El periodismo en Cuba: La Revolución (Cap. 16) Las milicias periodísticas Juan Marrero Félix Elmuza Agaisse, de origen palestino, fue un periodista de fila que abrazó desde muy temprano la causa de los humildes. A su paso por las redacciones de los periódicos El Sol, de Marianao, La Prensa y La Discusión, y posteriormente por la emisora Progreso Cubano (más tarde, Radio Progreso), de la cual fue jefe de información de su noticiero, pudo darse cabal cuenta de que la sociedad cubana necesitaba un cambio radical. Por eso, integró la expedición al yate Granma, que organizada por Fidel en territorio de México, llegó a las costas cubanas a finales de 1956 para liberar a Cuba. Días después del desembarco, tropas de la dictadura lo capturaron y asesinaron en Níquero. Por “el periodista” lo conocieron los 82 expedicionarios del yate Granma. En 1959, se le rindió un eterno y legítimo homenaje cuando la Junta de Gobierno del Colegio Provincial de La Habana tomó el 15 de diciembre el acuerdo Nro. 403 que dispuso la creación de las milicias periodísticas, a las que dio el nombre de Félix Elmuza. El acuerdo, en cuestión, decía textualmente: “Después de oír el parecer de los compañeros en relación con el momento que está viviendo nuestra patria, que está siendo amenazada por los intereses extranjeros y nacionales, los periodistas, como ciudadanos, estamos en la obligación de defender la integridad de Cuba, y hemos adoptado los siguientes acuerdos por unanimidad. “Primero: Crear las milicias periodísticas “Félix Elmuza” y circular a los delegados de los centros de trabajo este acuerdo, a fin de que se lo hagan saber a los demás integrantes de la asamblea respectiva. Segundo: Designar a los compañeros Tirso Martínez Sánchez, Manuel de Jesús Zamora y Zamora y Pedro A. Seuret Sánchez, responsables de organizar las milicias periodísticas y realizar los contactos con los compañeros que estimen oportunos en los centros de trabajo, para lograr que sea una realidad la movilización de la clase. Tercero: Los comisionados designados en el apartado anterior tienen un amplio voto para tratar todo lo referente a las milicias periodísticas, de conformidad con lo establecido por la legislación al efecto. Cuarto: Los comisionados informarán al Decano de su actuación, y éste si lo estimare oportuno, le dará cuenta a la Junta de Gobierno para su conocimiento”. Días después el Colegio emitió la siguiente nota de prensa: Citan a periodistas para integrar milicias de La Habana El Decano del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, compañero Baldomero Alvarez Ríos, cita por este medio a todos los periodistas para que el próximo domingo, día 10 (de enero/1960), a las ocho de la mañana, concurran al Quinto Distrito, sito en Ave. Acosta y Porvenir, a fin de dejar integradas las milicias periodísticas de La Habana. Los periodistas que asistan a este acto se considerarán que hacen expresa solicitud para formar parte de ese cuerpo miliciano, y deben llevar diez fotografías tipo carnet. A ese acto del domingo, al cual asistirán jefes de las milicias revolucionarias, se fijarán las horas de práctica, los tipos de ejercicios y se tomarán todas las medidas de organización para inmediatamente comenzar el entrenamiento militar, a fin de que los periodistas estén prestos a defender la soberanía nacional, en caso de cualquier agresión”. Posteriormente se emitió otra nota de prensa por el Colegio Provincial de Periodistas de La Habana. Integran milicias de periodistas El capitán Miguel Galán, jefe de las milicias de la provincia de La Habana, presidirá la reunión de los periodistas, señalada para el próximo domingo (10 de enero/1960), en el Quinto Distrito, sito en Avenida Porvenir y Avenida de Acosta, Víbora, para dejar constituidas las milicias. Otra nota daba cuenta de que “las prácticas de las milicias continuarán realizándose los martes y juvenes, a las diez de la mañana y seis de la tarde, y los domingos, a las 8 a.m.” Los días 23 y 24 de junio de1960, los periódicos Avance, Prensa Libre, El Mundo, La Calle y Combate publicaron la siguiente nota: Las milicias del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana han sido autorizadas por el capitán Miguel Galán, jefe de las milicias en la provincia de La Habana, para efectuar un viaje de entrenamiento a San Nicolás de Bari, el próximo domingo, día 26 de junio, a las 6 a.m. En ese lugar los milicianos visitarán la cooperativa Juan Borrell y de la misma partirán a pie hasta la cooperativa Ismael Ricondo, en la costa sur. En esta cooperativa les será ofrecido a las milicias periodísticas un banquete