Año I, núm. 13, 1 de agosto de 1942

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D IR E C C IO N
ADELANTE
REG ISTR A D O
COMO
A R T IC U LO
DE
2a.
CLASE
EN
LA
A D M IN IST R A C IO N
DE
CORREOS
Y
TELEGRAFOS
DE
M EX ICO ,
EL
D IA
10 D E
JU N IO
DE
A D M IN IS T R A C IO N :
★
Director: M A N U E L A L B A R
Administrador: V. S A L A Z A R
★
FRANQUEO
CONCERTADO
1942.
Pierio: ló centavos.
México, D. F., lo. de agosto de 1942.
Año L —Núm. 13.
Y
B A L D E R A S , 37.
Se están pagando ahora, y se pagarán durante
mucho tiempo, las ingentes torpezas cometidas
ra, hadan verdaderas m aravillas en el
m anejo de la palabra escrita y en servicio de nuestro ideal.
Quien inició la
“ Semana Burguesa”
PROBLEMAS PROPIOS
El Partido y sus deberes
Nuevamente nos vemos obligados a llamar a capítulo de obediencia
a I03 descarriados de sus deberes de militante. Sen ellos, por ejemplo,
quienes, a cuenta de unos fervores regionales traídos a destiempo y con
pie forzado, se dedican a constituir grupos socialistas con los cuales se
pretende sustituir a las Agrupaciones. La Organización general del Par­
tido, per la cual, necesariamente, hemos de regirnos, no autoriza intentos
de tal naturaleza. La Comisión Ejecutiva, por añadidura, los ha conde­
nado. En asamblea pública los ha declarado ilegales el Círculo Pablo
Iglesias. ¿Qué razones, pues, pueden alegarse para continuarlos? Nin­
guna valedera si el propósito está inspirado en intenciones equivocadas,
pero honestas. Damos por seguro que ese es el caso de casi todos los afi­
liados a quienes puede serles aplicable este comentario. De casi todos,
decimos, no de todos. Algunos se han familiarizado de tal manera ya con
la indisciplina que sólo apoyándose en ella creen cumplir sus obligacio­
nes de militante, que no consisten solamente en pagar puntualmente el
cupón, asistir a las asambleas y ejercitar los derechos reglamentarios.
Hay otra clase de obligaciones que no son preceptivas, porque ningún
articulo estatutario las determina, pero que están, moralmente, por enci­
ma de todas. Son las que mandan rendir culto al compañerismo; res­
petar a los organismos directivos, no sólo por los hombres que los inte­
gran, sino por la función que desempeñan; suavizar rozamientos en lugar
de irritarlos; eliminar o aminorar conflictos antes que provocarlos arti­
ficialmente y añadirles volumen. Y sobre todo, acordarse —porque hay
muchos que parecen haberlo olvidado— de que el Partido es una unidad
lísica y moral, y no un mosaico de grupos, cualesquiera que fueren las
diferenciaciones en que procuren justificarse.
No nos agrada dedicar nuestro tiempo a refrescar verdades que de­
bieran estar presentes en el ánimo de todos. No es culpa nuestra, sin
embargo, que se nos fuerce a ello. Y lo grave es que el apremio nazca,
precisamente, de la conducta que demuestran ciertos militantes llama­
dos a comportamiento más correcto por lo que, en virtud de cargos ejer­
cidos o en ejerc cio, representan o creen representar. Pues iguales todos
en derechos, no lo somos, en puridad, ante I 03 deberes. A mayor relieve
personal, a mayor significación en el Partido, mayor rigor en el proce­
der. Esa es la buena doctrina, y no la de imaginar que el prestigio par­
ticular sirve para otorgar a nadie licencias que 4e están, prohibidas al
más humilde y anónimo de los afiliados. El prestigie se. gana yañ an za
tt&Tídó buen ejemplo, y no ofreciendo lecciones de indisciplina. Es tanto
más urgente corregir cualquier s tuación equívoca que pueda crearse,
per cuanto el Partido está — es justo y alentador reconocerlo— en fran­
co procese de recuperación, que a tanto equivale liquidar problemas eno­
josos, diluir discrepancias y evitar divergencias que no sean las natural­
mente surgidas de criterios opuestos serenamente mantenidos. En be­
neficio común, los organismos directivos no pueden ser transigentes con
nada que atente a la unidad del Partido o la ponga en riesgo. No hay
pleito que no pueda ser ventilado por la persuasión si la buena voluntad
de los llamados a persuadirse no falta a la cita. Tal es nuestro deseo.
Tal es lo que a todos conviene. Más cuando ello no sea posible, el pro­
cedimiento reglamentario debe ser aplicado sin vacilaciones, puesto que
sólo así se acredita su eficacia. Así lo manda la salud colectiva, que es
la que todos venimos obligados a guardar. Cortar es doloroso. Pero es
mucho peor daç tiempo a que se propague la gangrena.
tías, llen o de orgullo por haber "descu- ¡
p i e r i o ” a su sustituto, se mostraba sa- j
jtisfech o y tranquilo al hallarse lib e ra -;
do de aquel suplicio semanal.
D esgraciadam ente para nuestro P a rti­
en E l Soci alista fue. naturalmente, Ma­
tías Góm ez Latorre.
Iglesias le d ijo: do, P aco Diego, en plena juventud, fa“ Tú vas a hacer esta Sección” , y él no lleció en los prim eros años del siglo ac i
supo replicar, porque era tal el respe- tual.
Su personalidad literaria se ha­
EUTRAPELIAS
E l E x o rc iz a d o r y s u a l a m b i q u e
to, con m ezcla de cariño y adm iración, bía destacado rápidam ente y cada día )
cismático Exorcizador lia he- ’ zarse el socialismo. Ya lo dijo Guesqu® Matías sentía por Iglesias, que aún daba muestras más patentes de su ele- ¡ ch 0 una nueva salida al campo de la ! d e : “ La clase obrera no cambiará
siendo éste más joven nunca se a trevió vado ju icio y de su am plia cultura, que herejía; esta vez para anatematizar su derecho al fusil y a la insurreca tutearle, Y la Sección com enzó a ha- iban forjan d o una autoridad y una con- a Indalecio Prieto — ¡qué raro!— ¡ ción por la papeleta electoral” . El
cerse con pleno éxito y satisfacción pa- du,cta intachables.
V arios anos estuvo y u n p o c o también a Manuel Albar I Parlamento es la gran tribuna, nada
ra todos, menos para Matías, quien cada. D iego redactando su
Semana Burgue- a cuellta
¡ as opiniones que uno y j más.
Dicho lo cual, que confirma
semana
sufría
los
terribles
efectos
de ¡ sa” , pero fa lleció
doloroso parto. Góm ez L a to rre e ra tan
poco apreciador y hasta desconocedor
de su propia valía, que siem pre desconfiaba de su labor. Y el m artirio que su­
ponía para él
com enzar a escrib ir le
cuando
más útil
0tro han expuesto acerca del Parla- su absoluta
iba
a ser a nuestro Partido.
N uevam ente se encarga de la Sección
M afias
Gómez Latorre, con los sufrím ientos que para él suponía, dado su
n
n n i n t n n v n n i At<
n
rlln V \n
t r o .
carácter, 1la
rein
tegración a
dicho
tra-
insensibilidad
mental
I mento. Parece ser que tales opinio- 1 -—real o fingida— ante los hechos y
1neg. COngtituyen, desde el punto de las
experiencias del día, nuestro
v is t a soclallsta) y n atentado a la doc- excrcizador monta su tesis, a saber:
! tr in
d e ]a
e l e x c r c i z a d o r se e ri- “ Para un socialista que tiene de la
I
,
.
el democracia burguesa el juicio que
hacía m uelle e irresoluto a la hora de bajo. Desde el prim er instante comien- j p a r l a m e n to
v ie n e a r e c o r d a r n o s
debe tener, que profesa respecto del
para encontrar j n o h a g id o n u n c a 1¿ e x p r e s ió n d e la liberalismo burgués y de la sociedad
em pezar y provocaba en ocasiones mo­ za su tarea de " o je o "
m entos de angustia y apuro para la apa­ otro sustituto y no tarda en “ descubrir” voluntad popular, ni los socialistas capitalista el criterio que debe tener
a A n ton io Atien za, quien pronto se de­
rición del periódico.
han creído nunca que mediante la ¿qué sentido puede alcanzar esta
Y así continuó varios años — la Sec­ dica a tal misión, con la misma resigna­ acción parlamentaria pudiera reali- preocupación que le nace al compro­
m odestia y escrúpulos
con que
ción cada vez más triunfalm ente y M a­ ción,
bar que el Parlamento es operativa­
tías pasando las mismas congojas antes aten dió siem pre los requerim ientos de
mente insuficiente? ¿Pa.ra qué quie­
am igos y m aestros
Pablo
d e c og er la pluma— hasta que un dfa, sus v iejos
re hacerle funcionalmente suficien­
con no poco tem or, propone a Iglesias Iglesias y Matías Gómez.
te? Unicamente para salvar el siste­
Y A tien za siguió m anteniendo y ele­
que le sustituya en aquella faena Paco
En toda república bien constituida, la ma, todo el sistema social de que el
Diego. N o era en absoluto desconocido vando el tono de cultura, causlicism o condición p revia de una posible con vi­ Parlamento es la superestructura po­
este cam arada para Iglesias; pero aún — y tam bién casticism o si usted quiere, vencia es el respeto recíproco.
A p lic a ­ lítica.
Si quiere que el Parlamento
no se habla revelad o en todo su valer. cam arada lin otipista— y gracia helénica ble es también la condición a lodo g ru ­ pierda su carácter esencial de órga­
M atías hizo el panegírico de su patro- que siem pre distinguió a esta Sección po o colectividad de cualquier orden.
no en el cual puede y debe actuarse
cinado — que ignoraba la m aniobra— y, de nuestro semanario, hasta que se conN o quiere esto decir, naturalmente, para servir la finalidad revolucio­
por fin, el M aestro aceptó la sustitución, ¡v ir tió E l So cialista en diario.
que las discrepancias de criterio no pue- naria del movimiento socialista, pa­
|condicionada por el éxito
que tu v ie ra !
Y term inam os aquí,
para continuar ,]an m anifestarse con toda libertad. Co­ ra transformarse en un órgano de
el neófito, pues de lo contrario M atías otro dfa destacando algunos curiosos da- hibirlas seria tanto com o a licortar el
gestión, ¿a quién puede servir esta
tos de la labor de nuestros ’ sem anistas” , pensam iento y el derecho de e x te rio ri­
continuaría haciendo la “ Semana ’.
metamorfosis? A la clase dominan­
A sí se convino.
Entonces e l pánico valores positivos y evidentes para la vida zarlo, derecho in violab le para nosotros. te, a la clase que está en el Poder” .
se apoderó de Paco D iego al darse cuen­ de nuestro Partido y que su gran labor Sabemos que del choque de ideas su rge
Hasta aquí nuestro dómine. Sería
ta de la responsabilidad que
echaban discurrió casi en el anónim o en aquellos a menudo la chispa que enciende la luz. difícil encontrar testimonio más tersobre sus hombros.
P ero desde el pri­ tiem pos de generoso sacrificio que justa­ Y no ignoram os que las herejías, la «lis- minante de visión obtusa e irresponm er mom ento el nuevo redactor de tan m ente hemos c a lificad o de beróicos.
conform idad con lo estatuido o aceptado sable.
Dejemos la insistencia en lo
Perico el C I E G O . un tiem po por verdad - a veces en a p a - ¡de empuñar el fusil, etc., insisten­
d ifícil misión salió tan airoso, que M a­
rien d a inconcusa— han sirio en tu his­ cia que a nuestro autor debe paretoria, en muchas ocasiones, las estrellas cerle oportunísima y la más adecua­
Mientras se habla, con más ligereza que reflexión, tl,e un segundo
de oriente que proyectaron los magos «le da al momento. Y volvamos al Par­
frente cuya necesidad es evidente, pero cuyas dificultades son también,
la inteligencia para gu iar h a d a m ejores lamento.
