Caníbal - Archivo

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Minucias del lenguaje
Caníbal
José G. Moreno de Alba
~
E
n la más reciente edición del
El hombre sangriento y cruel, que se
Por lo que respecta a la voz caribe,
Diccionario académico (2001),
enfurece contra otros, sin tener lásti-
hasta 1852 se mantiene, como única
a la voz caníbal se le asigna,
ma ni compasión. Es tomada la metá-
acepción, con pocas modificaciones, la
como origen, el vocablo carí-
fora de unos indios de la Provincia de
de ‘hombre sangriento y cruel’, que
bal y, como significados, los siguientes
Caribana en las Indias, donde todos se
persiste hasta ahora, aunque no ya co-
cuatro: 1) antropófago; 2) “se dice de
alimentaban de carne humana.
mo única. En la edición de 2001 (la
los salvajes de las Antillas, que eran
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más reciente), la primera es: “Indivi-
tenidos por antropófagos”; 3) dicho de
Mejor que una “provincia”, parece
duo de un pueblo que en otro tiempo
un hombre: cruel y feroz; 4) dicho de
que la Caribana era una isla antillana,
dominó una parte de las Antillas y se
un animal: que come carne de otros
así designada, a lo largo de los siglos
extendió por el norte de América del
de su misma especie. Puede ponerse
XVI
entre otros, por los historia-
Sur”. Sin embargo, la tercera dice toda-
en duda la etimología propuesta, so-
dores Gonzalo Fernández de Oviedo,
vía: “(Por alus. a los indios de la pro-
bre todo por el hecho de que esa voz
Alonso de Chávez, López de Gómara,
vincia de Caribana). m. Hombre cruel
(caríbal) no aparece ni una sola vez en
Las Casas… La sinonimia caníbal = cari-
e inhumano”. No hay duda de que, con
el voluminoso Corpus diacrónico del es-
be se mantiene en las ediciones del
ese significado y, más específicamen-
pañol (CORDE) (cf. www.rae.es). A pesar
Diccionario correspondientes a los
te, con el de ‘antropófago’, la voz caribe
de ello, en esa misma 21ª edición del
años 1832, 1837, 1843 y 1852. Esta sino-
se empleó, con mayor frecuencia que
Diccionario, se consigna el vocablo ca-
nimia desaparece en la entrega de
caníbal, a lo largo de los siglos
ríbal, como procedente de caribe, con
1859, en la cual, de caníbal se dice:
Obsérvense las cifras siguientes, obte-
el significado de ‘caníbal’. Por primera
“Nombre dado a los antropófagos de
nidas del
vez se da cuenta de este curioso voca-
América”. En la edición de 1899 se pre-
referencia del español actual):
blo en la edición de 1884.
cisa: “Salvaje del mar de las Antillas te-
y
XVII,
El artículo caníbal se incorpora al
nido generalmente por antropófago”.
Diccionario en la 7ª edición (1832), en
Con mínimas modificaciones, se man-
la cual se le asigna, como significado,
tiene esta definición hasta la 21ª edi-
XVI
el de ‘caribe’, sin proporcionar etimo-
ción de 1992. En la más reciente entre-
XVII
logía. A su vez, caribe aparece ya defi-
ga, la 22ª de 2001, esta acepción pasa
XVIII
nido en el Diccionario de Autoridades
al segundo puesto y se modifica el
XIX
(primera edición del Académico), en el
tiempo verbal: “…que eran tenidos por
XX
año 1729, con las siguientes palabras:
antropófagos”. La primera acepción,
CREA
como ya dije, es la sinonimia caníbal =
antropófago.
SIGLO
CORDE
y del
CANÍBALES
CREA
XVI
a
XIX.
