FRANCIA (PROVENZA–ALPES–COSTA AZUL)

FRANCIA (PROVENZA–ALPES–COSTA AZUL) y
MÓNACO
FICHA TÉCNICA DEL VIAJE
PREPARACIÓN DEL VIAJE
15/04/11, Viernes: CÁDIZ – SALOU (TARRAGONA)
16/04/11, Sábado: SALOU – LE MUY (FRANCIA)
17/04/11, Domingo: LE MUY - GASSIN – RAMATUELLE – SAINT-TROPEZ – SAINTRAPHAËL – MENHIR D'AIRE-PEYRONNE – MENHIR DE VALESCURE – LE
MUY
18/04/11, Lunes: LE MUY – DÓLMEN PIERRE DE LA FÉE – TOURTOUR – DÓLMEN DE
MARENQ – GARGANTAS DEL VERDON – BARGÈME – LE MUY
19/04/11, Martes: LE MUY – MÓNACO (MÓNACO) – EZE (FRANCIA) – SAINTEAGNÉS – LE MUY
20/04/11, Miércoles: LE MUY – CANNES – ANTIBES – CABO DE ANTIBES – SAINTPAUL DE VENCE – LE MUY
21/04/11, Jueves: LE MUY - NIZA – COARACE – LE MUY
22/04/11, Viernes: LE MUY – DÓLMEN ADRETS I – DÓLMEN LA GASTÈE – LE MUY
23/04/11, Sábado: LE MUY – REQUENA (ESPAÑA)
24/04/11, Domingo: REQUENA (VALENCIA) – CÁDIZ
VALORACIÓN FINAL DEL VIAJE
FICHA TÉCNICA DEL VIAJE
FECHAS: del 15 al 24 de abril de 2011
TOTAL DÍAS: 10
KM. RECORRIDOS: 4.552,6
GASTO TOTAL DEL VIAJE: 1.209,21 €
GASTO MEDIO DIARIO: 120,92 €
PREPARACIÓN DEL VIAJE
Una vez más se acerca la Semana Santa, y eso significa que tenemos 10 días de
vacaciones. Al igual que hemos hecho en otras ocasiones, decidimos ir a FRANCIA, que es
un país que nos encanta, con nuestro coche, un Citroën Xsara Picasso, ya que así tendremos
una libertad de movimientos total. Esta vez decidimos visitar una región del sur del país que
está pegada a ITALIA: se llama PROVENZA – ALPES – COSTA AZUL (en francés,
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PROVENCE – ALPES – CÔTE D'AZUR); en esta región se enclava, además, un minúsculo,
curioso y bonito país llamado MÓNACO. Esta región se relaciona, con razón, con el lujo, el
glamour, los yates y mansiones enormes, los multimillonarios y la gente famosa, es decir,
todo lo contrario de lo que a nosotros nos gusta; pero lo cierto es que, esta región, sus
pueblos, ciudades y paisajes ya eran bonitos antes de ser invadidos por la jet-set, y no hay
motivos para renunciar a ellos. Además, también nos brinda la oportunidad de disfrutar de
algunos monumentos megalíticos que se enclavan en esta zona y a los que tanto nos hemos
aficionado. La región está formada por 6 Departamentos (algo parecido a nuestras
provincias) de los que sólo podremos visitar dos, por razones de tiempo: VAR y ALPES
MARITIMES, los dos costeras.
Después de bucear en Internet y de recabar información en foros, blogs y webs,
diseñamos una ruta con aquellas cosas que, en nuestra opinión, merecen la pena ser
visitadas y comprobamos que es factible su visita en el número de días que disponemos.
El trayecto de ida lo haremos en dos días, haciendo noche en SALOU
(TARRAGONA), que está a unos 1.000 km. de CÁDIZ. Buscando por Internet, encontramos
y reservamos en la web de atrapalo.com el Hotel Molinos Park (N 41º 03' 43.38" E 01º 09'
51.09"), de 3 estrellas, que por tan sólo 34,00 € nos proporciona una habitación doble con
desayuno y cena (bebidas aparte). El pago se hace en el hotel, al llegar. Cuando finalizamos
la reserva, entramos en la web de destinia.com y comprobamos que el mismo hotel y con el
mismo régimen de comidas lo ofertaban por 31,83 €; siempre hay que mirar en varios sitios
antes de decidirse. De todas formas, nos ha salido superbarato.
Siguiendo la agradable experiencia de otros años, decidimos alquilar un bungalow o
chalet en un camping que esté bien situado, de acuerdo con lo que queremos visitar, para
usarlo de centro de operaciones. Tras mucho rebuscar, nos decidimos por el Camping Sellig
(N 43º 28' 01.09" E 06º 32' 56.55"), situado a la entrada de LE MUY (VAR), a 1 km. de la
autopista; un chalet prefabricado, totalmente equipado y con capacidad para 5 personas
nos cuesta en total 231,60 € por 7 noches (de sábado a sábado). La reserva la hacemos en
su web: www.campingsellig.com y el pago lo hacemos con tarjeta.
El regreso a casa lo haremos también en dos jornadas, para lo que reservamos un
hotel en REQUENA (VALENCIA), concretamente el Hotel Paraje San José (N 39º 29'
04.81" O 01º 04' 40.73"), de 4 estrellas, situado a las afueras del pueblo y al lado de la
autovía, por lo que apenas si tenemos que desviarnos. La reserva la hacemos en atrapalo.com
y nos cuesta 55,25 € la doble con desayuno. Pago en la web con tarjeta.
Los días anteriores a la salida, hemos ido llevando al coche la intendencia habitual
en estos casos, para no tener que llevarlo todo de golpe: comida, bebida, sábanas, colcha,
almohada, pareos para secarnos, etc. Menos mal que el maletero es bastante amplio. No nos
olvidamos del TomTom ni del mapa de Francia.
15/04/11, Viernes. Vamos pa Salou: CÁDIZ – SALOU (TARRAGONA). 1.024,3 km.
11h 46'.
Qué bien, hoy comienzan nuestras vacaciones de Semana Santa y hemos decidido
volver a FRANCIA, en concreto a la COSTA AZUL. Vamos en nuestro coche, que una vez
más nos lleva de una punta de ESPAÑA a la otra sin dificultad.
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Salimos de CÁDIZ a las siete y diez de la mañana, con 17º de temperatura y cielo
algo cubierto, aunque a las doce ya estamos a 23º y luce el sol. Como hacemos
habitualmente, cada dos o tres horas paramos un rato para descansar y estirar las piernas.
Vamos por la A-4 y, al pasar por Despeñaperros, observamos que están construyendo unos
puentes altísimos que, sin duda, facilitarán la circulación, pero suponen un auténtico
atentado visual (estamos en un Parque Natural). En MANZANARES cambiamos a la A-43 y
luego a la A-3; al llegar a VALENCIA, tomamos la autopista de peaje A-7 que nos lleva
hasta SALOU (TARRAGONA).
El TomTom nos lleva directamente hasta la puerta del Hotel Molina Park (N 41º 03'
43.38" E 01º 09' 51.09"), de 3 estrellas. Está en una calle en cuesta en la que todas las
plazas de aparcamiento están ocupadas; afortunadamente, en su parte superior, a sólo unos
metros del hotel, hay un pequeño solar con coches aparcados y sitio para dejar el nuestro
(el hotel ofrece parking propio en la misma puerta, pero es de pago). Como sólo vamos a
estar una noche, cogemos lo imprescindible (ya lo llevábamos preparado) y caminamos hasta
el cercano hotel. Estamos deseando verlo ya que 34,00 € por una habitación doble en media
pensión nos parece demasiado barato y nos tememos que pueda ser algo cutre. Pero no;
está bastante decente, eso sí, repleto de ingleses muy, muy colorados y algunos bastante
colocados. Pagamos con tarjeta al llegar y subimos a la habitación, que resulta ser bastante
aceptable, limpia y amplia, con cuarto de baño completo y una terraza con vistas al mar.
Como hemos subido la neverita con el hielo y las bebidas, nos tomamos un par de copas y
salimos a dar un paseo por los alrededores; antes, nos acercamos al restaurante-buffet
para ver lo que hay y lo que vemos nos agrada. El hotel está cerca de una calita muy bonita
que visitamos mientras estiramos las piernas. Regresamos, hacemos un recorrido por las
zonas comunes del hotel y subimos a comer. La cena-buffet no es para tirar cohetes, pero
las cosas que hay, que no son demasiadas, están ricas y bien cocinadas (Lola se come,
incluso, un plato de mejillones). Como siempre, ofrecen cosas que no engordan pero
terminas eligiendo las que sí. En fin, las vacaciones son para disfrutarlas (y para engordar).
Eso sí, las bebidas son muy caras: 1,50 € un botellín de medio litro. Mañana pensábamos
salir a las 8, pero resulta que el comedor abre a esa hora para el desayuno, por lo que
tendremos que retrasar la salida.
Subimos a la habitación, nos duchamos y nos acostamos en una cama enorme.
16/04/11, Sábado. Buena impresión del camping donde vamos a estar una semana:
SALOU – LE MUY (FRANCIA). 691,7 km. 8h.
Nos levantamos, recogemos las cosas y a las ocho menos cinco ya estamos en la
puerta del comedor, esperando a que abran para desayunar. Lo hacen a las ocho en punto y
entramos los primeros. El desayuno buffet está correcto. Teníamos nuestras dudas sobre
este hotel debido a lo barato que es, pero tanto la habitación, como la cena, como el
desayuno nos han gustado. Lo único malo es que está plagado de ingleses que beben más de
la cuenta y que hacen mucho ruido cuando van a acostarse, tanto ellos como los cientos de
niños que han traído.
Salimos a las nueve menos veinte, con 13º de temperatura y el cielo nublado, de
hecho, chispea un poco. Echamos gasoil (1,378 € el litro de gasoil extra) y enfilamos la
autopista de peaje AP-7 que nos lleva, en 3 horas, a FRANCIA. Justo antes de entrar, en
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una gasolinera de LA JUNQUERA, compramos cubitos de hielo (2 kg. = 2,45 €) para tener
bebidas frías cuando lleguemos a nuestro destino; aquí está el gasoil a 1,392 €/l. Desde
casa hasta la frontera francesa hay 1.290,6 km. En la frontera no hay ni rastro de policías
españoles o franceses. En las autopistas francesas, el gasoil varía entre 1,45 y 1,50 €/l.
Hace buen tiempo.
Una vez en FRANCIA, seguimos por la autopista A-9 que discurre paralela a la
costa mediterránea. Tiene tramos de peaje y tramos gratuitos. Paramos a comer en uno de
las maravillosas áreas de descanso (en francés, "aires") de las autopistas francesas. Al
llegar a NÎMES tomamos la A-54, luego la A-7 y, al llegar a AIX-EN-PROVENCE cogemos la
A-8 que llega hasta la frontera italiana.
