1 • María Pareja Jiménez • Karen Pérez Alfonso • Javier Pérez Salvador • Manuel Pérez Sánchez • Carlos Rabadán Sainz • Laura Ramiro Fernández • Laura Redondo Artés 2 ÍNDICE 0. INTRODUCCIÓN………………………………………………………3 1. ARTROSIS……………………………………………………………...3 1.1Definición………………………………………………………. .3 1.2 Epidemiología…………………………………………………..3 1.3 Etiología…………………………………………………………4 1.4 Fisiopatología…………………………………………………...4 1.5 Pruebas diagnósticas…………………………………………..5 1.6 Manifestaciones clínicas……………………………………….5 1.7 Complicaciones potenciales…………………………………...6 1.8 Tratamiento………………………………………………………6 1.9 Cuidados enfermeros…………………………………………..7 2. ARTRITIS REUMATOIDE……………………………………………..7 2.1 Definición……………………………………………………….7 2.2 Epidemiología…………………………………………………..8 2.3 Etiología…………………………………………………………8 2.4 Fisiopatología…………………………………………………..8 2.5 Pruebas diagnósticas………………………………………….9 2.6 Manifestaciones clínicas……………………………………...10 2.7 Complicaciones potenciales………………………………….11 2.8 Acciones terapeúticas/ tratamiento………………………….11 2.9 Cuidados enfermeros…………………………………………12 3. OSTEOPOROSIS………………………………………………………13 3.1 Definición……………………………………………………….13 3.2 Epidemiología………………………………………………….13 3.3 Etiología…………………………………………………………13 3.4 Fisiopatología…………………………………………………..14 3.5 Pruebas diagnósticas…………………………………………..15 3.6 Manifestaciones clínicas……………………………………….15 3.7 Complicaciones potenciales…………………………………..16 3.8 Tratamiento……………………………………………………..16 3.9 Cuidados enfermeros………………………………………….17 4. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………..19 3 0. INTRODUCCIÓN Este grupo de enfermedades agrupan todas las patologías que involucran el deterioro y disfunción del sistema óseo y articular del cuerpo humano con la afección de sus estructuras internas y adyacentes como cartílago o tejidos blandos periarticulares. Los trastornos osteoarticulares son una de las enfermedades mas frecuentes en la actualidad, principalmente en personas mayores a los 50 años y de sexo femenino. Este grupo de enfermedades tiene una creciente frecuencia de casos y se estima que para el año 2015 será la mayor fuente de gastos en salud por encima de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Estos trastornos se caracterizan por dos síntomas típicos que son el dolor y la impotencia funcional de alguna parte del aparato locomotor, en especial, de las articulaciones. A pesar de que este grupo de patologías no sean causas directas de muerte, es muy importante y necesario que se les de un buen espacio en las campañas de prevención y promoción de la salud, ya que son estas enfermedades las que mas acarrean disfuncionalidad en la vida del paciente. Nos vamos a centrar por su importancia en las tres enfermedades que mayor incidencia tienen: artrosis, artritis reumatoide y osteoporosis 1. ARTROSIS 1.1 DEFINICIÓN Es una enfermedad lentamente progresiva, crónica, no inflamatoria y no sistémica de las articulaciones de tipo diartrosis (sinoviales). Se caracteriza por la especificidad de la localización, de modo que algunas articulaciones sinoviales muestran una mayor prevalencia de la enfermedad: articulaciones de carga como caderas y rodillas; la columna cervical y lumbar; las articulaciones interfalángicas distales y proximales; las metacarpofalángicas de las manos y las metatarsofalángicas de los pies. Existen 2 tipos de artrosis: la artrosis idiopática, conocida como la enfermedad de desgaste natural o de uso-abuso debido a su mayor incidencia en personas mayores, y la artrosis secundaria, que no es debida a un proceso de desgaste a consecuencia del envejecimiento, sino que se produce por una afección que lesione directamente el cartílago. 1.2 EPIDEMIOLOGÍA La artrosis es la enfermedad articular mas prevalente en los adultos mayores de 65 años, aunque en realidad puede comenzar a los 20-30 años de edad pese a no ser habitual. La mayoría de las personas se encuentras afectadas a los 40 años pero los primeros síntomas no aparecen hasta pasados los 50 años. Por este motivo se suele asociar la artrosis con la población anciana, ya que a partir de los 65 años hay sintomatología en el 65 % de la población. En los casos en los que aparece antes de los 50 años la incidencia es superior en hombres que en las mujeres, mientras que a partir de esta edad la incidencia es dos veces mayor en éstas. En los hombres la articulación más afectada es la cadera, mientras que en las mujeres suelen ser las manos. 4 1.3 ETIOLOGÍA La artrosis puede clasificarse en idiopática y secundaria dependiendo de la causa que la origine. La causa de la artrosis idiopática o primitiva se desconoce, suele aparecer en personas sin antecedentes de lesión o enfermedad articular ni enfermedades sistémicas, por lo que se considera el envejecimiento como el factor asociado que más influye en el deterioro del cartílago de las articulaciones artrósicas. Otras causas que contribuyen a la artrosis son la disminución de estrógenos tras la menopausia, la obesidad y el ejercicio. Sin embargo la artrosis secundaria tiene una causa identificable, como son: Traumatismos, ya que las fracturas pueden producir puntos de necrosis o estrés sobre el cartílago. Estrés mecánico como consecuencia de actividades físicas repetitivas como los deportistas de élite Inestabilidad: si existe un deterioro de las estructuras de apoyo de la articulación provoca que existan puntos de presión desigual Deformidades producidas por luxación que pueden contribuir al deterioro del cartílago. Sobretodo en la cadera. Hemorragia articular o hemofilia que producen hemartros (derrame de sangre en el interior de la articulación) de repetición Uso de fármacos, sobretodo los corticoides que estimulan las enzimas que digieren el colágeno de la articulación. 