MABUNGÚ TRIUNFO (2011) DE MARÍA TERESA RAMÍREZ: “EL PALENQUE ESTÁ DENTRO DE MI” Requisito parcial para optar al título de Magistra en Literatura MAESTRÍA EN LITERATURA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 2015 FRANCY YOBANNA MORALES ACOSTA Directora: Dra. MARÍA BETTY OSORIO GARCÉS Yo, FRANCY YOBANNA MORALES ACOSTA, declaro que este trabajo de grado, elaborado como requisito parcial para obtener el título de Maestría en Literatura en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Javeriana es de mi entera autoría excepto en donde se indique lo contrario. Este documento no ha sido sometido para su calificación en ninguna otra institución académica. Francy Yobanna Morales Acosta Fecha: Enero 30 de 2015. 2 Agradecimientos La senda que se empieza a recorrer cuando se decide hacer una maestría está atravesada por muchos seres y experiencias que van nutriendo el proceso. Mi familia, sin duda alguna, el bastión, el soporte y la fuerza. Mis amigas y amigos, pacientes cómplices que resisten los embates de angustia surgidos con el paso de los días. Los compañeros y compañeras de trabajo que con sus preguntas han expandido las mías. Cartagena, la ciudad en la que encontré tanto de la motivación que me llevó a asumir este reto. El cabildo de tambores que me dejó a su paso un profundo respeto por los conocimientos surgidos y fortalecidos con la experiencia. A Betty y su enorme capacidad de acompañarme en esta ruta. 3 Encuentro de mujeres escritoras realizado en Cartagena en el año 2009. Izq. María Teresa Ramírez. Der. Cecilia Silva Caraballo. Archivo personal Francy Morales Acosta 4 Cuando Francisco Angola, uno de los cimarrones aprehendidos en la guerra contra los cimarrones del palenque del Limón, fue llamado a declarar, dijo que siendo pequeño había venido de Angola en el armazón de negros que trajo a la ciudad Antonio Cutiño. No mucho tiempo después, su compañero Juan Angola le manifestó que los blancos los traían engañados y “mostrándole el sol le dijo que aquel sol venía de Guinea, ahí está el camino, vámonos”. Entonces se fueron hacia el monte y después de una luna llegaron caminando al palenque. En su imaginario, la huida hacia el occidente, tratando de encontrar la libertad, significaba la búsqueda de África negra; es decir que huir al palenque era simbólicamente inquirir por el camino a su tierra de origen. (Navarrete, 260) 5 LISTA DE CONTENIDOS Introducción……………………………………………………………………………….7 1. Políticas y poéticas de la identidad afrocolombiana: “Cada día me vuelvo más negra”……………………………………………………………………………..14 1.1. De la Constitución de 1991 a la Ley 70 de 1993……………………………..14 1.2. La producción de las Comunidades Negras…………………………………..17 1.3. Racismo y exclusión………………………………………………………….23 2. Tras las huellas de africanía: “¿Áfrika te ba? Ario, ya me boy”……………...31 2.1 Activación de la memoria y reconfiguración del pasado……………………..31 2.2 La esclavitud como huella indeleble………………………………………….35 3. Letras de resistencia: “Si no hubiera existido la esclavitud no existiría el palenque”………………………………………………………………………….50 3.1 Genealogía de la resistencia: de los palenques y los héroes cimarrones……...50 3.2 El final del viaje a través de Palenque…………………………………………63 4. “Condensamos el tiempo reabriendo la historia”. Diálogo interdisciplinario: literatura, antropología y ciencia política BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………….74 Anexo 1……………………………………………………………………………………80 6 Introducción María Teresa Ramírez Nieva es una poeta colombiana nacida en 1944, en el municipio de Corinto, ubicado en el Pacífico colombiano1, Departamento del Cauca. Se licenció en Historia y Filosofía de la Universidad del Valle. Ha publicado cuatro libros de poesía: La Noche de mi piel (Roldanillo, Valle del Cauca: Embalaje/Museo Rayo, 1988), Abalenga (Roldanillo, Valle del Cauca: Embalaje/Museo Rayo, 2008), Flor de Palenque (Artes Gráficas del Valle, 2008), Mabungú Triunfo (Apidama Ediciones Ltda, Bogotá, 2011), este último ganador de la convocatoria Leer es mi cuento 2011 del Ministerio de Cultura de Colombia. Hace parte de La antología de mujeres poetas afrocolombianas (2010), libro que incluye poemas de cincuenta y nueve mujeres nacidas entre las décadas de 1940 y 1980 y que hace parte de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana publicada por el Ministerio de Cultura. En esta colección se recopilan ocho poemas de la autora, todos escritos en español. Durante el año 2014 terminó de escribir el libro Patakíes africanos, aún sin publicar. En cada uno de estos libros los prólogos han sido escritos por la autora, evidenciando así su interés por investigar sobre la historia de los hombres y mujeres negras. En Mabungú Triunfo, Ramírez explica la razón del uso de la lengua palenquera y la señala como un legado vivo de una historia que ha tardado mucho tiempo en contarse; establece el vínculo directo del palenquero con África y manifiesta que la intención central de su apuesta poética es preguntarse por temas relacionados con la identidad afrodescendiente. 1 Las tierras bajas del Pacífico son una franja de casi mil kilómetros de largo y entre ochenta y 7 La noche de mi piel y Mabungú Triunfo, cuentan además con prólogos escritos por Águeda Pizarro y María Mercedes Jaramillo, respectivamente. El escrito de Águeda hace énfasis en la fuerza de oralidad de la poesía de María Teresa, en el “performance” de sus recitales. El análisis de María Mercedes Jaramillo se centra en la relación de la autora con el palenquero, en el puente que establece entre África y América y en la resistencia que la autora ejerce desde su escritura. En el Encuentro de Poetas Colombianas, espacio creado en 1985 por Águeda Pizarro y Omar Rayo, que se realiza ininterrumpidamente en el Museo Rayo del municipio de Roldanillo, Departamento del Valle de Cauca; María Teresa halló un espacio motivador para el desarrollo de su quehacer literario. La primera participación de Ramírez fue en la cuarta edición del evento en 1989. En el año 2007 es designada por Águeda Pizarro, junto con otras dos poetas, como Almanegra, título que reciben las poetas negras que han logrado la excelencia en su obra. La editorial Embalaje, perteneciente al Museo Rayo, publicó sus dos primeros libros; paso significativo en la consolidación de su carrera como poeta afrodescendiente, como poeta que reivindica ser y hacer parte de la diáspora africana. Guiomar Cuesta (2007), en su artículo titulado, “El Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas, creador de un nuevo Canon poético”, resalta la importancia del encuentro y señala como en este espacio han surgido figuras de la poesía afrocolombiana, tales como, Mary Grueso, Lucrecia Panchano, María de los Ángeles Popov y María Teresa Ramírez, quienes encontraron allí una posibilidad de mostrar y desarrollar su potencial creativo. Las mujeres afrocolombianas, las mujeres negras, no tenían ninguna representante conocida en la poesía colombiana. A partir del Encuentro de Mujeres Poetas, surgieron figuras, que hoy cuentan con un renombre a nivel nacional, como son, Mary Grueso, Elcina Valencia y María Teresa Ramírez (…) Ellas han ahondado con su obra en el valor de su cultura y de sus tradiciones (…) (3) Los acercamientos críticos a su obra son escasos, limitándose a unas menciones en el libro de Hortensia Alaix, La palabra poética del afrocolombiano, (2001) que contiene una antología de poemas de 13 autores y autoras afrocolombianos. Dos artículos, el primero de ellos titulado: “Cuerpo y texto: El espacio femenino en la cultura afrocolombiana en María Teresa Ramírez, Mary Grueso Romero, Edelma Zapata y Amalia Lú Posso 8 Figueroa”, escrito por Margarita Krakusin del libro: Chambacú, la historia la escribes tú. (2007) El segundo: “María Teresa Ramírez: heredera de Yemayá y Changó”, de María Mercedes Jaramillo, incluido en el libro Mabungú Triunfo. (2011) Margarita Krakusin (199) en su artículo hace mención a seis poemas2 escritos por María Teresa Ramírez Nieva y destaca de ellos temas tales como: la otredad, la doble marginación, el entrecruce de la oralidad y la textualidad. Resalta en el análisis el uso de la anáfora y de la jitanjáfora, la presencia de la mitología africana y la evidencia de un sincretismo religioso y lingüístico en la escritura de esta poeta. Krakusin (197) señala cómo en Colombia se llega a una rampante3 negación de una literatura escrita por mujeres de ancestro africano. Esto pone de manifiesto que la trayectoria en el pensamiento feminista, con respecto a la mujer afrocolombiana, ni siquiera ha sido considerada y mucho menos podría hablarse de una evolución (…) (2007: 197) Dicha afirmación remite a lo escrito por Gabriela Castellanos en su libro titulado, La mujer que escribe y el perro que baila. Ensayos sobre y género y literatura (2004); la autora menciona cómo a pesar de los años que lleva la humanidad dejando registros escritos, la participación de la mujer en la escritura ha sido excepcional (10). Si dicha afirmación se traslada a la situación de las mujeres afrodescendientes, en donde se evidencia la doble discriminación, por etnia y por género, es posible afirmar que para ellas el ejercicio de la escritura resulta aún más complejo; la inexistencia de una tradición, se suma a las condiciones socioeconómicas impuestas por el contexto en donde se nace y se habita. Graciela Maglia, en el artículo, “Candelario Obeso a la luz del debate contemporáneo” (2010), señala: Nos anima, entre otros, el propósito de revertir una muy antigua y difundida falacia multiculturalista que ha presentado al negro como parte del paisaje exótico, como un personaje pintoresco que ‘colorea’ con su otredad el espacio paradisíaco de la nación (…), allá en las tierras ardientes del trópico (cfr múnera), ¡tan lejos de la ‘Atenas Suramericana’ 2 La autora no especifica la fuente de estos seis poemas. 3 Énfasis mío 9 capitalina refugiada en los Andes! Así, bajo el argumento del mestizaje feliz, cuyo abrazo fraterno (Jaúregui, Carlos) sella la armoniosa convivencia de las razas, se han enmascarado históricamente las tesis homogenizadoras y el blanqueamiento social del discurso hegemónico; se ha negado la diferencia e invisibilizado la singularidad de las comunidades culturales otras que integran la nación. (19) Así pues, una de las intenciones centrales de esta investigación será no sólo dar a conocer la obra poética de Ramírez, sino indagar, a través de ella, en la historia de la población afrodescendiente en el país, reconocer los aportes hechos en el campo literarios, validar la diversidad como un principio importante de la historia de Colombia Este trabajo se centrará 4 en la antología poética Mabungú Triunfo (2011), compuesto por dos prólogos, uno escrito por la investigadora María Mercedes Jaramillo, titulado, “María Teresa Ramírez: heredera de Yemayá y Changó”, el otro escrito por la propia autora. La colección contiene treinta y nueve poemas escritos en lengua palenquera y en español, un epílogo del escritor angolés Agostino Neto y un último poema, escrito sólo en español, titulado Llanto yumulunga, en el que la autora hace una actualización de la historia de la población afrodescendiente. En entrevista realizada a Ramírez aclaró que los poemas fueron escritos primero en palenquero y posteriormente la traducción se hizo a español, poema por poema; a excepción del último poema, Llanto Yumulunga, que por su complejidad en el lenguaje resultaba muy difícil de traducir a la lengua palenquera. La intención de Ramírez al escribir el libro, según sus palabras, es tomar al lector o al oyente de la mano y que vaya conmigo a conocer la historia5. Dar un nuevo sentido a la historia oficial que se narra, en donde las comunidades étnicas tienen una presencia marginal. En el primer capítulo se hará un análisis de los siguientes cinco poemas: “Compañeros/Kuagro”, “Nuestros hermanos indios/Ma numano yumará”, “En casa del amo del amo blanco/A i Mbongé”, “Vida buena pa’conquistar/Bila kailanga” y “Mujer bien negra/ Muje timbo”. A través del concepto de etnización de comunidades negras, propuesto 4 Es importante señalar que aunque este último libro será el centro de la reflexión alrededor de la propuesta estética y política que hace la autora, a lo largo del trabajo se hará referencia a algunos poemas contenidos en otras publicaciones y que permiten contextualizar mejor la obra. 5 Entrevista realizada a María Teresa Ramírez el 12 de enero de 2015. Anexo 1. 10 por Eduardo Restrepo (2013), entendido “como el proceso en el cual unas poblaciones son constituidas y se constituyen como grupo étnico” (20), se pretende mostrar cómo la obra poética de Ramírez se encuentra articulada con dicho proceso y cómo este proceso va de la mano con los desarrollos legislativos sucedidos en el país con la proclamación de la Constitución de 1991. Igualmente, se pondrá de manifiesto que los temas asociados con el racismo y la exclusión siguen vigentes a pesar de los avances normativos, los hombres y mujeres afrodescendientes siguen estando en el lugar más bajo de la llamada pirámide social. La pregunta por ¿Quién soy en realidad? planteada por Frantz Fanon (1963) y asociada a los procesos desarrollados por el colonialismo, interlocuta con la propuesta de Confiant, Chamoiseau y Bernabé, del libro Elogio de la creolidad (1986), en donde se afirma que los pueblos colonizados fueron desterrados de ellos mismos en cada parte de su historia escritural. Así pues, a la luz de estos aportes teóricos se revisará la propuesta política y poética de María Teresa Ramírez, en donde la afirmación étnica y la respuesta a la pregunta antes mencionada son temas centrales. En el segundo capítulo titulado, Tras las huellas de africanía, concepto tomado de Nina de Friedemann y a través de la revisión de los poemas, “Ellos despatriaron nuestra gente/Ané a prokia gende suto”, “Diáspora Adiós mi gente/Diáspora Ario gende mi”, “En casa de brujos/Posá kasalangana” y “Los Orishas escuchan”6, se hace una revisión de la historia de la esclavitud y de las huellas indelebles que dejó en la población afrodescendiente. Las huellas no solo referidas al dolor y a los recuerdos de destierro, sino a todas aquellas que aportan en la consolidación de una historia en la que se reconozcan los aportes hechos, por los hombres y mujeres provenientes de África, en la construcción de lo que se conoce como Colombia. El reconocimiento de los ancestros, como un enlace directo con África, los Orishas como guías, como portadores de sabiduría, como escudos protectores. La influencia de 6 Este poema no corresponde al libro, Mabungú Triunfo, tal como se señaló en esta introducción. Hace parte de un libro inédito titulado Patakíes Africanos y escrito en el año 2014 por la autora. 11 Manuel Zapata y su novela épica, Changó el gran putas (1967), le aportan a Ramírez una estructura narrativa que le permite construir su propia versión de la historia. El concepto de Malungaje propuesto por Jerome Branche (2009) y la vinculación que hace de la “cultura de resistencia del barco esclavista con el subsiguiente impulso liberador cimarrón … como una especie de amplio tropo fundacional … y como punto de partida para consideraciones sobre la diáspora” (34), aporta ideas para el análisis de los poemas y la articulación de ellos con el concepto de diáspora. Agustín Laó-Montes (2007) señala que el primer momento de identificación diaspórica está definido “como un momento de recuperación contra la pérdida de la memoria y de cultivo de una identidad colectiva” (53). Ramírez plantea entonces una propuesta poética desde la diáspora y reúne en sus poemas los elementos necesarios para reconstruir el pasado que ha sido olvidado. Con los poemas, “Las casas palenquera/Ma posá palenke”, “Gunga Zumbi/Gunga Sumbi”, “Domingo Biojó/Domingo Biojó” y “Barule”, la autora entra de forma directa en el tema de la resistencia. A través de estos poemas establece una conexión con los procesos de cimarronaje surgidos en América, El Quilombo de Palmares, el Palenque de San Basilio y el de Tadó, como ejemplos del “continuo rechazo o resistencia a la cautividad y subordinación” (Branche, 35). “Llanto yumulunga”, el último poema del libro, se plantea como la reconfiguración de la historia, evidencia la recuperación de la memoria y la reelaboración del pasado. “Dueños del destino”, verso de cierre de este poema, plasma el resultado de la resistencia activa hecha a los procesos de aculturación impuestos a lo largo del tiempo. Finalmente, es importante resaltar que la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de Resolución aprobada el 23 de diciembre de 2013, proclamó el Decenio 12 Internacional de los Afrodescendientes7, que comenzó el pasado 1 de enero de 2015 y finalizará el 31 de diciembre de 2024. El tema de dicho decenio es “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”. Sea pues entonces esta una ocasión propicia para reconocer los aportes que desde la literatura, en este caso la poesía, han hecho mujeres y hombres afrocolombianos y evidenciar cómo dicho aporte ha sido fundamental en el proceso de construcción de la Nación. 7 Para ampliar información sobre el decenio se puede consultar el siguiente enlace: http://www.un.org/es/events/africandescentdecade/ 13 1. Políticas y poéticas de la identidad afrocolombiana: “Cada día me vuelvo más negra”.8 1.1 De la Constitución de 1991 a la Ley 70 de 1993 El 3 de enero de 1976 entró en vigencia para Colombia lo consignado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que en su artículo 2 señala: Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar el ejercicio de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. (s.p) La inclusión de los términos raza, color y discriminación y la ratificación del Pacto por el Estado Colombiano, eran los únicos referentes normativos existentes en el país para la época. En aquel entonces, la Constitución vigente era de la 1886, en donde se establecía que el país era una República unitaria que se acogía a la práctica de un solo credo religioso; entre otras disposiciones. La … centenaria Constitución de 1886, en la cual la nación colombiana era definida por el proyecto decimonónico de una sola lengua, una sola religión y una sola cultura. La elite política de aquel entonces imaginaba la fundación de la ciudadanía y de la nación en un proyecto que, anclado en el ideario de la Ilustración, se orientaba por un imaginario del ‘progreso’ y ‘civilización’ encarnado en el castellano y la religión católica. (E Restrepo, 88) Dicha normatividad, al soportarse sobre una unidad monolítica, dejaba fuera de sí todo aquello que no se identificara con unos patrones que definían el ser y hacer parte de la 8 Afirmación hecha por la autora en la entrevista realizada. Anexo 1 14 nación. Ser colombiano implicaba una totalidad en la que no se establecían diferencias de ningún tipo. Es sólo hasta 1991 cuando se proclama la nueva Constitución Política del país, que el Estado se reconoce como laico, se parte de la diversidad étnica y cultural de la Nación y se contempla, además, la obligación de protegerla. En el Título I Principios Fundamentales, artículo 7 se señala: “El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana” (s.p). Oscar Almario García (2010) indica que con el reconocimiento de “Colombia como una nación pluriétnica y multicultural llegó a su fin la representación colectiva homogeneizante, que tipifica las ideas que predominaron en esta materia durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX en el mundo occidental, dándose inicio a la fase multiculturalista que rige en la actualidad el ordenamiento jurídico colombiano.”