Plenos poderes

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Los dos últimos libros de Pablo
Neruda, Cantos ceremoniales y
Plenos poderes, son testimonios de
una vitalidad literaria que se niega
a declinar. Plenos poderes, que
exhibe un brillante promedio de
calidad, no se trata de un libro
vertebrado, como Canto general,
sino de una recopilación inorgánica
al modo de Crepusculario o de
Tercera residencia.
«Se me ocurre que de todos los
libros de Neruda, sólo hay uno,
Plenos poderes, en que su vida
personal se liga entrañablemente a
su
expresión
poética.
Curiosamente, es quizá el título
menos apreciado por la crítica,
habituada a celebrar otros destellos
en la obra del poeta; para mi gusto,
ese libro austero, sin concesiones,
de ajuste consigo mismo, es de lo
más auténtico y valioso que ha
escrito Neruda en los últimos años.
Someto al juicio del lector esta
inesperada confirmación de mi
tesis: de todos los libros del gran
poeta chileno, Plenos poderes es, a
mi juicio, el único en que son
reconocibles
ciertas
legítimas
resonancias de Vallejo».
Mario Benedetti
Pablo Neruda
Plenos poderes
ePub r1.0
Titivillus 13.11.15
Pablo Neruda, 1962
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
DEBER DEL POETA
quien no escucha el mar en este viernes
r la mañana, a quien adentro de algo,
sa, oficina, fábrica o mujer,
alle o mina o seco calabozo:
ste yo acudo y sin hablar ni ver
go y abro la puerta del encierro
n sin fin se oye vago en la insistencia,
largo trueno roto se encadena
peso del planeta y de la espuma,
rgen los ríos roncos del océano,
ra veloz en su rosal la estrella
l mar palpita, muere y continúa.
por el destino conducido
bo sin tregua oír y conservar
lamento marino en mi conciencia,
bo sentir el golpe de agua dura
ecogerlo en una taza eterna
ra que donde esté el encarcelado,
nde sufra el castigo del otoño
esté presente con una ola errante,
circule a través de las ventanas
l oírme levante la mirada
iendo: cómo me acercaré al océano?
o transmitiré sin decir nada
ecos estrellados de la ola,
quebranto de espuma y arenales,
susurro de sal que se retira,
grito gris del ave de la costa.
sí, por mí, la libertad y el mar
ponderán al corazón oscuro.
LA PALABRA
ció
palabra en la sangre,
ció en el cuerpo oscuro, palpitando,
oló con los labios y la boca.
ás lejos y más cerca
n, aún venía
padres muertos y de errantes razas,
territorios que se hicieron piedra,
e se cansaron de sus pobres tribus,
rque cuando el dolor salió al camino
pueblos anduvieron y llegaron
ueva tierra y agua reunieron
ra sembrar de nuevo su palabra.
sí la herencia es ésta:
e es el aire que nos comunica
n el hombre enterrado y con la aurora
nuevos seres que aún no amanecieron.
n la atmósfera tiembla
n la primera palabra
borada
n pánico y gemido.
lió
las tinieblas
asta ahora no hay trueno
e truene aún con su ferretería
mo aquella palabra,
primera
labra pronunciada:
vez sólo un susurro fue, una gota,
ae y cae aún su catarata.
ego el sentido llena la palabra.
edó preñada y se llenó de vidas.
do fue nacimientos y sonidos:
afirmación, la claridad, la fuerza,
negación, la destrucción, la muerte:
verbo asumió todos los poderes
e fundió existencia con esencia
la electricidad de su hermosura.
labra humana, sílaba, cadera
larga luz y dura platería,
reditaria copa que recibe
comunicaciones de la sangre:
aquí que el silencio fue integrado
r el total de la palabra humana
o hablar es morir entre los seres:
hace lenguaje hasta la cabellera,
bla la boca sin mover los labios:
ojos de repente son palabras.
tomo la palabra y la recorro
mo si fuera sólo forma humana,
embelesan sus líneas y navego
cada resonancia del idioma:
onuncio y soy y sin hablar me acerca
fin de las palabras, al silencio.
bo por la palabra levantando
a palabra o copa cristalina,
ella bebo
vino del idioma
l agua interminable,
nantial maternal de las palabras,
opa y agua y vino
ginan mi canto
rque el verbo es origen
ierte vida: es sangre,
la sangre que expresa su substancia
stá dispuesto así su desarrollo:
n cristal al cristal, sangre a la sangre,
an vida a la vida las palabras.
OCÉANO
erpo más puro que una ola,
que lava la línea,
l ave lúcida
ando sin raíces.
AGUA
do en la tierra se encrespó, la zarza
vó y el hilo verde
rdía, el pétalo cayó cayendo
sta que única flor fue la caída.
agua es diferente,
tiene dirección sino hermosura,
rre por cada sueño de color,
ma lecciones claras
la piedra
n esos menesteres elabora
deberes intactos de la espuma.
EL MAR
solo ser, pero no hay sangre.
a sola caricia, muerte o rosa.
ne el mar y reúne nuestras vidas
ólo ataca y se reparte y canta
noche y día y hombre y criatura.
esencia: fuego y frío: movimiento.
NACE
aquí vine a los límites
donde no hay que decir nada,
do se aprende con tiempo y océano,
olvía la luna
s líneas plateadas
ada vez se rompía la sombra
n un golpe de ola
ada día en el balcón del mar
re las alas, nace el fuego
odo sigue azul como mañana.
TORRE
línea lava el mundo,
inmutable frescura,
larga espada:
rtas
desorden,
í queda el naufragio,
uí la estrella,
punto a punto a punto
cula por la línea
pureza
s invariable el clima,
gura la medida,
me el muro del ángulo
entras el aire cambia y cruza
torre
ra
la geometría.
