TEXTO 5: Victoria Kent Se trata de un texto de naturaleza político-testimonial, de fuente histórica primaria, cuya autora es la diputada Victoria Kent y los destinarios del discurso son todos los diputados del parlamento republicano. El texto está fechado a 1 de octubre de 1933, coincidiendo con el gobierno reformista de la Segunda República. En el texto Victoria Kent defiende el hecho de que las mujeres españolas aún no estaban preparadas para votar, el momento llegaría cuando las mujeres reivindicaran sus derechos y los de sus hijos y lucharan por lo que hasta ahora se les había negado: la libertad y el coraje de poder tomar decisiones por ellas mismas. Para ello pone varios ejemplos como el reclutamiento forzoso de sus hijos a la guerra de Marruecos, acontecimiento a lo que ellas estaban en contra pero no se atrevieron a manifestarlo. A continuación me dispongo a desarrollar el tema de la Segunda República, comenzando por enumerar los principios básicos de la Constitución de 1931, ya que recogió finalmente el voto femenino, al que se refiere este texto. Seguidamente explicaré el gobierno reformista y conservador, pues estas dos etapas se enmarcan antes y después del voto femenino. La Constitución de 1931 se caracteriza por el sufragio universal masculino y femenino. He de mencionar el papel importante de Clara Campoamor, diputada también del Parlamento, quién, al contrario de Victoria Kent, si defendió el derecho inmediato de la mujer al voto; la confesionalidad del Estado; las amplias libertades públicas y privadas, como el derecho a la propiedad privada, aunque el gobierno podía expropiar bienes que considerara de utilidad pública; la división de poderes en legislativo (Corte unicameral), ejecutivo (Presidente de la República y Consejo de Ministros) y judicial; y el reconocimiento de algunos gobiernos autónomos en algunas regiones como Cataluña y País Vasco. Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Manuel Azaña Presidente del Gobierno. Tras la elaboración de la Constitución comienza la etapa del Bienio Reformista (1931-1933): El nuevo gobierno emprendió, durante dos años, la tarea de reformar el país en un sentido democrático, laico y descentralizado: Reforma militar: se modernizó el ejército y se redujeron los oficiales (Ley de retiros: posibilitó la jubilación de casi la mitad de los oficiales). Se sustituyeron los mandos considerados contrarios a la República. Reforma religiosa y educativa: se intentó disminuir la influencia de la Iglesia y se promovió una educación pública laica. También se introdujeron el matrimonio y el entierro civiles y se elaboró una ley de divorcio. Reforma territorial: se inició la descentralización del Estados abriendo diversos procesos autonómicos. Tanto Cataluña como País Vasco consiguieron sus Estatutos de Autonomía en 1932 y 1936 respectivamente. Reforma agraria: la existencia de latifundios suponía que numerosos jornaleros no tuvieran opción de acceder a la propiedad de la tierra, lo que se intentó facilitar expropiando las fincas que no se cultivaban. El Instituto de Reforma Agraria (IRA) era el organismo encargado de indemnizar a los propietarios y de facilitar el asentamiento a las familias campesinas. Pero estas reformas no contentaron a casi nadie: los sectores conservadores se opusieron a ellas (CEDA, partido de derechas; monárquicos; falangistas y carlistas), e incluso promovieron el golpe de Estado del general Sanjurjo (1932), que fracasó, y los sectores obreros también se radicalizaron ante la lentitud de algunos cambios (UGT y anarquistas de la FAI). En Casas Viejas, tuvo lugar un levantamiento anarquista el cual fue respondido por el gobierno duramente, con lo cual se convocaron elecciones y se inauguró un nuevo período: el bienio conservador (19331936) La represión del levantamiento de Casas Viejas, donde tuvo lugar una matanza de campesinos por la Guardia Civil, hizo entrar en crisis al gobierno. Manuel Azaña presentó su dimisión, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones. Las elecciones fueron ganadas por la derecha y el centro y Alejandro Lerroux fue elegido presidente. Como aquí se evidencia, uno de los temores de Victoria Kent era que la mujer diese su voto a la derecha, y finalmente podemos decir que así fue, pues la derecha obtuvo un gran número de apoyos, muchos de ellos llegados desde el sector femenino. Esta nueva etapa se