Revista BCV N° 2/2006 - Banco Central de Venezuela

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XX. 2. 2006
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Revista BCV Consejo Editorial
Director
Luis Britto García
José Moreno Colmenares
Rafael J. Crazut
Domingo F. Maza Zavala
Lourdes Urdaneta de Ferrán
Beatriz Oropeza
Secretaria Técnica
La Revista BCV es una publicación semestral que contiene ensayos y trabajos
de investigación económica, financiera, bancaria, monetaria, jurídica y social
asociados con la misión del Banco Central de Venezuela. Consta de una
sección arbitrada de artículos, otra en la que se recogen documentos
y una tercera de reseñas y comentarios bibliográficos.
Cada entrega regular va acompañada de un suplemento de la Biblioteca del
Pensamiento Económico, en el cual se presentan trabajos incorporados a la
memoria de la disciplina, no siempre accesibles a los estudiosos.
Foros y la Revista BCV están registradas en Redeconomía (SciElo), Ulrich’s
Periodical Directory, Cepal y Redinse.
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Revista BCV
Revista BCV
Revista BCV • Vol. XX. N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006 • ISSN: 0005-4720
Revista BCV
1941Caracas, Banco Central de Venezuela
Semestral
ISSN: 0005-4720
1. Moneda y banca
2. Género y cuentas nacionales
3. Comercio Internacional
4. Pensamiento económico
© Banco Central de Venezuela, 2006
Hecho el depósito de Ley
Depósito Legal: pp 198602CS937
Dirección: Banco Central de Venezuela,
Edificio Sede, piso 3, Av. Urdaneta,
Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010
Dirección postal: Apartado 2017,
Carmelitas, Caracas 1010, Venezuela
Teléfono: (58-212) 801 5380
Fax: (58-212) 861 0021
[email protected]
www.bcv.org.ve
RIF: G-20000110-0
Producción editorial: Departamento de Publicaciones BCV
Diseño de carátula: Luis Giraldo
Diseño de la tripa: Ingard Gherembeck
Diagramación: Elena Roosen
Corrección: María Enriqueta Gallegos
Traductor: César Bastidas
Impresión: ??????????????????
Tiraje: 1.000 ejemplares
Las opiniones expresadas en esta revista son responsabilidad
exclusiva de los autores y no representan el criterio
del Banco Central de Venezuela.
Revista BCV • Vol. XX, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2006 • ISSN 0005-4720
Contenido
Contenido
Presentación
José Moreno Colmenares
Artículos
13
21
Geopolítica de comercio internacional
Rafael Rangel
57
Investigación social, enfoque de género
y Sistema de Cuentas Nacionales
Lourdes Urdaneta de Ferrán
85
El canal de crédito bancario
en Venezuela
Adriana Arreaza, Eduardo Torres
y Eugenia Santander
107
Dolarización de facto en Venezuela:
una primera aproximación
a su cuantificación
Roberto Ferrer
143
John Kenneth Galbraith: crítico
de la sabiduría convencional
Domingo F. Maza Zavala
Documentos
177
Introducción
José Moreno Colmenares
179
Principios de economía política
de John Stuart Mill
W.J. Ashley
199
Bancos centrales como agentes
de desarrollo económico
Gerald Epstein
Obras reseñadas
227
G. Parra L., S. Guimaraes, R. Guarnieri,
R. Bielschowski, D.F. Maza Zavala,
J. Consuegra, C. Furtado
Celso Furtado. Vigencia
de un pensador
231
G. Parra L., D.F. Maza Zavala, T. Dos
Santos, A. Ferrer, F. Pazos, R. Prebisch
Raúl Prebisch. Pensamiento
renovador
233
Manuel Landaeta Rosales
Presentación: R.J. Crazut
Riqueza circulante en Venezuela.
Reedición
237
Banco Central de Venezuela
Presentación: Bernardo Ferrán
Ingreso nacional de Venezuela.
Reedición
241
M. Fox, J. Edwards, M. Krost, H.
Spiegel, H. Van V. Fay
Presentación: Héctor Silva Michelena
El informe técnico-económico
de la Misión Fox. Reedición
Información editorial
245
Anexo
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Arturo Uslar Pietri. Pasión de Venezuela
Revista BCV • Vol. XX, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2006 • ISSN 0005-4720
Contents
Table of contents
Presentation
José Moreno Colmenares
13
Articles
21
The foreign trade geopolitical map
Rafael Rangel
57
Social research, gender approach and
local accounts
Lourdes Urdaneta de Ferrán
85
Bank lending channels in Venezuela
Adriana Arreaza, Eduardo Torres
and Eugenia Santander
107
De facto dollarization in Venezuela:
an approximation towards
its quantification
Roberto Ferrer
143
John Kenneth Galbraith: a traditional
thought analyst
Domingo F. Maza Zavala
Documents
177
Introduction
José Moreno Colmenares
179
Introduction to John Stuart Mill’s
principles on political economy
W.J. Ashley
199
Central banking as an economic
development engine
Gerald Epstein
Reviews
227
G. Parra L., S. Guimaraes, R. Guarnieri,
R. Bielschowski, D.F. Maza Zavala,
J. Consuegra, C. Furtado
Celso Furtado: the relevance of an
author’s thought
231
G. Parra L., D.F. Maza Zavala, T. Dos
Santos, A. Ferrer, F. Pazos, R. Prebisch
Raúl Prebisch. A renewing thought
233
Manuel Landaeta Rosales
A presentation by R.J. Crazut
Venezuela’s circulating wealth.
Reedition
237
Banco Central de Venezuela
A presentation by Bernardo Ferrán
Venezuela’s local income.
Reedition
241
M. Fox, J. Edwards, M. Krost,
H. Spiegel, H. Van V. Fay
A presentation by
Héctor Silva Michelena
A technical and economic report
prepared by the Fox Mission.
Reedition
Editorial information
245
Appendix
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Arturo Uslar Pietri. Pasión de Venezuela
(Arturo Uslar Pietri: The Venezuelan passion)
Revista BCV • Vol. XX, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2006 • ISSN 0005-4720
Conteúdo
Conteúdo
Apresentação
José Moreno Colmenares
Artigos
13
21
Geopolítica de comércio internacional
Rafael Rangel
57
Investigação social, enfoque de gênero
e Sistema de Contas Nacionais
Lourdes Urdaneta de Ferrán
85
O canal de crédito bancário
na Venezuela
Adriana Arreaza, Eduardo Torres
e Eugenia Santander
107
Dolarização de facto na Venezuela:
aproximação a sua quantificação
Roberto Ferrer
143
John Kenneth Galbraith:
Crítico de sabedoria convencional
Domingo F. Maza Zavala
Documentos
177
Introdução
José Moreno Colmenares
179
Introdução aos conceitos fundamentais
de economia política de John Stuart Mill
W.J. Ashley
199
O Banco Central como agente de
desenvolvimento econômico
Gerald Epstein
Obras resenhadas
227
G. Parra L., S. Guimaraes, R. Guarnieri,
R. Bielschowski, D.F. Maza Zavala,
J. Consuegra, C. Furtado
Celso Furtado. Vigência
de um pensador
231
G. Parra L., D.F. Maza Zavala, T. Dos
Santos, A. Ferrer, F. Pazos, R. Prebisch
Raúl Prebisch. Pensamento
renovador
233
Manuel Landaeta Rosales
Apresentação R.J. Crazut
Riqueza circulante na Venezuela.
Reedição
237
Banco Central de Venezuela
Apresentação: Bernardo Ferrán
Rendimento nacional da Venezuela.
Reedição
241
M. Fox, J. Edwards, M. Krost, H.
Spiegel, H. Van V. Fay
Apresentação: Héctor Silva Michelena
O relatório técnico econômico
da Missão Fox. Reedição
Informação editorial
245
Anexo
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Arturo Uslar Pietri. Pasión de Venezuela
(Arturo Uslar Pietri. Paixão de Venezuela)
Revista BCV • Vol. XX, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2006 • ISSN 0005-4720
Contenú
Contenú
Présentation
José Moreno Colmenares
13
Articles
21
Géopolitique du commerce
international
Rafael Rangel
57
Recherche sociale, mise au point
sur le genre et Système des Comptes
Nationaux
Lourdes Urdaneta de Ferrán
85
Le réseau du crédit bancaire
au Venezuela
Adriana Arreaza, Eduardo Torres
et Eugenia Santander
107
Dollarisation de facto
au Venezuela: approximation
à sa quantification
Roberto Ferrer
143
John Kenneth Galbraith: critique
de sagesse conventionnelle
Domingo F. Maza Zavala
Documents
177
Introduction
José Moreno Colmenares
179
Introduction aux principes d’économie
politique de John Stuart Mill
W.J. Ashley
199
La banque centrale en tant qu’agent
de développement économique
Gerald Epstein
Comptes rendus
227
G. Parra L., S. Guimaraes, R. Guarnieri,
R. Bielschowski, D.F. Maza Zavala,
J. Consuegra, C. Furtado
Celso Furtado. Actualité
d’un penseur
231
G. Parra L., D.F. Maza Zavala, T. Dos
Santos, A. Ferrer, F. Pazos, R. Prebisch
Raul Prebisch. Pensée rénovatrice
233
Manuel Landaeta Rosales
Présentation: R.J. Crazut
La richesse en circulation
au Venezuela. Reédition
237
Banco Central de Venezuela
Présentation: Bernardo Ferrán
Revenu national du Venezuela.
Reédition
241
M. Fox, J Edwards, M. Krost,
H. Spiegel, H. Van V. Fay
Présentation: Héctor Silva Michelena
Rapport technique économique
de la Mission Fox. Reédition
Information éditoriale
245
Anexo
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Arturo Uslar Pietri. Pasión de Venezuela
(Arturo Uslar Pietri. Passion du Venezuela)
Revista BCV • Vol. XX, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2006 • ISSN 0005-4720
Presentación
Presentación
El volumen XX, N° 2-2006 de la Revista BCV contiene en la sección Artículos
cinco colaboraciones. De ellas, dos se refieren a temas bancarios y monetarios
que comprenden aspectos teóricos y planteamientos alusivos a hechos, circunstancias y procesos de la economía venezolana en este campo. Un tercer artículo
aborda el problema del cálculo y el registro en las cuentas nacionales del aporte
al producto que se deriva del trabajo realizado fundamentalmente por la mujer
en el hogar y que no se cotiza ni valora en el mercado. El enfoque de género –así
denominado– tiene connotaciones sociopolíticas, que van más allá del mero
asunto técnico.
En el cuarto artículo se formula un análisis acerca de las nuevas tendencias, sucesos y procesos que viene incidiendo en la redefinición de la naturaleza y dinámica de las relaciones comerciales internacionales entre países desarrollados,
así como entre ellos y el mundo no desarrollado, redefinición que responde a
los esfuerzos y luchas de las regiones dependientes en su propósito de alcanzar
mayor soberanía y equidad en su posición negociadora, acompañándose, en
consecuencia, con el desplazamiento de actores, regiones geográficas y centros
de poder.
El quinto artículo representa un homenaje póstumo a la figura y la obra de John
Kenneth Galbraith, famoso y celebrado economista, catedrático y hombre público estadounidense, autor de una obra intelectual que ha ido mucho más allá
de los límites de la disciplina económica y de las fronteras de su país.
La sección Documentos reproduce el contenido de los ensayos de indudable
interés y vigencia. Uno es el concerniente a la figura y obra de John Stuart Mill,
en razón del cumplimiento de doscientos años de su nacimiento y otro que
trata del papel de los bancos centrales como agentes del desarrollo económico,
asunto polémico y controversial en la actualidad.
14
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
La sección Obras Reseñadas trae referencias bibliográficas de las publicaciones
que forman parte de dos nuevas colecciones de las ediciones del Banco Central
de Venezuela. Una, de rescate del pensamiento y la obra de destacados personajes del quehacer civil e intelectual de la región, cuya denominación es Colección
Científicos Sociales Latinoamericanos y, la otra, Memoria de la Economía Venezolana, integrada por reediciones de libros trascendentales en la historia del
pensamiento socioeconómico y político del país, que vienen precedidas por
ensayos críticos de destacados prologuistas que actúan como presentadores en
cada título.
Acompañando al número de la Revista, como ya es tradicional, viene el suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico, dedicado esta vez a reproducir
materiales escritos por el doctor Arturo Uslar Pietri, intelectual, político y escritor
de fama continental, de cuyo nacimiento se cumplieron cien años, y quien fue
protagonista de excepción durante el siglo XX de la historia de Venezuela.
El BCV y su revista económica se han sumado a los homenajes rendidos a su
memoria, reeditando el libro Sumario de economía venezolana, para alivio de
estudiantes e incluyendo en nuestra publicación varios ensayos de su autoría en
la Biblioteca del Pensamiento Económico.
Presentation
Volume XX, N° 2 of the BCV Journal as for 2006 includes five essays in the Articles Section. The first two examine banking and monetary theories and statements referring to specific events, circumstances and processes of the Venezuelan
economy, while the third article deals with the calculation and entry in local
accounts of income resulting basically from housewives’ work, for which no
quotes neither valuation are provided on the market. The so called gender
approach involves social and political assumptions that go beyond a mere technical issue.
The fourth article analyzes new trends, facts and processes affecting the redefinition of the nature and dynamics of the foreign trade relations among developed
countries and between the later and undeveloped nations. Such a redefinition
is the result of efforts and struggles conducted by dependent regions, as part of
their initiatives to attain more freedom and equity in their negotiation capacity,
coupled with the shift of players, geographical regions and power centres.
The last article is a post mortem tribute to John Kenneth Galbraith, a recognized
economist, professor and a personality of the US society. His work has exceeded
Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation
15
the economic practice, going beyond the borders of the United States of
America.
The Documents Section includes papers about matters of great interest and relevance. One of them refers to John Stuart Mill and his work, as part of his 200-year
birthday celebration. The other paper explores the role of central banking as an
economic development engine: a very sensitive and controversial issue today.
The Review Section provides bibliographic information on two new BCV collections. The first called Latin American Social Scientists’ Collection Works reproduces the thought and work of great Latin American intellectuals and personalities.
The second publication titled Memories on Venezuela’s economy is a re-edition
of outstanding publications about Venezuela’s economic, social and political
history, all of them being preceded by critical essays written by recognized authors as an introduction to each title.
As usual, the BCV Journal includes the Biblioteca del Pensamiento Económico
supplement, this time reproducing some work pieces of Dr. Arturo Uslar Pietri,
a Venezuelan politician, intellectual and writer recognized in Latin America as
a whole. Arturo Uslar Pietri, whose 100 year birthday is being celebrated, was
an outstanding leader of the Venezuelan history in the XXth century.
The Central Bank and its economic journal have joined the initiative to pay
tribute to Arturo Uslar Pietri, by republished the book titled Summary of the
Venezuelan economy, a relief for students and a series of Uslar’s essays have
been included in the Biblioteca del Pensamiento Económico supplement.
Apresentação
O volume XX, N° 2-2006 da Revista BCV contém na Seção Artigos cinco colaborações. Delas dois se referem a temas bancários e monetários que compreendem aspectos teóricos e propostas alusivas a fatos, circunstâncias e processos
da economia venezuelana neste campo. Um terceiro artigo aborda o problema
do cálculo e o registro nas contas nacionais do aporte ao produto que se deriva
do trabalho realizado fundamentalmente pela mulher no lar e que não se cotiza
nem valoriza no mercado. O enfoque de gênero –assim denominado– tem conotações sociopolíticas, que vão além do mero assunto técnico.
No quarto artigo se formula uma análise a respeito das novas tendências, acontecimentos e processos que vem incidindo na redefinição da natureza e dinâmica
das relações comerciais internacionais entre países desenvolvidos, bem como
entre eles e o mundo não desenvolvido. Redefinição que responde aos esforços
16
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
e lutas das regiões dependentes em seu propósito de atingir maior soberania e
equidade em sua posição negociadora, acompanhando-se, em conseqüência,
com o deslocamento de atores, regiões geográficas e centros de poder.
O quinto artigo representa uma homenagem póstuma à figura e a obra de John
Kenneth Galbraith, famoso e celebrado economista, catedrático e homem público
estadounidense, autor de uma obra intelectual que foi bem mais lá dos limites
da disciplina econômica e das fronteiras de seu país.
A seção Documentos reproduz o conteúdo dos ensaios de indubitável interesse
e vigência. Um é o concernente à figura e obra de John Stuart Mill, em razão
do cumprimento de duzentos anos de seu nascimento e outro que trata do papel
dos bancos centrais como agentes do desenvolvimento econômico. Assunto
polêmico e controversial na atualidade.
A seção Obras Resenhadas traz referências bibliográficas das publicações que
fazem parte de duas novas coleções das edições do Banco Central de Venezuela.
Uma, de resgate do pensamento e a obra de marcantes personagens do quefazer
civil e intelectual da região, cuja denominação é Coleção Científicos Sociais Latino-americanos e a outra, Memória da economia venezuelana, integrada por
reedições de livros transcendentais na história do pensamento socioeconômico
e político do país, que vêm precedidas por ensaios críticos de marcantes prologuistas que atuam como apresentadores em cada título.
Acompanhando ao número da Revista, como já é tradicional, vem a publicação
anexa, Biblioteca del Pensamiento Económico, dedicado esta vez a reproduzir
materiais escritos pelo doutor Arturo Uslar Pietri. Intelectual, político e escritor
de fama continental, de cujo nascimento se cumpriram cem anos, e quem foi
protagonista de exceção durante o século XX da história de Venezuela.
O BCV e sua revista econômica se somaram às homenagens rendidas a sua
memória, reeditando o livro Sumário de economia venezuelana, para alívio de
estudantes e nossa publicação com a inclusão de vários ensaios de sua autoria
na Biblioteca del Pensamiento Económico.
Présentation
Le volume XX, N° 2-2006 de la Revue BCV contient cinq apports dans la Section
Articles. Deux font référence à des sujets bancaires et monétaires qui comprennent des aspects théoriques et des exposés allusifs à des faits, circonstances et
processus de l’économie vénézuelienne dans ce domaine. Un troisième article
aborde le problème du calcul et l’enregistrement dans les comptes nationaux de
Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation
17
l’apport au produit qui émane du travail réalisé fondamentalement par la femme
dans le foyer et qui ne se cotise pas ni n’a aucune valeur sur le marché. L’objectif
du genre –ainsi désigné– a des connotations sociopolitiques, qui vont au-delà
du simple aspect technique.
Le quatrième article contient les termes d’une analyse au sujet des nouvelles
tendances, événements et processus qui ont une répercussion sur la redéfinition
de la nature et dynamique des relations commerciales internationales entre pays
développés, de même comme entre eux et le monde sous développé. Une redéfinition qui répond aux efforts et luttes des régions dépendantes dans le but
d’aboutir à plus de souveraineté et d’équité dans sa position négociatrice qui
s’accompagne en conséquence avec le déplacement d’acteurs, régions géographiques et centres de pouvoir.
Le cinquième article représente un hommage posthume au portrait et l’œuvre
de John Kenneth Galbraith, fameux et célèbre économiste, professeur et homme
public américain, auteur d’une œuvre intellectuelle qui est allée au-delà des limites de la discipline économique et des frontières de son pays.
La section Documents reproduit le contenu des essais d’intérêt incontesté et
d’actualité. L’un deux concerne le portrait et l’œuvre de John Stuart Mill, en raison
du 200ième anniversaire de sa naissance tantôt que l’autre élabore le rôle des
banques centrales comme agents de développement économique. Une affaire
polémique et controversée dans l’actualité.
La section Œuvres donne des références bibliographiques des publications qui
font partie de deux nouvelles collections des éditions de la Banque Centrale du
Venezuela. L’une, de la sauvegarde de la pensée et l’œuvre de célèbres personnages
de la vie civile et intellectuelle de la région, dont la dénomination est Collection
Scientifiques Sociales Latino-américaines et l’autre Mémoire de l’économie vénézuelienne, intégrée par la réédition de livres importants dans l’histoire de la pensée
socioéconomique et politique du pays, qui sont précédées par des essais critiques
de célèbres prologues qui agissent comme présentateurs à chaque titre.
Comme il est de tradition, la Revue vient accompagnée du supplément de la Biblioteca del Pensamiento Económico dédiée cette fois-ci à reproduire les œuvres
écrites par le Dr Arturo Uslar Pietri. Intellectuel, politique et écrivain de notoriété
continentale (à l’occasion du 100ième anniversaire de sa naissance) qui fut acteur
à titre exceptionnel durant le XXème siècle de l’histoire du Venezuela.
Le BCV et sa revue économique se sont joint aux hommages rendus à sa mémoire. Le BCV, réédite le livre Sommaire de l’economie vénézuelienne, pour aider
les étudiants et notre publication avec l’ajout de plusieurs essais de son auteur
dans la Biblioteca del Pensamiento Económico.
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Artículos
Artículos
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 21-56 • ISSN: 0005-4720
Geopolítica de comercio internacional
Rangel
Rafael Rangel*
Resumen
¿Quien domina el comercio internacional domina el mundo? ¿La nueva geografía del comercio planetario incide sobre la geopolítica mundial? Éstas son
dos de las varias interrogantes que trata de despejar el presente artículo, en el
cual se hace un examen detenido de la estructura global del comercio y las
transformaciones que han ocurrido en las recientes décadas, deteniéndose en
el carácter de sus instituciones y las tendencias que han prevalecido hasta
ahora y que tienen mucho que ver con el redespliegue industrial y la revalorización del capital, a través del desplazamiento internacional ocurrido, tanto
en la corriente real de la economía mundial como en su corriente nominal.
Palabras clave: Comercio y geopolítica / Geografía del comercio internacional
/ Bloques regionales
Código JEL: F0; F1
* Licenciado en Estudios Internacionales, Universidad Central de Venezuela. Certificat d’Études
Supérieures en Ciencias Políticas, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Ginebra, Suiza. Asesor para Asuntos Internacionales de la presidencia del Banco Central de
Venezuela. Correo electrónico: [email protected]
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
22
Abstract
Whoever leads the foreign trade market, also masters the world scene? Is the
world geopolitical map affected by the new global trade geography? These
are two of a number of questions expected to be answered in this article, on
analyzing the global trade market structure and its transformations over recent
decades. The study focuses on the nature of the institutions involved and
upon prevailing trends, the later being closely related to industrial redeployment and to capital revaluation, through the changes in actual and nominal
flows on the world economic market.
Key words: Trade and geopolitics / Foreign trade geography / Regional block
JEL Code: F0; F1
Resumo
Quem domina o comércio internacional domina o mundo? A nova geografia
do comércio planetário incide sobre a geopolítica mundial? Estas são duas
das várias interrogantes que trata de despejar o presente artigo, no qual se
faz um exame minucioso da estrutura global do comércio e as transformações
que ocorreram nas recentes décadas, detendo-se no caráter de suas instituições
e as tendências que prevaleceram até agora e que têm muito que ver com a
expansão industrial e a revalorização do capital, através do deslocamento
internacional ocorrido tanto na corrente real da economia mundial como em
sua corrente nominal.
Palavras chave: Comércio e geopolítica / Geografia do comércio internacional / Blocos regionais
Código JEL: F0; F1
Résumé
Celui qui domine le commerce international domine t-il le monde? La nouvelle géographie du commerce planétaire influe t’elle sur la géopolitique mondiale? Celles-ci ne sont que deux des questions que l’article présenté tente
d’éclaircir dans lequel se réalise une analyse minutieuse sur la structure globale du commerce et les transformations qui ont eu lieu dans les décades
récentes avec une pause sur la structure de ses institutions et les tendances
qui ont prévalu jusqu’à présent et qui ont une forte relation avec le redéploiement industriel et la revalorisation du capital à travers du déplacement
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
23
international qui eut lieu dans le courant réel de l’économie comme dans le
nominal.
Mots clés: Commerce et géopolitique / Géographie du commerce international
/ Blocs régionaux
JEL Code: F0; F1
Presentación
Dos frases se podrían considerar emblemáticas sobre el tema que abordamos:
“Quien domine los mares domina el comercio mundial” y “Quien domine el
comercio mundial domina el mundo”, porque muestran la dimensión geopolítica
del comercio y su importancia en las relaciones entre los países. Bajo esa óptica,
antes de examinar las nuevas tendencias del comercio global, es conveniente
señalar que contrariamente a lo ocurrido durante los siglos XVII, XVIII y la primera mitad del XIX, mucho antes de la creación del GATT, las actuales potencias
industriales en sus primeras etapas desarrollaron sus economías y su capacidad
competitiva mediante políticas proteccionistas y subsidios, prácticas que fueron
seguidas esencialmente por Estados Unidos (EE UU) y el Reino Unido, entre
otras potencias industriales, agregándose también Francia y Alemania que, además de los subsidios y el proteccionismo, pusieron en práctica el intervencionismo
del Estado en la economía y una orientación dirigista con énfasis en las industrias
de exportación.
Según Paúl Bairoch, antes de la II Guerra Mundial EE UU fue uno de los países
pioneros en los métodos utilizados para proteger su economía, incluso más
proteccionista que los británicos, pensamiento en el cual sobresalieron –contrario
a lo sostenido por Adam Smith– Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro de EE UU, y el economista Daniel Raymond, quien desarrolló la tesis de
las “industrias nacientes” para proteger las empresas textileras ante la feroz
competencia de los británicos. Estos últimos, desde la segunda mitad del siglo
XIX, comenzaron a predicar el libre comercio para frenar el crecimiento estadounidense, ante lo cual respondió Ulises Grant –Presidente de EE UU entre
1868-1876: “Dentro de 200 años, cuando América haya alcanzado todo lo que
el proteccionismo ofrece, será cuando adoptará el libre mercado”. Esto es una
demostración de la fuerza del proteccionismo y la lucha de los partidarios del
libre comercio, que luego de la II Guerra Mundial al establecer el GATT llegaron
a un consenso para enrumbar el mundo hacia un nuevo modelo de intercambio
de bienes y servicios, reduciendo los aranceles y los subsidios, forzando a los
países en desarrollo para que dejaran de proteger sus nacientes industrias y
abrieran sus mercados, eliminando las barreras al comercio u otros obstáculos.
En pocas palabras, los países industrializados y más ricos, sin tomar en cuenta
la desigualdad del poder de los concurrentes al mercado, comenzaron a presionar
24
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
y a exigir a los países en desarrollo la adopción de políticas económicas de libre
concurrencia y de los principios teóricos de la competencia perfecta, que durante
siglos y en las primeras fases de su desarrollo, ellas, las actuales potencias industriales, se negaron a aceptar y, por el contrario, practicaron la regulación, el
proteccionismo, los subsidios, las patentes, etc.
Por supuesto, otros analistas podrían argumentar que no es muy ortodoxo acudir
a la geopolítica para hablar sobre comercio mundial, puesto que el concepto se
asocia más con las estrategias de poder puestas en práctica por las grandes potencias para mantener su hegemonía e influencia, bien sea en sus propias regiones o bien sobre todo el planeta. Este argumento puede ser válido, aunque
no se puede negar que uno de los factores que históricamente se han manejado
dentro de las estrategias de poder es el comercio, incluso es uno de los asuntos
a los cuales se apela con mayor frecuencia para castigar mediante sanciones a
un Estado que ha violado principios y normas del sistema internacional.
Mucho antes de la existencia del Estado-nación, el comercio había sido objeto
de prácticas derivadas de la costumbre, incluso resultantes de la división del trabajo, que determinaron la participación de los imperios en el intercambio comercial
entre ellos mismos y con sus súbditos. Esta situación se mantuvo por siglos hasta
la aparición del Estado-nación, que convirtió la protección de los consorcios comerciales en parte de su interés nacional, cuyos gobiernos negociaron y pactaron
reglas universales para salir a competir desde los mercados nacionales –que se
hicieron estrechos– hacia los mercados externos. Al respecto, no es extraño señalar que la fase de expansión de los imperios, mediante la conquista y colonización de territorios y pueblos, estuvo guiada en gran medida por la necesidad
de acceder y controlar recursos naturales valiosos, en especial los metales preciosos como el oro y la plata, que fueron uno de los primeros símbolos de riqueza
y poder de los imperios y los estados que los sucedieron. En consecuencia, el
control de los mares y de las rutas de navegación, además de servir para incrementar el poder de los imperios que desarrollaron grandes flotas navieras, también
se utilizó para monopolizar el comercio regional y mundial.
De esta manera, los conflictos y las guerras a gran escala, tuvieron –entre otros
motivos– el propósito de arrebatar las rutas comerciales y aprovechar las riquezas
descubiertas en los territorios coloniales en África, Asia, América Latina y el
Caribe. Así mismo, las disputas comerciales estuvieron y siguen estando hoy en
el origen de muchos conflictos entre las nuevas potencias que sucedieron a los
imperios, así como de los estados-nación, al punto de que la construcción de
puertos y grandes infraestructuras de comunicación en las regiones costeras del
globo predomina en la orientación de los desarrollos urbanos e industriales.
El tema del comercio siempre ha sido importante, a juzgar porque inmediatamente después de la II Guerra Mundial las potencias victoriosas y sus aliados,
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
25
no sólo acordaron crear una organización universal que ofreciera garantías de
paz y de mayor seguridad internacional, sino que convinieron en celebrar una
conferencia especial sobre el comercio que se efectuó en La Habana en 1948,
en la cual se aprobó el documento constitutivo de la Organización Internacional
del Comercio (OIC) que no llegó a funcionar. En su lugar, el intercambio comercial mundial comenzó a regirse por un conjunto de normas y concesiones
arancelarias que dieron origen al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros
y Comercio de 1947, conocido por sus siglas en inglés como GATT. El mundo
de la posguerra había dado un paso adelante y por primera vez se puso de
acuerdo para aprobar una normativa universal que regulara el comercio internacional, aunque esto no era suficiente, sobre todo para los países en desarrollo,
cuyos intereses fueron prácticamente ignorados. El GATT, con sus ocho rondas
de negociación, se mantuvo durante casi medio siglo hasta 1995, año en el cual
al concluir la Ronda Uruguay se transformó en lo que hoy se conoce como Organización Mundial del Comercio (OMC). Con ello se cumplió el sueño de los
ideólogos del Cónclave de Bretton Woods, al concretar la tríada de organizaciones internacionales que serían los pilares del sistema capitalista mundial, caso
del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la OMC, cuyos
objetivos, propósitos y funciones se reforzaban mutuamente para mantener un
orden global en lo económico, financiero y comercial, destinado a preservar los
intereses de los grandes países y bloques industrializados.
La última ronda de negociaciones comerciales multilaterales del siglo XX, que
para muchos concluyó sin mayores éxitos, para otros su mayor triunfo fue crear
la OMC, porque de no haber ocurrido esto último los efectos psicológicos negativos habrían sido devastadores, al tiempo que se habría estimulado la competencia entres las principales potencias comerciales y las tendencias proteccionistas de los bloques económicos.
Con el establecimiento de la OMC se definió un marco de reglas internacionales
aceptadas en forma cuasi universal que regirían el comercio mundial, tratando
de evitar con ello la adopción de políticas unilaterales proteccionistas y que
obstaculizaban el intercambio más libre de mercaderías. Ronda tras ronda, cada
vez se prolongaron más en el tiempo y se hicieron más complejas, se agregaron
nuevos asuntos y problemas que interesaban a los países desarrollados y bloques
comerciales, pero también a los países en desarrollo, principales víctimas de un
sistema injusto, desigual y que apuntaba a concentrar la riqueza en un grupo
cada vez más pequeño de estados, conocido a finales del pasado siglo como el
G-7 o “Club de los países más ricos del mundo”.
En su casi medio siglo de existencia, el GATT primero y luego la OMC, estimularon el crecimiento del comercio mundial mediante importantes reducciones
arancelarias y progresos parciales con medidas sobre subsidios y restricciones
26
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
a las importaciones, pero no lograron abolir las barreras proteccionistas no
arancelarias. Los principios de la reciprocidad, que incluía la cláusula de la nación más favorecida (NMF), y la no discriminación fueron los pilares fundamentales del éxito del GATT que, de 23 países fundadores en 1947 pasó a 96 en
1988 y culminó con 128 en 1995, antes de transformarse en la OMC al finalizar
la Ronda Uruguay.
Al cerrar esta breve presentación, cabría interrogarse sobre lo ocurrido después
de la creación del GATT y la OMC y explorar la importancia geopolítica del comercio, en especial a partir de las nuevas tendencias que observamos en el
presente siglo. ¿Desde esa época hasta hoy, ha cambiado sustancialmente el
mapa del comercio mundial? ¿Hay nuevas potencias o países emergentes que
le disputan la primacía comercial a las antiguas potencias? ¿Sigue siendo verdad
que quien controla los mares domina el comercio? ¿Quien domina el comercio
mundial domina el mundo?
El comercio mundial en la fase de la posguerra
Después de este rápido recorrido histórico, se podría decir que al concluir el siglo
XX el mapa comercial mundial –si bien se amplió al aparecer un número creciente de participantes– se había modificado muy poco en cuanto a las corrientes
comerciales y al dominio de las rutas del comercio, no ya solamente marítimas
sino también aéreas, que acortaron las distancias e hicieron mucho más rápido
el intercambio de mercancías, agregándose las nuevas modalidades de ingresar
al mercado para vender y comprar productos a través de las modernas tecnologías de la cibernética, y más concretamente de Internet, convirtiendo al planeta
en un supermercado virtual producto de las operaciones diarias de comercio
electrónico que generan cientos de miles de millones de dólares, previéndose
que en un futuro los montos de estas operaciones superarán con creces las cifras
que se conocen sobre las actuales transacciones comerciales globales.
Sin embargo, muy poco se ha modificado el mapa mundial en cuanto a los
grandes beneficiarios del comercio que son los mismos de ayer, los que controlaron primero los mares, luego los espacios aéreos y las telecomunicaciones
y ahora son los dueños de Internet: las potencias industriales. La historia nos
enseña que muchos problemas se superaron, sobre todo cuando estaban de por
medio los intereses de los centros industrializados y de las corporaciones
transnacionales, tanto o más poderosas que los propios estados, pero muchos
otros asuntos se han multiplicado, sin contar los que aún permanecen sin solución. El proteccionismo y los subsidios, opuestos al liberalismo y al libre mercado,
siguen marcando la pauta en esta confrontación que, además de involucrar a
los principales países industrializados, afecta a las llamadas economías emergentes y al resto del mundo subdesarrollado.
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
27
Adicionalmente a los problemas del pasado se agregaron otros, ya que tras finalizar cada fase de negociación los países miembro, en especial los más ricos,
ideaban otras formas de proteger a sus empresas que se enfrentaban a una mayor
competencia en los mercados externos. Casi al finalizar al siglo pasado había
pocas esperanzas de que las cosas cambiaran, aun convocando una nueva ronda
de negociaciones multilaterales, como en efecto ocurrió en la Cumbre de la
OMC en Doha en noviembre de 2001.
Dos grandes premisas, entre otras, suponía el sistema de la OMC: la primera,
según los expertos, basada en las teorías económicas lineales que consisten en
que “la liberalización, el mercado libre y el comercio libre dan como resultado
una asignación de recursos más eficiente, y esto a su vez conduce a un crecimiento que se traducirá en bienestar general y beneficios para todos, que se filtrarán de arriba hacia abajo”. Esto supone, como advertimos en la presentación,
mercados y competencia perfectos, que no existen en un mundo como el actual,
minado por la presencia de monopolios, oligopolios y oligopsonios.
Por consiguiente, en los países en desarrollo, incluidos los de economías emergentes, la intervención del Estado se ha convertido en una necesidad como forma
de contrarrestar las imperfecciones del mercado y propiciar su regulación y una
mejor participación de todos los actores económicos, a fin de alcanzar una mejor
repartición de los beneficios. La segunda era promover una integración general
de las economías a escala mundial, saliendo al paso a las medidas estatales
unilaterales sobre comercio internacional que, junto a otros factores como las
corrientes de capital, podrían paralizar e, incluso, revertir el proceso de integración universal que se propiciaba a través de las rondas de negociaciones comerciales multilaterales. A pesar de los progresos alcanzados en las rondas sucesivas,
en la OMC se temía por una guerra comercial que pusiera en peligro los avances
que se habían consolidado y la economía mundial se fracturara, a causa del
fortalecimiento de los bloques comerciales, los acuerdos de libre comercio, las
uniones aduaneras y los procesos de integración subregionales y regionales,
orientados hacia adentro y que de alguna forma competían con los objetivos
universales que se perseguían con la OMC.
Frente a este peligro, representado por el deseo de proteger el nivel de integración alcanzado y las ventajas de los acuerdos de libre comercio, la OMC procuró
que esos procesos se orientaran hacia fuera y complementaran el sistema de
comercio multilateral de comercio en lugar de competir con la naciente organización. Estas premisas eran defendidas por la OMC en su informe “Comercio
internacional 1995: tendencias y estadísticas”, en el cual decía –entre otras cosas– “al estudiar la relación comercio-producción desde la década de los 50, y
los modelos más consistentes de la década de los 90, el creciente coeficiente
del comercio mundial con relación a la producción mundial es la pieza central
28
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
de la evidencia del ritmo de integración mundial y la creciente interdependencia
entre los países”. No había dudas de que el comercio creció más rápido que la
producción durante todo el período de posguerra, lo que fortaleció la importancia del comercio internacional como motor del crecimiento económico, además
de que representó un gran impulso a las rondas de negociaciones comerciales
multilaterales.
Por estos y otros motivos la consolidación de la OMC no sólo representa un logro
de los ideólogos de Bretton Woods, sobre todo si se asegura el éxito de la Ronda
de Doha, lo que hasta finales del pasado mes de junio no parecía fácil por las
dificultades para alcanzar un consenso sobre los resultados de la Cumbre de
Hong Kong de diciembre de 2005, además de que se han vencido los plazos
acordados en el cronograma para cerrar acuerdos sobre los subsidios
agrícolas.
Ahora bien, independientemente de los buenos o malos resultados de la citada
ronda, hay variables geopolíticas e ideológicas que se han vuelto irreversibles,
entre ellas las siguientes:
a. Hoy coinciden, tanto los países en desarrollo más inconformes como los
países desarrollados más progresistas, que hay que sustituir la actual arquitectura financiera internacional, o al menos que las reformas del FMI y el
Banco Mundial deben ser muy profundas, sobre todo para hacerlos más democráticos y capacitarlos tanto para hacer frente a las dimensiones de las
crisis financieras del futuro, que se estima serán mucho más complejas y difíciles que las que conocimos en Asia y América Latina, como para que ejerzan
una mayor influencia sobre las economías y las finanzas de los grandes países
del Norte industrializado.
b. Aunque no hay una rivalidad o confrontación ideológica crítica entre las
principales potencias, como ocurrió durante el período de la post II Guerra
Mundial, sí existe la confrontación de intereses y el empeño en conservar y
exportar sus influencias, pero tampoco podemos hablar de un nuevo orden
global donde impere el laissez-faire y se haya abandonado por completo la
intervención del Estado, la planificación centralizada y proclamado el libre
comercio como el único medio capaz de salvar a la humanidad. Por el contrario, lo que observamos es un gran descontento social y mucha confusión,
incluso entre los propios países desarrollados, ya que al tiempo que defienden
el libre mercado sostienen políticas proteccionistas y los subsidios agrícolas,
convertido este último aspecto en uno de los mayores obstáculos para avanzar
en la Ronda de Doha.
c. Al mismo tiempo, y aunque resulte paradójico, una gran mayoría de los países
del Sur en desarrollo se han vuelto defensores del libre mercado, aunque algunos de ellos comparten la necesidad de introducir reformas al FMI y al
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
29
Banco Mundial, pero muestran una tendencia netamente neoliberal al exigir
una mayor apertura de los mercados de los países industrializados y un mayor
acceso de los productos y servicios exportados por el Sur.
d. En consecuencia, en este contexto de incertidumbre, contradicciones y mucha
confusión:
• Hay una fuerte creencia de que el mercado es el mejor instrumento para
asignar recursos, superior a cualquier otro mecanismo.
• Los gobiernos están divididos entre los que defienden la participación del
Estado en la economía, como forma de regular la conducta de los distintos
actores y lograr una mejor distribución de los beneficios que depara la actividad económica, y los que se oponen a esa participación en las actividades
productivas, porque, antes que alentar, perturban el desarrollo, además de
que ésa debe ser una función propia de los sectores privados.
• Aunque conscientes de lo que se oculta detrás de la OMC, se prefiere que
las condiciones comerciales mundiales sean resultado de la concertación y
el consenso entre el Norte y el Sur, antes que un conjunto de medidas impuestas unilateralmente por los países o bloques más poderosos y un pequeño
grupo de países emergentes.
Sin embargo, las supuestas bondades de un sistema mundial de comercio al cual
se integren todos los países bajo el liderazgo de la OMC, no convence del todo
ni a los países desarrollados ni tampoco a las economías emergentes, mucho
menos a los países del hemisferio sur en desarrollo, aunque los primeros se
muestran más entusiastas que los segundos. En efecto, a la par de las debilidades
del sistema multilateral de comercio representado por el GATT, derivadas del
poco éxito o fracaso de las sucesivas rondas de negociación entre 1947 y 1994,
y ahora de la OMC con la actual Ronda de Doha, lanzada en noviembre de 2001
y que debía concluir a finales de 2005, se fortaleció la tendencia al nivel regional
para crear bloques y mercados integrados que han avanzado desde simples zonas
preferenciales de comercio, mediante rebajas progresivas de aranceles, pasando
por áreas de libre comercio, hasta llegar a uniones aduaneras e, incluso, acercarse
a ser mercados comunes y uniones monetarias y económicas.
El fenómeno no es nada nuevo, ya que desde la misma formación del GATT
existían mecanismos trilaterales, subregionales y regionales de preferencias
comerciales, mucho de los cuales se mantuvieron después de 1948, dado que
entre esa fecha y 1989 se notificó a la Secretaría del GATT la existencia de 70
acuerdos regionales, entre 1990 y 1994 se informó de 38 instrumentos adicionales, y desde 1995 con la creación de la OMC se ha notificado la presencia de
un centenar. Como resultado de ello, según datos de la OMC a principios de
2002, 150 de estos acuerdos comerciales preferenciales estaban vigentes y casi
30
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
todos los países miembro de la organización, excepto Japón, Corea del Sur y
Hong Kong, pertenecen a uno o más acuerdos regionales. Aunque en un principio la integración se centró entre países pertenecientes a una misma subregión
o región, con el tiempo ha pasado a tener una amplia variedad de formas, incluyendo la integración entre naciones de regiones geográficamente distantes,
incluso al margen de acuerdos comerciales específicos, aunque esto no es lo
más común.
Bajo esta concepción, la integración regional se ha entendido como cualquier
proceso diseñado para reducir barreras comerciales entre un grupo de países
que se identifican por tener una economía de mercado, independientemente de
su ubicación o vecindad geográfica. Como resultado de esta proliferación de
bloques, pequeños, medianos y grandes, la OMC estima que más del 60% del
comercio mundial se produce en el marco de estas iniciativas de integración regional, lo que da una idea de la importancia que tienen estos mecanismos preferenciales de comercio que se han desarrollado en forma simultánea con la
creación de un sistema multilateral de comercio tipo GATT y OMC. Para más
detalles sobre el comercio entre los bloques y esquemas de integración regional,
ver cuadro 1.
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
31
Cuadro 1
Comercio de los principales acuerdos de integración regional
(Miles de millones de dólares)
1990
Unión Europea (25)
1995
2000
2004
Exportaciones totales
2.437
3.714
Intrabloque
1.645
2.510
Extrabloque
792
1.204
Importaciones totales
2.560
3.791
Intrabloque
1.640
2.510
Extrabloque
Nafta (3)
Asean (10)
920
1.281
Exportaciones totales
562
856
1.225
1.324
Intrabloque
240
394
682
740
Extrabloque
322
462
543
584
Importaciones totales
673
1.008
1.679
1.997
Intrabloque
232
380
664
706
Extrabloque
442
628
1.014
1.291
Exportaciones totales
144
321
432
552
Intrabloque
29
82
104
128
Extrabloque
115
240
328
424
Importaciones totales
162
355
381
500
Intrabloque
26
67
89
115
Extrabloque
136
288
291
385
46
71
85
136
4
14
18
17
Exportaciones totales
Intrabloque
Mercosur (4)
Comunidad Andina (5)
Extrabloque
42
56
67
118
Importaciones totales
29
80
90
94
Intrabloque
4
14
18
18
Extrabloque
25
65
72
76
Exportaciones totales
31
40
58
73
Intrabloque
1
5
5
7
Extrabloque
30
35
53
66
Importaciones totales
18
38
39
51
Intrabloque
1
5
5
8
Extrabloque
17
33
34
43
Fuente: Elaboración propia, con base en los datos estadísticos extraídos del informe de la OMC:
“El comercio mundial en 2004. Visión general”, septiembre 2004.
32
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
En el viejo continente, el actual bloque de la Unión Europea (UE), integrado por
25 países miembro, conforma el sistema más exitoso, avanzado y complejo de
integración económica en el mundo, la Asociación Europea de Libre Comercio
(EFTA), y el más reciente propuesto por Rusia llamado Espacio Económico Unido
(EEU). En el caso de África, dentro del llamado nuevo regionalismo existe la
Comunidad del África del Este (EAC), el Mercado Común del África Austral y
Oriental (Comesa), la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (Uemoa), y la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC). En Asia, a
pesar de que en esta región la integración se caracteriza por un bajo nivel de
desarrollo institucional, el modelo más renombrado es la Asociación de Naciones
del Sudeste de Asia (Asean) que, además de concretar importantes rebajas arancelarias entre sus 10 países miembro, ha avanzado en la cooperación monetaria
y financiera y en las esferas política y de seguridad.
Este modelo asiático de integración y cooperación, que es actualmente uno de
los más dinámicos del mundo, avanza hacia el establecimiento de zonas de libre
comercio con la China, Japón e India, que de concretarse como está previsto se
convertirían en uno de los mayores polos de comercio y desarrollo al nivel global. Finalmente, encontramos a América, a pesar de que fue la primera región
en realizar esfuerzos orientados hacia la integración, destacando la existencia
de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Aladi), el Mercado Común
Centroamericano (MCCA), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Zona
de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), la Comunidad del Caribe (Caricom), y el proceso más reciente con el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Con excepción de la UE, la zona de libre comercio de Asean más China, Japón
e India, y el Nafta, incluso aquí en nuestro hemisferio estuvo planteada la creación del ALCA, que son mecanismos en los cuales participan países desarrollados
y países en desarrollo, los demás esquemas existentes en África, Asia y América
Latina y el Caribe están integrados exclusivamente por países no desarrollados
del Sur, cuyas características generales giran en torno a lo siguiente: los países
se integran en bloque para aumentar su poder económico y político; se persigue
la liberalización de los flujos comerciales entre los socios integrados, que comienza por preferencias arancelarias; propician la llegada a una unión aduanera,
para lo cual requieren protegerse frente a terceros con el establecimiento de un
arancel externo común y, en general, entre sus miembros crean un entorno más
competitivo, sobre todo en aquellos sectores en los que se liberen los flujos comerciales, a través de la creación de comercio y la desviación de comercio.
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
33
Los grandes beneficiarios del comercio mundial
Antes de continuar con esta sección, estimo conveniente advertir lo siguiente:
1. Los países comunistas como China y los integrantes de la llamada órbita de
la URSS, tomando en cuenta que no disponían de una economía de mercado,
no llegaron a formar parte del GATT hasta 1994, excepto algunos disidentes
como Yugoslavia, Polonia, Hungría y Rumania, y otros se incorporaron al
GATT después de la caída del Muro de Berlín, entre ellos Eslovenia, la República Checa y la República Eslovaca. Esto, de hecho, le confería un claro contenido ideológico a la organización multilateral de comercio, toda vez que el
GATT formaba parte del conjunto de entes globales que fueron identificados
como pertenecientes al orden capitalista. Por lo tanto, era prácticamente nula
o casi inexistente la participación de China y los países del área soviética en
el intercambio comercial mundial, con excepción de Cuba, que formó parte
del GATT desde su fundación en 1948. Aun hoy, luego de más de diez años
de creada la OMC, hay un grupo de países ex miembro del bloque soviético
que permanecen como observadores, comenzando por la propia Rusia, mientras que China negoció su ingreso en diciembre de 2001.
2. La ausencia de Rusia como país miembro de la OMC, a pesar de que ha sido
reconocida su condición de país con economía de mercado, en especial por
parte de la Unión Europea, no sólo le resta carácter universal a la organización, sino que su composición sigue reflejando los resabios de la “Guerra
Fría”, ya que para ingresar a la institución de comercio los países interesados
deben pagar un precio muy elevado, como fue el caso de China y otros países
ex comunistas.
3. A pesar de considerarse una de las organizaciones internacionales más democráticas del sistema mundial, en donde cada uno de sus 149 países miembro
tiene un voto y su rechazo a cualquier decisión impide que la misma se aplique, en la práctica la OMC ha pasado bajo control de un pequeño grupo de
estados parte, no sólo del G-7, que son los más ricos, sino de los 29 miembros
de la OCDE, los más desarrollados del planeta, y también de las llamadas
economías emergentes del Sur, que en su conjunto suman un poco más de
20 países, en su mayoría de Asia y América Latina.
4. La situación antes descrita, en particular el último aspecto señalado, ha contribuido a una pérdida de confianza y credibilidad en la OMC por parte de
la mayoría de los países en desarrollo del Sur, que no solamente no se sienten
representados, sino que consideran que los resultados de las rondas de negociaciones comerciales multilaterales del GATT y ahora de la OMC con la
Ronda de Doha son discriminatorios, desequilibrados, injustos y no contemplan para nada la variable del desarrollo ni la necesidad de crear mejores
34
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
condiciones para que todos los países miembro de la comunidad internacional
tengan iguales derechos y deberes en el nuevo orden internacional que se
quiere construir.
Ahora bien, si nos concentramos en torno a los grandes beneficiarios del comercio mundial, tanto antes como después de crear el GATT y la OMC, es evidente que se trata de los principales defensores del liberalismo, del laissez-faire,
de la globalización, que no es más que una etapa avanzada del capitalismo, impulsado por un proyecto político de las clases dominantes y la burguesía. Al
amparo de la globalización se ha construido una arquitectura económica y financiera internacional, en la cual la libertad del mercado, la libre circulación de
mercancías y los flujos financieros no deben tener obstáculos de ninguna índole,
evitando al mismo tiempo que los gobiernos puedan ejecutar políticas sociales
incompatibles con las exigencias de los grupos dominantes y de los dueños de
la riqueza, ya que se podrían precipitar situaciones indeseadas para el orden
neoliberal e insuperables para las sociedades que creen en el mercado como
medio para atender sus necesidades.
En ese contexto, debemos destacar el papel que juegan las grandes empresas
transnacionales (ETN), que constituyen la base de la estructura de la economía
capitalista mundial y concentran la mayor parte del poder real que rige los destinos del planeta. El peso de las ETN no está en discusión y es aplastante respecto
del porcentaje que controlan de la producción, las inversiones y el comercio
mundial, más importante aún por el acelerado proceso de fusiones, alianzas y
absorciones que está ocurriendo en todos los sectores a escala global, sin que
nada escape a este proceso de concentración.
Las cifras son abrumadoras y evolucionan en forma muy rápida, al punto de que
los datos que hoy podemos mostrar ya mañana no tienen validez. Sin embargo,
se estima que en el mundo existen alrededor de 40 mil empresas transnacionales
y su participación en el comercio mundial es de cerca del 70% del total. Más de
40% de las transacciones mundiales de mercancías y servicios se realizan entre
las propias ETN o entre las casas matrices y sus filiales, además de que controlan
el 75% de las inversiones totales al nivel global. Entre ellas, a su vez, se da un
alto grado de concentración cada vez más acentuado. Para tener una idea de su
dimensión, bastaría con señalar que las 100 ETN industriales mayores del mundo,
que no incluyen los servicios ni las finanzas, ocupan a cerca de 14 millones de
personas, una cifra equivalente al 32% del empleo industrial de la Unión Europea. Pero la importancia de las ETN es mucho mayor, ya que tienen una gran
influencia en las relaciones económicas y políticas internacionales, destacando
el papel desempeñado en la construcción del bloque europeo y su proceso de
expansión hacia Europa central y del este. En algunos países pequeños y medianos las ETN tienen un poder casi definitivo, al punto que ponen y quitan
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
35
gobiernos, incluyendo la celebración de elecciones, o les imponen sus decisiones
en materia económica. El neoliberalismo ha conseguido así, de forma consistente
con sus dogmas, no sólo hacer predominar el libre mercado en el interior de
los países que controlan y suprimen la intervención del Estado, sino que han
implantado a las ETN y han mediatizado las decisiones de los gobiernos cuando
no resultan convenientes a sus intereses, posiciones a las cuales se han asociado
las élites políticas y empresariales nacionales.
En síntesis, podríamos afirmar que el Estado-nación ha sido prácticamente sustituido por las ETN, lo que introduce una nueva variante en el mapa geopolítico
mundial al disminuir el papel de los gobiernos y estados nacionales.
Las consecuencias de este “nuevo orden”, si así se puede llamar o, mejor dicho,
“viejo orden, pero con nuevos actores”, en el cual la OMC juega un papel importante, se conocen en forma bastante amplia, sobre todo porque el libre mercado y la expansión del comercio mundial no son neutrales, por las desigualdades
en el grado de desarrollo y las diferencias entre unos y otros países, del Norte
industrializado y del Sur en desarrollo, en su capacidad para exportar y competir
en los mercados globales.
Al respecto, el profesor Maza Zavala señala: “La OCDE, que agrupa a los países
desarrollados, controla el 70% del comercio internacional o transnacional del
mundo. En 1998 las diez empresas más grandes del planeta controlaban el 85%
del mercado mundial y el 80% de las telecomunicaciones”. El libre comercio es
una carrera continua en la que no todos los países participan en igualdad de
condiciones, sin perder de vista que los países desarrollados acaban por arrasar
a muchas economías del Tercer Mundo, destruyendo o desarticulando sus estructuras productivas, más competitivas, o sometiendo a sus procesos productivos
al control y dominio de las ETN, imponiendo pautas de consumo y apoderándose de las empresas importantes y de los sectores más dinámicos y rentables.
La revista Forbes ha sido de gran importancia para mostrar al mundo los grandes
negocios de las ETN, que solamente en el caso de EE UU destacan 200 de estas
empresas que, según la citada revista, “dictan y condicionan la política mundial
y el comportamiento de gobiernos, ejércitos, instituciones mundiales oficiales y
privadas. Son los amos invisibles del planeta, los que manejan a los países y a
los presidentes por control remoto, como si fueran títeres de última generación”.
El comercio mundial en más de 50% y la inversión de capital en el extranjero,
superior al 75%, se concentran en tres únicos polos: EE UU, Japón y la Unión
Europea, excluyendo enormes áreas del planeta, en especial África. En pocas
palabras, el sistema de comercio mundial está controlado por un grupo reducido
de ETN de EE UU que por sus dimensiones son superiores a muchos estados,
ejercen un dominio sobre la producción, el comercio y las finanzas mundiales.
Éste es uno de los aspectos nuevos y más definitorios de lo que ocurrirá en el
36
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
presente milenio, al concentrarse el capital, las finanzas y el comercio en estas
ETN, que son una especie de megaestados o megacorporaciones, que introducirán
modificaciones significativas en las relaciones entre los estados y en el sistema
internacional. Aproximadamente un tercio del comercio mundial se concentra en
las manos de las 37 mil ETN censadas en 1994, entre sus casas matrices y sus filiales, y otro tercio entre unas y otras dentro del sector multinacional. Sin embargo,
si nos concentramos en las 200 ETN de EE UU, se estima que la cifra anual de
negocios de estos gigantes es de 26,3% de la producción mundial, lo que equivale
al doble del crecimiento anual del PIB de los 29 países de la OCDE, y supera la
producción total sumada de los otros 182 países que no son de la OCDE, pero
donde vive la inmensa mayoría de la población. Más detalles sobre estas cifras
se pueden ver en el cuadro 2, extraídas de la revista Fortune de julio de 2006.
La dimensión y magnitud de algunas de las ETN, entre ellas las petroleras BP,
Exxon, Shell, Total, Chevron, etc. y otras como General Motors, Daimler Chrysler,
Toyota Motors, Ford Motor, General Electric, según sus ingresos en 2005, muestran que cada una de ellas son economías mayores que Portugal, Israel, Irlanda
o Nueva Zelanda. La empresa transnacional más grande del mundo sigue siendo
Wal-Mart, cuyo volumen de ventas es mayor que el PIB de Noruega, Arabia
Saudita y Austria. Wal-Mart es la vigésima economía del planeta, y según el New
York Times presionó a la baja de salarios y la seguridad social de los trabajadores
en sus tiendas en EE UU, lo que da una idea de las políticas empleadas por estas
empresas, que incluso se atreven a presionar a gobiernos tan poderosos. En cifras de 2004, las 200 ETN más grandes del planeta concentraban 29% de la actividad económica mundial, destacando entre las corporaciones petroleras la
Exxon, que en 2005 registró ingresos netos de 36.130 millones de dólares, un
aumento de 10.800 millones con respecto a 2004, con lo cual supera los PIB
juntos de Bolivia, Paraguay y Uruguay. Por su parte, el consorcio Royal Ducht
Shell, uno de los mayores del mundo, cerró en 2005 con beneficios netos de
22.940 millones de dólares, siendo el mejor resultado para una empresa que
cotiza en la ciudad de Londres, aunque quedó atrás de la estadounidense Exxon
Mobil, que obtuvo 33.860 millones de dólares en beneficios. Los analistas consideran que tras el triunfo del libre mercado y el comienzo del fin del Estadonación, cada vez con más legislaciones nacionales e internacionales a su favor,
las ETN condicionan y dominan las estructuras económico-productivas de la
mayoría de los países, promoviendo guerras para apoderarse de los mercados
y apropiarse de los recursos naturales y de los sistemas de importación y exportación. Según un informe del Finantial Times de mayo de 2002, casi 48%
de las mayores compañías y bancos son de EE UU y 30% son de la Unión Europea, mientras que sólo 10% pertenecen a Japón.
En consecuencia, casi 90% de las mayores ETN que dominan la banca, la industria y los negocios son estadounidenses, europeas y japonesas. África, América
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
37
Latina y gran parte de Asia no figuran en la lista. La concentración de poder
económico de EE UU es aún más evidente en el círculo de las mayores compañías donde tiene una abrumadora presencia y dominio, resaltando que de las
10 corporaciones más importantes, 90% son propiedad norteamericana, de las
principales 25, 72% son propiedad de EE UU, de las principales 50, 70% son
estadounidenses, y de las 100 más significativas, 57% son propiedad de los
norteamericanos. En resumen, los mercados mundiales están divididos entre las
principales 238 compañías y bancos de EE UU y las 153 de la Unión Europea,
y el 80% de las principales transnacionales de petróleo y gas son de propiedad
estadounidense y europea. Esto revela la condición de socios principales en las
estrategias económicas y militares de ambas potencias en todo el planeta.
Cuadro 2
Ventas de las primeras 75 empresas transnacionales del mundo
(Miles de millones de dólares)
Rank Empresa
País
Ventas
Rank Empresa
País
Ventas
1
Wall-Mart Stores
EE UU
287.989,0
39
Samsung
Corea Sur
71.555,9
2
BP
Inglaterra
285.059,0
40
State Grid
China
71.290,2
3
Exxon Mobil
EE UU
270.772,0
41
Peugeot
Francia
70.641,9
4
Royal Dutch/Shell
Inglaterra
Holanda
268.690,0
42
Metro
Alemania
70.159,3
5
General Motors
EE UU
193.517,0
43
Nestlé
Suiza
69.825,7
6
DaimlerChrysler
Alemania
176.687,5
44
US Postal Service
EE UU
68.996,0
7
Toyota Motors
Japón
172.616,3
45
BNP Paribas
Francia
68.654,4
8
Ford Motors
EE UU
172.233,0
46
China Nnal. Petrol.
China
67.723,8
9
General Electric
EE UU
152.866,0
47
Sony
Japón
66.018,0
10
Total
Francia
152.609,5
48
Cardinal Health
EE UU
65.130,6
11
Chevron
EE UU
147.967,0
49
Royal Ahold
Holanda
64.875,6
12
Conocophilip
EE UU
121.663,0
50
Altria Group
EE UU
64.440,0
13
Axa
Francia
121.606,3
51
Pemex
México
63.690,5
14
Allianz
Alemania
118.937,2
52
Bank of America
EE UU
63.324.0
15
Volkswagen
Alemania
110.648,7
53
Vodafone
Inglaterra
62.971,4
16
Citigroup
EE UU
108.276,0
54
TESCO
Inglaterra
62.458,7
17
ING Group
Holanda
105.886,4
55
Munich Re Group
Alemania
60.705,5
18
Nippon Tel & Telef. Japón
100.545,3
56
Nipón Life
Insurance
Japón
60.520.8
19
American Intern. G. EE UU
97.987,0
57
FIAT
Italia
59.972,9
Continúa en la página siguiente
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
38
Continuación cuadro 2
Rank Empresa
País
Ventas
Rank Empresa
País
Ventas
20
Intern. Business M. EE UU
96.293,0
58
Royal Bank
of Scotland
Inglaterra
59.750,0
21
Siemens
Alemania
91.493,2
59
Zurich Financial Service
Suiza
59.678,0
22
Carrefour
Francia
90.381,7
60
Crédit Agricole
Francia
59.053.6
23
Hitachi
Japón
83.993,9
61
Credit Suisse
Suiza
58.825.0
24
Assicuraz. Generali Italia
83.267,6
62
State Farm Insurance
EE UU
58.818,9
25
Matsushita Electric Japón
81.077,2
63
France Telécom
Francia
58.652,1
26
Mckesson
EE UU
80.514,6
64
Electricité France
Francia
58.367.2
27
Honda Motors
Japón
80.486,6
65
J.P. Morgan Chase
EE UU
56.931,0
28
Hewlett Packard
EE UU
79.905,0
66
USB
Suiza
56.917,8
29
Nissan Motor
Japón
79.789,6
67
Kroger
EE UU
56.434,4
30
Fortis
Bélgica
Holanda
75.518,1
68
Deutsche Bank
Alemania
55.669,5
31
Sinopec
China
75.076,7
69
E. ON
Alemania
55.652,1
32
Berkshire Hathaw. EE UU
74.382,0
70
Deutsche Post
Alemania
55.388,4
33
ENI
Italia
74.227,7
71
BMW
Alemania
55.142,2
34
Home Depot
EE UU
73.094,0
72
Toshiba
Japón
54.303,5
35
Aviva
Inglaterra
73.025,2
73
Valero Energy
EE UU
53.918,6
36
HSBC Holdings
Inglaterra
72.550,0
74
Amerisourcebergen
EE UU
53.179,0
37
Deutsche Telekom Alemania
71.988,9
75
Pfizer
EE UU
52.921,0
38
Verizon
71.563,3
EE UU
Fuente: Cuadro elaborado por el autor con base en datos de la revista Fortune, en el informe titulado: “World´s largest corporations”, julio de 2005.
