Nombre: Vásquez, Cristhine. CIP: 4-747-1257

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Grupo Bilderberg
Nombre: Vásquez, Cristhine.
C.I.P.: 4-747-1257
Información sobre el tema:
El club, conferencia, grupo o foro Bilderberg es una reunión anual a la que asisten
aproximadamente las 130 personas más influyentes del mundo, mediante invitación.1 Objeto de
diversas teorías conspirativas, los miembros se reúnen en complejos de lujo ubicados en Europa y
Norteamérica donde la prensa no tiene ningún tipo de acceso. Su oficina está en Leiden (Holanda)
y el nombre procede del primer hotel en el que tuvo lugar la primera reunión, en los Países Bajos.
El 29 y 30 de mayo de 1954 tuvo lugar la primera reunión, propuesta por el consejero político
polaco Jozéf Retinger y Patric Reis. Éste, preocupado por el antiamericanismo que estaba
causando el Plan Marshall en Europa, decidió reunir a los líderes europeos para promover el
entendimiento entre ellos. Entre los invitados estuvieron el príncipe neerlandés Bernardo, que
decidió promover la idea, y el primer ministro belga Paul van Zeeland. La idea era que los invitados
fueran dos de cada país, uno conservador y el otro progresista.
El éxito del encuentro animó a los organizadores a preparar una conferencia anual. Se creó un
comité de dirección. Retinger fue designado secretario permanente. Al igual que organizaba la
conferencia, el comité de dirección también mantenía un registro de los nombres de los asistentes
y detalles de contacto, con el objetivo de crear una red informal de individuos que se podrían
invitar unos a otros en privado. El propósito declarado del Grupo Bilderberg era «hacer un nudo
alrededor de una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia y al
comunismo». El economista holandés Ernst van der Beugel sustituyó a Retinger en el puesto en
1960, tras la muerte de éste. El príncipe Bernardo fue presidente de la reunión hasta su muerte,
en 2004.
El club Bilderberg y la última crisis económica
En 2009 la reunión tuvo lugar en el municipio costero de Vouliagmeni (Atenas) y asistieron, entre
otros, los ministros griegos de finanzas y de asuntos exteriores, así como el gobernador del Banco
Nacional griego. Un año más tarde la reunión giró, de nuevo, en torno a la difícil situación que
vivían Grecia, Portugal y España. Al parecer, el por aquel entonces presidente del gobierno
español, José Luis Rodríguez Zapatero, asistió para tranquilizar a los inversores internacionales
ante el vencimiento de grandes cantidades de deuda española.
Participantes en el Grupo Bilderberg
Banqueros, políticos, miembros de la realeza, financieros internacionales o dueños de los
principales medios de comunicación son ejemplos de los miembros del club Bilderberg. Entre ellos
están el español Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo del grupo Prisa, el estadounidense Donald
Rumsfeld, antiguo secretario de defensa de su país, el irlandés Peter Sutherland, entre otros
cargos presidente de Goldman Sachs y British Petroleum, el estadounidense Paul Wolfowitz,
antiguo presidente del Banco Mundial, o el belga Étienne Davignon, antiguo vicepresidente de la
Comisión Europea y actual presidente del grupo. Como curiosidad, cabe destacar que los
anteriormente nombrados Rumsfeld y Sutherland fueron compañeros en la compañía de energía
ABB.
En 2009, entre otros, participaron la reina Sofía, Ana Patricia Botín (Banco Santander), José
Manuel Entrecanales (Acciona), Alberto Ruiz-Gallardón y Pedro Solbes. Y, por primera vez, dos
periódicos británicos de tirada nacional se hicieron eco en noticias escuetas de la Conferencia del
Grupo Bilderberg. Uno de ellos fue The Guardian, que envió a uno de sus corresponsales y cuyas
crónicas únicamente fueron publicadas en la edición digital del periódico. Durante seis días, el
periodista documentó cómo fue sometido a diversos seguimientos y finalmente arrestado por la
policía griega. Tras esta reciente exposición a la opinión pública, ahora han publicado en su web
una breve referencia a los temas tratados en los últimos tres años y una lista oficial de
participantes.
