Expertos locales e internacionales piden incorporar la violencia de

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 Expertos locales e internacionales piden incorporar la violencia de género
en los juicios por crímenes de lesa humanidad
Madrid, agosto 3 de 2010.- El juez español Baltasar Garzón y la jueza de la
Corte Suprema argentina Carmen Argibay, junto a otros expertos nacionales y
extranjeros, compartirán esta perspectiva con jueces y fiscales que se
desempeñan en los procesos por crímenes cometidos durante la última
dictadura militar.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro Internacional para
la Justicia Transicional (ICTJ) y Women’s Link Worldwide, realizarán el próximo
9 y 10 de agosto en Buenos Aires el seminario “Reflexiones sobre Derecho
Penal Internacional y Género en el marco del proceso de justicia por las
violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura
militar en Argentina”.
El encuentro tendrá como objetivo promover un espacio donde jueces y juezas,
fiscales, abogados/as, organizaciones defensoras de derechos humanos y
académicos puedan debatir sobre la importancia y forma de incluir la violencia
y la discriminación por género en los juicios contra los responsables del
terrorismo de Estado.
Junto a Garzón y Argibay, estarán presentes en el seminario Silvia Fernández
De Gurmendi, magistrada de la Corte Penal Internacional; Luis Moreno
Ocampo, Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional.; Inés Weinberg de Roca,
magistrada del Tribunal Penal Internacional para Ruanda; Dolores Delgado,
fiscal de la Audiencia Nacional de España, el juez federal argentino Daniel
Rafecas; e Isabel Cristina Jaramillo, doctorada en Harvard y profesora de la
Universidad de los Andes de Colombia.
La violencia de género, en especial en contra de las mujeres, fue una práctica
constante en los centros clandestinos de detención. Sin embargo, estos delitos
apenas se denuncian, investigan o juzgan en los procesos abiertos en la
actualidad. Hasta el momento, sólo el ex suboficial de la Base Aérea de Mar del
Plata, Gregorio Rafael Molina, ha sido condenado, entre otros delitos, por la
violación de dos mujeres.
El presente foro será una oportunidad única para que los actores relevantes del
proceso de justicia argentino, junto con expertos en género y derecho penal
internacional, sienten las bases para la investigación y enjuiciamiento de los
crímenes de género en los tribunales locales.
El seminario es auspiciado por la Unión Europea y Women´s Link Worldwide.
1 Acerca de Women´s Link Worldwide
Es una organización internacional de
derechos humanos que trabaja para asegurar
que la equidad de género sea una realidad en
todo el mundo. Lucha por el avance de los
derechos de las mujeres a través de la
implementación
de
los
estándares
internacionales de derechos humanos y del
trabajo estratégico con las cortes, incluyendo
el litigio estratégico.
www.womenslikworldwide.org
Acerca del Centro de Estudios Legales y Sociales
(CELS): es una organización no gubernamental que
trabaja desde 1979 en la promoción y protección de los
derechos humanos y el fortalecimiento del sistema
democrático en Argentina. http://www.cels.org.ar
Acerca del Centro Internacional para la Justicia
Transicional (ICTJ): es una organización que asiste a
países que buscan enfrentar un legado de atrocidades o
abusos contra los derechos humanos. El ICTJ trabaja en
sociedades que emergen de regímenes autoritarios o
conflictos armados, así como en democracias
consolidadas en las cuales las injusticias históricas o los
abusos sistemáticos siguen sin resolverse.
http://www.ictj.org/es/
2 Los crímenes de género
Conceptos y definiciones
La violencia contra una persona en base a su género, y en concreto la violencia
sexual dirigida específicamente contra mujeres y niñas, no es un fenómeno
nuevo en la historia de la humanidad, pero sólo recientemente la comunidad
internacional y los Estados que la integran han establecido la necesidad de
garantizar su persecución y condena por parte de las jurisdicciones nacionales
e internacionales.
Con anterioridad, estos crímenes eran considerados atentados al honor de la
familia, al honor masculino u ofensas privadas, y se veían como daños
colaterales de los conflictos, lo cual dificultaba y hasta impedía la judicialización
de los delitos, instalando un contexto de impunidad..
