CAPITULO II Movimiento intelectual y p o l í t i c o en el siglo x v i i i . — P r i n c i p i o de las colonias inglesas en A m é r i c a . S u s privilegios. — Fundadores de las p r i m e r a s colonias. — L o s puritanos de Massachusetts. — Otros establecimientos. — V i r g i n i a . — L a s C a r o l i n a s . — P e n n s y l v a n i a . — G e o r g i a . — T o l e r a n c i a religiosa y libertad c i v i l . — D i v e r s i d a d de instituciones en las colonias. — Impuesto del papel sellado. — R e s i s tencia de los colonos. — R e s u e l v e n separarse de l a m a d r e p a t r i a . — P r i m e r a s acciones de g u e r r a . — D e c l a r a c i ó n de independencia. — A l i a n z a de F r a n c i a y E s p a ñ a p a r a a u x i l i a r á los anglo-americanos. — T r a t a d o de P a r í s firmado en 1783. — Graves consecuencias p a r a E s p a ñ a . — Influencia en los nuevos p r i n c i p i o s de M é x i c o . — R e v o l u c i ó n f r a n c e s a . — G u e r r a entre E s p a ñ a y F r a n c i a . — P a z de B a s i l e a y a l i a n z a entre las dos naciones. — N a p o l e ó n emperador. — S u s proyectos de d o m i n a c i ó n en E s p a ñ a . — D i v i s i ó n en l a familia real e s p a ñ o l a — A l a r m a de Godoy. — T u m u l t o s de A r a n j u e z . — A b d i c a c i ó n de C a r l o s I V . — F e r n a n d o V I L — L o s Borbones de E s p a ñ a en B a y o n a . — C a r l o s y F e r n a n d o ceden á N a p o l e ó n l a corona — H e r ó i c o levantamiento de l a n a c i ó n e s p a ñ o l a . — C o n s e c u e n c i a s f a v o r a bles á l a i n s u r r e c c i ó n de las colonias e s p a ñ o l a s en el Nuevo M u n d o . Fecunda en grandes hechos y en transformaciones sociales fué la segunda mitad del siglo xviii. Preciso ble , el proyecto de una vasta confederación fundada en la soberanía popular. sería remontarse á la época que cierra la Edad Media Amplios privilegios habían otorgado los soberanos y abre esplendorosa los ilimitados espacios de los tiem- de Inglaterra á aquellos sus súbditos que á fines del pos modernos para hallar igual movimiento en los hom- siglo X V I pasaron á poblar las regiones septentrionales bres y en las cosas, igual renovación en las sociedades del Nuevo Mundo. Empujaba á los españoles hacia el y en los imperios. continente americano el incentivo de inagotables minas Un mundo de todos ignorado se revela á la asom- de metales preciosos, que se conservaba enérgico y brada humanidad en los postreros años del siglo x v , y vivaz desde las estupendas relaciones de los primeros el genio de Colón, descubridores. al completar la esfera, parece Pero en los países que el ilustre Cabot impeler la civilización hacia el occidente en pos de uniera á la corona inglesa, á falta de aquellos metales, gloriosas conquistas. que según las ideas de la época formaban la única También un mundo nuevo, en el orden moral, se revela en el curso del pasado siglo riqueza, una tierra fértil devolvía con profusa largueza á los hombres y á los pueblos que desde las entonces simientes depositadas en su fecundo seno. E r a aplican toda su energía á la conquista de sus olvidados preciso fijar á los colonos en aquel suelo que si no ó desconocidos derechos. ostentaba el oro ambicionado en las venas de las mon- Renacen en el siglo de Miguel Angel y Corpérnico las ciencias, las artes y las letras, tañas ó en los arenosos lechos de los ríos, y en el curso de la última centuria renace en los pue- multiplicado blos el sentimiento de la libertad. colono, en virtud de los privilegios y exenciones conce- Surge la Reforma el afán de sus retribuía cultivadores; así cada en los tiempos de León X y de Lutero, y sobre las didos , gozaba de las ventajas de la ciudadanía inglesa, ruinas de antiguas prepotencias y en medio de pavoro- no reservando á la corona más que cortos y determi- sos hundimientos, álzase emancipado el espíritu humano; nados derechos. el trabajo de renovación mina y quebranta los cimientos Tales fueron el espíritu y tendencias de la política de un mundo viejo, y sobre los escombros de tronos de Isabel y de Jacobo I respecto y de antiguas instituciones, y cubiertos aún con la colonias inglesas que se establecieron en América. A su sangre y el polvo del combate, levántanse los pueblos amparo, Gualterio Raleigh fundó las primeras pobla- y prinbipian una lucha que dura todavía y que cesará cuando la libertad, la paz y la justicia liguen á los hombres y á los pueblos en universal fraternidad. Ocupa entre esos hechos lugar importantisimo la insurrección de las colonias inglesas en América al sen- de las primitivas ciones; Delaware y Baltimore formaron una comunidad de católicos en Maryland, y Calvert, algún tiempo después, daba leyes en este último territorio y establecía entre sus habitantes la perfecta libertad de conciencia. tirse capaces de gobernarse por sí mismas. Movimiento Pronto las terribles convulsiones que sacudieron á grandioso que desde sus principios asocia al propósito Inglaterra durante el reinado de Carlos I y la sombría de independencia, razonado, persistente, inquebranta- intolerancia de Cromwell, proporcionarían á las nacien- 26 MÉXICO Á TRAVÉS I ) E L O S S I G L O S tes colonias elementos de vida y vigorosos factores de se sobreponía incontrastable y tornaba á imperar el prosperidad. respeto Cien puritanos perseguidos por el desdi- al derecho ajeno, que garantizaba á su vez chado Estuardo se confiaron al Océano á bordo de la el respeto mutuo de todos los derechos, y su conse- Flor cuencia necesaria, la paz. de Mayo, y un día de 1626 arribaron á las playas del Massachusetts, estableciendo alli varias poblaciones Y ese principio de libertad civil echó tan hondas y adoptando un gobierno no sujeto á la supremacía raíces política y sacerdotal del rey. E n el acta de la primera de afianzar en ellas la autoridad regia llevando sus de sus fundaciones decían los puritanos: "Los suscritos, miras y tendencias hasta decretar que el comercio de que para gloria de Dios, incremento de la fe cristiana y los americanos con la metrópoli se hiciese tan sólo en honra de nuestra patria, establecemos esta colonia en naves inglesas, y que el