Año XXXI Pamplona 24 de octubre de 1925 BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA Teieria, 4O, 2.° ¡SI SUPIÉRAMOS AMAR! Núm. 734 ADMINISTRACIÓN, ESLAVA, 3 DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 23, 2.? Y sin lujuria, la paz del hogar y de la sociedad pocas veces se alteraría. Y sin soberbia, y sin envidia, y sin ira, y sin avaricia, CABA de caer en nuestras manos un librito ni habría guerras, ni pleitos, ni rencores; ni el hombre editado por la "Acción Popular,, de Francia, mataría al hombre, ni le perseguiría, ni se ensañaría con debido a la pluma de Georges Guitton y tiél, ni regaría la tierra con sangre, ni moriría nadie de tulado "Si quisiéramos amar.o hambre, ni se verían los cuerpos y los espíritus ateridos Brillantes y hermosas son sus páginas, pero en realipor el frío, porque el amor es todo fuego; ni derrochadad basta su título para merecer todas nuestras simrían los unos en placeres lo que otros necesitasen como patías. más indispensable para su sostenimiento. Con amor, no habría pereza ni habría gula, porque la* ¡Si quisiéramos amar! Si quisiéramos amar, ya que tanto gustamos de hablar pereza y la gula son hijas, NAVARRA de amor, la faz de la tierra del egoísmo, y el amor es se transformaría por comsiempre activo y sobrio, y pleto. Todos los probleno habiendo pereza ni gumas que hoy nos inquiela, la salud y ta acción tan y nos desazonan quedel hombre serían más darían resueltos, porque eficaces y más fecundas. la mayor parte de ellos Si supiéramos amar, sason problemas de odio, o bríamos respetar al prójipor lo menos de egoísmo mo, y escuchar a los say de falta de amor. bios, y defender a los niños, y honrar a los ancia¡Oh, si supiéramos amar! nos, y acatar a los supe¡Si amásemos a los que riores, y conservar y deson nuestros allegados y fender la sociedad. a los que no lo son! ¡A El amor es el lazo más los que nos han hecho sólido que une a los hombien y a los que nada han bres. Por eso el amor es hecho por nosotros! fuerza y es poder, del Con sola la brisa del GARAYOA.—Molino y central eléctrica de la villa mismo modo que el odio amor caerían derribados ^ Foto. Roldan es negación y destrucción. al suelo, inmediatamente, Los primeros delitos del ángel y del hombre no fueron todos los pecados capitales: la ira, la soberbia, la envidia, de soberbia ni de ambición; fueron exclusivamente de la avaricia, la pereza, la gula y la misma lujuria, que es falta de amor. la negación más absoluta y más completa del amor, pues Porque el ángel rebelde dejó de amar a Dios, se alzó en vez de cifrarlo en el propio sacrificio y en el bien dei contra Él y quiso ser tanto o más que Él, Porque el objeto amado, como es, en realidad, característica esenhombre primero dejó de amar a Dios, envidió también cial del cariño verdadero, lo cifra, por el contrario, en el su ciencia, y desobedeció sus órdenes y saboreó el fruto ruin goce de la carne del que se tiene por amador. 230 LA AVALANCHA del árbol prohibido, prefiriendo un gusto suyo y una palabra de su compañera, a ia palabra y la orden que de Dios recibió. Allí donde reina el amor, reinan la paz y la felicidad; donde el amor acaba o donde el jodio se introduce, entran, al mismo tiempo que la intranquilidad, el desorden y la destrucción. Si supiéramos amar, sabríamos olvidar las injurias, sabríamos perdonar las ofensas, sabríamos reconocer los méritos y las virtudes de nuestros prójimos. Inundemos al mundo con nuestro amor, y le habremos salvado. El mundo se muere por el odio; démosle la vida del amor. s FERNANDO. En la próxima fiesta de Todos los Santos o le basta a la Iglesia celebrar cada día la memoria de alguno o algunos de esos héroes que por la fe vencieron al mundo y alcanzaron las eternas recompensas. Quiere una vez al año ofrecer a los ojos de los fieles todo el hermoso conjunto de ellos. Como en esos días en que la Corte viste de gala y ante el trono regio desfilan, con sus vanados y polícromos trajes, luciendo en el pecho las condecoraciones, los grandes personajes del Gobierno, del Clero, de la Magistratura y del Ejército, como deslumbrador reflejo de la grandeza de la Corte, para cautivar la admiración de todos los subditos y enseñarles el camino que conduce a la grandeza en el mundo, así también la Iglesia despliega en ese día las magnificencias de la Jerusalén celestial, dejando entrever los tronos en que se asientan los elegidos, radiantes de luz y de felicidad, ostentando en sus manos la palma délos triunfos conseguidos contra los enemigos del alma. Esos santos, que fueron hombres como nosotros, que tuvieron las mismas flaquezas y peligros, las mismas luchas y contradicciones, a quienes igualmente repugnaba la cruz y sentían desfallecimientos ante la aspereza del camino y la altura de la montaña de la santidad, nos hablan ahora desde el Cielo con el lenguaje persuasivo y elocuente de sus ejemplos, poniendo en nuestros labios aquellas célebres palabras de San Agustín, cuando en la crisis tremenda por que atravesó su espíritu en la conversión, exclamaba, al meditar las vidas de los santos: "Lo que éstos hicieron, ¿por qué no he de hacerlo yo?B Y en verdad, que si hay triunfo y premio y celebridad que merezca sacrificios, no hay ningunos que aventajen al premio y felicidad de los santos. Ante ellos son oropel y juego de niños todas las grandezas y celebridades con que nos brinda el mundo; porque ni ellas llegan al interior del corazón, ni aunque llegasen y satisfaciesen completamente al corazón podrían aquietarle y tranquilizarle, por lo efímero del tiempo que pueden disfrutarse. Felicidad que concluye, y tan rápidamente como es la de la vida del hombre en la tierra, no merece el nombre de tal. Y luego, ¡cuántas dificultades para ascender a esos altos puestos! ¡cuántas sacrificios y humillaciones! Recuerdo a este propósito una contestación que dio un insigne escritor católico a un político de no ordinario talento y que llegó a ocupar algún alto puesto. Lamentábase el escritor de que se le hubiese hecho intervenir en el Congreso, en la defensa de un proyecto anticatólico, contrariando así hasta las creencias del político, que en su vida particular era un buen creyente. —Y ¿qué quiere usted? le dijo: Si el jefe me mandara que me arrojase de cabeza por el balcón, no le discutiría el mandato. ¡Qué servilismo! —Pues con la mitad que usted hiciese por Dios, interrumpió el escritor, llegaría usted a los altares. Es verdad. Con la mitad de los sacrificios que hacen los hombres por los altos puestos, por atesorar riquezas o adquirir una cruz, una placa o un cintajo, hechos por Dios, llegarían al trono de la santidad, para brillaren ese Cielo: no por un día, sino por toda la eternidad, que es cosa que se dice más pronto que se comprende. Y hay otra ventaja mayor, y es que para adquirirla no se necesita la aristocracia de la sangre, ni la sabiduría de los doctores, ni los tesoros del potentado, ni la protección de los políticos; precisamente los pobres, los humildes, los que lloran, los hambrientos, los a quienes el mundo llama pacatos y simples, los perseguidos, maldecidos e injuriados, son los que mayor opción y facilidad tienen para conseguirla, hasta el punto de que a los magnates y adinerados no se les recibe en el Cielo si no tienen el espíritu de esas supremas virtudes que llamamos Bienaventuranzas. Por dejar de mirar a ese Cielo y las huellas de ese camino que nos dejaron abierto los santos, es por lo que reina la confusión en el mundo, y la lucha de clases, y las intrigas y persecuciones que amargan ios pocos días que vive el hombre en el mundo. Por la falta de esa óptica divina es por lo que han perdido la brújula los gobiernos, y salen a disgusto diario, y reina la inquietud en los espíritus y el espanto en los corazones más esforzados, y por eso la festividad de los Santos, como todas las de los misterios de la Religión, no solamente elevan al alma a las alturas del Cielo, sino que destellan vivísima luz para resolver los problemas humanos.