Año V Abril 1912 Itúm. 100 DE GUERRA Y MARINA SUMARIO DOCTBINAL.—Extensión y competencia del fuero de Guerra, por M. SUCCIÓN DS BE FOBMAS.—Citación de militares para concurrir á juicios civiles. SECCIÓN LEGISLATIVA.—Retenciones en Melilla.—Pensiones alimenticias en Melilla.—Prófugos. - Desertores.—Indultos. SECCIÓN VARIADA.—Definición de !a frase «tiempo de guerra» respecto á la válida de los testamentos militares, por Carlos Táboada. SBOGIÓN MRCFLANEA . doctHnmi Extensión y competencia del fuero de Guerra De este importante asunto, quizás el primordial en las jurisdicciones especiales, se ha ocupado en varias de sus reuniones la Comisión de reforma de Códigos, Determinar los límites has ta dónde debe llegar el fuero de Guerra, fijarlos concretamente sin género alguno de duda, sia puerta abierta á la interpretación sutil, es algo más arduo de lo que parece. so GACETA J U R Í D I C A Nosotros no sabemos lo que habrán tratado los señores de la Comisión; no sabemos e! criterio que podrán tener; pero vamos á adelantarnos á sus trabajos diciendo algo por nuestra propia cuenta, no para ilustrar á ellos—-que ninguno lo necesita,—sino para orientar á l©s habituales lectores de GACETA JURÍDICA. Tres opiniones fundamentalmente distintas pueden sustentarse respecto á la extensión del fuero de Guerra: i." Que sea el fuero muy extenso, que comprenda un gran número de delitos, que el criterio atractivo se ejerza con gran amplitud. Quienes así razonan se basan en el estado de nuestra sociedad, con el sentimiento cívico decrépito, con el antimilitarismo infiltrándose por todas partes, con egoísmos personales sobrepuestos constantemente á toda consideración patriótica. En una sociedad así, donde los lazos tradicionalessepierden ó aflojan, es preciso—dicen—mantener como medio supremo la justicia militar con gran esfera de alcance. Aquella es algo que invita á no ejecutar por temor lo que las malas pasiones dictan. 2.* Que sea el fuero muy restringido, extendiéndose sólo á aquellos delitos esencialmente militares, en los que peligra la diciplina. El fuero militar—mantienen quienes así o p i n a n es cosa que se padece, no que se goza. Y se padece en nembre de las virtudes á que el uni- DE GUERRA Y MARINA 51 forme obliga. Sólo quien vista uniforme debe caer bajo su férula. 3. 1 Que haya un fuera militar restringido, pero que se establezca su competencia en casos de promulgación de la Ley marcial, y ésta tenga una extención y una aplicación mayor y más frecuente, menos estorbada por los convencionalismos políticos, que las que hoy tiene. Realmente, en las tres teorías encuéntranse argumentos de fuerza. Las tres deben, pues, concillarse. ¿Cómo? A poco que discurramos encontraremos fórmulas esenciales,jalones principales sobre los que se puede caminar. El tribunal juzgador en el fuero de Guerra puede y debe ser esencialmente militar, de militares combatientes¡ en aquellos hechos que alcanzan directamente á la subordinación, á la obediencia, á las virtudes del hombre de armas como tal, en una palabra, en los delitos militares. En estos casos, la pena debe imponerse con arreglo al Código militar. El tribunal juzgador, debe ser profesional, de magistrados militares, c©n participación de magistrados civiles, en los delitos que se rozan con la jurisdicción de Guerra, peroque no entran de lleno en los delitos militares. Por ejemplo, la rebelión militar en la que hay comprometidos paisanos, las estafas cometidas por un militar, abusando de su condición de tal. En estos casos, ese Tribunal de Derecho debe asesorarse de mi- 52 GACETA JURÍDICA litares combatientes, que actuarán cana© jurados, en resolución de las cuestiones de hecho. Este sería el medio de conseguir que la jurisdicción de Guerra saliera lo menos posible de su esfera privativa, siendo respetada y temida de todos los ciudadanos Y así se lograría también que se vieran por todos garantías máximas en la práctica de tal jurisdicción. Con esto, con el recurso de apelación, con modificaciones en la actuación