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INSUFICIENCIAS EN LA HISTORIA DE LA PLANIFICACIÓN Y EL URBANISMO.
LA CIUDAD DE MÉXICO EN EL PERIODO 1917-1940
Gerardo G. Sánchez Ruiz
Universidad Autónoma Metropolitana-A. México.
La historia de la planificación y el urbanismo en México, presenta carencias que impiden valorar
en su real magnitud, ideas y acciones desplegadas por quienes introdujeron las disciplinas en el
país; esas insuficiencias son resultado por una parte, de que quienes hicieron planificación o
urbanismo, no se interesaron en historiar lo realizado, pues su trabajo se concretó a interpretar y
—con aciertos y limites— a ofrecer opciones técnicas; y por otra, por que quienes lo han intentado
—historiadores, sociólogos u otros profesionales en particular de las ciencias sociales— no han
sido muy precisos en sus trabajos, dejando de lado algunas condiciones importantes en el
desarrollo de las disciplinas.
Casos son: la recurrencia a sostener que los trabajos de planeación en el país se derivaron como
efecto de la crisis internacional de 1929; que al iniciarse los trabajos de planificación en la ciudad
de México, se realizaron siguiendo los planteamientos procedentes de los Congresos
Internacionales de Arquitectura Moderna, y en específico, de lo planteado por Le Corbusier; o, que
la planeación nacional o regional, aparece hasta mediados del siglo XX. Y es que en los esfuerzos
por historiar —lo cual es de sí ya es loable—, aparecen situaciones como la mera condición de
rescate de hechos; percepciones donde se anteponen prejuicios derivados de pertenencias
profesionales o posturas ideológicas; discursos donde priva la idea euro o americano centrista y
se teoriza con elementos gestados para otros contextos; falta de atención a condicionantes y
dinámicas de las épocas vividas, y; actitudes carentes de acuciosidad y denuedo, lo cual deja de
lado, muchas condicionantes de lo que se analizan.
De ahí que este trabajo busque: 1. Destacar algunos faltantes en la historia de las disciplinas, a
partir de historiar desde condiciones propias y desde los elementos conjugados por quienes ante
carencias, se echaron a cuestas la transformación de la ciudad de México. 2. Reflexionar respecto
a la necesidad de revitalizar ideas y prácticas, especialmente las procedentes de la vertiente
técnica.
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INSUFICIENCIAS EN LA HISTORIA DE LA PLANIFICACIÓN Y EL URBANISMO.
LA CIUDAD DE MÉXICO EN EL PERIODO 1917-1940
Gerardo G. Sánchez Ruiz
Universidad Autónoma Metropolitana-A. México.
Introducción
Los estudios de la planificación y/o del urbanismo en México particularmente de las tres últimas
décadas, estuvieron dominados por la urgencia de interpretar los fenómenos acontecidos en las
principales ciudades, como consecuencia del desenvolvimiento adoptado por la nueva vía de
acumulación elegida particularmente desde los años treinta de los 1900s. Esos estudios alentados
sobre todo por las ciencias sociales y con el impulso de la sociología urbana francesa, incidieron con
amplios y fundamentados acercamientos a las causas que motivaron las problemáticas. En esa vía,
muchas de las conclusiones giraron en torno a los efectos inducidos por el modo de producción
capitalista por el que se condujo al país; al papel del Estado en la organización de la producción, la
sociedad y el territorio y; a la pertenencia de clase en que se les situó a la mayoría de los técnicos
que se incorporaron a los arreglos urbanos impulsados por la vía industrializadora.
Parte de estos técnicos con el predominio de arquitectos e ingenieros, con posturas diversas producto
de la convulsión gestadas por la Revolución de 1910 y con la influencia de las ideas de la
planificación y el urbanismo venidos del exterior; sobre todo desde los años veinte del siglo XX,
generaron un cuerpo teórico, jurídico e instrumental con el que se sumaron a la atención de la serie
de carencias que afectaban a las principales ciudades del país y en especial a la capital.
Lastimeramente esa estructura disciplinaria construida hasta finales de años treinta, se vio disminuida
ante la apuesta por un desarrollo sustentado en la concentración de actividades y población en
territorios reducidos.
En esa dinámica, sin valorar lo avanzado por quienes hubieron de enfrentar las grandes demandas
de reconstrucción del país concluidas las batallas revolucionarias, pese a la seriedad con que se
asumió el estudio y atención a las ciudades, la profundidad con la que se actuó y, de la riqueza
aportada; Lo avanzado en cuestiones urbanas, sufrió el embate de nuevos enfoques que en su
desenvolvimiento, si bien arribaron a situaciones de profunda interpretación, se sumieron en amplias
discusiones teóricas, para finalmente plantear alternativas de solución a los problemas que en
ocasiones no fueron más allá de esperar a que el Modo de Producción Capitalista sucumbiera y, que
a partir de ello se gestaran soluciones a los problemas sociales incluidos los urbanos; ello sin
demérito de posturas honestas y activas, que se involucraron en la posibilidad de arribar a una
sociedad más justa.
Así, las críticas condiciones de los espacios urbanos, la contundencia de los argumentos vertidos, la
perspectiva adoptada en los nuevos estudios urbanos, y la redefinición de las prácticas de los
planificadores y urbanistas sobre todo a partir de los años cuarenta al reorientarse para cubrir
demandas inmediatistas atendiendo así las exigencias de la nueva modalidad de acumulación;
fracturaron los avances de toda una época de búsquedas, condenando a muchas de las ideas que
habían madurado respecto a la planificación nacional, regional y por ciudades, al olvido y, restando
con ello ímpetus a las disciplinas.
Dado ese panorama, el objetivo principal de este trabajo, es el de incidir en el pensamiento y las
acciones de un grupo de gentes que en su momento impulsaron a la planificación y al urbanismo en
México, sumando a las disciplinas a los ímpetus transformadores impulsadas por los deseos de
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progreso de la sociedad que vio aparecer y que hizo su vida en la primera mitad del siglo XX; ello,
con la pretensión de rescatar aparte de situaciones no muy estudiadas en la historia de aquellas.
1. LAS CONDICIONES DE LA CIUDAD Y LAS URGENCIAS PLANTEADAS POR LA POBLACIÓN.
Al iniciarse los años veinte la ciudad de México tenía 615 367, había censados entre su 1ª y 8ª
demarcación, 3 329 industrias, 7 558 comercios y circulaban sus calles 16 127 automóviles, 2 555
camiones, 429 motocicletas, ello en un ámbito de continua apertura de nuevas colonias lo que llevó a
que para 1940 la ciudad albergara 1802,679 habitantes. La situación de las nuevas colonias era una
de las preocupaciones de las distintas instancias gubernamentales que incidían en la organización de
la ciudad.