En eso,’ como en todo,
y más amplias verdades a quienes no nuestro excrcizador se ha olvidado
hoy por hoy, casi insuperables, la pelea de Rusia continúa con caracte­
sentían en sí m ism os ia inquietud del de vivii medio siglo.
Hablar ahora
res cada vez más duros e implacables. Toda la potencia alemana está
devenir.
de la gran tribuna como se hablaba
comprometida en la contienda que se libra por la conquista de la re­
N o va con nosotros, pues no nos cua­ en aquellos años en que el Partido
dra por angosto, el criterio con servacio­ Socialista no tenía diputados o con­
gión del Cáucaso, presa cuya posesión acumulará- muchos tantos de
nista que se asusta de audacias bienin­ seguía trabajosamente llevar al Con­
ventaja en favor de quien, a la postre, logre retenerla. Los mensa­
tencionadas. L a audacia de pensam iento greso a Pablo Iglesias, no puede ha­
la estim am os com o una antorcha que se cerlo nadie que no esté, como nues­
jes de guerra no son, ciertamente, halagüeños para la causa de las
agita en tre las brasas para tratar de en­ tro autor, en el limbo, tan marxista
naciones unidas, especialmente para la propia Rusia, no obstante el he­
cenderse. C laro que no siem pre lo con­ como a él se le antoje, pero limbo al
roísmo insuperable con que se baten los soldados soviéticos, ejemplo
sigue. A las veces, el humo, que no ia fin.
Quien pertenece a un partido
luz, es lo (pie sale del intento, sombras que ha tenido 110 diputados; que du
magnífico de lo que puede un pueblo enardecido por un impulso ideal.
de (¡niebla en vez de luz guiadora. Ce­ rante tres años ha compartido fun­
Fuera ilusorio disminuir la gravedad de la situación en que se encuen­
ro no es éste m otivo suficien te para con­ ciones de gobierno; que volverá a te­
denar la audacia del pensam iento.
Se­ ner preponderancia en la Cámara y
tran los ejércitos que manda el mariscal Timoshenko, más no por ello
ria tanto com o condenar al cóndor por­ seguramente — quiéralo o no— se ve­
cabe tampoco abandonarse a la desesperanza. ‘ La fortaleza rusa no es­
que se remonta a las nube.-, y a las aves rá de nuevo en la precisión de afron­
tá abatida, ni mucho menos. Se prolongará sin desmayo su resistencia,
de corral porque no vuelan com o el cón­ tar las cargas del Poder ¿puede ha­
dor.
Vuelen alto quienes
tengan alas blar como lo hace nuestro censor?
y aun pudiera muy bien desembocar la batalla en una nueva fase de
adecuadas, y a ras de tierra quienes de Eso es demagogia pura y rebusca­
sorpresas nada gratas para los alemanes. E l caso de Smolensk y de
otra forma no puedan.
Pero vuelen, es da. O simple afán de polemizar por
decir, piensen. N o acepten el pensam ien­ aquello de poner en la picota a quien
Moscú pudiera repetirse a poco que las circunstancias ayudaran a ello.
Y a en otro momento he aludido a lumnia que engendraba ya el miedo en
to a patrón de cualquier bazar de moda. se quiere mal.
esta Sección que indefectiblem ente apa­ sus alm as ruines. P eriódico hubo, E l lmDe acuerdo con esa
Sin embargo, la suerte de la pelea depende, casi exclusivamente — o sin
Corren el riesgo de salir defraudados y teoría, y si quieren salvarse de la
recía en la plana prim era de nuestro parcial, que en repetidas ocasiones ca­
casi— ■ del esfuerzo que los soldados roviéticos sepan arbitrar. N o cree­
el p eligro de
olvidarse de pensar por acusación de no ser socialistas, nues­
semanario El Socialista desde que en yó en la delación inmunda. Im portantes
cuenta propia, que es la peor de las des­ tros presuntos diputados deben ir
el año 1886 comenzó su pub.icación.
m ítines y aun las m anifestaciones del
mos que pueda proporcionárseles una ayuda militar eficaz. Y no por
gracias.
L a “ Semana Burguesa'’ se nutría g e ­ P rim ero de M ayo eran objeto de mofa
aprendiendo ya su papel. Cuando
calculada inacción, como se insinúa a veces con una irresponsabilidad
A partir de tal instante se anula la v o ­ tengamos — que la tendremos— la
neralm ente
de pequeños
recortes de en las brevísim as líneas que dedicaban
luntad porque carece de impulso.
Ha minoría más numerosa, y se exija
rayana en el quintacolumnismo, — pareja a la de quienes aluden, con
Prensa sobre los acaecimientos más des­ a los compañeros, asf de cursiva.
quedado
hipotecada
a
cam
bio
del
tr
a
je ¡ del Parlamento y del Gobierno un
tacados de los últimos días, a cuyas l í ­
P o r eso escrib ir y sostener el interés'
estúpida malicia, a una paz ruso-alemana por separado— sino por abso­
de bazar que. aunque parezca a medida, trabajo intenso, la verdadera obliga­
neas se añadía un comenturlo, breve de la “ Semana Burguesa” era uno de
luta imposibilidad. Se están pagando aún — y se pagarán durante mu­
siem pre precisa de retoques. V iene an­ ción de los diputados, la revolucio­
también, hecho desde el punto del ideal nuestros prim eros y más legítim os triun­
cho o estrecho en una u otra parle. Y naria, consistirá, según el exorciza­
socialista.
La intención del autor de fos, aunque a alguien le parezca la co­
cho tiempo, y muy caras—
las ingentes torpezas y cobardías de las
es que no lia servido de medida ei p ro ­ dor, en pronunciar
dicha Sección no era otra sino poner de sa baladí.
Y ¿quiénes fueron los pala­
por turno dis­
grandes naciones democráticas. Esa es la explicación de todo lo que
pio pensamiento. Y la ropa hed ía, sobre cursos fogosos anunciando la muerte
relieve' las contradicciones y mentiras dines de este singular com bate? T re s :
viene ocurriendo. La única cierta. La única que debe ser tenida en con­
sei- de in fe rio r confección, suele ser de de la burguesía a manos del prole­
del mundo capitalista, ¿ lira ello fácil de Matías Gómez Latorre, Francisco D iego
in fe rio r calidad.
hacer? N o; a pesar de que algunos y Antonio Atienza de la Rosa; tres v e r ­
tariado y en cantar de cuando en
sideración. La victoria se alcanzará a cambio de una terrible expiación
¿L ím ites al
pensam iento?
Como el cuando a coro la Internacional. Con
crean otra cosa.
daderos ejem plos de m odestia sincera
en la que — y eso es lo más triste— inocentes y culpables pagamos por
espacio no los pone a quienes por él se eso y con estar dispuestos a coger el
Pero, además, es que nuestra "S em a­ y de positivo valer,
igual. ¡Que la¡ fortuna acompañe a las armas de la U.R.R.S.S.!
lanzan, salvo el de ia densidad atm os­ lusil en cualquier instante, las esen­
na Burguesa" viv ió sin interrupción y
Y a hem os dicho en una de nuestras
férica, el pensam iento tío debe tenerlos, cias marxistas están a salvo.
en pleno éxito durante más de un cuar­ pasadas coplas que al iniciarse las p ri­
salvo el respeto obligado a otras form as
to de siglo en que El Socialista fué heb­ meras luchas del proletariado español
El cismático exorcizador se pasa de
E
de apreciar.
domadario.
Es tarea muy difícil man­ tomaron en ellas parte activa y prepon­
cauto. En lugar de opinar por su
P o r esto precisam ente quienes se sir­ cuenta,
tener siempre vivo el interés del lector derante los tipógrafos.
Pues a aquel
interpretando la doctrina
ven de la palabra soez o del insulto lia­ socialista de acuerdo con las realida­
en esa terreno, ya m anejando el escal­ grupo de camaradas de oficio de P ablo
ra im pugnar criterios opuestos, no con des del presente — que es lo obliga­
pelo para una crítica serena y justa, bien Iglesias le cupo tener que emprender,
siguen o lía cosa que testim oniar la ca­ do y lo útil— prefiere estar al ace­
echando el comentarlo lia d a lo despec­ secundando al “ A b u elo” , grandes labo­
rencia de razones lógicas y el mal gus­ cho de la ajenas para
tivo, sin dejar de ser correcto, usando res de roturación y siembra, para o literecusarlas,
to de su dialéctica.
Otra cosa logran siempre desde un punto de vista ne­
los debidos granitos de sal ática, o afron­ ner más tarde ópimos
frutos.
T ip ó ­
tam bién:
envenenar las cuestiones, sa­ gativo.
tando la réplica en el terreno de lo cáus­ grafos eran los tres “ sem anistas” , tam­
Así no aventura nada y
carlas de quicio, haciendo que la pasión sienta plaza de integridad doctrinal
tico, h 11 que la mordacidad rebase los bién los tres han sido m aestros en su
sustituya a la razón, lo que les sitúa en Es una especie de Ghandi del mar­
limites del elemental respelo que todos oficio, com o -regentes y correctores de
plano nada envid iab le y llam ado al fra ­ xismo.
nos debemos. Y siempre m oviéndose en pruebas, los dos prim eros, y com o co­
Cuando en nuestra marcha
caso irrem isib le, en cnanto el buen sen­ se ha cruzado el río, y es menester
forma elegante, hasta lo helénico, y m a­ r r e d o r y profesor de idiom as el terce­
tido cobre sus fueros.
nejando el idioma terso y lim pio para ro, que nunca quiso ser regente, por te­
atravesarlo, aun a riesgo de aho­
envidia de los zoilos.
¿Seria posible de oirá suerte que. en­ garse, porque al otro
m or a mandar.
Los tres sentían afán
lado del rio
tre socialistas, pudieran producirse dis­ sigue
ífa c e r el exámen duro y m erecido que constante por am pliar cada día su cul­
nuestro camino; mientras
cordias propias de gentes pasionales por los esforzados
nos sugiere la sociedad burguesa no era tura, y este afán quedaba lim itado por
se lanzan a la co­
carentes de razón?
cosa del todo d ifícil; pero que lo hiciera sus escasas posibilidades económicas. Y
rriente, el exorcizador se sienta
Cabe in ferir, pues, que quien no pien­ a la sombra de la higuera y les re­
un semanario escrito por obreros y que para que el parangón sea m ayor diremos:
aparecía en ei "estadio de Ja Prensa” que ninguno de los tres tenia inclin a­
sa serenam ente y serenam ente se pro- I cjta
a los viandantes versículos
—como entonces se decía— ante la ple­ ciones hacia la oratoria, lo cual en d iver­
duce, salvo en la obligada reacción an- de
su catecismo o les ofrece es­
na expectación y la general hostilidad, sas ocasiones les valió acres reprim en­
te el insulto o el atropello, no es socia- ¡ tampitas sagradas. Pero con eso no
ya no era tarea tan llana de salvar. Mu­ das de Iglesias porque se negaban a ac­
lista, aunque tal se Lame.
; se pasa el río ni se hace jornada. Día
chos años después, todavía los llamados tuar en algún m itin, hasta que el M aes­
El «lía que demos todos d i pensar se- llegará en que los fieles, cansados de
{randes diarios trataban más o menos tro se con ven ció de la inutilidad de sus
renam ente se habrán acabado las dis- creaciones o admoniciones, le digan
Jocosamente los problemas de la organi­ esfuerzos en este sentido.
Y en v e r ­
cordias, porque no quedará resqu icio por , a nuestro excomulgador lo que los
zación obrera y de nuestro Partido, sin dad es que bien se les podia perdonar
donde in filtra rse a quienes parece que indios, cuando se cansen de hacer
perjuicio de que con la burla grosera que se abroquelaran en esta incapacidad
tienen interés en producirlas.
¡el indio, le van a decir a Ghandi:
trataran de envolver la injuria y la ca­ verbalista quienes, por su am plia cultuV i c e n t e L A C A M B R A . ¡vaya usted al cuerno!
VALORES (ASI ANONIMOS
ge en ungido
UN
guardián.
Pues
CRITERIO
*
La S em ana B urguesa
N EL
En segunda página:
*
Fin de una polémica. Cartas cruzadas entre el Comité
Nacional de la U. G. T. e Indalecio Prieto.
