MARY PEÑA LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Una vida para la Estética Una compilación de Claudia Consuegra Peña ATENEA Ediciones 5 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Una Vida para la Estética Mary Peña @ 2012 para América latina. ATENEA Ediciones. www.ateneainstituto.com todos los derechos reservados. Este libro terminó de imprimirse en Medellín, Antioquia. Colombia. Enero de 2012. Compilación, Dirección Editorial, Corrección de Textos, Asesoría en Diagramación y Diseño: CLAUDIA CONSUEGRA PEÑA Diagramación y Diseño: LIGIA MARÍA MORALES V. Edición: ATENEA Ediciones Impresión: ALTERNATIVAS GRÁFICAS LTDA. Ninguna parte de esta publicación podrá reproducirse parcial ni totalmente Ni almacenarse en sistema recuperable o transmitirse en forma alguna o por medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros sin el previo consentimiento escrito de Ediciones. 6 - Una vida para la Estética- SARI “Cuando te propones lo alcanzas” Mary 7 - Una vida para la Estética- ¡GRACIAS! A Dios, el dueño de mi destino, mi faro y mi guía. A mis irremplazables padres, a mis hermanos y a mis hijos, por su incondicional AMOR, que ha sido el motor para volver posible lo imposible. A mis compañeros de trabajo por comprenderme. A los egresados, estudiantes, y colaboradores del Instituto ATENEA por su solidaridad. A los familiares y amigos que tanto quiero. A Claudia, por tolerar mi obsesión de volver legible en un abrir y cerrar de ojos, estas memorias. Yo diría que se cocinaron a fuego lento, espero buen resultado. A los antioqueños, por aceptarme como soy. Mil gracias por su paciencia. 9 - Una vida para la Estética- ÍNDICE Pág. INTRODUCCIÓN Capítulo I: Nace una emprendedora Capítulo II: El bicho de la estéticaCapítulo III: ADEA, a un paso de la profesionalización Capítulo IV: ¿Profeta en Antioquia? cosa dura Capítulo V: ADEA Y ATENEA, simbiosis De dos sueños Capítulo VI: ATENEA, una empresa de familia Capítulo VII: Mi familia y yo Capítulo VIII: El tiempo del cáncer Capítulo IX: Comisión Nacional del Ejercicio de la CosmetologíaEPÍLOGO Ejemplos a seguir BIBLIOGRAFÍA EVIDENCIAS 11 - Una vida para la Estética- 13 - Una vida para la Estética- La Autora INTRODUCCIÓN Este es mi testimonio escrito en un lenguaje sencillo. De lo que ha sido mi vida y trabajo basado en la lucha diaria, la terquedad y la entrega. De la batalla por sanar, doblegar y vencer una enfermedad que se ha constituido en la epidemia del siglo XXI: el cáncer, apoyada en la ciencia médica como instrumento de Dios en la tierra. Pegada de la fuerza del amor como motor que mueve al mundo, que logra el verdadero milagro de la sanación espiritual y física. Son mis memorias con la estética y la belleza como epicentro, no como negocios rentables y mundanos, sino como valores que conducen a la superación y bienestar del ser humano. Cuando la mente está sana, el cuerpo llega a estarlo. La vida es una evolución del alma que libra grandes batallas para deshacerse de deseos superfluos. No es fácil, sé que tengo que entender que la realidad se basa en el amor. Todo lo demás es una ilusión que nos impone el ego. Debemos entender que Dios nos ama a todos. Con eso en mente todo es posible. El cuerpo es una herramienta para la evolución del Espíritu, por lo tanto debemos preservarlo para lograr el verdadero crecimiento. Cuando decidí escribir mi recorrido por el mundo de la estética, me pregunté cuál era el verdadero propósito. Tras varios meses estructurando estas líneas entiendo ahora que mi meta es llenar de esperanza a las personas que la han perdido, o que requieren de un impulso para tomar sus decisiones. Sin fe no hay nada. La naturaleza de Dios 15 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS es maravillosa y si el espíritu y la mente no están en sincronía perfecta con la voluntad del Todopoderoso, con nuestros más íntimos anhelos, será imposible que logremos un balance. Una armonía vital en nuestro cuerpo. Después de muchos años de tropiezos y esfuerzo aprendí que la verdad está frente a uno mismo, pero nos tardamos en reconocerla porque la ilusión que la rodea nos impide verla tan diáfana como es. La verdad, las respuestas, todas habitan dentro de uno. El silencio es el instrumento para escuchar aquello que se anhela. El proceso de vencer el miedo, de asimilar que no hay límites para obtener lo que uno anhela, no es breve ni sencillo. Es maravilloso lograr que la conciencia despierte. Dicho esto ofrezco este relato fidedigno a las personas que laboran en la estética, a todos y todas las mujeres y hombres comunes, como usted, como yo, para que encuentren un punto de apoyo en sus universos y se identifiquen en su cotidianidad con mi historia. Mary Peña Medellín-Colombia, 2012. 