Se entenderá por género las relaciones establecidas entre hombres y mujeres
derivadas de los roles y las valoraciones impuestas asignados a cada uno de
ellos en cada sociedad mantenidos y reforzados por el orden patriarcal. Por
consiguiente, un análisis de género en la valoración de los elementos de
los crímenes internacionales no se basa en las diferencias biológicas
entre hombres y mujeres, sino en las diferentes relaciones de poder entre
ambos sexos dentro de cada contexto. En otras palabras, al estudiar los
crímenes internacionales con perspectiva de género se evidenciará la
manera diferencial en que éstos se cometieron contra varones y/o
mujeres.
Por lo general, los crímenes de género se asocian con la violación, pero ésta
no es la única forma de violencia contra las mujeres. Los manoseos, la
esclavitud sexual y algunas formas de persecución, entre otros, también
son considerados crímenes de género por la jurisprudencia internacional.
Los crímenes de género son:
1. Violencia sexual: incluye aquellas formas de violencia de carácter
invasivo y no invasivo, es decir, tanto actos que impliquen contacto físico
(como las mutilaciones o los tocamientos) como aquellos que no, por
ejemplo las amenazas sexuales o la desnudez forzada.
La violencia sexual es generalmente cometida sobre mujeres, aunque desde ya
en el caso argentino ha quedado demostrado que los varones han sido también
sujetos a este tipo de violencia. . Esto representa una forma de discriminación.
3 2. Violación: supone i) la penetración sexual, incluso leve, de la vagina o
ano de la víctima por el pene del perpetrador u otro objeto utilizado por
el perpetrador; o de la boca de la víctima por el pene del perpetrador; ii)
bajo coerción o fuerza o amenaza contra la víctima o contra una tercera
persona.
3. Esclavitud: es el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad, o
de algunos de ellos, sobre una persona, como: comprarlas, venderlas,
prestarlas y/o darlas en trueque, o imponerles algún tipo similar de
privación de libertad. La esclavitud comprende, pero no está limitada a:
servidumbre (servidumbre por deudas, matrimonio forzoso, explotación
infantil), tráfico de personas, esclavitud sexual, trabajos forzados.
4. Esclavitud sexual: es el ejercicio de los atributos del derecho de
propiedad sobre una persona, o de algunos de ellos, incluido el acceso
sexual por medio de la violación u otras formas de violencia sexual. En
la esclavitud sexual se ejerce control o se priva de la autonomía sexual a
la persona.
5. Persecución: la persecución es un crimen de lesa humanidad cuando
se produce contra un grupo o colectividad con identidad propia fundada
en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos,
de género, u otros motivos de discriminación universalmente
reconocidos como inaceptables por el derecho internacional.
Es importante destacar que, con base en la jurisprudencia desarrollada por los
tribunales internacionales, el consentimiento de las víctimas no existe en
ninguno de los crímenes analizados, a raíz de la situación de amenaza
física o psicológica o de la coacción a la que se encuentran sometidas, y,
por lo tanto, éste no puede ser considerado como un argumento de
defensa de los autores.
El derecho internacional entiende que no existen posibilidades de consentir
cuando se dan las siguientes condiciones: hacinamiento severo, condiciones
de salubridad deplorable, comida insuficiente, falta de libertad de movimiento,
palizas frecuentes, abuso psicológico, y condiciones de vida inhumanas.
La violencia sexual y la violación pueden ser consideradas, además,
“tortura” cuando son usadas con fines como: intimidación, degradación,
humillación, discriminación, castigo, control o destrucción de una persona; y
cuándo son infligidos por o bajo la instigación de o con el consentimiento
4 de un funcionario público u otra persona que actúe en calidad de oficial
(Caso Akayesu, Tribunal Penal Internacional de Ruanda).
Todos los crímenes anteriormente mencionados son considerados “lesa
humanidad” cuando se cometen como parte de un ataque generalizado o
sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho
ataque.
Adicionalmente, la violación se considera violación como tortura como
lesa humanidad cuando, además de los elementos para tipificarlos por
separado, el autor tiene a esa o esas personas bajo su custodia o control.
5 ¿Por qué es importante incluir una perspectiva de género en
los juicios contra la dictadura militar en Argentina?
