revista ilustrada. Año 16, n. 376 - Gobierno

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ANO XVI
PAMPLONA 8 de Noviembre de 1910
NÚM. 3 7 6
Con censura eclesiástica
DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
GIiofeca^afóIico-^ropaganáisía
PAMPLONA
TEJERÍA, 40, 2.% Izq.*
POR EL ETERNO DESCANSO
DE
SOCIOS
D. MIGUEL INZA, D. LUIS LEÓN, D. GERARDO BENAC, D. PASCUAL DONAMARÍA,
D. ANDRÉS ERCE, D.a BALDOMERA VICONDOA, D.a LUISA CORTÁZAR, D. PLÁCIDO TABAR,
D." MARÍA URDÁNIZ, D. GABINO ARAMBURU, D. SANTIAGO LABEAGA, D. LUCAS GARDE,
D. SANTIAGO JIMÉNEZ, D. SANTIAGO LERÁNOZ, PBRO., D. PEDRO JOSÉ ARRAIZA,
D.a VALENTINA ROLDAN, D. POLONIO ESCOLA, D. LUIS ROS Y D/JUANA RETA.
DURANTE EL
AÑO
LA BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA
celebrará la Misa de Comunión reglamentaria el domingo próximo, 13 del actual, á las
siefe y media de la mañana, en la iglesia de las Madres Dominicas.
LA AVALANCHA, órgano de la Sociedad, inuifa á sus lectores á tan piadoso acto y íes
snplica se siman rogar á Otos Nuestro Señor por los socios difuntos.
Los limos. Sres. D. José López de Mendoza, Obispo do Pamplona, y D. Santiago Ozcoidl y Udave, Obispo de Tarazona, se han dignado eonccdor cincuenta dtas de indu'tfpnciaa h todos sua diocesanos qua devotamente oyeren la Santa Misa, recibieren la Sagrada Comunión, rezaren una parte del Santo Rosarlo, visitaren el Santísimo Sacramento, ó
hicieren algún acto de piedad ó de misericordia en sufragio de los referidos socios. .
,*
r
LA AVALANCHA
246
iACUÉRDATET
por un momento, al seflor
Canalejas con sus proyectos sectarios; dejemos á la mayoría sectaria
del Congreso dispuesta á crucificar á la Iglesia católica con sus votos; dejemos á esos católicos-conservadores que miran impasibles
la pérdida de nuestra fe, y hacen
paces con los enemigos de Cristo.
Las campanas tocan á muerto. Los
hombres de la época, enamorados de la vida, no quieren
acordarse de la muerte. Y sin embargo.es preciso que nos
acordemos de grado ó por fuerza, porque la muerte cerca á la vida como la sombra al cuerpo, y es amiga inseparable.
Esos políticos ateos que legislan contra Dios y su Iglesia, ¿han pensado siquiera por un momento que han de
caer en las manos de Dios vivo?
Hace pocos días, un elocuente diputado se lamentaba
de que la Cruz, que está sobre la mesa presidencial del
Congreso, no tuviera en aquel lugar la representación
que le damos los hijos sumisos de Cristo crucificado. Un
diputado republicano contestó con esta blasfemia: "Y maldita la falta que hace.,, ¿Por ventura ese diputado impío
no ha pensado nunca en la eternidad?
El sonido de las campanas que doblan á muerto tiene
una elocuencia poderosa que habla á la inteligencia y al
corazón, nos recuerda lo transitorio de la vida presente,.
y nos exhorta á la conmiseración de los que nos precedieron en la jornada del tiempo.
El día de los muertos no debiera pasar desapercibido
para ningún corazón noble, para ningún hombre pensador.
Ya sé que la idea de la muerte espanta á la mayoría de
los mortales; pero ese espanto es una aberración y un
contrasentido. La muerte no tiene nada de horroroso para los que viven bien.
Si tuviéramos fe viva en nuestros dogmas saludables,
esperaríamos la hora de nuestra partida tranquilos, resignados y alegres. Es un mal síntoma que un cristiano tema la muerte, pues acusa una fe amortiguada é incolora,
un apego exagerado á los placeres de los sentidos.
No aprobamos esa pintura de la muerte que se hace
en muchos libros para inspirar horror, porque resulta un
efecto contraproducente, y á fuerza de pintarla lúgubre y
temerosa, se consigue que nadie quiera pensar en ella.
Fuera mejor, como lo es, representarla dulce y amable
para familiarizarnos con su inevitable visita, como un céfiro suave que nos lleva á la playa de nuestra felicidad,
como un sueño leve que nos transporta de la obscuridad
á las regiones de la eterna luz.
Sólo hay una cosa verdaderamente horrible y temerosa, y es el pecado con el que se ofende al eterno é inexorable Juez, que ha de rasgar un día el velo de nuestro
destino.
La muerte no tiene nada de horroroso para los que
viven bien; no es lo que parece con su faz de espectro,
lúgubre y amarillenta; la muerte no es eso, la muerte es
el principio de la vida.
Acordémonos con frecuencia de nuestro últimofin.Todos los grandes genios de la humanidad, cristianos y gentiles, convienen en que el pensamiento de la muerte es
fecundo en virtudes. ¡Cuántos crímenes y cuántas lágrimas se ahorrarían, si el mundo comprendiese esta verdad!
El día de los difuntos es un día de lecciones severas,
Leamos en ese libro elocuente, y acordémonos de nuestros hermanos que nos gritan desde el abismo: "Compadeceos de mí, por lo menos vosotros que sois mis amigos, porque la mano del Señor pesa sobre mi alma.»
¡Acuérdate!.;.
"* •
EJEMOS,
BERNARDO M., C. R. S. F.
CURIOSIDADES NAVARRAS
LA CRUZ DE MONJARDÍN
Adjunta la fotografía de esa obra de arte cristiano, por
su anverso y reverso, tal y como hoy está.
Es de madera de roble, recubierta de planchas de plata
repujada y claveteada toscamente, midiendo en total setenta y ocho centímetros de altura por cuarenta y siete de
anchura, excluido, claro está el moderno y pobre pedestal de madera pintada en que se apoya ahora.
Como se ve, BU forma es de cruz procesional latina,
florenzada imperfectamente, con su correspondiente espiga de prolongación bien mareada, destinada á eüarbolarla
en su asta cuando fuera á ser portada en las solemnidades religiosas y á asegurarla en el altar durante el santo
sacrificio de la misa, en el caso de que no la tuviera en
sus manos el crucifero junto al ara, como se acostumbró
en las épocas románica y ojival, y en las precedentes á
éstas.
En el lugar acostumbrado del anverso eBtá clavada la
imagen del Redentor con cuatro pequeños clavos, pues
nun cuando el pié derecho está sobrepuesto al izquierdo,
como si hubiera de tener sólo tres, v aun á primera vista
lo parece así, cada pie tiene eu clavo, según puede observarse mirándola atentamente, sin que esos estén apoyados tampoco en subpedáneo, sino sencillamente penetrando en la misma cruz.
La sagrada cabeza, cuya inclinación es bastante pronunciada, está coronaba con una especie de aro, semejante a corona de barón, exornada con finos hilos afiligrauados entre los cuales hay engastadas á la vista tres piedras
preciosas, que parecen ser por sus colores una turquesa,
un rubí y un diamante, bastamente talladas.
El rostro muestra profunda aflicción y el supremo estado de extenuación y sufrimiento del Crucificado, está,
así bien, hondamente señalado en los extremosos detalles
de su torso, brazos y piernas.
Desde la cintura hasta debajo de las rodillas le cae
amplio cinctus ó perizonium, plegado con cierta naturalidad.
Mide esta venerable imagen de Cristo Jesús, veinticuatro centímetros de alta por veintiocho de ancha, y es también de plata repujada.
A posar de ser la figuro algo movida eu conjunto, se
observa en ella Bobrada rigidez, porque los hombros y
cabeza se elevan Bobre la línea de los brazos, teniendo
éstos casi del todo horizontales y formando ángulo recto
con el tronco: sus dimensiones generales son también desproporcionadas, siendo, como se ha dicho, mayor la longitud de extremo á extremo de las manos, que la de cabeza á pies, no obstante tenerlos estirados: uno de ellos,
el derecho, está vuelto del revés y el izquierdo completamente aplanado ó laminado.
En lo demás acusa algún estudio del natural en varios
de sus detalles anatómicos por parte del orífice que la
labró.