PLANETA
y piedras de agua en la luna?
y aguas de oro?
qué color es el otoño?
unen uno a uno los días
sta que en una cabellera
desenlazan? Cuánto cae
papeles, vino, manos, muertos—
la tierra en esa comarca?
en allí los ahogados?
EL DESNUDO
ta raya es el Sur que corre,
e círculo es Oeste,
madejas las hizo el viento
n sus capítulos más claros
s recto el mediodía como
mástil que sostiene el cielo
entras vuelan las líneas puras
silencio en silencio hasta ser
aves delgadas del aire,
direcciones de la dicha.
EN LA TORRE
esta grave torre
hay combate:
niebla, el aire, el día
rodearon, se fueron
me quedé con cielo y con papel,
itarias dulzuras y deberes.
ra torre de tierra
n odio y mar lejanos
movida
r la ola del cielo;
la línea, en la palabra, cuántas
abas he dicho?
lla es la incertidumbre del rocío,
la mañana cae
parando
noche de la aurora
u glacial regalo
rmanece
deciso, esperando el duro sol
e lo herirá de muerte.
se sabe
cerramos los ojos o la noche
re en nosotros ojos estrellados,
cava en la pared de nuestro sueño
sta que abre una puerta.
ro el sueño
el veloz vestido de un minuto:
gastó en un latido
la sombra
ayó a nuestros pies, deshabitado,
ando se mueve el día y nos navega.
ta es la torre desde donde veo
re la luz y el agua sigilosa
tiempo con su espada
me apresuro entonces a vivir,
piro todo el aire,
enajena el desierto
e se construye sobre la ciudad
ablo conmigo sin saber con quién
shojando el silencio
la altura.
PÁJARO
ía de un pájaro a otro
do lo que el día trae,
a de flauta en flauta el día,
a vestido de verdura
n vuelos que abrían un túnel,
or allí pasaba el viento
r donde las aves abrían
aire compacto y azul:
r allí entraba la noche.
ando volví de tantos viajes
quedé suspendido y verde
re el sol y la geografía:
cómo trabajan las alas,
mo se transmite el perfume
r un telégrafo emplumado
esde arriba vi el camino,
manantiales, las tejas,
pescadores a pescar,
pantalones de la espuma,
do desde mi cielo verde.
tenía más alfabeto
e el viaje de las golondrinas,
agua pura y pequeñita
pequeño pájaro ardiendo
e baila saliendo del polen.
SERENATA
n la mano recojo este vacío,
ponderable noche, familias estrelladas,
coro más callado que el silencio,
sonido de luna, algo secreto, un
triángulo,
trapecio de tiza.
la noche oceánica, la soledad tercera,
a vacilación abriendo puertas, alas,
población profunda que no tiene
presencia
lpita desbordando los nombres del
estuario.
che, nombre del mar, patria, racimo,
rosa!
EL
CONSTRUCTOR
escogí la quimera,
sal helada construí la estatua:
ndé el reloj en plena lluvia
ivo sin embargo.
verdad que mi largo poderío
bdividió los sueños
in que yo supiera levantaban
ros, separaciones, incesantes.
tonces fui a la costa.
vi cuando nació la embarcación,
toqué, lisa como el pez sagrado:
mbló como la cítara de Dios,
madera era pura,
ía olor a miel.
uando no volvía,
nave no volvía
dos se sumergieron en sus lágrimas
entras yo regresaba a la madera
n el hacha desnuda como estrella.
religión eran aquellas naves.
tengo más remedio que vivir.
PARA LAVAR A UN
NIÑO
lo el amor más viejo de la tierra
a y peina la estatua de los niños,
dereza las piernas, las rodillas,
be el agua, resbalan los jabones,
l cuerpo puro sale a respirar
aire de la flor y de la madre.
vigilancia clara!
dulce alevosía!
tierna guerra!
el pelo era tortuoso
aje entrecruzado por carbones,
r aserrín y aceite,
r hollines, alambres y cangrejos,
sta que la paciencia
amor
ableció los cubos, las esponjas,
peines, las toallas,
e fregar y de peinar y de ámbar,
antigua parsimonia y de jazmines
edó más nuevo el niño todavía
orrió de las manos de la madre
montarse de nuevo en su ciclón,
uscar lodo, aceite, orines, tinta,
erirse y revolcarse entre las piedras.
sí recién lavado salta el niño a vivir
rque más tarde sólo tendrá tiempo
ra andar limpio, pero ya sin vida.
ODA PARA
PLANCHAR
poesía es blanca:
e del agua envuelta en gotas,
arruga y se amontona,
y que extender la piel de este planeta,
y que planchar el mar de su blancura
an y van las manos,
alisan las sagradas superficies
sí se hacen las cosas:
manos hacen cada día el mundo,
une el fuego al acero,
gan el lino, el lienzo y el tocuyo
combate de las lavanderías
ace de la luz una paloma:
castidad regresa de la espuma.
LOS
NACIMIENTOS
nca recordaremos haber muerto.
nta paciencia
ra ser tuvimos
otando
números, los días,
años y los meses,
cabellos, las bocas que besamos,
quel minuto de morir
dejaremos sin anotación:
lo damos a otros de recuerdo
implemente al agua,
agua, al aire, al tiempo.
de nacer tampoco
ardamos la memoria,
nque importante y fresco fue ir
naciendo;
hora no recuerdas un detalle,
has guardado ni un ramo
la primera luz.
sabe que nacemos.
sabe que en la sala
n el bosque
n el tugurio del barrio pesquero
n los cañaverales crepitantes
y un silencio enteramente extraño,
minuto solemne de madera
na mujer se dispone a parir.
sabe que nacimos.
ro de la profunda sacudida
no ser a existir, a tener manos,
er, a tener ojos,
omer y llorar y derramarse
mar y amar y sufrir y sufrir,
aquella transición o escalofrío
contenido eléctrico que asume
cuerpo más como una copa viva,
e aquella mujer deshabitada,
madre que allí queda con su sangre
u desgarradora plenitud
u fin y comienzo, y el desorden
e turba el pulso, el suelo, las frazadas,
sta que todo se recoge y suma
nudo más el hilo de la vida,
da, no quedó nada en tu memoria
mar bravío que elevó una ola
erribó del árbol una manzana oscura.
tienes más recuerdo que tu vida.