(Corpus de
CARIBES
(‘CANÍBALES’)
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Por su parte, Gonzalo Fernández de
Oviedo (Historia natural de las Indias),
El empleo de caribe por ‘salvaje’
precisamente sobre la palabra caribe,
XIX
explica: “Este nombre caribe no quiere
frecuente en textos de cronistas e
en escritores como Fernández de Mo-
decir sino bravo u osado o esforzado”.
historiadores —en Juan de Castella-
ratín, Fernán Caballero, Bretón de los
Sin embargo hay que reconocer que,
nos, por ejemplo— de los siglos
Herreros… En Zaragoza (1874) de Pérez
así no correspondiera a la verdad, la
Galdós, puede leerse:
voz caribe, con el sentido de ‘antropó-
XVII.
XVI
y
En los escritores clásicos era mu-
persiste incluso a lo largo del siglo
cho más común, con ese sentido, la
fago, salvaje’, se utilizó hasta el siglo
voz caribe que el vocablo caníbal. En El
Agustín, Agustín. Gracias a Dios que
XIX.
peregrino en su patria, de Lope de Vega,
te encuentro aquí. ¡Cuánto te quie-
que, a partir de esas fechas (fines del
Asimismo es conveniente precisar
se lee:
ro! Cuando me dijeron que eras tú
XIX,
principios del
XX),
no volvió a em-
el carcelero de mi padre, me volví
plearse sino con el sentido actual de
¿Es donde hay los celebrados palos,
loca de alegría, porque tengo la se-
“individuo de un pueblo que en otro
que a un enfermo dados
guridad de que has de salvarle. Esos
tiempo dominó una parte de las Anti-
le vuelven como primero,
caribes del Consejo le han condena-
llas y se extendió por el norte de Amé-
o donde caribe fiero
do a muerte. ¡A muerte! ¡Morir él,
rica del Sur” y “perteneciente o relati-
come los hombres asados?
que no ha hecho mal a nadie!
vo a este pueblo”. Es necesario por
En un pasaje del Entremés del rufián
Ahora bien, ¿eran en efecto antro-
tanto modificar la redacción de la
viudo llamado Trampagos, escribe Cer-
pófagos estos caribes o caníbales de
sexta acepción, que dice: “(Por alus. a
vantes:
las Antillas? Probablemente no. Quizá
los indios de la provincia de Cariba-
se trate de una más de las abundantes
na). m. Hombre cruel e inhumano”.
Fuera yo un Polifemo, un antropófago,
fantasías que aparecen en las crónicas
Quizá baste añadir un decíase (del
un troglodita, un bárbaro Zoilo,
del descubrimiento. Entre otros argu-
hombre cruel e inhumano), para acla-
un caimán, un caribe, un come vivos,
mentos a favor de esta hipótesis, pue-
rar que, desde hace más de 100 años,
si de otra suerte me adornara, en
den citarse dos opiniones muy autori-
ese vocablo sólo se emplea, en el es-
zadas, una de Las Casas (en su Historia
pañol general, para designar ya sea al
de las Indias), quien, aludiendo a su-
individuo de un pueblo que en otro
puestos monstruos y antropófagos en
tiempo dominó una parte de las Anti-
una de las islas antillanas, aclara:
llas y se extendió por el norte de Amé-
[tiempo
de tamaña desgracia.
rica del Sur, ya sea lo perteneciente o
En esta isla, ni nunca hobo gente de
relativo a este pueblo.
un ojo ni caníbales que comiesen los
Finalmente, ¿cuál es el origen de la
hombres, y tampoco tuvieron más ni
voz caníbal? No parece satisfactoria,
mejores armas que las que hasta en-
como dije, la explicación del Dicciona-
tonces el Almirante había visto.
rio académico (de caríbal), sobre todo
porque no hay prueba documental de
que esa voz existe o existió ni en la
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Caribe por ‘antropófago, salvaje’ fue
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Gotas de sangre
lengua española ni en alguna antillana. Puede en cambio proponerse otra
Fernando Galindo
hipótesis: la voz caníbal (con el significado de ‘bravo, osado’) tiene su origen
~
en alguna de las lenguas aborígenes
Julio Hubard, Sangre. Notas para la
antillanas e, incluso, parece anterior
historia de una idea, Turner-Ortega y
al vocablo caribe que, sin llegar a sus-
Ortiz-CONACULTA, México, 2006, 177 pp.
tituirla completamente, fue de em-
Por su parte, el padre Las Casas, en
pleo más frecuente en el español de
su Apologética historia sumaria, sobre el
los siglos
mismo asunto, escribe:
XVI-XIX.