A las cinco menos cuarto, con 20º de temperatura y cielo despejado, llegamos al
Camping Sellig (N 43º 28' 01.09" E 06º 32' 56.55"), situado a la entrada de LE MUY
(VAR), a 1 km. de la autopista. Estamos un poco moscas porque cuando hicimos la reserva y
ya habíamos pagado, nos enviaron un correo electrónico de confirmación diciéndonos que al
llegar tendríamos que depositar una fianza (caution)de 450,00 €. Se lo comentamos a la
dueña del camping que nos explica que sólo es un pre-pago realizado con la Visa y que si no
realizamos ningún desperfecto en el chalet no lo ejecutarán. Nos da la llave del chalet y un
llavero magnético para abrir las barreras que hay a la entrada y a la salida del camping. Le
preguntamos si tiene Wi-Fi y nos responde que sí, pero que hay que pagarlo aparte (además
es carísimo), por lo que pasamos.
Aparcamos junto al chalet y tomamos posesión de él. Es muy parecido a los
que hemos habitado en otras ocasiones. Un chalet prefabricado, con 2 dormitorios, un
cuarto de baño, una cocina totalmente equipada (incluye nevera y microondas), un salón con
sofá, mesa y sillas y un porche con mesa y sillas. Siempre los alquilamos de 2 dormitorios
porque la diferencia de precio con respecto a los de 1 es mínima y así podemos usar el más
pequeño como despensa y vestidor. Nos tomamos una copa mientras colocamos en los
armarios la comida, los enseres y la ropa; nos tomamos otra copa y quemamos romero; nos
tomamos otra copa mientras damos un paseo por el camping para conocerlo y ponerle faltas.
Hay muy pocas personas, a las que saludamos educadamente mientras cotilleamos un poco.
Este es un camping pequeño, de ambiente familiar, que abrió hace unos días. Sólo tiene unas
pocas parcelas para colocar la tienda o la caravana, aunque muy amplias. En el 95% de las
parcelas hay bungalows o chalets prefabricados, algunos para alquilarlos pero muchos otros
son propiedad de sus moradores, que los han "tuneado" (algunos tienen hasta un huerto). El
bar y la piscina están cerrados. Le decimos a la dueña que no conseguimos encender la luz
del cuarto de baño y nos dice que le dará aviso a su marido. Nuestro chalet tiene capacidad
para 5 personas y nos cuesta en total 231,60 € por 7 noches (de sábado a sábado). La
reserva la hicimos en su web: www.campingsellig.com y el pago lo realizamos por adelantado
con tarjeta. Junto al chalet pasa un riachuelo con una pequeña cascada.
Entre copa y copa, aprovechamos para limpiar los cristales del coche, que tienen
miles de mosquitos de dos nacionalidades estampados contra ellos. Luego nos sentamos en
el porche a tomar el sol. Llega el dueño y nos explica que hay un interruptor un poco oculto
que enciende la luz; que despiste tenemos. Después, duchita y cena. Esta tarde, después de
tantos kilómetros, nos apetece tontear y pasar el tiempo como si no existiera. Que bien
viene quitarse el reloj. Y algo más.
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17/04/11, Domingo. Primer contacto con la costa de la jet-set: LE MUY - GASSIN –
RAMATUELLE – SAINT-TROPEZ – SAINT-RAPHAËL – MENHIR D'AIREPEYRONNE – MENHIR DE VALESCURE – LE MUY. 141,1 km. 7h 50'.
Esta noche ha hecho fresquito, así que vamos a tener que abrigarnos más. Hoy
comienza nuestra andadura por tierras de PROVENZA – ALPES – COSTA AZUL, más
concretamente por el Departamento de VAR.
Aunque el despertador suena a las 8, nos hacemos los remolones y nos levantamos
más tarde. Hemos descansado muy bien después de los dos días tan cañeros, en lo que a
kilómetros se refiere.
Tras desayunar, salimos algo pasadas las diez, con 15º y cielo despejado. Llegamos a
la barrera de salida, pasamos el llavero magnético por el lector, pero no se abre; pronto
tenemos a otros dos coches detrás nuestra y la recepción está cerrada. Uno de los
conductores nos pide que nos echemos a un lado, pasa su llavero, la barrera se abre y se
marcha sin más. Merci beaucoup, monsieur. La otra conductora pasa su llavero y nos dice
que aprovechemos para salir, a continuación sale ella. Merci beaucoup, madame. No todos
los franceses son iguales.
Programamos el TomTom para que nos lleve a GASSIN (2.700 habitantes), que
forma parte de la asociación "Los pueblos más bonitos de Francia". Aunque se encuentra a
sólo 36 km. de distancia, tardamos 45 minutos en llegar, ya que vamos todo el tiempo por
comarcales y al llegar al Golfo de Saint-Tropez, la circulación se ralentiza debido a que la
velocidad se limita a 50 km/h., hay muchos semáforos y el tráfico es muy denso. En la
misma entrada del pueblo hay un pequeño parking gratuito (N 43º 13' 50.20" E 06º 35'
07.60") donde dejamos el coche. El pueblo no está mal, pero los hemos visto mejores, y en
FRANCIA precisamente: en nuestra cabeza y en nuestro corazón están CARCASSONNE,
MONT SAINT-MICHEL, MONCORTOUR y tantos otros. Junto al parking hay una "Table
d'Orientation", un conjunto de azulejos en los que se ha pintado una panorámica del paisaje
que estamos viendo con indicación de lo que es cada cosa. Desde aquí hay una bella vista del
Golfo de Saint-Tropez y de los Montes Maures. GASSIN está muy bonito con la
primavera adornando sus calles. Paseamos tranquilamente por sus tres calles, llegamos a la
céntrica Plaza Dei Barri, repleta de restaurantes y terracitas, vemos un curioso Pozo con
un antiguo grifo para sacar el agua, entramos en la Capilla de Notre Dame de
l'Assomption, que no tiene mayor interés y regresamos al coche.
Le decimos ahora al TomTom que nos lleve a RAMATUELLE. Por el camino vemos un
molino de viento y paramos en la cuneta (N 43º 12' 49.21" E 06º 36' 18.22") para verlo; se
trata de uno de los Molinos de Paillas, restaurados recientemente. Se puede visitar,
aunque no merece mucho la pena, es más bonito por fuera. A su lado hay una docena de
coches Citroën 2 caballos, de todos los colores.
Desde aquí vamos directos a RAMATUELLE (2.100 habitantes), y a llegar nos
encontramos con que han instalado un Mercado provenzal (lo colocan los jueves y los
domingos por la mañana) y no hay ni un sitio libre para aparcar; damos algunas vueltas hasta
que encontramos un hueco en una pequeña urbanización a las afueras. Damos un paseíto
hasta llegar al pueblo y vemos los puestos del mercadillo, que no son nada del otro mundo y
además tienen unos precios bastante caros; ofrecen desde ropa hasta quesos, pasando por
verduras, frutas y hortalizas de cultivo ecológico. En la Plaza de l'Ormeau se encuentran
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la Oficina de Turismo (que está cerrada) y la Iglesia de Notre-Dame, del siglo XVII, que
no es gran cosa. Desde aquí parte un pequeño pasaje que nos introduce en la zona medieval
de la ciudad, de origen sarraceno, que es peatonal: lo primero que vemos es una panadería
(en francés, boulangerie) artesanal; qué ricos están los panes artesanales franceses. Hay
muchísima gente paseando por las estrechas y empinadas calles de suelo empedrado; está
todo muy bien cuidado, con abundancia de plantas. Cuando nos damos cuenta, ya hemos
terminado la visita, y es que el pueblo es muy pequeño.
Regresamos al coche y programamos el TomTom para que nos lleve a un parking en
SAINT-TROPEZ. Por el camino, intentamos buscar un sitio donde parar a comer unos
bocadillos, pero no encontramos ninguno. Vemos que hay algunas desviaciones para ir a
playas y nos metemos por un par de ellas a ver si encontramos algo, pero nada. Finalmente,
llegamos a SAINT-TROPEZ (5.600 habitantes) y dejamos el coche en un céntrico parking
al aire libre (N 43º 16’ 10.39” E 06º 38’ 22.41”), en la Place des Lices, aunque tenemos que
esperar unos minutos a que se quede alguna plaza libre, ya que está lleno. Estamos en plena
Ciudad Vieja (en francés, Vielle Ville). Caminamos por una concurrida calle comercial y
salimos directamente al Puerto, donde se encuentran atracados docenas de yates a cual
más lujoso; aunque algunos ofrecen paseos, a razón de 9,00 € la hora, la mayoría son para
uso privado. Hay bastante animación en los alrededores del Puerto, donde también hay
atracadas humildes barquitas de pesca, ya que aquí no todo el mundo vive del turismo. La
radical transformación de SAINT-TROPEZ de un pueblo de pescadores a un coto para la
jet-set, se produjo a mediados del siglo pasado, siendo su gran potenciadora la película "Y
Díos creó a la mujer", rodada en 1956 por Goddard con Brigitte Bardot como protagonista;
hay carteles de ella por doquier. Las numerosas terrazas de los caros restaurantes que hay
por el puerto están a rebosar de gente pija comiendo esos platos combinados compuestos
por enormes ensaladas y un poquito de proteínas. También hay heladerías y un kebab al
estilo francés. Seguimos la visita y vemos el Golfo de Saint-Tropez, la cónica Torre del
Portalet y la Playa de la Ponche, situada entre esta torre y la Torre Vieja. Luego vamos al
Ayuntamiento, que está cerrado, y a la Iglesia Parroquial, que también está cerrada. Esta
iglesia, edificada en estilo barroco en el siglo XVII, destaca por su espigado campanario
pintado de color ocre Siena; desde la proximidad es muy difícil apreciarlo bien porque las
calles son muy estrechas y no hay espacio, pero desde el puerto hay una bonita vista de la
ciudad vieja y del campanario sobresaliendo por encima, de hecho, esta estampa es el
emblema de la ciudad. Vagamos sin rumbo por las estrechas callejuelas de la ciudad vieja,
desistimos de subir a la Ciudadela, construida en la Edad Media, ya que la están
restaurando y sólo se visita una parte; además, desde aquí abajo no parece gran cosa.
Continuamos paseando hasta que llegamos de nuevo al puerto y desde aquí regresamos al
aparcamiento. Nos cuesta 2,40 € por una hora.
Vamos ahora por la carretera D-7 que bordea el Golfo de Saint-Tropez, pegada a
la costa, y paramos junto a una calita donde nos comemos un pic-nic con el estupendo pan
francés que compramos esta mañana. Esta carretera es muy bonita porque va pegada al Mar
Mediterráneo y se ven muchas calas, pero es tremendamente lenta debido a la cantidad de
rotondas y semáforos que tiene.
