Número de registro: 2247 Octava Época Instancia: Tercera Sala

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CONTRADICCION DE TESIS 15/94.
Número de registro: 2247
Octava Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XIV, Diciembre de 1994
Página: 153
CONTRADICCION DE TESIS 15/94. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL SEGUNDO
Y EL TERCER TRIBUNALES COLEGIADOS EN MATERIA CIVIL DEL TERCER
CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
SEGUNDO.-El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, al resolver
con fecha dieciséis de febrero de mil novecientos noventa la revisión principal 489/89,
relativa al juicio de amparo 840/89 promovido en favor de "Rastras e Implementos de
Guadalajara", Sociedad Anónima, sustentó la tesis siguiente:
"EMBARGO EN MATERIA MERCANTIL. SU SUSTITUCION POR FIANZA.-Es
inexacto que la ley mercantil no contemple la sustitución del embargo por una fianza, pues
basta la lectura del artículo 1180 del Código de Comercio para darse cuenta de lo contrario.
Sin que sea obstáculo el hecho de que el dispositivo aluda a embargos precautorios, pues lo
importante estriba en que la institución sí está establecida aunque deficientemente, motivo
por el que sí debe aplicarse, ante esa irregularidad, el código local de procedimientos civiles."
Las consideraciones que originaron esa tesis, son las siguientes:
"QUINTO.-Supliendo sus deficiencias con base en el artículo 76 bis, fracción IV, de la Ley
de Amparo, se estiman fundados los conceptos de violación.
"El artículo 1180 del Código de Comercio determina 'Si el demandado consigna el valor u
objeto reclamado, da fianza bastante a juicio del juez o prueba tener bienes raíces suficientes
para responder del éxito de la demanda, no se llevará a cabo la providencia precautoria o se
levantará la que hubiere dictado.'.
"Basta la lectura del precepto acabado de transcribir para darse cuenta que es inexacto que la
ley mercantil no contemple la sustitución del embargo por una fianza, no siendo obstáculo el
hecho de que el dispositivo aluda a embargos precautorios, pues lo importante estriba en que
la institución sí está establecida, aunque sea deficiente, pero al fin y al cabo sí está prevista
como lo exigió el Juez natural; motivo por el que, como con acierto lo hace notar la
agraviada, sí debe aplicarse, ante lo defectuoso de la reglamentación, el Código Local de
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Procedimientos Civiles.
"En consecuencia procede revocar la sentencia recurrida para en su lugar conceder la
protección federal a fin de que, en la nueva resolución que se pronuncie en sustitución de la
reclamada, el Juez responsable declare fundado el recurso de revocación opuesto y fije la
garantía solicitada en sustitución del embargo."
TERCERO.-Por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito, al resolver con fecha catorce de abril de mil novecientos noventa y cuatro el toca de
revisión principal 122/93, relativo al juicio de amparo 758/93 promovido por Oscar Alfonso
Villaseñor Pelayo, sostuvo, en lo que interesa, lo siguiente:
"SEXTO.-Los anteriores motivos de inconformidad son infundados e inoperantes, lo que se
precisará oportunamente.
"En efecto, el peticionario de garantías, ahora recurrente, afirma que la figura jurídica de la
sustitución del embargo por una fianza, sí se encuentra reglamentada en el Código de
Comercio, pero de manera irregular o defectuosa, de lo que se infiere que por remisión
expresa de los artículos 2 y 1054 del código citado, resulta aplicable el Código Procesal Civil
local. No le asiste razón.