Según las estadísticas de la OMC del año 2000, EE UU ocupaba el primer lugar
como principal exportador del mundo con 781,1 mil millones de dólares, lo que
equivalía al 12,3% del total mundial; el segundo era Alemania con 551,5 mil millones de dólares (8,7%); tercero Japón con 479,2 mil millones de dólares (7,5%);
seguía Francia con 298,1 mil millones de dólares (4,7%); luego aparecía el Reino
Unido con 284,1 mil millones de dólares (4,5%); Canadá venía después con 276,6
mil millones de dólares (4,3%); continuaba China en el séptimo lugar con 249,3
mil millones de dólares (3,9%); como octavo aparecía Italia con 237,8 mil millones
de dólares (3,7%); noveno los Países Bajos con 212,5 mil millones de dólares
(3,3%); décimo estaba Hong Kong1 con 202.4 mil millones de dólares (3,2%) y
1
Respecto a Hong Kong, hay que destacar que, aunque forma parte de China, más del 90% de
sus exportaciones corresponden a reexportaciones de mercancías, en especial de China hacia
otros países, pero también de productos que vienen de otros países y se reexportan a China.
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
39
el onceavo era Bélgica con 186,1 mil millones de dólares (2,9%). En los siete
puestos siguientes aparecían Corea del Sur con 172,3 mil millones de dólares
(2,7%); México con 166,4 mil millones de dólares (2,6%); Taiwan con 148,3 mil
millones de dólares (2,3%); Singapur con 137,9 mil millones de dólares (2,2%);
España con 113,7 mil millones de dólares (1,8%); Rusia con 105,2 (1,7%), y Malasia con 98,2 mil millones de dólares (1,5%). Para el año 2000 las exportaciones
mundiales totales fueron de 6,364 mil millones de dólares, y los diez países que
ocuparon los primeros lugares, excepto Hong Kong, exportaron 3,555,9 mil millones de dólares, sumando 55,8% del total mundial.
Al agregar a los otros países que ocupaban los siguientes lugares, las exportaciones
de estos 17 países eran de 4.497,9 mil millones de dólares, lo que equivalía al 70,6%
del total de las exportaciones mundiales que concentraba este pequeño grupo de
países. Cinco años después, en 2004 la situación había variado significativamente
a juzgar por las cifras de la OMC, ya que Alemania pasó al primer lugar con 912,3
mil millones de dólares (10%); segundo se encontraba EE UU con 818,8 mil millones de dólares (8,9%), pero China se convirtió en la tercera potencia económica
mundial en lo que a comercio se refiere, ya que exportó 593,3 mil millones de dólares (6,5%); luego sigue Japón con 565.8 mil millones de dólares; Francia con 447,7
mil millones de dólares; Países Bajos con 358,2 mil millones de dólares; Italia con
349,2 mil millones de dólares, desplazando al Reino Unido del quinto al octavo
lugar con 346,9 mil millones de dólares, y Canadá del sexto al noveno puesto con
316,5 mil millones de dólares. En cuanto a los otros siete países, cinco de ellos
emergentes, mantuvieron el mismo orden pero todos registraron un alza extraordinaria de sus exportaciones, destacando Corea del Sur, que exportó 253.8 mil
millones de dólares.
Al finalizar 2004, según la OMC las exportaciones mundiales totales fueron de
9.153 mil millones de dólares, lo que implica que crecieron en 2.789 mil millones,
con un incremento de cerca de 31% en apenas cinco años. Venezuela exportó
31,8 mil millones de dólares en 2000, ocupando el lugar 34, e importó 16,1 mil
millones para situarse en el puesto 44, mientras que en 2004 como exportador
descendió al lugar 43 con 34,2 mil millones de dólares y no figura entre los
principales 50 países importadores del mundo.
En todo caso, lo importante de esta maraña de cifras es mostrar que el comercio
mundial es controlado por un grupo pequeño de naciones, fundamentalmente
países y bloques industrializados miembros del G-7 y la OCDE, en tanto que
del Sur en desarrollo sobresalen cerca de diez países, lo que implica que más
de 150 países del planeta juegan un papel marginal en el comercio mundial. Sin
embargo, en el fondo se debe reconocer que detrás de los países del G-7 y la
OCDE se encuentran las grandes corporaciones transnacionales (ver cuadro 3,
en el cual se muestran datos estadísticos sobre los principales protagonistas del
comercio mundial).
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
40
Cuadro 3
Principales países exportadores del mundo
(Miles de millones de dólares)
2000
Países
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
EE UU
Alemania
Japón
Francia
Reino Unido
Canadá
China
Italia
Holanda
Bélgica
Corea del Sur
México
Taiwan
Singapur
España
Rusia
Malasia
Exportaciones
781,1
551,5
479,2
298,1
284,1
276,6
249,3
237,8
212,5
186,1
172,3
166,4
148,3
137,9
113,7
105,2
98,2
2004
%
12,3
8,7
7,5
4,7
4,5
4,3
3,9
3,7
3,3
2,9
2,7
2,6
2,3
2,2
1,8
1,7
1,5
Países
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
Alemania
EE UU
China
Japón
Francia
Holanda
Italia
Reino Unido
Canadá
Bélgica
Corea del Sur
México
Rusia
Taiwan
Singapur
España
Malasia
Exportaciones
%
912,3
818,8
593,3
565,8
448,7
358,2
349,2
346,9
316,5
306,5
253,8
189,1
183,5
182,4
179,6
178,6
126,5
10.0
8,9
6,5
6,2
4,9
3,9
3,8
3,8
3,5
3,3
2,8
2,1
2,0
2,0
2,0
2,0
1,4
Fuente: Elaboración propia con base en datos extraídos de la publicación de la OMC “El comercio mundial. Visión general”, correspondientes a los años 2000 y 2004.
Las nuevas tendencias del comercio internacional
Si bien se puede hablar de una nueva geografía del comercio planetario, puesto
que han aparecido nuevos e importantes actores, en especial las llamadas economías emergentes, que como hemos visto con las estadísticas antes citadas han
pasado a ocupar lugares destacados entre los principales países exportadores
del mundo, en el fondo no se puede hablar de grandes cambios o modificaciones
en el mapa comercial global, pero sí de tendencias relevantes que no pueden
pasar inadvertidas. Entre esas tendencias, por ejemplo, se pueden señalar las
siguientes:
1. Lo que está ocurriendo en el sudeste de Asia, concretamente con los países
de la Asean, junto con China, Corea del Sur e India, a lo cual se debe agregar
Japón, que están configurando un polo de desarrollo tanto o más importante
que la propia Unión Europea, o el triángulo del Nafta entre EE UU, Canadá
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
41
y México. China se ha convertido en la tercera economía del mundo y el valor
de sus exportaciones registra un aumento creciente, por lo que no sería raro
que en los próximos años se convierta en el primer exportador mundial, muy
por encima de Alemania, EE UU, y Japón. Por cierto, este último país forma
parte de este nuevo eje asiático, lo que de antemano se puede considerar
muy importante, pero que es hoy más relevante porque la economía japonesa
vuelve a crecer.
2. De acuerdo con el informe citado de la OMC de 2005, el fuerte crecimiento
de la economía global en 2004 influyó en la aceleración del comercio mundial.
El total de las exportaciones de mercancías creció 22,5% respecto de 2003,
y en ese año la expansión del comercio fue resultado del aumento del volumen de importaciones (13%) y de la apreciación del valor del dólar (9,5%).
3. Por otra parte, tomando como fuente el informe citado de la OMC: “La expansión del volumen de las exportaciones estuvo asociada con algunos
cambios en su composición geográfica”. En comparación con la situación que
prevaleció en 2003, el cambio más importante fue la fuerte recuperación del
volumen de las exportaciones de los países en desarrollo, que creció 11% en
2004 comparado con el 3% del año anterior.
4. Igualmente, hubo una fuerte aceleración del volumen de exportaciones que
creció en Europa, en gran medida debido al rápido crecimiento del comercio
intrarregional con los nuevos países miembro, y la expansión de las exportaciones hacia el sudeste de Asia, los países exportadores de petróleo en Asia
occidental y los países de la Comunidad de Estados Independientes.
5. Las exportaciones de EE UU también se recuperaron, como resultado de un
nivel más competitivo de la moneda, mientras que Japón continuó beneficiándose del dinámico comercio intrarregional de Asia.
6. Las exportaciones de los países en desarrollo continuaron su expansión a un
ritmo muy rápido en 2004, y registraron una tasa de crecimiento de 16% en
volumen. Como en años previos, los países del este y el sur de Asia mantuvieron su expansión, pero Latinoamérica y África también experimentaron
importantes aumentos en sus volúmenes de exportación. Finalmente, habría
que señalar que desde 1990 las exportaciones se han incrementado a tasas
mucho más elevadas en los países en desarrollo que en el mundo desarrollado. En su totalidad, la participación de los países en desarrollo en las exportaciones mundiales se elevó al 33% en 2004, en comparación al 27,7%
diez años atrás. Entre los países desarrollados, EE UU ha estado constantemente reduciendo su participación en las exportaciones mundiales desde
12% a mediados de los años noventa a 9% en 2004.
42
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Una nueva tendencia se observa en el crecimiento del comercio Sur-Sur, la cual
se asociaba frecuentemente como una fuerza importante detrás de la cual se
encontraba una parte creciente del comercio mundial de todos los países en
desarrollo tomados en su conjunto. Según cifras de la Unctad, entre 1970-2003
el comercio Sur-Sur se elevó mucho más rápido que el comercio mundial y el
comercio entre los países desarrollados. La participación de las exportaciones
Sur-Sur en las exportaciones totales de los países en desarrollo casi se duplicó,
al pasar de 23% en 1970 a cerca del 40% en el período 2000-2003. Más aún, las
exportaciones Sur-Sur, como porcentaje de las exportaciones de los países en
desarrollo hacia los mercados de los países desarrollados, también se han duplicado al alcanzar un nivel cercano al 74% en promedio durante el período
2000-203, incluso excedió el 80% en 2003. Las manufacturas han sido la categoría
más importante de productos en el comercio Sur-Sur, tanto en lo referido al total
de las exportaciones de los países en desarrollo como en sus exportaciones a
los países desarrollados. La importancia del rápido aumento del comercio SurSur, en particular en las últimas dos décadas, es reflejo de diversos factores:
primero, esto muestra un ascenso después de una baja de dicho comercio durante los años ochenta, asociado a diversas crisis económicas y financieras en
muchos países en desarrollo, en particular en América Latina y África, provocada
por el colapso de los precios de las materias primas, el aumento del costo de
los servicios del pago de la deuda externa y la consiguiente contracción aguda
de las facilidades de créditos comerciales que redujo la capacidad para importar;
segundo, la liberalización comercial y esencialmente la combinación de tres
factores: la ampliación de la brecha en el crecimiento entre los países desarrollados y en desarrollo; la amplia dimensión en el rápido crecimiento de los países
en desarrollo, y la creciente importancia de la especialización intrarregional y
la participación de la producción que ha estado muy relacionada con el boom
del crecimiento en los últimos años. Según la Unctad: “La porción del comercio
Sur-Sur se mantiene como un objetivo deseable por varias razones: primera, el
lento crecimiento en los países desarrollados y sus políticas de imponer barreras
al comercio contra productos que interesa exportar a los países en desarrollo;
segunda, la enorme amplitud en el rápido crecimiento de las economías de los
países asiáticos reduce la necesidad para los países en desarrollo hacia los mercados de los países desarrollados, con miras a beneficiarse de las economías de
escala y, tercera, la continua dependencia de los mercados de los países desarrollados expone a los países en desarrollo a posibles presiones, a fin de vincular
un mejor acceso a esos mercados con compromisos obligatorios para una rápida
liberalización del comercio y las finanzas, la protección de la propiedad intelectual y una política de puertas abiertas de las instituciones financieras para el
desarrollo. Sobre el comercio Sur-Sur, ver cuadro 4 de la Unctad.
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
43
Otras tendencias importantes, aparte del papel que juegan las corporaciones
transnacionales, serían las referidas al cambio operado en la composición del
comercio internacional. Gran parte del comercio en la actualidad trae consigo
que las empresas transnacionales hayan convertido el mismo proceso de producción en un fenómeno mundial y que tomen parte en el comercio dentro de
la misma empresa. Por consiguiente, los bienes manufacturados son exportados
cada vez más desde países en desarrollo hacia los países desarrollados, pero
por empresas filiales de las corporaciones transnacionales. Esto contrasta bruscamente con la experiencia del siglo XIX y principios del XX, cuando los países
llamados periféricos exportaban materias primas a los países desarrollados,
desde los cuales se manufacturaban los bienes para luego exportarlos a los países
en desarrollo. Esta situación hoy ha cambiado totalmente, como se puede observar en el intercambio comercial entre México y EUA, destacando que el 80%
de las importaciones estadounidenses que vienen de México son productos
manufacturados, mientras que hace 100 años esa cifra era apenas de 10%.
Cuadro 4
Importancia del comercio Sur-Sur para las economías en desarrollo 1990-2003
(Porcentaje exportado a las economías en desarrollo
en el total de sus exportaciones)
África
Países
Asia
90-92
00-03
Países
América Latina y el Caribe
90-92
00-03
Países
90-92
00-03
Argelia
6,7
15,6
Bangladesh
21,9
10,4
Antigua y Barbuda
–
53,4
Benín
47,2
79,1
China
60,4
41,0
Argentina
46,0
63,2
Camerún
13,2
24,8
Fiji
22,2
13,7
Barbados
35,7
48,8
Costa de Marfil
–
36,5
Hong Kong
47,3
54,3
Bolivia
45,9
58,5
23,4
35,4
India
28,0
44,5
Brasil
33,3
38,1
Eritrea
–
83,3
Indonesia
33,7
45,5
Chile
27,6
39,3
Etiopía
–
43,1
Irán
–
31,3
Colombia
24,0
33,4
Kenia
45,9
56,5
Jordania
70,4
58,9
Costa Rica
20,5
29,0
Madagascar
18,1
12,8
Macao
22,4
22,1
Rep. Dominicana
4,5
21,7
9,6
26,1
Malasia
48,6
50,2
Ecuador
31,7
37,2
Egipto
Malawi
73,5
27,7
Nepal
21,2
52,5
El Salvador
34,8
68,0
Mauricio
Malí
6,6
10,2
Omán
27,8
37,8
Honduras
11,0
37,5
Marruecos
24,1
14,5
Pakistán
38,3
40,3
Jamaica
13,1
11,1
Níger
–
59,6
Papua y Guinea 17,3
10,4
México
8,2
5,0
Nigeria
7,3
31,4
Filipinas
20,8
38,6
Monserrat
–
52,7
Senegal
37,4
53,1
Qatar
21,0
49,1
Nicaragua
28,8
43,0
Continúa en la página siguiente
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
44
Continuación del cuadro 4
África
Asia
Países
90-92
Sudán
–
00-03
83,2
Países
América Latina y el Caribe
90-92
00-03
Países
Corea del Sur
34,6
49,8
Panamá
90-92
00-03
18,7
26,5
Togo
42,7
72,5
Arabia Saudita
38,2
27,1
Paraguay
57,4
80,8
Túnez
16,8
13,8
Singapur
49,2
58,8
Perú
31,4
32,7
–
31,0
Sri Lanka
25,7
20,7
Trinidad y Tobago 34,2
37,5
Tanzania
Zambia
Zimbabwe
Promedio por
regiones
–
16,0
Siria
24,6
30,1
Uruguay
53,4
60,7
23,7
36,2
Taiwan
34,1
50,2
Venezuela
22,0
29,7
Tailandia
31,6
43,5
Vietnam
–
40,6
33,6
38,4
29,1
41,3
26,4
39,2
Fuente: Cifras del Informe sobre Comercio y Desarrollo, 2005. Unctad, Ginebra, p. 142.
Por consiguiente, aunque las exportaciones de mercancías desde EE UU no hayan
aumentado dramáticamente como porcentaje de la economía, una alta proporción
de la producción en los sectores que participan en el comercio exterior de EE UU
se realiza en el extranjero. Éste es un hecho trascendente, que revela uno de los
cambios más importantes que ha ocurrido en la economía mundial, cuyos artífices
han sido las grandes corporaciones transnacionales. Esto explicaría, además, porqué EE UU –entre los países desarrollados– ha estado constantemente reduciendo
su participación en las exportaciones mundiales desde 12% a mediados de los
años 90 a 9% en 2004. Un segundo aspecto interesante, según un informe de la
OMC de 2004, es que las pautas del comercio internacional han cambiado en dos
esferas significativas durante los dos últimos decenios (1985-2003), período en el
cual el crecimiento del comercio de servicios ha dejado de ser claramente superior
al del comercio de mercancías, y el centro del comercio de productos agropecuarios se ha desplazado de los productos básicos a los elaborados.
En términos generales, a diferencia de lo que se piensa que el comercio de servicios comerciales crece más rápido que el comercio de mercancías, el crecimiento
del comercio de servicios y de mercancías ha evolucionado de manera bastante
similar desde 1990. En el período 1990-2003 ambos registraron un aumento anual
aproximado de 6% como promedio, y en consecuencia la participación de los
servicios en el comercio internacional se mantuvo en torno a 20% durante todo
el período. En conjunto no hay indicio alguno de que la parte del comercio internacional correspondiente a las categorías de servicios haya aumentado en general. No obstante, algunas categorías de bienes y servicios aumentan a un ritmo
inferior a la tasa mundial de crecimiento y otras a un ritmo superior. Las categorías
de más rápido crecimiento son los productos industriales (las manufacturas, que
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
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pasaron de 50,2% de las exportaciones mundiales en 1985 a 58,2% en 2002), el
sector de las mercancías, y los servicios informáticos, financieros, los seguros,
telecomunicaciones, personales, culturales y de esparcimiento (distintos a viajes
y transporte), cuya participación en las exportaciones mundiales pasó de 6,3%
en 1985 a 9,4% en 2002.
No podemos pasar por alto la importancia del transporte marítimo y los cambios
que han ocurrido, tanto al nivel tecnológico como con la incorporación de
nuevos medios de transporte, indicando los expertos que el transporte por mar
vive hoy otra época dorada por el acelerado incremento del comercio mundial.
Este incremento, además de otros factores que hemos analizado, ha sido el resultado de buques más grandes y complejos, con mayor capacidad de carga,
técnicamente más avanzados, más seguros y menos contaminantes. Los requerimientos han sido de tales dimensiones, que hoy no es extraño encontrar navegando buques gigantes portacontenedores, que rondan la barrera de las 10.000
TEU, pero que al mismo tiempo desarrollan velocidades de cruceros de 25 nudos, destacando los grandes tanqueros petroleros que transportan hasta 500 mil
barriles de crudo y los buques graneleros que llevan cereales y otros productos
agrícolas a todos los puntos del planeta.
Nadie duda de la importancia del transporte marítimo en el comercio internacional y el crecimiento económico, porque no sólo es el medio más eficaz, seguro
y no contaminante, sino por sus bajos costos en comparación a los fletes aéreos
e incluso terrestres, que han aumentado en forma significativa por al alza de los
precios del petróleo. Aunque podría parecer un fenómeno propio de un mundo
globalizado, en el cual se requieren grandes buques para responder a los desafíos
del aumento vertiginoso del comercio mundial, al punto de que la demanda
china de materias primas en 2005 hizo que se agotara la disponibilidad de buques de transporte de mercancías, según los expertos en la materia desde los
fenicios, pasando por los egipcios, griegos y cartagineses, chinos, vikingos, españoles, portugueses, italianos, británicos, franceses, holandeses, polinesios y
celtas, la historia del mundo es la historia de las exploraciones, conquistas y del
comercio por mar.
Hoy presenciamos un nuevo renacimiento del transporte marítimo, porque por
un lado ha tenido que crecer para atender la demanda pero, por otro lado, ha
debido especializarse, incluso regionalizando sus actividades para aprovechar
las ventajas de la proximidad geográfica y el intercambio entre países de una
misma zona, como está sucediendo en el sudeste de Asia, China, Corea del Sur,
la India y Japón, así como en Europa para atender el comercio marítimo, tanto
de los miembros de la UE como de éstos con los demás países de Europa central
y oriental. Por supuesto, el transporte por mar desde hace mucho tiempo ha
definido rutas casi permanentes para facilitar el comercio de materias primas
46
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
abundantes, caso de la ruta del carbón desde Australia, de África meridional y
de América del Norte hacia Europa y el Lejano Oriente; granos de América del
Norte y Suramérica para Asia, Europa y el Lejano Oriente; hidrocarburos del
Medio Oriente, África occidental, América del Sur y el Caribe para Europa,
América del Norte y Asia. Ahora hay que añadir las manufacturas que se transportan en contenedores desde China, Japón y el sudeste de Asia a los países
consumidores del hemisferio occidental. En consecuencia, se estima que más
del 90% del comercio mundial se transporta por mar, tomando en cuenta las
cifras publicadas por la Unctad en 2003, que indican que ese año se transportaron por vía marítima 24 billones 589 mil millones de toneladas-milla de todo
tipo de bienes. He allí la importancia de este medio de transporte.
Finalmente, entre las nuevas tendencias del comercio mundial hay algunas de
ellas preocupantes por las implicaciones psicológicas, sociales y culturales en
nuestras poblaciones, al difundirse patrones y modelos alienantes que incitan
al consumo y pregonan el paradigma de la felicidad, al vender la idea de que
todo está al alcance de sus manos y que nada está vedado porque el mercado
se lo puede proveer. Entre esas tendencias, que podríamos llamar perversas,
están las denominadas “franquicias”, que si bien es una modalidad propia de la
globalización al ampliar la cobertura y comercialización de ciertos productos en
forma casi planetaria, permite una relación de dependencia extrema entre las
casas matrices, en su mayoría grandes corporaciones transnacionales, y las empresas subsidiarias que explotan una marca comercial bajo la denominación de
franquicia, pero cuyos insumos para producir esos bienes son importados aun
existiendo en los países donde se han instalado las franquicias. Esta modalidad
se suma a otra, que se inscribe dentro de las exigencias de los países del Norte
para liberalizar los servicios de comunicaciones y telecomunicaciones por satélite,
referida a las gigantescas y costosas campañas de publicidad a escala global para
promocionar ciertas marcas de bienes y servicios, para lo cual se requiere permitir el funcionamiento de sistemas satelitales de televisión por cable, que invaden
diariamente los hogares de casi todos los países de la Tierra y que pueden atraer
la atención de millones de espectadores en los llamados programas “Premium”
o como en el caso de las recientes transmisiones de Copa Mundial de Fútbol.
Por consiguiente, tanto la modalidad de franquicias como los avances en el
campo de las comunicaciones y telecomunicaciones por satélite, que además de
la TV por cable incluye el uso de los celulares, han pasado a ser uno de los factores más estimulantes y aceleradores del comercio internacional. En ese contexto,
se ha comenzado a prestar mucha atención al uso de Internet y los vínculos que
establecen las empresas a través de este nuevo y poderoso medio de comunicación, aunque hasta ahora su participación en las transacciones comerciales
electrónicas sigue siendo limitado, según la Unctad en su “Informe sobre el Comercio Electrónico y el Desarrollo”.
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
47
Al respecto, la Unctad señala que “las empresas que más recurren a las transacciones electrónicas pertenecen al sector de los servicios, mientras que el comercio
y el sector manufacturero va a la zaga, lo que puede explicarse por el hecho de
que las actividades de comercialización y venta pueden realizarse con un grado
relativamente bajo de acceso a Internet y la utilización de la red, mientras que
la gestión de la cadena de suministro, importante para el sector manufacturero,
requiere un mayor grado de integración de los sistemas”. Esto puede ser cierto
por ahora, pero las posibilidades de este nuevo invento de las comunicaciones
en red son infinitas, a juzgar por su capacidad de penetración y expansión planetaria, al señalar la propia Unctad que “el total mundial de los anfitriones de
Internet aumentó en 35,8% entre enero de 2003 y enero de 2004, elevándose
en más de 233 millones de usuarios”; a lo cual se agrega que los sitios “web”,
el medio a través del cual entran en contacto empresas y consumidores, alcanzaron más de 51 millones en todo el mundo en 2004, según una encuesta de
“NetCraft”.
La integración regional y la política de bloques
Aunque se han hecho breves referencias a este aspecto geopolítico del comercio
mundial, sobre todo en lo que tiene que ver con la resistencia de los países del
Sur en desarrollo a depender exclusivamente de reglas definidas en instituciones
multilaterales como el GATT y la OMC, cuyas rondas de negociación han terminado por favorecer los intereses de los países del Norte desarrollado y de las
ETN, es necesario examinar los esfuerzos que al nivel regional se hacen en materia de integración, muy especialmente en América Latina y el Caribe.
Por supuesto, a este examen no escapan los esfuerzos en otras regiones del
mundo, en particular aquellas orientadas a la formación de bloques políticos
que comenzaron como procesos de integración y que con el transcurrir del
tiempo han iniciado estrategias de expansión y ampliación hacia otras regiones
o países vecinos. Incluso, han llegado a definir políticas propias en materia de
seguridad y relaciones exteriores, siendo el mejor ejemplo de esto la Unión Europea (UE) que, además de establecer una moneda común, avanza hacia la
unión política con una Constitución única, luego de consolidar la existencia de
instituciones supranacionales que desde hace tiempo ejercen funciones antes
reservadas exclusivamente a los estados. Cualquiera puede argumentar que la
UE es una herencia de la posguerra y un factor de contención importante que
utilizó el Oeste capitalista contra el Este comunista en el marco de la “Guerra
Fría”, faceta de la cual no se han desprendido al formar parte de una estructura
militar como la OTAN, contribuyendo a su fortalecimiento aun después de la
caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la antigua URSS. Si bien esto es cierto,
no por ello se puede negar que la UE ha jugado un papel moderador y de
equilibrio frente a las pretensiones de Estados Unidos actuando como bloque,
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papel que resaltó en la etapa de posguerra en Irak al rechazar la llamada “Doctrina Bush” sobre guerra preventiva y sus políticas unilateralistas, así como la
construcción de un orden internacional unipolar liderado por Estados Unidos,
además de mediar con éxito en el conflicto nuclear entre Washington y
Teherán.
Sin embargo, cuando hablamos de política de bloques queremos centrarnos, no
en los modelos militar y de seguridad, sino más bien en lo comercial y en la integración regional, sin descartar la redefinición de alianzas al interior de ciertas
zonas geográficas, como está ocurriendo en Asia con la Asean y su acercamiento
con China, formando hoy uno de los polos más dinámicos de crecimiento económico y expansión del comercio, bloque al cual se están sumando otros países
como Japón, Corea del Sur y la India mediante tratados de libre comercio (TLC)
que apuntan al establecimiento de gigantescos mercados regionales, que más
allá de la integración comercial son y serán verdaderos bloques de poder en el
futuro. En ese mismo sentido podríamos incluir la Organización de Cooperación
de Shanghai (OCS), que se está consolidando en la región de Eurasia, integrado
por dos potencias como China y Rusia, además de cuatro países de Asia central,
a la cual se sumó recientemente Irán.
Este nuevo bloque de integración regional que, además de su poderío militar y
económico dispone de grandes recursos energéticos, lo que llevó al presidente
Vladimir Putin a bautizarla como “Comunidad Energética”, está llamado a jugar
un papel destacado en el futuro sistema mundial.
Pero la integración regional y la política de bloques también ha sido favorecida
por la falta de resultados concretos de la Ronda de Doha que, aparte de demorarse
en exceso sin que exista ninguna garantía de éxito, podría terminar en un fracaso,
como lo advirtió el actual director general de la OMC, Pascal Lamy, quien considera muy delicada la situación por la insatisfacción que impera en muchos países
en desarrollo, en momentos –además– en que las presiones proteccionistas del
Norte tienden a resurgir, razones por las cuales no descarta que los países recurran
a otros medios para lograr la expansión del comercio a causa de la disminución
de la confianza en el sistema multilateral que representa la OMC.
En pocas palabras, la lentitud de la Ronda de Doha y la incertidumbre sobre
sus resultados, en particular en materia agrícola, podría desalentar tanto a los
países desarrollados, que ya no confían en la viabilidad de las grandes negociaciones multilaterales, como a los países en desarrollo que sostienen que las
rondas del GATT y la OMC sólo han servido para discutir los temas de interés
de los principales centros industrializados. En consecuencia, en los últimos años
hemos observado un fortalecimiento de la integración regional, así como un
auge de los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio, sobre todo en
Asia y América Latina, pero también en Europa con la expansión de la UE,
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
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incluyendo la participación de grandes países como Estados Unidos, China y
Japón, fenómeno que junto con el crecimiento de la economía mundial de los
últimos cuatro años ha derivado en una expansión casi sin precedentes del comercio internacional.
Simultáneamente con este proceso, en el caso de Latinoamérica y el Caribe hemos visto un choque entre dos modelos: el promovido por Estados Unidos para
establecer el Área de Libre Comercio en las Américas (ALCA) que abarcara los
34 países del hemisferio, y el defendido por otros países de la región para profundizar la integración regional, incluso constituir una Comunidad Suramericana
de Naciones conformada por los países de la CAN y el Mercosur, más Chile,
Guyana y Surinam. El proyecto de Washington, luego de más de diez años de
negociaciones, fracasó, a pesar de la flexibilidad y las concesiones ofrecidas por
nuestros países, ante lo cual la Casa Blanca amenazó con más proteccionismo
y mayores barreras al comercio, al negarse a eliminar las políticas que benefician
a los poderosos sectores agrícolas norteamericanos. Sin embargo, al no lograr
imponer su proyecto original, que al parecer se orientaba a una virtual anexión
de las economías de la región al sur de Río Grande, el presidente George Bush
prefirió olvidarse del ALCA y negoció tratados de libre comercio con Chile,
América Central y República Dominicana, Colombia y Perú, quedando en suspenso el TLC con Ecuador, opción rechazada por los países del Mercosur y
Venezuela.
Hoy la región está dividida entre estos dos modelos, mientras que los países no
partidarios del ALCA y de los TLC tratan de fortalecer un camino propio más
independiente, que integre lo comercial pero que no descarte lo político, lo social, lo económico, lo financiero, lo energético, etc.
Los intentos para fortalecer la integración latinoamericana, incluso de redefinir
el modelo que se ha seguido, en los últimos años se han visto acompañados
por una serie de cambios políticos en diversos países de la región, cambios que
han propiciado nuevas tendencias hacia una mayor autonomía e independencia
en las relaciones intra y extrahemisféricas, que van desde rupturas, el abandono
y la renuncia a las viejas alianzas y el alineamiento automático con el polo de
poder dominante, pasando por una diversificación de las relaciones y la cooperación en todos los ámbitos con potencias y bloques extracontinentales, hasta
llegar al forjamiento de nuevas alianzas con países del Norte industrializado y
el Sur en desarrollo.
Este proceso no es nada nuevo, pero se reactivó en los últimos años, complementado con los esfuerzos e iniciativas propias de la región que se gestaron en
el Grupo de Río, las cumbres suramericanas y otros foros regionales, entre los
que destaca el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), con lo cual se afirmó
la convergencia de intereses comunes y la integración regional. El gran objetivo
50
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
de estos esfuerzos ha sido rescatar el poder de negociación de América Latina
y el Caribe y ocupar el espacio que nos corresponde en el escenario global, definiendo estrategias latinocaribeñas para alejarse o reducir la creciente dependencia frente a Estados Unidos. En otras palabras, se podría decir que el otrora
“patio trasero” de la gran potencia del Norte hoy ya no es tal y que ha comenzado a manejarse con mayor autonomía, propiciando un mejor balance y relaciones más equilibradas, menos verticales y más horizontales, que se inscriben
dentro de una estrategia para diseñar un nuevo mapa político internacional y
una nueva geografía del comercio mundial.
En ese contexto, además de explorar nuevas alternativas, reducir la dependencia,
intensificar las relaciones Sur-Sur, etc., la región ha buscado fortalecerse como
bloque para negociar en igualdad de condiciones con los demás bloques y potencias globales o regionales. Esta visión, promovida por el presidente del Brasil,
Lula da Silva, es compartida por otros líderes latinoamericanos, en especial por
el presidente Hugo Chávez, convencidos de que el mundo en desarrollo debe
seguir una nueva ruta y hacer respetar sus intereses y posiciones en los foros
multilaterales políticos, económicos, comerciales y financieros. Es un enfoque
esencialmente político-estratégico, que apunta a romper con las hegemonías y
la dominación que han ejercido las principales potencias en el pasado y el presente, proponiendo una estructuración más realista de un nuevo orden mundial
en el cual se reconozca la existencia de nuevos polos de poder e influencia.
Ese nuevo orden mundial, además de lo político, debe trascender hacia un nuevo
sistema multilateral de comercio, más justo y equilibrado, libre de subsidios pagados por los países más poderosos, y que permita a los países del Sur acceder
a los beneficios del crecimiento y el desarrollo.
En ese contexto de cambios también se está redefiniendo la integración regional,
al conferirle un valor estratégico como proyecto liberador, que debe ser más
político y social que económico y comercial. Tal como ha venido funcionando
hasta ahora, la integración latinoamericana tiende a agotarse como modelo y a
perder vigencia como proyecto sostenible en el mediano y largo plazo. La mayoría de los países y gobiernos de la región están convencidos de que el modelo
comercialista que se impuso a la integración está agotado. Por lo tanto, hasta
que no se diseñe una estrategia renovada, distinta a la que hemos aplicado en
las últimas décadas, la integración regional sólo servirá para ampliar las oportunidades de comercio entre las élites nacionales y los países socios del mercado,
oportunidades que se podrían ampliar al asociarse con otros mercados, pero
siempre será un modelo condenado a estancarse, al estrecharse la subregión o
región, pugnando algunos de sus miembros por buscar nuevos horizontes, sobre
todo los más desarrollados y con industrias más diversificadas y competitivas,
que han encontrado en el libre comercio hemisférico y mundial las nuevas
oportunidades que no les ofrece la integración actual, independientemente del
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
51
nivel de institucionalización alcanzado y sin importar los costos que haya que
pagar. En consecuencia, en caso de predominar esta tendencia influida por el
mercado y la expansión del libre comercio antes que fortalecer estaríamos destruyendo la integración latinoamericana y caribeña, porque perdería su esencia
como proyecto estratégico político y social, además de que seguiría siendo un
modelo dependiente e impediría que la región se consolide como bloque. Bajo
esta concepción, varios países han renunciado a los TLC asimétricos como los
suscritos por México, Centroamérica, República Dominicana, Colombia y Perú
con Estados Unidos, proponiendo redefinir las alianzas al interior del hemisferio,
más concretamente de Suramérica, uniendo esfuerzos para relanzar la integración
a través de una convergencia entre la CAN y el Mercosur, al tiempo que se amplíen las perspectivas económicas y comerciales de la región al aprovechar las
ventajas de una integración energética, petrolera y gasífera, factor fundamental
si queremos hablar de una mayor independencia de América Latina.
Este modelo alternativo, que propicia una profundización de la integración, se
complementa con otros propósitos entre los que destacan los siguientes:
1. Debe ser un proyecto sostenible a más largo plazo y fundado en políticas
de Estado, que coloque la integración por encima de los gobiernos de turno,
y al margen de los vaivenes políticos internos y de las coyunturas económicas
y sociales.
2. La integración debe ser parte de un proyecto más integral de desarrollo, que
establezca una estrecha relación entre las estrategias nacionales en materia
económica y social y las estrategias políticas externas, que con frecuencia
marchan en paralelo, separadas unas de las otras, incluso compiten para
frenar la integración regional cuando por razones coyunturales creemos que
son incompatibles con nuestros modelos nacionales de desarrollo.
3. Corregir las asimetrías y propiciar una mayor integración nacional mediante
políticas para incorporar a los sectores de la población que no tienen acceso
al mercado, carecen de empleos estables y bien remunerados.
Reflexiones finales
Al examinar el escenario internacional que se perfila en este milenio que comienza, todo indica que la estrategia de jugar en solitario no es la más conveniente para ningún Estado, por muy poderoso que sea, incluyendo las grandes
potencias. Estas últimas están demostrando que siguen una estrategia de fortalecimiento de su poderío a través de la incorporación de otros estados, en especial los países vecinos, a sus áreas de influencia. Éste es el tipo de confrontación
crítica que observamos, no ideológica, sino orientada más bien a lograr fines
estratégicos y geopolíticos mediante medios pacíficos de penetración.
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Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
El comercio, como se indicó en este trabajo, es uno de los principales instrumentos que utilizan los países tanto del Norte desarrollado como emergentes
del Sur, entre los que destacan China, Rusia, India, Brasil, etc., para expandir
su influencia. Detrás de cada potencia industrial o economía emergente hay
una estrategia que, además de política y militar, es económica y comercial. Como
ejemplos podemos citar la estrategia de China hacia el sur, este y centro de Asia,
con el objeto de crear una zona geográfica que, por una parte, sea proveedor
de materias primas y manufacturas, vitales para mantener su ritmo de crecimiento, y por la otra sea un importante mercado para sus bienes de exportación,
con lo cual pretende garantizarse un desarrollo sostenible y establecer un cordón
de seguridad a su alrededor. La estrategia de Rusia, que no se limita a la Comunidad de Estados Independientes, es muy similar a la de China, no sólo porque
ambos forman parte del Grupo de Cooperación de Shanghai, sino porque también busca mantener sus zonas de influencia en Asia central y en la estratégica
región de Eurasia, luego de ver disminuir su influencia ante la agresiva política
de expansión de la Unión Europea. Esta última, bajo el liderazgo de países como
Alemania, Francia y Gran Bretaña, constituye hoy el mayor bloque de integración
del mundo, que se extiende por casi toda Europa desde el oeste pasando por
el centro hasta cubrir los países del Este, llegando a tener fronteras directas con
Rusia. Tampoco Estados Unidos se ha quedado a la zaga de estas políticas porque, además de sus estrategias de proyección y de dominación planetaria propias
de una superpotencia, después de integrar a Canadá y México en una zona de
libre comercio llamada Nafta, intentó ampliar su influencia política, económica
y comercial hacia el resto del hemisferio al proponer el Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA), objetivo que no pudo concretar pero que mediante
acuerdos bilaterales (TLC) ha alcanzado parcialmente. Brasil es otro ejemplo
interesante en nuestra región no sólo por el establecimiento del Mercosur, sino
por la propuesta de crear una Comunidad Suramericana de Naciones, que incluya
a los países andinos, Chile, Guyana y Surinam.
En esencia, con esta reflexión quisiera llamar la atención sobre las perspectivas
geopolíticas del presente siglo, en el cual se perfila un sistema internacional
pluripolar conformado por tres grandes centros de poder: el asiático, liderado
por China y Japón, que quizá superen sus viejas rivalidades y pasen a ser aliados;
el europeo, dirigido por los grandes países de Europa occidental, que terminaría
por integrar a Rusia y el resto de los países europeos y parte de Asia central, y
el americano, bajo la égida de EE UU, pero con un liderazgo compartido y más
equilibrado con otros países del hemisferio como México, Brasil, Argentina,
Chile, etc.
Lo nuevo que podría caracterizar este hipotético orden mundial del siglo XXI
son las grandes concentraciones humanas en las principales urbes del globo,
asentadas en los márgenes de los dos grandes océanos, el Atlántico y el Pacífico,
Rafael Rangel / Geopolítica de comercio internacional
53
y la existencia de bloques económicos y comerciales, junto con sistemas de integración regional, que facilitarán el desplazamiento de inmensos flujos de comercio en torno a estos gigantescos mercados del futuro.
Finalmente, más que reflexiones derivadas de este trabajo, que creo confirman
la dimensión geopolítica del comercio y su importancia en las relaciones entre
los estados, quisiera compartir con los lectores de la Revista BCV la sensación
de que estamos ante un tema inagotable y rico en enseñanzas de toda índole,
sobre todo para países como el nuestro, que junto con otros del Sur en desarrollo, en especial de América Latina y el Caribe, ha intentado abrir nuevas rutas
al comercio mundial y construir un nuevo mapa que refleje más los intereses
de los países en desarrollo. En pocas palabras, los invito a pensar sobre las
nuevas tendencias del comercio mundial con la visión que ustedes estimen más
apropiada, para evaluar en profundidad el papel que han jugado y juegan organizaciones como el GATT y, más recientemente, la OMC que, junto con el
FMI y el Banco Mundial, forman parte de la tríada de instituciones pilares del
sistema capitalista mundial.
Hoy se podría decir, parafraseando a los primeros que estudiaron el carácter
geopolítico del comercio, que “quien tenga las mayores flotas marítimas domina
el comercio mundial”, pero esto no es suficiente para dominar el mundo, porque
se requiere otros factores, entre ellos “tener las mayores empresas transnacionales
para controlar el comercio global”, para alcanzar el nivel de ser una potencia
comercial planetaria. Las cifras de la OMC en 2004 son contundentes, ya que
apenas 50 países exportaron mercancías por un valor de 8.639,8 mil millones
de dólares (95,4%), de un total mundial de 9.153 mil millones de dólares exportados, lo que implica que los otros 150 países apenas exportaron 513,2 mil millones de dólares, menos del 4,6%. Pero la situación es más grave aún, toda vez
que como lo mostramos en el párrafo 14, un pequeño grupo de países, 10 de
ellos del Norte desarrollado (Alemania, EE UU, Japón, Francia, Países Bajos,
Italia, Reino Unido, Canadá, Bélgica y España) controlan más del 52% del comercio mundial, en tanto que otros seis países con economías emergentes
(China, Corea del Sur, México, Taiwan, Singapur y Malasia) dominan el 21,6%
del comercio global, es decir, que 16 países del Norte y emergentes del Sur
acumulan el 73,6% del comercio mundial. En consecuencia, no sólo es imposible,
sino un mito, una utopía, imaginar en un futuro un comercio más justo y más
equilibrado.
La conclusión lógica es que vivimos en un planeta en el cual “aquellos que dominan el comercio mundial, de cierta forma dominan el mundo”, porque del
volumen y cuantía de los bienes y servicios que se exportan derivan los ingresos
de un país, lo que a su vez incide en el crecimiento económico y el desarrollo
de una sociedad. Por supuesto, no podemos establecer una ecuación de que
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
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mayor comercio es igual a mayor crecimiento y desarrollo, pero no hay dudas
de que una creciente participación en el comercio mundial, lo que implica mayores exportaciones, permite a cualquier país mejorar su posición geopolítica y
estratégica. Sin embargo, al hacer estas reflexiones no se puede ignorar el papel
de las ETN que, por encima de los estados y gobiernos, han pasado a ser los
verdaderos dueños del planeta y, por lo tanto, actores fundamentales en el futuro
orden internacional.
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Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 57-83 • ISSN: 0005-4720
Investigación social, enfoque de género
y Sistema de Cuentas Nacionales
Urdaneta
Lourdes Urdaneta de Ferrán*
Resumen
El artículo se centra en el análisis del trabajo femenino en el hogar y su carácter social, haciendo hincapié en su aporte, cómo medirlo y registrarlo en las
cuentas nacionales. El enfoque de género evidencia las desigualdades en el
trabajo, la remuneración, etc., además de otras iniquidades expresas o subyacentes que se derivan de la discriminación con que es tratada la mujer.
Palabras clave: Género, salud, hogar / Investigación social / SCN
Código JEL: D1; J0
Abstract
This article analyzes housewives’ work and its social nature, stressing its contribution and the ways in which it could be measured and reflected in local
accounts. The gender approach evidences inequalities at work and in remuneration rates, and other differences resulting from women discrimination.
Key words: Gender, health, home / Social research/ SCN
JEL Code: D1; J0
* Doctora en Economía, Universidad Central de Venezuela. Presidenta de Número de la Academina Nacional de Ciencias Económicas (ANCE). Correo electrónico: [email protected]
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Resumo
O artigo se centraliza na análise do trabalho feminino no lar e seu caráter
social, fincando pé em seu aporte, como medi-lo e registrá-lo nas contas nacionais. O enfoque de gênero evidência as desigualdades no trabalho, a remuneração, etc., além de outras iniqüidades expressas ou subjacentes que se
derivam da discriminação com que é tratada a mulher.
Palavras chave: Gênero, saúde, lar / Pesquisa social / SCN
Código JEL: D1; J0
Résemé
L’article est centré sur l’analyse du travail féminin dans le foyer et son caractère
social, mettant l’accent sur son apport, comment le mesurer et l’enregistrer
dans les comptes nationaux. La mise au point du genre met en évidence les
inégalités dans le travail, la rémunération etc., tout en y ajoutant les injustices
intentionnelles ou dérivées de celles-ci quant à la façon de traiter la femme.
Mots cles: Genre, santé, foyer / Recherche sociale / SCN
Code JEL: D1; J0
La investigación social y la cuantificación de sus resultados
La importancia y urgencia de la investigación social se ha incrementado en los
últimos años acorde con la realidad que viven los países del mundo entero, y
especialmente Venezuela. Las circunstancias postulan la necesidad de hacer
hincapié en la investigación orientada hacia la clarificación de los problemas
hechos y los procesos reales y concretos, sin menoscabo de trabajos de índole
abstracta. Una consecuencia de ello, no siempre percibida claramente, es la
conveniencia de expresar estas investigaciones y sus resultados, hasta donde
fuera posible, en términos cuantitativos. Pero la cuantificación levanta un sinfín
de dudas, algunas con respecto a su factibilidad teórica y práctica, otras en
cuanto a su capacidad cognoscitiva. ¿Se pueden expresar en cantidades los fenómenos sociales y sus relaciones? ¿Qué es lo que exponen tales números? ¿De
veras dicen lo que pretenden decir?
Un ejemplo histórico de la discusión acerca de los números –y el grado de precisión– y lo que significan en el avance de la ciencia, se encuentra en Alejander
Lourdes Urdaneta de Ferrán / Investigación social, enfoque de género y…
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Koyré “Du monde de l’ à peu près à l’univers de la precision”. Koyré pregunta
¿Porqué la ciencia de la antigua Grecia no dio nacimiento a una verdadera tecnología? ¿Porqué se detuvo tan bruscamente el magnífico empuje de la ciencia
griega? No lo hizo, dice, porque no desarrolló la física, para lo cual eran imprescindibles las cuantificaciones y esto, pensaban en aquel período, era imposible.
Algunos de los argumentos que presenta Koyré son de interés para la problemática de que trata este trabajo.
“Desarrollar la física”, dice Koyré, “quiere decir aplicar a la realidad las nociones
rígidas, exactas y precisas de la matemática… Empresa paradójica, porque la
realidad de la vida cotidiana en medio de la cual vivimos y existimos, no es
matemática. Y ni siquiera matematizable. Ella es el dominio de lo inestable, de
lo impreciso, del ‘más o menos’. En la naturaleza no hay círculos, elipses, líneas
rectas… es ridículo querer medir con exactitud las dimensiones de un ser natural.
Éstas son las ideas a las que el pensamiento griego ha permanecido obstinadamente fiel cualquiera que haya sido la filosofía de la que partía; y jamás han
querido admitir que la exactitud puede ser de este mundo; que la materia de
este mundo,… puede encarnar los conceptos matemáticos” (Koyré, pp. 90-91).
Resulta curioso, dice Koyré, “Pitágoras había proclamado que el número es la
misma esencia de las cosas y la Biblia enseñó que Dios había fundado el mundo
sobre ‘el número, el peso, la medición’. Todos lo han repetido, nadie lo ha creído.
Por lo menos nadie hasta que Galileo lo tomó en serio” (Koyré, p. 97).
Luego examina la relación entre “teoría” y “práctica” cuya interpenetración se
realiza en buena parte por medio de la medición que viene a suplantar el “más
o menos”. Lo que en este campo es factible o no, varía en el tiempo. La investigación social se refiere a grupos y grandes conjuntos, por ende, a estadísticas, y
en este sentido se ha ampliado la factibilidad por los avances científicos en el
campo del muestreo, de las técnicas de entrevistas y, sin duda, también por la
generalización del uso de documentos en la vida diaria y las facilidades que ofrece
la computación. Frente a este progreso de los medios materiales para la cuantificación en el campo social, se yergue la tradicional dificultad de conceptualizar
los fenómenos sociales y expresarlos en una forma que permita su medición.
Una de las mayores dificultades en este sentido es encontrar un “prototipo” que
represente de manera fidedigna el conjunto. Además, la validez de un prototipo
se puede perder con el paso del tiempo y estadísticas dignificadas por su antigüedad y tradición que fueron aceptables en su tiempo, inducen a error si se
aplican a condiciones y fenómenos nuevos.
Lo que hace falta en todo momento es un examen de su verdadero significado
y su aplicabilidad en cada caso concreto. El manejo de los datos numéricos obtenidos de muestras y el significado de promedios puede oscurecer e, incluso,
confundir los resultados de una investigación. Las estadísticas, como los aparatos
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eléctricos, deberían venir con una hoja de instrucciones que indique su procedencia y lo que se puede y no se puede hacer con ellas.
La investigación social y la contabilidad
El fortalecimiento de las ideas neoliberales produce una creciente monetización
de la vida social y del arbitraje que lo económico ejerce sobre los hechos sociales.
Esto acrecienta la preocupación en los estudios sociales por el factor económico
y la demarcación entre ciencias sociales se torna más tenue: hay campos de investigación, como la distribución de los ingresos, que varias disciplinas se están
disputando.
En la cuantificación tienen la delantera las ciencias económicas y con frecuencia
sus datos se utilizan para representar fenómenos sociales, a veces con resultados
deplorables, por ejemplo, cuando el crecimiento económico se usa de indicador
de mejoramiento social de todos los participantes de la comunidad.
El sistema de cuantificación más generalizado son las cuentas nacionales de
Naciones Unidas. Aunque las cifras y clasificaciones de este sistema no pretenden
cubrir los aspectos sociales, su metodología se puede utilizar para obtener material de análisis que permite, al combinar presentaciones de flujos y de balances,
una percepción sinóptica, tanto del devenir como de la situación social.
La teoría económica se centra más que todo en las actividades de producción
y de financiamiento, y los otros dos elementos, que son la distribución y el
consumo, aunque por definición forman parte de aquélla, reciben un tratamiento
menor que otros agregados macroeconómicos. Sin embargo, el consumo final,
más que otros agregados macroeconómicos, constituye un puente entre el análisis exclusivamente económico y el social. Desde que el keynesianismo está de
capa caída, el consumo, que antes figuraba en el análisis como uno de los elementos propulsores del desarrollo económico, se ha venido a menos en los
análisis más recientes, que con frecuencia tienden a confundir consumo con
consumismo. Además, por la innegable relación entre el consumo y la producción, y la necesidad de integrar las diferentes cuentas por medio de un denominador común, el consumo se calcula en las mismas unidades que la producción, o sea, unidades monetarias, lo cual tiende a oscurecer su significado social:
las unidades monetarias apuntan hacia el valor de cambio mientras otras unidades de medida son más cercanas al valor de uso.
La frecuencia con que se utilizan las cifras de las cuentas nacionales para ilustrar
la situación y devenir social de un país, a pesar de que son inapropiadas para
tal fin, se debe, sobre todo, a que tales cifras están disponibles. Aunque en países de una producción estadística retrasada, tales cifras se demoran considerablemente y pierden por ello mucho de su valor para la política económica y
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financiera que requiere cifras recientes, en todos los países, ricos y pobres, las
cuentas nacionales en la forma en que han sido elaboradas por las Naciones
Unidas, bajo el nombre de Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), son un instrumento que utilizan los organismos internacionales y las instituciones nacionales
y la prensa, para explicar, justificar o criticar la situación y las políticas públicas.
Cifras sobre magnitudes tomadas de la contabilidad nacional existen en todos
los países y son ampliamente aceptadas como referencia en el forcejeo político
y económico, porque han logrado un consenso casi general que hace que todos
los participantes usen el mismo lenguaje.
El sistema engloba todas las transacciones que considera como económicas,
excluyendo las que considera “fuera de límites”, algunas de las cuales son, sin
embargo, de una gran importancia para el bienestar social. Al omitir estas otras
acciones y transacciones, las cuentas nacionales parecen sugerir que vivimos
para producir en vez de producir para vivir.
Hogar y trabajo de la mujer
Visión general
Se trata en este orden de ideas, de procedimientos para asignar valor a actividades tradicionalmente tildadas de no económicas, porque según las definiciones
en boga, no producían ningún valor agregado y no se remuneraban. Estas actividades son principalmente, las que realizan las mujeres y comprenden los
quehaceres del hogar y de solidaridad. El asignar valor o valor agregado a estas
actividades tiene, además de su significado teórico, una reconocida importancia
práctica, porque permite que figuren en los presupuestos nacionales y, por ende,
en los programas económicos y sociales de los países. La visibilidad y cuantificación son esenciales para desatar la acción, tanto en este caso como en otros;
quien ha presenciado rescates en desastres sabe que las medidas de salvamento
dependen de información que se obtiene acerca de la ubicación y el número
de afectados.
Como se ha expuesto en intervenciones anteriores sobre la contribución de la
mujer, no sólo se trata de que escasea información cuantitativa al respecto, sino
que los mismos conceptos y definiciones que se usaban y se usan hasta hoy,
obstaculizan la mensuración y valoración de la contribución de la mujer a la
economía y el bienestar de los pueblos. Cualquier contribución económica, sea
de las mujeres, sea de otro segmento o sector de la población, para figurar en
la macroeconomía y ser tomada en cuenta en la política, se debe medir por el
valor que ella añade al producto total de la nación y de tales mediciones se
ocupan los sistemas de contabilidad nacional.
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La importancia de estas cuentas es evidente: debidamente ajustadas, ellas revelan
la importancia del trabajo de las mujeres que de otro modo pasa inadvertido, y
constituyen los documentos que orientan las decisiones en materia presupuestaria. El presupuesto de la nación (y el de las instituciones públicas menores)
guía la política económica y social de los gobiernos y fija la distribución de los
impuestos y de los gastos públicos para diferentes propósitos. Un propósito que
no esté claramente expuesto y expresado numéricamente, como lo hacen las
cuentas nacionales, tiene poca probabilidad de ser atendido. De allí la necesidad
de postular definiciones que permitan una valoración de los trabajos realizados
por mujeres y su incorporación a los agregados de contabilidad nacional. En
esta forma se obtiene un instrumento que permite incluir el género en el análisis
presupuestario y en la formulación de políticas y programas nacionales. Esta
meta requiere tres pasos:
1. Lograr que estos trabajos se consideren “productivos”, o sea, reconocer que
crean valor agregado.
2. Elaborar un procedimiento para su adecuada valoración y
3. Encontrar la forma de incluir este valor en el sistema contable nacional.
Estos pasos afectan varios sistemas estadísticos, pero en mayor medida las encuestas de hogares, los estudios del uso del tiempo y el sistema de cuentas nacionales. Las encuestas de hogares tienen mayor afinidad con las cuentas, en
cambio, existen sensibles diferencias en el enfoque del uso de tiempo y la contabilidad económica. Al mismo tiempo, este enfoque permite complementar y afinar
las cuentas nacionales. La exposición se concentra, por lo tanto, en los estudios
del uso del tiempo y las cuentas nacionales. Otros sistemas (censos de población
y vivienda, censos y encuestas industriales, encuestas de ingresos y gastos, registros y encuestas de ocupación, índices de precios) que también se utilizan en la
construcción de los agregados que nos ocupan, se mencionan más adelante.
Trabajo en el mercado y trabajo en el hogar
La contribución de la mujer se efectúa tanto mediante su actividad en el mercado,
como a través de lo que hace en el hogar. El valor de sus actividades en el mercado, desde luego, figura en los agregados macroeconómicos corrientes, pero
sin indicación del género. Lo que no figura es la estimación del valor de su trabajo en el hogar. En cuanto al trabajo de mujeres cuyo valor monetario está incluido en las cuentas sin que aparezca en ellas en forma explícita separada, los
pasos necesarios para hacerlo visible requieren información sobre horas trabajadas por mujeres en diferentes ramas y la remuneración que perciben. Aquí
enfocamos especialmente el trabajo no pagado en el hogar.
En el debate sobre el trabajo de casa no pagado se han esgrimido dos diferentes
argumentos. Uno, que al realizar las actividades del hogar (cocinar, lavar, planchar,
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limpiar, cuidar niños y enfermos, y prestar apoyo psicológico a todos los miembros del hogar), el ama de casa reproduce el poder productivo del marido o
compañero y, por lo tanto, realiza una actividad económica. El trabajador va al
hogar donde descansa y se alimenta, y esto permite que regrese a su puesto al
día siguiente. El otro argumento afirma que, puesto que el salario que percibe
el trabajador cubre el costo de vida de toda su familia, los salarios que se pagan
presuponen que la compañera trabaje, preparando los alimentos, haciendo la
limpieza y cuidando los niños, sin recibir pago y, por tanto, el trabajo doméstico
no reproduce valores económicos.
La cuestión se presenta también en el campo jurídico, donde surge la necesidad
de asignar a estas actividades algún valor. Por ejemplo, estas cifras son necesarias
en casos de divorcio. Las compañías de seguro se han visto obligadas a estimar
el valor del trabajo doméstico para resarcir supervivientes por la muerte de la
esposa. La legislación de algunos países comprende cláusulas que reconocen
este trabajo como productivo. Y una constitución reciente contiene un artículo
que reza así: “El Estado reconocerá el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social”.
El reconocimiento del trabajo doméstico como actividad económica que crea
valor agregado afecta varios sistemas internacionales de clasificación y, por ende,
al Sistema Internacional de Clasificación de Ocupaciones (CIO). Este sistema
utilizado en las estadísticas del mundo entero, contiene clasificaciones muy detalladas donde no faltan ayudantes domésticas como cocineras, lavanderas,
limpiadoras, recogedoras de basura, cuidadoras de niños y otras más, pero
siempre referidas a actividades remuneradas, manteniendo así una estricta coordinación con la frontera de producción trazada en el SCN. La ampliación de
esta frontera para abarcar dentro de las actividades económicas estas actividades
cuando se realizan para el propio hogar, obligaría a este sistema establecer en
su clasificación la ocupación de ama de casa no remunerada.
Un caso similar es el de la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU),
que actualmente contiene un grupo (División 95) que comprende hogares particulares con personal empleado (cocineras, lavanderas, jardineras, choferes,
baby-sitters, etc.), pero exclusivamente este tipo de hogares y no, por las mismas
razones que en el caso anterior, hogares donde estas mismas tareas se realizan
por algún miembro del mismo hogar.
La ampliación de la frontera de producción alcanza también las actividades que
se llaman de solidaridad, o sea, aquellas que una persona realiza en beneficio
de otros sin remuneración alguna. El SCN las excluye del ámbito de la producción
porque no comprenden una contraprestación monetaria. Estas actividades son
las ayudas a otros hogares y a la comunidad en su conjunto.
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Producción y empleo
Conviene señalar aquí que el reconocimiento de las labores hogareñas como
económicas, en el sentido de que producen valor agregado en términos de las
cuentas nacionales, altera no sólo las cifras del producto, del ingreso y del consumo, sino también las de la población activa. Porque la OIT define la población
económicamente activa como aquella que toma parte activa en la producción
de bienes y servicios que caen dentro de la frontera de producción trazada por
el Sistema de Cuentas Nacionales de las Naciones Unidas. “El uso de una definición uniforme de la actividad económica permite asegurar que el concepto
de persona activa en las estadísticas de empleo y estadísticas de producción sea
consistente facilitando así el análisis conjunto de los dos cuerpos estadísticos”
(Manual de la OIT, p. 14). De modo que el reconocimiento de creación de valor
añadido para los quehaceres del hogar y actividades de solidaridad, además de
aumentar la cifra del producto territorial, del ingreso nacional y del consumo,
incrementa también el número de personas activas de la nación, lo cual no deja
de tener serios inconvenientes para el análisis de coyunturas económicas y sociales. Porque en la medida en que la inclusión de amas de casa aumenta las
cifras de personas activas ocupadas, se obtiene una visión deformada de la situación de desempleo del país. Conviene, por lo tanto, en las estadísticas de
empleo, mostrar las personas activas específicamente en actividades del hogar,
separadamente de las otras. Lo mismo, como se va a argumentar más adelante,
hay que decir de las cifras del producto, del ingreso y del consumo, que son
consecuencia de la inclusión en estas cifras de las actividades que hasta ahora
se omitían.
Conceptualización del género y análisis presupuestario
Los conceptos estadísticos se construyen, unos de datos preexistentes y otros
de formulaciones analíticas teóricas. Los primeros no siempre corresponden
exactamente a lo que busca el analista, y los segundos pueden presentar dificultades en cuanto a su elaboración estadística. Esta circunstancia domina la
problemática del enfoque de género. El enfoque es relativamente nuevo y las
estadísticas preexistentes no cubren todo el espectro que el analista quiere
abarcar e, incluso, en algunos aspectos pueden llevar a interpretaciones equivocadas, mientras que los conceptos que se necesitan para un análisis riguroso
de nuestro tema exigen de información y de datos que en la mayoría de los casos
hay que crear sobre la marcha, utilizando nuevas técnicas de medición. El enfoque de género llama la atención sobre la producción de servicios, que no se
toman en cuenta en las estadísticas tradicionales y contabilidades nacionales
por tratarse de actividades no de mercado y no remuneradas.
Puesto que decisiones públicas, y específicamente la distribución de los impuestos
y de los gastos para diferentes fines en los presupuestos de las naciones, se
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relacionan con datos estadísticos y monetarios, la falta de información de este
tipo afecta profundamente diferentes grupos humanos, sobre todo las mujeres
que realizan actividades del hogar y de solidaridad. Acontecimientos recientes
lo ponen en evidencia. En la medida en que muchos países han llevado a cabo
recortes presupuestarios que han reducido servicios sociales, parte de la carga
que antes asumía el Estado para cuidar de la sociedad y de la familia ha sido
traspasada a los hogares donde recae sobre las mujeres. Si determinados servicios
sociales pasan de manos del Estado al sector privado, ello significa la obligación
de pagos adicionales por parte de los hogares y un aumento de sus gastos totales.