P E N ’A L D E L
DU E S O
jRafael l i n t che, con un grupo de camaradas, durante
uno de los ratos de asueto en el Penal del Dueso.
En tercera página:
*
Texto íntegro del discurso pronunciado por Indalecio
Prieto en la Habana.
EN LA CONFERENCIÀ D2L PARTIDO LABORISTA
FIN
DE
UNA
P O L E M I C A
Voces de los pueblos oprimidos
Ultimas cartas cruzadas entre Indale­
cio Prieto y el C. Nacional de la U. G. T.
Publicadas las cartas anteriormente cruzadas en­
tre el Comité Nacional de la U.G. T. e Indalecio Prieto,
a propósito del discurso pronunciado por éste el día lo.
de Mayo, nos parece obligada la inserción de las que
, siguen, con las cuales se pone fin a la polémica. De
este modo, el lector tiene información completa so­
bre la cual fundamentará su juicio.
CARTA
D E L C O M IT E N A C IO N A L D E L A
U N IO N
G EN ER A L
M éxico, D. F., 16 de Julio de 1942.
Sr. Dn. Indalecio Prieto.
C IU D AD.
Estim ado com pañero:
O portunam ente fueron en nues­
tro poder sus cartas de 27 de m ayo y 25 de junio, a las cua­
les no hemos dado r> spuesta inm ediata porque, debiendo
ser conocidas por el Com ité N acional, nos hemos visto o b li­
gado a esperar a nuestra reuntón ordinaria, que so celebra
m tnsualm ente. Cúmplenos dar a usted estas explicaciones,
ya que no deseam os que nos haga el cargo de d escortesía
por nuestro retraso, sólo inherente a la form a de desen vol­
vernos.
E videntem ente, y a pesar de la publicación de nuestra
carta del 16 de M ayo y de sus respuestas ya citadas, hecho
del cual criam os tener derecho a ser notificados con an te­
rioridad, nuestra polém ica toca a su fin, no porque se haya
agotado el tema, sino porque cuando ésta torna la vio le n ­
cia que en sus palabras y acciones usted le ha im prim ido, al­
guien tiene que term in arla; y ese gesto, que si fuese de
otros diríam os que era de
cordura y de responsabilidad,
querem os que parta de nosotros desde un principio, así co­
m o tam bién desde el prim er m om ento partió de nosotros la
disconform idad con su con ferencia de P rim e ro de Mayo.
P e ro este hasta aquí que ponemos a la ya agria discusión,
no nos im pide ratificarn os una vez más en nuestra posición
y razon arla sobre el texto escrito, com o usted nos pide en
sus cartas.
C ierto que no podemos ceñirnos al exclu sivo
valor de la palabra escrita, sino que tenem os el deber y el
derecho a analizar el pensam iento tal com o llegó a nosotros
con toda su extensión.
Según el texto taqu igráfico d e la con feren cia editada
en folleto s y bajo el punto “ E xp erien cia de la Guerra” , sa
le e : “ Y o d ije por entonces que ganaría la guerra quien tu­
v ie s e más sana la retaguardia, y si lo d ije fué porque vela,
■cóm o nuestra retagu ard ia iba pudriéndose” . Y a continua­
ción relata los casos sindicales y a conocidos.
Esos casos
son, al parecer, botones de m uestra de otros muchos que
, calla y que constituyeron “ los grandes estorbos de origen
sindical que sufrió el G obierno” (pág. 20), y no parecen ele­
gidos al azar, sino que representan ingeren cias sindicales
en cuestiones que son de vid a o m uerte en una guerra, a
saber: operaciones m ilitares, producción de guerra, econo­
m ía del país y fu erte cohesión de la retaguardia, que corres­
ponden exactam ente a los casos presentados: huelga de fo ­
goneros en B arcelona, trastornos en la producción de M ate­
rial bélico,
colectivizacion es — caso de la peluquería de
M adrid— y el injusto trato a la fa m ilia de M artínez de A r a ­
gón, todo e llo orig en de un hondo m alestar en la retagu ar­
dia. Y a continuación repite, como quien cierra un parén­
tesis, “ ganará la guerra, dije, quien tenga más sana la re ­
taguardia.
L a nuestra iba pudriéndose a ojos v i s t a s . . . ”
(pág. 21). Para el C om ité N acional es evid en te el enorm e
va lo r de las acusaciones que contra los Sindicatos se citan
■más arrib a y, sobre todo, que después de citarlos a firm a
■que se pudría a ojos vistas la retaguardia. ¿Qué parte de
la retagu ardia?
E viden tem ente, la sindical, porque sólo a
.ella ha aludido. Si es posible perder la guerra por la d es­
com posición de la retaguardia y al hablar de esta descom ­
posición sólo m enciona a los Sindicatos, la afirm ación que
so hace es la de que estos contribuyeron en gran m edida
a la derrota.
Usted no señaló n i n g ú n o t r o fa c to r que “ pu­
d riera ” nuestra retaguardia, por lo cual no hay duda de que
sólo a ellos cargó toda la responsabilidad. A esta conclu­
sión, dolorosa para el Com ité N acional, es p reciso llegar,
-y así lo reiteram os, sin que por nuestra parte haya la mep or intención calum niosa, y aunque usted lo rechaza airado,
.nosotros tenem os testim onios escritos por personas que re­
siden fuera de M éxico que han coincidido en todo con el
Com ité N acional, llegando más le jos aún, y es a eon siderar
qqe la U.G.T. h a recibido un verd ad ero a g r a v i o c o n su dis­
curso. Que su intención era señalar los excesos y abusos
sindicales, casi exclusivam en te, queda patente en la pági­
na 24, pues cuando com ienza a hablar de la parte p olítica
d ic e : “ N o creáis que vaya a deshacerm e en vitu perios con­
tra la política, por entre cuyos campos cam iné” , y nosotros
preguntamos, ¿porqué no señalar los errores y abusos de
los partidos políticos en la gu erra com o antes se habían
señalado los sindicales?
Hubiésem os tenido, al menos, la
posibilidad de saber si habían contribuido o no a la descom ­
posición de la retagu ardia y entonces a nadie le habría ca­
bido duda respecto al ju sto equilibrio de sus afirm aciones.
Tam poco se ajusta a sus palabras la afirm ación de su
carta de 25 de junio, en la que d ice que todas sus criticas
iban dirigidas a los d irigentes, pues la retaguardia, en su
conjunto, estaba form ada por m iles de afiliados a íos Sin­
dicatos, a los cuales alcanza su crítica, quizá la más im ­
portante al acusarles de no haberse m antenido con la m o­
ral suficien te para no orig in a r la descom posición de la re ­
taguardia. A esto podemos añadir qu/e si mucho se ha di­
cho de los sufrim ientos en los fren tes, no menos se puede
hablar y escrib ir de las penalidades en la retagu ardia y sobi;e la form a poco qu itativa que estas penalidades han caldo
sob re la población civil. E l C om ité N acional hablará tam ­
bién algún día señalando desvergüenzas, com o usted ju sta­
m en te d ice (pág. 19), pero no sólo sindicales.
È l C. N., por tanto, no ha falseado los conceptos del dis­
curso, ni ha faltado a la verdad,, ni le ha calum niado ni
siquiera ha sido estúpido en sus conclusiones, sino que en
las m entes de los que le escuchamos y en el texto de su dis­
curso están las acusaciones contra los sindicatos, masas
y d irigentes, y este hecho, ya h istórico por muchos m otivos,
no lo pueden d esvirtu ar ni la interpretación que usted da
a sus palabras, ni el constante elim in ar asperezas que tan­
to en artículos de prensa com o en las ya numerosas cartas
se observa. A firm a m os que en nuestra contestación no he­
mos em pleado la ofensa, la inju ria o, sim plem ente, la v io ­
lencia. N uestros conceptos, por erróneos que parezcan, no
contienen intención injuriosa en el orden personal ni es­
tán escrtios con ese deseo. R ech á za n os, por tanto, e n érgi­
cam ente las violencias de lengu aje que usted em plea en su
c a rta del 25 de Junio, especialm ente en su final. E l C.N.,
com puesto hoy día por hombres m odestísim os, no buscó
n i deseó polém ica tan violenta, ni p u b licación tan escan­
dalosa. De sus consecuencias no somos responsables. A h o ­
ra bien, de la historia de la U .G .T., más brillante que cual­
quiera individual, sí nos consideram os guardadores y en cier­
ta m edida contribuim os a form arla.
En su día esa m ism a
historia d irá si nuestros conceptos eran erróneos y los de
usted acertados.
D E L IC IO S O
IN D A L E C IO
P R IE T O
M éxico D. F „ 21 de Julio de 1942.
Síes. B larm ino Tom ás y R a fa e l Mira.
Estim ados com pañeros:
Su carta del 16 del corrien te
Julio, m erecedora de puntual respuesta, com ienza deslizan­
do el reproche de haber tenido publicidad nuestra corres­
pondencia — lo cual califican después de escándalo— sin ha­
bérselo n otificad o a ustedes de antemano. N o ju gó en ello
mi iniciativa. E stim ándolo de mi deber, pasé copia de las
c a ria s de usted* s y de las mías a la Com isión E jecu tiva del
P artid o Socialista O brero Español y ésta, según hubo de
participarm e el 27 de Junio, estim ó de conveniencia publi­
carlas. A l dar la venia que se me pedia, escrib í: “ Y o no
hubiera procedido personalm ente a esa publicación, n¡ la
hubiese solicitado, pero, iniciada por ustedes, me toca a g ra ­
d ecerla’’. R elato estos
antecedentes,
no por
escudarm e
en la C om isión E jecu tiva de nu estro P artid o — mío y de
ustedes— , sino para evid en cia r que no entró en m i propó­
sito dar vuelos al incidente. P e ro no d eja de lindar con lo
chusco esa querella de cortesía si se recuerda que fueron
ustedes los prim eros en apelar a la publicidad, insertando
■en su Boletín el docum ento al que s irv ió de respuesta mi
carta de 25 de Junio. ¿ A caso me n otificaron ustedes con
anterioridad tal publicación? A le g a rá que ningún deber les
obligaba a ello.
Pues tam poco y o lo tenia.
N i yo, ni la
Com isión E jecu tiva del Partid o, que fué quien decidió re ­
producir las cartas en A d elan te. Siendo dueño absoluto de
lo que escribo, ¿de cuándo acá necesito asentim ientos a je ­
nos para publicarlo?
Cuando autoricé la
publicación de
mis cartas e je rc ité un derecho indiscutible, y la E jecu tiva
i del P artid o procedió c orrecta e im parcialm ente al in sertar
junto a mis escritos los de ustedes.
L a contum acia de ustedes habré
de considerarla, juz­
gándola con benevolencia, caso de am or propio, rep etición
del “ sostenella y no enm endallá” sobre el que tan aguda­
m ente disertó Unamuno.
N o pudjendo descubrir en e l ra­
m aje de mis palabras ninguna m ediante la cual yo afirm ara
lo que falsam en te m e atribuyeron de que “ la guerra fué
perdida por la actuación de las organizaciones sin dicales” ,
se ponen usted afanosam ente a escarbar la tierra para v e r
si entre las sepultadas raices encuentran algo que ju s tifi­
que su infundadísim a aserción, y com o tam poco de ese m o­
do consiguen hallarlo, entrelazan, con ahinco digno de m e­
jo r causa, tallos inconexos para form a r un m anojo de ar­
bitrariedades.
Si la cordialidad, palabra em pleada quizá
por mera fórm ula, fuese realm ente sentida, ¿no les in v ita ­
ría, puesto que en nada pueden fundar su ilógica a s evera ­
ción, a aceptar^ las leales explicaciones de un cam arada y
un am igo?
¿ P o r qué obstinarse en rechazarlas, negándo­
las sinceridad? Incluso parece m olestarles de m i parte “ el
constante elim in ar asperezas que tanto en artíóulos de P re n ­
sa com o en las ya numerosas cartas de ob serva” . Y si ese
fuera mi deseo, ¿tam poco les resu ltarla adm isible? En vez
de elim in ar — o de lim ar— asperezasj ¿debem os m antener­
las y aum entarlas?
