Número de registro: 17565 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISIÓN 353/2001.
Número de registro: 17565
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XVII, Mayo de 2003
Página: 1132
AMPARO EN REVISIÓN 353/2001.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Los agravios propuestos por el recurrente, son esencialmente fundados y, por
ende, suficientes para revocar la sentencia recurrida.
El quejoso destacó como acto fundamentalmente reclamado el desposeimiento de la unidad
motriz que refirió de su propiedad y posesión, marca Nissan, Tsuru GST, modelo 1992, tipo
sedán, cuatro puertas, color rojo metálico, con números de motor E16-492049M y de serie
2BLB13-35815, por parte de las autoridades responsables, sin que previamente se hubiese
instaurado juicio alguno en el que pudiera hacer uso de su garantía de audiencia, en
contravención a los artículos 14 y 16 constitucionales.
De las constancias que como apoyo a su informe justificado remitió el agente del Ministerio
Público responsable, a las que es de conferírseles eficacia demostrativa plena, al tenor de los
artículos 129 y 202 del Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a
la Ley de Amparo, por disposición expresa de su artículo 2o., se advierte, en lo que aquí
interesa, que en la diligencia que tuvo verificativo el siete de julio de dos mil uno, dentro de
la averiguación previa número 4466/2001, se hizo constar la recepción del oficio 7895
suscrito por los agentes de la Policía Ministerial del Estado, con residencia en Celaya,
Guanajuato, Nicolás Marmolejo Rea y Javier Lozano López, mediante el cual fue puesto a
disposición de dicha representación social el vehículo de motor marca Nissan, Tsuru, modelo
1992, color rojo, con números de motor E16-492049M y de serie 2BLB13-35815, al haberlo
detectado a la entrada de la colonia El Puente de aquella localidad, cuando era conducido por
una persona del sexo masculino que respondió al nombre de ... quien se ostentó como el
propietario del vehículo descrito, ello en virtud de que dicha unidad motriz se encontraba
reportada como robada en el Estado de México, con fecha cinco de agosto de mil novecientos
noventa y ocho (fojas 78 y 79 del expediente principal).
Al efecto, el mencionado agraviado ... no sólo exhibió diversas documentales, entre otras, la
consistente en la factura número V 2684, cuya cesión a su reverso obra a su nombre, en
relación con el supracitado vehículo, sino también ofreció la prueba testimonial durante el
juicio de amparo, que fue desahogada a cargo de Eder Ramiro Tierrafría y Eliseo Sánchez
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Zúñiga, durante la celebración de la audiencia constitucional de diez de septiembre de dos
mil uno (fojas 239 a 241), de cuyo resultado se desprende que por lo que hace a ambos
testigos, el quejoso además de ostentarse como el único propietario de la unidad motor
descrita en este fallo, también detentó su uso diario hasta el siete de julio del año que corre.
Como puede verse, lo anterior torna manifiesto que tal como se alega, el inconforme fue
privado de sus derechos de propiedad y posesión a consecuencia de un acto de autoridad
carente de fundamentación, puesto que no se advierte que el desposeimiento reclamado
hubiese estado respaldado por procedimiento legal alguno, esto es, mediante juicio seguido
ante un tribunal en el que se cumplieran con las formalidades esenciales del procedimiento,
justamente al momento en que fue desposeído del mismo por parte de agentes de la Policía
Ministerial y esta sola situación, en oposición a lo sostenido por el Juez Federal, es suficiente
para estimar que los actos desposesorios reclamados por el agraviado lo facultan para
solicitar la protección constitucional, por la sencilla razón de que, como el propio juzgador de
amparo lo establece en su sentencia, el acto concreto de aseguramiento no constituyó
fundamentalmente el acto reclamado, que en realidad se traduce en un acto necesariamente
posterior al desposeimiento de la unidad motriz asegurada, hecho este que sí fue destacado
como acto reclamado y que este Tribunal Colegiado estima ilegal.
Más aún, como lo precisa el recurrente, a la fecha en que promovió su demanda de garantías,
diecinueve de julio de dos mil uno, todavía no se había emitido el acuerdo de aseguramiento
destacado por el Juez de Distrito.