Nuestro siguiente destino es SAINT-RAPHAËL (34.000 habitantes). Vamos
circulando por el ambientadísimo Paseo Marítimo cuando vemos que un coche deja un
aparcamiento libre y no nos lo pensamos dos veces; además, es gratuito. Aunque este pueblo
no es tan glamuroso como SAINT-TROPEZ, está repleto de turistas y hay numerosos yates
en su Puerto, donde también han instalado un mercadillo al aire libre con unos precios
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imposibles. A pesar de que estamos a 22º de temperatura, hay mucha gente tomando el sol
en la Playa pero nadie se baña. Al final del puerto se encuentra la Estación Marítima en
cuyo tejado han puesto un agradable Jardín y un Mirador que ofrece una panorámica
completa de la ciudad. Al lado hay un parking subterráneo (N 43º 25' 20.11" E 06º 45'
56,86"). Desde aquí vamos al edificio más emblemático de la ciudad: la Basílica de Notre
Dame de la Victoire, construida en el siglo XIX en estilo romano-bizantino, y que es mucho
más bonita por fuera que por dentro. Después de esta visita, regresamos al coche.
Ahora sí, vamos a buscar menhires, algo que nos encanta. El primero, llamado
MENHIR D'AIRE-PEYRONNE, lo encontramos sin dificultad. Para ello, programamos en el
TomTom las coordenadas que habíamos buscado en Google Earth: N 43º 26’ 01.93” E 06º
50’ 05.11” que corresponde a un lugar donde se puede aparcar el coche. Para llegar hasta
allí, cogemos la carretera D-37 que va de SAINT-RAPHAËL a AGAY y, en una rotonda,
seguimos por una carrera sin salida que tiene un cartel que pone: "Access reservé à
carriere de cadus". Las coordenadas corresponden con un lugar donde justo finaliza el
asfalto. A la derecha parte un ancho carril, en ligero ascenso, y a 70 m. a la derecha está el
menhir, que es pequeñito pero resultón. Hay bastantes coches aparcados y gente que va a
alguna parte, pero no sabemos dónde y vemos que haya nada de interés por aquí (salvo el
menhir que no parece importarle a nadie).
Subimos al coche y vamos ahora a ver el MENHIR DE VALESCURE. De nuevo
introducimos unas coordenadas: N 43º 26’ 58.09” E 06º 49’ 05.24”, que nos llevan al
cercano Boulevard Jacques-Baudino, donde dejamos el coche aparcado en el arcén.
Caminamos 80 m. hasta llegar a una rotonda llamada Carrefour des Veyssieres y llegamos al
menhir, que está en plena rotonda, aunque la culpa es del ingeniero que la diseñó, ya que el
menhir lleva aquí 4.500 años, desde la Era Calcolítica. Esta hecho de piedra arenisca.
Para finalizar, queremos visitar el MENHIR DE VEYSSIERES. Introducimos sus
coordenadas N 43º 27’ 12.03” E 06º 49’ 32.22” y el TomTom nos indica que está a 2 km.
Comenzamos a circular hasta que intenta meternos por una calle cortada, así que damos la
vuelta y cogemos por una calle paralela; nos metemos en una urbanización repleta de
chalets y de cuestas hasta que llegamos a otra calle sin salida. El TomTom insiste en que el
menhir está a 200 m. pero no lo vemos, parece como si estuviese en el interior de una finca.
Damos un par de vueltas más hasta que desistimos. Al volver a CÁDIZ comprobamos que las
coordenadas son correctas, y que el menhir está a sólo 1 km. del anterior, en la
urbanización en la que estuvimos dando vueltas, pero el TomTom se hizo un lío y no supo
llevarnos. El menhir se encuentra en la Rue Albert Camus, 305, pegado a la calle.
Bueno, de tres hemos visto dos, no está tan mal. Regresamos al camping. El día ha
sido bastante completo. Cuando llegamos, buscamos a la madame (que vive en la única casa
de piedra que hay dentro del camping) y le explicamos lo que nos pasó esta mañana con el
llavero magnético (sin embargo para entrar no hemos tenido problemas). Quedamos mañana
a las 9 en la recepción para buscar una solución.
Como es temprano (6 de la tarde) y hace muy buen tiempo, tenemos sesión
peluquera y Jose termina pelado y afeitado en el jardín del chalet, más guapo todavía, para
sorpresa de algún campista que aprovecha el evento para entablar una pequeña
conversación. Y ya, el resto de la tarde transcurre tranquila; bueno, tenemos una inquietud:
¿quién ganó anoche, el Madrid o el Barca?
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Cuando oscurece, refresca y nos metemos dentro. Cerveza, ducha, cerveza, cena,
cerveza y a la cama.
18/04/11, Lunes. Dólmenes, gargantas, curvas y pueblos bonitos: LE MUY – DÓLMEN
PIERRE DE LA FÉE – TOURTOUR – DÓLMEN DE MARENQ – GARGANTAS
DEL VERDON – BARGÈME – LE MUY. 242,6 km. 10 h 36'.
Bueno, pues después de desayunar, a las 9 en punto llegamos a la barrera de salida,
pasamos el llavero magnético y… se abre sin problemas. Se lo decimos a la madame, que está
esperándonos en la recepción quien nos asegura no saber qué ha pasado. El cielo está
despejado, aunque sólo estamos a 10º.
Programamos el TomTom para que nos lleve a la primera visita de hoy, el DÓLMEN
LA PIERRE DE LA FÉE, situado en la localidad de DRAGUIGNAN. Cogemos la carretera
N-555 y, al pasar por TRANS-EN-PROVENCE, vemos que hay un "Carrefour" con gasolinera
y entramos a llenar el depósito, ya que las gasolineras de los supermercados franceses son
más baratas que las convencionales. Las coordenadas que introdujimos en el GPS (N 43º 32'
2.05" E 06º 27' 11.51") nos llevan hasta un pequeño aparcamiento que hay junto al dólmen.
Situado junto a unas casas, impresiona el tamaño del dólmen (más de 3 m. de altura), que
además se encuentra en bastante buen estado. Su nombre en francés significa "La piedra
del hada" y su tapa superior pesa alrededor de 25 toneladas. Se le calcula una antigüedad
de 4.500 años. La base está restaurada y algunos vándalos han escrito pamplinas en los
ortostatos, pero a pesar de todo es magnífico; nos encanta como se yergue fabuloso. Debe
ser extraño asomarte a la ventana de tu casa y ver un dólmen tan grande a unos metros; en
fin, a todo se acostumbra uno.
A continuación vamos a TOURTOUR (481 habitantes), que forma parte de "Los
pueblos más bonitos de Francia", y en verdad lo es. Está ubicado a 635 m. de altitud y se le
conoce como "El pueblo en el cielo de la Provenza". Hay un aparcamiento, en N 43º 35’
20.42” E 06º 18’ 14.26”, justo a la entrada, pero es muy pequeño y está completo, así que
entramos en el pueblo, giramos a la izquierda y aparcamos donde podemos. Subimos
andando hasta la Iglesia de Saint-Denis, del siglo XI, que no está mal. Junto a ella hay un
Mirador con la típica Mesa de Orientación, desde el que se divisa una amplia panorámica
del valle. Bajamos por la misma calle y llegamos al Castillo Comunal (Château Communal),
construido en el siglo XVII y que alberga a la Oficina de Turismo, donde nos dan un plano
del pueblo. El castillo también sirve de sede al Ayuntamiento (Mairie); al lado se
encuentran unas curiosas Esculturas metálicas de enormes insectos, realizadas por Bernard
Buffet. Enfrente del castillo hay una bonita Fuente y el Portalet, un arco por el que hemos
entrado al pueblo. A continuación se encuentra la Plaza Bernard Buffet, una amplia
explanada donde se juega a la petanca, deporte que levanta pasiones en esta región, y sirve
de mercado al aire libre. Llegamos a la Plaza des Ormeaux, epicentro de la localidad,
repleta de restaurantes con terrazas, tiendas de artesanía, galerías de arte y fuentes.
Pasamos bajo un arco y, a la derecha, se encuentra la Calle Countadou, que es
superestrecha; subimos por ella, viendo bonitas fachadas de piedra con plantas y flores de
todos los colores, hasta llegar al Castillo Viejo (Vieux Château), del siglo XII, que está
cerrado. Observamos que las calles están rotuladas en francés y en provenzal, un dialecto
del occitano que sólo lo hablan unas pocas personas en esta región. Hay muchas Fuentes en
este empinado pueblo. Nos llama la atención que algunas ventanas tienen escalones de
acceso, debido a que anteriormente fueron puertas; el resultado es muy curioso. Hay
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diversos carteles por el pueblo anunciando un Museo de Fósiles (Musée des Fossiles), pero
cuando llegamos está cerrado, al igual que el Molino de Aceite Comunal (Moulin à Huile
communal), construido en el siglo XVII y que sigue en activo, aunque una parte está en
ruinas. Cerca hay una coqueta placita, llamada La Placette, a la que no le falta una fuente.
Giramos a la derecha y bajamos hasta una pequeña Cascada. Finalmente, regresamos hasta
la Plaza des Ormeaux y volvemos al coche. Este pueblo es bonito, tranquilo y agradable.
Ahora vamos a ver el DÓLMEN DE MARENQ, que está más escondido, pero nos
encantan estas búsquedas campo a través. Programamos el TomTom para que nos lleve
hasta donde hemos calculado que se puede llegar con el coche: N 43º 36' 42.64" E 06º 23'
06.10". Estas coordenadas corresponden al comienzo de un carril asfaltado, estrecho y
empinado que sale de la carretera D-51, entre AMPUS y CHÂTEAUDOUBLE. Avanzamos un
poco con el coche pero el carril se pone cada vez peor y aprovechamos un hueco para dar la
vuelta y aparcarlo a la entrada, donde habíamos previsto inicialmente. Observamos que,
tirada en el suelo, hay una señal rota que indica que por aquí se va al dólmen. Caminamos
subiendo una fuerte pendiente durante unos 750 m. Tras dos pronunciadas curvas a la
izquierda, viene otra a la derecha, de la que parte un sendero (hay una flecha pintada en
una roca señalando al carril y un poste con una señal indicando que, en dirección contraria, a
3,4 km. se encuentra Notre Dame de Spiluque). Las coordenadas donde comienza este
sendero son N 43º 37' 00.77" E 06º 23' 11.34". Nos introducimos en él, seguimos subiendo
y, a unos 200 m., cogemos una bifurcación a la izquierda y, 120 m. más adelante, llegamos a
un cruce de cuatro caminos; una flecha pintada en una roca que está partida indica que
debemos coger a la izquierda, pero no la vemos y seguimos al frente. Al ver que nos
alejamos de las coordenadas donde estimamos que está el dólmen, retrocedemos de nuevo
hasta el cruce de cuatro caminos y cogemos a la izquierda (a la vuelta, colocamos bien la
piedra con la flecha, para que se pueda ver). A 160 m., aparece una estrecha vereda a la
izquierda, con un cartel que indica que el dólmen está a 60m. Efectivamente, allí está, en N
43º 36' 50.59" E 06º 22' 59.31". Se ha resistido un poco pero, al final, lo encontramos; no
es tan espectacular como el anterior, pero ahí queda. Al volver, comprobamos que alguien ha
ido pintando flechas indicando el camino que lleva al dólmen, pero el tiempo las ha ido
borrando y casi no se ven. El regreso no es tan cansado, ya que vamos todo el tiempo cuesta
abajo. En total, 1,4 km. a la ida y otros tantos a la vuelta. Antes de subir al coche, cogemos
un poco de romero para aromatizarlo.