Sobre ella hay el cartel consabido con la siguiente inscripción en caracteres romanos capitales y unciales:
IHS: NAZARENO
REX IVDEORUN
El resto del anverso de esta cruz lo ocupan cuatro
hornacinas dobles á modo de ajimeces de traza latinobizantina, que albergan bajo ellas sendas figurillas de
santos no fáciles de identificar, coronadas por tres torreoncitos unidos entre sí semejando un castillo, eucuadradus eu rectángulos de líneas perladas, los cuale3 están
repartidos en los cuatro brazos de la cruz, y los demás
lugares vacantes lo rellenan vastagos y dibujitos del mismo sabor.
Al reverso lleva en el sitio preferonte y eu regular tamaño el Cordero figurativo, con nimbo crucifero y dos
247
LA AVALANCHA
voiutaB que arrancan del testuz á modo de cuernos, cuyas
patas delanteras parecen apoyarse en el libro simbólico
de la divina Ley, y con la patita izquierda trasera sostiene la acostumbrada banderita que lleva tras él, terminada ésta en cruz de malta, viéndose en su paño una especie de estrella de cuatro barras á manera de cresmón embrionario, junto al cual hay tres líneas, dos verticales y
una horizontal, en forma do H, y en el remate de la miaina hay enlazada una S, todo lo cual viene á- expresar en
junta el monograma IHS.
Loa espacios restantes que llevan este lado sou follajes
serpeantes de largos tallos, dibujos geométricos con florecillas simétricas y una flor mayor gravada en hueco. Al
pie de ambas caras de esta
cruz se halla sobrepuesta, en
plata dorada, la efigie del
Salvador, sentado sobre una
arquilla, coa el sagrado libro
en la mano izquierda y bendiciendo con la derecha á la
griega; y en uno y otro lado
también se advierten á simple vista los retoques, ó mejor dicho, verdaderos remiendos, harto groseros, que
ha sufrido.
Tales son los rasgos deBcriptivos de esta curiosísima
joya. Su estudio arqueológi
co, en cuanto dice relación á
ta fecha concreta de su construcción, ae presta, sin duda,
á diversas interpretaciones,
dentro de la época románica
á que indudablemente pertenece.
Por el pronto llama la atención el buen tamaño y el lugar tan principal en que aparece colocado por uno de sus
lados el Cordero simbólico,
que, como es sabido, era el
emblema único que se ponía
originariamente en las cruces, según expresión de San
Paulino de Ñola (a. 353 al
431), cual se ve en la Vaticana y otras, y se deduce igualmente del canon ochenta y
doa del Concilio Trullauo, al
disponer que, en lo sucesivo
(a. 692), la forma humana
• de Cristo Nuestro Seüor tuviese en las pinturas y escul*
turas el lugar delCordero tradicional que la venía representando; cuyo canon, si bien
se augura que no fue recibido en Occidente, el hecho
es que desde entonces fuó
deBaparecieudo el Cordero de
NAVARRA.—Anverso
su sitio anterior, poniéndose á- los pieB del Crucificado,
y á éste en eí que aquél venía ocupando en la cruz.
En Espafla, á juzgar por los monumentos de esta clase
que quedan, no ee usó el representar al Crucifijo en esta
última forma hasta el siglo X; pero á partir de él se adoptó ya tal norma, casi exclusivamente.
De ese detalle, pues, de aparecer situado el Cordero
inmaculado en la cruz que nos ocupa, en tal lugar y tamaño, aunque colocando en el opuesto al divino Redentor humanado, puede conjeturarse ya con bastante fundamento, á mi humilde juicio, que la alhaja en cuestión
no debe ser lejana de la época aquella tradicional á la
inmediata de poner la figura de Jesucristo en persona,
pasando el artífice por la redundancia de esa doble reure
sentación que resulta en ella del Hijo de Dios, en gracia
ó como tributo rendido á la práctica hasta poco antes seguida de hacerlo solamente con el Cordero figurativo,
mas dejando con ello una huella bien patente de su tiempo de transición en ese respecto, á lo que Be ve.
Por otra parte, esa misma figura humana del Salvador
del mundo, si Be analiza minuciosamente, revela una
mezcla de hieratismo y realismo que no deja pensar en
un período muy avanzado del arte románico-bizantino;
porque aun cuando es cierto que la reducción del colubium al perizonium que la ciñe, y, Bobre todo, la inclina- •
ción acentuada de la cabeza, la aflicción grande del rostro y el estudio inicial del natural que acusa su hechura,
recuerdan años lindantes con el siglo XII; en cambio la
forma de la corona que lleva, que no es de espinas, ni
siquiera la real, sino de traza
anterior á éstas, sin duda
alguna, así que lo amanerado y rígido de la postura, la
desproporción apuntada y la
expresión exagerada de la
faz y cuerpo, que os en cierto aspecto setal bárbara, denotan de consuno un convencionalismo y retraso relativo que no encajan bien en
mi pobre opinión, en el último período de la época seDfllnda.
Esto IHÍBIUO, además, confirman los caracteres descritos de las letras gravadas en
el cartel colocado sobre ella
y el contenido íntegro de tal
inscripción en la forma dicha,
así como el detalle de los cuatro clavos con que estáfijada;
y aun la ornamentación que
la completa, compuesta de
follaje serpeante, trozos de
adomosgeométricos, torreóncitoB y arquillos ajimezados,
no desdicen tampoco esencialmente de tal período.
Agregúese á la dicho que,
según arqueólogos muy competentes, los españoles moni-,
testaron sietiipie, desde edades muy remotas, especial
aptitud para los trabajos de
orfebrería, como lo demuestran á tal fin, entre otros, los
objetos del tesoro do Guerrazar, y tío habría por qué extraOar muebo que el autor
de eeta piesa, pemndo á la altura de sus conterráneos en
este arte, produjera cea obra
con cierto adelanto aparen*
te al de sus congéneres en
otras artes.
de la cruz de Monjardín
Así pues, dando por adelantado que la cruz de que se
trata, en su parte externa, al menos, fue ejecutada en el
tiempo comprendido entre la mitad de la décima centuria
y principios de la duodécima, como límites máximos muy
probables, por no decir fijos, en mi sentir, si me viera
obligado a precisar más la fecha de BU construcción, diría
que es posible se hiciera en la más remota de tal ciclo,
eBto es, hacia mediados del siglo X; y no, ciertaraenie por
el afán inmoderado que se achaca, no ein razón, á loa
amantes do estas cosas de atribuir la mayor antigüedad
que pueden á las que son aBunto de su examen, y del
cual, quizás, me toque algo sin saberlo; sino porque, además de lo expuesto sobre el particular, que á mi entender
no repugna con aquella data, tratándose de casos como el
presente tengo por norma la de contrastar y ajuetar cuan-
LA AVALANCHA
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to sea factible el criterio formado en vista del estilo do la
obra, á los datos históricos y aun tradicionales que estén
en relación con el objeto estudiado, llegando, en caso de
duda, á ceder del propio en aras de la armonía histórica
y tradicional, siempre muy respetables, que es lo que me
ocurre aquí.
Pues á la verdad, si como se deduce de la inscripción
sepulcral de D. Sancho Garcóa, que se afirma existía sobre la tumba de ese monarca, cuando fue sepultado en la
pequeña iglesia de Moujardíu, estaba ya entonces esa
cruz allí, claro es que no puede BCT posterior á la segunda
mitad del siglo X; porque el luminoso códice de Meya
consigna que aquél falleció el dia 11 de Diciembre del
año 925, y el P. Moret asevera, además, que en el 950 se
juntaron eu Monjardín el día del aniversario de la muerte de D. Sancho (dicho está que por estar allí inhumado),
BU hijo D. García Sánchez con varios prcladoB, abades y
otras muchas personas; aparte de que ese códice por Ber
coetáneo de tal época y dar ya per enterrado en Moujardíu al susodicho rey, es evidente que lo estaría desde po
co después de su fallecimiento, cual es natural, y veremos luego lo comprueba también lu estructura de su sepulcro mismo.
¿El cordero con cuernos, que es una impropiedad manifiesta en tal animal, pero no eu la cabra, y el castillo
figurado sobre los ajimeces, querrán recordar la leyenda
y el lugar de su aparición y custodia?