AL DIFUNTO
POBRE
nuestro pobre enterraremos hoy:
uestro pobre pobre.
n mal anduvo siempre
e es la primera vez
e habita este habitante.
rque no tuvo casa, ni terreno,
alfabeto, ni sábanas,
asado,
sí de un sitio a otro, en los caminos,
fue muriendo de no tener vida,
fue muriendo poco a poco
rque esto le duró desde nacer.
r suerte, y es extraño, se pusieron de
acuerdo
dos desde el obispo hasta el juez
ra decirle que tendrá cielo
hora muerto, bien muerto nuestro pobre,
nuestro pobre pobre
va a saber qué hacer con tanto, cielo.
drá ararlo y sembrarlo y cosecharlo?
lo hizo siempre, duro
eó con los terrones,
hora el cielo es suave para ararlo,
uego entre los frutos celestiales
r fin tendrá lo suyo, y en la mesa
anta altura todo está dispuesto
ra que coma cielo a dos carrillos
estro pobre que lleva, por fortuna,
enta años de hambre desde abajo
ra saciarla, al fin, como se debe,
recibir más palos de la vida,
que lo metan preso porque come,
n seguro en su caja y bajo tierra
no se mueve para defenderse,
no combatirá por su salario.
nca esperó tanta justicia este hombre,
pronto lo han colmado y lo agradece:
se quedó callado de alegría.
é peso tiene ahora el pobre pobre!
a de puro hueso y de ojos negros
hora sabemos, por su puro peso,
cuántas cosas le faltaron siempre,
rque si este vigor anduvo andando,
vando eriales, arañando piedras,
rtando trigo, remojando arcilla,
liendo azufre, transportando leña,
este hombre tan pesado no tenía
patos, oh dolor, si este hombre entero
tendones y músculos no tuvo
nca razón y todos le pegaron,
dos lo demolieron, y aún entonces
mplió con sus trabajos, ahora llevándolo
su ataúd sobre nosotros,
ora sabemos cuánto le faltó
o lo defendimos en la tierra.
ora nos damos cuenta que cargamos
n lo que no le dimos, y ya es tarde:
s pesa y no podemos con su peso.
ántas personas pesa nuestro muerto?
sa como este mundo, y continuamos
vando a cuestas este muerto. Es claro
e el cielo es una gran panadería.
A «LA
SEBASTIANA»
construí la casa.
hice primero de aire.
ego subí en el aire la bandera
a dejé colgada
firmamento, de la estrella, de
claridad y de la oscuridad.
mento, hierro, vidrio,
an la fábula,
ían más que el trigo y como el oro,
bía que buscar y que vender,
sí llegó un camión:
jaron sacos
más sacos,
torre se agarró a la tierra dura
pero no basta, dijo el Constructor,
ta cemento, vidrio, fierro, puertas—,
o dormí en la noche.
ro crecía,
cían las ventanas
on poco,
n pegarle al papel y trabajar
rremeterle con rodilla y hombro
a a crecer hasta llegar a ser,
sta poder mirar por la ventana,
arecía que con tanto saco
diera tener techo y subiría
e agarrara, al fin, de la bandera
e aún colgaba del cielo sus colores.
e dediqué a las puertas más baratas,
as que habían muerto
abían sido echadas de sus casas,
ertas sin muro, rotas,
ontonadas en demoliciones,
ertas ya sin memoria,
recuerdo de llave,
o dije: «Venid
mí, puertas perdidas:
daré casa y muro
mano que golpea,
cilaréis de nuevo abriendo el alma,
stodiaréis el sueño de Matilde
n vuestras alas que volaron tanto».
tonces la pintura
gó también lamiendo las paredes,
vistió de celeste y de rosado
ra que se pusieran a bailar.
la torre baila,
ntan las escaleras y las puertas,
be la casa hasta tocar el mástil,
ro falta dinero:
tan clavos,
tan aldabas, cerraduras, mármol.
n embargo, la casa
ue subiendo
lgo pasa, un latido
cula en sus arterias:
tal vez un serrucho que navega
mo un pez en el agua de los sueños
n martillo que pica
mo alevoso cóndor carpintero
tablas del pinar que pisaremos.
go pasa y la vida continúa.
casa crece y habla,
sostiene en sus pies,
ne ropa colgada en un andamio,
omo por el mar la primavera
dando como náyade marina
sa la arena de Valparaíso,
no pensemos más: ésta es la casa:
todo lo que falta será azul,
que ya necesita es florecer.
so es trabajo de la primavera.
ADIOSES
adioses a una tierra y otra tierra,
ada boca y a cada tristeza,
a luna insolente, a las semanas
e enrollaron los días y desaparecieron,
iós a esta y aquella voz teñida
amaranto, y adiós
a cama y al plato de costumbre,
sitio vesperal de los adioses,
a silla casada con el mismo crepúsculo,
camino que hicieron mis zapatos.
e difundí, no hay duda,
cambié de existencias,
mbié de piel, de lámpara, de odios,
e que hacerlo
por ley ni capricho,
o que por cadena,
encadenó cada nuevo camino,
tomé gusto a tierra a toda tierra.
ronto dije adiós, recién llegado,
n la ternura aún recién partida
mo si el pan se abriera y de repente
yera todo el mundo de la mesa.
me fui de todos los idiomas,
petí los adioses como una puerta vieja,
mbié de cine, de razón, de tumba,
fui de todas partes a otra parte,
guí siendo y siguiendo
dio desmantelado en la alegría,
pcial en la tristeza,
saber nunca cómo ni cuándo
to para volver, mas no se vuelve.
sabe que el que vuelve no se fue,
sí la vida anduve y desanduve
dándome de traje y de planeta,
ostumbrándome a la compañía,
a gran muchedumbre del destierro,
a gran soledad de las campanas.