Para el caso cabe destacar lo registrado en el informe de labores ofrecido por el Ayuntamiento
Constitucional de México en 1921, donde se dio cuenta de buena parte de las condiciones de la
ciudad, al señalarse el estado de cosas que en ese momento privaba en la mayor parte de las
colonias extendidas en su periferia; y es que de acuerdo al señalado, colonias como la Díaz de León,
Scheibe, Valle Gómez, en la primera demarcación; Balbuena, De la Paz o de la Viga, en la segunda;
del Cuartelito o Escandón, en la cuarta, y; Buenos Aires en la sexta, mostraban un elevado número
de construcciones, pese a ello el Ayuntamiento señalaba:
Estas colonias, como otras, que aunque autorizadas en otros tiempos, no han sido recibidas
por el Ayuntamiento a causa de falta de cumplimiento de las estipulaciones hechas al dar la
concesión, tienen en gran parte la culpa de muchos de los males que pesan sobre la ciudad de
México, y de los que, como se verá, injustamente se hace responsable a la presente
Corporación municipal [...]. Si se observa con sereno juicio la cuestión, se verá que esas
colonias constituyen una gran parte de la ciudad, la que por razones que ya dejamos indicadas,
no tienen drenaje, ni servicio de aguas, lo que trae como consecuencia, que las casas casi en
su totalidad, carezcan de instalaciones sanitarias, produciendo esto la insalubridad de esas
porciones de la urbe; y como los vientos traen a la parte restante los polvos contaminados, los
morbos conquistan así un ancho campo de actividades perniciosas.1
Si bien como obra de arquitectos o ingenieros del porfirismo, se había generado una serie de
reflexiones e intentos por conducir el crecimiento de la ciudad de una manera ordenada, y en ese
sentido, en las vías de la modernidad que se extendía en el mundo, esos intentos se circunscribían a
reglas para la creación de nuevas colonias, de control de tráfico y de pequeños esfuerzos por
delimitar las actividades en la metrópoli. Si bien esas reglas lograron controlar algunas situaciones, en
el grueso de la extensión de la ciudad no ejercían una influencia real.
Casos donde se observaban esos intentos al iniciarse el siglo XX habían sido: la lotificación de la
colonia Condesa como obra del arquitecto Emilio Dondé en 1902, lotificación que marcó el desarrollo
de la ciudad hacia el suroeste; la creación por parte de la Corporación Municipal Metropolitana
también en ese mismo 1902, de la Comisión de Mejoras y Embellecimiento donde participaban los
arquitectos Guillermo Heredia y Nicolás Mariscal y el Ingeniero Migue Ángel de Quevedo, de donde
salieron algunas propuestas de arreglo de la ciudad en torno a parques y vialidades y; en 1911 el
inicio de la apertura de la calle de Gante, bajo la dirección del arquitecto José Luis Cuevas.
(García,1972:15).
No había duda que gran parte de las deficiencias existentes en la ciudad procedían de la anarquía
que privaba en la manera de edificar la ciudad, y en ello estaban involucrados todos los grupos que la
habitaban, es decir: quienes impulsaban la apertura de nuevos fraccionamientos, quienes los
permitían, y por supuesto, quienes los edificaban. De modo que para disminuir los efectos de esa
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anarquía, se exigían acciones e instrumentos de control más razonados, con una concurrencia más
amplia, y ello fue buscado en las experiencias de planeación de la época.
2. LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO PLANIFICADOR EUROPEO Y NORTEAMERICANO.
En el pensamiento que a inicios del siglo XX ha buscado interpretar y atender las situaciones
enfrentadas por los diversos niveles de los territorios, se gestó una elaboración de conceptos con el
fin de encontrar aquél o aquellos que mejor se ajustaran a las situaciones vividas o a lo que se quería
instrumentar, de ese modo discurrieron de entre otros, civic art, civic improvement, improvement of
towns and cities, site planning, city planning, town development, town and country planning y
urbanisme, conceptos que llevados a la práctica legaron múltiples ejercicios prácticos. Fue
principalmente en Inglaterra, Francia y Estados Unidos y en cierta medida en Alemania donde los
problemas de las ciudades y su profundización, exigieron pasar de perspectivas y soluciones
individuales de los problemas a tratamientos más de conjunto, lo cual llevó a transformar conceptos y
prácticas entre los preocupados por los problemas.
William Ashworth en The genesis of modern british town planning, señala que la expansión de las
ciudades inglesas resultó del crecimiento de las actividades económicas en particular del crecimiento
de la industrialización que generó una paulatina atracción habitantes del campo, quienes al ver
disminuidos sus niveles de vida, buscaron en aquellas una cierta estabilidad. Sólo que al elevarse el
nivel de concentración en las metrópolis resultó en un duro golpe para estos espacios, en razón a que
al recibirse nuevos pobladores y actividades, los espacios crecieron de una manera incontrolada, las
carencias se hicieron presentes y los problemas afloraron, de ahí que a lo largo del siglo XIX, las
preocupaciones y estudios que iban midiendo y actuando sobre los problemas fueran más
persistentes.
Por supuesto ante el acceso a la industrialización las condiciones de crecimiento de los países años
más, años menos fueron impactando a las ciudades —"la gran industria moderna igual a las
relaciones económicas de todos los países que abarca" (Engels,1984: 9)—, de manera que otras
ciudades como París, Berlín o Chicago fueron presentando para en esos años, situaciones similares.
Esa manera de crecer e ir adaptando los espacios a una industrialización “espontánea” y anárquica,
generó los grandes males resentidos en las ciudades inglesas, y posteriormente las francesas, las
alemanas, y aunque en forma distinta, las norteamericanas, males que las crónicas sitúan en:
pobreza en barrios sobre todo obreros, hacinamiento, enfermedades, tumultos, congestionamientos,
crimen y prostitución. Sólo que, como señalaba Engels: "Las repetidas visitas del cólera, el tifus, la
viruela, y otras epidemias, han impuesto al burgués británico, la urgente necesidad de sanear la
ciudad, si el mismo no quería ser víctima, con su familia, de esas epidemias" (Engels,1984:12).
Estos efectos en los grupos poblacionales, aunado a los requerimientos empresariales de mantener
de manera constante los niveles de crecimiento —por la competencia que primero se presentó entre
industrias locales y posteriormente entre países—, obligaba a dirigir determinadas políticas de
atención a los distintos espacios de las ciudades, a riesgo de minar el mismo crecimiento y fenecer en
la competencia. De ello se entienden las acciones que empezaron a sucederse en cada país y
ciudades importantes con el fin de atender los problemas que los afectaban.
En ese tenor en los distintos países, aparecen preocupaciones en sus gobiernos y tareas de medir la
magnitud de los problemas y de la búsqueda de instrumentos para atenderlos, de ahí la elaboración
de estudios e informe de comisiones, comités, departamentos. Algunos de éstos fueron en Gran
Bretaña fueron: el Primer informe de la Comisión Real sobre Corporaciones Municipales de Inglaterra
y Gales (1835), El Informe del Comité Selecto sobre la Salud de Ciudades (1840), el Informe sobre
las Condiciones Sanitarias de la Población Laborista de la Gran Bretaña (1842) y el Primer informe de
la Comisión Real sobre el Estado de las Grandes Ciudades y Distritos Populosos (1844)
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(Ashworth,1972); y más recientemente; El Informe de la Comisión Real sobre Disposición de Aguas
Residuales (1909) (Nettlefold,1914).