Así pues, en el caso concreto, es de atenderse a que el inconforme reclamó, esencialmente, la
privación ilegal de sus derechos de propiedad y posesión en relación con el vehículo de motor
aludido, como una violación directa a la garantía de audiencia consagrada en el artículo 14
constitucional y, en esas condiciones, sólo debe estudiarse si la autoridad emitente del acto lo
oyó o no previamente.
Se cita como aplicable, en lo conducente, la tesis sustentada por el Segundo Tribunal
Colegiado del Vigésimo Primer Circuito, con cuyas razones comulga este Tribunal
Colegiado, visible en la página cuatrocientos cincuenta y nueve, Tomo III de la Novena
Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, correspondiente al mes de
febrero de mil novecientos noventa y seis, que establece:
"POSESIÓN, ACTOS VIOLATORIOS DE LA. INFRINGEN LOS DERECHOS
SUSTANTIVOS CONTENIDOS EN EL ARTÍCULO 14 CONSTITUCIONAL CUANDO
NO SE BRINDA AL POSEEDOR LA OPORTUNIDAD DE SER OÍDO. Tratándose de
actos violatorios del derecho de posesión, el artículo 14 constitucional establece la garantía
de audiencia, sin exigir requisito alguno en cuanto a la calidad de dicha posesión; de ahí que
acreditándose el hecho de la detentación material, los Jueces de Distrito estén obligados a
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protegerla, sin hacer declaración alguna sobre si es originaria, derivada, legítima, ilegítima,
de buena fe o de mala fe, lo que es propio de los órganos de instancia ante quienes se dirima
tal cuestión."
En consecuencia, al haber resultado esencialmente fundados los agravios propuestos, atento
lo establecido en el artículo 91, fracción I, de la Ley de Amparo, este Tribunal Colegiado
procede a revocar la sentencia recurrida y entrar, en su justa dimensión, al estudio de los
conceptos de violación cuyo examen omitió el Juez de Distrito.
QUINTO. Los conceptos de violación que hace valer la parte quejosa son del tenor literal
siguiente:
"Primero. Dispone el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos: ‘Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su ... posesiones, sino en virtud de
mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento. ...’. Hipótesis plenamente aplicable a mi persona, a mi familia, a mi domicilio
y a mis posesiones y propiedades y, en la especie, a mi vehículo. Sostengo lo anterior, porque
como lo he manifestado en supralíneas, yo obtuve el vehículo de buena fe y ello se acredita
plenamente con las documentales que se exhiben a la presente, motivo por el cual me opuse y
me opongo rotundamente a la privación de que fui objeto de dicho automotor, puesto que mi
vendedor, según lo he manifestado, también actúo al igual que yo, vendiéndomelo de buena
fe y ello se obtiene de la existencia de la factura que me fue entregada y demás documentos,
así como las circunstancias que precedieron a la compraventa y que he narrado en el capítulo
de antecedentes, por eso ahora que mi vehículo lo tienen en proceso de retención (por
investigación de un delito) lo convirtieron las responsables en mi perjuicio; primero, en
desposesión material y dominical, y segundo, en la pretensión de privarme de mi derecho de
propiedad. Ahora bien, no soslaya la suscrita que la mayoría de las leyes de procedimientos
penales y de manera específica la ley procesal penal de nuestro Estado, en su artículo 115
prevé: ‘Artículo 115. Tan luego que el Ministerio Público o los funcionarios encargados de
practicar en su auxilio diligencias de averiguación previa, tengan conocimiento de la probable
existencia de un delito ... dictarán todas las providencias necesarias ... para impedir que se
pierdan, destruyan o alteren ... y los instrumentos o cosas, objetos o efecto del mismo ...’.