Del gran afecto que tuvieron á Moujardín esos dos reyes, pudiera deducirse, asi bien, que por encargo de uno
de ellos se haría ó so exornaría así esa cruz, perpetuando
de tal manera esos recuerdos, cosa muy verosímil.
Y como, por otra parte, los caracteres ornamentales referidos no se opouen substancialmente á que, dentro del
exótico período románico bizantino, puedan considerarse
labrados en una ú otra fecha de las señaladas como límites de su ejecucióü, de ahí que puedan y auu deban, con
arreglo á lo expuesto, hermanarse esos elementos de juicio para determinar la época aproximada de su construcción que, de tal suerte, resulta la dicha.
No ignoro que las cruces de esta clase y tiempo son
bastante raras, pasando por apócrifas muchas de las que
se suponen del siglo X; pero esto, en aí, con no ser tan
absoluto, ni mucho menos, no es tampoco argumento poderoso para negar perentoriamente la antigüedad de las
que, como la presente, no son conocidas según es obvio.
De todos modos, ahí la exhibo lealmeute con laa observaciones apuntadas, á fin do que tan preciado objeto de
arte sea examinado por personas de mayor autoridad y
competencia que la ninguna que poseo en la materia, de
la cual soy un mero aficionado, por creerla de importancia para el estudio de la orfebrería en nuestra patria, que
es uno de los móviles que me propongo con ello, al paao
que llamar la atencióu sobre eu subido valor en varios
conceptos, para que sea bien guardada.
PEDRO EMILIANO ZORRILLA.
(Concluirá.)
En el fondo de austeros labrantíos
Donde el gañán trabaja,
La cruz de piedra gris del cementerio
Severa ae destaca,
LOB cipreses oscuros se cimbrean
Sobre la blanca tapia
Cuando el cierzo sacude con violencia
Las copa» empinadas.
Ni las aves fabrican allí nidos,
Ni los pájaros cantan
A la luz de! crepúsculo espirante,
Ni al despuntar del alba.
De noche, cruzan el recinto adusto
Cornejas desbandadas,
Y los torpea murciélagos revuelan,
Y las lechuzas graznan.
En días otoñales, mansas brisas
Por los suelos arrastran
Hojas amarillentas que susurran
Gemidos y plegarias.
A la larde, del sol agonizante
La tibia luz dorada
8e detiene a besar piadosamente
Las tumbas olvidadas.
Y si el aire en los arboles agita
Las hojas de las ramas,
Oscilan en la piedra Bombras tenues
De móviles fantasmas.
|Oh paz del cementerio! Tus quietudes
Estremecen y encalman.
¡Oh muerte! ¡Cómo avivan tus roposos
AdormfdaB nostalgias!
¡Cómo desea el alma remontarse,
Desplegando sus alas,
Y no dojar más huellas eu el mindo
Que la losa que diga: Enpaz descansa!
M. MUTUBERRÍA.
SOBRE LOS BARRIOS DE OBREROS
Y OTRAS DESDICHAS
N ingenioso periodista que alegra
con sus gracias y donaires las columnas de UDO de los más importantes diarios católicos de la Corte,
critica con su acostumbrada agudeza las palabras de un personaje,
que en la inauguración de ciertas
colonias ó babitticioues para obreros abogó porque los pobres viviesen en hia casas de los ricos, es
decir, eu los pisos altos ó bohardillas de las tnÍBmas: las palabras, ai
la cita es exacta fueron estas:
«Mejor que construir barriadas
con destino á los obreros sería que
se buscase la manera de que éstos pudiesen vivir en las
casas de la aristocracia aunque fuese eu los pisos terceros ó cuartos.»
A lo cual pone el crítico este comentario:
*Muy bonito y sobre todo no tiene vuelta de hoja.
» También sería mucho mejor que eu vez de construir
hospitales y asilos se buscase la manera de que los pobres, cuando caen enfermos ó quedan inválidos, tuviesen
una renta de quince pesetas diarias.
»De todos modos, el primer pensamiento es de una1
profundidad maravillosa, digno de figurar en un almanaque de pared, y revela que su autor ha estudiado la cuestión social sin prejuicios de ninguna clase.
•Un pisito en la calle de Alcalá, aunque sea cuarto,
siempre resultará más cómodo que una casita en un barrio de extramuros.»
Más cómodo quizá no; peto más conveniente para
quien viva ou Madrid y tenga que trabajar, OBO es seguro. En una casita de extramuros podrá vivir el obrero
con relativa independencia y hasta apurando mucho, podrá realizar el sueño de uuestro profesor de primera enseñanza que quería un lugar para cada cosa y cada cosa
en au lugar; pero en cambio estará más lejos de sus obligaciones, de sus necesidades, de sus conveniencias. La
ley del contraste suele ofrecer estos y otros ejemplos curiosos.
Pero prescindiendo de la comodidad ó conveniencia,
IBB observaciones ó deseos del personaje entrañan profunda filosofía y orientación sana, miradas á través de la
experiencia y podrían ser un paliativo al horrible mal de
LA AVALANCHA
la lucha de clases q^e tantos estragos está haciendo en
el mundo.
^
. . . .
yuttlSks madres de la llamada cuestión social las
admirablemente la Santidad de León XIII, diciendo que son tres: la apostasía de las naciones, el individualismo y la cruel usura; pero al rededor de cada una
de ellas subsisten y se agravan otras causas secundarias
que sólo remotamente pueden reducirse á alguna de las
anteriores: por ejemplo, los gustos y aficiones de las modernas construcciones que establecen insuperables barreras entre gentes de distintas condiciones sociales. Antes,
por ejemplo, las casas de los poderosos comenzaban por
un ancho zaguán ó portalón que parecía convidar á las
gentes á guarecerse en él y á exponer al dueño las cuitas
y desventuras de los que antaño ae llamaban desheredados de la fortuna. Hoy, una pesada puerta, ordinariamente de hierro, y otra verja que también suele ser de
hierro, anuncian al respetable público que allí habita un
privilegiado de la fortuna, y que su deseo y voluntad es
estar incomunicado con las gentes, sobre todo con las necesitadas. Para entrar en la casa de alguno de esos ricos
modernos, cada vez más distauciados de los pobres,
se necesita una información de sangre, un minucioso
examen de conciencia y el primer capítulo de tal examen
ó información es no tener trazaB de pedigüeño. Los grandes porteros citados como modelos por sus señores 6on
los que «aben distinguirá los pobres de los que no lo
son, y evitan (con habilidad, ó con mentiras, ó aunque
sea por medio de la fuerza) que el dichoso mortal pueda
verse turbado en BU digestión, ante el espectáculo de un
prójimo que le diga:—Señor, mis hijos se mueren de
hambre, ó no pueden salir á la calle porque están desnudos.
Esta es la tendencia de día en día más señalada, y
fruto de esa y otras tendencias parecidas son las barriadas para obreros que pueden tener sus ventajas en el orden económico; pero que ensanchan la distancia entre
ricos y pobres, entre obreros y rentistas, entre proletarios
y propietarios. A la vista del espectáculo, vuelve el ánimo
apenado la vista á cosas ó instituciones antiguas, y ae
imagina ver brotar de aquel barrio de pobres ó de indocumentados que Roma consintió que se levantase fuera
del recinto donde moraban los patricios; "á la plebe poderosa y terrible que durante tantos siglos midió sus armas
con el patriciado. hasta que acabó por imponerle sus tribunos, sus magistrados, sus plebiscitos y su derecho, en
tantas cosas reñido con la justicia y enemigo de la
equidad.
En cambio |cuán distinto aspecto presenta la España
católica en los sigloB de su apogeo, que Menéndez Pelayo, calificó de democracia frailuna! A imagen y semejanza de la Iglesia católica nuestra Madre, nido y centro de
democracia en el más hermoso sentido de la palabra,
donde el hijo de un obrero ó de un pastor de ovejas puede llegar á la dignidad altísima de Sumo Pontífice y Vicario de Cristo; nuestros colegios y universidades estaban
abiertos para todos los pobres de mérito, y de las carreras
y las facultades y las profesiones más codiciadas, no estaban excluidos los pobreB; antes por el contrario, muchas de las fundaciones levantadas para premiar el talento y el trabajo se habían abierto para remedio de los
pobres. Al lado de loe estudiantes de casas poderosas que
tenían casa y servidumbre en Salamanca ó Alcalá, en
Valencia ó Barcelona, vivíau muchos estudiantes necesitados, satélites de los primeros que no por luz propia,
Bino por medios recibidos de los poderosos, podían seguir
su carrera y llegar á los altos cargos de la magistratura
y de las cátedras, del derecho y de las letras. Y más de
una vez ocurría que ricos y pobres enamorados de la
gloria militar, trocaban la ropilla estudiantil por la vida
del campamento, y cambiaban la universidad por los
tercios de Flandes.