(379). El establecimiento en el país de las nuevas directrices normativas da continuidad a un proceso en el que los movimientos sociales vinculados con las reivindicaciones de género, pertenencia étnica y religiosa, entre otros, empiezan a contar con una importante visibilidad, sustentada ya no sólo en las demandas e intereses colectivos, sino en la Constitución Política del país. Eduardo Restrepo manifiesta que la materialización de los derechos establecidos en la Constitución fue diferencial entre los indígenas y las comunidades negras, estas últimas solo encontraron la posibilidad de hacer efectivas las disposiciones a través del desarrollo del artículo transitorio 55 de dicha Constitución (93). Artículo transitorio 55. Dentro de los dos años siguientes a la entrada en vigencia de la presente Constitución, el Congreso expedirá, previo estudio por parte de una comisión especial que el Gobierno creará para tal efecto, una ley que les reconozca a las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva sobre las áreas que habrá de demarcar la misma ley. En la comisión especial de que trata el inciso anterior tendrán participación en cada caso representantes elegidos por las comunidades involucradas. La propiedad así reconocida sólo será enajenable en los términos que señale la ley. La misma ley establecerá mecanismos para la protección de la identidad cultural y los derechos de estas comunidades, y para el fomento 15 de su desarrollo económico y social. (s.p) Una de las materializaciones más importantes de lo contemplado en la Constitución es la expedición de la Ley 70 de 1993, que desarrolló el artículo mencionado anteriormente. En ella se establecen mecanismos para el reconocimiento y la protección, no solo del territorio, sino de la identidad cultural y de los derechos de las comunidades negras de Colombia como grupo étnico. En su artículo primero señala: La presente ley tiene por objeto reconocer a las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva, de conformidad con lo dispuesto en los artículos siguientes. Así mismo tiene como propósito establecer mecanismos para la protección de la identidad cultural y de los derechos de las comunidades negras de Colombia como grupo étnico, y el fomento de su desarrollo económico y social, con el fin de garantizar que estas comunidades obtengan condiciones reales de igualdad de oportunidades frente al resto de la sociedad colombiana. De acuerdo con lo previsto en el Parágrafo 1o. del artículo transitorio 55 de la Constitución Política, esta ley se aplicará también en las zonas baldías, rurales y ribereñas que han venido siendo ocupadas por comunidades negras que tengan prácticas tradicionales de producción en otras zonas del país y cumplan con los requisitos establecidos en esta ley. (s.p) Restrepo afirma que los procesos desarrollados alrededor de la proclamación de la Ley 70 aportaron en la etnización de dichas comunidades. Enfatizando que dicha producción debe ser entendida como un “proceso de construcción política que constituye un sujeto étnico y unas específicas subjetividades” (24). En suma, por etnización entiendo el proceso mediante el cual una o varias poblaciones son imaginadas como una comunalidad étnica que en las últimas dos décadas parece estar marcada por ideas de ancestralidad, territorialidad e identidad cultural como el otro del ´nosotros´ naturalizado de la colombianidad no marcada (supuestamente occidental y moderna). (23) Es a través de la promulgación de dicha ley que se empiezan a pensar a las poblaciones locales en términos de ‘comunidades negras’ con una ‘identidad étnica’. Según estas definiciones la ‘comunidad negra’ se diferencia de otros grupos étnicos en que revelan y conservan conciencia de identidad, es un conjunto de familias de ascendencia afrocolombiana con una cultura propia y que comparten una historia al igual que poseen sus 16 propias tradiciones y costumbres dentro de la relación campo-poblado. Así, entonces, la representación de una singularidad étnica, familiar, cultural, histórica, de tradiciones y de costumbres conforma la definición de ‘comunidades negras’. (113) Las comunidades negras empiezan entonces su proceso de producción, en donde se hace necesario consolidar aquellos elementos relacionados con la cultura, historia, tradiciones, e identidad, entre otros, que permitan a los hombres y mujeres ubicados inicialmente en el Pacífico colombiano, sentirse parte de. Tres de las publicaciones de María Teresa Ramírez aparecen después de 1991, puede esbozarse como hipótesis que la proclamación de la nueva Constitución y de la Ley 70, más los procesos de etnización, producción de las comunidades negras y reconocimiento a la diversidad étnica y cultural del país, incidieron en la posibilidad que tuvo la autora de publicar sus obras, en la difusión de la misma y en el reconocimiento de su creación poética. 1.2 La producción de las Comunidades Negras En el proceso de producción de las Comunidades Negras, estas fueron ubicadas en un territorio específico, circunscrito al Pacífico colombiano. Eduardo Restrepo, retomando un planteamiento de Peter Wade, señala que “por lo menos desde el siglo XIX, en Colombia la negridad ha sido regionalizada”. Igualmente manifiesta que la “geografía de la negridad” ha ubicado al Pacífico colombiano como un territorio “paradigmáticamente negro” (192). Esta geografía de la negridad se ha articulado a un pensamiento racial, heredado de los imaginarios coloniales, que inferioriza al “negro”. Atribuyéndole a la biología supuestas incapacidades morales e intelectuales de la “raza negra”, se argumental la marginalidad y pobreza de las regiones como la del Pacífico precisamente por la predominancia racial del “negro”. (192) A través de dicho proceso de producción tal como cómo lo señala Restrepo, se “construyen activamente las nociones mismas de territorio, tradición, comunidad, cultura e identidad así como intervienen en el plano de las subjetividades y percepciones individuales y colectivas sobre sí, sobre los otros, sobre el pasado, el presente, el futuro, el espacio y el entorno social y natural” (157). 17 En el poema “Compañeros”, Ramírez plasma las nociones antes señaladas: Compañeros Kuagro Los hombres las mujeres de la etnia negra de brazo fuerte luchan. Ma omble ma muje loango nguini kañaña un karimba nú, no ma chiachia e kumo kuagro mabirikueta posá palenke, chamukina kañaña floriá… floriá angini nú, no güasú nú, no floriá palenke ngande posa floriá…floriá Un hierro candente sobre la piel ¡nunca más! Los pájaros chiachia cantan en manada al amanecer son como el kuagro compañeros y amigos. Los palenqueros con brazo fuerte lucharon florece… florece palenque. Extranjero no, no, europeo no, no, florece palenque nuestra casa grande florece renace de tus heridas. El poema en español está conformado por cinco estrofas entre dos y seis versos libres, a diferencia del escrito en palenquero que cuenta con una sola estrofa de diecisiete versos, esto pone de presente el fuerte componente oral de la lengua palenquera. En el tercer verso surge la palabra etnia en la construcción poética y se acompaña del adjetivo negra. La voz poética señala de forma precisa la existencia de una etnia negra conformada por hombres y mujeres que luchan, que recuerdan la esclavización y se resisten a la posibilidad de que vuelva a suceder. 18 El palenque como la casa grande, rememorando a África, el territorio como articulador de identidad. La forma de organización social expresada a través del Kuagro9, compañeros y amigos. El malungaje como principio importante para la resistencia del grupo a la opresión …, así como también para la organización social (Branche, 33). Un pasado que no se repetirá y un futuro de renacimiento, “florece… florece/ palenque”. Frantz Fanon en su libro, Los condenados de la tierra (1963), señala que los colonos siempre serán extranjeros. “Extranjero no, no,/europeo no, no/”, la voz poética de Ramírez hace la relación de ida y vuelta, extranjero-colono-europeo, se ubica en una relación colono-colonizado y se diferencia de forma explícita de los otros. “Como es una negación sistemática del otro, una decisión furiosa de privar al otro de todo atributo de humanidad, el colonialismo empuja al pueblo dominado a plantearse constantemente la pregunta: "¿Quién soy en realidad?" (Fanon, 125). Parte de esta pregunta podría responderse a través del planteamiento propuesto por Edouard Glissant (1981) quien diferencia “Lo Mismo de Lo Diverso” al afirmar que lo primero es la diferencia sublimada y lo segundo la diferencia consentida. Lo Diverso entonces como aquello que no cabe dentro del conjunto de valores particulares que Occidente ha querido imponer como valor universal (226-227). Extranjero no, europeo no, valores universales occidentales no. El renacimiento de Palenque como el renacimiento de esos rasgos identitarios perdidos que ayudan a dar respuesta al ¿Quién soy en realidad?, planteado por Fanon. Siempre vimos el mundo a través del filtro de los valores occidentales, y nuestros cimientos se hallaron “exotizados” por la visión francesa que tuvimos que adoptar. Que condición terrible la de percibir su arquitectura interior, su mundo, los instantes de sus días, sus valores propios, con la mirada del Otro. Sobredeterminados en todo, en historia, en pensamiento, en vida cotidiana, en ideales (aún progresistas) en una trampa de dependencia cultural, de dependencia política, de dependencia económica, fuimos desterrados de nosotros mismos en cada parte de nuestra historia escritural. (Fanon, 12) 9 Nina S de Friedemann en su artículo, “San Basilio en el universo Kilombo-­‐África y Palenque-­‐ América”, señala que el cuagro es un grupo de edad que posiblemente se originó como una creación adaptativa a la situación de constante lucha que debieron enfrentar los poblados de rebeldes contra milicias españolas. 19 El anterior pasaje perteneciente al libro, Elogio de la Creolidad (1986), permite afianzar la noción planteada en donde se parte del reconocimiento de que la historia ha sido contada y elaborada por Los Otros, y se hace necesario partir entonces de una “aceptación de sí” que requiere la reconstrucción de dicha historia. Ramírez emprende entonces la tarea de reconstruir la historia de los hombres y mujeres que llegaron provenientes del África, para de esta forma responder a la pregunta de ¿quién soy en realidad? y romper, de paso, con el destierro de “nosotros mismos en cada parte de nuestra historia escritural”, que señala Fanon. En la poesía de esta autora es posible identificar la presencia de una perspectiva que asume la diversidad cultural del país, que plantea una posición política frente a las condiciones sociales y económicas que dicha diversidad pone de presente y que esboza en el trabajo colectivo, una posibilidad de lograr objetivos comunes, la reconstrucción de la historia. Nuestros hermanos indios Ma numano yumará Hermanos indígenas katios, cholos, achaguas, huitotos, makues, tikunas, valientes guerreros ¡todos! Hermanos y amigos. Numano yumará suto: Katio, Cholo, Achagua, Huitoto, Maku, Tikuna Ma usulí ¡to! ¡to! Labandongo suto Pijaos, karibes, muiscas, pielrojas, incas, mayas toquen de nuevo el tambor, el tambor mágico unificador, les hablo con el alma hoy la mirada es fuerte doblegante, mágica. Pijao, Karibe, Muiscas, Kuepo Kolorao, Inka, Maya, enú a tan toka atabal ele atabal nkisi i lo keta ki chitia, enú agüe yumará a ta angayusa. Los extraños, forasteros fueron ellos los que trajeron separación, miseria, llanto herido, hambre. Los extraños fueron demonios, corruptos, diabólicos. Ma kapuchichiri-manga, angini furatero ané juetrelo: yulungulu – saku tengue leko, kanatule. Ma kapuchichiri-manga ané juetrelo: dianche, endoka, kiñumba. Toquemos juntos el tambor ancestral, 20 Llama a luchar unidos Por una vida digna, justa. ¡Todos! Indígenas, negros, pobres huyendo nunca más, cantemos juntos trabajemos unidos. dueños de nuestro propio destino. Agüe a tan toka suto, atabal, bila kailanga to yumará, to nguini. Agüe ajuindo no, un! suto a tan kanda Suto a tan sibiri a tan buka kadumen suto. La voz poética enfatiza desde el título la hermandad entre indígenas, negros y pobres. Nombra a diferentes grupos reconociendo así la diversidad y la diferencia existente entre los indígenas. Reconoce la valentía y la resistencia de dichos grupos y la causa común que los congrega. Pudo evidenciarse que las tensiones entre cimarrones e indígenas fueron aprovechadas por las autoridades civiles y militares, que solicitaban a encomenderos y dueños de estancias conseguir indios fuertes y armados con arcos y flechas para las milicias de destrucción contra los palenques. Los incitaban diciéndoles que los cimarrones querían quitarles sus mujeres y esta situación era lo que más los exacerbaba. (Navarrete, 281) Así pues, la autora a través de este poema pretende reorganizar las relaciones, ubica a la población afrodescendiente y a la población indígena en el mismo lugar, la lucha debe ser compartida. Los otros son los culpables, no ellos, entre ellos debe entonces existir solidaridad. Recurre al tambor como articulador entre lo indígena y lo afro, “toquen de nuevo el tambor,/el tambor mágico unificador”. Se ubica en el presente y en la necesidad de traer costumbres del pasado que refuercen la acción conjunta. Este instrumento musical es una de las herencias más claras del antepasado africano. Los hombres y mujeres esclavizados al llegar al Nuevo Mundo construyeron tambores con fines rituales. Es importante señalar que lo ritual no fue la única intención de su uso, pero sí la más extendida. En la actualidad “Los tambores africanos en América tienen asignada una función muy específica en ceremonias profanas, lo mismo que en procesiones y fiestas religiosas …” (Moreno, 249) En la tercera estrofa la voz poética marca la diferencia entre ellos y los otros, extranjeros, forasteros. Se precisa la responsabilidad de esos otros en la /separación, 21 miseria/llanto herido, hambre/. La culpa se ubica afuera, se identifica a otros como culpables, como victimarios. Las características atribuidas por la iglesia a los hombres y mujeres provenientes del África la voz poética las sitúa en los otros, afuera, /demonios, corruptos, diabólicos/, enjuicia de esta forma la labor evangelizadora que pretendió arrasar con sus dioses, ritos y mitos. Las costumbres del colonizado, sus tradiciones, sus mitos, sobre todo sus mitos, son la señal misma de esa indigencia, de esa depravación constitucional. Por eso hay que poner en el mismo plano al D.D.T, que destruye los parásitos, transmisores de enfermedades, y a la religión cristiana, que extirpa de raíz las herejías, los instintos, el mal. (Fanon, 20) El colonizador con la excusa de salvar y ganar almas para el cielo adquiere un poder total sobre aquellos que no comparten y no conocen ni su dios ni sus ritos. En la entrevista realizada a Ramírez manifiesta que en el proceso de esclavización hubo un proceso de apropiación, “Se apropiaron de nuestra gente y al apropiarse de ella la desplazaron, la despatriaron. La iglesia tuvo su parte cuando saco una bula diciendo que los negros no tenían alma” 10. La afirmación que hace la autora permite entrever el ejercicio investigativo que ha realizado para la consolidación de su obra. La bula “Divino Amore Community” (1452), tal como lo señala Eduardo Cárdenas, se dio a requerimiento del rey de Portugal y en ella se permitió la invasión de los territorios, “de los sarracenos, paganos, y otros infieles enemigos de Cristo” que retengan y ocupen tierras de cristianos y se autoriza someterlos a esclavitud (Cárdenas, 229). Se otorga el derecho total, no solamente sobre las tierras, sino sobre todo lo que en ellas se encuentre. Se genera en el poema una atmósfera de reivindicación y resistencia de las etnias, de consolidación de una nueva imagen, de negación y renuncia a lo que los extranjeros y forasteros les dijeron que eran. Una nueva versión de la historia se teje en estos versos, una posibilidad de acción y por ende de transformación de la historia. 10 Entrevista realizada a María Teresa Ramírez. Anexo 1. 22 En la quinta estrofa aparece el nosotros, “toquemos juntos el tambor ancestral”, ¿juntos quiénes?, indígenas, negros y pobres. El tambor que congrega, que comunica, que establece un lazo con los ancestros, la música como una forma superior de lenguaje. Se manifiesta la necesidad de trabajar de forma articulada para conseguir así unas condiciones de vida “dignas y justas”, participar de un movimiento social que permita aunar esfuerzos y generar acciones conjuntas. No sólo clama por la unidad de indígenas y afros, menciona también a los pobres, las reivindicaciones asociadas con la pertenencia étnica y la clase social son validadas en el poema, la autora manifiesta una posición política frente a la desigualdad y la injusticia. 1.3 Racismo y exclusión A pesar del reconocimiento de la diversidad étnica y cultural como base fundamental en la conformación de un nuevo Estado-Nación, Colombia se ha consolidado como una sociedad marcada por el racismo y la exclusión, en donde indígenas y afrodescendientes, hombres y mujeres, aún no son reconocidos como iguales. En Colombia el vasto número de personas catalogadas como mestizas serviría para establecer las bases del proceso de ‘blanqueamiento’ de la población (…) Al mismo tiempo, para aquellos que conformaban la inteligencia oficial colombiana, la idea de progreso, basada en patrones liberales eurocéntricos, enfatizaba que el indio y el negro representaban un obstáculo para el desarrollo del país. (Ortiz, 361) El país está estructurado sobre un sistema social racializado en donde la ubicación de actores en categorías raciales involucra algún tipo de jerarquía (Bonilla, 675). La población afrodescendiente en el país alcanza casi un 11%, resultando ser el segundo grupo étnico racial más importante. De este total de población, el 60% son pobres, casi la cuarta parte viven en la miseria y los trabajos que desempeñan están relacionados con los que se ubican en la base de la pirámide social, trabajos manuales, agrícolas y de servicios no calificados (Rodríguez y Mosquera, 860-81). La raza que se ubica en la posición superior tiende a recibir remuneraciones económicas más significativas y a tener acceso a mejores ocupaciones y perspectivas en el mercado laboral, ocupa una posición preeminente en el sistema político, goza de una estimación social más alta –por ejemplo, se la considera ‘más inteligente’ o de ‘mejor aspecto’-, tiene 23 frecuentemente la autonomía para marcar límites físicos –segregación-y sociales-etiqueta racial-entre sí misma y otras razas y recibe lo que W.E.B Du Bois denominó ‘un salario sicológico’. La totalidad de estas relaciones y prácticas sociales racializadas constituye la estructura racial de una sociedad. Las atribuciones raciales se articulan entonces con aspectos económicos, sociales y políticos. Con formas de ver a los otros y relacionarse con ellos. Establece de entrada un plano de desigualdad sobre el cual se asientan todos los demás aspectos de la vida. Peter Wade señala que el “concepto de raza se sigue marginando en América latina”, sin embargo reconoce que “si se incluye el uso de conceptos racializados, como afrocolombiano, afrodescendiente, indígena, blanco, etc”, se hace mucho más presente. Igualmente señala cómo a través del mestizaje se lleva a cabo un proceso de inclusión, identificando a todos como posibles mestizos, pero margina a los negros e indígenas al ubicarlos al final en una estructura jerárquica y racializada (2011 29). Para mi es sugestivo que el juego inclusión/exclusión que caracteriza los sistemas políticos basados en el liberalismo –que incluyen a todo el mundo como ciudadano pero excluyen a quienes las clases dominantes no consideran aptos para gobernarse a sí mismos ni menos a los demás (Menta 1997)- encuentre un paralelo muy claro en la manera en que el mestizaje, como ideología de la nación, incluye a todos como potentes mestizos, miembros de una democracia racial, pero margina a los negros y a los indígenas al ubicarlos dentro de la nación como grupos atrasados, en una jerarquía racializada. (29) Ramírez en el poema “En casa del amo blanco/A i Mbongé”, evidencia la situación de la población afrodescendiente dentro de la estructura racializada sobre la que se sustenta la pirámide de la sociedad colombiana. En casa del amo blanco A i Mbongé Kambambam-bambam-bambá en casa del amo blanco todos los días tienen la barriga llena muy llena. Bambambambá. Kambambam-bambam-bambá a i Mbongé toma ría kambéndokamben Kambambam-bambam-bambá posá palenque posá nguiní masopakasuela machungú-chungá delanga á gende suto, delanga á gende suto, En los palenques en los casa de los negros en las ciénagas nuestra gente languidece nuestra gente enflaquece 24 ellos sofocan el aire los machetes resuenan. Ellos comen, comen, haciendo malabares beben la copa de la vida fructifican haciendo malabares ellos comen, comen, acróbatas del hambre. ané ata11 sofoca machambelona ané atá anyá ané ata kumé kumé gende mbelekete mi mbongabila mebonga bereka gendem belekete mi ané a takumé gende mbelekete ambe suto. El poema, en su versión en español, está conformado por tres estrofas, de cinco y siete versos respectivamente. La versión en palenquero, como podrá notarse, es una sola estrofa de veintidós versos que evoca un canto, remite al poema “Kuagro”, enfatiza el carácter oral de esta lengua. La traducción del poema al español no es literal, al revisar el diccionario de Afropalenque-español-afropalenque, no se encuentran las palabras que hacen parte del título, ni la mayoría de las que conformarían la primera estrofa. En el título del poema, “En casa del amo blanco”, la voz poética establece la diferencia central a través del uso de las palabras amo y blanco, diada indisoluble que enmarca las distinciones existentes entre blancos y negros. El amo es sin duda alguna blanco, la esclavización surge como marca. La palabra amo como referencia a dueño y en contraste con criado, así como la diada amo y blanco opera, la antítesis de la misma también, criado y negro. Kambambam-bambam-bambá, y kambéndokamben, jitanjáforas que proveen al poema musicalidad y ritmo, creando así un sentido colectivo en su repetición. La abundancia de alimentos le corresponde al amo blanco, “todos los días/tienen la barriga llena”, en contraste con los versos, “nuestra gente languidece/nuestra gente enflaquece”, la voz poética hace parte activa a través del nosotros. El primer verbo que surge en el poema es tener, los amos blancos tienen la barriga muy llena, la avaricia como rastro, la posesión como trasfondo, la gula como pecado de los blancos, se descentra el pecado, ya no es exclusivo de los hombres y mujeres negras. 