cuyo menú está compuesto de malanga, tasajo y mango. La Milicia de la Imprenta Nacional ha solicitado permiso para tomar parte también en este entrenamiento. Se espera que, asimismo, los integrantes de la Milicia de locutores, sean autorizados a participar del viaje. El lugar de partida será el Quinto Distrito Militar, sito en Porvenir y Acosta, a las 6 a.m. del domingo 26. El 29 de junio, Camilo Rey, jefe de Despacho del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, le escribe la siguiente nota al Decano, a la sazón Juan Emilio Friguls: “Llamó el c. Seuret para informar que anoche, hubo una reunión en la Cabaña de los responsables de las milicias y se les informó que el próximo sábado, 2 de julio (1960), a las 12 meridiano, tienen que salir de La Cabaña hacia la Sierra Maestra, donde permanecerán un mes, y subir en ese tiempo tres veces el Pico Turquino. “Los responsables de las milicias del Colegio son los colegiados Seuret, Tirso y Zamorita, y el acuerdo de la Junta dice que los responsables informarán al Decano y este resolverá, y después, si estima conveniente, dará cuenta a la Junta de Gobierno. Me dijo Seuret que tiene Ud. que resolver cuál de los responsables es el que va a la Sierra Maestra. Zamorita probablemente no podrá ir. Hay que hablar con Tirso y Seuret para ver cuál de los dos va a ir. Camilo Rey”. El 1 de julio, el Decano Juan Emilio Friguls comunica al capitán Miguel Galán, jefe de las Milicias Revolucionarias en la provincia de La Habana, de la designación de Pedro A. Seuret Sánchez para “que realice la excursión a la Sierra Maestra conjuntamente con los responsables de las milicias de los demás sectores”. El 8 de septiembre, se da cuenta a la Responsable de las Milicias Nacionales Revolucionarias de la Tercera Estación de Policía, situada en Dragones y Zulueta, que las milicias periodísticas realizan guardia permanente en la puerta del edificio de la Asociación de Reporters de La Habana y el Colegio Nacional de Periodistas “para resguardar bienes y valores de la institución”. En esa comunicación dan, igualmente, la relación de los periodistas que, en ese momento, realizan las guardias. Son 31, en total. Sus nombres: José Antonio (Tony) Fernández, Manuel Martínez Gil, Rafael Díaz Díaz, Nicasio Díaz, Humberto Núñez Lemus, Carlos Pérez Vidal, Roberto Díaz González-Pardo, Mario Ruiz, Felix Olivera Pedroso, Humberto Valdés Díaz, Mario Collado Cabrera, Pedro A. Seuret (responsable), Adalberto Angulo, Ricardo Cardet (responsable p.s.), Santiago Lazo Gómez, Aurelio Silverio, Herbert Angulo Moreno, René de la Nuez, Tirso Martínez Sánchez, Rafael Fornés, Ramón Senande, Raúl Ponce de León, Salvador Rodríguez Santana, Oliverio Agüero Soto, Hugo Corrons, Jesús Ocaña, Pedro Machado Hernández, Enrique Llanos, Armando Díaz González-Pardo, Alberto N. Coronado y Roberto Agudo García. (Vale aclarar que estos no fueron los únicos periodistas que se habían integrado a las Milicias. En distintos medios, como Combate, Prensa Latina, Hoy, Revolución, CMQ etc., se constituyeron destacamentos de milicianos con la participación de numerosos periodistas revolucionarios). En este amanecer de septiembre de 1960 hubo un enfrentamiento entre el Colegio Nacional de Periodistas y esa milicia, luego que esta última fuerza había ocupado el edificio de la Asociación de Reporters de La Habana, en Zulueta 252 --donde el Colegio también tenía sus oficinas--, acción que se ejecutó sin la previa consulta a la dirección del Colegio. Este incidente provocó una larga discusión en la reunión de la Junta de Gobierno del Colegio Nacional de Periodistas, efectuada el 3 de septiembre. Varios acuerdos fueron adoptados, pero no se hicieron públicos para evitar su empleo por elementos divisionistas y contrarrevolucionarios. En el Libro de Actas quedó asentado el pronunciamiento que se envió por el Colegio Nacional a la dirección de la Revolución. Su texto, expresión de los días convulsos que se vivieron, es el siguiente: “La Junta de Gobierno del Colegio Nacional de Periodistas de la República de Cuba que se ha mantenido en la trinchera de vanguardia de la revolución en cuantos pronunciamientos y actitudes le ha exigido el deber patrio, no puede por menos que expresar su inconformidad con procedimientos inconsultos, que ejecutados con instrumentos de fuerza, han sido producidos en el edificio donde radica nuestro Colegio. “Como sabemos que ha sido procedimiento usual en el Jefe de la Revolución y Primer Ministro del Gobierno, Fidel Castro, ajustar todas sus acciones de gobierno conforme al derecho y previas consultas (la Asamblea General del Pueblo constituyó un ejemplo elocuentísimo de su respeto a la más genuina expresión democrática) es, por eso, que esta Junta de Gobierno acuerda: “Primero.