ISLAM Y CIENCIA «¡Lee! ¡En el nombre de tu Señor que todo lo creó! Creó al hombre de algo que se aferra. Proclama: Que tu Señor es el más generoso. Que enseñó el uso del lápiz (cálamo). Enseñó al hombre lo que no sabía» (Sagrado Corán, 96:11, 2, 3, 4 y 5) Estas palabras son las primeras que escuchó el Profeta Muhammad (PyB) al comenzar la revelación del Corán, el libro sagrado de los musulmanes. Este es el punto de partida del Islam, de su civilización y de su cultura. Se aprecia a simple lectura la mención de tres postulados que serán pilares fundamentales de la doctrina del Islam, leer, enseñar y usar el lápiz, es decir, escribir. En las revelaciones coránicas posteriores encontramos en diversos pasajes menciones constantes que instan al hombre a razonar y a alcanzar el saber. En forma complementaria en las máximas y sentencias del Profeta Muhammad (PyB), se encuentran también permanentes elogios y un estímulo constante al hecho de adquirir conocimiento y transmitirlo, a tal punto que el aprendizaje es un deber religioso: uno de los más famosos dichos del Profeta (PyB) es aquél que enuncia: "Instruirse es un deber de todo creyente". Las primeras generaciones de adeptos al Islam llevaban consigo estas premisas, y con la revelación coránica como motor esencial, produjeron en los primeros siglos posteriores a la revelación, una maravillosa civilización que revolucionó las ciencias en sus múltiples campos. Medicina, astronomía, física, química, biología, farmacia, matemática, etc., fueron materias cultivadas por los científicos musulmanes, quienes seguían el camino señalado por el Islam, una íntima relación entre la espiritualidad y el desarrollo de las ciencias. Es justo afirmar que el espíritu del Islam y la ciencia son complementarios. Esta premisa está relacionada con el alto valor que se le otorga dentro del esquema islámico al raciocinio, a la capacidad de discernir y a la reflexión tanto en lo científico como en lo espiritual. De hecho es el intelecto el gran obsequio otorgado por Dios a la especie humana. El Corán interroga al hombre en varios capítulos preguntándole a éste si acaso no razona, no sólo a modo de cuestionamiento y estímulo para que lo haga, sino también refiriéndose a lo importante de esta cualidad para alcanzar la verdad de las cosas, en muchas ocasiones representadas por la ciencia: la creación divina se revela también a través de la ciencia y el conocimiento. Un breve repaso histórico nos permite ver cómo desde el Islam lo anteriormente expuesto cobró vida. Las relaciones entre las religiones y la ciencia no han sido las mejores en diversos lugares y tiempos. También es necesario afirmar que por enunciado ninguna religión que practique el monoteísmo condena el hecho científico, pero en el hecho práctico muchos científicos han tenido 5 que enfrentarse a "autoridades de la fe", a riesgo de perder sus propias vidas, cuando sus postulados no coincidían con las interpretaciones de las escrituras sagradas. Frente a las ciencias, el Islam ha sido diferente. Este hecho está íntimamente relacionado con las fuentes primigenias del Islam, como mencionamos, el Corán y los dichos del Profeta. Podemos observar en el Libro Sagrado, la invitación a la asimilación del conocimiento así como también consideraciones sobre fenómenos naturales con detalles explicativos que abordaremos luego, encontrándonos en este punto con una sorprendente coincidencia entre el Corán y la ciencia moderna. En la explicación e interpretación del Corán a través de la palabra profética encontramos la exhortación a los hombres a seguir el camino del saber: "A aquél que sigue el camino de la búsqueda del conocimiento, Dios le facilitará el acceso al Paraíso". El carácter y concepto de la ciencia La primera influencia que recibió la ciencia en el mundo islámico era básicamente griega, con el agregado de elementos indios, persas y. siríacos. El vehículo de transmisión de estos conocimientos fue la lengua coránica: el árabe. No estaban formados los idiomas tal cual los conocemos hoy y las lenguas de la