El Ecuador y la defensa del mar o el nacimiento de la Diplomacia

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EL ECUADOR Y LA DEFENSA DEL MAR O EL NACIMIENTO DE LA
DIPLOMACIA MARÍTIMA DEL ECUADOR
“El factor geográfico actúa en él (el Ecuador) con una intensidad primordial. No es sólo el
ambiente físico lo que determina de inmediato la existencia ecuatoriana, sino lo geográfico en
su sentido más extenso de posición en el mundo1”.
En esta síntesis partiremos de una realidad geográfica esencial, característica del siglo
XX, el mar se ha vuelto un elemento determinante de las relaciones internacionales del
Ecuador. Luego, analizaremos la aparición y el fortalecimiento al nivel nacional de una
diplomacia marítima propia, tanto al nivel bilateral como multilateral y, en esa evolución,
destacaremos un hito fundamental, la creación del Sistema Marítimo del Pacífico Sudeste2
gracias a la conclusión de un tratado regional histórico, la Declaración de Santiago de 1952.
Finalmente, al iniciarse el siglo XXI, abordaremos algunos de los principales desafíos de
nuestra diplomacia marítima.
En efecto, el mar es un elemento determinante de las relaciones del país. Primero, al
formar parte de nuestro territorio, luego, al haberlo ampliado a 1.095.441, 2 km2 (mar
territorial de 200 millas), y por último, por tener perspectiva de incrementarlo de 119.500 km2
con la novedosa noción de plataforma continental de las islas Galápagos. En pocas palabras, el
territorio nacional se ha cuadruplicado y, otra gran novedad, está conformado más por mar que
tierra3. Esta revolución silenciosa aún no está bien comprendida y asimilada, a pesar de las
estipulaciones expresas en nuestra constitución, artículo 2, y el código civil, artículo 628. Lo
ilustran muy bien las contradicciones recientemente difundidas por los medios y,
particularmente, el diario “El Comercio”, tanto al nivel histórico4, como geográfico5.
Para explicar esta transformación, iniciaremos esta síntesis con una primera pregunta
¿cuándo y cómo se ha logrado este cambio de la geografía del país? Al nivel diplomático hay
un acontecimiento clave “La Primera Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones
Exteriores”, del 23 de setiembre al 3 de octubre de 1939, con la Proclamación de la
Declaración de Panamá que estableció, entre otros aspectos, una zona de seguridad continental
que en algunos sitios se extendía hasta 300 millas marinas. Al no poder extendernos sobre la
aparición de nuestra diplomacia marítima a través del análisis de todos esos textos (1939-1982)
y para facilitar la lectura de este fenómeno, sólo recordaremos estas modificaciones, por medio
del: multilateralismo, el bilateralismo y el unilateralismo. En cuanto al multilateralismo
tenemos: las Conferencias interamericanas, las Conferencias sobre el Derecho del Mar y
Técnicas para la Conservación de los Recursos Vivos del Mar de las Naciones Unidas, las
Declaraciones latinoamericanas, los Congresos del Instituto Hispano Luso Americano de
Derecho Internacional, las Recomendaciones e Informes del Comité Jurídico Interamericano,
los tratados y costumbres regionales. En lo que concierne al bilateralismo: las declaraciones
1
Benites Vinueza, Leopoldo, Ecuador: drama y paradoja, Quito-Ecuador, Crear gráfica editores; pág. 55, 2005.
Lara Brozzesi, Claude, La doctrina latinoamericana y el Sistema Marítimo del Pacífico Sudeste, Quito-Ecuador,
editorial El Duende; 540 págs , 1993.
3
Luna Tobar, Alfredo, “La quinta región geográfica ecuatoriana: el mar”, Revista de AFESE No 42, enero-junio
2005, Quito-Ecuador, editorial El Conejo-Nina Comunicaciones; págs. 11-25*.
4
El Comercio, Nuestra Patria-2005, fascículo 1-Educación Cívica. “El territorio a través de la historia”, QuitoEcuador, 2005; págs. 4 y 5.
5
Ibidem, fascículo 2, “Configuración continental, mar territorial y espacio aéreo”, Quito-Ecuador, 2005; págs. 13 y
14.