El primitivo sentido
que tenían en su lengua original tanto
EstePaís cultura
30
B
asta el título y mirar a vuelo
de pájaro al índice onomástico
—Aristóteles, Dante, Ficino,
caníbal cuanto caribe (‘bravo, osado’),
Las costumbres de las naciones que
muy pronto se modificó, en español,
habitaban y habitan hoy en aquellas
Hobbes, Descartes, Goethe, Miguel
al parecer ya a finales del mismo siglo
islas, que a los principios que a estas tie-
Servet, etcétera— para darse una idea
XV,
por el de ‘antropófago, cruel, salva-
rras venimos llamábamos caníbales y
de la dificultad de un ensayo como és-
je…’. Transcribo en seguida dos pasa-
agora se nombran caribes, son destas
te. Se trata de una de esas disquisicio-
jes, uno de Pedro Mártir y otro de Las
otras que ya nombramos diferentísi-
nes donde todo puede salir mal. Escri-
Casas, que apoyan esta suposición:
mas y muy extrañas.
bir sobre la sangre, realidad familiar
Tuvieron luego noticias los expedicio-
En resumen, pueden proponerse
para cualquiera, implica el doble de-
narios de que no lejos de aquellas is-
dos modificaciones en el Diccionario
safío de mucho que decir y nada que
las había otras habitadas por gentes
académico: 1) en el artículo caníbal: en
aportar. Es fácil imaginar al autor con
feroces, comedoras de carne humana;
lugar de la etimología caríbal, anotar
montañas de datos y sin la menor
más tarde los indígenas refirieron que
simplemente que se trata de una voz
idea de cómo organizarlos. Por ello es
la causa de haberse huido temerosos
de origen caribe; 2) en la sexta acep-
admirable que el libro narre una his-
a la llegada de los nuestros fue pensar
ción de caribe: señalar que se trata de
toria; una especie de novela de un
que se trataba de caníbales, que así lla-
un significado (‘hombre cruel e inhu-
concepto que, sin querer describirlo
man a esos seres feroces y, por otro nom-
mano’) con el que, hoy, no se emplea
todo sobre él —sería imposible y abu-
bre, caribes [caníbales arbitrari, sic trucu-
ese vocablo, aunque lo tuvo en otras
rridísimo—, sí logra presentar atracti-
lentos illos sive caribes vocant] (Pedro
épocas.
Mártir de Anglería, libro I de la primera década de su obra, escrita en latín,
Decades de orbe novo).
~
Homero, Paracelso, Harvey,
vas reflexiones, interpretaciones nuevas y, sobre todo, alimentar dudas.
El autor, citando a su amigo Mauricio Ortiz, recuerda al inicio que “la
sangre toca todo por dentro”; quizá
por ello el texto fluye, se derrama y
esparce entre temas tan variados:
guerra; ideologías racistas; la relación
de judíos, griegos y cristianos con la
divinidad; el sacrificio ritual y el de
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una ciencia de fronteras rígidas pro-
cionalidad y armonía por la fiebre de
pactos con el Diablo, ambos sellados
voca al menos tres errores. Primero,
la actividad. Puestos a bordar sobre
con sangre. La soberanía y la sacrali-
desacredita de antemano toda expli-
esta idea —y eso es precisamente lo
dad de estados nacionales e imperios,
cación de fenómenos no expresados
que desea el autor: incitar a la con-
la justicia cósmica (venganza de san-
en caracteres numéricos, es decir, des-
versación—, encontramos aquí una
gre) comparada con la justicia públi-
califica la metáfora y la analogía. Se-
imagen que explica la ausencia de le-
ca, las patologías hereditarias, la no-
gundo, impide un distanciamiento y
gislación en la estrategia nazi. Hitler
bleza y la vileza de una estirpe; todo
análisis crítico de los métodos de in-
no se tomó la molestia de escribir
esto se relaciona con la sangre.