11 En entrevista realizada a la autora, manifiesta que palabra atá no es una sola palabra, debe escribirse a ta y es la forma de referirse al tiempo presente. Ané a ta kumé kumé: Ellos comen. 25 Las ciénagas y los palenques como marcadores de territorio y de ubicación. Para la voz poética la población afrocolombiana se ubica geográfica y físicamente en un territorio, tal como se señaló anteriormente, ‘las comunidades negras’ fueron ubicadas en territorios específicos del país. Territorios que no han sido integrados del todo al Estado-nación, aunque en la estructura política y administrativa aparezcan. Languidecer y enflaquecer son los verbos que le corresponden al sujeto, en este caso a los negros, sujetos de la acción. El ellos y el nosotros surgen otra vez como marcadores de diferencia. Voces de resistencia surgen al final del poema, “beben la copa de la vida/fructifican”, estos hombres y mujeres, a pesar de las penurias logran una victoria, según señala la voz poética. “Haciendo malabares los acróbatas del hambre” logran sobrevivir. Se humaniza al sujeto negro, la vida se enuncia como un derecho adquirido. En el siguiente poema titulado, “Vida buena pa’ conquistar/Bila Kailanga”, la autora nuevamente manifiesta la necesidad de un futuro diferente en donde la población afrodescendiente acceda a unas condiciones de vida digna. Vida buena pa´conquistar Bila Kailanga Mañana madre nuestra gente va a sembrar: palmas y plátanos cañafístula y verduras van a sembrar plantas nativas y grandes árboles para la sombra. Maaná magre gende suto ané a tan semblá: pamma y planda chanandungá y arelité ané a tan semblá bumbú bumbú y nkabungú. Mañana madre nuestra gente va a comer arroz, cerdo y asadura mondongo, bollo de yuca y rico pez. Mañana madre nuestra gente puede beber mazamorra, guarapo y jugo de frutas. Mañana madre nuestra gente va a encontrar frutos cimarrones, mucha riqueza para que nuestra vida florezca vida digna pa’ conquistar. Maaná magre gende suto a tan kumé, ambrakambraca sarandongo peringo y matambalá. Maaná magre gende suto a tan ndrukú-ndrukú bitibití, guarua y chimangolé. Maaná magre 26 gende suto a tan topa bomboimbo kumo burú bila suto pa floriá bila kailanga pa konkista. En este poema de cuatro estrofas entre tres y siete versos libres, en las tres primeras estrofas sólo hay un verbo por cada una, sembrar, comer y beber. En la tercera estrofa tres verbos acompañan los versos, encontrar, florecer y nuevamente conquistar, con este verbo se abre y se cierra el poema. Conquistar, sembrar, comer, beber, el orden establecido para los verbos remite a una idea de territorio. Conquistar un territorio para poder sembrar, sembrar no solo alimentos sino vida, vida buena para “nuestra gente”, la voz lírica hace referencia a la población afrodescendiente y a su tarea de “ganar, conseguir algo, generalmente con esfuerzo”, según la definición de la RAE para la palabra conquistar. La noción de territorio como espacio de vida se refiere a todas aquellas condiciones naturales y sociales ligadas a un lugar determinado que posibilitan la existencia y desarrollo de las comunidades negras como un grupo étnico con una tradición y cultura específicas. (E Restrepo, 228) Arturo Escobar señala que, en el caso de las comunidades del Pacífico la lucha por el territorio se asocia de forma directa con la lucha por la autonomía y la autodeterminación, por tal razón, perder el territorio se asocia a un regreso a la esclavitud (2012 133). El verbo florecer parece que llegará a su realización sólo con las acciones desarrolladas a través de los tres verbos precedentes. Encontrar frutos cimarrones, frutos de rebeldía, frutos de resistencia. La autora señala de forma manifiesta que solo a través de la acción será posible conseguir condiciones de vida digna y justa. Los sistemas de representación han engendrado constructos ideológicos que reducen a las personas negras y migrantes a una humanidad distorsionada y humillante; reflejan a menudo los miedos y las ansiedades de la cultura dominante sobre la presencia ‘alienígena’ y la supuesta amenaza que conlleva… Las diferencias de color de piel se han convertido en símbolo de seres humanos limitados e inferiores intelectual y culturalmente; se representa a las personas negras como salvajes y primitivas, personas que no han alcanzado aún la madurez y que, por ende, conforman una humanidad incompleta. (Parmar, 260) 27 Por tal razón, la vida buena pa’conquistar pretende incidir en la transformación de esos sistemas de representación. Los hombres y mujeres afrodescendientes tienen derechos y la vida digna es uno de ellos. En el siguiente poema titulado, “Mujer bien negra/Muje timbo”, la voz poética hace una afirmación de su pertenencia étnica: Mujer bien negra Muje timbo Bendigo Este color negro en mí. Mi cabello, Mi pelo es duro, Soy sincera, Sin máscaras. I a tá bukú Kolo timbo mi kabeo mi kaki kaki kambasú mi. ¡Oh malembé! ¡Ya malembé! O lei lele Color negro en mí. ¡O malembé! ¡Ya malembé! o leí le lé Kolo timbo mí. Estoy orgullosa Doncella me llamo Doncella negra hermosa Bendigo Ese color negro en mí. ¡I a tá entongá! Kissi: mi ñamo kissi: amosa timbo. ¡Oh malembé! ¡Ya malembé! O lei lele Color negro en mí. ¡O malembé! ¡Ya malembé! o leí le lé Kolo timbo mí. En el primer verso hay una valoración positiva de la hablante poética con relación a los rasgos físicos que la ubican dentro de la población negra. “Bendigo/este color negro en mí”, así entonces se desprende de los sistemas de representación antes mencionados que les sitúan en un nivel de inferioridad. La mención al pelo resulta importante también en el ejercicio de afirmación étnica, el verso “Mi pelo es duro”, señala de manera enfática el reconocimiento personal de unas características físicas. Es común escuchar entre las mujeres negras, al hacer referencia al pelo, lo siguiente: tienes el pelo malo. Pelo malo es 28 igual a pelo duro, pelo quieto, pelo rizado, pelo de negra. Le siguen llamando pelo malo al cabello de los negros, lo que es una forma más de perpetrar la intolerancia a la diversidad y por ende el racismo. Los cabellos encrespados como el mío, se llaman científicamente ulotrico. Este cabello crece ensortijado y crespo porque las personas en la África Negra evolucionaron características físicas: color de piel, el cabello, forma de la nariz, todo esto, para adaptarse al clima cálido y a los intensos rayos solares. (2013 s.p) “Soy sincera,/sin máscaras”, una evocación a Fanon (1973) quien afirma que “el colonizado escapará tanto más y mejor haga suyos los valores culturales de la metrópoli, será tanto más blanco cuanto más rechace su negrura, su selva (15). Una resistencia al blanqueamiento surge de estos versos, la afirmación de la “negrura”. La segunda estrofa, escrita hasta el tercer verso casi de la misma forma en español, que en palenquero, usa la palabra Malembe12 que significa desprecio, para articular un canto, “¡Oh malembé!/¡Ya malembé!/O lei le le”. Dicho canto se antepone a la tercera estrofa en donde se hace una proclamación de orgullo, en donde la “negrura” representa hermosura y en donde el color de la piel es motivo de alegría. En el discurso sobre la negritud, Aimé Césaire (1950) afirma: La negritud, en mi opinión; no es una filosofía. La negritud no es una metafísica. La negritud no es un pretencioso concepto del universo. Es una manera de vivir la historia dentro de la historia: la historia de una comunidad cuya experiencia se manifiesta, a decir verdad, singular con sus deportaciones, sus transferncias de hombres de un continente a otro, los recuerdos de creencias lejanas, sus restos de culturas asesinadas. (…) No es ni un patetismo ni un dolorismo. La negritud resulta de una actitud activa y ofensiva del espíritu. Es sobresalto, y sobresalto de dignidad. Es rechazo, quiero decir rechazo de la opresión. Es combate, es decir, combate contra la desigualdad. Es también revuelta (…) Surge entonces un reconocimiento y afianzamiento de ser parte activa de la historia, de resistir a la opresión, de dignificar la condición. “La negritud” como una forma 12 En el diccionario la palabra no aparece acentuada. 29 particular de trasegar por los caminos, de reafirmar, de tener una postura crítica frente a los acontencimientos y una intención de transformarlos. En los cinco poemas presentados, “Compañeros”, “Nuestros hermanos indios”, “En casa del amo blanco”, “Vida buena pa’ conquistar” y “Mujer bien negra”, María Teresa hace explícita una posición política frente a la situación de las comunidades negras que habitan el país. Identifica la necesidad de promover y fortalecer procesos organizativos que permitan generar acciones de cambio sobre las condiciones de injusticia y desigualdad. Registra acontecimientos del pasado, la esclavitud como marca indeleble en la historia de su pueblo, como rastro de la memoria colectiva. Reconoce la diversidad étnica del país y las desigualdades provenientes por dicha pertenencia. Eduardo Escobar señala que “el proceso de etnización de ‘comunidades negras’ pasa por intentar una rearticulación entre memoria e identificaciones” (235). La recreación del pasado como proceso de reconstrucción y articulación de una memoria colectiva que dé cuenta de la pregunta planteada por Fanon, ¿Quién soy en realidad?. En las palabras de María Teresa surgen luces que avizoran una posible respuesta, “A mí me gusta mucho ponerme todas estas cosas en la cabeza, tengo vestidos traídos de África, es decir, cada día me vuelvo más negra, en el sentido amplio de la palabra, porque yo escogí ese camino” 30 2. Tras las huellas de africanía: “¿África te ba? Ario, ya me boy” 2.1 Activación de la memoria y reconfiguración del pasado Antes que la manifestación en el presente de un pasado fijo en inmutable, en la memoria colectiva se atestigua la incesante recreación del pasado desde la multivocalidad del presente. (E Restrepo, 235) En el prólogo que la autora hace del libro Mabungú Triunfo, se pregunta ¿Por qué escribir una obra en el lenguaje de Palenque?13, las respuesta que plantea en las dos páginas siguientes hacen referencia explícita a la urgente necesidad que tuvo de indagar sobre la “identidad de todos los afrodescendientes”. Igualmente menciona como en el colegio recitaban el poema, Manecita rosadita de Gabriela Mistral, Manecita rosadita,/muy experta yo te haré,/para que hagas buenas letras/y no manches el papel; poema que resultaba distante de la realidad de sus manos y de las de sus compañeros y compañeras de clase. Señala también, la inexistencia en los currículos de la educación secundaria, de autores como Candelario Obeso, Jorge Artel, Nicolás Guillén, Manuel Zapata Olivella, entre otros14. 13 San Basilio de Palenque, corregimiento del municipio de Mahates, departamento de Bolívar. “Los testimonios disponibles (Navarrete, 2008ª) indican de forma clara que Palenque antiguamente se denominaba El Palenque de San Miguel Arcángel, (2) era un poblado residual de cimarrones (tanto criollos como bozales) del área, (3) cambio su nombre de San Miguel Arcángel a San Basilio Magno a partir de enero de 1713 (2008ª: 171), era una comunidad cimarrona de 137 bohíos en la década de 1690 (2008ª: 170), contaba en enero de 1713 con 75 esclavos negros varones y 46 esclavas negras, para un total de 121 varones y mujeres de diversas castas. Según Navarrete (2008ª: 162), el número completo de hombres y mujeres, criollos y de casta fue de 234”. (Schwegler, 119). San Basilio de Palenque fue declarado por la UNESCO “Obra Maestra del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” en el año 2005 14 La legitimación de escritores, obras, corrientes, encuentra en la historiografía literaria un fuerte punto de anclaje para comenzar a discutir las motivaciones que derivan en la 31 Los programas educativos, de manera inconsciente, por lo menos en Buenaventura, tenían como objetivo general, borrar de nuestra psique todo vestigio de la cultura afro. Teníamos que hablar, vestirnos e incluso caminar como blancos, para poder ser aceptados en la sociedad. (Ramírez, 27) Nina S. de Friedemann (2002) señala que la barrera que ha existido para reconocer e incluir la importancia de la historia y la cultura de África y Afroamérica, en Colombia, ha sido de tal magnitud que, “en el proceso de elaboración de la nueva constitución y la comparar la dedicación de los estudios sobre indigenismo e indianidad, fue preciso someter la propuesta de una ley que asimismo regulara los derechos de las comunidades negras”. (1) Mara Viveros afirma como en Colombia y en el resto de América Latina la imagen de la identidad nacional fue elaborada por las elites “blancas” y “blanco mestizas” entorno a la noción de mestizaje, entendida como blanqueamiento e invisibilización de su diversidad racial y étnica. (3) Ramírez identifica de forma clara el proceso de “blanqueamiento” que atravesaban los diferentes estadios de la formación, desde los poemas infantiles, las clases de español en la secundaria, en donde se negaba la existencia de escritores negros, hasta las formas y comportamientos que debían usarse en la cotidianidad para ser parte de la sociedad. En el continente americano, los procesos de nacionalización de la memoria, la lengua y la identidad provienen de una narrativa nacionalista en la cual se asume que las elites euroamericanas masculinas de raza blanca representan la nación, mientras que los otros raciales subalternos (negros, indígenas, orientales) son marginados o virtualmente borrados de los imaginarios nacionales. (Laó-Montes, 67) presencia/ausencia de determinadas figuras en el canon. En este sentido, y en relación con la producción de escritores negros, las historias de la literatura colombiana constituyeron, a lo largo del siglo XX, un vasto cuerpo testimonial que dejó al descubierto las ideologías subyacentes tras los discursos de la intelectualidad: la forma en la que está representó al campo literario puso en evidencia su manera de concebir al negro, en un espacio diseñado con la exclusión de las voces afrocolombianas. (Valero, 27) 32 Es así entonces como para la autora, escribir en lengua palenquera 15 , es una posibilidad de construir su propia memoria, de validar una lengua que considera parte fundamental de su historia y de la historia de la población afrodescendiente en el país. Se trata de poner en escena las voces de los otros que han sido negados de forma sistemática de la historia nacional. Su acercamiento al palenquero se da a través de Solmery Casseres Estrada y del diccionario lengua afropalenquera-español, publicado en el año 2005 por Ediciones Pluma de Mompox, S.A. El aprendizaje de la lengua fue autodidacta en su totalidad. La autora aclara que algunas de las palabras en palenquero que ella usa, son palabras que están en desuso y que ella aprendió de una cartilla que consiguió en Palenque. Señala igualmente que al poder leer y apreciar el palenquero, empezó en ella una relación profunda con la lengua que le entregaba el espíritu ancestral africano (Ramírez, 27). El palenquero empieza a gestarse, desde el momento en el cual era hecho cautivo el negro y su familia, allí en medio de las cadenas y del horror que vivían, encerrados en las bodegas de los barcos, iluminados por el rayo de Changó y sus Orishas. Era el lenguaje del gemido ahogado por el látigo y el silencio rebelde. Allí con leña hueso, lejos de su antigua vestidura, se encendió el fuego de la libertad. (Ramírez, 23) Ramírez ubica los orígenes de la lengua afropalenquera en el momento de la esclavización, reconoce en ella el gemido ahogado por el látigo y el silencio rebelde y resalta su decisión de escribir en esta lengua por considerarla directa, práctica, profunda, mística y casi mágica. En la introducción al libro yo digo que los primeros 1400 negros salieron en 1.518, que los sacó España. Desde el momento en que cogieron y capturaron al primer negro, lo amarraron y le pusieron los collares de hierro con chuzos negros, que no permitían que un negro se abrazara con el otro, a partir de ese momento con el primer negro cazado como animal comenzó el palenque. Ahí en este instante cuando los empiezan a coger empieza el sentido de querer liberarse, de liberación, por eso si no hubiera esclavitud no habría palenque. (Anexo 1) 15 Lengua criolla hablada en San Basilio de Palenque. Junto con el Creole hablado en la Isla de San Andrés y Providencia, son las dos únicas lenguas criollas existentes en el país. Alejandro Correa señala que se trata de sistemas de comunicación autónomos que toman parte de su léxico de la lengua dominante –el español y el inglés, en este caso-­‐ y cuentan con una morfosintaxis propia que conserva remanentes de una o varias lenguas africanas. (Correa, 55) 33 María Mercedes Jaramillo (2011) hace énfasis en la escritura en lengua palenquera y en el interés de la autora de presentarla como una lengua viva con una clara presencia de rasgos de africanía. Plantea igualmente, la importancia de la repetición o anáfora, del ritmo y de la sonoridad en sus poemas. Destaca la intención de la autora de preservar la sabiduría ancestral a través del tiempo y de convertir sus poemas en mecanismos de recuperación y resistencia cultural. Sus poemas en lengua son textos híbridos, que a pesar de sus ambivalencias, tienden un puente con el mundo ancestral africano idealizado y añorado por los afrodescendientes. Ramírez Nieva en Mabungú recrea imágenes de los vocablos y sonidos africanos, con palabras que muestran la nostalgia por la cultura ancestral, cuya huella imborrable llevan los afrodescendientes en su piel. (8) Armin Schwegler 16 , uno de los investigadores más importantes de la lengua palenquera, señala que aún no es posible determinar si el kikongo es el único sustrato africano del palenquero, afirma igualmente que, “medio siglo de investigación ha podido establecer que los hablantes de kikongo tuvieron que haber desempeñado un papel central en la formación de la lengua y, por consiguiente, de la sociedad palenquera” (2012 160). Así pues, la decisión de Ramírez de escribir un libro en palenquero y en español, es un seña evidente de la intención de establecer en su elaboración poética una conexión entre África y Colombia. Restrepo señala que en el Pacífico Sur se registraba un “olvido colectivo” del proceso de esclavización y de la referencia con África, asocia este “silenciamiento” con una memoria dispersa y discontinua (240). Ramírez entonces inicia a través de su propuesta poética un ejercicio de recreación de la historia o en palabras Restrepo de “construcción de su pasado” (243). 