—S. G. EIV EL F*AIS OE SACRIFICIO DE SANGRE AN estas cuartillas impregnadas de lágrimas y orladas de tristeza. Cuando menos podíamos esperarlo, cuando la desolación de la Judea comenzaba a quedarse a nuestra espalda y los risueños horizontes de Galilea iban a ofrecerse a una contemplación que presentíamos jubilosa, Dios nos exigió sacrificio de sangre. Fue en las primeras horas de la tarde de ayer. Descendía dejerusalén la rauda caravana de cuarenta automóviles, en los que todos los peregrinos caminábamos con rumbo a Nazaret, ansiosos de no perder ni un pormenor ni un recuerdo de las sendas y montes que atravesábamos, cuando fatalísimo e imprevisto accidente nos detuvo. Uno de los coches volcó y quedó deshecho, y sus ocupantes fueron lanzados de él. En medio de la carretera, apareció a nuestros ojos el cuadro más trágico que nunca pudimos concebir. Los cuatro peregrinos que iban en el auto yacían inmóviles, ensangrentados, por el suelo, entre un esparcimiento de ropas y de objetos y de cristales rotos. Con la cabeza horrorosamente destrozada se debatía ya con la muerte don Nicanor Ezcaray. 1 Por tratarse de dos queridos amigos nuestros, suscriptores de LA AVALANCHA, los señores Ezcaray y Sarasa, trágicamente fallecidos en Samaría, reproducimos en nuestra revista el sentido artículo de nuestro distinguido amigo y colaborador J. Le Brun, cronista de U peregrinación a Tierra Santa. LA AVALANCHA 231 ciones, aquí de paso, se han unido a nosotros en la emo- x También con heridas gravísimas en la cabeza, desfigucionante y triste ceremonia. rado por la sangre y el polvo, estaba como muerto el sacerdote don Ángel Sarasa. A continuación ha sido la conducción al cementerio que se eleva entre cipreses, no lejos de la ciudad, en poético D." Marina Juanicorena de Ezcaray y D.' María Anoz, y evocador paraje, junto a la capilla de la Virgen del privada ésta del sentido y aquélla lanzando dolorosos gemidos, tenían también toda ensangrentada la faz. Tremor. Allí, en el sitio reservado a los hijos de San .-. -! ••• . Francisco, espera el amado El chófer, pálido, demudado, _,. s -, •,, ;, muerto el día de la resurrecno había sufrido más que un leNAVARRA s ción. ve rasguño en un brazo. Era don Nicanor Ezcaray El primero en acudir al lugar un caballero ejemplarísimo, cadel suceso, ya que iba en el tólico práctico siempre dispuesautomóvil siguiente al de la trato al bien y a la caridad, que gedia, fue don Carlos Lorea, dispensaba sin medida, pues quien, auxiliado por otros pereDios le había provisto de abungrinos que fueron llegando sudantes medios de fortuna y de cesivamente, se lanzó sin perilimitada generosidad de coder momento al auxilio de los razón. heridos. Siempre piadoso y siempre Mas, en aquel desamparo de bueno, realzaba su virtud una la carretera, sin cobijo y sin alegría expansiva y una afabiliagua, bajo el sol de justicia, ¿códad encantadora. No se podía mo aliviar a los cuatro desgraestar triste a su lado. ciados? Desde el primer día de este Lo más urgente era el socoviaje, que él tan impensada y rro espiritual del señor Ezcatrágicamente ha terminado, se ray, a quien asistió don Carlos conquistó las simpatías y los Lorea, con la Santa Unción, afectos de todos los que le veíaprovidencial y secretamente llemos siempre el primero en las vada siempre por tan experto comuniones, en el ayudar a las director y presidente, en cualmisas y en todos los actos de quier excursión, por fácil que piedad y de penitencia. parezca. De rodillas en medio del caEl viernes mismo, día antemino, rostro con rostro, excitó rior al de su muerte, llevó con don Carlos Lorea al agonizante gran fervor la pesada cruz dua contrición, le absolvió y le adrante mucho rato, por las calles ministró el postrer sacramento. de Jerusalen, en el ejercicio pú- blico del Vía Crucis. Después se procedió a coloAsí, tan santamente preparacar a ios otros heridos en dido con los extraordinarios acversos coches, y por último, en tos de estos días, ha compareciotro, el inerte cuerpo de don do ante el tribunal de Dios, Nicanor. desde la tierra bendita de PaEste y don Ángel quedaron lestina, el buen don Nicanor. ^ en Naplusa, la antigua Samaría, TUDELA.—Interior de la iglesia catedral a unos tres kilómetros del luSiempre el primero para nuesFoto. Lucio Oamen gar de la desgracia. Pero aquél tra edificación, se nos ha adellegaba ya difunto, y éste tan lantado también en el temeroso trance de la muerte y ha merecido descansar en Nazaret. perdido que al instante se creyó precisa la intervención Su Tiuerte la lloramos como la de un hermano muy quirúrgica, realizada con relativo éxito por el médico del querido. Sus amigos de Navarra, de donde era natural y . hospital allí existente, y con la asistencia del médico de en cuya capital residía, lo llorarán también. Y más que la peregrinación don Carlos Venero. nadie, los pobres de Pamplona. Entre tanto, los demás peregrinos, tristemente impreLas otras dos señoras heridas continúan mejor, gracias sionados, fueron arribando a Nazaret, donde comunicaa Dios. Pero el rudo golpe sufrido por doña Marina Juaban la infausta noticia a los que todavía la ignoraban. nicorena, esposa del difunto, ¿cómo será mitigado? ¡Qué gozosa hubiera sido la entrada en la ciudad de la La acompañamos en su dolor y le damos el pésame. Sagrada Familia, y qué angustiosa la tornó la Providencia! Esperábamos hallar en esta encantadora ciudad infuSí, la Divina Providencia, cuyos designios acatábamos sión de alegría y nos ha sido dada una lección de sacrificio. con lágrimas de dolor y a la que nos acogíamos una vez Lección de vida eterna, meditada en la profunda calmás en nuestra invalidez! ; x ; _ •. '-•> ma de la gruta donde el Verbo se vistió de nuestra fráEntrada la noche, llegó de Naplusa el seflor Lorea, gil carne. quien con otros amigos traía en un auto a Nazaret el J. LE BRUN. cadáver del señor Ezcaray. Nazaret, 27 de septiembre de 1925. El señor Sarasa quedaba en el hospital, con vida aún, muy grave, asistido por médicos, enfermeras, religiosas y sacerdotes de allí, como pudiera estarlo en su país. Pedimos a Dios incesantemente por la salud de tan EL XXV ANIVERSARIO DE UNA OBRA DE CELO celoso y ejemplar y dignísimo sacerdote de la diócesis de Pamplona, en cuyo Seminario ocupa desde hace muchos años una cátedra. Esta mañana, a las nueve y media, se han celebrado en el santuario de la Anunciación solemnes funerales por el difunto. En ellos ha oficiado don Carlos Lorea, asistido por los sacerdotes peregrinos don Justíniano Arratíbel, En estos mismos días ha comenzado a circular por el párroco de San Pedro de Olite, y don Jesús Bilbao, coadmundo el espléndido volumen con que ia Dirección de la jutor de San Francisco de Bilbao. revista "Razón y Few ha querido solemnizar las bodas La Rvda. Comunidad de Padres Franciscanos, muchos de plata de esta magnífica muestra del saber cristiano en católicos de Nazaret y no pocos peregrinos de otras natodos los órdenes y disciplinas. U S BODAS DE PLATA DE "RAZÓN Y FE,, 232 LA AVALANCHA Se trata, pues, de un número extraordinario en el que la abundancia y variedad de materias, así como la profusión y perfección de ilustraciones gráficas, sirven para festejar ese vigésimo-quinto aniversario de la aparición <le "Razón y Few, la ilustre revista, órgano del permanente anhelo de la Compañía de Jesús, de llevar y afianzar en el seno de las multitudes (ahora se trata de las españolas de acá y de allá del Atlántico), la verdad en sus múltiples facetas, sin que, en cada caso, quedase sino como cierto lo cierto y rebalido el error, viniera de donde viniese. La gran autoridad que rápidamente conquistó esta revista de tan moderna contextura, dice Víctor Espinos, no obedeció sólo a la que naturalmente había de tener, redactada por especialistas y garantizada su doctrina, dada su procedencia, sino también a que en sus páginas palpitaba la actualidad doctrinal y podía encontrarse siempre el reposado y sereno juicio que un espíritu—sin más parcialidad que la que pide la Verdad—y tras un meditado estudio del caso, hecho doctrina—podía ofrecer a los curiosos o a los vacilantes. Leyendo los abultados tomos de índices de esos 25 años de vida, saltan con frecuencia a los ojos epígrafes que ponen de manifiesto la verdad de lo que afirmamos, y descubren los manantiales de la linfa clara en que se pudo, en todo momento, sumergir el propio criterio sobre los grandes sucesos, los hombres relevantes por algún concepto, las modas científicas o artísticas, ia