De todos modos el milagro estaba hecho, y junios se
veía á pobres y ricos, no ya en la misma casa, eino en la
misma aula, en la misma compuñía militar, animados
249
del mismo espíritu; los grandes amparando á IOB pequeños, y los pequeños en camino de poder ser grandes y
poder hombrearse con sus protectores.
Por eso entonces no se conocía la tremenda, la pavoi'osn cuestión social, aunque había tantos pobres como
ahora, porque es palabra de Dios, que pobres siempre
los tendremos entre nosotros.
El engranaje, la argamasa que unía á gentes tan diversas en origen, condición social, gustos y aficiones era
el amor á la patria para Dios, y eso es lo que va desapareciendo del mundo, y mientras siga esa corriente bien
se puede decir que,
ni contigo ni sin ti
mis males tienen remedio;
Pero entretanto todo lo que sea retrasar la catástrofe,
salvar á los náufragos que se asen á la orilla, hacer
menos dolorosa y terrible la lucha, todo es humanamente bueno, y si lo anima el espíritu cristiano, hasta soberana y Eobrenaturalmente bueno.
En ese sentido, todo lo que sea abrir abismos ó ahondar los existentes, entre pobres y ricos, es lamentable.
En ese sentido, mejor que los barrios obreros, sería
convivir los obreros en las casas de los que no lo son para bien de unos y de utros.
ESTANISLAO.
LAS DOS GEMELAS
{Continuación.)
Ya es el sacerdote que canta misa ó la virgen del Señor que pronuncia sus votos porque los versos de la poetisa llenos de unción cristiana movieron las fibras de sus
almas, llevándoles á la vocación verdadera; ya la madre
descuidada, la esposa distraída qae abrieron sus corazones al calorcito del hogar, y ajustaron á la norma del deber BU un tanto relajada conducta, porque el deber y el
hogar supo la escritora hacerles amables con los cuadritos llenos de vida y color donde pinta los puros y honrados goceB de la familia; ó bien por último es la ramera,
piedra de escándalo é hija de perdición, que entra en los
caminos de la virtud y el arrepentimiento porque un alma compasiva puso en manos de la infeliz alguna de loa
ejemplares novelas que han dado merecida fama á su
autora.
Yo en cambio, acabó Natalia por exclamar dejando se
escapara por sus labios la amarga ola de sus pesares contenida por tanto tiempo, con toda una vida de sacrificio,
ni siquiera puedo caberme el consuelo de haber hecho
felices á los que amo.
Y no porque llegue á creer que Eduardo no me quiera:
me quiere porque me necesito; pero, sirviéndole y obedeciéndole en todo, pocas veces le he visto contento: será BU
carácter, Berá la dependencia y sujeción en que vive que
lo predisponen al mal humor. En cuanto á los hijos, me
tratan como ven que tne trata su padre; y tampoco puedo
hacerlos dichosos. El mayor quiere ser bachiller, pero de
ahí no ha de pasar porque no podemos costearle carrera
alguna; el pequeño, con mejor acuerdo, sigue el cálculo
mercantil, pero B¡n su poquito de capital nunca pasará
de un pobre dependiente de comercio.
Mi temor es que llegue el día en que caigan soldados.
Para evitarlo tengo que hacerme con 600 duros. He tomado labor de una tienda cuyo importe voy depositando
en la alcancía. Cansada está mi vista y no me permite
muchos primores, pero sí bordar el realce de seis á ocho
iniciales por día que me producen otros tantos reales. He
tomado una criadita para que me ayude á lavar, hacer la
limpieza y tenga cuenta del puchero. En la mesa de San
Francisco, donde comen cuatro comen ciuco, y el Balario
250
LA AVALANCHA
sube muy poco porque no sabe nada. Es una pollina que
he de desasnar, un cardo ajunjero que he de pulir a
fuerza de paciencia y disguatos. Sí Dios me da salud,
confío librar de la quinta á
mis hijos; pero ni ellos ni BU
padre rae lo han de agradecer.Porlo que veotel hombre
no para mientes en los sacrificios de la mujer; cree que
el sufrir le es tan natural que
constituye BU propia vida.
Ahí tiene usted, Padre, á
las dos gemelas: la una en la
plenitud de la abundancia,
la otra tirando tola la vida
del miserable céntimo; ella
reina y señora de su hogar,yo
la esclava de todos los míos:
brilla en el mundo aqu¿
lia con JOB fecundos prestigios del talento; ocúltase ¿sta
en BU inútil oscuridad. XJIri•
ca va sembrando el bien en
todas SUB fases; Natalia, con
un corazón tan grande como
elsuyo,coninteligencia igualmente poderosa y eficaz, con
imaginación no menos ardiente, brillante y sonadora,
Tese condenada á la impotencia, á la nulidad, al vacío.
jArbotillo que ha Betitido re
ventar sus botones para morir on germen las flores que
nunca cubrieron! fuerza que
por espacio de tantos años
ha latido en mi cerebro pugnando por expansionarse con
virtud vivífica y creadora,
para extinguirse aprisionada
y reclusa como si jamas hubiese existido; luz que bajo
el celemín consumióse sin difundir ni un pulido reflejo;
pájaro al que arrancaron, no
los ojos, que eso fuera muy
suave, sino la lengua, para
que sienta nacer el torrente
de su voz en su pecho y gar
NAVARRA.—Reverso
ganta, y no la acierte á arti
cularl
Era aquella la vez primera que ae desbordaba la copa.
Ni aun con su émula, con su amiga de la infancia se había permitido nunca parecidas expansiones; por eso, pasado el momentáneo ímpetu que no le fue" dable contener,
atajó la corriente con el dique de la voluntad avezada
á refrenar sus bríos, exclamando confusa y avergonzada:
—Válgame Dios, Padre, y qué ridicula le debo parecer
á usted con esas niñerías tan pueriles y disparaladas
cuanto impropias de una madre de familia! Válgame que
es esta la primera y última vez que salen de mis labiosl
Lo dije, Padre, lo dije, que su grata presencia me había
vuelto á la juventud; más lejos aún, á los días felices del
colegio, cuando de un nonada hicimos una montaña y
era una pinchada de alfiler una ancha herida. ¡Pues, si
tan niñita me hallo que iba á pedirle, como entonces,
después de mi confesión, los caramelos!
—A traértelos he venido,—respondió el Padre,—puesto que aun cuando me convenía detenerme en Madrid
por varias diligencias, la más perentoria y necesaria á mi
corazón era eaa. Sabrás cómo lejos de España no cesaba
de preguntarme: ¿por qué de mis dos calaudriae la una
no cesa de cantar y la otra está muda? Y lo lamentaba,
no tanto por el mismo silencio, como porque con él tenías
que sufrir, ya que Dios no concede sos dones eu vano
—Eso digo yo, Padre,—interrumi/*1'* Natalia con
vehemencia i . . ^ poderosa
que su voluntad,—?' Dios
hace las cosas según los fines de su alta sabiduría,
¿para qué me ha dado aptitudes que de nada me sirven?
—Ya suponía yo que esa
duda te había de amargar la
boca, y ahí me duele, que no
en otra parte. Quiero decir
que no siento tanto dejen de
brillar tus talentos dándote
merecida celebridad, como el
reconcomio que ha de quedar; e al considerar que Dios
haya podido equivocarse
dándote cualidades que habían de eer aguijón del deseo
que no te era permitido satisfacer en la reducida esfera
que su voluntad te colocara.
Ven acá, mujer de poca fe,
iquól ¿no sabes t\\ que Dios
hace bien cuanto hace? que
no puede engañarse ni es posible que nos pueda engallar I
Si eso lo aprendiste tú desde
pequefiita. Lo que pareces
ignorar es que cuando nos
entregamos en brazos de su
Providencia, no ya con la humilde resignación propia de
las almas cristianas, sino un
paso más allíi, con alegría,
con gozo, con la confianza sin
límites con que el niño se
entrega en brazos de su madre. Dios en pago nos envía
celestiales ilustraciones que
nos aclaran muchos sucesos
que veíamos obscuros y misteriosos.
