Autor Lucila Diaz Rönner Artículo Desregulación y transformación productiva en el agro argentino. Un análisis sobre cinco productos agroindustriales 2 5º CONGRESO NACIONAL DE ESTUDIOS DEL TRABAJO (ASET) Desregulación y transformación productiva en el agro argentino. Un análisis sobre cinco productos agroindustriales. Título : Autora: Lucila Díaz Rönner INTRODUCCION En este trabajo se abordarán los cambios ocurridos, en años recientes, en la producción y la comercialización agr oindustrial ligada con la tecnología, de algunos productos seleccionados como: el algodón, la yerba mate, la caña de azúcar, los cítricos y la vid en las regiones del NEA, NOA y Cuyo, respectivamente. En la década de los noventa se afianza en la Argentina un proceso iniciado desde mitad de los años setenta que, modificando sustancialmente el patrón de crecimiento basado en la sustitución de importaciones, permite dar paso a un nuevo modelo social de acumulación. Entre las medidas aplicadas con el fin de impulsar este modelo de crecimiento económico, destacan: la desregulación de las actividades económicas, la ley de convertibilidad y el programa de privatizaciones. Estas medidas apuntaban al desarrollo del nuevo régimen de acumulación en Argentina vinculado a la integración del país a la economía mundial, dentro de la tendencia general a la reestructuración del sistema capitalista, en el marco de los procesos de globalización y apertura de los mercados. Con respecto a la globalización tres aspectos merecen una previa atención: en primer lugar, acerca de su caracterización; en segundo lugar, respecto a la regionalización y, por último, sobre la noción de competitividad. 1.- Caracterización de la globalización. La globalización entendida, según Benjamín Coriat, como una tercera etapa de la internacionalización de los mercados, posee un cierto número de características propias en relación al período anterior, e implica restricciones muy particulares en términos de competitividad.1 Uno de los elementos más importantes de la globalización tiene que ver con la desregulación general de los mercados financieros- de aquí su denominación original de “globalización financiera” -lo cual significa que las plazas financieras esten 1 Benjamín Coriat, “Los desafíos de la competitividad”, Eudeba, UBA, Asociación Trabajo y Sociedad, Argentina, 1998, 2000. 3 en dependencia recíproca, con efectos instantáneos e inmediatos, apuntalada por la interconexión de redes y sistemas informáticos. A ello se agrega la desregulación de los grandes servicios internacionales masivos que facilitan la movilidad comercial o financiera. A través de este proceso se transforma sustancialmente la naturaleza del capital productivo en un activo de libre movilidad y negociación. En estas circunstancias, la globalización no se reduce a la simple apertura de fronteras sino que expresa el creciente poder de los mercados financieros en el ámbito nacional en detrimento de los poderes públicos en las esferas económica y social y de las empresas pequeñas o medianas. La transformación de los capitales productivos de los países en activos financieros permite la movilización de formidables flujos financieros, muchas veces puramente especulativos, que provoca la inestabilidad de los mercados financieros por la gran volatilidad de los flujos de capital en el corto plazo. 2.- Regionalización Al mismo tiempo que el mundo se globaliza también se regionaliza. Esta regionalización, señala Coriat, suele tener efectos negativos sobre los paises menos desarrollados porque la mayor parte de la inversión internacional se destina a las áreas de los países ricos a diferencia de los ocurrido en la etapa anterior a la globalización. En este contexto, las empresas transnacionales adquieren un singular protagonismo y tienden a concentrarse no sólo en su actividad principal sino también en sus principales mercados. 2 En estas circunstancias, en vez de un mercado único y homogéneo se advierte que los procesos de heterogéneo de la riqueza, regionalización generan un crecimiento desigual y del comercio internacional y del consumo. Tampoco se observa homogeneidad en las políticas respecto a la liberalización del comercio internacional, que se manifiesta en la tendencia a liberalizar el intercambio de bienes con mayor contenido tecnológico y de capital, por un lado, y el proteccionismo aplicado por los paises desarrollados, a los que se suman otros países en la actualidad, al comercio de bienes primarios, por el otro. Estas políticas perjudican en especial a los países exportadores de materias agrícolas, como es el caso de la Argentina. 3.- La competitividad Este es un concepto que debería ser analizado con mayor atención de la que se le otorga hasta el presente. La competitividad es necesaria en un contexto de globalización, pero, 2 idem 4 no se trata sólo de alcanzar capacidades exportadoras con bajos costos sino que lo importante es el cambio de los contenidos de ese concepto en la economía globalizada. Entre otros aspectos, la calidad y la diversidad deberían predominar por sobre la cantidad. Asimismo, una economía sería competitiva, según Coriat, cuando sus capacidades exportadoras sostengan de manera equilibrada el crecimiento interno. Esta noción tiene particular relevancia cuando en el ámbito político local tiene primacía la liberación total del comercio agroindustrial y el papel limitado del Estado – según el paradigma neoliberal -sin prestar la debida importacia a la formulación de políticas de reforma estructural que contemplen los problemas de las economías regionales, con el fin de reducir las deficiencias y las limitaciones estructurales que afectan la competitividad de sus productos agroindustriales. La intervención estatal es válida, también, ante las estrategias y criterios de competitividad que adoptan las empresas transnacionales en esas economías, en relación a sus implicaciones sociales y ecológicas. Desregulación del sector agropecuario en la Argentina De acuerdo con lo señalado al inicio, la Argentina procedió a la liberalización del sector agropecuario, a partir de 1991, mediante la eliminación de las estructuras institucionales creadas para el modelo econónico anterior. Así se disolvieron los siguientes organismos: la Junta Nacional de Granos, la Junta Nacional de Carnes, el Instituto Forestal Nacional, el Mercado Nacional de Hacienda de Liniers, la Comisión Reguladora de la Producción y Comercio de Yerba Mate, el Mercado