También en el mismo ordenamiento procesal prealudido, el distinto numeral 170 establece:
‘Artículo 170. Los instrumentos del delito y las cosas objeto o efecto de él, así como aquellos
en que existan huellas del mismo o pudieran tener relación con éste, serán asegurados ya sea
recogiéndolos, poniéndolos en secuestro judicial o simplemente al cuidado y bajo la
responsabilidad de alguna persona, para el objeto de que no se alteren, destruyan o
desaparezcan. ...’. Dispositivos procesales que, al menos en el caso de mi vehículo no pueden
ser aplicados por las autoridades responsables, por las motivaciones y fundamentaciones
legales que expreso a continuación: No tenían las responsables, al menos previamente al
momento en que me despojaron y me retuvieron mi vehículo (7 de julio de 2001), ni un
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mínimo indicio para considerar que la unidad de la que se habla era producto de un
determinado robo, por las motivaciones que siguen: a) Carecían del conocimiento de que
alguna persona física o moral hubiera denunciado que había sido desapoderada del vehículo
que yo tengo en carácter de propietario y poseedor. Denuncia, aclaro, que hubiera sido
presentada ante alguna autoridad de otra entidad federativa o de otro país. b) Carecían del
conocimiento de que alguna persona física o moral hubiera denunciado que había sido
desapoderada del vehículo que yo tengo en carácter de propietario y poseedor. Denuncia,
aclaro, que hubiera sido presentada ante alguna de las autoridades que señalo como
responsables. c) No existía, tan siquiera, reporte alguno de las policías, de que determinada
persona física o moral, esto es, persona cierta y conocida hubiera informado que mi vehículo
era propiedad de un tercero que había sido desapoderado. Sin embargo, tanto antes de la
obligada entrega para retención como también ahora, siguen careciendo las responsables de
lo preanotado en los incisos a), b) y c). Siendo así las cosas, mi vehículo no es instrumento ni
objeto o efecto de un delito o delitos. Bajo este orden de ideas, si no hubo quien se diga
dueño de mi vehículo; si no hubo, ni hay denuncia; si no fue, ni es instrumento, objeto o
efecto de un delito; si no hay, por consecuencia, cimiento para hablarse, en el caso de mi
vehículo, de un probable delito, carecen por lógica y legal consecuencia de facultades, las
autoridades responsables para dictar contra mis particulares bienes patrimoniales (vehículo)
cualesquiera providencia porque su actuar no estará ajustado a los artículos 115 y 170
preinvocados, y me están violando la garantía de seguridad jurídica prevista por el artículo 16
constitucional que es mi prerrogativa. A mayor abundamiento, están violando la garantía de
audiencia que me otorga el mismo artículo 16 de la Ley Fundamental de la nación, porque: a)
Sin mandamiento escrito; b) Expedido por autoridad competente; y c) Que estuviere
fundando y motivando la causa legal del procedimiento. Repito, porque sin cumplir esos
predichos requisitos están desposeyéndole, interrumpiéndole y reteniéndole, un vehículo a un
ciudadano adquirente de buena fe, que ya es de su propiedad y posesión, y sobre el que no
existe dato alguno para considerarlo como instrumento, objeto o efecto de un delito, y todo
esto por abusivo pisoteo de las garantías individuales de seguridad jurídica y de legalidad.
Segundo. Ahora bien, estatuye el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos: ‘Artículo 14. Nadie podrá ser privado ... de sus propiedades, posesiones o
derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que
se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas
con anterioridad al hecho. ...’. Hipótesis garantizadora en la que me apoyo por ajustarse
cabalmente a mi caso, pues las autoridades responsables, después de desposeerme y luego de
privarme de mi unidad, me están afectando en el ejercicio y goce de mis derechos de
propiedad y posesión. Acciones seriadas, ordenamiento y ejecuciones de las responsables que
son plenamente violatorias de las garantías individuales que me otorga el dispositivo legal
pretranscrito. En efecto, para privarme de mi patrimonio deben instaurarme un
procedimiento, no cualquiera o arbitrario sino ante un tribunal, y conforme a lineamientos
legales procesales. Actos de autoridad (los legales prealudidos) que las responsables no
llevaron a cabo, sino que arbitraria y abusivamente consumaron un despojo en mi perjuicio.