Vamos á ver ai logro que
con un si mi I me entiendas,
que es el medio más sencillo.
AURORA LISTA.
de la cruz de Monjárdín
(Continuará.]
LA REVOLUCIÓN SOCIAL
lo dijo en el Senado: La
razón primordial, la clave del enigma anticlerical, el argumento ad hominen que justifica la conducta anticatólica del Gobierno es que se nos
echa encima la revolución social.
Esto es como si dijéramos que
para evitar las consecuencias de una
avenida allanáramos las orillas de
un río hasta colocarlas al nivel de su
fondo. A cualquiera le ocurre que la manera de atajar los
efectos de una riada estriba precisamente, en levantar
muros de contención ó diques que pongan á cubierto los
campos vecinos. Los radicales de los países latinos entienden de otra manera las cosas; no se deben poner obstáculos á la marcha de la revolución social.
Mas sucede que los hechos que registra la Historia
ANALTAS
LA AVALANCHA
prueban iodo lo contrario, porque en Inglaterra, que fue
la primera nación contaminada por la revolución, fue ejecutado Jacobo I por causa de sus debilidades, ante los revolucionarios parlamentarios. En Francia, el desgraciado
Luis XVI subió al cadalso por haber transigido con la
Convención, y cuando llegaron los terribles días del Terror los primeramente guillotinados fueron los girondinos,
que como nuestros radicales, estaban encargados de allanar el camino de la revolución. Pocos días hace que la
lección de Portugal viene á echar por tierra las teorías
doctrinarias de Canalejas.
A la ñera revolucionaria no se la entretiene echándola
pingajos de carne, porque la revolución es diabética por
naturaleza y padece de hambre y sed feroces. Sólo aspira
á cambiar todo lo existente, absolutamente todo, altar,
trono, ejército, magistratura, administración, familia y patria. Por consiguiente, la ley del candado ni la de secularización de cementerios, ni la de la escuela neutra, ni
otras con que nos amenaza la gente anticlerical han de
servir para contentará la revolución social sino que por
251
que hace á las religiosas, gran parte se halla dedicando
sus cuidados á los niños y á los enfermos, una parte á la
enseñanza y otra á la vida contemplativa. Es decir, que
todos los religiosos ¡y religiosas cumplen algún fin útil,
benéfico ó piadoso y su proporción con la población de
España viene á ser de dos y medio religiosos por mil habitantes. Y cuenta que casi todos esos religiosos no tienen
retribución por el Estado sino que viven, á pesar de su
misión bienhechora de ios recursos que buenamente les
otorga la caridad de los católicos. •
Frente á estas cifras podemos poner la enorme de
132.000 funcionarios de la administración pública de todos órdenes, mejor ó peor retribuidos, pues de todo hay;
pero de los cuales, á no dudarlo, sobra una gran parte.
Como se ve, esta cifra que no está completa en los datos
oficiales, representa una proporcionalidad más del doble
de la de los religiosos, con la agravante de que representa varios cientos de millones de pesetas al año, que pagan
forzosamente los contribuyentes.
Mas aun vienen otras cifras más desconsoladoras: el
F*AIVtr*I-.OlVA.--DetH.Ile del c e m e n t e r i o de e s t a ciudad
(Fotogmfla de D. Aquilino García Deán)
el contrario harán las veces de estimulante que aumentará su horrible apetito de carne de cura.
. El argumento, pues, de Canalejas, lanzado á los cuatro
vientos para pedir auxilio á la derecha y á la izquierda
ante el supuesto peligro de una inmediata revolución social no resulta bajo ningún punto de vista.
Ahora bien; otro de los argumentos empleado, aunque
con menos ahinco, para justificar esa ley de excepción,
anticonstitucional y tiránica llamada del candado es la de
que constituye una compensación porque según el Gobierno, abundan extraordinariamente los religiosos y se
hallan en proporción mayor que otras profesiones y clases sociales. Con datos oficiales á la vista, vamos á probar que no existe tal desproporción sino en la mala ralea
y en la mala inquina que los anticlericales tienen hacia
frailes y monjas.
Hay en España 54.738 religiosos de los que 12.Í42 son
varones y el resto hembras; de estos religiosos, por lo
que afecta á los varones, se dedican en su mayor parte al
apostolado, á la enseñanza y á la beneficencia y por lo
• » ; • *
número de mendigos y gente mal entretenida es de 39.473
y el de personas cuya profesión se ignora de 276.12Í.
Lean con detenimiento estas cifras los lectores de LA
AVALANCHA y se convencerán dónde se halla la verdadera desproporción que ciertamente no está en los religiosos, y eso ya lo saben de memoria Canalejas y los demás
ministros. Lo que hay es, que como dijo también el Presidente del Consejode Ministros, compromisos de partido y convencionalismos de doctrinas políticas arrastran
al partido liberal por el derrumbadero del anticatolicismo.
Como es natural, aunque á los revolucionarios de pelo
en pecho no les satisfacen estas concesiones que el Gobierno hace á la feroz hambre y sed que padecen de anticatolicismo, mas le alientan en su camino porque principio quieren las cosas y aun á veces le amenazan para que
no desista de sus malhadados propósitos. Así sucede que
Pablo Iglesias, burgués en el Escorial, donde es propietario de varias casas, actúe en el Congreso de leader de
la rovolución social y dice al gabinete de Canalejas, que
se convertirán en anarquistas los 100.000 socialistas que
252
1
LA AVALANCHA
les siguen, de no aprobarse la ley del candado, Fanfarrón
anda en demasía el hombre que se ha redondeado ejerjerciendo el apostolado del socialismo, porque aunque
hay mucho incauto que aun le tiene por un semidiós, ni
hay 100.000 socialistas en España ni aun cuando los hubiera creemos que obedecerían á Pablo Iglesias como si
fueran autómatas. Se explica perfectamente la enemiga
de Pablo Iglesias, Perezagua y otros apóstoles de la democracia y del socialismo contra el legítimo y abnegado
apostolado de los religiosos, que es la mayor censura de
los explotadores de la credulidad é ignorancia de los
obreros. Lo que no tiene explicación satisfactoria es el
que haya proletarios que pidan la desaparición de las órdenes religiosas, puesto que desaparecidas éstas, las obras
benéficas que ejercen frailes y monjas de que gozan principalmente los obreros, se ejecutarían mal ó no se ejecutarían por gentes mercenarias, que están haciendo atrocidades en hospitales, inclusas y otros establecimientos
benéficos hoy secularizados en la vecina república de
Francia.
La revolución social, desgraciadamente se va abriendo
paso en España y cada vez que haya una transigencia en
sentido religioso avanzará un paso más ese monstruo de
la barbarie de los tiempos modernos. Véase lo que está
sucediendo en Francia, donde á pesar de haber arrojado
á Dios de todos los lugares oficiales, la revolución social
no está satisfecha porque no le dan la propiedad colectiva, el reparto social, el Gobierno, y porque, aunque algo
avenados, todavía existen allí el ejército y la patria.
Si se destruyen los cimientos de la sociedad, todo el
edificio político-social tiene que caer por tierra y uno de
los cimientos más fuertes es la idea religiosa.
el derecho de su sobrina. Prevaleció la opinión en contra,
acordándose sin embargo esperar á que el parto de doña
Clemencia determinase el derecho según el sexo del que
naciera. Tuvo lugar éste en Noviembre; mas el niño Juan
á quien correspondían ambos reinos, murió á los pocos
días de haber nacido por lo que ocupó el trono de Francia D. Felipe. Quedaba no obstante intacto el derecho de
D.a Juana al cetro de Navarra, donde dicha ley era desconocida y extraña por completo, habiendo reinado doa
Teobaldo I por su madre D.a Blanca, hermana de D. Sancho VIII, y Bucedido á" D. Enrique su hija D.a Juana,
madre de D. Luis, mas considerando loa reyea de Francia á Navarra casi como uua provincia, quiso D. Felipe
hacer valer en este reino esa ley. Con fecha 4 de Octubre
escribió á su gobernador de Navarra ordenándole reuniese las Cortea para que enviasen diputados á Francia á fin
de hacer el juramento de fidelidad y recibir el suyo por
no poder venir personalmente Á prestarlo, prometiendo
en otra comunicación, de 23 de dicho mes, dar sus cartas
de que este juramento hecho fuera de Navarra, no sería
en perjuicio de los derechos del reino, y que terminados
los negocios que eutouces tenía, vendría á recorrerlo y á
hacer en él lo que fuese de su deber. Los navarros llevaron muy á mal esta intrusión de D. Felipe, existiendo su-
SATURNINO.