Consignatario Nacional de Yerba Mate y la Dirección Nacional del Azúcar. Asimismo, se adoptaron medidas dirigidas a la liberación de cupos de siembra, cosecha, elaboración y comercialización de caña de azúcar y azúcar, yerba mate, viñedos, uva y vino. En la década de los noventa, se advierte un importante proceso de adopción de tecnología en las distintas economías regionales, estimulado por un contexto de liberalización, estabilidad y buenos precios internacionales, que produce cambios de diversa índole en los sistemas productivos. La incorporación de tecnología es un proceso gradual y, en determinadas circunstancias, pueden coexistir distintos sistemas de producción. Ello, porque no todos los productores se encuentran en condiciones similares para adaptarse a un contexto exigente, en el marco de la globalización y la integración regional, mediante la reconversión hacia producciones más competitivas, en 5 particular, para la exportación. A continuación se presentan los principales cambios y resultados logrados para los cinco productos agroindustriales seleccionados. I . - El cultivo del algodón y sus nuevas modalidades de producción. La producción algodonera tiene destacada importancia dentro de la región del NEA, en las provincias del Chaco y Formosa, sin embargo, la región del NOA presenta una dinámica particular a partir de los años noventa, especialmente, en Santiago del Estero y en Salta En el período 1991/1992, la provincia de Chaco, principal zona algodonera, alcanzaba a concentrar casi el 72 % o sea 456 mil hectáreas del total de la superficie sembrada. A partir de esos años, la superficie cultivada con algodón se incrementa de manera significativa en la provincia de Santigo del Estero y, en menor medida, en Salta, a la par del crecimiento de las grandes explotaciones de hasta 5 mil hectáreas y, en ciertos casos, de 10 mil hectáreas cultivadas. Para la campaña 1995/96 la superficie sembrada en todo el país alcanza, por primera vez, un millón de hectáreas, y se logra superar esa extensión en la campaña 1997/1998. En años noventa se advierte un aumento de la inversión de capital en el cultivo del algodón alentada por el excepcional contexto internacional y la eliminación de las retenciones econonómica, a las exportaciones. la estabilidad y La convertibilidad aunada a la liberalización los precios altos, favorecieron la incorporación de innovaciones tecnológicas en la producción algodonera. Ello redundó en el aumento de escala de las explotaciones asociada con la difusión de la cosecha mecánica. En efecto, la existencia de una mayor cantidad de cosechadoras, desde mediados de la década, posibilitó la producción en grandes superficies, superiores a las 500 hectáreas. Esas circunstancias permiten observar, para la campaña 1998/1999, que un 9 por ciento del total de productores chaqueños era responsable de casi el 50 por ciento de la producción algodonera, en tanto, en el otro extremo, una proporción significativa de pequeños productores, minifundistas y ocupantes de tierras públicas, comprendidos en el estrato de “hasta 50 hectáreas” y que representaban el 75 % de los productores alcanzaron a sembrar el 17 por ciento del total de la superficie. Estos últimos son los 6 que se ocupan en tareas temporarias y labores cada vez más restringidas en el ámbito rural. 3 Esos datos advierten acerca de la predominancia que adquieren los establecimientos más grandes de carácter empresario en reemplazo de las explotaciones medias que, basadas en el trabajo familiar, han caracterizado al típico algodonero chaqueño4. La cosecha mecánica: alcances y resultados. Para dar una idea del impacto de la recolección mecánica sobre la utilización de la mano de obra en el cultivo, cabe señalar que en 1981, año de siembra excepcional, el levantamiento de la cosecha ocupó alrededor de 85.000 trabajadores temporarios en la zona algodonera del Chaco, cantidad que no volvería a repetirse pese a la notoria expansión de la superficie sembrada desde los inicios de los noventa, en razón de la incorporación de la cosechadora mecánica, que cambia en forma significativa el patrón productivo y social del cultivo. En efecto, se modifica la participación de los principales actores y pasa a resaltar la figura del productor –empresario, como consecuencia de los beneficios económicos que genera esta actividad en condiciones técnicas más ventajosas, a partir del reemplazo del trabajo manual por la tarea mecanizada que redunda en la disminución de los costos de producción.5 Para la campaña 1994/ 1995, la superficie cosechada superó las 500.000 hectáreas en la provincia del Chaco, en coincidencia con una situación excepcional para el mercado algodonero. Sin embargo, la cantidad efectiva de braceros que trabajaron en la misma fue de 50.000, número similar al de la campaña anterior donde la superficie cosechada fue menor, o sea que se redujo la superficie destinada al trabajo manual aunque aumentó el área cultivada. Ello da cuenta de la incidencia de la cosecha mecánica sobre la demanda de mano de obra, condición que afectó a varios miles de trabajadores rurales, calculados en alrededor de 10.000, según estimaciones realizadas por representantes de los cosecheros.6 La problemática social generada por la extensión de la cosecha mecánica adquiere particular relevancia en el caso de los productores minifundistas y los 3 trabajadores rurales y sus familias cuya subsistencia depende, parcial o Morand H, “Crisis del sistema productivo, efectos sobre la campaña 98/99”, en Revista de la Cámara Algodonera Argentina, Buenos Aires, diciembre 1998. 4 Cf.Benencia Roberto, “El mercado de trabajo rural: posibles cambios en un futuro próximo” en Realidad Económica, 1992, No. 109, IADE, Buenos Aires. 5 Rofman A, “Modernización excluyente y desempleo estructural en la actividad algodonera contemporánea”, ponencia presentada en el 4º Congreso Nacional de ASET, UBA, 4-6 novi embre de 1998, Buenos Aires. Este autor hace referencia a un estudio acerca de las vent ajas derivadas de la sustitución de mano de obra por equipo mecánico, las que son corroboradas por la Ing. Graciela Elena (1994), de la Estación Experimental de Presidencia Roque Saénz Peña, Chaco. 