"Así es, en primer término, debe calificarse de inoperante, por dogmática, la afirmación de
que el código mercantil regula defectuosamente la sustitución del embargo por fianza, toda
vez que el emitente no precisa en concreto, en dónde radica la defectuosidad que le imputa a
la reglamentación que hace el cuerpo legal de mérito; en segundo lugar, dicha aseveración es
infundada porque el artículo 1180 del código en cuestión, es suficientemente claro en cuanto
posibilita efectivamente la sustitución del embargo pero sólo cuando se realiza como
providencia precautoria; es decir, de ninguna manera se extiende dicha figura de la
sustitución al juicio ejecutivo (embargo ordenado por auto de exequendum), pues si la
intención o decisión del legislador hubiera sido en ese sentido, así lo habría explícitamente
reglamentado en el título relativo a los juicios ejecutivos, concretamente en el artículo 1392,
que es el que prevé la actitud a asumir por parte del deudor una vez que ha sido embargado y
emplazado.
"Por ello, no cabe aplicar supletoriamente la legislación procesal estatal como pretende el
promovente, ya que la institución de la sustitución establecida por el código mercantil, está
perfectamente reglamentada, como ya se dijo; a propósito del tema, es de aplicarse la
jurisprudencia 1100 que aparece publicada en las páginas 1771 y 1772 del último Apéndice
al Semanario Judicial de la Federación, Segunda Parte, que a la letra dice: 'JUICIOS
MERCANTILES. SUPLETORIEDAD DE LA LEGISLACION LOCAL EN LOS.
PROCEDENCIA.-De conformidad con lo dispuesto por el artículo 1051 del Código de
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Comercio, la aplicación supletoria de la legislación local en los juicios mercantiles no debe
entenderse de un modo absoluto, sino con las restricciones que el propio numeral señala; es
decir, procede sólo en defecto de las normas del Código de Comercio y únicamente con
respecto de aquellas instituciones establecidas por este ordenamiento, pero no reglamentadas
deficientemente, en forma tal que no permitía (sic) su aplicación adecuada. Todo ello a
condición de que las normas procesales locales no pugnen con las de la legislación adjetiva
mercantil.'.
"En tales condiciones, contrariamente a la estimativa del quejoso, resulta aplicable en la
especie la tesis sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Primer Circuito que
invoca la responsable y que es del tenor literal siguiente: 'EMBARGO, LEVANTAMIENTO
Y SUSTITUCION DEL, EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL.-El artículo 1180 del
Código de Comercio al aceptar la substitución del embargo y ordenar que el mismo se
levante al cumplirse con los requisitos que dicho precepto señala, resulta aplicable para los
embargos decretados con carácter de providencia precautoria, pues en modo alguno contiene
la facultad para que el ejecutado con base en un auto de exequendo dictado en juicio
ejecutivo goce de esa prerrogativa, porque de acuerdo con lo que dispone el artículo 1396 de
la citada codificación mercantil, dicho ejecutado cuenta con dos opciones en el procedimiento
con relación al embargo: la de comparecer al juzgado a hacer paga llana de la cantidad
reclamada o la de contestar el libelo oponiéndose a la ejecución si tuviere alguna excepción
para ello.'
"Este órgano colegiado comparte el criterio sostenido en tal tesis, ya que se resolvió en forma
similar la revisión 568/91, de la que surgió la diversa tesis que aparece publicada en la página
306 del tomo IX del Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca, que a la letra
dice:'SUPLETORIEDAD DE LA LEY. EL CODIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES
DE JALISCO NO TIENE ESE CARACTER RESPECTO DEL CODIGO DE COMERCIO,
TRATANDOSE DE LA DESIGNACION DEL DEPOSITARIO DE BIENES
EMBARGADOS.-El Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco sólo es
supletorio del de Comercio, cuando éste carezca de disposiciones expresas sobre determinada
cuestión, y ello, a condición de que no pugne con otros preceptos del citado Código de
Comercio. Por tanto, no es dable aplicar supletoriamente en el juicio mercantil ejecutivo, el
artículo 527 del código mencionado, que faculta al ejecutado para constituirse en depositario
de los bienes embargados, mediante contrafianza que otorgue, porque esta disposición local,
pugna con lo establecido por el numeral 1392 del Código de Comercio, en el que se indica
que en los juicios ejecutivos, los bienes que se aseguren, ante la negativa al pago del deudor,
después del correspondiente requerimiento, deben quedar en depositaría de la persona que al
efecto designe el acreedor; y no se establece en el dispositivo prerrogativa que faculte al
demandado para constituirse en depositario, mediante el otorgamiento de garantía. Luego
entonces, resulta fuera de toda duda que en un caso como el que se analiza no procede la
aplicación supletoria de la ley estatal, porque al hacerlo se quebrantaría lo dispuesto por el
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anteriormente citado artículo 1392 del Código de Comercio que faculta, de manera exclusiva
al actor, para designar al depositario de la cosa secuestrada. Resulta por demás puntualizar
que el ordenamiento antes invocado, sí tutela la institución de fianza, pues el artículo 1180,
permite que el embargo precautorio sea sustituido por una fianza, por ende, si la intención del
legislador hubiera sido la de hacer extensivo dicho beneficio en el juicio ejecutivo, así lo
hubiera determinado en forma auténtica, haciendo la adecuación respectiva en el artículo
1392, pero como no lo hizo, es incontrovertible que reservó como facultad propia del actor el
designar al depositario de los bienes embargados.'.