Los hogares donde en al pasado el ingreso era justo suficiente para pagar sus
gastos, se ven obligados a encontrar como dé lugar, ingreso adicional. Esta tarea
recae más frecuentemente sobre la mujer, sin que por ello pueda deshacerse de
las tareas del hogar. Hay que tener presente, por otra parte, que el Estado también tiene que financiar los servicios sociales que presta y esto lo hace normalmente a través de los impuestos. Y aquí interviene la forma en que se distribuyen
las cargas impositivas entre diferentes hogares, en buena medida determinada
por la proporción entre impuestos directos e indirectos.
Durante mucho tiempo se ha considerado que los presupuestos son neutrales
en lo que se refiere a los dos sexos. Pero esto, desde luego, es una ilusión, que
no debe continuar, porque bajo el manto de la neutralidad se esconde un sesgo
contra la población femenina. Diferentes impuestos y diferentes gastos públicos
impactan en forma diferente a hombres y mujeres. Reformular la estructura de
los impuestos y gastos públicos teniendo en mente su incidencia sobre hombres
y mujeres, no sólo contribuye a corregir sesgos existentes, sino también a lograr
una mayor eficiencia de la política macroeconómica. Dada la limitación de los
recursos, un cambio en una parte del presupuesto repercute en alguna otra
parte del mismo y de allí la necesidad de enfocar en cualquier reformulación,
no sólo renglones aislados, sino el presupuesto en su conjunto. Por esta razón
un análisis presupuestario requiere documentos que contienen cifras monetarias
y agregados estadísticos coherentes que muestren cómo unas variables se relacionan entre sí y con las demás, o dicho en otra forma, cuentas nacionales.
De ello se concluye que para lograr la debida consideración del género en el
análisis y formulación de los presupuestos estatales, es crucial establecer conceptos pertinentes y disponer de documentos adecuados, como lo son las cuentas
nacionales debidamente ajustadas por el concepto de género. Tales cuentas no
son un producto final, sino un producto intermedio, o insumo al análisis de fenómenos macroeconómicos y un instrumento para formular, eficientemente, modelos, presupuestos y políticas económicas y sociales. O sea, una descripción valorativa de períodos pasados que evita lo puramente anecdótico y el dato atípico y
establece una relación entre el enfoque micro y macro. Esta relación se ve reforzada al usar en las cuentas los resultados de las encuestas del uso del tiempo.
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Significado teórico y utilidad práctica
Las estadísticas del uso del tiempo y las cuentas nacionales tratan de describir
y medir importantes aspectos de nuestra vida, partiendo de enfoques diferentes.
Combinar ambos enfoques permite obtener una visión más amplia y verídica
de la vida porque logra captar aspectos que de otro modo escapan a la observación de uno u otro de los dos sistemas.
El interés en obtener información de esta clase tiene no sólo un interés puramente teórico, como la clarificación de la situación económica de la mujer, sino
una importancia enormemente práctica. Confrontar datos obtenidos en las encuestas del uso del tiempo con las cuentas mejora la exactitud y precisión de
las cuentas nacionales y expande el alcance del sistema, algo que siempre se
ha deseado pero no se podía llevar a cabo por falta de información pertinente.
La incorporación del trabajo doméstico y de solidaridad a las cuentas aumenta
el total del producto interno bruto y presenta una distribución de sus componentes más cónsona con la realidad. Además, redime una inconsistencia. Al
pasar actividades del hogar a la esfera del mercado (y en períodos de depresión
en sentido contrario), el PIB que muestran las cuentas nacionales aumenta (y
disminuye) de acuerdo con estos movimientos sin que en realidad haya variado
la cantidad de bienes y servicios de que dispone la población.
Coincidencias y discrepancias entre los sistemas
Para realizar la conexión entre los estudios del uso del tiempo y las cuentas nacionales hace falta repasar previamente algunas de las características fundamentales de uno y otro sistema. En primer lugar, la extensión de cada sistema en
cuanto a diferentes manifestaciones de la vida humana.
Los datos que se obtienen de las encuestas del uso del tiempo se extienden sobre
tres de estas manifestaciones:
1. Actividades que son de carácter exclusivamente personal, que nadie puede
realizar en sustitución de la propia persona como comer o dormir; éstas no
se consideran productivas en el SCN y tampoco en el concepto ampliado
propuesto aquí);
2. Actividades productivas pero no de mercado (se consideran productivas en
el concepto ampliado, propuesto aquí, pero no en el SCN), y
3. Actividades productivas de mercado (consideradas como productivas tanto
en el sentido ampliado como en el SCN). La suma de estas actividades
realizadas por una persona en un día suma 24 horas y la distribución de esas
horas desde el punto de vista del género presenta fuertes diferencias.
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Las coincidencias y discrepancias resaltan en las siguientes características: su
selectividad o exhaustividad, los aspectos que enfocan, los agentes que reseñan,
los métodos de estimación, las unidades de medida que utilizan, sus fuentes y
su periodicidad.
Algunas características de las estadísticas del uso del tiempo
que inciden en la conexión
Selectividad y exhaustividad
Hay que recordar que estos estudios pueden ser de tipos diferentes. Se pueden
dividir en encuestas selectivas y encuestas exhaustivas, aunque unas y otras serán
encuestas muestrales. Las nombradas en primer lugar enfocan un grupo o sector
previamente seleccionado como, por ejemplo, determinadas ocupaciones o actividades, determinadas edades o grupos demográficos o sociales, mientras las
otras se refieren a la población entera y conjunto de actividades. También puede
diferir en el grado de detalles que exigen o el grado en que combinan diferentes
actividades en un solo renglón. El grado de desagregación de las actividades es
desde luego esencial para una transformación satisfactoria de los datos provenientes de los estudios del uso del tiempo a entradas contables del SCN. A pesar
de que se desea obtener los mayores detalles, hay que comparar la utilidad de
la obtención de numerosos detalles con el incremento del costo de producirlos.
El aumento de costos puede ser muy alto y conviene de antemano confrontar
la estimación del aumento de costos con una estimación de los futuros usos de
la encuesta.
Las encuestas exhaustivas contemplan, generalmente, las 24 horas de uno o
varios días y una lista muy completa de actividades, además de preguntas sobre
si se trata de una actividad principal o secundaria, si se lleva a cabo en el hogar
o fuera del hogar, con quién, para qué (uso propio y del hogar o para venta o
regalo) y con qué (instrumento y artefacto manual o eléctrico) se realiza y otros
detalles. Las encuestas selectivas son más concisas y se prestan para añadirse
como módulo adicional a otras encuestas, sobre todo, encuestas de hogares. En
estos casos se dispone de mucha información que complementa los datos de
las preguntas sobre el uso del tiempo (facilidades que se tienen en el hogar
como agua corriente y electricidad). Al diseñar los cuestionarios y decidir acerca
de los detalles que se van incluir, es esencial –repetimos– tener en mente los
usos que se harán de los resultados.
A continuación el ejemplo de un cuestionario selectivo muy simplificado (tomado
de una encuesta realizada hace tiempo en Canadá), en el cual fácilmente se
pueden observar sus ventajas y sus deficiencias.
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Cuadro 1
Cuestionario muy simplificado sobre uso del tiempo durante una semana
Actividades
Lunes a viernes
Sábado y domingo
Quehaceres del hogar
Cuidado de niños, ancianos y enfermos
Ocupación remunerada
Transporte al lugar de trabajo
Entrenamiento / Educación
Trabajos y reparaciones en el hogar
Jardinería
Televisión / Video
Hobbies y otras actividades en el tiempo libre
Otro cuestionario selectivo, cuyo propósito es el de obtener información sobre
tiempo usado en las categorías que más frecuentemente se incluyen en los estudios del uso del tiempo, es el siguiente. En este formulario se pide que el encuestado o encuestada anote en cada renglón el número de horas que durante
el día destinó a las diferentes actividades que aparecen señaladas en el
cuestionario.
z
Día laborable normal
Fin de semana
24 horas
48 horas
Empleo remunerado (incluye sobretiempo,
trabajos adicionales y transporte)
Educación (incluye entrenamiento vocacional
y tiempo de transporte)
Comer, dormir, higiene personal, descanso y todo aquello
que se podría llamar necesidades personales esenciales
Trabajo doméstico, compras, cocinar, limpieza, cuidado
de niños, jardinería, asistir a otros en tareas domésticas similares
Mantenimiento y arreglos del hogar, incluyendo el vehículo,
también coser y tejer prendas de vestir, cortinas, etc.
Ocio (tiempo disponible después de que todas las tareas
enumeradas arriba han sido cumplidas)
Total
En relación con estos cuestionarios hay que llamar la atención sobre algunas de
sus deficiencias para el propósito que perseguimos. Estos datos suministran
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información valiosa sobre el tiempo dedicado a diferentes actividades que, una
vez traducidos a términos de valor pueden ampliar y afinar las cifras de las
cuentas nacionales. Para esto, la agrupación de actividades debe corresponder
a la que usan las cuentas. En forma aproximada, éste es el caso con los renglones
A hasta D del cuestionario, pero no así el renglón E. En este renglón se mezclan
actividades como “coser y tejer prendas de vestir, cortinas, etc”. que se incluyen
entre actividades económicas productivas en el Sistema con “mantenimiento y
arreglos de hogar y del vehículo” que quedan fuera de la frontera de producción
en el Sistema (ver parr. 6.26 y 6.24d), por lo tanto, no sirven para el fin perseguido. De paso, se puede mencionar que esta “falla” se explica por el hecho
que la encuesta a que se refiere el cuestionario era anterior al establecimiento
del SCN 93. cuando en el SCN 68 tanto una como las otras actividades mencionadas en este renglón quedaban fuera de la frontera de producción. Otra debilidad del cuadro es la de mezclar (en el renglón A) el tiempo trabajado en empleo
remunerado con el tiempo de transporte, lo que crea problemas para la asignación de valor en este renglón.
Como se puede ver, los cuestionarios del tipo simplificado son menos detallados
que los exhaustivos que reseñan las actividades hora por hora y esto, a su vez,
permite una estimación del valor más precisa. En cuanto a la clasificación de
actividades según que estén incluidas en el SCN o no, los cuestionarios exhaustivos contienen la pregunta “para quién”, cuya codificación debe permitir clasificar
la actividad según que corresponda a la satisfacción de sí misma y de los miembros del hogar, para un empleador (empleo pagado), autoempleo (negocio informal) o para otros sin remuneración (solidaridad).
Los aspectos que enfocan
Los aspectos que enfocan las encuestas del uso del tiempo se pueden examinar
desde varias perspectivas, tales como su dimensión económica, su dimensión
sociológica y su dimensión psicológica y cultural. Aquí nos interesan primordialmente sus dos primeras, si bien todas ellas están íntimamente ligadas.
El ocio
El ocio o tiempo libre es un aspecto que no cubren las cuentas nacionales. Se
ha hablado mucho y se han hecho previsiones acerca del aumento de “tiempo
libre” en caso de que se realizaran reducciones del tiempo de trabajo en el futuro. Sin embargo, el avance en la tecnología ha ido acompañado, no de la reducción del tiempo de trabajo de la mano de obra empleada, sino en la reducción
del número de personas empleadas. En condiciones normales el tiempo libre o
el ocio es un componente positivo e indispensable del bienestar humano. Con
mucho acierto Herman Melville ha dicho que “El que no dispone de ocio no
posee una verdadera independencia”. Y esto es así en condiciones normales.
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Pero sucede todo lo contrario cuando el ocio es involuntario. Para el desempleado el ocio es sufrimiento y desesperación. Las estadísticas del uso del tiempo
muestran las horas de ocio, aunque no siempre informan acerca de si este ocio
fue voluntario o involuntario; las cuentas nacionales no cubren este aspecto en
absoluto.
El aspecto económico
En contraste con las cuentas nacionales, los estudios del uso del tiempo no determinan ex ante cuáles son actividades económicas y cuáles no lo son. El desglose necesario para traducir las cifras obtenidas en estudios del uso del tiempo
a los términos de las cuentas nacionales, se hace ex post, partiendo de la descripción de la actividad que aparece en los estudios del uso del tiempo y usando
las clasificaciones establecidas internacionalmente (CIIU), introduciendo los
ajustes correspondientes a los trabajos del hogar y de solidaridad.
Las cuentas nacionales distinguen entre bienes y servicios. Esta distinción tiene
mucha importancia para el tema en consideración. La nueva versión del Sistema
de Cuentas Nacionales trata en forma diferente los bienes y los servicios producidos en el hogar para uso de la familia. La producción de bienes se incluye en
el producto territorial, pero no así la producción de estos servicios. Se presenta,
entonces, la ambigüedad de cómo definir unos y otros para distinguirlos. Transformar varios ingredientes en una torta o un plato de comida, ¿cuándo considerarlo producción de un bien y cuándo de un servicio? En caso de que se tratara
de producción de un bien, el Sistema considera que hay valor añadido, y no en
el segundo. Una interpretación diferente alteraría considerablemente la contribución de los hogares al producto nacional y, dada la importancia de esta contribución, el mismo tamaño del producto nacional.
El SCN fija su posición al respecto en estos términos:
(6.28…) La preparación de una comida para su consumo inmediato es una actividad
tipo servicio y como tal se trata en el Sistema y en la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU), en consecuencia, la preparación de una comida para su
propio consumo en el hogar queda fuera de la frontera de la producción.
Desde el punto de vista de la conexión propuesta, hay que distinguir entre las
actividades que tradicionalmente están incluidas en las cuentas nacionales y
aquellas excluidas. Para ambos tipos encontramos datos (del tiempo) en las encuestas mencionadas, pero hay que tener cuidado de no duplicar datos. Además,
mientras los datos procedentes de las encuestas indican el género del agente,
esta información no aparece en las cuentas nacionales. Por lo tanto, tenemos
por un lado en las cuentas nacionales, el valor monetario de lo producido (digamos en la industria de comida), y también el monto de remuneración pagado
a empleados, pero no sabemos qué parte de este valor corresponde al trabajo
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de mujeres. Más todavía. Una parte de la producción de comida se realiza en
unidades estructuradas o formales y otra en no estructuradas o informales (donde
prevalecen las mujeres). Esta última producción que, teóricamente, debería estar
comprendida en las cifras de las cuentas, frecuentemente no lo está por falta de
información estadística. Por el otro lado, en las encuestas de uso del tiempo tenemos las horas trabajadas por mujeres en la preparación de comida, tanto en
el sector formal como el informal y para uso propio.
Tratando de quehaceres del hogar, hay que tener presente, sobre todo para fines
de su valoración, que frecuentemente estos trabajos se realizan en forma simultánea. De allí la importancia de que esta circunstancia se reseñe en los
estudios.
Los agentes que cubren
El concepto de cobertura se puede referir al espacio, al tiempo o a los agentes.
Algunos de los estudios sobre el uso del tiempo, especialmente los muy tempranos, se realizaron desde puntos de vista antropológicos y etnográficos y cubren áreas aisladas y grupos especiales de la población. La mayoría de encuestas
del uso del tiempo actuales cubren todos los agentes, aun aquellos que no forman parte de la población activa (sea en la definición actual de la OIT, sea de
la más amplia propuesta aquí), pero pueden contener limitaciones en cuanto a
la edad de las personas.
Mención especial merece el límite por edad. La dificultad tanto para la estimación
del trabajo no pagado a escala de la nación, como para comparaciones internacionales es la cobertura en términos de la edad, especialmente la correspondiente
al límite inferior. Al hacerla coincidir con la que emplea el censo y las encuestas
sobre la fuerza de trabajo, se facilita su expansión a escala nacional. Si se quiere
hacerla corresponder a lo que indican las leyes laborales, se corre el peligro de
perder una parte de la fuerza de trabajo porque en la vida real existe un número
considerable de niños de edad menor a la estipulada por la ley que están
trabajando.
Además, la encuesta puede cubrir sólo una determinada región y no todo el territorio del país. Al respecto hay que tener presente las diferencias que existen
entre áreas urbanas y rurales. Todos estos aspectos dependen del diseño de la
muestra y los procedimientos para pasar los microdatos al nivel meso y macro.
Métodos de estimación
El método de estimación puede ser de tipo macro o de tipo micro. Una macroestimación del valor del trabajo no pagado (VTNP) en la nación puede descansar en un procedimiento utilizado corrientemente como el siguiente:
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VTNP = 3g 3a [Pg x PHTNPa,g x Ca,g]
Pg: número de personas en cada grupo g de la población
PHTNPa,g: promedio anual de horas de trabajo no pagado en la actividad a por
personas en el grupo g
Ca,g: valor imputado por hora en la actividad a realizada por personas en el
grupo g
Estimaciones que se apoyan en microprocedimientos utilizan más directamente
el número total de personas encuestadas, reemplazando el número de personas
en cada grupo por la ponderación correspondiente, anualizando el tiempo correspondiente a cada actividad e imputando un costo a cada respondente.
El número de grupos estará en función del nivel de desagregación de la encuesta
y los criterios de clasificación. El costo puede ser el de reemplazo o el de oportunidad. Este aspecto se examina más detalladamente en la sección sobre
valoración.
Unidades de medida
Las unidades de medida en los estudios del uso del tiempo son unidades de
tiempo, mientras que en las cuentas nacionales se utilizan unidades monetarias.
(con excepción del diagrama que se muestra más adelante). Si se quiere introducir las actividades hasta ahora omitidas en la contabilidad nacional, habrá que
traducir la información suministrada por las encuestas del uso del tiempo a valores monetarios.
Fuentes
Los estudios del uso del tiempo constituyen sus propias fuentes en forma de
encuestas muestrales, mientras que las cuentas nacionales utilizan un gran número de fuentes heterogéneas. En cuanto a fuentes existentes para crear una
conexión entre las cifras de los estudios sobre el uso del tiempo con otros sistemas estadísticos, especialmente las cuentas nacionales, nos topamos con una
increíble escasez de fuentes, sobre todo las que permiten relacionar el género
con remuneraciones e ingresos, a pesar de las luchas que se han mantenido en
la última década a este respecto. Las estadísticas laborales cubren el género en
lo referente al empleo, algo menos en cuanto a horas trabajadas por género y
prácticamente nada sobre remuneraciones e ingreso separadamente para hombres y mujeres. Esto ocurre en las estadísticas nacionales y es un reflejo de la
omisión del género en las instrucciones y clasificaciones internacionales.
Periodicidad
La periodicidad de las cuentas nacionales es generalmente anual; la de los estudios sobre el tiempo es menos frecuente. Esto se ha explicado por lo costoso
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que son y a veces, también, aduciendo que los cambios que se observan en el
uso del tiempo son lentos. Sin embargo, parece que en períodos recientes estos
cambios se han ido acelerando.
Algunas características de las cuentas nacionales que inciden en la conexión
La frontera de producción
En el SCN la producción se describe como una actividad en la que una empresa
utiliza insumos para obtener productos como resultado de la producción. En la
cuenta de producción se registran la producción, el consumo intermedio y el
consumo de capital fijo para llegar al saldo correspondiente, que es el valor
agregado bruto o neto. El valor agregado bruto se define allí como el valor de
la producción menos el valor del consumo intermedio. Aunque el valor agregado
neto es una expresión más afinada, en la mayoría de los casos se trabaja con la
cifra bruta debido a las dificultades que existen para estimar el valor neto.
Un elemento importante es la delimitación de lo que el Sistema considera como
producción para la que utiliza una definición más restrictiva que la usual. El
párrafo respectivo del Sistema reza así:
(6.17) La frontera de producción en el Sistema es más restringida que la frontera
general de la producción. Por motivos que se explicarán más adelante, no se
elaboran cuenta de producción para las actividades de los hogares que producen
servicios domésticos o personales para su autoconsumo final dentro del mismo
hogar, excepción hecha de los servicios producidos empleando personal de servicio doméstico remunerado.
Los servicios aludidos comprenden
…la limpieza, la decoración y el mantenimiento de la vivienda ocupada por el
hogar, incluidas las pequeñas reparaciones, la elaboración y el servicio de comidas, el cuidado, la formación y la instrucción de los hijos, el cuidado de los enfermos, de los inválidos y de las personas en edad avanzada, el transporte de los
miembros del hogar o de sus bienes.
Todo esto toca muy directamente al propósito que aquí perseguimos y conviene
comprender el porqué de la exclusión. El Sistema da las razones siguientes:
(6.21) En la mayoría de los países se dedica una gran cantidad de mano de obra
a la producción de dichos servicios domésticos y personales no remunerados, y
como consumo contribuye en forma importante al bienestar económico. Sin
embargo, las cuentas nacionales que sirven a muy diversos fines, analíticos unos
y de formulación de políticas otros, no se elaboran simplemente para obtener
indicadores del bienestar.
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Los motivos del Sistema para no imputar valores a los servicios domésticos o
personales no remunerados producidos y consumidos dentro de los hogares se
refieren al hecho de que se trata de una actividad autónoma con repercusiones
limitadas en el resto de la economía, la circunstancia de que no se destinan al
mercado y que generalmente no existen precios para valorar adecuadamente
esos servicios y, finalmente, que valores imputados tienen un significado económico diferente de los valores monetarios. Los valores imputados a este tipo
de producción deberán mostrarse como gastados totalmente en los mismos
servicios. Sobre esto se presenta el siguiente ejemplo:
(6.21c) Si los ingresos estuvieran disponibles en dinero, los gastos resultantes
podrían ser muy diferentes; por ejemplo, si a un miembro de un hogar se le
ofrece la posibilidad de elegir entre producir servicios para su autoconsumo o
producir esos mismos servicios para otro hogar a cambio de una remuneración
en dinero, probablemente preferiría el destino remunerado, por ofrecer una gama
más amplia de posibilidades de consumo. Por lo tanto, imputar un valor a la
producción de servicios por cuenta propia no sólo sería muy difícil, sino que
daría lugar a valoraciones que no son equivalentes a las monetarias para propósitos analíticos o de formulación de políticas.
De modo que la causa de la exclusión se explica usando las palabras del Sistema,
por tres factores: el aislamiento y la independencia relativa de esas actividades
con respecto al mercado, la dificultad de obtener estimaciones económicamente
significativas de sus valores, y los efectos negativos que su inclusión podría introducir en el diseño de la política económica y en el análisis de los desequilibrios del mercado.
¿Qué se puede decir de estos argumentos? En primer lugar, el aislamiento y la
independencia relativa de estas actividades ha ido disminuyendo desde las fechas
en que se fijaron los lineamientos del SCN 93. La entrada masiva de mujeres en
el mercado de trabajo (así como las pérdidas de empleo de estas mujeres en
períodos de depresión económica) afecta las actividades domésticas. En estas
circunstancias, el valor agregado creado en las actividades del mercado no es
un valor agregado nuevo, sino el sustituto de lo que se está haciendo en el hogar,
y viceversa, una parte de las disminuciones que se han presentado en el valor
agregado de las cuentas ha sido reemplazado por actividades domésticas. De
modo que la omisión de los quehaceres domésticos de las cuentas implica una
deformación más fuerte que la ocasionada por su exclusión.
En cuanto a la dificultad de estimaciones valorativas en términos monetarios
para estas actividades, hay que admitir que, sin duda, son reales. No se puede
negar que, en el estado actual de nuestras estadísticas, las cifras que se obtienen
para estas actividades tienen un considerable margen de inexactitud. Prueba de
ello es el hecho que las estimaciones varían fuertemente de acuerdo con el
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método de valoración que se aplique. Pero quien haya trabajado en cuentas nacionales, sabe que al lado de datos muy próximos a la realidad procedentes de
la contabilidad de las instituciones correspondientes, las cuentas comprenden
también cifras donde prevalece la estimación que descansa en indicadores no
menos criticables que las estimaciones de las actividades domésticas. Lo que
conviene en esta situación es mostrar por separado cifras de una base firme y
las que proceden de estimaciones menos seguras. A esto se puede añadir, mirando la experiencia de las cuentas nacionales, que las estimaciones de un
agregado suelen mejorar considerablemente a medida que se repiten.
Finalmente, unas palabras con respecto a los efectos supuestamente negativos
que la contabilización de las actividades del hogar podría introducir en el diseño
de las políticas económicas. Esta observación de que las cifras del quehacer
doméstico en las cuentas nacionales influirían en la política económica confirma
la tesis que se sostiene aquí. ¿Pero porqué sería negativa? Indudablemente, para
tomar medidas de política económica hay que poder distinguir la parte correspondiente a actividades de mercado y las que no forman parte de él. Pero, simplemente, desconocer esta última es cerrar la vista a una circunstancia que es
crucial en el desenvolvimiento de la economía entera. Sólo conociendo la extensión y valor de una y otra se pueden lograr medidas eficaces.
Unidades y sectores institucionales
Entre las categorías principales que constituyen el esqueleto del Sistema está la
clasificación en unidades y sectores institucionales. Los sectores institucionales
del sistema son: sociedades no financieras, sociedades financieras, gobierno
general, hogares e instituciones sin fines de lucro.
Estas unidades realizan lo que el Sistema llama “transacciones”. Y con respecto
a éstas el Sistema asienta:
{2.28} En las economías de mercado modernas, la mayoría de las transacciones
son monetarias … y constituyen la base fundamental de la valoración de los flujos
en las cuentas nacionales. La importancia relativa de las transacciones no monetarias varía de acuerdo con el tipo de economía y con los objetivos que persigue
el sistema contable…
Tomando en cuenta el objetivo que estamos persiguiendo, las transacciones no
monetarias tienen una posición central y el valor que se debe asignar a estas
transacciones no monetarias es el elemento crucial del cálculo. Sobre este aspecto
se vuelve más adelante.
Mano de obra y tiempo de trabajo
El SCN 93 amplía considerablemente la cobertura de la población y del insumo
de la mano de obra en la producción. El cuadro que aparece en el manual del
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SCN permite ver cuáles son los aspectos que toma en cuenta el sistema. Allí
aparece información importante sobre población y actividades económicas. La
principal finalidad de este cuadro es obtener información sobre las variables
referentes al insumo de mano de obra para analizar la productividad. En este
sentido, el enfoque se acerca al área de los estudios del uso del tiempo porque
solicita información no sólo sobre el número de trabajadores, sino también sobre
el tiempo trabajado.
¿Qué significa para nuestro propósito el cuadro aludido en el párrafo precedente?
Suministra información sobre horas trabajadas en puestos de trabajo asalariado
y de trabajadores autónomos (trabajadores por su cuenta). Sin embargo no hace
ninguna distinción por sexo y, por lo tanto, no es de un uso directo para la medición del valor del trabajo femenino. (Aunque puede ser utilizado como un
paso intermedio en una medición que parte del total de horas trabajadas en diferentes actividades.) Pero además, es poco probable de que tales cifras estén
disponibles en la actualidad, ya que en estas fechas muchos países no habrán
ampliado sus cuentas a las recomendaciones recientes de SCN.
Una observación adicional sobre el enfoque del tiempo de trabajo en las cuentas
nacionales: el tiempo de trabajo en las cuentas enfoca exclusivamente su incidencia sobre la producción y no pretende reflejar su impacto sobre la calidad
de la vida. Allí se trata sólo un aspecto del trabajo, el que se relaciona con la
empresa, la profesión y la vida material y no dice nada acerca de aspectos tales
como el agotamiento y aburrimiento, ni de la posible satisfacción que puede
producir el trabajo.
Productividad
Lo anterior se refiere a las horas trabajadas. Entre el tiempo empleado en el trabajo y el resultado obtenido se ubica la eficacia del trabajo insumido, o sea, la
productividad. La productividad depende en gran medida de los utensilios y
maquinaria utilizados en el trabajo. Esta maquinaria ha significado un crecimiento
extraordinario en la productividad a través de la historia. Hasta hace poco se
consideraba que este aumento de productividad no tocaba a los servicios. La
actualidad muestra que esto no es así, sino que la productividad en los servicios
sigue de cerca el aumento de productividad en la producción de bienes. Y ello
se manifiesta también en la producción de los servicios del hogar. Agua llevada
a los hogares por tubería y la llegada a los hogares de electricidad transforma
radicalmente la productividad de las trabajadoras del hogar. Basta pensar en la
cocina que de leña pasa a querosene, gas y electricidad. La electricidad sustituye
esfuerzos musculares, con la ayuda de lavadoras, trituradoras, licuadoras, aspiradoras y microondas, y simplifica la preparación de alimentos, con las neveras
y congeladoras. Viene a la memoria aquella anécdota de la muchacha del campo
traída a la ciudad para servicio doméstico en un hogar moderno, que frente a
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la cantidad de artefactos eléctricos que encuentra en la cocina, exclama: “Señora,
lo que usted necesita no es un servicio doméstico, sino un ingeniero”. Al mismo
tiempo, empresas mercantiles industriales y comerciales complementan las actividades del hogar, sustituyéndolas en algunos casos por completo (p.e., lavanderías) o facilitando su desempeño (p.e., conservas, productos precocidos y
congelados, polvos de lavar, desinfectantes domésticos), aumentando la productividad de la trabajadora del hogar. Aquí habría que mencionar también el teléfono, que permite realizar compras con entrega a domicilio y evita el desplazamiento y las colas y la simplificación de los trámites financieros del hogar por
tarjetas de crédito o de débito y, finalmente, lo que se vislumbra para el futuro,
las transacciones por Internet.
Sin embargo, la significación de estos aumentos de productividad en las actividades del hogar depende, desde el punto de la macroeconomía, no sólo de la
existencia de tales productos, sino de la generalización de su uso. En otras palabras, de cuantos hogares pueden disponer de ellos. Puesto que diez horas
dedicadas a traer agua de una fuente lejana, triturar maíz a mano y cocinar con
fuego de leña resultan en un producto menor del que se obtiene al trabajar diez
horas con agua corriente y artefactos eléctricos, sería aventurado aplicar en
nuestras estimaciones igual valoración al tiempo de trabajo realizado en condiciones tan diferentes.
De allí la importancia de información sobre estos aspectos. Esta información se
obtiene generalmente en censos de población y viviendas, encuestas de hogares
y, sobre todo, mediante la formulación de preguntas acerca de “¿con qué?”, en
encuestas del uso del tiempo.
Relaciones micromacroeconómicas
Sobre estas relaciones el SCN da las siguientes indicaciones:
(1.64) La secuencia de cuentas y balances del Sistema podría elaborarse, en
principio, a cualquier nivel de agregación, incluso al de una unidad institucional
individual y, por lo tanto, sería deseable si las cuentas macroecómicas de los
sectores o de la economía total pudieran obtenerse directamente agregando los
datos de las unidades individuales. Los datos en forma de agregados, o promedios,
ocultan con frecuencia una gran cantidad de información útil sobre los cambios
acaecidos en las poblaciones a las que se refieren.
(1.65) Sin embargo, en la práctica es raro que las cuentas nacionales puedan
elaborarse por la simple agregación de los datos microeconómicos pertinentes.
Las razones son varias. (1.66) Es improbable que la mayoría de los hogares dispongan de cuentas de la clase que necesita el Sistema. Los microdatos de los
hogares suelen obtenerse de encuestas por muestreo que pueden estar sujetas a
errores de respuesta y de información. (1.67) Puede concluirse, por lo tanto, que
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por diversos motivos es difícil o casi imposible, lograr en la práctica que las bases
de datos microeconómicos sean totalmente compatibles con las cuentas macroeconómicas. No obstante, como objetivo general, los conceptos, definiciones
y clasificaciones utilizados en la contabilidad económica deben, en la medida de
lo posible, ser los mismos a nivel micro y macroeconómico para facilitar el intercambio entre las dos clases de datos.
Procedimientos de valoración
El método por emplear en la valoración de las actividades del hogar es extremadamente importante, ya que se ha comprobado que las estimaciones del valor
difieren fuertemente según el método empleado en la evaluación.
Valoración en el SCN
Acerca de la valoración el Sistema dice lo siguiente:
{2.68} Las transacciones se valoran al precio real acordado por los agentes de la
transacción. Por tanto, en el Sistema los precios de mercado son la referencia
básica para la valoración. En ausencia de transacciones de mercado, la valoración
se hace de acuerdo con los costos incurridos (servicios no de mercado producidos
por el gobierno) o por referencia a los precios de mercado de bienes o servicios
análogos…
Producto o insumo
De acuerdo con esta estipulación y las posibilidades existentes, el procedimiento
de valoración se puede realizar sea por vía del producto, sea por vía del insumo.
Por vía del producto se necesitaría obtener las cantidades producidas en el hogar
para uso propio de los diferentes productos (y servicios) y encontrar luego precios de mercado para estos productos y servicios equiparables a los producidos
en el hogar. En la situación presente de las estadísticas, esto es una tarea inalcanzable y apenas existen intentos en este sentido. La casi totalidad de estimaciones procede por la vía de los insumos.
Sin embargo, hay que comentar las proposiciones de medir el valor por medio
de los productos. En vez de valorar el insumo de trabajo, como se ha propuesto
en lo que precede, se mediría el valor de los productos creados por el trabajo
de las mujeres en el hogar. Este procedimiento correspondería al que se aplica
a la producción de las empresas en el Sistema. Implicaría obtener información
sobre la cantidad de diferentes productos y servicios obtenidos en los hogares
y aplicar a estas cantidades los precios de semejantes productos y servicios en
el mercado. Además, habría que estimar los insumos y la depreciación. La dificultad que enfrenta este procedimiento es precisamente la obtención de las
cantidades producidas y la de encontrar precios correspondientes a esta clase
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de productos, sobre todo servicios. Si bien, al parecer, esta información sobre
precios existe en algunas economías avanzadas, ello es poco frecuente en las
nuestras. Este procedimiento no requiere de la información procedente de los
estudios del uso del tiempo, en la medida en que estos estudios indican las horas
de trabajo pero no la cantidad producida. Además, evita los problemas relacionados con la productividad y las actividades simultáneas. Este tipo de valoración
sobrestima el valor, al incluir un superávit de operación imputado.
Si se utiliza la valoración por la vía del insumo, o sea, tomando en cuenta el
tiempo de trabajo insumido en la actividad, hay que tomar en consideración
que algunas actividades del quehacer doméstico se pueden realizar simultáneamente, como preparar durante una hora la comida y al mismo tiempo cuidar
del bebé o lavar la ropa. Hay que evitar en estos casos sumar el valor de una
hora de cocina al valor de una hora de cuidado del bebé.
Costo de oportunidad o función equivalente de mercado
En el caso de valoración por insumos, se imputa un valor a las horas invertidas
en los quehaceres del hogar. Existen dos variantes de este procedimiento: la
del costo de oportunidad y la de función equivalente en el mercado. El costo
de oportunidad es aquel que obtendría la persona que realiza los quehaceres
de hogar si dejara de trabajar en el hogar y empleara el tiempo en actividades
de su competencia. Este costo de oportunidad del tiempo tiene serios inconvenientes. El valor de las mismas horas de quehaceres en el hogar será diferente
según las realiza una mujer con una elevada preparación profesional u otra sin
preparación alguna. Además, algunos supuestos inherentes a este procedimiento
descansan en postulaciones cuestionables, como libre acceso a un mercado de
trabajo competitivo, existencia de condiciones de equilibrio y un comportamiento
racional de los participantes que tratan de maximizar la utilidad.
En cuanto a la valoración por la función equivalente en el mercado, se puede
proceder sea utilizando lo que se paga al servicio doméstico (incluyendo el
costo de alimentación y alojamiento) o indagando en el mercado acerca de los
salarios que se pagan en los establecimientos que proveen bienes y servicios
similares a los que se producen en las actividades domésticas como cocina,
limpieza, lavado, cuidado de niños, etc.
Al respecto se debe tener presente la diferencia de precios según áreas geográficas y tipos de mercado. Un importante apoyo informativo se puede obtener
de las encuestas de presupuestos de ingresos y gastos familiares que se realizan
para actualizar los índices de precios al consumidor que generalmente distinguen
entre diferentes precios pagados por grupos sociales y áreas regionales.
En relación con la asignación de remuneración a las actividades del hogar por
referencia a los sueldos por hora promedio pagados por establecimientos en el
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mercado, hay que tener en cuenta que estos sueldos reflejan la productividad
existente en la rama correspondiente y, por lo tanto, deben usarse con cautela,
tomando en cuenta la diferencia de productividad que existe generalmente entre
actividades en el hogar y en el mercado.
En caso de que el promedio se ha calculado sin tomar en cuenta las diferencias
que generalmente existen entre la remuneración de hombres y mujeres en la
misma ocupación (por la misma cantidad producida la empresa paga más si se
ha producido por un hombre que por una mujer), el valor así obtenido refleja la
discriminación existente. En algunos estudios se ha introducido al respecto una
corrección, asignando a las horas trabajadas por mujeres la remuneración media
que reciben los hombres. A esto se le ha llamado salario sin discriminación.
Ingreso generado por la propiedad
En la contabilidad nacional el ingreso corresponde latu sensu al producto. Determinadas categorías de ingreso y producto dependen más de bienes capital
que del trabajo y este aspecto no lo cubren las encuestas sobre el uso del tiempo.
Un ejemplo es el uso de la vivienda por parte de su propietario. Si bien se trata
en este caso de un servicio, el Sistema lo incluye en las cuentas nacionales (ver
6.29).
Este ejemplo llama la atención sobre la parte de ingresos de las mujeres que no
están relacionados directamente con el trabajo, como la remuneración del capital
y pensiones. El uso del tiempo no refleja estas categorías, en cambio ellas aparecen
incluidas en las cuentas nacionales, aunque no se hace distinción en cuanto al
género. Los procedimientos para recabar este tipo de información quedan fuera
del ámbito del presente trabajo. Lo que debe quedar claro es que las estimaciones
en la presente exposición se refieren a los ingresos procedentes del trabajo.
Presentación de resultados
Una vez que se hayan realizado las estimaciones, queda la pregunta acerca de
cómo presentar los resultados obtenidos. Al respecto se puede decir lo
siguiente:
1. Es de crucial importancia que el valor creado se presente separadamente
según el género en los agregados macroeconómicos. Asimismo es esencial
acuñar y divulgar una nomenclatura aceptada internacionalmente para estas
nuevas categorías macroeconómicas.
2. Matrices de contabilidad social (MCS). Una matriz de contabilidad social
(MCS) se presta para presentar cifras sobre la contribución económica de la
mujer porque permite aperturas adicionales del sector hogares y una representación desagregada de los mercados de trabajo y de categorías de personas
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ocupadas. El manual del SCN apunta que se le puede completar con unos
cuadros satélite no monetarios y en esta forma ofrece un marco flexible y
coherente para el análisis socioeconómico. Pero son pocos los países que se
han abocado a la construcción de una MCS debido a que requiere un gran
acopio de información. Conviene, sin embargo, tener presente la posibilidad
de utilizar la MCS como instrumento de análisis de género y prever la inclusión de los aspectos pertinentes, en caso de que se acometa la producción
de una MCS.
3. Dada su flexibilidad, la forma más apropiada para presentar diferentes aspectos sobre la contribución económica femenina es un sistema de cuadros
y cuentas satélite. Este sistema que forma parte del SCN, permite, usando las
palabras del manual SCN, proporcionar información adicional sobre determinados aspectos sociales, utilizar conceptos y clasificaciones complementarios o alternativos, ampliar la cobertura y beneficios de las actividades humanas, ampliar el análisis mediante indicadores y agregados pertinentes y
vincular datos físicos con el sistema contable monetario. Un sistema satélite
sobre las actividades femeninas puede así cubrir todos aquellos aspectos que
se consideren significativos y al mismo tiempo trabajar con los datos disponibles al momento, permitiendo ampliar su alcance en el futuro. Los cuadros
auxiliares permiten presentar datos demográficos, características del hogar,
distribución y variables de la fuerza de trabajo, indicadores de desigualdad
en el mercado de trabajo, concentración y segregación ocupacional, sector
y ubicación de la actividad económica, nivel educativo, salud, tasas de remuneración, ingresos, condiciones de vida, participación en la vida social y
política y otras características que se consideren necesarias para analizar la
situación y problemas de la vida de la mujer. La importancia de diferentes
aspectos variará de acuerdo con las circunstancias de cada país. Por ejemplo,
el grupo de mujeres que trabajan en su propio hogar para un contratista –grupo que se está considerando como categoría especial de empleo en la CISE–
figurará en forma más prominente en los países donde este empleo es importante. Para algunos de estos temas conviene acompañar los datos que se
refieren a mujeres de información correspondiente para hombres.
4. Para lograr un mayor impacto cuando se trata de la elaboración de presupuestos nacionales, conviene complementar las clasificaciones estadísticas,
generalmente utilizadas con distribuciones que concuerden con las divisiones
utilizadas en los presupuestos.
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Observaciones finales
Para finalizar, se pueden hacer algunas observaciones:
• La estimación del valor agregado por mujeres es un sine qua non para lograr
la debida consideración de las necesidades de la mujer en la política y la
economía. Aparte de lo que significa para las mujeres, ella mejora considerablemente las cifras macroeconómicas globales. La significación de tales cifras
es considerable. Algunos estudios indican que los quehaceres del hogar y
trabajos de solidaridad absorben un número de horas igual que el conjunto
de todas las actividades incluidas en las cuentas nacionales y que su producto
llega al 30-50% del PIB.
• La mejor manera para estimar y divulgar este agregado es mediante una
ampliación de las cuentas nacionales. Ésta es la forma más eficaz para lograr
la consideración de los intereses de la mujer en los presupuestos nacionales
y los programas socioeconómicos de las naciones.
• La ampliación de la frontera de producción debe comprender, también, los
principales sistemas de clasificación internacional como la CIO, la CIIU y las
estadísticas laborales de la OIT y aparecer en las publicaciones periódicas
nacionales.
• No se puede esperar un alto grado de precisión en las actuales circunstancias
de las estadísticas básicas. A pesar de ello, estas estimaciones contribuyen
significativamente al mejoramiento del instrumental estadístico para fines de
política económica y social. Además, descubren las lagunas estadísticas existentes e indican dónde se requieren mejoras con más urgencia. Por otra parte,
sucesivas estimaciones producirán con el tiempo, cifras cada vez más
precisas.
• Los estudios llevados a cabo en este campo muestran un continuo incremento
del papel de las mujeres en la vida económica y social. Pero este crecimiento
se está realizando a un alto precio de sacrificios, violencias y privaciones
para la mujer. Al cuantificar y divulgar su verdadero papel se contribuye a
mitigar la violencia, obtener un trato más equitativo y favorecer un desarrollo
más eficiente, a la par que más humano.
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Referencias bibliográficas
KOYRÉ, A. (1978). Del mundo cerrado al universo infinito, Madrid, Siglo XXI.
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO –OIT (2000). Normas y principios y derechos fundamentales en el trabajo, Lima, Perú, OIT.
URDANETA, L. (1997). “Investigación social y cuantificación”, trabajo presentado en las Jornadas
de Investigación de la Universidad Central de Venezuela, Dirección de Cultura UCV, Caracas.
(2000). “El enfoque de género, el análisis presupuestario y las cuentas nacionales”, Seminario Fondo de desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer –Unifem–, La
Habana, Cuba.
(2002). “Aspectos conceptuales de una cuenta satélite de hogares con consideraciones de género”, Género, equidad y reforma de la salud en Chile, Santiago de Chile,
OPS y OMS.
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 85-104 • ISSN: 0005-4720
El canal de crédito bancario en Venezuela
Arreaza
Torres
Santander
Adriana Arreaza*
Eduardo Torres**
Eugenia Santander***
Resumen
En este trabajo contrastamos empíricamente la presencia del canal del crédito
bancario en Venezuela. Características de los bancos tales como tamaño y
grado de liquidez se toman como indicadores de posibles fuentes de asimetría
de información dentro del sector financiero. De ser relevantes, tales asimetrías
implicarían que la política monetaria tiene efectos distributivos. En tanto una
política monetaria restrictiva conlleve una reducción en depósitos que algunos
bancos no puedan compensar con otros fondos, la oferta de crédito caerá.
* Economista, Universidad Católica Andrés Bello (AB). PhD en Economía, Brown University.
Investigadora en la Oficina de Investigaciones, Banco Central de Venezuela.
Correo electrónico: [email protected]
** Economista, Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Cursante de la Maestría en Administración de Empresas de la UCAB. Analista Financiero, Departamento de Planificación
Financiera de NetUno, C.A. Correo electrónico: [email protected]
*** Economista, Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Cursante de la Maestría en Administración de Empresas de la UCAB. Economista del Departamento de Mercadeo de Corporación Digitel. Directora Asociada de Todomusik.com, C.A.
Correo electrónico: [email protected]
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
86
Los resultados de este trabajo no arrojan evidencia sólida sobre la presencia
del canal del crédito bancario en Venezuela. Las características de los bancos
no parecen ser relevantes para explicar diferencias en la respuesta de la oferta de crédito entre bancos a cambios en la política monetaria.
Palabras clave: Mecanismo de transmisión monetaria / Oferta de préstamos
bancarios / Problemas de información
Código JEL: E44; E52; C33
Abstract
In this paper we empirically tested the presence of the bank-lending channel
in Venezuela. Bank characteristics such as size, liquidity and specialization
were taken as proxies for sources of informational asymmetries within the
domestic financial sector. If relevant, such asymmetries should imply that
monetary policy has distributional effects. As long as a policy tightening leads
to a reduction in deposits that some banks may not be able to offset, loan
supply will fall accordingly. Results in this paper do not support the presence
of a bank-lending channel in Venezuela. Bank characteristics (size, liquidity
or loan specialization) do not seem to be sources of cross-sectional differences
in the response of loan supply to changes in monetary policy.
Keywords: Monetary transmission mechanism / Bank loan supply / Informational frictions
JEL Code: E44; E52; C33
Resumo
Neste trabalho contrastamos empiricamente a presença do canal de crédito
bancário na Venezuela. Características dos bancos tais como tamanho, grau
de liquidez os quais se tomam como indicadores de possíveis fontes de assimetria de informação dentro do setor financeiro. De ser relevantes, tais assimetrias implicariam que a política monetária tenha efeitos distributivos. No
entanto, se a uma política monetária restritiva implicar uma redução em depósitos que alguns bancos não possam compensar com outros fundos, a
oferta de crédito cairá. Os resultados deste trabalho não indicam evidência
sólida sobre a presença do canal do crédito bancário na Venezuela. As características dos bancos não parecem ser relevantes para explicar diferenças na
resposta do oferecimento de crédito entre bancos, a conseqüência às mudanças
na política monetária.
Palavras chave: Mecanismo de transmissão monetária / Oferta de empréstimos
bancários / Problemas de informação
Código JEL: E44; E52; C33
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
87
Résumé
Dans ce texte nous contrastons empiriquement la présence du canal du crédit
bancaire au Venezuela. Les caractéristiques des banques telles que leur dimension et niveau de liquidité se prennent comme indicateurs de possibles sources d’asymétrie d’information dans le secteur financier. Dans le cas ou elles
seraient d’importance, ces asymétries impliqueraient la politique monétaire
comme ayant des effets distributifs. Tant que la politique monétaire restrictive
mène à une réduction des dépôts que certaines banques ne peuvent compenser avec d’autres fonds, l’offre de crédit chutera. Les résultats de ce travail font
ressortir des éléments d’évidence solide sur la présence du canal de crédit
bancaire au Venezuela. Les caractéristiques des banques ne paraissent pas être
d’importance quand il s’agit d’expliquer les différences dans la réponse de
l’offre de crédit entre banques et changements dans la politique monétaire.
Mots Clés : Mécanismes de transmissions monétaires / Offre de prêts bancaires / Problèmes d’informations
Code JEL: E44; E52; C33
Introducción
Es bien sabido que el grado de participación de mercados financieros tiene importantes implicaciones en la transmisión monetaria. Evidencias recientes sugieren
que el canal de crédito tradicional no es muy fuerte en Venezuela1. Los cambios
en la tasa de interés real no parecen inducir respuestas significativas en la demanda agregada, las inversiones o el consumo, lo que restringe la habilidad del
Banco Central para afectar la inflación a través de este canal. Una de las razones
detrás de la falta de importancia del canal de la tasa de interés en Venezuela,
tal vez podría ser el limitado espacio para la intermediación financiera en los
mercados domésticos existentes en la economía. El canal de la tasa de interés
opera por medio de cambios en la demanda de préstamos, mientras el canal
del crédito opera por el lado de la oferta. En este sentido, es relevante investigar
si hay efectos del lado de la oferta crediticia que pudieran afectar más aún la
transmisión monetaria.
De hecho, últimamente se le ha dedicado mucha atención a los efectos de la
política monetaria sobre los préstamos bancarios en presencia de imperfecciones
del mercado financiero. El canal tradicional de la tasa de interés se basa en el
supuesto de la ausencia de fricciones en el mercado crediticio. Según este canal,
1
Ver Arreaza, Ayala y Fernández (2002); Mendoza (2003); Arreaza, Blanco y Dorta (2004).
88
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
siguiendo una acción restrictiva de política monetaria, se produce un ajuste de
la liquidez del sistema financiero y de la tasa de interés de mercado, lo que genera un incremento en el costo del capital que reduce la inversión, el consumo
y, por tanto, la demanda agregada. Pero ante la presencia de problemas de información asimétrica o de riesgo moral, se producen además efectos distributivos
asociados a la oferta de préstamos bancarios que pueden intensificar el impacto
de la política monetaria.
La literatura distingue dos mecanismos que hacen que la política monetaria afecte
el suministro de préstamos en presencia de problemas de información: el canal
de crédito o canal de las hojas de balance, y el canal del préstamo bancario
(Cecchetti, 1995, Bernanke y Gertler, 1995). El canal de las hojas de balance se
deriva a partir de la presencia de información asimétrica y problemas de riesgo
moral entre los prestamistas (instituciones financieras) y los beneficiarios (consumidores o empresas), de manera que la prima de financiamiento externo2 de
estos últimos depende de su patrimonio neto según conste en sus hojas de balance. Una política monetaria restrictiva puede inducir un deterioro en la situación
financiera de los prestatarios potenciales, que se refleja en su hoja de balance3.
Ello limitará el acceso de estos agentes a fondeos externos al reducir su solvencia
e incrementar su prima de riesgo. Al no existir dummies perfectos para los préstamos bancarios como fuente externa de financiamiento, se genera una reducción
de la inversión y del consumo superior a la que está asociada al puro incremento
en el costo del capital. Esto podría implicar que los proyectos socialmente eficientes de algunos prestatarios podrían no recibir financiamiento.
El canal de préstamo bancario, por otra parte, estudia los efectos de los problemas de información entre los bancos y los proveedores de sus fondos. En esencia,
si la política monetaria se torna restrictiva, los problemas de información asimétrica podrían dificultarle a algunos bancos la protección de sus líneas de
crédito, debido a un acceso limitado a fuentes de fondos no relacionadas con
depósitos. Por ejemplo, la compensación de una reducción de los depósitos
mediante fuentes de fondos alternativas podría ser más difícil para bancos más
pequeños e ilíquidos que para los bancos más grandes, líquidos o más capitalizados (Kashyap y Stein, 2000). Los problemas de información pueden tener especial importancia en economías emergentes en las que los mercados de capital
no están bien desarrollados y tanto empresas como consumidores tienen acceso
limitado a financiamiento externo.
2
Se entiende en este caso por financiamiento externo aquellas fuentes de fondos diferentes
al ahorro y riqueza acumulada de las empresas o consumidores.
3
Este deterioro se debe al incremento del valor real del endeudamiento de los agentes o a
la reducción de flujos de caja futuros.
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
89
Para verificar la presencia del canal de crédito, estudios recientes han empleado
series de tiempo de datos de los balances de un conjunto de bancos. Asumiendo
que la demanda de préstamos es homogénea entre los bancos, la implicación
de esta teoría, que puede ser contrastada empíricamente, es que el efecto de la
política monetaria sobre el suministro de préstamos varía de un banco a otro,
dependiendo de las características del mismo. Es decir, la política monetaria
tendrá un efecto distributivo adicional con respecto a los tradicionales efectos
que tiene sobre la demanda. Recientes hallazgos sugieren que estas asimetrías
podrían ser relevantes en muchos países. Por ejemplo, Kashyap y Stein (2000)
hallan evidencia que indica la presencia de un canal de crédito en Estados Unidos. Favero, Giavazzi y Flabbi (1999), y Ehrmann et al. (2001) hallaron que los
préstamos bancarios se contraen en el área del euro luego de una acción restrictiva de la política monetaria. Vásquez (2001) descubrió que el canal de crédito
está presente en algunas economías en desarrollo.
En este trabajo investigamos la presencia del canal de crédito en Venezuela, utilizando datos de hojas de balance al nivel de bancos, lo cual no se había abordado
anteriormente. En estudios previos que indican la presencia del canal de crédito
bancario en Venezuela se emplearon datos agregados, lo cual no resulta apropiado
(Cecchetti, 1995). La implicación susceptible de ser puesta a prueba del canal de
crédito es distributiva, es decir, la política monetaria tendrá efectos distintos de
un agente a otro, y esto no puede ser medido con datos agregados, lo que hace
que la evidencia previa difícilmente sea concluyente. Apoyándonos en los trabajos
de Ehrmann et al. (2001) y de Hernando y Martínez-Pagés (2001), empleamos
datos de los balances bancarios con periodicidad mensual para determinar si
ciertas características de los bancos, tales como tamaño, liquidez y especialización
(préstamos domésticos o préstamos comerciales y corporativos) afectan la habilidad de los bancos para proteger sus líneas de crédito de las reducciones inducidas
por políticas sobre los depósitos bancarios. En este estudio no hallamos evidencia
concluyente que delate la presencia del canal de préstamo bancario en Venezuela.
Esto sugiere que los problemas de información entre los bancos tal vez no sean
importantes. Sin embargo, podrían existir problemas de información entre los
bancos y los prestatarios, mas eso no es evaluado en este trabajo.
El trabajo está estructurado de la siguiente manera: la segunda sección contiene
hechos estilizados sobre la reciente evolución del sector financiero en Venezuela.
La tercera sección desarrolla el modelo econométrico y reporta los resultados,
y la sección final presenta nuestras conclusiones.
Hechos estilizados
Debido a que el mercado de capitales es relativamente pequeño, el sector financiero en Venezuela está dominado por la banca. Los bancos tienen un papel
90
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
predominante como intermediadores financieros en Venezuela. El sector bancario
es propietario de cerca del 75% de los activos financieros domésticos, mientras
los mercados de capitales tienen sólo el 20% y las compañías de seguros el 5%4.
A partir de 1989 el sector bancario ha experimentado cambios dramáticos. La
liberalización financiera comenzó en 1989 y a los bancos extranjeros se les permitió operar en el país a partir de 1992, lo que incrementó la competencia entre
los bancos domésticos. Pero esta liberalización se llevó a cabo sin la debida supervisión bancaria o la aplicación de regulaciones prudenciales, de manera que
prevaleció la falta de transparencia en las operaciones bancarias y en los asientos
contables, en presencia además de un bajo grado de capitalización. Algunas
instituciones bancarias, por lo tanto, se encontraban en situación de vulnerabilidad para el momento de la recesión del período 92-93 (Ayala et al., 2002). Ello
resultó en que un número significativo de bancos se fue a la quiebra durante la
severa crisis bancaria en 1994-19955.
Superada la crisis bancaria, en 1997 se aprobó una ley de supervisión bancaria
de cobertura más amplia y estricta. Bajo este nuevo reglamento, y con la intención de reducir costos y mejorar la capitalización, se desarrolló un proceso de
fusiones y consolidaciones entre instituciones bancarias, lo cual redujo el número
de bancos y aumentó las ganancias potenciales derivadas de economías de escala. A pesar del aumento en la concentración, no hay evidencia sólida de colusión dentro del sector bancario6. Como se muestra en los cuadros 1 y 2, la mayoría
de los bancos actualmente opera bajo la figura de bancos universales o comerciales. En 1993, antes de la crisis, había 167 bancos, mientras que para el final
de 2002 sólo había 55, 35 de los cuales eran bancos comerciales o universales.
Nuestro análisis se centra en bancos comerciales y universales, ya que éstos
realizan el grueso de la intermediación entre los depósitos del público y los
préstamos, y representan el 98% de los activos financieros de todo el sistema
(Fernández, 2004).
Pero si bien las regulaciones han mejorado después de la crisis bancaria, el grado
de profundidad financiera no se ha recuperado como se esperaba. El pobre
desempeño económico a lo largo de este período podría ser la explicación de
fondo tras este hecho. El gráfico 1 muestra la dinámica del PIB y la inflación
por trimestres durante los últimos 20 años.
4
Fuente: Banco Central de Venezuela, Departamento de Análisis del Mercado Financiero,
para 2001.
5
6
Para una descripción detallada de la crisis bancaria, ver Krivoy (2002).
Ver Zambrano, Vera y Faust (2001); Arreaza, Fernández y Mirabal (2001); Fernández
(2004).
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
91
Gráfico 1
Producción, inflación, tasa real de interés y tasa real de cambio 1983-2003
12,0 –
0,32 –
0,28 –
11,9 –
0,24 –
0,20 –
11,8 –
0,16 –
11,7 –
0,12 –
0,08 –
11,6 –
0,00 –
–
1986 –
1988 –
1990 –
1992 –
1994 –
1996 –
1998 –
2000 –
2002 -
–
1986 –
1988 –
1990 –
1992 –
1994 –
1996 –
1998 –
2000 –
2002 -
0,04 –
11,5 –
log DGP
Inflación
40 –
0,6 –
20 –
0,4 –
0–
0,2 –
- 20 –
- 0,2 –
- 80 –
- 0,4 –
–
1986 –
1988 –
1990 –
1992 –
1994 –
1996 –
1998 –
2000 –
2002 -
- 60 –
–
1986 –
1988 –
1990 –
1992 –
1994 –
1996 –
1998 –
2000 –
2002 -
0–
- 40 –
Tasa real de interés
DLRER
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.
El PIB mostró una tendencia al alza hasta 1998, luego comenzó a decaer, mostrando grandes fluctuaciones a lo largo de la tendencia. El programa de liberalización de 1989, la crisis bancaria a mediados de los años noventa y los eventos
políticos en el período 2002-2003 marcaron tres períodos de recesión. El crecimiento promedio del PIB entre 1983 y 2003 ha sido inferior al 1% con una desviación típica ubicada en el 5%, lo cual representa un alto nivel de volatilidad,
incluso para los estándares de América Latina. La inflación también ha sido sumamente volátil, con una tasa anual promedio cercana a 40%, y una desviación
típica de 25%7. La tasa de cambio real y la tasa de interés real mostraron una
gran volatilidad durante este período, con desviaciones típicas de 10% y 16%,
respectivamente. Vale la pena destacar que la tasa de interés real fue negativa
a lo largo de la mayor parte del período.
7
Las dinámicas de la inflación son muy similares a las de la tasa de cambio nominal, con
picos en 1989 y en 1996, que coinciden con grandes devaluaciones de la tasa de cambio
nominal que siguió al final de los regímenes de control del capital. Entre 1996 y 2002 las
tasas de inflación declinaron con la aplicación de bandas cambiarias, y luego la tendencia
repuntó nuevamente cuando las bandas fueron abandonadas en 2002.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
92
El desempeño macroeconómico, el alto grado de volatilidad y la presencia de
tasas de interés reales negativas durante las últimas décadas, bien podrían explicar el bajo grado de monetización de la economía venezolana8. La demanda
de activos financieros domésticos por parte de residentes ha declinado de manera secular en favor de los activos en moneda extranjera que se hallan en el
sistema financiero internacional9. Contrario a otros países latinoamericanos, a
los bancos domésticos en Venezuela no se les permite recibir depósitos en moneda extranjera. Esta dinámica ha llevado no sólo a una reducción en los depósitos totales, sino a un cambio en su composición, ya que la fracción de depósitos a la vista ha aumentado en relación con los depósitos a plazo. Para 2003,
por ejemplo, los depósitos a la vista representaban cerca del 55% de los depósitos
totales (Fernández, 2004).
El gráfico 2 muestra la razón de M2, los depósitos totales y los créditos totales
al PIB.
Gráfico 2
Depósitos totales y créditos totales M2 (1988-2002)
%
45 –
40 –
35 –
30 –
25 –
20 –
15 –
10 –
5–
–
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993 –
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
0–
Créditos totales / GDP
Depósitos totales / GDP
M2 / GDP
Fuente: Fernández (2004).
8
Trabajos recientes exploran las razones detrás de la fuga de capitales y de la sustitución de
divisas en economías emergentes. La sustitución gradual de los depósitos domésticos por
divisas extranjeras denominadas activos, podría ser el resultado de episodios recurrentes de
inestabilidad y alta inflación (Savastano, 1996), o de decisiones de cartera de los agentes para
protegerse de la inflación y de los riesgos del cambio extranjero que no es compensado por
la expansión de la tasa de depósito (Levy Yeyati e Ize, 2003).
9
Por medio del uso de datos del BIS y Sudeban (Superintendencia de Bancos), Ayala, Mirabal y Fernández (2002) y Fernández (2004) estiman que los agentes domésticos tienen una
fracción de, al menos, 55% de sus activos financieros en el sistema bancario internacional.
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
93
El coeficiente M2/PIB ha declinado de 40% en 1988 a 18% para 2002. El monto
total de depósitos al PIB en el sector bancario ha caído considerablemente de
igual forma: de 30% en 1988 a 15% en 2002. Hay una clara tendencia a la baja
de este coeficiente hasta el fin de la crisis bancaria en 1996, pero la cantidad de
depósitos no recuperó sus niveles previos a la crisis después de 1997. La razón
de préstamos totales al PIB, a pesar de haber mejorado después de la crisis, sigue
siendo muy baja, con niveles menores de 10% para 2002, que resulta inferior al
nivel previo a la crisis. Un nivel tan bajo de profundidad financiera resulta llamativo y problemático, incluso para estándares latinoamericanos, en la medida
en que restringe severamente el alcance de la intermediación financiera10.
Al observar el lado de la oferta del mercado crediticio, notamos que la composición de las carteras de los bancos también ha cambiado durante este período.
La proporción de bonos del gobierno en las carteras de los bancos ha aumentado
desde los noventa y particularmente después de 2000, coincidiendo con el crecimiento de la deuda denominada en moneda doméstica. Estas dinámicas se
ven ilustradas en el gráfico 3.