N iegan ustedes intenciones calumniosas contra mi. Ca­
lumnia es toda acusación falsa que cause daño. L a false­
dad de la acusación de ustedes es evid en te y n otorio el da­
ño m oral que me ocasiona.
Pude, al principio, con siderar­
la un erro r y, com o tal, discu lparlo; pero tras mis reitera ­
das aclaraciones, desoídas sistem áticam ente, no debo d ejar­
lo reducido a tan livian a categoría ni disculparlo.
M is palaibras “ no creáis que vaya a deshacerm e en v i­
tuperios contra la política, por en tre cuyos campos cam iné” ,
las interpretan ustedes, aunque cuanto sigue de mi discur­
so prueba lo contrario, como que quise exim ir de todo cargo a
los partidos políticos y achacar toda culpa a las organ iza­
ciones sindicales.
P ero yo no vitu p eré> en conjunto, la ac­
ción sindical ni la acción política.
Señalé en una y otra
abusos y errores.
P a ra repudiar ambas h abría dejado de
sei lo que soy.
En esta p arte del absurdo com entario es­
criben ustedes:
“¿ P o r qué no señalar los errores y abusos
de los partidos políticos en la gu erra com o antes se ha­
bían señalado los sindicales? Hubiésem os tenido, al menos,
la posibilidad de saber si habían o no contribuido a la des­
com posición de la retagu ardia y entonces a nadie le habría
cabido duda respecto al justo equ ilib rio de sus a firm acion es” .
Lam ento no haber llegado, el lo . de M ayo, a esa proporción
m atem ática que se echa de menos en m i critica. Políticos,
a títu lo de m ilitantes en el P artid o Socialista, y sindicalis­
tas, por afiliad os a la Unión General, les hubiera com placido,
por lo visto, rep artir el peso de mis severos ju icios de m o­
do equitativo, exactam ente igual, entre esos d03 aspectos d e
su personalidad. A l parecer, com o sin d icalista», se duelen
poi exceso d e censura y, com o socialistas, por defecto. Cu­
riosa actitud. P erm ítan m e d ecirles que nadie fué más duro que
yo en. la condenación d e los excesos p olíticos que p ertu r­
baron la acción gu b ern ativa durante nuestra guerra.
D es­
de el 9 de A gosto de 1938, cuando, en Barcelona, ante el C o­
m ité N acion al d el P a rtid o S ocialista O brero Español, in fo r­
m é sobre las causas de m i expulsión del M in isterio de De­
fensa N acional, hasta hoy — cuatro años— , nadie ha dicho
lo que yo d ije y he probado, de palabra y p or escrito, a c e r­
ca de tales excesos. ¿D ebía rep etir el lo . de M ayo de 1942
lo que d ije el 9 de A g o s to de 1938? P ro c u ro no im ita r a l
papagayo, ni actuar de disco fon ográfico.
B asta con que
no haya rectifica d o un sola palabra de ese Inform e, n i de
los prólogos que puse a sus ediciones de F ra n c ia y M éxico,
ni de lo que consta en mis cartas a N egrín , publicadas en
P aris el año 1939, ni de lo que m anifesté en m i discurso de
21 de A b ril de 1940, al Inaugurarse e l Circulo P a b lo Iglesia s
de M éxico, ni de lo que a firm é en mi con feren cia de L a H a ­
bana el 29 de M ayo de 1941, ni de lo que, frecuentem ente,
he venido escribiendo en la P ren sa de Am érica. ¿ H a ido
alguien más lejos que yo? ¿U stedes, acaso? N adie. ¿D on­
de está, pues, ese desequ ilibrio del cual se lam entan? N o
dudo de que hayan recib id o testim onios escritos de coin ci­
dencia con su criterio. Tam bién a mi m e han lle ga d o de
coincidencia con el mío, de tal calidad y en tan gran nú­
m ero, que sirven para proporcionarm e una d e las m ayores
satisfacciones d e m i v id a pública.
Para term in ar d iré que y o no he usado violen cia en mi
lenguaje. L o que he hecho es h ablar con claridad, rep elien­
do injustas ofensas.
T am poco p rom oví la polém ica.
Han
sido ustedes. N i la he dado aires de publicidad. H an sid o
tam bién ustedes.
Sigan siendo celosos guardadores de la
historia de la U.G.T., pero cuiden de guardarla con tra sus
verdaderos enem igos y reserven sus en ergías para cuando
de veras sea atacada.
N o disparen, sin necesidad, hacia
dentro, sino hacia fuera. Si ustedes, y cual me dicen, con­
tribuyeron a form a r esa historia, yo tam bién. Tanto, cuan­
do menos, que quien más de ustedes. ■
L e s saluda,
IN D A L E C IO P R I E T O .
CANTABRICO
Vénustiano Carranza, 32.
DE
C iudad.
ESPAÑ A.
CAFE
RESPU ESTA
Pi rsidente y S ecretario del Com ité N acional de la Unión
General dn T ra ba jad ores de España.
DE
TR A B A JA D O R ES D E
C ordialm ente suyos y de la causa de los trabajadores,
P O R E L C O M IT E N A C IO N A L D E L A 1J.G.T.
El P resid ente,
E l Secretario,
B. T O M A S
R. M IR A
Teléfono Eric. 12-44-47.
EXPEES
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M A R I S C O S
En la última Conferencia del Partido Laborista, | h,wP¡,_all,a rl,;_
rocl<<h<!» pacientes que sufren
■hambre y cava recuperación no puede alcanzarse, murlí
celebrada en Londies a 1inales del mes de mayo, ha­ do en unas horas a pía av de los e ULet z is hechos para S
blaron los representantes de los Parí idos Socialistas varios. ICkioü casos se pmiliu u n muís cusm as v'eces
correspondientes a los diversos países ocupados pol­ mea A iio ia , í .ciii -j ■• u im cusmas veces por día. P e ro nui
los alemanes. La sesión filé emocionante en extremo Iro pueblo no s ■ rendó a. M erecerá por sus penas y su sa
Nos lia parecido inlem ante otrecer a nuestros lee- m-e espléndida ros i.iupt-n-H: m u victoria c o m p le ti; la vi
torta sobre el tase-ramo germ ana y sobre todos los fasctsnu
lores, traduciéndolo de la versión inglesa, un breve
extracto de ¡es discursos allí pronunciados.
F R A N C I A
B EL GI C A
C A M IL L E l i l i í'S M A N S . — Ustedes y nosotros somos
buenos socialistas, buenos dem ócratas y buenos in tem acio­
nalistas. N o acoplarem os de ninguna manera ningún p riv i­
legio de ninguna clase ni para ninguna clase; la especie luímana tiene que constituir una unidad de colaboración que
conduzca a la paz, y no una anarquia de antagonism os que
conduzca a la guerra. N o solo luchamos contra H ille r, con­
tra el espíritu de conquista y dom inación que sus p red ece­
sores tam bién represen taron; luchamos para la creación de
uu nuevo mundo. Si creem os en el internacionalism o, c ree­
mos tam bién en los D erechos del Hom bre. D eclaram os v i­
gorosam ente que el orden mundial económ ico y político, sin
libertad, no puede ser aceptado por ningún socialista.
Al
mismo tiem po no podemos adm irar ningún sistem a que na
garantice a todas las naciones el derecho de. s ob rev iv ir y
d » vivir. En pule aspecto no veo ninguna d iferen cia eiurtt
países grandes o pequeños.
H ay com o mínimun no menos
de 200.000.000 de hom bres y m ujeres que
resisten en los
países
ocupados, con todos los medios a su disposición.
N uestros com patriotas de los países invadidos saben que
desde el m om ento en que posean la libertad tendrán la res­
ponsabilidad de defen der y de construir una nueva Europa.
L O U IS DE B R O U C K E R E .— M is cam aradas belgas sufte n bajo un régim en de trab ajo forzados.
Los alem anes
obligan a los patronos a echar a la calle a sus m ejores obre­
ros, a quienes luego se les ofre ce trabajo en Alem ania, y si
so niegan, - se ven privados de los beneficios que se dan a
los sin trabajo y hasta de las tarjetas de racionam iento,
con las que se. les fa cilitan “ alim en tos” para él y para su
fam ilia. T ie n e que aceptar o v e r m orir de hambre a sus
hijos.
P e ro conducidos por tales m étodos a las fábricas
alem anas o a la fábricas belgas que trabajan para la p ro ­
ducción gu errera hitleriana, siguen siendo soldados de nues­
tra lucha común. ¿Cóm o?
Sólo d iré que los entrenadores
belgas o de la Gestapo desaparecen en ,un número siem pre
,tn aum ento; que las fáb ricas que trabajan para el enem i­
g o - s e desplom an incendiadas — el cuerpo de Bom beros B el­
ga es el menos e ficie n te del mundo entero— ; que los trenes
m ilitares corren muchas veces fuera
de las vías férreas;
que la m aquinaria ha adquirido una m aravillosa’ propensión
a deshacerse, y quie la producción del obrero belga, tan e le ­
vada antes del 10 de m ayo de 1340, ha caído al n iv e l más
bajo posible.
R ecien tem en te un patrón evaluó tan v e rtig i­
noso descenso en un 60%. E l esfu erzo es duro y penoso.
Muchos son encerrados en las cárceles, otros fusilados, mu­
chos sufren agonías inauditas en los campos de con cen tra­
ción.
Están todos ham brientos, y la gran m ayoría de los
niños están* en un estado de salud terrib lem en te pobre. Los
H IS P A N O
M E X IC A N A
C H E C O E S L O V A Q U I A
DR. G U S T A V W IN T E R .— Ningún checoeslovaco olvidas
jam ás que el Partido Laborista nos asistió en los trágica
dias que precedieron a Munich, cuando nos dejaron solo
casi toda Europa, menos la clase obrera in'Sl sa.
Est.imo
tam bién lejos de olvid ar !a ayuda
política que M e gruí
P artid o dió a nuestra causa después de la invasión de nucí
tra nación y a benévola hospitalidad que nuestros carat
radas
británicos les
concedieron
a nuestros
refugiado
dei R eino Unido. C hecoeslovaquia era un p e q u 'ñ o país, e
el corazón de Europa, cuya política estaba inspirada, e
gran parte, por el espíritu socialista.
Ahora está compal
tiendo el destino de todas las naciones conquistadas y la
tres años de dom inación germ ana han sido Iros años d
a más bárbara opresión, da la expropiación económ ica má
despiadada.
A pesar de todo, el socialism o en Cti ‘coeslt
vaquia subsiste.
Los obreros forman el verdadero corazó
de la resistencia.
En su peligrosa lucha siguen con gra
icuidado la política del más grande de los P artid os Soolí
listas que queda en Europa; el P artid o Laboris u Brltánioi
Se dan cuenta de la im portancia de un M ovim ien to Tralr
ja d or libre y altam ente desarrollado en este país para t
futuro del Socialism o ( n general.
Consideran al
Partid
Lab orista B ritánico com o el órgano de lodos los partido
socialistas de las naciones oprim idas.
DESPEDIDA A LOS EMBAJA­
DORES DE COLOMBIA
E l dom ingo, 26 de Julio, un grupo de refugiados espa­
ñoles, entre los cuales figu raban bastantes socialistas, ob­
sequió con un alm uerzo de despedida a D. Jorge Zaw adzky
que, habiendo renunciado
a la Em bajada de Colom bia en
M éxico, rgresa a su país. El hom enaje se hizo exten sivo a
la esposa y las hijas del Em bajador, pues toda la fam ilia
colm ó de atenciones durante dos años largos a los espuño.es
en exilio.
E l señor Pascual Leotte dió cuenta de las adhesiones
recibidas, y su esposa leyó unas cuartillas ofrecien do la co­
mida. Después fueron leídas otras del ilustre e s crito r don
A n ton io Zozaya, que ocupaba puesto eu' la mesa presiden­
cial, y pronunciaron breves discursos don A lv a ro de A lb o r ­
noz, don D iego M artínez B arrio y nuestro cam arada Ind ale­
c io P rieto. E ste se expresó así: .
