Estamos muy sorprendidos por la forma en que se ha instalado la

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XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
Descentralización, violencia y participación ciudadana en municipios de México
Medardo Tapia Uribe
Introducción
Se presentan resultados preliminares de investigación que ponen a prueba la relación entre
exclusión social (definida y medida aquí como rezago social) y violencia (medidos aquí como
números de delitos totales y homicidio doloso) mediante la comparación entre los municipios
de Cuautla y Jiutepec, Morelos y los de Culiacán y Ahome, Sinaloa. Se asume esta hipótesis
como parte de un marco más amplio que sostiene que la exclusión social, económica,
política y simbólica generan violencia social, personal, interpersonal y colectiva. Se exploran
también para el caso de Cuautla, si el origen social de los infractores por faltas
administrativas, robo y otros delitos del fuero común remitidos ante el juez cívico estarían
asociados a mayores niveles de rezago social o pobreza. Los resultados nos muestran que
el rezago social por sí mismo no se encuentra asociado uniformemente a mayores niveles de
violencia.
Culiacán con menores índices de rezago social entre 2000 y 2010 no presenta menores
índices de violencia en cuanto al total de delitos entre 1997 y 2007. Aunque existen algunas
excepciones en cuanto al porcentaje de viviendas con piso de tierra, acceso a drenaje y
excusado o sanitario para el caso de Jiutepec, con un menor índice delictivo en general y en
cuanto a homicidios dolosos; así como para Cuautla que aparece con el mayor rezago social
de entre todos estos municipios y llego a tener por una década, entre 1997 y 2007, el mayor
promedio de homicidios dolosos entre estos cuatro municipios.
Para 2010, Cuautla seguía superando a Ahome en cuanto al índice de homicidios dolosos
por cada 100 mil habitantes, 61.1 y 54.5 respectivamente, aunque este índice era inferior ya
al de Culiacán, 84.5. Se considera que los indicadores de vivienda con piso de tierra, acceso
a drenaje y carencia de excusado y sanitario son denotativos de pobreza, pero que se
requiere considerar el resto de las variables de exclusión económica, política y simbólica
para evaluar de manera más firme su contribución a la generación de la violencia.
Antecedentes
El municipio de Cuautla se localiza en el oriente del estado de Morelos y cuenta, de acuerdo
con el Censo de 2010, con 175,207 habitantes y tiene una superficie de 96.99 km2, de los
cuales 20 km2 son de área urbana y 71.36 km2 son de superficie agrícola. El resto de su
territorio es de vegetación secundaria y pastizal. Cuautla colinda al norte con los municipios
de Yautepec, Atlatlahucan y Yecapixtla; al este con el municipio de Yecapixtla; al sur con los
municipios de Ayala y Yecapixtla; y al oeste con los municipios de Ayala y Yautepec. El
municipio de Cuautla lo integran 56 localidades que ocupan 1.96% de la superficie del estado
de Morelos y tiene una altitud sobre el nivel del mar de entre 1,200 m y 1,500 m; con un
clima cálido y semi-cálido subhúmedo.
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El municipio de Culiacán contaba para 2010 con una población de 858,638 habitantes en una
superficie de 6,305.61 Km2 (INEGI, 2011). Esta población de Culiacán representaba al 31%
de la población de Sinaloa, concentrando para 2009 al 21.1% de las escuelas de educación
básica y media superior y también al 26.8% de la población de cinco años y más de edad
con primaria completa, pero en este mismo circunscripción municipal se concentraron el
40.4% de los delitos registrados durante 2009 de las averiguaciones previas del fuero común
del estado de Culiacán.
El municipio de Ahome, por su parte para 2010, tenía una población total de 416,299
habitantes, el 15% de la población de Sinaloa, en una superficie de 4,003.5 km2 y
concentraba el 11.9% de los delitos registrados en averiguaciones previas del fuero común
en 2009.
Sinaloa en términos de su rezago social ocupaba el lugar 22 de las 32 entidades federativas
del país para 2010 y era considerado como una entidad de baja marginación. Morelos, por su
parte, ocupaba el lugar 16 y era considerada con grado de marginación media en el país.
Culiacán en particular en términos de su rezago social era considerada con un nivel de
marginación muy bajo y ocupaba el lugar 2354 en el país; mientras que Ahome era
considerada aun menos marginada que Culiacán, pues ocupaba el lugar 2332 a nivel
nacional y también se consideraba con un nivel de marginación muy bajo.
El municipio de Cuautla, por parte de Morelos, era considerado también con un grado de
marginación muy bajo y por ello ocupaba el lugar 2157 en el contexto nacional en 2010.
Jiutepec, por su parte, también tenía un grado de marginación muy bajo y ocupaba el lugar
2320 en el país. En base a estos datos iniciales de marginación social de estos municipios,
podemos ver que los dos municipios de Sinaloa referidos tienen un menor nivel de rezago
social que sus contrapartes de Morelos.
En relación con el tema central de este estudio, si bien no existe un acuerdo sobre los
factores determinantes de la violencia social (el uso intencional de la fuerza o el poder físico,
de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que
cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muertes, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones (OMS, 2003: 5)), algunas propuestas asumen y
sostienen que la exclusión (E) social, económica, política y simbólica contribuyen de manera
determinante a la generación e incremento de la violencia social, es decir, interpersonal,
colectiva, de género, simbólica y auto-infringida.
• La E. social genera una desafiliación institucional por debilitamiento de mecanismos de
acceso a diversos satisfactores de necesidades básicas, como vivienda, agua potable,
seguridad social, servicios de salud, escuela, familia, entre otros.
• La E. económica genera una desafiliación institucional por debilitamiento de acceso al
mercado de trabajo, empleo, pobreza patrimonial, alimentaria y falta de oportunidades para
superarla.
• La E. política genera una desafiliación institucional por debilitamiento de mecanismos de
acceso o ausencia de espacios públicos para participación social y política.
• La E. simbólica genera una brecha entre el consumo material y el simbólico (sus
aspiraciones y sus sueños, o cómo se vive y se interpreta la desigualdad y la injusticia).