época eran pobres en cuanto a términos científicos, por eso el árabe fue tomado como la lengua internacional y culta. No debe verse en este fenómeno una cuestión étnica, sino que los autores escribían mayormente en esta lengua por ser la misma la voz de la civilización de vanguardia de ese momento y a la vez por el desarrollo científico alcanzado; prueba de esto es la cantidad de términos que aporta la lengua árabe a otros idiomas. La influencia de la ciencia islámica puede situarse entre los siglos VIII y XV. Como punto de inicio fue relevante el comienzo de las traducciones; posteriormente y como principal característica el espíritu científico del Islam existió una labor de estudio, comparación entre teoría y práctica, corrección, ampliación y creación genuina. Los conocimientos reunidos, luego de ser cotejados y ordenados, eran vueltos a presentar de manera más clara para facilitar su comprensión, con una orientación decididamente didáctica. Además de los tratados de diferentes materias nacidos en el mundo islámico, podemos encontrar también una cantidad considerable de textos orientados a clasificación y ordenamiento de las diferentes especialidades. Los musulmanes dirigieron una gran parte de su labor a compatibilizar los textos con la realidad experimentada, lo que derivó en un método de estudio menos teórico y más encauzado a sacar conclusiones de la observación práctica. 6 Las universidades En el mundo islámico surgieron las primeras universidades; "las escuelas religiosas" (madrazas) fueron un punto de partida como casas de estudio. Se enseñaban allí diferentes disciplinas con especial preeminencia en el análisis de los textos sagrados, jurisprudencia y es en estas instituciones donde se cultivará cada vez mas el legado helenístico. La exégesis de sus tratados será una excelente transmisión de la ciencia y de la filosofía del mundo grecorromano a la Europa occidental de la Edad Media. En este punto debemos destacar la enorme influencia que tuvo el mundo islámico en materia educativa dentro del occidente europeo. Durante los siglos posteriores a la revelación coránica, el legado musulmán fue la vanguardia educativa de la edad media, no sólo como fuente de científicos y filósofos, sino también desde el punto de vista pedagógico. La fundación de casas de altos estudios como la Nizamiyya en Bagdad y Al Qarawyyin en Fez, Marruecos, fueron grandes acontecimientos. Más instituciones de este tipo fueron fundadas en Basora, Damasco, Jerusalén, El Cairo, Alejandría y, pudieron ser conocidas y frecuentadas no sólo por musulmanes, sino también por cristianos y judíos. En el origen y desenvolvimiento de las universidades de occidente se pueden ver una serie de aspectos decisivos a la hora de poner de manifiesto el legado musulmán, como ser la intervención estatal tanto en la reglamentación como en la economía y la costumbre de expedir certificados y títulos. Algunos científicos musulmanes La sola mención de los nombres y apellidos de los científicos musulmanes, ocuparía gran cantidad de volúmenes, sin tener en cuenta la descripción de sus obras. Se presentan algunos a modo de referencia: Al-Juarizmi, el padre del álgebra: Nacido alrededor del año 780 en la región del Turkmenistán. La mayor parte de sus trabajos es conocida en forma indirecta o por traducciones del latín. Su paso a la inmortalidad fue un texto llamado "Libró sobre el cálculo, la transportación y la reducción". El término "al-ÿãbr" (álgebra) correspondía a la operación de transposición. A la incógnita se la denominaba "cosa" (shay en árabe xay en castellano); a él se debe que se utilice la letra X para denominar las incógnitas en las ecuaciones. Ibn Sina, el Príncipe de los médicos: Conocido en Occidente como Avicena. Nacido alrededor del año 980 en Afshaná, cerca de Bujará (hoy Uzbekistán), fue un genio polifacético: filósofo, astrónomo, estadista, literato. Sin duda su obra cumbre es el célebre Canon de la Medicina, que fue utilizado como texto básico durante más de 700 años en diferentes universidades europeas. El propósito