"Dice Villaseñor Pelayo que la fianza viene a ser la auténtica garantía de pago para quien
resulte vencedor en juicio, con igual o mayor eficacia que el secuestro de bienes; que el
espíritu del auto de exequendo es que se garantice el pago del crédito que judicialmente se le
reclama.
"Resulta inoperante tal concepto, en virtud de que como ya se dijo, la legislación comercial
no posibilita la sustitución, con independencia de que la fianza sea considerada más ventajosa
o eficaz que el embargo para garantizar el pago de lo reclamado.
"Alega el hoy quejoso que el Juez responsable confunde el embargo precautorio con el
definitivo, ya que el artículo 1347 del Código de Comercio y el 482 el Enjuiciamiento Civil
Estatal reglamentan este último. No le asiste razón.
"Efectivamente, no hay la confusión decantada, tanto es así que la responsable resuelve,
acertadamente por cierto, la improcedencia de la sustitución solicitada por el citado quejoso
cuando se negó a aplicar en beneficio de éste el dispositivo 1180 del Código de Comercio,
que alude claramente a las providencias precautorias, mientras que la ejecución tiene como
sustento los artículos 1392 y 1393 del propio código cuando se fundamenta en documentos
que traen aparejada ejecución (artículo 1391, fracción IV), y por otra parte, el dispositivo
1347 del multicitado ordenamiento se refiere a la ejecución de sentencia o convenios cuando
no existen bienes embargados, que como se vio, no es el caso.
"En tales condiciones, procede concluir modificando la sentencia sujeta a revisión, en el
sentido de revocar el sobreseimiento respecto del acto que se hizo consistir en la inadmisión
de la sustitución del embargo por una fianza y en su lugar negar al peticionario el amparo y
protección de la Justicia Federal en lo que concierne a dicho acto."
CUARTO.-El examen de los considerandos transcritos, expresados respectivamente por el
Tercer y por el Segundo Tribunales Colegiados en Materia Civil del Tercer Circuito, permite
advertir, en primer término, que sí existe contradicción de tesis, toda vez que ambas se
refieren a la interpretación del artículo 1180 del Código de Comercio y llegan a conclusiones
opuestas.
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Es necesario, sin embargo, precisar la esencia de la contradicción, pues ambos tribunales
coinciden en que la sustitución del embargo por fianza, es una institución reconocida por el
Código de Comercio, aunque uno de ellos la estima deficientemente reglamentada y el otro,
en cambio, sostiene que la relativa reglamentación es correcta.