La violencia de género fue una práctica constante en los centros clandestinos
de detención de la época de la última dictadura militar en Argentina. Sin
embargo, y a pesar de que han existido denuncias de víctimas sobrevivientes,
prácticamente no se ha investigado la comisión de este delito en el marco del
proceso de justicia por los crímenes de la dictadura.
La violencia contra una persona en base a su género, y en concreto la violencia
sexual dirigida específicamente contra mujeres y niñas, no es un fenómeno
nuevo en la historia de la humanidad. A pesar de ello, no es hasta época
reciente que la comunidad internacional y los Estados que la integran han
establecido la necesidad de garantizar su persecución y condena por parte de
las jurisdicciones nacionales e internacionales. Ello es así porque con
anterioridad estos crímenes eran considerados atentados al honor de la familia,
al honor masculino u ofensas privadas, y se veían como daños colaterales de
los conflictos, lo que hacía que sus autores quedaran totalmente impunes.
Es importante asumir que hay determinadas violaciones de derechos humanos
que sufren de manera particular las mujeres y que tienen un impacto diferente
sobre ellas. Por ello hay que investigar y preguntar por este tipo de crímenes.
De lo contrario, se perpetúa el silencio y se invisibilizan estos delitos que cometidos bajo detención ilegal, como en Argentina- constituyen discriminación
y violencia por género y, por tanto, crímenes de lesa humanidad.
Durante la época del terrorismo de Estado en Argentina, las fuerzas armadas y
de seguridad, como parte del plan sistemático de aniquilamiento de la
oposición política, cometieron, además de todos los delitos que hoy se les
imputan, abusos y violaciones sexuales que constituyen crímenes de género. A
partir del análisis de los casos judiciales, hoy puede sostenerse que en todos
los centros clandestinos de detención del país las mujeres fueron violadas y/o
sometidas a los más diversos abusos sexuales de manera sistemática : la
desnudez forzada, la inexistencia de intimidad respecto de la satisfacción de
las necesidades fisiológicas y la violación sexual a personas débiles por la
tortura, encadenadas o engrilladas y privadas de la visión fue parte de la
cotidianeidad en estos centros clandestinos. Muchas veces estos mismos
vejámenes eran propiciados contra mujeres embarazadas.
Argentina es uno de los pocos países del mundo que está juzgando a los
responsables de haber cometido crímenes lesa humanidad ante su propio
sistema de justicia.
6 En este contexto, es importante que jueces/zas, fiscales, abogados/as y todas
aquellas personas que tienen un rol clave en los juicios en Argentina, logren
recoger y aplicar en el ámbito nacional los grandes pronunciamientos que en
materia de justicia de género han hecho los tribunales internacionales como los
Tribunales Penales Internacionales para Ruanda (TPIR) y Yugoslavia (TPIY), el
Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL) y la Corte Penal Internacional
(CPI).
En este sentido, Argentina ya ha comenzado a reconocer que denunciar,
investigar y juzgar los crímenes contra las mujeres es un paso para lograr
justicia para ellas y una manera de prevenir atrocidades similares en el futuro.
El 9 de junio de 2010, el ex sub jefe de la Base Aérea de Mar del Plata,
Gregorio Rafael Molina, fue condenado, entre otros cargos, por la violación de
dos mujeres, como delito de lesa humanidad. Este es el primer caso, dentro de
los juicios por las violaciones de derechos humanos durante la dictadura
Argentina, en el que se sanciona un crimen de violencia de género. Se espera
la apertura de juicios contra Jorge Eduardo Tigre Acosta y Jorge Rafael Videla
como autores directo y mediato de violación como delito de lesa humanidad,
entre otros cargos que se les imputa.
7 Los crímenes de género en los juicios en Argentina1
La reapertura del proceso de justicia por las graves violaciones a los derechos
humanos cometidas durante el periodo del terrorismo de Estado ha propiciado
la profundización de temas y aspectos respecto de las condiciones de vida de
las personas detenidas en centros clandestinos que habían sido de alguna
manera invisibilizadas en la experiencia anterior de verdad y justicia de los
años ochenta.
Uno de estos aspectos lo constituye el ejercicio de la violencia de género en
sentido amplio, a través de la comisión de violaciones sexuales y de todo tipo
de abusos y vejaciones a detenidos-desaparecidos, varones y mujeres alojados
en centros clandestinos de detención bajo el mando de las fuerzas armadas y
de seguridad en nuestro país.