Por supuesto como una época con una modernidad que vive una incipiente industrialización
sustentada en el liberalismo, se presentaba una debilidad de los gobiernos para regular y atender los
problemas de sus territorios, por lo que muchos de las primeras acciones en las ciudades provinieron
de esfuerzos privados, a saber: organizaciones filantrópicas imbuidas en ocasiones por el socialismo
utópico de la época y de acciones privadas donde privaba la oportunidad de obtener ganancias ante
un mercado pleno de carencias, y para estos años, particularmente en el rubro de la vivienda. William
Ashworth señala que, una de las primeras empresas fundadas para atender el problema de la
vivienda fue la Asociación Metropolitana para la Mejora de Viviendas de la Clase Industriosa (1841), y
la Sociedad para la Mejora de las Condiciones de la Clase Trabajadora (1844) a partir de las cuales
se inició un proceso de construcción de conjuntos habitacionales que mejoró algunas zonas pero que
ante el permanente crecimiento de actividades y de población se hizo insuficiente.
(Ashworth,1972:85-86);
En el caso de Estados Unidos, John Nolan uno de los planificadores más destacados de ese país,
señala que si bien la planeación hasta fines del siglo XIX, se realiza para ir acogiendo a grupos de
pobladores, se realizaban sin un real reconocimiento de los requerimientos que se planteaban en
cuanto a vialidades y transportación, no se consideraban variables que motivaran la preservación de
condiciones naturales, no tuvieron el cuidado de establecer espacios públicos para la recreación, y
que no tuvieron el cuidado de incluir los problemas económicos e industriales como parte de la
mejora de vías navegables o de muelles (Nolan,1919:27-28). Estos, argumentos son muy puntuales
en cuanto reflejan parte del carácter que tiene sobre todo para el siglo XIX, la atención a las ciudades.
Es hasta la última década del siglo XIX que la planeación de pueblos y ciudades, toma un carácter
más estructurado, para el caso y hasta las dos siguientes décadas del XX, por supuesto los factores
implicados en el desarrollo de la disciplina, se resumían entre otras cosas en: el rápido crecimiento de
ciudades, la multiplicación de las actividades económicas, los estilos de vida que fueron adquiriendo
las sociedades, la cada vez más sólida participación de los ciudadanos en los problemas afrontados
por sus espacios de vida, la mejora en forma y carácter de los gobiernos de las ciudades, el
establecimiento de comisiones para la organización de los servicios públicos y, la creación de
cuerpos civiles como los clubs de mujeres, las cámaras de comercio y otras organizaciones
empresariales.
Algunos hechos sobresalientes en las señaladas tres décadas fueron la conformación del Plan para la
Ciudad de New York (1871), el cual aparte de las recomendaciones para organizar actividades,
insistía en el establecimiento de vías rápidas y un sistema de trenes que se combinaba con los
sentidos de calles y avenidas; a este siguieron: la creación de la Junta de Estudios de Boston (1891);
la Comisión Metropolitana del Parque de Boston (1892), la Exposición Mundial de Chicago (1893); la
apertura de la Escuela de Arquitectura del Paisaje en la Universidad de Harvard (1900); El Reporte
para el Comité del Senado para el Distrito de Columbia (1902) informe en el que participan entre otros
Daniel H. Burnham y Frederick Law Olmstead, Jr; la preparación del Plan de Chicago del Daniel H.
Burnham Y Edward H. Bennett (1906-1908); la celebración de la influyente Conferencia Nacional
sobre Planeación de Ciudades (1909); y la creación del Comité para el Plan para la Ciudad de New
York (1914) (Nolan,1919:28-29).
Pese a la solidez que los planificadores norteamericanos fueron obteniendo en el reconocimiento de
los problemas afrontados por sus ciudades y las soluciones que fueron planteando, John Nolan
reconocía que gran parte de los logros de ese desarrollo, provenían del progreso alcanzado en la
planeación de ciudades que vivía Europa en el siglo XIX, donde posterior a la guerra franco-prusiana,
ciudades alemanas observaron notables situaciones de mejora, aparte de lo que se realizaba en
Inglaterra, Francia, Bélgica y Austria, donde de acuerdo a Nolan para ese momento "se replanean
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pueblos y ciudades para la vida moderna". En ese mismo sentido, Nolan hacía una mención especial
a la Acta de Vivienda y Planeación de Ciudades elaborada por Inglaterra en 1909, la cual había sido
determinante en la perspectiva que adquirió el tratamiento de ciudades..
Un punto de inflexión en la discusión de experiencias, homogeneización y difusión de las ideas
respecto a la planeación de ciudades, tuvo lugar a partir de las primeras grandes reuniones donde
participan quienes individualmente o en asociaciones, habían tratado la cuestión de la mejora de
ciudades; las más importantes de estas reuniones son por un lado, la primera National Conference on
City Planning que tuvo lugar en 1909 en Estados Unidos, y la Great International Town Planning
Conference realizada al siguiente año en Inglaterra.
Sin duda la más importante de estas reuniones fue la Gran Conferencia Internacional sobre
Planeación de Ciudades organizada por la Royal Institute of British Architects (RIBA), donde se
reunieron personajes considerados de los grandes pioneros de la planeación urbana o de lo que se
convertiría posteriormente en urbanismo, pues acudieron a la cita personalidades como J. Stüben,
Patrick Geddes, Louis Bonnier, Thomas Adams, Eugene Henard, Ebenezer Howard, Raymond Unwin
y Daniel Burnham (Bardet,1948:232).
Como resultado de esa Conferencia, el RIBA redactó un documento al que denominó "Sugestiones a
promotores de esquemas sobre planeación de ciudades", el cual se dividió en Parte I, donde se
incluían sugestiones para el trabajo de planeación de ese momento y; se prometía una Parte II —no
encontrada en los documentos consultados— donde se prometía destacarn las posibilidades y
oportunidades que podían surgir de la Parte II del “Acta de Vivienda y Planeación de Ciudades” —
seguramente de 1909, ya abordada más arriba—. En esa Parte I, se abordaron como tópicos los
siguientes: 1. Estudios Cívicos. 2. Estudios técnicos. 3. Nuevas instalaciones para el tráfico. 4.
Centros principales y secundarios. 5. Centros de Tráfico. 6. Sistema de principales carreteras. 7.
Carreteras secundarias. 8. Carácter y tratamiento de carreteras. IX. áreas reservadas para propósitos
especiales. X. Espacios abiertos, y 10. Edificios.