2
1
presidenciales y reuniones ministeriales, los tratados y las costumbres interestatales6 y acerca
del unilateralismo: las constituciones y leyes, los decretos, mapas y sentencias judiciales7. Al
determinar la aparición de nuestra diplomacia marítima en el siglo XX, surge una segunda
pregunta ¿cómo? En esos años: 1939-1982, una noción aparece con gran claridad, la defensa
del mar ecuatoriano se fundamenta en la soberanía. Así, “la soberanía es para la nación lo que
la autonomía de la voluntad y los derechos del hombre son para los individuos8”. La
diplomacia ecuatoriana justificará esa visión del nuevo derecho del mar, tanto en las etapas de
su elaboración, negociación y conclusión, como a los niveles multilateral, bilateral y unilateral;
y, también, en los planos jurídico como político. Esta constancia sufrirá dos excepciones, en lo
político, con la aparición de la noción de “soberanía limitada9” y la firma del “Modus Vivendi
entre el Ecuador y los Estados Unidos”, de 1963, con las observaciones del Embajador Luis
Valencia Rodríguez, testigo presencial y que, como Canciller de la República, en 1966, obtuvo
su denuncia10. Sin embargo, referente a esas excepciones políticas, conviene destacar aquí las
conclusiones de este eminente diplomático:
“Es innegable, finalmente, que un Convenio libremente firmado y ratificado, no puede
ser modificado por simples declaraciones de delegados que no tienen carácter de
plenipotenciarios como son los que asisten a las reuniones de la Asamblea General, aun cuando
su rango sea el de Embajadores, ni por conversaciones entre representantes que trataban de
coordinar una posición común ante una Conferencia internacional,…, además debía seguir el
proceso interno de aprobación y ratificación previsto en la legislación del país11”.
Y ahora abordaremos, el fundamento esencial de nuestra diplomacia marítima, el
territorialismo. ¿Qué es el territorialismo? He allí la definición del Embajador salvadoreño
Galindo Pohl:
“33. El orador desea comentar el significado del término territorialismo. Hace un cuarto
de siglo cuando ciertos países comenzaron a reclamar una anchura del mar territorial mayor
que la acostumbrada, utilizaron los términos corrientes pero les dieron un nuevo
sentido…Cuando se dice territorialismo no se implica necesariamente la noción tradicional de
mar territorial en toda la zona aludida. Se habla de un concepto nuevo y más amplio, que
absorbe el antiguo mar territorial en un marco más comprensivo y diversificado, sin mengua de
la unidad. El territorialismo afirma la pluralidad dentro de la unidad.
34. El territorialismo va unido a la soberanía, pero no se trata de una soberanía absoluta.
Dentro de una zona sometida a un régimen que supone el paso inocente y la libertad de
navegación en las respectivas subzonas, la soberanía es forzosamente limitada ¿Por qué se
6
Ver: Derecho del Mar, 2 volúmenes: CJI-OEA/Ser.Q.II.4.CJI-7, diciembre de 1971, 278 págs. y CJIOEA/Ser.Q.II.4.CJI-7 (A) diciembre de 1971, 348 págs.
7
Cevallos Berrazueta, Claudio: “Aspectos de carácter internacional en las Constituciones de la República del
Ecuador”, primera parte, revista de AFESE No 39, agosto 2003, Quito-Ecuador; págs. 115-172* y, segunda parte,
revista de AFESE No 41, junio-diciembre 2004, Quito-Ecuador; págs. 139-203*.
8
Lara Brozzesi, Claude El Territorialismo latinoamericano en el derecho internacional del mar, Quito-Ecuador,
ediciones del Banco Central del Ecuador, 1991; págs. 155 nota 88.
9
Ver mis artículos: “Las I y II Conferencias de la Organización de las Naciones Unidas y el Sistema Marítimo del
Pacífico Sur”, revista de AFESE/89, No 15, septiembre-diciembre 1988, Quito-Ecuador; págs. 16-26* y
“Contribución crítica sobre la interpretación jurídica de la Declaración de Santiago”, revista de AFESE/99 No 33,
enero-abril 1999, Quito-Ecuador; págs. 1-43*.
10
Valencia Rodríguez, Luis El Ecuador y las 200 millas, Quito-Ecuador, talleres de OFFYGRABA, 1977; págs.
25-31.
11
Idem.; págs. 23-24.