PARA TODOS
pronto no puedo decirte
que yo te debo decir,
mbre, perdóname, sabrás
e aunque no escuches mis palabras
me eché a llorar ni a dormir
ue contigo estoy sin verte
sde hace tiempo y hasta el fin.
comprendo que muchos piensen,
ué hace Pablo? Estoy aquí.
me buscas en esta calle
encontrarás con mi violín
eparado para cantar
ara morir.
es cuestión de dejar a nadie
menos a aquellos, ni a ti,
i escuchas bien, en la lluvia,
drás oír
e vuelvo y voy y me detengo.
abes que debo partir.
no se saben mis palabras
dudes que soy el que fui.
hay silencio que no termine.
ando llegue el momento, espérame,
ue sepan todos que llego
a calle, con mi violín.
LA PRIMAVERA
pájaro ha venido
ar la luz:
cada trino suyo
ce el agua.
ntre agua y luz que el aire desarrollan
está la primavera inaugurada.
sabe la semilla que ha crecido,
raíz se retrata en la corola,
abren por fin los párpados del polen.
do lo hizo un pájaro sencillo
sde una rama verde.
A DON ASTERIO
ALARCÓN,
CRONOMETRISTA
DE VALPARAÍSO
or a puerto loco
ne Valparaíso,
or a sombra, a estrella,
scama de la luna
cola de pescado.
corazón recibe escalofríos
las desgarradoras escaleras
los hirsutos cerros:
í grave miseria y negros ojos
ilan en la neblina
uelgan las banderas
reino en las ventanas:
sábanas zurcidas,
viejas camisetas,
largos calzoncillos,
l sol del mar saluda los emblemas
entras la ropa blanca balancea
pobre adiós a la marinería.
lles del mar, del viento,
día duro envuelto en aire y ola,
lejones que cantan hacia arriba
espiral como las caracolas:
tarde comercial es transparente,
sol visita las mercaderías,
ra vender sonríe el almacén
riendo escaparate y dentadura,
patos y termómetros, botellas
e encierran noche verde,
jes inalcanzables, ropa de oro,
nestos calcetines, suaves quesos,
ntonces llego al tema
esta oda.
y un escaparate
n su vidrio
dentro,
re cronómetros,
n Asterio Alarcón, cronometrista.
calle hierve y sigue,
de y golpea,
ro detrás del vidrio
relojero,
viejo ordenador de los relojes,
á inmovilizado
n un ojo hacia afuera,
ojo extravagante
e adivina el enigma,
cardíaco fin de los relojes
scruta con un ojo
sta que la impalpable mariposa
la cronometría
detiene en su frente
e mueven las alas del reloj.
n Asterio Alarcón es el antiguo
roe de los minutos
l barco va en la ola
dido por sus manos
e agregaron
ponsabilidad al minutero,
lcritud al latido:
n Asterio en su acuario
iló los cronómetros del mar,
eitó con paciencia
corazón azul de la marina.
rante cincuenta años,
ieciocho mil días,
í pasaba el río
niños y varones y mujeres
cia harapientos cerros o hacia el mar,
entras el relojero,
re relojes,
enido en el tiempo,
suavizó como la nave pura
ntra la eternidad de la corriente,
enó su madera,
oco a poco el sabio
ió del artesano,
bajando
n lupa y con aceite
mpió la envidia, descartó el temor,
mplió su ocupación y su destino,
sta que ahora el tiempo,
transcurrir temible,
o pacto con él, con don Asterio,
l espera su hora de reloj.
r eso cuando paso
trepidante calle,
río negro de Valparaíso,
o escucho un sonido entre sonidos,
re tantos relojes uno solo:
fatigado, suave, susurrante
ntiguo movimiento
un gran corazón puro:
insigne y humilde
tac de don Asterio.
ODA A ACARIO
COTAPOS
algún total sonoro
gó al mundo Cotapos,
gó con su planeta,
n su trueno,
e puso a pasear por las ciudades
senrollando el árbol de la música,
riendo las bodegas del sonido.
encio! Caerá la ciudadela
rque de su insurrecta artillería
ando menos se piensa y no se sabe
ela el silencio súbito del cisne
s tal el resplandor
e a su medida
da el agua despierta,
do rumor se ha convertido en ola,
do salió a sonar con el rocío.
ro, cuidad, cuidemos
orden de esta oda
rque no sólo el aire se decide
compañar el peso de su canto
o sólo las aves victoriosas
antaron su vuelo en el estuario,
o que entró y salió de las bodegas,
miló motores,
la electricidad sacó la aurora
a vistió de pompa y poderío.