6 Rofman A, op. cit. p. 7 7 exclusivamente, de estos ingresos, situación que se agrava por la carencia de fuentes alternativas de trabajo. El hecho que la cosecha mecánica sea realizada en ocasiones mediante la contratación de los servicios de maquinaria de terceros o contratistas es, también, un elemento que contribuye a la disminución de los requerimierntos de mano de obra. En la campaña 1995/1996 se registró la existencia de un importante número de máquinas cosechadoras en la zona chaqueña, estimadas en unas 1.000 unidades por el Subsecretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación, lo cual posibilitó que una parte importante de la producción algodonera, entre un 50 y un 80 por ciento, fuese levantada en forma mecánica, hecho que determinó el desplazamiento de la recolección manual hacia las zonas marginales. En esa campaña la producción alcanzó el volumen más elevado de toda la década. La introducción de la cosecha mecánica produjo un cambio en la tecnología del cultivo. Entre las innovaciones tecnológicas incorporadas al cultivo, cabe destacar la propagación de una variedad de semilla que no sólo acorta la estacionalidad de la cosecha (a un máximo de dos meses) sino que es apta, también, para la cosecha mecánica.7 Además, el tratamiento de la planta a ser recolectada por vía mecánica exige cuidados especiales, que no se requieren en el caso del sistema manual, vinculados tanto con la eficiencia y la calidad del producto como con el manejo de las cosechadoras. Asimismo, la recolección mecánica exige la utilización de mayores cantidades de plaguicidas y de productos desmalezadores, a lo que se suma el costo de mantenimiento de las cosechadoras dado que tienen una baja capacidad operativa y cualquier rotura puede atrasar la cosecha y afectar la calidad del algodón. 8 Otros cambios refieren no sólo a la tecnología del cultivo sino también a su procesamiento, para el que se observa el reemplazo de las cooperativas por modernas desmotadoras privadas que operan las grandes empresas. Se observa, asimismo, el aumento en la utilización de acoplados fabricados especialmente para el transporte del algodón y de módulos compactados, todo lo cual expresa la importancia de las inversiones realizadas en el sector algodonero. 7 Benencia R., op. cit. Cf. Martínez Quiroga E., “La cosecha mecánica del algodón” en Revista de la Cámara Algodonera Argentina, Buenos Aires, octubre de 1995, citado en Rofman Alejandro, op. cit. 8 8 .-Situación actual en el sector algodonero. La reducción del área algodonera en la Argentina se debe tanto a factores externos como internos. Entre los primeros se indican: la declinación de los precios internacionales debida al exceso de stocks, y las exportaciones de China que presionaron aún más sobre los precios, en circunstancias de una fuerte retracción del consumo tanto por la competencia de la fibra poliester con la fibra de algodón como por las crisis en los países asiáticos y en Rusia. En cuanto a los factores nacionales, cabe señalar: el precio del crédito, la presión impositiva y la sucesión de cosechas malas por factores climáticos que colocaron a varios miles de productores en el límite de la subsistencia, sin posibilidad de cancelar créditos de campañas anteriores, habiéndose calculado que unos 15 mil productores chaqueños se encontrarían en estas condiciones9. A lo anterior, se suma la política de subvención aplicada por otros países productores: Estados Unidos, China, Paquistán, Brasil y la Unión Europea, situación que dificulta su exportación a estos mercados. En el caso de Brasil, el régimen de subsidios a esta producción le ha permitido revertir su condición de importador a la de un potencial exportador, luego de haber alcanzado su autoabastecimiento en los últimos años. En fecha reciente, en el mes de mayo del 2001, la Secretaría de Agricultura da su aprobación a la comercialización, en Argentina, de un nuevo algodón transgénico: el algodón RR de Monsanto. Este anuncio se hace en momentos en que el precio del algodón es más bajo (220 dólares/tn) que en 1999, cuando el precio promedio era de 320 dólares la tonelada. El atractivo de este tipo de algodón para los productores consiste en bajar los costos, por el menor uso de herbicidas y manejo culturales y aumentar en un 10 % los rendimientos. 10 Próximo a este anuncio, y en atención al reclamo del sector algodonero11, el gobierno nacional suscribió con las provincias y las entidades algodoneras un acuerdo de competitividad por el que se crea un fondo de 40 millones de pesos a distribuir entre los productores como aporte no reintegrable. Asimismo, el acuerdo prevé la eliminación de los impuestos a la renta presunta y a los intereses y computar las saldos de IVA como aportes patronales. Las provincias se comprometieron, también, a la eximición de 9 A la mencionada estimación se suman otros 10 mil productores que se encontrarían en quiebra. Cf. Cámara Argentina Algodonera, Boletín no. 41 del 19/7/99, p.2, Buenos Aires . 10 Clarín Rural/Suplemento agropecuario, Buenos Aires, 5 de mayo del 2001 . 11 Para contrarrestar el conjunto de condiciones adversas en el contexto actual, la Cámara Algodonera Argentina y el Centro de Exportadores de Algodón habían solicitado la creación de un fondo compensador de ingresos para garantizar la subsistencia del productor. Por su parte, los pequeños y medianos productores chaqueños reclamaban la fijación de un precio sostén para el algodón, la refinanciación de sus deudas bancarias y un subsidio de cien pesos por hectárea (hasta 500 hectáreas). 9 gravámenes a la producción, al desmote y a la cosecha mecánica. Por su parte, los productores y los desmotadores se comprometieron a mantener los niveles de empleo. 12 La cercanía de estas medidas no permite evaluar sus alcances en este trabajo, aunque se reafirma la adopción de la biotecnología para seguir produciendo con bajos costos. II .-La producción y comercialización de la yerba mate. La producción de la yerba mate 13 se concentra en Sudamérica y, en particular, en la región Nordeste de Argentina (NEA), en el oriente de Paraguay y en el sur de Brasil. La producción mundial de yerba canchada es, en 1999, de medio millón de toneladas, de las que Argentina participa con un 62 % del total, siendo el primer productor mundial del producto, seguida de Brasil y, en menor medida, por Paraguay. En la Argentina destacan: Misiones y Corrientes. Según los relevamientos satelitales realizados durante el período 1997/1998, la superficie implantada con yerba mate es de 194.678 hectáreas, de las que corresponden a Misiones cerca del 90 % de la superficie total y el resto a Corrientes. En el año 1999, la producción nacional de yerba mate canchada alcanzó las 310 mil toneladas (equivalente a unas 1.023 toneladas de hoja verde). 