2
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Esta precisión conceptual sobre los factores que contribuyen al surgimiento e incremento de
la violencia social es importante para intervenir públicamente en su prevención y controlarla,
ya que existen diversas propuestas que asumen que éstas son las causas y se encuentran
implícitas como hipótesis en la mayoría de las dimensiones de análisis que se señalan en las
reglas de operación para la formulación de los Diagnósticos Municipales. Frecuentemente se
han establecido como el componente social de la delincuencia y la violencia. Se asumen que
existen ciertas áreas con índices delictivos que se caracterizan por una concentración de
problemas y carencias sociales, con altos índices de desempleo, pobreza, descomposición
familiar, consumo de alcohol y drogas ilícitas, bajos índices educativos, mala reputación de
comunidades y barrios, alta rotación de residentes y segregación racial (CIDE, 2011: 34).
Esta es la razón de que hayamos buscado, construido y utilizado el marco conceptual
“Causas de la Violencia Juvenil y Familiar” para la formulación del Diagnóstico, en el marco
de una visión integral del problema de la violencia y de su prevención (véase cuadro 1).
Dentro de estos componentes sociales, otros marcos consideran dimensiones determinantes
de mayor peso, estructurales, en el fenómeno delictivo, así como en su contención y
prevención, factores políticos, la estructura socioeconómica y hasta las creencias y normas
culturales sobre la violencia y los delitos; así como el capital social, las redes sociales y hasta
las relaciones en el trabajo (ICESI, 2011).
La otra dimensión teórica de la violencia comprende lo que se conoce como “factores
situacionales”. Los factores situacionales se relacionan con las características de ciertas
áreas que facilitan y precipitan la ocurrencia de delitos. Un ejemplo de este componente son
las zonas donde se combina una concentración de blancos atractivos para la delincuencia
con poca vigilancia formal o informal, con la percepción en el delincuente potencial de que
prevalece una baja probabilidad de ser detectado y aprehendido y, en cambio, la
probabilidad de una ganancia considerable. Por ello se recomienda focalizar y analizar
geográficamente la incidencia delictiva, la geo-referenciación delictiva, pues la incidencia
espacial o territorial de los delitos no se da al azar, está asociada con factores situacionales y
sociales.
Otros enfoques, derivados del estudio de las mejores experiencias en el campo de la
prevención, consideran que los problemas de prevención de la violencia deben estudiarse y
diagnosticarse situacional y localmente para definir los factores generadores de la violencia
en determinada localidad, antes de asumir un mismo esquema para todos los casos. En este
sentido la CEPAL1 señala que:
La experiencia acumulada en programas de reducción de la violencia urbana
subraya la necesidad de concentrar los esfuerzos comunitarios e institucionales en
la autoridad local (municipio o alcaldía), como espacio concreto de encuentro entre
instituciones y beneficiarios de servicios públicos, gobernantes y ciudadanos (2008:
205-206).
Por ello se sugiere intervenir sólo después de haber hecho este diagnóstico específico por
localidad. A este respecto, Bellair y Browning, realizaron un estudio que investigó diversas
formas de reducir la criminalidad en búsqueda de un modelo local o vecinal para este
propósito.
1
CEPAL (2008). Panorama social de América Latina 2008, Santiago, CEPAL, pp. 205-206.
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En su investigación sostienen que aquellas comunidades o colonias que no están
organizadas tienen mayor incidencia de criminalidad, y consideran que son comunidades
organizadas aquellas comunidades o colonias que se encuentran cohesionadas, es decir,
cuando las familias y los vecinos se conocen, interactúan y confían el uno en el otro; cuando
los residentes son capaces de identificar a extraños y están dispuestos a participan como
voluntarios buscando el beneficio mutuo de la comunidad. En este marco, los autores
recomiendan 1) el fortalecimiento del control informal (supervisión informal, reglas de
movimiento, intervención directa) y 2) el fortalecimiento o creación de redes sociales (familia,
amistades, redes vecinales).
Cuadro 1. Modelo teórico: Causas de la violencia juvenil y familiar en América Latina
(CEPAL, 2008)
Violencia (V.) Social
El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muertes, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones” (OMS, 2003, pág. 5).
Exclusión (procesos estructurales) Variables que la expresan:
Social, económica y política Acceso al empleo
Desafiliación institucional (por debilitamiento de mecanismos de acceso al mercado de trabajo, escuela, familia y comunidad)
Brecha entre consumo simbólico y material, desigualdad, injusticia
Segregación territorial
Simbólica y cultural (manifestaciones del lenguaje y de representaciones culturales que la sociedad impone a individuos y grupos en sus procesos cognitivos de aprehensión de la realidad y que se ejerce a través de la comunicación, el conocimiento, el reconocimiento y el sentimiento)
Ausencia de espacios públicos de participación social y política
V. Desde y hacia los jóvenes
V. Autoinfringida (Suicidio, autolesiones) V. Interpersonal (doméstica de pareja, de menores, de ancianos; juvenil organizada, en las escuelas) V. Colectiva (estructural económica, género, simbólica y política)
Aumento de la informalidad
Vulnerabilidad, temor
Desconfianza, garantía de seguridad pública, administración y procuración de justicia
Estigmatización, discriminación
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Otro estudio realizado en Brasil por Vial, Junges, Olinto, Machado y Pattussi (2010: 289297)2 encontró que los residentes de colonias con bajos niveles de confianza entre vecinos
tienen una incidencia de homicidios tres veces mayor y de discusiones violentas en
comparación con aquellos barrios y colonias con mayores niveles de confianza entre vecinos.
Este estudio concluye que aquellas colonias con mayor capital social tienen menores índices
de violencia por discusiones violentas, robo, trasiego de drogas y homicidio cuando se los
compara con otros barrios con menor capital social. Por este tipo de estudios es que en la
formulación de diagnósticos de prevención social de la violencia, cuyos resultados se
presentan aquí, hay que poner a prueba diversas hipótesis para identificar si esta
desafiliación institucional, que citamos arriba en el caso de Cuautla y sus comunidades, es
determinante para el surgimiento y el incremento de la violencia. La segunda hipótesis, si
mediante la atención de esos problemas de desafiliación y la organización y la cohesión
vecinal los residentes del municipio de Cuautla pueden contribuir a prevenirla, reducirla y
erradicarla, no la ponemos a prueba en este reporte.