A continuación se presenta una breve reseña de algunos de los casos
judiciales en dónde se ha comenzado a discutir la posibilidad de judicializar
estos delitos, destacando los avances y los obstáculos.
El caso Molina – primera condena por violación sexual
La primera condena emitida por un Tribunal Oral Federal en nuestro país por
delitos contra la integridad sexual cometidos en un centro clandestino, fue
dictada en la ciudad de Mar del Plata el 9 de junio de 2010.
En dicho proceso se juzgó a Gregorio Molina, ex suboficial de la Fuerza Aérea,
quién fue condenado a prisión perpetua por diversos crímenes, entre los cuales
se encuentran cinco violaciones agravadas, cuyas víctimas fueron dos
detenidas del centro clandestino La Cueva, que operó en la Base Aérea de la
Ciudad. Durante el juicio, se probó que Molina fue autor directo de las
violaciones.
La resolución judicial sienta posición respecto a algunos de los puntos que los
funcionarios judiciales suelen considerar como conflictivos para judicializar este
delito: parte de la consideración de que la violación en centros clandestinos de
detención constituye un delito de lesa humanidad, y sortea las presuntas
dificultades probatorias en estos casos otorgándole relevancia y credibilidad al
relato de las mujeres. Asimismo, aborda los cuestionamientos que existen en la
actualidad respecto a la falta de denuncia anterior de estos hechos, destacando
que la demora es lógica y razonable debido a las dificultades expresadas por
las víctimas de denunciar lo ocurrido.
1
El siguiente documento está basado en el artículo “Violencia de género y abusos sexuales en
centros clandestinos de detención. Un aporte a la comprensión de la experiencia argentina”
elaborado por Lorena Balardini (CELS), Ana Oberlin (H.I.J.O.S) y Laura Sobredo (CELS). Un
adelanto de este artículo será utilizado como material de discusión en el seminario.
8 Además, la sentencia explica la sistematicidad de estos delitos diciendo
llanamente “Se hizo referencia al plan clandestino de represión y a ello se
remite el Tribunal para evitar caer en innecesarias reiteraciones y, en ese
contexto, era habitual que las mujeres ilegalmente detenidas en los
centros clandestinos de detención fuesen sometidas sexualmente por sus
captores o guardianes o sufrieran otro tipo de violencia sexual. Las
violaciones perpetradas, como se dijo, no constituían hechos aislados ni
ocasionales, sino que formaban parte de las prácticas ejecutadas dentro
de un plan sistemático y generalizado de represión llevado a cabo por las
Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar (informe de la
CONADEP y sentencia en la causa 13/84)”.
El caso ESMA como paradigmático en la Capital Federal
La primera querella en la cual se denunciaba la comisión de violación sexual en
la Capital Federal fue en el marco de la causa Escuela Mecánica de la Armada,
conocida como “causa ESMA”, y se presentó en julio del año 2007 con la
representación legal del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Ya en los años ochenta, y luego en los inicios de las investigaciones del nuevo
proceso de justicia, numerosos testimonios daban cuenta de la existencia de
este tipo de violencia en el marco de la detención ilegal en dicho centro
clandestino. Estos testimonios recogían principalmente la violencia sexual
sufrida por mujeres que permanecen desaparecidas, por lo cual en términos
procesales no había víctima para iniciar el proceso. No obstante, a pesar de
estas menciones, el juez de instrucción de la causa no se concentró en
investigar estos hechos, ni como delitos autónomos, ni como conductas
subsumidas en el delito de tortura.
Con la reapertura de los procesos, numerosas mujeres comenzaron a referirse
a los abusos vividos por parte de los oficiales de la Armada y los guardias
durante su cautiverio. En el marco de esta apertura, el CELS consideró que un
aspecto trascendente de la experiencia concentracionaria en la ESMA estaba
siendo dejado de lado y era necesario echar luz sobre el mismo. Es así que se
trabajó con una de las víctimas que había podido contar su vivencia y los
abusos sexuales a los que fue sometida, y se realizó una presentación judicial
a instancias de esta mujer, acusando como autor directo del delito de violación
sexual al jefe de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3/2, Jorge “el tigre” Acosta.