Nuestro próximo destino son las GARGANTAS DEL VERDÓN (Gorges du Verdon).
Son unas gargantas formadas por el río Verdón que finalizan en el Lago de Santa Cruz. Las
aguas son de un verde turquesa precioso, lo que sumado a la profundidad de las gargantas
(más de 200 m. en algunos tramos), convierten el paisaje en algo espectacular. Las
gargantas miden 21 m. de largo, tienen una anchura de entre 6 y 100 m. en el fondo y de
200 y 1.500 m. en su parte superior, y están flanqueadas por dos carreteras que discurren
casi paralelas a ellas, la D-71 por el sur y la D-952 por el norte, así que decidimos ver las
dos.
Comenzamos por la D-71, y tras varios kilómetros de recorrido, paramos en un
mirador llamado Balcón de la Mescla (43º 44' 28.66" E 06º 22' 55.19"); hay restos de
cristales de coche rotos, con toda la pinta de que los han robado, aunque no se ve mal
ambiente alrededor. Procuramos no dejar nada a la vista y bajamos unos escalones hasta
llegar a un balcón desde el que disfrutamos de la primera vista de las gargantas; estamos
justo sobre un precioso meandro formado por el río. Hace un poquito de fresquito, así que
hacemos las fotos rápido. Unos 150 metros más adelante, se encuentra el "Restaurant Le
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Relais des Balcons", que tiene un amplio aparcamiento donde dejamos el coche, ya que
enfrente hay otra escalera que baja hasta un segundo balcón, aunque las vistas que se ven
son muy parecidas a las del anterior.
De nuevo en el coche, seguimos por la carretera hasta llegar al Puente de l'Artuby,
que tiene zonas para aparcar en ambos lados. Paramos y caminamos hasta el centro del
puente, que cruza sobre las gargantas, haciendo algunas fotos; regresamos al coche y
aprovechamos para comernos unos bocadillos.
Continuamos y, después de muchos kilómetros de curvas y cuestas, en los que
paramos en algunos miradores, y atravesamos AIGUINES, llegamos al Lago de SainteCroix (donde desemboca el Río Verdón) y, cruzamos un puente que sirve de frontera entre
el DEPARTAMENTO DEL VAR y el DEPARTAMENTO DE LOS ALPES DE ALTA
PROVENZA; al salir del puente, a la izquierda, hay una amplia explanada donde dejamos el
coche. Caminamos hasta el centro del puente desde donde se disfruta de una preciosa vista
del final de las gargantas, a un lado, y de la ribera del lago, al otro. Hay mucha gente
navegando por el río y por el lago con hidropedales o con piraguas. El agua tiene un color
precioso y en el lago hay un embarcadero y una pequeña playa de arena.
Aquí comienza la carretera D-952, que permite ver las gargantas desde su cara
norte. Una fuerte subida nos lleva hasta un Mirador desde el que se disfruta de una
excelente panorámica del lago y del comienzo de las gargantas. Seguimos recorriendo la
carretera, llena de curvas y de cuestas hasta llegar al mirador más famoso, conocido como
Point Sublime, situado cerca de ROUGON. Dejamos el coche en un aparcamiento gratuito
(N 43º 47’ 38.75” E 06º 23’ 54.33") y seguimos a un grupo que acaba de llegar y que
parece que conoce la zona; subimos un repecho y llegamos hasta una Estela de piedra
levantada en homenaje a Isidore Blanc, quien junto a Edouard Alfred Martel, protagonizó
en 1905 el primer descenso de las gargantas. Estamos en una zona de lajas calizas, sin
carteles indicadores, en las que hay algunas personas vagando como perdidas; seguimos lo
que parece ser un sendero, pero al rato desistimos porque tenemos la sensación de que nos
lleva al fondo de las gargantas. Retrocedemos y le preguntamos a una pareja que nos
indican la dirección correcta. Efectivamente, en unos minutos llegamos a un balcón de
hierro, colgado a 200 m. de altura, desde el que se disfruta de una bonita vista de las
gargantas, pero no mejor que las que hemos visto hasta ahora. Regresamos al aparcamiento
por el camino correcto, señalizado por montoncitos de piedras apiladas y, al llegar,
comprobamos que en la entrada hay carteles indicadores, pero que nosotros no vimos.
Según reza un cartel, desde el aparcamiento hasta el balcón se tarda de 10 a 15 minutos.
Estamos en el corazón del Parque Natural Regional del Verdón. Nos han gustado mucho
estas gargantas.
Aunque estamos muy cansados, aún queremos ver otro pueblo medieval: BARGÈME
(117 habitantes). El TomTom nos conduce hasta un aparcamiento situado a la entrada del
pueblo (N 43º 43' 47.48" E 06º 34' 16.44"), que es peatonal. Desde la carretera, resaltan
las dos torres del Castillo Sabran-de-Pontevès, devastado en parte por guerras religiosas.
Considerado uno de los "Pueblos más bonitos de Francia", está colgado a 1.097 m. de
altitud, lo que le convierte en la localidad situada a mayor altitud de todo el VAR. Desde el
aparcamiento se disfruta de una visión magnífica del valle. Accedemos al pueblo por una
bonita Puerta que hay bajo un Torreón y, de inmediato, vemos a uno de los 117 habitantes
del pueblo, una cartera, aunque no tenemos certeza de que sea de aquí; no vemos a ningún
habitante más. Paseamos tranquilamente por la única Calle de este pueblo fantasma, con
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preciosas casas hechas de piedra y numerosas plantas y flores; está todo superlimpio, claro
si no hay nadie para ensuciar. Al final de la calle, tras pasar un Arco, hay un WC público y
gratuito que está impecable. Enfrente, se encuentra la Iglesia de Saint-Nicolas,
construida en estilo románico en el siglo XII, que está cerrada. Hay un tablón de anuncios
que indica que el Ayuntamiento abre los lunes, martes, jueves y viernes de 2 a 5 de la
tarde. Es el pueblo más tranquilo que hemos visto en mucho tiempo, y es muy bonito. El aire
que se respira es limpio y fresquito.
Aunque habíamos previsto para hoy visitar también SEILLANS, otro de los "Pueblos
más bonitos de Francia", decidimos dejarlo para otro día ya que el de hoy ha sido muy
intenso y regresar al camping. Antes paramos en el supermercado donde echamos gasoil
esta mañana, para comprar provisiones y nos metemos en una caja en la que no admiten
efectivo, sólo tarjetas o cheques. Estos gabachos,…
Al fin, hambrientos y cansados de tantas curvas y visitas, llegamos a casa a las ocho
y media, algo más tarde de lo habitual. Estamos a 16º, aunque todo el día ha lucido el sol.
Nos metemos entre pecho y espalda una tortilla de patatas estupenda, casi tanto como el
primer dólmen de hoy.
Hasta mañana.
19/04/11, Martes. Conocemos un mini país-ciudad muy bonito: LE MUY – MÓNACO
(MÓNACO) – EZE (FRANCIA) – SAINTE-AGNÉS – LE MUY. 271,1 km.
11 h 10'.
Tras desayunar, partimos a las nueve menos diez. Hoy salimos dispuestos a cambiar
de país, vamos al PRINCIPADO DE MÓNACO, donde llegamos en 1 hora más o menos de
autopista. Siguiendo las indicaciones, vamos directamente hasta un parking subterráneo que
está junto al puerto, en un espigón; una vez dentro, comprobamos en un mapa que hay otro
parking cercano mejor situado. Como en este país la primera hora de parking es gratuita
(las demás son carísimas), subimos al coche, salimos, cruzamos un túnel y entramos en el
otro parking, llamado Parking des Pécheurs (N 43º 43' 53.33" E 07º 25' 38.21").
Hay algunas curiosidades sobre este país que conviene reseñar:
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Su nombre oficial es PRINCIPADO DE MÓNACO, y su capital es MÓNACO.
Montecarlo no es la capital, sino uno de los diez barrios de la ciudad de MÓNACO;
un barrio muy famoso, eso sí, pero un barrio.
MÓNACO es una ciudad-estado, los límites geográficos de la ciudad coinciden
exactamente con los del país.
Es el segundo país más pequeño del mundo (2,02 km2), después de CIUDAD DEL
VATICANO.
Su pequeño tamaño hace que, a pesar de tener sólo algo más de 35.000 habitantes,
sea el segundo país con mayor densidad de población del mundo (17.647 Hab/km2).
El primero es MACAO.
Casi todo el territorio está urbanizado y, debido a que se encuentra en un
promontorio rocoso, una de las últimas estribaciones de los Alpes, hay por todas
partes cuestas larguísimas, túneles, pasadizos y aparcamientos subterráneos y
ascensores gratuitos para ir de una parte a otra de la ciudad.
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Es uno de los pocos países del mundo en el que viven más extranjeros que
nacionales, ya que sólo el 16% de la población es monegasca.
Aunque es un país independiente, depende económicamente de FRANCIA, que
también le presta muchos servicios (defensa, seguridad, etc.).
A pesar de no ser miembro de la Unión Europea, su moneda oficial es el euro,
incluso acuñan sus propios euros.
Sus habitantes no pagan impuestos sobre la renta personal.
La lengua vernácula del PRINCIPADO DE MÓNACO es el monegasco, pero en 1870
se instauró el francés como lengua oficial y, un siglo más tarde, el monegasco
estaba prácticamente extinguido, a pesar de que últimamente es obligatorio en las
escuelas del país.
La dinastía Grimaldi gobierna el país desde el año 1297, lo que la convierte en la que
más tiempo lleva en el poder en todo el mundo (más de 700 años).
El primer ministro es francés y, antes de su nombramiento, FRANCIA debe dar el
visto bueno.
El Casino de Montecarlo probablemente sea el más famoso del mundo, pero los
monegascos tienen prohibida su entrada.
En los diversos aparcamientos subterráneos que hay en la ciudad, la primera hora es
gratuita, pero las demás son carísimas.
El país es un paraíso fiscal, varias veces denunciado por otros países y organismos
internacionales.