producción literaria y demás disciplinas que pueden interesar o apasionar a los espíritus cultos. Con razón—y con máxima autoridad, naturalmente— el venerable Pío XI felicita, de modo honrosísimo, a los Padres de la Compañía por su obra pasada—pero perenne—en "Razón y Fe n , y por lo que augura que será en lo porvenir, acordado, sobre todo, como lo está, con íntima aprobación y complacencia por el reverendísimo P. General, que "Razón y Fe,, sea quincenal en vez de mensual, desde enero próximo. Con esto se remediará el único "defecto, que pudiera achacarse a la meritísima e ilustre publicación: la distancia entre sus ediciones. Un admirable retrato del Papa; curiosa iconografía de ios PP. redactores de la Revista, ya fallecidos: en ella están el insigne Urráburu; el escriturario Abada!; el explorador Furgús; el maestro de periodistas católicos Julio Alarcón; Fita, cima de la investigación histórica; los dos Coloma.... Siguen varias reproducciones, de perfecta tricornia, de páginas de la Biblia de Rabí Mosé de Arragel, de Guadalajara, que se guarda en la Biblioteca de Alba, y que su procer dueño ha publicado para honra suya y del preciado monumento. En su texto alternan las materias filosóficas—y en ellas algo tan actual como un estudio del ilustre P. ligarte, vutgarizador de la escuela de Freud—con las literarias, de que hay páginas de gran valor crítico y sintético del personal y culto P. Egufa Ruiz; de erudición amena y docta, como el trabajo del P. Bayle; de doctrina social, del autorizadísimo P. Noguer, a quien deben luces y advertencias tantos enemigos... y otros que dicen que no lo son, de la doctrina de acción católica, etc.. Examen de libros, crónicas americanas, variedades, libros recibidos y otras secciones de alto atractivo. El hispanoamericanismo recibirá ahora impulso singular para el fomento del amor de sangre, que ha podido estorbar la mutua incomprensión. Y todo ello muy reciamente español, muy hondamente doctrinal, y, no hay que decirlo, fundamental e irremisiblemente católico, apostólico y romano. Los mismos adversarios—si en España no fueran éstos tan desdichadamente incomprensivos—habrían de considerar como un documento de cultura hispana, de enorme significación, esta Revista, por cuyas bodas de plata hemos de felicitar a sus redactores y a la Orden de que son luminares, y hemos de felicitarnos cuantos en "Razón y Fe» vemos un ilustre operario de la Ciencia de Dios y de la vida del Evangelio. RASGOS DE LA PATRIA BEOTIBAR principios del otoño de 1321 sucedió la batalla de Beotibar, más famosa por el renombre que le han dado historiadores parciales que por su importancia real, que verdaderamente no es mucha. Distanciados y aun enemistados frecuentemente los guipuzcoanos y los navarros, sobre todo los fronterizos, se combatían unos y otros con guerras sangrientas en las cuales el ideal era muchas veces la rapiña, explotada en ocasiones hasta por gentes linajudas, a imitación de lo que por el mismo tiempo acontecía en otros países. Continuando estas provocaciones y hostilidades en el reinado de Carlos I el Calvo de Francia y Navarra ocurrió que, como preparación a la guerra de Castilla, penetraron tropas guipuzcoanas en pueblos limítrofes de Navarra, robándolos y talándolos. El gobernador D. Ponce de Morentaina, indignado por el injustificado atropello, reunió los socorros recibidos de los presidios más cercanos y de algunos concejos, y con ellos acudió, a fines de septiembre de aquel año, que era el 1321, a la frontera guipuzcoana, apoderándose en seguida del castillo de Gorriti; luego saqueó y arrasó la villa de Berástegui; tomó a Gaztelu; extendió sus correrías por toda la comarca, y ante el otoño lluvioso y frío, ordenó la retirada hacia Navarra. Mas sucedió que los guipuzcoanos, excitados por los triunfos y atropellos de los navarros, se juntaron hasta ochocientos bajo la dirección de D. Gil López de Oñaz, Señor de la Casa de Larrea, y siguiendo a los nuestros en su retirada, los atacaron furiosamente al entrar en los desfiladeros de Beotibar, principiando por desordenarlos, y lanzando después sobre ellos, desde la cumbre, cubas llenas de piedras, las cuales, rodando y rebotando de risco en risco, causaron la muerte a navarros de tanta significación como el ricohombre D.Juan Enríquez, hijo natural del rey Enrique el Gordo, y a otros también distinguidos; contratiempo inesperado que desorganizó la hueste navarra, ocasionando su derrota. Este hecho de armas tan sencillo y corriente ha sido abultado por la imaginación calenturienta de algunos historiadores novelistas, hasta el punto de convertirlo en una hazaña extraordinaria digna de ser cantada por la trompa épica. Exageración manifiesta. Es innegable que la Historia registra la acción guerrerra de Beotibar, e indiscutible, al parecer, que en ella resultaron triunfantes los guipuzcoanos; pero no hay duda de que ni la batalla ni la victoria tuvieron la exagerada importancia que ha querido atribuírsele por algunos. Aunque pudiera explicarse satisfactoriamente que soIos ochocientos guipuzcoanos derrotaran a sesenta mil navarros (¡cosa estupendísima!), resultaría casi inverosímil que Navarra reuniera hasta sesenta mil combatientes, y menos aún en un solo frente, por ser número de soldados desproporcionado enormemente con la exigua población navarra y con la potencia militar y económica de nuestro Reino, y que además no empleaban entonces, o solo empleaban en momentos supremos, las naciones más poderosas. Ni es tampoco fácil de explicar que acontecimiento tan extraordinario no hubiera tenido la resonancia merecida ni aun en los pueblos más interesados en abrillantar su relato, resonancia que sólo se advierte en historias inventadas con posterioridad al suceso, llenas de errores y de descripciones fantásticas. El insigne analista Moret y el ilustre Campión demuestran la falsedad o hinchazón de la gesta de Beotibar, de manera que nadie pueda dejarse sorprender por le- LA AVALANCHA yendas engañosas; mas no reproduzco sus razonamientos y me limito a exponer los esbozados por no alargar excesivamente este artículo, y especialmente por la repugnancia que me causa tratar sin necesidad este punto delicado que distancia a dos pueblos hermanos. Conste que los guipuzcoanos no tienen que inventar leyendas para ocupar, por su heroísmo, un lugar distinguido en Beotibar y en tantos otros hechos mucho más brillantes, pues bien conocidos son de todos los timbres de gloria que adornan la historia de Guipúzcoa. La otoñada, con sus tardes grises y sus noches y mañanas frescas o lluviosas, en las cuales el viento arremolina las hojas secas arrancadas a los árboles desnudos y tristones, nos recuerdan la batalla de Beotibar, acaecida también en días grises y melancólicas de esta misma época del año; y la batalla de Beotibar trae a nuestra memoria ecos fatídicos de otras luchas Fratricidas que ensangrentaron los suelos de Guipúzcoa y de Navarra, sin utilidad para la patria ni honor para la raza; luchas repetidas en la Historia que deben desaparecer, para que el amor fraternal sujete con lazos indestructibles los corazones navarros y guipuzcoanos, sellándolos con un ósculo de paz y de concordia perpetuas. JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRIA. LETRAS FEMENINAS ENTRE DOS ALAAS 233 (no digo trajes, porque éstos están casi suprimidos) a mujeres sin pudor y sin vergüenza, que parece que todo lo atenúan con el nombre de "coupletistas,,; que en las pla/as se presentan inmodestas y deshonestas, permitiéndose libertades de palabra y de acción que escandalizan, sean las mismas a quienes vemos en la iglesia oyendo misa de comunión diaria, hijas de María, asociadas al Apostolado, etc.; que hombres, jóvenes y viejos, que viven olvidados de los Mandamientos, porque no tes "convienen practicarlos; que no van a misa en invierno, pero sí en verano, porque en el lugar en que veranean asisten las familias o caballeros tales o cuales, ante los que "conviene, aparecer lo que no son, sea por el negocio o por cualquier otro motivo; algunos que hasta blasfeman, en un día así de romería, día de "ocasión, que pudiéramos llamarle, vayan con un cirio en la mano y hasta descalzos, creyendo que con eso "compran a Dios,, y !o tienen contento