1.4 FISIOPATOLOGÍA El componente de la articulación que sufre desde el principio en la artrosis es el cartílago articular, compuesto por condrocitos y de aspecto blanco, liso y traslucido. En las articulaciones normales el cartílago articular junto con el líquido sinovial proporcionan las propiedades necesarias para almohadillar y permitir el roce y el choque entre los dos huesos que se articulan. La integridad del cartílago depende de dos elementos: por un lado la carga mecánica a la que es sometida la articulación, y por otro la calidad de la matriz cartilaginosa. El cartílago articular es avascular y su nutrición depende del líquido sinovial, una nutrición inadecuada del cartílago puede llevar a su degeneración. Esta mala nutrición puede deberse a la enzima hialuronidasa que se encuentra en el líquido sinovial y determina la digestión de la matriz del cartílago. Los cambios iniciales son el reblandecimiento del cartílago con pérdida de su resistencia elástica, volviéndose amarillo-grisáceo o pardo, opaco y rugoso. Se produce un adelgazamiento del cartílago que da lugar a un menor almohadillado, y el líquido lubricante está alterado. Al perderse el cartílago protector, aumenta la densidad del hueso subcondral, aumentando el tamaño de la articulación. Aparecen fisuras e irregularidades en las superficies cartilaginosas, que dan lugar a fracturas y desprendimiento del cartílago. Con el tiempo el cartílago se vuelve áspero y agrietado. La articulación pierde funcionalidad y capacidad de resistir peso. 5 Se pueden producir quistes en el hueso subcondral, que se comunican con las fisuras del cartílago, abriéndose hacia la cavidad sinovial produciendo rigidez articular. El hueso subcondral también forma osteofitos (espolones) en los bordes articulares y en los puntos de inserción de los ligamentos, tendones y cápsulas articulares, que se desplazan al líquido sinovial. Estos cambios causan dolor, como consecuencia del contacto entre las superficies articulares expuestas entre sí, cuando el cartílago articular, que carece de terminaciones nerviosas, se ha destruido del todo. Aunque la artrosis no es una enfermedad inflamatoria, si hay una respuesta fisiológica inflamatoria de la articulación: sinovitis secundaria. Se produce en las fases tardías de la artrosis, y consiste en una inflamación del líquido sinovial, como respuesta a la rotura del cartílago cuando éste se rompe en la superficie articular. 1.5 PRUEBAS DIAGNÓSTICAS La artrosis puede diagnosticarse casi siempre mediante la anamnesis y la exploración física. Radiografías: Revelan un estrechamiento del espacio articular, osteófitos en los bordes articulares, quistes subcondrales y alteraciones en la forma de los extremos del hueso, que indican remodelación ósea. Los hallazgos y cambios en la imagen no siempre se corresponden con el dolor experimentado por el paciente Resonancia Magnética (RM): Más sensible para señalar la progresión de la destrucción articular. Pruebas de laboratorio: Se realizan como pruebas complementarias. Los análisis séricos de velocidad de sedimentación globular, los recuentos completos de sangre y el análisis del líquido sinovial suelen ser normales. El factor reumatoide y los anticuerpos antinucleares son negativos. Estas pruebas permite descartar otros procesos artropáticos como artritis reumatoide o artritis séptica y definen una situación basal antes de iniciar el tratamiento. 1.6 MANIFESTACIONES CLÍNICAS La artrosis tiene una presentación asimétrica, afectando a una o dos articulaciones. El debut de las manifestaciones clínicas suele ser lento y gradual. Los signos y síntomas más característicos son: - Dolor articular y rigidez: constituyen el motivo más habitual de consulta. El inicio del dolor suele ser insidioso y el paciente no recuerda cuando comenzó, describiéndolo como un dolor asimétrico molesto que aumenta con el uso de la articulación y se alivia con el reposo. El dolor aumenta con el tiempo frío, húmedo y lluvioso. La rigidez es frecuente a primera hora de la mañana o tras periodos de reposo y suele durar menos de 30 minutos. El paciente describe una crepitación provocada por la presencia de partículas sueltas de cartílago en la cápsula articular - Aumento del tamaño de la articulación debido a la formación de osteófitos, la sinovitis y el sobrecrecimiento óseo 6 - Reducción de la amplitud del movimiento, que contribuye a la discapacidad - Conforme progresa la enfermedad pueden aparecer espasmos musculares, debilidad muscular, inestabilidad, inflamación subcondral y el dolor está presenta aunque se alivie la carga. - La hiperactividad de una articulación puede producir una tumefacción y/o derrame. 