2
utiliza, pues, la palabra soberanía en este caso? Se trata de una forma concisa de referirse a las
competencias del Estado y una forma breve y cómoda de expresar que las competencias
residuales serán ejercidas por el Estado ribereño…12”. Sin querer hacer una evaluación de
nuestra diplomacia marítima, resaltaremos que en la Tercera Conferencia de las Naciones sobre
el Derecho del Mar, según la Resolución 2750 de la Asamblea General de las Naciones Unidas
de 1970, es el evento internacional de mayor importancia que haya realizado el mundo o la más
sobresaliente reunión diplomática registrada en los anales de las relaciones internacionales, por
su duración: quince años si se tienen en cuenta los trabajos preparatorios (Comité de los
Fondos Marinos) y la Conferencia misma. En efecto, sus trabajos abarcaron un período de
nueve años, en once reuniones que totalizaron alrededor de noventa y siete semanas de
negociación continua y ciento noventa y tres sesiones y, todo esto, sin tomar en cuenta las
múltiples reuniones oficiosas. Por su gigantismo: no menos de 165 Estados (además de
Namibia), 3 territorios, 8 movimientos de liberación nacional, 26 instituciones especializadas y
otros organismos no gubernamentales participaron en las deliberaciones; su amplitud no debe
extrañar, pues la tarea era considerable: la renegociación del Derecho del Mar. Es necesario
recordar este gran evento diplomático, puesto que el Ecuador, tal vez como nunca en la historia
de sus relaciones internacionales, tuvo un papel muy destacado, principalmente, al ser el
fundador y el coordinador del Grupo Territorialista13. Destaquemos lo que indicó el Presidente
de la Delegación ecuatoriana, al comenzar esta Conferencia cuando se conformó el Grupo
Territorialista: “Gracias a la posición firme e invariable mantenida por la Delegación del
Ecuador y a las gestiones desarrolladas por ella, se logró el 26 de agosto de 1974, al finalizar la
Conferencia de Caracas, constituir el Grupo Territorialista integrado por las delegaciones de
Estados que mantenían la tesis de la soberanía sobre mares amplios. El objetivo fundamental
del Grupo debía ser intercambiar puntos de vista sobre los resultados de la Conferencia y
estructurar una estrategia común para los próximos períodos de sesiones… Se encargó a la
Delegación del Ecuador las labores de coordinación, así como ponerse en contacto con otros
países territorialistas a fin de invitarlos a ingresar en el Grupo14”.
Aquí señalaremos un aspecto de la influencia de nuestra diplomacia marítima en las
negociaciones internacionales, y el lector lo podrá comprobar, con la respuesta a esta pregunta
al Jefe de la Delegación Ecuatoriana, Embajador Luis Valencia Rodríguez:
“¿Cuál ha sido el papel del Grupo Territorialista? En primer lugar debo recordar que el Grupo
de países territorialistas fue estructurado en Caracas en 1974 por iniciativa del Ecuador, desde
entonces hasta la presente fecha, el Ecuador ejerce la presidencia del Grupo. Está constituido
actualmente por 23 Estados que tienen mares territoriales mayores de 12 millas. El Grupo es
una minoría en relación con los 164 Estados que participan en la Conferencia. Además, dentro
del Grupo existen importantes matices diferenciales. Sin embargo, ha sido por la persistencia
del Grupo, por la posición radical adoptada, por la inalterable defensa de posiciones, en todo lo
cual la delegación del Ecuador se ha destacado de manera especial, que se ha conseguido el
fortalecimiento de los derechos del Estado ribereño en la zona económica exclusiva y en la
plataforma continental. Fue la acción del Grupo, y de la delegación ecuatoriana dentro de él,
12
Lara Brozzesi, Claude: “El Ecuador y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982:
algunas reflexiones” in Ecuador y el Derecho del Mar. El papel de la CPPS , Folletos de la Academia No 3,
Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, imprenta del Ministerio de Relaciones
Exteriores, Quito-1998; págs. 10-11.
13
Idem.; págs. 12-13.
14
Lara Brozzesi, Claude: “45 años de la Declaración de Santiago, reflexiones sobre la posición territorialista”.
Revista del Instituto Superior de Postgrado en Ciencias Internacionales, Facultad de Jurisprudencia, Ciencias
políticas y sociales-Universidad Central del Ecuador, No 18, Quito-noviembre 1998; págs. 93-94.
3
durante estos siete años de negociaciones, a través de la defensa del mar territorial de hasta 200
millas, la que logró vencer las resistencias de las grandes potencias y muchos otros Estados
hasta llegar al proyecto que ahora constituye el antecedente inmediato de la Convención…15”.