Debe destacarse que uno de los problemas que tenemos en Cuautla, en el estado de
Morelos y en todo nuestro país, es la medición de la incidencia delictiva, que tiene un
subregistro de un poco más del 90%. Además, también existe un registro de la incidencia
delictiva que no ha sido suficientemente analizado, en cuanto al lugar de residencia y el
origen social de quienes cometen los delitos. Esto significa que dentro del diagnóstico
tenemos que medir con precisión no sólo los lugares de Cuautla donde ocurren los delitos,
sino también de dónde vienen las personas que los cometen.
Entre 1997 y 2006 la tasa total de delitos por cada 100 mil habitantes en Cuautla creció de
276 a 292, experimentando su mayor crecimiento durante 1998 y 2003, cuando esta tasa
creció hasta 370 delitos por cada 100 mil habitantes. Para juzgar si estas tasas de delitos
son altas, además de analizar su evolución en Cuautla, podemos compararlas con los
ocurridos en otras ciudades del país en esas mismas fechas. Tijuana tuvo una incidencia de
415 y 602 delitos por cada 100 mil habitantes en 1997 y 2007, respectivamente. Ciudad
Juárez, por su parte, registró una incidencia de 327 y 241 delitos por cada 100 mil habitantes
en 1997 y 2007. La delegación Iztapalapa en el Distrito Federal registró 130 delitos por cada
100 mil habitantes en 1997 y 200 en 2007. Finalmente, Cuernavaca registró 205 delitos por
cada 100 mil habitantes en 1997 y 202 en 2007. Cuernavaca registró su mayor cantidad de
delitos en el periodo 2002-2003 cuando presentó una tasa de entre 370 y 357 delitos por
cada 100 mil habitantes. Esto significa, sin embargo, que para 2006 Cuautla presentaba una
mayor tasa de delitos en comparación con Cuernavaca, pero notoriamente menor a la de
Tijuana y sorprendentemente una tasa muy similar a la de Ciudad Juárez. Culiacán y Mochis,
por su parte tuvieron 273 y 340 delitos totales por cada 100 mil habitantes en 1997, los
cuales se incrementaron respectivamente a 433 y 445 en 2007. Estos indicadores eran
notoriamente superiores a los de Cuautla, pero aun mucho mayores que los de Jiutepec, que
registró 199 en 1997 y disminuyeron a 93 por cada 100 mil habitantes en 2007. Esto
significa, como se ha venido señalando que el grado de marginación o rezago social menor
de Culiacán y Mochis en comparación al de Cuautla y Jiutepec no significa menores tasas de
delitos totales en una década (véase Tabla 3).
2
E.A. Vial, J.R. Junges, M.T.A. Olinto, P.S. Machado y M.P. Pattussi. Violência urbana e capital social em uma cidade no
Sul do Brasil: um estudo quantitativo e qualitativo, Rev Panam Salud Publica, 2010, 28(4), pp. 289–297.
5
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Sin embargo, la comparación de la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes
entre los municipios de Cuautla y Jiutepec por una parte y Culiacán y Mochis en esta mismo
periodo 1997/2007 nos muestra sorprendentemente que Cuautla, al menos, tuvo en
promedio una mayor tasa que Culiacán y varios municipios que se consideran más violentos
(véase Tabla A).
Tabla A
Tasas de Homicidio (por 100 mil habitantes)
Ciudad
199 199 199 200 200 200 200 200
7
8
9
0
1
2
3
4
Cuautla
14
19
22
10
5
15
12
12
Cuernavaca 9
14
12
8
14
13
12
14
Jiutepec
7
15
13
10
8
9
9
9
Juárez
11
15
14
10
13
14
11
12
Tijuana
8
12
11
7
8
8
7
9
Iztapalapa 5
8
6
6
7
6
7
9
Culiacán
7
10
9
9
10
14
12
11
Mochis
9
7
17
11
11
12
8
7
Fuente: Juan Salgado, 2011.
200
5
9
10
10
11
8
5
15
9
200
6
12
10
7
12
7
9
18
12
200
7
10
8
6
9
6
7
21
10
Promedio
12.73
11.27
9.36
12.00
8.27
6.82
12.36
10.27
Para 2010, la tasa de homicidios dolosos en Ahome se había incrementado hasta 54.5 por
cada 100 mil habitantes y en Culiacán era de 84.5, mientras que en Cuautla era de 61.1.
Para este año de 2010, el homicidio doloso en Cuautla seguía siendo superior que en
Ahome, pero era menor que en Culiacán. Esto significa, una vez más, que no existe una
asociación constante entre marginación social y violencia social. Veremos más adelante
cómo se mantiene esta asociación, cuando desagreguemos aun más el índice de rezago y
marginación social en sus componentes.
Sin embargo, como ya lo señalamos, existen diversos problemas sobre la validez y la
confiabilidad de los registros de incidencia delictiva; además reiteramos que es importante
precisar y distinguir entre el lugar de incidencia del delito, que alude a condiciones distintas
para que ocurra, en comparación al origen social y de residencia de quienes lo cometieron.
Esto último nos refiere a lo que se ha asumido entre los especialistas como el origen social
de la violencia por la exclusión social, económica, política y simbólica de quienes lo
cometieron; importante para intervenir en su prevención.
El resultado del registro de la incidencia delictiva por faltas administrativas, además de robo y
otros delitos del fuero común, por el lugar y colonia del municipio de Cuautla donde
ocurrieron las infracciones según la puesta a disposición de los agentes de seguridad pública
ante el juez cívico nos muestra que las mayores zonas de incidencia delictiva son el centro
de Cuautla, con 25 de cada 100 delitos, seguido por la colonia Emiliano Zapata con 8.8 de
cada 100, Cuautlixco con 6 de cada 100 y Gabriel Tepepa con 5.7 de cada 100 puestos a
disposición ante el juez cívico (véase Tabla 1). Aunque hay que reiterar que se trata ante
todo de faltas administrativas, aunque se incluye robo y otros delitos del fuero común.