1.7 COMPLICACIONES POTENCIALES Las complicaciones que se pueden presentar en esta enfermedad las podemos dividir en dos grupos: complicaciones óseas y de los tejidos blandos. En cuanto a las complicaciones óseas encontramos osteonecrosis, que es el resultado de la falta de circulación sanguínea a partes específicas de los huesos. Esto conlleva a la muerte de las células del hueso y la médula ósea. Y la fractura por fatiga, que se produce por el colapso del hueso necrosado. En las complicaciones de los tejidos blandos encontramos la hemartrosis (acumulación de sangre en los espacios sinoviales de la articulación), infección articular, atropamiento nervioso, rotura de la articulación y fractura de ligamentos. Además, la artrosis puede producir un anquilosamiento y pérdida de la sensibilidad de una articulación, pudiendo llegar a producir una incapacidad 1.8 TRATAMIENTO Tratamiento médico Es importante que ningún fármaco puede corregir los efectos de la artrosis debido a la cronicidad de la enfermedad. El tratamiento médico, que es un tratamiento conservador, consiste en tratar el dolor, reducir el peso y mantener la función articular, a través de: - AINEs: Se inicia con el uso de paracetamol 1g 4 veces al día. Si resulta ineficaz se pasa a ibuprofeno o salicilatos en caso de pacientes que no presenten afectación renal y digestiva. En caso de que el dolor persista se puede agregar un analgésico opiáceo. - Analgésicos tópicos: Ofrecen cierto alivio del dolor y no se deben combinar con calor debido al riesgo de quemaduras. Crema de capsaicina. - Corticoides: No indicado debido a sus efectos secundarios aunque con frecuencia se utilizan inyecciones intraarticulares de glucocorticoides para tratar la articulación inflamada. - Viscosuplementación: El ácido hialurónico, por medio de inyecciones intraarticulares tiene la capacidad de suplementar la lubricación articular que ejerce el líquido sinovial. Los estudios han deparado resultados dispares respecto a su eficacia. - Productos biológicos: El sulfato de glucosamina y el sulfato de condroitina, debido a sus posibles efectos sobre la regeneración del cartílago. Su acción rápida sugiere un efecto antiinflamatorio con aliviación del dolor semejante al del AINE y deben tomarse con los fármacos habituales. 7 Tratamiento quirúrgico La progresión de síntomas, el deterioro de la función articular y la pérdida de autonomía pueden llevar a la actuación quirúrgica. La sustitución articular y otras intervenciones mejoran la función articular y alivian el dolor. Las intervenciones quirúrgicas son: - Artrodesis: Fusión quirúrgica de una articulación. Se pierde flexibilidad pero disminuye el dolor y aumenta la fuerza. - Osteomía: Sección transversal quirúrgica de un hueso para corregir una deformidad, colocándolo en una mejor alineación. - Resección: Extirpación parcial del hueso degenerado, alivia las molestias y la incapacidad asociada. - Sinovectomía: Extirpar la membrana sinovial que tapiza la articulación, reduciendo el dolor y la inflamación. 1.9 CUIDADOS ENFERMEROS Los cuidados enfermeros se centran en controlar el dolor, prevenir discapacidades y mantener y mejorar la función articular. - Manejo del dolor, para que el paciente realice sus actividades de la vida diaria con mínimas molestias, como administrar analgésicos, aplicación de calor y frio, y enseñar técnicas de relajación. - Enseñar ejercicios que mejoren la fuerza, la resistencia y la flexibilidad, sin que llegue a aparecer la fatiga - Estimular al paciente a usar principios de protección articular: utilizar férulas u ortesis para mantener la articulación en una posición funcional que no superara una semana ya que puede provocar rigidez adicional, y mantener un equilibrio entre reposo y actividad. - Asesoramiento nutricional que beneficiara a los pacientes obesos, que necesitan adelgazar con el fin de mejorar los síntomas artrósicos y ralentizar la progresión de la enfermedad. - Asegurarse de que el paciente tiene la fuerza necesaria en las extremidades antes del inicio de la marcha 2. ARTRITIS REUMATOIDE 2.1 DEFINICIÓN Enfermedad crónica, progresiva, e inflamatoria del tejido conectivo. Afecta tanto a nivel articular, como sistémico, por lo que se acompaña de manifestaciones extraarticulares. Se caracteriza por la inflamación simétrica del recubrimiento de las articulaciones sinoviales (sinovitis), con la consiguiente destrucción de éstas. Siempre ataca a las articulaciones periféricas, pero puede afectar al tejido conjuntivo de todo el organismo, incluidos ojos, pulmones, piel y vasos. 8 2.2 EPIDEMIOLOGÍA La artritis reumatoide afecta tres veces más a las mujeres que a los hombres y puede aparecer a cualquier edad. Su inicio más frecuente se da entre los 25-40 años. Afecta al 20% de la población a partir de los 45 años y al 30% a partir de los 60 años, independientemente del nivel social y económico. Se trata de una poliartritis inflamatoria progresiva, que se caracteriza por exacerbaciones y remisiones. Produce una importante morbilidad e incapacidad crónica. 2.3 ETIOLOGÍA La artritis reumatoide se presenta con mayor frecuencia (20-30%) en personas con una especial predisposición, sin embargo no es una enfermedad hereditaria. Su etiología es desconocida, aunque la tendencia actual es a considerarla como un defecto autoinmunitario; y no infeccioso, aunque la infección puede ser un factor desencadenante de la enfermedad. La posible causa autoinmune de la enfermedad es el desarrollo de anticuerpos (factor reumatoide) contra la inmunoglobulina G en respuesta a determinados antígenos, lo que determina la producción de complejos inmunes que se depositan en la membrana sinovial y otros tejidos conjuntivos. Estos complejos son atacados por los fagocitos con la consiguiente inflamación. Estos procesos terminan destruyendo los tejidos circundantes. Sin embargo, se sospecha que determinados agentes infecciosos, como las micobacterias y el virus de Epstein-Barr desencadenan el proceso. Además, existe una susceptibilidad hereditaria a la artritis reumatoide asociada al antígeno leucocitario humano ( HLA-DR4). 