16 Schwegler señala que es necesario manejar con precaución fuentes como las de Solmery Cásseres, “pues yerran en algunos aspectos; a menudo las glosas son imprecisas e insuficientemente detalladas; y las etimologías (cuando se reportan) carecen de rigor académico”. (2012, 145) 34 2.2 La esclavitud como huella indeleble En la poesía de Ramírez se inscribe el pasado de los hombres y mujeres traídos del África17 al Nuevo Reino de Granada; las marcas de esta historia diaspórica han sido detonadoras de su poética y es posible establecer a través de ella el diálogo que recrea la diáspora africana. Colombia es el resultado de un proceso inacabado, iniciado en el siglo XVI durante la época de la conquista, que se mantuvo de forma constante a lo largo de los siglos XVII, XVIII y se consolidó con las independencias del siglo XIX. Blancos, negros e indígenas conformaron un sistema productivo que fue configurando una estructura política, social y cultural, marcada por la violencia y la exclusión. Uno podría conjeturar fructíferamente, sin embargo, que es en relación con el estadonación-moderno (tanto durante como después de la esclavitud) que la cuestión de la población de los africanos y sus descendientes dispersos a través de las fronteras geopolíticas del Atlántico moderno se hace más nítida. Esto es así especialmente en la medida en que tomamos en cuenta las condiciones de la producción colonial y capitalista, y la dominancia de la blancura racial en la formación de estados particulares en los que los afrodescendientes fueron incorporados y en donde continúan siendo subordinados, y en el sistema mundo en su extensión más amplia. (Branche, 25) El proceso de colonización del Pacífico colombiano se intensificó a partir de la segunda mitad del siglo XVI, cuando las noticias sobre los hallazgos de minas auríferas, empezaron a circular (Sánchez, 278). Tal como lo señala Eduardo Restrepo, el Pacífico es una región que se incorporó en lo que se denominó segundo ciclo de oro. Se generó entonces un 17 A los que se denominaban Angola provenían de los ríos Dande y Cuando (Kwango), en el norte de la actual Angola; los Lucumí o Yoruba, de Nigeria; los Biáfara y Bran de Guinea; los Yelofo, de Cabo Verde: los Mandinga –musulmanes desde el siglo XII, letrados, recitadores del Corán y quizás educadores de sus amos analfabetos-­‐, de Guinea Bisseau; los Mina, Arará y Fon –quienes, gracias a sus conocimientos sobre el oro, les dieron vida a las minas del Chocó y Barbacoas-­‐, de San Jorge da Mina, una factoría de negros en territorio fanti de la Costa de Oro; los Carabalí, de la costa de Calabar, en Nigeria, y los Mondongo, Congo y Manicongo –que predominaron desde 1580 hasta 1640, cuando los españoles se valieron de su conocimiento de las tierras bajas y húmedas para descubrir minas y poblar ciudades en las selvas del bajo Cauca antioqueño, del valle del río Magdalena y de la cordillera Occidental-­‐, del Congo. Veánse Palacios Preciado, 1973; Curtin, 1969; Sharp, 1976; Friedemann & Arocha, 1984; Friedemann, 1993; Klein, 1999. (Montoya y Jiménez, 340) 35 sistema esclavista organizado en cuadrillas18, encargadas del proceso de extracción del metal en ríos y aluviones (Restrepo, 240). Dicho sistema requirió de la incorporación permanente de mano de obra esclavizada 19 . La esclavitud se fundamentó como una institución social, económica y política, sobre la que se consolidó un tipo de sociedad, en la que aunque se promulgó la Ley de Manumisión y Abolición de la Esclavitud en 185120, se consolidaron estructuras racistas con relación a la población afrodescendiente. De 1580 es la referencia documental más antigua sobre un cargamento de negros africanos transportados a América, directamente desde África. La presencia individual de negros es más antigua. El último cargamento de que tenemos pruebas fehacientes fue desembarcado en abril de 1873, en la costa sur de Cuba, y traslado inmediatamente al ingenio azucarero “Juraguá”, en cercanías de la ciudad de Cienfuegos. Hay indicios de que en fechas posteriores arribaron a Cuba algunos barcos negreros más; pero no existen pruebas concretas al respecto. Por lo tanto, fijando los años de 1518 y 1873 como las fechas límites, tendríamos 355 años de comercio de esclavos africanos, durante los cuales tiene lugar el proceso de traslado coercitivo de seres humanos más gigantesco que ha conocido la historia. A lo largo de este periodo se estima que arribaron a América no menos de 9.5 millones de negros africanos, en función de seis producciones fundamentales: azúcar, café, tabaco, algodón, arroz y minería. (Moreno, 13) La esclavización es sin duda alguna el acontecimiento histórico principal al que recurre María Teresa para iniciar el proceso de rearticulación, reconstrucción y consolidación de la historia de sus antepasados. En el poema, “Ellos despatriaron nuestra gente”, Ramírez Nieva muestra como la esclavización es un proceso central en la historia de la población afrodescendiente y es un referente ineludible en el momento de rehacer los relatos. 18 Conformadas entre cinco y veinte esclavos al mando de un capitán, que en muchos casos era también un esclavo. 19 Los africanos empezaron a ser traídos en oleadas (llamadas cargazones) a Portobelo (actual Panamá) y a Cartagena. Los negros que sobrevivían a la travesía eran comprados en Cartagena y llevados hacia Popayán y Santa Fe de Antioquia (…) Desde Popayán eran llevados a las haciendas del valle geográfico del Cauca, a las haciendas del Patía y los reales de minas de Pacífico, desde comienzos de los siglos XVII hasta el siglo XIX. (Rutas de libertad 228) 20 La compra de la libertad o manumisión que se concretaba a través de una “carta de libertad” podía resultar de la compra de la libertad por parte del propio esclavo, de la compra que un esclavo hacía de la libertad de otro (por lo general un pariente) o bien de la concesión de la libertad por parte del propio amo. (Helg, 97) 36 Ellos despatriaron nuestra gente Ané a prokia gende suto Ellos repartieron nuestra gente mira ve, blanco nosotros heridos por ustedes nosotros pisoteados por ustedes mi gente ha llorado ha llorado intensamente añu… añu… elelo, elelo elelo, lai… añú hemos llorado a gritos. Ané a prokia gende suto mina be kolorao… Suto a jiri, enú suto a jundi, enú ma gende ele a yola ele a yola añu… añu… ¿Qué me trajiste? ¿Qué nos trajiste? A ti te hablo hombre blanco a ti te hablo extranjero ustedes nos trajeron separación destrucción de la familia llanto… llanto. Hoy mi raza negra, morena, es nuestro orgullo hemos tratado de olvidar somos fuertes, valientes sinceros, de noble corazón. Elelo, elelo elelo lai… añú… suto a tan leko ¿ké bó tre mi? ¿ke bó tre mi? I ta abla bó kolorao i ta ablá bó angini enú a tré yulungulu musunga leko, leko ague, ma loango, timbo… Nguini oggullo suto suto kambama obbira… Okusuto kañaña Suto kamabsú… kolaso En el verso, “Ellos repartieron nuestra gente”, la hablante poética sitúa la esclavización en un lugar central para comprender el proceso diaspórico; tal como lo señala Jerome Branche, “la mirada hacia atrás que hacen los afrodescendientes se da con relación a África como referente epistémico primario” (25). El viaje trasatlántico como fenómeno fundante de la separación con los orígenes y del comienzo de la reconstrucción de la memoria colectiva. Los verbos usados por la autora, repartir, herir y llorar, (prokió, jirí, yolá21) definen el rompimiento que implicó, tanto la captura, como el posterior viaje hasta llegar al Nuevo 21 Solmery Cásseres Estrada en su diccionario afro-­‐palenque español, señala que los verbos en palenquero no se conjugan, siempre están escritos en infinitivo, diferenciando el tiempo a partir del marcador que los acompañe. En Mabungú, triunfo, no aparecen las acentuaciones de los verbos, es necesario identificar si es una omisión de la autora con fines estéticos, si es un error en la traducción que ella hace a palenquero o si es un error de edición. 37 Mundo, la segregación de la que fueron víctimas y el dolor generado por la pérdida de la patria, de África. El blanco (kolorao), mencionado por la autora, agrupa al ellos, los otros (ané), portugueses, holandeses, españoles, franceses, entre otros, quienes estuvieron al frente de la trata de hombres y mujeres africanos desde finales del siglo XV. Luz Adriana Maya señala que la trata consistía en establecer acuerdos comerciales de todo tipo, en donde los portugueses y la gente de África occidental fueron quienes iniciaron estas negociaciones, se intercambiaba desde marfil y plumas de avestruces del Kongo, hasta seres humanos para trabajar en las minas de la América que habían descubierto los españoles en 1492 (2010, 125). “Hemos llorado a gritos (suto a tan leko)”, exclamación de dolor por la muerte de un ser querido. En este verso escrito en palenquero no hay verbo, la autora encuentra en la palabra leko el contenido necesario para transmitir, usa el marcador, a tan, para referirse al pasado. El yo poético se hace parte de ese grupo humano, reconoce el dolor generado por la esclavitud. Leko, dolor por la muerte de un ser querido; todos y todas aquellos que murieron tanto en el viaje y como resultado de los tratos y trabajos a los que fueron sometidos, son incluidos por la autora en la categoría de familia, la gran familia de África. El proceso histórico reaparece como elemento cohesionador de la diáspora. En efecto, es a través de un saludable involucramiento con el pasado, como parte de una formidable tarea teórica de la diáspora como recuperación, que una discursividad poética y analítica con “potencial orientador de la acción” podría ser producida. (2009, 26) La oralidad surge a través del uso de la jitanjáfora, “añu… añu/…elelo, elelo/elelo, lai… añú”. En el diccionario aparece la palabra Eleeloo que se traduce como lamento, María Teresa la divide en dos y le aporta sonoridad al verso. En el poema escrito en lengua palenquera se puede observar que el lamento está escrito de la misma forma, no existe traducción posible para él. Este lamento extiende un puente entre el español y el palenquero, el dolor se mantiene intacto en ambos lenguajes. La autora expresa así el llanto y el dolor; se crea un coro, un fondo musical, un ritmo, que como lo señala Jaramillo, usa para fijar conceptos primordiales, al interior de su cultura (2011, 19). 38 En las declamaciones que María Teresa hace de sus poemas, la oralidad se manifiesta con la fuerza que no es difícil percibir a través de las palabra escrita. Canta los lamentos, grita los lamentos y todo ello lo acompaña con movimientos de su cuerpo. Cuerpo y voz se vuelven una unidad con el escrito dándole un nuevo significado. Las características propias de la oralidad se apoyan en estructuras lingüísticas que contienen ideas para ser declamadas y transferidas, y por eso pueden ser memorizadas por poetas, narradores y oradores en una función similar a la del griot22 ancestral. (19) Edouard Glissant en su libro, El discurso antillano, afirma que la única manera de mantener la función de la escritura es irrigarla en las fuentes de lo oral. Considera que si ello no se lleva a cabo y si no se tiene como inspiración a las fuentes orales, la escritura podría desaparecer como necesidad cultural. (229). Paul Zumthor en su libro Introducción a la Poesía Oral (1983) define La performance “como la acción compleja por la que el mensaje poético es simultáneamente transmitido y percibido aquí y ahora”(33). La puesta en escena de Ramírez es una perfomance, en la que como lo señala el autor, “el gesto, en vez de ahogar el lenguaje, lo valoriza” (57). En el último verso la autora hace una actualización de la historia, cambia de tiempo, del pasado al presente, “Hoy mi raza negra (…) hemos tratado de olvidar/somos fuertes, valientes”. Los adjetivos usados, fuertes, valientes, sinceros, de noble corazón, retornan la humanidad, valoran positivamente, devuelven una imagen diferente de la provista por el colonizador. 22 En la sociedad malinké, ubicada en un territorio al norte de Guinea y limítrofe con Malí, los griots son un grupo que se encuentra dentro de la casta de los ñàmàkálá. Sus actividades principales se destacaban principalmente aquellas ligadas al mundo de la música y la canción. El principal rasgo de esta casta es su dominio de la palabra. Entre sus tareas destacan la música, el canto y el baile. (Montes, 234) 39 Los intercambios étnicos de los individuos procedentes de África en el Nuevo Mundo, generaron a partir de los legados existentes en cada una de ellas, procesos de revitalización cultural que les permitieron resistir a la esclavización. Nina S. de Friedemman señala que “las huellas de africanía se entienden como cadenas de asociaciones icónicas que se fueron creando a partir de procesos de reintegración étnica entre los/as esclavizados procedentes de África”. Los hombres y mujeres negras 23 arribaron al país, provenientes del África occidental, en calidad de esclavos; ingresaron por el puerto de Cartagena (Maya, 129) y de ahí fueron distribuidos al resto del Nuevo Reino de Granada, con el objetivo de fortalecer la mano de obra indígena diezmada por los excesos del sistema de encomiendas implementado por el Imperio Español. La llegada al Caribe y al Pacífico de los hombres y mujeres esclavizados, empezó en el siglo XVI y se mantuvo de forma constante hasta mediados del siglo XIX. Este constante flujo consolidó procesos de hibridación y sincretismo cultural, garantizando así la permanencia de legados culturales y memorias del pasado en África. Así pues, en el estado actual de los estudios de las culturas negras, se descarta el hecho de que el bagaje iconográfico traído por los africanos –en su mayoría adultos saludableshubiera podido ser aniquilado. Más bien empieza a explorarse el proceso de cómo tales íconos o representaciones simbólicas denominadas en este trabajo huellas de africanía, han llegado a reflejarse en los sistemas de las culturas negras. (1992, 547) En el poema “Diáspora/Adiós mi gente” la autora pone de manifiesto los intercambios étnicos señalados. 23 Juan David Montoya Guzmán y Orián Jiménez Meneses, señalan en su texto, ¿Racismo sin Raza? Esclavitud, discriminación y exclusión en el Nuevo Reino de Granada, 1573-­‐1808, que: Perros, armas, caballos y esclavos negros fueron los bienes más codiciados por los europeos durante la conquista del Nuevo Mundo (…) Los primeros esclavos fueron traídos desde Sevilla a las Antillas a comienzos del siglo XVI, y, a medida que avanzaba el descenso demográfico de los nativos, a los invasores españoles se los autorizó a importar pequeños grupos de esclavos procedentes de las costas Africanas (336) 40 Diáspora Adiós mi gente Diaspora24 Ario gende mi ¿San Basilio te vas? Adiós, ya me voy San Basilio te ba? Ario, ya me boy. ¿África te vas? ¡Ya me voy! Adiós… adiós… Adiós mi gente, adiós gente nuestra… ¿Áfrika te ba? ¡Ya me boy! Ario gende mi ario gende suto i lo keta ki abla bo, i ta abla utere ario: Kongo, Arará, Kuniri, Bantú ario: Keke, Yareue, Tafé, Uru ario: Muanga, Ucambo, Chokó ario: Yoruba, Mandinga, Lukumí. Y los que están aquí se los digo les hablo a ustedes, adiós: Kongo, Arará, Kuniri, Bantú adiós: Muanga, Ucambo, Chokó adiós: Yoruba, Mandinga, Lucumí Adiós: Masunga, Mulango, Majuancho. Adiós: to labandongo nguini, adiós a todos los hermanos negros la gente de mi tierra nuestro corazón Ario: Masunga, Mulnago, Majuancho. Ario to labandongo nguini ma gende di tyela mi… Kolaso suto. Para la autora, San Basilio de Palenque se representa como el referente de África en América. En el poema, África es el sujeto sobre el que recae la acción. Es este sujeto quien parte en el verso, es África quien se despide de su gente, de los hombres y mujeres de ascendencia africana instalados en las nuevas tierras. La voz poética trae el continente africano, encargado este de acompañar a los suyos en el viaje trasatlántico hacia el Nuevo Mundo. La diáspora se refiere entonces, en la apuesta poética de Ramírez, al reconocimiento de la dispersión de hombres y mujeres provenientes de dicho continente y causada por la esclavización. La voz poética se nombra como parte de ese movimiento. “To labandongo nguini”, adiós a todos los hermanos negros, hermanos con diferentes procedencias, pero todos provenientes de África, el corazón del que surge la diáspora. 24 En la versión del poema en lengua palenquera la palabra Diáspora no aparece acentuada 41 Agustín Laó-Montes, al hacer referencia a la diáspora señala que el primer momento de la identificación diaspórica, es el “momento de recuperación contra la pérdida de la memoria y de cultivo de una identidad colectiva”. (53) Jaime Arocha afirma que el concepto de africanía se refiere a aquella identidad que los afrodescendientes fueron modelando para resistirse a la esclavización, aún antes de que a los cautivos se les forzara la ruta transatlántica. De ahí que se haya fundamentado en memorias mandingas, bantúes, yorubas, akanes y carabalís para modelarse en respuesta a la apropiación de los vínculos, objetos, plantas y animales que les ofrecían los nuevos sistemas sociales y ambientales en América (Citado en E Restrepo 2002 53-54). No llegaron entonces al “Nuevo Mundo”, sujetos desprovistos de historia; por el contrario, arribaron sujetos que traían consigo una memoria profunda y las marcas inscritas de sus lugares de origen, representadas en el lenguaje, los dioses, las formas de organización social, entre otras. La gente del África que llegó a nuestro país y sus descendientes no solo trataron de mantener sus ritos de origen africano a pesar de la represión inquisitorial, sino que es muy posible que la imagen demonizante que el cristianismo creó acerca de ellos y de sus culturas haya sido utilizada simbólicamente para resistir a la negación cultural que les imponía el sistema esclavista” (Maya 1996, 30) Las huellas de africanía, como lo anota Friedemann, interpretan así el bagaje cultural sumergido en el subconsciente iconográfico de los africanos de la diáspora esclavizada (175). Este proceso dinámico es descrito por María Teresa Ramírez en el poema En casa de brujos (2011) En casa de brujos Posa Kasangalana Los brujos… los hijos de brujos… las jóvenes brujas… las brujas ancianas… Ma kankamán… ma bandoki… ma bangana… ané a musulé ané a tan musulé ané a ta toka ngungú ané a ta topa: guakabo, jirgüeta; guangolé i ñoka. Distinguidos por su sabiduría, sabiduría antigua y futura, tocan el desgastado tambor, 42 ellos encuentran: pájaros agoreros plantas mágicas, hechizos y culebras doradas venenosas. En casa de brujos: pócimas atrapa-hombres, pócimas atrapa-mujeres encuentran la maldición para los perversos extranjeros, aclaman a Changó: rayo-luz fuego-danza. Un posa kasangalana kambembé ombe kambembé mujé ané a topá inkusi: to kapuchichiri-manga un posá kasalanga ané a ta aklamá Changó ané a ta toca ngúngu Bindanga, bindanga, nguini ané a ta toca ngúngu Tocan el viejo tambor del recuerdo tranzan… trenzan recuerdos ancestrales tocando el antiguo tambor inolvidable. Las huellas de africanía se esbozan claramente. La autora hace referencia a los brujos y brujas (kankaman: sabedores, médicos tradicionales), designación hecha por lo inquisidores a los hombres y mujeres traídos del África, quienes en un proceso de resistencia reactivaban en el Nuevo Mundo sus prácticas culturales. Luz Adriana Maya señala que en el proceso de evangelización de los/as esclavizadas, la iglesia católica les identificó con el demonio 25 . Se estableció en Cartagena de Indias el Tribunal de la Inquisición el 25 de febrero de 1610 con el objetivo de controlar las prácticas heréticas en el Nuevo Mundo . Los afro-neogranadinos fueron perseguidos y acusados de ser brujos y sortílegos, hechiceros y curanderos durante dos siglos consecutivos. A lo largo del XVII, el famoso Tribunal combatió la herejía no solo de judaizantes y luteranos, sino sobre todo la "brujería", es decir, la memoria africana, considerada idólatra, pagana y demoníaca. (Maya 33). Ramírez exalta la sabiduría de las brujas, por ende, hace un reconocimiento a la sabiduría de sus ancestros, aquellos conocimientos que fueron castigados por el Tribunal de 25 “La demonización del africano y de sus prácticas fue la justificación creada por la iglesia para emprender esta nueva cruzada: la evangelización de los negros. No obstante, según se desprende del análisis de las fuentes, la iglesia no buscaba ayudar a los paganos a ser buenos cristianos, sino que ante todo pretendía hacerlos renegar de los legados de africanía como eran sus saberes botánicos, mágico-­‐religiosos y adivinatorios, que eran utilizados, entre otras cosas, para resistir a la esclavitud”. Tomado de: (http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/geografia/afro/brujeria#17) 43 la Inquisición, que pretendía, entre otras, erradicar todo rastro de legados africanos. Saberes que transmitían especialmente las mujeres, quienes eran las conocedoras de los poderes de las plantas, entre otros, y a quienes se señalaba de ser el instrumento a través del cual el demonio ejercía su poder sobre los hombres (Osorio 301). La relación con las plantas y los animales es otra de las huellas de africanía presente en el poema de Ramírez, pájaros agoreros / plantas mágicas, hechizos/y culebras doradas venenosas (guakabo, jirgüeta; guangole i ñoka). Los hechizos de amor que señala la autora están dirigidos específicamente al control de la sexualidad y de la natalidad. Betty Osorio anota que las mujeres afrocolombianas poseían saberes sobre temas de la sexualidad que eran bien pagados por los miembros de las élites (Osorio 309). Manuel Zapata Olivella en su novela épica Changó el gran putas, define Bantú, como plural de muntu, hombre. Afirma que esta palabra trasciende la connotación de hombre e incluye a vivos, muertos, animales, vegetales, minerales, etc, uniéndolos en una sola fuerza ubicada en el paso, presente y futuro (649). En el poema, “En casa de brujos”, Ramírez sustenta las relaciones entre la sabiduría antigua y futura, las plantas, los animales, los hombres y las mujeres, en la concepción de Bantú retomada y actualizada Zapata. Los Orishas hacen presencia como referente religioso a través de la mención a Changó. Para la tradición Yoruba, “la religión es la de los Orishas; desde el punto de vista cosmogónico, los Yoruba sustentaban sus creencias religiosas bajo el criterio de que antes de la creación todo lo que hoy es tierra estaba cubierto de agua” (2008, 93); a través de los Orishas, los hombres podían comunicarse con Orolún, el Señor de Cielo, su máxima divinidad (Cabrera 27). En la introducción del libro inédito Patakíes Africanos, Ramírez resalta la importancia de la “Cosmogonía Afro Americana”26 y la menciona como resultado de un proceso de sincretismo religioso afrocubano que le permitió conservar leyendas mitos y tradiciones (Ramírez 5). 