para todo el año. ¡Esos sí que son "sepulcros blanqueados,,, como llamó el Señor a los fariseos! A las señoras ya les advirtió el señor cura, desde el pulpito, que no consentiría escotes ni mangas cortas, "ni pinturas ni decoraciones,,, por lo menos aquel día, pues no quería que la romería pareciese una comparsa de Carnaval, en vez de una reunión de personas serias y cristianas. Algunas y algunos se ríen de él, b critican y dicen lo de siempre: que es exagerado y que no es de estos tiempos. ¡Figúrate! Pero la mayor parte de las gentes está con él y lo admiran y lo aplauden porque se im-' pone, no sólo con su palabra elocuente y enérgica, sino con su vida y acciones de santo. Para el próximo domingo preparo una pequeña función de cine (bueno, ¿en?) en casa, y ya te contaré el móvil de ella. Sigue contándome también tus impresiones; y hasta otro día, con recuerdos para todos, te abraza cariñosamente, MARÍA TERESA OIZ Y TRONCÓSO. amiga: También esta vez llegó la tuya, estando Fuera de casa por dos días, porque se verificó la romería o pequeña peregrinación al santuario de la Virgen de las Nieves, y como el señor cuia nos rogó que asistiéramos y que procurásemos dar buen ejemplo, sólo por esa razón asislí, pues no me gustan (ya me conoces), esas romerías que se convierten en una caravana de gentes que, en general, tomando por pretexto a un Santo Cristo, a la Santísima Virgen o a cualquier Santo, se entregan a una diversión más, y muchas veces hasta dan a'gún escándalo. A mí, para rezar y comunicarme con Dios y pedirle gracias, me gustan la soledad y el recogimiento y el silencio; a no ser que pueda estar en comunidad con almas verdaderamente piadosas, y mejor aún si son espirituales y santas, pues aquellas palabras del Señor, "en donde se reúnan dos o tres en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos,,, son un consuelo y una esperanza; pero no sé si Nuestro Señor estará en esas "romerías profanas,, o excursiones medio religiosas. Fui con las de L., las de S., las de M., y otras familias piadosas de "verdad,,, no por "horas», y nos pusimos de acuerdo para dar buen ejemplo; para "predicar, sin palabras, para practicar aquella divisa de "pasar haciendo bien,,, pues aunque mucha de la semilla que sembremos se pierda, sin embargo, alguna prende; y aunque así no Fuera, no ha de ser ese motivo para que dejemos nuestro oficio de sembradores de Jesucristo, procurando ahogar e¡ mal con la abundancia del bien. UERIDA Pero, hija, ¡qué cosas se ven! Cada vez me convenzo más de la ignorancia que hay en cuestiones de religión y de piedad, y de que la mayor parte de lo que se practica es pura rutina; porque no se comprende que las que bailan esos indecentes bailes modernos, y ven y oyen en cines y teatros todo lo que hay que ver y que oír; que aplauden y hasta copian, en peinados, gestos y modales, DE LA FE Y DEL ESPÍRITU DE FE VI • De la superstición, otro pecado contra la virtud de fe A incredulidad nada quiere creer; la herejía sólo quiere creer lo que le place; la duda vacila en creer, no creyendo como se debe creer, es decir, firmemente y con la entera confianza que es debida a la infalible palabra de Dios y de su Iglesia. Tenemos ahora en el extremo opuesto li superstición, que lo cree todo a ciegas, sin saber por qué. La superstición es ordinariamente la compañera fiel de la ignorancia religiosa. Hay muchos que han olvidado su catecismo y que sienten, sin embargo, en eí fondo de su corazón la necesidad de creer, y faltándoles, para satisfacer este instinto de su alma, las luminosas y santas verdades de la fe, se lanzan con afán sobre todo lo que se les presenta, por poco que vean o crean ver algo misterioso en ello. Los incrédulos y los librepensadores se niegan a creer porque hay misterios; los supersticiosos, por lo contrario, se sienten atraídos por la apariencia del misterio, y creen en cosas absurdas, ridiculas y desprovistas de razón y de buen sentido. Ejemplo: entre veinte obreros, sin hablar del resto de los mortales, hay doce o quince que ni por un imperio quisieran emprender un viaje en viernes. Y esto es tan 234 LA AVALANCHA cierto, que en las líneas de los ferrocarriles se nota los viernes una disminución notable en el número de viajeros. Y esto, ¿por qué? En los tiempos de fe estaba ligada al viernes una idea de luto y tristeza, a causa de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, acontecidas en tal día; y por espíritu de religión y en virtud de una fe perfectamente razonada se ponía especial cuidado en no comenzar en tal día, ni viajes, ni empresas comerciales, ni expediciones militares, ni sobre todo expediciones de placer. Pero, hoy en día, ¿a qué ese ridículo miedo al viernes en los que no creen o casi no creen? Dícese: "Si me pongo en camino me sucederá alguna desgracia. El viernes es un día malo, un día nefasto.„ Y no se vacila en jurar que así será, porque dos o tres veces en la vida habrá por casualidad acontecido, a nosotros o a otros, algún accidente en viernes. Y sin embargo, dime: ¿qué cosa hay más sin razón, y por consiguiente, más supersticiosa que ese carácter nefasto atribuido al pobre viernes? Si el viernes es un día de desgracia, ¿por qué trabajar en viernes? ¿por qué comer? ¿por qué ir y venir? ¿No os exponéis a romperos las piernas, a extrangularos o a desgraciaros? ¿Por qué motivo únicamente el viajar ha de ser peligroso en viernes? Yo desconfío de dar con la razón. Y tocante a las personas piadosas que se dejan dominar por esas supersticiosas preocupaciones, no reflexionan ellas que los cristianos deben mantener su espíritu y su conciencia superiores a todas esas miserias. Tenerle miedo al viernes, es simplemente debilidad de espíritu; es mezclar, a la verdadera fe, creencias ridiculas, dichos de mujeres o de almanaques; es creer ciegamente en cosas imaginarias que en nada se fundan, y es confundir el error con la verdadera fe, que se funda en la palabra de Jesucristo y en la infalible enseñanza de la Iglesia. Por eso esa superstición, como todas las demás, es contraria ñor Jesús cuya divina carne fue en tal día desgarrada por la flagelación y la crucifixión, precisamente para expiar los pecados de la carne. De lo que se debe tener miedo en viernes, es de violar la ley de la Iglesia, que nos manda hacer penitencia con Jesús crucificado, mortificando algo nuestra sensualidad y observando su abstinencia. Otro ejemplo: ser trece en la mesa. ¡Qué desgracia! ¡Qué presagio tan funesto! A muchos conozco, hasta a personas inteligentes y piadosas, que tendrían una indigestión si al ver que son trece en la mesa no pudieran escabullirse inmediatamente, o bien hacer venir a toda costa un décimo-cuarto convidado para conjurar la suerte. El origen de esta preocupación supersticiosa y absurda se relaciona todavía con la fe. En otros tiempos, cuando la vida y los actos de Nuestro Señor Jesucristo estaban, por decirlo así, siempre presentes al pueblo fie', el número trece traía inmediatamente a la imaginación, en la mesa, el horrible recuerdo de Judas; y por espíritu de fe nunca se quería ser trece en*una misma mesa. Esto era muy natural y perfectamente razonable; no era superstición, era fe. Si se evitaba el ser trece en la mesa, no era porque se tuviese miedo de que uno de los trece debiese morir dentro del año. Hoy, precisamente, es de esto, únicamente de esto, de lo que se tiene miedo. Y este miedo es absurdo. ¿Qué relación hay entre ser trece en la mesa y ver morir dentro del año a uno de los infortunados trece? También en esto desafío a todos los espíritus fuertes a que encuentren la sombra de una razón presentable. Lo razonable y lo que admitiríamos sin vacilar es que, cuando se son trece en la mesa, es indudable o casi cierto que uno de los trece morirá antes que los otros. Confieso que esto es grave. Pero lo que sería verdaderamente grave, cuando se son trece en la mesa (v rusta cuando son más o menos), sería el gozar desmesuradamente de ella, de ser en ella glotón, beber con exceso y embriagar- NAVARRA PAMPLONA.