2.4 FISIOPATOLOGÍA Inicialmente, el recubrimiento sinovial de las articulaciones se inflama, produciéndose una sinovitis secundaria a un agente intermedio desconocido. Esto se produce como consecuencia de la reacción de los anticuerpos (los denominados factores reumatoides) contra la inmunoglobulina G frente a determinados antígenos extraños. La formación del complejo inmunitario lleva a la activación de la respuesta autoinmune, produciéndose el proceso inflamatorio. Este proceso se lleva a cabo por neutrófilos, que liberan enzimas en el lugar de la inflamación dañando al cartílago articular y produciendo un engrosamiento del revestimiento sinovial. Otras células intervienen igualmente en el proceso de respuesta inflamatoria: los linfocitos T colaboradores (CD4), causantes de respuestas inmunitarias celulares y estimulantes de la formación de citosina (principales factores que conducen a la respuesta inflamatoria). Posteriormente, se produce un aumento del tejido sinovial, con acumulación de líquido y la formación del pannus (tejido de granulación inflamatorio). En las fases precoces de la sinovitis aumenta la permeabilidad de los vasos sinoviales, lo que permite que las proteínas plasmáticas pasen al espacio extracapsular, fenómeno responsable del derrame articular. Como resultado, el pannus destruye el cartílago, invade la cápsula articular y acorta las estructuras de apoyo como los tendones y ligamentos, lo que finalmente produce laxitud de la 9 articulación. Además, se producen calcificaciones y adherencias fibrosas con pérdida de densidad ósea y afectación muscular, que se manifiesta con pérdida de elasticidad y contractilidad. Todo ello conlleva a que la persona pueda sufrir algún tipo de discapacidad 2.5 PRUEBAS DIAGNÓSTICAS El diagnostico de Artritis Reumatoide se basa fundamentalmente en la historia y exploración clínica del paciente. Pruebas de laboratorio son útiles para confirmar el diagnostico y vigilar la progresión de la enfermedad: – Factor reumatoide (anticuerpo IgM): es positivo en el 75% de los individuos con artritis reumatoide. Los valores más altos se asocian a enfermedades clínicas más graves. No se puede hacer un diagnóstico definitivo sólo con esta prueba, ya que son frecuentes los falsos positivos, – Anticuerpos antinucleares: pueden aparecer positivos en el 20% de los caso. – Velocidad de sedimentación globular y PCR (proteína C reactiva): estos dos procesos son diferentes. Si el valor de estos dos parametros está elevado indica la existencia de inflamación. Por ello se utiliza en el seguimiento de la enfermedad. – Gamma globulinas: indicadores del proceso autoinmune en caso de estar elevadas. – Anemia normocítica hipocrómica: generalmente aparece de forma secundaria a una inflamación de larga duración. – Recuento leucocitario: suele ser normal o ligeramente elevado, pero puede haber leucopenia, sobre todo en presencia de esplenomegalia • Artroscopia: es una prueba que nos ofrece una imagen de la articulación y nos permite realizar una aspiración del líquido articular. En la imagen observamos la membrana sinovial pálida e hipertrófica con destrucción del cartílago y formación de un tejido cicatricial. La aspiración del líquido articular puede revelar mayor volumen de líquido sinovial de lo normal, de aspecto opaco, turbio y amarillento, valor de glucosa más bajo que el valor sérico y leucocitosis con aumento de polimorfonucleares en presencia de artritis reumatoide. Estudios radiológicos, no suelen ser necesarios para el diagnóstico, pero si para el seguimiento de la enfermedad. Radiografía articular: en estados iniciales de la enfermedad, muestran inflamación de los tejidos blandos y osteoporosis, mientras que en los estados avanzados se observa el estrechamiento de espacio articular, la destrucción del cartílago, quistes subcondrales, subluxación, deformidades y anquilosis. La presencia de erosiones también ayuda a determina el pronóstico. 10 Gammagrafía ósea: detecta alteraciones sinoviales precoces. Detecta también cambios articulares de forma temprana. Resonancia magnética: se muestra prometedora como una medida sensible de la inflamación y la pérdida de cartílago; también puede mejorar la identificación de nódulos de los tejidos blandos y de compresión de la médula espinal con subluxación cervical. Ésta prueba ofrece una imagen más clara de la afectación articular. 2.6 MANIFESTACIONES CLÍNICAS Las manifestaciones clínicas se pueden dar tanto a nivel de la articulación como a nivel extraarticular. El comienzo de la enfermedad suele ser insidioso, con manifestaciones inespecíficas como: fatiga, pérdida de peso, anorexia y rigidez articular que se generaliza en las siguientes semanas o meses. ARTICULARES: Éstas se dividen en afectaciones articulares específicas e inespecíficas. Dentro de las específicas se reconoce: Dolor, rigidez, limitación de la movilidad, signos de inflamación. Síntomas articulares simétricos. Afectación a articulaciones pequeñas de las manos (metacarpofalángicas) y de los pies (metatarsofalángicas). Y dentro de las inespecíficas encontramos: Afectación a articulaciones más grandes (muñecas, codos, hombros, rodillas, caderas, tobillos y mandíbula). Rigidez articular matutina que dura hasta 60 minutos o más. Hipertrofia sinovial y engrosamiento de la cápsula articular. Articulaciones dolorosas a la palpación, a la movilización y calientes al tacto. . EXTRAARTICULARES: Puede afectar a casi todos los sistemas del organismo, las manifestaciones más frecuentes son: Nódulos reumatoides: Son masas subcutáneas firmes, no dolorosas, de tipo granuloma presentes en el 25% de los pacientes. Estan localizados en las superficies extensoras de las articulaciones (dedos, muñecas y codos).No se extirpan por alta probabilidad de reaparición. Pueden romperse con facilidad e infectarse. Normalmente aparecen en los pulmones. Indican actividad de la enfermedad y peor pronóstico. 