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PASAJE CULTURAL
13 de junio de 2005 |
27
“Nos gusta el rockanrroll”
Durante sus “tiempos muertos”, músicos tapatíos sacan
un álbum con 13 canciones que mezclan un rocanrolito
clásico con blues, luego de casi 10 años guardadas
Mauricio Ferrer
[email protected]
Tendrán otra temporada en julio, en el exconvento del Carmen
FOTO: INTERNET
Nostalgia de Eros
Psicoanálisis dancístico
en el Experimental
Aimeé Muñiz Machuca
Del psicoanálisis freudiano surge Nostalgia de Eros, obra de danza experimental de
Alfonsina Riosantos, presentada todos los
jueves de junio, en el teatro Experimental
de Jalisco, a las 20:30 horas.
Adentrada en el psicoanálisis por su
interés en los sueños, el viaje en el mundo
freudiano ha ido más lejos. “Todo nació del
gusto por retratar mis experiencias oníricas. Hice una investigación en torno a este
tema y busqué soluciones en las teorías de
Freud”.
“Duré un año en eso, y me gustó”, comentó la bailarina que trabajó con Lola
Lince de 1998 a 2002.
Nostalgia de Eros retrata el proceso autodestructivo que implica renunciar a lo
amado, con base en las teorías del psicoanalista austriaco. De ahí que los nombres
de los cinco cuadros coreográficos de la
pieza estén tomados de diversos capítulos
de su obra.
El objeto amado, El objeto pervertido,
Angustia, Narciso y Más allá del principio
del placer, dan forma a la pieza escrita, dirigida e interpretada por Riosantos, tarea
más ardua de lo que pensaba.
“Resulta pesado porque implica un
fuerte desgaste. Debes estar bailando y, a la
vez, tener los ojos en todos lados.
“Me grabo seguido y dialogo mucho.
De pronto constituye una tarea agotadora
y solitaria, porque traigo mi propia locura.
Además, la gente se cansa, pues en ocasiones, cuando creamos algo y pienso que ya
está sólido, cambio todo.
“Considero que no existe otra manera
de trabajar. Es una costumbre que adquirí
en los últimos tres años, etapa en que nadie
me dirigió. Ignoraba cómo realizar esta actividad y creí que así debía ser”.
En el montaje también participan Meztli Robles y Nayeli Santos, así como Gabriela Padilla, Alejandra Peña, Marlene García
Gómez y Eurídice Ruiz Ramírez, bailarinas
que están en un taller de danza de Riosantos y actúan en uno de los cuadros.
El montaje cuenta con música en vivo,
a cargo de Miguel Ruiz. Aunque no constituye una novedad, sí representa un extra
para los sentidos de los espectadores.
Antes y después de la presentación exhibirán un video acerca del proceso creativo de Nostalgia de Eros, espectáculo becado
por el Fondo nacional para la cultura y las
artes (Fonca).
El vestuario fue realizado por Bernabé
Covarrubias. “Su propuesta es interesante,
porque trata el tiempo de manera bastante
particular”.
“A partir de mi idea, consistente en que
el personaje principal fuera despojándose
de cierto glamour, trabajó con ropa de diferentes épocas. Digamos que parte de los 50,
con un atuendo conservador, y llega a un
momento de mayor libertad, casi de desnudo”.
Anteceden a este trabajo, Postmortem
(2002) y Santa inocencia (2003), ambos con la
misma línea temática: el cuerpo con todo el
dolor, enfermedad, locura y fragilidad que
puede albergar.
De acuerdo con Riosantos, con este
montaje alcanza su madurez. “Creó que
es mi creación más sólida, después de estos tres años que llevo sola, así como de
Postmortem y Santa inocencia, piezas que
fueron retratando mi evolución como
creadora.
“Este trabajo me obligará a plantear las
cosas con mayor seriedad y responsabilidad, a crear de manera distinta”.
Esta pieza tendrá otra temporada en julio, en el exconvento del Carmen.■
Producción totalmente independiente con
sello tapatío, así describe Carlos Avilez, bajista de Cuca y Nata, el material Las horas
muertas, de Virgilio Nadies Cadiejo, un álbum con 13 canciones que fueron creadas
entre 1989 y 1990, escritas “no con un fin de
tocarlas o presentarlas en disco”.
Óscar Fuentes es el responsable de todo.
El cantautor urbano originario de Guadalajara comenzó interpretando las rolas de
Virgilio Nadies Cadiejo en sus presentaciones por algunos bares y cafés de la ciudad.
Luego vino un puñado de músicos que
mantienen amistad entre sí y a quienes les
entró la idea de revivir el material y sacarlo
en un proyecto independiente.
Fueron canciones “que se quedaron ahí
y vieron la luz con este disco”, dice Avilez,
quien participó en el bajo, guitarras acústicas y algunos coros.
La lista de músicos es atractiva: Óscar
Fuentes, en la voz principal y la armónica; Galo Ochoa, guitarrista de Cuca y
Nata, en las guitarras eléctricas y acústicas; Caeto Quintana, guitarras eléctricas
y piano; Chacha Rivera, de Nata, en las
guitarras eléctricas y acústicas también;
Nacho González en la batería, y músicos
invitados como Natalie Braux, en el saxofón.
El diseño de portada e interiores es de
Jobo Panteras, guitarrista de Garigoles.
La historia nace durante los tiempos
muertos de los músicos. Entre 1998 y 1999,
Galo Ochoa era dueño de Boggie studio.
Allí empezó el disco: “Lo fuimos haciendo
en poco más de un año. Habíamos grabado un par de canciones. Nos juntábamos
dos meses después y grabábamos otras…
luego el material estuvo un tiempo guardado”.
Tras casi cuatro años, el proyecto resucitó en 2003, cuando Avilez funda el estudio
Máquina sónica. Ahí, en las horas vacías,
las canciones fueron mezcladas y más tarde
masterizadas por Germán Cuevas (Belanova, Telefunka).
El resultado es algo de rock y blues.
“Funciona bien con una cerveza fría”.
“Nos gusta el rockanrroll”, se titula una
de las canciones, que pese a la ausencia
de guitarrazos, con la pura voz y arreglos
corales, lleva la sustancia del rocanrol. “Es
una referencia directa a una rola de los Rolling Stones (“It’s only rock and roll –but I
like it”), y el estribillo de la canción dice eso:
‘nos gusta el rocanrol, aunque sabemos que
es solo rocanrol’”.
Aunque le tiene sin cuidado si el rock
muere, si alguien le pone el nombre que
quiera, el fenómeno va más allá de guitarras
y batería, está relacionado con “la noche, la
vagancia, el alcohol, el cotorreo. Por andar
en el rocanrol es que ves estas canas”, sonríe
mientras apunta a su melena en la que pueden notarse largos cabellos blancos.
El bajista
Integrante de una de las bandas más legendarias de la escena tapatía y uno de los pilares del rock en México, el bajista ha transitado por diferentes caminos de la música:
de Cuca a Nata, hasta su colaboración con
Jaramar Soto.
Del primer grupo auguró material nuevo para octubre y del segundo, el disco puede que esté listo antes de concluir el verano,
“quizá por julio y agosto”. Será un álbum con
rolas más prendidas, pero en el que tendrán
cabida otras como “La oración” y “Frío en
tus ojos”, de corte intimista. ■
Carlos Avilez bajista de Cuca FOTO: MIGUEL SÁNCHEZ | GACETA UNIVERSITARIA
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