caracteriza por el estallido de revueltas en todo el país, aunque fue en Asturias y Cataluña donde alcanzaron mayor gravedad. A partir de ahora, derecha e izquierda estaban más desunidas que nunca, lo que llevará, en última instancia, al estallido de la guerra civil española en el año 1936. Como conclusión, aunque Victoria Kent quería aplazar el voto femenino a cuando la mujer estuviera realmente preparado para ello, tanto ella como su compañera diputada Clara Campoamor fueron dos luchadoras incansables por los derechos de la mujer, lo que finalmente consiguieron y otorgaron a España el sufragio universal, lo cual allanaba el camino hacia la democracia. TEXTO 6: Acontecimientos en Casas Viejas Se nos presenta un texto de fuente histórica primaria, naturaleza histórico-política, el autor es el diario ABC y el destinario público, es decir, todo el pueblo español. Se enmarca el 12 de enero de 1933, artículo publicado al día siguiente de lo sucedido en la localidad gaditana de Casas Viejas. En resumen, la noticia se centra en los días 10 y 11 de enero del año 1933, cuando un grupo de anarquistas entraron en Casas Viejas, depusieron a su alcalde y mataron a dos guardias civiles. El gobierno de Azaña, tras enterarse de lo sucedido, mandó a las fuerzas del estado a reprimir la revuelta. La guardia civil y la política nacional dispararon a los anarquistas dentro de sus casas y quemaron la choza donde se encontraba su cabecilla, Francisco Cruz apodado “el Seisdedos”. Tanto él, como los miembros de su familia que allí se encontraban fallecieron. Estos acontecimientos sucedieron durante el gobierno reformista de Azaña. Por ello, me dispongo a explicar esta etapa, la del bienio reformista. El bienio reformista (1931-1933), emprendió, durante dos años, la tarea de reformar el país en un sentido democrático, laico y descentralizado: Reforma militar: se modernizó el ejército y se redujeron los oficiales (Ley de retiros: posibilitó la jubilación de casi la mitad de los oficiales). Se sustituyeron los mandos considerados contrarios a la República. Reforma religiosa y educativa: se intentó disminuir la influencia de la Iglesia y se promovió una educación pública laica. También se introdujeron el matrimonio y el entierro civiles y se elaboró una ley de divorcio. Reforma territorial: se inició la descentralización del Estados abriendo diversos procesos autonómicos. Tanto Cataluña como País Vasco consiguieron sus Estatutos de Autonomía en 1932 y 1936 respectivamente. Reforma agraria: la existencia de latifundios suponía que numerosos jornaleros no tuvieran opción de acceder a la propiedad de la tierra, lo que se intentó facilitar expropiando las fincas que no se cultivaban. El Instituto de Reforma Agraria (IRA) era el organismo encargado de indemnizar a los propietarios y de facilitar el asentamiento a las familias campesinas. Pero estas reformas no contentaron a casi nadie: los sectores conservadores se opusieron a ellas (CEDA, partido de derechas; monárquicos; falangistas y carlistas), e incluso promovieron el golpe de Estado del general Sanjurjo (1932), que fracasó, y los sectores obreros también se radicalizaron ante la lentitud de algunos cambios (UGT y anarquistas de la FAI). Pero fueron los anarquistas de la CNT los que protagonizaron los sucesos de Casas Viejas, a los cuales hace referencia el texto. Éstos, con la intención de hacer la revolución en el pueblo y organizarse sin gobierno, destituyeron al alcalde y tomaron el cuartel de la Guardia Civil, donde había un sargento, al cual mataron, y 3 guardias, a los que hirieron. El gobierno mandó al capitán Rojas y sus hombres, que tirotearon la choza de los anarquistas y la incendiaron. Murió el “Seisdedos”, su mujer, hijos, yerno y nuera. Estos hechos dieron la vuelta a España. El gobierno reconoció la dura represión llevada a cabo, con lo cual se granjearon la enemistad del pueblo. La represión del levantamiento hizo entrar en crisis al gobierno. Manuel Azaña presentó su dimisión, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones. Las elecciones fueron ganadas por la derecha y el centro y Alejandro Lerroux fue elegido presidente. Con ello comenzaba el gobierno conservador (19331936). En conclusión, lo allí sucedido se tradujo en una enorme crisis política para el gobierno republicano socialista de Azaña, lo que le llevó, como hemos visto, a perder las elecciones.