ún más, de la tiniebla primordial
músico regresa
n el lobo y el pasto pastoril,
n la sangre morada del centauro,
n el primer tambor de los combates
a gravitación de las campanas.
ega y sopla en su cuerno
os congrega,
s cuenta,
s inventa,
s miente,
s revela,
s ata a un hilo sabio, a la sorpresa
su certera lengua fabulosa,
s equivoca y cuando
va a apagar levanta
mano y cae y sigue
catarata insigne de su cuento.
nocí de su boca
historia natural de los enigmas,
ave corolario,
secreto teléfono
los gatos, el viejo río
ssisipí con naves de madera,
verdugo de Iván el Terrible,
voz ancha de Boris Godunov,
ceremonias de los ornitólogos
ando lo condecoran en París,
sagrado terror al hombre flaco,
húmedo micrófono del perro,
invocación nefasta
señor Puga Borne,
fox hunting en el condado
n chaquetilla roja y cup of tea,
pavo que viajó a Leningrado
brazos del benigno don Gregorio,
desfile de los bolivianitos,
món con su profundo calamar
sobre todo, la fatal historia
e Federico amaba
Jabalí Cornúpeto
ando
oplando y roncando
ció y creció la bestia fabulosa
sta que su irascible corpulencia
brepasó los límites de Europa
nflada como inmenso Zeppelín
jó al Brasil, en donde
rimensores, ingenieros,
n peligro evidente de sus vidas,
descendieron junto al Amazonas.
tapos, en tu música
recompuso la naturaleza,
aguas naturales,
impaciencia del trueno,
i y toqué la luz en tus preludios
mo si fueran hijos
un cometa escarlata,
n esa conmoción de tus campanas,
esas fugas de tormenta y faro
elementos hallan su medida
guando los metales de la música.
ro hallé en tu palabra
invicta alevosía
destructor de mitos y de platos,
inesperada asociación que encuentra
su camino el zorro hacia las uvas
ando huele aire verde o pluma errante,
o sólo
o, sino
s:
sinaleta eléctrica que muda
da visión y cambian las palomas.
, poeta sin libros,
ntaste en vida el canto irrespetuoso,
palabra que salta de su cueva
nde yació sin sueño
ransformaste para mí el idioma
un derrumbe de cristalerías.
aestro, compañero,
has enseñado tantas cosas claras
e donde estoy me das tu claridad.
ora,
cribo un libro de lo que yo soy
n este soy, Acario, eres conmigo.
REGRESÓ EL
CAMINANTE
plena calle me pregunto, dónde
á la ciudad? Se fue, no ha vuelto.
vez ésta es la misma, y tiene casas,
ne paredes, pero no la encuentro.
se traía de Pedro ni de Juan,
de aquella mujer, ni de aquel árbol,
la ciudad aquella se enterró,
metió en un recinto subterráneo
tra hora vive, otra y no la misma,
upando la línea de las calles,
n idéntico número en las casas.
tiempo entonces, lo comprendo, existe,
ste, ya lo sé, pero no entiendo
mo aquella ciudad que tuvo sangre,
e tuvo tanto cielo para todos,
e cuya sonrisa a mediodía
desprendía un cesto de ciruelas,
aquellas casas con olor a bosque
ién cortado al alba con la sierra,
e seguía cantando junto al agua
los aserraderos montañosos,
do lo que era suyo y era mío,
la ciudad y de la transparencia,
envolvió en el amor como un secreto
e dejó caer en el olvido.
ora donde estuvo hay otras vidas,
a razón de ser y otra dureza:
do está bien, pero por qué no existe?
r qué razón aquel aroma duerme?
r qué aquellas campanas se callaron
ijo adiós la torre de madera?
vez en mí cayó casa por casa
ciudad, con bodegas destruidas
r la lenta humedad, por el transcurso,
mí cayó el azul de la farmacia,
trigo acumulado, la herradura
e colgó de la talabartería,
n mí cayeron seres que buscaban
mo en un pozo el agua oscura.
tonces yo a qué vengo, a qué he venido.
uella que yo amé entre las ciruelas
el violento estío, aquella clara
mo un hacha brillando con la luna,
de ojos que mordían
mo ácido el metal del desamparo
a se fue, se fue sin que se fuese,
cambiarse de casa ni frontera,
fue en sí misma, se cayó en el tiempo
cia atrás, y no cayó en los míos
ando abría, tal vez, aquellos brazos
e apretaron mi cuerpo, y me llamaba
o largo, tal vez, de tantos años,
entras yo en otra esquina del planeta
mi distante mal me sumergía.
udiré a mí mismo para entrar,
ra volver a la ciudad perdida.
mí debo encontrar a los ausentes,
uel olor de la maderería,
ue creciendo sólo en mí tal vez
trigo que temblaba en la ladera
n mí debo viajar buscando aquella
e se llevó la lluvia, y no hay remedio,
otra manera nada vivirá,
bo cuidar yo mismo aquellas calles
e alguna manera decidir
nde plantar los árboles, de nuevo.
ALSTROEMERIA
este mes de enero la alstroemeria,
sepultada flor, la sumergida,
su secreto sube hacia los páramos.
maneció rosado el roquerío.
s ojos reconocen
marca triangular sobre la arena.
me pregunto
ndo
diente pálido
un pétalo, el regazo
rfecto de sus íntimos lunares,
suave fuego de su simetría,
mo se preparó bajo la tierra?
mo donde no había sino polvo,
druscos o ceniza
rgió incitante, pura, aderezada,
crespando en la vida su hermosura?
mo fue aquel trabajo subterráneo?
ándo se unió la forma con el polen?
mo a la oscuridad
gó el rocío
scendió con la tierna llamarada
la flor repentina
sta que se tejieron gota a gota,
o por hilo las regiones secas
or la luz rosada
só el aire esparciendo la fragancia
mo si allí naciera
pura tierra seca y abandono
undidad florida,
scura por amor multiplicada?
pensé en enero
rando el seco ayer mientras ahora
mida y crespa crece
tierna multitud de alstroemeria:
onde piedra y páramo
uvieron
sa el viento en su nave navegando
olas olorosas.