Un ascensor nos lleva hasta la superficie, donde hay una balconada desde la que se
divisa de una preciosa vista del Mar Mediterráneo y de la fachada del Museo
Oceanográfico, literalmente colgado del acantilado. Luce un sol radiante y el agua,
transparente, es de color turquesa. Tras hacer algunas fotos, cogemos otro ascensor que
nos sube hasta el promontorio conocido como La Roca, donde se ubican algunos de los
principales monumentos de la ciudad-estado.
Lo primero que vemos, además de una extraordinaria ambientación, es el Museo
Oceanográfico (Musée Océanographique), inaugurado en 1910 por el príncipe Alberto I. Su
fachada neoclásica le convierte en uno de los edificios más bellos del país, aunque su
fachada posterior, colgada del acantilado a 85 m. de altura es más espectacular que la
delantera. Tiene una superficie de 6.000 m2 y recibe la visita de más de 650.000 personas
al año. Además de su labor divulgativa, el museo es uno de los centros de investigación
oceánica más prestigiosos del mundo, y colaboran con él investigadores de todo el orbe.
Alberto I dedicó su vida a investigar y estudiar los mares y océanos del planeta, realizando
28 campañas entre 1885 y 1915, en la que recolectó numerosos especímenes marinos. La
joya del museo es, sin duda alguna, el enorme Acuario, el más antiguo de Europa, ya que fue
creado en 1903 aunque no se abrió al público hasta 1931, que alberga una impresionante
colección de peces tropicales. La entrada cuesta 14,00 €. El acuario se encuentra en el
sótano del edificio y, en total, se exponen en diversos tanques de diferentes tamaños más
de 6.000 peces de 400 especies, 200 de invertebrados y 100 de corales. Cada tanque
reproduce fielmente un ecosistema marino diferente, con abundante información sobre los
peces que contiene y sobre las características de ese ecosistema. Si uno es bonito, el
siguiente lo supera en belleza. Además de los peces tropicales de todos los colores y
formas, hay tiburones, rayas, tortugas, caballitos de mar, erizos, anguilas, crustáceos,
peces venenosos, peces que se mimetizan perfectamente con el entorno hasta el extremos
de que se hace casi imposible distinguirlos, etc. De especial belleza es el pequeño tanque
dedicado a las medusas; las luces azules con las que lo han iluminado contrasta con la
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transparencia de las medusas y parece que están interpretando un armonioso baile. Lo único
negativo, es que hay varios grupos de niños, que han venido con sus profesores, y que
gritan, corretean y, a veces, se agolpan contra los tanques y hay que esperar a que se vayan
a otro. Estamos más de una hora viendo este magnífico acuario.
Subimos ahora a la azotea del edificio, donde hay un restaurante carísimo,
especializado en pescados y mariscos, y una amplio mirador desde el que hay una bonita
panorámica de la ciudad. Bajamos andando a ver las demás plantas, en las que se exponen
diversos objetos relacionados con el mar y con la navegación: maquetas de barcos, dibujos,
fotografías, mapas, libros, documentos con anotaciones, instrumentos de medición y de
investigación, animales disecados o metidos en tarros con formol, antiguos trajes de buzo,
conchas marinas, esqueletos de cetáceos, etc. Nos ha gustado mucho.
Salimos a la calle y fotografiamos un simpático Batiscafo amarillo que hay junto al
museo. Frente a él está la parada del típico trenecito para que los turistas puedan visitar la
ciudad, aunque no es nuestro caso. Seguimos caminando por la misma calle hasta llegar a la
Catedral (Cathédrale), construida en estilo neorrománico en el siglo XIX; su fachada
blanca es preciosa y su interior no está nada mal. A su lado se encuentra el también
precioso edificio del Palacio de Justicia (Palais de Justice), inaugurado en 1924, y que no
se puede visitar.
Cogemos por la calle que está al lado de la catedral, que nos lleva hacia una serie de
calles peatonales, repletas de tiendas y restaurantes. Desde aquí, llegamos a la Plaza du
Palais, una amplia explanada en cuyo fondo se alza el Palacio Principesco (Palais Princier),
edificado a finales del siglo XIII para ser usado como residencia oficial de la dinastía
Grimaldi, y cuya fachada se encuentra cubierta por una lona ya que lo están restaurando. La
visita, que dura 40 minutos, cuesta 7,00 €, pero nosotros no entramos. Desde la plaza hay
diversos Miradores que ofrecen vistas aéreas de diversas zonas de la ciudad, como el
Puerto de Fontvieille, construido sobre terrenos ganados al mar, el Puerto Hercule o
Montecarlo.
Seguimos paseando por las calles peatonales y llegamos a la Capilla de la
Misericordia (Chapelle de la Miséricorde) con su fachada rosa y blanca del siglo XVII;
enfrente se encuentra el Ayuntamiento (Mairie), precedido de una bonita Fuente. Un poco
más adelante se halla la Capilla de la Visitación (Chapelle de la Visitation) que alberga un
museo que se encuentran cerrado en estos momentos. Observamos que los nombres de las
calles están escritos en francés y en monegasco (es la única presencia de este idioma en
todo el país).
Volvemos a coger el ascensor que nos baja hasta el parking, donde tomamos otro
que nos lleva a la planta donde tenemos el coche. Antes, tenemos que pagar 8,30 € por 3
horas y 2 minutos. La primera hora es gratuita, pero luego hay que pagar 1,00 € por cada 20
minutos.
Queremos conocer ahora el barrio de Montecarlo y su famoso casino, por lo que
comenzamos a buscar otro aparcamiento subterráneo que está más cerca de esa zona. Nos
metemos en el del Grimaldi Forum Mónaco. Salimos a la superficie, cruzamos la avenida,
subimos unas escaleras, nos metemos en un pasaje, subimos en un ascensor y salimos a la
calle. Pensamos que estamos en los alrededores del casino, pero al rato nos damos cuenta
de que nos hemos equivocado de parking y que en realidad nos encontramos en el Boulevard
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des Moulins, algo apartado. Ya que estamos aquí, damos un paseo por los alrededores y
fotografiamos algunos edificios bonitos. Regresamos al aparcamiento y nos acercamos a ver
la contigua Playa du Larvotto, que no es nada del otro mundo; al menos, en el aparcamiento
no tenemos que pagar porque aún no ha transcurrido una hora. Ahora sí, vamos al parking
subterráneo correcto, el de Ansie du Portier (N 43º 44' 24.94" E 07º 25' 49.05"), cuya
entrada está en un túnel, junto al mar. Subimos y salimos justo en la famosa Curva de
herradura del circuito urbano de Fórmula 1 (por cierto, están empezando a instalar las
vallas protectoras, a pesar de que el circuito no se disputará hasta dentro de un mes).
Subimos unas bonitas Escaleras y llegamos a un lateral del Casino de Montecarlo, que está
en obras. Posiblemente sea el edificio más bonito del país. Fue construido por el prestigioso
arquitecto Charles Garnier en estilo Belle Époque e inaugurado en 1863; alberga también la
Ópera (inaugurada en 1879), el Gran Teatro y una Casa de Ballet. Detrás de él hay un
Mirador que, además de vistas al mar, ofrece un cuidado y arbolado Jardín, en el que hay
expuestas algunas esculturas de Botero; desde aquí, también, se disfruta de una vista
aérea del multicolor techo del Auditorio Rainiero III y del Puerto Hercule, repleto de
yates de lujo. La verdad es que el Casino es precioso, y eso que estamos viendo la parte
posterior. Caminamos hasta la plaza donde se encuentra su entrada, que también resulta
magnífica (los coches que hay aparcados en la puerta demuestran el nivel económico de la
gente que entra aquí). Preguntamos si podemos visitarlo y nos dicen que sí, pero que
tenemos que dejar las cámaras en el guardarropas; resignados lo hacemos y entramos a un
trocito de la planta baja, que es lo que dejan visitar gratuitamente. La verdad es que es
muy, muy bonito; qué pena que no dejen hacer fotos. Por cierto, los monegascos tienen
prohibido entrar en el casino.
Fuera, en la Plaza du Casino, hay mucha animación. Aquí se encuentran el Hotel de
París, construido a mediados del siglo XIX que posee una magnífica fachada estilo Belle
Époque y, enfrente, el Café de París. En el centro de la plaza hay unos cuidados jardines
escalonados, con fuentes y árboles, y un gran espejo en el que se refleja la fachada del
casino.
Y ahora sí, damos por terminada la visita a esta ciudad o a este país, ya que en este
caso son lo mismo. A pesar de que el lujo no es lo nuestro, nos ha gustado mucho porque
tiene edificios muy bonitos y está todo muy cuidado. Además, el parking vuelve a salirnos
gratis ya que, por unos minutos, hemos estado menos de una hora.
Nuestra siguiente visita es al pueblecito medieval de ÈZE (2.900 habitantes). Le
programamos al TomTom las coordenadas de un parking que hay en la entrada (N 43º 43'
46.93" E 07º 21' 42.22"), pero poco antes de llegar se hace un lío y nos lo saltamos.
Continuamos un poco, buscamos un lugar para dar la vuelta y descubrimos un fantástico
Mirador con unas preciosas vistas el pueblo y del Mar Mediterráneo. Es tan bonito, que
aprovechamos para comer el pic-nic aquí: comedor con vistas al mar, ¿qué más queremos?
Después de comer, vamos al aparcamiento y sacamos un ticket de una hora por 1,20 €.
Comenzamos la subida a pie, ya que el pueblo es peatonal. Es precioso, con estrechas
callejuelas y casas de piedra, adornadas con flores, muy bien cuidado todo; tal vez sea
demasiado turístico, lo que origina que haya un exceso de tiendas de artesanía o de
recuerdos para guiris. Lo único malo es que los mejores Miradores, desde los que se debe
disfrutar de una bonita vista del mar y de los alrededores, han sido ocupados por hoteles
de lujo y carísimos restaurantes y sólo sus clientes pueden acceder a ellos. Bueno, creemos
que se ve lo mismo que desde el lugar donde hemos estado comiendo. Nos llaman la atención
las ventanas y las rejas que hay por todas partes. En su parte superior se encuentran las
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ruinas de un Castillo, pero no encontramos el acceso. El pueblo tiene una Iglesia pero está
cerrada. Un pueblo muy bonito y pequeño, que se ve en menos de una hora.
Para culminar este bonito día, nos vamos a otro pueblo que está totalmente colgado
de una montaña: SAINTE-AGNÈS (1.100 habitantes), muy cerca de la frontera italiana.
Aseguran que se trata del pueblo cercano a la costa más alto de Europa (800 m.).
Programamos el TomTom para que nos deje en el aparcamiento público (N 43º 47' 56.50" E
07º 27' 44.07") que está junto al pueblo. Nos hartamos de curvas y de carreteras malas.
Llegamos, dejamos el coche y nos asomamos a un Mirador desde el que se disfruta de una
bella panorámica del Mar Mediterráneo, con la localidad de MENTON en primer plano.