En efecto, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito afirmó en su
resolución que el Código de Comercio establece la sustitución del embargo por fianza, por lo
cual puede levantarse el secuestro trabado en juicio ejecutivo, sin ser obstáculo para ello que
el artículo 1180 aluda a embargos precautorios, pues lo importante es, al decir de ese tribunal,
que la institución sí se encuentra establecida, aunque de manera deficiente, razón por la cual
estima que debe aplicarse de manera supletoria el Código de Procedimientos Civiles, de
acuerdo con lo dispuesto por los artículos 2o. y 1054 del Código de Comercio.
En tanto, el Segundo Tribunal Colegiado de la misma materia y Circuito sostiene en su
ejecutoria que el artículo 1180 del Código de Comercio es suficientemente claro, en cuanto
posibilita la sustitución del embargo por fianza sólo para cuando aquél se realiza como
providencia precautoria, por lo cual considera que esa sustitución no opera respecto de
embargos realizados con motivo de juicios ejecutivos, ni admite, por consiguiente, que por
defectuosa reglamentación sea aplicable en forma supletoria el Código de Procedimientos
Civiles. Agrega dicho Tribunal Colegiado, que si la intención del legislador hubiera sido en
ese sentido, así lo habría explícitamente reglamentado en el título relativo a los juicios
ejecutivos, concretamente en el artículo 1392, "que es el que prevé la actitud a asumir por
parte del deudor una vez que ha sido embargado y emplazado.".
Por tanto, la contradicción entre ambos colegiados consiste, en que según el primero de ellos
la sustitución del embargo por fianza opera también respecto del secuestro de bienes
efectuado en el juicio ejecutivo mercantil, en tanto que el diverso órgano jurisdiccional de
que se habla estima lo contrario.
A fin de dirimir la controversia, es necesario establecer, primero, que por regla general un
precepto legal inserto en un apartado especial no es aplicable a casos distintos de los
prevenidos en éste, salvo que disposición expresa de la propia ley así lo autorice o, en su
defecto, que el diverso caso al que se pretende aplicar encuentre identidad de razón con
aquellos supuestos establecidos en el apartado donde aparece la norma, hipótesis en la cual
cobra aplicación el aforismo que reza: "Donde existe la misma razón debe existir la misma
disposición.". La parte final de este razonamiento encuentra apoyo en la tesis que sustentó
esta Tercera Sala en sesión de veinticuatro de septiembre de mil novecientos cincuenta y
ocho, al resolver el amparo directo 834/58 promovido por Isaura Ciprián Miranda viuda de
Velázquez, publicada en la página treinta y siete, volumen XV, Sexta Epoca del Semanario
Judicial de la Federación, que dice:
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"ANALOGIA. APLICACION DE LA LEY POR.-Lógica y jurídicamente la base de
sustentación de este principio no puede ser otra que la semejanza que debe existir entre el
caso previsto y el no previsto, y nunca la diferencia radical entre ambos, ya que las lagunas
de la ley deben ser colmadas con el fundamento preciso de que donde hay la misma razón
legal debe existir igual disposición de derecho."
Para estar en condiciones de conceder razón a alguno de los Tribunales Colegiados de que se
trata, resulta necesario examinar al tenor de la invocada tesis, si existe o no la misma razón en
el embargo precautorio que en el suscitado con motivo de un juicio ejecutivo mercantil.
Las providencias precautorias encuentran justificación en lo preceptuado por el artículo 1168
del ordenamiento en estudio, que dice:
"Las providencias precautorias podrán dictarse:
"I. Cuando hubiere temor de que se ausente u oculte la persona contra quien deba entablarse
o se haya entablado una demanda;
"II. Cuando se tema que se oculten o dilapiden los bienes en que debe ejercitarse una acción
real;
"III. Cuando la acción sea personal, siempre que el deudor no tuviere otros bienes que
aquellos en que se ha de practicar la diligencia y se tema que los oculte o enajene."
Asimismo, resulta pertinente referir lo que los artículos 1179 y 1180 establecen en relación al
embargo precautorio particularmente el segundo de ellos, interpretado por los mencionados
Tribunales Colegiados.