Puede decirse que en este caso se sortearon todos los obstáculos procesales
que tiene la denuncia de este delito: existió una víctima con voluntad de
denunciar, y un autor directo del delito a quien imputarle la responsabilidad.
9 El 23 de junio de 2009, el juez federal Sergio Torres, a cargo de la etapa de
instrucción de la causa ESMA, resolvió procesar a Jorge Acosta por el delito de
violación, con argumentos interesantes.
En primer lugar, usó la calificación legal de “violación”, considerándolo como
delito autónomo. Luego, valoró el testimonio de la víctima como prueba central
para la atribución de responsabilidad. Lo nutrió con el resto de los testimonios
de la causa que mencionan la comisión del delito de violación,
sorprendentemente estos de víctimas sobrevivientes que supieron directa o
indirectamente de la violación de compañeras de cautiverio que se encuentran
desaparecidas. Finalmente, destacó que a treinta años de los hechos no es
posible precisar momento y lugar de la comisión de los hechos (similar a lo que
ocurre con los tormentos), pero que entendía que durante un tiempo
prolongado dentro del periodo de detención de la víctima y en un departamento
al cual era trasladada, Acosta cometió el delito que se le imputaba, y en forma
reiterada.
A pesar de ello, la Cámara de Apelaciones, Sala II, en un fallo de octubre de
2009, da una interpretación diferente de los hechos, al afirmar que el delito de
violación sexual debe subsumirse al de tortura, imputando a Acosta un hecho
más de tormentos, recalificando el delito original.
Los abusos sexuales cometidos en la órbita del Primer Cuerpo del
Ejército.
Por su parte, los casos de las investigaciones parciales de la mega-causa
Primer Cuerpo del Ejército correspondientes a los delitos cometidos en los
centros clandestinos Atlético-Banco y Olimpo han sido instruidos por el juez
Daniel Rafecas.
Este magistrado posee respecto del delito de violación sexual en el marco de
esta causa, una posición similar a la de la Cámara Federal en la causa ESMA:
el delito de violación se encuentra subsumido al de tortura, un delito que para
este juez debe ser entendido desde un concepto amplio, que contenga todos
los tratos degradantes a los que fueron sometidos los detenidos durante su
cautiverio en dichos centros clandestinos. En este sentido, los abusos sexuales
en sentido amplio – desnudez, manoseos, falta de intimidad en los actos de
higiene, entre otros – pero también la violación, son considerados tratos que
constituyen parte de la tortura.
En este sentido, los debates orales que se celebraron en el marco de las
causas “Simón” y “ABO” han contribuido a resaltar, como hemos visto, la
existencia de esta práctica poco investigada. Tal como se dijo, la primera
muestra de esto se dio en el primer juicio desde la reapertura: los
sobrevivientes hablaron de abusos sexuales, y no obstante esto, la instrucción
10 de la causa ABO, que fue posterior, no incluyó indagatorias a los imputados
identificados como autores de estos delitos, a pesar de que el fiscal Federico
Delgado así lo requirió en abril de 2007. En dicho requerimiento de instrucción,
Delgado enfatizó la necesidad de investigar el delito de violación sexual
específicamente, a partir de la información ventilada en el juicio por la causa
Poblete. En ese documento, Delgado detallo los testimonios que conectaban a
determinados imputados con la comisión de este tipo de violencia dándole al
juez herramientas para avanzar con las imputaciones.
La causa ABO llegó a juicio más de tres años después, en noviembre de 2009.
Durante las declaraciones testimoniales, una vez más han surgido relatos que
dan cuenta de los delitos contra la integridad sexual que se cometían en el
circuito represivo. En el mes de julio, una de las querellas solicitó que se amplíe
la acusación contra Julio Héctor Simón y Samuel Miara, quienes a partir del
testimonio de tres sobrevivientes fueron identificados como autores directos del
delito de violación. Simón fue identificado por dos víctimas y Miara por una.
Aún resta que el tribunal resuelva este pedido.
La experiencia en el Circuito represivo de Zárate-Campana.
La investigación de los crímenes cometidos en el marco de este circuito se
encuentra incluida en la mega-causa conocida como “Campo de Mayo”. En el
marco de la misma, dos de las detenidas del circuito, al brindar su testimonio,
contaron que fueron violadas.