—Mercado de cerdos en las afueras de la ciudad Foto. Galle a la virtud de la fe, a la cual ofende, como ofende una caricatura a la persona a quien representa. La superstición es la caricatura de la fe. ¿Sabes, lector, de lo que se ha de tener miedo en viernes? De olvidar el amor que llevó a tu Salvador y Dios a morir por ti en la Cruz. De lo que se ha de tener miedo en viernes, más aún si es posible que los demás días, es de ofender por medio del pecado, y sobre todo por medio del pecado deshonesto, a aquel Santísimo Se- ?!• se en ella. Esto es lo que en la mesa se ha de temer; no el ser trece. Sobre todo, mi buen lector, teme como el fuego y más que el fuego, el hacer lo que hizo Judas, el décimo-tercio en la mesa del Cenáculo; esto es, el hacer traición a Jesucristo; el dejarte roer el corazón por la avaricia y por la envidia, el ser malo hasta en medio de los huenos, el resistir a la gracia divina, el violar a la Sagrada Eucaristía por medio del sacrilegio, y el permitir .1e esta suerte LA AVALANCHA at demonio que se apodere de tu corazón. Otros ejemplos todavía: cuando en la mesa se tumba el salero, o cuando se encuentran la cuchara y el tenedor en forma de cruz, es señal de que nos amenaza alguna gran desgracia. Cuando un obrero sale por la mañana para ir a su trabajo, debe, bajo pena de ver perdido todo su día, escu- 235 vergüenza, porque exponen a la burla de los impíos a la Religión, que desde aquel instante puede fácilmente confundirse con las preocupaciones, que es la primera en rechazar. En el incrédulo y en el mundano ellas constituyen extraña rareza, totalmente inconcebible tratándose de gentes que rechazan la fe so pretexto de que sus doc- NAVARRA PAMPLONA.—Grupo de casas baratas de la calle de los Teobaldos, en el Ensanche de la ciudad i Foto. Aquilino Qareia Deán pir a la derecha si, por desgracia, llega a encontrarse con un cura o con una monja. Nótalo bien: es preciso que sea a la derecha; a la izquierda no produciría efecto alguno. Cuando ven volar cuervos del Este al Oeste, es mal presagio. Cuando se oye por la noche el grito de uri^ lechuza o de un buho, alrededor de una casa, eso anuncia la próxima muerte de uno de los que la habitan. La lista de esas locas ideas y de esas preocupaciones populares sería interminable. A la cabeza de todas ellas ha de colocarse la credulidad de muchas personas en lo que se llama la buenaventura. Se va a casa de un echador o de una echadora de canas, que, después de algunas muecas, examina gravemente la palma de vuestra mano derecha, os hace notar una línea que corta otra, un pequeño pliegue al lado de otro grande, etc.; después, el pretendido hechicero, mezcla sus cartas, echa una sota de copas (es la señorita con quien os habéis de casar); el caballo de bastos (es el novio más o menos futuro); luego viene un rey o una sota de espadas (el rival o la rival); y como todo esto coincide con el gran pliegue y con la pequeña línea, es señal evidente de que, a la vuelta de grandes dificultades, un bello moreno (que, por de contado, eres tú), se casa con una encantadora rubia, la señorita X, a quien el echador de cartas se guarda bien el nombrarte, porque la conoce tanto como tú. Todo esto, por diez o veinte sueldos; y como las buenas noticias dilatan a un tiempo la bolsa y el corazón, siempre es la buena ventura la que en definitiva resulta de la consulta. Todo eso es un montón de supersticiones, es decir, de vanas ideas que surgen y se propagan sin saber cómo, principalmente entre el pueblo, donde van a pegarse a la santidad de la fe como esas plantas parásitas que rodean, desfiguran y, a la larga, ahogan a los árboles más robustos. En un cristiano las supersticiones son una verdadera •- _ '; '"" ' ' > trinas son inferiores a su potente inteligencia, y que admiten como niños, sin raciocinar, sin pestañear, l¿s más ridiculas y a veces hasta las más groseras preocupaciones. L") que te preservará de la superstición, mi buen lector, ierá !a sencilla y preciosa luz de una sólida instrucción religiosa; será la frecuentación de las escuelas y asociaciones, donde te pondrás en contacto con el sacerdote, ministro de la verdad, y con cristianos formales e inteligentes; será, en una palabra, una fe pura y desprovista de toda liga, una fe reavivada sin cesar por medio de la oración y de las fortificantes prácticas de una vida totalmente cristiana. No cabe duda de que la superstición es un pecado; un pecado contra la virtud de la fe: sin embargo, para que llegue a ser un pecado mortal necesita una dosis de gravedad, afortunadamente poco común entre los cristianos y las personas medianamente razonables. j. (Continuará.) .' MONS. SEGUR. : NUESTROS GRABADOS Molino y central eléctrica en Garayoa.—Este edificio es regalo, al Ayuntamiento de Garayoa, de un distinguido hijo de aquel pueblo, D. Ciríaco Morea, quien regaló también a aquel Municipio un grandioso edificio destinado a Casa Ayuntamiento y Escuelas públicas, cuya inauguración solemne, previa bendición eclesiástica hecha por el representante del Prelado, el Canónigo Maestroescuela Dr. D. Luis Goñi Urrutia, se celebró el 28 de junio de 1925. Por este motivo el Ayuntamiento de Garayoa nombró LA AVALANCHA 236 hijo predilecto a D. Ciríaco Morea, a quien entregó un artístico pergamino en aquella solemne inauguración, en el cual aparecía el texto del acuerdo, que era el siguiente: "Queriendo el pueblo de Garayoa premiar los excepcionales méritos y valiosas pruebas de filial cariño que ha recibido de su generoso protector DON CIRÍACO MOKEA GOYENECHE, acordó por aclamación, en sesión celebrada el día 2 de mayo de 1923, nombrarle hijo predilecto, y para perpetua memoria, ofrecerle en este diploma el perdurable recuerdo de la gratitud y cariño de su pueblo natal.—Garayoa del Valle de Aézcoa del antiguo Reino de Navarra, a 2 de mayo de 1923.—Alcalde, Mateo Iturbi.—Secretario, José Jamar.„ , • . ^ Autorizar estas publicaciones amicatóJicas que minan los fundamentos de la sociedad española, y prohibir esas enseñanzas en cátedra y fuera de cátedra a los funcionarios públicos, bajo penas diversas, es dar muestra de una contradicción inexplicable. Que a su deber está faltando el funcionario que, ejerciendo la misión de la censura, autoriza la publicación de lo que está prohibido enseñar bajo pena de privaciones de empleo y sueldo. Llamamos la atención de nuestros gobernantes sobre este hecho insólito y anómalo, del que indudablemente no se han dado cuenta, y cuyo rápido y definitivo remedio esperamos para bien de España, a cuya felicidad aspira el Directorio. Inteiior de la catedral de Tudela.—Este hermoso templo, que es obra del siglo XIII, fue declarado monumento nacional por real orden de 16 de diciembre de 1884. COSAS DE TIEMPOS LEJANOS Mercado de cerdos en Pamplona.—En las afueras de nuestra capital, en el barrio de San Juan, se encuentra el mercado de cerdos, cuya inauguración al servicio púbiico se celebró e! 12 de octubre de 1908. El mercado de cerdos de Pamplona es muy importante y se celebra todos los sábados en la temporada de 1.° de octubre a 31 de marzo. -• • Grupo de casas baratas de la calle efe los Teobaídos, en et Ensanche de Pamplona,—Completando la información gráfica del grupo de casas baratas o de modesto alquiler que bajo la protección del Ayuntamiento se ha levantado en el Ensanche de esta capital, damos hoy a la estampa los edificios pertenecientes a la calle de los Teobaídos, señaladas con los números 5 y 7. CIRCULAR DE NUESTRO PRELADO Contra la propaganda heterodoxa L "Boletín Eclesiástico» de la diócesis publica una impórtame circular de nuestro venerable Prelado. Manifiesta en ella el limo. Sr. Obispo, con gran dolor, la noticia de que se han repartido por toda la diócesis de Pamplona, y con una profusión verdaderamente asombrosa, varios números de una publicación titulada "La Torre del VigíaB, la cual está plagada de errores doctrinales que atacan principalmente a las creencias cristianas. Afinde evitar los grandes males que en las almas pudieran producir tales publicaciones, prohibe la lectura de "La Torre del Vigía,,, e igualmente las obras que se anuncian en dicha publicación. ; Nuestro colega de San Sebastián "La Constancia,, advierte que en toda su región se está recibiendo con profusión por correo esta torre masónica, que no busca otra cosa que preparar el terreno para una revolución. Ciego es quien no lo vea. Porque de la enseñanza anticatólica, de la enseñanza hereje y masónica, que