Adicionalmente, la consolidación y la influencia de nuestra diplomacia marítima se dieron
cuando se creó el Sistema Marítimo del Pacífico Sudeste (SMPSE), con la famosa
“Declaración de Santiago” del 18 de agosto de 1952, durante la Primera Conferencia para la
Explotación y Conservación de las Riquezas Marítimas del Pacífico Sur. Nuestra diplomacia
participó a la elaboración de este gran texto:
-
“De allí que frente a la Declaración de Santiago, ninguna de las posteriores
formulaciones latinoamericanas llegó a superar su mensaje político, su novedad jurídica
y su capacidad de movilización de opinión y de actividad16”. Después de los libros y
artículos que hemos dedicado a este tratado, enunciaremos brevemente el aporte de
nuestra diplomacia marítima: Un nuevo sentido al derecho internacional del mar con el
establecimiento, defensa y difusión de la ideología del desarrollo por el mar en
beneficio de los pueblos.
-
Esta Declaración recoge el gran movimiento latinoamericano del cuestionamiento
radical del Derecho clásico del mar y señala la firme voluntad de elaborar un nuevo
Derecho del Mar y al celebrar un tratado -el único en nuestro continente- Chile,
Ecuador, Perú y, posteriormente Colombia en 1979, proyectaron las necesidades vitales
del desarrollo de sus pueblos en los océanos, presentaron una nueva división de los
mares, crearon una región marítima en el Pacífico Sudeste y bajo una noción y
herramienta jurídica clara y conocida de todos: la soberanía. Acerca de esta noción,
subrayamos este fragmento del “Informe a la Nación” de 1953:
“La concurrencia del Ecuador a esa Conferencia fue considerada de primordial
importancia, ya que en su zona marítima existe en gran cantidad cachalotes,… y como uno
de sus objetivos, es la fijación del mar territorial. De acuerdo con el programa elaborado
por los personeros del Gobierno de Chile…, ésta (la reunión) se llevó a cabo en la ciudad
de Santiago de Chile, desde el 4 al 9 de agosto de 1952, con el siguiente temario: 1) Mar
territorial .-Legalización de las declaraciones de los Presidentes de Chile y Perú, en cuanto
a la soberanía sobre 200 millas de aguas continentales…Uno de los propósitos de Chile
sobre el punto primero del temario era abordar en conjunto, para armonizar los
pensamientos de los tres países, una declaración sobre el mar territorial…17”.
-
La creación al nivel regional de las 200 millas, así como su divulgación y
reconocimiento con su codificación al nivel internacional.
-
La fundación de una organización única en el mundo: el Sistema Marítimo del Pacífico
Sudeste, con más de medio siglo de existencia, al encargarse de todas las cuestiones
relativas al mar.
Estas etapas formativa y consolidativa de nuestra diplomacia marítima (1939-1952)
15
16
17
Idem., pág. 98.
Idem.; pág. 105, nota 3.
Lara Brozzesi, Claude, nota 2; pág. 170, nota 313.
4
han permitido que, tanto al nivel del SMPSE como del Ecuador, el país consiga una mejor
defensa de las riquezas naturales de su mar de 200 millas. En efecto, en el caso “Onassis”, en
1954, la potente flota ballenera codiciaba las riquezas del Pacífico sudeste y, además, con
intención premeditada de introducirse ilegalmente dentro de la zona marítima peruana de 200
millas. Los capitanes de cinco barcos fueron condenados y el armador tuvo que pagar tres
millones de dólares. Este asunto causó escándalo en la época y la prensa comentó la posibilidad
para que el incidente fuese llevado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es
interesante recordar los términos de la sentencia judicial interna, en la cual se califica muy
claramente la naturaleza jurídica de la Zona Marítima: “Cazaban las ballenas en aguas
territoriales peruanas, sin haber obtenido el permiso correspondiente, sacrificando los cetáceos
en infracción de las disposiciones internacionales y nacionales dictadas para la preservación de
esta riqueza ictiológica…”18.
El 12 de diciembre de 1957, aviones de la fuerza militar chilena descubrieron veintitrés
barcos de pescas estadounidenses que pescaban ilegalmente en una zona de tres a treinta millas
de las costas chilenas. Los barcos no aceptaron respetar la legislación chilena, lo que dio lugar
a un conflicto entre Chile y los Estados Unidos de América. Luego de prolongadas
negociaciones entre los Gobiernos de dichos países, el 2 de julio de 1958, el Subsecretario de
Relaciones Exteriores de Chile y el Representante de la “American Tumbota Association”
firmaron un acuerdo que refleja la determinación de los Estados signatarios y la eficiencia del
pacto regional, puesto que la empresa propietaria de los barcos aceptó el permiso de pesca en la
zona de 200 millas a las autoridades chilenas.