tabaco, el añil, el algodón, en las colonias, que en vano Carlos 11 trató apartadas riberas, por asentimiento mutuo y solemne, el arroz y las maderas de construcción no pudieran ante Dios convenimos en constituirnos en sociedad poli- llevarse sino á Inglaterra tica para gobernarnos y trabajar para el objeto de nias de la lucha empeñada entre el rey y el parlamento, Aprovechándose las colo- nuestro designio: y en virtud de este contrato conve- pudieron obrar entonces como si independientes fuesen nimos asimismo en promulgar leyes, ordenanzas, regla- y traficar con las demás naciones á despecho del Acta mentos, y según, las necesidades, instituir magistrados, de navegación, á los cuales prometemos sumisión y obediencia.:: cambio de algunas restricciones en el orden político, Otros sectarios, en pugna con la Iglesia anglicana, buscaban también asilo en las remotas tierras de y luego, bajo la dinastía de Orange, en recibieron de Guillermo numerosos privilegios que impulsaron poderosamente su comercio. América y formaban colonias en Ehode Islaiid y Nueva Los elementos sociales y políticos de las colonias Hampshire, en Coniiecticut y el Maiiie; los pobladores eran tan varios como los elementos religiosos. de Virginia fundaron su gobierno sobre el sufragio uni- de ellas se establecieron por los esfuerzos y á expensas Algunas versal, y adoptaron la libertad de comercio y la inde- de los particulares; muchos colonos eran ciudadanos pendencia de las sociedades religiosas; nobles señores libres que habían emigrado para poder ejercer libre- ingleses se establecían en el territorio que les donó mente su culto; otros eran malhechores Carlos n , y ellos lo bautizaban con el nombre de la otros, como los de Georgia, pobres que allí fueron Carolina; Penn y sus cuákeros ocuparon la vasta faja llevados para librarlos de los horrores de la miseria; que separaba entre si á las colonias del Norte y del algunos fundaron un orden que se asemejaba al feuda- deportados; Sur, y después de comprar aquellas tierras á los indios lismo : todos, otVeciendo á la historia una rara mezcla de se dieron leyes fugitivos, nobles, malhechores, entusiastas, fundadores sabias y benéficas; Oglethorpe, por último, tan valiente en los combates como noble, elo- de sectas y todos formando, sin embargo, un pueblo cuente y filántropo en los escaños del parlamento, daba laborioso que basaba en la mutua tolerancia su prospe- el nombre de Georgia á la región confinante por el ridad presente y su futura grandeza. Mediodía con la Carolina, y establecía allí, en 1733, una colonia compuesta de ingleses que carecían de sustento en la patria. Los cuákeros de Pennsylvania y los católicos del Maryland habían conservado el gobierno de los propietarios; Virginia se engrandecía, difundiendo los principios A s í , en medio del estrépito que ensordecía á la democráticos y adoptando el sufragio universal, asocián- Europa en el siglo de Luis X I V , se fundaba lentamente, dolo á la igualdad y á la fraternidad puritanas; Connec- pero sobre firmes bases, una sociedad cuya formación ticut y lihode Islaiid gozaban de la libre constitución es uno de los hechos más notables de la historia, tanto que les concediera Carlos U ; Nueva-York y Pennsyl- quizás como el de su entrada á la vida independiente. vania crecían en prosperidad y extendían su agricultura Aquel conjunto de colonias no era un establecimiento de : y su comercio; la ilustración, sin trabas industria y comercio como las factorías de .África, ni I se difundía en las colonias, y el espíritu una dominación sobre pueblos de otra raza como el I de oposición nacía y se desarrollaba á imperio británico en el Indostiín, ó el dominio es])añol I aquellas instituciones políticas, que en en México y Peni, conquistados por la fuerza de las infinita armas; era un establecimiento religioso y político donde vigoroso de emancipación. la libertad de cultos se mostró desde el princi¡)io insepa- variedad concurrían á crear ni cortapisas, de libertad y la sombra de medio de su un sentimiento A una sociedad (¡ue había llegado á su madurez rable de la libertad civil: los católicos de Maryland, los para alzarse como individualidad independiente puritanos del Massachusetts, los cuákeros de Pennsylva- las naciones, era en extremo peligroso ofrecerle ocasión entre nia, los congregacionalistas del Coniiecticnt, los anglica- de realizar sus ideales. nos de Nueva-York, al lado los unos de los otros, vivie- consideraciones económicas y desestimando el robusto ron y prosperaron á la sombra de la libertad de cultos, sentimiento y si algunas veces el fanatismo de tal ó cnal secta turbó había alcanzado en las colonias, qitiso que éstas contri- la tranquilidad de las colonias, el interés de las demás * E l gobierno inglés, cediendo á del derecho .Acia de i i a v e u a c i ó n 1,003. propio que tanto desarrollo MÉXICO i huyeran á pagar los gastos de la guerra de Siete Años (1756-1763), guerra, decía, 87 TRAVÉS D E L O S SIGLOS hecha en su beneficio, Gran clamoreo levantaron los colonos contra un acto tan perjudicial. Invocaron á su favor el derecho ensanchaba el consignado en la constitución inglesa y en las demás dominio inglés en América con la adquisición de Nueva derivadas de los germanos, que ninguno pague contri- emprendida para protegerlas, y que Escocia, Cabo Bretón y el Canadá. Impúsoles, pues, buciones sin haberlas votado, y los anglo-americanos no por la ley de 22 de marzo de 1765 la contribución de tenían representantes en el parlamento inglés. papel sellado sobre toda escritura ó acta pública, cuyo ronse en Nueva-York los delegados de todas las colonias Reunié- producto, deducidos los gastos de recaudación, debía y dirigieron enérgicas reclamaciones al gobierno de la destinarse á pagar las deudas del Estado. metrópoli; los habitantes de Virginia, primero, y luego Pitt, ministro i n g l é s los demás de Nueva Inglaterra se negaron á recibir los dependían y en quienes residían la autoridad y el pleno productos de la industria inglesa, y el pueblo, entre- poder de hacer leyes tanto , demostraba ruidosamente su disgusto destruyendo declaración arrojada á la faz de un pueblo que diaria- el papel sellado, obligando