La reunión en Sitges (2010)
Tuvo lugar el 3 de junio en el Hotel Dolce. Asistieron, entre otros, la reina de España y Zapatero, en
calidad de presidente del gobierno. Ella acude desde hace años de oyente y él ha sido invitado a
jornadas donde se debaten temas económicos y políticos, pero nunca se han hecho públicas las
conclusiones de las mismas. La reina y el presidente coincidieron con Bill Gates, fundador y
presidente de Microsoft.
Ilegalidad por parte de elementos constituyentes de varios gobiernos
Teniendo en cuenta que la legislación estadounidense no permite que miembros del gobierno
asistan a reuniones secretas con empresarios, militares o personalidades poderosas de otros
países sin advertir previamente a las autoridades, éstos están cometiendo una ilegalidad.
En España ocurre algo análogo con las leyes españolas y los miembros del gobierno y la realeza
incurrirían en el mismo tipo de delito.
Teorías conspirativas
El mayor atractivo de estas reuniones es que sus participantes tienen la oportunidad de debatir
abiertamente entre ellos y saber qué opinan las personas más poderosas del mundo.
Étienne Davignon, presidente del Club Bilderberg
El grupo es acusado de conspirar para imponer un dominio capitalista, un gobierno mundial y/o
una economía planificada.
Se trata de una lista exclusiva de figuras de influencia global que ha captado el interés de una red
internacional de conspiracionistas, quienes durante décadas han visto al grupo Bilderberg como
un esquema globalista-corporativo y están convencidos de que una élite poderosa está moviendo
al planeta hacia un nuevo orden mundial oligárquico.
Kenneth P. Vogel, periodista
Miles de videos sobre el grupo Bilderberg pueden verse en YouTube y entre los defensores de esta
teoría conspirativa están la ultraderechista Sociedad John Birch, el activista político Phyllis Schlafly,
el escritor Jim Tucker, el activista Lyndon LaRouche, el locutor de radio Alex Jones, el político Jesse
Ventura, quien hizo del grupo Bilderberg un episodio en su serie televisiva Conspiracy Theory with
Jesse Ventura o el escritor ruso-canadiense Daniel Estulin.
Decir que estamos luchando por un gobierno mundial es exagerado, pero no completamente
desacertado. Nosotros pensamos que no podemos seguir luchando para siempre unos contra
otros para nada y matando a gente o dejándola sin hogar. Por ello, creemos que una comunidad
única a lo largo del mundo sería algo positivo.
Denis Healey, miembro fundador del Grupo Bilderberg.
En el reportaje La derecha corteja a la izquierda (1994), el periodista argumenta que las teorías
conspirativas del populismo de derechas se remontan a 1964: en el libro A choice, not an echo,
Phyllis Schlafly argumenta que el Partido Republicano fue secretamente controlado por
intelectuales de la élite, dominados por miembros del grupo Bilderberg, cuyas políticas
internacionalistas pavimentaron el camino hacia el comunismo mundial.
Es inevitable y no importa. Siempre habrá personas que crean en conspiraciones, pero las cosas
suceden de una manera mucho más incoherente. Cuando la gente dice que este grupo es un
gobierno secreto mundial, yo digo que si lo fuéramos, deberíamos estar avergonzados de nosotros
mismos.
Etiénne Davignon, presidente del Club Bilderberg
El investigador y profesor en Psicología y Sociología G. William Domhoff cree que el rol de los foros
de relaciones internacionales y los clubes sociales, como el club Bilderberg, no es nada más que un
medio para discutir ideas, conseguir consenso y crear cohesión social dentro de la élite. Opina que
el rumor de la teoría conspirativa puede ser perjudicial y que puede evitar la asistencia de ciertas
personas a ellos. Para él, son más o menos la misma gente que pertenece a otros clubes, pero
colocados en roles más importantes como el de capitalista o líder político, visibles y fáciles de
combatir.
Siniestras camarillas y los lobistas de Bilderberg manipulan al público para instalar un gobierno
mundial que no conoce fronteras y que no rinde cuentas ante nadie, salvo a sí mismo.