de la obra fue establecer las leyes 7 de la medicina, con fundamentales aportes en la clasificación de enfermedades y su posterior tratamiento. Es mérito de Avicena la identificación de la tuberculosis y la meningitis. Un tratado aparte merece el carácter de cirujano que tenía este sabio musulmán, ya que no sólo se destacó en el uso de anestésicos sino que también diseño instrumental quirúrgico. Ibn al-Haizam, padre de la óptica: Latinizado Alhazen o Alazen, no sólo fue óptico, sino también matemático, físico y astrónomo. Desarrolló su obra en Egipto. Es este erudito quien describe por primera vez la anatomía del ojo humano con sorprendente exactitud. Estudioso de los fenómenos de refracción, dio una de las primeras explicaciones en referencia al uso de los lentes de aumento. Posteriormente estos estudios influyeron en Descartes y en Snell. Alhasen era un hombre eminentemente práctico, su trabajo se orientaba siempre a conciliar la teoría con la experimentación. Muhammad Ibn Ahmad Al-Biruni, el genio polifacético: astrónomo, matemático, físico, geógrafo, también filósofo e historiador, fue un intelectual prodigioso cuyo carácter científico, en el sentido más moderno de la palabra, supo sintetizar y desarrollar. Autor de más de 150 libros, calculó con sorprendente precisión el diámetro de la Tierra, clasificó plantas medicinales y animales. Dedicó su gran obra de astronomía al sultán; éste lo quiso premiar con un elefante cargado de monedas de plata. Al Biruni lo rechazó diciéndole: "Este obsequio me apartaría de la búsqueda del conocimiento. No cambiaré nunca la continuidad de mi saber científico por efímeros adornos, porque los sabios no ignoran que el dinero pasa y que la ciencia perdura". Abu Bakr Muhammad Al-Razi, médico, químico y farmacólogo, nacido en Persia, y conocido en Europa como Rhases, destacado médico al que le debemos una serie de aportes que forman parte hasta hoy de la medicina y la farmacología. Al-Razi logra destilar en su laboratorio algo que aún lleva el nombre que él le dio: alcohol (del árabe, "al-kuhl"). También fabrica jarabe ('Jarab’), para hacer más tolerables sus preparados a los pacientes, logra cubrir con azúcar o candear-frutas (qand": caña de azúcar) y crea las grageas dulces que revisten muchos de los medicamentos que hoy consumimos. Describe también el proceso de formación del ácido sulfúrico. La Ciencia. El Corán. Para los musulmanes el Sagrado Corán es la palabra vigente y eterna de Dios hasta el final de los tiempos. Aborda múltiples temáticas con un carácter dinámico y esclarecedor. Existen varias formas de exégesis coránica que van desde lo literal hasta lo teológico. Independientemente del grado de adhesión que los no musulmanes le puedan otorgar a su 8 carácter divino, existen algunas condiciones de carácter histórico que lo convierten en una obra única. Podemos mencionar entre éstas que desde su revelación no ha sido cambiada ni una palabra de su texto original, es decir que si tomamos un ejemplar de hace 1300 años, otro de 700 años o un ejemplar actual no encontraremos diferencia alguna en su texto. No se repite este hecho con ningún otro libro de esa data. Por otra parte, el Corán rige las bases gramaticales de la lengua árabe, hecho único que a partir de un libro de estas características se genere la sintaxis y la morfología completa de una lengua. Existe la tendencia por parte de muchos autores y teólogos no musulmanes en atribuirle la autoría del Corán al Profeta, de quien sostienen se inspiró en historias bíblicas. Esta confusión proviene de interpretaciones hechas a la ligera: el Islam no se presenta desde el hecho coránico como una religión nueva, sino que se define como la verdad corroborante y revelada anteriormente en la Biblia y el Evangelio, reafirmando acérrimamente el monoteísmo abrahamico y manifestando desde el punto de vista teologal, que la custodia del texto del Corán, ya no pertenecía a la raza humana, sino al Creador mismo. A partir de algunos cronistas, sabemos que el Profeta era iletrado, por lo tanto no pudo