En los aspectos abordados, objetivamente se siente una preocupación por los físicos de las ciudades,
dada la pertenencia profesional de sus impulsores en este caso arquitectos, pero debe llamarse la
atención, respecto a que en esos aspectos no se observa la simple sugestión de "hacer planos" con
lo que particularmente se acusa a arquitectos al integrarse a la atención de ciudades —y para el
momento quienes plantean interpretaciones y transformaciones—; en tanto —a su nivel— existe
interpretación de condiciones sociales y previsiones para el desarrollo futuro de las ciudades, tal
como se muestra en la justificación que se hace de la parte denominada "Estudios Cívicos" donde se
apunta:
Así como el esquema de planeación debe dirigir y limitar el desarrollo del área a la se aplica, el
éxito puede sólo esperarse si es basado en un estudio final y la comprensión de todas las
condiciones existentes. Tal estudio debe recoger el estado físico del sitio, deben cubrir las
condiciones económicas y sociales de la población, y los aspectos histórico y arqueológico de
interés, asociados con la localidad y sus edificios (Royal,1911).
Otras situaciones que pueden subrayarse del documento son: 1. Lo que se va prefigurando como
zonificación al insistir en la formación de centros apropiados para el gobierno, administración,
comercio, educación, industrias y vivienda; donde plazas y otros espacios abiertos, se consideraban
substanciales para dar realce a lo edificado. 2. la atención a la arquitectura al recomendarse
visualizarse como resultado de un tratamiento acorde a los propósitos e importancia de los edificios;
para el caso, se recomendaba enfatizar lo gubernamental o administrativo frente a lo que se dedicaría
a vivienda. 3. El nivel alcanzado por los medios de locomoción especialmente trenes y automóviles,
dada su importancia por comunicar al interior de las ciudades, con los nuevos suburbios y con otras
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ciudades; de ahí la recomendación a utilizar vías ortogonales, radiales y curvas que funcionaran
adecuadamente, pero que a la vez, realzaran lo edificado, de lo cual se apuntaba:
Calles rectas dan acceso más directo de un punto a otro, permite un acceso solemne a edificios
importantes, y donde es bien proporcionado y no indebidamente alargado, provee buenos sitios
arquitectónicos. Las calles curvas, de otra manera, permiten sobre un lado al menos un mejor
despliegue de fachadas a lo largo de la calle, con una mayor variedad de vistas a la calle, y
puede ser fácilmente adaptada a los contornos de la tierra (Royal,1911).
4. Las áreas reservadas para propósitos especiales, al hacerse énfasis en visualizar necesidades
futuras de industrias, comercios, vivienda; con el objeto de controlar, la manera en que van
desarrollándose las concentraciones; y finalmente. 5. Se enfatiza el papel de la arquitectura al señalar
que la ciudad en su conjunto son los edificios, los cuales pueden producir efecto buenos o malos, por
lo que se concluye: "El problema de la planeación de ciudades en su forma final sea la que sea, es un
problema arquitectónico" (Royal,1911).2
Esta forma de disgregar a las ciudades para su estudio y posterior transformación, dibuja el grado de
comprensión que venía adquiriendo la disciplina, si las ciudades no habían requerido más que las
apreciaciones y las acciones que hasta hacía cinco décadas atrás se habían dado, era porque el
desenvolvimiento de las ciudades no lo había exigido; si se presentaron preocupaciones por los
espacios habitados, era porque los problemas en ese momento crecían; y si se fue pasando de
apreciaciones y propuestas particulares, a visiones más concensadas y de conjunto, era por la
necesidad de controlar conjuntos urbanos más extendidos y más complejos. Sin lugar a duda, los
territorios estaban evolucionando con sus sociedades, con el reconocimiento de sus problemas, con
el carácter de sus gobiernos y con los especialistas en sus problemas; aunque en esta carrera, se
fueran presentando desfases en prejuicio de partes importantes de sus sociedades; las siempre
localizadas en centros históricos abandonados o en las periferias.
Esa conferencia de 1909, dio lugar a subsecuentes reuniones que se conviertieron en los
International Housing and Town Planning Congresses, de los cuales a continuación y por el interés
del presente trabajo, se reseñan algunos y sobre todo, aquellos donde participaron delegados de
México.
En 1924, el Congreso Internacional de Planificación y Vivienda tuvo lugar en Ámsterdam donde como
tópicos se discutieron: 1. La planeación regional y la vida de las grandes ciudades (La ciudad
moderna, la necesidad de un plan regional, los estudios previos de la región, la localización de las
zonas comerciales, industriales y residenciales, el saneamiento de la región, los espacios libres, los
transportes, las ciudades satélites, la administración local, etcétera). 2. Proyectos regionales. 3. Los
sistemas de parques y la recreación, y. 4. Los transportes dentro del plan regional.
En esta entrevista continuó la preocupación por situaciones particulares como el saneamiento, la
zonificación o los espacios, pero estaban presentes dentro de la preocupación por relacionar a las
ciudades con los contextos que las rodeaban, y es que las necesarias relaciones entre áreas de
producción en las ciudades y en el campo requerían de un mejor tratamiento, y ello lo podía
proporcionar la visión regional. Es la época de los comités para los grandes planes regionales para
Londres y New York, en ese mismo sentido, lo regional apunta nuevas soluciones con las ciudades
satélite,3 teniendo ya ciudades como Lechwort (1903) y Welwyn (1919) en Inglaterra.
Entre estas reuniones, fue importante la combinación de los Congresos Internacionales de
Planificación y la Vivienda con la realización en 1925 de la Conferencia Internacional de Planeación
Regional y de Ciudades en New York —continuando las iniciadas en Estados Unidos en 1909—,
donde como grandes temas se presentaron: 1. El problema del tráfico. 2. Decentralización en
regiones. 3. El Plan Regional para New York. 4. Planes típicos de ciudad. 5. Proyectando con
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fotografía aérea. 6. Planeación en áreas no construidas. 7. Zonificación en Práctica. 8. Adquisición de
Tierras beneficiadas por mejoras públicas, y 9. El evaluación económica de la planeación regional y
de ciudades. (International,1925).
A esta Conferencia asistió una delegación mexicana encabezada por el ingeniero Ignacio López
Bancalari representando al gobierno mexicano además del arquitecto Federico E. Mariscal y el
licenciado Vicente Lombardo Toledano, representando al Municipio de la ciudad de México, los
arquitectos José Luis Cuevas, Antonio Muñóz G., Bernardo Calderón y Caso —en ese momento
presidente de la SAM—, Carlos Obregón Santacilia y el mismo Carlos Contreras, representando a la
Sociedad de Arquitectos Mexicanos y quien en su participación hizo una semblanza de los esfuerzos
realizados en México desde 1922 para atender a su capital (Informe,1939).