16 - Una vida para la Estética- CAPÍTULO 1 Nace una emprendedora 17 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Genaro el padre Mary la niña 18 - Una vida para la Estética- NACE UNA EMPRENDEDORA S egún recordaba mi difunta madre ante mis insistentes preguntas para que ella me contara la misma historia una y otra vez, llegué yo a este mundo un 19 de enero de 1.948, siendo las 5 y 45 de la tarde, aunque mi registro civil de nacimiento certifica que sucedió el 20 de Enero del mismo año, al día siguiente, porque mi padre quiso festejar el cumpleaños de los dos en la misma fecha. Nací en Barranquilla, la “arenosa”, capital del departamento del Atlántico. Soy como dicen los costeños, hija de dos cachacos. Mi madre Bertha, una antioqueña oriunda de Santa Rosa de Osos al norte de Antioquia y mi padre Genaro, un boyacense natural de Sogamoso, pareja de padres trabajadores, nobles y buenos que trajeron al mundo una prole de 5 hijos, así: Sara, Genaro, Bertha, Carlos y María del Socorro, yo, quien ocupé el lugar privilegiado de niña menor de la familia Peña Palacio, que felizmente vivía en “Villa Sarita”, nuestra casa del tradicional barrio Boston. 19 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Desde mis primeros años de tierna infancia fui feliz y dicharachera, siempre me consintieron, sobretodo mi papá estaba pendiente de mí, de mi alimentación, porque me enfermaba de resfriados continuos y de la amígdalas, comía poco. Mi padre me compraba muchos juguetes. No puedo pasar por alto el amor que recibí de él, y el dolor que sentí cuando tuve que aceptar la realidad de su partida. La vida se complicó y me fui transformando en una personita insegura e inestable. Ese suceso me dejó sumida en un profundo trance que no logré superar del todo. Con mi papá teníamos un juego único, un universo creado para nosotros dentro del cual yo le decía a él “mi hijo”, y él a su vez solía llamarme “mamá”. Quedé marcada por la pérdida irremplazable que me produjo haber perdido a mi hijo, que no era otro que mi amado padre, cuando murió trágicamente arrollado por un conductor ebrio, a dos cuadras de nuestro hogar, a plena luz del día y yo contaba con 9 años de edad. 20 - Una vida para la Estética- NACE UNA EMPRENDEDORA Seguí bajo el cuidado de mi madre que trabajó duramente para terminar de educarnos y procurarnos el estudio en los colegios María Auxiliadora y Biffi respectivamente, en los que mi padre nos matriculó. Mi madre nos prohibía salir de noche, asistir a fiestas con las compañeras y amigas, debido a la tamaña responsabilidad que representaba para ella ser una viuda a cargo de 5 niños. Terminé mis estudios de bachillerato básico con énfasis en pedagogía y luego me gradué de secretaria ejecutiva en una institución educativa llamada Instituto Notre-Dame, de Barranquilla. Buscando el padre que no tuve me casé de 18 años con un hombre costeño, que me doblaba la edad. Hoy recuerdo los ruegos y consejos de mi madre para que no me casara tan joven con un hombre maduro. Parece que fue ayer cuando Mami Bertha-así la apodarían a media lengua y cariñosamente sus nietos- insistentemente me impulsaba a proseguir mis estudios universitarios en Estados Unidos. 