A finales de los ochenta los bancos asignaron cerca del 60% de sus carteras a
préstamos y sólo una pequeña fracción a papeles del gobierno. En los noventa
la proporción de préstamos decreció progresivamente, alcanzando un mínimo
de menos de 30% durante la crisis bancaria, para luego volver a los niveles previos a la crisis alrededor de 1997. A partir de 2001, cuando la economía comenzó
a dar muestras de recesión11, la proporción de préstamos comenzó a decrecer
nuevamente. Para 2003 la cantidad de recursos asignados a préstamos es menor
a la asignada a avales y bonos. El declive de los préstamos coincidió con el crecimiento de la deuda pública denominada en moneda doméstica, la cual se ha
triplicado entre 1999 y 2003. Igualmente, la oferta total de préstamos se vio
afectada por ajustes de portafolio en respuesta a los riesgos domésticos que enfrenta el sector bancario. Lo que se indaga de seguida es si estos ajustes están
sujetos a fricciones que varían de un banco a otro, o si hay problemas de información asimétrica dentro del sector financiero, capaces de generar efectos distributivos significativos que podrían afectar aún más la intermediación.
10
La proporción Crédito/PIB está alrededor del 70% en Chile, por ejemplo.
11
El PIB decreció en 8,9% en 2002 y en 7,6% en 2003.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
94
Gráfico 3
Composición del portafolio de la banca universal y comercial, 1986-2003
%
70 –
Crisis bancaria 1994-1996
Inestabilidad política
60 –
50 –
30 –
40 –
30 –
20 –
10 –
Jun. 1986 –
Dic. 1986 –
Jun. 1987 –
Dic. 1987 –
Jun. 1988 –
Dic. 1988 –
Jun. 1989 –
Dic. 1989 –
Jun. 1990 –
Dic. 1990 –
Jun. 1991 –
Dic. 1991 –
Jun. 1992 –
Dic. 1992 –
Jun. 1993 –
Dic. 1993 –
Jun. 1994 –
Dic. 1994 –
Jun. 1995 –
Dic. 1995 –
Jun. 1996 –
Dic. 1996 –
Jun. 1997 –
Dic. 1997 –
Jun. 1998 –
Dic. 1998 –
Jun. 1999 –
Dic. 1999 –
Jun. 2000 –
Dic. 2000 –
Jun. 2001 –
Dic. 2001 –
Jun. 2002 –
Dic. 2002 –
Jun. 2003 –
Dic. 2003 –
0–
Inversiones / Activo
Créditos / Activo
Fuente: Fernández (2004).
El gráfico 4 muestra la composición de activos de bancos clasificados en cuatro
grupos, según la proporción de activos que posee cada banco del total de activos
del sistema bancario12. El gráfico muestra la proporción de préstamos totales,
reservas, activos líquidos y bonos del gobierno con referencia a los activos totales. Podemos precisar algunos hechos simplemente al analizar estas imágenes.
Primero, una característica común en todos los grupos es el incremento en los
préstamos después de la crisis bancaria y un subsecuente declive, lo que puede
ser visto como efectos sistémicos (por ejemplo, condiciones macroeconómicas
y política monetaria). Pero, por otra parte, los bancos pequeños tienden a tener
una proporción más pequeña de sus activos asignados a préstamos y su comportamiento también parece ser más volátil. Éste podría ser un indicativo de la
existencia de algunas diferencias en la respuesta de los préstamos bancarios a
la política monetaria, pero para probar la presencia del canal de crédito tenemos
que recurrir a un análisis econométrico para controlar por la demanda de préstamos y los efectos sistémicos.
12
Grupo 1 (bancos grandes): mayor que 5%. Grupo 2 (bancos entre medianos y grandes):
entre 1% y 4,99%. Grupo 3 (bancos entre medianos y pequeños): entre 0,50% y 0,99%.
Grupo 4 (bancos pequeños): menos que 0,5%.
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
95
Enfoque econométrico
Para comprobar si los problemas de información asimétrica entre bancos afecta
la habilidad de algunos bancos para proteger sus líneas de crédito de las reducciones en los depósitos inducidas por políticas monetarias restrictivas, seguiremos
el enfoque propuesto en Hernando y Martínez-Pagés (2001) y Ehrmann et al.
(2001). La idea subyacente en estos trabajos es determinar si los cambios monetarios inducidos por políticas en los depósitos bancarios se traducen en cambios
en la oferta de préstamos, dependiendo de características de los bancos, tales
como tamaño, liquidez o capitalización. Estas características pueden ser tomadas
como variables proxies de las asimetrías informativas. Por ejemplo, en caso de
una política monetaria contractiva, los problemas de información asimétrica
pueden dificultarle a los bancos pequeños e ilíquidos compensar la reducción
de depósitos al presentar fuentes alternativas de fondos sin fricción para aislar
sus líneas de crédito.
Empleamos datos de balances de 20 bancos comerciales y universales entre 1997
y 2001. Utilizamos este período para evitar posibles cambios estructurales. Tras
los resultados de la crisis bancaria en 1996, a los bancos se les exigió cambiar
los procedimientos para asientos contables y se aprobó un nuevo reglamento
bancario en 1997, por tanto, no queremos utilizar datos previos a 1997. La sustitución de las bandas cambiarias por una libre flotación en febrero de 2002, y
la subsecuente sustitución de la flotación por controles de capital en 2003, implicaron cambios en la manera en que se conducía la política monetaria, lo que
podría afectar nuestro análisis.
En nuestro panel sólo incluimos aquellos bancos que capturan los depósitos del
público y otorgan préstamos corporativos, comerciales (pequeñas empresas) y
de consumo. Excluimos a los bancos pequeños que sólo participan en el mercado de reservas bancarias, y sucursales de bancos extranjeros que cerraron sus
operaciones durante el período. Las fusiones fueron tratadas considerando los
datos de las instituciones fusionadas como los datos del banco más grande, y
reconstruyendo los datos hacia atrás como la suma de los dos bancos antes de
la fusión, de manera que no aparece ningún banco nuevo.
Debido a que la política monetaria tiende a afectar variables económicas con
rezagos y los bancos tienden a renovar créditos a sus clientes (justificando la
presencia del crédito rezagado), una especificación de panel dinámico resulta
más apropiada para nuestros propósitos que una especificación estática13. Nuestra
ecuación de base es, por tanto, la siguiente:
13
Los resultados preliminares utilizando una versión de panel estático de la ecuación 1 no
sugiere la presencia del canal de crédito en Venezuela.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
96
l
J
J
J
$CRi,t = Ai + 3Rj$CRt-j + 3B1j $GPt-j + 3B2j $ERt-j + 3B3j $Rt-j +
j=1
J
j=1
j=1
j=1
(1)
11
+ 3Bnj $Rt-jWni,t-1 + DWi,t-1 + 3B5j Dj + uit
j=1
j=1
Donde CR son los préstamos totales, GDP es la producción mensual, ER es la
tasa de cambio real, R es el indicador de política monetaria, W n son las características del banco (liquidez y tamaño), y D son variables artificiales (dummies)
estacionales14. La liquidez se mide como el coeficiente de activos líquidos con
respecto a los activos totales, y el tamaño es medido como la fracción de activos
que mantiene cada banco con respecto al total de activos del sector bancario.
Todas las variables están en logaritmos, excepto la tasa de interés y las dummies
estacionales. Todos los datos específicos de los bancos entran con rezagos en
la ecuación para evitar problemas de endogeneidad.
Incluimos variables macroeconómicas, tales como PIB y la tasa de cambio real
en la ecuación, para controlar factores de demanda. Debido a que estamos tratando con datos mensuales, ello nos permitió analizar el efecto acumulado de
la política monetaria en los préstamos después de 6, 9 y 12 meses.
Investigamos a continuación si la respuesta del crédito de largo plazo a los choques de la política monetaria difiere dependiendo de las características del
banco, los cuales sirven como indicadores de asimetrías de información. Los
coeficientes de largo plazo son computados como la suma de los coeficientes
de los rezagos de los regresores, divididos
entre uno,
menos la suma de los coJ
l
n
/
(1
3
R
).
Si
el canal de crédito baneficientes de la variable dependiente, 3B
j
j=1
j=1 j
cario está presente, los coeficientes de interacción de largo plazo entre las variables de política y las características del banco deberían ser positivos y
significativos.
Identificar una variable que indique la postura de la política monetaria en Venezuela a lo largo del tiempo no es una tarea fácil. Durante el período de análisis,
las bandas cambiarias condicionaron el control ejercido por el banco central sobre
los agregados monetarios y las tasas de interés domésticas15. Pero al contrario de
14
Los datos trimestrales del PIB se transforman en datos mensuales utilizando un algoritmo
basado en variaciones de un índice de producción mensual. La tasa de cambio real simplemente se sustituye por CPIUS*tasa de cambio nominal/CPIdoméstico.
15
Bajo un régimen de tasa de cambio fija, las tasas de interés domésticas equilibrio son
iguales a las tasas de interés internacionales, más una prima de riesgo por tasa de cambio
extranjera, dado que la esperada tasa de depreciación de la divisa doméstica deberá ser igual
a cero (condición de la paridad descubierta de tasas). Cualquier intento por parte del banco
central por cambiar las tasas de interés del equilibrio implicará movimientos de capitales que
forzarán al banco central a cambiar las tasas domésticas de vuelta al equilibrio.
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
97
los regímenes de tipo de cambio fijos, incluso bajo movilidad perfecta de capitales, las bandas permiten cierto control sobre las tasas de interés domésticas.
Las desviaciones de la tasa de cambio de la paridad central generan expectativas
de depreciación de la divisa16 que afectan las tasas de interés domésticas, lo que
le permite al banco central cierto control sobre las mismas (Svenson, 1994). Esto,
por supuesto, depende de la credibilidad de las bandas. Pineda, Toledo y Zavarce
(2001) analizaron el comportamiento de la tasa de cambio durante el régimen
de bandas cambiarias y hallaron que la tasa de cambio estaba constantemente
por debajo de la paridad central, y que la volatilidad de la tasa de cambio era
mucho más baja que el ancho de banda. Encontraron, además, que la credibilidad de la anunciada banda dependía principalmente del nivel de reservas internacionales, y que el banco central parecía operar dentro de una estrecha
“minibanda” no anunciada, que de hecho era creíble. Es dentro de esta “minibanda” creíble que el banco central tenía cierta independencia para la política
monetaria.
En este trabajo optamos por dos variables como indicadores de la postura de
la política monetaria: una tasa de interés de política monetaria y el nivel de reservas bancarias, aunque nos enfocamos en las tasas de interés17. Sin embargo,
existen algunos inconvenientes con ambas medidas. Las reservas bancarias podrían estar reflejando cambios en el lado de la demanda que tal vez no seamos
capaces de controlar. Por otra parte, las tasas de interés no han sido utilizadas
de manera activa y consistente como instrumentos de política monetaria en
Venezuela. Tradicionalmente, el Banco Central ha basado su programación financiera en agregados monetarios. Es sólo después de 2002 que el Banco Central
comenzó a cambiar su centro de atención del uso de agregados monetarios
como instrumentos de política monetaria a usar tasas de interés. No obstante,
incluso en períodos en que los agregados eran el principal instrumento de
política monetaria, al Banco Central aún le preocupaba el nivel de las tasas de
interés. De hecho, el Banco Central ajustó cantidades de operaciones de mercado
abierto con TEM y DPN, cuando las tasas de interés excedían ciertas bandas
(Guerra y Dorta, 2003). Por lo tanto, las tasas de interés podrían ser utilizadas
también como un indicador de la postura de la política monetaria en
Venezuela.
16
Las expectativas de depreciación de la divisa dependen de las expectativas de realineación
de la banda, más la expectativa de depreciación relativa a la paridad central o dentro de la
banda.
17
Esta tasa de política es una combinación de la tasa de los certificados de depósito (CD)
del Banco Central y la tasa de los títulos de estabilización macroeconómica (TEM) construida por Dorta y Guerra (2003). Los TEM fueron instrumentos emitidos por el Banco Central
cuando los DPN (bonos de la deuda pública doméstica) resultaron insuficientes para el volumen de operaciones del mercado abierto.
98
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
En presencia de efectos fijos individuales, la estimación OLS directa de la ecuación 1 lleva a estimados inconsistentes e ineficientes. Para lograr consistencia y
eficiencia, los datos deben ser transformados en primeras diferencias o en desviaciones ortogonales para eliminar los efectos fijos. Pero como los valores rezagados de los datos transformados están correlacionados con el término de
error transformado, se debe emplear un método de variables instrumentales18.
Por lo tanto, utilizamos el Método Generalizado de Momentos de Arellano y
Bond (1991) para paneles dinámicos, con desviaciones ortogonales de los datos
bancarios para remover los efectos individuales y errores estándares robustos
(White). Utilizamos la prueba Sargan para verificar la validez de nuestros instrumentos, es decir, que no estén correlacionados con los residuos transformados
y revisamos, además, la presencia de autocorrelación.
Los cuadros 3, 4, 5, 6 y 7 reportan las estimaciones de los coeficientes de largo
plazo de las variables explicativas en la ecuación 1 para J=6, J=9 y J=12. En los
cuadros 3, 4, 5 y 6 utilizamos las tasas de los TEM como indicadores de política
monetaria. La primera columna de los cuadros 3 a la 5 reportan los resultados
de las estimaciones de la ecuación 1, utilizando dos características bancarias,
tamaño y liquidez, mientras que la segunda y la tercera columna muestran resultados, considerando una característica a la vez. En el cuadro 6 analizamos el
caso de una doble interacción entre tamaño y liquidez con política monetaria.
La idea subyacente de esta doble interacción es que el efecto de una política
monetaria restrictiva debería ser mayor para bancos pequeños e ilíquidos que
para bancos grandes y líquidos (Kashyap y Stein, 2000).
Los efectos de la tasa de interés sobre los préstamos totales son siempre
negativos y casi siempre significativos. El crecimiento en la producción tiene
un efecto positivo y significativo sobre los préstamos y la depreciación de la
tasa de cambio real parece tener un impacto negativo sobre los préstamos, lo
cual podría ser la consecuencia de efectos de hoja de balance derivados de
las devaluaciones19.
18
19
Ver Baltagi (1995).
Según el modelo de Mundell-Fleming, las depreciaciones deberían tener un efecto expansionista sobre la producción, ya que los bienes domésticos se hacen más competitivos en
relación con los bienes extranjeros. Pero cuando los ingresos de las empresas son denominados en divisa doméstica, mientras su deuda o ingresos son denominados en divisa extranjera,
las devaluaciones tienen un efecto perjudicial en los balances de las empresas, lo que limita
su habilidad para pedir préstamos e invertir, causando caídas en la producción (Krugman,
1999). Más recientemente, Galindo, Panizza y Schiantarelli (2003) hallaron evidencia que
apoya la presencia de efectos de hojas de balance en economías latinoamericanas, lo que
podría ser consistente con nuestros hallazgos en este trabajo.
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
99
Ninguna de las variables es significativa después de 9 meses, lo que no está reñido con hallazgos previos que sugieren que el impacto de la política monetaria
en la producción a través de la tasa de interés y la tasa de cambio se desvanece
después de 3 trimestres20. Estos resultados parecen ser robustos a diferentes
especificaciones.
Cuando estudiamos la interacción entre la variable política y las características
del banco, la liquidez nunca resulta significativa, mientras que el tamaño a veces
parece ser significativo, pero a niveles de 10%. La interacción doble entre tamaño
y liquidez con la variable política es apenas marginalmente significativa para
J=9 a un nivel de 10%21. El cuadro 7 muestra los resultados cuando utilizamos
cambios en reservas bancarias como un indicador de la postura de la política
monetaria. Los resultados no varían mucho en relación con los anteriores, sólo
que los cambios en las reservas bancarias no parecen ser significativos, pues
podrían no ser un buen indicador de política22. Por lo tanto, asumiendo que estamos controlando adecuadamente los factores de demanda, no hallamos evidencia robusta de respuestas a la política monetaria que difieran entre los bancos
para apoyar la presencia del canal del préstamo bancario en Venezuela.
Sin embargo, estos resultados podrían tener algunos problemas. Podría haber
otras características bancarias correlacionadas con el tamaño del banco, tales
como la especialización del banco en préstamos domésticos o comerciales, lo
que podría ser más relevante para explicar diferentes efectos de la política monetaria en los bancos. Por ello, llevamos a cabo una serie de regresiones adicionales agregando una variable dummy que asume el valor de 1 si el banco se especializa en préstamos domésticos, y de 0 si el banco está más orientado hacia
los préstamos comerciales y corporativos23. Hicimos interactuar esta variable
sustituta con la variable política y nuevamente los resultados no sugieren que
esta característica genere efectos distributivos de política monetaria. Reportamos
los resultados de este ejercicio en el cuadro 8.
20
Ver Arreaza, Blanco y Dorta (2003).
21
El valor de p fue = 0,0961.
22
El uso de cambios en créditos domésticos netos del banco central en lugar de reservas
totales genera efectos similares.
23
Los bancos orientados hacia los préstamos domésticos son aquellos que asignan una fracción
superior al 50% de su cartera de préstamos a préstamos de consumo. Ésta, obviamente, es una
medida sumamente imperfecta, pero sigue siendo informativa en cuanto a la especialización
del banco. A partir de la hoja de balances del banco no es posible discriminar perfectamente
entre préstamos domésticos y préstamos comerciales. Las tarjetas de crédito y los préstamos
para vehículos no son más que una medida aproximada de lo que puede ser considerado
préstamos domésticos, que fue lo que en realidad usamos para fines de esta clasificación. Por
lo tanto, los resultados de este ejercicio en particular deberían ser tomados con cierta reserva.
100
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Comentarios finales
En este trabajo sometimos a prueba de manera empírica la presencia del canal
del préstamo bancario en Venezuela. Características de los bancos, tales como
tamaño, liquidez y especialización, fueron usadas para aproximar las fuentes de
asimetrías de información dentro del sector financiero doméstico. De ser relevantes, tales asimetrías deberían implicar que la política monetaria tiene efectos
distributivos. Siempre que una acción restrictiva en la política lleve a una reducción en los depósitos que algunos bancos tal vez no sean capaces de compensar,
la oferta de préstamos caerá en consecuencia. Los resultados en este trabajo no
sugieren que estas características bancarias (tamaño, liquidez o especialización
de préstamos) son fuentes de diferencias en la respuesta de la oferta de préstamos a los cambios en la política monetaria.
Pensamos que estos hallazgos son relevantes para mejorar nuestro entendimiento
de los efectos de la política monetaria en Venezuela. Pero si los problemas de
información no son relevantes dentro del sector bancario, sí podrían ser importantes entre bancos y prestatarios potenciales. En tal caso, la situación financiera
de empresas y consumidores reflejada en sus hojas de balance podría estar
afectando la intermediación y, por tanto, los impactos de la política monetaria.
Desafortunadamente, la información a nivel empresarial en cuanto a sus fuentes
de financiamiento no está disponible, lo que impide un estudio profundo sobre
la presencia e importancia de los efectos de la hoja de balance. No obstante,
podrían explorarse otros caminos para entender por qué la intermediación tiene
un alcance tan limitado en Venezuela. Por ejemplo, el impacto en la intermediación del reciente crecimiento de operaciones fuera del balance por parte de
los bancos (fondos fiduciarios y transacciones offshore) aún no ha sido estudiado,
y debería ser objeto de investigaciones futuras.
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
101
Apéndice
Cuadro A1
Estructura de propiedad del sector financiero en Venezuela (2002)
Instituciones
Privado
Propiedad del Estado
Total
Bancos universales
17
0
17
Bancos comerciales
17
1
18
Bancos con regulaciones especiales
0
5
5
Bancos de inversión
8
1
9
Bancos hipotecarios
3
0
3
Sociedades de arrendamiento financiero
2
1
3
Bancos de ahorro
5
0
5
Fondos mutuales
4
0
4
56
8
64
Total
Fuente: Ayala, Fernández y Mirabal (2002). Datos: Sudeban (Superintendencia de Bancos).
Cuadro A2
Evolución de las instituciones financieras en Venezuela*
Año
Total
Bancos
Bancos
Bancos
Bancos
Sociedades de
Bancos
universales
comerciales
1993
0
46
47
17
36
21
167
1994
0
40
25
8
22
21
116
1995
0
39
20
9
18
21
107
de inversión hipotecarios arrendamiento de ahorro
financiero
1996
2
37
18
7
16
21
101
1997
12
29
15
5
12
21
94
1998
14
26
13
5
9
17
84
1999
15
26
11
4
5
17
78
2000
14
24
12
4
5
12
71
2001
18
22
10
3
4
5
62
2002
17
18
9
3
3
5
55
*Excluye fondos mutuales y bancos de regulaciones especiales.
Fuente: Ayala, Fernández y Mirabal (2002). Datos: Departamento de Análisis del Sistema
Financiero, Banco Central de Venezuela.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
102
Gráfico A1
Composición de activos de bancos por grupos de tamaño
Bancos grandes
Bancos medianos-grandes
0,6 –
0,6 –
0,5 –
0,5 –
0,4 –
0,4 –
0,3 –
0,3 –
0,2 –
0,2 –
0,1 –
0,1 –
1997
1998
1999
2000
0,0 –
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,0 –
2001
1997
1998
Bancos medianos-pequeños
1999
2000
2001
Bancos pequeños
0,7 –
0,6 –
0,6 –
0,5 –
0,5 –
0,4 –
0,4 –
0,3 –
0,3 –
0,2 –
0,2 –
0,1 –
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,0 –
1997
1998
1999
Préstamos / Activos
2000
2001
Reservas / Activos
Fuente: Sudeban, cálculos propios.
0,0 –
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
—
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,1 –
1997
1998
Títulos / Activos
1999
2000
2001
Disponibilidades / Activos
A. Arreaza, E. Torres, E. Santander / El canal de crédito bancario en Venezuela
103
Cuadro A3
Multiplicadores de largo plazo, 6 rezagos
Indicador de política monetaria: tasa TEM. Variable dependiente:
primera diferencia del registro de préstamos totales
Estimación del panel GMM. Matriz de ponderación del instrumento 2SLS. Errores estándar del período White
Número de observaciones: 1.025. Número de bancos: 20
1. Tamaño y liquidez
Coef.
Error
estándar
2. Liquidez
Coef.
Error
estándar
0,0072
0,0113
3. Tamaño
Coef.
Error
estándar
0,0071
0,0079
Características del banco
Tamaño
0,0050
0,0084
Liquidez
0,0098
0,0095
Indicador de política (IP)
-0,0046*
0,0026
-0,0039
0,0032
-0,0019**
0,0009
Crecimiento real del PIB
1,7150***
0,4330
2,0485***
0,3567
2,2900***
0,4137
Tasa de cambio real
-1,4114***
0,2978
-1,8642***
0,2824
-1,7205***
0,3142
Prueba
Valor-p
Prueba
Valor-p
Prueba
Valor-p
1
0,397
0,528
2,525
0,112
0,015
0,902
2
1,888
0,389
2,594
0,273
0,375
0,945
6
10,981
0,089
9,715
0,137
9,861
0,131
12
17,644
0,129
16,053
0,189
16,257
0,180
413,667
0,9898
514,936
0,9888
492,628
0,9193
Correlación residual
Prueba Sargan
Nota: */**/*** significación a nivel del 10%, 5%, 1%.
Regresores: 3 rezagos de la variable dependiente, variables macroeconómicas e indicador de
política, rezago 1 de las características bancarias multiplicado por el indicador de política, dummies estacionales.
Instrumentos: niveles de la variable dependiente (rezago 4 hasta el 12), variables macroeconómicas e indicador de política, rezago 1 de las características bancarias, rezago 4 de las características bancarias multiplicado por el indicador de política, dummies estacionales.
104
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
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Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 107-142• ISSN: 0005-4720
Dolarización de facto en Venezuela:
una primera aproximación a su cuantificación
Ferrer
Roberto E. Ferrer*
Resumen
Utilizando un modelo basado en la literatura Divisia, en el cual los activos se
mantienen por motivos de transacción y reserva de valor, se realizan mediciones de sustitución de moneda y sustitución de activos para Venezuela en el
período 1985-2003. El modelo permite superar una importante restricción que
ha plagado buena parte de la literatura empírica, que es la imposibilidad de
estimar adecuadamente la cantidad de efectivo extranjero que circula en una
economía doméstica. Este problema resulta notable en tanto las mediciones
tradicionales que se han hecho de sustitución de moneda podrían estar haciendo referencia más bien a sustitución de activos. Los resultados sugieren
niveles insospechados, tanto de sustitución de moneda como de activos, producto probable de la especificación que se ha asumido para la función de
costos de transacción que caracteriza al modelo.
Palabras clave: Sustitución de moneda / Sustitución de activos / Modelo Divisia
Código JEL: E49
** Economista, La Universidad del Zulia (LUZ). Cursante de la maestría en Modelado y Simulación de Sistemas de la Universidad de Los Andes (ULA).
Extiendo un agradecimiento al profesor Alberto Castellano (LUZ), quien guiara la versión
original de este estudio; así mismo, a un conjunto de árbitros que comentara sobre la versión
entregada para su revisión. Cualquier error es de mi exclusiva responsabilidad. Correo electrónico: [email protected]
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
108
Abstract
Using a simple model based on Divisia literature, in which assets are only held
for transaction and store of value purposes, measures of currency substitution
and asset substitution are estimated for Venezuela in the 1985-2003 period.
The model allows overcoming an important restriction that has plagued good
part of the empiric literature, that is, the impossibility of adequately estimating
the quantity of foreign cash that circulates in a domestic economy. This problem results notable because of the fact that traditional measures of currency
substitution might be actually making reference to asset substitution. The results suggest unsuspected levels of currency substitution and asset substitution,
a probable product of the assumed specification for the transaction cost function that characterizes the model.
Keywords: Currency substitution / Asset substitution / Divisia model
JEL Code: E49
Resumo
Utilizando um modelo baseado na literatura Divisia, no qual os ativos se
mantêm por motivos de transação e reserva de valor, realizam-se medições
de substituição de moeda e substituição de ativos para Venezuela no período
1985-2003. O modelo permite superar uma importante restrição que tem lotado boa parte da literatura empírica, que é a impossibilidade de estimar
adequadamente a quantidade de efetivo estrangeiro que circula numa economia doméstica. Este problema tem um resultado notável no que se refere às
medições tradicionais, que se tem feito de substituição de moeda, poderiam
estar fazendo referência ao melhor à substituição de ativos. Os resultados
sugerem níveis inesperados, tanto de substituição de moeda como de ativos,
produto provável da especificação que se assumiu para a função de custos de
transação, o qual caracteriza ao modelo.
Palavras chave: Substituição de moeda / Substituição de ativos / Modelo Divisia
Código JEL: E49
Résumé
Utilisant un modèle basé sur la littérature Divisia dans lequel les actifs se
maintiennent pour des raisons de transaction et réserves de valeur, on réalise
des mesures de substitution de monnaie et substitution d’actifs pour le Venezuela dans la période 1985-2003. Le modèle permet de surmonter une importante restriction qui a infestée une bonne partie de la littérature empirique qui
se matérialise en tant qu’impossibilité d’estimer de forme adéquate la quantité
d’argent liquide étranger qui circule dans une économie domestique. Ce problème est particulièrement notable dans le cas où les mesures traditionnelles
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
109
de substitutions de monnaie faites jusqu’à présent pourraient plutôt faire référence à la substitution d’actifs. Les résultats suggèrent des niveaux non
soupçonnés de substitution de monnaie comme de substitution d’actifs, produit
favorable de la spécification qui est engagé pour la fonction de coûts de transaction qui caractérise le modèle.
Mots clés : Substitution de monnaie / Substitution d’actifs / Modèle Divisia
Code JEL: E49
Introducción
Con el transcurso de los años, quizá la faceta más estudiada y comentada sobre
el tema de la dolarización, tanto en círculos académicos como en medios más
populares, es la que tiene que ver con su papel protagónico en el mundo de la
política económica. El repertorio de problemas económicos que ha sufrido en
su conjunto los países que forman la América Latina, y en especial los de índole
monetaria, han generado multitud de escritos que pretenden realzar o desechar
la conveniencia de semejante arreglo cambiario.
Nuestro propósito con este trabajo es abarcar la problemática de la dolarización
pero desde un enfoque relativamente nuevo. Pretendemos estudiar, no la dolarización como un proceso legal implementado por el Estado, proveniente del
lado de la oferta y cuyo fin es la consecución de algunos objetivos nacionales
de política económica, sino más bien como una acción que surge del agente
económico individual, que piensa no en intereses colectivos, sino en intereses
individualistas que tiendan a maximizar su bienestar personal.
Este proceso que germina en la sociedad misma, que no tiene consentimiento
abierto del Estado (al menos jurídicamente) y que se implanta por el lado de la
demanda, puede considerarse en general como una consecuencia de un ambiente macroeconómico inestable, políticas económicas erradas, falta de credibilidad en las autoridades económicas de la nación, pérdida de confianza en el
sistema monetario-financiero, entre otros.
La idea básica detrás de un proceso como éste es que los activos nacionales, en
particular, la moneda de curso legal, ha decaído sustancialmente en el cumplimiento de los servicios que tradicionalmente se le han imputado: medio de pago,
reserva de valor y unidad de cuenta y, por tanto, resulta necesario encontrar un
sustituto ideal que precisamente garantice el desempeño de estas funciones a
unos costos y riesgos sustancialmente menores. Se le ha llamado dolarización
porque es precisamente el dólar de Estados Unidos de Norteamérica, la moneda
más comúnmente utilizada por los agentes que han decidido suplir algunas de
las funciones que le correspondían originariamente a la moneda local.
110
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
La literatura específica que se origina con el estudio de este tema en particular
se le ha llegado a denominar literatura sobre “sustitución de moneda” y podría
muy bien decirse que entre los primeros estudios publicados, algunos no hacen
alusión al mismo directamente, sino que la consideran para explicar hechos que
de otra forma no tendrían sentido lógico (ver Calvo y Rodríguez, 1977, por
ejemplo). Hoy día se reconoce que una terrible confusión se ha disipado en
torno al uso de los principales términos y conceptos que conforman este campo
de estudio. Cuando en un principio, sustitución de moneda hacía referencia al
hecho de que se estaba utilizando moneda extranjera para sustituir en alguna
medida la doméstica, no se hacía gran énfasis en determinar abiertamente qué
función en específico era la que se sustituía, y aun cuando esto pareciese salvable (porque de las características y suposiciones propias del modelo podrían
deducirse una u otra función), el intento de la comprobación empírica sí ha
desatado algunas controversias.
En este sentido, nos parece apropiada la construcción y separación de términos
a las que algunos autores recurren haciendo uso de las propiedades del dinero,
para expresar con claridad los hechos objeto de estudio. Existe cierto consenso
sobre dos conceptos importantes que hemos de definir: la sustitución de moneda
(SM) se refiere al uso de moneda extranjera para sustituir la función de medio
de pago de la moneda doméstica, mientras que la sustitución de activos (SA) se
refiere al reemplazo de la función de reserva de valor.
El problema de la contrastación empírica mencionado justo antes, se reduce al
hecho de que a falta de datos estadísticos sobre la cantidad de dinero extranjero
en efectivo que circula en una economía doméstica, se han tomado datos sobre
activos bancarios denominados en moneda extranjera dentro del sistema financiero nacional, para medir el grado de SM. Esto ha iniciado una respuesta en
sentido contrario que basa sus argumentos en la idea de que esa metodología
estaría efectivamente midiendo SA, y no de moneda.
El presente estudio utiliza una metodología para calcular el efectivo extranjero
en la economía doméstica provista por Morón (1997) y pretende estimar el grado
de SM y de activos que se presenta en la economía venezolana para el período
1985-2003, planteando como hipótesis inicial que el último debe darse en mayor
grado que el primero, en cuanto el bolívar todavía es utilizado como medio de
pago preferencial.
Aun cuando la literatura se ha empeñado en utilizar ejemplos latinoamericanos
para ilustrar los puntos más importantes, Venezuela ha estado virtualmente excluida de dichos estudios, exceptuando los trabajos de Márquez (1985) y Feige
et al. (2002). Sin embargo, uno que se compare al presente trabajo, sólo puede
ser el último, pues en él se hace un estimado del grado de SM y de activos en
un conjunto de países, en el cual se incluye a Venezuela.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
111
La importancia que tiene el estudio del advenimiento y posterior desarrollo de
un proceso de dolarización dentro de cualquier economía doméstica, está relacionada directamente con el hecho de que tal situación podría ocasionar problemas de política económica. Algunos de los más discutidos se relacionan con
la determinación del arreglo cambiario óptimo bajo estas circunstancias, otros
con la fragilidad que podría sobrevenir a las instituciones financieras, y otros
tantos con el aspecto fiscal. Sin ánimos de hacer una lista exhaustiva, también
debe hacerse mención de los efectos que tienen la SM y la SA sobre la demanda
de dinero doméstico. Una exigencia natural para la elaboración de modelos y
predicciones, especialmente por parte de bancos centrales cuyos requerimientos
se basan en la necesidad de hacer política económica, es la estabilidad de la
demanda de dinero, estabilidad que estaría en discusión con la presencia de
procesos de sustitución.
La siguiente sección explica algunos conceptos clave. En el apartado III se detalla
el modelo teórico utilizado para estimar el grado de SM y de SA presentes en
la economía. La sección IV presenta algunas consideraciones sobre la data y su
uso. En la sección V se muestran los resultados; las secciones VI y VII concluyen
y recomiendan, respectivamente.
Sustitución de moneda y sustitución de activos: conceptos ambiguos
Uno de los aspectos más importantes que tiene que ver con la definición de
una ciencia es, sin duda alguna, la aceptación global y el reconocimiento explícito de los términos a utilizar para precisar el carácter distintivo de los fenómenos
bajo estudio; esta concordancia conceptual facilita en cierto modo el análisis de
los objetos de interés. A pesar de esto, la teoría monetaria-financiera, específicamente la literatura sobre “dolarización” (decimos dolarización porque consideramos que es una expresión que pudiese englobar las dos definiciones del
subtítulo de este apartado), por largos años ha sido protagonista de un proceso
que parece no haber dado a este postulado la importancia que amerita.
La SM resulta ser uno de los términos más confusos del que se ha podido hablar,
discutir y escribir en el ámbito económico. Como sugieren Giovannini y Turtelboom (1992:01), algunos autores han coincidido a este respecto. Hacen alusión,
por ejemplo, a la afirmación de McKinnon (1985) que “la sustitución de moneda
es semánticamente traicionera porque la gente difiere en su interpretación apropiada”1. También a Cuddington (1989) en cuanto a la “imprecisión con respecto
a la definición de sustitución de moneda, la cual aplaca…gran parte del trabajo
previo en el tópico”2.
1
2
Traducción del autor (TDA).
TDA.
112
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Para dar una idea más clara de lo anterior, basta con hacer una pequeña revisión
bibliográfica. Veamos: Calvo y Végh (1996) hace mención del término SM para
referirse “al uso de moneda extranjera como un medio de pago, y del término
dolarización para denotar el uso de moneda extranjera en cualquiera de sus
tres funciones: unidad de cuenta, medio de pago y, en particular, reserva de
valor”3. Se deduce inmediatamente que una economía puede estar dolarizada
pero no necesariamente sufriendo de SM (i.e., en Perú los precios se cotizaban
en dólares, pero se cancelaba en moneda nacional al tipo de cambio vigente).
A nuestro parecer, el uso de moneda extranjera como medio de pago debe expresarse en sólo uno de los dos términos, o en SM o en dolarización. Aun cuando
el autor afirma que la dolarización es “en particular” el uso de moneda extranjera
como reserva de valor, confunde al lector cuando infiere que también puede
tratarse de su uso como medio de cambio (“uso de moneda extranjera en cualquiera de sus tres funciones”).
Otros que definen SM de manera similar (sin considerar el concepto de dolarización) son Feige (2002a,b), Feige y Dean (2002), Arguedas y Requena (2002),
Morón (1997), Seater (2002), Friedman y Verbetsky (2001) y Serhiy (2000). Sonje
(2002) identifica la función de medio de pago con SM estrecha y según cita
Morón (1997), Savastano (1996) hace lo propio. Mongardini y Mueller (1999)
restringen su existencia sólo al caso cuando el proceso es considerado como
simétrico y reversible, es decir, cuando las fuerzas que actúan sobre el proceso
de sustitución provocan aumentos y disminuciones de la sustitución de manera
proporcionada4. Si no ocurre así, denominan el proceso dolarización.
En otro ámbito, Giovannini y Turtelboom (1992:02) citan a McKinnon (1985) y
su solución al problema semántico, “Sustitución de moneda directa significa que
dos (o más) monedas compiten como medios de pagos en un mismo dominio
de productos…Sustitución de moneda indirecta se refiere a inversores intercambiando entre activos financieros no monetarios…”5.
Movchan (2002) y Stryker (1999) asumen que se da el fenómeno de SM cuando
la moneda extranjera sustituye la nacional en cualquiera de sus tres funciones.
Esta misma línea es seguida por Gros and Thygesen (1992), Clements y Schwartz
(1992), Agénor y Khan (1992), EL-Erian (1988) y Fasso-Filho (1986), según citan
Giovannini y Turtelboom (1992). Handa (1988), Kim (1985) y Elkhafif y Kubursi
(1991) consideran como SM el uso de moneda extranjera sólo en su función de
3
TDA.
4
Por ejemplo, si una depreciación causa sustitución hacia moneda extranjera, una apreciación
de la misma magnitud debe revertir la sustitución hacia moneda doméstica, pero en la misma
proporción que la sustitución inicial.
5
TDA.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
113
reserva de valor (citado de nuevo por Giovannini y Turtelboom, 1992). Conceptos
distintos ofrecen Aarle y Budina (1995) y Feige et al. (2002). Los primeros relacionan SM con las funciones de medio de pago y reserva de valor, mientras que
los últimos lo hacen con medio de pago y unidad de cuenta.
Una definición distinta es la que se adjudican Sawada y Yotopoulos (2000); se
trata del reemplazo de una moneda suave por una fuerte (o de reserva), basado
en un clasificación de preferencia ordinal, que refleja la reputación y credibilidad
otorgada a cada una de las monedas en consideración. Este concepto rehuye
de la definición habitual sustentada en alguna(s) función(es) del dinero.
Otra noción de SM es la que se relaciona directamente con la demanda de saldos
reales en moneda nacional. La mayoría de los autores que se aferran a esta
conceptualización, suponen que si la demanda de dinero responde en un determinado sentido, a variables consideradas de naturaleza externa (principalmente
tipo de cambio esperado y tasas de interés extranjeras), entonces existe SM
porque las oscilaciones de los saldos nacionales son una consecuencia de la recomposición de las tenencias monetarias ante cambios en los costos de oportunidad. Algunos exponentes que han utilizado este marco de referencia son
Márquez (1985), Day (1998) (considera además el ingreso extranjero), Nielsen
et al. (2000), Batten y Hafer (1985) y según Giovannini y Turtelboom (1992),
Bana y Hana (1990), Neldler (1987), Poloz (1984), entre otros.
También es necesario aclarar lo que Freitas (2002) llama “SM internacional,” en
cuyo caso la sustitución se lleva a cabo en la economía internacional, y ocurre
cuando una moneda internacional desplaza a otra moneda internacional, en las
funciones que desempeña la primera6.
Por último, Giovannini y Turtelboom (1992) hacen diferencia entre lo que sería
SM y sustituibilidad de monedas, en los cuales el primer término debiese referirse a un estado de equilibrio y el segundo a características de las monedas.
Argumentan, además, que la existencia de alguno de estos fenómenos no implica
necesariamente la presencia del otro.
Para los fines prácticos de este trabajo, hablaremos de SM para referirnos al reemplazo parcial o completo de la moneda nacional, por su contraparte extranjera,
en sus funciones de medio de pago. Por observación directa, podemos adelantar
que en Venezuela este fenómeno tal como lo hemos definido, no debe presentarse
en gran magnitud. Sin embargo, una leve presencia podría indicar el uso de moneda extranjera en transacciones de alta factura (i.e., compra-venta y alquiler de
bienes inmobiliarios, autos lujosos, maquinaria pesada, joyería, etc.).
6
Para un estudio sobre las funciones internacionales de ciertas monedas, ver Krugman
(1984). Allí se desarrolla un modelo dinámico que explora las razones de sustitución en ese
contexto.
114
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Usaremos el término dolarización en la misma forma en que lo hace Feige et al.
(2002), “es una medida que resume el uso de moneda extranjera en su capacidad
de producir todo tipo de servicios monetarios en la economía doméstica”7. Dicho
de otra manera, este término de dolarización tenderá a una significación equivalente al de dolarización plena, cuando el Estado haya optado por dicha política.
Cuando el sistema institucional aun implique el uso de la moneda nacional y se
observe la incursión de moneda internacional en la economía nacional, el término
será indistinto al de dolarización no oficial (o de facto); será una medida de su
grado de avance8. La dolarización per se se puede dar, entonces, de dos formas,
en su forma plena, cuando el hacedor de políticas así lo decida, o como un proceso impuesto por el mercado en el lado de la demanda.
La SA es otro concepto que ha estado sujeto a varias interpretaciones, si bien
no tantas como SM. La mayor parte de las referencias que se hacen de él son
en trabajos relativamente recientes. Según Morón (1997), Cuddington (1983) y
Thomas (1985) fueron los primeros en distinguir la diferencia entre SM y SA.
Esta diferencia se basó primordialmente no en las funciones que cumple el dinero, sino más bien en los factores que pudieron estar afectando a cada uno de
los fenómenos, dentro del contexto general en el cual se enmarcó el estudio.
Thomas (1985) prácticamente iguala la SA con movilidad de capitales9 y su modelo sugiere que la teoría de portafolios puede explicar dicha movilidad (SA)
pero no la SM10. Entonces la SA estaría afectada por el diferencial de tasas de
retorno reales entre los activos no monetarios extranjeros y domésticos. Es así
7
TDA.
8
El concepto de dolarización también ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Ya se
mencionó la de Calvo y Végh (1996) y Mongardini y Mueller (1999); Giovannini y Turtelboom
(1992) presentan una revisión.
9
Giovannini y Turtelboom (1992) y Movchan (2002), citando a Spinelli (1983) y Mitzen y
Pentecost (1996), respectivamente, hacen notar que la movilidad de capitales se refiere sólo
a intercambios entre activos generadores de intereses nacionales y extranjeros. Una vez más,
surge una confusión de términos porque aquí se está afirmando que la SM indirecta es lo
mismo que movilidad de capitales y, por tanto, que sustitución de activos.
10
De hecho, la teoría de portafolio hace especial énfasis en el tratamiento del dinero como
reserva de valor. Por pura lógica, si el dinero en sí mismo puede ser utilizado como reserva
de valor, y el dinero, además, tiene cabida en el portafolio de un agente adverso al riesgo,
entonces se deduce que el concepto de dinero en su forma más líquida puede ser introducido en la definición de SA.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
115
como se asocian SA y movilidad de capitales11. Resulta útil mencionar que en el
contexto de los modelos de portafolio, el problema es la asignación de una riqueza entre distintos activos basados en sus márgenes de rentabilidad y riesgo,
y el dinero, cuyo rendimiento, según Tobin (1958), resulta el más certero, tiene
cabida en el portafolio de un agente adverso al riesgo (ver Sriram, 1999)12. Autores que definen la SA como el uso de moneda extranjera en sus funciones de
reserva de valor son Feige (2002a,b), Feige y Dean (2002), Feige et al. (2002),
Serhiy (2000), Baquero (1999), Arguedas y Requena (2002), Sonje (2002) y Morón
(1997). Giovannini y Turtelboom (1992) hacen alusión al término sustituibilidad
de reserva de valor para referirse a la descripción anterior.
Nos apegaremos a esta definición y nos referiremos a SA como aquella situación
en que una moneda extranjera está sustituyendo la función de reserva de valor
de la moneda doméstica.
Resumiendo, la conceptualización que se ha hecho de los términos está, en la
mayor parte de los casos, asociada a las tres funciones adjudicadas al dinero. O
bien se definen extremos, en donde el concepto se relaciona con una de esas
funciones o con el total de las tres o, en su defecto, a cualquier combinación
de ellas.
Murray y Powell (2002) hacen una interesante afirmación relacionada con los
conceptos que hemos señalado, que merece un breve análisis: “Es importante
no confundir dolarización con globalización…”. La globalización implica una
integración mundial que ha roto el esquema de las fronteras físicas, como impedimento al libre desarrollo de actividades comerciales y financieras a lo largo
y ancho del planeta. El incremento acelerado de las transacciones que llevan a
cabo residentes de un país con el resto del mundo, ha influido en la composición
de los saldos financieros que los agentes de una economía mantienen en su
cartera de activos, a favor de saldos denominados en moneda extranjera, incluso
en aquellos países que gozan de buena reputación en el mantenimiento de su
estabilidad macroeconómica. En este caso, resultaría apropiado aislar los efectos
11
Cuando nos referimos a esta “asociación”, queremos dejar claro que no estamos de acuerdo con la igualación de los términos. Más bien, estamos afirmando que la movilidad de capitales puede tener mucho en común con SA; si ponemos atención a la definición que dan
Spinelli (1983) y Mitzen y Pentecost (1996) de movilidad de capitales, nos daremos cuenta
de que se tratan de activos relativamente menos líquidos, que en su mayoría, serán utilizados
como reserva de valor. Según la definición de SA que adoptaremos, podríamos hasta cierto
grado aceptar que son dos cosas similares. De forma análoga, activos más líquidos también
podrían caer dentro de nuestra definición de SA.
12
La inflación, considerada como un fenómeno que puede generar variaciones en el rendimiento pecuniario del dinero (hacerlo, pues, negativo), también afectará a los rendimientos
de los demás activos. En el modelo de Thomas (1985) el dinero se incluye como un activo
que genera ahorros en los costos de transacción, generando así servicios de liquidez.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
116
del comercio internacional en la tenencia de divisas por parte de los nacionales,
si lo que se persigue es estudiar el efecto de las inestabilidades macroeconómicas
en la dolarización no oficial. Una forma de hacer esto es considerar solamente
los saldos monetarios de los hogares, dado que el comercio con los extranjeros
queda en manos principalmente del sector empresarial13.
Los casos referidos a situaciones en las cuales una moneda extranjera suplanta
la función de unidad de cuenta, no han sido muy estudiados. Murray y Powell
(2002) tocan el tema para Canadá.
Un modelo Divisia14
Utilizando medidas Divisia de los agregados monetarios, se trata de establecer
una diferencia clara y perceptible entre SM y SA. Para la introducción del dinero
en el modelo de equilibrio general, todos los activos monetarios son introducidos
mediante una función de costos de transacción. Este enfoque predice que el
dinero en su forma más líquida (i.e., efectivo) será, a pesar de estar dominado
por activos generadores de intereses, mantenido por los agentes económicos en
virtud de que él provee servicios de liquidez que aminoran los costos de adquirir
bienes y servicios. Algunos de estos costos podrían ser pecuniarios (i.e., comisiones de corretaje, tarifas bancarias, etc.), mientras que otros no lo son (i.e., el
tiempo).
En esta economía los agentes pueden disfrutar de los servicios de liquidez provistos por cuatro activos: efectivo doméstico y extranjero, y activos generadores
de intereses denominados en moneda nacional y extranjera. No todos los activos
prometen los mismos servicios de liquidez. El agente individual combina estos
activos utilizando la siguiente función agregadora de liquidez:15
Lt = ,(m0,t .m1,t ,...,mn-1,t ,at)
donde mi,t es la cantidad de activo i mantenido en el período t. Todos los activos
monetarios están expresados en términos del bien intercambiado. La función
,(.) está parametrizada por At, que captura el progreso tecnológico que pudiese
hacer cambiar ,(.).
13
Ver Movchan (2002) para un estudio de hogares en Ukrania. Milner et al. (1999) investigan
los efectos del comercio internacional en la tenencia de saldos extranjeros para 17 economías
industrializadas. Concluyen que el intercambio comercial induce un incremento temporal de
las tenencias de dichos saldos.
14
Esta sección es en buena parte una abstracción de Morón (1997).
15
Letras minúsculas hacen referencia a términos reales y mayúsculas a nominales.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
117
Supuesto 1: Para cualquier valor de At, ,(.) es linealmente homogénea en todos
sus argumentos monetarios.
Supuesto 2: ,(.) es aditivamente separable en efectivo doméstico y todos sus
demás argumentos:
,(.) =Z(m0,t ) + #(m1,t,...,mn-1,t,At )
donde i = 0, significa efectivo doméstico.
Sustituyendo en esta función por los activos a ser utilizados en nuestra economía
dolarizada, y utilizando el supuesto de homogeneidad, se puede normalizar L
como:
L =mt + #(ft ,dt ,bt ,At)
(1)
donde mt y ft son el efectivo doméstico y extranjero, respectivamente. Los siguientes dos argumentos, dt y bt , son activos generadores de intereses denominados en moneda doméstica y extranjera, respectivamente.
La riqueza en el período t (wt ), medida en términos reales, puede ser mantenida
en cualesquiera de estos cuatro activos, más un activo adicional que sólo provee
servicios de “reserva de valor” y que se denominará, bono puro (ht ); este último
activo no ofrece servicios de liquidez en lo absoluto, pero sí un interés relativamente alto. En la literatura Divisia es lo que se designa como el activo marcador
(benchmark), con el cual se determina la liquidez relativa de un instrumento
monetario en particular, observando la diferencia entre el rendimiento del bono
puro y el activo en cuestión.
wt = mt + ft + dt + bt (1 - R) + ht
(2)
El término R0 [0,1] es introducido para recoger el efecto de una posible confiscación de los activos generadores de intereses extranjeros (i.e., depósitos denominados en moneda extranjera). Sin embargo, nosotros lo interpretaremos
como la percepción de los agentes sobre una posible “confiscación” del mercado
cambiario nacional y la imposibilidad de contar con recursos extranjeros de inmediato. Esta interpretación tiene más sentido para Venezuela porque en el país
no se han registrado el primer tipo de confiscaciones, mientras que las restricciones cambiarias se han hecho relativamente comunes.
El agente presenta una secuencia de restricciones presupuestarias:
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118
ct +
Mt
F
D
B
M
F
D
+ t + t + t (1-R)+ ht = t-1 + t-1 + (1+rd ) t-1 +
Pt
P t*
Pt
P t*
Pt
Pt
Pt
+ (1+rb )
Bt-1
(1-R)+ (1 + r) ht-1 + yt - st
P t*
(3)
donde Pt = Pt *Et, y se asumirá por simplicidad que la tasa de inflación externa
es constante, por lo que la tasa de inflación interna es igual a la tasa de devaluación/depreciación: (1 + Pt) = (1 + Et). ct es el consumo, st es el costo de transacción y ri son los rendimientos respectivos.
Utilizando (2) expresamos (3) como:
wt = yt - ct - st +
mt-1
(1 + rd )
d +
+ ft-1 +
(1 + Pt )
(1 + Pt ) t-1
+ (1 + rb )(1-Rt ) bt-1 + (1 + r ) ht-1
(4)
La ley de la evolución de la riqueza se expresa como:
wt = (1 + r) wt-1 + [(1 + rb )-(1 + r)](1-Rt ) bt-1 +
[ (1(1 ++ Pr )) + (1 + r)] d +
d
t-1
t
+ [1-(1 + r)] ft-1 +
[ (1 +1 P ) - (1 + r)] m + y - c - s
t
t
t
t
(5)
t
Para simplificar la notación usaremos las siguientes convenciones para los retornos reales brutos de cada uno de estos activos:
Rb = (1 + rb )
Depósitos denominados en moneda extranjera
(1 + rd )
(1 + Pt )
Depósitos denominados en moneda doméstica
Rd =
Rf = 1
Rm =
Efectivo extranjero
1
(1 + Pt )
R = (1 + r)
Efectivo doméstico
Bono puro
Dada la función agregadora de liquidez, el agente debe formar su portafolio, de
tal forma que solucione el siguiente problema de maximización restringida:
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
d
119
max 3Btu(ct )
(6)
st = &(Lt ,ct )
(7)
j=0
s. a.
wt = (1+r)wt-1 + (Rb - R)(1- Rt )bt-1 + (Rf - R)ft-1
+(Rd - R)dt-1 + (Rm - R)mt-1 + yt - ct - st
(8)
donde Bt 0 [0,1] es el factor subjetivo de descuento que mide la preferencia
por el consumo; en la medida en que tienda a cero, la preferencia por consumir
se incrementa.
La ecuación (7) implica que los costos de transacción son una función de la
posición de liquidez y el nivel de consumo del agente. Se necesitará el siguiente
supuesto en &(.,.).
Supuesto 3: &(.,.) es continuamente diferenciable y &L<0, &LL>0, &c>0, &cc>0,
y &cL<0.
Las condiciones de primer orden para el problema de maximización restringida
son las siguientes:
Lt = Lt+1B(1+r)
[
u’(ct ) = Lt 1 +
(9)
(u&(Lt,ct )
uct
]
(10)
(Rm - R)
u & uL
= R
uL um
(11)
(Rd - R)
u & uL
= R
uL ud
(12)
(Rf - R)
u & uL
= R
uL uf
(13)
(Rd - R) (1 - Rt )
u & uL
= R
uL ub
(14)
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
120
Como uL/um = 1, escribimos de nuevo las derivadas parciales de la función
agregadora de liquidez:
(Rd - R)
uL
=
(Rm - R)
ud
(15)
(Rf - R)
uL
=
(Rm - R)
uf
(16)
uL
(Rb - R) (1 - Rt )
=
ub
(Rm - R)
(17)
Utilizando el supuesto de homogeneidad lineal podemos escribir la función agregadora de liquidez como la suma de la liquidez que proveen todos los activos denominados en moneda doméstica (LD) y la que proveen activos extranjeros (LF).
Lt = mt +
(Rd - R)
(R - R)
(R - R)
. dt + f
. ft + b
. (1 - R) . bt = LDt + LFt
Rm - R
Rm - R
Rm - R
(18)
Las ponderaciones indican cuánta liquidez puede obtener un agente con una
unidad de cada uno de estos activos monetarios.
A partir de la ecuación (18) pueden calcularse índices de liquidez que conformarían una estimación del grado de liquidez relativa de cada instrumento. Esto
es importante porque, a pesar de que, generalmente, el efectivo extranjero se
piensa sustituye la función de medio de pago en una economía con problemas,
y que los depósitos denominados en moneda extranjera sustituyen la función
de reserva de valor, no es extraño pensar en la posibilidad de que grandes
cantidades de agentes económicos estén acaparando moneda extranjera en
efectivo como reserva de valor (a causa de los costos bancarios quizá)16, y también se podría pensar, como indica Morón, que en épocas de grandes inflaciones
los agentes estén dispuestos a recurrir a fórmulas más costosas para proteger
su dinero; por ejemplo, estarán en la disposición de acudir al banco más a menudo para realizar retiros de efectivo extranjero para luego cambiarlo por moneda
doméstica o realizar compras directamente, dependiendo del caso.
16
Feige et al. (2002) sugiere que aquella parte del efectivo extranjero que está siendo utilizado con tales propósitos debe incluirse en las mediciones de SA y no SM.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
121
Dado que los índices de liquidez conforman una estimación del grado de liquidez relativa que se obtiene de cada instrumento, a partir del modelo se puede
conseguir una medida de SM interpretada como la razón de liquidez obtenida
a partir de activos denominados en moneda extranjera a liquidez total. A saber:
SM = LF/(LD + LF).
SMt =
(Rf - R) ft + (Rb - R) (1-Rt )bt
(Rm - R)mt + (Rd - R)dt + (Rf - R)ft + (Rb - R)(1 - R)bt
(19)
En la medición de SA utilizaremos la siguiente ecuación:
t=
SA
ft + bt
mt + dt + ft + bt
(20)
Aun cuando no se tengan medidas estadísticas del efectivo extranjero, el problema puede ser omitido en razón de que, dada una especificación de la función
de costos de transacción (ecuación 7), se puede obtener una medida de liquidez
(L), provistos de los valores de c, r y P. Luego, despejando ft de la ecuación (18),
obtenemos un valor estimado del efectivo extranjero.
La especificación utilizada será una cuadrática que provee originalmente Rebelo
y Végh (1995) y que también utiliza Morón (1997) porque simplifica los cálculos.
Es la siguiente:
&(Lt,ct) = ct . v(Lt /ct ) = ct [(Lt /ct)2 - Lt /ct + 1/4]
(21)
Manipulando (11) tenemos que:
(Rm - R)
uv
= ct .
R
uL
(22)
A partir de (22), y utilizando los valores reales de c, r y P estimamos:
^
L=
[ C2 ][ RR ]
m
Donde LP < 0, Lr < 0 y Lc > 0
(23)
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122
Luego, despejando en (18) obtenemos:
^
ft =
R - Rm ^
. Lt + R - Rm . mt + R - Rd . dt + R - Rb . bt
R - Rf
R - Rf
R - Rf
R - Rf
(24)
Algunas consideraciones sobre la data y su uso para la estimación del modelo
• El período de estudio comprendía 1985-2003. La idea original consistía en
partir desde el mes de enero de 1985 hasta el último dato disponible del
2003, que era junio. El problema con esto radica en que a partir del mes
de febrero de 2003 entra en vigencia un régimen de control cambiario que
fija el tipo de cambio en 1.600 Bs./$, y para los fines que persigue el modelo,
hemos considerado importante la inclusión de datos que reflejen comportamientos y expectativas generados en mercados libres. Para los casos de
controles anteriores (i.e., los implantados entre 1994 y 1996), se han utilizado
datos del mercado paralelo, que generosamente ha aportado Santander
Central Hispano Investment. Por regla general, en estos casos habrá alguna
forma de medir el tipo de cambio paralelo. En aquel control cambiario se
hizo muy popular el tipo de cambio brady, y para el control de 2003 se ha
difundido mucho el tipo de cambio Cantv. Aun cuando el cálculo de este
último indicador resulta relativamente sencillo, no hemos podido disponer
de la data necesaria para su construcción y nos hemos visto en la necesidad
de acortar el período a enero 1985-enero 2003.
• Las estadísticas sobre pasivos en moneda extranjera en el sistema financiero
venezolano se obtuvieron a partir de los boletines mensuales que publica el
Banco Central de Venezuela (BCV), y fueron recolectadas según la clasificación del propio BCV: bancos comerciales y universales17, bancos hipotecarios,
Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo, bancos de inversión,18 Banco de
Desarrollo Agropecuario y Banco de los Trabajadores de Venezuela. Cada
uno de estos subsistemas divide también sus pasivos en moneda extranjera
en determinados instrumentos, entre los cuales resultan más importantes los
depósitos, y las obligaciones a la vista y a plazo. Es importante notar que
estas clasificaciones de los instrumentos también suelen cambiar con el paso
del tiempo, pudiéndose eliminar o agregar una categoría dentro de cualquiera
de los subsistemas.
17
Para Venezuela, los bancos universales aparecen a mediados de la década de los noventa.
Específicamente, el primer Boletín Mensual que hace mención del término es el de marzo
de 1997; anteriormente eran simplemente bancos comerciales.
18
Antes de noviembre de 1993 a los bancos de inversión se les denominaba “sociedades
financieras,” para los fines del Boletín Mensual del BCV.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
123
• Sólo fueron registrados los pasivos bancarios (tanto nacionales como internacionales) pertenecientes al público. Se hizo caso omiso al comportamiento
de las cuentas gubernamentales, empresas del Estado y otras instituciones
financieras, por considerar que en algún momento sus conductas, por razones
legales y/o institucionales, podrían ser no “racionales,” distorsionando la actuación del agente representativo individual.
• Dado que para la estimación del modelo se necesitan los rendimientos de
cada uno de los instrumentos financieros introducidos y éstos no se consiguen
con facilidad, resulta simplificador incluir aquellos subsistemas que conforman
la mayor proporción dentro de la totalidad del sistema. La suma de los bancos
comerciales y universales, junto con el Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo, aportan en promedio poco más del 97% de los pasivos en moneda extranjera dentro del sistema financiero nacional. Adicionalmente, para mayor
simplificación se han constituidos los diferentes instrumentos en uno solo,
que denominaremos “depósitos en moneda extranjera en el sistema financiero
nacional” (DME)19.
• Las estadísticas sobre depósitos en moneda extranjera en el sistema financiero
nacional presentan serios problemas de continuidad y consistencia en el periodo julio 1996-junio 1999, que ponen en duda su confiabilidad. Se observan,
principalmente, datos muy por debajo de lo que indica la tendencia, algunos
incluso nulos. Por esta razón se decidió dividir el período de estudio, obviando
esta sección de los datos, y manifestando que ninguna de las conclusiones
que se obtendrían a partir de su inclusión la consideraríamos válida.
• Los pasivos que mantienen los bancos estadounidenses con el público venezolano se dividen en tres categorías: i) depósitos, ii) obligaciones a corto
plazo del tesoro de los EE UU. y iii) otros pasivos. Los tres renglones fueron
sumados para formar uno solo20 que servirá de proxy para los depósitos
mantenidos por venezolanos en el exterior y que hemos de denominar “depósitos en moneda extranjera en el extranjero” (DMEE). En todo caso, será
una medida que marca un límite inferior, ya que no hemos considerado otros
19
Originalmente, la banca comercial y universal contaba con tres instrumentos, que son
depósitos, obligaciones a la vista y obligaciones a plazo; a partir de julio de 1996, los últimos
dos desaparecen de la publicación, quedando sólo los depósitos. Con respecto al Sistema
Nacional de Ahorro y Préstamo, originalmente cuenta con dos instrumentos, depósitos y
obligaciones a plazo. En julio de 1996 desaparece la partida de obligaciones, quedando
únicamente los depósitos, que también desaparecen para el período julio 1993-octubre 1998.
Los datos más consistentes tienen que ser los de la partida de “depósitos” de la banca comercial y universal.
20
De los tres, los “depósitos” conforman, en promedio, aproximadamente 96% de la totalidad.
124
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
países en donde posiblemente agentes nacionales mantengan activos financieros. Los datos originales se encuentran medidos en dólares norteamericanos
y se procedió a transformarlos en bolívares, utilizando el respectivo tipo de
cambio promedio mensual “efectivo” (i.e., sustituyendo por mercados paralelos de ser necesario).
• El rendimiento de los DME se ha aproximado con el uso de la tasa de los
certificados de depósitos a plazo de 90 días en EE UU. La razón para esto
estriba en que las tasas de interés que pagan estos depósitos en Venezuela,
rara vez aparecen en las estadísticas del BCV, aunque debemos afirmar que
sí se puede conseguir esporádicamente la de uno u otro mes, pero no lo suficiente como para crear alguna serie temporal.