H O L A N D A
J. W . A L B A R D A .— Sabéis la posición de nuestros a tu
gos en la Holanda ocupada. Sufren bajo el yugo de la ocupa
ción alemana, que» está ejercien d o un reinado de t- rror y qu
dura desd e.h ace más de dos años. Nada queda de sus den
ciaos y de sus libertades, y en nuestro país, que setenta año
antes había abolido la penal capital, las ejecu ciones están
la orden del dia. P ero aunque fueron derrotados en Holat
da, su valen tia y su fé en el futuro siguen en pié.
N O R U E G A
Señor E m b ajador; Y o no sé el grado del é xito que ha­
R A C H E I. f E W E R I N . — N osotros, los noruegos, nos ala
bréis alcanzado com o represen tante diplom ático de vuestro
gram os de ver q. e se puede en con trar un sitio todavía el
país cerca del G obierno de M éxico, ni estoy en trance de
Europa donde hombres y m ujeres del trabajo pueden en
averigu arlo, porque la discreción, de la cual soy casi siem ­
cen trarse para discutir sus problem as comunes de una u »
pre esclavo, me im pediría entrar en tales in vestigacion es;
net a libre y abierta. Cuando d ejé N oru -ga, hace dos me
pero si puedo hablar, porque he sido testigo y quiero ser
cronista, del é xito que habéis alcanzado carca de nosotros,
ses, la situación alim enticia era mala.
L a leche era rara
ios españoles en desventura.
L a palabra
veteran a y e lo ­
el pan racionado y casi negro, y muchas veces las tiendai
cuentísim a de nti gran am igo A lv a ro de A lb ornoz ha evoca­
m ostraban un letrero que rezaba: “ H oy no hay m argarina"
do aquí el sentim iento del amor, retrocediendo hasta la le ­
P rá ctica m en te no había carne. El pescado consti tufa núes
yenda de los am antes de T eru el, teatralizada por H artzentro principal alim ento.
U ltim am ente no se podían conse
busch. Quedo en duda sobre las palabras de L a rra acerca
d e s i el am or puede o no causar la m uerte, mas os digo, ■ guir patatas. Aqu ello iba de mal en peor. Sin em bargo n(
es el problem a alim en ticio el que preocupa a la muyorit
señor
Em bajador,
señora de Z aw adzky
y señoras y se­
ñores todos, que para m i hay un sentim iento más delicado,
de los*noruego8.
Es la lucha, la lucha contra
Quisling j
más profundo y más fin o que e l am or; el de la amistad. La
Jos alem anes en su intento para n a zifica r y deshacer e|
amistad, que huele por todas partes a lib erta d ; la amistad,
espíritu del pueblo noruego.
Los alem anes utilizan todol
que es lib re al con traerse y lib re tam bién al desanudarse,
los medios de fuerza.
N o solo podéis ver tantos soldadol
más lib re
que el m atrim onio, más libre,
incluso, que el
alem anes en las calles de Oslo com o ingleses en las calla
amor, porque el am or suele ir envuelto en apetitos que es­
de Londres, sino que además tiene uno que contem plar l
c lavizan a los espíritus. N o sé, señor y am igo, si la am istad
los sicarios de Q uisling y de la Gestapo, servidor aquél di
es, cual la d efin ió Platón, vínculo de alm as que persiguen
un ideal. N o necesito retroced er a la filo s o fía clásica parat
ésta. A pesar de todo, el pueblo entero está en pié de lll
cantar a la am istad com o delicadísim o y sublim e sentim ien­
cha.
Todas nuestras organizaciones, por su propia inicia
to.
Quizá no hayáis disfrutado nunca las m ieles de una,
tiva, se han levantado contra los nazis.
Cuando los Qulí
am istad dispensada al infortunio.
Si así es, no podéis sa­
iings quisieron educar por la fuerza a la juventud noruega
ber lo celestialm en te que la am istad se paladea cuando se
según la id eología nazi, el pueblo entero se levan tó en sol
p rodiga d e m odo señoril a quienes, cual nosotros, venim os
de protesta.
Los m aestros, com o uno solo, piotestaron , si
coronados con la aureola de la desventura. N o os ufané’ »,
guiéndoles todo el clero.
Y almra las escuelas están cerra
señ or E m b ajador —-quiero ser justo— , de que ese triunfo sea
exclu sivam en te vuestro.
En las cuartillas d el v ie jo Z oza­
das y los niños en la pereza.
Centenares (le profesora
ya se dibujaban, se perfilaban, se diseñaban varias conjun­
fueron enviados al norte de N oruega, donde están realiza»
ciones de prendas m orales que os adornan, pero yo os ase­
do trabajos forzados después de un v ia je terrible.
Nadl
guro, señor, que vuestro é xito no hubiera sido posible, en
puede destruir la firm e con vicción de nuestro pueblo di
el volum en que lo habéis obtenido, de no haberos acom pa­
que las naciones unidas vencerán al final. Sobre todo, eJ
ñado para con seguirlo la gestión de la com pañera de vuestra
tá nuestra creencia en el M ovim ien to Laborista Británico
vida, de vu estra esposa, en quien se suman — suma ra rísi­
Esta es la guerra del pueblo. Es el heroísm o de los tr<
ma— la distinción y la modestia.
N o hace muchas h o ra »
le ia yo, porque la casualidad m e la tra jo a las manos esta
bajadores en todas
partes el que aportará
la victoria ^
mañana, una r e v is ta que, con el títu lo glorioso de “ España” ,
nuestros hogares torturados y la L ib erta d al pueblo oprls
e&itan en B ogotá un puñado de. cam aradas en el exilio. .En
m ido de. Europa.
e lla h e visto, reproducidas, muy cariñosas palabras de la
ilustre personalidad colom biana que firm a con el seudónimo
de “ Calibán” sus com entarios
en “ E l T ie m p o ” , palabras
des verdades y form uló prudentes y sabios consejos contri
que coincidían con la fech a del an iversario de la proclamar
desatentadas quinteras.
P or su espíritu y por su raza iu|
eión de la R epú blica española en este últim o 14 de A b ril.
ntuy español, tanto com o don Quijote. (A p lau so s).
V aya mi gratitu d al insigne periodista.
Colom bia, señor Em bajador, es, en Am érica, depositaría
L as últim as palabras de Indalecio P rie to se refiriera]
fid elísim a de nuestro idiom a, porque lo habla sin corrom ­
a otras, im pertinentísim as, del doctor L afora, quien, “ moíl
p erlo; querem os que sea tam bién fie l d epositaría de nues­
prop ’io ” y ' sin requerim iento alguno por parte de los org(
tro espíritu .' Si habláis en nuestra lengua, sentid con nues­
nizadores del acto, se creyó en el caso de leer unas cual
tra alma.
E n el surco
de nuestros corazones sangrantes
tillas, prem editadas y alevosas, en las que, tras cálidos cío
habéis sembrado, señor Zaw adzky, . la sem illa de celeste
gios a tres distinguidas personalidades,
calificánd olas ¡\
amistad.
E stad seguro, señor,
de .que esa sem illa ílorifiQ u ijotesi dió a entender que la República la perdieron lo
cará y fru ctificará. L a señora C hiribela d ecía que habíamos
demás rectores de ella a los cuales, despectivam ente, lia ni
llegado a A m é ric a com o residuos de un pasado. Cierto. P e ­
Sanchos.
ro mi op tim ism o m e dice que en ese pasado, señores re­
Va siendo muy rem arcada la contum acia del señor L!
p resen ta n tes' de Colom bia, se en cierra el porvenir.
fora en las notas discordantes. Pero, si ese es su gusto, 1
Sabed que agradecem os vuestra am istad, sin hum illa­
menos que se le puede e x ig ir es que las dé en lugar y ocj
ciones, altivam ente, cual corresponde a nu estro carácter.
sión donde puedan ser debidam ente contestadas y no aprt
Os lo dice de todo corazón un Sancho, puesto que hoy se
vechando circunstancias en que el com edim iento y el reí
ha hablado aquí de Sanchos. Sancho, el discreto, d ijo granpeto de los demás im piden replicarlas adecuadamente.
L IN O T IP O G R A F I C A N I E T O ’S
Ram ón A ld an a No. 39,
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Rep. del S a lv a d o r y A v. 20 de
N oviem bre.
T e ls .:
C O C IN A
L O U IS L E V Y .— Lo>: franceses que vinieron a la Gfij
Bretaña para continuar la luí r j no son refugiados poli
eos.
Son vuestros cania nulas en la lucha.
N o ignoráis i
cre c ió m e fuerza de la resisteneia en Francia.
Y habéis W
do en Iok periódicos la em ocionante historia de Saint Nj
zaire.
Sabéis que la activa- resistencia de los franceses !i
conducido a los alem anes, con la ayuda de sus sirvieiitl
do Vichy, a exten der el
Ierror a través de todo el pal
Centenares (le in óren les rellenes han sido ejecutados desí
septiem bre pasado.
A qu ellos que resisten son perseguido
P ero debéis saber que los socialistas y los obreros sindlQ
dos están tomando una parte proetninente en la resista
eia. L a Traición de algunos dirigen tes no cuenta. Para li
colaboracionistas y para los P tom istas los obrero", no ti
nen sino desprecio y odio.
H abéis seguram ente leído
m anifiesto que eu ocasión del P rim e ro de M ayo los síndic
tos lian enviado a la Internacional, m anifiesto que pruet
que los dineros franceses perm anecen fieles a la Libertí
y a la De m ocracie.
El Partido Socialista ha sido recon
(ruido, quedando fiel a los principios de la Internación
Socialista y a la resolución de 1940, por la cual se estalil
■cían los lazos entre id socialism o francés e inglés
Nal
raím ente no hay traid or s ni truidorzuelos en las filas d
nuevo Partido, que está (rabajando secreta y útilm ente,
m ien tras que en el área de P arís los comunistas son 1U
dom inantes, los socialistas dirigen la resistencia en el Nr
te de Francia y en el Pas de Calais.
Los socialistas i
Francia y os de Gran Bretaña perm anecerán aliados. Pe
nuestra alianza no is egoísta. Debem os trabajar juntos p
Europa y para los hombres de todo el mundo. Juntos d.trt
trios a esta guerra su verdadero significado.
Coustn.iN
m e s ’ una verdadera Inte, nacional devota al Socialism o.
E r ic . 18-26-70. Mex. L-39.85.
M E X IC O ,
D.
F.
LA C 0 N F E R E N C I
DE AMOS R U IZ LECIN
Po r no haber llegado a nuestro pode
nos es im posible in s e rta r el texto de I
co nferen cia que el día 18 de ju lio de,
arro lló en el C e n tro E sp añ o l, patroc
nada por el C írc u lo C u ltu ra l P ab lo Igli
sia s, nuestro com pañero A m ós R u iz L
ciñ a.
D eploram os que la circu n sta n c
apuntada nos im pida s a tis fa c e r el gtt
to
de n uestro s lectores,
que hublel
sido nuestro tam bién.
CAMISERIA
de C R E S C E N C IA O O B IL B A O .
C A M IS A S A L A M E D ID A
C O R T E IN G L E S , E S P A Ñ O L Y
A M E R IC A N O .
5 de Fe b re ro , 115. Dpto.
T e l. E r ic . 13-09-85.
M E X IC O , D. F.
Ib. ¿te agosto do 1042.
i ig m a
A I) E L A N T E
GLOSA DE MI ANTERIOR DISCURSO EN LA HABANA
"Com o decíamos a y e r . . . ”
Con tan sencillas palabras,
reanudaba en la cáted'.u salmantina sus clases, cual si las
hubiera intei rumptdo la víspera y no hubiese mediado un in­
tervalo d.‘ largo» y penoso» año». Fray l.uls de León.
Como
decíamos a y e r . . . ’ ’ son palabra» que, remedando al ilustre
polígrafo, me sirven perVeetameiUe. para reanudar cu.i vos­
otros el coloquio comenzado hace un año largo, cuando tu­
ve el gusto do dirigirm e al pueblo habanero desde la tribu­
na Improvisada en >1 escenario del Audltorlum, pues al ser
Invitado por t i Círculo Republicano Español para com pare­
cer de nuevd ante vosotros, no se me ocurrió otro titulo que
el siguiente: "Glosa de mi anterior discurso en la Habana” .