6
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Tabla 1. Infractores Puestos a Disposición
del Juez Cívico 2010, Cuautla
Lugar donde se realizó el hecho y
Origen de los Infractores
Posición
x
Colonia del Hecho
Incidencia Hecho
Frecuencia
%
Hecho
1
2
3
4
5
6
7
1484
521
355
340
278
224
211
25.24
8.86
6.04
5.78
4.73
3.81
3.59
205
176
142
132
113
111
109
106
104
96
3.49
2.99
2.41
2.24
1.92
1.89
1.85
1.80
1.77
1.63
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
Centro
Emiliano Zapata
Cuautlixco
Gabriel Tepepa
Plan de Ayala
Casasano
Tetelcingo
Hermenegildo
Galeana
Morelos
Año de Juárez
Miguel Hidalgo
Lázaro Cárdenas
Torres Burgos
Eusebio Jaúregui
Guadalupe Victoria
Otilio Montaño
Francisco I Madero
Por su parte, cuando examinamos el origen de los infractores puestos a disposición del Juez Cívico
encontramos que casi 20% son originarios de otros municipios; 8.4% son de la colonia Gabriel Tepepa;
6.4% son de otros estados; 5.4% son de la colonia Año de Juárez; 5% son de Cuautlixco y 4.5% son de
la colonia Emiliano Zapata (véase tabla 2).
Tabla 2.
Detenidos Puestos a Disposición 2010: Origen de Residencia
Frecuencia
%
1
De otros municipios 1136
19.37
2
Gabriel Tepepa
497
8.47
3
De otros Estados
379
6.46
4
Año de Juárez
319
5.44
5
Cuautlixco
298
5.08
6
Emiliano Zapata
264
4.50
7
Morelos
218
3.71
8
Centro
177
3.01
Hermenegildo
9
Galeana
171
2.91
10 Tetelcingo
157
2.67
11 Otilio Montaño
138
2.35
7
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12
13
14
15
16
Casasano
Paraíso
Plan de Ayala
Torres Burgos
Vicente Guerrero
Subtotal
Otras colonias
TOTAL
125
124
118
106
103
4330
1533
5863
2.13
2.11
2.01
1.80
1.75
73.85
26.15
100.00
Un análisis de la incidencia delictiva durante 2010, con base en datos locales provenientes
de la bitácora del Juez Cívico del Ayuntamiento de Cuautla, nos muestra que casi 25% de los
5,863 infractores puestos a disposición ante esa autoridad judicial municipal proviene de
otros municipios y otras entidades federativas. Asimismo, aproximadamente 50% de los
infractores proviene de tan sólo 14 colonias de Cuautla, con la colonia Gabriel Tepepa
ocupando el primer lugar con 497 infractores durante 2010, que representan 8.4% del total
de delitos o faltas administrativas de 2010.
En un mapa de Cuautla podemos localizar la colonia Gabriel Tepepa y la Emiliano Zapata, la
Hermenegildo Galeana, la Plan de Ayala, la Torres Burgos, la Otilio Montaño entre las
colonias más pobres del municipio, en una zona que hemos denominado zona I y que en
2006 era la zona más pobre de Cuautla. La zona I comprende las siguientes colonias:
• Colonia Hermenegildo Galeana, Ampliación Sur Galeana y Ampliación Sur 4
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Colonia Gabriel Tepepa y Ampliación Gabriel Tepepa
Colonia Reforma y Ampliación Reforma
Colonia Plan de Ayala y Ampliación
Colonia 5 de Febrero
Colonia Pablo Torres Burgos
Ampliación Campeche
Colonia Agua Hedionda y Ampliación
Colonia Otilio Montaño
Colonia Benito Juárez
Colonia la Biznaga y Ampliación
Colonia Iztaccihuatl y Ampliación
La Pedregoza y Ampliación
Ampliación Tepetates
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I.- Mapa de Cuautla
Zonas Vecinales
Zona III
Muestreadas del
n=538
Municipio
Zona I
Zona II
Zona III
Zona IV
n=299
Zona II
n=518
Zona IV
Zona V
Zona I
n=294
Zona V
n=207
Diciembre / 2004
En la zona II, contigua a la zona I como se observa en el mapa y que es otra de las zonas
más pobres de Cuautla, encontramos también a varias de las colonias con alta incidencia
delictiva del municipio. Esta zona II comprende las siguientes colonias:
•
Cuatlixco
•
Colonia Vicente Guerrero
•
Unidad Habitacional Río Verde
•
Colonia Ignacio Zaragoza y Ampliación Ignacio Zaragoza Estrella
•
Unidad Habitacional Trigo Verde
•
Colonia 2 de Mayo
•
Ampliación Los Amates
•
Colonia Santa Cruz (Cerritos), Ampliación Cerritos-Cuautlixco y Ampliación
•
Colonia Miguel Hidalgo
•
Colonia Guadalupe Victoria y Ampliación
•
Colonia Manantiales
•
Colonia Benito Juárez
•
Colonia Otilio Montaño
•
Colonia La Cerrillera
•
Ampliación Niño Artillero
•
Fraccionamiento Los Volcanes
•
Colonia Tepeyac y Ampliación
•
Colonia El Paraíso (Francisco Mendoza Palma) y Ampliación
•
Colonia Galeana
•
Tierra y Libertad
9
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Zona Vecinal II
n=518
El análisis de la incidencia delictiva por colonia en ese mismo año de 2010 muestra algunas
coincidencias con el origen de los infractores puestos a disposición ante el Juez Cívico.
No disponemos de datos sobre los niveles de marginación de cada colonia, excepto que las
colonias Hermenegildo Galeana, Plan de Ayala, Paraíso, Año de Juárez, Gabriel Tepepa y
Vicente Guerrero están identificadas como polígonos de pobreza que atiende el gobierno
federal dentro de sus programas de atención a la pobreza, como Hábitat. Esto significa que
si bien las condiciones de pobreza contribuyen a la generación de violencia, también existen
otras variables, condiciones y situaciones que la generan, pues parte de la colonia Gabriel
Tepepa no aparece en ningún polígono de pobreza y sin embargo es la colonia con el mayor
número de infractores. Aunque aparece en la Zona I que es considerada la zona más pobre
del municipio. También destaca el hecho de que siendo el “centro” de Cuautla un lugar de
mayor incidencia delictiva del municipio, sólo ocupa el octavo lugar como origen de los
infractores. Resulta también claro que las colonias que aparecen con la mayor cantidad de
infractores residentes u originarios son también las que aparecen con las mayores
incidencias, aunque no existe una correspondencia directa en cuanto a la posición por
“incidencia de hechos” y “origen de los infractores”.