- Condenar la ocupación del edificio de la Asociación de Reporters de La Habana por milicianos periodistas armados, por cuanto eso se hizo con desconocimiento absoluto de las dirigencias de las instituciones periodísticas o de la masa de esa institución que era la determinada a decidir en última instancia sobre sus destinos. Además el edificio ha sido escenario adecuado para el desarrollo de numerosas actividades revolucionarias y continuaba en disponibilidad para desenvolver y realizar planes tales como comedores populares, escuela, centro de adoctrinamiento, etc., que ahora han sido pretextadas para la acción ilegal, hecho que naturalmente habrá sido muy bien explotado por las agencias cablegráficas norteamericanas, los monopolios de prensa y los periodistas reaccionarios. “Este edificio se ha visto honrado como Casa de la Revolución, con diversos actos democráticos y populares desde el triunfo de la Revolución, además de haber sido escenario, durante largos meses, de una de las contribuciones más eficaces y destacadas de la clase periodística a la revolución y a la libertad de prensa, como fue el uso de la coletilla, y los acuerdos y planteamientos que sirvieron de dirección a las delegaciones periodísticas de Panamá y Berna. Baste recordar algunas: el homenaje a los periodistas de la Unión Soviética que visitaron La Habana en ocasión de efectuarse la Exposición de la Industria, Cultural y Arte soviéticos, en febrero último; el banquete homenaje a los directores de las agencias internacionales de noticias de Japón, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, China, Bulgaria, Yugoslavia, República Democrática Alemana, Checoslovaquia y Cuba, asistentes a la conferencia auspiciada por Prensa Latina; el grandioso acto de constitución de la Asociación de Amistad Cubano-China, que colmó de gente del pueblo el edificio; la reciente recepción de más de cien periodistas, lectores y suscriptores del periódico norteamericano National Guardian; el café de honor a los corresponsales de la agencia Sinjua, de la República Popular China; las atenciones personales a los secretarios generales de los sindicatos de Redactores de Prensa de México y Panamá; las charlas de los exiliados nicaragüenses; la colecta de medicamentos y vitaminas para los niños en la Sierra Maestra, entregadas al Ministro de Salubridad; el acto de entrega de folletos revolucionarios por el legislador y periodista de Venezuela, Fabricio Ojeda; las charlas de adoctrinamiento revolucionario ofrecidas semanalmente por empleados y milicias del Ministerio de Justicia, etc. Segundo.- Protestar por el incidente ocurrido en la noche del primero de septiembre, al impedírsele la entrada al recinto del Colegio por milicias armadas de los compañeros Decano, Secretario y Tesorero del Colegio Nacional y al segundo Vicedecano del Colegio Provincial que tenían concertada una reunión en dicho lugar con el compañero Tirso Martínez, primer Vicedecano provincial. Tercero.- Alertar a los compañeros que estos hechos con manifiesta exposición de fuerza, repudiados incluso por la Revolución, son igualmente reprobados por la masa periodística, siembran la escisión y crean el divisionismo, rompiendo la unidad por la que todos y en todo momento hemos luchado en salvaguarda de la Revolución y de la Patria. Cuarto.- Exigir que cuantos planes conciernan al interés de su clase periodística, a sus proyecciones, a sus transformaciones y determinaciones, han de ser previamente conocidos, discutidos y aprobados por esta Junta de Gobierno que ostenta dentro del ordenamiento legal y estatutario la máxima representación de nuestra profesión. Asimismo advertir que cualesquiera violaciones de estas disposiciones que impliquen desconocimiento de esta jerarquía que transgreda un principio de elemental respeto y constituya un desacato a su personalidad jurídica, lograda en Junta General Extraordinaria de elecciones de enero de 1960 y avalada por una inquebrantable conducta al servicio de la Revolución, sus transgresores o autores serán sometidos inmediatamente al procedimiento disciplinario. Quinto.- Reiterar que esta Junta de Gobierno permanece firme en sus postulados revolucionarios y que en ningún momento será obstáculo a determinada postura que signifique progreso para la Patria, utilidad para la Revolución y beneficio para la clase que representa, pero todo partiendo de las principios anunciados. Sexto.