INDAGACIONES
egunté a cada cosa
enía
go más,
go más que la estructura
sí supe que nada era vacío:
do era caja, tren, barco cargado
multiplicaciones,
da pie que pasó por un sendero
ó escrito en la piedra un telegrama
a ropa en el agua del lavado
ó caer en gotas su existencia:
clima en clima fui sin saber nunca
nde dejar mi atado que pesaba
n los conocimientos que cargué,
sta que tanto ver y conocer,
dar y andar, pregunta que pregunta
ada silla, a cada piedra, y luego
antos hombres que no respondieron,
acostumbraron a contestar solo:
esponderme sin haber hablado:
onversar con nadie y divertirme.
a tal vez lo que sucede al ciego
e de tanto no ver ya lo ve todo
un solo punto
ra
n la insistencia sólida del buzo
e baja a un solo pozo del océano
llí todos los peces se congregan.
es bien, cuando dejé
sacudir la tierra
mover cada cosa de su sitio
nsé que cada cual me halagaría
n un pequeño gracias o sonrisa
arabién o paracualquier cosa,
s no fue así y aquellos habitantes
la ciudad terrible
argaron un dedo,
largo dedo muerto hacia mi vida
on un ojo impune,
n un ojo de cíclope castrado
vigilaron cuidadosamente:
isfruta de sus rentas clandestinas»,
o un astuto y criminal cadáver.
iene automóvil», dijo una beata
n un escalofrío de dolor.
tro pasó vestido de poeta,
gante y colérico conmigo
rque yo no cambiaba de camisa
o tenía amor por su gerente.
e dije, pues, las cosas de este modo
uen siendo y tal vez
nen razón:
ro de tan malvado
resolví a seguir sin saber nada,
reclamar dos ojos por un ojo,
una mano por uña:
decreté la dicha interminable
que hablaran los pueblos por mi canto.
C. O. S. C.
muerto este mi amigo que se llamaba
Carlos,
importa quién, no pregunten, no saben,
ía la bondad del buen pan en la mesa
n aire melancólico de caballero herido.
es él y es él, es todo, es la muerte que
toca
puerta,
puro bueno salió a abrirle Carlos,
ntre tantos que abrieron esa noche la
puerta
solo quedó afuera,
entre tantos hombres ahora ya no vuelve.
u ausencia me hiere como si me llamara,
mo si continuara en la sombra
esperándome.
si hubiera escogido para este fin de un
día
dolor entre tantos que me acechan
hubiera separado de la noche su rostro,
ustamente hubiera pasado sin recuerdo,
nombrarlo, y así no hubiera muerto
ra mí, su cabeza continuaría gris
us tranquilos ojos que ahora ya no
miran
guirían abiertos en las torres de México.
la muerte olvidar el más reciente ramo,
sconocer el rumbo, la proa o la bodega
que mi amigo viaja solo o amontonado
esta hora creerlo aún dueño del día,
n dueño de aquella claridad sonriente
e repartió entre tantas tareas y personas.
cribo estas palabras en mi libro
pensando
e este desnudo adiós en que no está
presente,
a carta sencilla que no tiene respuesta,
es nada sino polvo, nube, tinta, palabras
a única verdad es que mi amigo ha
muerto.
LA NOCHE EN
ISLA NEGRA
tigua noche y sal desordenada
lpean las paredes de mi casa:
a es la sombra, el cielo
ahora un latido del océano,
ielo y sombra estallan
n fragor de combate desmedido:
da la noche luchan
adie sabe el nombre
la cruel claridad que se irá abriendo
mo una torpe fruta:
nace en la costa,
la furiosa sombra, el alba dura,
rdida por la sal en movimiento,
rrida por el peso de la noche,
sangrentada en su cráter marino.
CARDO
rano
go
oral,
lvorientas
uas
minos
dientos
cen las explosiones
cardo azul de Chile.
polón
abundo,
an aguijón de moscardón morado,
queño pabellón de la hermosura,
do el azul
anta
pa
leta
do,
stil,
argo,
co
elo
iende
fuego azul
pinas,
zado
mo un
ambre
erco,
mo
rco
ricos,
rdo
ontona
resiva
undidad
torral
vaje
mpina
cia
indómita belleza
territorio seco,
cundado
r vago cielo frío,
sedición
ul
sus corolas
mo
itando,
mo desafiando,
n un azul
ro
pada
dos
azules
rra.
PASADO
nemos que echar abajo el pasado
omo se construye
o por piso, ventana a ventana,
ube el edificio
bajando vamos
mero tejas rotas,
go orgullosas puertas,
sta que del pasado
e polvo
mo si se golpeara
ntra el suelo,
e humo
mo si se quemara,
ada nuevo día
uce
mo un plato
cío:
y nada, no hubo nada:
y que llenarlo
nuevas nutriciones
paciosas,
onces, hacia abajo
e el día de ayer
mo en un pozo
agua del pasado,
a cisterna
lo que ya no tiene voz ni fuego.
difícil
ostumbrar los huesos
erderse,
ojos
errarse
ro
hacemos
saberlo:
do era vivo,
o, vivo, vivo
mo un pez escarlata
ro el tiempo
só con trapo y noche
ue borrando
pez y su latido:
agua al agua al agua
cayendo el pasado
nque se agarre
spinas
aíces:
fue se fue y no valen
recuerdos:
el párpado sombrío
brió la luz del ojo
quello que vivía
no vive:
que fuimos no somos.
a palabra aunque las letras tengan
uales transparencias y vocales
ora es otra y es otra la boca:
misma boca es otra boca ahora:
mbiaron labios, piel, circulaciones,
o ser ocupó nuestro esqueleto:
uel que fue en nosotros ya no está:
fue, pero si llaman, respondemos
quí estoy» y se sabe que no estamos,
e aquel que estaba, estuvo y se perdió:
perdió en el pasado y ya no vuelve.