El juez Juan Manuel Yalj, a cargo de la investigación, indagó por su
responsabilidad en esos delitos a Santiago Omar Riveros – en su rol de
máximo responsable de las violaciones a los derechos humanos cometidas en
ese circuito represivo –, y a quienes eran los jefes y segundos jefes de los
centros clandestinos de detención dónde ocurrieron las violaciones. Sin
embargo, finalmente no procesó a esos acusados por los delitos contra la
integridad sexual, ya que consideró que “los eventuales abusos sexuales” no
estaban incluidos “dentro del plan estatuido por la Junta Militar”.
La resolución fue apelada por las víctimas, y en su respuesta a la apelación, la
Cámara Federal de Apelaciones de San Martín decidió mantener la resolución
del juez de primera instancia. Los jueces consideraron que si se tratara de un
delito sistemático “todas las víctimas -o en su gran mayoría- habrían
denunciado este hecho".
11 ¿Cómo se detectan los crímenes de género?
Algunas claves para hacerlo
Con anterioridad a la creación de los Tribunales Penales Internacionales para
la ex Yugoslavia (1993) y para Ruanda (1994), los crímenes de género eran
considerados ofensas privadas y “efectos colaterales” de los conflictos.
La jurisprudencia emanada por los Tribunales Internacionales ha demostrado
que hay crímenes que se cometen contra las mujeres por el hecho de serlo, y/o
que se cometen de una forma específica contras ellas; y ha instado a que se
investiguen y juzguen estos crímenes, tanto en situaciones de conflicto, como
es escenarios diferentes.
A la luz de la jurisprudencia internacional, los interrogatorios o tomas de
declaración a víctimas y/o testigos de crímenes basados en género son clave
para documentar adecuadamente dichos crímenes. En el ámbito público,
también es importante indagar sobre ellos, denunciarlos y hacerlos visibles
para no perpetuar la impunidad.
A continuación se presentan una serie de “claves” para el manejo de
entrevistas a personas que han sido víctimas o testigos de crímenes de género.
Si bien éstas han sido desarrolladas para abogados/as, también aplican para
los medios de comunicación:
• La información sobre crímenes de género es especialmente sensible a
normas culturales y prejuicios. Teniendo esto en cuenta, si no se
pregunta sobre la violencia sexual, probablemente no se averiguará
nada sobre la misma.
•
La violencia sexual debe ser tratada como un crimen en sí mismo, y no
como un mecanismo para comprender mejor o tener más información
sobre crímenes que se consideran “más serios”.
•
Las violaciones y otras formas de agresión sexual ocurren comúnmente
en el contexto de detenciones, arrestos, torturas, expulsiones,
asesinatos masivos, ataques a aldeas o en la huida, y en campos de
personas desplazadas o refugiadas.
•
No debe asumirse que las víctimas de violencia sexual no quieren contar
su historia. Cada persona sentirá y querrá proceder de forma diferente.
Muchas víctimas de violencia sexual quieren hablar de lo ocurrido y
tener su participación a la hora de llevar a los culpables ante los
tribunales.
12 • No se debe asumir ni realizar presunciones sobre quién es o no víctima
de violencia sexual, basado en su edad o género por ejemplo.
•
Tanto hombres como mujeres deben ser interrogados sobre la violencia
sexual.
•
En ocasiones la relación con la víctima puede ser distinta según sea el
sexo de la persona entrevistadora, por ello es recomendable que se
pregunte a la persona que va a ser entrevistada si prefiere hablar con
una persona de un sexo determinado.
• Junto con la toma de declaración a víctimas y testigos, es importante
contar con el apoyo de personas expertas en el tema de violencia sexual
y de profesionales médicos.
13 Perfil de los ponentes
Baltasar Garzón
Magistrado de la Audiencia Nacional de España
El juez español Baltasar Garzón abrió la posibilidad de que se investigaran e
imputaran cargos en su país a funcionarios argentinos implicados en la
desaparición de ciudadanos españoles durante la dictadura argentina entre
1976 y 1983. El 19 de abril de 2005, la Audiencia Nacional de España condenó
al represor argentino Adolfo Scilingo a 640 años de prisión, pena que fue
posteriormente elevada por el Tribunal Supremo a 1.084 años. En la
actualidad, Garzón se desempeña como asesor de la Corte Penal Internacional
de La Haya.