del Supremo, y algunas ©tras reformas, se conseguiría una revolución total y beneficiosa en los Códigos especiales. . M. Citación de militares para concurrir á juicios civiles El Ejército Español ha publicado un artículo muy interesante sobre citación de los militares á juicio» civiles. Decía el colega: «El militar, cómo tal, debe estar sujeto á sua leyes especiales por restrictivas que sean, A ello obliga la disciplina, y no habrá nadie que oponga el más pequeño reparo. Pero, en aquello que no es del orden profesional, que implica regulación del ejercicio de "derechos y del cumplimiento de deberes* en un todo independientes del régimen del organism DSE GUERRA Y MARINA 5S armado, relativos sólo al orden general de ciudadanía, no hay razón alguna para que el militar resulte de peor condición que un ciudadano cualquiera. Cuando hay un motivo que abone el que así suce- • da, puede aún disculparse, y hartas son las rectricciones que el militar tiene al abrigo de semejantes hipótesis. Tantas que lo que antes fue privilegio hoy es padecimiento; antes, el filtro se gozaba; hoy el Juera se padece. Pero hay un caso, que es el que hoy tratamos, en que la explicación no aparece por ninguna parte. Es una inadvertencia, un olvido, que puede dar resultados funesto», ó que, por lo menos, cabe interpretar con semejantes temores. Nos referimos á la citación de los Juzgados municipales para que los militares concurran á los actos de conciliación. Los Juzgados se dirigen en casos tale? al jefe del Cuerpo ó dependencia en que el militar demandado de conciliación presta sus servicios y el jefe dirige un oficio á su subordinado, diciéndole que el día tantos comparecerá ante el Juzgado A ó B, para un acto de conciliación solicitado por X ó Z. Y termina rutinañañamente, con la muletilla consabida: «Lo que participo á usted para su cumplimiento y efectos». Y he ahí una frase—la que de propio intento hemos subrayado—que encierra una práctica viciosa y abusiva. 64 GACETA JURÍDICA Porque es el caso, que el acto de conciliación-— institución, dicho sea de paso, completamente i n útil, que sólo sirve para devengar derechos los Juzgados municipales y consumir papel sellado—es un acto de asistencia volutaria. Bien claro lo dice el artículo 469 de la ley de Enjuiciamiento civil: «Si alguno de ellos—demandante ó demandado—no compareciere, ni manifestare justa causa para no concurrir se dará el acto por intentado sin efecto, condenándole en costas». El demandado está, pues, en su derecho, perfectamente dentro de la ley, no concurriendo al acto de conciliación, Y como éste, ó es previo para juicios civiles, ó para juicios criminales que constituyen caso de desafuero, no hay razón ninguna para que en tal materia sea de peor condición el militar que un ciudadano cualquiera, '¿Qué diferencia puede establecerse entre el militar de quien se reclama el pago de una deuda ó el desahucio de una habitación ó el qu© tiene cualquiera otra carrera? Evidentemente, ninguna. Fijémonos, sin embargo, en que el militar ha sido citado por su jefe, que le dice concurra á tal hora y tal día á tal sitio» y que le dice «para su cumplimiento». Es, pues, una orden expresa de que vaya, y parece implica un delito de desobediencia el no acudir, que podría castigarse con el Código militar en la mano. Esto no puede ser, no debe «er. Con ello se divide DE GCERRA Y MARINA 55 á los ciudadanos en castas, negando á los militares el ejercicio de derechos que legítimamente les corresponden . Y como eso no resulta deliberadamente, sino inadvertidamente, como hijo de una fórmula rutinaria, empleada casi siempre en los oficios, llamamos la atención de ello, y hasta nos permitimos creer que no estaría de más se dictase alguna disposición por las Capitanías generales de las regiones en que se recordara á los jefes de Cuerpos y dependencias que el acto de conciliación es voluntario, y por consiguiente al transmitirse las citaciones para ello, debe decirse al pie del oficio: «Lo que transmito á usted para su Conocimiento