Comenzamos la visita de esta localidad, considerada "Uno de los pueblos más bonitos de
Francia" y en primer lugar vemos un Fuerte construido entre 1932 y 1938, pero que se
encuentra cerrado porque tiene un horario de visitas muy reducido. Más que un monumento
en concreto, la belleza de este pequeño pueblo reside en su conjunto urbano, en sus casas
de piedra, con puertas y ventanas medievales, en sus calles empedradas, en su tranquilidad,
en su entorno,... Frente al Ayuntamiento se alza la Iglesia Parroquial Notre Dame des
Neiges, edificada en 1535 en estilo gótico tardío, y ampliada en el siglo XVIII en estilo
barroco. Es un pueblo muy bello, pero mucho menos masificado que el anterior, ya que el
acceso es más complicado.
Aunque teníamos previsto visitar también el pueblo de COARAZE, "Uno de los
pueblos más bonitos de Francia", decidimos dejarlo para otro día ya que es tarde y hoy
llevamos un buen tute. Le decimos al TomTom que nos lleve al camping y, al llegar a
MENTON (hay 102 curvas desde SAINTE-AGNÈS), se hace un lío y nos obliga a entrar en
el pueblo y hacer un city-tour por él que casi nos lleva a ITALIA. Finalmente, conseguimos
llegar a la autopista que nos lleva directos a casita.
Llegamos a las ocho de la tarde, con 17º de temperatura y cielo despejado. Por
cierto, en CÁDIZ no ha dejado de llover durante toda la semana. Ducha, cena y a la cama.
20/04/11, Miércoles. Pueblos bonitos y muchos atascos: LE MUY – CANNES –
ANTIBES – CABO DE ANTIBES – SAINT-PAUL DE VENCE – LE MUY.
168 km. 9h.
Hemos vuelto a dormir muy bien. Tras un buen desayuno, nos preparamos para
partir, algo que hacemos a las nueve en punto, con 10º de temperatura y cielo despejado.
Nuestro primer destino de hoy es CANNES (71.000 habitantes), una de las
ciudades más emblemáticas de la Costa Azul debido a su importante Festival de Cine, que
reúne todos los años a multitud de famosos relacionados con el celuloide. La autopista A-8
nos lleva en poco tiempo a la ciudad, que se encuentra en el Departamento de Alpes
Marítimos. Siguiendo las indicaciones, dejamos el coche en el céntrico aparcamiento
subterráneo del Palais Stephanie (N 43º 33' 03.71" E 07º 01' 32.16"). Desde aquí,
caminamos unos 150 m. hasta el Boulevard de la Croisette, uno de los paseos marítimos
más conocidos del mundo. Aquí se encuentran algunos palacios de gran belleza que son la
sede de lujosos hoteles, como el Hotel Martínez, el Grand Hotel, el Hotel Majestic
Barrière, el Hotel Carlton, el Hotel Splendid o el Palais Stephanie. La playa está
sectorizada y la mayor parte es para uso de los huéspedes de los hoteles o de los
comensales de los diversos restaurantes que hay sobre la arena, que se encuentra ocupada
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por tumbonas y sombrillas. Pocas zonas parecen de libre acceso. A esta hora, aún hace
fresquito, que se resuelve con una simple cazadora; un tímido sol nos reconforta. El paseo
se presenta activo y lleno de ruidos urbanos, con mucha gente paseando, haciendo deporte
o sentada en una silla tomando el sol.
Al final del paseo se encuentra el Palacio de los Festivales (Palais des Festivals),
que además de albergar la Oficina de Turismo, es la sede del Festival Internacional de
Cine de Cannes, fundado en 1946 y que todos los años, durante dos semanas de mayo,
reúne a muchos de los principales directores, actores y actrices del mundo, que posan en la
famosa alfombra roja que da acceso al recinto. Todo un derroche de marketing y lujo (el
caso es que hay mucha gente a la que le gusta esto).
A continuación se encuentra el Puerto Viejo (Vieux Port), repleto de yates de lujo
que contrastan con algunas barcas de pescadores. Al fondo, luce bonita la pequeña colina
sobre la que se asienta el Casco Antiguo (Quartier Historique). Hay una bonita panorámica,
con los barcos en primer término y los edificios antiguos al fondo. Enfrente, se alza
majestuoso el Ayuntamiento (Hôtel de Ville), construido en 1876, aunque por dentro no es
gran cosa.
A su lado está la Estación de Autobuses (Gare des Autobus), cuya fachada superior
ha sido pintada con famosos actores y actrices de todos los tiempos, en un original collage
de gran realismo.
Entramos en el Casco Antiguo (Quartier Historique) y comenzamos subiendo por la
Rue Saint Antoine, que tiene numerosas tiendas de recuerdos y restaurantes, algunos tan
antiguos como el Auberge Provençale, fundado en 1860, según reza en su bonita fachada.
Después de una subida, corta pero empinada, llegamos a una pequeña plaza en la que se alza
la Iglesia de Notre Dame de l'Éspérance, del siglo XII, que se encuentra cerrada;
destaca su Campanario de piedra que muestra un enorme reloj. Subimos a un pequeño
Mirador desde el que se disfruta de una amplia panorámica de la ciudad. Pasamos bajo un
arco y entramos en una explanada en la que se encuentra el Museo de la Castre, ubicado
en una Torre del siglo XII. Poco a poco, vamos bajando, esta vez por la Rue du Mont
Chevalier, en uno de cuyos recodos se encuentra la Torre de la Máscara de Hierro (Tour
du Masque de Fer), llamada así porque tiene una máscara sobre la puerta.
Una vez en la parte baja, nos dirigimos a la Capilla de la Misericordia (Chapelle de
la Misericorde), que está cerrada. Enfrente, se encuentra el Mercado de la Porte de la
Misericorde, que tiene menos animación de la que esperábamos. Cuando viajamos, nos gusta
mucho visitar los mercados tradicionales ya que retratan perfectamente a la localidad en la
que se encuentran; en éste se venden frutas, verduras, quesos, aceites,…, en algunos casos
con venta directa desde el agricultor al consumidor, pero es un mercado un poco frío. En los
alrededores hay más tiendas, como pescaderías, carnicerías o panaderías; en una de estas
panaderías (en francés, boulangerie) compramos pan artesanal, exquisito, por 1,90 €. En una
quesería (en francés, fromagerie) compramos una tabla de quesos, muy ricos, aunque algo
caros: 18,00 € por 500 gr. Hay más ambiente en esta zona comercial que dentro del
mercado. Regresamos al parking y pagamos 8,00 € por 3 horas. Son caros los aparcamientos
en esta zona. Por lo demás, CANNES nos ha gustado, al margen del Festival de Cine y del
lujo que hay en algunas partes, es una ciudad bonita, agradable y animada.
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Nos vamos ahora a la cercana población de ANTIBES-JUAN LES PINS (73.000
habitantes). En realidad son dos ciudades en una: la primera ofrece la parte histórica:
murallas, catedral, mercados, calles estrechas,…, mientras que la segunda tiene playas,
discotecas, casinos, restaurantes, etc. Nuestra intención es visitar sólo la primera de ellas,
para ello programamos el TomTom para que nos lleve a un aparcamiento de superficie (N
43º 34' 55.09" E 07º 07' 21.96"), pero está completo; afortunadamente, muy cerca (N 43º
34' 52.77" E 07º 07' 26.82") y bien indicado está el parking subterráneo de La Poste,
donde nos metemos de cabeza. La primera media hora es gratuita. En la superficie hay una
plaza muy animada, con restaurantes, heladerías, cafeterías y mucha gente en la calle.
Cogemos a la derecha, por la peatonal Calle Miquelis-Raybaud, repleta de comercios, hasta
llegar a la cercana Plaza du Général de Gaulle, que tiene una original Fuente en su centro;
aquí se encuentra también el bonito edificio que alberga el Grand Hotel. Regresamos por la
misma calle y seguimos por la Calle de la République, que también está muy ambientada.
Finalmente, llegamos al Mercado Provenzal (Marché Provençal), pero ya están recogiendo
los puestos. Parece que ANTIBES se reduce, básicamente, a esta calle, ya que fuera de ella
no se ve nada de interés, así que decidimos regresar al parking, a ver si llegamos antes de
que transcurra la media hora y no nos cuesta nada, algo que conseguimos por los pelos.
El siguiente destino es el CABO DE ANTIBES (CAP D'ANTIBES), adonde llegamos
siguiendo los indicadores, ya que el TomTom no lo localiza. Pasamos junto a muchas calitas
con playas pero, o no hay aparcamiento o están repletos. Finalmente, encontramos un lugar
donde dejar el coche, junto a un pinar que está a pie de playa y en el que hay muchos
jubilados provenzales jugando a la petanca (en francés, jeux de boule), el deporte nacional
de esta parte de FRANCIA y que gritan de júbilo o de cabreo mientras lanzan su bola;
como también hay unos banco a la sombra y no sopla nada de viento, algo raro en un cabo,
decidimos comernos aquí la tabla de quesos, que ya es la hora. Qué bien se está aquí y que
ricos están los quesos.
Seguimos nuestra ruta de hoy enfilando la carretera hacia SAINT-PAUL DE
VENCE (3.400 habitantes). Antes paramos en un hipermercado para echar gasolina y
comprar agua y pegamento; le preguntamos al guarda de seguridad del híper por los baños y
nos dice que le acompañemos; nos lleva a unos limpísimos cuartos de baño cerrados con llave
y que él, amablemente, nos abre. Una vez en el pueblo, la calle por la que hemos accedido
nos lleva directamente a un parking subterráneo (N 43º 41' 58.47" E 07º 07' 18.75")
donde metemos el coche. El pueblo es peatonal, amurallado y pintoresco, pero de nuevo se
lo cargan la multitud de tiendas que lo abarrotan y que impiden disfrutar de su magnífico
trazado medieval, empedrado de calles incluido. Hay muchísimos turistas, lo que dificulta
sacar buenas fotos, claro que nosotros también apareceremos en los objetivos de los
montones de guiris que han asaltado el pueblecito. En fin… Entramos por la Puerta de
Vence, del siglo XIV y comenzamos a subir por las estrechas callejuelas; en un rincón
vemos la Grande Fontaine, levantada en el año 1850, aunque la verdad es que no es tan
grande. Subimos hasta la parte más alta del pueblo, donde se encuentran un Torreón (en
francés, Donjon) de los siglos XI y XII, y reformado en el siglo XIV, la Capilla des
Pénitents Blancs, construida en el siglo XVII, y la Iglesia Colegial de Saint-Matthieu, que
tiene un altísimo campanario y fue edificada entre los siglos XIII al XVIII. Seguimos
subiendo y bajando por bonitas calles llenas de tiendas y de gente, hasta que salimos por la
misma puerta. Un pueblo precioso, pero lo sería aún más sino hubiese tantas tiendas. Camino
del parking pasamos por una explanada donde se juega a la petanca. El parking cuesta 2,80
€ por 1 hora; carísimo.
