Histórico viaje del presidente de Estados Unidos a Cuba

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Tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, Barack Obama intenta dejar consolidados con Raúl Castro los cambios en su relación antes de abandonar la presidencia de EE UU.
U
Por Antonio Sarrión
n partido amistoso de béisbol
entre el equipo de Los Rays de
Tampa y la selección nacional
de Cuba ha servido de ‘gancho’
para que un presidente de Estados Unidos
visite la isla caribeña por primera vez en 88
años –el último en hacerlo fue Calvin Coolidge, en 1928–, recordando aquella Diplomacia del Ping-Pong que llevó a Richard Nixon en 1972 a convertirse en el primer mandatario estadounidense en viajar a la República Popular China, en pleno auge de la
Guerra Fría.
Después de más de medio siglo de duras
hostilidades entre Washington y La Habana,
Barack Obama se encuentra en Cuba durante los primeros días de esta semana, en
un intento por salvaguardar los intereses de
Estados Unidos, y para dar un gran paso en
la normalización completa de las relaciones
entre ambos países.
Este hecho histórico constituye el remate
del esfuerzo emprendido desde 2009 para
mejorar las relaciones de Estados Unidos con
América Latina, lastradas por un pasado de
golpes de Estado, escuadrones de la muerte
e intervenciones militares. Un camino que
se iniciaba cuando el asesor de la Casa Blanca para Seguridad Nacional, Ben Rhodes, se
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21–27 de marzo de 2016. nº 1147
Histórico viaje del presidente de Estados Unidos
a Cuba
EL LEGADO DE OBAMA
La visita del inquilino de la Casa Blanca a la isla caribeña constituye un hito
histórico –el último presidente norteamericano que lo hizo fue en 1928– y abre
definitivamente la puerta a la normalización de las relaciones entre Washington y
La Habana, prácticamente inexistentes desde el triunfo de la revolución, en 1959.
Además, otros retos quedan pendientes hasta que en enero de 2017 una nueva
Administración tome el poder ejecutivo en Estados Unidos.
reunía en secreto con funcionarios cubanos
en Canadá. Los diálogos condujeron al restablecimiento de relaciones diplomáticas y
a la reapertura de la embajada estadounidense en La Habana hace unos meses.
Pese a la oposición de la mayoría republicana, Obama está tratando de avanzar
con rapidez, dentro de lo posible, con la intención de dejar consolidados una buena
parte de los cambios hacia Cuba antes de
dejar la presidencia el año próximo, como
parte de su legado. Además, el inquilino de
la Casa Blanca es consciente de que el panorama político en la región hoy es más fa-
vorable hacia Washington de lo que lo ha
sido en décadas. Gobiernos de países ricos
en recursos naturales y muy distanciados de
Estados Unidos, como los de Argentina –país
que Obama visitará inmediatamente después
de Cuba–, Bolivia, Ecuador y Venezuela han
caído o se encuentran en apuros.
Cinco días antes de la visita, Washington
anunciaba diversas medidas aperturistas. La
primera, una flexibilización de las normas
para viajar a Cuba. Los estadounidenses podrán realizar viajes individuales a Cuba
siempre y cuando el motivo sea para propósitos educativos y no turísticos. Se espe-
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ra que la medida ayude a llenar la demanda de vuelos directos que las aerolíneas estadounidenses esperan lanzar en los próximos meses.
También se permitirá a los bancos procesar transacciones del Gobierno cubano por
el sistema bancario estadounidense. La prohibición de esas transacciones impedía a Cuba comprar y vender bienes internacionalmente y se convirtió en una de las más grandes quejas de La Habana sobre el embargo
estadounidense.
Se trata de la quinta ronda de medidas encaminadas a aliviar el embargo a Cuba a través de acciones ejecutivas mientras el Congreso estadounidense no elimine el embargo en sí. El gobierno de Obama ya había legalizado las exportaciones de bienes muy
necesarios, como materiales de construcción
o repuestos de tractores. Bajo las nuevas normas, los bancos estadounidenses estarán autorizados a abrir y mantener cuentas de ciudadanos cubanos. Además, los cubanos que
obtengan un visado de no inmigrante para
una estancia en Estados Unidos, por ejemplo atletas o artistas, estarán autorizados “a
cobrar un sueldo o compensación”. Del mismo modo, ambos países han acordado restablecer el servicio de correo postal directo.