Empero, los incidentes más numerosos se produjeron entre los pescadores
estadounidenses y las autoridades ecuatorianas. El país se defendió con mucha tenacidad y
habilidad contra estas prácticas de explotación abusiva e irracional que amenazaban las
riquezas de sus costas. Si el Ecuador, de 1966 a 1971, había capturado ya y condenado a treinta
y dos barcos pesqueros estadounidenses, la crisis iba a estallar y agravarse con lo que se ha
llamado la “guerra del atún”19. Entre el 10 de enero de 1971 y el 15 de enero de 1972, en la
zona de 200 millas, cincuenta y tres barcos atuneros fueron detenidos y condenados por las
autoridades ecuatorianas. La suma total de las multas se elevó a más de dos millones de
dólares, pues había reincidentes. En la época, el permiso otorgado por el Ecuador fijaba la
suma a 20 dólares por tonelada. Y, el “New York Times”, del domingo 21 de marzo de 1971,
informaba: “que la flota de los Estados Unidos ha capturado en el Pacífico oriental 81.000
toneladas de atún de aleta amarilla y barrilete, calculándose que el valor de la cosecha anual
llegaría a 85 o 90 millones de dólares”20. La inflexibilidad del Gobierno ecuatoriano en la
represión de los navíos de pesca extranjeros que operaban sin licencia en sus aguas territoriales
y las amenazas y las represalias del Gobierno estadounidense (deducción y cesación de la
ayuda económica, suspensión de la ayuda militar y de préstamos para compra de armamentos),
iban a dar sus frutos. Frente a esas sanciones, la actitud del Gobierno nacional permitirá a
nuestra diplomacia marítima conocer uno de sus más grandes éxitos: “Al haberse roto, por
parte de una Nación poderosa, una de las más importantes normas del Sistema Jurídico
Interamericano, consagrada en la Carta fundamental que lo rige, era menester que la Nación
18
Idem nota 2; pags. 212-213.
El lector encontrará una excelente síntesis y una abundante recopilación de documentos en esta obra Un
hito en el Panamericanismo, violación del artículo 19 de la Carta de la OEA, editorial de la Casa de la
Cultura Ecuatoriana, Quito, 1971; 248 págs.
20
Ibidem; pág. 214.
19
5
perjudicada por esa acción apelara a los Organismos Continentales encargados de velar por la
vigencia y respeto de tales normas”.21 Por intermedio del Embajador Jorge Fernandez,
negociador y firmante de la tan famosa Declaración de Santiago, solicitaba, en Washington, el
26 de enero de 1971: “…, en cumplimiento de expresas instrucciones de mi Gobierno, la
convocatoria, de acuerdo con lo dispuesto en la 1ª parte del Artículo 59 de la Carta de la OEA,
de la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, para tratar un asunto de
carácter urgente y de interés común para los Estados americanos, surgido por la aplicación de
parte del Gobierno de los Estados Unidos de América de medidas coercitivas a mi país, en
oposición expresa al Artículo 19 de la Carta de la Organización”22. Así que el planteamiento
del Ecuador de convocar a una reunión de carácter “urgente y de interés común para los
Estados Americanos” por el problema surgido fue totalmente favorable: “22 países, en votación
nominal solicitada por el Canciller ecuatoriano, pronunciaron un sí rotundo aceptando la
solicitud ecuatoriana de convocar una Reunión de Consulta de Cancilleres,…”23. Con la
resolución CP/RES 32 (37/71), el Consejo Permanente convocó a la XIV Reunión, el 31 de
enero de 1971, y en su &3 reiteró tajantemente la condenación de medidas coercitivas en las
relaciones interamericanas, al: “exhortar a los Estados Miembros para que en sus relaciones
recíprocas observen rigurosamente los principios de la Carta de la Organización de los Estados
Americanos y se abstengan de utilizar todo género de medidas que afecten la soberanía de los
Estados y la tranquilidad del Hemisferio”24. En estas breves indicaciones acerca de “la guerra
del atún”, concluiremos con estas declaraciones del Canciller ecuatoriano José María Ponce
Yépez, el 3 de febrero, a su regreso de Washington: “…el párrafo 3º de la parte dispositiva
constituye un elemento de mucha importancia que sólo puede interpretarse en relación con el
contenido de la propia resolución. Si bien la exhortación está dirigida a los Estados Miembros,
a fin de que observen rigurosamente los principios de la Carta y se abstengan de utilizar todo
género de medidas que afecten a la soberanía de los Estados y a la tranquilidad del Hemisferio,
es un hecho evidente y fuera de toda duda que dentro del problema planteado en la XIV
Reunión de Consulta, el único Estado que ha adoptado medidas que afectan a la soberanía de
otro ha sido Estados Unidos de América”25. Finalmente, conviene recordar que el 20 de enero
el Perú manifestó su apoyo y Chile el 2126, y que los consignatarios de la Declaración de
Santiago sostuvieron al Ecuador, al emitir un pronunciamiento oficial, el 3 de febrero, en el que
reafirmaban su adhesión al límite de las 200 millas y su voluntad de operar en común para
defender esta reivindicación27.