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Habíamos previsto visitar también GOURDON, considerado "Uno de los pueblos más
bonitos de Francia", pero hay que ir por comarcales repletas de curvas y ya estamos un
poco cansados, así que decidimos dejarlo para otra ocasión (siempre hay que dejar algo por
ver para así tener una excusa para regresar). Buscamos la autopista A-9 y volvemos al
camping, donde llegamos a las 6 de la tarde, con 22º de temperatura.
Damos un paseo por el camping, cerveza y copita en mano, cotilleando por los
diferentes bungalows, chalets y demás habitáculos, permitiéndonos opinar sobre la
idoneidad de unos y otros. Las vacaciones son para hacer lo que más te apetece en cada
momento, y ahora toca cotilleo. La verdad es que es difícil encontrar dos bungalows que
sean iguales. Hay personas que los tienen en propiedad y se nota, porque les han instalado
aire acondicionado, antenas parabólicas, macetas con muchas flores, incluso huertos. La
tarde está preciosa y no tenemos prisa. El reloj se ha quedado en casa y aquí se respira
tranquilidad y relax, sólo hay que pensar en preparar una rica cena y en dormir un montón
de horas. Bueno, y en saber si el sábado pasado ganó el Madrid o el Barça; y dentro de un
rato juegan otra vez, ¡qué inquietud!
21/04/11, Jueves. Niza nos ha gustado mucho: LE MUY - NIZA – COARACE – LE
MUY. 210,2 km. 8h 10'.
Qué bien hemos dormido. Desayunamos y partimos. Son las nueve y veinte, tenemos
13º de temperatura y el cielo está despejado.
Hoy toca ciudad de nuevo, la última grande de este viaje: NIZA (345.000
habitantes), a la que los franceses llaman NICE, capital del Departamento de Alpes
Marítimos. La autopista A-8 nos lleva sin problemas y, como no tenemos localizado ningún
parking, nos guiamos por las señales para encontrar uno. Efectivamente, nada más entrar en
la ciudad, comenzamos a ver indicadores de parking y nos decantamos por uno que está
enfrente de la Basílica de Notre-Dame de L'Assomption, concretamente en la Avenue
Notre-Dame (N 43º 42' 13.57" E 07º 16' 01.95"). Visitamos en primer lugar la Basílica,
construida en estilo neogótico ente los años 1864 y 1868 y que es la iglesia más grande de
la ciudad. Sus dos torres miden 65 m. de altura. Es bonita por fuera y por dentro. Salimos
por una puerta lateral y una anciana nos pide que la ayudemos a bajar los escalones, ya que
no hay barandilla.
Callejeamos camino de la Estación de Ferrocarril (en francés, Gare S.N.C.F.); es un
barrio con muchísimos inmigrantes musulmanes, con abundantes kebabs y carnicerías y
tiendas musulmanas. En la Estación intentamos buscar un toilette, pero las que hay están
junto al andén y hay que tener billete para acceder a él, así que seguimos caminando en
busca de la Catedral Rusa Ortodoxa de San Nicolás, que está un poco alejada. Como el
plano que tenemos no es muy preciso, le preguntamos a una señora que nos indica el camino
con mucha amabilidad. La Catedral, inaugurada en 1912, es preciosa, como suele ser habitual
en las iglesias ortodoxas rusas y es la más grande de las que hay fuera de RUSIA. Está
bajo la jurisdicción del Patriarca de Constantinopla. Fue financiada por el Zar ruso
Alexander II para satisfacer el culto de la numerosa colonia rusa que se fue estableciendo
en la ciudad desde finales del siglo XIX.
Cogemos ahora por el Boulevard Gambetta en dirección al mar. Al llegar al Jardin
Alsace-Lorraine, nos pasamos a la paralela Rue de Cromstadt y seguimos hacia el mar,
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viendo bonitos edificios. Pasamos junto a la Iglesia de St Pierre d'Arène, que no tiene
mayor interés. Finalmente llegamos al paseo marítimo, llamado Promenade des Anglais
(Paseo de los Ingleses), en el que sopla un viento fortísimo. El paseo recibe este nombre
debido a que, desde mediados del siglo XVIII, a muchos ingleses ricos les dio por pasar el
invierno en NIZA y promovieron la construcción del mismo. Hay un carril bici bastante
transitado, además, los ciclistas se mosquean si un peatón se mete en él. El paseo es más
ancho que la playa, que no tiene arena sino incómodas piedrecillas negras; una buena parte
está ocupada por bares y restaurantes que han colocado en la misma mesas y tumbonas. En
el paseo se encuentra el bello edificio del Hotel Negresco, de cinco estrellas, construido
en 1912 en estilo neoclásico; durante la I Guerra Mundial fue utilizado como hospital.
Compramos "El País" de hoy pensando que traería una crónica sobre la final de la Copa del
Rey que disputaron ayer el Barcelona y el Real Madrid, pero no hace la más mínima mención
(¡¡¡si en ESPAÑA no se debe estar hablando de otra cosa!!!). Más adelante, vemos el Palais
de la Méditerranée, edificado en 1928 en estilo art-déco y que muestra en su fachada
esculturas femeninas y de caballos; actualmente es utilizado como hotel de cinco estrellas,
casino y sala de espectáculos. Luego, entramos en la Oficina de Turismo, donde nos dan un
plano, y en un McDonalds para ir al baño. Cruzamos el Jardin Albert 1er, cuyas palmeras
parece que van a ser derribadas por el viento, y entramos en el Casco Antiguo, donde el
viento no combate.
Limítrofe con el casco antiguo se encuentra la semipeatonal Plaza Masséna, que es
el corazón de la ciudad y sirve de nexo de unión entre el casco antiguo y la zona moderna.
Esta enorme y animada plaza levantada en la primera mitad del siglo XIX, dispone de una
gran fuente llamada Fontaine du Soleil, construida en 1956 y en cuyo interior, dentro del
agua, hay cinco estatuas de bronce esculpidas por Alfred Janniot que representan a la
Tierra, Mercurio, Venus, Marte y Saturno; originalmente, en el centro de la fuente se
alzaba una estatua de Apolo desnudo de 7 m. de alto, pero fue retirada en los años 70
porque hería la sensibilidad de algunas personas. También vemos siete Esculturas de resina
blanca con forma de hombres sentados sobre unas columnas metálicas de 10 m. de altura;
fueron instaladas en 2007 y representan a los siete continentes. La plaza
está
circunvalada por bellos Edificios neoclásicos pintados en tonos ocre y crema. Hay un
parking subterráneo y amplios Jardines flanqueando la plaza.
Ahora sí, nos introducimos en el Casco Antiguo, conocido como Vieux Nice.
Paseamos por la Calle Saint-Françoise-de-Paule y lo primero que nos llama la atención es
que los rótulos con los nombres de las calles están escritos en francés y en nizardo, una
variedad local de la lengua occitana que todavía habla una parte de la población. Aquí se
encuentra la neoclásica Ópera, con capacidad para 1.083 plazas, que fue inaugurada en
1885. Seguimos por la misma calle que, de pronto, se ve repleta de restaurantes y terrazas
de todos los colores. Un poco más adelante, en una placita llamada Cours Saleya, hay un
Mercado provenzal conocido como Marché aux Fleurs, en el que venden flores, quesos,
aceitunas, miel, frutas, especias, hierbas provenzales, etc., todo muy caro; a su alrededor,
más restaurantes y terrazas. Llegamos al final y giramos a la izquierda, donde se halla la
Capilla de la Très-Sainte Trinité et du Saint Suaire, construida en el siglo XVII y
modificada en los siglos XVIII y XIX, que está pintada con colores crema y blanco. A
partir de aquí, las calles se estrechan y se vuelven laberínticas; por todas partes surgen
tiendas, restaurantes, panaderías,… y muchos turistas. Vagamos sin rumbo, paseando por
aquí y por allí, y sin saber cómo, llegamos a la pequeña Plaza du Jésus en la que está la
Iglesia de Saint-Jacques-le-Majeur, construida en estilo barroco con columnas corintias
en la primera mitad del siglo XVII; por fuera, se ve encajonada entre las fachadas de la
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estrecha plaza, aunque por dentro es bastante bonita. Su fachada es de colores violeta y
crema.
Seguimos caminando hasta llegar a la bonita Calle Rossetti, desde la que hay una
bella vista de la Catedral. Esta calle sube hasta el Castillo, al que no vamos, y baja hasta la
Plaza Rossetti, corazón del casco antiguo; en esta plaza hay gran animación y, cómo no,
numerosos restaurantes y terrazas (en el casco antiguo debe haber más de 100
restaurantes de todo tipo, algunos con menús exclusivamente nizardos). Aquí se alza la
Catedral Sainte-Réparate, erigida a finales del siglo XVII en estilo barroco, en la que
destaca su espigado campanario blanco que fue añadido en el siglo XVIII. Continuamos
vagando, compramos un mantel, seguimos caminando, nos perdemos, pasamos tres veces por
el mismo sitio, fotografiamos el Palacio de Justicia, damos más vueltas y nos compramos
dos kebabs por 5 € cada uno (exquisitos) que nos vamos comiendo mientras, poco a poco,
regresamos al parking donde tenemos el coche. Hemos estado 4 horas visitando esta
preciosa ciudad, que nos ha gustado mucho. El parking nos cuesta 12,00 € por las 4 horas.
Programamos el TomTom para que nos lleve a nuestro próximo destino. Como tarda
un buen rato en encontrar la señal de los satélites, estamos mientras dando vueltas con el
coche por NIZA sin saber por dónde coger. Finalmente se conecta, nos saca de la ciudad, y
nos conduce sin problemas a COARAZE (654 habitantes), considerado "Uno de los pueblos
más bonitos de Francia". Está situado a 650 m. de altitud, cerca del Parque Nacional del
Mercantour, y recibe el sobrenombre de "Pueblo del Sol". Dejamos el coche junto al
Ayuntamiento (N 43º 51' 51.03" E 07º 17' 39.96"), que tiene varios Relojes de sol en su
fachada; esta es una de las señas de identidad de este pueblo, ya que hay muchos relojes
de sol, bastante modernos, colgados en las fachadas de sus edificios. Este precioso pueblo
medieval está casi desierto, lo que nos permite disfrutar de sus hermosas calles
empedradas (y en cuesta) y casas de piedra o pintadas de azul, amarillo o rosa, al estilo
italiano. Hay numerosos arcos en las calles. Vemos por fuera la Casa de Forgeron,
construida en el año 1533, según reza una grabación que hay en el dintel de la puerta.
Subimos hasta la Iglesia Saint-Jean Baptiste, del siglo XIV y restaurada en los siglos
XVI y XVII; su interior es barroco. Al lado de la iglesia hay un muro repleto de originales
Relojes de sol de cerámica. Un poco más adelante hay un WC público tremendamente sucio;
si no hay nadie en el pueblo, ¿quién lo ha dejado así? Nos dejamos perder por las bonitas
calles del pueblo hasta que llegamos al coche.