y efectos»; no «para su cumplimiento». Tal vez pudiera parecer nimio esto á algunos, pero muchas veces, lo que en la vida diaria parece revestido de todos los caracteres de la puerilidad, después en la vida del Derecho adquiere una importancia que no se sospechaba». Es tamo» en absoluto conforme con el colega; pero nosotros extenderíamos más el criterio. No sólo cuando se trata de un acto de conciliación, sino en cualquier asunto de índole eivil son aplicables las consideraciones precedentes. Hay quo tener en cuenta que en los actos civiles ni aun por conducto de un 56 GACETA JURÍDICA jefe e» necesario citar á los jefes y oficiales. Deben acudir, bajo las penas correspondientes, cuando se trata de una prestación de auxilio á la justicia criminal. En los pleitos civiles, no. ¿Qué necesidad tiene el jefe de un regimiento de saber las diferencias que con el zapatero ó el sastre ó el casero solventa un oficial á sus órdenes? SECCIÓN LEGISLATIVA Retenciones en iifleülla.—Pensiones alimenticias en Mejilla.—(R. O. G. 2-3-1912; D. O. del Ministerio de la Guerra, núm, 53). Excmo. Sr.: En vista de lo expuesto á este Ministerio por el Capitán general de Melilla en escrito de 12 del mes próximo pasado, el Rey (q. D. g.) se ha servido resolver que debe aplicarse á los generales, jefes y oficiales y sus asimilados que forman parte de las fuerzas del Ejército de operaciones en Melilla, el art. 3.° de la Ley de 25 de Abril de 1895 (C. L. número 123), sobre suspensión de. retenciones en sus sueldos, sin que esto se oponga á lo establecido en la R. O. de 6 de Mayo de 1909, respecto al abono de pensiones alimenticias, á cuantos las venían disfrutando con anterioridad á la publicación de la Ley de 29 de Julio de 1908 (C. L. núm 134). 57 Prófugos. DE GUERRA Y MARINA Desertores.—Indultos.-(rl. D. 25-4 -19í2;]Gaceta del 26.) Articulo 1.° Se concede indulto de las penas ó correctivos que les hubiesen sido impuestos ó que dudieran corresponder les: 1.° A los individuos del Ejército y de la Armada que se encuentren declarados desertores y á los que en la actualidad se hallen sometidos á procedimiento cerno tales, sea cualquera el punto de deserción, siempre que no hubiera cometido otro delito. 2.° A los declarados prófugos de clasificación y de concentración y á los que en la actualidad se les sigue expediente por ese concepto; y 3.° A los mozos que habiéndoles correspondido por su edad no hayan sido incluidos en ningún alistamiento. Es condición precisa para la aplicación de este indulto, que los hechos á que se apliquen hayan sido realizados antes de la publicación de la vigente ley de reemplazo. Art. 2.° Los desertores y prófugos acogidos á esta gracia serán destinados á Cuerpo y deberán servir en activo el tiempo que les corresponda para completar el que estuvieron ó estén los demás individuos de su reemplazo, siendo de abono á los desertores el servido con anterioridad á la deserción. Art. 3.° Los mozos no alistados que se acojan á estos beneficios, en virtud de los cuales quedan exen- 58 DE GUERRA Y MARINA tos de la penalidad que establece el artículo 81 de la ley del 96, serán incluidos en el primer alistamiento que se forme, con igualdad de derechos y obligaciones que los demás mozos que figuren en el mismo» Art. 4.° Los prófugos todos ó los mozos no alistados al acogerse á esta gracia podrán solicitar también la redención á metálico, haciendo entrega de 1.500 pesetas,; Se concede el mismo derecho de redención á los reclutas que aun siendo declarados desertores por la jurisdicción militar ó de Marina no llegaron á ingresar en el Cuerpo. Art. 5.° Se fija el plazo de tres meses, á contar desde la publicación de este decreto en la Gaceta, álos mozos que se hallen en España ó en sus posesiones de África, y de seis á los que residan en el Extranjero para a«ogerse á esos beneficios, siendo condición precisa la presentación de los interesados k las autoridades militares españolas ó agentes consulares de España en el Extranjero. Art. 6.