busca el arruinar la fe española, se seguiría unu perturbación de graves consecuencias sociales y políticas, que no en vano la Religión es el fundamento de la vida humana. Admirablemente hace el Directorio prohibiendo la enseñanza en cátedra y fuera de cátedra de doctrinas antisociales y antipatrióticas, peso él debe empezar por dar ejemplo, no dando su aprobación a hojas y publicaciones periódicas como la que combatimos, que para vergüenza de quienes Jas consienten, llevan el siguiente título: "Este folleto ha sido revisado por la censura gubernativa.» El Alcalde de Pamplona en 1688 Toma de posesión L nombramiento de Alcalde de Pamplona correspondía, en tiempos antiguos, al Rey o Virrey de Navarra, en virtud del Privilegio de la Unión dictado por el rey D. Carlos III el Noble el 8 de septiembre de 1423, el cual disponía que "los Jurados—hoy diríamos concejales—elegirían el primer domingo siguiente a la fiesta de Santa María de septiembre, tres hombres buenos, de entre los cuales designaría el Rey al que había de ser Alcalde durante un añoB. Presentada la terna, el Virrey de Navarra Sr. Duque de San Germán nombró Alcalde de Pamplona, con fecha 12 de septiembre de 1688, al Sr. D.José Piñeiro de Elío, para el año le^a! de 1688-1689, en sustitución del que cesaba, D.José de Araiz Eza y Gaztelu. A la toma de posesión de la Alcaldía precedía el juramento ante el Tribunal de la Cámara de Compíos Reales, como así lo hizo el Sr. Piñeiro de Eiío en la mañana del 13 de septiembre, bajo la fórmula prescripta por las leyes del Reino, que era la siguiente: "Yo N. esleito por alcalde ainal por los jurados de esta ciudat de Pomplona, et confirmado por el sennior rey nuestro sennior, o por su logartenient para este anno present: juro a Dios e a los señores oydores de los Cornptos reales, a los quoales es cometido a recebir la jura sobre esta cruz f et santos evangelios, de usar et exercer e cumplir bien et leal et debidament el oficio del dicho alcaldio ainal de la dicha ciudat de Pomplona, segunt los fueros, usos, costumbres et privilegios de la dicha ciudat; et que por bienquerencia, odio, parciallidat ni favor, ni por ganancia ni por pérdida, non Faré ni juzgaré sino verdat, oidas a cada una de las partes en todo lo que querrán decir et allegar; et ministraré justicia a todo mi lea! poder; et goardaré los derechos et el servicio de la Senníoria mayor, et la honra e provecho de la dicha ciudat, e terne secreto a mi buena fe.w Del Tribunal de la Cámara de Comptos Reales, se trasladó el nuevo Alcalde a la Casa del Ayuntamiento, acompañado de distinguidos vecinos de la ciudad, a tomar posesión de su elevado cargo. De !a forma en que ésta se verificó nos da cuenta un auto que se conserva en el Archivo municipal, inserto en el libro de consultas o actas, núm. 20, folio 111 vuelto, que dice así: u En la Ciudad de Pamplona y Casa de su Ayuntamiento y Sala de la Consulta de ella, Lunes, antes de LA AVALANCHA medio día contados trece de Septiembre de mil seiscien' tos ochenta y ocho, estando juntos y congregados según lo tienen de costumbre a llamamiento de Nuncios, en que se aliaron presentes los Sres. .Dn. Juan Joseph de Mutiloa, Licenciado Dn. Joseph de Echaury, Licenciado Dn. Pedro Andrés de Ituren, Juan de Arlegui, Miguel de Larralde, Fausto de Igal, Juan Bautista Sarasa y Tilomas Solano, Rexidores de ia dicha Ciudad, en la qual yo el Secretario di recado se aliaba el Sr. Dn. Joseph Piñeiro de Elio, electo Alcalde desta Ciudad, con mucho acompañamiento de Cavalleros en la Casa del Ayuntamiento, para que la Ciudad le diese la posesión por haver prestado el Juramento hordinario en la Cámara de Comptos, según Ja costumbre antigua, y salieron a recibirle ¡os señores Juan Bautista Sarasa y Thomas Solano asta la puerta déla Sala de la Audiencia, y haviendo entrado en la déla Consulta se sentó con su bara en el puesto preñemínente deel Banco déla testera, hizo un brebí razonamiento dando las gracias de haverio puest > en el temo délos electtos Alcaldes, ofreciéndose ala Ciudad, y se le correspondió por el Sr. Dn. Juan Joseph de Mutiloa, diciendo haver sid3 muy acertada la que hizo la Ciudad y nombramiento echo por el Sr. Virrey, y le puso una benera a) cuello y íe entregó un Sello con las Armas déla Ciudad para sellar ¡as provisiones, y una llabe de las Arcas de las fundaciones en que es Patrono, y salió ala Sala déla Audiencia y se sentó en el Tribunal; aun tiempo se aliaban en ella los Ministros de su Jurisdicion y se leyeron algunas peticiones y decretó aquellas e hizo otros actos denotantes a Verdadera, quieta y pacifica posesión, sin ynpedimento ni contraJicion alguna; y para que de elio conste su Señoría acordó hacer este autto y le firmé yo el Secretario.=JuAN REMIREZ DE URDANOZ., * • • - • • • * * .: Recibido como ley y fuero el Privilegio de la Unión del Rey de Navarra D. Carlos III el Noble, ri^ió en Pamplona durante cuatrocientos trece años—desde su promulgación, en 1423, hasta el 1836—y consiguientemente, los alcaldes de nuestra capital en ese período de tiempo—salvo los años 1820 a\ 1823^-fueron nombrados y tomaban posesión del car^o en la misma forma que D.José Piñeiro de Elío en el año 1688. El último alcalde de este régimen foral fue D. Julián Ozcáriz, para el año 1834-1835, que tomó posesión el 18 de septiembre de 1834, se^ún consta en acta escrita en el folio 299 del libro n.° 83 del Archivo municipal, cuya copia es la siguiente: • * En la Ciudad de Pamplona, cibeza del Reino da Navarra, Casa de su Ayuntamiento y SJIJ de Consultas de ella, Jueves, a diez y ocho de Septiembre de mil ochocientos treinta y cuatro, se congregaron en Sesión extraordinaria, a las diez de la mañana, los Sres. D. Cosme Sagasti, Ü. Benito Munduate, D. Francisco Javier Aoiz de Zuza, D. Luis Gáinza, D. Felipe íraizoz, D. Nazario Carriquiri, D. Martin Antonio Iturria y D. Pedro Miguel Muguerza, Regidores de la dicha Ciudad; y estando asi juntos Negó a la Casa de su Ayuntamiento el Sr. D. Julián Ozcariz, electo Alcalde de esta Ciudad, que haviendo prestado el juramento acostumbrado en la Cámara de Comptos Reales de este Reino, se presentó a tomar Posesión de su empleo, y haviendo sido recibido junto a la puerta de Id Secretaria por dos Sres. Regidores entró en la Sala de Consultas con Vara, y colocado en el lugar preeminente, manifestó a el Ayuntamiento su gratitud de que le hubiese propuesto para su Alcalde y que S. E. se hubiese servido nombrarle para ese destino, que procuraría desempeñar con todo el esmero que le fuese posible, a que le contestó el Regidor Preeminente dándole la enhorabueia, y no dudando del cabal desempeño de su encargo, con lo que habiéndole entregado un egemplar del "PRIVILEGIO DE LA UNION,,, el Sello de plata que tiene por orla esta inscripción: Sigilum Alcaldi Civitatis Pamp. Caput Reg. Navar. para Sellar las provisiones que espidiese, y puéstole la Venera de oro pendiente al pecho en verdadera posesión en ella, quedó quieta y pacificamente, y se levantó de su asiento, y con los mismos Sres. salió de la Sala de Ayuntamiento, 237 y pasó a la de la Audiencia, en donde le dejaron aquellos y con los ministros de dicho Tribunal. De todo lo'cual mandó S. S." hacer esta acta, la rubricó y en Fe de ello firmé yo el Secretario.=Ante m i = Luis SAGASTÍ, Secretario.„ *• * El Tribunal de la Cámara de Comptos Reales ante el cual prestaban juramento los alcaldes de Pamplona, y que fue instituido por el rey de Navarra D. Carlos II el Malo, con fecha 18 de febrero de 1364, se suprimió por real orden de 6 de marzo de 1836. Subsiste todavía, convertida en residencia y museo de la "Comisión de monumentos históricos y artísticos de Navarra», la casa que ocupaba aquel Tribunal, en la calle de Ansoleaga, antes Tecenderías. Este edificio, que e.ra propiedad de los herederos de D. Pedro de Berrio, y fue comprado a estos señores en 1524 por resolución del rey Carlos V, es hoy monumento nacional, declarado por real orden de 16 de enero de 1868. EQUIS. /AESA REVUELTA La siembra de la propaganda. Una anécdota edificante.