D. FELIPE "EL LUENGO", REY DE NAVARRA
L morir D. Luis, rey de Francia y de
Navarra en 1315, dejó de su matrimonio con D.a Margarita uoa niña de
pocos aííos, llamada D.a Juana, y en
cinta á su segunda esposa D.a Cié
mencia. Suscitóse entonces en Francia la cuestión de la ley de oscuro
origen, llamada Sálica, * pretendiéndose que por ella no podia heredar la
corona la mencionada D.ft Juana Bino
su tío D. Felipe, conde de Poitiers,
hermano del difunto D. Luis. Aunque se opuso á esta pretensión Otón, duque de Borgofia,
demostrando el ningún valor de dicha ley y sosteniendo
1
No puede precisarse la época en que fuó establecida esta
ley que excluye do la herencia á las hembras, Según algunos to
fuó en tiempos de Faratnont, primer rey, dicen, do loa francos
en el siglo V; reformada y aumentada por CJodoveo, cayó en
desuso después de Carlomagno. «Lo que tenemos de esta ley,
•escribe Mr. Lo Gendre en su Historia de Francia, no parece
•ser mas que un compendio ó extracto do un Código mayor. Es
>uua vieja pretensión y preocupación de ánimo, añade, el creer
• que en esta ley hay un articulo eapreso que excluya las hem• braa de suceder en la corona. De setenta y un capituloB de que
»osta ley se compone, no hay en todos olios más que cuatro ó
• cinco renglones que hablau de eate punto. Por lo que es de la
»tierra Sálica, liiee el articulo G ° del capítulo 62, que la hem»bra no tenga ninguna parte en la herencia, sino que toda va>ya á los varones. Por la palabra de tierra sálica se entendían
»las tierras nobles ó por mejor dicho, las tierras conquistadas
• cuales eran las que los fraileasen poseían & la parte acá del
»Rhin.»
Saíún el «Dlccionaire des sclenccfl &» gálica érala tierra destinada á les militares de la nación y que pasaba á sus herederos; más aún en los países donde se observaba dicha ley, se permitía derogarla y llamar a l a sucesión de dichas tierras a laa
h*ja8.
En España fue introducida por Felipe V. primer rey de los
Borbouea en esta nación, en 1713, variando asi el ordeu de sucesión á la corona establecido desde tiempo inmemorial. Acerca
de dicha ley y sus vicisitudes en losfiiglos XVIII y XIX, véanse
líia historias de España.
D. Felipe II, el Luengo, rey de Navarra
cesión directa do D. Luis. Dos años eludieron obedecer
las instancias del gobernador, mas por fin atendiendo á
la menor edad de D.a Juana, á que de oponerse á ello tenían que rebelarse contra un señor poderoso, y á otras
consideraciones, se reunieron en 11 de Junio de 1319 y
nombraron los comisionados que marcharon á Paría con
la fórmula del juramento que debía prestar el rey. Así lo
ejecutó D. Felipe en 30 de Septiembre, mas como escribe
"Yanguas, no se hizo según la fórmula llevada, sino copiando literalmente, y por consiguiente con incomprensible anacronismo, el que prestaron D. Felipe el Hermosoy au esposa la reina D.a Juana, pues en él se nombra á
su hijo D. Luis y promete dejar la corona cuando muriese la reina y llegase éste á cumplir 25 años. Ignórase la
causa de este cambio; tal vez lo consiguieron los comisionados creyendo preservar con esto el derecho de D.a Juana para tiempo oportuno.
A pesar de BUS promeBas ó no pudo ó no quiso visitar
D. Felipe el reino de Navarra, cuyos gobernadores en su
tiempo fueron Alfonso Robray, Esteban Borret, Guillard
de Mazi y Ponz de Morentaina. Antee de su juramento
los gobernadores Borret y Guillard autorizaron á IOB valles de la Berrueza, Ega y Lana para que formasen población en San Cristóbal con el objeto de evitar y rechazar laa iucursiones de los castellanos, concediéndose al
253
LA AVALANCHA
nuevo pueblo el fuero de Viana. Confirmó D. Felipe á
Viana su fuero, en 1317.
Con este rey celebró el Obispo y Cabildo de Pamplona
un convenio encaminado á evitar en adelante las antiguas cuestiones que sobre jurisdieión y rentas se BUBCÍtaban entre ambas potestades, por no estar clara y puntualmente determinados los respectivos derechos y alcance de algunas donaciones hecbaa por varios reyes á la
Iglesia de Pamplona. Ya en tiempo de 0. a Juana y su
hijo D. Luis se había comenzado á tratar de poner en
claro este asunto. El obispo V. Arnaldo de Barbazano lo
tomó con gran empeño, y convencidos los canónigos de
•la gran utilidad de su proyecto, marchó el prelado con
tres del Cabildo á Paris para resolverlo con el rey. Este
nombró co misión a dos que lo estudiasen, los cuales celebraron varias conferencias con el Obispo y sus acompañantes, redactando do común acuerdo las bases del congenio ó concordia. En virtud de ella la Iglesia de Pamplona cedía y renunciaba á favor del rey y sus sucesores
reyes de Navarra cualquiera linaje de jurisdición que tuviese o pudiese pretender en alguno ó algunos de los barrios ó gremios de Pamplona; las rentas que tonía en la
Navurrería y burgo de San Miguel; los dos castillos de
Monjardín y Oro con todos los derechos que por el señorío de M'onjardín debían varias aldeas próximas, que se
enumeran, y otras copas que pueden verae en los «Anales
de Navarra» por Moret. El rey por su parte se obligaba
por sí y sus sucesores reyes de Navarra, á dar á la Iglesia
quinientas libras tornesas de renta anual; que defendería
•por sí y sus sucesores reyea de Navarra, á ley de señor
bueno, al Obispo y á la IgleBin en sus personas, bienes,
derechos y libertades
que les dejaba salva y entera
potestad de adquirir de nuevo lo que pudiesen en los
cuatro barrios ó gremios de Pamplona, aunque BÍn jurisdicíón; que se obligaba á reedificar y repoblar la Navarrería y burgo de San Miguel * cuanto antes le fuese po
sible. Tales son loa principales capítulos de esta concordia que fueron aprobados por D. Felipe, en Septiembre
de 1319, quien al verificarlo dijo «que la medida mejor
cuando se trata de dar á la Iglesia, es dar sin medida>.
En cumplimiento de lo pactado, mandó situar las quinientas libras torueBas sobre las viñas de la Navarrería
que le pertenecían.
Después de larga enfermedad, recibidos todos los Sacramentos y con muy cristiana disposición, murió D, Fe
lipe en uno de los primeros días de Enero de 1321, á los
28 años de edad. Su cuerpo fue enterrado en San Dionisio de Parle; su corazón en la iglesia de Franciscanos y
8UB entrañas en la de Santo Domingo de dicha ciudad.
De su matrimonio con D.a Juana, hija de Otón, conde de
Borgoña, tuvo cuatro hijas (según Yanguas en sus notas
á la Crónica del príncipe de Viaua) Juana, que casó con
el duque de Borgoüa: Margarita, con el conde de Flandes: Isabel, con Guigues, barón de Francogney, y Blanca, que entró religiosa en el convento de Lonecharnps
•{París).