21 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Pero el vacío emocional que me embargaba por la repentina muerte de mi padre, me hacía buscar su figura en Rodrigo Consuegra, con quien me casé en la Iglesia de Torcoroma de mi natal Barranquilla. La unión, por supuesto, cumplidas las predicciones de mi madre Bertha, que en paz descanse, no alcanzó a sobrepasar los 10 años, por incompatibilidad de caracteres. Por fortuna mi familia materna ha sido muy unida, amorosa y solidaria, jamás nos desampararon ni a mis hijos ni a mí. Amo a cada uno de mis hermanos con todo mi corazón, sin embargo luego de la muerte de mi padre me apegué a mi hermana Bertha, la tercera entre los 5 hijos PeñaPalacio. Con ella, epicentro de mi familia materna, desarrollé una conexión especial. 22 - Una vida para la Estética- NACE UNA EMPRENDEDORA Se percibirá claramente en el capítulo más dramático y reciente de esta historia, con la prueba de fe y de vida que me sobrevendría en el ocaso de mis años. Bertha ha sido mi soporte más grande y el de mis hijos. Agradezco a Dios por la hermana llena de amor que me regaló, por esa mujer bondadosa que no parece de este planeta. Tata, como le dicen todos sus sobrinos y nietos, es mi amada compañera, amiga y hermana, ha sido una segunda mamá para los cuatro hijos que tengo, que hoy en día han vivido buena parte de sus vidas. A la primera y mayor de mis cuatro retoñosinspirada en la Virgen del Carmen, patrona de los conductores- la bauticé: Carmen Luz, Abogada especialista en Derecho Administrativo y Constitucional, la más estudiosa, me alegró la vida con la llegada de una hermosa nieta de ojos azules como el cielo, aplicada y vivaz: Valentina, de 10 años, bogotana, e hija de un joven antioqueño profesional destacado en su campo, también de las leyes. 23 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS A la segunda hija, en honor a la cantante de moda en Colombia, que me fascinaba con su música y sus versos de amor, la llamé Claudia, talentosa Comunicadora Social dedicada a la asesoría de personajes públicos y a la docencia. Ella me concedió un vivaracho y amoroso nieto: Juan Simón, con apenas 6 años de edad posee una inteligencia asombrosa. A la tercera hija, decidimos llamarla al igual que yo: María del Socorro, cariñosamente y como nos dicen a las socorros en la costa atlántica, la apodamos “Coco”. Licenciada en Preescolar, me llenó de una felicidad indescriptible con el nacimiento de su niña, Sara, a quien amo como si fuera otra hija, ya que desde su primer día de existencia he participado activamente en su formación. Actualmente Sarita es el motor que me impulsa para seguir luchando a pesar de mi precario estado de salud. 24 - Una vida para la Estética- NACE UNA EMPRENDEDORA El último de mis 4 hijos, como dice la canción de salsa, nació varón y es la luz de mis ojos: Ricardo, antioqueño auténtico, es un dedicado y acucioso Médico, muy parecido físicamente a mi madre, hoy recién casado. Desde el día en que llegó al mundo Ricardo y hasta su último segundo de soltería, ha sido mi amado hijo, compañero y amigo, la figura masculina casi paterna para sus 3 hermanas y para sus sobrinos. Es el bastión de las decisiones que se han tomado en mi hogar. Ahora, desde su rol de hombre casado, con María Gabriela García, una joven médica de una riqueza espiritual admirable, espero me siga acompañando muy de cerca hasta el final de mis días. 25 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Casa de la familia Peña 26 - Una vida para la Estética- CAPÍTULO 2 El bicho de la estética 27 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Sus inicios en la estética 28 - Una vida para la Estética- EL BICHO DE LA ESTÉTICA C onocí el apasionante mundo de la estética y la cosmetología hace tres décadas. Cumpliré 32 años de vivir en Medellín, la ciudad de la eterna primavera, este 1 de marzo de 2012, si Dios me lo permite. Aquí he pasado la mitad de la vida luchando y soñando, como mujer madre cabeza de familia de 4 pequeños que llegaron al mundo, antepuse las prioridades de mis hijos a mis sueños, a mis anhelos personales y afectivos. La estética fue el camino, el instrumento que me impulsó a mejorar nuestra calidad de vida, a equiparar mis logros a los de mis hermanos que viven en Barranquilla, y gozan de estabilidad familiar, profesional y social. Sucedió gracias a una llamada cruzada al teléfono fijo de mi casa. Fue la manera como Dios en su sabiduría me puso en la senda del oficio de la belleza. Una joven Cartagenera, Petra Bottet de Baena, estaba al otro lado del teléfono. Allí nació una amistad entrañable que aún conservamos, ahora es mi comadre. Petra me invitó asistir a su grupo de consultoras de YANBAL. 