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Ignacio Burgoa Orihuela, en el texto ‘Las Garantías Individuales’ al referirse a las garantías
de seguridad jurídica concretamente a las del artículo 14 constitucional expresa: ‘La
privación es la consecuencia o el resultado de un acto de autoridad y se traduce o puede
consistir en una merma o menoscabo (disminución) de la esfera jurídica del gobernado,
determinado por el egreso de algún bien, material o inmaterial (derecho), constitutivo de la
misma (desposesión o despojo), así como de la impedición para ejercer un derecho.’. La
garantía de audiencia en nuestro actual artículo constitucional se integra, según hemos
afirmado, mediante cuatro garantías específicas de seguridad jurídica, necesariamente
concurrentes, y que son: 1. El juicio previo al acto de privación. 2. Que dicho juicio se siga
ante tribunales previamente establecidos. Aquí la decisión no puede ser salomónica, esto es,
pretender partir el vehículo y darle una mitad al comprador anterior y la otra mitad al
comprador posterior de buena fe, pues tanto la legal justificación de dichos derechos civiles y
la decisión jurisdiccional de dicho conflicto de intereses, no corresponde a las responsables,
sino que es competencia de la autoridad civil. Recuérdese que debe ser: a) Mediante juicio
seguido ante los tribunales (competentes). b) Con pleno ajustamiento a las formalidades de
un procedimiento (civil) y conforme a las leyes (civiles) expedidas con anterioridad al hecho.
Todo ello, si se quiere respetar la Ley Fundamental de la nación ‘en la teoría y en la práctica’
y dar seguridad jurídica y erigir el Estado de derecho. Tercero. Como ya lo manifesté con
anterioridad las autoridades responsables violaron en mi perjuicio la garantía de legalidad que
consagra el segundo párrafo del artículo 14 constitucional, ya que las responsables sin que se
haya seguido previamente juicio en el que se me diera la oportunidad de ser oído y vencido
en el mismo, me privaron de la posesión de mi vehículo y ahora con la pretensión de
privarme de la propiedad, pretendiendo reivindicárselo a un supuesto tercero quien según
ellos tiene mejor derecho cual si fueran autoridades civiles. Así también conculcaron las
responsables en mi perjuicio lo dispuesto por el artículo 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, ya que sin mandamiento de autoridad competente que fundara y
motivara la causa legal del procedimiento, me despojaron de mi automóvil y más aún que
supuestamente lo aseguraron al no devolvérmelo, sin que haya mediado para ello, como ya lo
manifesté, mandamiento escrito de autoridad competente, puesto que en el caso concreto, se
trata del Ministerio Público, quien acorde al artículo 21 constitucional sólo tiene facultades
para la persecución de los delitos y no para la imposición de penas, como es el caso, en el que
supuestamente pretenden resarcir el daño a quien supuestamente es agraviado,
constituyéndose en tribunales invadiendo, por tanto, la esfera propia y exclusiva de la
autoridad judicial, lo que es inaceptable al vulnerar la legalidad y la constitucionalidad a que
me he venido refiriendo. Además, como ya lo manifesté en reiteradas ocasiones, la
responsable conculca lo dispuesto por el artículo 21 constitucional, toda vez que las penas de
privación de propiedad y posesión de mi automóvil y la reparación del daño que se pretende
efectuar, en favor de quien supuestamente es el agraviado, o bien, la restitución civil de las
cosas son facultad exclusiva de la autoridad judicial y no del Ministerio Público y de la
Policía Judicial o Ministerial, a quienes sólo incumbe la persecución de los delitos y de los
delincuentes, y en el caso sometido a su Señoría a estudio, resulta que acreditada se encuentra
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la adquisición de buena fe por mi parte del automóvil predescrito, por lo que deviene
improcedente el aseguramiento de mi automóvil por parte de la responsable, y en reparación
de las violaciones de garantías y en estricto respeto de las mismas, solicito a este tribunal
federal, se me conceda el amparo y protección de la Justicia de la Unión a fin de que se me
restituya en el pleno uso y goce de mis garantías violadas y se me restituya en la posesión y
propiedad de mi automóvil marca Nissan, Tsuru GST, modelo 1992, sedán 4 cuatro puertas,
motor número E16-492049M, con número de serie 2BLB13-35815, color rojo metálico.
Sirven de apoyo a lo anteriormente argumentado, los criterios sustentados por la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los cuales a la letra rezan:
‘ASEGURAMIENTO DEL OBJETO DEL DELITO, SÓLO PUEDE ORDENARLA EL
MINISTERIO PÚBLICO, TRATÁNDOSE DE FLAGRANTE DELITO.’ (se transcribe).