En 1926 el Congreso se realizó en Viena, donde se abordaron como temas: 1. Las formas de la
tenencia de la tierra y la planeación regional (Condiciones de la tenencia, posibles usos de la tierra
dentro de los planes de ciudades y de regiones, adquisición de la tierra, cambio de sitios, efectos del
plan sobre el valor de la tierra, etcétera). 2. El proyecto racional de las habitaciones familiares y de los
apartamentos (Compartación entre los tipos de desarrollo de la habitación, costos respectivos,
ventajas e inconveniencias sociales, la relación entre la habitación y la planeación urbana y regional).
3. La habitación después de la guerra.
Paris organizó la reunión en 1928, y como grandes temás se abordaron: 1. El precio de la
construcción de viviendas. 2. La vivienda rural. 3. Las prácticas legales dentro del establecimiento de
un plan de ciudades y de un plan regional. 4. La masa y la densidad de la vivienda y el provecho
espacios libres y para facilidades del trafico.
En Roma fue el punto de reunión para 1929, en éste se abordaron: 1. El desarrollo histórico del plan
de Roma. 2. Los recursos financieros para la vivienda de la clase obrera y de las clases medias
especialmente en lo que concierne a los métodos para captar capital nuevo. 3. La planeación de
grupos de viviendas colectivas dentro de las grandes ciudades. 4. La renovación de ciudades
antiguas e históricas para responder a condiciones modernas. 5. Los métodos de planeación para la
expansión de ciudades, especialmente en lo que concierne a las villas antiguas e históricas. 6. El
desarrollo de Milán.
En Berlin tuvo lugar el Congreso de 1931, en este se trataron: 1. La abolición de Tugurios. 2. El
problema del tráfico para provecho de la planeación urbana y regional. 3. Las lecciones de los
pasados congresos.
En 1935, tuvo lugar en Londres el XIV Congreso Internacional de Planificación y la Vivienda, el mismo
que teniendo como presidente a John Nolen, adoptó como grandes temas: 1. Nueva vivienda para la
gente. 2. Planeación positiva. 3. Desarrollo rural planeado y la preservación del campo. El evento
contó con de entre otras participaciones las de G. L. Pepler, E. P. Everest, Patrick Abercrombie, John
Nolen, Raymond Unwin y representando al gobierno de México a Carlos Contreras.
De acuerdo a una relatoría que hizo Patrick Abercrombie del Congreso, aspectos discutidos y
sobresalientes, fueron 1. Las perspectivas de la planeación en tanto para estos años las
problemáticas desbordan a las urbes, por lo que para el momento son muy presentes orientaciones
que insisten en tratamientos regionales y del país mismo. 2. Los instrumentos de la planeación,
destacándose la cuestión de las normas jurídicas especialmente las que incidían en las formas de
propiedad del suelo, elemento éste, fundamental en la estructuración de planes. 3. Los marcos de
acción de los organismos implicados en la planeación, donde por un lado se insistía en una necesaria
centralización del poder por parte de aquellos, aunque por otro se destacaban las posibilidades
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brindadas por organos más locales, autónomos y con mayor participación de las comunidades, y 4.
Los problemas enfrentados para obtener el financiamiento para las acciones.
En algunas de estas cuestiones, indudablemente se iba prefigurando la necesidad de una mayor
participación del Estado, al irse exigiendo organismos encargados de planificar con mayor poder de
maniobra y de disposición de recursos financieros, los que dado el crecimiento de las ciudades, las
necesidades generadas y el volumen de los requerimientos, ya no eran posibles atender sólo con el
concurso de entes privados, y sí exigía una mayor acción estatal. Por lo que la mayor profundización
del Estado intervensionista se hacía más presente, de manera que participara en una construcción
más sólida y ordenada, de las condiciones para el mejor desenvolvimiento de las actividades de un
capitalismo que se iba perfeccionando.
En esas preocupaciones respecto a los órganos encargados de la planificación y el financiamiento de
obras, el arquitecto Carlos Contreras en una de sus participaciones, semblanteó la experiencia que se
vivía en la ciudad de México, al reseñar las recientes experiencias que en cuestión de vivienda
habían sido impulsadas por el Departamento del Distrito Federal, y señalar, los apoyos legales y la
formación de órganos planificadores con los que se intentaba conducir el desenvolvimiento de la
ciudad de México. En el caso de lo primero señalaba:
Ofrecer vivienda en la ciudad de México ha sido hecho sólo en pequeña escala. Nuestra
población es por arriba de 1'000,000 y el 85 por ciento vive en viviendas modestas. El gobierno
ha decidido tratar algunos experimentos antes de emitir una nueva ley de vivienda. En el primer
experimento sólo 108 casas de concreto fueron construidos, en tipo moderno con largas
ventanas y totalmente amuebladas. En el segundo experimento fueron construidas 205. Las
primeras fueron completadas el 15 de septiembre de1934 y las segundas el 20 de noviembre
pasado. El costo de las 205 casas en el segundo esquema fue de 500,000 pesos,
acondicionamiento de la tierra, alumbrado, drenaje y pozos costaron cerca de 1'250,000 pesos.
Cerca del 5 por ciento (i.e. 20,000 metros) es usado para casas y el resto para parques y calles.
Existen tres tipos de casas, la primera es de una planta con un porche en la entrada, tienen dos
recamaras para los niños y una para los padres como respuesta a las condiciones existentes en
las cuales un amplio número de familias vive en un pequeño cuarto: también tiene una cocina,
baños un pequeño patio y un jardín en la parte trasera de la casa. El costo es de
aproximadamente 2,413 por casa, menos 25 por ciento pagado por la ciudad, dejando un
balance de 1,810. La tierra es muy barata. El término de pago es de diez años, i.e. 22,49 pesos
por mes, el cual incluye impuestos, agua y mantenimiento. La tipo 3 es en dos pisos y tiene tres
dormitorios subiendo las escaleras, baño, cocina, y comedor y abajo un taller o un espacio
comercial. El seguro es pagado a través de la ciudad para asegurar la propiedad de la casa a la
familia, creando así el patrimonio familiar para ser pasado de generación en generación
(International,1935).
Con relación a los órganos planificadores, algo en lo que Contreras había insistido al incorporarse a
las tareas de difundir e impulsar la planificación en México, apuntaba:
La ciudad de México tiene su Ley de Planificación desde enero de 1933, su importancia estriba
en la creación de los Comités Ejecutivos con los que se llevan a cabo mejoras locales,
aprobadas por la Comisión de Planeación de la ciudad. Estos comités locales son nombrados
por la Comisión y son compuestos por tres o cuatro de los más prominentes propietarios
afectados por las mejoras. Se hace un esfuerzo para obtener la participación de estos, quienes
aportarán amplias cantidades posibles o presentarán la más seria objeción a la idea, para que
con su convencimiento, demos un gran paso en la ejecución de el proyecto. El Comité no recibe
pago pero es asistido por un consultor técnico pagado (International,1935).