29 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Me presenté luego de terminar labores como profesora de preescolar en el colegio Santamaría del Rosario, donde llevaba 2 años dictando clases. Antes había sido profesora y dueña del kínder “La Alegría” en Barranquilla y secretaria ejecutiva tanto en la costa, como acá en Medellín. Me entusiasmé en la reunión de belleza y con el ánimo de cuidar mi piel y de aprender a maquillarme, ingresé a esta reconocida empresa de ventas multinivel por catálogo. Al poco tiempo me contrataron en calidad de instructora de las consultoras de belleza, de las Yanbalistas, gracias a mi experiencia como docente. Por mi temperamento inquieto, las ganas de progresar en el aprendizaje personal y para generar mayores ingresos varios años después me desempeñé como instructora en otras prestigiosas empresas de belleza durante 4 años, en las que adquirí nuevos conocimientos, mayor experiencia en Cosmetología, Estética, y en la aplicación de productos y tratamientos cosméticos. 30 - Una vida para la Estética- EL BICHO DE LA ESTÉTICA La educación universitaria de mis 2 hijas mayores y la culminación de la secundaria de los 2 menores, era tarea de titanes. Para sobrevivir y darles lo necesario debí alquilar habitaciones de mi casa a profesionales y universitarios que llegaban a Medellín desde otras regiones. Lo lograba anunciando en la sección de clasificados del periódico El Colombiano. Cada nuevo día encomendaba la vida de mis pequeños, de mis adolescentes hijos y la mía propia a Dios y a la Virgen María, a fin de que nos protegieran de malas experiencias, para que jamás llegara un malhechor a compartir nuestro hogar. Era un riesgo latente a nuestra integridad pero fue la única manera de salir adelante. Así fue como llegó a mi puerta el médico extranjero Abraham Quiñónez radicado durante 5 meses en mi casa, él se interesó por las actividades cosméticas que yo realizaba. Como este buen hombre terminaba su especialidad en salud pública y en cursos de medicina bioenergética, me enseñó el manejo de las técnicas de “cromoterapia”, o terapia del color, para aplicarla con filtros y mascarillas a los usuarios que utilizarían mis servicios en un improvisado consultorio de estética. 31 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Rudimentariamente organicé una cabina de estética en mi casa, en la sala principal, con una camilla de segunda que me prestaron y que a esas alturas ya había soportado el uso y el abuso. Me las ingeniaba poniéndole encima un plástico de los que se utilizan para las cunas de bebés, a fin de que los futuros usuarios no notaran el deterioro. Como puerta divisoria entre el lugar de trabajo y el resto de mi hogar instalé una cortina que yo misma confeccioné, en la máquina de coser de una amiga. Reconocidos dirigentes públicos y personalidades entre los que figuraron: William Vélez Mesa, Ex congresista antioqueño, hoy Parlamentario Andino; el ex Senador Mario Uribe Escobar; Luis Pérez Gutiérrez, ex Alcalde de Medellín; Luis Javier Osorio, Alto Magistrado de la Sala Penal de la Corte; su señora esposa, en ese momento Fiscal Seccional de Antioquia, Martha Luz Hurtado; El Padre Guillermo Gil (q.e.p.d.), reconocido Sacerdote, autorizado por el Vaticano para realizar exorcismos, que le practicó la liberación final a “Amanda”, la protagonista del Libro: “La Bruja”, historia real escrita por el periodista Germán Castro Caicedo; y muchos otros connotados Jueces, funcionarios de la Fiscalía General de la Nación. 32 - Una vida para la Estética- EL BICHO DE LA ESTÉTICA Unos llegaron a mi pequeño Centro de Estética, gracias a los contactos y relaciones públicas de mi hija Claudia, era estudiante de Comunicación Social que incursionaba como reportera de televisión y asesora de prensa de políticos. Otros, gracias a mi hija Carmen Luz quien llevó a su Jefa y algunos compañeros de trabajo. Muchos más llegaron hasta las puertas de mi casa recomendados por usuarios -entre quienes mis óptimos resultados como cosmetóloga y esteticista, fueron tomando auge- a mediados de la década de los 90. También pasaron por mis manos: ejecutivos, modelos profesionales, presentadores de televisión, periodistas, amas de casa y jóvenes estudiantes, allegados todos de mis hijos, de los colegios y universidades donde estudiaban, y de las empresas donde laboraban. 