6 PERSPECTIVA Salud Negro panorama para los médicos ¿ Cuáles son las expectativas laborales y profesionales del médico general recién egresado? De acuerdo con el doctor Víctor Manuel Lara, coordinador de la carrera de medicina, de la Universidad de Guadalajara, y conforme a su experiencia como parte de la Asociación Nacional de Escuelas y Facultades de Medicina, en la que están registrados 63 organismos públicos y privados, las posibilidades en el mercado laboral para el médico general son casi nulas. Es decir, la mayoría de los estudiantes no encuentran trabajo cuando terminan su formación. Varias son las causas. En primer lugar la matrícula en el ámbito nacional ha aumentado notablemente, por la apertura de nuevas escuelas de medicina en todo el país. Entonces el egresado tiene tres posibilidades: encontrar un trabajo en instituciones como la Secretaría de Salud, IMSS, ISSSTE u otra similar; como doctor en alguna compañía, o como médico general técnico 20, es decir, aquellos que recorren pueblos pequeños y rancherías para proporcionar servicios de salud de primer nivel, no especializada. Sin embargo, las instituciones de salud mencionadas generalizan la idea de que para ser médico familiar se requiere cursar una especialidad en dicha área. Surge entonces el proceso de la especialización, la segunda y tal vez la más angustiante de las expectativas. El muchacho se enfrenta a que el trabajo es poco y el salario tan corto no le alcanza, sobre todo porque a la edad de su egreso, busca su independencia. Otro problema es que cuando termina sus estudios, el futuro médico debe esperar de seis a ocho meses para tramitar su título y cédula profesional, requisito indispensable para ejercer. En este punto, el doctor Lara aclaró que tanto el Centro Universitario de Ciencias de la Salud, como el Centro Universitario del Sur, pugnan porque el médico general salga con su servicio social terminado y con la cédula profesional. Es cuando el médico general opta por la especialización. Sin embargo, el número de especialidades y el cupo en ellas no es proporcional a la cantidad de egresados. Las siguientes cifras lo ejemplifican: más de 22 mil aspirantes en todo el país a residencias médicas presentaron el examen en septiembre pasado y de ellos solo cerca de tres mil 800 ocuparon las plazas para cursar una especialidad. Una vez que el médico general es aceptado en un posgrado, se enfrenta a otro obstáculo: el de la planeación de la oferta laboral para el mismo. Esto es, las instituciones de salud demandan pediatras, por la demanda tan fuerte de este servicio, sin tomar en cuenta que en unos años tal demanda comenzará a disminuir y surgirá la necesidad de contar con un mayor número de geriatras, especialidad para la cual no designaron candidatos. PROPUESTAS El doctor Víctor Manuel Lara manifestó una serie de propuestas para cambiar el panorama nada alentador del médico general: una relación eficaz entre los empleadores y los formadores; proyectar y programar la generación de especialidades médicas, ya que su saturación ha creado las subespecialidades (por ejemplo, un paciente con problemas en los ojos va primero con un médico general, de ahí al oftalmólogo y termina con un retinólogo). Para darle un giro a este problema, la Asociación de Escuelas y Facultades de Medicina, tiene la propuesta de realizar el primer foro de expectativas de la educación médica, en el que pudieran intercambiar ideas el diputado y el senador de la comisión respectiva en el Congreso de la Unión; los secretarios de salud y de educación, así como las universidades.❖ El sexo, un tabú en la vejez Margarita Alegría [email protected] A muchas personas la sexualidad en los ancianos les significa una etapa de decadencia, por las alteraciones hormonales que registra el ser humano y que se ven reflejadas, por ejemplo, en la disminución del deseo sexual. Lo más grave, sin embargo, es la fuerte carga social a la que se enfrentan los ancianos, tenidos como inútiles y sin derecho a sentir. Como parte de sus investigaciones, la doctora Mari Carmen López Zermeño, del Instituto Regional de Investigación en Salud Pública, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, entrevistó a dos grupos de personas (jóvenes y adultos mayores), para conocer la percepción que tienen del derecho de los ancianos a ejercer su sexualidad. Los muchachos de 19 a 27 años comentaron que los ancianos deben entender la sexualidad de forma integral, es decir, que tienen derecho a sentir, gozar y ejercerla, pero reconocieron que el sexo continúa siendo un tabú en la vejez. Para la mayoría de los entrevistados del segundo grupo, cuyas edades fluctúan entre los 35 y 60 años, hombres y mujeres opinaron que la vejez es una etapa para la que falta información sexual. “Me llama la atención que existan adultos que se consideren a sí mismos como la resaca de la sociedad. Les duele que los jóvenes argumenten que ya pasó su tiempo de sentir, y que si no lo aprovecharon es su problema, pero que ya no tienen derecho a gozar. Es impactante darnos cuenta que los ancianos están coartados por la sociedad y por ellos mismos”. Esta situación repercute en la autoestima ISIS DE LA RIVA Margarita Alegría [email protected] La cultura social debe revalorar a las personas de la tercera edad de los llamados adultos mayores, por lo que para revertir el problema, la sexóloga universitaria urgió a una mayor información de cómo practicar la vida sexual en la tercera edad, “ya que decadencia no es igual a morir en vida”. Confirmó que por desgracia la sexualidad en la etapa final de la vida, es un derecho casi exclusivo del hombre, ya que muchos consideran que al terminar la fase reproductiva de la mujer, con ésta concluye su derecho a disfrutar. El cariño, el afecto, la comunicación, las caricias, los comportamientos y el papel sexual que juegan las personas dentro de una comunidad, las legitima la sociedad, por lo que es necesario que ésta cambie su percepción de la práctica sexual a partir de los cincuenta años. La cultura social, aunque suene trillado, debe revalorar a las personas de la tercera edad”. Agregó que información sobre la sexualidad existe, pero que está orientada a los jóvenes y niños. Los medios de comunicación, tanto los que lucran como los que no, defienden el derecho a la educación sexual, pero de los jóvenes. Pocos libros incluyen la sexualidad en la senectud. Debe quedar claro, apuntó Zermeño López, que las personas mayores de 60 años pueden realizar actividades de acuerdo a sus limitaciones físicas, lo que no quiere decir que las abandonen. Es necesario transformar unas habilidades por otras, y la experiencia en la práctica sexual de cada uno determinará de qué manera ejercerla.❖