Otro reconocimiento a esta obra diplomática es haber logrado que el organismo
principal de este Sistema, la Comisión Permanente del Pacífico Sur, después de 49 años de
rotación en los cuatro países miembros, tenga su sede definitiva en Guayaquil, al firmarse en
Quito el 29 de noviembre del 2001 el “Addendum al Convenio de Privilegios e Inmunidades
entre el Gobierno de la República del Ecuador y la Comisión Permanente del Pacífico Sur28.
21
Ibid.; pág. 35.
Ibid.; pág. 69.
23
Ibid.; pág. 39.
24
Ibid.; pág. 83.
25
Ibid; págs. 49 y 50.
26
Ibid; págs. 25 y 26 y, sobre todo los anexos 5 y 6; págs. 66 a 68.
27
Idem nota 8; pág. 193.
28
Cuadernos de Soberanía: Dirección General de Soberanía y Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores del
Ecuador, Quito, 2002; págs. 75-81.
22
6
Al comenzar el siglo XXI, una vez consolidada y asentada nuestra diplomacia
marítima, tenemos varios desafíos que enfrentar, tanto en el país, como a los niveles regional y
multilateral. En el Ecuador, al nivel educativo, con la aparición de un nuevo elemento
geográfico, el mar. En el plano regional, la reciente posición peruana, que es una impugnación
a las delimitaciones vigentes del Sistema Marítimo del Pacífico Sudeste y, en lo multilateral,
nuestra adhesión a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar
(CONVEMAR).
En efecto, en el siglo XX, la geografía del país se transformó radicalmente, tanto por las
cesiones territoriales acordadas con: Brasil, Colombia y Perú como por la ampliación de sus
fronteras, gracias al mar en 1952, con la Declaración de Santiago. Sin embargo, para dar mayor
contenido y fuerza a la diplomacia marítima contemporánea, la educación será el eje
fundamental de esta nueva realidad: el territorio nacional, después de las cesiones mencionadas
anteriormente, no sólo se ha extendido y está llamado a aumentarse con la plataforma insular29,
sino que su superficie es, primero, marítima y, luego, terrestre30.
Por otra parte, para explotar y conservar racionalmente los recursos vivos y no vivos
del mar, sólo la educación impedirá la masiva deforestación que conocemos ahora, como el
deterioro y la contaminación sufridos durante nuestra era petrolera. Por lo tanto, para que
nuestra diplomacia marítima sea beneficiosa para el país, será necesario que el sistema
educativo tome conciencia de esta nueva realidad geográfica que incluye el buen uso de sus
recursos, al capacitar a futuros maestros y enseñarla a la juventud ecuatoriana para lograr su
conservación y desarrollo31.
Otro importante desafío para nuestra diplomacia marítima, es la novedosa impugnación
de la delimitación vigente del SMPSE con la Ley No 28621: Ley de Líneas de Base del
Dominio Marítimo del Perú. En efecto, hemos escrito ya varios artículos sobre esta nueva
posición peruana:
“Acerca de este tema, la delimitación entre el Ecuador y el Perú, habíamos afirmado ya:
Consecuentemente con los tratados de 1952 y 1954, las legislaciones internas, la codificación
marítima mundial y la jurisprudencia internacional existe una frontera marítima delimitada que
se acordó bilateral y multilateralmente al adoptar el método del paralelo, tanto con el Perú
como entre los miembros del SMPSE; podemos añadir, gracias a este original y convincente
estudio, que la delimitación en el SMPSE mediante el paralelo geográfico es también una
costumbre regional o particular entre Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Nuestra demostración
se basaba en esos cuatro puntos: -La línea del paralelo a la luz de algunos antecedentes
históricos. -La línea del paralelo: existencia, reconocimiento y vigencia como frontera marítima
actual. -El límite del paralelo y la CONVEMAR. -El derecho de la delimitación marítima.