10
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
La exclusión social y la incidencia delictiva: Una comparación exploratoria entre los estados de
Sinaloa (Culiacán y Ahome (Mochis) y Morelos (Cuautla y Jiutepec)
Teóricamente, como lo hemos venido señalando, se ha sostenido que la exclusión social,
política, económica y cultural es causal de la violencia. Sobre esa base, esperaríamos que
las ciudades y entidades con mayor exclusión social tuvieran mayores índices de violencia
social. En este apartado examinamos esta hipótesis a partir de una mayor desagregación del
rezago social y su comparación entre los dos municipios de Morelos, Cuautla y Jiutepec, y
dos de Sinaloa, Culiacán y Ahome.
Sinaloa con 2,767,761 habitantes, según el Censo de Población y Vivienda 2010, tiene un
índice de rezago social bajo, ocupa el lugar 22 en el país. En contraste y quizás contra lo que
algunos podíamos esperar, Morelos tiene un índice de rezago social medio y ocupa el lugar
16 en el país. Esto significa que en este rubro el rezago social es mayor en Morelos. Sin
embargo, hay que señalar que Sinaloa mejoró su posición, es decir, entre 2000 y 2010
disminuyó el rezago social y pasó de ocupar el lugar 19 al 22 en ese período. Morelos, por su
parte, empeoró su situación de rezago social en el mismo periodo, pues pasó de ocupar la
posición 18 a la 16, es decir, se colocó más cerca de las entidades del país que ocupan los
primeros lugares de rezago social, como el estado de Guerrero que en 2000 ocupaba el
lugar 3 y en 2010 ocupa el primer lugar, mientras que el estado de Chiapas que ocupaba el
primer lugar en el año 2000, para 2010 ocupaba precisamente el lugar 3 del país en rezago
social.
Una primera comparación entre la incidencia delictiva, tomando en consideración la tasa de
delitos por cada 100 mil habitantes como criterio, nos muestra que para 2007 la tasa de
delitos totales en las ciudades de Culiacán y Mochis era de 433 y 445; más del doble que en
Cuernavaca, que fue de 202; cuatro veces más que en Jiutepec, que fue de 93 y
aproximadamente 10 veces más que en Cuautla. Aunque para ser más preciso, habría que
señalar que Cuautla tuvo en 2006, es decir, el año anterior, una tasa de 292 delitos por cada
100 mil habitantes y que en el año 2003 su tasa fue de 370, muy superior a las de Culiacán y
Mochis (véase Tabla 3).
Tabla 3.
TASAS DE DELITOS TOTALES (por 100 mil habitantes)
Ciudad
1997 1998 1999 2000
2001
2002 2003
Cuautla
276
370
275 253
308
300
370
Cuernavaca 205
249
274 187
273
370
357
Jiutepec
199
252
196 114
153
197
191
Juárez
327
399
338 324
360
344
363
Tijuana
415
525
526 400
426
416
430
Iztapalapa 130
171
174 149
154
152
187
Culiacán
273
302
298 252
263
287
303
Mochis
340
371
401 324
348
324
305
2004
284
303
159
331
451
228
279
348
2005
85
227
125
282
460
206
424
370
2006
292
231
134
358
545
201
487
436
2007
44
202
93
241
602
200
433
445
Si profundizamos o buscamos hacer más preciso nuestro análisis mediante el examen de
diversas dimensiones del rezago social en ciudades y municipios de ambas entidades,
quizás podamos precisar mejor la influencia de la exclusión y rezago social en la generación
de la violencia social.
11
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
En la dimensión educativa del rezago social, Culiacán, Ahome y Sinaloa (como estado)
tienen mejores índices de alfabetización en comparación con el estado de Morelos y sus
municipios de Cuautla y Jiutepec. Comparados con el índice nacional, los indicadores de
rezago educativo en cuanto a alfabetización son muy superiores para el estado de Sinaloa y
los municipios que estamos comparando. Lo mismo ocurre en cuanto a la comparación de
otros indicadores de rezago educativo. En general, son mejores los de las ciudades
sinaloenses que las de Morelos. Y, sin embargo, las tasas de delitos totales en Sinaloa son,
en lo general, muy superiores a las de las ciudades de Morelos que estamos comparando.
Esto no apoya la hipótesis de que la exclusión social por sí misma genera la violencia social.
Sin embargo, estas conclusiones preliminares no tienen un carácter absoluto. Necesitamos
mayor análisis para comprender con mayor precisión cómo se asocia la exclusión social con
la generación de violencia.
Podemos comparar ahora el rezago social en cuanto a otras dimensiones y las tasas de
delito entre las ciudades y municipios de Morelos y de Sinaloa referidos, aquellas
dimensiones de acceso a ciertos servicios básicos y equipo doméstico necesario para vivir,
frecuentemente considerado dentro de los índices de rezago social (véase Tabla 4).
Tabla 4. Indice de Rezago Social Educativo en cuanto alfabetización.
Población de 15
años o más
analfabeta
Población de 6
a 14 años que
no asiste a la
escuela
Población de 15
años y más con
educación básica
incompleta
A
ño
2
2
2
2
2
2 00 00 01
2
2
2
000 005 010 0
5
0 000 005 010
Culi
6.
5.
3.
8
4
3
4
3
3
acán
83 04 74 .48 .23 .66 5.15 7.72 3.32
Aho
5.
3.
3.
5
3
3
4
3
3
me
15 95 31 .28 .15 .06 4.86 8.13 3.71
Sina
7.
6.
4.
8
4
3
5
4
3
loa
92 42 97 .71 .52 .79 2.51 4.89 9.67
Naci
9.
8.
6.
8
5
4
5
4
4
onal
46 35 88 .21 .29 .77 2.44 5.98 1.11
Mor
9.
8.
6.
8
5
5
4
4
3
elos
24 12 42 .13 .09 .15 7.30 1.19 7.19
Cua
8.
7.
6.
7
4
4
4
3
3
utla
49 49 01 .00 .65 .59 4.05 8.16 4.78
Jiute
6.
5.
4.