• Para representar el consumo dentro del modelo, se ha hecho necesario interpolar el gasto de consumo final privado base 1997 utilizando como serie
relacionada el índice de ventas del sector comercial para el área metropolitana
de Caracas a precios constantes, publicados ambos por el BCV21. Se aclara
que a partir de enero de 1992 el índice que se publica ya no abarca sólo a
Caracas, sino también a otras de las principales ciudades del país. Otra importante acotación tiene que ver con la discontinuación de este índice a partir
del mes de enero de 2003. En su lugar se publican unos índices de ventas
al por mayor, al por menor y otro general con diferente base periódica. En
razón de que los nuevos índices que empezaron a publicarse en enero de
2003 mostraban datos desde enero de 2000, y que las tasas de variación del
índice original no concordaban exactamente con ninguno de los tres nuevos
índices, se buscó la manera de “empalmar” alguno de estos nuevos índices
a la serie original, y se recurrió al método de la regresión. Se regresaron
aquellos datos que se encontraban solapados y se obtuvieron resultados para
cada uno de los tres nuevos índices regresados con el índice antiguo. Los
resultados no se muestran por razones de espacio y los mismos indican que
el índice general y el de minoristas se ajustan mejor que el índice de mayoristas.22 De estos dos hemos tomado el de la correlación más alta, que pertenece al índice general, para continuar la serie desde enero de 2002 hasta
enero 2003.
• Para el cálculo de las estimaciones de SA y SM se han utilizado cuatro (4)
juegos de datos, cuyas características, atendiendo a la periodicidad y a la
21
El software utilizado fue Matlab® versión 6 y el método de interpolación fue de Fernández
(1981). “Methodological note on the estimation of time series”, Review of Economic and
Statistics, vol. 63, n 3, pp. 471-478.
22
Los datos de este apartado fueron procesados utilizando el software estadístico SPSS© 7.5.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
125
forma en que se ha construido cada variable necesaria para la estimación
del modelo se explican a continuación:
- De los cuatro juegos, dos corresponden a series de tiempo largas (enero
1985-enero 2003) y dos a series de tiempo cortas (marzo 1991-enero 2003).
A las largas se les identificará con un uno (1) y a las cortas con un dos (2);
(i.e., data 1 y data 2). La diferencia esencial entre las series largas y cortas es
que las últimas incluyen activos nacionales adicionales, como son los depósitos de ahorro y saldos de la deuda pública nacional (DPN).23
- A su vez, la data 1 y data 2 se subdividen de acuerdo con el tipo de rendimiento que se ha incluido para los activos denominados en moneda extranjera.
En el caso en que sólo se haya especificado la tasa de interés respectiva del
activo, se identificará con una “a”. En caso de haber incluido, además de la
tasa de interés, la depreciación del bolívar, la data se identificará con una
“b”24. Así tendremos los cuatro juegos de data ya mencionados, datas 1a, 1b,
2a y 2b.
Estimación de sustitución de moneda y sustitución de activos
Las estimaciones realizadas de SM y SA utilizando el modelo Divisia presentado
en la sección III, desembocan en el uso de las razones (19) y (20) del mismo
apartado, respectivamente.
Como ya se mencionó, cuatro juegos de datos distintos fueron utilizados en estos
cálculos. Se muestran a continuación los gráficos correspondientes a la data 1a
y data 1b. Los recuadros de color gris son períodos que no se consideran en lo
absoluto por la confiabilidad limitada de la data.
23
Estos activos en M/N no se incluyeron en una serie larga porque sus estadísticas sólo están
disponibles a partir de finales de los ochenta y principios de los noventa.
24
La inclusión de la depreciación sirve para reflejar la noción de que los agentes económicos
no sólo se interesan por los rendimientos provenientes del tipo de interés que paga un activo extranjero, sino que además le dan importancia al tipo de cambio como posible marcador de ganancias. En el caso del efectivo extranjero, el rendimiento ya no sería nulo, sino
positivo o negativo de acuerdo con si el bolívar se aprecia o deprecia con respecto al dólar
estadounidense. Situación análoga se presenta con los activos rendidores de intereses en
moneda extranjera: su rendimiento puede aumentar o disminuir de acuerdo con el movimiento del tipo de cambio.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
126
Gráfico 1
Sustitución de activos. Data 1a
%
0,990 –
0,980 –
0,970 –
0,960 –
0,950 –
0,940 –
0,930 –
0,920 –
0,910 –
0,900 –
0,890 –
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
0,880 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Gráfico 2
Sustitución de activos. Data 1b
%
1,000 –
0,980 –
0,960 –
0,940 –
0,920 –
0,900 –
0,880 –
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
0,860 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
Gráfico 3
Sustitución de moneda. Data 1a
%
0,990 –
0,980 –
0,970 –
0,960 –
0,950 –
0,940 –
0,930 –
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
0,920 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Gráfico 4
Sustitución de moneda. Data 1b
%
0,990 –
0,980 –
0,970 –
0,960 –
0,950 –
0,940 –
0,930 –
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
0,920 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
127
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
128
Lo primero que tiene que saltar a la vista luego de ojear los gráficos tienen que
ser los niveles sumamente elevados que se han calculado para ambos fenómenos,
inclusive para SA, el cual se esperaría tuviese un nivel significativamente mayor.
Sin embargo, se observa que para algunos cortos períodos de tiempo, la SM
puede llegar a ser, incluso, mayor que la SA. Esto contradice nuestra hipótesis
inicial de que los niveles de SA debían estar muy por encima de SM, porque el
bolívar todavía es utilizado como medio de pago preferencial.
Para ir un poco más lejos, hemos calculado la razón tradicional de dolarización,
la cual a nuestro entender es una representación aproximada de SA, y se presenta
a continuación en el gráfico 5.
Gráfico 5
Razón tradicional de dolarización (DME+DMEE/M2+DMEE)
% de M2 + DMEE
0,70 –
0,60 –
0,50 –
0,40 –
0,30 –
0,20 –
0,10 –
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
0,00 –
Fuente: BCV. Treasury international capital reporting system (TICRS). Elaboración propia.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
129
Gráfico 6
Comparación de mediciones de sustitución de activos
– 1,000
0,60 –
– 0,980
0,50 –
– 0,960
0,40 –
– 0,940
0,30 –
– 0,920
0,20 –
– 0,900
0,10 –
– 0,880
0,00 –
– 0,860
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
%
0,70 –
Raztrad (eje izquierdo)
Data 1b
Data 1b
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Se observa claramente cómo los niveles de SA obtenidos a partir del modelo
Divisia, y los que arrojan la razón tradicional, difieren enormemente. La media
para el gráfico 1 está alrededor de 0,946 y la del gráfico 2 se aproxima a 0,952,
mientras que la media de la razón tradicional es 0,428. Hecha esta observación
y obviando el problema de los niveles, podemos también mencionar lo que parecen ser algunas coincidencias en el patrón de cambio o tendencias de las tres
series (razón tradicional, SA con datas 1a y 1b). El gráfico 6 constituye una
comparación.
Este gráfico (6), que presenta las estimaciones de SA utilizando tanto el modelo
Divisia como la razón tradicional, nos permite realizar algunas aseveraciones
acerca de sus patrones de comportamiento. Entre el período abril 1989-mayo
1996, aproximadamente, se observa, por ejemplo, una caída y aumento sustancial
de los niveles de SA para las tres mediciones. Si detallamos un poco más podemos ver también que entre enero 1985 y julio 1988, aproximadamente, y para
otras fechas en adelante, la estimación utilizando la data 1b tiende a seguir pero
en forma exagerada las fluctuaciones que se presentan en la estimación con la
razón tradicional, cuestión que no se observa en igual magnitud con las estimaciones de la data 1a, sugiriendo que la inclusión de la tasa de depreciación
tal vez no haya sido una idea equivocada. Para el período que sigue a junio
1999, las estimaciones con data 1b y la razón tradicional pareciesen mantener
un comportamiento similar en el corto plazo, pero la media de las primeras
parecen haberse desplazado permanentemente hacia un nivel superior. Hay que
130
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
tener, sin embargo, sumo cuidado con estas últimas observaciones, puesto que
no provienen de un análisis estadístico riguroso.
El problema de los altos niveles de SA estimados a partir del modelo puede justificarse con base en la metodología utilizada para realizar los cálculos del
efectivo extranjero. Si regresamos a la sección III, específicamente a la ecuación
(20), notaremos que el efectivo extranjero (f ) forma parte, tanto del numerador
como del denominador, y que si este número es lo suficientemente grande como
para opacar el resto de los términos (como resulta ser en nuestros cálculos), la
razón estará bastante cerca de uno (1), pero mostrará oscilaciones semejantes
a las que se presentarían si el término f fuese relativamente más pequeño. Para
determinar el por qué de un f tan elevado en nuestras estimaciones, debemos
recordar que dicho término proviene de un despeje que se ha hecho de la
ecuación (18), que a su vez se hace posible resolviendo para L en la ecuación
(23). Ahora, la forma de la ecuación (23) dependerá en gran medida de la tecnología de transacción que se ha optado por utilizar, y la nuestra corresponde
a una tecnología que se ha especificado de forma cuadrática (ver ecuación 21).
Dado que L es el único término positivo una vez despejada la ecuación (18), el
valor de f será influenciado enormemente por dicho término, y éste, a su vez,
por la forma específica de la función de costos de transacción ya mencionada.
La utilización de tecnologías alternativas como una especificación Cobb-Douglas
o elasticidad de sustitución constante (CES), presentan el problema de tener que
estimar parámetros adicionales (uno para Cobb-Douglas y dos para CES), antes
de poder sustituir por las variables conocidas, y allí la ventaja de utilizar una
especificación cuadrática como se ha hecho. Sin embargo, una errónea especificación de la función de costos de transacción podría resultarnos en estimaciones
sesgadas. Márquez (1985:20), por ejemplo, señala “porque los mercados financieros en Venezuela son significativamente ‘menos maduros’ que los mercados
financieros en EE UU y Canadá, es posible que la CES provea una útil primera
aproximación a la tecnología de transacción en Venezuela”. Para evaluar el efecto
que tiene el uso de otras especificaciones, hemos calculado L con las otras dos
especificaciones, sustituyendo el parámetro de la Cobb-Douglas por un número
al azar y los parámetros de la CES, uno al azar y otro con el que obtiene Márquez (1985)25. El siguiente gráfico muestra estos resultados:
Márquez obtiene R para una muestra que obviamente comprende datos antes de 1985. Los
hemos utilizado sólo con fines demostrativos y por ninguna razón debe confiarse en su
precisión, para el período objeto de nuestro estudio. Lo mismo aplica, aún con mayor rigurosidad, para los parámetros establecidos al azar. Repetimos, sólo se ha estimado L con fines
demostrativos.
25
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
131
Gráfico 7
Cálculos de Lt con múltiples tecnologías de transacción
MM de Bs.
1.400.000 –
MM de Bs.
– 65.000
1.200.000 –
– 55.000
1.000.000 –
– 45.000
800.000 –
– 35.000
60.000 –
– 25.000
40.000 –
– 15.000
20.000 –
– 5.000
0–
–
1985 –
1986 –
1987 –
1988 –
1989 –
1990 –
1991 –
1992 –
1993•
–
1994 –
1995 –
1996 –
1997 –
1998 –
1999 –
2000 –
2001 –
2002 –
2003 –
– -5.000
Cuadrática (eje izquierdo)
Lt c ES
Lt COBB-DOUGLAS
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Las estimaciones muestran resultados similares para los patrones de comportamiento de las distintas estimaciones de L, exhibiendo una aparente volatilidad
mayor con las especificaciones CES y Cobb-Douglas, en especial esta última.
Queda demostrado, entonces, que los niveles de L y, por tanto, f, dependen en
buena medida de la tecnología de transacción, pero su comportamiento tiende
a asemejarse, lo que en cierto modo valida el análisis de las estimaciones obtenidas para SA y SM, al menos en lo que se refiere a su comportamiento en el
tiempo. Naturalmente, si nos valemos de la experiencia, los resultados que se
han obtenido en los primeros cálculos no parecen verosímiles, y la evidencia
anecdótica no sugiere niveles tan altos para ninguno de los dos fenómenos,
sustancialmente en SM.
Los patrones de comportamiento para SM, a diferencia de SA, no pueden compararse con una medida aproximada (como la razón tradicional), pues no tenemos
conocimiento de alguna de ellas. Devolviéndonos a ver los gráficos 3 y 4, observamos cuán parecidas son las estimaciones. De hecho, si las observamos en
un solo gráfico, podemos apreciarlo mejor:
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
132
Gráfico 8
Comparación de mediciones de sustitución de moneda
%
0,990 –
0,980 –
0,970 –
0,960 –
0,950 –
0,940 –
0,930 –
0,920 –
0,910 –
Data 1a
–
–
2003 -
–
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
1997 -
–
1996 -
–
1995 -
–
1994 -
–
1993•
–
1992 -
–
0,890 –
1991 -
0,900 –
Data 1b
Fuente:BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Las únicas diferencias que pueden observarse se encuentran en el período julio
1985-marzo 1989, y se explica en términos del modelo como un período en el
cual los rendimientos de los depósitos en moneda extranjera (DME) fueron superiores a los de los depósitos en moneda nacional (DMN) a causa de la suma
de la depreciación del bolívar como generador de ganancias en la data 1b. Para
el resto del período (hasta noviembre de 2002), el rendimiento máximo fue el
de los DMN, sin excepción, por lo que las mediciones de SM se hacen
idénticas.
Con pretensiones de hacer las estimaciones de SM y SA teóricamente más consistentes, hemos utilizado dos juegos de data que incluyen activos nacionales
adicionales como son los depósitos de ahorro y los saldos de DPN. La intención
de este procedimiento es que el modelo considere un conjunto importante de
activos denominados en moneda nacional, además de los ya registrados en la
data 1 y cuya introducción no se pudo hacer con anterioridad por limitaciones
en sus series temporales. Porque los bonos DPN generalmente ofrecen rendimientos mayores que otros activos nacionales, su inclusión dentro de la estimación quedará reflejada como el “activo o bono puro”26, por lo que podrían presentarse algunas diferencias. A continuación reproducimos los gráficos:
26
En las estimaciones con la data 1, regularmente los depósitos nacionales a plazo constituían
el bono puro.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
133
Gráfico 9
Sustitución de activos. Data 2a
%
0,960 –
0,940 –
0,920 –
0,900 –
0,880 –
0,860 –
0,840 –
0,820 –
0,800 –
–
–
–
2003 2003 -
–
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
1997 -
–
1996 -
–
1995 -
–
1994 -
–
1993•
–
1992 -
–
0,760 –
1991 -
0,780 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Gráfico 10
Sustitución de activos. Data 2b
%
0,960 –
0,940 –
0,920 –
0,900 –
0,880 –
0,860 –
–
–
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
1997 -
–
1996 -
–
1995 -
–
1994 -
–
1993•
–
1992 -
–
0,820 –
1991 -
0,840 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
134
Gráfico 11
Sustitución de moneda. Data 2a
%
0,970 –
0,960 –
0,950 –
0,940 –
0,930 –
0,920 –
0,910 –
0,900 –
0,890 –
–
–
–
2003 2003 -
–
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
1997 -
–
1996 -
–
1995 -
–
1994 -
–
1993•
–
1992 -
–
0,870 –
1991 -
0,880 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Gráfico 12
Sustitución de moneda. Data 2b
%
0,970 –
0,960 –
0,950 –
0,940 –
0,930 –
0,920 –
–
–
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
1997 -
–
1996 -
–
1995 -
–
1994 -
–
1993•
–
1992 -
–
0,900 –
1991 -
0,910 –
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
135
Los primeros dos gráficos (9 y 10) corresponden a las estimaciones de SA con
la serie corta, sin depreciación y con ella, respectivamente. Los siguientes dos
muestran las mediciones de SM en forma análoga. En general, los niveles de los
fenómenos estimados ahora son ligeramente menores que los obtenidos con la
data 1, y se explica por la presencia de activos nacionales adicionales en el denominador del cociente de las ecuaciones (19) y (20). Sin embargo, las razones
no son lo suficientemente bajas como para dejar de pensar que una función de
costos de transacción alternativa arrojaría mejores resultados.
Con fines comparativos se grafican estas mediciones de SA obtenidas a partir
del modelo, junto con las resultantes para la razón tradicional (gráfico 13) y
concluimos diciendo que las tendencias, al menos hasta junio de 1996, parecen
similares.
Gráfico 13
Comparación de mediciones de sustitución de activos
%
0,60 –
– 0,960
– 0,940
0,50 –
– 0,920
0,40 –
– 0,900
– 0,880
0,30 –
– 0,860
0,20 –
– 0,840
0,10 –
Raztrad
– 0,800
–
–
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
1997 -
–
1996 -
–
Data 2a
1995 -
–
1994 -
–
1993•
–
1992 -
–
1991 -
0,00 –
– 0,820
Data 2b
Fuente: BCV. Estadísticas financieras internacionales (IFS). Elaboración propia.
En los nuevos gráficos de SM (11 y 12) no se observa ningún patrón en particular.
Conclusiones
Los procesos de SM y SA, si bien parecen sencillos, son difíciles de cuantificar.
Las mediciones tradicionales de la dolarización de facto resultan ser, en el mejor
de los casos, aproximaciones al valor real de SA y deben manejarse con
cautela.
136
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
En un intento de lograr estimaciones teóricamente consistentes, la presente investigación ha ensayado la implementación de un modelo basado en la literatura
Divisia, que sin duda tiene sus limitaciones, pero rara vez un modelo está libre
de ellas. Entre algunas de las más importantes pueden mencionarse la falta de
datos estadísticos para ciertas variables importantes, como sería en nuestro caso
las tasas de interés de los depósitos denominados en moneda extranjera (DME),
los mismos DME en un espacio de tiempo y el consumo en periodicidad mensual. Adicionalmente, la especificación de la función de costos de transacción
que se utilice tendrá un efecto significativo sobre los resultados obtenidos.
Extendiéndonos en el problema de las estadísticas, nuestra insistencia en incluir
en el modelo empírico activos nacionales suficientes como para reflejar la realidad de la situación venezolana, nos ha conducido a la consideración de juegos
de data distintos para la estimación del modelo. Suplementariamente, estos
juegos de data se han subdividido, para tomar en cuenta la depreciación como
un rendimiento adicional.
En cuanto a la especificación de los costos de transacción, se ha hecho necesaria
la utilización de una función cuadrática, que tiene la ventaja de aligerar sustancialmente las estimaciones de SM y SA. Se ha introducido la idea de que existe
una buena probabilidad de que especificaciones alternativas arrojen resultados
similares en relación con el patrón de comportamiento de los fenómenos. Aun
cuando existe cierto indicio de que una función CES sería la indicada, el trabajo
de Márquez (1985) no se dedica a esta verificación y la determinación de la especificación ideal sería objeto de un estudio aparte. Complementando, hemos
de concluir también que los niveles de SM y SA parecen elevados en exceso,
producto, pensamos, de la misma especificación de los costos de transacción.
Dependiendo de la data que se utilice, los niveles de SM y SA pueden variar
entre 90,4%-97,8% y 83,5%-98,5%, respectivamente, niveles estos suficientemente
elevados como para poner en duda su veracidad y dejar sin comprobación
nuestra hipótesis de que en Venezuela la SA es significativamente mayor que la
SM. Por otra parte, si consideramos las mediciones de SA por separado y las
comparamos con las de la razón tradicional de dolarización (que pudiera ser
una proxy de SA), notamos que son muy distintas: utilizando las datas 1a y 1b
se obtienen medias aproximadas de 94,6% y 95,2%, respectivamente, mientras
que la razón tradicional arroja una media de 42,8%. Esto, en conjunto con la
escasa diferencia entre las mediciones de SM y SA obtenidas a partir del modelo
Divisia, podrían ser señales de que el grado o nivel de los fenómenos en cuestión, no son del todo certeros ni confiables, y que otros métodos (incluyendo
una reformulación del presente) deben ser abordados.
El patrón de comportamiento de SA calculado con el modelo se asemeja, hasta
cierto punto, a la razón tradicional de dolarización, que a su vez podría constituir
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
137
una buena proxy de SA. Sobre SM, sin embargo, no podemos colegir un enunciado similar, pues no hay elemento de comparación.
Recomendaciones
En función de las conclusiones a las que llegó la presente investigación, es posible realizar las siguientes recomendaciones:
1. Si los fenómenos de SM y SA desean ser medidos de acuerdo con la definición
que se les ha dado en este trabajo, resulta ineludible tratar de separar las funciones que le son atribuibles a los distintos activos mantenidos por los agentes.
No es suficiente “suponer” que el efectivo extranjero y nacional es utilizado para
transar y que los activos rendidores de intereses son utilizados como reserva de
valor. Es imperioso introducir la idea de que el efectivo (en especial el extranjero) es posiblemente un activo de reserva de valor y que activos generadores
de intereses pueden asumir el papel de medio de pago. Una forma interesante
de hacer esto es a través del modelo Divisia que se ha presentado a lo largo de
este estudio. Este modelo, sin embargo, requiere una estimación del efectivo
extranjero en circulación y, en caso de su ausencia, su estimación está sujeta a
una especificación certera de la tecnología de transacción en el país. Dos caminos pueden tomarse: i) o se estima por otros medios adecuados el efectivo extranjero o ii) se investiga y verifica la “verdadera” función de costos de transacción
para Venezuela. Cualquiera de estos dos procedimientos tenderá a conducir a
estimaciones más confiables de SM y SA.
2. Adicional a la estimación del efectivo en moneda extranjera, es también necesaria la correcta recopilación y clasificación de los pasivos mantenidos en
moneda extranjera por el sistema financiero nacional, en conjunto con sus respectivos rendimientos. Datos estadísticos marcadamente no confiables para
ciertos períodos, pone en juego la credibilidad de buena parte de la serie.
3. Los activos, tanto nacionales como extranjeros, a ser utilizados para las estimaciones, deben ser objeto de estudio aparte. Aun cuando la especificación
ideal sería la introducción de todos los activos mantenidos por los agentes, incluyendo también bonos y acciones, la búsqueda de relaciones entre los fenómenos y otras variables de interés puede desvirtuarse, si de hecho la tenencia
de los distintos activos responden a distintos fundamentos. La dificultad para
obtener datos estadísticos sobre activos financieros mantenidos en el exterior,
también es otro problema que amenaza a la exactitud que se pueda alcanzar
en la medición de SM y SA.
4. La medición y contrastación de SM se hace mucho más complicada que SA
por la inexistencia de medidas proxy. La estimación de alguna ligera aproximación habría de ayudar a su formulación más precisa.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
138
5. El estudio de la moneda extranjera exclusivamente en su función de unidad
de cuenta, ha estado por completo marginada. En Venezuela, donde el tipo de
cambio guarda estrecha relación con el nivel de precios, el estudio de tal proceso
sería una contribución importante a la literatura. Es común observar, por ejemplo, cómo en la rama inmobiliaria los precios son fijados en dólares y pagaderos
en bolívares. La existencia de una ley que fija el tipo de cambio a utilizarse para
el alquiler de locales comerciales es un claro ejemplo de cómo se ha “institucionalizado” una moneda extranjera como unidad de cuenta.
Apéndice 1. Desarrollos matemáticos
A continuación se presentan algunos desarrollos del modelo Divisia:
La ecuación (15) se obtiene dividendo (12) y (11), considerando que uL/um = 1:
(Rd - R)
R
(Rm - R)
R
=
u&uL
uLud
u&ud
uLum

(Rd - R)
(Rm -R)
=
uL
ud
(15)
De forma análoga se obtienen (16) y (17); dividiendo (13) y (14), cada una de
ellas, entre (11).
(Rf - R)
R
(Rm - R)
R
=
u&uL
uLuf
u&uL
uLum
(Rb - R) (1 - Rt )
R
(Rm - R)
R
=

(Rf - R)
(Rm -R)
u&uL
uLub
u&uL
uLum

=
uL
uf
(Rb - R) (1 - Rt )
(Rm - R)
(16)
=
uL
ub
(17)
Roberto E. Ferrer / Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación…
139
La derivación de la ecuación de L (26) utilizando la función de costos de transacción cuadrática es como sigue:
Desarrollando uv/uL,
(
uv
= 2
uL
.
)
Lt 1
1
(2CtLt ) - Ct2
C

 t3 . (2Lt-Ct )
Ct Ct
Ct3
Ct
Ct
Multiplicando el último término por Ct (ver ecuación 24),
Ct 2
C t3
. (2Lt-Ct ) 
1
Ct
. (2Lt-Ct )
Igualando a (Rm - R)/R (ver ecuación 25) y despejando,
2Lt - Ct (Rm - R)
C (R - R)
 2Lt = t m
=
+ Ct
Ct
R
R
 2Lt =
Ct Rm
- Ct
R
[
]

Ct Rm
2 R
.
Ct Rm
R
CR
R
+ Ct  2Lt = t m  Lt =
R
R
2
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Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 143-173 • ISSN: 0005-4720
John Kenneth Galbraith:
crítico de la sabiduría convencional
Maza Zavala
Domingo F. Maza Zavala*
Resumen
El fallecimiento de John Kenneth Galbraith el 29 de abril de 2006 motiva este
ensayo sobre su obra como economista con gran influencia en el pensamiento contemporáneo. Analista de la sociedad estadounidense en sus aspectos
económicos, sociales, institucionales y culturales, destacó sus debilidades e
inconsistencias, así como la incapacidad de lo que llamó la sabiduría convencional para interpretarla y orientar las soluciones adecuadas. La alianza entre
el Estado y las grandes corporaciones oligopólicas fue examinada por Galbraith que la calificó como nuevo Estado industrial. Hizo la radiografía de la
organización y el funcionamiento de aquellas corporaciones en su proyección
transnacional, identificándola como una tecnoestructura, de la cual están excluidas los accionistas como tales. La inestable prosperidad de la economía
estadounidense es la base de la sociedad opulenta, caracterizada por Galbraith con maestría crítica.
Palabras clave: John Kenneth Galbraith / Pensamiento económico / Economía
EE UU
Código JEL: A1; B3
* Doctor en Economía, Universidad Central de Venezuela. Individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE). Director del Banco Central de Venezuela.
Correo electrónico: [email protected]
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
144
Abstract
The death of John Kenneth Galbraith last April 29, 2006 was a motif to write
this essay on his work as an economist with a far-reaching influence in the
contemporary thought. In analyzing the institutional, social, cultural and economic events of the US society, Galbraith disclosed its weaknesses and inconsistencies and the failure of what he called “the traditional thought” representatives to interpret such facts and to lead adequate solutions. Galbraith gave
careful thought to the alliance between the US Government and big oligopoly corporations and named it the new industrial State. Also, he examined in
depth the organizational structure and functioning of such corporations in a
multinational forecast, and defined it as a technical structure including no
stockholders at all. The unstable US economic prosperity has been the basis
of an opulent society so brilliantly analyzed by Galbraith.
Key words: John Kenneth Galbraith / Economic thought / US economy.
JEL Code: A1; B3
Resumo:
O falecimento de John Kenneth Galbraith o 29 de abril do 2006 motiva este
ensaio sobre sua obra como economista com grande influência no pensamento contemporâneo. Analista da sociedade estadounidense em seus aspectos
econômicos, sociais, institucionais e culturais, destacou suas debilidades e
inconsistências, bem como a incapacidade do que chamou a sabedoria convencional para interpretá-la e orientar as soluções adequadas. A aliança entre
o estado e as grandes corporações oligopólicas foi examinada por Galbraith
que a qualificou como novo Estado industrial. Fez a radiografia da organização
e o funcionamento daquelas corporações em sua projeção multinacional, identificando-a como uma tecnoestructura, da qual estão excluídas os acionistas
como tais. A instável prosperidade da economia estadounidense é a base da
sociedade opulenta, caracterizada por Galbraith com maestria crítica.
Palavras chave: John Kenneth Galbraith / Pensamento econômico / Economia
EUA
Código JEL: A1; B3
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
145
Résumé:
Le décès de John Kenneth Galbraith le 29 Avril 2006 emmène cet essai sur son
œuvre comme économiste avec grande influence sur la pensée contemporaine. Un analyste de la société américaine sur ses aspects économiques, sociaux,
institutionnelles et culturelles, il a mis en évidence ses faiblesses et inconsistances ainsi que son incapacité de ce qu’il a nommé “la sagesse conventionnelle” pour l’interpréter et orienter les solutions adéquates. L’alliance entre
l’état et les grandes corporations oligopolistiques a été examinée par Galbraith qui la qualifia de nouvel Etat industriel. Il examina en détail l’organisation
et le fonctionnement de ces corporations dans leur projection transnational
l’identifiant comme une technostructure de laquelle se trouvent exclus les
actionnaires. L’instable prospérité de l’économie américaine est la base de la
société opulente, caractérisée par Galbraith avec une maîtrise critique.
Mots clés: John Kenneth Galbraith / Pensée economique / Economie USA
Code JEL: A1; B3
Introducción
Motivación
El 29 de abril de este año falleció en Cambridge, Estados Unidos, el eminente
científico social John Kenneth Galbraith, sin duda uno de los grandes pensadores
del siglo XX. Había nacido en Canadá el 15 de octubre de 1908, de modo que
tuvo larga vida: 97 años. La desaparición de un creador, de un generador de
ideas, de un analista de la realidad en su perspectiva histórica, como Galbraith,
es motivo y oportunidad para intentar un examen de sus múltiples contribuciones
al conocimiento social y, especialmente, a la ciencia económica.
Galbraith obtuvo el título de Licenciado en Economía Agrícola en la Universidad
de Toronto (Canadá) y el doctorado en la misma disciplina en la Universidad
de California (Estados Unidos). Fue profesor de Economía en las universidades
de Princeton, Cambridge, Bristol y California y catedrático emérito de la Universidad de Harvard; funcionario del Programa New Deal, del presidente Franklin
D. Roosevelt (1933-39), jefe del Servicio de Control de Precios del Gobierno de
Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (1940-43), director de la
Oficina del Departamento Estatal de la Política Económica de Estados Unidos,
en 1946; editor de la revista Fortune (1943-48); asesor económico de los presidente John F. Kennedy y William Clinton; miembro de la American for Democracy Action, presidente de la Academia Americana de Artes y Letras (1984-87)
y miermbro de la Asociación Americana de Economía. Ejerció como Embajador
de Estados Unidos en la India.
146
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
La enumeración de los cargos académicos y administrativos, inclusive diplomáticos, de Galbraith permite apreciar que no fue sólo un pensador, un teórico,
sino también un hombre comprometido con la vida económica, política y social
en funciones públicas. Por tanto, no fue únicamente observador y testigo, sino
también actor de su tiempo y circunstancia. Ejerció en alguna forma el periodismo –como se apreció en su desempeño como director de la revista Fortune– y
escribió novelas y probablemente poemas. Sus inquietudes fueron comparables
a las de Keynes, no circunscritas al quehacer académico, sino extendidas al
campo fértil de la cultura como manifestación de la vivencia humana.
Personalidad
No era, desde luego, un conformista, un cómodo profesor de conocimientos
generalmente aceptados, lo que algunas veces se califica como un economista
“serio”. Era un crítico en el mejor sentido, un procesador de la verdad, consciente
de su relatividad, de su carácter histórico. No se remontaba en sus reflexiones
a los niveles más elevados de la abstracción; sin embargo, su ejercicio mental
era riguroso, al derivar de los hechos y las circunstancias conclusiones que a su
vez eran controvertibles. Su estilo es –en sus obras– directo, para ser leído sin
esfuerzo por la generalidad de los lectores, aunque sus ideas merecen la atención
de los académicos, que le conceden jerarquía y ámbito en los recintos del saber.
No fue, en verdad, un revolucionario como Marx, ni un disidente con respecto
a la estructura de la economía política enriquecida por los grandes pensadores
clásicos, neoclásicos, keynesianos y poskeynesianos; pero sí un practicante de
la dialéctica histórica, al contrastar los principios de la disciplina convencional
con la dinámica real, a veces tranquila en las vecindades de la normalidad y en
otras acelerada hasta los límites de la turbulencia. Podría compararse con John
Stuart Mill en cuanto a su inconformidad con las teorías consagradas como inconmovibles, pero sin abandonar el ámbito de aquéllas. El calificativo de reformista quizás sería inadecuado para situarlo en el mundo evolutivo de las ideas.
Si intentáramos una clasificación de los pensadores que no aceptan pasivamente
las verdades heredadas de los fundadores de la ciencia económica, consideraríamos tres grupos principales. a) los grandes cuestionadores: Malthus, Marx,
Keynes; b) los críticos moderados: Sismondi, J.S. Mill, Knut Wicksell; c) los
eclécticos: Alfredo Marshall, Joseph Schumpeter, Paul Samuelson, Celso Furtado,
Raúl Prebisch. Nuestro autor estaría situado, quizás, en el primer grupo. Probablemente sería justo reclasificar a Celso Furtado y Raúl Prebisch en el grupo de
los grandes cuestionadores; en el caso de Marx, singularmente, en un grupo
especial, de los creadores de una alternativa fundamental de interpretación y
determinación de una nueva ruta para el desenvolvimiento de la humanidad.
Los cuestionamientos que se han hecho a las doctrinas formadoras de la economía
política son de dos clases: i) los que se refieren a algunos aspectos funcionales
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
147
que no afectan la esencia de las teorías; ii) los que constituyen un ataque a los
propios fundamentos de éstas. Con la excepción de Marx, los pensadores críticos
han limitado sus observaciones y reparos a deficiencias o insuficiencias de algunas teorías, en particular su inconsistencia con los hechos, sobre todo en razón
de los cambios históricos ocurridos. Los clásicos y neoclásicos cuidaron la consistencia lógica interna de sus enunciados, pero no tuvieron en cuenta, por lo
general, la prueba empírica, la validación real. Quizás Adam Smith –a quien se
tiene como fundador de la disciplina– fue un ejemplo de realismo, para cuyas
afirmaciones las prácticas de la producción y del intercambio, la evidencia de
los mercados constituyeron el laboratorio indispensable de su obra. Sin embargo,
el propio Smith fue parcialmente cuestionado por Ricardo, que contribuyó notablemente al perfeccionamiento de la teoría del valor y, sobre todo, de la distribución del producto social, que elevó a la categoría de objeto de la economía
política en los adelantos de sus ideas. A. Marshall reunió las vertientes de las
explicaciones clásicas del valor con las neoclásicas sobre este problema capital
de la disciplina económica, para formular la síntesis convencional que abre camino a los conceptos modernos de la formación de los precios, en la convergencia de oferta y demanda (costo de producción y utilidad de los bienes producidos) que, en esencia, fue una modificación importante de la llamada Ley
de Juan Bautista Say: la oferta crea su demanda. Precisamente, Galbraith también
contribuyó a enmendar este principio, a la luz de la experiencia del capitalismo
corporativo del siglo XX: en buena medida la demanda es creada artificiosamente
por los generadores de oferta, mediante la creación de necesidades no esenciales,
inducidas por la publicidad y las técnicas de mercadeo. Keynes, como se sabe,
impugnó la Ley de Say con su teoría de la insuficiencia tendencial de la demanda
efectiva (subconsumo y subinversión), de tal manera que la capacidad de oferta
no se utiliza a plenitud, sino en la medida y en la situación de que el agregado
de empresarios logre temporalmente la optimización de su ganancia (equilibrio
de subempleo).
La actividad múltiple
La inquietud intelectual y vital de Galbraith seguramente lo mantuvo activo y
creativo en su prolongada existencia. El interés por diferentes asuntos no sólo
en el campo de la economía, sino en toda las manifestaciones del quehacer humano, la rica experiencia obtenida en sus servicios a los gobiernos en diferentes
épocas, de guerra y paz, de conflicto y evolución, los agudos contrastes entre
la relativa opulencia y la deprimente miseria, inclusive entre regiones de Estados
Unidos y estratos de la sociedad estadounidense, acicatearon su sensibilidad
social e influyeron en la formación de sus ideas. Los conocimientos de cátedra
y biblioteca no son suficientes para apreciar la diversidad de procesos, valores,
actitudes, experiencias que deriva del encuentro entre lo aprendido y enseñado
y lo que mueve las acciones de los seres humanos. Cultivó todas las modalidades
148
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
que permiten no sólo transmitir sus dudas, sino expresarlas y no para aliviar su
inconformidad, sino para buscar respuestas y plantear proposiciones que sean
útiles al conocimiento real. Así lo hizo en conferencias, declaraciones de prensa,
artículos de elevada difusión, sin eludir las controversias, sin refugiarse en los
medios académicos para el ejercicio de la pura especulación. Aceptó el desafío
de un programa exigente de televisión, en Inglaterra, para cautivar a los televidentes con la historia de las ideas económicas, expuestas con relieves de la vida
de los pensadores, de sus tiempos y circunstancias, una manera de actualizar
el pasado.
Época y espacios de observación
A los 21 años tuvo Galbraith la experiencia de la Gran Depresión económica,
iniciada en octubre de 1929 con el colapso del mercado bursátil de Wall Street
(Nueva York, Estados Unidos) y que duró hasta 1934, aproximadamente, aunque
sus efectos y consecuencias se hicieron sentir en toda la década de los treinta
del siglo pasado, hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Tiempo de
crisis y cambio que fue escenario de la más grave amenaza al capitalismo en
toda su historia, impresionó a Galbraith en sus años de estudiante y de joven
profesional, cuya huella dramática quedó estampada en su libro The great crash
(1929). En esa época de conmoción y riesgo tres hechos trascendentes ocurrieron
que la señalaron para siempre: a) el ascenso de Franklin D. Roosevelt a la presidencia de Estados Unidos (1933) con su programa de salvamento de la economía
conocido como el Nuevo Trato (New Deal), en contraste con el dominio teórico
y político del liberalismo económico durante más de 150 años (desde la publicación de la obra primigenia de A. Smith en 1776); b) el surgimiento del nacional-socialismo en Alemania, precisamente el mismo año de la toma de posesión
presidencial por Roosevelt; e) la publicación de la obra capital de John Maynard
Keynes, La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936). Por si
fuese poco, a fines de la década estalló la guerra mayor de la historia (1939-45),
de la cual derivaron consecuencias notables para la economía y la geopolítica
mundiales, entre otras las siguientes: la hegemonía de Estados Unidos en el
mundo occidental, la bipolaridad del poder con dos centros: Estados Unidos y
la Unión Soviética, el desarrollo de las megacorporaciones transnacionales (oligopolio corporativo), la desaparición definitiva del viejo colonialismo (imperialismo geográfico tradicional), la aceleración del desarrollo científico y tecnológico,
la noción estructural de subdesarrollo (Tercer Mundo o complejo multinacional
periférico); por supuesto, la liquidación del narzifascismo como fenómeno patológico del capitalismo. Galbraith fue testigo de excepción de esos hechos que
realmente escindieron la historia de la humanidad en dos grandes épocas; no
fue sólo testigo, sino también, modestamente, actor detrás de la escena, pues
sirvió como funcionario de organismos de control y planificación del Gobierno
de Estados Unidos, es decir, de la alta intervención del Estado en los procesos
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
149
económicos. Las guerras globales ocasionan, además de la destrucción física de
riqueza, y la muerte masiva de grandes contingentes humanos, cambios significativos en la organización de las naciones y en el conocimiento aplicable al
progreso material, aunque también, lamentablemente, a la maquinaria y los
procedimientos militares que fortalecen el poder dominante.
Las menciones anteriores son importantes para apreciar la formación de las ideas
de Galbraith como un pensador crítico de la segunda mitad del siglo XX, a la
par que sus limitaciones y omisiones, que fueron muchas y notorias. No analizó
la experiencia del socialismo soviético, aunque sí sus incidencias e implicaciones
en el capitalismo contemporáneo desarrollado. En cuanto a este espacio de observación, profundizó hasta cierto punto en el caso del capitalismo estadounidense, paradigma contradictorio de la sociedad opulenta, pero menos en el europeo de la posguerra, que evidencia modalidades diferentes, relativamente, al
de Estados Unidos. Al examinar el fenómeno de la pobreza –de creciente importancia fuera de la metrópoli capitalista– su casi exclusivo campo de estudio,
por razones de su experiencia personal, fue el de India y, en general por extensión hipotética, el de la pobreza rural, que ha sido y es un aspecto –sin duda
relevante– de la pobreza en general, en gran parte urbana, lo mismo que Gunnar
Myrdal con referencia a los pueblos asiáticos (Asian Drama, 1968). Evidentemente
no fue objeto principal de sus preocupaciones y reflexiones el fenómeno del
subdesarrollo de países de Asia, África y América Latina y el Caribe, que afecta
a las dos terceras partes de la población humana. Con excepciones, desde luego,
hay que advertir que los investigadores y teóricos del capitalismo desarrollado
fundan su conocimiento en la realidad de los países de su origen y residencia
y ni aun en la realidad, sino en visiones especulativas que suponen imágenes
de aquélla. Por otra parte, es conveniente mencionar, en mi opinión como característica positiva, en las obras de Galbraith, la ostensible ausencia de refinamientos modelísticos y matemáticos, tan usuales en otros autores, inclusive en
nuestros países, que se exceden en la recurrencia a los métodos cuantitativos
de los cuales obtienen conclusiones poco útiles para la interpretación objetiva
de los fenómenos sociales, especialmente los económicos. Valga la pena mencionar a Keynes que, no obstante sus conocimientos innegables en esas disciplinas, sólo hace uso de ellos en escasas ocasiones.
Galbraith se ocupa de los problemas de su tiempo y circunstancia que fueron
–son todavía– problemas históricos, es decir, sujetos a la modificación de sus
términos y proyecciones. El capitalismo es un sistema dinámico y no será, por
cierto, el fin de la historia o estación terminal de la historia del mundo, como
ha sostenido Francis Fukuyama, en su obra. El fin de la historia y el último
hombre (1992), porque mientras la humanidad exista –y la perspectiva es indefinida– proseguirá la historia y nuevos modos de producción y de vida se sucederán, como lo muestra la propia historia ya cumplida. Precisamente, Galbraith
150
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
utiliza el método histórico en sus escritos, tanto la estática comparativa como
la dinámica de procesos. El capitalismo sobre el que teorizaron A. Smith, D. Ricardo T. Malthus, J.S. Mill, A. Marshall, K. Wicksell, J.A. Schumpeter y J.M. Keynes,
entre otros, no es en muchos aspectos importantes el capitalismo contemporáneo, los de su estructura económica y sus proyecciones institucionales, sociales
y culturales –de necesaria consideración si se quiere entender en su complejidad
sistémica su realidad actual–, aunque en esencia manifiestan la evolución sufrida
por el capitalismo competitivo y atomístico de la época clásica, es el capitalismo
que estudia Galbraith, ni neoclásico, ni keynesiano. Sin embargo, las huellas del
pasado, las situaciones que afligieron o impulsaron a las sociedades capitalistas
en las diferentes instancias de su desenvolvimiento aún arrojan sombras, como
fantasmas, en las actitudes, temores, comportamientos y apreciación de riesgo
de la sociedad capitalista estadounidense.
La sabiduría convencional
1. “Debido a que la familiaridad es un requisito tan importante de la aceptabilidad, las ideas aceptables gozan de un carácter estable y es posible preverlas fácilmente. (…) De ahora en adelante me referiré a estas ideas bajo la designación
de sabiduría convencional”1.
Las ideas, las orientaciones de la política económica, las convicciones de la mayoría de los sujetos económicos constituyen, en cada época de la vida social,
la sabiduría convencional, concordantes con los intereses dominantes en la
economía. Tienen la característica general de lo agradable, de lo conveniente,
de lo necesario, con prelación a lo verdadero (aunque las verdades son tales,
en el campo social, siempre que no contradigan el sentir de la mayoría). La
aceptabilidad es un requisito indispensable de la sabiduría convencional. Cada
grupo tiene su sabiduría convencional, a la medida de sus posiciones en la sociedad (económicas, políticas, institucionales), tanto los conservadores como los
liberales (por supuesto, hay que excluir los radicales, como los marxistas, porque
sus ideas en la sociedad capitalista no son de ningún modo convencionales),
ideas referidas al clima de los negocios, a la gobernabilidad, a la organización
económica, al bienestar, la equidad y los objetivos de la acción pública, entre
otras. Desde luego, en muchos aspectos importantes hay coincidencias entre
los distintos grupos, por lo que es posible hablar de una sabiduría convencional
general.
Hay, por supuesto, adversarios de las ideas convencionales, críticos de éstas; los
defensores de aquellas ideas alegan que sus oponentes lo hacen por ignorancia
de la procedencia y complejidad de los principios generalmente aceptados: v.gr.
1
J.K. Galbraith. La sociedad opulenta, 2ª. ed. esp., Barcelona, España, Ariel, 1963, p. 20.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
151
el libre mercado, la competencia, el patrón de producción y de consumo. El sujeto de la sabiduría convencional es estable, ortodoxo y conforme. En los altos
estadios de la sabiduría convencional la originalidad es aceptable siempre que
se contraiga a los niveles de la pura abstracción. La defensa de la originalidad,
su exaltación, se convierte en sustituto de ella. La estructuración de esta sabiduría
es un acto religioso, un ritual. El éxito financiero o profesional es una prerrogativa de la sabiduría dominante y, por supuesto, es obligación de los practicantes
de esas ideas. El poder se establece sobre la base de estas convicciones.
Sabiduría convencional y realidad
Lógicamente, durante cierto tiempo, la sabiduría convencional tiene alguna
concordancia con la realidad, la interpreta en sus manifestaciones y apariencias.
Sin embargo, no es fácilmente adaptable a los cambios que concurren en la
propia realidad. El enemigo eficaz de esta sabiduría no son las ideas diferentes
u oponentes, sino los acontecimientos, las circunstancias que inevitablemente
dejan en descubierto, en su oportunidad, la inconsistencia de las ideas convencionales2. El golpe fatal procede precisamente del contraste con la realidad, sujeto
a modificación, en tanto que los principios de la disciplina convencional son
estáticos, no ajustables; éstos fracasan al intentar resolver o explicar las contingencias más extraordinarias: por ejemplo, la Gran Depresión económica de los
años treinta del siglo pasado encontró sin armas ideológicas a los neoliberales
de ese tiempo y, no obstante, continuaron aferrados a su credo. En buena medida, esa persistencia, practicada en las acciones contraproducentes del Gobierno
de Estados Unidos y otros países, fue responsable de la gravedad y la prolongación de la caída de la economía. Sostenían que el fenómeno era transitorio y
que, como en otras situaciones del pasado, pronto advendría la recuperación si
se dejaba que las fuerzas naturales del mercado actuaran. La doble derrota, en
el terreno de las ideas y en el de los hechos, fue aleccionadora entonces. Así la
realidad enfrenta, eventualmente, a las ideas consabidas.
La sabiduría convencional no incluye sólo supuestas verdades, sino también
mentiras encubiertas: mentiras convencionales que, se aceptan como verdades,
ya que son agradables al “establecimiento” y permiten explicar cuestiones espinosas, por ejemplo, el crecimiento económico determina la reducción de la pobreza. Naturalmente, estos supuestos son teóricamente sostenidos y se presentan
hechos para fundamentarlos. Como no hay límites precisos entre la verdad y la
mentira, todo pasa en la aceptación general. El arte de mentir resulta mejor, frecuentemente, que la disposición a decir la verdad; ésta es, desde luego, lo que
ocurre realmente, por debajo de la superficie, en los sustratos de las circunstancias, pero para la cómoda posición de los grupos favorecidos de la sociedad no
2
Galbraith. Ibid, p. 34.
152
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
es conveniente remover tales apariencias. Los mentideros convencionales frecuentemente se abrigan en las instituciones internacionales y en los recintos
académicos; ellos llegan a creer sus propias mentiras elegantemente elaboradas
y presentadas (el control de la natalidad es el remedio para la pobreza, o siempre
existirán los “condenados de la tierra”). Desde luego, los hechos son tercos y
su evidencia no puede ser negada ni encubierta, y hay que generar otras ideas
para construir una nueva sabiduría convencional.
El pensamiento crítico
La sabiduría convencional resiste al ataque de las nuevas ideas, pero no cuando
éstas surgen de los hechos para explicarlos consistentemente y encontrar salidas
a las situaciones emergentes o críticas. En el siglo XIX fue tan sólida la doctrina
clásica de que no podía haber insuficiencia de la demanda (un pretendido axioma
que Keynes calificó como “de las paralelas”) que resistió con éxito la crítica de
Malthus, de Sismondi y otros autores en el sentido de que era posible que el consumo no fuera suficiente para absorber la totalidad de la producción. Sin embargo,
los argumentos de los críticos, aun dentro de los linderos del sistema establecido,
no fueron convincentes. Marx fue más allá de esos límites al dirigir sus ataques
teóricos al propio sistema. Al respecto llama la atención que los neoclásicos,
marginalistas, de cierta manera utilitaristas en la senda de Jeremías Bentham,
sustentan la validez de la demanda en el concepto de utilidad decreciente de los
bienes (en un escenario de ingresos disponibles adecuados), lo que da lugar a la
posibilidad de bienes excedentes por saturación temporal de satisfacciones; pero,
como herederos legítimos de la doctrina clásica no podrán admitir esa posibilidad
hasta el punto de poner en duda el equilibrio inmanente del sistema.
Después de Marx podría decirse que el pensamiento crítico más agudo, en cuanto
a la inviabilidad del equilibrio de pleno empleo en un mundo en que el paro
forzozo –no reconocido por los clásicos– alcanzaba magnitudes inquietantes (la
década depresiva que antecedió a la gran guerra) fue el de J.M. Keynes, con su
construcción teórica del equilibrio de subempleo, compatible con la desocupación
de fuerza de trabajo y la debilidad de la demanda efectiva global. Pero Keynes,
a diferencia de Marx, no se propuso atacar las bases del sistema establecido, sino
la corrección de sus dolencias. En el escenario en que presentó su teoría era imposible desconocer los hechos y, por tanto, menos sostenible la confrontación
con sus ideas, aunque bien pronto la crítica hizo el empeño de descalificarlas3.
La fortaleza de las ideas keynesianas consistía, por una parte, en la prueba inmediata de los hechos y, por la otra, en la experiencia relativamente exitosa y
precedente del Gobierno de F.D. Roosevelt, con la aplicación de su política de
3
Galbraith. La era de la incertidumbre, 2ª. ed. esp., Barcelona, España, Plaza & Janés, 1981,
p. 193.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
153
intervención del Estado para remediar el paro laboral masivo y el virtual colapso
del aparato productivo. En lo sucesivo, y por bastante tiempo en la posguerra,
la política económica de orientación keynesiana fue practicada por los gobiernos
de los países capitalistas, con el beneplácito de los sectores económicos dominantes. La doctrina keynesiana se convirtió, a su vez, en sabiduría convencional,
aunque los conservadores permanecieron reacios a aceptar algunos de sus elementos. No así los liberales, que adoptaron rápidamente la conveniencia del
presupuesto deficitario en caso de tendencia de la economía a declinar4.
La academia estadounidense –entendiendo por tal las universidades de mayor
prestigio– es el santuario de las ideas convencionales, que orientan su actividad
docente y sus investigaciones. Otorgan, según Galbraith, gran importancia a la
aptitud para expresar viejas verdades en nuevas formas y se auspician las “herejías” de menor trascendencia. Se excluyen los retos a la estructura de la sabiduría convencional. Las ideas aceptadas son elaboradas cada vez con mayor
elegancia, aunque poniendo a salvo su aparente complejidad. Sin embargo, hay
que señalar que en el seno de las universidades profesan con relativa independencia catedráticos de tendencias disímiles, inclusive marxistas. Un ejemplo es
el propio Galbraith, aunque éste no era marxista.
La sociedad opulenta
El proceso histórico
Las ideas con que los habitantes de esta favorecida parte del mundo (Estados
Unidos, M.Z.) interpretan sus existencia y, en cierto modo, guían su conducta
no fueron forjadas en un mundo de riqueza. Estas ideas fueron el producto de
un mundo en el que el sino normal del hombre había sido siempre la pobreza
y en el que no se podía imaginar la posibilidad de cualquier otra alternativa5.
Expresa Galbraith que casi todas las naciones, a lo largo de su historia, han sido
muy pobres. Sin embargo, unos pocos eran muy ricos. Así, el hecho constante
en la vida de las sociedades históricas era la pobreza de la mayoría y la riqueza,
frecuentemente exagerada, de la minoría. La pobreza era la característica de las
sociedades entonces “en vías de desarrollo”, como las europeas, por lo general,
y Estados Unidos, Canadá y, desde luego, las naciones colonizadas de América.
Lo que expone Galbraith podría interpretarse en términos relativos e históricos:
4
Gabraith aclara en nota al pie de la página 30 de La sociedad opulenta (op. cit.) que su
claisifación de conservadores y liberales no coincide precisamente con la de los partidos
políticos de Estados Unidos; debe interpretarse como referentes a determinadas actitudes
económicas que puedan tener republicanos y demócratas.
5
Galbraith. La sociedad opulenta, p. 23.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
154
la desigualdad socioeconómica entre las naciones, entonces (siglos XVIII y XIX)
como ahora, era evidente. Inglaterra y España de aquella época, por ejemplo,
disfrutaban o habían disfrutado del despojo o la explotación colonial; Holanda
y Francia también tuvieron oportunidad de enriquecimiento por el comercio;
Estados Unidos, en el siglo XIX –salvo los años de la Guerra Civil (1860-63)– gozó
de un auge de exportación agrícola y de expansión ganadera hacia el oeste, sin
olvidar el despojo de gran parte del territorio mexicano en la década de los
cuarenta del siglo XIX. En general, los países que hoy son desarrollados nunca
fueron subdesarrollados, pues en cada época existe un paradigma de desarrollo:
¿Era España un país rico y desarrollado en los siglos XVI y XVII?
A juzgar por las empresas singulares de los viajes de Colón, del vencimiento del
imperio árabe, de la Conquista y Colonización de la mayor parte de América y
de países de otros continentes, lo era. Tenía el monopolio de la navegación y
el comercio en gran parte del mundo. ¿Era Francia un país desarrollado en los
siglos XVII y XVIII? Había emprendido el camino de la manufactura, tenía poderío militar, levantaba castillos, palacios y ciudades; sin embargo, la mayoría
del pueblo era pobre. Lo mismo podría decirse de las ciudades –estados italianos, o de Holanda y, por supuesto de Inglaterra–, sin duda el paradigma del
desarrollo en el siglo XIX. El estilo de vida y el nivel de consumo de las clases
ricas de esos países eran los mayores de su época; desde luego, si se les compara con los patrones actuales de consumo y los estilos de vida no sólo de las
clases ricas de Estados Unidos, Canadá y Europa, sino de los países latinoamericanos, los contrastes son muy fuertes. Comodidades o facilidades elementales
del presente, que están generalmente al alcance de las clases medias e inclusive
de estratos menos favorecidos, no podían tenerlas ni los más ricos de los siglos
mencionados. He aquí la relatividad que muestra el proceso histórico.
Afirma Galbraith:
Casi todas (las naciones, MZ) a lo largo de la historia han sido muy pobres. La
excepción, casi insignificante en el vasto ámbito de la existencia humana, está
constituida por unas pocas y recientes generaciones en el rincón del mundo (….)
habitado por los europeos 6 (Cursivas nuestras).
Las ideas, las actitudes, los valores sociales e individuales de los habitantes de
la favorecida parte del mundo actual no se formaron en un mundo de riqueza,
sino en uno en que la suerte normal del hombre medio había sido la pobreza,
sin posibilidad de imaginar otra alternativa.. Era, en palabras de Galbraith, “/…/
la mortificación de la carne debida al hambre, la enfermedad y el frío” y más
adelante: “ / …/ el hambre sólo cedía el paso a la estrechez”7. Los pocos ricos,
6
La sociedad opulenta, p. 23.
7
Ibid, p. 14.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
155
cuyas actuaciones constituyen el centro de casi toda la historia escrita, eran objeto de pasiva envidia (y eventualmente de odio). Es decir, la miseria de las
masas populares, al parecer no hace historia; podría decirse que su historia está
por nacer.
El mundo de Ricardo y Malthus no era idílico, sino sombrío: las leyes económicas
eran inflexibles por naturales y, si se quiere, crueles. El patrón distributivo del
ingreso estaba dado: los terratenientes eran los principales beneficiarios del
progreso económico mediante la absorción de la renta (reminiscencia fisiocrática,
en que la agricultura era la fuente única del valor y los propietarios disfrutaban
del derecho de excedente sobre el costo real del cultivo); los capitalistas eran
destinatarios de un beneficio decreciente, en términos reales y relativos, pero
los trabajadores no obtenían mejores condiciones de vida por razón del progreso
económico, ya que sus salarios reales apenas si podían exceder del nivel de
subsistencia. Malthus, aunque polemizó con Ricardo sobre otros aspectos de la
economía política, de cierto modo dio el espaldarazo a la doctrina ricardiana
de la inflexibilidad de los medios de vida de los trabajadores, al formular su conocido principio de la población: aquéllos, al reproducirse en progresión geométrica, lo hacían a expensas de sus medios de subsistencias que aumentaban sólo
en progresión aritmética. La brecha creciente entre el número de la población
mayoritariamente de trabajadores y los medios naturales para sostenerla constituía la pobreza creciente de las masas.
La evolución de esas economías y sociedades que en los siglos anteriores al XX
mostraron signos de pobreza relativa –que podría calificarse como pobreza
histórica– ha conducido a la situación de opulencia que denomina Galbraith,
principalmente de Estados Unidos, paradigma de desarrollo. Otros países –Inglaterra, los de Europa centrooccidental, Japón, Canadá– también han adquirido
rangos de opulencia, aunque en menor grado que Estados Unidos. Los que
emergieron en el siglo XX como nuevos países desarrollados –Israel, Unión Sudafricana, Suecia, Noruega– al parecer no han llegado plenamente a la categoría
de opulentos. El mundo continúa siendo heterogéneo, desigual, en cuanto a
desarrollo y riqueza: dos tercios de la población humana sufren situaciones
comprendidas entre el atraso y el subdesarrollo. Algún sector del globo –países
que formaban parte de la colapsada comunidad de naciones socialistas soviéticas– está en posición muy particular, en transición indefinida, pero no puede
calificarse como opulento, en la calibración de Galbraith, aunque tampoco de
pobre o subdesarrollado. Los estilos de vida que caracterizan a la opulencia,
por efectos del fenómeno de la transculturización, son imitados hasta cierto
punto por la mayoría de los países “en desarrollo”. Gran parte de Asia –La India,
los llamados “Tigres” industrializados, China (caso singular)– permanecen en
buena medida en situaciones de pobreza relativa, si se utiliza como patrón de
riqueza a Estados Unidos. Los países petroleros del Medio Oriente y África,
156
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
muestran grados extremos de desigualdad, no obstante los inmensos ingresos
que obtienen de la explotación de petróleo. La opulencia continúa siendo privilegio de países que nunca fueron realmente pobres.
Características principales
Tardan los países calificados como opulentos en tener conciencia de la opulencia
alcanzada, según Galbraith. De alguna manera las sociedades privilegiadas
continúan cautivas de fuerzas históricas, de la experiencia cruda de la escasez
real (no la teórica que analizan los economistas como frontera para la satisfacción de necesidades en razón de la limitación de recursos para producir y consumir). La sombra de la penuria, del esfuerzo por sobrevivir, de la lucha por la
existencia en condiciones desfavorables, agobia subjetivamente a los individuos,
inclusive, exitosos, de la sociedad opulenta. La cuestión de la seguridad económica prevalece como acicate para aumentar la producción y la acumulación.
Nunca se produce lo suficiente para calmar la sensación de inseguridad que
impide el pleno disfrute de la riqueza. El concepto de crecimiento permanece
como objetivo primordial del proceso económico, no obstante la abundancia
de lo producido. Desde luego este afán tiene su raíz en la experiencia de las
crisis económicas recurrentes, cuya gravedad mayor fue la gran depresión de
los años treinta del siglo pasado. Al efecto, tanto como alivio psicológico como
elemento de los índices estadísticos de la coyuntura, la palabra depresión ha
sido relegada al archivo y en su lugar se aplica el término menos inquietante
de recesión y, más suave aún, el de reajuste oscilatorio.
Los problemas de un mundo opulento, que no se entiende a sí mismo, pueden
ser serios y hasta amenaza innecesariamente a su abundancia; no son tan graves,
probablemente, como los de un mundo pobre en que está excluido el lujo de
la incomprensión y en que no se encuentran soluciones (un mundo condenado,
MZ). La sociedad estadounidense histórica (siglos XVII y XVIII) era austera, el
trabajo era como una religión, el patrón de vida era elemental sin llegar al nivel
de la privación de lo necesario, el ahorro era una virtud, valores que han sufrido
modificaciones en la era de la opulencia; pero las huellas del pasado no se han
borrado. La sociedad actual no se considera plenamente satisfecha y por ello la
característica preocupación por el crecimiento, no sólo para adquirir mayores
niveles de vida, sino para fortalecer los fundamentos de la seguridad económica,
que siempre estarán sometidos a la inestabilidad, las contingencias, la
incertidumbre.
La adaptación a la abundancia progresiva: las viejas ideas de un pasado de relativa pobreza difícilmente desaparecen. Para las nuevas generaciones crecidas
en la opulencia, que no tuvieron la experiencia directa de la penuria y de la inseguridad económica, es natural considerar que la opulencia es la situación
normal y las cosas buenas de la vida son de fácil adquisición y disfrute. Las
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
157
referencias a los tiempos de necesidad y de inestabilidad para los jóvenes de la
segunda mitad del siglo XX son poco menos que historia o recuerdos desvaídos
de los mayores. La generación que sufrió la catástrofe de la Gran Depresión anterior a la Segunda Guerra Mundial, cuya opulencia se fundó en bases especulativas de alza de los valores bursátiles y de la idea falsa de que la prosperidad
no tenía fin, no era hábil para transmitir a sus sucesores la realidad de una economía sujeta a colapso: quedaban los rascacielos neoyorquinos, las grandes usinas
eléctricas, los nombres consagrados de Ford, Morgan, Du Pont, Rockefeller y
otros más que habían sido los pioneros, los capitanes de industria, los forjadores
del “sueño americano” de la producción y del consumo en masa, y la supuesta
facilidad con que se forman grandes fortunas. Pero esos factores de la estructura
capitalista de Estados Unidos no eran, por cierto, en su mayoría, despilfarradores
de riqueza, salvo los riesgos del juego especulativo y el empeño de construir las
edificaciones ambiciosas de la gran metrópoli, nuevas torres de Babel como testimonio de la grandeza del capitalismo estadounidense. Las nuevas generaciones
se formaron en la convicción de que ese pasado podía reproducirse ampliado y
que horizontes de fortuna despejaban las sombras de las tendencias depresivas.