Regresamos sin problemas al camping, donde llegamos a las cinco y media, con 23º y
buen tiempo. Nos dedicamos a pasar una tarde tranquilita, tomando el sol y unas cervezas
en el porche del bungalow.
Luego, ducha, cena y a la cama.
22/04/11, Viernes. Dólmenes y descanso: LE MUY – DÓLMEN ADRETS I – DÓLMEN
LA GASTÈE – LE MUY. 106,3 km. 4h 48'.
Hoy es nuestro último día de visitas en este viaje y nos lo planeamos de una forma
relajada, previa al mogollón de kilómetros que nos esperan los dos próximos días para volver
a casa.
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Tras el desayuno de rigor, salimos a las diez menos cuarto, algo más tarde de lo
habitual. La temperatura es de 19º, luce el sol y hace viento. Hoy queremos ver dos
dólmenes que se encuentran algo escondidos, por lo que tendremos que caminar por el
monte para encontrarlos. Vamos a estar todo el día en el Departamento del Var.
En primer lugar, queremos ver el DÓLMEN ADRETS I. Programamos el TomTom
que nos lleva por la autopista A-8; la abandonamos en la salida nº 35, y seguimos en
dirección LE VAL. Pasamos el peaje y, en la primera rotonda, cogemos la primera a la
derecha, haciendo un giro de 180º, pasamos por encima de la autopista y volvemos a girar a
la derecha, siguiendo la señal que indica el camino al dólmen. Dejamos el coche en N 43º 25'
30.93" E 06º 03' 49.02", en un cruce frente a una granja, justo donde termina el asfalto.
Comenzamos a caminar por el sendero de la izquierda durante 180 m., hasta llegar a un
camino más ancho. Giramos a la izquierda, subiendo una cuesta bastante empinada que se
sube en dos tramos. Al final de la cuesta, que mide unos 300 m., seguimos unos 30 m. y
vemos el dólmen a la izquierda (N 43º 25' 39.70" E 06º 03' 35.14"), junto al camino, en un
pequeño claro rodeado de pinos. El dólmen es de un tamaño medio y ha sido restaurado; es
bonito, igual que el entorno en el que se encuentra. Vemos pasar a algunas personas
haciendo footing. Hacemos algunas fotos y regresamos al coche por el mismo sitio, bajando
con cuidado para no resbalarnos ya que la cuesta está repleta de guijarros que nos hacen
perder el equilibrio a veces. Como hay muchísimo romero, aprovechamos para coger un poco
y así aromatizar el coche y el bungalow.
Ahora vamos a intentar localizar el DÓLMEN LA GASTÈE, que se encuentra cerca
de CABASSE. Programamos el TomTom para que nos lleve a un pequeño aparcamiento (sólo
caben dos o tres coches) que hay en la carretera, en plena curva (N 43º 25' 45.72" E 06º
13' 43.63"). Caminamos por la carretera unos 70 m. y tomamos, a la derecha, un camino
asfaltado ascendente, con sombra, donde hay un cartel que indica "Au Dolmen provençal".
En el camino hay varias bifurcaciones, por lo que es importante seguir la línea telefónica, ya
que pasa muy cerca del dólmen. A los 20 minutos de subida se acaba el asfalto. Seguimos
subiendo, cruzamos un viñedo donde no hay sombra y entramos en un pinar. Continuamos al
frente. Al llegar a una bifurcación, cogemos a la derecha (clavado a un pino, hay un cartel
partido en dos indicando la dirección del dólmen); bajamos unos 100 m. y aparece otro
indicador diciendo que para ir al dólmen debemos tomar el camino ascendente de la
izquierda. En cualquier caso, hay que seguir la línea telefónica. Al llegar arriba, seguimos y
dejamos a la derecha una granja con puertas de madera. Unos metros más adelante, el
cable telefónico abandona el camino; dejamos de seguirlo y continuamos al frente. Al llegar
a una cancela metálica, cogemos a la izquierda y el arbolado camino comienza a descender;
una vez abajo, se inicia un suave y corto ascenso. Unos metros antes de llegar arriba, ya
vemos el dólmen a la izquierda, casi oculto entre los árboles. Cogemos una vereda bien
marcada y, a unos 20 m., está el dólmen (N 43º 25' 29.91" E 06º 14' 37.90"). El dólmen es
de tamaño mediano y muestra señales de haber sido restaurado. Hemos caminado unos 2,3
km. y hemos tardado 45 minutos. El regreso lo hacemos por el mismo camino (una vez que
llegamos a la línea telefónica, no tenemos más que seguirla y nos lleva hasta el coche) y
tardamos 30 minutos (se nota que la vuelta es cuesta abajo). Ha sido divertido localizar
este dólmen y además hemos realizado una buena y sana caminata por el monte.
Nuestra última visita de hoy, y del viaje, es a la localidad de LE MUY (8.900
habitantes), donde se encuentra nuestro camping. No sabemos si tiene algo que ver, pero ya
que llevamos una semana aquí, vamos a comprobarlo. Dejamos el coche en el centro, en la
Plaza Jean Jaurés (N 43º 28' 21.63" E 06º 33' 59.69") y damos un paseo. Tiene algunas
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Casas de colores que son bonitas. A nivel monumental sólo tiene la Torre Charles Quint y
la Iglesia de Saint-Joseph, del siglo XVI.
Son algo más de las dos de la tarde y ya están hechas las visitas de hoy (y las de
este viaje también), así que decidimos comer en el camping, no sin antes pasar por el súper
para comprar la cena. Menú de hoy: espirales con tomate y atún para almorzar y salchichas
al vino con ensalada para cenar.
A las dos y media ya estamos en el camping, con 25 º de temperatura y fuerte
viento (el temido mistral). Al pasar por recepción, le indicamos a la madame que mañana
queremos marcharnos a las 8, pero ella dice que no llega hasta las 9, y que le dejemos la
llave del bungalow en un buzón que hay junto a la recepción. Con respecto a la "caution" de
450,00 € que firmamos al llegar, nos anuncia con benevolencia que "si todo está bien no nos
cobrarán nada". Insistimos en que revise todo antes de que nos vayamos pero dice que no,
que ella no llega antes de las 9, y que aún así, ya lo revisará en los próximos días. Pues vale.
Resulta que ella no se fía de nosotros, exigiéndonos un depósito, pero nosotros sí debemos
confiar en que será honesta en la revisión, en la que no estaremos presentes. Vamos, que no
venimos más. Otras veces nos han pedido una fianza de menos importe, o bien han revisado
el bungalow en nuestra presencia, pero esto es la primera vez que nos pasa. Menos mal que
todos los franceses no son iguales.
Nos disponemos a pasar una tarde de relax, preparando el equipaje, haciendo hielo
para tener bebidas frías cuando lleguemos a nuestro destino mañana, limpiando el coche,
dando un paseo,…
Este viento amenaza lluvia.
23/04/11, Sábado. Iniciamos el retorno con varios bouchons: LE MUY – REQUENA
(ESPAÑA). 981,3 km. 12h.
Desayunamos, recogemos las cosas, las metemos en el coche, limpiamos el bungalow,
dejamos la llave en el buzón de la recepción y, a las ocho y diez de la mañana, con una
temperatura de 13º y un poco de lluvia y viento, partimos.
La ruta es exactamente la misma que trajimos a la ida. Hasta la frontera española
sufrimos la lluvia, el viento, las obras y los "bouchons" (tapones), que nos hacen perder
mucho tiempo, especialmente en los alrededores de MONTPELLIER.
Cerca de la frontera, y aprovechando que ha escampado, paramos en un área de
descanso para comernos el pic-nic que llevamos.
A las dos y diez de la tarde entramos en ESPAÑA, con 14º de temperatura y lluvia.
Afortunadamente, durante el viaje no nos ha caído ni una gota de agua, hemos tenido muy
buen tiempo, excepto hoy.
Finalmente, a las ocho y diez de la tarde, con 12º y lloviendo bastante, llegamos al
hotel que habíamos reservado antes de salir de casa: el Hotel Paraje San José (N 39º 29'
04.81" O 01º 04' 40.73"), situado cerca de la autovía, poco antes de entrar en REQUENA
(VALENCIA). Es un cuatro estrellas recién construido con una habitación enorme, una
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ducha con muchos chorros y una amplia terraza que no usamos porque el tiempo no
acompaña. Es un hotel pensado para congresos; está muy bien. Lo reservamos en la web
atrapalo.com por 55,25 € con desayuno. Nos dan la habitación nº 007.
Nos duchamos, cenamos embutidos y queso en la habitación y nos acostamos.
24/04/11, Domingo. Llegamos a casita: REQUENA (VALENCIA) – CÁDIZ. 716 km.
7h 51'.
Hoy nos hubiese gustado salir a las siete, pero ayer nos dijeron en recepción que, al
ser Domingo, el restaurante no abre hasta las ocho, así que a las ocho en punto entramos en
el restaurante. El camarero está comenzando a sacar cosas para el desayuno-buffet; no lo
entendemos, se supone que si el desayuno comienza a las ocho, a esa hora ya debe estar
preparado y no empezando a prepararse. Hay un grupo de moteros que también manifiesta
su malestar. Finalmente, desayunamos lo primero que sacan, aunque poco a poco van sacando
más cosas.
A las nueve menos veinte arrancamos, con 10º y cielo nublado, aunque no llueve.
Realizamos el trayecto de vuelta por el mismo sitio que a la ida y sin incidencias.
A las cuatro y media de la tarde, con 21º de temperatura, llegamos a casa; subimos
las cosas, llevamos el coche al parking y comenzamos a poner lavadoras. Hemos recorrido
4.552,6 km.
Ahora toca pensar en el viaje que vamos a hacer en verano.
VALORACIÓN FINAL DEL VIAJE
COSAS POSITIVAS:
•
•
El bungalow del camping: limpio, amplio, bien dotado, cómodo y barato.
El buen tiempo: no nos cayó ni una gota de lluvia, el cielo estuvo despejado y no nos
hizo ni frío ni calor (en cambio en Cádiz, estuvo lloviendo casi toda la semana).
COSAS NEGATIVAS:
•
•
•
Los aparcamientos son demasiado caros, al igual que las autopistas.
También los mercadillos en los que estuvimos eran muy caros.
El lujo excesivo en algunas zonas de diversas ciudades.
LO IMPRESCINDIBLE DEL VIAJE:
•
•
•
•
•
•
El dólmen Pierre de la Fèe.
Tourtour.
Las gargantas de Verdón.
Bargème.
Mónaco.
Èze.
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•
•
•
•
•
Cannes.
Saint-Paul de Vence.
Niza.
Coarace.
Las múltiples calitas que te encuentras a lo largo de la costa.
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