P A L A B R A S C O N F IR M A D A S POR LO S H E C H O S
Quiero volver, si no sobre todos, sobre algunos de los te­
mas de aquel discurso, y recordar palabras mías de entonces
para ponerlas en contraste con hechos posterioras y asim ism o
para comparat las con otras palabras de com entarios que cier.
tos pasajes de mi citado discurso merecieron. Aunque gran
parte de quienes me dispensáis ahora el honor de escucharme
me lo (ilspensaislels también siendo auditores de aquella ora­
ción mía, no estará de más que yo avive el recuerdo de algu­
nos temas, sobre los cuales he de insistir.
Recordareis conmigo que, hablando, y perdonadme la jac­
tancia, de aspectos técnicos de la guerra, dije en la Habana
el 29 de mayo de 194.1 que las democracias habían tenido en
Inexplicable abandono am ia tan poderosa y avasallante, com o
la aviación y que no se podía fiar el triunfo en el antiguo
poderlo naval inglés, porque las fortalezas flotantes que na­
vegan por la superficie y aquellas otras, más sutiles, que van
Cautelosamente sumergidas no tienen ya el dom inio del mar,
dominio que forzosamente han de com partir con la aviación.
Las desgracias marítimas, mejor diriamos los desastres sufri­
dos por las naciones aliadas tanto en el P acifico como en el
Atlántico y el Mediterráneo, se han debido a la aviación. Re­
cordareis también que otra de mis afirm aciones, con escaso
valor de profecía, pues era fácil preverlo, consistió en decir
que cada una' de las potencias sometidas al régim en total!. larlo Jugarla su papel a su hora, y que, al otro lado del P a ­
cífico, un país, Japón, aguardaba su hora y si se le dejaba
tianqulla y sosegadamente continuar preparativos ya evid en ­
tes habla de producir alguna sorpresa. Para el Japón llegó
su hora el 7 de diciembre. Dije, además, porque no suele ser
el optimismo alocado musa de mis palabras, que en aquellos
instantes la guerra no presentaba para los aliados — enton­
ces para Inglaterra, que personificó desde el prim er instan­
te a la democrac a - cariz que pudiera abrir el pecho am ­
pliamente a la esperanza, porque las ventajas m ilitares en­
tonces ya obtenidas por Alemania parecían, a sim ple vista,
Indestructibles. Al examinar hoy el panorama de la guerra,
un año después, tampoco puedo daros una im presión más op­
tim ista que entonces, pero ello no hasta a quebrar el ansia
infinita que debe abrigar todo corazón lib eral de que el triun­
fo de las democracias asegure la paz del mundo con sólidas
bases de. justicia social. (Aplausos).
Más no son esas consideraciones, de orden seudo-técnico,
las que me propongo examinar esta noche con preferencia
para volver sobre ellas. En las ya citadas y para aligerar
vuestra fatiga me be lim itado a un sucinto extracto, pero es­
timo de mi deber con respecto a las otras, recogerlas en to­
dos sus matices, reproduciendo literalm ente mis palabras del
29 de mayo de 1941.
Comencé aquel discurso, dejando que mi corazón se des­
bordara, con un homenaje que plasmé así:
— “ Hoy, al evocar episodios de mi adolescencia y reco r­
dar a socialistas españoles más veteranos que yo, que pur­
garon en las cárceles, de España su ardor en defensa de la
autonomía y de la independencia de Cuba, impulsados por
profundo amor liberal, yo, sin estigm a alguno para mi per­
sonalidad de español, saludo ccn respeto la m em oria de qu ie­
nes pelearon por la independencia de Cuba, P e ro sería in­
justo, señores, si este homenaje que rindo a quienes conquis­
taron la independencia cubana no lo extendiera tam bién a
los españoles que, en cum plim iento de su obligación, hubie­
ron de usar aqui las armas en pro de la soberanía de Espa­
ña. Unos y otros cum plieron su deber, unos guiados por
ideales sanios de libertad, otros por lealtad a la bandera
que: juraron. Dejadme, pues, que este recuerdo emocionado,
ya lejana la lucha y ahogado el rencor en la amplia gen erosi­
dad cubana que dejó d esarrollar librem ente sus actividades
a los españoles después de la independencia, dejadm e que en
este homenaje fervoroso una a los cubanos que lucharon por
SU Independencia y a aquellos españoles que, sin excesos de
crueldad, cum plieron su deber y bajo esta tierra yacen juntos” .
Esas palabras mías que no vengo a rectificar, sino a ra­
tificar, m erecieron el siguiente com entario:
“ Su condición
de enem igo de pueblos se puso de m anifiesto cuando, querien­
do halagar dem agógicam ente a los cubanos, hizo un elogio
BA-rA#estros libertadores, pero también da los españoles que
Venían a luchar contra e llos'’.
¡E nem igo yo de los pueblos!
La lucha cubana, exam i­
nándola bajo el prisma sereno de la historia, no fué en rea­
lidad una lucha eonlra España, sino contra la monarquía es­
pañola, y yo, que suelo d ejar que asome algunas veces el or­
gullo entre la modestia, digo, que donde se busquen, en p ri­
mera fila los enemigos de la monarquía española, los que hi­
cieron más por derrocarla, en esa fila estaré yo siempre,
antes, ahora y después. (Aplausos).
¿Qué idea pueden tener de mi quienes, oyéndom e tributar
elogios, salidos lim piamente del fondo del alma, a los libertado­
res ile Cuba, suponían que en aquel recuerdo yo olvidase a
los soldados españoles'.’ ¿ Y qué idea podrán tener de mi, si,
no' suponiendo t se olvido, me creyeran tuji propicio a hala­
gar a las multitudes que diera de lado ese recuerdo para entlíg a rn ie solamente al m erecedor de aplausos?
Yo, la guerra de Cuba no la v iv í sino desde España muy
mozo adolescente. De la guerra conocí las crónicas ceno,
dísticas de Luis Morote, T exifon te Gallego, Antonio R odrí­
guez Lázaro... Pero en España v iv í el desembarque de aquellas
multitudes da hombres devorado’, por la fiebre amarilla, es­
queletos vi stldos do harapos, que no llegaron siquiera a cobrar
un centavo del Estado monárquico sepañol. Sería yo un m ise­
rable si no alojara dentro de mi, con el recuerdo de los lib er­
tadores cubanos, el de aquellos hermanos de España traídos
aquí forzosamente por la monarquía. (Aplausos).
D IC T ER IO S Q U E LA R E A L ID A D BORRO
Pero vamos, amigos, a otras cosas de carácter más esen­
cialmente político contenidas en tul discurso do entonces,
en el cual dije: *
"En esta llora llena de peligros para Inglaterra, que per­
sonifica la democracia, vengo a proclamar mis simpatías por
la causa que Inglaten a representa, sin que el recuerdo de su
proceder respecto a nosotros pueda influir en mi decisión,
porque yo, como socialista, soy demócrata, mi raíz es pro­
fundamente liberal. Los campos están bien delimitados, per­
fectamente definidos. Quienes no se alistan ni en uno ni en
otro bando y tomen por la calle de en medio para eludir su
responsabilidad histórica, serán hipócritas y cobardes. Otra
verdad terrible, según mi concepción de los hechos, es que
la guerra será imposible que la ganen las democracias, ni
aun uniéndose estrechamente, si la guerra no se extiende.
La guerra, reducida a los campos actuales de lucha, ofrece, a
la hora presente, un margen de enormes ventajas m ilitares,
a primera Vista casi indestructibles a fa v o r de los regím e­
nes totalitarios” .
Os voy a leer el comentario autorizado de cierto sector
spbre las palabras que acabo de repetir. Conste que, al
recoger dicterios insolentes, no me propongo contestarlos.
Seria descender demasiado, y en este descenso llegarla yo
a cometer una falta de respeto con vosotros.
N o lo hago
tampoco por el sentim iento morboso de que me salpiquen la
cara las injurias. L levo muchos años, muchos, en la vida
publica, para que, a estas alturas, frases calumniosas pue­
dan, herirme. ¡Ah !, pero no debo prescindir de mi derecho
a fijar, como fijo la firm e actitud mía, la actitud oscilante
de los demás. Porque proclamé mis simpatías hacia In g la ­
terra, simpatías que no im provisaba aquella noche sino que
procedían del momento inicial de la lucha, y que ven go a
reiterar hoy, se dijo de mi lo siguiente:
"E ste hom bre ne­
fasto está ahora en Cuba, Lacayo circunstancial del Impe­
rialismo inglés, ha venido con el propósito de poner al ser­
vicio de los lories en la guerra actual, a los refugiados espa­
ñoles, a la colonia hispana.
Del mismo modo que Franco
:jt la Falange española trabajan por llevar al pueblo de Es­
paña a la guerra del lado del im perialism o ítalo-alemán,
.Prieto y su cohorte do traidores nacionales, trabajan por
llevarlo a la matanza imperialista del lado de los grandes
capitaustas ingleses. Esa es, en lo esencial, su triste misión, Don Prieto — agradezco que hayan suprimido lo de
;Indalecio (risas)— , acaba de pronunciar una con ferencia ti­
tulada “ La guerva europea vista desde A m érica” . En ver­
dad debió titularse:
'L a guerra europea vista desde las
oficinas de propaganda de ios torios británicos” . Fué una
conferencia guacrerista, en la cual hizo esta cínica a firm a ­
ción:
“ para Vencer, será preciso gen eralizarla” . Bs decir,
este derrotista, este capitulador vulgar aboga porque todos
los pueblos de la tierra, incluso el nuestro, sean echados en
la hoguera de la matanza imperialista para provecho de sus
capataces británicos” .
Esto se escribía a fines de mayo, y cuando, semanas
después, a virtud de sus ansias inacabables de dom inio y
de tiranía, Alem ania entabló la guerra con Rusia, quienes
«Sprihleron eso hubieron de escribir y siguen escribiendo lo
-«jotrarlo. Ahora, aunque quizá contra su voluntad, van en
Jnj. compañía. (O vación).
No devolveré injuria por injuria, Y a dije antes que ven­
t o despojado de todo empeño de esta naturaleza.
Enton­
ces, cuando hablé como ahora hablo y ocasioné esos dicteJWS, me »entfa ciudadano del mundo e hijo de España.
Ciudadano del mundo, debía poner mi amor en la causa.
Inglesa porque al heroísmo de esta nación debíamos enton­
ces la Unica esperanza de que un liberalism o im pregnado
du. JuSuCia social imperase en el mundo. P or ello tributé m i
Texto íntegro de la conferencia pronunciada por nuestro
compañero IN D A L E C IO P R IE T O , en el Teatro de la
Comedia, de la capital de Cuba, el 13 de julio de 1942
Kcpuóa cxhausi:i, (leca lie rada cuino esta, lio se llalla de­
crepite.
Son incalculables las energías morales de España,
suu insondables su., recursos espirituales.
En estos (mises
queda la huella eleina de lo que España lia sido capuz. Por
su capacidad prelérila puede medirse la lulura.
España no
n orirá. España se asoció, por su saoriticio y per su esfuerzo
civilizador, a la imnori a I idad. y aunque cst uvie i a n derruidos
los edificios loihs de su suelo, el sol alum bra 1ía en España
la cuna de una raza gigante que lio supo morir, que no sabe
morir y que jamás morirá.
(Pro longados aplausos).
El plebiscito, bajo ia garantía de vuestra imparcialidad,
será la restauración de la República y, con la República, la
identidad de régimen cmi los pircólos americanos de habla
hispana, lo cual afianzará una solidaridad que. liada tiene
de conquista y si mucho de hermandad.
Emonees, vosotros
y nosotros, juntos, caminaremos de cara al porvenir.
E X H O R T A C IO N
A LA C O N CO RD IA
Os dije antes que en estas palabras mías, como en las
de oirás ocasiones, no se aliarla el recuerdo del más o r i g i ­
nal y más
profundo de los escritores españoles del siglo
X IX , Angel Ganivet.