El mundo de la opulencia no tenía límites: las cosas buenas de la vida, los artefactos de la nueva tecnología, la productividad en desarrollo, los ingresos en aumento, renovaron la euforia del sueño americano: vencedores en la guerra y en
la paz, dueños del secreto del éxito, sólo podían imaginar que la adversidad era
apenas un rasgo de tristeza en los rostros de los abuelos.
Sin embargo, dice Galbraith, los prudentes, los previsores, los nuevos empresarios mantenían la cautela necesaria para fortalecer sin pausa las bases de la
abundancia : “/…./ nadie debe creer que el nadar en la opulencia sea cosa
conveniente y agradable. Por el contrario, amenaza el prestigio y la posición de
mucha gente importante: y expone a muchos de nosotros a la catástrofe de tener
que pensar”8.
No obstante, nuevas tareas exigen nuevos esfuerzos; el pasado no desaparece
enteramente, como lo evidencia el hilo de la historia. La persistencia de esas
fuerzas puede notarse aún en el seno de la opulencia. Entre éstas, la inmanencia
de la idea de la producción creciente, la producción como razón de la seguridad,
la producción por la producción misma.
La única forma de alejar la amenaza de estancamiento, y aun de regresión, es
invertir para producir y ello conduce a una mayor abundancia, de tal manera
que la riqueza se convierte en un círculo vicioso, en una dinámica circular; la
economía es sólo una maquina de producir riqueza y el ser humano es un instrumento de esa capacidad, una pieza más de la maquinaria que genera
opulencia.
8
Op. cit., p. 25.
158
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
La sociedad estadounidense
El modelo de sociedad opulenta que sirve de referencia al análisis de Galbraith
es el de Estados Unidos en las décadas finales del siglo XX. Desde un punto
de vista puramente económico, la estructura de ese país era del capitalismo
oligopólico corporativo en su fase industrial superior, de alta tecnología; no
obstante, existían sectores en los cuales predominaba la competencia, aunque
condicionada por la tendencia a la empresa de considerable dimensión y algún
grado de intervención del Estado, como la agricultura9. La corporación industrial
o de servicios se caracterizaba por la diferenciación entre la propiedad accionaria
y la gestión de negocios; ésta era realizada por una élite de gerentes, ejecutivos
y tecnócratas, que constituían un grupo social particular con rasgos de clase o,
cuando menos, de estrato de clase en el nivel superior. Los accionistas eran de
dos categorías: los grandes, que formaban una proporción importante del total,
y los medianos y pequeños. En conjunto constituían la franja rentística del
capitalismo.
Sin embargo, no toda la población de Estados Unidos disfruta de alto y creciente
nivel de bienestar: grupos étnicamente marginales, como los descendientes de
los esclavos que lo fueron hasta la década de los sesenta del siglo XIX, cuando
finalizó la Guerra de Secesión y el presidente Abraham Lincoln decretó el término de la esclavitud, y los incorporados como inmigrantes y sus descendientes
procedentes de Hispanoamérica, son discriminados económicamente en las
remuneraciones laborales y los subsidios sociales, constituyendo amplias franjas
de pobreza relativa; las cifras de desempleo y subempleo comprenden proporciones considerables de aquellos grupos discriminados marginales, que sufren
también trato diferencial en cuanto al acceso a los servicios públicos. Aunque
las investigaciones socioeconómicas ponen de manifiesto que en elevados niveles
de desarrollo la desigualdad de ingresos es menor que en los más bajos o correspondientes a países subdesarrollados, la realidad es que persiste la desigualdad y que la concentración de riqueza es evidente. Hay que señalar en este
sentido que la igualdad socioeconómica absoluta no existe y probablemente no
existirá nunca, pues siempre hay diferencias de aptitudes y de oportunidades
reales entre los seres humanos. Quizás el modelo ideal de sociedad es aquella
en que el promedio de bienestar ponderado se sitúe en cifras elevadas, sin extremos ominosos de riqueza y pobreza. Ello sería algo así como la masificación
de la clase media. ¿Es la sociedad estadounidense de esta característica?
El concepto de opulencia de Galbraith es aparentemente totalizador. Son opulentas las sociedades que manifiestan elevados indicadores de riqueza, aunque
en su seno coexistan diferentes situaciones de bienestar, así como hay que
9
Más adelante se examina con algún detalle la estructura del capitalismo estadounidense.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
159
considerar que la opulencia colectiva, nacional, es un privilegio en la vida contemporánea, particularmente identificado en Estados Unidos; aunque pudiera
decirse que existen diferentes niveles o categoría de opulencia. Galbraith centró
su análisis en el caso estadounidense, paradigmático y no se podría afirmar que
es un modelo al alcance de otros países. Lo que sí es observable es que algunos
rasgos de la opulencia de Estados Unidos tienden a ser imitados por países de
mucho menor capacidad de generación de riqueza que ese país, mediante el
llamado efecto demostración, que no sólo tiene lugar a escala internacional,
sino también entre sectores sociales de un mismo país.
Dinámica de la opulencia
La abundancia económica que se denomina opulencia no ha sido una constante
en la vida de las naciones que la han adquirido. La prosperidad es relativamente
reciente, la experiencia con respecto a ella es escasa10. Además, es inestable: los
períodos de expansión económica generalmente han sido sucedidos por períodos
de contracción más o menos profunda. Los clásicos y neoclásicos no consideraron las fluctuaciones cíclicas en sus teorías, siempre tejidas en situaciones inmanentes de plenitud. Adam Smith se refiere a la riqueza de las naciones en su
obra primigenia como magnitud renovable, no acumulativa, aunque, desde
luego, considera la capitalización del ahorro como condición indispensable para
la continuidad de la producción en niveles crecientes. D. Ricardo da como establecida la producción con utilización plena de los recursos y centra su atención
en la distribución del ingreso. Para J.B. Say no existe problema de demanda ni
de oferta, sólo la limitación de los recursos productivos. Malthus y Sismondi,
entre otros, dudaron de la inmanencia de esa situación desde el punto de vista
de la demanda y el primero señaló la posibilidad de la escasez de la producción
de alimentos para una población creciente. En verdad, salvo Smith y otros optimistas clásicos, la perspectiva de estancamiento secular siempre estuvo presente.
En la época contemporánea se ha renovado esa perspectiva en razón de la escasez de recursos naturales11 y el deterioro ecológico ensombrece el disfrute de
la opulencia, aunque no siempre se reconoce el carácter depredador del
capitalismo.
La opulencia, por tanto, no es una constante: es variable e inestable. Las presiones inflacionarias, el desempleo y las oscilaciones de la actividad económica
coexisten con la abundancia. “Damos considerable importancia al riesgo de la
depresión y de este modo a la amenaza contra nuestra misma abundancia”. Por
ello la obsesión por una producción no expansiva acompaña a la sociedad
10
Galbraith. Ibid, p. 23.
11
Informes al Club de Roma.
160
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
opulenta. Esta obsesión no se limita al volumen de producción, sino se extiende,
sobre todo, a la cuestión de la productividad. La tecnología cada vez más avanzada es necesaria para mitigar el riesgo de la declinación económica. Esa sociedad
no se ha librado de lo que Keynes denomina “un mar de especulación”. La riqueza está sujeta, en su expresión financiera, a la evaluación del mercado de
valores, que puede estar sesgada por factores diversos, inclusive ajenos a la lógica económica. No es suficiente, por tanto, el fortalecimiento real de la base
productiva: hay que atender también, frecuentemente con mayor prioridad, a
los factores de la estabilidad monetaria y financiera, además de la institucional
y política.
Las actitudes ante el trabajo pueden identificar a una sociedad en cualquier
etapa de su evolución. En el caso de la sociedad opulenta, según Galbraith, se
manifiestan tres tendencias a este respecto: a) la de reducir la jornada laboral,
bien sea con carácter general o legal o bien como decisión voluntaria; b) como
una modalidad de lo anterior, puede disminuir la intensidad del trabajo; c) por
último, es posible que el paro voluntario o la no incorporación al mercado laboral aumente (en el caso de las armas de casa o de jóvenes que estudian)12.
El concepto aplicable es la desutilidad marginal del trabajo13, es decir, en la
medida en que aumenta el salario real la propensión al trabajo disminuye o, lo
que es igual, se prefiere el tiempo libre a la mayor renumeración. Este concepto
está relacionado con el de la utilidad decreciente de los bienes, de abolengo
neoclásico; por supuesto, cuando se tiene acceso económico al mundo de los
bienes, sobre todo de los que satisfacen necesidades básicas de la existencia
familiar, una previsión creciente de ellos determina que el margen de satisfacción
disminuya; de esta manera la inclinación al ocio es correlativa de la abundancia.
El tiempo libre es cada vez más apreciado, no en su aspecto absoluto de ocio,
sino en el de la oportunidad de atender mejor a la familia, cuidar la salud, ampliar la formación cultural, viajar, disfrutar de la naturaleza y de los bienes públicos que proporcionan solaz, entre las posibilidades deseables. El ocio creativo
o útil es una manifestación positiva de la abundancia. Un conjunto de actividades, principalmente servicios, se desarrolla para atender la demanda generada
por el ocio o tiempo libre. La economía del ocio ha llegado a ser una rama importante de la economía general.
Hay que considerar, por otra parte, una derivación no deseable de la creciente
productividad que sustenta la abundancia: el empleo de fuerza de trabajo de
menor calificación se reduce y si no hay sustitutos en ocupaciones que absorban
el excedente se presenta el problema del desempleo que puede considerarse
12
Galbraith. Op. cit., p. 24.
13
Keynes. Ibid. Teoría general (1943), p. 19.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
161
como estructural. Esto da lugar a un ocio que no es preferible al trabajo. La meta
del pleno empleo sólo se puede lograr en situaciones excepcionales, como la
guerra. La tendencia es al aumento de la proporción de desempleo irreductible
(es admisible en países desarrollados una tasa de desocupación de 4 o 5%).
No obstante las particulares virtudes del ocio, Galbraith observa que permanecer
ocioso no se considera una recompensa, ni algo que sea respetable. Por supuesto,
hay que exceptuar a los jubilados, los minusválidos y los rentistas. En este sentido, no existe una clase ociosa en la sociedad opulenta, como la que examinó
con singular maestría Thorstein Veblen14.
Límites de la opulencia
Como ha sido mencionado en el párrafo anterior, la opulencia, además de estar
sujeta a fluctuaciones de mediano plazo, puede incurrir en el riesgo de estancamiento en el largo plazo. Esta perspectiva puede considerarse en dos sentidos
alternativos: i) a la manera de John Stuart Mill, como maduración del sistema
en un nivel elevado de productividad y bienestar, en que el capital sea tan
abundante que su rendimiento marginal sea igual a cero (situación también
considerada por Keynes con el calificativo de eutanasia del rentista), pero en la
cual exista progreso técnico financiado con fondos de reposición de activos fijos;
b) en la visión inquietante de Meadows y su equipo de investigadores (Informe
al Club de Roma), por alcanzar la frontera de explotación de recursos naturales
(como en su tiempo y circunstancias había indicado David Ricardo). Podría
agregarse, según mi opinión, una tercera posibilidad: las propias y crecientes
contradicciones del capitalismo pueden conducir a su colapso, como lo predijo
Marx, aunque también podría caer en una fase declinante antes de llegar a una
crisis global. Mientras tanto, en un tiempo indefinible, el capitalismo opulento,
como lo ha mostrado en su prolongada evolución, puede transformarse y crecer
mediante el adelanto tecnológico que permita la sustitución relativa de productos
naturales por los obtenidos mediante otros procedimientos (actualmente lo que
ocurre con el petróleo es ilustrativo al respecto).
El capitalismo de Estados Unidos
Estructura
Podría decirme, de entrada, que la estructura económica estadounidense es
enteramente capitalista, pero compuesta por diversos modalidades de capitalismo: en la agricultura, por lo general, prevalece la competencia, aunque la intensidad capitalista de la combinación productiva es notable; en la manufactura
14
The theory of the leisure class (1899), editada en español por el Fondo de Cultura Económica, México, D.F. (1944).
162
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
coexisten diferentes estratos, por la dimensión de las empresas, el uso del capital
en los procedimientos de producción y la absorción de empleo; así puede observarse un estrato de pequeñas empresas, aproximadamente competitivas, sin
capacidad para imponer precios u ocasionar cambios en el mercado y que, en
buena medida, sirven como suministradores a las grandes empresas; por supuesto, en el nivel superior existen las corporaciones gigantes que tienen elevado
poder de mercado, funcionan con tecnología “de punta” y los más avanzados
sistemas de gerencia y control: no son precisamente monopolios –salvo pocas
excepciones– porque manejan marcas, denominaciones comerciales y patentes
prescriptibles y no disfrutan del dominio absoluto del mercado, por lo que es
más frecuente la figura del oligopolio o de la competencia monopolística. En
el amplio sector de los servicios coexisten establecimientos y organizaciones
privadas y públicas de distintas dimensiones con apreciable absorción de fuerza
de trabajo. La era de los monopolios exclusivos ha sido sucedida por las megacorporaciones que deben competir en un cierto margen o asociarse con otras
del ramo para explotar conjuntamente situaciones de mercado, o celebrar convenios y pactos, sin fusionarse o perder su relativa autonomía.
La tendencia corporativa es a concentrarse en la determinación del precio considerado como la mayor causa de incertidumbre15. Los cambios técnicos están
bajo el control de estas organizaciones, con sus importantes departamentos de
investigación y desarrollo. Persiguen la minimización del riesgo, es decir, la
mayor seguridad posible. Proyectan en el largo plazo, sin concederle mucha
importancia a las circunstancias de corto plazo.
La tecnoestructura y el hombre modelo
Característica de la corporación capitalista de grandes dimensiones es la separación entre la propiedad accionaria y la gestión de negocios. Ésta se encomienda
a un equipo humano de ejecutivos y gerentes, tecnócratas y promotores, expertos
en finanzas y mercadeo, en relaciones con órganos competentes del Estado,
que planea, ejecuta, supervisa y dirige realmente a la organización. Este equipo
está constituido por hombres y mujeres de confianza de los accionistas (sobre
todo de los mayores) y que, por lo general, han ascendido en las posiciones de
la organización desde las modestas a las más influyentes. Los componentes del
equipo son seleccionados mediante un procedimiento riguroso de pruebas, de
demostración de capacidad de iniciativas a favor de la empresa y de fidelidad
a ésta. El procedimiento de reclutamiento de nuevos miembros del personal es
muy eficaz: recibe ofertas de trabajo y las analiza técnicamente, pero también
tiene relación con universidades o instituciones que forman personal calificado
15
Galbraith. Op. cit., p. 108.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
163
(captación de talentos). El ingreso a la organización es un rito. El equipo humano
a cuyo cargo está la gestión de la corporación, su comportamiento, funciones
y atribuciones, es denominado por Galbraith la tecnoestructura.
El compromiso de la tecnoestructura (espíritu de la organización) es la seguridad
de la organización, su éxito, su crecimiento y poderío. Ello se refleja en los dividendos que se distribuyen al término del ejercicio o, extraordinariamente, así
como en las cotizaciones bursátiles. El informe a los accionistas es el documento
clave del resultado de la gestión. No es indispensable que los integrantes de la
infraestructura sean accionistas, pero participan de los beneficios de la Corporación en proporción significativa. El funcionario de una corporación adquiere
una identificación total con ella, de tal manera que su pensamiento y acción
están enteramente al servicio de aquélla, llegando a ser un hombre-organización,
un elemento del organigrama, un componente del activo. Así existen el hombreShell, el hombre-Ford, el hombre-General Motors, exponentes típicos de la
tecnoestructura.
La nueva competencia
El mercado clásico de competencia libre, diríase democrático, en que vendedores
y compradores, individualizados, concurrían en igualdad de condiciones, ya que
cada participante no tenía capacidad para imponer precios y situaciones de
abastecimiento, transándose productos homogéneos, ha desaparecido para
siempre, si alguna vez existió. El monopolio absoluto, con excepciones notables,
algunas de las cuales se sitúan en el ámbito del Estado, no es una figura habitual
en el mercado contemporáneo; entre los extremos de la libre competencia y el
monopolio se extiende la gama múltiple de la llamada competencia monopolística o imperfecta, que incluye el oligopolio, teorizada por Joan Robinson16.
Esta forma generalizada de competencia se basa en la diferenciación de los
productos y de los productores mediante marcas y denominaciones empresariales. La marca sigue al producto y su explotación a través del globo (subsidiarias,
filiales, asociadas, franquicias), consagrándose así el proceso de transnacionalización en uno de sus aspectos más notables: mundialización de la mercancía
que implica la patente de fabricación y la exclusividad del procedimiento tecnológico. El otro aspecto de la transnacionalización está vinculado a la tecnoestructura, al hombre-corporación, que puede ser trasladado a cualquier lugar
donde la corporación tenga intereses: su lealtad es con la organización y no con
el país de origen.
Existen otras modalidades de competencia características del mercado desarrollado: una es la que se libra entre las mayores corporaciones a escala mundial:
16
Teoría de la Competencia Imperfecta (1933).
164
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
competencia intercorporativa (p. ej. Movistar y Digital, National Cash Register
e IBM), entre gigantes. Un complejo de intereses de todo orden se mueve detrás
de toda megacorporación (políticos, tecnológicos, financieros, económicos,
culturales). Otra forma es la destacada por Galbraith y que denomina contrabalanceo o equilibrio de posiciones: por un lado la de los vendedores, controladores de la oferta; por el otro los compradores, controladores de la demanda17;
es una especie de duopolio entre ambos factores del mercado, cuya fuerza relativa es objeto de negociación o conciliación, que incluye el precio y las condiciones del mercado.
Al respecto conviene mencionar la fuerza que en conjunto tienen los consumidores en Estados Unidos, organizados poderosamente con servicios informativos,
jurídicos, de calidad de productos, influencia en la Administración Pública y en
la opinión, Por su parte los empresarios actúan conjuntamente a través de organizaciones con poder equivalente al de los consumidores; así, el mercado
funciona en razón de un equilibrio de posiciones, resultado de un pacto de
contendores. En los países “en vías de desarrollo” esta forma de competencia
no existe o está en etapa incipiente.
La nueva Ley de Say y el efecto dependencia
El conocido enunciado del equilibrio inmanente del mercado de J.B. Say: la
oferta crea su demanda, fundamento de la estructura de la doctrina clásica,
funciona en forma distinta en el capitalismo contemporáneo. Aquélla procedía
del supuesto de que la producción de bienes genera ingresos factoriales en correspondencia con los costos y que tales ingresos se realizan necesariamente
en el mercado como demanda de los bienes producidos y no había razón para
que ello no ocurriera así, pues si no se realizaban como demanda de bienes de
consumo lo hacían como demanda de bienes de producción, ya que, en todo
caso, funcionaba la igualdad entre el ahorro y la inversión (lo no consumido es
ahorrado y esto es invertido). En la realidad de una economía monetaria, en
que existe la posibilidad de no gastar parte del ingreso disponible y mantenerlo
como reserva del valor, la Ley de Say no funciona precisamente y es posible
que se formen excedentes de oferta no vendidos o insuficiencia de demanda,
de manera que el supuesto equilibrio de mercado está sujeto a inestabilidad,
base de la teoría de Keynes, que consideró el equilibrio de Say como un caso
especial, en tanto que otro equilibrio compatible con la existencia de capacidad
no utilizada y paro forzoso puede establecerse (caso general).
Galbraith presenta una nueva versión de la Ley de Say, tal como funciona en el
capitalismo contemporáneo: la oferta sigue siendo la variable independiente y
la demanda la dependiente, pero no mediante el gasto de los ingresos generados
17
Galbraith. Op. cit., pp. 156-157.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
165
en la producción en concepto de costos y que se ajustan automáticamente a esa
magnitud, sino en virtud del mecanismo de creación de necesidades de consumo
por encima del nivel que corresponde a los requerimientos de la subsistencia,
entendida ésta como un nivel de vida satisfactorio (alimentación, salud, educación, recreación, seguridad). Pero el consumidor puede ser inducido a desear
otros medios de satisfacción que no entran en la gama de sus utilidades normales. Al efecto dice Galbraith:
En la medida [en] que la sociedad se hace más opulenta las necesidades van siendo
creadas cada vez más por el proceso que las satisface. Incrementos en el consumo
actúan por sugestión o emulación para crear necesidades. Los productores pueden
actuar creando necesidades. Las necesidades dependen del producto. Mayor producción es acompañada por mayor nivel de creación de necesidades18.
Las necesidades en esta relación dependen del producto. El nivel superior de
producción requiere un nivel mayor de creación de necesidades en un nivel superior de satisfacción o utilidad. A esta relación la denomina Galbraith el efecto
dependencia.
El mecanismo exigido por la relación considerada consiste en la publicidad y el
mercadeo. En el mundo económico y social de este tiempo la publicidad constituye un factor de venta, es decir, de demanda. El consumidor está inmerso en
un ambiente psicológico, subliminal, generado por la publicidad; es un cautivo
de ella.
La técnica del mercadeo se ha desarrollado considerablemente en la época
contemporánea. No basta producir las mercancías y los servicios: hay que promoverlos, darlos a conocer, facilitar su adquisición por el consumidor; aunque
no disponga de ingresos actuales, los futuros pueden ser descontados mediante
el crédito. La empresa importante no se arriesga a lanzar al mercado un nuevo
producto si no se ha efectuado previamente un estudio de la demanda probable
y de la situación de la competencia (directa e indirecta). La intensiva publicidad
precede a la oferta.
La teoría de la demanda del consumidor es especialmente inadecuada desde el
punto de vista de la ciencia económica convencional, advierte Galbraith. Probablemente haya necesidad de una revisión a fondo de esa teoría, en buena
medida heredada de los neoclásicos. En amplios sectores del mercado se establece un círculo: producción-creación de necesidades para absorberla-nueva
producción-nuevas necesidades creadas. En este sentido las necesidades, en
cuanto artificiosas, son marginales. Los bienes esenciales para la vida no requieren publicidad ni técnicas de mercadeo. Para ellos la demanda es autónoma y
18
Op. cit., p. 156.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
166
no tiene alternativa. El otro mercado, el de los bienes producidos para satisfacer
necesidades inducidas, está dominado por factores distintos, que se imponen
al consumidor y mediatizan su pretendida soberanía. Así, mientras la demanda
de bienes y servicios esenciales tiene dos limitaciones: las naturales de las necesidades reales y la disponibilidad de ingresos actuales, la demanda de bienes
y servicios creados para captar al consumidor tienen como limitaciones: la aptitud para crear nuevas necesidades y los ingresos futuros.
Comprobamos, dice Galbraith, que nuestra preocupación por los bienes está
/…./ minada. No proviene de una necesidad espontánea del consumidor. El
efecto dependencia viene a decir más bien que dimana del mismo proceso de
producción. Si la producción debe aumentar, tienen que idearse necesidades de
una modo eficiente19.
El precario equilibrio
La ley suprema de la producción
En el mundo de Ricardo, de escasez acentuada de bienes inclusive esenciales,
la producción era naturalmente el centro de las preocupaciones. En los países
desarrollados, principalmente Estados Unidos, actualmente los bienes tanto
esenciales como no esenciales son abundantes en relación con las necesidades.
Sin embargo, la producción continúa siendo el centro de los pensamientos y
actitudes y la medida de la calidad y el progreso; fuerzas históricas y psicológicas
–según Galbraith– son los que mantienen ese interés primordial por la producción. La psicología de la necesidad afecta por lo general a la sociedad. Para calmar
la sensación de inquietud por la cantidad y calidad de la producción, es indispensable que el crecimiento económico no cese, aunque su tasa de variación
positiva se mantenga dentro de margen modesto.
Galbraith hace notar –y es asunto consabido– que la producción puede ser aumentada de varias maneras, convenientemente combinadas: a) los recursos
productivos disponibles pueden ser utilizados en mayor proporción; b) tales
recursos pueden ser aprovechados más eficientemente; c) es posible, particularmente, aumentar la oferta de fuerza de trabajo (con la advertencia de la frontera
de la utilidad del salario o desutilidad marginal del trabajo); d) puede aumentar
la oferta de capital (es decir, el ahorro mediante los incentivos del caso); e) el
desarrollo técnico ha llegado a ser el factor más importante. En este sentido hay
que señalar que en el mundo contemporáneo el progreso técnico no se obtiene
por azar o por inventiva ocasional, sino por el flujo continuo y calificada del
conocimiento, tanto el básico de la ciencia como el aplicado de la tecnología.
19
Ibid., p. 158.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
167
Desde Adam Smith este factor es altamente ponderado y sujeto a la acumulación
de capital y la amplitud del mercado, en una relación de interdependencia. Hay
que observar, como lo hace Galbraith, que los recursos para la inversión, sobre
todo en ciencia y tecnología, están desigualmente distribuidos entre las empresas,
con predominio de las mayores en ramas determinadas: energía, metalurgia,
automotriz, química, equipos de computación, entre otras. En las empresas
medianas y pequeñas –v. gr., textil, agroindustria, vivienda, servicios– la inversión en aquellas aplicaciones es escasa. En estas condiciones debería corresponder al Estado el financiamiento de actividades de investigación, pero en el
país centro de mayor poder, Estados Unidos, la investigación prelativa es la que
se puede aplicar a fines militares y aeroespaciales.
Parece existir la convicción –sobre todo en los países subdesarrollados, en mi
opinión– de que el capital en los países desarrollados es sobreabundante. Lo
que es notablemente la verdad es que el capital en esos países no está racionalmente utilizado, por lo menos desde un punto de vista macroeconómico. Ello
es particularmente evidente en las situaciones monopolísticas y oligopolísticas,
en que el interés empresarial no reside en aumentar la producción, sino el beneficio óptimo. Un fenómeno especialmente ominoso es que en las megacorporaciones que dominan la tecnología, el acervo de innovaciones puede no utilizarse,
ya que prevalecen consideraciones pertinentes al costo de amortización de activos
existentes y de la tecnología en uso. La paradoja es que en el supuesto de libre
competencia, con la concurrencia de pequeñas y medianas empresas, la capacidad y el interés por innovaciones importantes son muy reducidos.
Aunque la producción continúa siendo un objetivo prioritario en una economía
de abundancia relativa, no se persigue ni vigorosa ni racionalmente. Un amplio
sector de industrias rezagadas –no competitivas– aún forma parte de las economías más avanzadas. La preocupación por la producción en estas economías
puede ser de urgencia relativa; si buena parte de la producción se realiza para
satisfacer necesidades artificiosas, es posible interpretar que se trata de un esfuerzo marginal y, por tanto, prescindible. Sin embargo, el consumidor –inclusive
en países que procuran desarrollarse– está siempre a la expectativa y deseoso
de nuevos productos o modalidades nuevas de productos conocidos. También
hay que considerar el problema del empleo, que es objeto de atención en todas
las economías, inclusive las de abundancia y desarrollo.
El equilibrio de la inversión
Como es sabido, el crecimiento económico requiere un aumento de la capacidad
productiva, cuando ésta se utiliza en las vecindades de su plenitud. Es igualmente necesario un mejoramiento de la productividad del potencial existente,
lo que atañe a todos los factores productivos. Asociado a la productividad va,
por lo general, el adelanto tecnológico.
168
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
La inversión que debe realizarse para lograr la continuidad del crecimiento
económico y reducir los costos tiene que atender a varias exigencias. Galbraith
menciona dos principales: la que se realiza como capital material, en equipos,
maquinaria, instalaciones, edificaciones y otros elementos del activo fijo renovable, y la que contribuye a la formación de potencial humano, como factor
fundamental de la combinación productiva. La primera necesariamente debe
correr a cargo de la empresa respectiva; la otra, es posible que, para un número
importante de empresas, exista al alcance de ellas, como economía externa, ya
que ha sido efectuada en el sistema educativo a expensa individual o del Estado.
Sin embargo, para las grandes empresas hay siempre un margen de contribución
a la formación de personal. En todo caso, el propio entrenamiento de los trabajadores, empleados y funcionarios en las actividades de la empresa es un aspecto inmanente de esta formación.
Interesa especialmente la inversión en el adelanto de la ciencia y la tecnología,
es decir, en conocimiento, que ha llegado a constituir una forma calificada de
acumulación en nuestro tiempo: el capital tecnológico y, desde el punto de vista
macroeconómico o colectivo, el capital científico, que es la fuente primaria de
aquél.
Refiere Galbraith –siempre comparando con el pasado histórico– que los grandes
empresarios como Vanderbilt o Henry Ford tenían una educación muy somera
y el personal a su servicio no era tampoco un exponente de educación. En el
caso de los inventores famosos –con excepción de Watt– no existía una relación
entre la educación y la inventiva: Kay y Hargreaves eran tejedores con inclinación a la mecánica y Arkwright era barbero y apenas sabía leer y escribir20. Esto
ha cambiado: la actividad económica moderna requiere un gran número de
gente educada y apta. La inversión en seres humanos es tan importante como
en capital físico: son interdependientes esas formas de la inversión; la figura del
estancamiento técnico es cada vez más extraña.
Existen, por tanto, dos maneras de distribuir los recursos para la inversión: en
capital físico entre las empresas, en función de las perspectivas de ganancia, y
en capital de conocimiento, que está sujeta a otros factores. Esta última tiende a
ser incierta e ineficaz, según Galbraith; la mayor parte de esta inversión la hace
el Estado y está fuera del sistema de mercado, pero una vez formadas las personas tienen demanda. Podría decirse que se realiza una transferencia virtual al
sector privado por parte del sector público, lo que representa una considerable
contribución de éste a la productividad. No existe un mecanismo automático
para la distribución de la inversión en las dos ramas mencionadas; lo que es
menos favorable –y paradójico–, es que parece existir una prevención contra el
20
Galbraith. Ibid., p. 256.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
169
gasto público en educación e investigación, hasta el punto de que, con excepciones, no se reconoce ese gasto como inversión, sino como gasto corriente.
Afortunadamente, esta actitud va siendo superada y ahora existe la categoría de
inversión social en el presupuesto público, junto con los gastos en salud y seguridad social. El problema es que la inversión en educación puede ser insuficiente,
y generalmente lo es, por lo que la formación de capital en conocimiento permanece rezagada con respecto a su necesidad. He aquí la cuestión del equilibrio
de la inversión: mientras la que se realiza en capital físico o real puede ajustarse
a los requerimientos de la producción, la que se aplica al desarrollo del conocimiento no tiene calibración objetiva, pues es difícil medir su valor agregado.
El Estado, en casi todos los países, principalmente en Estados Unidos, destina
una considerable proporción de los recursos fiscales a la investigación con fines
militares y a los gastos llamados de defensa o seguridad nacional; esto reduce
el margen para la educación civil y para la investigación con fines pacíficos.
Aunque, como advierte Galbraith, “/…./ el ritmo del progreso técnico de la industria americana durante las últimas décadas (después de la Segunda Guerra
Mundial, MZ) habría sido notablemente más lento si no hubiese sido por la investigación inspirada por los fines militares y mantenida por el sector público”21.
Podría considerarse a ésta como otra forma de transferencia al sector privado.
Otro aspecto problemático del tema que se comenta es que las necesidades
públicas –a diferencia de buena parte de las privadas– no son creadas artificiosamente y, por tanto, están en desventaja con respeto a las inducidas mediante
la publicidad y técnica de mercadeo. Es extraña la actitud ante el gasto en educación pública si se considera que la formación integral de los seres humanos
no es sólo para producir, sino también para consumir en rangos superiores y,
por tanto, para contribuir a la ampliación y profundización del mercado. Paradojas de la llamada conciencia social.
El equilibrio social
La composición de la producción en bienes privados y bienes públicos representa
un problema de todo país. En otros términos, se producen bienes y servicios
para el mercado y bienes y servicios para uso colectivo. Esta clasificación es de
importancia crucial, según Galbraith, pues permite evaluar los alcances de la
riqueza privada y la penuria socia. Expresa el autor que comento: “/…/ nuestra
abundancia en bienes producidos privadamente constituye en gran medida la
causa de la crisis en el abastecimiento de servicios públicos ya que no hemos
acertado en percatarnos de la urgencia e incluso perentoria necesidad de mantener un equilibrio entre ambos”22.
21
Ibid., p. 261.
22
Ibid., pp. 239-240.
170
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
La escasez de servicios públicos frente a la opulencia privada no sólo es una
evidente contradicción, sino que tiene consecuencias para el bienestar social y
para la propia expansión de la economía privada. Se ha visto en el párrafo anterior que la falta de equilibrio entre la inversión privada en capital físico y la pública
en capital de conocimiento puede afectar seriamente al crecimiento económico;
esto mismo puede ocurrir por el desequilibrio entre la producción privada y la
capacidad de prestación de servicios públicos; así, el equilibrio de la inversión
y el social son complementarios y en buena medida interdependientes.
Un apreciable conjunto de servicios públicos –así caracterizados por su uso colectivo– puede ser objeto de actividad privada: v. gr., la educación, la salud, la
seguridad social, la aducción de agua potable, el aseo urbano y domiciliario, el
transporte colectivo de pasajeros, las telecomunicaciones, las vías terrestres, la
administración de puestos y aeropuertos, entre otros. También pueden ser
prestados simultáneamente por el sector público y el privado. Una de las cualidades notorias de la matriz de insumo-producto de Leontief, mencionada por
Galbraith, es que permite conocer y cuantificar en relación con un aumento
autónomo en alguna rama de la demanda, la necesidad de insumos o productos
de otras ramas, dada la interdependencia de la estructura de la producción que
se expresa en coeficientes técnicos. Los servicios en general, privados, públicos
o mixtos están necesariamente incluidos en esa matriz; su falla afecta a amplios
sectores de esa estructura y, por tanto, al crecimiento económico. En el ejemplo
de Galbraith: se puede producir automóviles a un alto ritmo, pero si no se
construyen vías urbanas e interurbanas de circulación se presentan congestionamientos, pérdida de tiempo y recursos.
La vivienda sirve también para ilustrar el problema del equilibrio social: la industria de la vivienda actúa eficazmente en combinación con un complejo y
costoso conjunto de servicios públicos (zonas urbanizables, vías de comunicación, normativa reguladora, entre otros).
También conviene advertir que un amplio grupo social carece de capacidad
económica para adquirir vivienda y debe ocurrir el financiamiento del Estado
o a la construcción directa por éste de viviendas.
Una cuestión especialmente importante es la manera como se determina la
asignación de los fondos fiscales a la instalación y mantenimiento de servicios
públicos. Ésta puede ser, desde luego, una decisión política y generalmente lo
es; pero también es posible que proceda en concordancia con exigencias de la
comunidad que siente la necesidad de los servicios. En este caso la publicidad
es sustituida por la presión de la opinión pública y aun por la acción directa de
la comunidad. El asunto está vinculado a la carga impositiva y la rendición de
cuentas y no es objeto de tratamiento en este ensayo. El gobierno no necesita
vender sus servicios ni crear necesidades al respecto. La conciencia sobre esta
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
171
necesidad es creciente y una de las mayores críticas a la gestión pública consiste
en su ineficiencia con respecto a la provisión de servicios.
La era de la incertidumbre
Una característica del capitalismo contemporáneo es el paso del poder económico de los individuos a la organización corporativa. Desde luego, la propiedad
del capital sigue siendo de los accionistas, pero las facultades decisorias, de las
cuales depende el éxito o el fracaso de la corporación, reside en el nivel superior
de la tecnoestructura. Existe, como describe Galbraith23, un círculo del poder;
en el centro el gerente general, luego vicepresidentes ejecutivos, gerentes funcionales y sectoriales, auxiliares, tesoreros, asesores; en el segundo círculo: los
jefes locales o regionales y en el extranjero; en el tercer círculo, ingenieros, publicistas, diseñadores, economistas, computistas, técnicos auxiliares; en el cuarto
círculo, secretarias, supervisores de plantas y expedidores de mercancías; en el
círculo más exterior, los obreros. El poder está asociado a la posición, en los
círculos medios, del conocimiento; en los exteriores, la organización sindical.
La acción corporativa es producto de la interacción entre los círculos. La recompensa corresponde a los hombres y mujeres que amplían su espacio funcional
y operativo en los círculos mediante formación profesional o iniciativas, en actuaciones tales como: diseño de nuevos productos, lemas publicitarios, promoción
de ventas. El crecimiento es el objetivo general o triunfar en los negocios corporativos. Su tabla estratégica son los gráficos de la computadora, su santuario,
la sala de reuniones. El alcohol ayuda a los negocios, pero no el alcoholismo,
así como las comidas y la diversión. Los sacerdotes de esta orden son los egresados de Harvard University o de Yale. La palabra más importante es el trabajo.
La pura especulación no tiene lugar; sólo la técnica y aptitud para resolver problemas y tomar decisiones. Los hombres-organización se parecen en todas partes
del mundo. La identidad nacional ha sido eliminada; la fidelidad es a la corporación. Generalmente visten de negro, con apariencia impecable. El dominio
de la informática es fundamental. La dirección mundial está centralizada. Los
planes son quinquenales, por lo general. Cada corporación tiene su estilo. Es
indispensable tener influencia política, militar y cultural.
Advierte irónicamente Galbraith que en el caso de la Comunidad Europea su
constitución se haya debido, en alguna medida, a exigencias de las corporaciones
porque las fronteras nacionales y las restricciones inherentes a ellas eran un
obstáculo para las corporaciones transnacionales. Así surgen las grandes organizaciones para grandes tareas. Existe, evidentemente, la alianza entre gobiernos
y corporaciones mediante coincidencia de objetivos. En Estados Unidos, por
23
La era de la incertidumbre (1981), pp. 233 y ss.
172
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
ejemplo, existe la convicción de que General Motors y General Electric son
“obras de Dios” y del hombre. La corporación usurpa el poder de los propietarios
capitalistas: se socializa a sí misma. En este sentido, el socialismo moderno no
es obra de los políticos o los catedráticos, sino de los gerentes que, en caso de
dificultades, solicitan la intervención del gobierno, constituyéndose en una extensión del Estado, lo que puede denominarse el nuevo Estado industrial.
No obstante lo anterior, subsiste la incertidumbre, lo que pone de manifiesto la
certidumbre del pensamiento económico del siglo XIX y la incertidumbre con
que se abordan los problemas de nuestro tiempo. Los capitalistas del pasado
estaban seguros del éxito del capitalismo, los socialistas del socialismo, los colonialistas imperialistas del dominio colonial. La carga de los problemas actuales
es abrumadora: guerras, conflictos, caída del socialismo soviético, emergencia
del Tercer Mundo, desempleo, inflación, pobreza, inestabilidad económica.
La preocupación por la producción es en parte el resultado del oscurantismo,
deliberadamente complicado de la teoría moderna de las necesidades del consumidor y de una visión equivocada del problema de la seguridad nacional y,
en general, de la seguridad económica. Cualquiera que sea la ruta hacia la supervivencia, el desorden continuaría siendo inevitable cuando cese la carrera
armamentista. Alguna vez todavía subsistirá la frontera científica y técnica en
la competencia internacional o en la satisfacción de los nuevos descubrimientos.
La demanda fundamental en el mundo será cada vez más de educación, inteligencia y aptitud para conocer y explorar nuevos horizontes del conocimiento.
Entonces, probablemente, se superará la era de la incertidumbre.
Domingo F. Maza Zavala / John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
173
Bibliografía escogida
de John Kenneth Galbraith
American capitalism. The concept of countervailing power. Boston (USA), Hougthon
Miffin, Co.
Capitalismo americano. El concepto del poder compensatorio. Barcelona (España), Ariel.
Dinero: de dónde viene, adónde va. México, D.F., Diana, 1970.
Economía y humor. Barcelona (España), Plaza & Janés, 1973.
Economía y subversión. Barcelona (España), Plaza & Janés. 1972.
Economic development. Cambridge, Mass (USA), Harvard University Press.
Economic & the art of controversy. Brown & Haley, 1954.
Economic and the public purpose. Boston (USA), Houghton Miffin Co., 1973.
El crac del 29, Biblioteca Breve, Ciencias Humanas, 1965. Barcelona (España), Ariel.
El nuevo Estado industrial. Barcelona (España), Ariel, Colección Setién, 1967.
El origen de la pobreza de las masas. México, D.F., Diana, 1982.
Historia de la economía. Barcelona (España), Ariel, 7ª ed., 1993.
Introducción a la economía. Una guía para todos (o casi), Salinger, Nicole, 1980.
La era de la incertidumbre. Barcelona (España), Plaza & Janés, 2ª ed., 1981.
La crisis económica: una perspectiva mundial. Caracas, Cremerca, 1978.
La sociedad opulenta. Barcelona (España), Ariel, 2ª ed., 1963.
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Documentos
Documentos
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 177-178• ISSN: 0005-4720
Introducción
Introducción
Se reproducen en esta ocasión dos documentos de distinto asunto y temporalidad. El primero de ellos es la transcripción de la introducción escrita por el
economista inglés William James Ashley a la obra Principios de economía política
con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social, original de John Stuart Mill,
libro que fue editado por primera vez el año 1848 en Inglaterra y traducido al
español en 1951 en Ciudad de México por el Fondo de Cultura Económica dentro
de la Colección Obras Maestras.
La introducción escrita por Ashley en 1901, tiene la virtud de recurrir a párrafos
de la autobiografía de Stuart Mill que nos orientan acerca de las características
del personaje y nos suministran datos relativos a su proceso de formación y alternancia con su padre James Mill, con J.B. Say, con Jeremy Bentham, con David
Ricardo, August Comte y otros autores tan importantes como ellos; además el
escrito de Ashley añade esclarecedores comentarios sobre el contenido de este
libro y la producción intelectual de Mill.
La Revista BCV se une de esta manera a las conmemoraciones que se han efectuado en los círculos académicos y universitarios con motivo de cumplirse doscientos años del nacimiento de este pensador, cuyos juicios parecieran más vigentes que el de muchos de nuestros contemporáneos. El Banco Central fue este
año sede del acto en homenaje a Mill, organizado conjuntamente con la Universidad Central de Venezuela y en el cual pronunciaron sendas conferencias, académicos, docentes e investigadores de la talla de Domingo F. Maza Zavala,
Humberto Njaim y Asdrúbal Baptista, convocados para el evento por el Instituto
de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela.
178
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
El ensayo de Ashley suministra una visión integral y bastante completa de la
personalidad de Mill de su tiempo y de la obra que lo ha hecho más
conocido.
El segundo material inserto en la Sección Documentos, proviene de la autoría
del profesor estadounidense Gerald Epstein, docente, investigador y codirector
del Instituto de Economía Política de la Universidad de Massachusetts, quien
discurre sobre “… el cambio oceánico global [ocurrido] en la teoría y la práctica
de las operaciones de los bancos centrales…”, con lo que trae a colación un
tema nada nuevo, muy discutido en los círculos heterodoxos especializados
desde hace varias décadas, en los que se debate acerca de la naturaleza, la misión y las funciones de la banca central. En algunas instancias extremas se ha
llegado hasta proponer su sustitución por el mecanismo de las cajas de conversión o, cuando menos, la disminución del rango y función de la banca central
por considerarla un instrumento del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial para imponer políticas que han resultado dañinas para las economías
no desarrolladas.
En el ensayo del profesor Epstein no se llega a esas posiciones, sino que se reivindica un pasado histórico de la banca central en el cual su actuación de órgano
del Estado le comprometía como agente participante del desarrollo. En sus palabras textuales: “… El término ‘agente’ implica que el banco central se ve a sí
mismo intentando incentivar el desarrollo y no únicamente creador… de un
contexto de ‘estabilidad macroeconómica’, incluyendo, estabilidad financiera a
través de regulaciones financieras”, que considera Epstein un recurso indirecto
de política económica que debería ser sustituido por la utilización de métodos
directos de intervención en las políticas que pretenden el desarrollo, no sólo
en los países avanzados, sino también en aquellos que según ciertos enfoques
podrían desde el no desarrollo alcanzar la etapa lograda por dichos países.
El documento redactado por el profesor Epstein podría resultar de gran utilidad
para el debate suscitado en el país sobre éstas y otras materias de interés público,
que tienen significación teórica y práctica, en un tiempo que luce de transformación y cambios.
José Moreno Colmenares
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 179-197• ISSN: 0005-4720
Principios de economía política de John Stuart Mill
Ashley
W.J. Ashley*
Introducción
La mejor introducción a los Principios de economía política de John Stuart Mill
es su propia descripción de sus estudios económicos. Éstos empezaron a la edad
de 13 años, cuando se acercaba al final de ese extraordinario proceso educativo
impuesto por la rígida voluntad de su padre, que él mismo ha descrito en su
Autobiografía para pasmo y compasión de las generaciones venideras.
Fué en el año de 1819, que me hizo seguir un curso completo de economía política. Su íntimo y entrañable amigo, Ricardo, había publicado poco antes el libro
que hizo época en la economía política, libro que nunca se hubiera escrito ni
publicado, a no ser por las súplicas y el fuerte estímulo de mi padre…No había
aparecido aún ningún tratado didáctico que incorpora las doctrinas de aquélla,
en forma apropiada para escolares. Mi padre comenzó, pues, instruyéndome en
esta ciencia por medio de una especie de conferencias, que me daba en nuestros
paseos. Cada día exponía una parte del asunto, y al siguiente le entregaba yo
un resumen escrito de sus explicaciones, que él me hacia escribir una y otra
vez hasta que quedaba claro, preciso y bastante completo. De esta manera recorrí
toda la ciencia; y el conjunto de mis diarios resúmenes escritos le sirvieron después como notas para escribir Elements of political economy. Después de esto
leí a Ricardo, dando cada día un informe de lo cual había leído, y discutiendo…
los puntos colaterales que se ofrecían en nuestro camino, a medida que
progresábamos.
* (1860-1927): Economista, profesor de Historia Económica en la Universidad de Harvard,
profesor de Economía Política en la Universidad de Toronto y miembro del Lincoln College.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
180
Sobre el dinero, por ser la parte más intrincada de la materia, me hizo leer de la
misma manera los admirables folletos de Ricardo, escritos durante… la controversia sobre los metales preciosos; a éstos siguió Adam Smith; y… uno de los fines
principales de mi padre era hacerme aplicar a las opiniones más superficiales de
Adam Smith sobre economía política los razonamientos mucho más profundos
de Ricardo, y descubrir lo que hubiera de engañoso en los argumentos de Smith,
y de erróneo en algunas de sus conclusiones. Este método de enseñanza estaba
muy bien calculado para formar un pensador; pero para llevarlo a cabo se precisaba un pensador tan discreto y tan vigoroso como mi padre. El camino era espinoso, aun para él, y sin duda lo era para mí, a pesar de lo mucho que me interesaba el asunto. Con frecuencia se irritaba más de lo razonable por mis fracasos
cuando no podía esperarse el éxito; pero, en esencia, su método era bueno y
dió resultado1.
Después de residir un año en Francia, durante el cual “pasó algún tiempo en
casa de M. Say, el eminente economista político, amigo y corresponsal” de Mill
padre2, recorrió por segunda vez el mismo camino bajo idéntica dirección.
Cuando volví (1821), mi padre daba los últimos toques al manuscrito de sus Elements of Political Economy, y me encargó una tarea que Mr. Bentham practicaba
con todos sus escritos, haciendo lo que llamaba ‘apostillas’: un corto resumen de
cada párrafo, que permitía al escritor juzgar, y mejorar, el orden en las ideas, y
el carácter general de la exposición3.
Esto fué a poco de cumplir los quince años. Cuatro años después, en 1825, hizo
por tercera vez un examen sistemático del asunto. Aunque contaba apenas diecinueve años, se había dedicado ya de lleno a la carrera de economista, y publicaba artículos sobre circulación monetaria y política económica en la Westminster Review. No obstante, cuando en ese año John Mill y cierto número de
sus jóvenes amigos, emprendieron “el estudio simultáneo de varias ramas de la
ciencia” que “deseaban dominar”, una vez más fue la obra del Mill padre la que
sirvió de base.
Nos reunimos una decena o más. Mr. Grote nos cedió una habitación en su casa
de la calle Threadneedle…. Nos reuníamos dos veces por semana, desde las ocho
y media de la mañana hasta las diez, hora a la cual la mayor parte de nosotros tenía
que marchar a sus ocupaciones diarias. El primer asunto que abordamos fué la
economía política. Escogimos como libro de texto algunos tratados sistemáticos;
el primero fué los Elementos de mi padre. Uno de nosotros leía un capítulo, o
1
Autobiografía, p. 27.
2
Ibid., p. 60.
3
Ibid., p. 62.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
181
unas páginas del libro. Se iniciaba entonces la discusión, y el que tuviera que
hacer una observación, o una objeción, la hacía. Teníamos por norma discutir
por completo cada punto que surgía.... hasta que todos los que tomaban parte
quedaran satisfechos con la conclusión a que cada cual hubiese llegado; y seguir
cada tema que el capítulo o la conversación sugerían, no abandonándolo nunca
hasta haber deshecho cada nudo4.
La figura de James Mill ha quedado eclipsada por la personalidad más atractiva
de su hijo. Tal vez sea discutible hasta qué punto fué James Mill un interprete
fiel de Ricardo. Pero lo que no puede ponerse en duda es el alcance y el carácter
penetrante de su influencia. Podemos ciertamente en confiar en el testimonio
de su hijo:
Los escritos y la conversación de mi padre agrupaban a su alrededor a un cierto
número de jóvenes que habían asimilado ya, o asimilaban a su contacto, una
porción mayor o menor de sus opiniones políticas y filosóficas, que eran muy
decididas. Se ha dicho que Bentham estaba rodeado de un grupo de discípulos
que recibían sus opiniones de sus labios; esto es una fábula... Bentham influyó
a través de sus escritos. Con ellos ha afectado, y continúa afectando, la situación
de la humanidad mucho más profunda y ampliamente que nunca lo hiciera mi
padre. Su nombre la historia es mucho más grande. Pero el influjo personal de
mi padre era mucho mayor. Se le buscaba, efecto, por su conversación vigorosa
e instructiva, de la que se valió para difundir sus opiniones…
Fueron las opiniones de mi padre las que dieron carácter distintivo a la propaganda
benthamniana o utilitarista de esa época. Las esparcía por doquier, pero fluían
con constancia por tres conductos principales. Uno era yo mismo, la única mente
formada directamente por sus enseñanzas, y a través de la cual ejerció considerablemente influencia en varios jóvenes que, a su vez, se convirtieron en propagandistas. El segundo lo formaron algunos de los contemporáneos de Charles Austin
en Cambridge… algunos de los cuales procuraron después conocer a mi padre…
El tercer conducto lo formó una generación más joven de estudiantes de Cambridge, contemporáneos… de Eyton Tooke, quien… los presentó a mi padre…
Aunque, probablemente, ninguno de nosotros estaba de acuerdo en todo con mi
padre, sus opiniones eran como dije antes, el principal elemento que daba color
y carácter al reducido grupo de jóvenes que fueron los primeros propagandistas
de lo que después se llamó “radicalismo filosófico”. Su manera de pensar se caracterizaba por… una combinación de los puntos de vista de Bentham con los de
la moderna economía política, y con la metafísica de Hartle. El principio de población de Malthus nos servía de bandera y de lazo de unión, tanto como cualquier
4
Ibid., p. 119.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
182
opinión particular de Bentham. Esta gran doctrina.... la adoptamos con celo ardiente.... considerándola como único medio de conseguir el mejoramiento de la
humanidad, asegurando a toda la población trabajadora empleo continuo con
salario elevado, mediante la restricción voluntaria del aumento de su número5.
Lo que hemos dicho acerca de la influencia personal de James Mill sobre el
círculo de jóvenes radicales y en todas y cada una de sus opiniones, se aplica
sobre todo a su influencia en las opiniones económicas de su hijo. La impresión
fue honda e indeleble. Para su bien o para su mal –y no es el propósito de esta
Introducción interponerse entre el lector y el autor, ni censurar o alabar–, las
teorías económicas de John Mill continuaron siendo las de su padre hasta el final
de su vida. Y por teorías económicas, queremos decir aquello que él mismo
describía después como “los principios teóricos”6 y también como el elemento
“abstracto y puramente científico”7 de sus escritos: en resumen, toda la doctrina
de la distribución y el cambio y su aplicación a la competencia. Si después de
leer los tres primeros libros de los Principles de 1848, del hijo, leemos los Elements de 1821, del padre, percibimos de inmediato que, si bien en alguna de
las partes menos centrales del tema (como el dinero), John Mill aprovechó las
discusiones que habían tenido lugar durante el intervalo, las conclusiones principales, así como los métodos de razonamiento, son iguales en ambos tratados.
Saber qué parte de sus doctrinas recibió de Ricardo, cuál de Malthus, de Adam
Smith, de los fisiócratas franceses del siglo XVIII y del movimiento general del
pensamiento filosófico y político, es un asunto sobre el cual se ha escrito mucho,
pero en el que no podemos entrar ahora. Para nuestros fines basta señalar con
claridad este punto: que aquellas doctrinas llegaron a su hijo a través de James
Mill, y en la forma que éste les dió.
No obstante, es seguro que John Mill, al escribir su libro en 1848, y en mayor
grado aún cuando escribió su Autobiografía en 1861, pensaba que existía una
gran diferencia entre él y aquellos que él llama, en un lenguaje que se anticipa
de manera muy curiosa al de nuestros días, “los economistas políticos de la
vieja escuela”8 “los economistas políticos del montón”9. Y por ello es esencial
observar que esta diferencia consistía, no en ningún abandono de la “ciencia
abstracta”, sino en situarla en un nuevo marco. En sustancia la mantuvo intacta;
pero intentó, por así decir, situarla en un nuevo medio.
5
Ibid., p. 101.
6
Ibid., p. 242.
7
Ibid., p. 247
8
Economía política, lib. IV, cap. VI, párrafo 2.
9
Autobiografía, p. 246.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
183
Para aclarar este punto hemos de volver a la historia intelectual de Mill. Aunque
retenía en grado eminente sus primeras impresiones, tenía también una gran
amplitud de espíritu; y no puede describirse mejor la obra de toda su vida que
empleando una frase feliz, de su propia cosecha: fué un esfuerzo constante para
“construir los puentes y abrir los caminos” que unirían las nuevas verdades con
su “sistema ideológico general”10, esto es, con su punto de partida benthamniano
y ricardiano. De las influencias, posteriores a las de su padre, que matizaron
sus pensamientos, hay que llamar la sobre tres de ellas. Pueden resumirse como
sigue –aunque cada nombre representa muchas cosas además: la de Coleridge,
la de Comte, y la de su esposa.
En Coleridge y en los coleridgianos –tales como Maurice y Sterling, a los que
conoció en 1828– reconocía Mill a los representantes ingleses de “la reacción
europea contra la filosofía del siglo XVIII”11 y su resultado benthamniano. Mill
llegó a persuadirse de que esa reacción era en gran parte justificada; y en dos
célebres artículos publicados en London and Westminster Review en 1838 y
154012 trató exponer las doctrinas de Bentham y Coleridge como verdades complementarias. Bien es cierto que no extendió esta apreciación a las opiniones
económicas de Coleridge, y llegó a una especie de acomodo ente el respeto que
le merecía su filosofía política y la vivacidad con que condenaba sus incursiones
en el campo más sagrado:
Escribe sobre economía política como un consumado divagador, y hubiera convenido más a su reputación que no se hubiera inmiscuido en este asunto. Pero
este sector de la ciencia puede ya valerse por sí mismo13.
Lo que Coleridge le ayudó a comprender fue, primero, el punto de vista histórico
en su relación con la política y segundo, como corolario, lo inadecuado del
laissez faire.
La escuela germano-coleridgiana produjo.... una filosofía de la sociedad en la
única forma en la que es todavía posible, la de una filosofía de la historia14.
Y también
Esa serie de grandes escritores y pensadores, que va desde Herder hasta Michelet,
que han hecho de la historia.... una ciencia de causas y efectos,.... haciendo que
10
Ibid., p. 243.
11
Ibid., p. 128.
12
Reimpreso en Dissertations and discussions, serie I.
13
Ibid., p. 452.
14
Ibid., p. 425
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
184
los acontecimientos del pasado tengan un sentido y un lugar inteligible en la
evolución gradual de la humanidad, han proporcionado los únicos medios de
predecir y guiar el futuro15.
De la misma manera, después de señalar que Coleridge
Refutaba la doctrina del laissez faire, o la teoría de que lo mejor que puede hacer
el gobierno es no hacer nada,
observa que era
una doctrina engendrada por el manifiesto egoísmo e incompetencia de los gobiernos europeos modernos, pero de la cual, como teoría general, puede permitírsenos ya decir de la mitad es cierta y la otra mitad falsa16.
No es de extrañar que los artículos sobre Bentham y Coloridge “crearan un
alejamiento temporal entre Mill y sus antiguos asociados y llevaran al ánimo de
éstos una penosa desconfianza acerca de su adhesión a sus principios”, como
nos lo hace saber el profesor Bain, que poco después se convirtió en amigo íntimo de Mill17. Ya en 1837 Mrs. Grote se había “persuadido de que la London
and Westminster Review dejaría de ser un instrumento para propagar doctrinas
sanas sobre ética y política bajo J.M”18. Pero es, tal vez, un poco sorprendente
que hacia 1841 Mill estuviera dispuesto a decir de sí mismo, en la intimidad de
la correspondencia, que se había separado definitivamente de la escuela de
Bentham, “en la que me eduqué y en la cual casi puedo decir que nací”19.
Esta carta fue aquélla en la que Mill se presentó a Comte, y es la primera de
una serie notable que ha salido a luz hace poco. Hacia la época en que la escribió, la influencia del filósofo francés había ya suplantado en gran parte la de
Coleridge. Mill, con su tendencia a llevar las cosas al extremo, de la que rara
vez se vió completamente libre, llega incluso a decir a Comte que lo que “más
que ninguna otra cosa determinó su abandono definitivo de la escuela de Bentham”, fué la impresión que le había producido en 1828 la lectura de sus primeras
obras. En el ardor de su entusiasmo, adelantó, probablemente, la influencia de
Comte. Al parecer, fueron los dos primeros volúmenes de la filosofía positiva
(el segundo apareció en 1837) los que primero llamaron la atención de Mill e
15
Ibid., p. 426.
16
Ibid., p. 453.
17
Alexander Bain, John Stuart Mill. A. Criticism: with personal recollections, p. 56.
18
Ibid., p. 57n.
19
L. Levy-Brushl, Lettres inédites de John Mill a Auguste Comte (Paris, 1899), p. 2. Al escribir
a Comte, Mill emplea, como es natural, la fraseología comtiana y habla de ma sortie definitive de la section benthamiste de l´école revolutionnaire.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
185
hicieron que se interesara mucho por las opiniones de Comte; aunque, como
veremos más adelante, desde hacía tiempo estaba ya familiarizado con ideas
muy similares en los escritos de los sansimonianos.
Como quiera que haya sido, hay pruebas abundantes de que durante los años
1841-43, cuando se hallaba ocupado en completar su gran tratado sobre Lógica,
Mill se sentía profundamente atraído por el sistema general de Comte, tal como
aparece expuesto en la Filosofía positiva. En octubre de 1841, le escribió a Bain
que a su juicio el libro de Comte, a pesar de “alguna equivocaciones”, era “casi
la obra más importante de esta época”20. En noviembre, en la carta a Comte que
ya hemos citado, tomó la iniciativa y escribió al filósofo francés para expresarle
su “simpatía y adhesión”. En ella le decía, “he leído y releído su Cours con verdadero apasionamiento intelectual”.
Yo había empezado ya a pensar de una manera muy similar a la suya; pero había
muchas cosas de la mayor importancia que había de aprender de usted y espero
mostrarle más adelante que las he aprendido. En algunas cuestiones de orden
secundario no estoy de acuerdo con usted; tal vez algún día desaparezcan estas
diferencias; creo que puedo lisonjearme de que ninguna de las opiniones infundadas que puede tener esté tan arraigada que se resista a una discusión a
fondo.
Tal como la que esperaba entablar con Comte. Con esta finalidad se aventuró a
ponerse en comunicación “con una de las más altas inteligencias de nuestra
época, a la que más estimo y admiro”, creyendo que la correspondencia que se
cruzara entre ambos podría ser de “gran valor” para él. Y en la primera edición
de su Lógica, que apareció en 1843, no vaciló en referirse a Comte como “la más
alta autoridad viviente sobre métodos en general”21. No es necesario examinar
las causas de este entusiasmo. Mill estaba ya harto de las teorías de Bentham:
una tentativa magistral para construir una filosofía de la ciencia y de la humanidad, que tenía en cuenta a un mismo tiempo la evolución histórica y las adquisiciones de la moderna ciencia física y biológica (que había sido siempre el punto
débil de la escuela de Bentham), y que no obstante, profesaba ser “positiva”, esto
es, ni teológica ni metafísica; una tentativa de esta naturaleza había de tener, por
de pronto, un atractivo irresistible para Mill. No cabe en nuestros límites actuales
ocuparnos del efecto que su lectura de Comte produjo en su concepto de la lógica
de las ciencias físicas y biológicas. Lo que nos interesa ahora es señalar las opiniones de Comte sobre economía política, que debieron quebrantar, al menos
durante algún tiempo, la confianza de Mill en que los conocimientos que le había
transmitido su padre “podían valerse por sí mismo”.
20
Bain J.S. Mill, p. 63.
21
Véase Bain, J.S. Mill, p. 72.
186
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Lo que Comte se proponía era, bien entendido, crear la “ciencia social” o “sociología”. Hoy existen casi tantas concepciones distintas de la “sociología” como
sociólogos eminentes; por ello tal vez valga la pena añadir que la idea de Comte
era un cuerpo de doctrina que abarcara la vida de la sociedad humana en todos
sus aspectos. Comte sostenía que esta ciencia sólo podía crearse por el método
“positivo”: empleando el arte de la observación, en sus tres modos: observación
directa u observación propiamente dicha, experimentación y comparación22.
Cada una de esos modos de observación tendría que asumir por necesidad un
carácter adecuado al campo de investigación. En cuanto a la observación propiamente dicha, si bien la escuela metafísica del siglo XVIII exageró mucho sus
dificultades, por otro lado la compilación pura y simple de hechos aislados no
presentaba una gran utilidad. Aunque no fuera más que para orientar nuestras
investigaciones, era necesaria alguna especie de hipótesis o teoría provisional.
Respecto a la experimentación es evidente que la directa, como en las ciencias
físicas era impracticable; pero podía sustituirse por el examen de una serie de
estados “patológicos” de la sociedad, al que podría llamársele experimentación
“indirecta’”. En cuanto a la comparación, había una forma de este procedimiento,
a saber, la comparación de los “diferentes estados consecutivos de la humanidad”
–“el método histórico “en la verdadera acepción del término–, tan fecundo en
la investigación sociológica que constituye la característica distintiva de esta
rama especial de la ciencia.