Frente a otro intento doctrinario de impugnar la delimitación vigente, al indicar que: ‘…hasta el
momento el Perú no ha suscrito con Ecuador ni con Chile tratados específicos de delimitación
marítima’, disiparemos esas dudas con la presentación de nuevos documentos que se refieren a
29
Goyes Arroyo, Patricio: “Plataforma Continental del Ecuador, Recursos e Importancia” in El Ecuador Marítimo
del Siglo XXI-Memorias de los ciclos de conferencias 2002-2003”. DIGEIM Quito-Ecuador, segunda edición,
2003; págs. 44-45 y 48-49.
30
Luna Tobar, Alfredo. Idem nota 3; págs. 11-22.
Lara Brozzesi, Claude “El Derecho de la delimitación marítima” in Libro de Amigos, homenaje a Jorge
Salvador Lara, volume I, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito-Ecuador, Producción Gráfica, 2005;
pág. 469, nota 3.
31
7
ciertos antecedentes históricos olvidados o desconocidos, la misma jurisprudencia peruana y
los convenios o reglamentos adoptados en las Conferencias sobre Explotación y Conservación
de las Riquezas Marítimas del Pacífico Sur, de los años 1952 y 195432”.
Para nuestra diplomacia, otro conflicto ha surgido con este nuevo antagonismo, basado
en el nacionalismo peruano frente a la cooperación de más de medio siglo del SMPSE,
asentada en fronteras marítimas establecidas por sus cuatro miembros, tanto al nivel
convencional con los tratados de 1952 y 1954, como al nivel consuetudinario. Esta actual
corriente nacionalista tiene como principal interés de contribuir a la construcción del “…
edificio poliforme de la grandeza del Perú33”. Esta vez, esta posición pretexta la adhesión de su
país a la CONVEMAR para cuestionar la delimitación actual, bajo el falaz pretexto de que no
existen “… tratados específicos de delimitación marítima;…34”. No es la primera vez que
nuestro Sistema enfrenta una severa crisis; recordemos las diferencias de interpretación acerca
de nuestras Zonas Marítimas de 200 millas que, paulatinamente, fueron superadas frente a esta
gran prioridad que es la existencia y la unidad del SMPSE. Para conseguir nuevamente este
resultado, nuestra diplomacia debe trabajar intensamente con nuestros socios. Con Colombia,
recordemos que en la “Exposición de Motivos” acerca del convenio de delimitación, la
Cancillería de ese país aclaró:
“Este sistema de delimitación (el paralelo geográfico), de uso frecuente por algunos
Estados, fue precisamente escogido por los países signatarios de la Declaración de Santiago,
para delimitar sus respectiva jurisdicciones marítimas35”. Con Chile, se creó ya, el 3 de agosto
de 2004, “la Comisión Especial Ecuatoriano-Chilena sobre Asuntos relacionados con el
Derecho del Mar y los Límites Marítimos” que se reunió en varias oportunidades. Y,
finalmente con el propio Perú, para que esta nueva corriente nacionalista sea canalizada dentro
de la cooperación del SMPSE y no en su contra, lo que no sólo significaría su paralización y
probable disolución, sino una nueva carrera armamentista y un posible cuestionamiento de los
Acuerdos de Paz de Brasilia, de 1998. La adhesión a la CONVEMAR es otro de los notables
desafíos que debe enfrentar nuestra diplomacia marítima. Existen múltiples argumentos a favor
de esta incorporación; sin embargo, ciertos círculos políticos se resisten a hacerlo,
principalmente por el temor de abandonar nuestra soberanía sobre las 200 millas. No obstante,
conviene precisar que cuando creamos las 200 millas, no existía un derecho internacional del
mar convencional, sólo prácticas específicas. Recordemos que, desde el 10 de diciembre de
1982, hay “una constitución para los océanos36” la CONVEMAR, y al entrar en vigencia a
partir de 1994, este convenio se ha universalizado ya que más de 144 Estados forman parte de
ella, esto es 77% de las Naciones Unidas. Por lo tanto, los defensores del antiguo concepto de
soberanía no saben o no quieren reconocer que su defensa:
32
Lara Brozzesi, Claude. “La delimitación marítima entre el Ecuador y el Perú: nuevas aclaraciones”, revista de
AFESE No 42, enero-junio 2005. Quito-Ecuador, editorial El Conejo-Nina Comunicaciones.; pág. 51*.