Silvia Fernández De Gurmendi
Jueza de la Corte Penal Internacional
Doctora en Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con maestría de
la Universidad de Limoges (Francia) y abogada egresada de la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, Silvia Fernández De
Gurmendi participó del proceso de creación y puesta en marcha de la Corte
Penal Internacional, con sede en La Haya.
Luis Moreno- Ocampo
Fiscal de la Corte Penal Internacional
El abril de 2003, Luis Moreno-Ocampo fue elegido de forma unánime como
primer Fiscal de la Corte Penal Internacional. Su mandato es investigar y
perseguir los crímenes más serios que preocupan a la comunidad
internacional, como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los
crímenes de guerra.
Antes de ser elegido Fiscal de la Corte Penal Internacional, Moreno-Ocampo
tuvo una distinguida carrera de Fiscal en Argentina, donde desempeñó un
papel importante en los juicios relacionados con la transición democrática. En
1985, fue Fiscal adjunto en el juicio a las juntas militares argentinas, el primer
juicio contra los máximos responsables de crímenes masivos realizado
después de Nüremberg.
14 Inés Weinberg de Roca
Jueza del Tribunal Penal Internacional para Ruanda
Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional de La
Plata, Inés Weinberg de Roca fue electa como jueza del Tribunal Penal
Internacional para Ruanda en enero de 2003, función que desempeñó hasta
2008. Así, durante dicho periodo, fue seleccionada para la Sala de Apelaciones
del Tribunal Penal Internacional de la Naciones Unidas para la ex Yugoslavia y
Ruanda de junio de 2003 a octubre de 2005, y para la Sala Juzgadora III de
2005 a 2008.
En marzo de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas la designó
como jueza del Tribunal de Apelaciones de ese organismo. Es la primera
presidenta del tribunal.
Dolores Delgado
Fiscal de la Audiencia Nacional de España
En 2004, se integró a la Fiscalía de la Audiencia Nacional, dedicada
fundamentalmente a los casos de terrorismo y crímenes cometidos fuera del
territorio nacional con competencia en la jurisdicción española. En este marco
le fue asignada la acusación por los crímenes cometidos durante las dictaduras
argentina y chilena que se tramitaban en España. Ha sido la primera y única
Fiscal que ha intervenido en un juicio oral por tales crímenes y formuló las
acusaciones a Adolfo Scilingo y Ricardo Miguel Cavallo por su participación en
delitos de lesa humanidad.
Carmen Argibay
Jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación- Argentina
La jueza Argibay es una reconocida defensora de los derechos humanos y
especialmente de los derechos de las mujeres. En el año 2000 fue una de las
juezas del Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente, que juzgó
a los militares japoneses que durante la segunda guerra mundial cometieron
crímenes de guerra como engañar y secuestrar mujeres para esclavizarlas
sexualmente.
En junio de 2001, Carmen Argibay se convirtió en la primera jueza argentina
nombrada en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
15 Daniel Rafecas
Juez federal de Buenos Aires
Tiene a su cargo la causa "Primer Cuerpo de Ejército", la de mayores
dimensiones en cuanto a cantidad de víctimas, perpetradores, centros
clandestinos y alcance territorial por crímenes de lesa humanidad cometidos
durante la última dictadura militar en Argentina.
Es doctor en Ciencias Penales de la Universidad de Buenos Aires y ejerce
como profesor regular de Derecho Penal en la Facultad de Derecho. Es autor
de numerosos artículos sobre esta especialidad y consejero académico del
Museo del Holocausto en Buenos Aires.
Isabel Cristina Jaramillo
Directora del Programa de Jurisprudencia, Facultad de Derecho, Universidad de Los
Andes (Colombia) y profesora asociada de la misma Facultad
Abogada de la Universidad de Los Andes, con Maestría en Leyes y Doctorado
en Ciencias Jurídicas de la Escuela de Leyes de Harvard, Jaramillo es
especialista en jurisprudencia feminista, teoría legal general, derecho de familia
y derecho constitucional.
Jaramillo forma parte del Grupo de Investigación Derecho y Género de la
Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, cuyo trabajo se orienta a
entender y transformar la manera en la que el derecho construye el género, y el
género construye el derecho.
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