"Artículo 1179. Cuando se pida un secuestro provisional sin fundarlo en título ejecutivo, el
actor dará fianza de responder por los daños y perjuicios que se sigan, ya porque se revoque
la providencia, ya porque, entablada la demanda, sea absuelto el reo."
"Artículo 1180. Si el demandado consigna el valor u objeto reclamado, da fianza bastante a
juicio del Juez o prueba tener bienes raíces suficientes para responder del éxito de la
demanda, no se llevará a cabo la diligencia precautoria o se levantará la que hubiere dictado."
De ese conjunto de artículos se advierte, que la providencia precautoria consistente en
aseguramiento de bienes, tiene por finalidad, en un caso (fracción II del artículo 1168),
garantizar la materia de la acción real que se ha de ejercitar respecto de determinados bienes,
cuyo ejercicio exitoso no sería posible si se produce, por parte del demandado o futuro
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demandado, el ocultamiento o la dilapidación de esos concretos bienes; o bien, cuando la
acción es personal (fracción III del mismo artículo), dicha medida precautoria tiene por
finalidad garantizar al actor el cumplimiento de la sentencia favorable que pudiera llegar a
obtener y cuya ejecución sería imposible o por lo menos más difícil, si al dictarse sentencia
desfavorable al demandado, éste apareciera insolvente o lo fuera verdaderamente.
Es importante citar, en relación a lo anterior, la siguiente tesis:
"PROVIDENCIAS PRECAUTORIAS.-Las providencias precautorias son concedidas con el
propósito de permitir al actor, el aseguramiento de sus intereses, cuando éste no tiene a la
mano un medio rápido de qué disponer con idéntico efecto; pero su duración siempre está
limitada a un período de tiempo estrictamente necesario para que, reconocido el crédito por
sentencia ejecutoria, que tenga fuerza ejecutiva, se cambie por el embargo formal, ya que
también sería injusto que un privilegio se convirtiera en una restricción indefinida de los
derechos de propiedad y posesión, para aquel contra quien se pida la providencia. Por esto la
ley exige al actor que presente su demanda formal dentro de tres días, pues ya así el afectado
podrá exigir la continuación del juicio, y con la sentencia vendrá, en su caso, el embargo
formal o el levantamiento de la misma precautoria. De lo anteriormente expuesto, se ve lo
injusto que sería admitir las providencias precautorias en el período de ejecución.". Amparo
civil en revisión número 4130/1927. Reyes de Johnson Isabel. Unanimidad de cinco votos.
Aparece en la página 2155, Tomo XXVIII, Sección 3a., parte relativa a la Tercera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Se advierte, que el embargo como providencia precautoria procede a pesar de que el actor no
tenga en su favor título ejecutivo, pues basta la existencia de temor fundado a que el deudor
demandado o futuro demandado oculte o dilapide bienes afectos a una acción real o, cuando
la acción es personal, que el ocultamiento o dilapidación de sus bienes le haga aparecer o
verdaderamente lo deje insolvente, para que mediante el otorgamiento de fianza por parte del
solicitante de la medida, se conceda la providencia solicitada.
A diferencia de ello, para que se ordene trabar embargo en juicio ejecutivo mercantil basta se
acompañe a la demanda título que traiga aparejada ejecución, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 1392 del Código de Comercio, contenido en el título tercero del libro
quinto, apartado diverso de aquel en que se previenen las providencias precautorias. El
artículo en cita dice:
"Presentada por el actor su demanda acompañada del título ejecutivo se proveerá auto, con
efectos de mandamiento en forma, para que el deudor sea requerido de pago, y no haciéndolo
se le embarguen bienes suficientes para cubrir la deuda y costas, poniéndolos bajo la
responsabilidad del acreedor, en depósito de persona nombrada por éste, salvo lo dispuesto en
las concesiones vigentes en favor de los bancos."
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En el mismo título tercero se contienen entre otros preceptos, los siguientes:
"Artículo 1391. El procedimiento ejecutivo tiene lugar cuando la demanda se funda en un
documento que traiga aparejada ejecución ..."