26 Comillas puestas por la autora. 44 Ramírez, siguiendo la ruta trazada por Manuel Zapata Olivella a quién reconoce como, “cultor y artífice de un trabajo de recopilación y toma de conciencia en la lucha por una igualdad étnica en nuestro país” (7), busca conexiones con las cosmovisiones africanas para construir a partir de allí sus relatos. La palabra poética establece una conexión nuevamente con los ancestros, con el África como territorio de origen y guardiana de los procesos de resistencia, a través de la invocación a los dioses. “(…)En casa de brujos:/ (…) encuentran la maldición/ para los perversos extranjeros,/ aclaman a Changó: rayo-luz/ fuego-danza.” En la sabiduría ancestral se encuentra la clave para desarrollar procesos de resistencia. Nuevamente el tambor como instrumento ritual aparece en el texto, la música, y en especial el tambor, representan la conexión con el pasado, con el origen, con las raíces remotas que se rompen abruptamente con la esclavización, retoman su carácter ritual para entablar un vínculo con los dioses. Tocan el viejo tambor del recuerdo/ tranzan… trenzan recuerdos/ ancestrales/ tocando el antiguo/ tambor inolvidable. Rasgos permanentes en las presentaciones que hace la autora. Sin la música y la danza no sería posible la vida, y menos en medio de las alienantes circunstancias de la esclavización y las pacientes y necesarias tareas de la emancipación, todo el conflicto con una herencia cultural que brotaba por los poros, frente a evangelizadores y mayordomos de la Corona en plan de convertir en cenizas los legados africanos, lenguas, religiones y posturas (…) (2012: 331). Frantz Fanon manifiesta que “un estudio del mundo colonial debe tratar de comprender, forzosamente el fenómeno de la danza y el trance. El relajamiento del colonizado es, precisamente esa orgía muscular en el curso de la cual la agresividad más aguda, la violencia más inmediata se canalizan, se transforman, se escamotean” (28). Danza y música se articulan en una forma de liberarse, de quitarse las cadenas, de olvidar por un momento la condición de esclavos a la que fueron sometidos. En la obra de María Teresa Ramírez es posible identificar cómo la autora ha ido plasmando a través de sus poemas, las huellas de africanía presentes en su historia. Igualmente, es posible señalar cómo en dicha búsqueda, esas huellas han cobrado más 45 fuerza y se han convertido en el eje central de su reconstrucción poética. Reconstruir el pasado, reinventarlo, acuñar memoria y dejar trazas de la historias de la población afrodescendiente en el país; reelaborando rasgos que aportan en la consolidación de su reconocimiento como mujer negra y descendiente de africanos, dotándolos de sentido personal y colectivo. En su último libro, aún sin publicar, titulado Patakíes Africanos, la autora a través de noventa poemas, hace un recorrido que inicia con la captura en África, el posterior viaje trasatlántico y llegada de los africanos a las nuevas tierras. Enfatiza el encuentro de culturas que se produce, los problematiza, construye relatos míticos que escenifican el origen y que muestran el proceso de transculturación que se produjo entre las cosmogonías africanas, la religión católica y las tradiciones indígenas. En el poema, “Los Orichás escuchan”, la voz poética identifica nuevamente el origen en África. Los Orichás escuchan Los Orichás escuchan, beben sorbos amargos… Un llanto no llorado oprime sus ngungús, sus espíritus libres sin mancha ni ataduras, en la manigua selvática de África ancestral. Prohibidas las despedidas. cortadas las líneas de sangre, aniquiladas las familias… sólo el látigo y la oprobiosa Karimba, collar de hierro tallado en dagas de miseria. Yemayá deja caer su llanto, cada lágrima, un mar desconocido, propicia el renacer en nuevas tierras. 46 (…) Centra su atención en las deidades Orishas de la religión Yoruba, a través de la cual los/as africanos traídos al continente americano, desarrollaron procesos de resistencia frente a la aniquilación cultural que traía consigo la esclavización. Estudia cada palabra y recrea un panteón mítico marcado por la historia que empieza con la esclavización, reelabora las mitologías africanas, las apropia y crea través de ellas unos nuevos discursos sobre los que sustenta el proceso histórico vivido por sus ancestros. Los dioses africanos como Changó y Yemayá, sus Babalos o sacerdotes, sus orichas, sus bumbas o espíritus, su magia prodigiosa en la palabra aprendida y en la palabra olvidada, en la palabra hibridada en castellano antiguo y términos africanos. Es una introducción al respeto real de la raza negra, vilipendiada históricamente, subyugada e incomprendida. Es un camino de rescate, de valoración, de la magnificencia de la cultura negra, de la belleza física, diferente a los patrones tradicionales. (Ramírez, 15) Reflejadas en el espejo- Luz se arcoirizan, siete colores Siete potencias se agitan: Ochun, Changó, Orula, Yemayá, Ogum, Obbatalá Y Elegua ¡Claman! Se transparentan en medio de las heridas putrefactas, Babalú Ayé… extiende sus manos, el dolor se hace soportable, la gusanada se inclina reverente. (…) Manuel Zapata surge nuevamente como referente y su obra, Changó el gran putas, le provee a la autora de una estructura narrativa que le sirve como base para la construcción de su propia versión de la historia. Historia que como se señala anteriormente, pretende romper con el discurso oficial y establecer un hilo conductor, un puente entre las luchas de los hombres y mujeres esclavizados por obtener su libertad y las luchas actuales que no distan mucho de su origen. 47 Estás nadando en una saga, esto es, en mares distintos, en cinco novelas diferentes –“Los orígenes”, “El muntu americano”, La rebelión de los vodús”, “Las sangres encontradas” y “Los ancestros combatientes”-. Todas ellas con unidad, protagonistas, estilo y lenguaje propio. Su única ligazón son los orichas africanos y los difuntos padres nacidos o muertos en América que no reconocen los límites de los siglos, ni de las geografías o de la muerte. (Zapata, 35) La travesía hacia el exilio, ¡Aborrecida! no pedida atormenta a Nzamé Creador de la oscura armonía africana. (…) Darío Henao Restrepo (2010) en el artículo titulado “Los hijos de Changó, la epopeya de la negritud en América”, señala que en el caso de Manuel Zapata, su decisión lo llevó a reivindicar el mundo de los africanos en el nuevo continente desde lo más profundo de sus cosmovisiones, representación de la cual emerge una vigorosa épica y un fuerte sentimiento de malungaje, de solidaridad entre todo el movimiento afrodiaspórico llegado a las Américas. Jerome Branche (2009) señala cómo la palabra malungaje, proveniente de los hablantes de kikongo, umbundu y kimbudu, contiene por lo menos tres ideas: parentesco o hermandad en su sentido más amplio, canoa grande e infortunio. Propone a través de ella evidenciar una cultura de resistencia y punto de partida para hablar sobre la diáspora. Quiero usar el malungaje, entonces a través de su vinculación de la cultura de resistencia del barco esclavista con el subsiguiente impulso liberador cimarrón, primero que todo, como una especia de amplio tropo fundacional (contradiscursivo) para la política de identidad y el activismo cultural y político negros, y como punto de partida para consideraciones sobre la diáspora (33) En Ramírez es posible identificar esta misma intención, la reivindicación de los ancestros africanos, En esa África originaria, que no quiere decir ni homogénea ni estática, tiene lugar prioritario la figura histórica de los ancestros, que elaboran a lo largo del tiempo las formas de conocimiento típicos de una determinada sociedad, conocimiento trasmitido de generación a generación y que permite su acumulación sobre el testimonio de aquellos ancestros, que van desde los antepasados de configuración mítica hasta aquéllos ligados al nacimiento de comunidad, lo que incluye los ancestros fundadores, especie de marcos civilizadores. (Pantoja, 15) 48 La validación del puente existente entre los nacidos y nacidas en África y los que nacieron en tierras americanas. La esclavitud como el hito y la búsqueda de la libertad como el motor de la apuesta política. El África, el significante que no pudo ser representado directamente en la esclavitud, permaneció, y aún permanece, como la “presencia” inefable e inexpresada en la cultura del Caribe. Está escondida” detrás de cada inflexión verbal, de cada giro narrativo de la vida cultural del Caribe. Éste es el código secreto con el que todo el texto de occidente fue “releído”. Es el bajo profundo de todos los ritmos y movimientos corporales, Esta era, y es, el “África” que “está vivita y coleando en la diáspora” (Hall, 139) Las huellas de africanía presentes y manifiestas, construyendo unas nuevas narrativas que redefinen el pasado, que lo conectan con los ancestros, que validad una historia que, como lo afirma Stuart Hall, “aún permanece, como la presencia inefable e inexpresada…” (139). 49 3. Letras de resistencia: “Si no hubiera existido la esclavitud no existiría el palenque” De modo que nuestra historia (o nuestras historias) no es totalmente accesible a los historiadores. Su metodología no da entrada sino a la Crónica colonial. Nuestra Crónica está por debajo de las fechas, por debajo de los hechos inventariados: somos habla por debajo de la escritura. (Bernabe, Chamoiseau, Confiant,34)27 3.1 Genealogía de la resistencia: de los palenques y los héroes cimarrones. Peter Burke en su artículo, “Obertura: la nueva historia su pasado y su futuro” (1993), se refiere a la Nueva Historia como aquella escrita en reacción deliberada contra el paradigma tradicional. Señala como características de la misma, su interés en casi cualquier actividad humana, “Todo tiene un pasado que, en principio, puede reconstruirse y relacionarse con el resto del pasado”. Hace énfasis en el análisis de estructuras más que en la narración de acontecimientos. Incluye las opiniones de la gente “corriente” con el fin de construir la “historia desde abajo”28. Acude así a otras fuentes consideradas no oficiales por la historia oficial y entiende la objetividad como un ideal quimérico. (13-19), La reelaboración de la memoria y reconfiguración del pasado que se esboza en los poemas de María Teresa, trabajados en los capítulos anteriores, se convierte entonces en una ventana a través de la cual observar la historia, ya no sólo la de las comunidades 27 Elogio a la creolidad, manifiesto escrito por los martiniqueños Jean Bernabé, Patrick Chamoiseau y Raphaël Confiant en 1986. 28 Jim Sharpe manifiesta que la ‘historia desde abajo’ ha resultado de inmediato atrayente para los historiadores ansiosos por ampliar los límites de su disciplina, abrir nuevas áreas de investigación y, sobre todo, explorar las experiencias históricas de las personas cuya existencia tan a menudo se ignora, se da por supuesta o se menciona de pasada en la corriente principal de la historia. (1993, 40) 50 negras, sino de la construcción del país que se conoce como Colombia. Una memoria que se resiste a ser colonizada por los paradigmas sobre los que se construyó “La Historia”. El flujo de los tiempos, por esta razón, amenaza a los individuos y a los grupos en su mismo ser. ¿Cómo detener ese tiempo devastador, esta “carrera enloquecida”, como sustraerse a su trabajo “incoherente, descuidado, impersonal y destructor, como librarse de la “ruina universal” con la que amenaza a toda la vida? La memoria ofrecerá la ilusión de esa posibilidad: lo que ha pasado no ha desaparecido porque es posible hacerlo revivir gracias al recuerdo. A través de la retrospección, el hombre aprende a soportar la temporalidad: reúne los vestigios de lo que ha sido para construir una nueva imagen de lo que es, que acaso lo ayude a afrontar su vida presente. (Candau 1998, 13) Esa memoria que en palabras de Candau, “constituye pues una fuente primordial para lo que se llama identidad”, es aquella a la que recurre Ramírez en su intento de recrear la historia de todos aquellos, hombres y mujeres, despojados de ella, “de construir una nueva imagen de lo que es”, recordar el pasado para vivir el presente y proyectar el futuro. Gwyn Prins (1993) por su parte, en el artículo, “Historia Oral”, señala cómo desde el principio de la historia, entendiendo por historia aquella sustentada en el método de científico propuesto por Ranke, se ha considerado a África como el continente ahistórico por excelencia (145). Esta definición resulta aplicable a cualquier otro continente, lugar o población, que no cuente con documentos que permitan sustentar su historia. Esta visión se ha mantenido empezando por el juicio de Hégel en 1831 de que “no constituye parte histórica del mundo”, y terminando por la notoria observación de Hugh Trevor-Roper en 1964 de que África no poseía historia, sino simplemente las poco gratificantes andanzas de tribus bárbaras (…). (145) Si África es considerado como el país ahistórico por excelencia, ¿es posible equiparar esta definición a los pueblos descendientes de hombres y mujeres traídos del África?, ¿es entonces la poesía de María Teresa un intento de plasmar en “documentos” ese pasado atravesado por la oralidad y del que se va perdiendo el rastro?, ¿pretende así que la historia que se conoce como oficial y que ha desconocido los relatos, aportes, vivencias de los pueblos afrodescendientes e indígenas, deje de ser el único referente para pensar el pasado?. 51 Arturo Escobar afirma que las representaciones de Asia, África y América Latina como “Tercer Mundo” y “subdesarrolladas” son las heredadas de una ilustre genealogía de concepciones occidentales sobre esas partes del mundo (32). La historia de lo que somos ha sido construida por otros, historia que Ramírez pretende subvertir desde su construcción poética. La genealogía de la resistencia que se encuentra en la propuesta poética de Mabungú Triunfo, se evidencia en los siguientes poemas: “Las casas palenqueras/Ma posá palenke”, “Gunga Zumbi/Gunga Sumbi”, “Domingo Biojó” y “Barule”. Las casas palenqueras Ma posá palenke Casa palenque cuidada por los espíritus Tofeme, Malambo uré… aé… aé. Casa palenque Matuna, Sanaguaré Ketendo, Matuderé canto libre… aé. Posa palenke ané mbuenbe malembe Tofeme, Malambo. Uré aé… aé. Posa palenke Matuna, Sanaguaré Ketendo, Matuderé id yemba… aé. Danzan los niños negros cimarrón, San Basilio, Cruz de Masinga, Guarné y Tadó. Nguini, malemba, lemba, cimarrón, San Basilio, Krus de Masinga, Guarne y Tado. Los negros alados, los guerreros nuestros, ellos salen libres danzan… danzan. Nguni kambé, kambama ma mukana, gende suto ané kuenda sueto, kumbe… kumbe. Los hermanos ¡nunca con miedo! casa palenque: Samba Guamal, Pacho, Bartolomé y San Basilio, yamba, yambé. Ma labandongo, papale nu, no posa palenke Samba Guamal, Pacho, Bartolomé Y San Basilio, yamba, yambé. La voz poética hace un recorrido por los diferentes palenques que existieron en los departamentos del Atlántico, Bolívar, Magdalena y Sucre. El verso “Casa palenque/posa palenke”, no hace referencia a una estructura física, sino a los diferentes territorios en los que los cimarrones fundaron los palenques, lugares custodiados por los espíritus, por los ancestros. María Cristina Navarrete señala que los cimarrones cuando encontraban un 52 lugar adecuado, construían un palenque (poblado empalizado a manera de fuerte), o arribaban a uno ya existente. (2012 259). Los cimarrones asumían la fuga, la construcción de palenques y los actos de violencia que planeaban contra los blancos y sus propiedades como acciones defensivas de su autonomía. El cimarronaje fue una forma extrema de resistencia e “implicó el rechazo al sistema de opresión y el establecimiento de un nuevo tipo de sociedad en la que las personas antes esclavizadas tomaron el control (o trataron) de sus propias vidas y de sus destinos (260) El verso, “Danzan los niños negros”, evoca a aquellos nacidos en libertad, nacidos en el palenque, es importante recordar que cuando una mujer esclavizada daba a luz, su hijo/a nacía siendo esclavo. Los niños negros danzado, libres. En el cuarto verso se hace un reconocimiento a los guerreros que murieron resistiéndose a la esclavización, esos guerreros con la muerte alcanzaban la libertad. El cimarronaje garantizaba la libertad, bien en el palenque, bien a través de la muerte liberadora. La danza nuevamente surge en el poema, la danza conectada con la libertad de movimiento, con la expresión, con la apropiación del cuerpo y la propiedad del mismo. Se baila y no se tiene miedo, se huye y no se tiene miedo, se enfrenta la muerte y no se tiene miedo, porque las opciones de huida siempre serán mejores que permanecer al lado del amo. El poema se cierra con San Basilio, único palenque nombrado dos veces en el poema, único Palenque existente en la actualidad. Legado vivo de la resistencia hecha por los cimarrones a la esclavitud. A continuación dos mapas tomados del artículo, “Palenques. Cimarrones y castas en el Caribe colombiano-Sus relaciones sociales (siglo XVII)”, de María Cristina Navarrete. 