33
Agüero Colunga, Marisol Consideraciones para la delimitación marítima del Perú, Lima, Fondo editorial del
Congreso del Perú, 2000; pág. 9, citando al exCanciller Alberto Ulloa “uno de los más cínicos diplomáticos, enemigo
implacable del Ecuador” in Tobar Donoso, Julio La Invasión Peruana y el Protocolo de Río, Quito-Ecuador,
ediciones del Banco Central del Ecuador, 1982; págs. 167-168, 226-227 y 232-234.
34
Agüero Colunga, Marisol. Idem; pág. 38.
35
Lara Brozzesi, Claude “La delimitación marítima entre el Ecuador y el Perú: algunas aclaraciones”, revista de
AFESE/99 No 33, enero-abril 1999, Quito-Ecuador, imprenta del Ministerio de Relaciones Exteriores; pág. 111*.
36
Idem nota 12; pág. 21.
8
“… es ilusoria por su ilegalidad (contraria al Derecho del Mar y a la práctica de los Estados) y,
además, conflictiva, puesto que muchos Estados presentarían sus justas reclamaciones y
costosa, ya que deberemos defenderla militarmente con todos los gastos suplementarios que
ello implica37”.
Asimismo, con los cambios constitucionales de agosto de 1998, la reciente adhesión a
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados38, y lo que dispone en el artículo 4 la
constitución actual:
“El Ecuador en sus relaciones con la comunidad internacional:
…3. Declara que el derecho internacional es norma de conducta de los Estados en sus
relaciones recíprocas…”39, no vemos cómo el legislador podría justificar que, el país, en sus
relaciones marítimas internacionales no acepte nuestra adhesión a la CONVEMAR que forma
parte del derecho internacional, al codificar varios aspectos del derecho internacional del mar.
Adicionalmente, cómo el legislador podrá oponerse a la Resolución No 0006-2002CI del
Tribunal Constitucional que, acerca de este tema, resolvió “Dictaminar favorablemente acerca
del trámite de adhesión a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”40.
Por último, referente a nuestra soberanía conviene preguntarse nuevamente:
“… ¿qué le interesa más al país? –cerca de 1.100.000 kms2 de soberanía ilusoria y
conflictiva; o cerca de 70.000 kms2 de soberanía reconocida y más de 1.149.000 kms2 de
derechos de soberanía y jurisdicción; es decir más de 1.219.000 kms2 reconocidos y protegidos
internacionalmente, y que podemos aprovechar para el desarrollo del país41” Al ingresar al
siglo XXI, recordemos las acertadas palabras del Embajador Miguel Bákula: “la tesis triunfante
de las 200 millas nos convoca, hoy, a usar una herramienta y no a recitar una leyenda42”.
Por otra parte, al crear la “Comisión Nacional sobre Derecho del Mar”, mediante
Decreto Ejecutivo No 289043, nuestra diplomacia marítima cuenta con un organismo propio
para preparar a cabalidad el país a esta adhesión, tanto al nivel nacional44 como internacional45.
Así, en esta síntesis, hemos destacado y analizado que uno de los aspectos
fundamentales de la defensa marítima del país se debe a la creación y consolidación de nuestra
diplomacia marítima. Sin embargo, esos nuevos desafíos, son una meta importante para que en
el siglo XXI, ésta siga cumpliendo a cabalidad su principal función, la defensa del mar
ecuatoriano.
Doctor Claude Lara Brozzesi
Ministro del Servicio Exterior Ecuatoriano
Director General de Promoción Cultural.
37
38
39
40
41
Ibidem; págs. 28-29.
Corral B, Fabián. El Comercio del 24 de noviembre de 2005, opinión A5, Quito-Ecuador.
Constitución Política del Ecuador, ediciones jurídicas EDIJUR, Quito-Ecuador, 2004; pág. 7.
Idem nota 22; pág. 132.
Idem nota 12; págs. 29-30.
Ibidem; pág. 20.
43
Idem nota 18; págs. 103-108.
44
Suárez Alejandro, “La Comisión Nacional sobre el Derecho del Mar”, in El Ecuador Marítimo del Siglo XXIMemorias de los ciclos de conferencias 2002-2003, DIGEIM Quito-Ecuador, segunda edición, 2003.2003; págs.
240-242.
45
Tobar Fierro, Eduardo “El Ecuador y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, revista
de AFESE No 42, enero-junio 2005. Quito-Ecuador, editorial El Conejo-Nina Comunicaciones; págs. 46-50*.
42
9
BIBLIOGRAFÍA
*Conviene destacar que todos los artículos y documentos de los 41 números de la revista están a la disposición del
lector: www.afese.com/revists.php?idSubTema=7
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