A esta ciencia social que el imaginaba, Comte aplicaba la distinción entre lo estático y lo dinámico que ya había aplicado a las ciencias preliminares23. La diferencia entre “el estudio fundamental de la condición de existencia de la sociedad”
y “el estudio de las leyes de su constante movimiento”, era tan clara a juicio suyo,
que podía prever la división final de la sociología en estática social. Pero en su
opinión era peligroso atribuir, en el período de formación de la ciencia, una gran
importancia a esta distribución conveniente del tema, ya que tendería a oscurecer
“la combinación indispensable y permanente de los dos puntos de vista”.
La actitud de Comte respecto de la economía política, tal como entonces se enseñaba, era el resultado natural de sus opiniones acerca del método más apropiado para crear una ciencia de la sociedad24. Como parte del movimiento general
del pensamiento revolucionario, había tenido una función “provisional”, y había
prestado un servicio transitorio al desacreditar la política industrial del ancien
régime cuando esa política se convirtió en un simple obstáculo al progreso.
Había preparado el camino para un sólido análisis histórico llamando la atención
22
Cours de philosophie positive, vol. IV (1839), pp. 412ss.
23
Ibid., pp. 318 ss.
24
Ibid., pp. 264-79.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
187
sobre la importancia del aspecto económico de la vida. Sin embargo, su utilidad
práctica era cosa del pasado y constituía ya un obstáculo efectivo para el adelanto social. Como el resto de la filosofía revolucionaria, tendía entonces a prolongar y sistematizar la anarquía social. Hacía que el pueblo considerara como
dogma universal la falta de toda intervención reguladora por parte de la sociedad
en los asuntos económicos; y hacía frente a todas las dificultades que surgían
de los cambios industriales modernos, tales como “la famosa e importantísima
cuestión económica del efecto de la maquinaria”, con “el estéril aforismo de la
libertad industrial absoluta”. A juicio de Comte, estas consecuencias prácticas
no procedían sino de sus defectos científicos fundamentales. Comte exceptuaba
de esta condenación general sólo a Adam Smith, de cuyo ejemplo, según él, se
habían apartado los creadores de la economía política contemporánea. Refiriéndose a ésta dice que era fundamentalmente metafísica: sus creadores no comprendían bien la necesidad de la observación científica. Su “vacuidad” estaba
demostrada por la falta en la literatura económica de aquello que comprueba
toda concepción verdaderamente científica, a saber, la continuidad y la fecundidad. Sus estériles discusiones acerca del significado de términos tales como
valor utilidad y producción recordaban las alambicadas disputas de la escolástica
medieval. Y el mismo aislamiento de la economía frente a otros campos de investigación social, que los economistas habían tratado de justificar, era su condenación más decisiva.
Por su misma naturaleza, los diversos aspectos de los estudios se relacionan, por
necesidad, unos con otros y son inseparables, de tal manera que un aspecto sólo
puede explicarse en forma adecuada tomando en consideración a los demás. Es
seguro que el análisis económico e industrial de la sociedad no puede, en efecto,
realizarse si se prescinde de todo análisis intelectual, moral, y político: y por
consiguiente, esta superación irracional es una prueba evidente de la naturaleza
esencialmente metafísica de las doctrinas que se basan en el mismo.
Ahora bien, Mill se sentía atraído y de momento dominado, por la concepción
general de Comte de la ciencia social o sociología; y en los últimos capítulos
de su Lógica recogió todo esto en conjunto, al mismo tiempo que la distinción
de Comte entre la estática social y la dinámica25. Así como Comte rechazaba la
filosofía política “metafísica” de Francia, así también Mill expuso en forma que
no deja lugar a dudas su opinión acerca de la insuficiencia de la “filosofía del
propio interés de la escuela de Bentham” en su aplicación a “la teoría general
del gobierno”. Esa filosofía, dice “se basa en una premisa de carácter general:
a saber, que los actos de los hombres están siempre determinados por su interés”.
Pero como esta premisa no era cierta, lo que en realidad no era otra cosa que
25
Logic de Mill, lib. VI, caps. 6, 10.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
188
“simple polémicas del día” y bastante útiles en tal concepto, se presentaba
erróneamente como “tratamiento científico de una cuestión importante”. Y expresándose como lo hubiera hecho Comte, añade:
Estos filósofos hubieran aplicado, y aplicaron en efecto, sus principios con numerosas salvedades. Pero lo que precisa no son salvedades. Es muy difícil hacer
las debidas correcciones en la superesctrutura de una teoría para compensar la
falta de solidez de sus cimientos. No es filosófico construir una ciencia basándose
en algunos de los agentes que determinan los fenómenos, y dejar el resto a la
rutina de la práctica o a la sagacidad de la conjetura. O bien, no hemos de pretender alcanzar formas científicas, o de lo contrario debemos estudiar por igual
todos los agentes determinantes, y tratar de incluirlos a todos, en tanto que sea
posible, en el recinto de la ciencia, de otro modo, concederemos inevitablemente
una atención desproporcionada a aquéllos que nuestra teoría tiene en cuenta,
sin conceder el valor debido al resto26.
¿Aplicaba Mill esta forma de razonar a la economía política, que Comte había
criticado precisamente con ese mismo espíritu? Mill no estaba dispuesto en
modo alguno a lanzar por la borda las teorías económicas de Ricardo que le
había inculcado su padre. En primer lugar, sostenía que podía establecerse una
distinción entre la “ciencia general de la sociedad” o “sociología general” y “los
distintos compartimientos de la ciencia, cada uno de los cuales sostiene sus
conclusiones sólo condicionalmente, sujeto al control supremo de las leyes de
la ciencia general”. Expone así el fundamento de su afirmación:
A pesar del consenso universal acerca de los fenómenos sociales, según el cual
nada de lo que ocurre en parte alguna de la sociedad deja de influir sobre todas
las demás partes, y a pesar de la suprema ascendencia que el estado general
de la civilización y del progreso social en una sociedad determinada tiene, por
tanto, que ejercer sobre los fenómenos parciales y subordinados; no es menos
cierto que diferentes especies de hechos sociales dependen principalmente de
diferentes clases de causas; y por consiguiente no sólo pueden estudiarse con
ventaja por separado, sino que así deben estudiarse....
Hay, por ejemplo, una extensa clase de fenómenos sociales cuyas causas
determinantes inmediatas son principalmente aquellas que actúan a través del
deseo de riqueza; y en las cuales la ley psicológica dominante es la muy familiar
de que se prefiere la ganancia mayor a la menor… Así puede construirse una
ciencia que ha recibido el nombre de economía política27.
26
Ibid., II, pp. 472 (3ª ed.).
27
Ibid., II, pp. 480-1.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
189
A pesar del “por ejemplo” con el que se presenta a la economía política, está
claro que la generalización se formuló en razón a ese asunto precisamente, con
una salvedad que se menciona poco después.
No trataré de decidir aquí qué otras ciencias hipotéticas o abstractas, análogas a
la economía política, pueden salir de la cantera general de las ciencias sociales;
qué otras porciones de los fenómenos sociales se hallan en una dependencia lo
suficientemente completa de una clase especial de causas, para que sea conveniente crear una ciencia preliminar de esas causas; aplazando para un período
posterior de la investigación el examen de las causas que actúan a través o en
conjunción con ellas28.
Pero Mill no estaba satisfecho de esta opinión “departamental”: continuó construyendo otros dos “puentes” entre sus nuevas y antiguas ideas. En un ensayo,
escrito en su mayor parte en 1830, y publicado en la London and Westminster
Review en 183629, Mill había establecido que el único método adecuado a la economía política, esto es, a la de Ricardo, era el método a priori o deductivo. Pudiera
creerse que entre esto y el método de observación recomendado por Comte
existía un golfo ya bastante ancho. Pero Mill procedió a describir “el método
histórico” –según el cual había que construir la sociología “general” de acuerdo
con Comte y con él mismo– en términos tales que le permitieran designar incluso
aquél como “método deductivo”, si bien era en realidad un “método deductivo
inverso”. Así, el contraste evidente en el método seguido se suavizaba hasta convertirse en una simple diferencia entre deducción “directa” e inversa”30.
El otro puente había de ser una nueva ciencia, o más bien un par de ciencias,
aún por crear. Mill explicaba por extenso en su Lógica, que había necesidad de
lo que él llamaba “etología” o ciencia del carácter31. Construía sobre esta base,
debería existir una etología política, esto es, “una teoría de las causas que determinan el tipo de carácter perteneciente a un pueblo o una época”32 La relación
entre la etología política y la economía política se indica en forma sumaria de
la manera siguiente:
La parte más imperfecta de aquellas ramas de la investigación social que se han
cultivado como ciencias separadas es la teoría de la manera en que sus conclusiones resultan afectadas por consideraciones etológicas. La omisión no es en defecto
de las mismas en tanto sean ciencias abstractas o hipotéticas, pero las daña en
28
Ibid., II, p. 486.
29
Reimpreso en Essays on some unsettled questions of political economy (1844).
30
Logic, II, pp. 476-7.
31
Ibid., II, p. 441.
32
Ibid., II, p. 486.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
190
su aplicación práctica como ramas de una vasta ciencia social. En la economía
política, por ejemplo, los pensadores ingleses admiten tácitamente leyes empíricas
de la naturaleza humana, que han sido calculadas sólo para Gran Bretaña y Estados Unidos. Entre otras cosas se supone que existe siempre una competencia
intensa, que, en realidad no existe en ningún país aparte de los dos citados. El
economista político inglés… rara vez ha aprendido que es posible que los hombres, en su negocio de vender sus géneros sobre el mostrador, se preocupen
más por su comodidad o su vanidad que por su ganancia pecuniaria33.
A pesar del “por ejemplo” que sirve una vez más de introducción, es evidente
que Mill piensa sólo en la economía política y que sobre todo para remediar
las “imperfecciones” de ésta ha de crearse la etología política. Tanto ésta como
la teología misma, las concebía Mill como de un carácter directa deductivo.
No me propongo criticar ni a Mill ni a Comte: lo que busco es aclarar las relaciones intelectuales de ambos. Y “no trataré de decidir” si es posible crear una
ciencia de carácter nacional, y, en caso afirmativo, sobre qué líneas habría de
construirse. Basándose en datos puramente biográficos –sobre los cuales cabe
insistir toda vez que no se hallan en su Autobiografía–, es evidente que Mill
pensó seriamente en realizar este proyecto de crear una etología; que “con ternura paternal acaricié este proyecto durante mucho tiempo”34, y que lo abandonó
porque no pudo sacar ningún partido de él35.
En este ánimo de retirada empezó a pensar en componer “un tratado, especial
de economía política, análogo al de Adam Smith”. En una carta a Comte escrita
en abril de 1844, indica que “esto sólo sería para él el trabajo de unos cuantos
meses”36. En la Autobiografía se encuentran alguno, por menores acerca del
tiempo que en realidad empleó en su composición37.
La economía política la escribí mucho más rápidamente que la Lógica, o a decir
verdad que cualquier cosa de importancia escrita por mí antes. La comencé en el
otoño de 1845, y estaba lista para la imprenta antes de finalizar el año 1847. En este
período de poco más de dos años hubo un intervalo de seis meses durante el cual
dejé a un lado este trabajo, mientras escribía artículos Morning Chronicle… sosteniendo la conveniencia de crear propiedades campesinas en las tierras desocupadas
de Irlanda. Esto ocurrió durante la época del hambre, en el invierno de 1846-47.
33
Ibid., II, p. 487.
34
Bain, pp. 78-9.
35
Además del informe de Bain, son interesantes las cartas de Mill a Comte, impresas por
Lévy-Bruhl, pp. 260, 285.
36
Lévy-Bruhl, p. 308.
37
Lévy-Bruhl, p. 235.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
191
Después de lo que hemos visto de su historia mental, es fácil anticipar que a
Mill ya nunca le satisfaría el tratamiento dado a la economía por su padre, y en
años posteriores por McCulloch o Senior. No abrigaba duda de ninguna clase
respecto de los “principios” de la economía abstracta, tal como los había heredado. Como se ha dicho muy bien, sobre esta materia “Mill habla como el que
expone un sistema establecido”38. Hasta 1844 no había vuelto a imprimir en el
pequeño volumen titulado Some unsettled questions of political economy, su
antiguo ensayo sobre el método, y expresó su completa satisfacción con la
ciencia, tal como se encontraba “en los escritos de sus mejores maestros”39. Pero
estaba obligado a establecer alguna clase de relación con aquella ciencia social
o filosofía general de la cual se había formado una idea al leer a Comte. Por
ello, dió a su libro el título: “Principios de economía política, con algunas de
sus aplicaciones a la filosofía social”. Algunos años después el mismo Mill se
refería a su obra en los siguientes términos:
Desde el principio, se citó continuamente como una autoridad en la materia,
porque no era un libro sólo de ciencia abstracta, sino también de aplicación, y
trataba de economía política no como una cosa especial, sino como un fragmento
de un todo mayor; una rama de la filosofía social, entrelazada con todas las demás
ramas en forma tal que sus conclusiones, incluso las de su especial incumbencia,
son sólo ciertas en determinadas, sujetas a la intervención y a la oposición de
causas fuera de su alcance: mientras que no pretende tener el carácter de una
guía práctica, aparte de otras clases de consideraciones40.
El lector juzgará hasta qué punto tuvo éxito esta “aplicación” –hasta qué punto
se prestaba en realidad a aplicación la naturaleza de la ciencia abstracta. Pero
el carácter de la empresa aparecerá con mayor claridad si se señalan algunas
de características.
Según hemos visto, Mill desistió de su idea de crear una etología. Pero las reflexiones suscitadas por el proyecto dejaron sus huellas en el capítulo sobre “la
competencia y costumbre”41. En él se pone a la costumbre al lado de la competencia como el otro agente que determina la división de los productos en régimen
de la propiedad privada. Subraya no sólo que la competencia es un fenómeno
relativamente moderno, de tal manera que, hasta hace poco, las rentas, por
ejemplo, las fijaba la costumbre, sino también, que “incluso en el estado actual
de intensa competencia” su influencia no es tan absoluta como a menudo se
supone: frecuentemente existen dos precios en el mercado. Mill afirma que
38
Leslie Stephen, The english utilitarians, II, 161.
39
Unssettled questions, p. 149.
40
Autobiography.
41
Libro II, cap. 4.
192
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
los economistas políticos en general, y sobre todo los ingleses, acostumbran
conceder, una importancia casi exclusiva al primero de esos dos agentes, exagerar
el efecto de la competencia, y tener muy poco en cuenta el otro principio opuesto.
Tienden a expresarse como si creyeran que la competencia hace efecto, en todos
los casos, todo lo que puede mostrarse que tiende en efecto a hacer.
Es en extremo significativo el lenguaje en el cual procede a formular una explicación y una justificación relativa de esta costumbre.
Esto comprende en parte si tenemos en cuenta que sólo a través del principio
de la competencia tiene la economía política cierta pretensión al carácter de una
ciencia. En tanto que las rentas, las ganancias, los salarios, y los precios, los determine la competencia, puede asignárseles leyes. Si suponemos que la competencia es su agente regulador exclusivo, pueden establecerse principios de una
gran generalidad y de precisión científica, por los cuales se regularán. El economista político cree, que éste es asunto de su incumbencia: y como ciencia abstracta
o hipotética no puede exigirse que haga nada más.
Pero, como el atribuir a la competencia una preponderancia ilimitada es, en
realidad, “una concepción muy equivocada de la verdadera causa de los asuntos
humanos”,
Para evitar errores, al aplicar las conclusiones de la economía política a los asuntos
de la vida, debemos examinar no sólo lo que ocurrirá suponiendo el máximo de
competencia sino hasta qué punto se afectará el resultado si la competencia no
llega a ese máximo.
Después de esto podría tal vez esperarse que Mill se embarcara en un análisis
cuantitativo de la divergencia entre las “leyes” de la “ciencia” y las realidades
de la vida. Pero en realidad en su tratado no hace ninguna tentativa en tal sentido y dice bien claramente que se ha dejar al lector la aplicación de esta
advertencia.
Estas observaciones deben recibirse como una corrección de carácter general,
que se han de aplicar siempre que sea pertinente, se mencionen o no en forma
expresa, a las conclusiones contenidas en las partes siguientes de este tratado.
Nuestros razonamientos tienen que proceder, en general como si los efectos conocidos y naturales de la competencia fueran efectivamente producidos por
ésta.
Nos llevaría demasiado lejos examinar el concepto de “ciencia” y su relación
con la ley, sobreentendida en esos pasajes compartir con lo expuesto por Mill
en otros sitios; o ver si una comprobación sistemática y un agrupamiento de los
hechos reales, según las reglas ordinarias de la evidencia, merecen llamarse
“científicos”, aun cuando no den lugar a una ley. Al limitar, como lo hizo, el
término “ciencia” al razonamiento abstracto, y dejar la fijación de su relación
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
193
con las condiciones reales a lo que él en otro lado llama “la sagacidad de la
conjetura”, Mill ejerció sin duda una profunda influencia en el carácter posterior
de los escritos económicos en Inglaterra.
En la Economía política puede encontrarse otro resultado de la fase anterior de
la especulación social de Mill, en la distinción entre estática y dinámica, que
introduce en la misma economía42. Según vimos en la Lógica, esta distinción se
aplicó, siguiendo a Comte, sólo a la sociología general que había de crearse por
“el método histórico”. Pero como la sociología general se aplazó indefinidamente,
porque la etología que a juicio de Mill formaba su base no cuajaba, parecía
apropiado emplear la distinción en la ciencia “preliminar” y añadir en la Economía política una “teoría del movimiento” a la “teoría del equilibrio”. Sin embargo, empleada así, la distinción se convierte en algo muy diferente a lo imaginado por Comte. Casi todo el Libro IV de Mill sobre el progreso de la sociedad
consiste en un razonamiento altamente teórico y abstracto acerca del efecto sobre
los precios, las rentas, las ganancias y los salarios, en una sociedad competitiva
del tipo actual, del progreso de la población, del capital, y de las artes de la
producción, combinado de diversas maneras. Buena parte del contenido de sus
argumentos se derivó de Ricardo o de su escuela; y toda la discusión se mueve
dentro del ambiente ricardiano, aun cuando Mill sigue un camino propio. Este
hecho no entraña por necesidad una condenación. Se hace sólo para librar el
uso que hacía Mill de los términos “estática” y “dinámica” en su Economía política de la ambiguedad que pudiera ir unida a ellos a causa del empleo anterior
de esos términos en relación con la sociología general. Y hemos de exceptuar
el último capítulo del libro, sobre el “futuro probable de las clases trabajadoras”,
que es una profecía de la victoria final de la cooperación, y que tiene poca o
ninguna relación con lo que le antecede.
Y llegamos al fin a lo que Mill consideraba la característica distintiva de su obra:
la tercera de las influencias que afectaron su desarrollo intelectual después de
su primera educación. Me refiero, naturalmente, a la distinción que Mill establecía
entre las leyes de la producción y las de la distribución de la riqueza43. Puede
compararse la exposición formal de los Principios con el pasaje de la Autobiografía44 en el que Mill se refiere a la influencia de Mrs. Taylor (con la que casó
en abril de 1851):
No aprendí de ella la parte puramente científica de la Economía política; pero fué
sobre todo su influencia la que dió al libro ese tono general que lo distingue de
todas las exposiciones anteriores de economía política que tenían alguna pretensión
42
Libro IV, cap. 1.
43
Véanse los párrafos de las Observaciones Preliminares y lib. II cap. I, s 1.
44
P. 246.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
194
científica… Ese tono consistía principalmente en hacer la debida distinción entre
las leyes de la producción de la riqueza –que son en realidad leyes de la naturaleza
y dependen de las propiedades de los objetos– y las formas de su distribución,
las cuales, sujetas a determinadas condiciones, dependen de la voluntad humana.
Casi todos los economistas políticos las confunden, incluyéndolas en la designación
de leyes económicas, que a su juicio no pueden ser anuladas o modificadas por
el esfuerzo humano; atribuyendo la misma necesidad a las cosas que dependen
de la condiciones invariables de nuestra existencia terrestre, y a aquéllas que, no
siendo consecuencia obligadas de determinadas convenciones sociales, no hacen
más que extenderse con éstas: dadas ciertas y costumbres, los salarios, las ganancias, y la renta los fijarán determinadas causas; pero esta clase de economistas
deja a un lado ese indispensable supuesto previo y afirma que esas causas han
de determinar, por una necesidad inherente contra la que nada pueden los medios
humanos, las partes que corresponden, en la división del producto, a obreros,
capitalistas, y terratenientes. Los Principios de economía política no cedían a ninguno de sus predecesores en aspirar a la apreciación científica de la actuación de
esas causas, en las condiciones que las mismas hacen presuponer; pero sentaban
el precedente de no tratar esas condiciones como definitivas. Las generalizaciones
económicas que dependen no de necesidades naturales sino de éstas combinadas
con las disposiciones sociales existentes, se trata sólo como provisionales y expuestas a sufrir grandes alteraciones por el progreso del adelanto social. Siento
que en partes estas opiniones se despertaron en mí como resultado de las especulaciones de los sansimonianos; pero si las convertí en un principio viviente que
penetra y anima todo el libro fue a instancias de mi esposa.
Sería interesante, si dispusiera de espacio, tratar de distinguir las diferentes corrientes de pensamientos que convergían en esta época en Mill y en su esposa.
Ambos tenían un corazón ardiente y simpatías generosas; y uno de los hechos
más importantes acerca de los Principios de Mill, es, además de que era la obra
del hijo de su padre, que se publicó en el importante año de 1848. La amistad
personal de Mill con Carlyle y Maurice en Inglaterra, su vivo interés durante
años en el sansimonismo y todas las demás fases primitivas del “socialismo”
francés, todo ello predisponía a usar la vieja economía política, si es que la seguía usando, “con una diferencia”. No me propongo añadir un argumento más
a los muchos que se han aducido acerca de la validez de la distribución entre
las leyes de producción y las formas de distribución. Pero desearía hacer algunos
comentarios sobre una palabra que este respecto estaba siempre en los labios
de Mill: me refiero a la palabra “provisional”; la cual, según el mismo, había tomado de Austin45 Mill la empleó dos veces en su carta a Comte en la que le
anuncia su intención de escribir un tratado económico:
45
Autobiography.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
195
Conozco su opinión de la economía política del día: mi opinión de ella es mejor
que la suya; pero, si acaso llego a escribir algo sobre este tema, lo haré sin perder
jamás de vista el carácter puramente provisional de todas sus conclusiones concretas; sobre todo cuidaré de separar las leyes generales de la producción, que
son por necesidad comunes a todas las sociedades, de los principios de la distribución y el cambio de la riqueza, que presuponen por necesidad un estado particular de la sociedad, sin que ello implique que este deba, o incluso pueda,
persistir indefinidamente… Creo que un tratado de este tipo podría tener, sobre
todo en Inglaterra, mucha utilidad provisional, y que ayudaría mucho a introducir
el espíritu positivo en las discusiones políticas46.
Siguió entonces un curioso intercambio de cartas. Comte contestó con cortesía
que celebraba que Mill comunicado su proyecto, y que no dudaba de su utilidad,
pues contribuirá a que se esparciera el espíritu positivo.
Aunque en mi opinión un análisis económico, propiamente dicho, no debería
emprenderse o concebirse por separado del cuerpo general del análisis sociológico, tanto dinámico como estático, no obstante, no me he negado nunca a reconocer la eficacia provisional de esta clase de metafísica del día47.
Mill escribió en contestación que le agradaba obtener la aprobación de Comte,
ya que temía que éste hubiera estimado su proyecto “esencialmente
anticientífico”;
Y lo sería en realidad si yo no tuviera el mayor cuidado posible en establecer el
carácter provisional de cualquier doctrina de los fenómenos de la actividad que
pierda de vista el movimiento general de la humanidad48.
Comte contestó una vez más que creía muy afortunado el proyecto de Mill.
Cuando se considera que tiene tan solo la finalidad preliminar y la función provisional que le asigna el punto de vista histórico general, la economía política
pierde sus principales peligros y puede llegar a ser muy útil49.
Es patente que los corresponsales no están de acuerdo. Comte, al decir “provisional”, quiere decir hasta que pueda crearse una sociología positiva; Mill quiere
decir mientras dure el actual sistema de propiedad privada. Mill consideraba que
mientras no cambiaran los fundamentos del sistema social existente la economía
de Ricardo se ajustaba tan bien a las condiciones de la época que no era preciso
46
3 de abril, 1844, traducido del texto francés de Levy-Bruhl, p. 309.
47
1º de mayo, 1844, Ibid., p. 314. Debe consultarse el original francés. En una traducción
libre es imposible dar todos los matices del original.
48
6 de junio, 1844, ibid., p. 322.
49
22 de julio, 1844, ibid., p. 338.
196
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
hacer ningún cambio sustancial ni en sus métodos ni en sus conclusiones. Y con
esta actitud –aplazando el rompimiento con la economía política ricardiana hasta
una época que a juicio de personas menos entusiastas que él equipararse a las
Calendas griegas–, afirmó su influencia sobre muchos de sus lectores.
Desde la época de Mill se ha escrito mucho sobre economía política. Ha nacido
la Escuela Histórica alemana, que alcanzó un alto grado de perfección en el
tratado de Gustav Schmoller. Por otro lado, han aparecido otras teorías, tan
abstractas como las de Ricardo, que ellos rechazan: y aquí los nombres que más
se destacan son los de Jevons y Menger. Entretanto ha crecido y ha declinado
una doctrina socialista igualmente abstracta, obra de Marx en su mayor parte.
Pero los Principios de Mill continuarán leyéndose y merecerán leerse. Representan una fase interesante de la historia intelectual del siglo XIX. Pero su mérito
es más que histórico. El libro de Mill es aún uno de los libros más estimulantes
que puedan ponerse en manos de los estudiantes, siempre que se les advierta
desde el principio que no debe considerarse como definitivo en todas sus partes.
En mi opinión, no se ha escrito nada mejor en inglés sobre algunos de los tópicos que en él se debaten; en cuanto a otros, el tratamiento que les da Mill es
aun hoy el mejor punto de partida para investigaciones ulteriores. Cualesquiera
que sean sus faltas, pocas o muchas, es un gran tratado, concebido ejecutado
en un plano elevado, y en el que alienta un noble espíritu. La personalidad de
Mill es muy humana –sobre todo cuando se penetra por debajo del flujo magisterial de su texto final, como podemos hacerlo ahora al reseñar en este libro
sus diferentes estados de espíritu. No es probable que el lector de hoy llegue a
él con un espíritu muy receptivo; y durante tiempo aún tendrán bastante que
aprender en sus páginas, incluso quienes más difieren de él.
Nos queda aún por explicar el carácter de la presente edición. El texto es el de
la séptima edición (1871), la última corregida por Mill, y esperamos que en ésta
no aparezcan las erratas accidentales que se deslizaron en aquella. Pero en el
caso particular en el que el mismo Mill abandonó públicamente una doctrina
importante de sus Principios –la del fondo de salarios–, ha parecido conveniente
dar un extracto de sus últimos escritos en el Apéndice; plan que también se ha
seguido respecto a las últimas opiniones de Mill sobre el socialismo. He añadido
también una serie de referencias a los escritores más importantes que desde la
época de Mill se han ocupado de los principales puntos de su tratado, sobre todo
de aquellos sujetos a controversia. Casi no puedo esperar haber escapado por
completo a la influencia de mis inclinaciones personales al hacer esta selección.
Si las referencias sobre cualquiera de los títulos parecen escasas o parciales, debe
tenerse presente que sólo se pretende incluir las obras más notables cuyo valor
reconocen de manera general todos los economistas serios, y que la elección se
limita casi por completo a los libros accesibles al público que lee inglés.
W.J. Ashley / Principios de economía política de John Stuart Mill
197
No obstante, la característica principal de esta edición es la indicación en las notas
de todos los cambios importantes o adiciones hechos por Mill en el curso de las
seis ediciones que él mismo revisó. La fechas de esas ediciones, después de la
primera de 1848, fueron 1849, 1852, 1857, 1862, 1865 y 1871. En todas ellas introdujo Mill notables alteraciones. Sobre todo en las primeras, Mill escribió de
nuevo o añadió secciones o párrafos enteros; pero incluso en la última, la de
1871. Las “pocas correcciones verbales” de las que habla Mill en su prefacio bastan, en más de un pasaje, para dar un sentido diferente al argumento. Fué el artículo publicado por Miss M. A. Ellis en el Economic Journal de junio de 1906 el
pie llamó mi atención hacia este aspecto interesante de la historia de los Principios; y me pareció que sería conveniente, para los que estudiarán el libro, señalar
estas variaciones. Por consiguiente, he comparado la primera y la séptima edición
página por página y párrafo por párrafo y dondequiera que encontré alguna divergencia importante consulté las otras ediciones y comprobé la fecha de su
primera aparición. Este trabajo resaltó más pesado de lo que yo esperaba, a pesar
de ayudarme con las notas de Miss Ellis que ésta muy amablemente puso a mi
disposición; y no puedo estar seguro de que no haya escapado a mi atención
algo que mereciera la pena anotar. No he tenido en cuenta los simples cambios
de lenguaje cuya finalidad no era otra que la de mejorar el estilo, aunque por lo
respecta a todos los que podían representar un cambio de opinión más bien he
procurado pecar por exceso que por defecto. Todas las notas editoriales las he
puesto entre corchetes y he añadido y marcado de la misma manera las fechas
de todas las notas que proceden del mismo Mill, posteriores a la primera edición.
Como la revisión que hiciera Mill del texto, aunque considerable, fue más bien
fragmentaria, sus alusiones a fechas son a veces algo desconcertantes: un “ahora”
en su texto puedo significar cualquier fecha entre 1848 y 1871. En todos los casos
en que he creído necesario fijar y recordar al lector la época en que se escribió
determinada frase, he insertado la fecha en el texto entre corchetes.
La puntuación de Mill no es tan preponderantemente gramatical como ha llegado
a ser después. Como en todos los libros de mediados del siglo pasado, es en
gran parte retórica. Ya los impresores, en el curso de las seis ediciones, habían
usado de vez en cuando de su discreción para suprimir alguna que otra coma
que inducía a error. Yo me he aventurado a usar con mayor libertad este procedimiento, suprimiendo algunas comas de carácter retórico que parecían hacer
más difícil compresión del texto. El índice lo preparó Miss M.A. Ellis.
He de expresar mi agradecimiento a los propietarios de la de la Fortnightly Review por permitirme utilizar los artículos póstumos de Mill, y a Mr. Hugh Elliot
por autorizarme a tomar como referencia las cartas de Mill que está editando
actualmente.
Edgbaston, septiembre 1909
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 199-224• ISSN: 0005-4720
Bancos centrales como agentes de desarrollo económico*
Epstein
Gerald Epstein**
Resumen
En las últimas dos décadas, ha ocurrido un cambio global en la teoría y práctica de las operaciones de los bancos centrales. El enfoque considerado actualmente como la “mejor práctica” para la banca central consiste en lo siguiente: (1) independencia del banco central (2) énfasis en combate
inflacionario (incluyendo la adopción de “metas inflacionarias” formales) y (3)
el uso de métodos indirectos de política monetaria (esto es, tasas de interés a
corto plazo en contraposición a métodos directos tales como límites de créditos). Esta ponencia argumenta que este enfoque neo-liberal de operación
de los bancos centrales es altamente idiosincrásico en el sentido de que, en
su conjunto, es dramáticamente distinto a la teoría y práctica histórica reinante de las actividades de los bancos centrales, no solamente en los países en
vías de desarrollo, sino, de forma notoria, en los propios países desarrollados
* La versión original en inglés de este trabajo (Central Banks as Agents of Economic Development) fue publicada en septiembre de 2005 por el Instituto de Investigación de Economía
Política, PERI, de la Universidad de Massachusetts Amherst: Series Workingpaper, n° 104.
Ésta es una versión sustancialmente revisada y resumen de una ponencia elaborada para la
Conferencia WIDER, “Instituciones y Desarrollo Económico – Teoría, Historia y Experiencias
Contemporáneas”, abril, 2005, Helsinki, Finlandia. El autor agradece a Ha-Joon Chang, Meredith Woo Cummings, Eric Rauchway, Howard Stein, Leonardo Burlamaqui, Thomas David,
Erik Reinert y, al resto de los participantes de la conferencia WIDER por los diversos comentarios de utilidad y, a Kane Finnoff por su excelente asistencia investigativa. Todos los
errores restantes son míos.
** Profesor de Economía y Co-Director, Instituto de Investigación de Economía Política (PERI),
UMASS, USA. Correo electrónico: [email protected].
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
200
de hoy día. A lo largo de la historia inicial y reciente de las actividades de los
bancos centrales en los EE UU, Inglaterra, Europa y en cualquier otro lugar,
el financiamiento a los gobiernos, la administración de tasas de cambio y el
soporte de sectores económicos a través de la utilización de “métodos directos”
de intervención han sido las tareas más importantes de los bancos centrales
y, de hecho, en muchos casos, estuvieron ente las razones de su existencia.
El paquete de políticas centrales neoliberales, entonces, se encuentra drásticamente fuera de correspondencia con la historia y práctica preponderante de
las operaciones de los bancos centrales a lo largo de la mayor parte de su
historia.
Código JEL: E5; E6; N1; N2; O2
Introducción
En las últimas dos décadas, ha ocurrido un cambio global en la teoría y práctica
de las actividades de los bancos centrales (Blinder, 1998; 2004). La “mejor práctica” ahora comúnmente preescrita por las instituciones financieras internacionales
tales como el FMI (IMF), asimismo como por muchos economistas prominentes,
es mejor caracterizada por el enfoque “neoliberal” de las operaciones de los
bancos centrales (Epstein, 2003). Los componentes principales de esta fórmula
son: 1) independencia del banco central; 2) énfasis en combate inflacionario
(incluyendo la adopción de “metas inflacionarias” formales) y 3) el uso de métodos indirectos de políticas monetarias (esto es, tasas de interés a corto plazo
en contraposición a métodos directos como límites de crédito) (Bernanke y
otros, 1999).
Estos principios contienen implicaciones de alcance más profundos. La independencia de un banco central implica, primero y principal, que el banco central
no debería estar sujeto a presiones del gobierno para financiar actividades gubernamentales (déficit). El énfasis inflacionario significa que el banco central no
debería preocuparse por otros objetivos tales como promocionar pleno empleo,
dar apoyo a políticas industriales o asignar crédito a sectores con necesidades
sociales especiales, tales como vivienda. El banco central no debería ni intentar
administrar tasas de cambio a través de políticas económicas ni tampoco a través
de la utilización de controles sobre el flujo de capital. La prosecución de herramientas indirectas de política monetaria significa que el banco central no debería
utilizar técnicas de asignación de crédito tales como tasas de interés subsidiadas,
límites de créditos y controles de capital para influir tanto en la cantidad como
en la asignación del crédito. Estos preceptos están siendo promovidos no solamente en los países desarrollados, sino también con gran rigor en los países en
vías de desarrollo.
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
201
Como muestro abajo, esta fórmula –el no apoyar el gasto gubernamental, renuencia a la administración de tasas de cambio y oposición al uso de controles
de capital y el evitar involucrase en políticas de gestión de créditos para ayudar
a sectores económicos – es altamente idiosincrásica en el sentido de que, en su
conjunto, es dramáticamente distinta a la teoría y práctica histórica reinante de
las actividades de los bancos centrales, no solamente en los países en vías de
desarrollo, sino, considerablemente, en los propios países desarrollados de hoy
día1. A lo largo de la historia inicial y reciente de las actividades de los bancos
centrales en los EE UU, Inglaterra, Europa y en cualquier otro lugar, el financiamiento a los gobiernos, la administración de tasas de cambio y el soporte de
sectores económicos a través de la utilización de “métodos directos” de intervención han sido las tareas más importantes de los bancos centrales y, de hecho,
en muchos casos, estuvieron ente las razones de su existencia. El conjunto de
políticas centrales neoliberales, entonces, se encuentra drásticamente fuera de
correspondencia con la historia y práctica preponderante de las operaciones de
los bancos centrales a lo largo de la mayor parte de su historia2.
Indudablemente, los historiadores de las actividades de los bancos centrales estarían de acuerdo en que financiar los gobiernos y administrar las tasas de
cambio fueron claves para los bancos centrales durante décadas, si es que no
lo fueron durante siglos3. Sin embargo habrá mayor resistencia a pensar que una
característica común de las actividades de los bancos centrales también ha incluido la ayuda a sectores económicos. Siguiendo la discusión fundamental de
Gerschenkron (Gerschenkron, 1962), la historia general deriva una importante
distinción entre los sistemas bancarios desarrollados tardíamente, tales como
Francia y, los desarrollados tempranamente, principalmente Inglaterra. Entre los
primeros, los bancos tenían que acumular y asignar grandes cantidades de crédito a largo plazo de forma tal que las empresas locales pudieran equipararse
con aquellas en Inglaterra. Menos discutido es una presunta diferencia asociada
al rol de los bancos centrales en estos dos tipos de países. Cuando se narra la
historia, resulta que el Banco de Inglaterra se concentró en asuntos macroeconómicos tales como mantener el estándar del oro, controlar la inflación y, actuar
como prestamista de último recurso para prevenir inestabilidad financiera,
1
Ver Chang (2002), para argumentos paralelos en una variedad de otras políticas e instituciones.
2
Esto no niega, por supuesto, el importante objetivo en la estabilidad de precios y otros
objetivos de estabilización, en la historia de las operaciones de los bancos centrales. Ver más
abajo.
3
Existe una amplia y creciente literatura en la historia de los desarrollos de los bancos centrales. Para una compendiosa investigación, ver Goodhart y otros (1994); Sylla y otros (1999)
enfatiza el rol del gobierno.
202
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
mientras que los bancos centrales continentales también estaban comprometidos
con políticas sectoriales para apoyar el financiamiento de la industria a mediano
plazo y largo plazo. El caso de Japón es más parecido al de los países europeos,
mientras que el de los EE UU se parece más al de Inglaterra.
En esta historiografía, entonces, estaban los bancos centrales macro-orientados,
tales como el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de EE UU, que han utilizado principalmente herramientas de política indirectas y estaban los bancos
centrales de gestión de crédito, tales como el Banco de Francia y el Banco del
Japón, que han apoyado políticas industriales. Este recuento sugiere que el logro
de modernizar las actividades de los bancos centrales implica transformar nuestro
banco central desde el modelo europeo anacrónico al modelo moderno del
Banco de Inglaterra o de la Reserva Federal a través de la abstención de la gestión de créditos y de la utilización de controles “directos” para ayudar a sectores
económicos (Fischer, 1994).
El problema con este recuento es que deja de lado un hecho importante: prácticamente todos los bancos centrales, incluyendo el Banco de Inglaterra (BOE)
y la Reserva Federal de EE UU (el Fed) han utilizado mecanismos directos para
ayudar a sectores económicos. Y esto no ha sido simplemente un asunto de
aberración histórica, sino al contrario, ha sido un aspecto esencial de sus estructuras y comportamiento durante décadas. En particular, un rol crucial tanto
para el BOE como para el Fed ha sido incentivar los sectores financieros de sus
economías, y especialmente, apoyar el rol internacional de su industria de
servicios financieros. Lo han hecho a través del uso de tasas de interés subsidiadas, restricciones legales, crédito directo y persuasión moral para promover
mercados e instituciones particulares. Por otra parte, en algunas ocasiones, han
incluso orientado su política monetaria general hacia la promoción del desarrollo
de este sector económico en particular.
El rol histórico del Banco de Inglaterra en promocionar a la Ciudad de Londres
es bastante conocido, pero el rol análogo de la Reserva Federal con respecto a
los mercados financieros de EE UU y el rol internacional del dólar son menos
discutidos (Broz, 1997; Epstein, 1981; Greider, 1987). Aún así, cuando se ha entrado en acuerdo, usualmente estos casos han sido vistos sencillamente como
una manera de re-distribuir ingresos desde un sector (industria y trabajo) a otro
(finanzas). Sin embargo –y este es un punto importante aquí– deben ser vistos
también como mecanismos de “política industrial”, un intento del banco central
para desarrollar un sector “específico” de la economía, no solamente para proveer beneficios a sus amigos y aliados políticos, ni proveer “macro estabilidad”,
sino también porque ellos son considerados un sector importante, dinámico de
la economía como un todo.
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
203
El punto, entonces, es este: prácticamente todos los bancos centrales se han
comprometido con “política industrial” u “objetivos selectivos”. La diferencia radica en las industrias a las que han promovido. Significativamente, el tenor
completo de desarrollo económico puede verse afectado de manera fundamental
por cuales de estas industrias fueron promovidas por el banco central y las instituciones asociadas. Sin embargo, distinguirlo es complejo. La evidencia sugiere
que los bancos centrales orientados más hacia el desarrollo industrial y social
tienen mayor posibilidad de contar con un rol de agentes de desarrollo más
productivo que aquellos que desarrollaron los sectores financieros, pero presumiblemente los impactos dependen de muchos factores complejos tales como
la estructura de sus economías locales, su función en la economía global y la
función de las economías globales en la evolución histórica del mundo.
El resto del trabajo se organiza de la manera siguiente. En la siguiente sección,
discuto las funciones y racionalizaciones de las actividades de los bancos centrales, a manera de introducir algunos conceptos y distinciones que serán importantes para el resto del trabajo. La sección III discute la evolución de los
principales bancos centrales de la “OECD” (Organizaciones de Cooperación y
Desarrollo Económico) previos a la Segunda Guerra Mundial. Yo enfatizo en
sus roles como financistas de gobiernos, administradores de tasas de cambio y
promotores de sectores económicos. En la sección IV, discuto el asunto de política sectorial durante el periodo de la Post Segunda Guerra Mundial. La sección
V amplia el porqué de la actividad de los bancos centrales en los países en vías
de desarrollo. La sección VI resume y concluye.
El rol de los bancos centrales en desarrollo
La mayoría de los bancos centrales de los países desarrollados evolucionaron a
partir de bancos privados, no de forma abrupta, sino en un largo período de
tiempo (Goodhart, 1998; Capie y otros, 1994). Por lo tanto, los historiadores de
actividades de bancos centrales debaten en torno a la pregunta: ¿Cuándo se
convirtió cada banco central “prototipo” en un banco central “real”? Este debate
sugiere inevitablemente la pregunta: ¿Cuál exactamente es la definición de un
banco central, y como asunto relacionado, qué funciones debe llevar a cabo un
banco para ser denominado propiamente un banco central? Esta pregunta es
de interés histórico ya que para comprender el rol de los bancos centrales en
el desarrollo, se debe determinar cuándo estaban funcionando los bancos centrales. Dada la lenta evolución de los bancos centrales “prototipos” hasta los actuales, esta no es una pregunta fácil de responder.
La mayoría de los historiadores identifican las siguientes funciones como históricamente esenciales a las operaciones de los bancos centrales: 1) unificar y
emitir las notas de crédito nacionales; 2) actuar como banco del gobierno;
204
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
3) actuar como el banco de los bancos comerciales; 4) fungir como prestamista
de último recurso de la banca e inclusive del sistema financiero como un todo;
5) realizar política monetaria para administrar las tasas de cambio y el nivel de
precios. Otras actividades han sido adicionadas a esta lista: 6) llevar a cabo política monetaria para administrar el nivel general de la actividad económica y
7) asignar créditos para propiciar metas nacionales. Esta lista es contenciosa
para los historiadores, con muchos alegando que una u otra de éstas es condición imprescindible en las operaciones de los bancos centrales, y con la mayoría
de las autoridades dándose últimamente por vencidas y declarando que quizás
no puedan ponerse de acuerdo en cómo definir un banco central, pero saben
reconocer cuando ven uno4 (Capie, 1999).
Existen al menos tres roles adicionales de los bancos centrales que son de menor
consideración. Uno es el rol distributivo de la política del banco central. Las políticas de los bancos centrales pueden tener impactos diferenciales en clases y grupos
distintos: trabajadores y capitalistas, deudores y acreedores, finanzas e industria,
aquellos que operan con bienes comerciales y no comerciales. Vinculando esto
con la economía política de las actividades de los bancos centrales, por ejemplo,
los banqueros pueden oponerse a una política monetaria expansiva porque ésta
disminuiría las tasas de interés reales e incrementaría la inflación, mientras que
los trabajadores e industriales pueden preferir políticas menos estrictas.
El segundo rol menos conocido es el rol político de los bancos centrales. Hoy
por hoy, este rol es principalmente discutido en el contexto de si el banco central
es o no es independiente del gobierno (en contraposición a estar integrado al
gobierno) con énfasis, principalmente, en el impacto de la “independencia” del
banco central sobre la inflación. Pero el rol político del banco central es mucho
más multifacético que esto. Durante el periodo de des-colonización siguiente a
la segunda guerra mundial, se reconoció que a través de la promoción de la
unificación financiera, los bancos centrales pueden desempeñar un rol político
importante en ayudar a establecer soberanía y unidad nacional. Más recientemente, los bancos centrales que son relativamente independientes de los gobiernos frecuentemente representan y promueven intereses particulares, distritos
electorales e ideologías en la esfera pública y privada y de ese modo afectan el
color y tenor del debate político general sobre política económica (Epstein,
1982). En tiempos recientes, estos han estado usualmente en correspondencia
con aquellos de círculos financieros, incluyendo actores externos como el FMI,
de incentivar liberalización financiera, fijación de metas inflacionarias y la
4
Capie, por ejemplo, alega que el prestamista de último recurso es el verdadero requisito
esencial de las actividades de los bancos centrales (Capie, 1999). Para fines de esta ponencia,
intentaremos evitar este problema enfocándonos en los roles desempeñados por los bancos
tanto que fueron bancos centrales o que eventualmente evolucionaron a éstos.
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
205
eliminación de controles de capital. En comparación, los bancos centrales que
están más integrados al gobierno están más propensos a promover políticas y
procedimientos dispuestos en mayor medida por prioridades gubernamentales
e ideologías imperantes5.
Un tercer rol subestimado es el rol asignatario: la política del banco central
puede deliberadamente o inadvertidamente influir en la rentabilidad y acceso
a créditos de las diversas industrias. Este rol de desarrollo se encuentra subenfatizado, relativamente en comparación a los otros dos.
En pocas palabras, históricamente los bancos centrales han desempeñado muchos y diversos roles: los bancos centrales han reunido estos roles por períodos,
primero algunos como bancos privados, conectados con el gobierno, luego otros
como instituciones públicas “propias”. En cualquier caso, queda claro que la
versión neo-liberal de las operaciones de los bancos centrales ha adquirido una
versión altamente limitada de esta lista.
Los bancos centrales como agentes de desarrollo
Esto nos lleva finalmente a la pregunta: ¿Dónde, dentro de todo esto está el rol
del banco central como agente para el desarrollo? El término ‘agente’ implica
que el banco central se ve a sí mismo como intentando incentivar desarrollo.
La moda actual es que los bancos centrales consideren una rigurosa aproximación de esto: el único rol que pueden desempeñar como agentes para el desarrollo es en la creación de un contexto de “estabilidad macroeconómica”, incluyendo, estabilidad financiera a través de regulaciones financieras. Sin embargo,
en nuestros recuentos veremos que a pesar de mucha historia sobre las actividades de los bancos centrales, muchos bancos centrales han aspirado a realizar
mucho más que ello, con muchos de ellos hasta viéndose a sí mismos como
“agentes para el desarrollo” en el propio sentido de la palabra.
El desarrollo de las actividades de los bancos centrales en EE UU,
Reino Unido, Europa y Japón
Financiando al Estado
Los historiadores del desarrollo de las instituciones financieras en general y de
los bancos centrales en específico enfatizan cada vez más en el rol crítico del
estado para el desarrollo de la banca y las operaciones de los bancos centrales.
5
Argumentativamente, podría decirse que el enfoque neo-liberal de la actividades de los
bancos centrales ahora dominante está excesivamente enfocada en estos dos objetivos “menos conocidos”: distributivo (redistribuyendo el ingreso a los rentistas) y político (promoviendo el proyecto neo-liberal).
206
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Entre los aspectos más importantes se encuentra el impacto de la necesidad
de financiamiento del Estado. De acuerdo a tres de los historiadores bancarios
más destacados:
En cuanto más estudiamos los orígenes históricos y el desarrollo de los sistemas
financieros modernos, más aparente se hace que para la mayoría de los puntos
críticos de los sistemas financieros, cuando cambiaron, algunas veces para mejor,
algunas veces para peor, el rol del Estado fue de suma importancia…Mucho antes
de que las entidades económicas privadas…empezaran a requerir financiamiento
a una escala superior a las posibilidades de propietarios y socios individuales,
los gobiernos tenían necesidades de financiamiento a gran escala….Entre las
necesidades por las que los Estados requerían financiamiento estaban: consolidación y extensión de su autoridad, unificación de componentes dispares de sus
estados bajo una administración central, promoción de proyectos de desarrollo
económico dirigidos y financiados por el Estado como forma de incrementar el
poder del Estado y, quizás lo más importante por sobre todo, el emprendimiento
de guerras contra Estados de la competencia (Sylla y otros, 1999, p. 1).
Entre los mecanismos que los Estados encontraron para recolectar fondos para
estos propósitos, el más importante contempló el establecimiento de arreglos
con o creando bancos especiales, generalmente habilitando bancos chárter. A
cambio de otorgar a estos bancos monopolio sobre notas de emisión y otros
privilegios, el banco se comprometía en financiar al Estado. Entre otros mecanismos, el banco generalmente tomaría la emisión morosa del gobierno y la
distribuiría entre un grupo descentralizado de prestamistas. Esto facilitaría el
endeudamiento del gobierno y permitiría también a los prestamistas crear “una
cartelera de calificaciones de crédito” de tal modo de mejorar el cumplimiento
de repago de deudas del gobierno (North y Weingast, 1989). Estos son los bancos
que frecuentemente evolucionaron a bancos centrales.
La creación inicial del Banco de Inglaterra en 1694, en medio de una gran guerra
con Francia, es, quizás, el clásico ejemplo de este rol en las actividades de los
bancos centrales. De hecho, se estableció un acuerdo: el Estado obtendría préstamos de urgente necesidad a una tasa preferencial a cambio de otorgar privilegios legales extensivos a una corporación bancaria privada, una corporación
que eventualmente se convirtió en el Banco de Inglaterra (Broz, p. 215) 6. El rol
del Banco de Inglaterra en financiar a la Corona es comúnmente citado como
un factor importante en la pericia para la instauración de la guerra de Gran
Bretaña y, particularmente, en el éxito de las Guerras Napoleónicas.
6
Broz destaca que “como concomitante, el plan incluía una serie de mecanismos para restringir la capacidad del gobierno a renunciar a sus contratos de crédito” (Broz, p. 215).
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
207
Aunque el Banco de Inglaterra es el caso mejor conocido en cuanto al rol fiscal
para el desarrollo del banco central, existen muchos otros ejemplos relevantes:
los primeros dos bancos en los Estados Unidos en el siglo 19, el Banco de Francia
(1800) el Banco Nacional de Bélgica (1850), el Banco de España (1874) y el Reichsbank (1876) (Capie y otros, 1994, pp. 1 -231; Broz, 1997, cap. 6).
Los bancos centrales, entonces, en sus inicios, fueron diseñados para financiar
al Estado. Cuán irónico resulta, entonces, que la moda actual en las actividades
de los bancos centrales sea limitar severamente la habilidad de los bancos centrales para llevar a cabo esta función, especialmente cuando la capacidad del
Estado en los países en vías de desarrollo ha sido desentrañada por ajustes estructurales durante años.
Administrando tasas de cambio y nivel de precios
Desde que la mayoría de los países europeos estuvieron bajo un estándar de
especie durante el siglo 19, una tarea crucial de estos bancos centrales fue la de
mantener la convertibilidad de la moneda de su condado en especie a un precio
fijo. En la práctica, esto significó administrar el dinero, crédito y reservas de oro
del país de manera tal de mantener la convertibilidad (Eichengreen, 1992).
Mantener la convertibilidad a una tasa fija también sirvió para limitar aumentos
en los niveles de precios y, por lo tanto, la tarea de estos bancos centrales fue
centrarse en la tasa de cambio y, al hacerlo, implícitamente administrar el nivel
de precios.
No obstante, en la práctica, la mayoría de los bancos centrales tenían metas
adicionales. Estas incluían dirigir el crédito para usos específicos y limitar inestabilidades económicas asociadas a flujos de entrada y salida de capital y oro.
Algunos bancos centrales intentaron mantener excedentes comerciales, en vez
de automáticamente ajustarse conforme reglas estándares de oro del escenario
que supuestamente conducirían de forma automática al equilibrio comercial
internacional.
Para lograr estos objetivos adicionales, los bancos centrales emplearon diversas
“estrategias de oro” (Eichengreen, 1992; Yeager, 1976). Estas fueron utilizadas,
entre otras razones, para otorgar a los bancos centrales un poco de libertad en
la administración de condiciones monetarias y crediticias como parecía ser lo
apropiado para los negocios locales (Yeager, 1976, p. 307, fn. 25) y para otros
fines locales. En Alemania, por ejemplo, fueron otorgados préstamos sin intereses
a los importadores de oro y, fueron impedidos a los exportadores de oro (Yeager,
1976, p. 307, fn. 25). Esto, por supuesto, se debe a un tipo de control de cambio.
Estrategias similares fueron usadas en Francia donde, por ejemplo el banco
central algunas veces insistía en su derecho legal de convertir sus pagarés en
piezas de 5-francos de plata en vez de en oro, un impuesto claro sobre la
208
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
exportación de oro (ibid.). Estas técnicas “pusieron una leve variabilidad en los
valores en oro de las unidades monetarias e incrementaron levemente el rango
de fluctuaciones de tasas de cambio posibles” (ibid.). Estos y recursos relacionados claramente menoscaban la noción de un sistema basado en reglas y automático de política bancaria central, asimismo como la de un propósito único
destinado a la estabilidad de precios. El Banco de Inglaterra, por supuesto, tenía
el máximo poder para utilizar la discreción (ver abajo), pero otros bancos también hicieron lo mismo hasta cierto punto. Aún así, lo cierto es que estos fueron
esfuerzos modestos para generar flexibilidad dentro del contexto de la camisa
de fuerza relativa del estándar de oro.
En resumen, incluso dentro de los confines del estándar de oro internacional,
los bancos centrales utilizaron controles de cambio y de capital para comprar
algo de libertad en cuanto a maniobrabilidad para alcanzar objetivos domésticos.
Esto viola la formula neo-liberal de hoy día, pero fue utilizado con buenos
efectos en el período liberal (antiguo) del siglo 19.
Políticas sectoriales
Como se discutió con anterioridad, los bancos centrales, tanto en el continente
europeo como afuera, promovieron metas sectoriales.
Los bancos centrales europeos continentales en el siglo XIX
Los bancos centrales en Europa no fueron solamente prestamistas importantes
del Estado. Muchos de ellos también estuvieron muy involucrados en otorgar
financiamiento a la industria (Capie y, otros, 1999, p. 69; Cameron y Neal, 2003).
Por ejemplo, el Banco de Francia, el Banco de los Países Bajos y el Banco de
Italia tenían, todos, amplias redes de sucursales y tenían relaciones cercanas
con la industria. El Reichsbank de Alemania tenía también clientes industriales
importantes (ibid.).
Es importante recordar en esta discusión que estos bancos “centrales” eran
bancos privados con privilegios gubernamentales especiales. Por consiguiente,
estaban orientados al lucro7. Pero el hecho de que estos fueran instituciones
privadas no debe llevarnos a subestimar el rol “público” que desempeñaron en
contribuir a dirigir crédito. Puesto que estos bancos tenían privilegios de monopolio especial del gobierno, incluyendo un monopolio para emisión de notas
y, en algunos casos, el requisito de que el gobierno y hasta otros bancos colocaran reservas con ellos, estos bancos tenían acceso subsidiado al crédito. El
hecho de que ellos, entonces, prestaran estos créditos subsidiados a la industria,
7
Esto ha sido identificado como un problema clave en su funcionamiento como bancos
centrales “reales” (ibid.; Goodhart, 1988).
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
209
desempeñó igualmente un rol importante en el desarrollo de la industria en estas
economías (Cameron y Neal, 2003). Knodell reporta que los países que tenían
bancos centrales durante este período poseían, en promedio, tasas nominales y
de interés real más bajas, que los países que no los tenían (Knodell, 2004) 8. Presuntamente, esto resultó tanto de las eficiencias de estas instituciones como
también de los subsidios creados por el Estado en su formación y operaciones.
El punto es que existía una estructura financiera gubernamental/bancaria central
que era capaz de movilizar crédito, tanto para actividades del Estado como vimos
antes, como también para la industria. Y, en muchos casos, esto era logrado al
tiempo que los países permanecían en el estándar de oro, quizás con la ayuda
de “recursos de oro” que sirvieron hasta cierto punto como controles de cambio
para dar a los bancos centrales cierta libertad para alcanzar sus objetivos domésticos. Y todo esto sucedía durante el período llamado “laissez-faire” (dejad
hacer) del capitalismo europeo en el siglo 19.
No se debe sobrestimar el grado en el que estos bancos centrales eran “agentes”
para el desarrollo en el sentido de poseer una “visión” e intención de desarrollo.
Estos bancos centrales eran privados, no públicos. Como resultado, su interés
era generar dividendos. A veces, este tema incluso generaba conflicto con sus
actividades como bancos centrales. Aún así, si bien imperfectamente, estos
bancos centrales ayudaban a movilizar y asignar financiamiento a la industria
y al gobierno en pro del desarrollo económico, algunas veces dirigido por una
visión de desarrollo del Estado.
Inglaterra y EE UU
Como se mencionó antes, el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de EE UU
suelen ser vistos como que les faltaba política “sectorial” durante sus años de
inicio. A pesar de que estos bancos centrales no estaban tan conectados con la
“industria” como los bancos centrales en el continente, si existiera una cierta
asociación. Pero el problema principal con este argumento es que estos bancos
estaban muy involucrados en promover secciones del sector financiero de sus
economías. Primero discutimos la Reserva Federal y luego pasamos a la historia
más familiar del Banco de Inglaterra.
8
Paradójicamente, ella también reporta que esto NO condujo a estos países a experimentar
un crecimiento económico más rápido. Knodell argumenta que esto puede haberse debido
al compromiso de estos bancos centrales de permanecer bajo el Estándar de Oro (Knodell,
2004).
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
210
La Reserva Federal 9
La explicación cotidiana de la fundación de la Reserva Federal en 1913 era que
estaba diseñada para mejorar la función de prestamista de último recurso del
país para prevenir fugas cíclicas de reservas de los bancos regionales que resultaran en pánico financiero como el que había caracterizado a décadas anteriores. Mientras que esto es ciertamente parte de la historia, otro factor clave
era el deseo por parte de los banqueros de Nueva York de mejorar su habilidad
para competir con los bancos de Londres en el mercado financiero global. Como
Carter Glass, quien tuvo un rol primordial en la creación del sistema, dijo a una
audiencia en Washington durante la primera guerra mundial:
Quienes proponen la Ley de la Reserva Federal no tenían la menor idea de cómo
difundir el prestigio de Nueva York como la metrópolis financiera de este hemisferio. Sino que esperaban confirmar su distinción e, incluso pretendían participar
poderosamente en la lucha por el trono contra Londres y, eventualmente hacer
de Nueva York el centro financiero del mundo (citado en Koldo, 1963, p. 254).
Como Broz describe con gran exactitud, al respecto del Sistema Monetario Nacional previo, los cambios claves en la Ley de la Reserva Federal importaban,
creando mercados de aceptaciones bancarias y comerciales que permitirían a
los bancos de Nueva York competir con los bancos británicos en el sumamente
lucrativo financiamiento del comercio internacional (Broz, 1997, cap. 1). Un factor clave era crear un banco central que permitiera al banco deducir estas
aceptaciones. Como Paul Warburg, un banquero de Nueva York y uno de los
cerebros maestros detrás de la Ley de la Reserva Federal, lo expuso: las prácticas
de descuento americanas previas a la fundación del Fed eran “tan retrógradas
como lo era Europa en los tiempos de los Médicis y, Asia, en todo respecto, en
los tiempos de Hammurabi” (citado en Broz, 1997, p. 40.)10
Para determinar las alternativas de los papeles elegibles para las operaciones de
mercado abierto, los autores de la Ley de Reserva Federal escogía instrumentos
que ayudarían a desarrollar estos mercados con la finalidad de mejorar la competitividad de los bancos de EE UU con respecto de los de su contraparte en
Londres. Esto incluye notas de cambio, o aceptaciones comerciales emitidas
dentro de los Estados Unidos, lo cual no era utilizado extensivamente para financiar transacciones locales (Broz, p. 48).
9
Esta sección se basa en gran medida en el fascinante libro de Broz, 1997, asimismo como
en el trabajo más familiar de Greider (1987). Ver también a Epstein (1981; 1982). Las limitaciones de espacio me impiden discutir aquí muchos otros asuntos, incluyendo el rol del
wildcat banking (actividades bancarias no autorizadas) y los roles de las operaciones de los
bancos centrales de los bancos J.P. Morgan.
10
Los asuntos aquí son bastante técnicos, pero ver Broz (1997), cap. 1, para una clara exposición.
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
211
Componentes claves de la Ley de Reserva Federal fueron también diseñadas
para mejorar la capacidad del sistema financiero de EE UU en la administración
del estándar de oro. Desde la reanudación del estándar de oro en 1879, EE UU
tuvo quizás el mercado más libre de oro en el mundo y no tenía un banco central
para proteger el aprovisionamiento en caso de crisis (Broz, p. 49). Además,
EE UU no tenía un banco central que pudiera emplear recursos de oro que
contribuyera a crear un espacio político para alcanzar otros objetivos.
Promover bancos de Nueva York en la procura de llegar a ser más competitivos
que los bancos británicos en los negocios globales también estaba asociado con
promover el dólar de EE UU como moneda internacional. A pesar del hecho de
que EE UU había reunido cantidades considerables de activos extranjeros y que
se había convertido en el acreedor más grande del mundo, el dólar de EE UU
no era aún utilizado ampliamente en las finanzas internacionales. La Ley de la
Reserva Federal también pretendía rectificar esa situación. Esto fue visto también
por los banqueros de Nueva York como una mejoría en sus ganancias (Broz,
cap. 2). Hasta cierto punto, esta promoción de los aspectos internacionales de
la Ley de la Reserva Federal con el fin de ayudar a los banqueros de Nueva York
a competir con Londres era simplemente un asunto de “captación de rentas”:
los banqueros estaban bien organizados y tenían la fuerza económica y política
para promover la Ley en el Congreso, a pesar de la oposición de otros sectores.