53 Mapa 2: Ubicación de los palenques en Colombia Mapa 3: Principales palenques del Caribe colombiano 54 Estos mapas construidos en la académica son representados por María Teresa en sus poemas, la representación poética de las rutas, de los caminos, de las búsquedas de la libertad. La construcción de una cartografía29 que dote de sentido al territorio. Mapas de África, Suramérica y Colombia, adquieren sentido real para las comunidades afrocolombianas, a partir de los poemas de Ramírez. Luego de presentar un panorama general de los palenques en el país, la autora hace un recorrido por los personajes heroicos dentro de los grupos de cimarrones, aquellos personajes que se convirtieron en referentes de la lucha contra la esclavitud. En el siguiente poema titulado, “Gunga Zumbi”, la voz poética empieza a dejar trazas de una historia en la que se reconoce, ya no sólo, la tragedia de la esclavitud sino la resistencia que los hombres y mujeres provenientes de África le hicieron. Gunga Zumbi Gunga Sumbi Gunga Zumbi ¡Cubierto de grandeza! Siempre…avanzando fiel a nuestra gente, sueltos, escapando, sombra ágil, zarabanda en la lucha te guía. Gunga Sumbi Chin-ngoleé bungala, chaketete kambasu gente suto sueto, ajuindo ekabuyendo Nuestros amigos negros, nuestros hermanos mestizos, nuestros hermanos indios, todos queridos, humillados, separados, esparcidos. Sarabanda orisha suto. Ma labandongo timpo ma labandongo pieto ma numano yumará to yakongo, kukulungú To yulungulú. Ustedes vivieron, sintieron llanto a gritos en el alma. ¡Anú, añú, ele le lo! Enú a sindi: Leko, leko kmbuemba Añu, añú elelo. Gunga Zumbi, ¡Gunga Sumbi! 29 Así, la cartografía es el tipo de documento que pone en contacto al hombre con su espacio, y tiene un origen paralelo al de la escritura, que más que comunicar ideas abstractas generales, representa elementos tangibles, como son los rasgos y características particulares de los detalles o lugares sobre la superficie y las relaciones que se derivan (Jaramillo y Mora-Páez 1) 55 poderoso señor, jefe y rey de las montañas en los palenques brasileros rebeldes tus brazos fuertes. ¡Gunga Sumbi! Chin-ngolee Madeira bó Palenke, mokambo Brasil Gongoliko kañaña bó. Los esclavistas extranjeros te asediaban, te acosaban bebiste la pócima de la muerte muertos libres, sin ataduras. Ma kapu chichi-manga ané a tutiá, tutiá bó a Iparo… Enú a iparo. ¡Muerte liberadora! ¡Lunga iparo! Ancestros secretos anuncian tu viaje celebremos el ritual lumbalú. Abakuá a toka a dañufe. Suto a pone lumbalú enú. ¡Gunga Zumbi! revolucionario héroe nuestro nos diste frutos de libertad, tus indómitos guerreros hicieron florecer nuestras vidas ¡Gunga Sumbi! Gongolikí nguini suto frutifika bó, agüe, mukamo bó floria bila suto. Elégua te mostró el camino, Elégua te abrazó con fuerza majestuoso guerrero. Te saludamos amigo, hermano nuestro hoy vives en la casa palenque de nuestros corazones. Elegua kadumen bó Elegua a abraka bó Ambua kambama kaluma bó kuassim kuassi labandongo suto agué bo a ta posa palenke kolaso suto. El personaje central de este poema, Gunga Zumbi, fue el líder del Quilombo de Palmares, “La palabra quilombo es la forma aportuguesada del término kilombo de origen bantú y tiene varias acepciones en África: unión, asociación de hombres para ritos iniciáticos, campo de iniciación, cabaña campamento…”(2006, 30). Fue el más importante en Brasil durante la época de la Colonia, localizado en la Sierra de la Barriga, en los actuales estados de Alagoas y Pernambuco. Este líder fue muerto en combate en el año 1695 y su cabeza cortada y expuesta (López y Guilherme 2009,149). Al revisar referencias bibliográficas sobre el tema se encuentra una imprecisión histórica con relación al personaje. El primer líder del Quilombo de Palmares se conoció como Ganga Zumba, este líder fue envenenado por su sobrino Zumbi quien posteriormente fue asesinado. Es importante señalar que la “imprecisión” histórica identificada en el 56 poema no le resta al mismo la intención central de señalar otros procesos de resistencia de los hombres y mujeres esclavizados en A.L. La voz poética usa los verbos avanzar, soltar, escapar y luchar, para hacer énfasis en la importancia de la labor realizada por este líder y la rebeldía ejercida frente a la esclavitud. La asociación del Quilombo de Palmares con Palenque articula los diferentes procesos de resistencia que se dieron en la época de la Colonia. La muerte que Ramírez imagina para el protagonista de su poema enaltece su vida, el suicidio como una última acción de resistencia, se prefiere la muerte frente a la posibilidad de ser esclavizado nuevamente. “Muerte liberadora”, muerte que conecta con los ancestros y que permanece en la memoria del colectivo, no como derrota, sino como acción ejemplificante. El lumbalú o ritual funerario de San Basilio de Palenque sirve de vaso comunicante con el Quilombo de Palmares. Cuando en el Palenque de San Basilio se menciona al lumbalú, se evoca un ritual sagrado con ritmo, melodía, sentimiento e imágenes que avivan una cosmovisión de profundidades acuáticas, espacios terrenales y parajes de imaginería fantástica. Es en la poética de los cantos de lumbalú donde se han precisado huellas sociales y lingüísticas de ancestro africano. (Friedmann 2002, 5) La hazaña del héroe y su ejército como aleccionadora, ruta y guía, semilla que se siembra y da flores y frutos. Semilla de resistencia, rebeldía, y cimarronaje, que se dispersa desde Brasil hasta llegar a Colombia, comunión espiritual de los hombres y mujeres esclavizados y traídos al Nuevo Mundo. El cimarronaje histórico se convierte en un símbolo de la permanencia de la lucha. Así como la voz poética reactualiza la historia y realza la vida de un personaje como Gunga Zumbi en el Quilombo de los Palmares en Brasil, lo hace de igual forma con Domingo Biojó en el Palenque de San Basilio Colombia, con el siguiente poema: 57 Domingo Biojó Primero fue sábado Y después domingo. Domingo Biojó Primero jué sábaro Y re pue romingo. Él se llama libertad Él se llama libre Él se llama palenque Ele ta ñama libertá ele ta ñama sueto ele ta ñama palenke. Benkos tu sombra de orisha Nos protege. Benkos orisha mbuenbué Benkos ekobio Kuassi kuassi Benkos rey. Benkos hermano Amigo Benkos rey. Elégua te guía Nosotros ¡hoy libres! Nuestro Orisha Elégua Nos guía. Te saludamos Benkos Biojó Primero fuiste Bantú, Kongo, Arará Después Domingo. Hoy eres Benkos hermano Negro Biojó. Elégua bó Suto agüe suetos suto, Elégua suto. Kalunga Benkos ambuá Kalunga Benkos Biojó primero jué Bantú Kongo, Arará repué Domingo. Agué:Benkos labandongo Nguní Biojó. Domingo Biojó o Benkos Biojó fue uno de los cimarrones más importantes dentro de la resistencia de los hombres y mujeres traídos de África, la historia señala que este hombre proveniente de Guinea-Bissau, “escapó hacia 1599, con su mujer y otros hombres, hacia el Arcabuco de la Ciénaga de la Matuna y se hizo reconocer como el rey de la Matuna o del Arcabuco” (Navarrete 2012 4). Es importante señalar que se le ha nombrado como el fundador del Palenque de San Basilio, sin embargo se estima que dicha afirmación resulta más ficción que realidad (Schwegler 2012 117). Se trata de la reactualización reciente en Palenque de un mito antiguo, pues Arrázola y Navarrete han establecido que Benkos Bioho vivió un siglo antes. Este gran líder cimarrón fundó el palenque de la Matuna, cerca de Tolú, que existió de 1599 a 1619, a unos cincuenta kilómetros al oeste del futuro San Basilio de Palenque. Bioho combatió durante años a los españoles y a los colonos y obtuvo de ellos, en 1602, un reconocimiento oficial de su palenque y el derecho de circular armado en Cartagena con su escolta. Fue juzgado y ejecutado traidoramente en la ciudad en 1618 o 1619. (Maglia 227) 58 En el primer verso la voz poética le asigna tres nombres, libertad, libre y palenque. En conversación con la autora, manifiesta que las palabras libertad y libre no existen en el palenquero, por tanto, “libertá” y “sueto”, son de su creación. Libertad y libre están en directa relación con Palenque, el Palenque como sinónimo de libertad. En el segundo verso el héroe poético es además asociado con un orisha. Benkos deja de ser un hombre para convertirse en un ancestro, para convertirse en mito. Selma Pantoja (1997) señala que el orden de los ancestros establece la instancia de mayor valor moral y que por tanto, el valor de ser en el presente es buscado en el pasado. Igualmente anota que a través del mito, narran y explican lo acontecido, trascendiendo temporalidad y espacio, garantizando en su transmisión la relación pasado y presente (16). Elegua, el orisha que abre el camino y que se comunica con todas las otras fuerzas espirituales (Brown 2003, 135), guía los pasos de Benkos, muestra el camino hacia la libertad, la libertad de Benkos representa la libertad de todo su pueblo. La hablante poética en el quinto verso, ubica al héroe en África, por eso fue primero “Bantú, Kongo, y Arará”, a su llegada a Cartagena se convirtió en Domingo y al volverse mito adquirió el nombre de Benkos. Benkos rey, Benkos hermano, Benkos hombre negro. “Barule”, el cuarto poema que se analizará en este capítulo, cierra la saga de héroes cimarrones elaborada por Ramírez. Barule Barule Rey de Palenque de Tadó-Chocó, 1728. Chitia, Kanda, Sarangia. ¡Ay Barule! ¡Ay Barule! Barule, Barule, e… con los compañeros y hermanos Mina la pelea dura fue. ¡Ay Barule! ¡Ay Barule! Barule, Barule, e… ma kombilesa numano Mina Chamukina eke fue. Barule: rey y poderoso señor, con los hermanos chocuanos batalla, tras batalla, ayudados por los Orishas Barule, loango, musulé ma labandongo chokó ané bira, bira ane kongorioko ané, akkansa mabungú 59 alcanzaron la victoria, jubilosos tocaron el tambor. a toka yumulunga, yumulunga. Abobó, Abobó Barule y hermanos Mina lejos de África, arrancaron los collares de espinas, arrojaron al fuego los látigos Changó fue sol, en su camino. Abobó, Abobó Barule, umano Mina malemba Afrika, enú a kita karianka abolía musinga Changó Orisha entagó enú. ¡Ay Barule! ¡Ay Barule! Barule, Barule, e… con los hermanos Mina batalla tras batalla, alcanzaron el triunfo saborearon la victoria tocaron libres el tambor, negros, mestizos, todos en el Chocó danzaron sin amo, ni patrón. ¡Ay Barule! ¡Ay Barule! Barule, Barule, e… ma kombilesa numano Mina chamukina e ke fue. Ané akkansa e ke fue ané akkansa mambi ané akkansa mabungú ané a toka yumulunga nguini changalo choko to a toka yumulunga a sarangia. “Chitia, Kanda, Sarangia”, hablar, cantar, bailar, el epígrafe con el que empieza este poema en lengua palenquera, es diferente del epígrafe de la versión en español. El de la versión palenquera es una invitación a realizar unas acciones restringidas por la esclavitud, acciones que sólo podrán realizarse cuando se consiga la victoria. La versión en español, por su parte, está destinada a ilustrar a aquellos lectores y lectoras que desconozcan al protagonista del poema, mucho menos conocido que los dos anteriores. El 19 de febrero de 1728, como a la diez de la noche, después de haber huido apresuradamente, llegaron a la casa real en Nóvita perteneciente al Teniente-Gobernador Julián de Tres palacios Mier, Thomas de Salinas, cura vicario de la Provincia de Mungarra y el cura doctrinero Bizente de Herrera, con la noticia de que los esclavos de distintas cuadrillas ubicadas en el río Mungarra habían dado muerte a entre doce y catorce mineros, dueños de minas y otros ‘blancos’ habitantes del cercano pueblo de Tadó, así mismo dijeron que los alzados, confederados con miembros de otras cuadrillas, habían nombrado soberano del lugar. (Leal 1998, 149) Barule y los hermanos Mina fueron los conductores de la revuelta ocurrida en el año 1728, esclavos bozales procedentes de distintos puntos de África y del Caribe. Bernardo Leal afirma que aunque no es posible establecer el lugar de origen de Barule, es probable que procediera, junto con los Mina, de la Costa de Oro. (153). 60 Este poema es el único del libro que hace una referencia directa al departamento del Chocó y por ende al Pacífico colombiano, la autora reafirma una vez más que el palenque no está asociado a un lugar específico sino a las luchas emancipadoras que se desarrollaron a lo largo del país. En palabras de Navarrete, “Aunque se tiene presente que la esclavitud fue una institución de dominación, los esclavos no fueron víctimas pasivas de ese sistema sino que se constituyeron en agentes creadores de formas de vida y de socialización”. (259) En el segundo verso la voz poética le da la victoria a los cimarrones, “alcanzaron la victoria/jubilosos tocaron el tambor”; según la información encontrada en el artículo de Leal, la revuelta fue reprimida y los alzados fueron asesinados (149), una vez más se reconfigura la historia y se le otorga a cada intento de enfrentamiento o de huida el carácter de victoria. Así como en San Basilio se estableció el mito de Benko Biojó como fundador, acá se le otorga la victoria a la revuelta promovida por Barule. Los collares de espinas y los látigos como símbolos de la esclavización y del sometimiento, del no reconocimiento de la “humanidad” de los hombres y mujeres esclavizados. La referencia al amo y al patrón, recordando que ellos eran los poseedores de sus vidas. Se celebra con música y danza el logro de la libertad. Mapa 4: Ubicación de las rebeliones del 1728 y 1737 61 Tomado del artículo, “Matar a los blancos bueno es, luego Chocó acabará” Cimarronaje de esclavos jamaiquinos en el Choco (1728). LEAL, Bernardo. En los tres poemas presentados se evidencia la intención de la autora por reconocer y plasmar la historia de los negros cimarrones en Suramérica. El cimarronaje como máxima expresión de la resistencia, de la negación a aceptar la condición de esclavos, la lucha continua por la libertad. La proliferación de los palenques (llamados “cumbes” en Venezuela o “quilombos” en Brasil) en la América Latina colonial es prueba suficiente de la pugnacidad de los negros, de su determinación para conquistar un trato igualitario y la libertad en sus respectivas sociedades. Pero más allá de las vicisitudes del combate armado, esta proliferación y la misma fama que tuvieron algunos palenques (el de Palmares en Brasil, de San Basilio en Colombia, o los de Barlovento en Venezuela, por ejemplo) muestran que, para la población negra, el cimarrón era un héroe, un modelo a seguir; y su palenque una especie de santuario de la resistencia a la opresión colonial, un espacio de verdadera libertad. (Ngou-Mve 1997, 29) Tal como lo señala Jerome Branche, el valor de las narrativas creadas por los/as afrodescendientes está en el poder para crear y participar en estructuras de memoria y alteridad que ejercen una invaluable resistencia contra el olvido y consecución de la libertad. (22). En el libro, Daugthers of the Diaspora (2003), Miriam DeCosta señala que hay un mayor interés de las escritoras latinoamericanas por escribir poesía, dicho interés lo relaciona con la tradición poética afrohispánica soportada como un arte popular, performático, enriquecido de fuente orales. La poesía puede ser el mejor arte performático. Eulalia Bernard con túnicas africanas haciendo una interpretación de “My Black King”; La cantante Marta Valdés y Nancy Morejon representaron ‘Polished Stone’ en México; Yvvone-América Truque se acompañó del tambolero Diego Marulanda en el Festival de arte mixto de Toronto. La poesía puede tocar la mete y el espíritu. En “Una mujer está sola” de Cartagena Portalatín se buscan raíces filosóficas a preguntas acerca de la condición humana y en “Miedos Ancestrales” de Edelma Zapata Pérez se invoca el poder y la presencia de los dioses. Porque la poesía tienen diferentes funciones, las escritoras contemporáneas usan una variedad de formas: verso libre con sus múltiples ritmos y tiempos, pero también versos y formas tradicionales tales como baladas, romances, sonetos, tangos, cantos, elegías y elogios.30 (20) 30 Traducción mía: Poetry can be performance art its best: Eulalia Bernard in African robes giving a spirited interpretation of ‘My Black King’; Singer Marta Valdes and Nancy Morejón 62 La propuesta de María Teresa se vale de la poesía para de esta forma ejecutar un performance en donde ella es el elemento central y va jugando de forma alterna con la voz, con el canto, con la danza y con el cuerpo. En el artículo, “Narrativas emancipatorias en la literatura afroestadounidense” (2012), Patricia Muñoz Cabrera afirma que al reconfigurarse como sujeto histórico, se consigue romper con el anonimato que rodea su persona y desmantela una ideología de la supremacía racial que lo ha definido, a él a ella o a su pueblo, como una “masa indistinguible de cuerpos que pueden ser explotados y comercializados” (138). Es así entonces como Ramírez configura unas narrativas que le devuelven la voz como sujeto a la población afrodescendiente. 3.2 El final del viaje a través de Palenque El último poema del libro se titula “Llanto yumulunga”, es el único escrito sólo en español, y está precedido por el siguiente epílogo, “Como una ola/que nada detiene…/vencimos”, de Agostino Neto (1922-1979), político, escritor angoleño y primer presidente de ese país después de la guerra independentista en 1975. En “Llanto yumulunga” Ramírez hace una activación de la memoria, parte del presente para recrear el pasado y vislumbrar un futuro. Los tiempos se conjugan junto con las imágenes que la voz poética dibuja a través de las estrofas. performing the poet´s ‘Polished Stone’ in México; and Yvonne-­‐América Truque accompanied on the drums by Diego Marulanda at Toronto’s Mixed Art Festival. Poetry can touch the mind and the spirit. In Cartagena Portalatin’s ‘A Woman is Alone’, it raises philosophical questions about the human condition, and in Edelma Zapata Pérez’s ‘Ancestral Fears’, it invoques the power and presence of the gods. Because poetry has such different functions, contemporary women writers use a varies forms: free verse with its multiple rhytms and tempos but also traditional, primarily Hispanic, verse forms, such as baladas, romances, sonetos, tangos, cantos, elegías and elogios. (20) 63 Llanto yumulunga31 La luz juega en la ciudad, su juego claro-oscuro, juego caliente ¡vida-muerte! Con los ojos abiertos los hermanos separados juegan a la gallina ciega. La palenquera vende, vende el trópico, hecho pulpa y azúcar. vende el fruto amargo, recuerdo chasqueante del látigo. Busca su espíritu infante en el botón de una rosa, mutilado en la sentina de la Nao negrera. Camina por las carreteras por las murallas atalayadas amalgama de piedra y sangre de los hijos futuros, de los nietos pasados. En el viento el olor destrenzado de las palmeras abatidas, en el camino el lamento del ekobio bajo el peso de la infamia. En el horizonte reflejos anaranjados y siluetas oscuras… Sombras de su propia sombra, la melodía cálida de la marimba llega a las caderas negras, en selvas de exilio en la nueva oscura luz, jugando al olvido-recuerdo. El espacio-tiempo antiguo maquinando olvidos, el linchamiento de hombres de piel oscura y apellido de amo. 31 Tambor batá utilizado para animar a los grupos tribales cuando eran invadidos por sus enemigos. Tomando del diccionario Afropalenque-­‐Español-­‐Afropalenque. 64 Golpeados besando la tierra, quebrantados los dientes de las doncellas africanas, seguía brillando la sonrisa en el canto-dolor. Notas rojas equilibristas hacen malabares por la comisura partida de los labios. En este ahora-hoy-mañana condensamos el tiempo reabriendo la historia merecemos el pan cotidiano, tambores dorados de sol. Techo de palma renacida, danza encuentro, danza re-encuentro, en abrazo y nudo llanto derramado no sobre tumbas… Llanto yumulunga, el triunfo esperando agotados los caminos con el coraje en el combate, escudo milenario de Orishas y hombres, en este hoy-mañana-pasado tejiendo la trama nueva. Dueños… ¡Dueños del destino! El poema está conformado por catorce estrofas de dos y ocho versos libres cada una, generando una estructura dinámica que juega con el ritmo. En el poema, es la autora la hablante poética, quien va narrando una historia desde el lugar de alguien que observa lo que sucede. Evoca la imagen de una mujer sentada a lo lejos viendo cómo transcurre la vida. Solo hasta la estrofa número doce ella se hace partícipe de la acción y surge el nosotros. Los personajes de la historia que va contando son los afrodescendientes, a quienes representa a través de la palenquera, el ekobio32, las doncellas africanas, los hombres de 32 Palabra de origen africano que significa hermano. 