á los comerciantes á cerrar mente discutía ya los derechos que pretendía arrogarse sus almacenes y vistiendo de luto las campanas. la metrópoli, enardeció más y más los ánimós inclinán- obligatorias para ellas." Esta Pitt subió al ministerio en estos momentos, y él, dolos á preparar la proclamación de la independencia. que desde los bancos de la oposición había atacado la E l impuesto del timbre ó sello fué sustituido al año odiada gabela, revocóla apenas hubo llegado á la cima siguiente con un leve derecho de introducción sobre el del poder; pero precedía á la ley revocatoria la altiva papel, los vidrios, las pinturas y el te; mas hízose declaración de «estar las colonias por derecho subordi- sentir de nuevo la indignación de los colonos, y el nadas á la corona y al parlamento inglés, de quienes parlamento suprimió al fin el impuesto sobre todos 28 MÉXICO Á TRAVÉS D E LOS S I G L O S aquellos artículos, conservando sólo el del te, por menos ces varios jóvenes de la nobleza de Francia, entre ellos su producto que por mantener el dogma de la Lafayette y Eochambeau, acudieron á combatir contra supremacía. aquellos derechos aristocráticos, que eran los mismos Fíeles los colonos y cada vez más aferrados al principio de que no debía imponérseles contribución ninguna no teniendo ellos representantes en el parla- de su alcurnia, y esa ardiente juventud contribuía á aumentar en Enropa las simpatías por la causa americana. mento, resolvieron privarse del te, y en consecuencia, Francia y España no tardaron en unirse en liga ofen- la Compañía de las Indias llegó á tener acumulados en siva y defensiva contra la poderosa Inglaterra. L a primera sus almacenes diez y ocho millones de libras de aquella ardía en deseos de vengar sus derrotas de la guerra de hierba, que era su principal artículo de comercio. Siete Años, pero más que la venganza impulsábala á Boston, puerto populoso y centro de los más ardientes tomar las armas y á combatir al lado de las colonias promotores de la independencia, que había visto á la americanas el irresistible entusiasmo multitud arrojar al mar varios cargamentos de te envia- alimentado por los filósofos que sin cesar estimulaban al dos de Inglaterra, fué bloqueado en 1774 por orden del gobierno ministro Xortli, quien abolió también la constitución de generosos. Jlassachusetts y autorizó al gobernador para enviar á la militar y colonias perdidas, y encadenada por el pacto metrópoli á los americanos rebeldes, á fin de que fuesen de familia seguir debía la suerte juzgados. díase á estos motivos el profundo resentimiento que Estos, por su parte, se apercibieron á la lucha. á hacerse iniciador y de la opinión, sostén de principios También España tenía que reivindicar honra Carlos I I I mantenía de Francia. Aña- contra Inglaterra por el insulto Formaron un pequeño ejército á cuya cabeza apareció personal que siendo rey de Nápoles recibió del almirante el ilustre Washington, enviaron sus representantes á inglés Mateivs, quien le sorprendió con una escuadra, Eiladelfia, Fi'dnración obligándole en el término de una hora con la amenaza y dirigieron una carta al rey de Ingla- de bombardear la bella ciudad, á tomar una resolución quienes redactaron la célebre de derechos, terra, franca y digna, aunque respetuosa en la forma, y otra al pueblo inglés mostrándole que no quería apresurar. cómo su misma España, sin embargo, vacilaba entre la satisfacción libertad se hallaba amenazada en la de sus hermanos de de sus rencores y el peligroso ejemplo que ofrecería á este lado del Atlántico. sus colonias la independencia de los anglo-americanos. E l primer combate ocurrió en l.exington el 19 de Y colocada entre este justo temor y el de no cum- abril de 177.5 y fué también el jirimer triunfo de la plir el pacto de familia que á Francia la ligaba, aparte causa americana. Siguióse peleando con varia fortuna, del sentimiento de venganza que le impelía á la guerra, y mientras Montgomery arrebataba Montreal á los ingle- oi)tü al fin por la guerra y unió sus escuadras á las de ses, Washington los destrozaba en Buiiker"s B i l l , para su vecina. ser derrotado á poco en White Plains. E n tanto el Congreso reunido en Eiladeliia declaraba el 4 de julio ^ E l auxilio de las dos poderosas aliadas infundió mayor brío á los defensores de la independencia ameri- de 1776 que las trece colonias serían en adelante libres cana: lucharon con valor contra el numeroso ejército é independientes de todo vasallaje respecto de la corona inglés que envió á las colonias la madre patria, y á de Inglaterra y que adoptaban el nombre de fuerza de reveses aprendieron el arte de vencer, en Unidos de Eslados America. tanto que los navios franceses y españoles Inmenso interés excitó en Europa esta memorable, embestían en los mares de América y de Europa á las escuadras contienda, y desde sus principios la resistencia legal á de la Gran Bretaña. la opresión tuvo á su favor los votos y las simpatías de marina de España en el cabo de San Yicente, y en unu sociedad preparada de antemano á la discusión de cambio. esta derechos, Florida; Francia, después de sufrir algunos por cuya subsistencia ó muerte pugnaban entre sí las colonias é Inglaterra. E l siglo xviii había última Eodney destruyó parte de la potencia recobró Menorca y la desastres en sus posesiones del Asia, unió su ejército al de las visto perecer muchas creencias, había presenciado y colonias, y juntos rodearon al general inglés Cornvvallis sufrido rudas opresiones jiara que no dejara de sentirse y le obligaron á capitular el 19 de octubre de 1781. arrebatado de entusiasmo por un pueblo y una causa Dió término á la guerra el tratado de París firmado que realizaban ideales y utopias elaboyados durante una por las potencias beligerantes á fines de 1783. centuria de intensa actividad intelectual.. Cuando estalló nocida la independencia de las colonias por Inglaterra Reco- la guen a, cuando á los- triunfos de Bunker's Hill y de misma, surgió entre las naciones un pueblo grande y Trenton sucedieron los reveses de White Plains y de fuerte que traía á la vida emancipada hábitos arraigados Brandywine, las naciones europeas, unas por odio á