° Se exceptúa de los beneficios de este indulto á los que ya abandonando las filas ó dejando de incorporarse, hayan cometido la deserción con posterioridad al dia 8 de Julio de 1909, pertenecientes á los Cuerpos de la guarnición de Melilla, á los del Ejército de operaciones ó á los de aquellos que fueron movilizados con el mismo fin. Art. 7.° Quedan sin efecto las gracias concedidas DE GUERRA Y MARINA 58 por decreto si los indultados reincidieran en el mismo delito ó cometiesen algún otro de los consignados ea la presente disposición. Art. 8.° Por los Ministerios de Estado, Guerra, Marina y Gobernación, se dictarán las instrucciones convenientes para el cumplimiento de este decreto. Definición de !a frase «tiempo de guerra» respecto á la validez de los testamentos militares. Varias veces nos hemos ocupado en estas páginas del «testamento militar». Hoy nos encontramos en presencia de una obrita dedicada exclusivamente al comentario de dicho tema, debida á la pluma del ilustrado Oficial primero de Intervención militar y Abogado del ilustre Colegio de la Coruña D. Carlos Taboada. En la interpretación de los artículos 716 y 717 del Código civil, reguladores de los testamentos militares,hablase del «tiempo de guerra» pero esta frase levanta todo un castillo de dudas. ¿Cuál será ese «tiempo»? He aquí cómo resuelve la duda, cómo realiza la interpretación del texto legal, el autor de la obra. «TIEMPO DE GUERRA. -—Hoy día no es fácil determinar con precisión el momento en que comienza el tiempo de guerra. 69 GACETA JURÍDICA Los romanos mandaban al pater patratus para que obtuviera una satisfacción de la ofensa inferida, y si no la obtenía en treinta y tres días el Senado declaraba la guerra y los feciales significaban solemnemente al ofensor la voluntad de Roma de vindicar por medio de las armas el agravio inferido. En la Edad Media los príncipes se expedían letras mutuas de desafío, en prueba de caballerosidad y cumpliendo también preceptos de los Jefes de Estado, como la Land frieden de Barbarroja, ó la Bula de Oro de Carlos IV, que prohibían dar principio á guerra alguna sin avisar con tres días de anticipación. En las campañas modernas (ruso-japonesa, turco-italiana, por ejemplo), aun en algunas del siglo XVIII, como las de Francia é Inglaterra en 1755 y 1772, y en las del mismo siglo entre España é Inglaterra, la solemne declaración de guerra no se consideró indispensable, y si llegó á publicarse fue después de que el estado de guerra existía de hecJto y los beligerantes se habían ya hostilizado. En nuestra patria el número cuarto del artículo 54 de la Constitución de la Monarquía es pañola atribuye al Rey la facultad de declarar la guerra y hacer y ratificar la paz, dando después cuenta documentada á las Cortes, y el artículo 840 del Reglamento de campaña afirma que: «El derecho declarar la guerra es atributo DE GUERRA Y MARINA 61 «inseparable de la soberanía ejercida por los «Jefes de Estado, deriva del principio de inde«pendenciá, de justicia, de igualdad, de libertad »y de conservación de los Estados, y por lo tan»to, no puede delegarse;» afirmación que debe examinarse en unión del siguiente artículo 841: «Conviene hacer distinción entre decidir, resol»ver, preparar una guerra y declararla oficialemente. Lo primero por las nuevas cargas ó «tributos que impone, es siempre objeto de una »ley, y corresponde al Poder legislativ©. Lo se»gundo como primer acto de ejecución de esta «ley, compete al Poder ejecutivo.» La recta interpretación del art. 716 del Código civil exige que la facultad de poder ©torgar testamente militar, quienes gozan de este privilegio, se haga independiente de una disposición de carácter administrativo ó de una comunicación diplomática, pues á esto se reduce la declaración de guerra. Desde el momento en que se preparan los primeros actos de hostilidad, que existe de hecho el estado de guerra, aun cuando ésta no se halle todavía oficialmente declarada, podrán los militares destinados al ejército de ©peraciones, otorgar válidamente su testamento con arreglo á las fórmulas privilegiadas: «la guerra, dice Martens, tiene su punto de partida desde el primer acto de hostilidad, muy fácil de saber, dadas la facilidad de comunicaciones y la tensión 62 GACETA JURÍDICA en que se hallan los espíritus en tales casos. » . De todas suertes, el derecho es indiscutible desde que por cualquiera de los actos que cita el art. 839 del Reglamento de campaña, se hace pública y oficialmente la declaración de guerra. (1) Asonadas, motines, huelgas y graves alteraciones de orden público.