8
La referencia era a la Ley de Planificación y Zonificación del Distrito Federal y Territorios de la Baja
California, a la Comisión de Planificación del Distrito Federal y a los Comites Ejecutivos creados
desde 1933 y que habían realizado trabajos en 20 de Noviembre, San Juan de Letrán, República de
Venezuela, etcétera, bajo las pautas del Plano Regulador que había propuesto Carlos Contreras. A
ese respecto el mismo Contreras señalaba:
Durante los pasados dos años, quince comités han sido nombrados y ellos han llevado trabajos
cuantificados en cerca de 9'000,000 de pesos. Esos Comités están autorizados por leyes para
entablar acuerdos y contratos con los propietarios, estos contratos pueden o no pueden estar
dentro de formas regulares de escrituración ante notarios públicos; se realizan con el fin de que
el gobierno de la ciudad, a través del Comité local, adquiera propiedades para ser derribadas
para la apertura de una calle. Así mismo, existe algo llamado "Acta de cooperación" con lo que
se tiende a estimular el interés público y ayudar a obtener recursos para llevar a cabo los
trabajos. Nosotros tenemos fe en que la gente pueda dar un considerable soporte financiero"
(International,1935).
En la clausura del evento, aparte de recapitular respecto a lo expuesto en las distintas sesiones, hubo
propuestas para la próxima reunión, manifestándose G. L. Pepler por que la siguiente fijada para
1937 se celebrara en Sudáfrica; por lo cual el arquitecto Contreras apuntó:
Estoy seguro que México invitará a la Federación a celebrar en congreso en México en 1937.
Un muy interesante programa podría ser preparado, incluyendo visitas a trabajos de
restauración por la Carnegie Fundation, al Valle de México y en la ciudad de México y sus
alrededores, donde vastos trabajos de planeación han sido concluidos y serán continuados en
siguientes años. Estoy seguro que el gobierno mexicano y el gobierno de la ciudad de México
haría todo de su parte para dar las facilidades para el congreso (International,1935).
Seguramente y como es usual en los congresos, debe haber habido consultas o acuerdos de apoyo,
en tanto el influyente John Nolen apuntalando la propuesta de Contreras, apuntó: "Si es posible
considerar la propuesta mexicana, creo que podría combinarse con ello un congreso en los Estados
Unidos" (International,1935); aunque finalmente México celebraría la cita XVI de estos Congresos.
3. EL AFIANZAMIENTO DE LA PLANIFICACIÓN Y EL URBANISMO EN MÉXICO
En esta construcción de bases para intervenir a la ciudad había que actuar sensibilizando a quienes
podían hacer posible la intervención; en este caso —y al inicio del proceso—, a los ayuntamientos de
cada una de las municipalidades particularmente el de la ciudad de México y, sobre todo, a los
habitantes de cada una de éstas; fue en ese sentido que los interesados en mostrar las bondades de
la planificación y el urbanismo, tuvieron que hacer uso de todos los medios a su alcance para de ese
modo incidir en lo deseado. Algunos de esos medios fueron las mismas discusiones promovidas en
los cabildos de los ayuntamientos, la serie de conferencias organizadas en torno a esos tópicos, las
exposiciones realizadas, además de, la serie de escritos vertidos tanto en periódicos como en
revistas de la época.
Es en ese proceso y en esa empresa que, se sumieron las inquietudes de ingenieros y arquitectos
sobresaliendo de entre otras, las posturas de los ingeniero Modesto C. Rolland, Miguel Angel de
Quevedo y Domingo Quijano y de los arquitectos Luis Ruiz, Federico E. Mariscal, José Luis Cuevas
Pietrasanta, Alfonso Pallares y Carlos Contreras, personajes que al impulsar una serie de ideas y
acciones desde la planificación y el urbanismo, pretendieron colocar a una ciudad y a un país en
reconstrucción, en las aspiraciones y en los tonos de la modernidad que recorrían al mundo. De esa
empresa, la parte más sólida en torno a la planificación y el urbanismo, se fue estructurando desde
mediados de los años veinte como consecuencia de las insistidas condiciones por las que se
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conducía la ciudad, de manera particular, como consecuencia de la anarquía provocada por la
apertura de fraccionamientos sin servicios; y de la propagación de las ideas o los sucesos que
respecto a la planificación y al urbanismo llegaban del exterior.
Una situación que apuntaló las acciones, fue la creación de la Sección de Planificación en el
Ayuntamiento de la ciudad de México a fines de 1924, esta Sección encabezada por José Gómez
Echeverría e incluida en el Departamento de Arquitectura del Ayuntamiento, tenía a su cargo el
estudio y aprobación de los fraccionamientos de terrenos destinados a colonias, la apertura y
ampliación de calles y plazas, la lotificación de zonas, la indemnización por cuestiones de
expropiación, el alineamiento para nuevas construcciones, la nomenclatura de la ciudad; además, la
construcción y conservación de parques, jardines y viveros (Ayuntamiento,1927).
Así, entre otras situaciones, con el deseo de organizar dentro de un plan de conjunto las
intervenciones que se le realizaban a la ciudad, en 1925 el Ayuntamiento propuso la realización del
Plano de la Ciudad de México el cual se le encargó al arquitecto Federico E. Mariscal y al ingeniero
Domingo Quijano, de manera que “adoptando los sistemas más modernos de planificación” y
“teniendo en cuenta las necesidades de la ciudad”, sobre todo respecto a lo sucedido en tráfico,
dentro de ese plano se plantearon una serie de proyectos para renovar a la ciudad. Algunos
proyectos eran: Un boulevard a todo lo largo de Río Consulado, modificación del trazo de la Colonia
Obrera (ex-hipódromo de Peralvillo), regularización de la Calzada Vallejo, el crucero de Calzada
Vallejo con Río de Consulado y la prolongación de la Avenida Insurgentes, Insurgentes y Paseo de la
Reforma, un boulevard para unir la Colonia Roma con la Calzada de la Viga, modificación del trazo de
la Colonia Hidalgo, un boulevard desde el crucero de las Calzadas Chabacano y de la Viga hasta
Balbuena, etcétera (cit. en Jiménez,1993:206).
En ese contexto, en 1925 el arquitecto Carlos Contreras presentó a la presidencia de la Republica un
programa para la Planificación de la República Mexicana, donde hizo un planteamiento para
desarrollar al país en sus niveles nacional, regional y de ciudades y donde situó posteriormente su
propuesta de Plano Regulador para el Distrito Federal. En ese mismo año, una delegación mexicana
interesada asistió a la ya señalada Conferencia Internacional de Planificación celebrada en Nueva
York, donde se destacaron las virtudes de la planificación, y en especial, se resaltaron los procesos
que se habían llevado a cabo en un buen número de ciudades norteamericanas.