33 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Con el paso del tiempo aumentó mi reconocimiento y buen nombre como cosmetóloga, así pude mejorar progresivamente la infraestructura de mi lugar de trabajo. Pasé a instalarlo en la habitación principal de mi hogar situado en el barrio el Velódromo, donde compartíamos la vivienda subarrendándole a universitarios y profesionales procedentes de otras ciudades de Colombia. Día tras día atendía a sinnúmero de pacientes, como les llamábamos incorrectamente a los usuarios. Las esteticistas de la ciudad no sobrepasábamos de 20. Éramos en su mayoría madres cabeza de familia con una historia de vida similar, marcada por la tenacidad y la lucha, por el reto de salir adelante en la labor de ofrecer prevención, cuidados de la piel y embellecimiento a los clientes que utilizaban nuestros servicios. 34 - Una vida para la Estética- EL BICHO DE LA ESTÉTICA Para ese entonces en Bogotá se comenzaron a posicionar incipientemente firmas de productos cosméticos, y de proveedores de equipos y aparatología para la estética procedentes de Europa y Estados Unidos. A la par comenzó a darse el boom y la realización de congresos de belleza, medicina, cosmetología y estética en las principales ciudades colombianas. Sus organizadores eran médicos, distribuidores y esteticistas, que yo denominé: “médicoscomerciantes”. Una vez finalizados estos eventos, a los esteticistas, que crecíamos numéricamente diseminados por todo el territorio, nos dictaban cursos y talleres post congresos, nos capacitaban en nuevas tecnologías para los “pacientes”, nos vendían productos cosméticos y equipos de electro-estética, algunos confiables, otros de dudosa procedencia. 35 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS Todo a cambio de exagerados costos. Los comerciantes se aprovecharon de que Colombia adolecía de una legislación especial que reglamentara la actividad de la cosmetología y la estética; de que no existía formalmente una educación impartida ni desde la academia, ni desde la educación superior, ni desde la técnica, para formarnos en un negocio cuya demanda crecía vertiginosamente. Con el paso del tiempo seguían vendiéndonos falsas promesas a los esteticistas de toda la Nación, que ya superábamos las 800 personas, en eventos realizados en auditorios como el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, en salones de Hoteles como el Hilton y el Holiday In de Bogotá; y en hoteles de ciudades como: Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. 36 - Una vida para la Estética- EL BICHO DE LA ESTÉTICA Los esteticistas regresábamos a nuestras ciudades de origen luego de las cortas capacitaciones, con la esperanza de haber adquirido conocimientos sólidos para tratar patologías de la piel, realizar tratamientos de adelgazamiento y técnicas invasivas con productos que en muchos casos no contaban con aprobación del INVIMA. Estos mercaderes inescrupulosos nos aseguraban engañosamente que los productos vendidos eran procedentes de Europa y Estados Unidos, y que contaban con la aprobación de la FDA. Así se fue fortaleciendo el sector con grandes altibajos, puesto que gran parte de los esteticistas no contaban ni siquiera con el bachillerato, por lo que se les hacía imposible asimilar los avanzados conceptos médicos que se transmitían en los eventos. 37 - Una vida para la Estética- LA EVOLUCIÓN DE LOS SUEÑOS No todo fue malo. Adquirimos grandes conocimientos y los esteticistas que intentábamos laborar bajo parámetros éticos, trabajábamos a conciencia creyendo que actuábamos correctamente. Los instructores médicos nos aseguraban que quedábamos habilitados para ejercer actos de salud, ya que éramos “capacitados” por ellos. 38 - Una vida para la Estética-