"Artículo 1395. En el embargo de bienes se seguirá este orden:
"I. Las mercancías;
"II. Los créditos de fácil y pronto cobro, a satisfacción del acreedor;
"III. Los demás muebles del deudor;
"IV. Los inmuebles;
"V. Las demás acciones y derechos que tenga el demandado ..."
"Artículo 1396. Hecho el embargo, acto continuo se notificará al deudor, o a la persona con
quien se haya practicado la diligencia para que dentro del término de cinco días comparezca
el deudor a hacer paga llana de la cantidad demandada y las costas, o a oponer las
excepciones que tuviere para ello."
"Artículo 1397. Si se tratare de sentencia, no se admitirá más excepción que la de pago si la
ejecución se pide dentro de ciento ochenta días; si ha pasado ese término, pero no más de un
año, se admitirán además, las de transacción, compensación y compromiso en árbitros; y
transcurrido más de un año serán admisibles también las de novación, comprendiéndose en
ésta la espera, la quita, el pacto de no pedir y cualquier otro arreglo que modifique la
obligación y la falsedad del instrumento, siempre que la ejecución no se pida en virtud de
ejecutoria, convenio o juicio constante en autos. Todas estas excepciones, sin comprender la
de falsedad, deberán ser posteriores a la sentencia, convenio o juicio y constar por
instrumento público, por documento judicialmente reconocido o por confesión judicial."
"Artículo 1399. Dentro de los cinco días siguientes al embargo podrá el deudor oponer las
excepciones que tuviere, acompañando el instrumento en que se funde, o promoviendo la
confesión o reconocimiento judicial. De otra manera no será admitida."
"Artículo 1401. Si se tratare de títulos de crédito se observará lo dispuesto en el artículo 8o.
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito."
"Artículo 1402. Si se tratare de cartas de porte se atenderá a lo que dispone el artículo 583."
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"Artículo 1404. No verificando el deudor el pago dentro de los cinco días de hecha la traba,
ni oponiendo excepciones contra la ejecución, a pedimento del actor y previa citación de las
partes se pronunciará sentencia de remate, mandando proceder a la venta de los bienes
embargados y que de su producto se haga pago al acreedor."
"Artículo 1410. A virtud de la sentencia de remate se procederá a la venta de los bienes
secuestrados, previo avalúo hecho por dos corredores o peritos y un tercero en caso de
discordia, nombrados aquéllos por las partes y éste por el Juez."
Como es de sobra conocido y corroboran los anteriores artículos, en el juicio ejecutivo
mercantil existe un procedimiento especial otorgado legalmente al acreedor con título que
tiene aparejada ejecución, donde, a diferencia de lo que ocurre en las providencias
precautorias, no se supedita la concesión de la medida a la existencia de garantía real sobre
bienes del deudor, o a la posibilidad de que éste pueda aparecer o quedar verdaderamente
insolvente mediante el ocultamiento o dilapidación de bienes determinados. También este
razonamiento es acorde a la tesis de esta Tercera Sala, publicada en la página mil seiscientos
cuarenta y nueve, tomo XXXIV, Quinta Epoca del Semanario Judicial de la Federación, que
se transcribe:
"JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL.-Este procedimiento sumario requiere para ser
procedente, la existencia de un título que lleve aparejada ejecución; título que
invariablemente debe reunir las condiciones necesarias para ser considerado con una gran
fuerza probatoria. Presentada la demanda, acompañada del título a que hace referencia, el
Juez hará un análisis del caso que se le plantea, y sólo debe darle entrada y dictar el auto de
ejecución, si el documento fundatorio llena las exigencias de ley. En caso contrario la
desechará; pero si la admite y el ejecutado no está conforme con el resultado del examen
previo hecho por el Juez, tiene dos caminos para impugnar su resolución: apelar de ella para
que el tribunal de alzada la revoque desde luego, o bien, alegar aquellas excepciones que la
ley mercantil permite oponer del juicio ejecutivo, y cuya finalidad es poner de manifiesto,
para que así se reconozca en el fallo que oportunamente se dicte, la improcedencia del juicio
extraordinario de que se viene tratando."