A E. S. S.
nco años
E.,
go seis años,
ora nueve y medio
mpre aquí entre las algas
Isla Negra,
re ola y ola un niño
n la curiosidad del universo
e se abre aquí como corola verde
n todo el mar
lpeando los ojos peregrinos
hierba de agua y cerro,
año más de Enrique
Segura,
Salazar, el nieto de don Cloro.
brás más tarde
e vi
mo crecías,
mo si me mirara
a pestaña,
go íntimo,
erno como el pulso,
ada vez de tan largos transcursos
ir a poner pie sobre mi arena
ciendo
areciste
ubían tus meses,
años, uno a uno, de la tierra
ntrabas en la casa
n más tiempo en los ojos
más piernas,
centímetro más que levantaba
corazón de pájaro con trinos
poco más arriba hacia el follaje,
cia el árbol oscuro de la vida.
hora con nueve años
Enrique
uí en el abandono de la costa
pequeño astronauta
pregunto, y pregunto:
arás en tu nave
guna vez,
oz como ninguno entre los ojos
Orión que parpadean
itándote?
tu carro ardiendo
r las calles de las constelaciones,
s traerás las algas de la luna,
Aldebarán la piedra misteriosa,
e la Osa Mayor una guitarra?
niño
esta arena,
rique de estos páramos marinos,
vez no irás adonde,
volverás jamás del sinembargo
ntre dunas y adobes
nscurrirá la línea
una vida, terrón de arcilla espesa
castillo ni luna,
ea quebrada como
litoral
rido
e desangra entre las piedras perdidas
llaves de la cólera, la espuma
vaivén tumultuoso
e viene y va y se queda
nvertido en la arena
olvido.
AL MISMO
PUERTO
lparaíso tiene hilos,
pas de largo alcance,
des entrelazadas.
ajo la espesura
todo el mar cuando se desarrolla
recen una a una las escamas
solitarios peces,
onde los arpones
sangrentados duermen palpitando
eños de sal y sangre.
más allá, en el pecho
poeta,
lparaíso cava
usca y halla
bre y deja
a red emboscada
la firmeza:
onces vuelan imprevistas lanzas,
quinas
arillas,
hambrientos petreles,
habitación sin rumbo
re los cerros,
stenida
r un pétalo puro de pintura.
ambién en el cielo
ave atardecida,
l ciclónico avión endurecido
mo bala de luna,
do
riba
ibe
emanación portuaria,
igilosa
estrella se dirige
a pobre bahía,
as casas colgadas,
duelo, al desamparo,
a alegría
fin del mar, de la sirena pobre,
la ciudad marina
e el océano atroz no desmorona
sepultó el castigo de la tierra.
ne Valparaíso
rrespondencias negras con el viento,
udas con el rocío,
ujeros que no tienen respuestas,
plícitos alcaldes que pasean
rritos tristes al atardecer,
mingos silenciosos de sarcófago;
ro no importa, todo
comprende
ando por tierra o mar o cielo o hilo
siente un golpe como
charada;
go llama, algo cae,
lvo frágil de sueño,
ido o luz del agua,
perceptible
no,
rina o sal nocturna.
llí mismo doblamos
mirada
cia Valparaíso.
A LA TRISTEZA (II)
steza, necesito
ala negra,
nto sol, tanta miel en el topacio,
da rayo sonríe
la pradera
odo es luz redonda en torno mío,
do es abeja eléctrica en la altura.
r eso
ala negra
me,
rmana tristeza:
cesito que alguna vez se apague
zafiro y que caiga
oblicua enredadera de la lluvia,
llanto de la tierra;
iero
uel madero roto en el estuario,
vasta casa a oscuras
mi madre
scando
rafina
lenando la lámpara
sta no dar la luz sino un suspiro.
noche no nacía.
día resbalaba
cia su cementerio provinciano,
ntre el pan y la sombra
recuerdo
mí mismo
la ventana
rando lo que no era,
que no sucedía
n ala negra de agua que llegaba
bre aquel corazón que allí tal vez
idé para siempre, en la ventana.
ora echo de menos
luz negra.
me tu lenta sangre,
via
a,
me tu vuelo atónito!
mi pecho
vuélvele la llave
la puerta cerrada,
struida.
r un minuto, por
a corta vida,
ítame luz y déjame
ntirme
rdido y miserable,
mblando entre los hilos
crepúsculo,
ibiendo en el alma
manos
mblorosas
via.
SUMARIO
toy contento con tantos deberes
e me impuse, en mi vida
amasaron extraños materiales:
rnos fantasmas que me despeinaban,
egóricas manos minerales,
viento sin razón que me agitaba,
espina de unos besos lacerantes, la dura
realidad
mis hermanos,
deber imperioso de vigía,
inclinación a ser sólo yo mismo
la debilidad de mis placeres,
r eso —agua en la piedra— fue mi vida
ntando entre la dicha y la dureza.
EL PUEBLO
uel hombre me acuerdo y no han pasado
s siglos desde que lo vi,
anduvo ni a caballo ni en carroza:
uro pie
shizo
distancias
o llevaba espada ni armadura,
o redes al hombro,
cha o martillo o pala,
nca apaleó a ninguno de su especie:
hazaña fue contra el agua o la tierra,
ntra el trigo para que hubiera pan,
ntra el árbol gigante para que diera
leña,
ntra los muros para abrir las puertas,
ntra la arena construyendo muros
ontra el mar para hacerlo parir.
conocí y aún no se me borra.
yeron en pedazos las carrozas,
guerra destruyó puertas y muros,
ciudad fue un puñado de cenizas,
hicieron polvo todos los vestidos,
l para mí subsiste,
brevive en la arena,
ando antes parecía
do imborrable menos él.