componer algo semejante al Corán. Esta hipótesis de que el Corán fue creado por un hombre es también fácilmente descartable a través de la historia y de las características de la revelación. El lugar geográfico de la manifestación coránica fue el entonces aislado desierto de Arabia. Todo el contacto que se tenía con sus vecinos próximos eran caravanas de comercio, escasas ciudades, tribus nómades y en medio de todo esto, la dureza característica de las zonas desérticas. Desde la primera revelación el Libro cautivó a quienes escuchaban su recitación. Era un tiempo y un lugar en donde el único arte válido y reconocido era la poesía, y en este aspecto también el Corán arrasó con todo, sin dejar lugar a ningún trovador de la época a componer algo semejante. Posteriormente fue el Corán el motor de la refinada civilización del Islam clásico, a través de su exhortación constante al conocimiento. En todos los pensadores del Islam de los siglos posteriores y en muchos no musulmanes, podemos encontrar asociaciones con el mensaje coránico y sus respectivos tiempos, reafirmando todos estos su carácter único. Llegamos así al momento actual ¿Qué clase de prueba necesitaríamos hoy para afirmar que algo, en este caso un libro, posee naturaleza divina?, ¿Cómo podríamos compatibilizar la creencia con un mundo tan altamente tecnificado y con una marcada tendencia racionalista? De la misma manera que en épocas anteriores, el Corán reafirma su naturaleza celestial dando las respuestas necesarias, a través de exactas coincidencias con recientes descubrimientos de la ciencia moderna. En primera instancia establecer un vínculo entre Corán y ciencia en un mundo que muchas veces no profundiza en el conocimiento religioso 9 acerca del Islam, y más aun, afirmar que existe armonía entre estos elementos, sorprende tanto al científico como al hombre de fe. En el mundo de hoy la mayoría de la comunidad científica muestra indiferencia y en algunos casos menosprecio por las cuestiones de la fe, muchas veces tildándolas como leyendas. Aunque no es el tema tratado en este trabajo, sin la menor duda podemos afirmar que si el crecimiento científico y tecnológico no va acompañado de un crecimiento espiritual como el que proponen las religiones monoteístas, muchas veces puede atentar contra la propia naturaleza humana. Ejemplo de esto último son la creación de sofisticadas armas que ponen en riesgo al conjunto de la creación. Dejando de lado esta última reflexión expondremos algunos casos en donde la revelación coránica y la ciencia moderna coinciden. El objetivo coránico es esencialmente enseñar una actitud ante la vida. No debemos pretender encontrar en el libro un tratado de ciencia ordenado y clasificado tal cual lo concebimos hoy, menos aun con términos eminentemente técnicos. Esto lejos de ser una cuestión que aporte dudas es una pauta más de su grado de credibilidad, ya que en cualquier momento de su lectura vamos a estar aprendiendo acerca de la historia de algún profeta y de pronto surgirán elocuentes afirmaciones que invitan al hombre a reflexionar acerca de las obras de la creación. En estas afirmaciones vamos a encontrar las coincidencias con la ciencia moderna. Una parte de estas afirmaciones es de fácil entendimiento ya que se desprenden de la mera observación, pero otras sólo podrán ser comprendidas si se poseen conocimientos científicos básicos para ello. Además estos conocimientos deberán ser amplios y sobre muchas materias, ya que el Corán habla de embriología, zoología, botánica, física, astronomía, antropología y geología, entre otros temas. Podemos clasificar estas enunciaciones en grupos que distinguen la teoría científica y el hecho de observación debidamente controlado, y además nunca debemos perder de vista que las expresiones que vamos a enunciar fueron hechas hace más de 1400 años. En cuanto a la metodología de acercarse al conocimiento, tanto por su naturaleza como por sus objetivos, el Corán difiere de la concepción de aislar y estudiar, para dar paso a formular referencias en cuanto a los específico