Aún así, esta ley de política dirigida a subsidiar y promover sectores financieros
particulares en su afán de llegar a ser más competitivos internacionalmente llegó
en el momento de un importante crecimiento del rol económico y político de
EE UU en la economía mundial y desarrolló aún más ese rol.
Podríamos discutir muchos otros ejemplos de formas en las que el Fed ha dado
ayuda al sector financiero de EE UU –desde rescates durante crisis financieras
en países menos desarrollados, hasta la promoción de políticas de ajuste estructurales del FMI, hasta garantizar las emisiones de la bolsa de valores durante la
“burbuja tecnológica”– pero el espacio no lo permite. De todas formas, queda
claro que, desde sus inicios, el Fed se ha comprometido de forma significativa
en la promoción sectorial. Afirmar lo contrario es hacer caso omiso a la
historia.
El Banco de Inglaterra
El caso del Banco de Inglaterra y su conexión con la Ciudad de Londres es
bastante conocido. Londres había sido el centro financiero del mundo o tenía
un monopolio de exportaciones de capital al menos hasta 1850. La rivalidad con
los franceses se acentuó alrededor de mediados de siglo, pero la guerra FrancoPrusiana destruyó las posibilidades de los franceses. En 1875 Londres era supremo
tanto en el mercado monetario local como internacional (Kindleberger, 1993, p.
261). A finales del siglo 19, durante el apogeo del estándar de oro clásico, los
212
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
bancos y casas de bonos británicas dominaban los mercados de capital internacional y el financiamiento comercial. Por ejemplo, durante el boom de títulos/valores extranjeros desde 1904 hasta 1913, las casas de bonos y de operaciones
bancarias británicas enviaron al exterior cerca de la mitad de los ahorros británicos y el 5 por ciento del ingreso nacional (Kindleberger, 1996, p. 136).
La razón principal de la supremacía financiera británica era la estructura y la estabilidad del estándar de oro internacional, el cual, en ocasiones, funcionaba más
parecido al estándar de esterlina (Kindleberger, 1996, p. 136). Un estudio francés
citado por Kindleberger que compara la competitividad relativa financiera en
Londres versus París resalta el rol del estándar de oro en conceder ventaja a
Londres: “París estaba especialmente discapacitada por la práctica del bimetalismo,
lo cual daba al Banco de Francia la alternativa de cancelar sus notas en oro o
plata –al cabo que en Londres se podía obtener todo el oro que se deseara sin
titubeo por parte de las autoridades o sin duda alguna” (citado en Kindleberger,
1993, p. 262). Resumiendo, Kindleberger destaca que Londres era un centro financiero mundial, mientras que París era uno europeo (ibid., p. 263).
Para nuestro propósito, la lección relevante es esta: si bien otros factores fueron
importantes, tales como la eficiencia y sofisticación de las instituciones financieras británicas, la existencia y estabilidad del estándar de oro, con la esterlina
como su centro (a la par del oro) fue enormemente importante en el éxito y
competitividad global del sistema financiero británico. De ahí que los esfuerzos
y ayuda que prestó el Banco de Inglaterra para desarrollar y mantener el estándar de oro fueron, de hecho, un subsidio y soporte fundamental para las propias
instituciones financieras de la ciudad de Londres. Para Inglaterra entonces, la
política del banco central de mantener la convertibilidad de la esterlina en oro
no fue solamente una política macroeconómica; esta era también, de manera
muy importante, una política sectorial, una política sectorial diseñada para dar
cabida a la competitividad internacional de las instituciones financieras
británicas11.
Así, incluso durante el período liberal clásico de finales de siglo 19 y principios
de siglo 20, todos los bancos centrales aquí considerados han incurrido en políticas sectoriales, incluyendo el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de
EE UU. Después de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial, la utilización de este tipo de políticas selectivas se convirtió en una parte aún más
integral de las políticas más difundidas del banco central.
11
Hubo muchas otras formas en las que el Banco de Inglaterra ayudó al sector financiero
local. Pero por razones de espacio, aquí me concentro en el estándar de oro.
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
213
Políticas del Banco Central Occidental después de la Segunda Guerra
Mundial: asignación de crédito para fines sociales
Es bien sabido que luego de los desastres de la Gran Depresión y de la Segunda
Guerra Mundial, los gobiernos del Reino Unido, Europa, Japón y hasta de
EE UU ejercieron mucho mayor control sobre los bancos centrales y las industrias
bancarias (Capie et al., 1999). Los bancos centrales se convirtieron, una vez más,
en importantes instituciones de financiamiento y administración de las deudas
acumuladas del gobierno durante la guerra; y después de la guerra, los bancos
centrales también se convirtieron en herramientas importantes de reconstrucción
y reestructuración de economías nacionales y de aprovisionamiento para necesidades sociales, generalmente bajo la dirección del gobierno. Los bancos centrales
utilizaron una variedad de técnicas de asignación de crédito para alcanzar estos
objetivos, y en la mayoría de los casos, estas técnicas estaban respaldadas por
controles de capital y cambiario sobre los movimientos de capital internacional.
Los tipos de controles que los bancos centrales utilizaron, los objetivos que se
establecieron y su grado de éxito variaron de país a país y de época a época.
Sin importar cuán exitosos, prácticamente todos estos bancos centrales habían
terminado o se limitaron enormemente en el uso de estos controles a mediados
de 1980. Bajo las reglas de juego neo-liberal, estos controles, a pesar de sus largas
historias y múltiples éxitos, quedaron relegados al pasado.
Bancos centrales de los países desarrollados como agentes para el
desarrollo durante los “siglos de Oro del capitalismo” 12
La gran depresión de 1930 y luego la Segunda Guerra Mundial constituyó un momento crítico para los bancos centrales en el mundo industrializado. Prácticamente
todos pasaron a tener mayor control del gobierno y fueron reorientados a facilitar
prioridades gubernamentales. En los EE UU la Reserva Federal pasó a tener un
control más fuerte del gobierno a finales de 1930 y luego, al inicio de la II Guerra
Mundial, fue requerida para ayudar al Ministerio de Hacienda a financiar el esfuerzo de guerra a tasas de interés relativamente bajas13. Permaneció bajo el control
de Hacienda hasta 1951, pero incluso después de esto, estaba sujeta a presiones
significativas del gobierno para soportar el mercado de la deuda gubernamental
de EE UU que se había estado acumulando durante la guerra. Además, las cuentas
de pleno empleo de Humphrey-Hawkins obligaron a la Reserva Federal a llevar
12
El material de esta parte lo tomé principalmente de U.S. House of Representatives (1972), Zysman
(1987), Hodgman (1972), y U.S. Senate (1981). Ver también Pollin (1995) y Grabel (2000).
13
Sin embargo, Paul Samuelson, entre otros, destacó que la tasa de interés a largo plazo
debió haberse establecido aún más baja (ver Epstein y Schor, 1995).
214
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
a cabo políticas para respaldar el alto empleo al mismo tiempo que controlaran
la inflación. Prevalecía la época keynesiana (Epstein y Schor, 1990).
El gobierno de EE UU tenía una miríada de instituciones financieras, que además, respaldaban objetivos nacionales, notablemente vivienda (Dymski, 1993;
Wolfson, 1993). Las entidades de ahorro y préstamo, en conjunto con otras instituciones financieras mantenidas por el gobierno, por ejemplo, respaldaban vivienda. Durante este período, la política de la Reserva Federal era bastante
sensible a las necesidades concernientes al mercado de vivienda y hasta adaptó
su política monetaria para evitar afectarlo significantemente (Maisel, 1973).
En Europa e Inglaterra, los bancos centrales habían sido independientes antes
de que la guerra los hiciera encontrarse sujetos al control del Estado después
de 1945 (Capie y otros, 1999, p. 72). Durante la guerra, frecuentemente se implementaba la política monetaria a través de controles directos mientras que las
tasas de interés eran mantenidas bajas y constantes. Los controles directos continuaron tras los desastres de la guerra con numerosas técnicas de asignación
de crédito (Capie et al., 1999, p. 25).
Técnicas de asignación de crédito
Los controles de crédito son comúnmente definidos como medidas a través de
los cuales las autoridades buscan modificar el patrón e incidencia del costo y
disponibilidad del crédito de la que los mercados generarían por si mismos
(Hodgman, 1972, p. 137). Los controles de crédito buscan influir sobre las estructuras de asignación de crédito y tasas de interés (ibid.). En Europa los controles de crédito han servido para numerosos propósitos: (1) para financiar
deudas del gobierno a tasas de interés más bajas (2) para reducir el flujo de
crédito al sector privado sin subir las tasas de interés locales (3) para influir en
la asignación de recursos reales hacia usos prioritarios y (4) para bloquear canales de intermediación financiera y así asistir a una política monetaria general
restrictiva y (5) para fortalecer la aceptación popular de controles de precio-salario a través de la contención de ingresos por intereses (Hodgman, ibid.).
Las experiencias europeas con los controles de crédito variaron de país a país.
En Alemania, los controles fueron utilizados durante un breve espacio después
de la Segunda Guerra Mundial. En los Países Bajos y el Reino Unido, se hizo
un uso extensivo de ellos, pero siempre fueron vistos como recursos temporales
y de corto plazo. En los Países Bajos, los controles de crédito fueron utilizados
para apoyar políticas macroeconómicas, en vez de asignaciones de crédito. En
el Reino Unido, el objetivo principal de los controles era facilitar deuda de gobierno a bajo costo. Al gobierno le preocupaban los impactos de las altas tasas
de interés en el mercado de bonos, en la distribución de ingresos y en la balanza
de pagos. Una meta más limitada de los topes cuantitativos era garantizar un
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
215
flujo de crédito a corto plazo a tasas de interés favorables destinado a actividades
de alta prioridad tales como construcción naviera y el financiamiento de exportaciones e inversión productiva en manufactura. Entraron en vigor límites crediticios y algunas veces se hacían exoneraciones a sectores de prioridad (Hodgman,
1972, p. 144). Además, el Banco de Inglaterra identificó sectores a los cuales se
les debería limitar el crédito, tales como consumo y el financiamiento de importaciones. En Inglaterra, como en todas partes, estos controles de crédito venían
acompañados de controles de cambio y de capital.
En Francia, Italia y Bélgica sucedía una historia diferente. Allá, el principio de
controlar flujos de crédito y tasas de interés para servir intereses nacionales era
ampliamente aceptado. Francia tenía, quizás, entre los más amplios y exitosos
conjunto de controles, que eran parte del enfoque general del gobierno para la
política industrial. El Banco de Francia se nacionalizó en 1945 e instituyó bajo el
Consejo Nacional de Crédito, la institución encargada de implementar los aspectos
financieros del plan de gobierno (Hodgman, p. 147; Zysman, 1987). El objetivo
general de políticas de crédito en Francia era contribuir a la modernización de la
economía francesa y de su habilidad para competir en mercados internacionales.
Para influir en el volumen y asignación de crédito, el Banco de Francia utilizó varios métodos (ver Hodgman, 1972, p. 148 y Zysman, 1987, para descripciones).
“Requisitos de reserva basados en activos variables” fueron extensamente utilizados. Estos requerían que los bancos cumplieran requisitos de reserva mínimos
basados en los activos que poseían, pero el banco central los hizo variar para
auspiciar empréstitos a sectores deseados. Esto se llevó a cabo permitiendo tasas
de reserva requeridas más bajas en activos privilegiados. Una segunda técnica
–topes sobre la extensión del crédito– también fue utilizada. Los topes fueron
utilizados para reducir expansiones del crédito sin subir las tasas de interés y,
también, para asignar crédito: sectores de prioridad fueron exentos de los topes.
Estos incluían créditos de exportación a corto plazo, préstamos a mediano plazo
para construcción y otros. Estos topes aplicaban para un amplio rango de instituciones financieras y eran acompañados, asimismo, por controles de capital y
cambio como un importante concomitante (Hodgman, 1972, pp. 148-149;
Zysman, 1987). Una tercera herramienta fue el escrutinio de créditos individuales
realizado por bancos. Esto permitió al Banco de Francia, por ejemplo, aprobar
préstamos para propósitos privilegiados. Otro enfoque para influir en la asignación de crédito consistió en la utilización de redescuentos de documentos a
tasas de interés más bajas con fines prioritarios (ibid., p. 151)14.
14
El análisis de Lester Thurow y del Comité Bancario de la Cámara de Representantes de EE UU
a principios de 1970 identificó tres técnicas principales para proteger y promover sectores
prioritarios: 1) requisitos de reserva basados en activos14; 2) endeudamiento del gobierno en
los mercados de capitales y re-financiamiento a sectores preferidos y 3) competitividad de
216
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Zysman (1987) ha enfatizado el rol de estas técnicas de asignación de crédito en
contribuir a reactivar la economía francesa y ayudarla a ajustarse a los retos estructurales en el período de las post guerra. Italia y Bélgica también utilizaron
políticas similares. En el caso de Italia, el objetivo principal era ayudar al desarrollo
de la parte sur del país. (Cámara de Representantes de EE UU, 1972, p. 11).
Aunque resulte difícil de creer, no ha habido un análisis estadístico exhaustivo
de la efectividad de estos controles extendidos en una serie de países industriales.
Los estudios que se han realizado reportan que estos controles fueron efectivos
(ibid., p. 145). Más ampliamente, el consenso general de los análisis de estas
experiencias es que son más exitosas cuando los controles aplican a un amplio
margen del sector financiero, para evitar arbitraje y evasión, cuando están acompañadas por controles de capital y de cambio, para evitar fugas de capital y
cuando forman parte de un plan coherente de promoción y desarrollo económico (Zysman, 1987; Hodgman, 1972; Senado de EE UU, 1972; Cámara de Representantes de EE UU, 1981). Estas mismas lecciones aplican también para los
países en vías de desarrollo, aunque no fueron siempre aplicadas.
El orden neo-liberal
Ciertamente, no todos estos esfuerzos tuvieron éxito. Aunque la mayoría de las
cuentas sugieren que algunas, sino muchas de ellas estaban alcanzando objetivos
sociales importantes que incluyen reconstrucción de la industria, apoyo a la vivienda y financiamiento del excedente de la deuda del gobierno adquirida durante la guerra, al tiempo que evitaban desplazamientos masivos de riqueza
hacia rentistas. Aún así, para 1990 muchos, si no la mayoría, de estos programas
habían sido eliminados. El incremento de la inflación, la eliminación de los
controles de cambio y capital y el desmoronamiento del sistema Bretton Woods
contribuyen todos a cambios dramáticos de los mercados y políticas financieras.
Aún así, en vez de ver esta evolución como un cambio coyuntural hacia mercados financieros y políticas de actividades de bancos centrales liberalizados, los
economistas y encargados de formular políticas han identificado de alguna manera la confluencia actual de políticas y estructuras como “moderna”, incluso
óptima, y por lo tanto digna de simular por el resto del planeta.
las instituciones financieras gubernamentales en los flujos de ahorro primarios y préstamo
de flujos captados a sectores preferidos (por ejemplo, a través del sistema de ahorros postal
del gobierno). En el caso de Suecia, requisitos de reserva basados en activos fueron utilizados para ayudar al mercado de vivienda (ibid.). En Japón, instituciones de ahorro del gobierno fueron utilizadas para captar flujos de ahorros personales y estos fueron redirigidos
por el ministerio de finanzas (del cual el Banco de Japón forma parte) a las industrias percibidas como las que más conservaban crecimiento económico (ibid., p. 13).
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
217
Los bancos centrales como agentes de desarrollo en los países desarrollados
Introducción
Después de la Segunda Guerra Mundial, hubo una transformación fundamental
en las actividades de los bancos centrales en el mundo en vía de desarrollo. En
muchos aspectos, estos cambios ocurrieron en paralelo a aquellos en el mundo
desarrollado recién descrito. Pero en los países en vía de desarrollo, los bancos
centrales eran enfáticamente mucho más agentes para el desarrollo económico
que en muchos países ricos. Como lo descrito por el reconocido historiador
monetario de la Reserva Federal de Nueva York, Arthur I. Bloomfield quien informó en 1957:
Durante la última década ha habido una marcada proliferación y desarrollo de
servicios de operación de los bancos centrales en los países subdesarrollados del
mundo, acompañados de una recurrencia creciente al uso de política monetaria
como instrumento de control económico. Desde 1945, los bancos centrales se
han recién establecido y los preexistentes minuciosamente reorganizado, en no
menos de unos veinticinco países subdesarrollados. En otros casos los poderes
de los bancos centrales preexistentes han sido ampliados …el crecimiento reciente
de operaciones de bancos centrales en las áreas económicamente atrasadas también ha reflejado en gran medida un deseo asociado por parte de los gobiernos
a la capacidad de llevar a cabo política monetaria diseñada a incentivar un desarrollo económico más rápido y mitigar desequilibrios en los ingresos monetarios
nacionales (Bloomfield, 1957, p. 190).
Blomfield continúa con la descripción de las funciones, poderes y objetivos de
estos bancos centrales.
Muchos de los bancos centrales, especialmente aquellos establecidos desde 1945
con la ayuda de asesores de la Reserva Federal (énfasis añadido) se caracterizaron
por tener poderes inusualmente amplios y flexibles. Una gran cantidad de instrumentos de control de crédito general y selecto, algunos de carácter novedoso,
son provistos. Los poderes son dados al banco central para involucrarse en una
amplia gama de operaciones de crédito con bancos comerciales y en algunos
casos con otras instituciones financieras… Estos y otros poderes eran específicamente provistos con la esperanza de permitir que los bancos centrales…alcanzaran
una política monetaria de mayor propósito (énfasis añadido) y efectividad posibles
de lo que había sido posible para la mayoría… de lo que se había establecido
…durante los veinte y los treinta… (que) por lo general (había sido) equipada
con estatutos ortodoxos y limitaciones de poder excesivos lo cual daba poco alcance a una política monetaria diseñada a fomentar desarrollo económico y estabilidad interna (énfasis añadido)… (ibid., p. 191).
218
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Un tanto sorprendente desde la perspectiva ortodoxa financiera de hoy día, es
que el Banco de la Reserva Federal de Nueva York ayudó a establecer bancos
centrales en los países en vías de desarrollo y los incentivó a tener una amplia
gama de poderes monetarios y crediticios, especialmente opuestos a la ortodoxia
de los años 20 y los 30. Por supuesto la Reserva Federal continuaba preocupada
por la importancia de la estabilización, controlar la creación excesiva de crédito
y mantener la inflación moderada.
Pero los esfuerzos (de los bancos centrales) no tienen por que y, de hecho no
deberían, terminar aquí. La mayoría de los bancos centrales en los países subdesarrollados han adoptado en prácticas actuales una variedad de medidas diseñadas
más efectivamente a incentivar el desarrollo general de sus economías. Hay que
admitir que algunas de estas medidas están fuera del alcance tradicional de las
actividades de los bancos centrales, pero las operaciones de los bancos centrales
en estos países no deberían ser necesariamente evaluadas en términos de los estándares y criterios aplicados en los más desarrollados….el banco central puede
procurar influir en el flujo de crédito bancario y efectivamente de ahorros hacia
caminos que contribuyan más a propósitos de desarrollo” (ibid., p. 197).
Bloomfield describe las mismas herramientas de manipulación de crédito descritas anteriormente al respecto de Europa, Japón y hasta EE UU: “…los controles
de crédito selectivos aplicados a los sistemas bancarios, con ayudar a la estabilización y apoyo de instituciones de crédito especiales destinadas a necesidades
de crédito especializado y con influenciar las políticas de préstamo de tales
instituciones, pueden contribuir hasta cierto punto a re-dirigir recursos reales
hacia caminos deseados, ambos entre el sector público y privado y dentro del
propio sector privado” (ibid., p. 198)15.
Al escribir acerca del mismo asunto casi quince años después (en 1971), otro
prominente oficial de la Reserva Federal, Andrew F. Brimmer, un miembro de
la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, recuerda la experiencia con
las actividades de desarrollo de los bancos centrales en el mundo en vías de
desarrollo. “…durante los últimos diez años, una cantidad de bancos centrales
se preocuparon por problemas de desarrollo económico en casi la misma medida
como lo hicieron con las funciones tradicionales de las actividades de los bancos
centrales (Brimmer, 1971, p. 780). Para 1971, los funcionarios monetarios, como
lo representó incluso un economista prokeynesiano como Brimmer, se habían
15
Por supuesto, Bloomfield advierte que “Tales medidas estarían por lo general justificadas;
sin embargo, solamente hasta el punto en que no entren en conflicto con el requisito primordial de estabilidad financiera o involucren al banco central en detalles de la clase que
pudieran distraer su atención y energía de la implementación efectiva de una política dirigida a la estabilidad” (ibid., p. 197).
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
219
vuelto más escépticos del rol de desarrollo de los bancos centrales en los países
en vías de desarrollo.
Brimmer y sus asociados describen una variedad de técnicas que los bancos
centrales emplearon en los años 60: estas incluyeron: proveer capital a instituciones de desarrollo, tales como bancos de desarrollo industrial y agrícola; extender crédito a bancos de desarrollo y adquirir sus títulos; comprar una pequeña
parte de capital de bancos de desarrollo; establecer un “fondo de regulación de
valores” para crear un mercado para los títulos de varias instituciones financieras
de desarrollo, a través del uso de las ganancias de las operaciones ordinarias
del banco central (ibid., p. 785); utilizar tasas de descuento diferenciales para
asignar crédito a proyectos de desarrollo de capital16 ; el establecimiento de topes
para portafolio de actividades de baja prioridad, tipos diversos de requisitos de
reserva, incluyendo requisitos de reserva diferencial para influir en la asignación
de crédito17; emplear requisitos de depósito de importación (principalmente con
la intención de hacer frente a dificultades en la balanza de pagos) para influir
también en la asignación de crédito bancario18 (Brimmer, 1971).
Brimmer en general se muestra algo negativo en torno a la efectividad de muchas
de estas técnicas, con la evidencia del estudio de Brimmer que ofrece resultados
contradictorios acerca de la efectividad de estas políticas. La compensación posible
entre una banca central de desarrollo y el mantenimiento de estabilidad financiera
y macroeconómica permanece también como un asunto sin resolver.
Aún así, a pesar de estas preocupaciones, se ve en retrospectiva que el apoyo
del banco central a políticas de gobierno para el desarrollo industrial tuvo una
contribución clave para el surgimiento de muchos de los países en vías de desarrollo más exitosos a finales del siglo 20. Alice Amsden informa que el rol del
financiamiento a mediano y largo plazo, frecuentemente soportados por mecanismos asociados a operaciones de bancos centrales como acaba de ser descrito,
16
Estos han sido utilizados en muchos países: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica,
República Dominicana, Ecuador, Perú y Venezuela, Israel, India, Indonesia, Corea, Pakistán,
las Filipinas, República de China y Tailandia. El banco central cobra una tasa preferencial
sobre descuentos o avances a cambio de papeles de tipo privilegiado para inducir a los
bancos comerciales a incrementar sus préstamos (Brimmer, 1971, p. 786).
17
Estos han sido utilizados en: México, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, la República Dominicana, Israel y Perú entre otros países (Brimmer, 1971, p. 788).
18
Importaciones de bienes importantes desde el punto de vista de desarrollo están sujetos a
requisitos de depósito más bajos y por lo tanto son beneficiados. Esto ha sido utilizado en
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Indonesia, Israel, Pakistán, Paraguay, las Filipinas,
Uruguay y Vietnam (Brimmer, 1971, p. 789).
220
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
fueron clave para el “Rise of the Rest”19 (Amsden, 2000). Los países del resto, de
acuerdo a Amsden, adquirieron una base manufacturera en los años previos a
la II Guerra Mundial y luego, después de la guerra, se industrializaron rápidamente, moviéndose, eventualmente hacia la producción a mediana escala e inclusive de alta tecnología (ibid., pp. 1-2). Entre muchos otros factores, Amsden
destaca el importante rol del financiamiento en el éxito que tuvieron estos países
y, especialmente el de la movilización y asignación de financiamiento a mediano
plazo y largo plazo hacia la industrialización.
El agente principal del Estado para la inversión financiera fue el banco de desarrollo. Algunas veces, todo el sector bancario en estos países era movilizado a
dirigir crédito a largo plazo a industrias específicas, actuando de ese modo como
“banco de desarrollo sustituto” (ibid., p. 129). Los términos para otorgar crédito
a los bancos de desarrollo eran siempre muy favorables (ibid., p. 132). La hacienda
pública que respaldaba las operaciones de la banca de desarrollo del resto se
encontraba frecuentemente “fuera de presupuesto” y asociada a ingresos no
tributarios. Este provenía de fuentes extranjeras, cuentas de ahorro de la oficina
postal de bancos de propiedad del gobierno y fondos de pensión. Como acabamos de ver, muchos bancos centrales jugaron aquí también un papel central.
Más específicamente, los bancos centrales jugaron un rol importante en dar lugar
a las políticas orientadas al desarrollo de estos gobiernos. Las tasas de interés
reales que se mantuvieron más efectivas eran frecuentemente bajas y hasta negativas20. También utilizaron controles de capital para aislar a los mercados locales
de los flujos de dinero especulativos que pudieran conllevar a tasas de cambio
sobrevaluadas y crisis. Además, los bancos centrales desempeñaron un rol importante en el financiamiento por “fuera de presupuesto” de una cantidad de estos
países utilizando las técnicas descritas por Bloomfield y Brimmer como se mencionó arriba. Por supuesto que estas experiencias no fueron todas éxitos absolutos.
Sino, en muchos casos, como parte de una política de gobierno, que contribuyeron
a subvencionar el desarrollo económico significativo en muchos países21.
19
El “resto” para Amsden se refiere a China, India, Indonesia, Sur Corea, Malasia, Taiwan y
Tailandia en Asia; Argentina, Brasil, Chile y México en Latinoamérica y Turquía en el Oriente Medio (Amsden, 2000, p. 1). Aquí discutimos brevemente a seis de estos países: China,
India, Sur Corea, Tailandia, Brasil y México.
20
Por supuesto, estas políticas en algunos casos tenían eventualmente consecuencias negativas y esto nos remite nuevamente al asunto del delicado balance entre los roles de desarrollo y como estabilizador de los bancos centrales.
21
Restricciones severas de espacio me impiden dar informaciones más amplias de estos
casos aquí.
Gerald Epstein / Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
221
Conclusión
Este trabajo ha discutido que prácticamente a lo largo de su historia, los bancos
centrales han financiado a gobiernos, utilizado métodos de asignación y subsidios
para incurrir en “política sectorial” y han intentado administrar las tasas de cambio, generalmente a través de controles de capital y de cambio de varias clases.
La “fórmula para la mejor preactica” actual, entonces, va en contra de la historia
y la tradición de las actividades de los bancos centrales en los países que ahora
la promueven mas fuertemente (Notar los paralelismos obvios con el argumento
de Ha-Joon Chang a propósito del comercio y otras políticas, 2002).
La pregunta, entonces, NO es si los bancos centrales han o deberían perseguir
políticas de desarrollo, sino más bien: ¿qué tipo de política de desarrollo deberían llevar a cabo? Aquí la historia también ofrece algunos consejos. Los bancos
centrales han sido más efectivos en contribuir a fomentar el desarrollo, especialmente en los “promotores de el desarrollo tardíos”, donde han formado parte
del aparato de gobierno de la política industrial.
A lo largo de esta historia, ha existido un tensión continua entre los roles de
desarrollo de los bancos centrales y los roles de estabilización. Pero existe poca
evidencia de que la solución optima a esta tensión sea abandonar totalmente el
rol de desarrollo. Peor aún resulta –como muchos bancos centrales bajo la tutela
del FMI han hecho– seguir la pauta de Inglaterra y EE UU como se describió
anteriormente y, enfocar su rol de desarrollo únicamente en incentivar el sector
financiero, especialmente los sectores financieros basados en mercados bursátiles
de moda. Existe poca evidencia de que los sectores financieros basados en
mercados bursátiles promovidos actualmente en muchos países en vías de desarrollo conlleven a un crecimiento económico mas rápido o a mayor desarrollo
(Zhu, Ash y Pollin, 2004). Peor aún, incentivar el sector financiero a través de
liberalización financiera interna y externa puede hacer que los países en vías
de desarrollo queden altamente vulnerables a pánicos y crisis financieras, como
lo vimos con la crisis financiera asiática (por ejemplo ver, Epstein, 2005b). De
esta manera, en vez de solventar la tensión entre los roles de desarrollo y de
estabilización de los bancos centrales, este enfoque de promoción del sector financiero asociado con liberalización financiera y actividad neo-liberal de los
bancos centrales supone el peligro de incluso empeorar la tensión.
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
222
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Obras reseñadas
Obras reseñadas
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 227-229• ISSN: 0005-4720
Gastón Parra Luzardo, Samuel Pinheiro Guimaraes,
Roberto Guarnieri, Ricardo Bielschowski, Domingo F. Maza Zavala,
José Consuegra Higgins y Celso Furtado
Celso Furtado. Vigencia de un pensador
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Científicos Sociales Latinoamericanos,
2006, 117 p.
Esta nueva colección editada por el Banco Central de Venezuela con profesional
pulcritud y belleza, tiene el propósito de reafirmar la trascendencia de la trayectoria y la obra de pensadores de nuestra América que, más allá del ejercicio
intelectual, han incidido en el estudio, conocimiento y análisis de procesos sociales, económicos y políticos, formulados en las entrañas de nuestro particular
universo, dando origen a un pensamiento latinoamericano en las disciplinas
sociales, que luce más cercano, teórico y conceptualmente, a los fenómenos y
procesos del subcontinente, por lo cual genera una doctrina y una escuela alternativa a las provenientes de los centros metropolitanos que nos miran desde
su perspectiva foránea.
Para concretar este cometido el BCV ha programado y convocado una serie de
foros públicos, en los cuales se invita a reconocidos especialistas que analizan
la trayectoria ciudadana e intelectual de científicos sociales de la región, que
con una visión propia de los problemas teóricos de las disciplinas socioeconómicas estudian la economía política de la región, sus procesos reales y la naturaleza de sus relaciones con el resto del mundo.
Los textos compilados en el presente título fueron escritos para ser expuestos
y discutidos en el primer foro convocado por el Instituto que tuvo como tema
la vida y la obra del célebre economista brasileño Celso Furtado, quien además
fue un relevante hombre público, con importantes misiones y desempeños, tanto
en el ámbito nacional como en el internacional.
El volumen incluye, además de los trabajos de los participantes en el foro, uno
del distinguido economista colombiano José Consuegra Higgins, que recrea una
entrevista imaginaria con Celso Furtado como una forma de mostrarnos lo
multidimensional de la existencia y la obra del intelectual brasileño.
228
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
También se reproduce en la sección Anexos, registrada en el índice, el ensayo
original de Furtado “Formación del economista en un país subdesarrollado” y
una lista parcial bibliográfica correspondiente a publicaciones de este ilustre
autor.
En orden de publicación se inicia el libro con la intervención de Gastón Parra
Luzardo, que lleva como título “Celso Furtado, una sola línea de acción y pensamiento”, en el cual se destaca la verticalidad de la conducta pública e ideológica
de Furtado y la persistencia en los fundamentos conceptuales, teóricos y políticos
de la vasta obra que ha legado como patrimonio valiosísimo al acervo bibliográfico que caracteriza, analiza y alienta las indagaciones sobre el no desarrollo,
sus causas y sus efectos.
Parra Luzardo cita textos de Furtado y los relaciona con la Constitución Bolivariana de Venezuela en cuanto sus disposiciones relativas a la vigencia de las
monedas nacionales como signo monetario y respecto a la integración regional
como meta y propósito.
El segundo trabajo “Teoría y práctica en un solo pensador”, firmado por Samuel
Pinheiro Guimaraes, encierra en el título de por sí, un juicio y una visión positiva
de Furtado, de su obra y su accionar. No fue Furtado un teórico puro, no fue
un cultor del conocimiento abstracto y ahistórico, sino un hombre de pensamientos y acción, articulador del pensamiento y la práctica. Pinheiro Guimaraes
subraya las ideas fuerza que animaron la existencia de Furtado y las cuales, en
su opinión, han de ser rescatadas y usadas porque “… la situación de América
Latina es por lo menos tan grave como lo era en el momento en el que Celso
Furtado empezó su reflexión…”. Entre esas ideas fuerza menciona, especialmente,
la idea de desarrollo y su connotación social, la de integración subcontinental
y la del planeamiento para disminuir debilidades y acentuar fortalezas.
Roberto Guarnieri en “Visita al legado de la Escuela Estructuralista Latinoamericana”, ensaya un análisis crítico y un balance de las repercusiones y los efectos
en la teoría y en las políticas económicas actuales, luego de cincuenta años de
haber sido planteadas por Celso Furtado.
Estima que las objeciones a la Escuela Estructuralista se han dirigido más a los
hacedores de política económica basada en este modelo que al modelo mismo,
el cual, en su criterio, relega “el peso de los problemas monetarios en los países
subdesarrollados…”. Guarnieri, luego de varias apuntaciones, se pronuncia por
“… una especie de teoría general de la intervención del Estado…” en los países
de la región y propone en lo monetario un organismo complementario del FMI,
que se denominaría Fondo Monetario Latinoamericano.
La ponencia central del foro “Una mirada propia sobre los problemas del desarrollo”, se encargó a Ricardo Bielchowsky por lo cual su intervención cubrió
G. Parra L., S. Pinheiro G., R. Guarnieri, R. Bielschowski, D.F. Maza Z., J. Consuegra H., C. Furtado /
Celso Furtado. Vigencia de un pensador
229
aspectos biográficos y el examen de los aspectos conceptuales y teóricos de la
obra de Furtado. La exposición oral abarcó una visión integral y más detallada
de la existencia y labor intelectual de Furtado. Para ello, divide su trabajo en
dos partes: I) Biografía, y II) Contribuciones analíticas. La sistematización esquemática de esta segunda parte permite ubicar aspectos clave del pensamiento
de Furtado y suministra una guía para el estudio de sus planteamientos. La parte
biográfica humaniza al personaje público. La publicación hace una versión resumida de la exposición oral.
Correspondió a Domingo F. Maza Zavala la presentación del ensayo “El desarrollo, mito o utopía”, texto que por su densidad y extensión sirvió una vez más
para mostrarnos la hondura de las reflexiones de este maestro, que organizó su
conferencia mediante los siguientes subtítulos: I) Mi homenaje; II) El auge del
pensamiento latinoamericano; III) Los grandes temas que atrajeron a los investigadores; IV) La insurgencia teórica latinoamericana; V) Ética de las ciencias
sociales; VI) La ética del científico social latinoamericano; VII) Del progreso al
crecimiento y el desarrollo; VIII) El mito del desarrollo y IX) El subdesarrollo
como fenómeno histórico.
El trabajo de Maza Zavala aprovecha el acto en honor a Celso Furtado para
exaltar la figura de este personaje, a la vez que lo ubica y relaciona con la eclosión del pensamiento regional y el desarrollo de una conciencia ética y política
soberana. Se transcribe para terminar la reseña el expresivo fragmento en el
cual Maza Zavala condensa su apreciación acerca de Furtado.
No fue un economista enclaustrado, celoso de su conocimiento y ajeno a la
controversia, sino un luchador social y político… Mereció, sin duda, el Premio
Nobel en Economía, lo mereció Raúl Presbisch… como lo merecieron otros
ilustres economistas como Aníbal Pinto, Antonio García y Jesús Silva Herzog.
Se recomienda la lectura de esta obra.
JMC
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 231-232• ISSN: 0005-4720
Gastón Parra Luzardo, Domingo F. Maza Zavala, Theotonio Dos Santos,
Aldo Ferrer, Felipe Pazos y Raúl Prebisch
Raúl Prebisch, pensamiento renovador
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Científicos Sociales Latinoamericanos,
2006, 151 p.
La Colección Científicos Sociales Latinoamericanos iniciada este año por el Banco
Central de Venezuela, publica trabajos originales de especialistas que estudian
la vida y la obra de eminentes intelectuales del pensamiento socioeconómico
de la región. Los artículos resultan en casi su totalidad de las intervenciones que
hacen distinguidos expertos en los foros públicos que el BCV organiza para
honrar la trayectoria y la vida de personalidades del mundo científico del subcontinente o de quienes realizan su obra en esta latitud. En esta oportunidad
se trata de rendirle homenaje y culto a la memoria de Raúl Prebisch.
En el volumen, además de los textos elaborados por los conferencistas, se añade
uno escrito por el fallecido economista cubano Felipe Pazos, quien vivió en
Venezuela y se incorporó a la actividad profesional, académica y científica. Pazos
fue individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de
Venezuela, asesor en el Banco Central de Venezuela y director de la Revista
BCV de Economía.
La publicación trae anexos también un artículo original de Raúl Prebisch y un
recuento bibliográfico parcial de la obra del destacado economista argentino.
Se inicia el volumen con “Contribuciones a la integración de América Latina
para emprender una tarea original”, cuyo autor es Gastón Parra Luzardo, quien
a partir de lo que significó y significa la teoría del desarrollo como bastión de
un pensamiento propio latinoamericano, realiza un análisis de los planteamientos
de Prebisch, del valor de las teorías que formuló y de la significación e impacto
de las políticas económicas internas con las de integración económica y las que
propician la formación del mercado común como corolario para enfrentar la
dependencia de la periferia y del intercambio desigual.
Domingo F. Maza Zavala es el autor del segundo trabajo: “Conciencia latinoamericana: el aporte de Raúl Prebisch” en el cual se hace un recorrido por la trayectoria y el pensamiento del científico argentino, recordando la participación
232
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
de éste en la constitución del BCV, la heterodoxia con que enfrentó la caracterización y el análisis de estas economías desde la Cepal, la formulación de la
teoría centro-periferia, la relación real de intercambio, el dilema entre la especialización y la diversificación, la industrialización sustitutiva, la integración interna y la regional, la inflación y el crecimiento, la socialización del excedente
y comentarios finales acerca de la dinámica actual de las economías subcontinentales en sus relaciones con los centros y cómo ello puede afectar el pensamiento y el análisis, ya que el objetivo de estudio se ha transformado.
Theotonio Dos Santos es el autor del artículo “Raúl Prebisch y el sistema mundial”. Dos Santos relaciona los planteamientos de Prebisch sobre capitalismo,
con la teoría de la dependencia, de la cual Theotonio es uno de los coautores
y sostiene que para “… apreciar correctamente la dimensión de esta relación es
necesario ubicarla…” en el contexto de un estudio más amplio sobre la formación del concepto de economía mundo y de sistema mundial”.
De allí en adelante el articulista desarrolla un discurso a veces crítico, a veces
de reconocimiento a las posiciones de Prebisch, paralelamente con líneas de
pensamiento dirigidas a evaluar la teoría de la dependencia, su evolución y el
avance que conduce a la formulación de la Teoría del Sistema Mundial.
“Estructuralismo: un paradigma válido para abordar el futuro” es el título del
ensayo con que Aldo Ferrer contribuye en este libro.
Como puede inferirse del enunciado del título, Ferrer asume una posición afirmativa acerca de la vigencia del enfoque que bajo la conducción de Prebisch,
predominó en la teoría y la política de mediados del siglo XX en nuestro subcontinente. Considera que las ideas contenidas en dichas formulaciones han
revivido en otras latitudes y pensadores (Dani Rodrik, Joseph Stiglitz, Paul
Krugman): “Los antecedentes teóricos están triunfantes en otras partes del planeta. Ahora hay que repatriarlos y traerlos al día…”, para luego aseverar tajantemente: “El pensamiento latinoamericano, fundado por Prebisch, conserva
plena vigencia”.
Como se dijo en la introducción de la presente reseña bibliográfica, en el libro
se incluyó el trabajo del doctor Felipe Pazos “Contribución de Raúl Prebisch a
la teoría y política del desarrollo”, en el cual se analizan los fundamentos teóricos
de la política económica de América Latina que impulsó directamente Prebisch
en el campo monetario y cambiario, así como en el cargo de Subsecretario de
Hacienda de la República de Argentina, ya que desde Cepal y Unctad, Prebisch
cumplió la función de teórico y de asesor supranacional en el campo de los estudios y las políticas económicas de aplicadas para vencer al no desarrollo.
Se recomienda la lectura de esta obra.
JMC
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 233-235• ISSN: 0005-4720
Manuel Landaeta Rosales
Riqueza circulante en Venezuela. Reedición
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Memoria de la Economía Venezolana,
Serie Textos Pioneros, 2006, pág. 294.
Presentación: Rafael J. Crazut
El libro que se reseña en esta nota apareció como tal en 1903 y es uno de los
tres primeros reeditados en esta colección y serie por el Banco Central de Venezuela, con el propósito de rescatar títulos agotados de una bibliografía que
ha estado estrechamente unida al acontecer de la historia social del país. Su autor,
Manuel Landaeta Rosales, fue un hombre del siglo XIX venezolano que extendió
su vida y accionar hasta el siglo XX.
La reposición de estos textos persigue el fin de promover “…el estudio y la difusión de trabajos referidos al desarrollo económico, histórico, político y social de
un pensamiento ajustado a la idiosincrasia predominante en nuestras latitudes”.
La presentación de la reedición del volumen correspondió al doctor Rafael J.
Crazut, distinguido economista de larga trayectoria, en el Banco Central de Venezuela, autor de reconocida obra y mérito. Miembro de número de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas e integrante del Directorio actual del BCV.
Doctorado en la Universidad Central de Venezuela.
El doctor Crazut pertenece al grupo de fundadores del BCV que continúa prestando valiosos servicios al Instituto con gran dedicación y competencia. Su vasta
experiencia y conocimiento adquiridos durante largos años de servicio en distintos cargos y posiciones le han hecho acreedor al reconocimiento de sus colegas
y discípulos.
El ensayo del doctor Crazut, además de lúcido, viene escrito con propiedad y
corrección, lo que otorga amenidad y agudeza en el análisis del contenido de
Riqueza circulante en Venezuela, libro curioso que presenta una variedad de
asuntos que le dan el cariz editorial de publicación enciclopédica, en cuanto
aborda aspectos relacionados con moneda y banca, pero, a su vez, de historia,
comercio, metrología y seguros marítimos, diversidad temática que el presentador
atribuye a “… la pasión que [Landaeta Rosales] tenía por el dato y la cifra, así
como por su sistematización y ordenación cronológica…” (p. 36).
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
234
La presentación sitúa al personaje dentro del marco temporal y factual que vivió
la Venezuela de esos años, suministra los rasgos biográficos de Landaeta Rosales,
su actuación pública y sus aportes bibliográficos. Señala, también, los principales
rasgos que predominaron en la sociedad venezolana, sus carencias y circunstancias, sin dejar de lado el mundo exterior, específicamente el de las grandes
potencias occidentales de la época, que constituía el entorno de mayor influencia
en el país. La visión de Crazut es panorámica y, en consecuencia, integral; destaca sucesos históricos trascendentales, tendencias del pensamiento de la época
y otros factores que condicionan el ámbito geográfico, ideológico y político en
el que ocurre el quehacer de Landaeta Rosales, a quien ubica en la “generación
de doctores y generales” del siglo XIX venezolano, que mostraron una gran
versatilidad, talento y capacidad al pasar de la “montonera armada” a la espera
del estudio, la investigación y las letras.
En la presentación Crazut llama la atención acerca de la parte del libro, en la
cual se refiere la historia de la Casa de la Moneda, desde cuando se contrató
en Londres en 1885 hasta cuando pasó a la nación en 1890. Allí se incorpora y
transcribe una documentación bastante completa que da idea más allá de los
papeles oficiales, del manejo clientelar de las negociaciones y el trasfondo político implícito.
Como se acostumbra en las reseñas para suministrar la mayor información acerca
del contenido del libro referido, se transcribe el índice de materias:
Archivos, libros, memorias, folletos y periódicos que se han consultado para formar esta obra
MONEDA
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
Época de la Colonia: 1498 a 1821
Época de Colombia: moneda desde 1821 hasta 1830
Moneda desde 1830 hasta 1870
Moneda desde 1870 hasta 1878
Monedas desde 1879 hasta 1885
Casa de Moneda
Moneda desde 1891 hasta 1903
Agentes de Venezuela en el exterior para los asuntos de moneda
BANCOS EN VENEZUELA
I.
Reseñas de los bancos en Venezuela desde 1839 hasta 1903
II.
Cuadros de los proyectos de bancos e instituciones
de crédito en Venezuela
Manuel Landaeta Rosales / Riqueza circulante en Venezuela
235
CAJAS DE AHORROS
Origen de las cajas de ahorros
Cajas de ahorro de Venezuela
MONTES O BANCOS DE PIEDAD
Origen de los montes de piedad
Montes de piedad en Venezuela
SEGUROS MARÍTIMOS, TERRESTRES Y DE VIDA
Agencias y agentes viajeros de compañías extranjeras, y compañías de seguros
venezolanas
METROLOGÍA
Metrología general
Equivalencia entre las pesas y medidas del
Sistema Métrico y las antiguas, y viceversa
Tabla de conversión de las principales medidas métricas y extranjeras
Medidas corrientes en Venezuela
APÉNDICE
Cuadro de los ministros y secretarios de
Hacienda de la antigua Colombia de 1819 a 1830
Cuadros de los secretarios y ministros de
Hacienda desde 1830 hasta 1903
Cuadro de los ministros de Crédito Público desde 1864 hasta 1899
Lista de las personas que han escrito en
Venezuela sobre hacienda, crédito público, bancos e instituciones, territorial
Cámaras de comercio de Venezuela
Seguros marítimos de Maracaibo
El libro de por sí tiene gran valor bibliográfico y documental, el cual se ve acrecentado con la inteligente presentación que hace Rafael José Crazut. Por ello se
recomienda su lectura.
JMC
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 237-240• ISSN: 0005-4720
Banco Central de Venezuela
Ingreso nacional de Venezuela. Reedición
Colección Memoria de la Economía Venezolana. Serie: Desde el BCV, 2006, p. 255
Presentación: Bernardo Ferrán
La reedición de este título, publicado inicialmente en 1949 por el BCV, es de indiscutible trascendencia e importancia en la historia del país, ya que su contenido
refleja uno de los muchos resultados positivos que, sin estridencia ni perturbaciones, se produjo en el proceso de modernización experimentado en Venezuela
a partir del cambio político, económico y social interno, ocurrido desde el año
1936 y que en lo internacional tuvo su correlato en las transformaciones impulsadas en el contexto de la época de posguerra, inmediatamente siguiente al
término de la segunda gran conflagración mundial. Dentro de ese contexto se
destaca la creación de Naciones Unidas no sólo como un foro para el diálogo
de paz, sino también como complejo institucional para la cooperación como
mecanismo para extender en el planeta los saberes y medios para lograr el desarrollo y el disfrute de sus beneficios en todos los campos del quehacer social
y en todos los confines del planeta, con la nueva concepción de lo que habría
de ser la sociedad mundial.
De Naciones Unidas fluye la iniciativa de organizar y sistematizar el Sistema de
Cuentas Nacionales con formas de cálculo y metodología uniforme con el propósito de alcanzar la consolidación de cifras y la comparación entre los resultados
nacionales de cada país o región, así como para también hacerlo en el plano
internacional. Esta herramienta así concebida sería de gran ayuda para diagnosticar y actuar en las economías nacionales y en la internacional.
Correspondió al Banco Central de Venezuela asumir la comprensión de la técnica
de registro y medición del ingreso regional a través “…de las formulaciones
esenciales de la teoría [y del señalamientos] de los requisitos para emprender a
través de ésta, el conocimiento de la realidad económica de nuestro país” (Palabras preliminares, p. 51).
La tarea le fue asignada al Departamento de Investigaciones Económicas y Financieras que entre las cinco secciones de aquel tiempo tuvo la de Ingreso Nacional.
238
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
El aporte del BCV contó con el apoyo de la Dirección General de Estadística,
la administración del impuesto sobre la renta, la Corporación Venezolana de
Fomento, la Asociación Internacional Americana, el Departamento de Comercio
de Estados Unidos de América y distintas dependencias ministeriales, además
de instituciones oficiales y privadas, que son genéricamente nombradas en las
palabras preliminares iniciadoras del volumen.
La importancia y trascendencia del libro reseñado radica en que fue la primera
investigación sobre el ingreso nacional de Venezuela efectuada en equipo y en
el país. Asimismo es de los primeros trabajos teóricos y aplicados, emprendidos
en Latinoamérica sobre el ingreso nacional; por otra parte, quedó evidenciada
la relevancia del Instituto como centro técnico y de apoyo a las políticas públicas,
al dotar a la sociedad de una herramienta fiable para diagnosticar y pronosticar
el estado de la economía y las tendencias de ella, lo que proveía al Estado y a
los sectores privados de un instrumento idóneo para evaluar, diseñar y ejecutar
las políticas económicas y sociales.
Quizás su mayor fortaleza del libro la ha vislumbrado Bernardo Ferrán, ilustre
y esclarecido prologuista de esta reedición, cuando afirma que “… su mayor
significación fué la de permitir ver detrás de la desnudez de las cifras la realidad
del país y sus condiciones económicas y sociales” (Presentación, p. 13). Esta
expresión feliz del maestro Bernardo Ferrán, logra capturar en pocas palabras,
con elegante parquedad, la relevancia de esta obra de la que fue coautor anónimo, ya que perteneció al equipo pionero del Departamento de Investigaciones
del Banco Central de Venezuela que llevó a cabo la investigación y produjo el
libro Ingreso nacional en Venezuela.
Bernardo Ferrán es actualmente miembro del Directorio del Banco Central,
donde resulta una de sus figuras emblemáticas, que ha ganado un alto prestigio
nacional e internacional de experto en cuentas nacionales, acreditado no sólo
por su positiva carrera en el Instituto y en la docencia universitaria, sino por su
exitoso desempeño en el campo de la consultoría y asesoría internacional. Actualmente es individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela.
Nadie más calificado que el doctor Ferrán para hacer la presentación de un libro
que ha debido remover en su memoria los avatares de un novel profesional que
vivía en una Venezuela ayuna de acervos estadísticos. Quizás debido a la circunstancia de vivir aquella experiencia directamente, le otorga a la presentación
gran particularidad y frescura, pero siempre situando la visión dentro de una
perspectiva integral de lo que era el país, el banco y el mundo exterior. Podrá
decirse que el analista nunca desamparó a quien evocaba con presumible nostalgia su historia de vida profesional, trayectoria signada por la modestia pero
también por un equilibrado dominio del conocimiento, que le ha permitido el
Banco Central de Venezuela / Ingreso nacional de Venezuela. Reedición
239
liderazgo en sus lugares de trabajo y en el círculo de sus discípulos escolarizados
y no escolarizados.
Una peculiaridad de la actual edición es, además de la presentación, el añadido
de dos anexos. El primero, reproduce el facsímil de la portada del Boletín del
Banco Central de Venezuela, correspondiente al año XIII, n° 95-97, enero-marzo
de 1953, en el cual se publicó el documento, también incorporado, presentado
por el doctor Ferrán en el Seminario Interamericano del Ingreso Nacional celebrado en Santiago de Chile en enero de 1953.
El segundo anexo es una fotografía panorámica del local donde estaba ubicado
el Departamento de Investigaciones Económicas del Banco Central de Venezuela
y del personal que allí laboraba en 1946, entre quienes se distinguen José Antonio Mayobre, jefe del Departamento, y el joven economista Bernardo
Ferrán.
Para mayor ilustración, se copia el índice de materias del libro reseñado:
INGRESO NACIONAL DE VENEZUELA
•
•
•
Palabras preliminares
El progreso de las investigaciones del ingreso nacional, Milton Gilbert
Prefacio
PRIMERA PARTE
•
Introducción
SEGUNDA PARTE
• Información necesaria para el estudio del producto e ingreso nacionales:
composición del ingreso y totales relacionados
TERCERA PARTE
•
Análisis de la información existente y recomendaciones para ampliarla
y mejorarla
CUARTA PARTE
•
Conclusiones
•
Apéndice I
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
240
CÁLCULO DEL I.N. EN EL AÑO 1956
•
Apéndice II
Estimaciones para fechas posteriores que se utilizaron para el cálculo
del i. r. en el año 1936
Se recomienda la consulta de esta obra. Es una publicación de indudable interés
para los estudiosos de la materia.
JMC
Revista BCV • Vol. XX, N° 2. Caracas, julio-diciembre 2006, pp. 241-243• ISSN: 0005-4720
Banco Central de Venezuela
El informe técnico económico de la Misión Fox. Reedición
Colección Memoria de la Economía Venezolana. Serie Visión Foránea
2006, p. 396
Presentación: Héctor Silva Michelena
El 15 de febrero de 1940 la Misión técnica económica estadounidense, acreditada
ante el Gobierno de Venezuela para ayudarlo en el estudio de sus problemas
fiscales, económicos y financieros, hace entrega del informe que contiene los
resultados de sus investigaciones al Ministro de Hacienda, luego de tres meses
y medio de permanencia en el país y de haber recopilado previamente desde
Washington todos los datos disponibles relacionados con los asuntos que debía
investigar en Venezuela. La misión se le conoce con el nombre de Fox, que era
el apellido del experto que presidió el cuerpo de investigadores.
En octubre de 1941 circula una edición del informe bajo el sello de publicación
de la revista mensual Industria Nacional, dedicada a la defensa y el fomento
de la economía nacional, presumiblemente dirigida por Carlos Fleury Cuello,
quien introduce el texto de esta versión del Informe con un escrito que titula
“A manera de prólogo” y en el cual hace “breves comentarios” en los que asoma
tímidas y cuidadosas quejas, aunque demuestran firmes convicciones acerca de
las recomendaciones que propone la Misión, “… cuya publicación en la prensa
nacional ha causado tan profunda impresión” (p. 91) Fleury estima que el: “…documento encierra… lecciones que deben ser utilizadas para la corrección de
tantos en entuertos que entorpecen el desarrollo de nuestro país” (p. 91) pero
lamento “… infinitamente [que se] dejara de lado el estudio de las más importantes industrias del país, de la industria petrolera, ya que toda nuestra economía
está supeditado por ella” (p. 91).
Rechaza la tesis de la Misión “… de que es más provechoso para Venezuela seguir importando, hasta con un ritmo mayor, esa tremenda lista de artículos en
vez de producirlos nosotros mismos… a costos y precios venezolanos…” (p. 92)
en cambio acoge la tesis del “… desarrollo y la diversificación de nuestras riquezas para extender sus provechos a todas las esferas de la actividad nacional:
trabajo y bienestar para cada ciudadano; cultura y felicidad para cada hombre
o mujer que viva en nuestra tierra…” (p. 92).
242
Revista BCV / Vol. XX / N° 2 / 2006
Se ha conservado de esta reedición del Informe, algunas peculiaridades editoriales propias de la época, cuando se acostumbraba la inclusión de avisos y de
textos publicitarios.
Por su parte, la Misión indica expresamente que las materias de estudio que le
encomendó el gobierno nacional de Venezuela contemplaba la revisión del sistema impositivo, el examen del servicio de aduanas y el estudio de los precios
y aranceles, lo que concuerda con el perfil profesional de los miembros de la
misión estadounidense: Fox, técnico en materia de aranceles y de política comercial; Edwards, técnico de administración aduanera y de materias fiscales;
Krost, técnico de métodos de impuestos y de asuntos fiscales; Spiegel, analista
de investigación; Van V. Fay, técnico auxiliar de aranceles y Secretario de la
Misión.
En cuanto a la ausencia de una posición respecto al sector petrolero, el Informe
dice textualmente: “La Misión no tuvo tiempo ni oportunidad de estudiar el
problema del petróleo en Venezuela en todos sus ramificaciones…” (p. 321).
Sin embargo, reconoce en pocas líneas que el bienestar del país depende estrechamente de la bonanza de la industria petrolera y adelanta algunas ideas
relativas al uso de los proventos del petróleo con el fin de desarrollar otras ramas
productivas, para lo cual se estima que el concurso de las empresas petroleras
sería provechoso, por lo que el gobierno debería aprovechar la buena disposición
de ellas, dado que ambos tienen intereses coincidentes en cuanto a la conveniencia de impulsar el desarrollo de los otros sectores y ramas alternas de la
economía.
La presentación a cargo del distinguido y destacado economista Héctor Silva
Michelena, se excedió –afortunadamente para bien– en largura y con ello y con
la hondura del análisis, configuró un ensayo de gran aliento que responde a las
cualidades científicas de este reputado investigador de la Universidad Central
de Venezuela, quien ha prestado valiosos servicios en el país y en centros universitarios de bien ganada excelencia que funciona en diferentes partes del
mundo. Silva Michelena es autor de una obra densa que cualifica la bibliografía
económica de Venezuela y América. Ha transitado las rutas académicas no sólo
como docente investigador, sino también como autoridad universitaria.
Los principales asuntos que trata Silva Michelena en la presentación del volumen
que recoge el informe de la Misión Fox son los siguientes: “1. Situación y características de la economía mundial, que era,… una economía de guerra. 2. [Caracterización de] ‘…la estructura socioeconómica de Venezuela y de la intensa
actividad política desplegada antes y durante los primeros años de la administración del general Eleazar López Contreras… 3. Reflexiones en torno al propio
Informe Fox… 4. ¿Qué destino tuvo el Informe de la Misión Fox? Intento de un
trazado histórico-político”.
Banco Central de Venezuela / El informe técnico económico de la Misión Fox. Reedición
243
El estudio de Silva Michelena de carácter histórico-estructural examina y analiza
el contexto mundial, haciendo un recorrido por los acontecimientos de carácter
político y económico que ocurren en los principales países del entorno capitalista
de Europa, Estados Unidos de América y Latinoamérica durante el lapso de preguerra, al mismo tiempo que los relaciona con los sucesos y conmociones del
panorama en Venezuela que viene emergiendo hacia la democracia luego del
extenso lapso de gobierno que presidió el general J.V. Gómez. Recuérdese que
este período de preguerra está ubicado temporalmente entre la crisis económica
de 1929-30 y los preparativos conmocionantes de la Segunda Guerra Mundial,
que entre otras catástrofes vive la tragedia de la Guerra Civil española.
En segundo término Silva Michelena define los rasgos socioeconómicos de Venezuela a través de una caracterización de la estructura económica prevaleciente
y las particularidades de los regímenes políticos venezolanos del período e,
igualmente, evalúa la trascendencia de la Misión Fox y su informe técnico, así
como el grado de aplicación que tuvo en el régimen fiscal y aduanero
interno.
Tal como se acostumbra en las Reseñas de Obras de la Revista BCV, con el objeto
de mostrar los asuntos tratados en el volumen, copiamos a continuación los grandes títulos del índice de materias comprendidas en el llamado Informe Fox:
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Informe técnico económico de la Misión Fox
Anexos
Precios
Aranceles de aduanas
Administración de aduanas
Impuestos
Presupuestos
Producción y comercio exterior
Hacienda pública
Pérdidas aparentes de la renta aduanera
Tejidos
Gráficos
Precios
Administración de aduanas
Comercio exterior, 1920 y 1937
Sistema económico público
Tejidos
JMC
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Revista BCV
La Revista BCV es una publicación semestral arbitrada del Banco Central de
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económicos, financieros, bancarios, monetarios, jurídicos y sociales asociados
con la misión del Banco Central de Venezuela y acoge todas las corrientes de
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ejemplo: (Peltzer, 1997). Cuando haya más de una referencia del mismo autor
en el mismo año, se debe añadir un orden alfabético (Vivancos, 1998a). Si
la referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Maza Zavala, 1987:239),
o cuando son varias páginas: (Lago Rodríguez, 2001:193-195). Los datos
completos de las referencias deben ser colocados en orden alfabético al final del artículo, indicando apellidos del autor o los autores con las iniciales
de los nombres propios, año de publicación entre paréntesis y demás datos
editoriales, de la siguiente manera, según el caso:
CLEMENTE, L. (2001). “Crecimiento, apertura comercial y desempeño sectorial”, en Valecillos, H.
y Bello, O., coords., La economía contemporánea de Venezuela, pp. 7-92, Caracas, BCV.
GONZÁLEZ FABRE, R. (1998). Justicia en el mercado. La fundamentación ética del mercado según
Francisco de Vitoria, Caracas, Conicit/Universidad Católica Andrés Bello.
OCAMPO, J.A. (2001). “Retomar la agenda del desarrollo”, Cuadernos del Cendes, año 18,
n° 46, enero-abril, pp. 1-20, Caracas.
• Una vez que se verifique el cumplimiento de estas normas, el Consejo Editorial
someterá las propuestas al menos a dos árbitros, de manera anónima, entre
otros especialistas o pares investigadores. Las sugerencias de éstos, cuando
las hubiere, serán dadas a conocer, confidencialmente, a cada autor.
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en la cual se ha publicado su artículo y diez separatas del mismo.
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- La publicación con modificaciones menores
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partir de la fecha de recepción del artículo, la cual se registrará formalmente.
• Por su trabajo, cada árbitro recibirá una bonificación en efectivo y, sea cual
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Resúmenes / Abstracts / Resumos / Résumés
Geopolítica de comercio internacional
Rafael Rangel
Investigación social, enfoque de género y Sistema de Cuentas Nacionales
Lourdes Urdaneta de Ferrán
El canal de crédito bancario en Venezuela
Adriana Arreaza, Eduardo Torres y Eugenia Santander
Dolarización de facto en Venezuela: una primera aproximación a su cuantificación
Roberto Ferrer
John Kenneth Galbraith: crítico de la sabiduría convencional
Domingo F. Maza Zavala
Documentos
Principios de economía política de John Stuart Mill
W.J. Ashley
Bancos centrales como agentes de desarrollo económico
Gerald Epstein
Obras reseñadas
Celso Furtado. Vigencia de un pensador
G. Parra Luzardo, S. Guimaraes, R. Guarnieri, R. Bielschowski, D.F. Maza Zavala, J. Consuegra, C. Furtado
Raúl Prebisch. Pensamiento renovador
G. Parra Luzardo, D.F. Maza Zavala, T. Dos Santos, A. Ferrer, F. Pazos, R. Prebisch
Riqueza circulante en Venezuela
Presentación: Rafael J. Crazut
Ingreso nacional de Venezuela
Presentación: Bernardo Ferrán
El informe técnico económico de la Misión Fox.
Presentación: Héctor Silva Michelena
Información editorial
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico: Arturo Uslar Pietri, pasión de Venezuela
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