Inglaterra, otras por entusiasmo hacia el principio de de libertad y elementos de inmenso desarrollo. Su triunfo definitivo fué saludado por los reformadores del insurrección, aplaudieron con júbilo las victorias y sin- orden social y jiolitico de Europa, que ya se aprestaban tieron como propias las derrotas de los colonos. á tremendas lides, como precursor de su victoria. E n Enton- MÉXICO Á TRAVÉS D E L O S S I G L O S efecto, era una gran conquista la que acababa de alcan- soberanía de la razón común, y de aquí la soberanía zar la libertad: las colonias habían invocado el derecho popular; la descentralización administrativa y política, de insurrección como un derecho legitimo é indisputable, y de aquí la soberanía de los Estados, sin más límite y lograron afirmarlo con su inquebrantable resolución que el fijado para los asuntos de interés general. primero, y luego con su sangre; propugnaron el prin- A esta conquista, empero, coadyuvaron eficazmente cipio del gobierno propio y eligieron el que convenía España y Francia, las dos monarquías de la casa de más á sus antecedentes, Borbóii que pronto iban á ser barridas por el huracán reses, y á sus tradiciones y á sus inte- á poco de haber consagrado la victoria su revolucionario. completa emancipación, consignaron en su pacto político España, después de vacilar por largo tiempo, se funtamental la igualdad natural de los hombres ' , su unió al fin, como acabamos de ver, á Francia y á las igualdad política, y de aquí el sufiagio universal: la colonias contra la podero.sa Inglaterra; luchó con denuedo Don Pedro .\biiren de B o l e a , conde de .-Irondu y sus escuadras alcanzaron triunfos gloriosos en los por cerca de trescientos años habían mantenido atado mares de Occidente; recobró varias de sus posesiones el nuevo al antiguo continente. que en anteriores guerras le habían sido arrebatadas; quista y posesión, títulos seculares en que descansaba firmó, su dominio en América, por último, el tratado de París, que le asegu- raba honrosa paz y ventajosas condiciones; Los derechos de con- quedaron nulificados por el pero al derecho de insurrección, que acababa de reconocer á los firmarlo y al reconocer en él la independencia de la anglo-americanos, y el cual, á trueque de cometer evi- nueva república, rompió ella misma los vinculos que dente injusticia, no podría negar á los hijos de sus 1 Durante la guerra de independencia P e n n s y l v a n i a a b o l i ó la esclavitud; Massachusetts la d e c l a r ó incompatible con las leyes, y lo mismo hicieron los Estados al Norte del Potomac, con e x c e p c i ó n de Maryland y el Delaware. E s t o s y los del S u r la c o n s e r v a r o n , ascendiendo el n ú m e r o total de esclavos en 1790 á seiscientos sesenta mil. nerlo. colonias cuando más tarde quisieran invocarlo y sosteEspaña, pues, quedó desde aquel momento dominadora solamente de hecho en sus vastos territorios del Nuevo Mundo. Prescindiendo del peligro que desde entonces se 30 MÉXICO X TRAVÉS D E L O S S I G L O S alzó contra las colonias españolas al tener al lado una en México una opinión favorable á éstos, pues se pensó nación independiente y joven, rebosando vigor y hen- que una nación á quien la metrópoli trataba con tantas chida de elementos de prosperidad; prescindiendo de los consideraciones no podía ser el pueblo degradado que temores que semejante vecindad debiera infundir al se le había descrito. Fija desde entonces la atención de gobierno español y que tuvieron elocuente intérprete en los mexicanos en esta vigorosa sociedad que apenas el hábil conde de Aranda i , la sola aparición de un nacida á la vida política avanzaba con tan seguro paso pueblo independiente en el suelo de América, y que por la senda de su engrandecimiento, se aplicó luego á había emancipación insurreccionándose pesar las ventajas que traería al país la independencia. contra su metrópoli, fué una amenaza constante para el Estas ideas se propagaban entre los hombres pensado- alcanzado su dominio de los españoles en México, porque era para res: los hijos de ese país ejemplo patente de lo que puede derramaba sobre los Estados Unidos; allí, hechos posi- tenían á la vista los beneficios que la libertad obtener la decisión secundada por el valor y la cons- tivos, innegables, comprobaban las seductoras teorías tancia. de independencia y vida propia, y por grande que fuera Atenta España á prevenirse contra este peligro, el peso de la dominación española no bastaba á com- dispuso cortar toda comunicación entre su más valiosa primir ni le era dable evitar el incesante trabajo del colonia y la nueva república. pensamiento. Y no sólo se impidió las relaciones directas entre ellas y sus habitantes, sino Las obras de los filósofos franceses, que en todo que, en virtud de un sistema propio- de la época y de el siglo x v i i i representan una inmensa tarea de reno- las estrechas miras de una política mezquina, se cuidó vación , hallaron también en México admiradores ardentísimos , quienes fortalecían sus legítimas y generosas aspiraciones con los escritos de aquella numerosa falange que asestaba rudos y certeros golpes al viejo orden político fundado en el derecho de la fuerza, y por la fuerza y la violencia impuesto á los pueblos europeos. No obstante la vigilancia que el gobierno español ejerció siempre en esta materia, esos libros eran introducidos en la colonia; en ellos bebían los jóvenes generosas F a c s í m i l e de l a firma del conde de A r a n d a inspiraciones, ensanchando así furtivamente la instrucción de guardar silencio sobre la existencia y rápidos pro- nación; y los hombres formados y a , anhelaban concurrir gresos de los americanos del Norte, y si alguna vez antes de que terminara su vida á la realización de prin- oficial y medida que les dispensaba la suspicaz domi- llegaba á interrumpirse ese silencio era precisamente cipios que consideraban salvadores, y cuya trascendencia para les había revelado el estudio denigrar á la joven república, representándola de aquellas obras que como una sociedad dominada por los vicios más elemen- abrían vastos horizontes al espíritu humano. Admiraban tales de la moral y á la que no enfrenaba la religión con con Mably las repúblicas sus preceptos y su poder moderador 2. Raynal contra toda clase de instituciones; Pudo durante algún tiempo sostenerse tal sistema de aislamiento, á lo que no poco contribuyó la vasta y antiguas; ensañábanse con Rousseau los seducía con sus generosos arranques, y con Voltaíre se burlaban de lo que antes habían reverenciado. despoblada zona que separaba entonces á las dos nacio- Luego, al estallar la revolución francesa, vieron nes á manera de infranqueable y anchísima barrera; triunfar en el terreno de los hechos muchas teorías de pero hubo al fin de imperar la verdad, y las mismas concesiones que se vió forzada España á otorgar á los Estados Unidos en el tratado de 179.5 ^, produjeron .