AlgunoB historiadores presentan á este monarca como
dotado de singular prudencia, moderación y gran celo
por la justicia. Hizo florecer la universidad de París por
la liberalidad que tuvo con los hombres doctos en todas
profesiones. Trabajó con empeño, aunque sin conseguir
su objeto, en reducir la moneda do todas sus provincias
á un mismo tipo de peso, ley y valor. Sin embargo, BU
-sucesión en el reino de Navarra fue injuata y con manifiesto agravio de su sobrina 0. a Juana. Tiránica la llamó
el príncipe de Viana en su Crónica (regnó aunque tiranicamentj y más ó menos agriamente le censuran de ese
l
modo los escritores modernos. Según el historiador fran-céa, Mr. Dupleix, tomó el título de rey de Navarra, no
por apropiárselo, Bino por conservarlo para su meucioua• da sobrina; pero como dice el P. Alesou en BUS «Escolios
y adiciones á los «AnaleB» del P. Moret», lo contradice la
-diligencia que puso para hacerse jurar por rey de Nava' La Navarreria y el burgo de San Miguel fueron incendiados y destruidos por la soldadesca ó tropas
auxiliares del rey de
íraucJa, en 1276. Véase el reiuado do D. a Juana, reina de Navarra.
rra, sino es que fuese para asegurarle más su herencia á
la sobrina contra los malos vecinos, tomando el título
más respetable de rey y no el de puro depositario, que
no podía ser tan atendido. Se le conoce en la historia por
el cLuengo» á causa de la proceridad de su estatura, y
según el Sr. Nadal de Gurrea, fuó el primer rey á quien
se dio en Navarra el tratamiento de «Majestad».
I. IBÁRBIA.
NUESTROS GRABADOS
Anverso y reverso de la cruz de Monjardín.
—Felipe II, el Luengo, rey de Navarra.—Lean
nuestros lectores JOB artículos que sobre esoa asuntos publicamos en otro lugar, debidos á la pluma de nuestros
ilustrados colaboradores señores Zorrilla é Ibarbia.
Detalle del cementerio de Pamplona.—ÍZ\ cementerio de esta ciudad, denominado de San José, construido eu 1808, cuando se prohibió el enterramiento de
cadáveres en Iris iglesias, y del que nos ocupamos en el
número del 2o de Octubre de 1909, al publicar un grabado de la capilla y casa del capellán, lia sido ensanchado en dos épocas: en 1859 y en 189(i. Mide huy una superficie de 4G.152 metros cuadrados.
El Ayuntamiento pamplonés, en sesión del 12 de Marzo de 1859 acordó ampliar el ceineuterio antiguo agregándole una extensión de terreno igual al que entonces
tenía, cuyo presupuesto era de 71.414 reales vellón
(17.853'50 pesetas), cifra que se descomponía en esta forma: Muros de cerramiento, 48.900 reales vellón; cubierta
ó albardilla do losa, 9.744; compra de terrenos 5.920, y
construcción de doa osarios en los ángulos del cementerio, 6.850 realeB vellón. Realizada la obra, recibió la sagrada bendición el 4 de Junio de 1861, cuyo terreno Be le
denominó el nuevo camposanto, habiendo acordado el
Ayuntamiento vender solares á los vecinos, para la construcción de carnarios, por la cantidad de 315 reales vellón (78l75 pesetas) cada uno, ó sea á 9l75 pesetas el metro cuadrado.
El desarrollo cada vez más creciente de la ciudad, demostraba la insuficiencia del cementerio para las modernas necesidades, lo cual hizo que la Corporación municipal se decidiese á realizar una nueva ampliación, cuyo
acuerdo adoptó en sesión del 20 de Febrero de 1896, ascendiendo el presupuesto á 82.398 pesetas.
Consistía la obra en agregar 24.564 metros cuadrados de terreno, construir depósito de cadáveres ron departamento del vigilante uocturuo, sulu do autopsia, depósito de cadáveres para épocas de epidemia, osariu y dos
almacenes, cuyos planos eran del distinguido arquitecto
municipal D. Julián Artcaga y Saenz de San Pedro.
Dieron comienzo loa trabajos en Noviembre de 1896
con el desmonte de terrenos ejecutado pur el contratista
D. Nemesio Sarasa, por la cantidad de 7.704 pesetas. La
construcción de muros de cerramiento la realizó el contratista bilbaíno D. Ramón Jaraba por lu suma de
23.1G8'95 pesetas, y el levantamiento de dependencias y
reato de las obras el contratista pamplonés D. Felipe Lorca por )a cantidad de 21.004u51 pesetas. La adquisición
de terrenos importó la suma de 7.112*17 pesetas, y la
construcción de alcantarillas, arreglo de caminos y plantación de cipreses, costó máB de 34.000 pesetas.
El día 26 de Abril de 1898 se bendijo la parte nueva
del cementerio. El primer cadáver que se enterró en la
fosa común fue el de doria Manuela Salcedo, viuda, de
80 años de edad, natural de Aüorbe, el día 14 de Junio
del mismo aflo de 1898, y el primer cadáver enterrado en
panteón fue el de D.a Francisca Zubiri y Garayoa, viuda
de D. Miguel Uaechi, de 92 años de edad y natural de
Tiebas, que recibió sepultura el 8 de Enero de 1899, en
el panteón de su hijo el ilustrado sacerdote pamplonés
D. Blas Usechi.
264
LA AVALANCHA
La conducción de cadáveres al cementerio de Pamplona está á cargo del Municipio desde el aflo 1849 para !o
cual posee varios carruajeB de distintas clases y por cuyo
servicio cobra estos precios: coche de gala, 60 pesetas; de
1.» clase, 30, y de 2.*, 16.
Eí 7 de Marzo de 1849 acordó la adquisición de un
coche mortuorio, por la cantidad de 6.800 reales vellón
(1.700 pesetas) y con cuyo motivo el Marqués de Rózalejo, Alcalde en aquella fecha, dictó un bando que textualmente decía así:
€ ALCALDÍA CONSTITUCIONAL DE LA CIUDAD DE PAMPLONA.
—Siendo repugnante á la vista y aun al respeto que debe
tenerse hacia ¡os restos mortales de nuestros semejantes, la
práctica de conducir los Cadáveres en coches particulares
colocándolos en la parte zaguera de un triodo indecoroso, y
con peligro en muchos casos de causar daño á la salud púNica, á fin de evitar estos inconvenientes, he acordado lo
siguiente: — 1.° Los cadáveres que hayan de enterrarse en
el Cementerio de esta Ciudad serán conducidos siempre en
el Carruage destinado para el objeto, y con las precauciones mandadas observar en los reglamentos de este ramo.—
2.° Cuando alguna persona apersonas determinaren acompañar al cadáver hasta el Cementerio en coche particular,
no podrá ser colocado en este eljeretro sino que deberá ir
de respeto el coche ó coches del acompañamiento, precediendo siempre el carruage mortuorio.— Y para que llegue á conocimiento de todos los habitantes de esta Ciudad, se manda publicar y fijar en los sitios acostumbrados.—Pamplona
30 de Octubre de 1849.—El Alcalde, MARQUÉS DE RÓZALE JO.»
Reproduce nuestra fotografía un detalle de la parte
nueva del cementerio, apareciendo en ella tres panteones
de capilla: dos de ellos gemelos, de los señores D. Domingo Sagüós y D. Juan Sanjulián, y el tercero del Sr. Marqués de Villa Marcilla.
BIBLIOGRAFÍA
Se ha publicado el «Almanaque de la Familia cristiana para
1911», que edita todoB IOB años el importante establecimiento
Benziger C* de Einsiedelu (Suiza). Gomo siempre, contieoe este almanaque interesantes narraciones, inspiradas poesías, conocimientos útiles y bonitas ilustraciones. La primera página ae
baila adornada COK un hermoso fotograbado en color, representando «Las bodas de Caoá>.
Véndese en las principales librerías al precio de una peseta.
* #*
El conocido editor Saturnino Calleja, ha comenzado la publicación de una Biblioteca que llama «Ciencia y acción-estudios
sociales». Anuncia los libros más selectos de los grandes sociólogos, estadistas, moralistas, juristas, filósofos y conductores de
hombres de Europa y América.
«Ciencia y acción» tiene dossories, una de ohras fundamentales, editada con lujo severo y de un precio proporcionado á su
extensión, y otra popular, quo so venderá A peseta cada tomo.
Los tres primeros volúmenes de la serle popular, de más de
300 páginas, se titulan el primero *La propiedad», el segundo
«El trabajo», y su autor, el sociólogo francés L. Garriguet, trata en ellos todas las cuestiones fundamentales que se ventilan
alrededor de estas dos ideas económicas y las aborda valientemente con criterio amplio, con maciza argumentación, con método Bevero. Estos tres volúmenes que, eu Paria y en la lengua
original, cuestan 10,50 francos, Saturnino Calleja que, en el camino del «libro barato», ha ido más lejos que nadie eu España,
los presenta en irreprochable traducción a una peseta volumen.