Releyendo astos días su ‘ Idearium”
he (opado con estas palabras: ‘Cuando Lodos los españo­
les acepten, bien que sea con el sacrificio de sus con viccio ­
nes teóricas, un estado de derecho fijo, indiscutible y por
largo tiempo inmutable y se pongan unánimemente a tra­
bajar (ii la obra que a todos interesa, entonces podrá decirse
que lia empezado un nuevo período histórico.
l ’ara traba­
jar. que es lo ove interesa timemos hoy por hoy dentro de
España más (ierra, más luz. y más aire que neresitam os” .
Yo lio vengo a baldar boy como lili seoterio.
lie sido
director de. la República española y me ha tocado asumir
durante la guerra cargos de extrema responsabilidad.
Na­
da tengo de que arropen! irme. Cumplí con mi deber y sigo
cumpliéndolo, que el deber no tiene etapas; el deber nace
i con el uso de la razón y ñuten- al borde de la sepultura.
¡ Nadie puede decir que ha cumplido su deber si no lo sigue
i cumpliendo.
(Aplausosi.
Yo
quiero
seguir
cumpliendo
el mío y por ello diré que no predico ni predicaré la prose­
cución de una política de odios en España.
Ello es inconiI (latióle con mi responsabilidad.
Predico m u política de
I unión, predico, cualesquiera que sean las críticas, una políti1 ca de concordia, y pido al pueblo español que se suelde conj sigo mismo, anulando, si ello fuere necesario, a sus jerari cas, los activos y los pasivos, los que lo son hoy y los que
lo fuimos ayer; que se nos suprima, que se nos elimine a
lodos.
El pueli'o no puede dividirse en dos bandos de hie
ñas, sino que se debe fundir en una sola pieza, con amor pai trio. Esto es lo que vengo a predicar aquí (Aplaus os). ¿Me
encuentro sólo en estas predicaciones?
¿ N o interpreto si­
quiera vuestro parecer?
Si yo quisiera liuscai un te s tim o­
nio colectivo lo enconti aria aqui mismo,
en Cuba. ¿Qué
queda en 1912 de los odios que determinaron derramamien1 tos de sangre en esta bellísima isla durante las poslrimerías del siglo X I X ?
¿ No están ya ente rrados:
¿ No están
; sepultados? ¿ N o conviven españoles y cubanos en verdadera
i hermandad?
Pues bien, lo logrado aquí debe lograrse lam| bien en España.
<)ne los que allí combatieron sangrienta
I tríente se unan y que no dejen, como *>11 las kabilus del
j norte de Africa, el séquito horrendo de. las deudas de sanI gre, a virtud de cuya subsistencia los sucesores, los herede­
ro», los continuadores de dos familias, siguen exterminán­
dose porque años muy atrás el miembro de una familia
asesinó al de otra, de lo cual también lia y vestigios en el
Levante español, ten infiltrado de sangre árabe.
Eso hay
que aniquilarlo.
Si la concordia fué posible en Cuba des­
se con palabras u (milentísimas r.l homenaje al pueblo chipués de cruentísima Incluí, ¿por qué no lia de ocurrir lo mis­
hom enaje a Inglaterra.
Mi responsabilidad me mandaba
ci (ó
no, homenaje al que yo
me uno ahora
(aplausos)
mo en España?
Aliarte del testimonio coleciivo que v os­
■olvidar *as culpas de algunos gobernantes británicos en la
también el nombre de España.
Ambas declaraciones son.
otros mismos ofrecéis, yo aporto otros testimonios individua­
suerte de nuestra desventurada España. Añadí, con frase
para nosotros, prendas de seguridad.
Yo observaba, porque
les e irrecusa Idos.
Hasta mi hall llegado cartas de republi­
dura pero justa, que el tratado ruso-alemán de 1939, fue
le tenía junto a mi, al señor representante diplomático de
canos y socialistas españoles, escritas lloras, minutos antes
uno de los factores determ inantes de la gü eñ a.
P ero así
Chilla (aplausos), mientras el señor Rubén Romero, Emba­
de ser conducidos ante los pelotones de ejecución.
Ningu­
com o os pedí un aplauso pava Inglaterra, ahora, olvidando
jador de México, con su incomparable estilo literario, nos des­
na respira odio.
No creáis que son -carta s de hombres de­
esas injurias, pisoteándolas, os pido que, en pié, tributéis
cribía hasta qué punto se exa ta 1 1 dolor del pueblo chino en
caídos al v e r próximo el fin de su lozana vida: son de, ho m­
un Homenaje a Inglaterra y a Rusia unidas.
(E l público, de
la guerra por razón de sus principios religiosos y de su culto
bres serenos, valientes. (Ules la valentía tiene su expresión
pié, prorrumpe en cerrada ovación ).
a ¡os muertos.
El señor Ministro de China parecía en el
más maravillosa en la hora suprema del morir.
Pues bien,
primer instante impasible, pero pronto surgió un tic ner­
al salir esposados de la cárcel, camino del cadalso, d e ja ­
vioso en su rostro, y luego dos lagrimones le corrieron m •ron tiara mi y sus familias carias magníficas, de elocuencia
EVO CA CIO N D E E S P A Ñ A
jilla abajo. Percibía, sin duda, el delicado aroma de la so­
v serenidad sin par. ¿Sabéis lo que piden en ellas? Perdón
lidaridad y acaso le dominó la alegría cuando, a su deman­
para sus verdugos.
¿Sabéis lo que proclaman?
Piedad,
¿Qué serla de la libertad del mundo en estos instantes
da de tanques, aviones y piezas de artillería gruesa, el se­
paz.
Los muertos tienen más títulos para baldar que nossin la estoica resistencia inglesa?
¿Qué ilusiones nos ca­
ñor Embajador de los lisiados Unidos contesto que los ten­
ol ros (Aplausos i.
Pudiera haber quienes, en un campo o
brían sin el denuedo del e jé rc ito ruso? Yo, tildado de ene­
dría.
Y o nte decía para mis adentros:
China, feliz en tu
en otro, o en los dos, y esto último es lo más probalde, se
m igo de pueblos, sé distinguir entre pueblos y gobernantes,
desgracia, feliz en tu desventura, porque nosotros pedimos
empeñen en cegar de nuevo el cauce, por donde (metían dis­
y no com eto nunca la insensatez y la inju sticia de volcar
eso a todo el mundo y nadie nos lo ofreció, y sucumbimos
currir las aguas tranquilas de la paz.
Allá ellos con sus
sobre los pueblos las equivocaciones que sus gobernantes
responsabilidades.
Y o no los secundaré, yo no me sumaré
porque nadie nos prestó lo que debía prestarnos.
(Aplaucometan. ¿Qué sería de nosotros, qué ilusiones tendríamos
a nada que aumente el odio o contribuya, a dividir a los es­
ahora sin la resistencia y el valor de dichos dos pueblos? Y ¡ sos).
Cuando las naciones victoriosas se sienten en torno a
pañoles. No tengo por qué repetir ahora, puesto (pie públi­
conste, am igos, que al hablar de ellos no olvido la coopera­
la mesa de la Conferencia de la Paz. no puede haber olvicamente lo lie diclio mucha*} teces, en quién recae, si no la
ción que prestan a la causa aliada los Estados Unidos de
única, la principal responsabilidad por lo que España ha
N orteam érica.
P ero siem pre mi sim patía lia ido p referen ­ j do posible para la causa de España; por lo menos, habió un
México (E l público,
puesto en pié.
sufrido y sufre.
Me limito a declarar que no me sumaré
tem ente, de corazón a corazón, hacia quienes más han su fri­ 1 país que lo recuerde:
tribuía calurosa ovación a México y a su Embajador que
a nada qlle signifique la continuación de odios, por los que
do. Testim oniando mi respeto y mi sim patía al pueblo nor­
los hombres, poseídos de afanes vengativos, si- conviertan
ocupa un palco).
team ericano, las palabras más calurosas han de ser para
Habrá desde entonces una política exterior, común a
en fieras deseosas de cobrarse crímenes anteriores, y los
los pueblos que más sufren en su carne los desgarrones in ­ >
lodos los países, emanada de la propia Carta del Atlántico,
oueblos parezcan así verdaderas kabilas.
Indalecio P rie to
feridos por la fiera totalitaria. Cuando todos estén a la par
que anule las ansias atUárquicas. estableciéndose una espe­
dice en Cuba, para que se oiga aquí y fuera de aquí, quu
en el sacrificio humano, que es lo que más nos debe con­
cie de Liga comercial e industrial que abarcará al mundo
no contribuirá a nada Que sea canibalismo ni
kabilismo.
m over, entonces mis palabras serán por entere iguales para
(Ulero.
España no podrá quedar fuera de esta cole c tiv i­
cuantos hayan derram ado, en la misma proporción, la san­
dad de naciones que se constituirá tras la victoria, y como
g re de sus hijos.
consecuencia ineludible de ella, (A plausos). España tendra
O B LIG A C IO N ES DE LO S E S P A Ñ O L E S EN A M ERIC A
A l situarm e com o me situé, mis palabras del Auditosu puesto en esta colectividad, tiene derecho a él por su his­
rium fueron ratificación de o lía s pronunciadas un año an­
toria y por ser creadora de pueblos, y si no ostentara esos
te a , en M éxico.
Colocándom e del lado de Inglaterra, del
Diré algunas palabras para definir cuál del»* ser la ac ­
títulos del pretérito, que nadie puede negar, tendría otro l í ­
lado de la libertad, atendía a mis deseos de ciudadano del
titud en Am érica de aquellos republicanos españoles que
talo
de
ahora,
el
de
su
sacrificio,
pues
se
sacrificó
por
ella
mundo, pero no
olvidaba mis aspiraciones como h ijo de
hemos logrado hospitalidad. An te lodo no bagamos bufona­
y por las demás naciones liberales.
(Ap lausos),
España. Yo sabía muy bien que la causa de España, es de­
das.
El ridículo no admite defensa.
Huyamos, pues, del
j
Una
de
las
condiciones
básicas
de
la
asociación
de
nacir la restauración de nuestras instituciones dem ocráticas,
lidíenlo y eludamos también la insensatez..
Nuestro papel
i
cinnes
será
la
libertad
de
conciencia.
A
l
suplemental'
la
no cuenta con otra garantía que el triunfo de les países a lia ­
es muy simple, pero, a la vez, muy complejo.
Consiste en
I
declaración
del
Atlántico,
los
señores
R
oo
seveit
y
Churchill
dos.
Sin él, podemos abandonar toda clase de ilusiones.
evantar aquí nuestro prestigio, en aumentar nuestro c r é ­
!
afirmaron
ese
principio
que,
dada
la
esencia
liberal
de
las
Vengo , pues, hoy a d iscu rrir sobre, la hipótesis, alimen/ladito, en robustecer nuestra dignidad,
fundiéndonos, con
da por un fé, de que tras ese triunfo, sólo tras él, sin que I dos grandes naciones, parecía innecesario consignarlo en el
cuerpo y alma, en estos
pueblos hermanos,
ayudándoles
documento
fundamental.
Ningún
pueblo
que
no
lo
sustente
pueda pender de ninguna otra solución, la República en
siemtpre. pero ayudándoles más sj. con m otivo <¡e la guerra,
¡
podrá
entrar
en
el
concierto
de
las
democracias.
Nosotros.
les sobrevienen horas adversas.
Un español en Cuba delta
España será restaurada,
(A p lau sos).
Soy, perdonadm e la repetición, un socialista español un I respecto a tal extremo, pedimos bien poco, señores. Si la
ser un cubano multiplicado por diez; un español, en M é xi­
mayoría
de
los
españoles
es
católica,
cosa
que
yo
no
entro
hombre que, por socialista, jam ás sintió debilitam ien to en el
co, un mexicano multiplicado por diez; un español en A r ­
a discriminar, pedimos que a quienes no creemos se nos
amor a su patria.
Hay gentes de gran espiritualidad que,
gentina, un argentino multiplicado por d i e z . . .
Aquí no
consienta
el
derecho
a
no
e
rr
o
r
y
que
a
quienes
crean
en
por creencias religiosas, ponen su principal amor en Dios;
deben dedicarse a formar gobiernos, constituir órganos par­
otros
postulados
religiosos
se
les
respete
el
derecho
a
pro­
yo todavía no he sido cautivado por la fé religiosa y no lo
lamentarios ni establecer organismos que se encarguen de
fesarlos.