65 piel oscura y apellido de amo. El pasado y el presente empiezan a surgir a través de estos personajes. En la estructura se identifican tres momentos. El primero, que va desde la primera hasta la séptima estrofa, en donde la autora hace un recuento de la situación actual de la población afrodescendiente asentada en la ciudad de Cartagena; la ciudad que se representa en las “murallas atalayadas/amalgama de piedra y sangre”. La infamia evidente en las murallas construidas por hombres y mujeres negras, “el lamento del ekobio”, presente en el camino. “El olor destrenzado” que se asocia a la inexistencia de la esperanza. Trenzar como un verbo que se relaciona de forma directa con la resistencia y con la libertad. En la primera porción de pelo va descifrada la ruta con la que dejaron atrás aquellos siglos de esclavitud. En sus cabezas, como si se tratara de la labor más exacta realizada por un cartógrafo, se dibujan senderos misteriosos por los que hombres y mujeres esclavizados se desplazaron con rumbo a sitios estratégicos alejados del centro de reclusión forzada. Integrantes de una misma familia se encargaron durante siglos de esta minuciosa labor y todos los caminos arenosos de la población y sus alrededores han sido plasmados en sus vistosos peinados. A través de ellos se cuenta su historia, se pregona su libertad y se observa la cotidianidad de su raza. (Piedrahita s.p.) “La luz juega en la ciudad,/su juego claro-oscuro,/juego caliente ¡vida-muerte!”, Con estos versos la voz poética da inicio al texto a partir de la diferencia, “claro-oscuro”, sinónimo de blanco y negro; establece las siguientes asociaciones, claro-blanco-vida, oscuro-negro-muerte. La muerte como el destino inevitable de la población afrodescendiente. El juego claro-oscuro remite al azar, el destino no es propio, no se elige. Los hermanos a pesar de tener los ojos abiertos no son capaces de ver, no saben para dónde van, van caminando a tientas, desconocen lo que pisan, desconocen el sendero. La memoria está perdida y la pregunta por el quién soy en realidad no ha surgido aún. Desde la cuarta estrofa el presente se evidencia como resultado del pasado vivido. Un estado de inconsciencia se hace presente, tanto en los hermanos que “juegan a la gallina ciega como de la palenquera que vende el trópico”. Retoma el tema de la esclavización como ruptura y mutilación, como pérdida de la infancia y del pasado, la rosa mutilada. Recuerda el barco (Nao negrera) y la travesía. La llegada al más grande puerto negrero. 66 La palenquera ha olvidado el “recuerdo chasqueante del látigo”, sin embargo está en la búsqueda de su “espíritu infante”, la voz lírica señala que hay una ausencia, una falta que empieza a ser evidente, la necesidad de recuperar la memoria, de recordar la parte de la historia que ha sido borrada. Stuart hall señala que el primer momento de la identificación diaspórica se define como un momento de recuperación contra la pérdida de la memoria y de cultivo de una identidad colectiva (citado por Laó-Montes, 53). Eduardo Escobar manifiesta que en el año 1991 durante un taller que se realizó en el Pacífico colombiano y luego de mostrar un video que daba cuenta del proceso de esclavización de hombres y mujeres africanos, los hombres y mujeres asistentes evidenciaron un ‘olvido colectivo’ de la experiencia de esclavización. (E Restrepo, 235) Hay un segundo momento en el que el surgimiento de la música, en especial de la música producida por la marimba dispara un proceso de memoria, de reconexión, de intuición acerca de la existencia de un pasado de ignominia, de reconocimiento de un origen en África, y de dignidad. Las sombras dejan de ser sombras, la humanización de los personajes presentes. Desde la selva y con la música como vehículo empiezan a volver los recuerdos, “la melodía cálida de las marimba33/llega a las caderas negras”, en la oscuridad la luz se manifiesta y el recuerdo surge. La esclavitud aparece en la memoria, ni el linchamiento, ni los golpes consiguen romper el vínculo con los antepasados, la sonrisa permanece y a través del canto se exorciza el dolor. 33 La marimba, originada en el balafón africano, fue vuelta a hacer en América Central y en el Pacífico. En el África había más de 40 marimbas en distintas regiones. En el Pacífico hay una sola, con resonadores de chonta y no de calabazas como las africanas, con tablillas de madera y resonadores de guadua en lugar de calabazos. Pero la marimba en el Pacífico Medio y Sur, con sus tambores y guasás, ha servido para lo mismo que en África: para comunicarse con potencias de arriba, debido a esos sincretismos bantúes y yoruba-­‐cristianos. (Vanin 2010, 327) 67 El tercer momento se abre con la participación de la autora en la acción: “En este ahora-hoy-mañana/condensamos el tiempo/reabriendo la historia”, se evidencia un proceso de toma de conciencia, de encuentro, de acción colectiva guiada por los Orishas; nuevamente África, ya no solo como origen sino como protectora y guía hacia un nuevo destino. En este poema se manifiesta de forma clara que el destino le pertenece a la población afrodescendiente, al igual que la vida, las acciones y los pensamientos. Señala de manera enfática que ya nadie podrá arrebatarles lo que consideran propio. Los contrastes planteados en los conjuntos claro-oscuro, vida-muerte, olvidorecuerdo, espacio-tiempo, canto-dolor, ahora-hoy-mañana, hoy-mañana-pasado, evidencian la coexistencia de las categorías planteadas, la simultaneidad de las acciones. “En este ahora-hoy-mañana/condesamos el tiempo/ reabriendo la historia/merecemos el pan cotidiano”, “el cultivo de una identidad colectiva a fin de desarrollar un sentido de pertenencia y de adquirir la agencia para actuar políticamente (Citado por Laó-Montes, 53). La noción de derechos aparece, “merecemos”, la acción política que señala Hall como parte de la identificación diaspórica. Llanto yumulunga, no es un llanto de tristeza, es un llanto que refleja la alegría por el triunfo, mabungú, victoria después de una larga guerra que ha sido acompañada por los ancestros y los antepasados, hombres y mujeres que han batallado a lo largo de la historia, han condensado el tiempo que no se vive de forma lineal, hoy-mañana-pasado, tejiendo o trenzando una nueva ruta. La victoria final de ser “¡Dueños del destino!” 68 “Condensamos el tiempo reabriendo la historia”34: diálogo interdisciplinario: literatura, antropología y ciencia política El estudio de trece de los poemas que hacen parte de la antología poética Mabungú Triunfo (2011) y de un poema de la obra inédita Patakíes Africanos (2014), permitió evidenciar rasgos, temas y líneas de acción, dentro de la propuesta poética de la autora, que resulta relevante exponer en este capítulo final. Es importante señalar que, además de las conclusiones de la de investigación, este tipo de indagaciones permiten ampliar las preguntas relacionadas con el campo, o los campos de conocimiento, que se entrecruzaron a lo largo del proceso. Abordar una propuesta poética como la de María Teresa Ramírez hace indispensable, que para el análisis, se articulen aportes teóricos de distintas disciplinas, esto para hacer del mismo un proceso complejo que logre reconocer la multiplicidad de rastros que en ella se contienen. El campo disciplinar se empieza a ensanchar y la necesidad de articular conocimientos provenientes de otros campos se hace necesario. En este ejercicio de indagación se revisó producción académica proveniente de la historia, la antropología, la ciencia política, el trabajo social, la geografía, y por supuesto, de la literatura y la lingüística, entre otras, sumando un poco más de sesenta fuentes bibliográficas. Así pues, las perspectivas del campo, no sólo resultan ricas en material, sino en posibilidades de generación de conocimiento que articule diferentes saberes. Al ampliarse las disciplinas, también es posible y necesario ampliar las fuentes de información. Si bien, los documentos escritos siguen siendo una de las fuentes documentales más sólidas, no pueden ser los únicos. Los materiales audiovisuales se 34 Verso del poema “Llanto Yumulunga” 69 convierten en enriquecedoras fuentes que permiten trascender la fuente primaria documental y amplían a su vez las líneas de análisis. El desarrollo legislativo que se produjo en el país a partir de la promulgación de la Constitución de 1991, debe considerarse como un fenómeno central dentro de la consolidación y difusión de la obra poética de María Teresa Ramírez. Si bien no es posible afirmar que dichos avances fueron el referente central que motivó el desarrollo de su obra, si generó en el país unas condiciones favorables para que dicha producción se consolidara. Es importante aclarar que el desarrollo normativo no puede desprenderse de los procesos organizativos promovidos, tanto por las comunidades afrodescendientes como por las comunidades indígenas. Sin la movilización, trabajo y exigencias permanentes hechos desde la base social, la materialización de las demandas no habría sido viable. La cultura, en este caso la poesía de Ramírez, se convierte en un espacio textual politizado. El Encuentro de Mujeres Poetas de Roldanillo creado en el año 1985 ha sido un espacio fundamental para el surgimiento y posicionamiento de poesía escrita por mujeres afrodescendientes, si bien el Encuentro no limita la participación exclusivamente a mujeres negras, si ha sido un dinamizador de dichas propuestas poéticas. Ramírez, junto con Mary Grueso, Lucrecia Panchano y Elcina Valencia, fueron nombradas por Águeda Pizarro como Almanegras, por la excelencia alcanzada en su obra poética. “Para Águeda, la presencia de la mujer negra en el Encuentro de Roldanillo es la certeza de dos cosas: “La fuerza incontenible de su poesía y la falta de comprensión de su alcance e importancia” (Libreros s.p.). En el caso de María Teresa, dos de sus publicaciones pertenecen a Ediciones Embalaje del Museo Rayo. Este espacio ha sido un lugar de encuentro, dinamización, fortalecimiento y difusión de la obra de las poetas afrodescendientes. La conexión entre la manifestación literaria de la autora y las apuestas políticas de las comunidades afrodescendientes es explícita. Ramírez no sólo tiene un interés estético, también tiene una intención política que enuncia desde su condición de mujer negra. Dicha intención se va dilucidando a lo largo del libro, Mabungú Triunfo, allí la autora se pasea por la historia, en un ejercicio crítico a través del cual, no sólo evidencia la participación activa 70 de la población afrodescendiente en su consolidación, sino que la recrea, para de esta forma posicionar, valorar y dar relevancia a dichos aportes. Dar voz a los silenciados en la historia oficial. Recuperar la memoria, la memoria perdida no solo en los anaqueles históricos, sino la memoria de los hombres y mujeres negras a los que se les intentó borrar el origen. Dignificar los relatos, recuperar las tradiciones, por supuesto, reinventarlas, reconstruir las historias, que como lo señalan los autores del Elogio a la Creolidad, naufragó en la Historia Colonial (1986, 34) El proceso de recuperación de la memoria y de reconfiguración del pasado tiene como punto de partida África y la esclavización. El territorio perdido, el lugar en donde se ubica el origen, la captura y posterior viaje a través del Atlántico, “el middle passage”35. Los collares de púas y el látigo, mencionados en los poemas, como marcas transmitidas a través de los años. La huella indeleble que dejó en los lugares recónditos de la memoria, en algunos casos sumergida, se activa con los poemas de Ramírez. La búsqueda de las huellas de africanía. La referencia a los ancestros, los Orishas como guías, guardianes y protectores, constituyen un puente entre el pasado africano, la historia colonial y la actualidad. Palenque como espacio de redención. “En su imaginario, la huida hacia el occidente, tratando de encontrar la libertad, significaba la búsqueda de África negra; es decir que huir al palenque era simbólicamente inquirir por el camino a su tierra de origen” (Navarrete 206). Una apuesta de resistencia que actualiza el cimarronaje, que ubica estos procesos en el mapa de Surámerica, que indaga en Brasil, en el Pacífico y en el Caribe colombianos. Una búsqueda de los héroes cimarrones y de sus hazañas, una urgente necesidad de contar que se resistieron, que se negaron, que lucharon contra esos collares y esos látigos. Trae al 35 El middle passage hace referencia a la parte del comercio en que los africanos eran empacados en los barcos y transportados a través del Atlántico hacia el Nuevo Mundo. (traducción mía). “The Middle Passage refers to the part of the trade where Africans, densely packed onto ships, were transported across the Atlantic to the New World”. Tomado de: http://abolition.e2bn.org/slavery_44.html 71 presente la negación al sometimiento, usa la lengua palenquera como evidencia real de un pasado en África, la presenta como el lenguaje surgido en la esclavitud, la dinamiza, la transforma, la escribe: todo aquello que antes era dicho ahora está escrito. Reactualiza a los ancestros, recuerda en los trenzados de las mujeres la búsqueda permanente de rutas hacia la libertad y el empoderamiento. Dejar atrás la condición de ser ciudadanos de segunda categoría, vivir la ciudadanía desde el derecho a la diferencia. La búsqueda de fuentes documentales que abordaran el tema de la crítica literaria de las obras escritas por mujeres afrocolombianas resultó complejo. Si bien este campo de investigación ha adquirido una relevancia importante en los últimos años, relevancia que se asocia con los desarrollos legislativos y sociales ocurridos en el país a partir de la constitución de 1991; aún resultan escasos los trabajos destinados a abordar este tipo de producción. Aunque esta investigación se centra en la producción literaria de una mujer afrodescendiente, no abordó de forma directa preguntas relacionadas con la relevancia del tema femenino ni dentro de la obra, ni con relación a la autora. Estos cuestionamientos requieren ser abordados y profundizados en el análisis de dicha producción. Aunque limitados, resultan más, tanto en cantidad como en profundidad, los estudios sobre la producción literaria de hombres afrodescendientes. Al respecto es importante señalar lo planteado por Miriam Da Costa Willis (2003), quien remitiéndose a Virgina Woolf, manifiesta que para las autoras afrohispánicas no sólo resulta indispensable contar con un “cuarto propio” en donde desarrollar su propuesta creativa, sino que es necesario que la producción realizada se difunda más ampliamente y cuente con el apoyo de la industria editorial para que dichas creaciones, no sólo circulen de forma más amplia, sino que por lo menos, quede una evidencia impresa de dicha producción. Este cuarto propio, en parte, es el Museo Rayo de Roldanillo, lugar donde descubrieron y potenciaron sus capacidades como poetas. Muchos de los escritos de estas mujeres se han perdido por no haber sido publicados; el trabajo de Guiomar Cuesta como editora de poetas afrocolombianas ha permitido que esta escritura empiece a divulgarse. Por 72 eso muchas de las fuentes para este trabajo se deben a la deben diligencia de Guiomar Cuesta, por ejemplo, la participación de, Mabungú Triunfo, en la convocatoria Leer es mi Cuento, preparada por la editorial Apidama difundió la obra de Ramírez entre sectores populares del país; miles de lectores tienen acceso hoy a este material. En la Antología de Mujeres Poetas Afrocolombianas, publicada por el Ministerio de Cultura en el año 2010, como parte de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, se encuentra una muestra de la producción poética de cincuenta y nueve escritoras, muchas de ellas desconocidas dentro de la literatura nacional. Existen de entrada cincuenta y nueve posibilidades de ahondar en el análisis de dicho campo, la mayorías de estas poetas afrocolombianas son desconocidas. La tarea además de resultar de gran envergadura, es de amplia importancia para poder avanzar en la consolidación de un campo teórico que refleje la diversidad cultural de nuestro país, que dialogue con esos saberes que han permanecido ocultos y que valide otras formas de crear conocimiento. Lo anterior implica desmontar el concepto de raza y sus derivados como la columna vertebral de una pirámide social discriminatoria. 73 BIBLIOGRAFÍA Bibliografía de María Teresa Ramírez Ramírez, María Teresa. Mabungú Triunfo. Bogotá: Apidama Ediciones, 2011. - - -. Flor de Palenque. Cali: Artes Gráficas del Valle, 2008. - - - Patakíes Africanos. Inédito, 2014. Bibliografía sobre María Teresa Ramírez Alaix, Hortensia. La palabra poética del afrocolombiano. Cali: Editorial La Manzana de la Discordia, 2001. Jaramillo, María Mercedes. Prólogo en Mabungú Triunfo. Bogotá: Apidama Ediciones, 2011. Krakusin, Margarita. "Cuerpo y texto: El espacio femenino en la cultura afrocolombiana en María Teresa Ramírez, Mary Grueso Romero, Edelma zapata Pérez y Amalia Lú Posso Figueroa." En Ortiz, Lucía (ed) "Chambacú la historia la escribes tú" Ensayos sobre cultura afrocolombiana. Madrid: Iberoamericana, 2007. 197-216. Bibliografía de referencia Almario García, Óscar. "Anotaciones sobre una posible periodización de las representaciones raciales en Colombia." En Mosquera Rosero-Labbé, Claudia, Laó-Montes, Agustín y Rodríguez garavito, César (eds). Debates sobre ciudadanía y políticas raciales en las Américas Negras. Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia y Universidad del Valle, 2010. 359-385. Asamblea General de las Naciones Unidas. “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Socviales y Culturales”. Resolcuión 2200ª (XXI) de 16 de diciembre de 1966. Web <http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx> Asamblea General de las Naciones Unidas. “Proclamación del decenio Internacional de los Afrodescendientes”. Resolución 68/273 de 23 de diciembre de 2013. Web <http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/68/237> Bernabe, Jean, Chamoiseau, Patrick, y Confiant, Raphaël. Elogio de la Creolidad. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad javeriana, 2011. Bonilla-Silva, Eduardo. "¿Qué es el racismo? Hacia una interpretación estructural." En Mosquera Rosero-Labbé, Claudia, Laó-Montes, Agustín y Rodríguez garavito, César (eds). Debates sobre ciudadanía y políticas raciales en las Américas Negras. Bogotá: Editorial Universidad Nacional y Universidad del Valle, 2010. 649-698. 74 Branche, Jerome. "Malungaje: hacia una poética de la diáspora africana." Revista Poligramas No 31, 2009: 23-48. Brown, David H. Santería Enthroned. Art, ritual and innovation in an Afro-Cuban religion. Chicago: University of Chicago, 2003. Burke, Peter. "Obertura: La nueva historia, su pasado y su futuro." En Burke, Peter (ed) Formas de hacer historia. Madrid: Alianza Editorial S.A., 1993. 11-37. Cabrera Thompson, Lázaro. "Huellas de las religiones tradicionales del África subsahariana en América latina y el Caribe." Revista Ciencia Política No 5 Enero-junio 2008: 89-95. Candau, Jöel. Memoria e Identidad. Buenos Aires: Ediciones del Sol S.R.L., 1998. Cárdenas, Eduardo. "La Ética Cristiana y la Esclavitud de los Negros. Elementos históricos para el planteamiento de un problema." Revista Theologica Javeriana No 55 octubre de 2013: 227257. Web <http://theologicaxaveriana.javeriana.edu.co/busquedas.php?Cn=18> Cásseres Estrada, Solmery. Diccionario Afropalenque-Español Español-Afropalenque. Cartagena de Indias: Ediciones pluma de Mompox S.A., 2010. Castellanos Llanos, Graciela. La mujer que escribe y el perro que baila. Ensayos sobre género y literatura.Cali: La manzana de la discordia, 2004. Césaire, Aimé. Discours sur le colonialisme, suivi de Discours sur la négritude. Paris, Présence Africaine, 1955. Correa, José Alejandro. “Sobre el habla popular en la poesía de Candelario Obeso” En Maglia, Graciela (ed) Poesía selecta de Candelario Obeso y Jorge Artel. Edición crítica. Bogotá: Editorial Pontifica Universidad Javeriana. Editorial Universidad del Rosario, 2010. 