en relación con el todo, es decir con el conjunto de la creación. Presentamos algunos ejemplos: La Formación del Universo - El Big Bang Existen menciones coránicas en donde se presenta un resumen de los hechos concernientes al proceso de formación del universo: 10 «Ignoran acaso los incrédulos que los cielos y la tierra eran una sola masa que disgregamos, y creamos a todo ser vivo del agua» (Sagrado Corán 21:30) Es común la teoría científica que sostiene que el universo es un cuerpo, a pesar de su inmensa composición, es un solo cuerpo. El Libro testifica este hecho, que fue un solo cuerpo que se disgregó. El Corán se refiere a éste específicamente. Esta formulación es un hecho que fue descubierto en este siglo. La existencia de una sola masa luego separada a través de una explosión, la teoría "Big Bang" que explica el origen del universo, es la forma de la creación mencionada en el Corán. Este cuerpo entero fue compuesto de materia y energía que fue densamente concentrada, entonces se expandió hasta que eventualmente explotó y se esparció. El origen acuático de la vida es una teoría que tiene sus adeptos, pero aun no ha sido del todo comprobada. «Luego Dios se dirigió hacia el cielo cuando este aun era humo (gas)....» (Sagrado Corán 41:11). La teoría "Big Bang" sostiene que producto de la explosión y posterior disgregación de esa masa original única dio como resultado un montón de polvo o bruma, aun el Corán usa la palabra más precisa de "humo". El humo esta formado por un substrato gaseoso con finas partículas en suspensión. Se ha comprobado que si una masa o cuerpo condensado explota, uno de los resultados que se observan es el humo. Por lo tanto esta definición coránica es precisa y científicamente correcta. Todo esto está en perfecta armonía con las ideas modernas sobre la existencia de la nébula primaria y el proceso secundario de separación de los elementos que habían formado la masa única inicial. Esta separación resultó en la formación de las galaxias y entonces, cuando estas se dividieron, en estrellas de las cuales los planetas fueron surgiendo. De hecho el Corán se refiere en múltiples pasajes a "los mundos °y también a los planetas cuando habla de la potestad divina en el cielo, en la Tierra y lo que se encuentra entre ambos. Los investigadores modernos no pueden dejar de plantear una pregunta inevitable, siempre relacionada con el ,,quien creó a quien", en este caso quién habría formado esta masa original a partir de la cual se formó el universo. Lo cierto que la ciencia, al ser una forma de conocimiento relativa, nunca será capaz de responder a esas preguntas. Para los creyentes la respuesta es sencilla: Todo lo que existe, el universo, es un gran signo de Dios, el Gran Creador. La expansión del Universo Uno de los fenómenos más grandiosos y sorprendentes del conocimiento científico actual es el concepto de expansión del universo. 11 Este concepto fue sugerido a partir de la teoría de la relatividad general; dicha expansión esta basada en los exámenes realizados sobre los espectros de las galaxias. La velocidad de los cuerpos celestes de esta continua expansión, podría estimarse en valores fraccionales de la velocidad de la luz hasta valores superiores. «Y construimos el cielo con firmeza. En verdad lo extendemos (o somos los hacedores de la vasta extensión)» (Sagrado Corán 51:47). El Sol, Ia Luna, los planetas y sus órbitas Cuando se mencionan las cuestiones astronómicas relacionadas con los musulmanes, la primera referencia que se obtiene es el aporte de los científicos en esta materia durante la edad media. Sin embargo antes del apogeo científico islámico durante el período mencionado, ya encontrábamos menciones reveladas en el Libro acerca de este campo. En los textos antiguos se mencionaba al Sol y la Luna como dos luminarias. Sin embargo el Corán presenta una definición más acertada para las características propias de cada uno de estos astros. «Bendito sea quien colocó constelaciones en el firmamento y puso en él un sol y una luna luminosa» (Sagrado Corán 