11 2.7 COMPLICACIONES POTENCIALES La artritis reumatoide presenta complicaciones tanto a nivel articular, como a nivel sistémico. En cuanto a nivel articular encontramos la tenosinovitis que afecta a los tendones extensores y flexores de la muñeca. Produce síndrome del túnel carpiano e impide que el paciente pueda coger objetos. En cuanto a nivel extraarticular encontramos: • El síndrome de Sjögren (10-15% de los pacientes): produce disminución de la secreción salival y lagrimal; y sensación de quemazón y picor. • El síndrome de Felly (artritis reumatoide grave): Trastorno inflamatorio de los ojos (uveítis). Además de esplenomegalia, linfadenopatías, discrasias sanguíneas (anemia, trombopenia, neutropenia) y enfermedad pulmonar • Se puede presentar vasculitis reumatoide: es una complicación seria que puede llevar a que se presenten ulceraciones e infecciones cutáneas, úlceras gástricas sangrantes y problemas neurológicos que ocasionan dolor, entumecimiento u hormigueo. A nivel general la enfermedad puede llegar a producir en la persona discapacidad, pérdida de las funciones de la vida diaria y alteraciones del rol social 2.8 ACCIONES TERAPÉUTICAS El tratamiento se basa en controlar las manifestaciones clínicas de la enfermedad ya que en la artritis reumatoide no existe prevención ni cura. Sin embargo, un tratamiento precoz y agresivo puede contribuir a impedir las lesiones tisulares irreversibles. Por lo tanto la acciones terapéuticas irán encaminadas a aliviar el dolor, reducir la destrucción articular y a estimular su función. TRATAMIENTO MÉDICO Se basa fundamentalmente en la farmacoterapia: • Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad FARME: controla la sinovitis activa y previenen las erosiones y lesiones articulares. Su uso precoz es fundamental ya que no corrige los efectos de una AR ya establecida. Son fármacos como el metotrexato, el oro, la cilosporina… • Modificadores de la respuesta biológica (MRB): se trata de fármacos inmunodepresores ya que interaccionan con antígenos de la superficie celular citocinas moduladoras para controlar los síntomas de AR en pacientes con enfermedad moderada o intensa que no han respondido a FARME. El adalimumab, el etanercept, y el son bloqueantes del factor de necrosis tubular alfa (TNFα) mientras la anakira bloquea la interleucina-1 (IL-1). Estos fármacos se han de administrar en centros sanitarios y bajo control debido a sus 12 efectos secundarios (hipotensión, hipersensibilidad o anafilaxia) además de que hay que tener precauciones con la disolución ya que no puede agitarse. El adalimumab o el etanercept se administran por vía subcutánea por lo que se le puede enseñar al paciente a que se lo autoadministre. • AINE: ejercen efectos analgésicos y antiinflamatorios pero no modifican la progresión de la enfermedad. Pueden retrasar el tratamiento con FARME. • Corticoides: alivian de forma transitoria el dolor y la inflamación de las exacerbaciones de AR. Sin embargo, no se recomienda su uso prolongado por riesgo de osteoporosis y necrosis avascular. • Antibióticos: la minociclina mejora los síntomas leves y moderados pero no posee las propiedades de un FARME. Otros tratamientos: • Ejercicio terapéutico: ayuda al paciente a conservar la función de las articulaciones, a aumentar la fuerza de contracción muscular y a mejorar la resistencia en general. Sin embargo, puede exacerbar el dolor. • Terapia nutricional: Los ácidos grasos omega 3 presentes en determinados aceites de pescado, alivian las manifestaciones clínicas de algunos pacientes. • Terapia con calor y frio: para el alivio del dolor en episodios agudos. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO • Artroplastia: consiste en sustituir la superficies erosionadas por prótesis para así mejorar la función articular y aliviar el dolor intenso y constante. 2.9 CUIDADOS ENFERMEROS El profesional de enfermería debe enseñar al paciente y a su familia conocimientos sobre la enfermedad y las estrategias de manejo domiciliario. Al mismo tiempo debe garantizar el cumplimiento de los siguientes objetivos: • Control satisfactorio del dolor • Minimizar la perdida de la capacidad funcional del paciente. • Potenciar la imagen positiva de si mimo • Educar acerca de la enfermedad, su comportamiento y su tratamiento. • Favorecer la máxima autonomía. 13 3. OSTEOPOROSIS 3.1 DEFINICIÓN La osteoporosis (hueso poroso) es la metabolopatía ósea más frecuente. Se caracteriza por una reducción de la masa y la resistencia óseas, mientras que el tamaño óseo se mantiene constante. El hueso se vuelve más delgado, poroso y frágil, resistiendo peor los golpes y rompiéndose con facilidad. Esta enfermedad se denomina con frecuencia la enfermedad “silente”, ya que, se puede producir una pérdida significativa del hueso sin síntomas, que sólo se hace aparente cuando se produce la fractura. La osteoporosis puede evitarse o al menos reducirse si se actúa adecuadamente sobre los factores de riesgo que se comentarán en el apartado de etiología. Tipos: Primaria: - Posmenopáusica: afecta a las mujeres que se encuentran en el período de menopausia, como consecuencia de una disminución de estrógenos y un aumento de los osteoclastos. Afecta generalmente al hueso trabecular (columna vertebral) - Senil: que se debe a una disminución de los osteoblastos, y además por una deficiencia de calcio y vitamina D relacionada con la edad. Afecta normalmente a personas mayores de 70 años, es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres y afecta generalmente al hueso cortical (cadera) Secundaria: afecta a ambos sexos y puede aparecer debido a varias causas, por una parte, procesos patológicos anteriores, como insuficiencia renal crónica/ hepatopatía, diabetes o artritis reumatoide, por otra parte, debido a anomalías nutricionales, como deficiencia de proteínas, hipercalciuria…o también puede aparecer como consecuencia de tratamiento prolongado con ciertos fármacos nombrados posteriormente. 