55-62. Congreso de la República. Ley 70 de 1993. Diario Oficial No. 41.013, de 31 de agosto de 1993. Web Constitución Política de Colombia. Segunda edición, Gaceta Constitucional No 116 de 20 de julio de 1991. Web Cuesta, Guiomar. "El Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas, creador de un nuevo Canon poético”. Mythos Art Gallery Fundación Cultural. 11 Octubre de 2014. Web http://www.magfc.org/magfc/mag_doc/gc_01.pdf. DeCosta, Miriam. Daughters of the Diaspora: Afra Hispanic Writers. Jamaica: Ian Randle Publishers, 2003. 75 Escobar, Arturo. Una minga para el postdesarrollo: Lugar, medio ambiente y movimiento sociales en las transformaciones globales. Bogotá: Ediciones desde abajo, 2012. Fanon, Frantz. Los condenados de la tierra. México: fondo de Cultura Económica, 1963. - - - . Piel Negra, Máscaras Blancas. Buenos Aires: Editorial Abraxas, 1973. Friedemann, Nina S. San Basilio en el Universo Kilombo-África y Palenque-América. Enero de 2015 . Web <http://www.sedcartagena.gov.co/attachments/article/2449/NINA%20FRIDERMAN%20A PUNTES%20SOBRE%20%20PALENQUERA.pdf> - - -. “Huellas de Africanía en Colombia. Nuevos Escenarios de Investigación”. THESAURUS, Tomo XLVII, Num 3, 1992. 543-560. Web Glissant, Edouard. El discurso Antillano. Caracas: Monte Ávila, 1981. Impreso. Hall, Stuart. "identidad cultural y diáspora." En Castro Gómez, Santiago, Guardiola-Rivera, Óscar y Millán de Benavides, Carmen Pensar (en) los intersticios: teoría y práctica de la crítica poscolonial. Bogotá: CEJA, 1999. 131-145. Helg, Aline. "Oralidad y escritura en la historiografía de los esclavos afrodescendientes." En Maglia, Graciaela y Schwegler, Armin (eds) Palenque (Colombia) Oralidad, identidad y resistencia. Bogotá: Editorial Pontifica Universidad Javeriana, 2012. 85-106. Henao restrepo, Darío. "Los hijos de Changó, la epopeya de la negritud en América." En Zapata Olivella Changó el Gran Putas. Bogotá, 2010. 11-29. Laó-Montes, Agustín. "Hilos Descoloniales. Trans-localizando los espacios de la Diáspora Africana." Revista Tabula Rasa No 7 julio-diciembre 2007: 47-79. Laradiobemba (Lydela Leonor). “Pelo malo vs ulótrico”. Wordpress, septiembre de 2013. Web. Noviembre de 2014. https://laradiobemba.wordpress.com/2011/09/08/pelo-malo-ulotrico/ Leal Bernardo. "Matar a los blancos bueno es, luecho Chocó Acabará. Cimarronaje de esclavos en el Chocó (1728)." Revista fronteras No 2 1998: 143-161. López, Adriana y Guilherme Mota, Carlos. Historia de Brasil: Una interpretación. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2009. Maglia, Graciela. "Candelario Obeso a la luz del debate contemporáneo." Si yo fuera tambó. En Maglia, Graciela (ed) Poesía selecta de Candelario Obeso y Jorge Artel. Edición crítica. Bogotá: Editorial Pontifica Universidad Javeriana. Editorial Universidad del Rosario, 2010. 17-26. 76 - - -. “Texto cultural, estética de resistencia y oralitura en San Basilio de Palenque (Colombia). En Maglia, Graciela y Schwegler, Armin (eds) Palenque (Colombia) Oralidad, identidad y resistencia. Bogotá: editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2012. 285-320. Maya Restrepo, Luz Adriana. "Diásporas africanas en Colombia. Visibilidad e invisibilización de los legados de las culturas de África occidental en tiempos del Bicentenario de la Independencia." En Burgos Cantor, Roberto (ed) Rutas de libertad 500 años de travesía. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010. 122-134. - - -. “África: legados espirituales en la nueva granada, siglo XVII” Historia Crítica No 12 EneroJunio 1996: 29-42. - - -. “Brujería y reconstrucción étnica de los esclavos del Nuevo reino de Granada, Siglo XVII. Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, Bogotá. Octubre. 2014. Web http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/geografia/afro/brujeria Montes Nogales, Vicente Enrique. "Los productores de las epopeyas oesteafricanas: Los "griot" o los protectores de la memoria." Revista Archivum 2006: 233-262. Montoya Guzmán, Juan David y Jiménez Meneses, Orián. "¿Racismo sin raza? Esclavitud, discriminación y exclusión en el nuevo reino de Granada, 1573-1808." En Mosquera Rosero-Labbé, Claudia, Laó-Montes, Agustín y Rodríguez garavito, César (eds) Debates sobre ciudadanía y políticas raciales en las Américas Negras. Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia y Universidad del Valle, 2010. 333-355. Montoya Guzmán, Juan David. "¿Conquistar indios o evangelizar almas? Políticas de sometimiento en las provincias de las tierras bajas del Pacífico (1560-1680)." Revista Historia Crítica No 45 Septiembre - Diciembre 2011: 10-30. Moreno Fraginals, Manuel (ed). África en América Latina. México: Editorial Siglo XXI, 1977. Muñoz Cabrera, Patricia. "Narrativas emancipatorias en la literatura afroestadounidense contemporánea: el caso Gayl Jones." En La diáspora africana: un legado de resistencia y emancipación. Cali: Editorial de la Universidad del Valle, 2012. 133-165. Navarrete, María Cristina. Prácticas religiosas de los negros en la Colonia, Cartagena siglo XVII. Cali: Editorial Facultad de Humanidades, 1995. Navarrete, María Cristina. "Palenques:cimarrones y castas en el Cartibe colombiano-Sus relaciones sociales (siglo XVII)." En Maglia, Graciela y Schwegler, Armin (eds) Palenque (Colombia) Oralidad, identidad y resistencia. Bogotá: editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2012. 257-284. 77 Ngou-Mve, Nicolás. "El cimarronaje como forma de expresión del África bantú en la América colonial: el ejemplo de Yangá en México." Revista América Negra No 14 Diciembre de 1997: 27-54. Ortiz, Lucía. "El negro y la creación romántica de una identidad nacional. Hacia una relectura de María de Jorge Isaacs." En Ortiz, Lucía (ed) "Chambacú la historia la escribes tú" Ensayos sobre cultura afrocolombiana. Madrid: Iberoamericana, 2007. 361-370. Osorio, Betty. "Brujería y chamanismo. Duelo de símbolos en el Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias (1628)." En Ortiz, Lucía (ed) "Chambacú la historia la escribes tú" Ensayos sobre cultura afrocolombiana. Madrid: Iberoamericana, 2007. 299-317. Pantoja, Selma. "Encuentro de culturas entre África y Brasil Siglo XVII: Luanda, Isla de Mozambique y Río de Janeiro." Revista América Negra No 14 Diciembre de 1997: 11-26. Parmar, Pratibha. "Feminismo negro: la política como articulación." En Jabardo, Mercedes (ed) Feminismos negros. Una antología. Madrid: Editorial Traficantes de Sueños, 2012. 245267. Piedrahita, Juan Carlos. “Palenque con pelos y señales”. El Espectador, 17 de octubre de 2009. Web. Enero de 2015. Prins, Gwyn. "Historia oral." En Burke, Peter (ed) Formas de hacer historia. Madrid: Alianza Editorial S.A., 1993. 144-176 Restrepo, Eduardo. Etnización de la negridad: la invención de las 'comunidades negras' como grupo étnico en Colombia. Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2013. ---. El Pacífico: Región de Fronteras. Anuario Fucla, Fundación Universitaria Claretiana, 2011 237-250. Rodríguez Garavito, César y Mósquera, Juan Pablo. "Las cifras de la discriminación racial y la situación de la población afrocolombiana." En Mosquera Rosero-Labbé, Claudia, LaóMontes, Agustín y Rodríguez garavito, César (eds) Debates sobre ciudadanía y políticas raciales en las Américas Negras. Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia y Universidad del Valle, 2010. 333-355. Ruiz-Peinado, José Luis ALONSO, “Amazonía Negra” En: Santos Pérez, José Manuel y Petit, Pere (eds.) La Amazonía brasileña en perspectiva histórica, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2006. Sánchez Gutiérrez, Enrique. "La explosión de lo biodiverso." En Burgos Cantor, Roberto (ed) Rutas de libertad, 500 años de travesía. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad javeriana, 2010. 278-292. 78 Schwegler, Armin. "Sobre el origen africano de la lengua criolla de Palenque (Colombia)." En Maglia, Graciaela y Schwegler, Armin (eds) Palenque (Colombia), Oralidad, identidad y resistencia. Bogotá: Editorial pontificia Universidad javeriana, 2012. 107-179. Sharpe, Jim. "Historia desde abajo" En Burke, Peter (ed) Formas de hacer historia. Madrid: Alianza Editorial S.A., 1993. 38-58. Serrano, José Fernando y Viveros, Mara. “Regímenes de ordenamiento social y representaciones de diferencia en Colombia contemporánea”. Septiembre 12 de 2014. Web. http://www.ciudadaniasexual.org/reunion/M3%20Viveros.pdf Valero, Silvia María. "La obra de Candelario Obeso en el siglo XX: políticas de recepción." En Maglia, Graciela (ed) Si yo fuera tambó Poesía selecta de Candelario Obeso y Jorge Artel, Edición crítica. Bogotá: Editorial Pontifica Universidad Javeriana y Universidad del Rosario, 2010. 27-39. Vanín Romero, Alfredo. "El que canta cuenta, el que baila vive." En Burgos Cantor, Roberto (ed) Rutas de libertad 500 años de travesía. Bogtotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2012. 326-334. Wade, Peter. "Multiculturalismo." En: Revista Colombiana de Antropología, Volumen 47 Juliodiciembre 2011: 15-35. Zumthor, Paul. Introducción a la poesía oral. Madrid: Editorial Taurus Humanidades, 1983. 79 Anexo 1 Entrevista a María Teresa Ramírez Enero 12-2015 FMA: ¿Tú escribiste el libro (Mabungú triunfo) en español y luego lo pasaste a palenquero? MTR: No, yo escribí primero en palenquero y luego lo pasaba en español, poema por poema, primero en palenquero y luego en español como está en el libro. FMA: En el libro afirmas que el acercamiento al palenquero fue a través de Solmery Cásseres. ¿Aprendiste con ella el palenquero? MTR: No, me encontré con ella en un pueblo llamado Cerrito y ella llegó a vender un diccionario y la primera palabra que aparece es Abalenga, entonces con ese diccionario cogí y me lo aprendí. Luego una cartilla que sacaron allá, en Palenque, cuando la Ministra de Cultura era Paula Marcela Moreno, una cartilla muy buena. Además del diccionario y la cartilla busqué bibliografía, leí documentos de William Megenney36 y la orientación de todo lo que puede encontrar y que me pudiera servir. FMA: ¿Conoces Palenque? MTR: Sí, conozco y ahora que ando por acá37 estuve hace quince días allá y llevé tres ejemplares de Mabungú para que los tengan en la escuela. Mi palenquero puede ser mejor que el de ellos, porque yo encontré en libros palabras que ellos ya no usan porque a ellos les deba pena hablarlo. Por ejemplo, la palabra mbwembe, que significa alma o espíritu ellos no la tienen. FMA: Yo estoy trabajando con algunos de los poemas de tu libro. Hablemos un poco del que se titula Compañeros. MTR: KuagroT e hago una aclaración sobre ese poema. El kuagro allá es sagrado; en el barrio donde nacen se van amistando se forman kuagros o grupos o parces, como se diría en 36 Investigador estadounidense. Es profesor de lingüística hispánica y brasileña y de literatura egresado de laUniversidad de Nuevo México. Ha publicado trabajos sobre la trata de esclavos en el Atlántico y sus influencias en la formación de lenguas autóctonas como el palenquero de la costa norte de Colombia, así como las influencias subsaharianas en la lengua española y portuguesa en las Américas. También ha escrito sobre los elementos africanos en la literatura brasileña y del Caribe. Ha obtenido, entre otros, el National Defense Education Act Fellowships (1962-­‐63, 1965-­‐68), el National Endowment for the Humanities (Puerto Rico, 1974; República Dominicana, 1979) y el Fulbright Senior Research Fellowship (Venezuela, 1987). Tomado de (http://www.letralia.com/firmas/megenneywilliamw.htm) 37 En el momento de la entrevista María Teresa Ramírez estaba en el departamento de Córdoba. 80 la ciudad, y esa amistad va hasta que se muere el último. Es una cosa muy linda que ya en las ciudades no existe de esa manera. FMA: El otro poema que estoy trabajando contigo es Nuestros hermanos indios MTR: Ma numano yumará. Te recomiendo en el libro que te envié, así no lo trabajes todo porque es muy largo, uno profundiza más aún sobre el mismo palenque. Donde dice los Orishas llegan a América, ahí voy haciendo esa relación, todo lo que te suene fuerte es africano. Yo hago un emparentamiento y entonces aunque no está en palenquero te puede servir como para el análisis del poema, Nuestros hermanos indios y como también los dioses se hermanaron. Debe ser como el cuarto patakí del libro, patakíes significa relatos o leyendas en yoruba. FMA: En el poema Nuestros hermanos indios haces una manifestación clara del tema de luchar unidos por una vida justa. ¿A través de estos poemas estás intentando plantear una acción política? MTR: Una acción política pero no politiquera. Yo incluso para poder que esto se lleve a cabo me tocó aprender quichua, para poder hablar con ellos en su lengua. El quichua es muy difícil, más o menos yo tengo varios poemas en quichua y tengo una anécdota, llego a la ciudad de Palmira y hay una indígenas Quichua, yo ya estoy distinguiendo la fisonomía de las Quichua, las Emberas, las Nasa, porque tuve un abuelo Nasa. Pero me he interesado por esos temas desde que me jubilé que a uno le queda tiempo. Saludé a una indígena porque a mí me gusta mucho ponerme todas estas cosas en la cabeza, tengo vestidos traídos de África, es decir, cada día me vuelvo más negra en el sentido amplio de la palabra porque yo escogí ese camino. La saludé en Quichua, ella me miró y me dijo, no, no, buenas tardes señora. Entonces yo le dije en quichua, no, siéntete valiente, fuerte valerosa, ella me respondió en Quichua y se generó un vínculo entre mujeres trabajadoras, esos vínculos que se crean como el que se está creando contigo, que trascienden el tiempo y la distancia. FMA: El otro poema que estoy trabajando es, En casa del amo blanco, el título en palenquero es, A i Mbongé. Yo te quería preguntar porque busqué en diccionario y no encontré esas palabras, entonces quería preguntarte qué significa ese título. MTR: A i, es yo estoy, A i Mbongé hace referencia al lugar en donde están ellos, los otros, porque la palabra casa no existe en palenquero, se dice posá. FMA: En ese poema también usas el, Kambambam-bambam-bambá, ¿qué significa? MTR: Es como una música, Kambambam-bambam-bambá. Por ejemplo la palabra libertad no existe en palenquero, existe la palabra ajuindo, huyendo, entonces yo ya en español digo estamos libres. Huyendo tenemos triunfo porque huían a la selva al palenque pero no libertad, de hecho, pero no de palabra. FMA: Acá hay otra palabra que quisiera saber si es una jitanjáfora, ané atá anyá, 81 MTR: El idioma es muy breve, porque huyendo no podía desarrollar el idioma, es muy concreto. Esa no es una jitanjáfora. Si tu lees en el libro, al principio, yo digo cómo se forman el presente, el pasado y el futuro. Lo que pasa es que por ejemplo, ané ata kumé kumé, ellos comen. Hay que arreglar en el libro porque ese ata, debe estar separado a ta. FMA: Cuándo dices, ellos comen, comen,/haciendo malabares/beben la copa de la vida/fructifican. ¿Haces referencia a la gente que vive en los palenques? MTR: Sí, que a pesar de atropello, así sea comiendo raíces de árboles, ellos sobrevivían, comían haciendo milagros, buscándole trucos a la vida. FMA: En el poema Vida buena pa´conquistar, se encuentra una referencia al futuro, a la posibilidad de que exista un futuro distinto, ¿cierto? MTR: Sí, es una invitación a buscar ese futuro. FMA: En este poema tu estableces una relación muy directa con el territorio. MTR: Sí, claro, es muy importante. La última vez que fui a Palenque me encontré con que les habían puesto agua y alcantarillado, sin embargo también me encontré con una cosa muy maluca, había puesto una cantidad de bares y una música tan duro, tan exageradamente duro, que tengo cierto temor de que ellos se conviertan como en un mono de circo para mostrar y que ellos pierdan el sentido de avance y que se conformen porque todo el mundo los está mirando. Yo creo que este libro a ellos les va a servir mucho. FMA: otra de las claras rutas o líneas que hay en este libro en particular, es el tema de la esclavitud. ¿Por qué es importante para ti hacer referencia directa a este tema? MTR: En la introducción al libro yo digo que los primeros 1400 negros salieron en 1.518, que los sacó España. Desde el momento en que cogieron y capturaron al primer negro, lo amarraron y le pusieron los collares de hierro con chuzos negros, que no permitían que un negro se abrazara con el otro, a partir de ese momento con el primer negro cazado como animal comenzó el palenque. Ahí en este instante cuando los empiezan a coger empieza el sentido de querer liberarse, de liberación, por eso si no hubiera esclavitud no habría palenque. Hay uno de los poemas en que yo habló de los palenques que existieron en América, porque fueron muchos, en Colombia solo quedó uno, el de San Basilio. FMA: En el poema Ellos despatriaron nuestra gente. MTR: Ané a prokia gende suto, Se apropiaron y cuando tú te apropias de algo puedes hacer con ese algo lo que tú quieras. Se apropiaron de nuestra gente y al apropiarse de ella la desplazaron, la despatriaron y desafortunadamente la iglesia sacó una bula diciendo que los negros no tenían alma. Los carteles de venta de negros los ponían en las esquinas cuando llegaban a Cartagena, para que la gente que quería comprar mirara qué venía. Ellos estaban desnudos para que la gente los examinara. Estos carteles de venta de esclavos estaban en los mismos carteles de venta de animales. Esto salía en los periódicos, entonces yo lo 82 escribo en palenquero, vas viendo ahí cómo es la relación con la esclavitud, una cosa va ligada con la otra. FMA: Luego hay otro poema que se llama Diáspora adiós mi gente. MTR: Sí, ese poema viene a ser el complemento de, Ané a prokia gende suto. Cuando ya tienen que salir hacia los barcos o hacia las naos negreras entonces dice África te vas. El añú eleló es el llanto de ellos cuando los van arrancando, van desintegrando a las familias y los van mezclando entre etnias para que no se entendieran. FMA: Luego tenemos un poema que se llama, En casa de brujos. MTR: El término brujo se debe entender como yerbatero, chamán, sabios, poseedores de conocimientos tradicionales. No se debe limitar al término hechicería. FMA: ¿Cuál es la importancia de Manuel Zapata en tu obra? MTR: Manuel Zapata es el hombre más grandioso de Colombia, de la literatura y las actividades en la defensa no solo del negro sino del ser humano en general. Es absolutamente indispensable leer Changó el Gran Putas. FMA: ¿Por qué escribir un libro centrándose en Palenque? MTR: Primero, porque no lo había y yo tenía muchos deseos de conocer Palenque porque el Palenque está dentro de mí. Yo hace muchos años escribí un poema que se llama Palenque y todavía no hablaba palenquero y digo, porque para mí, nosotras las mujeres hemos sido palenques dentro de las ciudades y los pueblos, se nos aislaba, no se nos permitía hablar, de mujer si uno comete un desliz todo el mundo cae. El hombre es libre y puede hacer lo que quiere. Digo, voy al palenque de mi misma. Ya era como una premonición y la vida me fue llevando a que yo tenía que hacer ese libro. FMA: Miremos, ya para cerrar, el último poema del libro, Llanto yumulunga. MTR: Antes en el epílogo, Como una ola/que nada detiene/vencimos Yo soy muy amante de la poesía de él y de toda su obra. Adentrándome en el alma de él nace este poema. De tristeza pero al mismo tiempo de esperanza, cuando uno llora también de felicidad. Mi intención con ese poema fue recopilar, que quedara conciso y no lo hice en palenquero porque ahí si ya fui yo escribiendo directamente en español. Tiene palabras que no existen en palenquero y no podía entonces darle la dimensión que quería. En los otros poemas yo no soy sino que le doy al mundo a conocer el Palenque. En ese poema estoy yo, en los otros le llevo Palenque al mundo, que sepan de sus comidas, de sus cuentos, de sus costumbres y luego me detengo y ya es María Teresa la que en ese poema, Llanto Yumulunga, aparece. Yo esto lo empecé como un juego y tengo la ventaja que me gusta mucho estudiar, me gusta aprender, por eso aprendí el palenquero. Creo que la obra cada día debe ser mejor. 83 Así como Llanto Yumulunga nace a través de mi viaje por Palenque, lo que yo hago es coger al lector o al oyente de la mano y que vaya conmigo y que conozca la historia. 84