—Era por los años del 68, en plena revolución septembrina. Vivían entonces en la residencia de los Padres Corazonistas de Segovia los RR. PP. Serrat, Gavín y Crusats, ocupados en dar misiones por las provincias de Castilla. Debían reunirse un día los tres Padres en Pozáldez, para emprender juntos una misión, pero el Padre Crusats llegó primero, y mientras esperaba, empezó a repartir hojas de propaganda a los que estaban en el andén, aguardando el tren de Madrid hacia Valladolid. Llamóle la atención al Padre un caballero, y ocurriósele, sin duda sugerida por Dios, la idea de que aquel hombre vivía retirado de la Iglesia y alejado por completo de los Sacramentos. Buscó disimuladamente entre sus hojas la que tenía por título "Triunvirato de la Confesión,,, y se la alargó a! caballero. Este la aceptó y se la metió con indiferencia en el bolsillo de la americana, sin ánimo mayormente de leerla. Cuando llegó a su casa, dijo a su señora: "Mira, un Misionero, en la estación, repartía papeles y me ha tocado éste.,, Y se lo entregó. La señora leyó con atención e interés :a hoja, y exclamó con visible emoción: "Para ti es: ni escogida podía venirte mejor; te comprende de pies a cabeza: ¡cosa de Dios!, ¡tanto tiempo sin confesarte! Es aviso del cielo.» —Bueno, mujer, bueno; lee, a ver qué es eso—contestó el marido. Leyó la señora, y acabada la lectura, exclamó el caballero: "Vengan los Misioneros a predicar la misión en nuestro pueblo, y que se hospeden en casa.o Y en efecto, fueron llamados los Misioneros Padres Serrat y Gavín. Cuando los vecinos de Pozáldez vieron que los Misioneros se hospedaban en casa del aludido caballero, decían: "Si convierten a su patrono, pueden estar contentos y habrían hecho buena misión.. Y le convirtieron, a pesar de ser él un progresista revolucionario, jefe y cacique de los liberales del pueblo. De modo que la hojita del P. Crusais fue el medio de que Dios se valió para convertir a un hombre apartado de Dios y de la Iglesia, y para que el pueblo de Pozáldez recibiese el beneficio inmenso de la misión. Sembrad, sembrad hojaj de propaginda, que, donde menos se piensa, hará Dios fructificar la semilla. ,--_ _ Sobre el respeto al domingo.—El digno Gobernador civil de Salamanca D. Luis Diez de Corrales ha publicado en el "Boletín Oficial,, de aquella provincia una interesante circular acerca de la observancia de los días festivos. .-. • -." - * ;•'„•• - '-•-.-- .-- 238 LA AVALANCHA "Adviertan todos—dice esta celosa autoridad—que el mantenimiento de hábitos religiosos no tiene solamente aspecto meramente espiritual, sino que sigñificj relación directa y decisiva para el orden, tranquilidad, progreso e intensificación de bienes materiales, pues como dijo Enrique Heine—que no fue por cierto un Padre de la Iglesia:—"El día que la Cruz se eclipse entre los individuos y pueblos, el salvajismo no tendrá límites. „ La religiosidad de nuestros soldados*—Desde Melilla, a bordo del crucero "Dato,,, dirigió hace pocos días el general Primo de Rivera, al Emmo. Cardenal Reig, Primado de las Españas, el siguiente radiograma que con satisfacción reproducimos: "Me satisface mucho poder comunicar a Su Eminencia, que al recorrer los campamentos en los que viven y trabajan diez y ocho mil hombres, sin cesar día y noche, no he oído blasfemias. En cambio, en los desabrochados pechos varoniles he visto medallas y otros signos que acreditan sentimientos religiosos.„ 1 Cosas de ellos.—Marcelino Domingo, que gasta sus ocios revolucionarios en hacer de periodista, ha dicho lo siguiente hace pocos días: "Nacemos cansados. La familia y la escuela acaban de embrutecernos.» El que lo dice, es maestro de escuela y ha ejercido el oficio algunos años en un pueblo de Cataluña. Donde tendrá varios hijos espirituales a quien el susodicho maestro habrá embrutecido. Seguramente. ¡Muy bien!—Sabemos que el Sr. Gobernador civil de nuestra provincia, Sr. Jiménez Bentrosa, ha impedido por medio de sus agentes la circulación de obras pornográficas enviadas por correo desde Madrid. Vaya nuestro sincero aplauso al Sr. Gobernador, por su digno proceder. Buen ensayo.—"En París, el diputado comunista sefior Doriot, que iba al frente de un grupo de comunistas, propinó un violento puntapié, en el vientre, a un cabo de policía que no le permitía pasar.» Es un modo de abrirse camino, en efecto. Pero... *E1 señor Doriot fue detenido en el acto, y después de ser apaleado por la policía, fue enviado por la noche a la cárcel de la Santé.w Porque el comunismo es eso, o no es nada. Todo para todos. Incluso las palizas. De modo que este ensayo en París no ha salido mal. CONCURSO Dfi AGREEDORtiS o bien empezaba el sol a calentar, se sentaban los tres, o por mejor decir, se tendían contra uno de los viejos paredones del Hospital de las Cinco Llagas (vulgo de la Sangre), cara al Bermejazo platero de las cumbres, a cuya luz se espulga la canalla, que en los días de invierno, como llegue a abrirse brecha por entre las nubes, y en Sevilla no tiene que tomarse ese trabajo, no se va, ciertamente, con el desaire en el cuerpo de no haber sido recibido con todo honor, casi con idolatría, por los desocupados y por los pobres. Y cosa particular: así como dos meses llevarían de estarse viendo a diario aquellos tres hombres, sin que, a pesar de ser andaluces, éste, aquél y el de en medio, se les hubiese ocurrido p^r jamás dirigirse ni media palabra. Llegaban al consabido paredón en el intervalo de hasta un cuarto de hora; se sentaban primero al modo oriental, claro está que en el suelo, que es el más santo de los triclinios; se rascaban a discreción apenas el rubicundo Apolo hacía un recorrido por sus cuerpos; se tendían a poco cuan largos eran; se echaban sobre la cara, a modo de antifaz, la mugrienta gorra o el desportillado sombrero, y... a roncar el que dormía, y a esforzarse por dormir el que aun no roncaba. Así permanecían los tres desde que, como hemos dicho, empezaba a calentar el sol hasta que, debilitado como un anémico, clavaba a manera de saetas sus horizontales rayos en las pupilas de los que iban hacia el Poniente. Entonces nuestros tres héroes, o sea los tres Apóstoles de Montesióa, como las mujeres del barrio les llamaban, sin duda porque la cofradía de dicho título representa en el primero de sus "pasos* la Oración del Huerto, en que van, mientras Jesús es confortado por el Ángel de la Roldana, dormidos que si tienen que dormir, San Pedro, San Juan y Santiago, entonces, repito, nuestros tres héroes, con otro intervalo de unos veinte minutos, iban desperezándose poco a poco, bostezando y sentándose; se rascaban o no, según el cuerpo se lo pedía; tornaban a bostezar, como si a jornal estuviesen a ello, o como si lo hubiesen tomado por contrata; se ponían de pie; se sacudían el polvo de la escasa ropa, y sin decir oste ni moste, tomaba uno de ellos por debajo del arco de la Macarena, hacia la calle de San Luis; otro, por la Resolana, con derechura a la Puerta de la Barqueta, y el otro, finalmente, hacia la Ronda de Capuchinos. Mas cata aquí que una tarde, en que hubieron de despertar casi a la vez, como acertara a pasar por junto a ellos un señorito, y tirase al azar un chicote de esos incombustibles, quiero decir, que no arden ni con el rayo que pedía el gitano del chascarrillo para partir el queso, los tres, con una agilidad digna de mejor causa, se abalanzaron a la colilla, dispuestos a defenderla de los otros, como la mujer esforzada y no forzada de la ínsula Barataría la bolsa que, en reintegro de su malaventurado honor, decretó el bueno de Sancho Panza que se le diese. —Pa mí. . —No, que es pa mí. —Este es pa mangue—•dijeron los tres a una, haciéndose un pelotón sobre el hallazgo. Y revolcones del uno sobre los otros, y codazos a los demás por parte del que primeramente había hecho suya la presa, y palabras nada finas en boca de los tres, y hasta alguno que otro pulgarón en desquite de algún otro aguinaldo por el esülo, y la gran trapatiesta, y su grupo de curiosos en derredor de los beligerantes. —Pero, ¿qué es eso? . — Pero, ¿qué pasa? . : —Oye, ¿qué ha pasao ahí? ' -1" —Na: que los tres Apóstoles del Montesión han despertao, y se están esperesando unos a otros. —¡Dios, y qué gusanera la que han armao, y to por un chicóle que no lo jase arde ni los jornos 'e Cartuja. —Pero, hombres, por Dios y por la Virgen Santísima de la Esperansa! ¡Ni que fuá er premio gordo! Y los tres beligerantes, hala, que tira, que dale, que torna, cual si estuviesen remando, y el chicote en el apretado puño de uno de ellos, amenazando trocarse en polvo de rapé. —¡Señores!