3.2 EPIDEMIOLOGÍA Esta afectación es responsable de hasta 1,5 millones de fracturas al año; una de cada dos mujeres y uno de cada ocho hombres mayores de 50 años, tendrá una fractura provocada por osteoporosis a lo largo de su vida. Las mujeres presentan mayor probabilidad de manifestarla que los hombres ya que tienen un esqueleto más pequeño, la pérdida de masa ósea comienza antes en la mujer y se acelera en la menopausia y, además, si durante el embarazo y la lactancia no hay una ingesta adecuada de calcio, se consume su reserva esquelética. 3.3 ETIOLOGÍA La osteoporosis se debe a dos causas principales, por un lado, a la deficiencia de hormonas como los estrógenos, como consecuencia de la menopausia y por otro lado, por la deficiencia de absorción de calcio, debido en la mayoría de las ocasiones a una ingestión diaria insuficiente y crónica de calcio. 14 Además de las dos causas anteriores existen unos factores de riesgo que predisponen la incidencia de esta enfermedad: Factores no modificables: Sexo femenino, avance de la edad, herencia genética: que es responsable de hasta el 70% del pico de masa ósea de cada persona, complexión pequeña, delgadez, etnia blanca o asiática y menopausia tanto normal como precoz. Factores modificables: baja ingesta de calcio en la dieta, elevado aporte de proteínas animales, de sodio y de cafeína. Factores del estilo de vida: tabaquismo, consumo excesivo de alcohol y sedentarismo. Otros: fármacos como glucocorticoesteroides, anticoagulantes, litio, quimioterapia, anticonvulsivos y antiácidos con aluminio. 3.4 FISIOPATOLOGÍA La masa ósea alcanza su punto máximo aproximadamente a los 35 años y después empieza a disminuir. La resorción empieza a ser mayor que la formación, por lo que se produce una disminución de la densidad ósea. En la mujer este proceso se acentúa en el periodo perimenopáusico ya que se produce una disminución de los niveles de estrógeno, hormonas que juegan un papel muy importante ya que reducen la resorción ósea al disminuir la sensibilidad de los osteoclastos a la PTH, disminuyen la pérdida de calcio por el riñón y aumentan la absorción de este ión en tubo gastrointestinal. Los osteoclastos resorben o destruyen el hueso viejo y los osteoblastos, forman hueso nuevo. En situación de hipocalcemia el hueso libera calcio para restablecer la concentración sérica normal. Cuando disminuye el calcio, se libera la hormona paratiroidea (PTH), ya que contribuye a mantener la concentración de calcio sérico: Cuando desciende la calcemia se libera PTH para recuperarla mediante la resorción ósea por los osteoclastos, la conservación renal de calcio y por el aumento de la absorción intestinal del mismo. Cuando aumenta la calcemia se inhibe la liberación de PTH. Este sistema se denomina sistema de retrocontrol negativo. Otra hormona que contribuye a mantener estables los niveles de calcio es la calcitonina que es una hormona producida en el tiroides, cuya función es disminuir la calcemia inhibiendo la liberación de calcio en el hueso La vitamina D es fundamental para mantener las concentraciones de calcio y fósforo adecuadas en el líquido extracelular, ya que esta vitamina aumenta la absorción de calcio en el intestino y facilita la mineralización del hueso. 15 3.5 PRUEBAS DIAGNÓSTICAS. • Pruebas de laboratorio: no pueden determinar con exactitud la densidad ósea o el riesgo de fracturas, pero los marcadores séricos y urinarios del remodelado óseo ayudan a determinar la causa de la enfermedad. Un ejemplo de ello es el calcio urinario elevado, aunque la calcemia sea normal. • Marcadores bioquímicos de la resorción ósea: como la osetocalcina, resultan útiles en la valoración inicial y en la vigilancia de la eficacia del tratamiento de la enfermedad una vez confirmada. • Radiografias AP y laterales convencionales de la columna: proporcionan un diagnóstico de fracturas osteoporóticas, pero su uso está limitado antes de una fractura ya que las alteraciones no son evidentes en las radiografías hasta que se haya producido una disminución del 30%de la densidad mineral ósea. • Analisis de la densidad mineral ósea (DMO): permite medir la cantidad de hueso en zonas concretas del esqueleto para predecir el riesgo de fracturas, el método de referencia para medir la densidad ósea en la columna, cadera y muñeca es la absorciometría radiológica de doble energía (DEXA) o densitometría, es una forma de tecnología de rayos X que se utiliza para medir la densidad mineral ósea. • Tomografía computarizada cuantitativa (TCC): mide la densidad ósea en zonas de todo el organismo aunque se utiliza con mayor frecuencia en la columna, también es exacta pero costosa y aplica una cantidad considerable de radiación. • Biopsia ósea: resulta útil en el diagnóstico de las metabolopatías óseas, como es la osteoporosis, se utiliza sobre todo para diagnosticar a personas en inicio precoz (edad inferior a 50 años) o con desmineralización intensa. 