14 Si bien la producción ha aumentado, a lo largo de los años noventa, este crecimiento ha sido más dinámico en el período 1992/1994 que a partir del año 1995 en adelante.15 Cabe señalar que el sector yerbatero estuvo fuertemente regulado en todas sus etapas – producción, industrialización y comercialización- hasta 1991, año en el que se produce la desregulación del sector mediante el decreto 2.284, además, de la disolución de la Comisión Reguladora de la Producción y el Comercio de la Yerba Mate (CRYM) y del Mercado Consignatario de la Yerba Mate Canchada. 16 El significativo aumento de la producción yerbatera, desde los inicios de los noventa, fue acompañado por un incremento de las exportaciones igualmente importante, además, de cambios en las tendencias conocidas hasta ese momento. Gortari señala que, hasta 1991, el 95 % de las exportaciones consistía en yerba mate elaborada y empaquetada y se destinaba en un 80 % a otros países que los del Mercosur. A partir de 1992, por el contrario, los países del Mercosur y el Brasil,17 en particular, se convierten 12 Clarín Rural/Suplemento agropecuario, Buenos Aires, 26 de mayo del 2001. El desarrollo de esta sección se ha basado en los siguientes trabajos: Informe del Ing. Luis A. De Bernardi sobre la Yerba Mate, Dirección de Industria Alimentaria, (inédito) SAGPy A, Buenos Aires, 1999; y el artículo de Gortari Javier “El Mercosur y la economía yerbatera” en: Realidad Económica, 1998, No.154, Buenos Aires, IADE. 14 Se toma en cuenta un coeficiente técnico de producción de 3 kilos de hoja verde por 1 kilo de yerba canchada. 15 Conforme De Bernardi, op. cit. 16 La yerba canchada es la que ya fue sometida a un primer proceso de secado y trituración. 17 Tal como lo indica Gortari, de los países que integrarían el Mercosur, Uruguay era el comprador principal, y eran inexistentes las exportaciones al Brasil y al Paraguay en su condición de países productores de la misma. 13 10 en los principales destinatarios de las exportaciones argentinas de yerba mate, en las que prevalecen las de yerba canchada por sobre las de molida. Los principales destinos de exportación son Brasil, Paraguay, Uruguay y Siria. Se observa, asimismo, que no obstante la preeminencia de Brasil con respecto a Siria en cuanto al volumen (44 y 25 por ciento, respectivamente), el último presenta una mayor participación en términos de valor (37 %) que Brasil (29 %), debido a que las compras de Siria corresponden al producto elaborado a diferencia de Brasil que es el principal comprador de la yerba mate canchada de menor valor unitario. Por otra parte, las ventas al Brasil que representaron poco más del 30 % del valor de las exportaciones en 1997, disminuyeron en 1999 debido a la parcial recuperación de la producción brasileña y a la inestabilidad económica. En definitiva, las exportaciones han tenido un crecimiento, en términos de volumen, de alrededor del 90 %, en tanto que en valor aumentaron un 31 %. Este resultado obedece a que el valor promedio de la tonelada exportada disminuyó de 990 a 710 dólares, debido al elevado componente de materia prima en el total de las exportaciones.18 Ello condice con la baja en la producción de la yerba mate elaborada hacia finales de los años noventa. .- Situación actual del sector de la yerba mate. Las estimaciones, más recientes, dan cuenta de 21.623 productores dedicados a la producción de la yerba mate, la mayor parte de los cuales, cerca de un 90 por ciento, tiene explotaciones de hasta 25 hectáreas. Es un cultivo mano de obra intensivo cuyos picos de demanda se presentan en la cosecha y la poda. Estas ocupaciones alcanzan a representar alrededor del 20 % de la mano de obra empleada en el sector primario provincial.19 Hacia la mitad de los años noventa, se registró un aumento gradual de plantaciones con alta densidad que tienen un rendimiento muy elevado en relación al resto. Además de los avances en la tecnología de vivero, plantación y cultivo, se hicieron cambios en la tecnología industrial y, en particular, en el packaging vinculado a la producción más reciente de yerba mate compuesta o saborizada. 18 Luis De Bernardi, op. cit. Donato V., “Diagnóstico económico social y propuestas para el plan de desarrollo de la Pcia. de Misiones”, Consultoría BID, Posadas, noviembre de 1995, citado en Gortari Javier, op. cit., p 104. 19 11 Cabe señalar que la integración entre la producción primaria y la industria es limitada, y con excepción de una de las principales empresas que satisface sus necesidades de materia prima con producción propia (Establecimiento “Las Marías”), el resto de los establecimientos industriales compra la materia prima a los productores independientes o a los secaderos bajo distintas formas contractuales. Además, tanto la molienda como la comercialización presentan un alto grado de concentración. Si bien la incorporación de tecnología se reflejó en importantes incrementos de la producción, la misma se encuentra muy condicionada por las limitaciones en el crecimiento de la demanda. En estas circunstancias, el sector yerbatero enfrenta en la actualidad una situación precios. problemática entre la sobreproducción y la disminución de los Estas condiciones han impulsado a los productores a solicitar, en reiteradas oportunidades, la intervención estatal para superar tales dificultades. La situación se agudizó ante la mayor importancia adquirida por los hipermercados en el precio final del producto debido al poder monopsónico que ejercen esos grandes centros de distribución, además, de la comercialización del producto con marca propia y la reducción de los márgenes de ganancias para el sector molinero. La comercialización a través de los supermercados representa, en forma aproximada, el 70 % del total. La necesidad de bajar los costos a lo largo de la cadena productiva afecta de distinta manera a los agentes involucrados, siendo los pequeños productores los más vulnerables desde el punto de vista económico y, en consecuencia, los más expuestos al persistente proceso de expulsión de la actividad. Cabe recordar que el acuerdo de precios propuesto por el gobierno de la provincia de Misiones, hacia el año 1997, era de $0,08 centavos por kilo de hoja neto de gastos de cosecha y flete. El ingreso mensual resultante de $200 para un productor de 10 hectáreas resultaba muy limitado para afrontar los gastos de la explotación y la propia subsistencia. Y es plausible afirmar que aproximadamente el 75 por ciento de los productores se encuentre por debajo de ese ingreso. 