
ció basado en la evidencia,
en cuyo caso sería una conclusión
y no una presunción,
- Tradicionalmsnte
la gestión continuada aparece íntirna
mente relacionada con los conceptos de valoración y prudencia;
esta conexión permite a los contables no asumir riesgos ante
la incertidumbre qua genera la falta da técnicas y procedimien
tos de medición fiables,
cuando se trata da evaluar
económica que puede ser significativa para
información
la predicción del
fut ur o.
- En la práctica,
la aplicación del principio de gestión
continuada se plantea en el momento de determinar los criterios
de valoración a aplicar,
siendo utilizado como medio para jus­
tificar la valoración a coste histórico e ignorar el' valor-' de
liquidación.
-
29
-
NOTA
(1). Obra revisada en 1.963.
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