5
3
3
3
3
2
pec
27 25 11 .72 .79 .71 8.86 3.32 9.77
Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el XII Censo de Población y Vivienda 2000,
II Conteo de Población y Vivienda 2005, y Censo de Población y Vivienda 2010.
http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/pages/medicion/cifras/rezago%20social
%202010.es.do
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Una vez más podemos observar que las tasas de exclusión de acceso a los servicios de
salud en Sinaloa son inferiores a las tasas prevalecientes en Morelos. Aunque en Morelos
mejoraron mucho más entre 2000 y 2010, ya que disminuyó el porcentaje de población sin
acceso a estos servicios al pasar de 61.7 a 35.2%, este porcentaje sigue siendo ligeramente
inferior al de Sinaloa. De igual forma, Culiacán y Ahome, para 2010, tuvieron tasas inferiores
de población excluida de acceso a servicios de salud con 25.5% y 23.4%, respectivamente,
en comparación con las de Cuautla y Jiutepec que fueron 37.7% y 34.4% respectivamente. A
pesar de esto, excepto para el año 2003, Culiacán y Ahome mantienen mayores tasas de
delitos totales para 2007, lo cual no apoya la hipótesis de que la menor exclusión social se
asocia a menores índices de violencia. En contraste Jiutepec supera con menores índices de
rezago social a Culiacán y Ahome en el porcentaje de viviendas con piso de tierra, y
viviendas que no disponen de excusado o sanitario. Esto se debe a que Jiutepec mejoró
notablemente entre 2000 y 2010, en comparación con Culiacán y Ahome. Cuautla, sin
embargo, ocupa el último lugar de entre todos estos municipios en cuanto a viviendas con
piso de tierra, aunque como Jiutepec, también supera a Culiacán y Ahome en cuanto a
viviendas con excusado o sanitario (véase tabla 5). Aunque no es completamente claro,
parecería que el rezago social municipal en cuanto a viviendas con piso de tierra y la falta de
excusado o sanitario estaría más asociado con mayores tasas de delitos totales, lo cual no
significa que tenga una relación causal, sino que es quizás un
Tabla 5.
Índice de Rezago Social Servicios de Salud, Piso de Tierra y sin Sanitario: Culiacán,
Ahome, Sinaloa, Morelos, Cuautla, Jiutepec y Nacional 2000 a 2010.
Población sin derecho
servicios de salud
a Viviendas con piso de tierra
Viviendas que no disponen
de excusado o sanitario
Año
2000
2005
2010
2000
2005
2010
2000
2005
2010
Culiacán
38.77
30.37
25.52
8.77
4.72
4.13
10.68
10.17
3.14
Ahome
41.30
28.90
23.41
12.74
6.59
4.65
8.40
7.56
3.22
Sinaloa
45.43
33.10
24.47
14.18
8.80
6.14
14.27
10.94
5.12
Nacional
56.99
49.78
33.85
13.81
9.93
6.15
14.12
9.90
4.66
Morelos
61.74
54.65
35.28
13.90
9.28
7.21
13.07
8.95
3.17
Cuautla
58.70
54.44
37.78
10.26
6.20
5.49
10.68
6.63
1.58
Jiutepec
48.18
44.99
34.47
6.97
3.93
3.32
6.97
8.58
1.31
Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el XII Censo de Población y Vivienda 2000, II Conteo de
Población y Vivienda 2005, y Censo de Población y Vivienda 2010.
http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/pages/medicion/cifras/rezago%20social%202010.es.do
indicador de pobreza extrema y que posiblemente contribuya a la generación de la violencia,
junto con otras variables.
En otro rubro de rezago social, Morelos tampoco es superior al de Sinaloa en cuanto al
porcentaje de viviendas que no dispone de agua entubada de la red pública y esto se debe a
que Sinaloa mejoró mucho más que Morelos entre 2000 y 2010 en ese rubro. Los
indicadores en Morelos y Sinaloa son mejores en comparación con los promedios
nacionales. A nivel municipal Culiacán y Ahome presentan mejores niveles de acceso a la
red pública de agua entubada, en comparación con Cuautla y Jiutepec.
13
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
Sin embargo, Morelos y los municipios de Cuautla y Jiutepec presentan mejores indicadores
de acceso a drenaje y energía eléctrica en lo general, aunque Culiacán supera ligeramente a
Cuautla en las viviendas con acceso a energía eléctrica (véase tabla 5). Una vez más, sólo la
disposición de drenaje, junto con el indicador de viviendas con piso de tierra y el de la falta
de excusado o sanitario podrían estar asociados, y hago hincapié en esto último, con
mayores niveles de violencia. Sin embargo, esto no significa que estén vinculados
causalmente, tendríamos que hacer mayor análisis para poder sustentar este tipo de
influencia en la generación de la violencia.
Tabla 6.
Índice de Rezago Social Acceso a Servicios Básicos: Culiacán, Ahome, Sinaloa,
Morelos, Cuautla, Jiutepec y Nacional 200 a 2010.
Viviendas que no disponen de Viviendas que no disponen de
agua entubada de la red drenaje
Viviendas que no disponen de
pública
energía eléctrica
Año
Culiacán
2000
2005
2010
2000
2005
2010
2000
2005
2010
11.09
5.72
4.23
18.54
4.89
3.37
1.96
5.94
0.63
Ahome
8.98
4.14
4.74
18.19
8.79
5.97
3.50
4.87
0.64
Sinaloa
15.07
9.22
9.61
25.71
11.41
7.82
3.74
5.78
1.22
Nacional
15.68
11.05
11.28
21.90
11.67
8.96
4.96
6.12
1.82
Morelos
13.92
9.89
12.39
15.01
5.78
4.43
2.04
5.68
0.97
Cuautla
9.42
6.51
8.23
7.44
1.91
1.52
1.65
5.51
0.64
Jiutepec
8.39
4.01
5.68
6.90
1.37
0.98
1.25
7.62
0.33
Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el XII Censo de Población y Vivienda 2000,II Conteo de
Población y Vivienda 2005, y Censo de Población y Vivienda 2010.
http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/pages/medicion/cifras/rezago%20social%202010.es.do
Finalmente, comparemos la exclusión social entre Sinaloa y Morelos, y sus municipios, en
cuanto a la disposición de dos bienes materiales considerados determinantes en el cálculo
del rezago social: viviendas que poseen lavadora y refrigerador, y su posible asociación con
mayores índices de violencia social. Visto así, el rezago de Morelos y sus municipios de
Cuautla y Jiutepec es muy grande, aunque mejoró notablemente entre 2000-2010, con
respecto a Sinaloa y los municipios de Culiacán y Ahome. Sin embargo, esto no significa en
general mayores niveles de violencia en Morelos, considerando la tasa de delitos totales por
cada 100 mil habitantes, cuando se lo compara con Sinaloa. En Culiacán y Ahome
aproximadamente entre 20% y 25% de viviendas no disponían para 2010 de lavadora, en
comparación con 35% y 30% de hogares que no contaban con ese electrodoméstico en
Cuautla y Jiutepec. Igualmente, sólo 4 y 6% de viviendas en Culiacán y Ahome no cuentan
con refrigerador; mientras que en Cuautla y Jiutepec esa cifra es de 12% y 8%
respectivamente (véase tabla 7). Este rezago no apoya la tesis de que estas carencias estén
asociadas con mayores índices de violencia en estos dos municipios de Morelos, en
comparación con los dos municipios de Sinaloa.