20 Sin embargo, algunas empresas han reducido el precio de la yerba antes concertada con los productores para poder seguir compitiendo.21 En este contexto, es indudable que los establecimientos molineros y los productores integrados tienen mayor 20 Gortari, op. cit., p. 116 . poder para 12 intervenir en el mercado que la oferta atomizada de los pequeños y medianos productores, quienes deben afrontar a no más de 10 molinos que absorben alrededor del 90 % de la materia prima. III .- Principales cambios en la producción azucarera. La economía azucarera tiene importante incidencia en el NOA y, en particular, en la provincia de Tucumán. Basta señalar que en las últimas décadas, la superficie cultivada con caña ha sido en promedio de 345 mil hectáreas de las que algo más del 70 % corresponde a Tucumán, un 24 % se reparte entre Jujuy y Salta y el resto se distribuye entre tres provincias (Misiones, Santa Fé y Corrientes). Cabe destacar, sin embargo, que la asignación de la superficie cultivada no corresponde en proporción similar a la producción obtenida en las mencionadas provincias debido a la existencia de modelos de organización y agentes productivos distintos: en Tucumán, predominan los cañeros independientes y, en Salta y Jujuy, por el contrario, la mayor parte de la producción la realizan las grandes empresas integradas. El número de cañeros de Tucumán ha sido estimado, a través de distintas fuentes estadísticas, en una cantidad aproximada de 11.000 productores, de los cuales un 60 % del total estaría conformado por productores minifundistas y el resto por productores familiares capitalizados y empresariales La desregulación de la actividad cañera y la disolución de la Dirección Nacional del Azúcar, a partir del decreto de 1991, afectó en forma importante al sistema productivo de Tucumán, desacomodando estructuras y prácticas 22 desarrolladas a lo largo de décadas. Esta situación perjudicó, en particular, a los pequeños productores cañeros de esa provincia, dada su falta de tecnificación y sus escasos niveles de competitividad y, también, a los trabajadores del surco y de la industria y a los sectores empresarios menores. Dicho sistema, formulado básicamente en la década de los sesenta, se orientaba a regular la oferta azucarera a través de cupos de producción entregados a los cañeros, por un lado, y cupos de entrega de azúcar para el mercado interno y la exportación a los ingenios, por el otro. Con ello, se pretendía atenuar las bruscas oscilaciones de la producción y de los precios que caracterizan esta actividad. 23 En 21 El Gobierno de Misiones impulsó la reunión de la Mesa de Concertación Yerbatera con representantes de los productores, los secaderos y los molinos locales, algunos de cuyos acuerdos se instrumentaron a partir de 1997, aunque los intentos por dirimir las cuestiones principales tuvieron resultados limitados. 22 Marqués Nora, “La economía azucarera y el Mercosur” en: Realidad Económica, 1995, No. 130, Buenos Aires. p. 126 23 Pucci Roberto, “Ajuste y crisis en el NOA: El caso de Tucumán” en Realidad Económica, 1994, No.127, Buenos Aires, IADE. Según este autor, la estructura agroindustrial de la provincia quedó congelada dentro de los límites de la situación prevaleciente en 13 efecto, el mercado azucarero ha sufrido en forma periódica la emergencia de crisis de sobreproducción en un mercado interno estancado, además, de una constante situación de conflicto entre cañeros e ingenios por la distribución del ingreso generado. En los años noventa, tanto los productores de tipo empresarial nuevos procesos productivos como involucrados en los los ingenios que integraron la producción primaria, aumentaron la superficie propia luego de la desaparición de los cupos y aplicaron la mecanización de la cosecha. Para el año 1995 se estimaba la existencia de 60 cosechadoras de última generación en Tucumán. Se ha calculado que una cosechadora integral es capaz de procesar 600 toneladas por día mientras un cosechero puede 24 recolectar un promedio diario de 1,5 toneladas. . Para levantar toda la cosecha tucumana se requieren unas 70 cosechadoras, según Roberto Pucci, por lo que casi la totalidad de la zafra provincial se estaría realizando en forma totalmente mecánica. Asimismo, estas empresas incorporaron cambios en las técnicas del cultivo e incrementaron químicos. el Estos rendimiento cambios sacarino resultaron mediante significativos la no utilización sólamente de para maduradores elevar la productividad sino, también, para disminuir los costos de producción mediante la mecanización, aunque afectaron el empleo rural. 25 En este proceso, el cultivo de la caña de azúcar no presenta variaciones significativas en la superficie sembrada y la superficie cosechada se estabiliza, en tanto la producción muestra incrementos considerables debido al aumento de los rendimientos. Por lo que corresponde al sector industrial, la incorporación de nueva tecnología en el proceso de transformación de la caña de azúcar redundó, a su vez, en la disminución de los costos operativos de la etapa industrial. Esta transformación fue posible para los ingenios más grandes que pudieron realizar la reconversión de sus plantas, no así para los ingenios más pequeños, muchos de ellos en situación de quiebra o convocatoria de acreedores debido a su elevado endeudamiento y producción eficiente Estas condiciones empresarios la compra de ingenios en con dificultades para encarar una posibilitaron a muchos productores- bancarrota, como parte de una estrategia integradora. En esta etapa de reconversión agroindustrial se advierte un proceso de la crisis de 1966 ,y en desventaja con los ingenios del Norte, aunque los grandes ingenios y los cañeros más fuertes son sus principales beneficiarios. 24 Mayo A., “Plan Cavallo y economías regionales: el mito de la salida exportadora” en: Realidad Económica No.135, 1995, Buenos Aires, IADE . 25 IICA, El sector agroalimentario argentino en los 90’, Buenos Aires, 1997. p. 90 14 concentración y extranjerización creciente. Así, siete grupos económicos son los dueños de más del 90 % de la producción de azúcar de todo el país. Algunos de estos son grupos nacionales provenientes de otras actividades productivas y otros son capitales transnacionales. 