* V é a s e A P É N D I C E . Documento n ú m 2 (Memoria secreta presentada al rey Carlos IIÍpor el conde de Aranda sobre la independencia de las colonias inglesas). • México y sus recoluciones, por el doctor J . M . L . Moro, tomo 111, lib. I I , p é g . 283 » Tratado de amistad, limites y naoegación entre S u Majestad C a t ó l i c a y los Estados Unidos de A m é r i c a , firmado en S a n L o r e n z o el R e a l el 27 de octubre de 1795. F u e r o n los plenipotenciarios, por E s p a ñ a , don Manuel de Godoy, principe de la P a z , y por los E s l a d o s Unidos, Mr, T h o m o s P i c k n e y . Entre los a r t í c u l o s de ese traladVi debemos c i t a r los siguientes: « A r t í c u l o I V . S e han convenido t a m b i é n ( l a s dos altas partes contratantes) en que el l í m i t e occidental del territorio de los E s t a dos Unidos que los separa de la colonia e s p a ñ o l a de la L u i s i a n a , e s t á en medio del c a n a l ó madre del rio M i s s i s s i p p i , desde el l í m i t e septentrional de dichos Estados hasta el complemento de los treinta y un grados de latitud a l Norte del E c u a d o r , y S u Majestad C a t ó l i c a ha convenido igualmente en que la n a v e g a c i ó n de dicho r í o en toda su e x t e n s i ó n , desde su origen hasta el O c é a n o , s e r a ¡ i b r e s ó / o á ios súbditos y d los ciudadanos de los E.stados Unidos, a menos que por a l g ú n tratado p a r t i c u l a r haga extensiva esta libertad á s ú b d i t o s de otras p o t e n c i a s . » « A r t i c u l o X X I L E s p e r a n d o los dos a l t a s partes contratantes que lo buena correspondencia y amistad que r e h u s a n actualmente entre sf se e s t r e c h a r á n m á s y m a s c ó n el presente tratado, y que c o n t r i b u i r á á a u m e n t a r su prosperidad y opulencia, c o n c e d e r á n reciprocamente en lo sucesivo al comercio todas las ampliaciones ó favores que exigiese l a autoridad de los dos p a í s e s . Y desde luego, á consecuencia de lo estipulado en el a r t í c u l o I V , permitirá Su Majestad Católica por espacio de tees años á los ciudadanos de los Estados Unidos que depositensus mercaderías y efectos en el puerto de Nueca Orleans y que las extraigan sin pagar más derechos que un precio Justo por el alquiler de los almacenes, ofreciendo S u Majestad c o n t i n u a r el t é r m i n o de esta g r a c i a si se experimentase durante aquel tiempo que no es perjudicial á los intereses de E s p a ña, ó si no conviniese su c o n t i n u a c i ó n en aquel puerto, proporcion a r é en otra parle de tus o r i l l a s del rio Mississippi un igual establecimiento. 31 MÉXICO Á T R A V É S D E L O S S I G L O S las que difundido habían los ilustres pensadores del siglo. en el orden político y social, cuyo tiempo había llegado Á pesar de las precauciones que, entonces más que nunca, ya: dueña del poder legislativo formó una constitución tomó el gobierno español, en sus colonias el que fué por el momento á manera de tregua entre los estruendo que produjo la caída de la monarquía francesa; resonó partidos, pero en la cual quedaba reconocida la soberanía tardías é incompletas llegaban á América las noticias de nacional; conservó al rey, pero le arrancó las preroga- aquel tremendo hundimiento, pero los pueblos sabían tivas y fueros que sobre su cabeza acumularon muchos al fin que el derecho de insurrección había armado el siglos de despotismo; brazo de Francia; que esta nación después de pro- memorable los privilegios y los derechos del feudalismo clamar su soberanía había sustituido la antigua auto- y la nobleza; proclamó los derechos del hombre y del abolió en noclie para siempre ridad, consagrada por el tiempo y ungida por la religión, ciudadano , la igualdad y la libertad de las opiniones con su propia autoridad; que la cabeza de un monarca religiosas; abolió los votos monásticos, las cédulas de había rodado en el cadalso; que la república se alzaba prisión, las aduanas interiores, las clases, los títulos, sobre las ruinas del viejo edificio político, y que á las libreas, las servidumbres; declaró, en fin, á todo apagar tan formidable incendio se aprestaban los reyes hombre de cualquier religión ó color que fuese apto para coaligados contra los pueblos. ejercer todos los derechos que daba la constitución. L a revolución, en efecto, cerraba majestuosamente Y cuando hubo hecho todo esto, y cuando estableció el siglo y abría á la humanidad nuevos y luminosos sen- en su obra las posibles garantías de acierto para que deros. E l lento y constante trabajo de renovación cesó funcionaran los poderes públicos, .se disolvió para dejar de ser teoría y se transformó en lieclio y encarnó en al pueblo que completara su obra de renovación y de Francia porque el espíritu cosmopolita de esta gran justicia. nación la obligaba á ejercer el apostolado de la libertad. E l 10 de agosto de 1792 la monarquía se derrum- Fruto del feudalismo y la conquista la monarquía baba y Luis X V I , refugiado en el seno de la asamblea francesa, como las demás de Europa, había usurpado legislativa, oía votar el decreto que lo suspendía en todos los derechos del pueblo. Cuando el rey fué el primero de los señores feudales, su autoridad estaba limitada por numerosos y potentes émulos; cuando los el ejercicio de sus funciones de rey y veía desplomarse con él las viejas dinastías siglos sobre Francia. que habían pesado trece Salió de alli prisionero para el monarcas