Pues bien, si la razón del embargo como providencia precautoria es, simplemente, impedir el
ocultamiento o dilapidación de bienes por parte del deudor, para que no quede sin materia la
acción real o para garantizar, cuando se trate de acción personal, el cumplimiento de la
sentencia que llegue a dictarse contra el deudor, en tanto que el secuestro en juicio ejecutivo
mercantil conforma un derecho derivado de la existencia de título que trae aparejada
ejecución; resulta inconcuso que no existe la misma razón entre uno y otro y, por ende, no
puede aplicarse en el embargo trabado en juicio ejecutivo mercantil, lo dispuesto por el
artículo 1180 del Código de Comercio, motivo por el cual es correcta la conclusión a que
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arriba el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito.
Lo anterior se robustece si se toma en cuenta que, como señala el agente del Ministerio
Público Federal adscrito a esta Suprema Corte, el artículo 1396 del Código de Comercio,
inmerso en el capítulo que regula el juicio ejecutivo mercantil, limita a dos las posturas que
generalmente puede asumir el ejecutado: hacer paga llana de la cantidad demandada y costas,
o bien, oponer las excepciones que tuviere para ello. De tal suerte, no le asiste derecho para
demandar que se sustituya el embargo por fianza.
A lo anterior pueden agregarse como disposiciones específicas, las contenidas en los artículos
1397, 1401 y 1402 del Código de Comercio, que restringen aún más la postura que puede
asumir el embargado con base en un título que trae aparejada ejecución. El primero de ellos,
según se ve de su transcripción hecha en párrafos precedentes, limita las excepciones que
puede oponer. Asimismo, los diversos artículos en cita remiten, respectivamente, a lo
dispuesto por los artículos 583 del mismo Código de Comercio y 8o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, disposiciones éstas que no previenen la sustitución del
secuestro por fianza, según se demuestra con la transcripción siguiente:
"Artículo 583. Los títulos legales del contrato entre el cargador y el porteador serán las cartas
de porte, por cuyo contenido se decidirán las cuestiones que ocurran sobre su ejecución y
cumplimiento, sin admitir más excepciones que la falsedad y error material en su redacción.
"Cumpliendo el contrato, se devolverá al porteador la carta de porte que hubiere expedido y
en virtud del canje de este título por el objeto porteado, se tendrán por canceladas las
respectivas obligaciones y acciones, salvo cuando en el mismo acto se hicieren constar por
escrito en el mismo título las reclamaciones que las partes quisieran reservarse, excepción
hecha de lo que se determina en la fracción III del artículo 595.
"En caso de que por extravío u otra causa no pueda el consignatario devolver, en el acto de
recibir los géneros, la carta de porte que él hubiere recibido suscrita por el porteador, deberá
darle un recibo de los objetos entregados, produciendo este recibo los mismos efectos que la
devolución de la carta de porte. Si ésta fuere a la orden o al portador, el recibo se extenderá
con los requisitos que establece el título respectivo."
"Artículo 8o. Contra las acciones derivadas de un título de crédito sólo pueden oponerse las
siguientes excepciones y defensas:
"I. Las de incompetencia y de falta de personalidad en el actor;
"II. Las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quien firmó el documento;
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"III. Las de falta de representación, de poder bastante o de facultades legales en quien
suscribió el título a nombre del demandado, salvo lo dispuesto por el artículo 11;
"IV. La de haber sido incapaz el demandado al suscribir el título.