3.6 MANIFESTACIONES CLÍNICAS. La osteoporosis afecta a todo el esqueleto, pero es más significativa en los huesos de la columna, cadera y muñecas. Esta enfermedad está asociada a otras enfermedades como: artritis reumatoide, enfermedad renal, hipertiroidismo, cirrosis hepática, diabetes mellitus y amenorrea. Antiguamente a la mayoría de las personas que padecían esta patología, no se les diagnosticaba hasta que no presentaran una fractura aguda. No obstante, hoy en día está más controlada, las mujeres realizan seguimientos de densitometría con su ginecólogo antes y después de la menopausia, además tras alcanzar el pico de masa ósea, los huesos se tienen más controlados, se aconseja el deporte y es normal la receta de suplementos cálcicos en personas con riesgo. Las fracturas pueden producirse tanto en los huesos compactos, con transformación del hueso afectado en poroso, así como en los huesos esponjosos. Los puntos más frecuentes de fractura son los huesos largos como el fémur y el húmero. Por lo general, la fractura del cuello del fémur se produce con una carga normal y el enfermo cae, es decir, la fractura se produce antes de la caída y no al contrario como muchos pacientes suelen expresar. 16 Otro tipo de fracturas son las que se producen por compresión vertebral de manera gradual, que originan dolores de espalda y disminución de la talla. La flexión crónica intensa de la columna vertebral denominada “cifosis o joroba de viuda”, puede inhibir la función de varios sistemas orgánicos, como por ejemplo el respiratorio. Además, la cifosis dorsal aumenta el riesgo de discapacidad. 3.7 COMPLICACIONES POTENCIALES La complicación más característica de la osteoporosis son las fracturas de muñecas y de caderas provocadas por la debilidad de los huesos que puede llegar a producir invalidez. 3.8 TRATAMIENTO La meta del tratamiento de la osteoporosis no es solamente formar hueso sino reducir el proceso de resorción ósea y evitar el riesgo de fractura actuando lo más pronto posible. Tratamiento Farmacológico. Tratamiento hormonal sustitutivo: no está recomendada la prescripción de forma sistemática de un tratamiento hormonal sustitutivo a las mujeres postmenopáusicas, sino que deben sopesarse los efectos beneficiosos con respecto a los riesgos que supone para la salud, por lo que se recomienda una dosis baja durante un periodo de tiempo breve para tratar la menopausia. - Tratamiento con estrógenos: disminuye la pérdida de calcio de los huesos y aporta una cierta protección frente a las fracturas, sobre todo de cadera y columna vertebral ya que detiene o reduce la progresión de la enfermedad. Es muy importante tener en cuenta que para que sea eficaz, debe iniciarse en los 5-10 años posteriores a la menopausia por este el momento de máxima pérdida ósea. Los riesgos que conllevan para la salud son los siguientes: hemorragias tras su retirada (50%), cáncer del endometrio, patología biliar, hipertensión, tromboflebitis y cáncer de la mama. - Tratamiento con Raloxifeno (modulador selectivo de los receptores de estrógenos): se trata de un agonista de estrógenos en huesos e hígado, reduce pérdida ósea disminuyendo el riesgo de fracturas, sin tener efectos sobre el útero. Tiene además efecto antiestrogénico en la mama, por lo que reduce el riesgo de cáncer. Es útil en prevención y tratamiento. - Hormona paratiroidea humana (PTH): Su uso está autorizado como tratamiento en las mujeres con riesgo elevado de fracturas, así como para incrementar la masa ósea en los hombres con osteoporosis primaria o hipogonadal. Las inyecciones diarias de teriparatida (una porción de la PTH), estimulan la formación de hueso nuevo dando lugar a un aumento de la densidad ósea. - Crema tópica de progesterona: Promocionada recientemente en el tratamiento de los síntomas menopáusicos, logran un alivio significativo de los síntomas vasomotores como los sofocos, sin embargo, se necesita más investigación para determinar sus efectos sobre la densidad ósea. 17 Calcitonina: la calcitonina es una de las tres hormonas calciotrópicas, tiene 32 aminoácidos y posee un peso molecular de 3500 daltons. Ejerce un efecto inhibidor sobre los osteoclastos para evitar la resorción ósea. También se utiliza a modo profiláctico en pacientes con desmineralizacion ósea pero sin otros sintomas de osteoporosis. Puede administrarse por via subcutánea o intramuscular y debe tomarse junto con una alimentación rica en cálcio y cantidades suficientes de vitamina D. Las calcitoninas más utilizadas con fines terapéuticos son las sintéticas de salmón, anguila, humana y de cerdo. Bifosfonatos: los bifosfonatos en la actualidad son la clase mas importante de agentes antiresorptivos usados en el tratamiento de las enfermedades metabólicas óseas como la osteoporosis. Tienen alta afinidad por el calcio, por lo que se dirigen al mineral óseo, donde son internalizados selectivamente por los osteoclastos e inhiben su función. Se excretan por via renal, tienen una vida media plasmática corta y una vida media larga en el téjido óseo. Los más eficaces son: etidronato, alendronato que inhiben la resorción ósea mediada por osteoclastos, reducen el riesgo de fracturas en vértebras y caderas en mujeres postmenopáusicas con osteoporosis, previenen la pérdida ósea en mujeres sin osteoporosis. El alendronato sólo se toma una vez al día, el paciente debe tomarlo con agua nada más levantarse por la mañana, abstenerse de comer o beber durante al menos 30 min después de ingerirlo y mantenerse en posición erecta durante este tiempo para evitar la regurgitación. No se recomienda el uso concominante de alendronato y estrógenos y entre sus reacciones adversas podemos destacar la irritación gastroesofágica. 