- Consignar que ante el interés supremo de la Patria, no daremos a la publicidad estos acuerdos que podrían ser utilizados por el enemigo y servir de instrumento de divisionismo del que hemos advertido a los compañeros que con buena fe, pero quizás por exceso de celo y de preocupación, o por consejos desorientadores, han desconocido estas realidades. Si, en cambio, pondremos en conocimiento de estos acuerdos que fijan terminantemente y una vez más nuestra postura, a aquellas autoridades revolucionarias que a juicio de la Junta de Gobierno deben saber el desarrollo de nuestras actividades.” La sangre no llegó al río. La paz llegó bien pronto. Se impuso la sensatez y la tensión aflojó de inmediato. No podía ser de otra forma cuando los involucrados en el incidente eran todos revolucionarios. Se trataba de un episodio pasajero, lleno de buena fe, surgido a causa, quizás, de la inexperiencia y de un exceso de preocupación. El 9 de septiembre, la Junta de Gobierno del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana acuerda concederle una licencia de tres meses al compañero Pedro A. Seuret Sánchez por tener que trasladarse a Matanzas (del 15 de agosto al 15 de noviembre) a pasar la escuela de milicias. Se designa a Ricardo Cardet Méndez en el cargo de responsable de las milicias de periodistas mientras dure la ausencia de Seuret. Se comunica a las empresas Radiohora y Radio Voz, donde labora Seuret, solicitándoles la correspondiente licencia laboral. El 8 de octubre, Ricardo Cardet, Interventor en la Asociación de Reporters de La Habana y Responsable p.s. de las Milicias Periodísticas “Felix Elmuza” dirige una carta al Comandante Efigenio Ameijeiras, Jefe de la Policía Nacional Revolucionaria, donde solicita la asignación de armas largas para los milicianos periodistas que hacen posta en la puerta del edificio de la Asociación. Le comunica también que la Milicia Periodística “esta a cargo del gobierno, resguardo y orden de esa institución, manteniendo guardia durante las 24 horas del día y que a los milicianos se les encomienda salvaguardar la depuración revolucionaria que allí se ha realizado, expulsando deshonrosamente a más de 150 asociados por criminales de guerra, colaboradores de la tiranía y otras consideraciones”. Cardet también informa que hasta ese momento las armas largas que utilizaban las postas de las milicias periodísticas las había facilitado la Casa del 26, de Prado 119. La respuesta del Comandante Amejeiras fue inmediata. Tres días después se entregó a Cardet un fusil marca Springfield con 100 balas, una correa portafusil y una canana de lona; y un fusil ametralladora marca Reising calibre 45, 36 balas y tres magazines. El 15 de diciembre de 1960 la Junta de Gobierno del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana deja constancia en un acuerdo de “la satisfacción que sentía por haber el compañero Pedro A. Seuret terminado el curso de más de tres meses en la Escuela Nacional de Milicias, graduándose con el grado de segundo teniente como responsable de las milicias periodísticas”. También en ese curso se graduó el periodista Hugo Vázquez Medina. También la Junta de Gobierno acuerda felicitar a los miembros de la milicia periodística Félix Elmusa por la brillante labor realizada en la Asociación de Reporters de La Habana, desde que se hizo cargo de esa institución. Luego de la movilización de enero de 1961, cuando el cambio de poderes en Estados Unidos, los periodistas organizaron un acto de agasajo a los periodistas milicianos que regresaron de las trincheras y los que no fueron movilizados pero realizaron labores extraordinarias durante la emergencia nacional motivada por la amenaza de agresión directa del imperialismo a Cuba. La actividad se efectuó en la Asociación de Reporters de La Habana. En la parte cultural estuvo el coro hablado de la Universidad de La Habana, integrado por alumnos del Teatro Universitario. La milicia periodística Félix Elmuza tuvo una característica diferente, pues se arrogó otras funciones diferentes a las de efectuar entrenamientos militares para la defensa de la patria o la custodia de edificios. Tuvo, por ejemplo, una activa participación en la depuración de miembros de la Asociación de Repórters de La Habana, en la creación de aulas para alfabetizar, en el fomento de locales para lecturas colectivas revolucionarias y en la creación de comedores populares. Nota: Toda la documentación sobre las milicias periodísticas “Félix Elmusa” que citamos –cartas, informes, declaraciones, recortes de periódicos, etc.,-- se conservan en el Archivo de la UPEC/Legajo del Colegio Nacional de Periodistas.