Fidel Castro, ex-presidente de Cuba
El escritor James McConnachie comenta que los teóricos de la conspiración tienen un punto a su
favor, pero fallan en comunicarlo efectivamente. Para él, el grupo Bilderberg actúa en una forma
consistente con una conspiración global, pero lo hace sin un grado de atrocidad, algo que no
entienden los teóricos de la conspiración. Según McConnachie, los conspiranoicos ven al Club
Bilderberg como el mal absoluto.
Ocasionalmente tienes que darle crédito a los teóricos de la conspiración, los cuales plantean
cuestiones que los medios principales han ignorado. Es reciente que los medios han cubierto al
Club Bilderberg, pero ¿escribirían los medios si no estuvieran estas acusaciones?
James McConnachie, escritor
Su objetivo final es el control de absolutamente todo el mundo, en todos los sentidos de la
palabra. Actúan como si fueran Dios en la Tierra.
SECRETOS Y DETALLES DEL CLUB BILDERBERG
Después de la desaparición de la Unión Soviética, algunos periodistas comenzaron a interesarse
por el Grupo de Bilderberg. Varios autores han visto en él el embrión de un gobierno mundial y de
las principales decisiones políticas, culturales, económicas y militares de la segunda mitad del siglo
XX, una interpretación que Fidel Castro ha retomado. Nada permite, sin embargo, confirmarla o
desmentirla (ver artículo al respecto sobre el Nuevo Orden Mundial para tener una idea de lo que
esto implica).
En aras de saber lo que realmente es y lo que no puede ser el Grupo de Bilderberg, me di a la tarea
de buscar documentos y testigos. Tuve acceso a todos sus archivos correspondientes al periodo
que va desde 1954 hasta 1966 y a muchos documentos posteriores y he podido conversar con uno
de sus antiguos invitados, a quien conozco desde hace mucho tiempo. Ningún periodista, ni
ciertamente los exitosos autores que han popularizado los actuales clichés, ha tenido acceso a
tantos documentos internos del Grupo de Bilberberg.
EL GRUPO DE INFLUENCIA DE LA ORGANIZACIÓN MILITAR MÁS
PODEROSA DEL MUNDO
La cantidad de temas abordados en los encuentros anuales del Grupo de Bilderberg ha ido en
aumento en los últimos años, en función de la actualidad internacional. Pero eso no nos dice nada
nuevo, ya que esas discusiones no tienen en sí mismas ningún objetivo. No pasan de ser pretextos
para comunicar mensajes. No hemos tenido acceso, por desgracia, a los documentos
preparatorios más recientes, por lo que sólo podemos entonces inferir las consignas que la OTAN
trata de divulgar a través de estos líderes de la opinión.
La reputación del Grupo de Bilderberg ha llevado a algunos a atribuirle capacidades de
nominación. Se trata de una tontería, que esconde además la identidad de quienes realmente
manejan los hilos en el seno de la alianza atlántica.
Se dice, por ejemplo, que durante la más reciente campaña para la elección presidencial
estadounidense, Barack Obama y Hillary Clinton desaparecieron durante todo un día, el 6 de junio
de 2008, para negociar el fin de su rivalidad. En realidad se fueron al seminario anual del Grupo de
Bilderberg, en la localidad estadounidense de Chantilly, Estado de Virginia. Al día siguiente, la
señora Clinton anunciaba su salida de la carrera presidencial. Algunos autores concluyeron
entonces que la decisión se había tomado durante la reunión del Grupo de Bilderberg, lo cual es
ilógico en la medida en que aquella decisión ya era un hecho desde 3 días antes debido a la
cantidad de votos que el senador Obama había obtenido en el comité de investidura del Partido
Demócrata.
Según nuestra fuente, lo que sucedió aquel día fue otra cosa. Barack Obama y Hillary Clinton se
reunieron en privado para concluir un acuerdo financiero y político. El senador Obama reinyectó
fondos en la caja de su rival y le ofreció un puesto en su administración –la señora Clinton rechazó
la vicepresidencia y escogió el Departamento de Estado– a cambio de su activo apoyo en la
campaña contra el candidato republicano. James A. Johnson presentó después a los dos líderes en
el seminario de Bilderberg, donde ambos aseguraron a los participantes que trabajarían juntos. Ya
desde mucho antes, Barack Obama era el candidato de la OTAN. El señor Obama y su familia
siempre trabajaron para la CIA y el Pentágono [3]. Además, los primeros fondos para su campaña
electoral fueron proporcionados por la corona de Inglaterra a través del hombre de negocios
Nadhmi Auchi. Al presentar al senador negro ante los participantes del encuentro de Bilderberg, la
alianza atlántica estaba organizando a escala internacional las relaciones públicas del futuro
presidente de los Estados Unidos.