—propuso al fin el menos legítimamente acreedor a la presea, y que era un hombre hasta de unos cuarenta y cinco años, desdentado, desteñido y espiritado como si el hambre perpetua hubiese hecho en él un feudo.—¿Vamos a jasé un trato? ¿Quieren ustés que yo me lo jume, y ustés escupen mientras? —¡Mia er mal ange! —¡Mia er sin grasia, dándolas 'e gufón! —¡Quitusté allá, so jambrera, chupatorsías. —¿Que no? ¡Po allá veréis! LA AVALANCHA ' Y vuelta a echarse encima de los restantes, y cata recrudecerse la contienda. —¡Otro trato, señores!—exclamó, extenuado por {& fatiga, el que ostentaba el derecho primi capientis, y que era un golfo de una veintena de años, largo y esmirriado como su mote (se llamaba el Chorreón), marchito de mejillas, transparente de orejas, carcomido y verdoso de dentadura y lacio de tufos.—¡Otro trato, señores! Haiga paz y concordia entre los prínsipes cristianos, como dice el arto de contrisión! Que ca uno de los tres cuente su vía y exponga su situasión en er mundo, y el que quia que resurte con más mal sino y más pajolera estrella, ése que se lo jume en grasia 'e Dios. ¿Estáis conformes, señores? —¡Ajajá! • . .y/y-; —¡Chipé! —Pontonse, es mío, sin distinsión de clases—aseguró el primero.—¡Imposible en er mundo otro hombre más desvalió que yo! jáganse ustés cuenta de que soy er der pino verde. -d ? - ¿ ? . : —Sí, hombre, ¿no caéis? i + Yo m'arrimé a un pino verde pa ver sí me consolaba, y como er pino era verde, de verme llorar, lloraba. • • , y ' . Figúrense ustés, compadres, cinco chorreles, que se di* cen de una vez y que se puen tapa con un güevero. Mi mu¡é y mi cuña, siete. Mi suegra, que la tenemos por vi* talisio, como las capellanías, apalabra con el enterraor, como el otro que dise, ende jase tres años por San Miguel, y ni por esas... ni por las otras: ¡que no la mata, vaya, ni er Tato! Tota: ocho de familia; yo, nueve, y la casa, diez; que por no verlos pasar lo que pasan de car* pantas aquellas criaturas, me vengo aquí argunos días a ver si cojo er sueño... que jasta en er suisidio he pensao argunas veses; na más que me pasa a mí con er suisidio lo que a un compadre mío que vive en San Bernardo, que le tiraba la inclinasión al arte, y con una silla en medio de la sala jasía allí los primores de aquel hombre, pasándola de muleta y tirándole ca verónica, que ni la 'e la calle de la Amargura, ¿está usté? Pero aluego le daba jindama de ios cuernos, que si no hubiá sío por mo de eso, estuviera a estas horas retirao como er Guerra. Po eso me ha pasao a un servido ca y cuando se me ha. ocurrió pone fin a mi esistensia: que me ha dao mucho siseo de la pelona, y cata aquí por qué aniguá de echar~ me ar río, me he venío a tenderme pansa ar sol, por aquello de que más vale malo conosío que güeno porconosé. Con que ustés dirán si lo der pino verde no me viene como sembrao en una maseta. —Pero esas son las salías—objetó con muy buen sentido el tercero de los tres, que todavía no había hablado. —Diga usté los ingresos, porque argunos tendrá usté, a no ser que seáis como los camaleones. Usté tendrá su ofisio, ¿no, verdá usté? —Sí, señó, que lo tengo, y en güeña hora lo diga... Ahora, que es un ofisio... que debía de gasta braguero por lo quebrao que es; pero que tenerlo, lo tengo. —¿Y se pue ssber cual es?... Misté que no es pa jásele la competensia; que cuando sale er sol, sale pa to er mundo... Venga de ahí ese ofisio, que pa sentensiá un pleito hay que oí dambas partes. ., —Po yo—empezó a contestar el requerido, y no de amores, rascándose cachazudamente detrás de la oreja, como el que está haciendo memoria...—lo que no tengo es taller, ¿sabusté?, pero ofisio, lo tengo. Yo... aunque ustés lo tomen por alabansa y fantasía... yo sé mi ofisio como er primero, porque... ¡vaya!... a mí me lo enseñó mi padre, que jasta allí la canela... y yo, mi oficio es... pues... vestirme de armao tos los años que sale er Santo Intierro. 239 —Tota: ca siete años, por güeña cuenta, —¿Y tan y mientra? —Po... pensá en er suisidio y toma er sol en el invierno, y el fresco del río en el verano. —Pontonse, amigo mío, siento tantísimo desirle a usté que er chicote es pa mí—exclamó su interlocutor con aire de triunfo.—Ya pue usté ir buscando otro pino verde, porque yo necesito un pina como los de Árcala de Guadaira. ¿Sinco churumbeles usté? Po yo, siete, y la más grande, mar casa, y con dos, y pa caer en cama. Tota: siete, y dos, nueve, y lo que venga, diez. Suegra y suegro, lo cuar que son mu amantísimos de ta familia, y aunque viven en Mairenilla ta Taconera, porque ellos son, ella de allí, y mi suegro de Palomares, po resurta que se vienen los dos tos los años allá pa los arreores de Semana Santa, porque a dambos a dos les gustan mucho las cofradías, y ya se están con nosotros ¡asta espués de Carnavá. Y a to esto, con unas ganas 'e come dambos a... catorse (¡que es mentira! ¡yo no creo eso que disen por ahí de que hay personas que paesen de desgano!) lo mismo ella que él, y su hija, que en eso ha salió a ellos, y mis hijos, que en eso han salió tititos a la manta baja, son capases 'e comerse la Giralda jecha pan de Árcala, y de vianda la Torre 'el Oro. Y a to esto, señores, sin haber en aquella pajolera casa quien lo gane más que yo; que er día en que yo les farte, lo que Dios no permita... ¡vamos que no quio ni pensá lo que va a ser en er mundo de esos infelises! —Po ya, diga usté su ofisio—le preguntó el primero, un si es no es conmovido ante tan triste cuadro:—porque es de supone que no será un vago de profesión. —¿Yo?—replicó el interpelado, herido en lo más sensible de su amor propio.—¿Yo vago de profesión? No, señó; que yo también tengo mi ofisio. Es... pues... miusté: ajuma cristales cuando hay eclises. Por cierto, que me ha partió el Padre Eterno con haberlos prohibió, cuando hubo el úrtimo, por dos siglos y medio, o qué sé yo. ¿Ustés no entienden ninguno de armanaque? —Po jagan ustés er favo de dirme echando un fóforo —sxclamó el Chorreón, poniéndose el chicote entre los carcomidos y verdosos dientes.—Porque yo tengo mi padre, pero con perlesía, sentao en un sillón. Mi madre, con cataratas, sentá también, pero en un medio armú, porque sillón, er que tenía era como un artomóvi, que andaba solo, de tantas chinches, y se vendió en er Boquete por cuestión de higiene... Mis agüelos paternos, y maternos, pa que no haiga resentimientos 'e familia...; tres hermanas mar casas, aunque en maja comparasión, porque ellas siempre que se han casao ha sío por lo siví...; con tres chiquillos la Salú, que paesen tres bichos de armeja; otros tres la Rosío, que paesen tres jorquillas invisibles... y la Esperanza, con uno, ciego, que no sabe el angelito na más que a la jasena; otra, tonta, que le ha dao por come, y como no está en su conosimiento, se ha comió esta mañana el cabo de un palaustre de un vesino der corra que es arbañí; y pa remate de miserere... de Eslava, mi mujé, que nos himos casao pa feria 'e San Migué, y mi señora madre política, que se quie vení a viví con nosotros, y que lo que sea de uno sea de todos. ; —Po ya: el ofisio. , .... . —Po bueno: las entras. - ; ' : ' . ' ^ --. ' •-' —'¿Entras?... pues... las der pelo. ¡Yo no cuento en er mundo, a estas horas, na más que con lo que ustés dos, que ar fin ya me conosen, puean jasé en mi favo er día que a bien lo tengan! — P o está u s t é l u s í o . :• - . ' •'•••. —Po na, ¡límeselo usté. Quie disí, que a quien Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga. —Po tantas grasias, señores. En la calle Conde Negro tien ustés... una calle, porque nosotros no poemos paga casa, y en er patio der corra nos apañamos, y en mí, un fie servido que su mano besa, pa lo que ustés gusten manda, a ver si es una perra gorda manque sea. J. F. MUÑOZ Y PABÓN. PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jesús García, calle de la Estafeta, número 31 LA AVALANCHA 240 CAJA DE AHORROS DE LA VASCONIA <La Electro-Mecánica-Navarra> Fabricantes: LLETJÓS Y ROSAS RELOJES MECÁNICOS para torres y edificios públicos, desde 750 pesetas. . 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