En ese despliegue de esfuerzos, también fue importante la formación la Asociación Nacional para la
Planificación de la República Mexicana (1926) —a instancias de Carlos Contreras—, la que de entre
sus tareas se planteó organizar una “Comisión Nacional de Planificación” para abocarse al estudio de
la problemática de las regiones y de las ciudades. Aunado al hecho, y en este caso como órgano de
la Asociación y para divulgar la disciplina, Contreras fundó en 1927 la revista Planificación, misma
que se convirtió en un foro donde personalidades de distintas profesiones vertieron sus ideas en torno
a la organización del territorio nacional y de las ciudades.
Algunas de las participaciones, entre 1927 y 1928 en la revista, en que se percibe parte del
pensamiento que respecto a la ciudad existía en ese momento, fueron: La ciudad de México de Jesús
Galindo y Villa, Los problemas del urbanismo en su relación con los espacios libres, las arboledas y
las reservas forestales de Miguel Ángel de Quevedo, La primera exposición de planificación de
ciudades y regiones de Francisco Antúnez Echegaray, Credo de las ciudades jardín de la
“Association des Cities Jardins de France”, Distribución de una ciudad de Raymond Unwin, El
problema industrial y la habitación de Thomas Adams, Como se impone el progreso de Ricardo
Olano, El progreso de las ciudades jardines de Ebenezer Howard, Proyecto de arreglo para la Plaza
de la Constitución de Manuel y Carlos Ituarte, Veinte años de planificación en los Estados Unidos de
John Nolen y, La manera de proceder en lo relativo a la planificación de ciudades de Walter D. Moody
(Planificación, v/f, 1927-1928).
10
Siguiendo lo mismo, a fines de los años treinta, destaca el establecimiento del Consejo Nacional
Económico de los Estados Unidos Mexicanos (1928), que tenía como objeto: “el estudio de los
asuntos económicos-sociales de la Nación” (art.1º) y con la facultad de realizar “investigación en
todos los asuntos de carácter económico-social” y en general “procurarse todas las informaciones que
a su juicio” facilitaran la solución de los problemas de índole económico social (art. 2) (SPPFCE,1985:373-376); aunque pese a lo deseado, éste no alcanzó los objetivos para lo cual fue creado,
en tanto, como señaló José Luis Ceceña, éste “ni se integró siquiera” (Ceceña,1982:55).
Otros esfuerzos que pretendieron acercar a la ciudad a las posibilidades de un orden mejor
reflexionado, sobresalen: la emisión del ya señalado Reglamento de Planificación y Zonificación de
Azcapotzalco en 1928, que se expresó como la segunda legislación que incidía en el campo —la
primera había surgido en Monterrey en 1927—; la conformación, en ese mismo año de 1928, del
“Comité del Plano Regional de la Ciudad de México y sus Alrededores”, del cual Carlos Contreras era
su director y, su impulsor, y; la celebración del Primer Congreso Nacional de Planeación en 1930,
organizado a iniciativa de la Asociación Nacional para la Planificación de la República Mexicana, y del
que se derivaron la señalada Ley sobre Planeación, la Ley de Planificación del Distrito Federal; que a
su vez dieron paso, a las obras del Plan Regulador sobre todo a partir de 1933 y a las grandes
intervenciones recibidas por la ciudad en esa década.
Y en efecto, junto al equipamiento generado para atender las carencias del momento y con la guía del
Plano Regulador, la ciudad de México absorbió de entre otras obras: la apertura de la avenida 20 de
noviembre, la ampliación de las calles de Venezuela, la ampliación de las calles de San Juan de
Letrán, la replaneación de la Plaza de la República, la planeación de la zona circundante al
monumento a Álvaro Obregón, la replaneación de la Zona Dolores-Marroquí, las obras de
planificación de la carretera México-Laredo, la ampliación y prolongación de las calles de La Palma, la
planificación de la Plaza de Peralvillo y la Calzada de Guadalupe, la ampliación y arreglo de la
Calzada de la Resurrección y de Santa Crucita, la prolongación de las calles de Gómez Farías hacia
el Poniente, la ampliación del callejón de la Esmeralda para conectarlo al callejón de San Fernando,
las obras de planificación de Tacubaya y, la planificación de las calles de Frontera, Durango y
Guaymas.
En este recorrido, finalmente habría que situar la celebración del XVIo Congreso Internacional de
Planificación y de la Habitación celebrado en México en 1938, apoyado por el general Lázaro
Cárdenas, con la participación de profesionales de varios países, y destacando por parte de México,
la Unión de Arquitectos Socialista con su proyecto de Ciudad Obrera.
4. EL XVI CONGRESO INTERNACIONAL DE PLANIFICACIÓN Y EL RESQUEBRAJAMIENTO DE
LAS IDEAS PLANIFICADORAS.
Un momento importante en la adopción del término urbanismo fue a partir de 1938 y paradójicamente
dentro del XVI Congreso Internacional de Planificación y la Habitación—donde Carlos Contreras se
deslinda de las ideas de Le Corbuiser—, en esa cita el término en una acepción que seguía a lo
postulado en el CIAM de 1928, fue puesto en la mesa de discusiones por Nicolás Mariscal y por José
Luis Cuevas Pietrasanta. Para el caso Mariscal, apuntaba que a los neologismos planificación y
plantificación, para conceptuar una determinada práctica se les tenía que agregar el término ciudad,
por lo que antepuso a los neologismos, el uso del concepto: urbanización, término al que significaba
como: hacer ciudades.
Así, señalaba que el “moderno urbanismo” era integral y que no se ajustaba al problema aislado de la
plaza o calle, puesto que abarcaba toda la ciudad, presente o futura, en planta y alzado, con la región
circundante, las adyacentes y el país entero. De manera más amplia, señalaba que “la malla artística”
11
iba del plano regulador de la ciudad al plano regulador de la ciudad-región, para arribar al plano
regulador nacional.
Y pese a los nuevos problemas que tenían que abordarse en el urbanismo, explicaba porque era
difícil un verdadero urbanista no-arquitecto, en ese sentido resaltó que en distintos países, médicos,
ingenieros, periodistas y filólogos, hablaban y escribían sobre la materia; pero que, al tener que
componer éstos un plano regulador, creando a la ciudad en lo que definía como cuatro dimensiones
—largo, ancho, altura y tiempo—, “zafan el hombro haciendo gravitar la tarea sobre el arquitecto, a
quien acusaban de mirar sólo el problema estético” (Contreras,1939).