el ir y venir de las familias
eces fue mi padre o mi pariente
penas si era él o si no era
vez aquel que no volvió a su casa
rque el agua o la tierra lo tragaron
o mató una máquina o un árbol
ue aquel enlutado carpintero
e iba detrás del ataúd, sin lágrimas,
guien en fin que no tenía nombre,
e se llamaba metal o madera,
quien miraron otros desde arriba
ver la hormiga
o el hormiguero
ue cuando sus pies no se movían,
rque el pobre cansado había muerto,
vieron nunca que no lo veían:
bía ya otros pies en donde estuvo.
s otros pies eran él mismo,
mbién las otras manos,
hombre sucedía:
ando ya parecía transcurrido
a el mismo de nuevo,
í estaba otra vez cavando tierra,
rtando tela, pero sin camisa,
í estaba y no estaba, como entonces,
había ido y estaba de nuevo,
omo nunca tuvo cementerio,
tumba, ni su nombre fue grabado
bre la piedra que cortó sudando,
nca sabía nadie que llegaba
adie supo cuando se moría,
es que sólo cuando el pobre pudo
ucitó otra vez sin ser notado.
a el hombre sin duda, sin herencia,
vaca, sin bandera,
o se distinguía entre los otros,
otros que eran él,
sde arriba era gris como el subsuelo,
mo el cuero era pardo,
a amarillo cosechando trigo,
a negro debajo de la mina,
a color de piedra en el castillo,
el barco pesquero era color de atún
olor de caballo en la pradera:
mo podía nadie distinguirlo
era el inseparable, el elemento,
rra, carbón o mar vestido de hombre?
nde vivió crecía
anto el hombre tocaba:
piedra hostil,
ebrada
r sus manos,
convertía en orden
na a una formaron
recta claridad del edificio,
o el pan con sus manos,
vilizó los trenes,
poblaron de pueblos las distancias,
os hombres crecieron,
garon las abejas,
orque el hombre crea y multiplica
primavera caminó al mercado
re panaderías y palomas.
padre de los panes fue olvidado,
que cortó y anduvo, machacando
briendo surcos, acarreando arena,
ando todo existió ya no existía,
daba su existencia, eso era todo.
lió a otra parte a trabajar, y luego
fue a morir rodando
mo piedra del río:
uas abajo lo llevó la muerte.
que lo conocí, lo vi bajando
sta no ser sino lo que dejaba:
les que apenas pudo conocer,
sas que nunca y nunca habitaría.
uelvo a verlo, y cada día espero,
veo en su ataúd y resurrecto.
distingo entre todos
que son sus iguales
me parece que no puede ser,
e así no vamos a ninguna parte,
e suceder así no tiene gloria.
creo que en el trono debe estar
e hombre, bien calzado y coronado.
eo que los que hicieron tantas cosas
ben ser dueños de todas las cosas.
s que hacen el pan deben comer!
eben tener luz los de la mina!
sta ya de encadenados grises!
sta de pálidos desaparecidos!
un hombre más que pase sin que reine.
una sola mujer sin su diadema.
ra todas las manos guantes de oro.
utas del sol a todos los oscuros!
conocí aquel hombre y cuando pude,
ando ya tuve ojos en la cara,
ando ya tuve la voz en la boca
busqué entre las tumbas y le dije
retándole un brazo que aún no era
polvo:
odos se irán, tú quedarás viviente.
encendiste la vida.
hiciste lo que es tuyo».
r eso nadie se moleste cuando
rece que estoy solo y no estoy solo,
estoy con nadie y hablo para todos:
guien me está escuchando y no lo saben,
ro aquellos que canto y que lo saben
uen naciendo y llenarán el mundo.
PLENOS PODERES
puro sol escribo, a plena calle,
leno mar, en donde puedo canto,
o la noche errante me detiene
ro en su interrupción recojo espacio,
ojo sombra para mucho tiempo.
trigo negro de la noche crece
entras mis ojos miden la pradera
sí de sol a sol hago las llaves:
sco en la oscuridad las cerraduras
oy abriendo al mar las puertas rotas
sta llenar armarios con espuma.
o me canso de ir y de volver,
me para la muerte con su piedra,
me canso de ser y de no ser.
eces me pregunto si de dónde,
de padre o de madre o cordillera
redé los deberes minerales,
hilos de un océano encendido
é que sigo y sigo porque sigo
anto porque canto y porque canto.
tiene explicación lo que acontece
ando cierro los ojos y circulo
mo entre dos canales submarinos,
o a morir me lleva en su ramaje
l otro canta para que yo cante.
pues de no ser estoy compuesto
omo el mar asalta el arrecife
n cápsulas saladas de blancura
etrata la piedra con la ola,
lo que en la muerte me rodea
re en mí la ventana de la vida
n pleno paroxismo estoy durmiendo.
plena luz camino por la sombra.
PABLO NERUDA, nacido y muerto en
Chile (Parral, 1904 - Santiago, 1973),
ha sido sin duda una de las voces más
altas de la poesía mundial de nuestro
tiempo. Desde el combate directo o
desde la persecución y el exilio
valerosamente
arrostrados,
la
trayectoria del poeta, que en 1971
obtuvo el premio Nobel, configura, a la
vez que la evolución de un intelectual
militante, una de las principales
aventuras expresivas de la lírica en
lengua castellana, sustentada en un
poderío verbal inigualable, que de la
indiscriminada inmersión en el mundo
de las fuerzas telúricas originarias se
expandió a la fusión con el ámbito natal
americano y supo cantar el instante
amoroso que contiene el cosmos, el
tiempo oscuro de la opresión y el tiempo
encendido de la lucha. Una mirada que
abarca a la vez la vastedad de los seres
y el abismo interior del lenguaje: poeta
total, Neruda pertenece ya a la tradición
más viva de nuestra mayor poesía.
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