•
*
*
*
R e c u e r d o d e P a m p l o n a . El acreditado librero de
esta capital, D. Nemesio Aramburu, ha tenido la excelente Idea
de publicar un bonito álbum que lo forman veinte hermosas
vistas, con uua completa explicación de las mismas, y un buen
plano de nuestra ciudad. Hace mucho tiempo que se notaba la
falta de uu, álbum de la Índole del que ha puesto á la venta
nuestro amigo el Sr. Arambura y estamos seguros que cuantos
tengan el gusto de verlo han de procurar hacerse con él.
Véndese en U citada librería al módico precio de 1*50 pesetas
el ejemplar.
REVUELTA
Trata de blancas.—Se ha celebrado estos días eu
Madrid un congreso internacional para hacer inéa efectiva y más eficaz la acción de las leyes y de las asociaciones que persiguen la dignificación de la mujer y castigar
el infame comercio, que en pleno siglo XX se hace con
el sexo débil de la humanidad.
Algo contradictorio resulta la celebración de estos Congresos por un lado, y las libertades que por otro concecen las leyes para la corrupción.
Por eso con gran sentido práctico, y sabedor de lo que
sucede en su país, un congresista francés ha presentado
una proposición sobre la conveniencia de emprender lucha
ain tregua contra la pornografía.
Esa, esa es la fuente de todas las tratas y de todos los
tratos inmorales y corruptores.
Y mientras no se cieguen esas fuentes de cieno, como
el teatro y las novelas pornográficas, será trabajar en
hierro frío, el trabajo de loa congresistas y de ios Congresos contra la trata de blancas.
A i r e s de Europa.—Telegrafían de Berlín:
cLa lucha contra la literatura y grabados inmorales
gana cada día más extensióu en Alemania.
El Senado de Hamburgo, que ya había adoptado enérgicas medidas, ha solicitado del Consejo federal la creación de rigurosas Inycs especiales á fin de impedir tan
perniciosas lecturas.
El ministro de Cultos invita á loa profesores á vigilar
la lectura de los niños y a que denuncien las librerías
donde se pongan á la venta libros inmorales ó pornográficos».
Loe vendedores de libros y láminas de ese jaez, podrán venir á Espada, donde encontrarán protección, no
sólo por parte de algunas autoridades que sólo se acuerdan de la libertad para proteger el mal, sino por parte
de la prensa liberal.
Nuestros liberales confunden la libertad con la inmoralidad.
t
D. Polonio Escola y Ochoa,
socio da la Biblioteca Caniles-Propagandista.
falleció en Zaragoza el 23 de Octubre ú% 1910
—D. E. P.—
•
£ a referida Saciedad u su árgano en
la prensa L a A v a l a n c h a , ruegan á
los socios, lectores y personas piadosas,
Hagan la caridad de encomendarle á
©ios en sus oraciones.
Su Santidad el Papa León XIII, en Breve de 19 <U Diúiembre de 1890, concedió sesenta dlai de indulgencia por
rezar cinco Padrenuestros y aremariasan sufragio de las
almas delossooioi difuntos.
"i"-», t
LA AVALANCHA
Y bien mirado, tienen razón: la libertad liberal no ea
máa que el libertinaje y el libertinaje no es más que la
inmoralidad.
B l decreto sobre la p r i m e r a Comunión.—El
decreto pontificio acerca de la edad de la primera comunión acaba de Ber cumplido en Austria en circunstancias
notabilísimas. Dos princeeitas, la infanta María Autonie
ta de Braganza, hija de D. Miguel de Portugal, y la princesa Iués, hija del príncipe Aloya de Lowenstein, han recibido la primera Comunión á la edad de siete anos en
la capilla del palacio de Raid, histórica morada señorial
de Bohemia, que hoy sirve de residencia á los ilustres
principes de Lowenstein.
Detalle en alto grado conmovedor: las doB ninas han
recibido la primera Comunión de manos de su abuelo el
reverendo padre Raimundo de Lowenstein, de la Orden
de los Hermanos Predicadores, que antes de vestir el
hábito blanco de 3anto Domingo de Quzmán ee llamó
su alteza serenísima el príncipe Carlos de Lowenstein.
D o s l e y e s y d o s medidas.—Leemos en nuestro
estimado colega La Integridad, de Tuy:
«Sigue haciéndose aquí con escrupulosa exactitud por
los agentes de la autoridad la revista y toma de filiación
de la gente procedente de Portugal y presente apariencias de pertenecer á alguna orden religiosa, cumpliendo
lae órdenes del Gobierno.
Tan á la letra ae cumplen tas órdenes del señor Canalejas que á algunos de los Religiosos se les pasó revista,
al entrar en España, en Tuy y en Guillarey.»
Es un escándalo lo que en este sentido está sucediendo. Nosotros conocemos á un virtuoso Jesuíta eapaflol,
que hizo una visita no hace muchos días al colegio que
en Veruela tienen los Padres de la provincia de Aragón.
Luego que llegó, ae acercó al colegio una pareja de la
guardia civil para preguntar ai había algún Padre procedente de Portugal. De modo que hasta en loa lugares
más apartados se quiere impedir residan estoa bienhechores de la humanidad, y ae trata de perseguirles como
no se persigue á las mismas fieras. En cambio pueden
255
pasar la frontera sin que nadie les moleste anarquistas,
socialistas, damas rojas y toda la gente maleante que
quiera honrar el suelo de nuestra patria. ¡Qué asco y qué
vergüenza causa todo esto!
Confortado con los Santos Sacramentos, que recibió
con grau fervor, falleció en Sangüesa, su ciudad natal, el
día 31 de Octubre último pasado, el ilustre navarro don
Jenaro Vallejos, cuyo retrato y biografía publicamos en
el número 224 de LA AVALANCHA, del 9 de Julio de 1904.
Fue nuestro distinguido paisano tan eminente artista
como ferviente católico y ha muerto cuando por su edad
podía haber dado muchos días de gloria á nuestra querida Navarra.
[Dios haya acogido su alma en su santo seno, y aunque piadosamente pensado, habrá recibido ya el premio
á sus muchas virtudes, por si necesita de nuestras oraciones, esperamos que nuestros amigos no se olvidarán de
encomendarle!
R. 1. P.
L a vos del Papa.—La moda en las señoras.—«Su
Santidad Pío X se ha dirigido á los obispos del orbe católico advirtiéudoleB la necesidad de que ae opongan al
modo de vestir de las señoraa, por considerarlo atentatorio á la honestidad de la mujer, puee no sólo ae atavían
de manera indecorosa, sino que del mismo modo se visten para aaiatir al templo, sin respecto á la santida de la
casa de Dios. (De El Adalid Seráfico).%
La voz sublime del Romano Pontífice pone el dedo en
ciertas imposiciones de la moda, reñidas con el pudor
cristiano y con que desgraciadamente transigen tantas
damas.
Entre las autorizadísimas indicaciones de Su Santidad
y lo que aconsejen laa ridiculeces de una moda, ¿podrá
ofrecer duda á la mujer española, que es siempre modelo
de virtud y de recato?
t
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t: JUANA RETA Y MIGUELEÑA.
D. Luis Ros y Gou u u u u u ,
VIODA DB » . JULIÁN GÍXAR
socio de la Biblioteca Caialicn-Propagandlsta.
y eocla ia la Biblioteca Católico-Propagandista.
falleció en Pamplona el 4 de Noviembre de 1910
falleció en Pamplona el 4 de Noviembre de1910
—D. E. P.—
- D . E. P.—
Jila referida Sociedad y su órgano en
la prensa L a A v a l a n c h a , ruegan á
los socios, lectores y personas piadosas,
hagan la caridad de encomendarle á
©ios en sus oraciones.
£ a referida Sociedad-y su árgano en
la prensa La Avalancha, ruegan á
los socios, lectores y personas piadosas,
hagan la caridad de encomendarle á
©ios en sus oraciones.
Su Santidad el Papa Loan XIII, onBrovo do 19 do Diciembre da 1890,oonoedíó sesenta dlaa de indulgencia ñor
razar oineo Padrenuestros y Avemarias en sufragio de las
Almas de los aooioa difunto*.
So. Santidad el Pupa León XTIT, «n Breve de IB de DioUmbre de 1890, ormoedíó iaaenta días de indulgencia por
rezar cinco Padrennostros y avemarias en sufragio de las
almas de loa sooios difuntos.
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