"V. Las fundadas en la omisión de los requisitos y menciones que el título o el acto en él
consignado deben llenar o contener, y la ley no presuma expresamente o que no se haya
satisfecho dentro del término que señala el artículo 15;
"VI. La de alteración del texto del documento o de los demás actos que en él consten, sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 13;
"VII. Las que se funden en que el título no es negociable;
"VIII. Las que se basen en la quita o pago parcial que consten en el texto mismo del
documento, o en el depósito del importe de la letra en el caso del artículo 132;
"IX. Las que se funden en la cancelación del título, o en la suspensión de su pago ordenada
judicialmente, en el caso de la fracción II del artículo 45;
"X. Las de prescripción y caducidad y las que se basen en la falta de las demás condiciones
necesarias para el ejercicio de la acción;
"XI. Las personales que tenga el demandado contra el actor."
Es de tal forma notoria la diferencia entre ambos tipos de procedimientos providencias
precautorias y juicio ejecutivo mercantil que, mientras en el embargo a título precautorio
basta al supuesto deudor demostrar su solvencia, con el hecho de tener bienes raíces, para que
no se practique la diligencia, o ya practicada quede sin efecto; en el juicio ejecutivo esa
circunstancia es irrelevante, porque el secuestro puede efectuarse y comunmente se realiza,
sobre inmuebles.
La tesis que recogerá las anteriores razones y constituirá jurisprudencia obligatoria de
acuerdo a lo dispuesto por el artículo 192, tercer párrafo, de la Ley de Amparo, quedará
redactada en los términos siguientes:
EMBARGO TRABADO EN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. NO PROCEDE SU
SUSTITUCION POR FIANZA.-El artículo 1180 del Código de Comercio permite la
substitución del embargo precautorio por fianza, pero ese beneficio no puede hacerse
extensivo al embargo trabado en juicio ejecutivo mercantil regulado por el artículo 1392 del
citado ordenamiento legal, porque entre los motivos que inspiran al embargo como
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providencia precautoria y los que rigen específicamente el embargo trabado en juicio
ejecutivo mercantil, existen diferencias fundamentales que impiden aplicar el principio
jurídico que dice: "Donde existe la misma razón debe haber la misma disposición.". En
efecto, el embargo como providencia precautoria tiene por finalidad impedir el ocultamiento
o dilapidación de bienes por parte del deudor, para que no quede sin materia la acción real o,
tratándose de acción personal, para garantizar el cumplimiento de la sentencia que llegue a
dictarse contra el deudor, en tanto que el embargo en juicio ejecutivo mercantil conforma un
derecho derivado de la existencia de título que trae aparejada ejecución.
Por lo expuesto y con apoyo además en los artículos 197-A de la Ley de Amparo y 26,
fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción entre las tesis sustentadas entre el Segundo Tribunal
Colegiado en materia Civil del Tercer Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado de la misma
materia y circuito, al resolver respectivamente las revisiones principales 122/94 y 489/89.
SEGUNDO.-Se declara que debe prevalecer la tesis sustentada por el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, en los términos precisados en esta resolución.
TERCERO.-Remítase de inmediato la tesis jurisprudencial y la parte considerativa que se
sustenta en esta resolución al Semanario Judicial de la Federación y a la Gaceta del mismo
para su publicación, así como al Pleno y demás Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, a los Tribunales Colegiados de Circuito y a los Jueces de Distrito, en acatamiento a
lo previsto por el artículo 195 de la Ley de Amparo.
Cúmplase; en su oportunidad, archívese el expediente en que se actúa como asunto
concluido.
Así, lo resolvió la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: presidente Carlos Sempé Minvielle, Sergio Hugo
Chapital Gutiérrez, Miguel Montes García y Diego Valadés. Fue ponente el tercero de los
señores Ministros antes mencionados. Estuvo ausente el señor Ministro Mariano Azuela
Güitrón, por estar disfrutando de vacaciones, toda vez que integró la Comisión de Receso
durante la segunda quincena de julio de mil novecientos noventa y cuatro.
Firman el presidente de la Sala con el ponente y el secretario de Acuerdos que autoriza y da
fe.
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