26 En cuanto a las cooperativas de cañeros, la desregulación afectó su participación en la comercialización del azúcar mediante el régimen de maquila, aunque algunas han logrado resistir y mantenerse en el nuevo contexto. .- Situación actual del sector azucarero El sector azucarero, en su conjunto, presenta una situación problemática debida a una serie de elementos -reconocibles históricamente- que se han agudizado en los últimos años, tales como: el nivel de precios desfavorable, la presión fiscal, la estructura del financiamiento, la sobreoferta en un mercado interno saturado y la s dificultades para la exportación de los excedentes disponibles frente a la competencia de exportaciones subsidiadas. En este contexto, muchas empresas que reconversión productiva -aún incompleta- muestran iniciaron un proceso de una situación financiera comprometida. En fecha reciente, otras empresas han emprendido diferentes estrategias de comercialización y/o de diversificación para atenuar las dificultades existentes. 27 Asimismo, distintos sectores de la producción azucarera de Tucumán junto con el gobierno y legisladores, han impulsado acuerdos de regulación con el fin de contrarrestar las situaciones de crisis, que muestran dos aspectos decisivos de esta realidad: el de una producción sobredimensionada y el de las limitaciones de su competitividad frente al Mercosur y, en particular, frente a la competencia del Brasil.28 En consecuencia, el azúcar está protegido por un régimen de aranceles. Al respecto, el decreto 797 del año 2000 prorrogó hasta diciembre del año 2005 la protección arancelaria para el azúcar, en particular, la proveniente de países que aplican subsidios, como Brasil. Cabe recordar que la industria azucarera de Brasil se encuentra ligada en forma estrecha con la política energética. En efecto, una gran parte de la caña –poco más del 60 % - se utiliza para el programa alcoholero y el azúcar excedente se destina al mercado interno y externo. A diferencia de la Argentina que ha desregulado la actividad azucarera, el Brasil aplica una serie de medidas tendientes a proteger su industria y, 26 IICA, op. cit., p. 90. Ante la depresión de precios, algunos empresarios azucareros han realizado acuerdos de comercialización para dosificar las ventas en el mercado interno y regular la oferta. En otros casos, como el del complejo industrial Ledesma, en Jujuy, ha encarado la diversificación con el fin de contrarrestrar la pérdida de rentabilidad del ingenio, mediante la producción de papel en base al bagazo de la caña, por un lado, y la producción citrícola, por el otro 27 15 además, los productores cañeros cuentan con la ayuda de subsidios estatales. En consecuencia, el azúcar es uno de los productos protegidos en los acuerdos firmados entre los países del Mercosur. 29 Esta cuestión afecta, en particular, a Brasil y Argentina, dado que el primero impugna la protección que la Argentina otorga al sector azucarero mediante altos derechos de importación. IV.- La citricultura en Tucumán: antecedentes y desarrollo del cultivo. La citricultura como actividad agroindustrial y, en particular, el limón como principal producto de exportación de Tucumán, han tenido una gran expansión en los últimos veinte años y una creciente significación en el ámbito provincial dado que ocupa el segundo lugar, después de la caña, en términos de valor bruto de la producción. La creciente especialización de Tucumán en la producción de limón se refleja tanto en el considerable aumento de la superficie cultivada como en los volúmenes obtenidos. Para la campaña 1997/ 1998 la producción de limón en Tucumán representaba 89% del total. La producción se destina a la industria para la elaboración de jugos, aceites esenciales y cáscara deshidratada o al consumo fresco en el mercado interno y para la exportación. Cabe señalar que la participación en la exportación ha crecido de un 10 % del total en 1990 hasta alcanzar un 25 % en 1996. Por lo anterior, la Argentina ocupa los primeros lugares como productor de limón y de concentrado de limón del mundo. La expansión de la superficie cultivada con cítricos se manifiesta recién hacia finales de la década de los sesenta. Con anterioridad, el cultivo de los cítricos se realizaba en explotaciones de tipo familiar donde la naranja ocupaba el lugar principal y era escasa la producción del limón. El cambio de orientación en la explotación de los cítricos se relaciona con dos hechos decisivos que marcan el dinamismo que tomaría la producción limonera en la provincia. Por un lado, la pérdida de plantaciones de naranja debido a una enfermedad –la podredumbre de raicillas- a la cual es resistente el limón. Por el otro, la crisis cañera y la sustitución de los antiguos cañaverales por cultivos con mejores perspectivas como son los cítricos. 30 - Modalidades actuales de la producción y la comercialización del limón. 28 Cf. Marqués Nora, op. cit. p. 138. Bidaseca Karina, “Mercado del azúcar: nuevos debates y desafíos” en Realidad Económica 1998, No.157,Buenos Aires, IADE. 30 Batista A. y Natera J.J., “Estructura agraria y agroindustria: variaciones en el tamaño de las explotaciones limoneras en la provincia de Tucumán”, ponencia presentada en la Primeras Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales, Facultad de Ciencias Económicas, UBA, 4 y 5 de noviembre de 1999. 29 16 El sostenido desarrollo de la actividad citrícola ha sido impulsado por un sector empresarial de origen local, altamente capitalizado, con una considerable inversión por hectárea en cultivos perennes y en tecnología, integrado industrialmente y que produce para la exportación, dado que los productos tienen las condiciones de calidad requeridas por los mercados internacionales. El crecimiento de la superficie cultivada con cítricos, en Tucumán, desde los años setenta, muestra su mayor importancia entre los años 1988 y 1995. La expansión de la superficie dedicada a la producción del limón no afectó la totalidad de la provincia sino que se concentró en aquellas áreas o departamentos de la provincia que reunen las condiciones agroecológicas más aptas para el cultivo. En cuanto a la cantidad de explotaciones limoneras, Batista y Natera señalan un proceso inverso al que muestra la evolución de la superficie, dado que su número disminuye entre 1969 y 1995. En este proceso se incrementa el tamaño medio de las explotaciones, al pasar de aproximadamente 6,8 hectáreas en 1969 a las 45,6 hectáreas en 1995. 