También se reportó que el Grupo de Bilderberg organizó entonces una cena que no estaba
prevista, fuera del marco del seminario, y que se desarrolló el 14 de noviembre de 2009 en el
castillo de Val Duchesse, propiedad del rey de Bélgica. El ex primer ministro belga Herman van
Rompuy pronunció un discurso en aquella ocasión. Cinco días después, Van Rompuy fue electo
presidente del Consejo Europeo. También en este caso varios autores concluyeron erróneamente
que el Grupo de Bilderberg lo había «puesto en el cargo».
En realidad, el presidente de la Unión Europea no puede ser una personalidad que no forme parte
de los círculos de la OTAN ya que –y es importante recordarlo– la propia Unión Europea es fruto
de las cláusulas secretas del Plan Marshall. Y la persona escogida debe contar, por lo tanto, con el
aval de los Estados miembros de la OTAN. Se trata, por consiguiente, de una decisión que exige
largas negociaciones y que no se toma simplemente durante una cena entre amigos.
También según nuestra fuente, el presidente del Grupo de Bilderberg, Etienne Davignon, convocó
aquella cena imprevista para propiciar la presentación de Van Rompuy ante sus vectores de
influencia. Aquello se hacía más indispensable aún en la medida en que el hombre escogido para
convertirse en el primer presidente de la Unión Europea –cargo que acababa de ser creado– era
un perfecto desconocido fuera de su propio país. Durante aquella cena, el señor Van Rompuy
expuso su programa de creación de un impuesto europeo destinado a financiar directamente las
instituciones de la Unión Europea sin tener que depender de los Estados miembros. El papel de los
participantes en el encuentro del Grupo de Bilderberg no era otro que decir después en todas
partes que ya conocían a Herman Van Rompuy y que eran testigos de sus cualidades como
presidente de la UE.
La realidad sobre el Grupo de Bilderberg es por lo tanto menos romántica de lo que algunos
autores de éxito han imaginado. El increíble despliegue de fuerzas militares que garantiza su
seguridad no está tan destinado a protegerlo como a impresionar a los propios participantes. No
expresa el poderío de estos últimos sino que les demuestra que el único verdadero poderío en
Occidente es el de la OTAN. Queda por parte de los participantes decidir si la apoyan para que ella
los apoye a ellos o si la combaten y se exponen así a ser aplastados.
Además, a pesar de haber desarrollado en sus comienzos una retórica anticomunista, el Grupo de
Bilderberg no era antisoviético, como tampoco es hoy antirruso. Lo que hace es seguir una
estrategia de la alianza atlántica que no constituye un pacto contra Moscú sino que está destinada
a defender –y de ser posible a extender– la zona de influencia de Washington. En el momento de
su creación, la OTAN concibió la esperanza de lograr que la Unión Soviética se integrara a ella, lo
cual hubiese implicado un compromiso de Moscú a mantener la distribución del mundo que había
resultado de las conferencias de Postdam y de Yalta. La alianza atlántica acogió recientemente al
presidente ruso Dimitri Medvedev en la cumbre de Lisboa y le propuso que Rusia se uniese a ella.
No se trataría entonces de una relación de vasallaje sino del reconocimiento del Nuevo Orden
Mundial, en el que toda Europa Central y Oriental ha caído en la órbita estadounidense. Una
adhesión rusa sería en cierta forma como una especie de tratado de paz: Moscú reconocería así su
derrota en la guerra fría y la nueva repartición del mundo.
En ese caso, el Grupo de Bilderberg invitaría a personalidades rusas a sus reuniones anuales. No
les pediría que influyeran en la opinión pública rusa para americanizarla, sino para convencerla de
que renuncie definitivamente a los sueños de grandeza del pasado.
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