3.9 CUIDADOS ENFERMEROS Nutrición adecuada: es la base de la prevención y el tratamiento de la osteoporosis. Por si solo un aporte de calcio no previene ni cura esta enfermedad, pero forma parte de un programa global de prevención y tratamiento. Los estudios indican que la ingestión media diaria de calcio en el adulto es de 450-550mg, sin embargo, las recomendaciones para los suplementos de calcio son de 1000mg/día en la fase premenopáusica y de 1500mg/día en la postmenopáusica, el carbonato de calcio es la sal que mayor porcentaje de este ión aporta. Entre los alimentos ricos en calcio podemos encontrar la leche, derivados lácteos, nueces, salmón, sardinas en aceite con espinas y verduras como: espinacas, col, nabo verde, brócoli. La vitamina D es necesaria para la absorción intestinal y la utilización adecuada de calcio. Es fundamental para la fabricación de esta vitamina por parte del organismo una exposición al sol de unos 10-15 min durante 2-3 veces a la semana y si esto no fuera posible, puede conseguirse con la ingesta de 400-800 UI/día por vía oral en forma de complejos polivitamínicos, una taza de leche enriquecida o aceite de hígado de bacalao y pescado graso. Por lo tanto, la enfermera debe estimular una dieta bien equilibrada y fomentar también una exposición adecuada al sol. 18 Ejercicio: se recomienda realizar ejercicio moderado, ya que, estimula la formación y mantenimiento de los huesos. Se recomienda de 30 a 60 min de ejercicio aerobio a días alternos unas 2-3 veces por semana Entre los ejercicios recomendados se encuentran caminar, jugar a tenis, subir escaleras, bailar, ejercicios de estiramiento, de carga y de refuerzo, y se deben evitar los ejercicios de flexión, torsión y rotación debido al alto riesgo que presentan de fracturas vertebrales. Es también desaconsejable el ejercicio enérgico no supervisado. Es también función de la enfermera, procurar que el ambiente en el que se mueve el enfermo esté libre de obstáculos y riesgos, por lo que tendrá que aconsejar al enfermo sobre la organización de los espacios en su casa y sobre lugares que se adapten a sus limitaciones. Control del dolor según su evidencia en una escala del 1 al 10: para ello la enfermera debe administrarle salicilato u otros AINEs y controlar sus efectos adversos. Para reducir el dolor, pueden emplearse también aparatos de apoyo y como sucede en otras enfermedades musculoesqueléticas, aplicar compresas calientes para ayudar a aliviarlo. Demostrar un concepto positivo de sí mismo: la osteoporosis puede producir cifosis dorsal, por lo que la imagen corporal se ve alterada, así pues, la enfermera tendrá que animar al enfermo a que se vista de forma que se vea menos la cifosis dorsal y a que hable sobre la osteoporosis, sus sentimientos, sensaciones… ya que esto estimula una imagen corporal positiva. La enfermera debe averiguar si los pacientes con fracturas asociadas a la osteoporosis se ven obligados a permanecer en el hogar por miedo a caerse ya que esto determina restricciones de su actividad y pérdida de independencia, para así, evitar el aislamiento social con la consiguiente depresión que puede conllevar. Explicar el proceso patológico y su tratamiento: del mismo modo que en las dos enfermedades anteriores que hemos trabajado, la educación al paciente acerca de la información que va a necesitar sobre su enfermedad y tratamiento va a ser parte de las funciones de la enfermera por lo que tendrá que procurar facilitar esta información de forma adecuada para evitar el déficit de conocimiento por parte del enfermo y familiares. 19 BIBLIOGRAFÍA 1.- Roberts, P. Eastham, L. Panozzo, D. Cuidados de enfermería de los adultos con trastornos musculosqueléticos degenerativos, inflamatorios o auroinmunes. En: Beare y Myers: Enfermería Médico Quirúrgica. Madrid:Harcourt, 2000. Tercera edición. Volumen II; 43 : 1262-1323 2.- Swearingen, P. Trastornos musculoesqueléticos. En Manual de Enfermería Médico-Quirúrgica. Intervenciones enfermeras y tratamientos interdisciplinarios. Barcelona: Elsevier Mosby 2008. Sexta edición. 9: 751-793 3.- Toledo B, López G. Artritis reumatoide. En: De la Fuente Ramos M; Enfermería Médico-Quirúrgica. Madrid: DAE. 2009. 2ª edición. Volumen II. 48: 846-859. 4.- Roberts D. Intervención enfermera: artritis y enfermedades del tejido conectivo. En: Lewis, Heitkemper y Dirksen: Enfermería Médico Quirúrgica. Madrid: Elsevier, 2004. Sexta edición. Volumen II; 63: 1775-1811. 5.- Sociedad Española de Reumatologia. Folleto 2. Qué es? La artritis reumatoide. Consultado el 17 de noviembre de 2009, disponible en: http://www.ser.es/ArchivosDESCARGABLES/Folletos/02.pdf 6.- Sociedad Española de Reumatologia. Folleto 13. Qué es? La artrosis. Consultado el 17 de noviembre de 2009, disponible en: http://www.ser.es/ArchivosDESCARGABLES/Folletos/13.pdf 7.- Sociedad Española de Reumatologia. Artritis reumatoide: Guía de enfermedad para el paciente. Consultado el 17 de noviembre de 2009, disponible en: http://www.ser.es/ArchivosDESCARGABLES/Guias_Paciente/Guia_Artritis.PDF 8.- Sociedad Española de Reumatologia. Artrosis: Guía de la enfermedad para el paciente. Consultado el 17 de noviembre de 2009, disponible en: http://www.ser.es/ArchivosDESCARGABLES/Guias_Paciente/Guia_Artrosis.pdf