14
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
Tabla 7.
Índice de Rezago Social por Posesión de Lavadora y Refrigerador:
Culiacán, Ahome, Sinaloa, Morelos, Cuautla, Jiutepec y Nacional 2000 a 2010.
Viviendas que no disponen de Viviendas que no disponen de
lavadora
refrigerador
Año
2000
2005
2010
2000
2005
2010
Culiacán
39.07
29.15
20.97
11.02
9.04
3.86
Ahome
40.69
29.91
24.57
14.86
9.98
5.81
Sinaloa
44.51
33.64
26.73
18.24
12.04
7.01
Nacional
48.04
39.04
33.62
31.51
23.22
18.00
Morelos
56.30
44.59
38.11
28.08
19.70
14.25
Cuautla
52.42
39.67
34.48
24.56
16.33
12.38
Jiutepec
47.26
37.10
29.86
16.59
14.00
7.93
Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el XII Censo de Población
y Vivienda 2000, II Conteo de Población y Vivienda 2005, y Censo de Población
y Vivienda 2010.
http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/pages/medicion/cifras/rezago%20social%202010.es.do
Cuando analizamos algunos datos de cohesión familiar en Culiacán encontramos que la
vulnerabilidad por menor cohesión familiar y exclusión social se presenta también en
aquellos lugares, colonias y sindicaturas, donde hay mayor transgresión del respeto a la vida,
la integridad de las personas, delitos contra la salud, robo de vehículos, robo violento, robo a
casa habitación y portación de armas de fuego. El 71% de estos delitos y hechos violentos,
además, fueron cometidos, entre 2000 y 2010, por delincuentes entre 14 y 30 años de edad
o el 51% de jóvenes entre 14 y 15 años de edad, 70% de los cuales provenían de zonas
rurales del municipio. Muchos de estos hogares eran escenario de conflictos y violencia
familiar. Esto daba como resultado una gran vulnerabilidad, pues se sumaba a la carencia de
oportunidades laborales bien remuneradas, de mayor carencia de acceso a la educación
pública, a servicios de salud, a actividades artísticas y culturales, recreativas y deportivas
(María Dolores Pineda, 2012).
La participación social vecinal para enfrentar estas situaciones, como parte de un capital
social, no es una opción. Nuestra investigación encontró que en materia de inseguridad, los
jóvenes subrayan el peso de los factores sociales (prostitución, malos vecinos y
narcomenudeo) y los conflictos familiares contribuyen a la inseguridad (Tomás Guevara y
Villa, 2012); lo mismo que una mala relación y otros sectores de la sociedad para buscar
soluciones en conjunto a estos problemas de violencia social. Por lo contrario, ellos sienten
que la violencia ha irrumpido en la intimidad de sus hogares, provocándoles un sentimiento
de indefensión y miedo sobre sus familias y su patrimonio. En este escenario, los jóvenes por
imitación y por tentación de la drogadicción y el alcoholismo, en medio de su pobreza, son
inducidos a ser protagonistas de la violencia extrema cotidiana en su colonia y los lugares
que frencuentan. De esto, ellos consideran, nadie está exento y, por ello, la respuesta
ciudadana ante la inseguridad es: asegurar la casa, no salir de noche, aumentar la seguridad
pública y autoprotegerse, como una especie de capital social negativo, vigilar a la familia,
evitar las malas amistades y no hablar con extraños (Guevara y Villa, 2012).
15
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
Esto da como resultado altos niveles de desconfianza en las relaciones vecinales que se
suma a la falta de confianza en las instancias de seguridad pública, como concluyen Guevara
y Villa, un conjunto de medidas orientadas hacia el ostracismo social y no a la participación
ciudadana. Carranza (2012) concluye algo similar en su análisis de la sociedad civil de
Culiacán, la creciente debilidad del tejido social del municipio, el deterioro de una cultura
participativa y un creciente desgaste de los valores de solidaridad y corresponsabilidad en la
prevención y la atención de la violencia.
En Jiutepec encontramos situaciones similares, un deterioro creciente de la confianza y
sobre la eficacia de las instituciones públicas, particularmente de las instituciones policiacas,
la falta de participación ciudadana y, en consecuencia, la ausencia de acciones conjuntas
entre gobierno y sociedad para prevenir la delincuencia en las colonias del municipio, en
suma, el deterioro del capital social, que va de la mano del abandono de los jóvenes por
oportunidades insuficientes laborales y educativas, su estigmatización como generadores de
la violencia, el abuso al que son sujetos por parte de la policía, además del creciente
problema de adicción al alcohol y las drogas. Jiutepec, sobre estos factores, es el municipio
con la mayor tasa de densidad demográfica en el estado de Morelos, resultado de una
urbanización y migración explosiva. Curiosamente, cuando se analiza el origen de residencia
de los detenidos por robos y faltas administrativas, resulta que el porcentaje más alto
proviene de Cuernavaca, la capital de la entidad y de varios municipios vecinos. (Fidel
Olivera, 2012) Por esto no se encuentran patrones claros de asociación entre la pobreza de
las colonias, la desocupación, la falta de oportunidades educativas y la mayor incidencia
delictiva. La asociación comunitaria como mecanismo del capital social para enfrentar a la
violencia ha sido resultado de la falta de legitimidad y eficacia de las instituciones
municipales para responder a las exigencias de la comunidad.