—¿Debe considerarse como caso especial de guerra aquel que obliga á las Autoridades civües y militares á tomar medidas gubernativas para mantener y restablecer el orden público, y para prevenir los delites contra la Constitución del Estado, contra la seguridad interior y exterior del mismo y contra el orden público que la vigente ley penal condena? Desde el momento previsto en la ley de Orden público de 23 de Abril de 1870 en que la autoridad civil resigna el mando en la militar, se publican los bandos á que los artículos 12 y 13 de la misma se refieren y se declara el esta(1) R¿ os 0., art. 839.—El uso común es hacer pública y oficialmente la declaración de guerra antes de romper las hostilidades, por la publicación de un manifiesto ó memoria justificativa, por la ruptura de laa relaciones diplomáticas, por la retirada del embajador cerca de la corte enemiga ó, en fin, por la expiración de un plazo que se haya fijada en la presentación de un ultimátum. DE GUERRA Y MARINA 63 do de guefra, es indudable que las fuerzas llamadas á someter las partidas rebeldes, reprimir las asonadas ó motines y restablecer el orden público, así como los funcionarios y personas que por razón de su deber ó cargo sigan á estas fuerzas, tienen perfecto derecho á otorgar testamento militar, y la razón es sencilla: Literalmente aplicados los artículos 13 y 20 de la ley de Orden público, resulta que existe legalmente el estado de guerra y como el art. 716 del Código civil se refiere al tiempo de guerra y donde la ley no distingue nosotros no debemos distinguir, la concordancia de uno y otro precepto la estimamos perfecta Además, la fuerza militar llamada á sofocar una rebelión ó sedi ción, ó á restablecer el orden alterado, se ve con frecuencia obligada á vivaquear, acantonarse, acampar, destacar fuerzas, sostener funciones de guerra y hechos de armas, en los cuales el peligro de muerte es análogo al que existe en una lucha con fuerzas regulares extranjeras, peligro que es precisamente la razón de ser del testamento militar. Aun sin que preceda la declaración del estado de guerra, creemos que puede válidamente otorgarse el testamento militar, bastando el estado de alarma^ en que la Autoridad militar obra por requerimiento de la civil, sin encargarse del mando, estado de alarma que se halla perfectamente definido en la Real orden del 64 GACETA JURÍDICA Ministerio de la Guerra de 16 de Abril de 1892; estimamos, sin embarg», punt® delicadísimo decidir la validez ó nulidad de un testamento militar otorgado en estas condiciones; los tribunales examinarán cuidadosamente los resultados de la prueba que se aporte en atención á los hechas que se aleguen, teniendo en cuenta como punto principal, que el fundamento del testamento militar se halla principalmente en la imposibilidad en que el aforado de guerra está en ciertos momentos de peligro, de observar para disponer su última voluntad, las mismas solemnidades que los demás ciudadanos tienen á su alcance. CARLOS TABOADA. Ha sido nombrado Vocal de la Comisión que entiende en la reforma de los Códigos especiales el general Barraquer, Fiscal del Consejo Supremo de Guerra y Marina. El general Barraquer sustituye al general Marvá, que se encuentra convaleciente de larga y penosa enfermedad. Se ha concedido una cruz pensionada del Mérito militar con distintivo blanco al ilustrado jurisconsulto y jefe del Cuerpo Jurídico Sr. Méndez Alanis. Sea enhorabuena. TIPOGRAFÍA «SINDICATO DE PUBLICIDAD» Barbieri, 8.