Tomo LXI. Página 4305. 11 de septiembre de 1939. Unanimidad de 4 votos. Primera Sala.
Semanario Judicial de la Federación. Quinta Época; ‘ASEGURAMIENTO DE LA COSA
MATERIA DEL DELITO.’ (se transcribe). Tomo XXXI. Página 1970. 26 de marzo de 1931.
Primera Sala. Semanario Judicial de la Federación. Quinta Época; ‘ASEGURAMIENTO
DEL OBJETO DEL DELITO.’ (se transcribe). Quinta Época. Instancia: Primera Sala.
Fuente: Apéndice de 1995. Tomo II, Parte HO. Tesis: 783. Página: 507;
‘ASEGURAMIENTO DEL OBJETO DEL DELITO.’ (se transcribe). Quinta Época.
Instancia: Primera Sala. Fuente: Apéndice de 1995. Tomo II, Parte HO. Tesis: 782. Página:
507; ‘ASEGURAMIENTO DEL OBJETO DEL DELITO.’ (se transcribe). Quinta Época.
Instancia: Primera Sala. Fuente: Apéndice de 1995. Tomo II, Parte SCJN. Tesis: 35. Página:
20; ‘ASEGURAMIENTO DEL OBJETO DEL DELITO.’ (se transcribe). Octava Época.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación.
Tomo: XII, julio de 1993. Tesis: II.3o.219 P. Página: 162; ‘ASEGURAMIENTO DE
BIENES PERTENECIENTES O EN POSESIÓN DE TERCEROS. REQUISITOS.’ (se
transcribe). Novena Época. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: VI, agosto de 1997. Tesis: XIX.2o.28 P.
Página: 670; ‘AMPARO. EFECTOS QUE DEBE TENER LA SENTENCIA QUE LO
CONCEDE, CUANDO SE RECLAMAN UNA ORDEN DE ASEGURAMIENTO Y SU
EJECUCIÓN.’ (se transcribe). Novena Época. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: VI, diciembre de 1997.
Tesis: III.1o.A.33 K. Página: 651; y, ‘ASEGURAMIENTO DEL OBJETO O PRODUCTO
DEL DELITO. CASO EN QUE VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA.’ (se transcribe).
Novena Época. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta. Tomo: V, abril de 1997. Tesis: XII.2o.11 P. Página: 220."
SEXTO. Son fundados los conceptos de violación.
Como se recordará, quedó evidenciado que el quejoso fue objeto, el siete de julio de dos mil
uno por parte de las autoridades responsables, del aseguramiento del vehículo motor marca
Nissan, Tsuru, modelo 1992, color rojo, con números de motor E16-492049M y de serie
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2BLB13-35815, porque el mismo había resultado con reporte de robo en el Estado de
México; lo que se corrobora con el oficio 7895 signado con esa misma fecha por los agentes
de la Policía Ministerial del Estado, intervinientes en tal aseguramiento (foja 79) y con la
diligencia respectiva de recepción por parte del representante social responsable (foja 78), es
claro entonces que el impetrante de garantías demostró que al momento en que ocurrió el
desposeimiento reclamado, sí se encontraba en posesión de la unidad motriz en comento; por
lo que en esas condiciones, el desposeimiento reclamado violenta en su perjuicio la garantía
de audiencia a que se contrae el artículo 14 constitucional al no haber mediado juicio seguido
ante un tribunal en el que se cumplieran con las formalidades esenciales del procedimiento, lo
que, desde luego, amerita conceder la protección constitucional solicitada para el efecto de
que ésta sea restituida en el goce de la garantía violada, esto es, para que sea puesto en
posesión de la unidad motriz cuyo desposeimiento reclama a través de la devolución
respectiva.
Es aplicable al caso la jurisprudencia número 44, visible en la página 33 del Tomo II del
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, Materia Penal, Primera Parte,
que es del texto y rubro siguientes:
"ASEGURAMIENTO DEL OBJETO DEL DELITO.-El aseguramiento de los objetos que
constituyen la materia del delito, puede llevarse a cabo sin necesidad de juicio previo, cuando
se encuentran en poder del mismo acusado, o de algún causahabiente suyo que puede ser
considerado como inodado en la ejecución de los actos criminosos; pero cuando se
encuentren en poder de un tercero de buena fe, es necesario vencer en juicio a dicho
poseedor."
