Para seguir leyendo el artículo pincha en este enlace

Anuncio
DE SUR A SUR
ANDALUCÍA
www.aspa-andalucia.org
Nº 89 mayo 2016
África 10, Europa 0
En un imaginario partido, en el terreno de
personas refugiadas, entre África y Europa,
aquella ganaría a ésta por goleada, porque
acoge mayor número de personas y porque
dentro de sus grandes limitaciones
económicas sigue acogiendo en su seno a
miles de desplazados en sus numerosos
campos de refugiados, en muchos casos,
sin la debida y necesaria ayuda
internacional.
¿Por qué esto? Porque la saludable manera
de tratar en África durante muchos años
está amenazada por el acuerdo EU-Turquía
del 20 de marzo, que echó por la borda
todas las conquistas en materia de asilo y
derechos humanos. De hecho hace unos
días, el Gobierno de Kenia anunció su
intención de cerrar los campos de
refugiados de Dadaab y Kakuma, que
tendría consecuencias devastadoras y
dramáticas para unas 625.000 personas,
acogidas como refugiadas que huyen de la
guerra en Somalia. El secretario principal
del Ministerio del Interior de Kenia, Karanja
Kibicho,
expresó
públicamente
su
preocupación por la débil respuesta de la
comunidad internacional para responder a
las necesidades que tiene su país para
atender a tantas personas refugiadas. La
ONG Médicos Sin Fronteras, que gestiona
un hospital y dos clínicas en los campos de
Dadaab, ese lugar que algunos llaman “el
mayor limbo del planeta”, coincide
plenamente en que esta respuesta es
terriblemente inadecuada.
Hoy, dos meses después de la firma del
acuerdo entre la Unión Europea y Turquía
para la deportación de refugiados, estamos
dolorosamente de acuerdo en que los
dobles estándares de muchos países
occidentales en esta cuestión son
inaceptables. Mientras dan la espalda, o
activamente maltratan y deportan, a
quienes huyen de la guerra, la opresión y la
desesperación, siguen esperando que
estados como Kenia brinden protección a
los cientos de miles de refugiados de
Somalia y Sudán del Sur, entre otros. Esta
incongruencia
alcanza
proporciones
esperpénticas con la adopción de un plan
con el que Europa casi aniquila el principio
de no devolución, piedra angular de la
protección de los refugiados que impide
devolver a una persona a un territorio en el
que su vida o libertad corran peligro. Es
decir, el acuerdo turco-europeo, no solo se
traduce en la externalización de la
asistencia a los refugiados en terceros
países, sino el cercenar el derecho de
asilo.
Kenia y sus habitantes han facilitado
refugio a miles de personas en los campos
de Dadaab desde hace más de 25 años; un
despliegue de solidaridad y generosidad
del que Kenia —y por extensión, África—
debería estar orgullosa.
Por eso ASPA y otras muchas ONGs
creemos que en lugar de asumir y seguir
las inhumanas políticas de la Unión
Europea, ahora más que nunca, Kenia debe
reforzar su compromiso. El país africano
debe servir como ejemplo a otras naciones,
incluidas las occidentales, sobre cómo
tratar con humanidad a quienes huyen de
la violencia.
Y es que el acuerdo UE-Turquía hace
necesario que un liderazgo de otras
naciones sobre la protección de refugiados.
Está en juego asegurar el refugio.
El Gobierno de Nairobi afirma que la
seguridad de Dadaab está en riesgo. Algo
que no cabe duda y de hecho los equipos
médicos de MSF han sido testigos de las
consecuencias de los atentados terroristas
en Kenia. En abril del año pasado, los
equipos médicos de esta ONG atendieron,
junto con el personal del Ministerio de
Salud, a las víctimas del aterrador ataque
(147 muertos) en la Universidad de Garissa.
Lo peor de todo esto es que el gobierno
keniano se siente cansado y algunos de sus
miembros abogan castigar a los 325.000
refugiados de Dadaab por las acciones de
unos pocos. No olvidemos que el conflicto
en Somalia se ha prolongado más de 25
años y las condiciones para un regreso
seguro y digno de los refugiados,
sencillamente, aún no se dan.
Los masivos campos de Dadaab y Kakima
nunca estuvieron planificados para
albergar
tantas
personas
como
actualmente viven en ellos. En la
actualidad, están sobrepoblados e
insuficientemente
financiados.
Su
proximidad a la frontera somalí hace que
sean vulnerables a los ataques que
provienen de Somalia. A pesar de los
repetidos llamamientos, no se han buscado
soluciones alternativas y, hoy por hoy, son
los refugiados en Dadaab y Kakima quienes
pueden pagar el precio.
Hay una ausencia grave de voluntad
política para encontrar una solución. Son
muy pocos los refugiados a los que se les
ha ofrecido una reubicación en otros
países. Los campos son inmensos pero, a
pesar de ello, no se ha explorado la
posibilidad de crear campamentos más
pequeños en localizaciones más seguras y
con mejores servicios. Los refugiados
tienen muy pocas oportunidades para ser
autosuficientes e integrarse en la vida
fuera de los recintos. Para todo ello se
requiere financiación y compromiso
político.
Kenia debe servir como ejemplo a otras
naciones, incluidas las occidentales. Si no
se aplican estas soluciones, para las que es
imprescindible el apoyo de la comunidad
internacional, los refugiados de Dadaab no
tendrán otra opción que regresar a una
Somalia devastada por el conflicto o correr
el riesgo de viajar al norte para cruzar el
mar hacia Europa.
En el último cuarto de siglo, Kenia ha
asumido un admirable papel protagonista
en la acogida a refugiados. El frustrante
acuerdo UE-Turquía hace más necesario
que nunca un liderazgo claro de otras
naciones y otras regiones del mundo sobre
la protección de refugiados.
Compartimos la opinión de MSF de que
reconsiderando su decisión y dando
marcha atrás al cierre los campos de
Dadaab y Kakuma, el Gobierno de Nairobi
tiene una oportunidad de demostrar a la
UE y al resto del mundo cómo se trata y se
facilita un santuario seguro a personas que
huyen de la violencia y no tienen otro lugar
donde ir.
Si. Una gran oportunidad, desde África,
para asegurar el refugio. Europa ya no es
un ejemplo. Ha vaciado de contenido el
contenido jurídico de refugiado y,
tristemente, lo ha mercantilizado.
Luis Pernía Ibáñez (ASPA)
ACTIVIDADES DE ASPA
En Granada el sábado, 4 de junio tendremos una
reunión informativa sobre la campaña BDS Israel en
el COMERCADO. Estaremos toda la mañana.
Estamos organizando en Málaga un concierto
solidario de Aziza Brahim por la libertad y la
independencia del Sahara. Será el sábado, 25 de
junio, a las 20 horas en el Auditorio Edgar Neville
(C/Pacífico, nº 54)
Los fondos recogidos de las colaboraciones se
destinarán al Programa Vacaciones en Paz que realiza la Asociación Malagueña de Amistad con
el Pueblo Saharaui (AMAPS).
Si no puedes asistir al concierto puedes colaborar ingresando tu colaboración en la Fila 0: ES96
0487 3195 9720 0000 9556 - BMN
Para más información sobre ASPA y nuestras actividades puedes visitar nuestra web y
seguirnos a través de las redes sociales (twitter y facebook).
Descargar