De manera que defendiendo la postura de los arquitectos, señalaba que éstos junto a su trabajo
ligado a lo artístico, en la construcción de edificios para la ciudad futura, debían atender las nuevas
exigencias y considerar datos: cartográficos, estadísticos, fotográficos, jurídicos, administrativos,
históricos, arqueológicos, políticos, militares, económicos; además de los recogidos mediante entrevistas con los habitantes de todas las esferas sociales “para obtener impresión directa de las
exigencias de la población”. De tal manera que como conclusiones proponía:
I. Preparar al arquitecto urbanista como ejecutor y director que requiere conocer las técnicas
sólo lo bastante para comprenderlas y guiar a sus colaboradores. II. Intensificar en las escuelas
de arquitectura la enseñanza de la planificación de ciudades, para atraer a la especialidad de
arquitectos urbanistas. III. Necesidad de correspondencia entre los profesores de Urbanología,
en las diversas escuelas de arquitectura, para el intercambio anual de los programas de sus
cursos; en pro de la emulación y unidad en la enseñanza. IV. Los arquitectos de vocación
urbanística, sin pretender que la escuela les dé todo, reconozcan que sólo en la práctica en las
oficinas de planificación, y con el contacto con los especialistas jurídicos, técnicos, etc., llegarán
a ser, por esfuerzos sucesivos, verdaderos urbanistas. V. Hay que propagar incesantemente la
importancia del urbanismo popularizándolo entre el público y las autoridades. y V1. Sólo el
urbanismo moderno podrá permitir el desarrollo de la arquitectura moderna, con el perfecto
conocimiento de la herencia arquitectónica, no para limitarla sino como fuerza impulsiva
creadora (Contreras,1939).
En su intervención, José Luis Cuevas destacó que en ese momento en México el urbanismo “no se
había enseñado nunca” y, pese a haber introducido la materia en la Escuela Nacional de Arquitectura
en la Universidad, reafirmó: “ni lo enseñamos en la actualidad”.4 Al argumentar lo afirmado, insistió
que gentes como él se habían limitado simplemente a despertar en los estudiantes un cierto interés
por la materia, a inculcarles algunos de los principios referidos a ésta, a mostrarles y explicarles
diversos ejemplos y fenómenos de planificación antigua y moderna, y a recomendarles algunas
referencias bibliográficas; de manera que ello les sirviera de guía para la atención de casos
supuestos y reales, pero no para formarlos como especialistas de la materia. Y apuntaba:
Una cosa que camina, que es a lo que podría compararse una ciudad viviente, necesita
forzosamente de un puñado de hombres capaces que sepan guiarla, que sepan conducirla a su
destino, ya sean éstos, economistas, sociólogos, higienistas, historiadores, etc., ¡qué sé yo!
Pero también, indispensablemente urbanistas. Y como estos últimos seres tan raros y a veces
tan mal comprendidos, no se producen por generación espontánea, si es que son auténticos, de
allí la necesidad inaplazable de formarlos a la mayor brevedad; de donde se deriva, quiérase o
no, la de fundar cuanto antes un Centro de Estudios que satisfaga tan justificado anhelo. Este
centro de estudios se podría llamar: “Instituto de Urbanismo o Academia dc Urbanismo”, como
lo quieren otros; impartiría sus enseñanzas exclusivamente al estudiantado de altura; quiero
decir, particularmente a postgraduados, extendiéndoles sus títulos correspondientes
(Contreras,1939).
12
La Instituto que se delineaba tuvo efecto en el el malograd Instituto Superior de Planificación y
Urbanismo (ISPU) (1939-1941) en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto
Politécnico Nacional donde se aspiraba a educar, a los profesionales que atenderían a la ciudad y al
país, pero que por cuestiones políticas e incomprensión del significado de su apertura, hubo de
cerrar. De ese modo cerró, un periodo de gran actividad y expectativas de los impulsores de la
planificación y el urbanismo, junto a la posibilidad de alcanzar un país más equilibrado aún con su
pertenencia capitalista.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Fueron dos décadas desde que aparecieron las primeras inquietudes respecto a la organización de la
ciudad hasta el cierre del ISPU, lamentablemente para la ciudad y, para la planificación y el
urbanismo, la decisión de impulsar el ingreso del país a un proceso de industrialización rápido, llevó a
que en la década de los cuarenta se nulificaran aquellos esfuerzos y se encaminara a la ciudad y al
país mismo por una senda no deseada. No obstante esas dificultades y los ulteriores desequilibrios
territoriales presentados, la planificación y el urbanismo se hicieron presentes dentro de las nuevas
situaciones impulsadas por la Revolución, en el sentido de buscar renovar y ajustar los espacios de la
urbe a las aspiraciones de sus habitantes y a los requerimientos de las nuevas actividades.
En ese proceso de renovación, la planificación y el urbanismo aportaron elementos en esa búsqueda
por superar la cadena de carencias que en una situación de reconstrucción se hacían muy agobiantes
para la población, aunque posteriormente se les encuadrara en la mera apertura de calles.
Desdichadamente a ese proceso de conformación de una nueva era para el país, le correspondió un
nivel de conformación de una burguesía miope, si bien revolucionaria —en tanto había conducido un
proceso que le había permitido eliminar determinados obstáculos que no le permitía avanzar—,
poseía deficiencias en su percepción de lo que significaban las actividades empresariales; y por ende,
de los efectos a los contextos donde la industrialización se conducía. Malamente, la evolución de
estos nacientes empresarios siempre se condujo en el camino de la consecución fácil de la máxima
ganancia, no importando la manera de conseguir esa maximización, de ahí sus inversiones sin cuidar
efectos al medio ambiente, su lentitud al ir transformando los procesos productivos sobre la base a la
mejora, su limitada reinversión de ganancias, su lentitud para absorber el significado de la ayuda
proporcionada por el Estado, etcétera, etcétera; pese a que esa serie de actitudes se revirtiera contra
sus pretensiones de hacer avanzar al nuevo modelo de acumulación y por supuesto de sus
dividendos.
1
Ayuntamiento Constitucional de México. Boletín del Ayuntamiento. México, v/f, 1921.
Aquí convendría apuntar que en el común de la gente —y como en otra parte ya señalamos, a veces no tan común—, cuando se habla de
arquitectura desgraciadamente las imágenes que se relacionan son las de fachadas y planos, cuando arquitectura es mucho más que eso,
en tanto es condensación de relaciones sociales, expresión cultural e histórica, materialización o frustración de aspiraciones, elemento de
identidad, envoltura de actividades; o si se quiere y adecuándonos a conceptos de moda: construcción e imaginarios sociales de una época.
3
Purdom C. B. señala que el término Ciudad Satélite, fue utilizado por primera vez por G. R. Taylor en una serie de artículos que
posteriormente reunió en un libro denominado Satellite Cities editado en 1915, y que se referían a una serie de pequeños suburbios que se
fueron construyendo alrededor de Chicago, St. Luis y otras ciudades norteamericanas (Purdom,1949:22).
4
Recuérdese que como esfuerzos aislados en la historia de la enseñanza de las disciplinas ligadas a la organización de ciudades se
encontraban por un lado, los esfuerzos de Carlos Contreras con su clase de Planificación de Ciudades y Arte Cívico en la Escuela Nacional
de Bellas Artes que ofreció entre 1926 y 1929; la clase de urbanismo que el mismo Cuevas impartía en la Universidad desde 1932, y; la
materia de urbanismo que se enseñaba en la Escuela Superior de Construcción.
2
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13
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México, 1939.
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