31 En general, se observa una tendencia al aumento en el tamaño de las explotaciones. En este sentido, otro estudio indica un significativo proceso de concentración que se registraría a partir de la existencia de explotaciones con más de 2.000 hectáreas de cítricos.32 La incorporación de tecnología ha sido uno de los factores decisivos en el importante aumento de los rendimientos y en la mayor extensión de la superficie sembrada, los que permitieron, además, incrementar los volúmenes de la producción, hacia finales de los años noventa, en algo más de dos veces y media respecto la década de los años ochenta. El destacado desempeño del cultivo del limón fue acompañado de un incremento significativo de las exportaciones, dada la calidad del producto y la ausencia de los potenciales problemas sanitarios. Por lo anterior, Estados Unidos autorizó, a partir del año 2000, el ingreso de los cítricos de esa región a su mercado, hecho muy importante en cuanto significa la puerta para otro mercado importante como el de Japón, una vez terminadas las pruebas técnicas que está realizando este último gobierno en Tucumán. Hasta el presente, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos habilitó 2.221 hectáreas (69 lotes) en condiciones de exportar cítricos a este país. Si bien participan distintos tipos de agentes en la producción del limón y en su actividad agroindustrial, puede afirmarse que 31 la expansión del complejo citrícola en Tucumán idem Aparicio S., Benencia R., “Gestión moderna y persistencia del trabajo flexible en el agro”, ponencia presentada en el 4º. Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, UBA, 4-6 de noviembre de 1998, op. cit., p. 16 32 17 ligada, a su vez, con la exportación, corresponde en forma innegable a las empresas integradas las que, con importantes inversiones en capital y una sólida integración vertical, definieron nuevas relaciones con los productores no integrados.33 Respecto la tenencia de la tierra predomina el sistema de propiedad en razón de las elevadas inversiones fijas que demanda la citricultura.34 Este cultivo tiene una alta demanda de mano de obra, en particular, en las épocas de cosecha donde predomina el trabajo temporal por sobre el permanente, tanto para la recolección como para el empaque. Ello ha dado lugar a la presencia de otros agentes como las empresas de servicios o las cooperativas de trabajo (proveedores de cosecheros), cuya participación es parte de los cambios de organización del trabajo en las explotaciones limoneras, que incluye esta nueva modalidad de contratar a los trabajadores a través del contratista de cosecha 35 Según estimaciones realizadas para el año 1995 resulta que la citricultura en Tucumán ocupa en forma permanente 3.000 personas, de las cuales el 75 % es asalariada, y 443.000 jornales transitorios de los cuales el 88 % se ocupa en la cosecha.36 En los últimos años, la incorporación de tecnología en algunas tareas culturales, como la utilización de herbicidas, la poda mecánica y las pulverizaciones, han disminuído los requerimientos de mano de obra, de igual manera que el trabajo automatizado en los empaques. La cosecha ocupa, todavía, un número significativo de trabajadores porque, por razones técnicas, la mecanización no sería factible en el corto plazo. 37 El procesamiento industrial lo realizan 7 fábricas que producen jugos concentrados, aceites esenciales y cáscara deshidratada. Cabe destacar, además, la compra más reciente de un par de las agroindustrias existentes, por parte de capitales extranjeros, dadas sus posibilidades de futuro. 38 V.-El cultivo de la vid y la actividad vitivinícola La producción de la uva, cuya casi totalidad se destina a vinificar, muestra una considerable caída de la superficie cultivada, desde fines de los años ochenta, en las provincias de Mendoza y San Juan, principal zona vitícola del país. Esta caída se debió 33 Alfaro Ma. I., “Los trabajadores citrícolas en Tucumán”, ponencia presentada en las Primeras Jornadas de Estudios Agrarios y Agroindustriales, Fac. Cs. Económicas, UBA, Buenos Aires, 4 y 5 de noviembre de 1999. 34 Aparicio S. y Benencia R., op. cit. p. 17 35 ibid. p. 19 36 Ibid. p. 21 37 Alfaro M.I., op. cit. p. 5 38 Batista A. y Natera J J, op. cit. 18 a la importante disminución del consumo interno de vino común como resultado de la caída de los ingresos reales de los sectores populares, crisis de precios y sobreproducción. A estos elementos, se le sumó el aumento en el consumo de la cerveza y las gaseosas y la creciente preferencia por los vinos finos y reservas, todo lo cual obligó a relegar la producción de vinos comunes. A partir de la desregulación producida en 1991, que desactivó las regulaciones existentes sobre la plantación, reimplantación o modificación de los viñedos, se inicia la reconversión del sector dirigida, en particular, a la sustitución de una buena parte de la superficie implantada con uva común por una menor extensión con cultivos de cepas destinadas a la producción de vinos finos, tanto para el consumo interno como para la exportación. En consecuencia, los productores y bodegueros con posibilidades financieras realizaron inversiones en tecnología, maquinarias y equipos, tanto en las fincas como en las bodegas. Asimismo, se establecen explotaciones de mayor escala que las anteriores, con reemplazo de parrales por espalderos e incorporación de riego sistematizado. La puesta en marcha del plan de diferimientos impositivos estimuló las inversiones en el sector viñatero de San Juan, por parte de grandes grupos empresariales nacionales y extranjeros, ante el beneficio de no pagar durante diez años los impuestos nacionales, y bajo el presupuesto de contar con la capacidad financiera suficiente como para esperar el quinquenio necesario para la producción.39 A partir del rápido crecimiento de las exportaciones de vinos, esta actividad agroindustrial ha registrado en los últimos años en la región, fusiones y compras y ventas de empresas, dentro de un marcado proceso de integración de viñedos y bodegas y de extranjerización. Se ha estimado que el monto invertido en el último quinquenio para la modernización del sector vitivinícola ha superado los 500 millones de dólares, entre capitales nacionales y extranjeros - franceses, italianos, españoles, estadounidenses y chilenos- destinados a la elaboración de vinos finos o varietales para su exportación, en gran parte, a los mercados de Europa y Estados Unidos. 