25:61). Todos sabemos hoy en día que el Sol es una fuente de calor y que la Luna carece de luz propia. En el Corán la luz de la luna se describe como algo que significa tomar prestado o reflejar. En cuanto a las características del Sol, se lo define Como una comparación con una lámpara brillante o una antorcha. Esta es una descripción elocuente de la diferencia que existe entre el origen de la luz de uno y otro astro. La teoría de que el Sol giraba alrededor de la Tierra fue sostenida durante mucho tiempo por los filósofos y científicos europeos. Este postulado no se puso en duda desde Ptolomeo hasta Copérnico. Recién en 1609 el astrónomo alemán Kepler enunció características que concluyen sobre el movimiento elíptico de los planetas alrededor del sol, además de los movimientos de rotación de los mismos. A través de las características de estos movimientos se explicaron sucesos tales como la secuencia día-noche, noche-día. Al describir esta sucesión el Corán utiliza un verbo que significa enrollar o enroscar: «El fue quien creó la noche y el día, el Sol y la Luna, cada cual gravita en su órbita» (Sagrado Corán 21:33). 12 «Creó con prudencia los cielos y la Tierra. Arrolla la noche sobre el día y arrolla el día sobre la noche» (Sagrado Corán 39:5). La conquista del espacio Debemos prestar especial atención a los versículos coránicos que sugieren esta idea. Hoy en día este concepto es un enunciado que repetimos en virtud del avance tecnológico, viajes extraterrestres, búsqueda de vida en otros planetas, etc. De alguna manera tenemos la seguridad de que en algún momento llegaremos a conquistar determinados espacios, ya que la ciencia ha dado acabadas muestras de esta posibilidad. En el siglo VII esto era impensable, aun para la mente más ávida. «¡Oh asamblea de genios y hombres!, si sois capaces de atravesar los límites de los cielos y de la tierra, atravesadlos; pero no podréis hacerlo sino merced a nuestra potestad!» (Sagrado Corán 55:33). La reproducción de los vegetales En el orden vegetal la reproducción se realiza de dos maneras: sexual o asexual. Sólo la primera puede definirse como reproducción, ya que define un proceso biológico con el objetivo de dar lugar a un idéntico en especie. La reproducción asexual es el producto de una fragmentación de un mismo organismo, que como resultado va a adquirir un desarrollo semejante a aquel del que ha salido. Este conocimiento de descubrimiento relativamente nuevo es expresado en el Corán de la siguiente forma: «El es quien dilató la tierra, en la que plantó firmes montañas, y ríos, así como también estableció parejas de todos los frutos» (Sagrado Corán 13:3). El ser humano Uno de los temas de mayor relevancia abordados en el Corán y relacionado con nuestro estudio es el que explica la formación biológica del hombre. Existen muchas alusiones a este tema en el contenido del libro. Una vez más la palabra coránica coincide con los aspectos descubiertos por la ciencia moderna. Muchos de estos hechos no podían haber sido descubiertos en aquella época ya que se carecía, entre otros elementos de investigación, de microscopios, ecógrafos y otros 13 necesarios para hacer las afirmaciones que presenta el Corán en este campo. No hay ninguna crónica que indique que los hombres habitantes del desierto de Arabia tuviesen algún conocimiento especial en esta materia, ni superior ni inferior a los que existían en Europa. La creación de la especie humana es visible en cada uno de los miembros de la especie, es decir como si cada ser humano en forma individual conformase un microcosmos. La formación del mismo es descripta en el Libro con minuciosidad en diversos pasajes. Leeuwenhoek, uno de los precursores de la microscopía, fue uno de los primeros científicos en observar las células del esperma humano (espermatozoos), al utilizar un microscopio mejorado en 1677. Pensó equívocamente que el espermatozoide contenía un ser humano en miniatura que crecería cuando fuera depositado dentro del genital femenino. Leeuwenhoek estudió las primeras fases del embrión del