quisieron ensanchar su restringido poder bus- Temple caron el auxilio del pueblo y entonces los que debían gobernarla en el periodo más solemne de surgieron los municipios, nacidos á la sombra del trono, con la condición á su vez de apuntalarlo y defenderlo. E n las entretanto que la nación elegía sus jueces, y su historia. Vino la Convención concentrando en su seno la luchas de los reyes contra las invasiones extranjeras y inmensa hoguera de la revolución francesa, y apareció los restos amenazadores del feudalismo, el pueblo fué con toda la grandeza del apostolado, del martirio, del llamado á los Estados sangre y sus tesoros. generales para que prodigase su combate á muerte, decidida á salvar la integridad de su Pero cuando la autoridad de los patria y las libertades que ésta acababa de conquistar con reyes hubo triunfado de los enemigos extraños é inte- tantos esfuerzos. riores, el pueblo volvió á quedar despojado de sus energía, y la desplegó con tanto valor y tan desesperada derechos, y sobre sus hombros se alzó la monarquía absoluta. F u é preciso que desplegara indómita que espantó al mundo. Venció á la coalición y domeñó á los enemigos interiores que tendían sus brazos y llama- Luis X I dió á la nación francesa, en cambio de sus libertades, las cabezas de los últimos feudales; los ban con sus gritos al invasor extranjero; juzgó y sentenció al monarca que expió con su muerte, más que Yalois la entretuvieron en el fanatismo y la intole- sus culpas, crímenes de la vieja monarquía; luchó contra rancia; Enrique I V la sedujo con su espíritu caba- los ejércitos de Europa y se desgarró ella misma las lleresco ; Luis X I I I entrañas, enviando al cadalso, ora á los haciendo de Francia y Ilichelieu la la potencia enorgullecieron, más temida del ora á los de la Montaña; Girondinos, sin recursos, pudo equipar, continente; Luis X I V la aturdió con sus victorias y la armar y alimentar un millón de hombres repartidos en deslumhró con su falsa grandeza; Luis X V la hundió catorce ejércitos; en medio del inmenso desquiciamiento en el cieno, y Luis X V I la despertó enfurecida y de los hombres y las cosas, fundó el crédito público, y A partir de 1789 los sucesos se precipitaron con para los mendigos, para los ciegos, para todos los que vengadora. después de votar leyes de proscripción, votaba asilos pasmosa rapidez. E l inmenso malestar que abrumaba lloraban y sufrían las duras miserias de la vida. á Francia y la irresistible fuerza de la opinión forza- á su patria, y más de una tercera parte de sus miembros ron al rey á convocar los Estados hicieron el sacrificio de la vida; todos, por salvar la generales. Esta asamblea, en cuyo seno se encontraban por vez primera Salvó libertad, sacrificaron su honra. los representantes del pueblo francés, erigida en consti- E l rey de España Carlos I V había intercedido por tuyente no hizo sino decretar una revolución completa su pariente el destronado monarca francés, cuando éste 32 MÉXICO i iba á comparecer ante la Convenoión. favor del desdichado bochornosas de Luis parte de sólo le TRAVÉS D E L O S S I G L O S Sus gestiones á del primer cónsul de la República francesa, produjo, valieron repulsas entre otros resultados fatales para E s p a ñ a , la cesión aquella airada y terrible que ésta se vió obligada á hacer de la Luisiana, colonia asamblea, y ya después del suplicio de aquel sobe- de la América del Norte confinante con México; colonia que Bonaparte vendió luego á los Estados Unidos en doce millones de pesos. Desde entonces la joven república del Norte quedó más' próxima á la Nueva España, con lo que crecieron los cuidados del gobierno español y los estímulos para la independencia de México. Dueño al fin Napoleón de la ambicionada corona dió principio á la titánica empresa de rehacer el mapa de F a c s i m i l e de l a firma de Carlos I V Europa, derribando tronos, repartiendo coronas á sus rano se resolvió á declarar la guerra á la República hermanos y seides, borrando nacionalidades con la punta francesa. de su terrible espada, y haciendo que se levantaran á Pero la victoria se habia declarado á favor de las su voz pueblos y naciones, nuevos los unos, resucitados armas que defendían la libertad, y lo mismo que á las otros. Atronaba al mundo con el estruendo de sus orillas del Rhin, ceñía con sus laureles á los ejércitos cañones, franceses que combatían al pié del Pirineo. Rechazadas y en su desatentada intemperancia de poder y de domi- las- tropas españolas, dueños los soldados de la Repú- nación , se revolvía furioso contra toda resistencia y blica de las playas fuertes que resguardan hacia aquella exigía de sus aliados una sumisión absoluta. frontera el territorio abierto á su paso España, aliada de la República cuando aún estaba vióse obligado el gobierno de fresca la sangre de Luis X V I ; del Directorio, confiado á Carlos' I V á concluir la ruinosa paz de Basilea, por la regicidas; del Consulado, presidido por el joven guerrero que cedió la parte de que era dueño en la Isla de Santo de Italia y de Egipto, lo fué también y más estre- Domingo, y el hombre que habia aconsejado la guerra se chamente apresuró á firmar la paz en nombre de su soberano. Este espada de Carlomagno espantaba á amigos y enemigos. hombre fué don Manuel Godoy, A esta alianza, siempre fecunda en desastres, el camino de Madrid, español, y inundaba en sangre el suelo del continente, quien añadió desde del emperador que alzando el cetro y la España la destrucción de su escuadra en debió Trafalgar el 21 de octubre de 1805. Pero mayores males estaban reservados á la heróica nación que no merecía tener á su frente á un soberano como Carlos I V ni á un privado como el principe de F a c s í m i l e de la firma de don Manuel Godoy, p r í n c i p e de la Paz la Paz. Xo contento Napoleón con el disimulado vasaentonces (1795), á sus muchos títulos el de Principe la de llaje á que España estaba sometida, quiso apoderarse Paz. de ella por completo y sentar sobre su trono á una Muy luego otro tratado que se celebró en San de sus liecharas. Este pensamiento le asaltó en los Ildefonso, anunciaba al mundo que el rey de España tiempos más brillantes de su fortuna. Acababa de