Y se comparte la tesis XII.2o.11 P, sostenida por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo
Segundo Circuito, visible en la página 220 del Tomo V del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, correspondiente al mes de abril de 1997, que a la
letra reza:
"ASEGURAMIENTO DEL OBJETO O PRODUCTO DEL DELITO. CASO EN QUE
VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA.-La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
considerado que el aseguramiento de los bienes relacionados con el delito no infringe la
garantía prevista en el artículo 14 constitucional, aunque se dicte sin audiencia previa, por
tratarse de una medida provisional que constituye un acto de simple molestia, ya que su
finalidad consiste en la preservación de los bienes con el propósito de garantizar, entre otros,
la eventual aplicación de la pena de decomiso. Este tribunal estima que el criterio a que se
alude debe entenderse en términos hábiles, es decir, el aseguramiento del objeto o producto
del delito constituye un acto provisional o de molestia, en la medida en que sólo se convierte
en definitivo si el Juez de la causa decreta el decomiso u ordena la restitución al ofendido;
pero su naturaleza incuestionablemente se altera cuando en vez de afectar al delincuente o a
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sus cómplices o encubridores, viene a recaer en bienes en poder de terceros adquirentes de
buena fe, pues frente a éstos el aseguramiento adopta un carácter distinto, desde el momento
en que por su calidad de terceros no están en posibilidad de defenderse en el proceso para
impedir que el objeto se decomise o se restituya al ofendido, y sería absurdo sostener que aun
así debieran esperar a que el acto cambiase su condición de provisional y se consumara, para
reclamar entonces que se violó su derecho de audiencia y pretender la devolución. Por tanto,
el aseguramiento puede infringir y de hecho conculca la garantía de audiencia, si tiene lugar
sobre bienes de esos terceros, como también sucede, por ejemplo, tratándose del embargo, el
cual, como se sabe, constituye un acto de privación provisional que tiende únicamente a
garantizar el resultado del juicio, pero que es capaz de violar la garantía de audiencia cuando
recae sobre bienes que no son del demandado."
Así, al concederse la protección constitucional en torno al acto reclamado que la parte
quejosa atribuyó al agente del Ministerio Público número XI, señalado como autoridad
responsable ordenadora, debe el mismo pronunciamiento hacerse extensivo respecto del
diverso acto de ejecución que reclamó del jefe, comandante o coordinador de la Policía
Ministerial del Estado, autoridades todas con residencia en Celaya, al no combatirlo por
vicios propios.
Se comparte la tesis II.3o. J/12, sustentada por el Tercer Tribunal Colegiado del Segundo
Circuito, consultable en la página 41 del tomo 55, Octava Época de la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, correspondiente al mes de julio de 1992, que establece:
"AUTORIDADES EJECUTORAS, ACTOS DE LAS, NO RECLAMADOS POR VICIOS
PROPIOS.-Cuando el amparo y protección de la Justicia Federal se concede en contra de
actos atribuidos a las autoridades ordenadoras, tal concesión debe hacerse extensiva a las
ejecutoras al no existir impugnación por vicios propios."
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Se revoca la sentencia recurrida.
SEGUNDO.-La Justicia de la Unión ampara y protege a ... en contra del acto que reclamó del
agente del Ministerio Público XI y del jefe, comandante o coordinador de la Policía
Ministerial del Estado, autoridades todas con residencia en Celaya, coordinador mismo que
precisado quedó en el resultando primero de esta ejecutoria. El amparo se concede para los
efectos señalados en la parte final del considerando sexto que antecede.
Notifíquese; engrósese, con testimonio autorizado de esta resolución vuelvan los autos a su
lugar de procedencia y, en su oportunidad, archívese el presente expediente como asunto
concluido.
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Así, lo resolvió el Quinto Tribunal Colegiado del Décimo Sexto Circuito, por unanimidad de
votos de los señores Magistrados: presidente José Juan Trejo Orduña, Lorenzo Palma
Hidalgo y Sergio González Esparza, siendo relator el segundo de los nombrados.
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