Ben Rhodes ha anunciado que la Administración Obama valora introducir otros
cambios regulatorios extra que se puedan
hacer dentro del marco de la ley actual, y
apuntaba la posibilidad inmediata de que las
empresas estadounidenses puedan contratar
directamente a ciudadanos cubanos como
primera medida.
La delegación oficial estadounidense confirmaba que no se planea visitar la base naval de Guantánamo durante esta visita. Pero a lo largo del proceso de normalización,
Cuba ha insistido en reclamar la devolución
del territorio ocupado desde 1898, cuando
EE UU ocupó militarmente la isla tras vencer a España, en el que los norteamericanos
tienen una base naval militar. En este sentido, Estados Unidos no ha dado hasta ahora
ninguna indicación de estar dispuesto a ello.
Igualmente, Barack Obama, confirmaba
que tratará con el mandatario cubano Raúl
Castro el tema de los derechos humanos durante su visita, según aseguraba en una carta dirigida a las disidentes Damas de Blanco: “Tal y como he hecho en el pasado, abor-
daré directamente estos temas con el Presidente Castro”.
Junto con su esposa, Michelle, Obama
está acompañado en este viaje por el secretario de Estado, John Kerry; la secretaria
de Comercio, Penny Pritzker; el secretario
de Agricultura, Tom Vilsack, la encargada
de la Administración de la Pequeña Empresa, María Contreras-Sweet, y un nutrido grupo de directivos de diversas compañías, lo
que demuestra también el alto interés comercial de este giro diplomático.
Normalización. Pese a las reticencias que todavía persisten, las voces que apuestan por
la normalización de las relaciones en Estados Unidos van imponiéndose poco a poco. El senador demócrata por Virginia, Tim
Kaine, aseguraba recientemente que quienes se oponen a la apertura hacia Cuba están quedando en la minoría. Y cree que “los
propios gobernadores republicanos van a
ayudar en esto. Virginia es el Estado número uno en comercio agrícola con Cuba”.
Del mismo modo, la senadora por Minnesota Amy Klobuchar ha iniciado una campaña para unir a demócratas y republicanos
para ampliar las oportunidades de comercio
en la isla y levantar definitivamente el embargo. Recordaba en su argumentación “miles de millones de dólares de ingresos perdidos”. Klobuchar enviaba una carta a los
secretarios de Comercio, Penny Pritzker, y
del Tesoro, Jack Lew, pidiendo la modificación de las barreras regulatorias para que se
autoricen las inversiones estadounidenses en
la pujante industria hotelera en Cuba, recordando la ventaja en la carrera que les llevan los operadores europeos.
Hace algunas semanas, el presidente del
Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el republicano Bob Corker, no descartaba la posibilidad de que el Congreso elimine las restricciones comerciales, posiblemente, tras la toma de posesión del nuevo
presidente.
Y las compañías ven estos movimientos
con buenos ojos. Las empresas estadounidenses ahora pueden manufacturar bienes
en Cuba. La cadena hotelera Starwood espera obtener pronto la aprobación gubernamental para administrar hoteles en la isla,
mientras que las líneas aéreas lanzarán nuevas rutas en los próximos meses, seguras de
un aumento de la demanda.
Empresas de Estados como Virginia, Florida, y Texas tienen la mira puesta en el mercado cubano. La apertura hacia Cuba beneficiaría principalmente a los sectores de agricultura, telecomunicaciones, hoteles, construcción y automóviles, aunque también supondría un ‘boom’ para el resto del sector
de turismo y servicios.
Desde que el Gobierno de La Habana comenzó a flexibilizar las restricciones para el
naciente sector privado en la isla, se calcula
La base naval de Guantánamo, en donde está instalada la tristemente célebre prisión, no está incluida en la visita de Obama.
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que unos 450.000 cubanos han iniciado pequeñas empresas, con la idea de establecer intercambios con empresas estadounidenses.
El sector de telecomunicaciones, por
ejemplo, cuenta con el potencial para ampliar los servicios de Internet en la isla, donde actualmente sólo el 5 por ciento de los
ciudadanos tiene acceso a toda la red de
información. Por eso, desde una gran parte
del empresariado estadounidense se comprende que la apertura hacia Cuba “no es la
agenda socialista del presidente Obama, sino que refleja una gran presión de sectores
en todo el país” en busca de nuevos mercados, como explicaba Amy Klobuchar.
