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ALVARO PEZOA B.
PH.D., IESE, UNIVERSIDAD DE NAVARRA
¡No al asesinato! en Chile
Diario Pulso
4 de agosto de 2015
Hoy mismo en la comisión de Salud de la Cámara de Diputados se estará debatiendo y votando
sobre si dar cabida o no a legislar respecto al asesinato en el país. Porque eso es el aborto
intencionado de un individuo de la especie humana. No existe eufemismo que pueda ocultar esta
realidad. Y ante la eventualidad de tamaña atrocidad no queda más alternativa que ser taxativo,
manifestando un claro ¡No al asesinato! en Chile.
Más de alguien podrá preguntarse por qué escribir una columna en un diario dedicado al
acontecer económico-empresarial a tratar una materia aparentemente tan alejada del tema señalado
o pensará quizá que, en cualquier caso, debería ser abordada en otro medio, más apropiado a tales
propósitos. La respuesta es simple: no tiene sentido destinar espacio a cuestiones tales como la ética
empresarial o la responsabilidad que corresponde asignar a las élites político-económicas sobre la
deteriorada situación actual de la nación y, al mismo tiempo, ignorar un proyecto de naturaleza y
repercusiones infinitamente mayores para ella, como es el del aborto.
Resulta muy evidente que una comunidad que abre las puertas para hacer legal el crimen de
seres humanos, con los agravantes de la inocencia e indefensión de aquellos, habrá dado un paso
gigante en su descamino y corrupción como sociedad humana. Sencillamente Chile se encuentra
frente a un punto de inflexión entre reafirmar una cultura de la vida o elegir otra de la muerte. Y en
ello, sin duda alguna, se juega el alma de la patria tal vez, como nunca antes en su historia. Si se
tiene en cuenta que el alma es el principio vital de un organismo vivo, aplicado el concepto a Chile
estaría en juego, ni más ni menos, que la esencia de la sociedad, en este caso manifestada en cuánto
esta valora la vida de sus propios hijos.
Los argumentos esgrimidos por quienes, bajo diversas modalidades postulan la necesidad de
legalizar el aborto no se sustentan racionalmente, ni desde el punto de vista de la medicina (la
evidencia científica al respecto es abundante y sólida) ni apuntan tampoco verdaderamente a la
protección de la salud de la población o una parte de ella.
Muy por el contrario, usando con astucia los medios de comunicación social para sensibilizar a
su favor a la población, adormeciendo su conciencia, persiguen hacer realidad una agenda
ideológica que desvaloriza la vida, paradójicamente las más de las veces en nombre de los derechos
humanos. El denominado "aborto terapéutico" expresión ampliamente utilizada por aquellos para
referirse al asesinato que promueven es del todo insostenible, por ser intrínsecamente
contradictorio. El aborto de un ser humano en gestación es siempre una interrupción de su vida, el
término de la misma. La terapia por su parte, es un tratamiento médico orientado a sanar una
enfermedad o, mínimamente, a mitigar sus malos efectos en el paciente. Es decir, no puede existir
un aborto procurando que sea terapéutico. Lo único que sí queda al descubierto en el uso de tal
concepto es que el tipo de muerte al feto que se propone será de índole voluntaria. Esto es, que se
busca legalizar una forma de crimen premeditado.
Algunos de los proyectos presentados, aducen derechamente motivos eugenésicos para justificar
el aborto. Esto es caminar hacia una sociedad donde únicamente haya personas normales, para lo
que no queda otro camino que eliminar a todas aquellas otras que se consideren "anormales". Ahora
será la hora de los fetos enfermos o que puedan traer trastornos físicos o sicológicos a sus madres.
Bajo el mismo principio, no habrá razón de fondo para que mañana toque el turno a adultos o niños
con enfermedades no tratables, o discapacitados físicos o mentales, o ancianos que no se pueden
valer autónomamente. La historia de la humanidad ya conoce de las aberraciones indecibles a que
ha conducido antaño la aplicación práctica de ideas de similar laya.
Por último, las tres causales aducidas para la promulgación de una ley de aborto limitado en
Chile, no se mantienen en pie. En caso de peligro grave para la salud de la madre la normativa
actual -y la praxis médica- permiten salvar a ella teniendo como efecto secundario no deseado la
muerte del niño por nacer. En la situación de la llamada "inviabilidad" del feto, correspondiente a
una malformación física o síquica grave, aparte de que a la medicina no le compete matar, sino
sanar o tratar, se abre la posibilidad de abortar indiscriminadamente, ya que se considerarían una
malformación síquica el síndrome de Down y cualquier condición que los padres piensen que pueda
tener una consecuencia sicológica para su hijo en el futuro. Frente a un embarazo por violación no
es comprensible, ni justo, tratar el dolor causado a la madre, aunque este sea enorme, eliminando a
un inocente involucrado. Cabe, además, en tales casos la alternativa de la entrega en adopción junto
a las terapias de acompañamiento a la madre.
En fin, nadie que se precie de valorar la dignidad de la persona humana debiera estar al margen
de lo que este día se fragua para la patria. Menos sus líderes políticos, sociales y empresariales. Por
lo demás, malamente se podrán defender con éxito otras causas, si no se ha sido capaz de luchar por
la fundamental: la de la vida. Hoy es cuando.
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