tener y de las Indias se unía con la República francesa en á sus piés vencida y destrozada la belicosa monarquía alianza ofensiva y defensiva. E r a la política de Godoy, del gran Federico; habia impuesto condiciones, después que tan desastrosa hubo de ser para su patria. L a unión de derrotarle, al autócrata Alejandro; nuevos Estados con Francia fué seguida de la guerra con la Gran B r e - en Alemania, formados tañq, guerra desgraciadísima que costó á la mal regida Imperio, acababan de jurarle eterna alianza; uno de sus monarquía española la destrucción de su mejor escuadra hermanos era rey de Holanda; otro ceñía la corona de en el fatídico cabo de San Vicente , y la isla de la Nápoles; Trinidad, que pasó á poder de Inglaterra, en virtud imperial, principes soberanos; sólo Inglaterra resistía á Desde entonces España marchó arrastrada al carro de Francia, más que como aliada, cual humildísimo Y se acentuó más esa subordinación sus generales eran, del antiguo por gracia la universal dominación de aquel hombre extraordinario, de las estipulaciones de la paz de Amiens. satélite. varios de con los despojos quien para castigarla, arruinando su comercio, obligó á Europa á establecer el famoso bloqueo continental. de la Elspaña, empero, tuvo el privilegio que no habia política española desde el momento- en que un soldado tenido nación alguna en aquella época, el de que el gran de fortuna entró á regir los destinos de la República, Napoleón ocultando por lo pronto bajo el manto consular una derla ambición ilimitada. Un nuevo tratado, también ajustado en San Ildefonso (1801), entre los plenipotenciarios de Carlos I V y creyera necesario engañarla para sorpren- L a desacertada política de Godoy facilitó el pretexto ' D O N M O D E S T O L A F U E N T E . — H i s t o r i a general de España. curso p r e l i m i n a r ) ; e d i c i ó n de B a r c e l o n a , p á g . X X X V l l I . (Dis- 33 MÉXICO Á T R A V É S D E L O S S I G L O S y apresuró la realización de los siniestros proyectos del y al degenerado descendiente del primero de los Boiia- emperador. Disponíase éste á marchar contra las nacio- partes. nes del Norte y Centro de Europa coaligadas en su L a brillante victoria de Jena abrió al emperador daño, cuando apareció una proclama del principe de la las puertas de Berlín. Paz apellidando á los españoles á las armas sin nombrar ciones de Godoy que temblaba ante la idea de atraer Alli le alcanzaron las felicita- en ella ningún enemigo. Entretanto, Napoleón, mar- sobre su cabeza las iras del arbitro de Europa. Napoleón chando con la rapidez y el Impetu del huracán, habla fingió olvidar los bélicos arranques del gobierno español, destrozado la monarquía pero desde entonces resolvió llevar á cabo la conquista prusiana, derrota tan sólo comparable á la que sesenta y cuatro años más tarde ¡misterios impenetrables del destino! hicieron sufrir Prusia y el hijo de Federico-Guillermo I I I á Francia de la península. El hombre que habia vencido á las más grandes naciones de Europa, atacándolas de frente, prefirió la F e r n a n d o V i l , en 1808 falsía y el engaño para acometer á España. Empezó avanzaba sobre la capital de la monarquía, ignorando por pedir á Carlos IV^ un cuerpo de tropas españolas, él mismo los verdaderos intentos de su poderoso cuñado. y éste se apresuró á enviarle la brillante división del E n estos momentos supremos, la corte de Carlos I V general marqués de L a Romana, la cual quedó más que como aliada, prisionera en la remota Dinamarca. Luego ajustó con Godoy el tratado secreto de Fontainebleau, por el que se dividía en pedazos el Portugal, de los cuales uno se concedia al mismo Godoy con el título de príncipe soberano de los Algarves. para llevar á cabo ostensiblemente de Portugal, un ejército francés F a c s í m i l e de la firma de F e r n a n d o V i l Por último, la desmembración dividido era presa de la más profunua división y pronto iba á ser en varios teatro de ignominiosas escenas. Veinte años de privanza cuerpos entró en España, y á principios de 1808 estaban sin limites habían hecho á Godoy dueño de la monarquía en su poder las principales plazas de guerra, y Murat y de la voluntad de sus soberanos; en ese largo periodo 34 MÉXICO Á TRAVÉS D E L O S S I G L O S los empleos, las dignidades, las riquezas se acumularon bleau, á favor de aquel valido que no tuvo ejemplo en la histo- francesas, se alarmó con los movimientos ria, pero también durante veinte años se condensaron fuesen las miras de Napoleón, él y los reyes á quienes y tarde de las tropas comprendió que cualesquiera que sobre la cabeza de aquel hombre las iras del pueblo, todo lo debia, estaban destinados á hundirse en aquel que le juzgaba causador de la miseria pública y de la naufragio. ignominiosa situación de España. Al frente de los enemi- lución de retirarse á Andalucía, con el objeto de resistir Entonces hizo ádoptar á Carlos I V la reso- gos del privado se hallaban Fernando, principe de A s t u - desde allf con probabilidades de éxito la invasión fran- rias, y algunos nobles de la más elevada jerarquía que cesa, y en caso contrario, pasar á América y establecer siempre miraron con envidia la loca fortuna de Godoy. en las colonias el trono de los reyes españoles. Este, sin embargo, por grande Pero el pueblo de Aranjuez, residencia en aquellos que fuera la torpeza de su política, y por más halagada que estu- momentos de los viera su ambición en el tratado secreto de Fontaine- sorprender los preparativos de marcha, y no obstante soberanos y del favorito, hubo de Napoleón 1 una proclama tranquilizadora de Carlos I V , se levantó noche abdicó el primero la corona en el principe de tumultuoso é irritado la noche del 17 de marzo de 1808 Asturias, de cuyo participio directo en los tumultos de y después de atrepellar la guardia entró á saco la casa de después, Godoy. fué reducido consiguieron que no E l privado, los descubierto á prisión, y soldados encargados quedara despedazado dos á duras dias penas L a entrada de este último en Madrid (24 de marzo) de su custodia adonde le hablan precedido ya Murat y sus brillantes por la furiosa muche- dumbre. Carlos Aranjuez no se ha hallado hasta