vestigación que hoy se consideran
nuevas leyes, simplemente suspendió
El ensayo es también una crítica a
“científicos”, al tiempo que promueve
todas las existentes y dio lugar a un
ciertos prejuicios profundamente mo-
el dogma de asumir los resultados ex-
régimen fundado únicamente en un
dernos: la ilusión progresista, la rigi-
perimentales actuales como válidos y
frenético activismo diabólico.
dez extrema de las fronteras de lo que
definitivos, y no como intentos de ex-
Entre las curiosidades y novedades
llamamos “ciencia” con otro tipo de
plicación sujetos de ser mejorados o
de esta obra se cuenta una bibliogra-
discursos y la excesiva separación de
incluso descalificados. Tercero, pro-
fía amable y generosa titulada “Entre
las diversas áreas del conocimiento.
mueve una ciencia “mal escrita”: inac-
libros”, donde el autor ofrece las fuen-
La ilusión progresista consiste en
cesible para cualquier persona educa-
tes principales de su ensayo y delata
interpretar la historia de la ciencia co-
da y con mediana inteligencia. Hubard
con sencillez su opinión sobre ellas.
mo un drástico despertar de la irra-
aboga por esa ciencia renacentista con
Se trata de una bibliografía para que
cionalidad a la racionalidad, un salto
ecos hasta bien entrado el siglo
XVIII,
el lector aprenda y entienda, para que
de la cultura de la magia a la cultura
que es abierta, inclusiva y amena.
pueda leer más sobre la variedad de
de la lógica, de la superstición al em-
Por último, pero no por ello menos
pirismo. Por el contrario, Hubard en-
importante, la separación tajante entre
temas abordados.
Hay más que alabar: la prosa, en
tiende a la ciencia como resultado de
las ciencias particulares, y su desvincu-
ocasiones confusa, pero también sor-
una vasta y añeja tradición de expli-
lación de la historia y la tradición cien-
prendente; las expresiones coloquia-
car e intentar comprender la natura-
tífica, promueven una visión estrecha e
les; los diminutivos que se alternan
leza que nos rodea y por supuesto a
insípida de la realidad en la que no
con cultismos; los adjetivos poco co-
nosotros mismos. De ahí que atribuya
quedan claros la relación del sol con el
munes; las precisiones filológicas y las
a Miguel Servet —famoso por su
átomo ni el paso de la célula al rinoce-
deliciosas minucias de la traducción.
muerte en la hoguera que no acababa
ronte o al tiburón. Una presentación
El conjunto da en efecto la sensación
de arder— haber descubierto la circu-
aséptica, que causa anemia intelectual
de estar hablando con alguien carente
lación pulmonar de la sangre y no, co-
a estudiantes y maestros por igual.
de certezas pero no de conocimiento y
Otro de los puntos culminantes es
erudición; por tanto mucho más inte-
Ver la ciencia como parte de una
la original interpretación del pacto
resante. Y sin embargo no todo son co-
tradición implica necesariamente re-
entre Fausto y Mefistófeles en la ver-
mentarios favorables, hay que recrimi-
lacionarla con otros discursos que, a
sión de Goethe. Hubard sugiere que
narle al autor que, habiendo leído y
pesar de no seguir la lógica del experi-
únicamente Goethe retrata la diabóli-
pensado tanto, publique tan pocos li-
mento, mesura y demostración, son
ca sustitución del logos por la acción:
bros y se dé tan a cuentagotas... aun-
perfectamente racionales. Postular
de la palabra, metáfora, analogía, ra-
que sean gotas de sangre.
mo muchos suponen, a Harvey.
~
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los inocentes; la alianza con Dios y los
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