Por ello, los vecinos dicen que “prefieren encomendarse a dios”. Iris Meza (2012), en su
análisis sobre “el capital social del municipio de Jiutepec” destaca la presencia histórica y
territorial de organizaciones civiles y actores ciudadanos constituidas en torno a barrios,
colonias y pueblos del municipio. Este capital social se ha concretado en torno a Tejalpa,
pueblo nahua-mestizo; grupos vinculados a iglesias y gremios; los consejos escolares de
participación social, las organizaciones vecinales y las asociaciones de jóvenes. Meza
concluye “con una propuesta de organización ciudadana para hacer frente a la inseguridad
en el municipio y la construcción de políticas públicas en las que se consideren las tareas
pendientes de las autoridades y los retos en materia de ciudadanía.” Sin embargo, se
reconoce que una gran cantidad de colonias del municipio de Jiutepec no han querido formar
comités vecinales por el miedo y el peligro de represalias. Sin embargo, es en las colonias de
mayor incidencia delictiva, donde los vecinos se han visto obligados a participar, lo mismo
que en las escuelas por la falta de eficacia de las autoridades y los problemas de violencia
que viven. Los jóvenes organizados, históricamente, varios de ellos como pandillas surgieron
también para defenderse y hasta castigar a quienes delinquían dentro de su colonia. Sin
embargo, ahora tienen miedo, especialmente de la delincuencia organizada, vinculada a las
drogas, secuestros y “vicios”. Sin embargo, aquellos que se encuentran en las escuelas han
encontrado un refugio allí, lo mismo que sus papás para contribuir a enfrentar la violencia.
16
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
Conclusiones
Esta investigación forma parte de la construcción del Diagnóstico Local sobre la Realidad
Social, Económica y Cultural de la Violencia y la Delincuencia en varios municipios, Culiacán,
Ahome, Jiutepec y Cuautla, Morelos, asumiendo un marco de referencia, sustentado en la
aportación de diversos especialistas y resultados de diversas investigaciones sobre el
problema de la violencia y su prevención en México y en el mundo. En base a este marco
asumimos que la exclusión social, económica, política y cultural puede ser precursora,
detonadora y generadora de violencia social. Sobre esa base y algunas recomendaciones
metodológicas formulamos instrumentos, recopilamos y procesamos diversos datos de
exclusión social y de incidencia delictiva en Cuautla de parte de quienes tienen esta tarea en
el municipio de Cuautla.
En la presentación de parte de estos análisis, en esta investigación se puso a prueba si la
exclusión social de ciertos servicios básicos y oportunidades educativas en cuatro municipios
(conocido como rezago social), dos de Sinaloa y dos de Morelos, se encontraba asociado a
distintos niveles de violencia. La hipótesis es que una mayor exclusión social genera
mayores niveles de violencia. Esto no pudo ser comprobado de manera general, pues en
general los municipios de Sinaloa, Culiacán y Ahome presentan menores niveles de rezago
social y presentan mayores niveles de violencia. Sin embargo, la incidencia de homicidios
dolosos no presentan el mismo patrón que el resto de los delitos del fuero común analizados,
especialmente en Cuautla. En una década, entre 1997 y 2007, la tasa promedio de
homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes en Cuautla superó a las de los dos
municipios de Sinaloa, aunque para 2010, la tasa de Culiacán era muy superior a la de
Cuautla. Sin embargo, la de este municipio morelense era superior a la de Ahome.
Otra parte de estos resultados nos muestran que sólo la crítica presencia de este tipo
pobreza extrema por la falta de estos servicios básicos y de viviendas con piso de tierra se
encontraría asociados a un mayor número de delitos totales entre estos municipios. Cuando
hemos comparado el índice de rezago social de Culiacán y Ahome con el de Cuautla y
Jiutepec hemos encontrado que sólo los indicadores de rezago de vivienda con piso de
tierra, falta de drenaje y excusado o sanitario que tiene Jiutepec, en comparación a Cuautla,
Ahome y Culiacán, podrían vincularse con un menor de delitos totales, a diferencia de los
indicadores de rezago en escolaridad, accesos a servicios básicos (cómo salud y agua
entubada) y posesión de lavadora y refrigerador.
Asimismo, hemos constatado, sustentado y precisado el papel determinante de los jóvenes y
de algunas zonas del municipio, como carentes de oportunidades de desarrollo social,
económico, cultural y político, para terminar en muchos casos como perpetradores y
víctimas, principalmente en cuanto a faltas administrativas. El carácter multicausal de la
violencia, sin embargo, no nos permite señalar de manera contundente y simple la
asociación entre pobreza patrimonial y violencia, aunque sí podemos concluir sobre su
contribución, junto con otros factores de exclusión social, política y cultural que señalamos al
principio de este capítulo.
17
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012
Hemos analizado también el papel de la participación ciudadana y hemos encontrado,
principalmente tras el análisis de Culiacán y Jiutepec, que esta no es una opción viable, que
por lo contrario, el deterioro del tejido social y la falta de confianza en las instituciones,
autoridades y hasta entre los vecinos ha conducido al aislamiento. Sin embargo, cuando la
violencia es inevitable porque se ha encontrado que varios de los vecinos se han visto
obligados a organizarse y a participar. También, se encontró que las escuelas son parte de
ese capital social y en algunos casos, los propios pueblos constituidos históricamente.
Bibliografía
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cohesión social y seguridad ciudadana. Santiago de Chile: ONU Habitat y Universidad
Alberto Hurtado, Facultad de Derecho.
Reseña Biográfica
Medardo Tapia Uribe es investigador en el Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1989.
Anteriormente ha sido investigador asociado en la Universidad de Harvard y consultor
internacional en administración. El doctor Tapia realizó sus estudios doctorales en educación
en la Universidad de Harvard bajo los auspicios de la Beca Fullbright que le otorgó el
gobierno norteamericano. El doctor Tapia ha sido profesor de educación superior por más de
30 años; ha publicado 7 libros, más 4 en prensa, y más de 70 artículos o capítulos de libro;
también ha participado como ponente en más de 100 eventos académicos, el año pasado en
la Universidad de Oxford y la Budapest University of Technology and Economics. Su último
libro Morelos Capital del Conocimiento (2006) hace un estudio prospectivo del desarrollo de
una entidad del país sustentado en su capital científico tecnológico. Su más reciente
publicación en formación ciudadana es “La construcción social y ciudadana del desarrollo
sustentable” en la Revista Interamericana de Educación para la Democracia en 2007. Tiene
un libro terminado sobre el mismo tema en proceso de publicación y otro sobre equidad de
género y escuela en niñas indígenas del país. El doctor Tapia es Investigador Nacional Nivel
II del Sistema Nacional de Investigadores desde 1992 y ratificado hasta 2014.
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