Ya antes del histórico viaje de Obama, empresas como AT&T, Starwood, y Marriott International preveían suscribir acuerdos para
iniciar operaciones con entidades del gobierno en Cuba, según informa el diario ‘The
Wall Street Journal’. En la actualidad, Airbnb,
Sprint y Verizon ya operan en la isla mientras que las aerolíneas estadounidenses aguardan aprobación de rutas comerciales hacia
Cuba, y se prevé que los primeros vuelos comiencen en otoño próximo.
Como prueba del impulso que Obama
quiere dar a un mayor intercambio comercial entre EE UU y Cuba, una delegación empresarial estará acompañándolo a
la isla, incluyendo al principal ejecutivo
de Marriott y el vicepresidente del President’s Export Council, Arne Sorenson. Otras
empresas, incluyendo del sector de exportaciones de Florida, hacen lo propio para
presionar al Congreso a que levante el embargo contra Cuba, invirtiendo millonarias
sumas para hacer lobby.
En la actualidad, el número de empresas
que han invertido grandes cantidades de dinero en actividades de lobby para el levantamiento del embargo ante el Congreso aumentaron de 31 en 2014 a 97 el año pasado, según una recopilación del diario The
Hill. l
Barack,
penúltimo
acto
Diversos frentes abiertos le quedan al presidente de Estados Unidos en el tramo final de su mandato. El primero es el cumplimiento de
una de sus fundamentales promesas electorales de 2008, el cierre de
la presión ilegal Guantánamo. Para
eso ha elaborado un plan de cuatro
puntos, que incluye el traslado de
algunos de los presos a territorio de
Estados Unidos, el resto, extraditados a otros países y el cierre del
centro penitenciario, pese a que
cuenta con muy pocas posibilidades
frente al bloqueo de la oposición republicana en el Congreso.
En este sentido, el Legislativo ha
emitido varias prohibiciones al traslado de presos de Guantánamo a
suelo estadounidense, además de
aplicar restricciones al traslado a
otros Estados. Sin embargo, para
permitir todavía una pequeña esperanza a esta solución, algunos legisladores, liderados por el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, el republicano
John McCain, han manifestado su
disposición a aceptar esa opción si
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John Kerry y Mohammad Yavad Zarif alcanzaban un acuerdo histórico en la crisis nuclear.
el Gobierno presenta un plan.
Actualmente, quedan 91 presos en
el penal, que llegó a albergar 800 poco después de su apertura, ordenada
por el entonces presidente, George
W. Bush, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Junto a esto, las mayorías republicanas y los tribunales le frenaban
la reforma sanitaria, la reforma migratoria y las medidas contra el
cambio climático. En las elecciones
de noviembre del 2014, sufrió una
severísima derrota.
A pesar de todo esto, con cierta
habilidad, Obama lograba en 2015
buena parte de los objetivos de su
proyecto político inicial. El Tribunal
Supremo avaló el denominado po-
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pularmente Obamacare, la reforma
sanitaria que llevaba impulsando
desde los inicios de su mandato.
También se puso al frente del acuerdo contra el cambio climático firmado en París. Antes había dictado
un paquete de medidas reglamentarias en política industrial que prevé reducir en 15 años el 32 por ciento la emisión de gases con efecto
invernadero.
El presidente ha sorteado el bloqueo de los conservadores con sus
órdenes ejecutivas que evitan el
Congreso, como la que prevé regularizar la situación de cinco millones de inmigrantes, aunque en este caso un tribunal de Texas tiene
paralizada la aplicación.
Obama apoyó en este su segundo mandato la legalización de los
matrimonios gays que el Tribunal
Supremo avaló en junio pasado.
También Obama ha logrado dejar
encarrilado el Acuerdo Comercial
Transpacífico con otros once países
de ambas orillas del océano que representan el 40 por ciento de la economía mundial. La iniciativa pretende fijar las reglas comerciales del
siglo XXI frente a la ofensiva comercial china.
En política exterior, Obama ha firmado dos acuerdos que marcan una
inflexión histórica. El acuerdo nuclear con Irán, obtenido con el concurso de Rusia, China y la Unión Europea, pese a la oposición de Israel
y las reticencias de las monarquías
del golfo. Y por otro lado, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba.
También quiere abordar, aunque
con pocas posibilidades, el control
de la posesión de armas, para lo que
no descarta recurrir de nuevo a las
órdenes ejecutivas.
El último golpe de efecto ha sido
el nombramiento del magistrado
progresista Merrick Garland para
sustituir al fallecido ultraconservador Antonin Scalia en el Tribunal Supremo. Posiblemente, la mayoría republicana en el Senado, impedirá
esta designación.
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