pollo. Las etapas de los embriones humanos no se describieron hasta el siglo XX. Streeter (1941) desarrolló el primer sistema de etapas que ha sido reemplazado ahora por un sistema más exacto propuesto por O'Rahilly (1972). Más de 1000 años antes, la revelación coránica daba la idea clara que la fecundación de la vida se producía en etapas dentro del vientre materno y a través de la unión de la esperma y el óvulo, con el concepto de "gota mezclada". «... Os configura en etapas en las entrañas de vuestras madres entre tres tinieblas» (Sagrado Corán 39:6). «Hemos creado al hombre de esencia de barro. Luego le transformamos en algo que se aferra y que insertamos en un lugar seguro». (Sagrado Corán 23:12,13). Es sabido hoy en día que los componentes que forman al hombre se hallan presentes en el agua y en la tierra. La interpretación acerca de las tres tinieblas, no sólo de parte de los exégetas coránicos, sino también de científicos de renombre mundial como Keith More quienes hacen referencia a las "tres tinieblas" como la pared abdominal anterior; la pared uterina, y a membrana amniotica. «Después le modeló, luego alentó su espíritu. Os dotó de oído, de vista y de entendimiento» (Sagrado Corán 32:9). Esta parte indica que los sentidos de la vista, el oído y el intelecto se desarrollan en este orden, lo cual es verdad. El origen del oído interno aparece antes del comienzo de la formación de los ojos, y el cerebro (el lugar del intelecto) se desarrolla el último. 14 «¡Oh Humanos, si estáis en duda sobre la resurrección, reparad en que os hemos creado de tierra, después de esperma, que luego convertimos en algo que se aferra...» (Sagrado Corán 22: 5). Algo que se agarra es una de las acepciones de la palabra árabe "alaq". La fijación del huevo en el útero, definido en el Corán como "un lugar seguro", se produce mediante el desarrollo de unas vellosidades que son prolongaciones del huevo. Estas prolongaciones aferran literalmente el huevo al útero. Luego el embrión pasa por el estadio de carne y después aparece el tejido óseo. «y convertimos lo que se aferra en huesos y luego revestimos los huesos de carne, luego le animamos. ¡Bendito sea Dios, creador por excelencia» (Sagrado Corán 23:12,13). Conclusión Hemos presentado un resumen de las múltiples relaciones que existen entre el Islam y la Ciencia, tanto en aspectos vinculados con la doctrina así como también en la historia y la metodología de las ciencias en el Islam. Por último, citaremos unas palabras pertenecientes a la obra del célebre sociólogo inglés Robert Briffault, quien en su trabajo "Making of Humanity" dice: «La ciencia constituye la aportación más trascendental de la civilización arábigo-islámica al mundo moderno, pero sus frutos tardaron en madurar. Sólo mucho después que la cultura mudéjar se hundió de nuevo en la oscuridad retornó con su poder el gigante a quien había dado vida. La resurrección de Europa no se debe a la ciencia. Otras muchas influencias de la civilización islámica proporcionaron sus resplandores a la vida europea. La deuda de nuestra ciencia con la de los musulmanes no consiste en descubrimientos sorprendentes o teorías revolucionarias, la ciencia le debe mucho más a la cultura arábigo-islámica: le debe la existencia. Como vimos el mundo griego era precientífico. La astronomía y las matemáticas de los griegos llegaron importadas del extranjero y nunca se aclimataron totalmente a la cultura griega. Los griegos sistematizaban, generalizaban y teorizaban, pero la paciencia de la investigación, la acumulación de conocimientos positivos, los métodos minuciosos de la ciencia, la observación detallada y prolongada, la investigación experimental, eran completamente extraños al temperamento griego. Lo que denominamos ciencia surgió en Europa como resultado de un nuevo espíritu de indagación, del método experimental, de las observaciones, de las mediciones, del desarrollo de las matemáticas en forma desconocida para los griegos. Los árabes musulmanes introdujeron ese espíritu y esos métodos en el mundo europeo». 15