40 Este proceso de reestructuración en el sector afectó a los pequeños productores de vid en San Juan y, también, en Mendoza, imposibilitados tanto de reconvertir sus explotaciones como de ser beneficiarios de planes de diferimiento impositivo para la puesta en marcha de nuevos proyectos productivos, los cuales sólo están al alcance de quienes tienen disponibilidad de fondos. 39 Miranda Omar, “Ciclos ocupacionales en el sector de uva sanjuanino”, ponencia presentada en el 4º. Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, UBA, 4-6 de noviembre de 1998, Buenos Aires. 40 Cf. Navarro Roberto, “Vinos Argentinos en el mundo”, suplemento CASH/ Página 12, 28/11/99, Buenos Aires. 19 La viticultura tiene una alta demanda de mano de obra y sus requerimientos varían a lo largo del año, aunque la cosecha de la uva y, en particular, la de uva para mesa de exportación, genera la mayor concentración de trabajo. Se ha estimado que la vendimia ocupa, tanto en forma directa como indirecta, una 150 mil personas en todo el país, donde las provincias de Mendoza y San Juan emplean gran parte de las mismas.41 A partir del proceso de reconversión del sector, los nuevos puestos de trabajo generados son de mano de obra calificada y se requiere la capacitación del personal. Por ejemplo, si se usa riego por goteo es preciso manejar una computadora. .- Reflexiones Finales Todos los productos agroindustriales analizados en este trabajo muestran, en la década de los años noventa y en un contexto desregulado, la importancia del fenómeno de la reestructuración impulsado por la apertura externa y el Mercosur, a través de indicadores indirectos como los incrementos de la producción y los rendimientos, que dan cuenta del considerable crecimiento de su volumen exportador. Sin embargo, estas condiciones han llevado, en años recientes, a una situación paradojal: a mayor producción, menores ingresos para los productores y aumento de la emigración rural. En estas condiciones, distintos sectores de la producción agroindustrial demandan en forma insistente la intervención estatal para la aplicación de mecanismos reguladores y la definición de políticas y estrategias que permitan remover los distintos factores que tanto limitan la competitividad para la exportación como inciden en la pérdida de rentabilidad y elevado endeudamiento que afecta, principalmente, a los pequeños y medianos productores. De los cinco productos considerados, tres de ellos: el azúcar, la yerba mate y la vid, se desarrollaron décadas atrás, en un contexto que respondía a otro modelo económico, y en el que la participación estatal resultaba fundamental para efectuar el control de la oferta productiva y asegurar el ingreso del pequeño productor frente a las oscilaciones de los precios, además de garantizar el consumo para amplios sectores de la población. En años recientes, se han vuelto a producir situaciones de sobreproducción vinculadas, en gran medida, con restricciones de la demanda interna e internacional y las dificultades para la colocación de los excedentes exportables, que repercuten en la 41 Rodríguez M.(1997), “La cosecha de uvas para vinificar en la Argentina”, Viticultura/Enología Profesional 51, 4-14; citado en Miranda Omar, op. cit., p.7 20 fuerte caída de los precios, tanto para la yerba mate como para el azúcar. El sector algodonero ha atravesado una situación crítica similar a los poductos anteriores, aunque acaba de obtener el apoyo estatal a través de subsidios para continuar con la producción, además de contar con la posibilidad de cultivar una variedad transgénica de algodón que le permitirá bajar los costos e incrementar los rendimientos. La producción vitícola y la cítrica presentan circunstancias diferentes, en la medida que se realizaron sustituciones o reemplazo de producciones anteriores y lograron acceder a mercados competitivos. La cuestión central gira, entonces, alrededor de la competitividad. El proceso de desregulación permitió aumentar la oferta exportadora sin mejorar la competitividad, dada la inadecuación de las estructuras tributaria y de financiamiento, la insuficiencia del desarrollo tecnológico local y la falta de un proyecto político sectorial. Para ello, el Mercosur representaba el marco propicio para superar las deficiencias estructurales y aumentar la competitividad, aunque los resultados obtenidos no parecen probarlo. En este sentido, el Estado debería jugar un papel clave como ordenador de la transformación de un mercado nacional en una economía mundial de mercado, lo cual significa anteponer el aspecto político al económico. La liberalización agrícola ha aumentado, asimismo, la conflictividad entre productores y los agentes de la comercialización de los productores agroindustriale s, agravada por la presencia de fuertes conglomerados monopsónicos u oligopsónicos y la imposición de precios y condiciones de comercialización, que tienden a perjudicar a los sectores más vulnerables de la cadena productiva. Al mismo tiempo, los productores son absorbidos por las nuevas innovaciones tecnólogicas con pérdida de autonomía para desarrollar sus opciones. Desde el punto de vista social, el proceso desregulador ha profundizado la heterogeneidad estructural, con expulsión de miles de productores y trabajadores, ante un orden de prioridades que, pautado por las grandes grupos transnacionales con diferentes modelos de producción y perfil tecnológico, es ajeno tanto a las necesidades de un crecimiento equilibrado de la estructura productiva sectorial como a sus “costos sociales”. En estas circunstancias, cabe preguntarse ¿Qué hace la Argentina para resguardar su condición de una de las más importantes reservas ecológicas y consolidar una posición estratégica en esta dirección cuando los productores se ven presionados a definir estrategias de sobrevivencia y adaptarse a las propuestas de las grandes empresas 21 transnacionales para seguir produciendo a bajos costos, con prescindencia de planteos sobre diversificación productiva, ecológicos o sobre los contenidos de la calidad ? BIBLIOGRAFÍA Alfaro, María Ines: “Los trabajadores citrícolas en Tucumán: las condiciones para la construcción de la protesta social”. Ponencia presentada en las Primeras Jornadas Interdisciplinarias de Esudios Agrarios y Agroindustriales, UBA, Buenos Aires, 4-5 de noviembre de 1999. Batista A. y Natera JJ.: “Estructura agraria y agroindustria: variaciones en el tamaño de las explotaciones limoneras en la provincia de Tucumán”. 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