hoy una prueba i r r e futable. tropas, fué. saludada con inmenso entusiasmo pueblo. I V , en la mañana del expidió un real decreto exonerando 18 de Jamás los habitantes por marzo, hablan sentido júbilo semejante al que les embriagaba al principe de la hasta el delirio en aquellos momentos. L a calda del Paz de los empleos de generalísimo y almirante. Creia execrado favorito y la subida al trono del entonces desarmar asi la ira popular y cubrir la amenazada exis- amado Fernando, henchían de alegría los ánimos, tencia como en ambos gratísimos del privado, pero el de la capital española nuevos tumultos ocurridos el 19, dia en que fué preso Godoy, atribularon más y mano de Napoleón, más á Carlos I V y á su regia consorte, y esa misma Madrid y sucesos se dió en ver la la presencia mismo no inspiró recelos de sus tropas en al patriota pueblo 35 MÉXICO Á T R A V É S D E L O S S I G L O S español. Pronto iba á revelarse en toda su deformidad un pueblo lastimado en su sentimiento más noble, el de su dignidad y su independencia. el plan del terrible emperador. Sin ejército y sin Para mover más fácilmente los hilos de su pérfida jefes en los primeros momentos, la nación improvisará trama, Napoleón se había trasladado á Bayona. Murat uno y otros; sin gobierno, organizará juntas y se dará y Savary, agente confidencial del emperador, recibieron luego una constitución, nacida en medio del fragor de la orden de atraer á Fernando á esa ciudad, y aunque los combates y al estampido de los cañones franceses; éste no había sido reconocido por el mismo Murat en su sin recursos, sin hacienda, los tesoros de los parti- nuevo carácter de rey, dejóse persuadir y salió de su culares serán los inagotables tesoros de la patria. Asi capital al encuentro de su augusto aliado, pues se le apareció España al mediar el año 1808, y asi siguió hizo creer que Napoleón de un momento á otro iba á luchando hasta reconquistar su independencia. entrar en España. ritos presuntuosos E n el curso del siglo x v m el movimiento intelec- Fernando, mal aconsejado por favoé ineptos, acabó por ponerse en tual preparó lentamente las grandes revoluciones que manos de su ya descubierto enemigo el 20 de abril, un cambiaron la faz del mundo en sus años postreros. L a mes escaso después de su entrada memorable en la villa influencia avasalladora de los nuevos principios se hizo de Madrid. sentir, Algunos dias más. tarde, los reyes padres Carlos I V tardíamente, es cierto, pero de una manera segura, en este lado del Atlántico. Sobre las barreras y María Luisa llegaron á Bayona, y alli, después de levantadas por la suspicaz política española penetraban vergonzosas escenas, de cuyos tristes detalles las nuevas ideas en sus colonias, y si el estado de se ha apoderado la historia, Fernando devolvió á su padre la atraso en que se hallaba la inmensa mayoría de sus corona de España y ambos la pusieron luego á los piés hijos no era favorable á la difusión de aquellas ideas, de Napoleón, quien la transfirió algunos espíritus cultivados las aceptaron con entu- soberano de las Dos Sicilias. á su hermano .losé, «Tal fin tuvieron, dice un ilustre historiador español, las célebres vistas de Bayona entre el emperador de los franceses y la malaventurada familia real de España. siasmo y esperaron con ardiente fe una renovación social y política. L a independencia de los Estados-Unidos de A m é - Sólo con muy negra rica y el reconocimiento solemne del derecho de insu- tinta puede trazarse tan tenebroso cuadro. E n él se rrección por parte de los reyes españoles, asestó rudo presenta Napoleón pérfido y artero; los reyes viejos, golpe á su secular y respetada autoridad é hizo nacer padres desnaturalizados; nobilísimas aspiraciones en los hijos de sus colonias. Fernando y los infantes, débiles y ciegos; sus consejeros, por la mayor parte Luego la revolución francesa fué una escuela ignorantes ó desacordados, dando todos juntos principio abierta para todos los pueblos. á un sangriento drama, que ha acabado con muchos de nidad tendía á entrar en el nuevo siglo transfigurada, ellos, desgarrado á España, y conmovido hasta en sus libre, cimientos la suerte de la Francia misma. E n verdad oprimido. tiempos eran estos ásperos y difíciles, mas los encarga- que hicieron al caer reyes y tronos, instituciones y impetuosa, dos del timón del Estado, ya en Bayona ya en Madrid, creencias. parece que sólo tuvieron tino en el desacierto levantarse Pero mientras sus soberanos se cubrían de eterno baldón alzóse enérgica, vigorosa y altiva la nación sin las Parecía que la huma- ligaduras que la habían E l Nuevo Mundo se estremeció al estruendo Entre las ruinas del viejo monumento vió al pueblo, que recobraba sus olvidados derechos asentándose triunfante sobre tantos escombros, y oyó con júbilo infinito sus gritos de victoria. española. E l 2 de mayo — fecha de eterno recuerdo Por último, los sucesos que ocurrieron en España para España y de grata memoria para los pueblos que en los primeros años del presente siglo, al revelar la arden en el fuego sagrado del patriotismo — el pueblo y debilidad de la monarquía que hasta entonces se creyó la heróica guarnición de Madrid dieron la señal inconmovible sobre sus fortisimos cimientos, apresuraron del glorioso levantamiento que asombró al mundo, y que para las colonias de América su movimiento de insu- socavó los robustos fundamentos de aquella gigantesca rrección. dominación erigida por el César de los tiempos tantas generaciones babian reverenciado, considerándolo mo- Aquel poder casi divino de los reyes que dernos. E l grito de independencia y muerte al invasor ; eterno, yacía por tierra, arrastrado bajo el peso de sus lanzado ese día en Madrid resonó en todos los ámbitos I propios errores más que á los golpes de un conquistador de la península, despertó á España del marasmo á que aleve y arrogante. L a s convulsiones en que España se la habían reducido indignos gobernantes y puso en pié á ¡ agitaba en aquellos momentos conmovieron á sus vastas lib. • CoNDR D E T O R E N O . — Historia 11. de la recolución de España, posesiones del Nuevo Mundo. Habia sonado la hora de I la libertad para todo el continente americano.