Todos los disidentes respetaremos el derecho a
digo en tono jactancioso, pues quizás ello constituya gran
la vida española..
No, eso tiene que hacerse allí, en Es (ta­
creer,
poro
no
admitimos
que
se
nos
impongan
creencias
desventura, porque la fé religiosa, cuando se siente pura e
ña. Si hubiese forma de acumular votos, yo reservaría uno
(iue
no
profesamos,
mandando
contingentes
de
musulmanes
intensa, ha de ser consolador alivio en la pesadumbre del
sólo a cada uno de los españoles emigrados en Am érica y
a asesinar a bayonetazos madres cristianas.
(Aplausos).
vivir.
Los
tradicionalistes
españoles
tienen
por
lema
cinco a cada tino de los españoles
(tresos, porque tienen
más derecho ellos que nosotros.
Y la misma multiplicidad
“ Dios, P a tria y R e y ” . Dios primero, Patria después.
Pues
bien, quienes seáis creyentes y quienes no lo seáis, podréis
de sufragio otorgaría a quienes están padeciendo hambre
F U N C IO N E S D E A M E R I C A EN E S P A Ñ A
y angustias, por no conocer su destino, en los campos de
m edir m i am or a la P atria si os digo que no lo antepone,
ningún otro. Todo mi am or está en España.
(A p lau sos).
concentración de Francia y del Norte de Africa.
Los que
Estamos,
pn-s,
perdóneseme
la
reiteración,
pendientes
Hace semanas, ante auditorio exclusivam ente compues­
nos encontramos en América, cualesquiera que sean nues­
del
triunfo
de
la
democracia,
pendientes
del
sagrado
com­
tras estrecheces y las dificultades de nuestro vivir, somos
to por socialistas españoles, afirm é que no podía preseinpromiso que constituye la Carta del Atlántico. Y yo ahora,
unos privilegiados.
De allí vendrá la elección.
No trate ­
dirse en el orden de los progresos mundiales del egoísmo,
como
complem
-alo
y
en
exposición
de
ideas
personales,
que
humano, y que era utópico querer destruirlo
cuando tan
mos desde aquí de imponerla,
porque eso, creedme, sería
no
son
nuevas,
porque
nada
nuevo
vengo
a
decir,
añado
que,
grotesco.
Pido (lite para el plebiscito de que hablaba au­
arraigado está dentro de todos nosotros, por lo cual el d e­
llegada esa hora, a la Am érica de habla hispana le corre s­
les, las naciones unidas en la Conferencia de la Daz. otor­
ber de los estadistas consiste en encauzar el egoísm o como
ponden
en
España
dos
funciones
trascendentales,
históricas.
se encauzan las aguas de un río para que, en vez de inun­
guen derecho a voto a todos los españoles que residen en
La primera es nuestra reconstrucción económica.
A quien
dar las tierras aledañas, destruyendo las cosechas, se con­
América, cualquiera que sea el tiempo (pie aquí lleven, y
le interese el lema le remito a una conferencia que antes de
conste que a los antiguos residentes no los (onsidern cuu
viertan en rie g o fecundo.
C om pleto hoy mi pensamiento
concluir
la
guerra
pronuncié
en
Barcelona
y
que
se
tituló:
voz. más autorizada que la de quienes acabamos de llegar.
diciendo que si para el progreso mundial no se puede pres­
"E l auxilio de América para la reconstrucción de España” .
cin d ir d e l'e g o ís m o humano, para la salvación de España
Hay
ficciones que conviene descubrir.
Mlícitos españoles
Itero lo queda a Am érica otro papel igualmente fundam en­
vinieron a Am érica por afanes de huero, por red de rique­
no se debe o lvid ar lo que es peculiarm ente español, eso que
ta!
en
España.
Si
se
ha
de
expresar
con
entera
libertad
la
zas. otros por no cumplir el servicio militar.
No admita­
ha dejado en estas tierras huella indeleble y que nadie sa­
vrluiilad del pueblo español en orden a sus instituciones po­
mos. mies, la paradoja de que se consideren españoles más
brá b orrar; eso que lia llevad o la raza española a lodos los
líticas y a sus futuros gobernantes, esa expresión no puede
auténticos quienes abandonaron a España por no ayudarla
rincones del mundo; eso que acusa una personalidad sobre­
verificarse bajo el imperio de una tiranía, sino en un am ­
en momentos difíciles, que quienes hemos venido por ser­
saliente en las filas humanas. . . E xplotar lo peculiarmenbiente de libertad,
l ’ara entonces — y es posible que los
ta español en fa v o r de España es la obra de quienes ten.
virla de corazón. Mas no les hemos de negar el derecho al
acontecimientos corran más que las predicciones envueltas
sufragio.
Que voten también. Y si sienten su amor patrio
gan que gobernar, sin necesidad de ser traductores de na­
en mis palabras— propongo que el plebiscito que haya de
depurado no incurran en esas lamentables manifestaciones
die, ni plagiarlos de nadie.
Nos basta con ser españoles.
verificar se en España a fin de determinar libremente cuá(A p lau sos).
de remordimiento, consistentes en mandar dinero a Franco
f s han de ser sus instituciones, lo dirijan las naciones am e­
como precio de la sangre que no quisieron verter en de­
La síntesis de un país, lia dicho A n gel Ganivet, cuyo
ricanas de halda española.
(Ap lausos).
Os digo que esta
fensa de la independencia y de la libertad de su patria.
pensamiento no está ausente de mis palabras de hoy, como
idea no es nueva en mí, por cuanto que. cuando salí de E s­
I A p la u s o s).
no lo estuvo de palabras mías de otras jornadas, la síntesis
paña a fines de noviembre del 38 para determinada solem­
He ido rindiendo mi homenaje a las naciones que la ­
de un país es su arte, y yo añado que, sien:o la m anifes­
nidad ( ii América del Sur, traje el secreto propósito de e x ­
chan por la libertad, a medida que me lo sugeiían palabras
tación más popular del arle la música, se encontrará ésa sín­
plorar las voluntades d - los
gobiernos de estas naciones
mias
anteriores y comenIarios que esas palabras
suscita­
tesis en el vasto folk lore de nuestra Patria, por lo cual de­
en el sentido de su mediación imparcial en la contienda de
ron. No debo olvidar en el homenaje a nadie. Ya be dicho
jará de sentirla quien, dominado por la morriña que des­
España, plan que fué destruido por el desplome de nuestra
cuáles eran !as razones de la preferencia de mi simpatía
pierten en su espíritu la gaita y el tam boril, nb recuerde
República. Ahora
reclamo para todas el as el derecho
ardorosa.
.Mimo al homenaje a cuantas
ilaciones se han
también con la misma efusión, el cliistu y el atabal, la dul­
a ser las interventoras y directoras del plebiscito, porque
unido a la causa aliada y lo rindo con más calor a los pue­
zaina y el pandero, la guitarra y las castañuelas, pues to ­
el
español
en
orden
a
extranjería
es
muy
susceptible,
y
Dios
blos más sacrificados, entre (dios, el de China.
Reciba el
do ello es España.
(A p lau sos).
lo guarde siempre de tai susceptibilidad (murmullos de apro­
homenaje de un español.
(D irigiéndose al representante do
bación t, pero mi cubano, un mexicano, un uruguayo, un a r ­
la República china, el orador le abraza visiblemente e m o­
gentino, un colombiano, un c h i l e n o . .. no es extranjero en
cionado. tributando el público estruendosa ovación)
LA C A R T A D E L A T L A N T IC O
E spaña; allí es un hermano, allí es un español más (A p la u ­
Dije antes que mi actitud la fijaban dos sentimientos:
sos ).
La restauración de las instituciones
dem ocráticas de
uno el de querer ser ciudadano del mundo, y no se (Hiedo
Nadie tendría motivos para rechazar esta intervención
España pende exclusivam ente, com o antes afirm é, del re­
ser ciudadano del mundo si el mundo no es libre; y otro,
fraterna, y menos que nadie los cultivadores de cierto his­
sultado de la guerra, del triunfo de las nacionen aliadas, de
el de hijo de España.
Am o la libertad y la amo más que
panismo de última hora a virtud del cual no se pretende
la victoria de las democracias.
Hay desde agosto del año
en ningún otro sitio -—dispensad el egoísmo — en el suelo
extender el espíritu de España por tierras americanas, que
último un docum ento firm ado en las aguas, ya turbulentas,
de nii patria. Quiero la libertad del mundo (orno ciudada­
eso seria legítimo y patriótico, sino infiltrar cautelosamen­
de esta parte del Atlántico, que suscribieron Mr. Churchill
no.
Con libertad ansio cruzar los mares que atravesaron,
te el espionaje falangista para quebrantar la unidad de este
y Mr. R oosevelt y que se ha denominado, dándole perfiles
gallardamente los españoles que vinieron a conquistar y c ivili ­
continente, que es indispensable en la guerra y será más
históricos, “ Carta del A tlá n tico '. Esa Carta es un com pro­
zar estos territorios; quiero volar por los aires viendo desde
necesaria en la paz.
( Aplausos i. La Conferencia de la Paz
m iso solemne, y de ese com prom iso nosotros tenemos pues­
el cielo las tierras donde tan bizarros españoles dieron lec­
podría delegar sus poderes, por lo que afecta a España en
ta la vista en aquel de sus ap añ ados ,por el cual las na­
ciones de valor y abnegación al mundo entero: y cuando lo
pialen, al cumplimiento del compromiso de asegurar la li ­
ciones aliadas se com prom eten a asegurar la libertad de
baga en amplio ambiente de libertad,
diré, con orgullo:
bre elección do los regímenes de gobierno, en los pueblos
los pueblos en ordi n a la elección de su sistem a de g ob ier­
"S o y español, soy hijo de la España gloriosa de la conquis­
hermanos de América.
no y al nom bram iento de sus gobernantes. N os basta, se­
ta y de la España gloriosa dei sacrificio".
En ella puse
Ningún afán de
dominación sobre
vosotros hay por
ñores; no pedimos sino que tal com promiso, llegada la llo­
siempre mis ideales. Ser socialista no me lia vedado nunca,
parte de España. Los papeles en esta hora se truecan, y
ra de la victoria, llegada la hora, de la. paz, se cumpla.
ser ardiente español.
Esio dije siempre.
Vuelvo a las pa­
vo veo el problema así: no que España influya en Am érica;
Renuerdo con am argura que desde las cimas del gob ier­
labras de Fray Litis de Le ón:
"C om o decíamos a y e r . . . "
sino que Am érica
influya en España.
Vosotros, los des­
no de las grandes naciones aliadas, cuando se enumeran
Pues como decíamos ayer, decimos Hoy y como decimos boy,
cendientes de España, habitantes de Cuba, que habéis sabi­
países en que es in evitab le tal restauración, se olvid a el
diremos mañana. Y o no cubro mi rostro con antifaces. Es­
do empapar
en la dulzura cubana
la dureza castellana,
nom bre de España.
;A h !, pero, bajo mi firm a y no hace
ta tarde un viejo asturiano que no me veia hace muchos
comprendereis mejor que yo mismo lo que estoy diciendo.
muchos días, he recordado que el señor P resid en te de la
años, me dijo:
“ Está usted más viejo, pero es el mismo".
Vosotros, cuando habíais de una persona querida, sin que
República de M éxico (aplausos) no ha incurrido en sem e­
Ese paisano ha hecho de mi el mejor elogio.
Soy el mis­
lo justifique la edad, le llamáis: el viejo, la vieja.
¡Qué
jan te omisión.
Más todavía; com o refrendo de esas m ani­
mo.
Las arrugas, surcos de la experiencia, aparecen en
cariño encierra esa palabra vuestra!
¡ L a vieja!
Muchos
festaciones presidenciales, en el acto que en L a Habana se
mi rostro; p ero las facciones siguen
siendo las mismas.
de vosotros la aplicareis a vuestra hermana mayor.
Pues
celebró la noche del 7 dé ju lio ante una multitud entusias­
Soy el mismo, y os aseguro que seguiré siendo el mismo.
bien, España es la hermana mayor.
¡España es la v ie ja!
ta, acto que me sirvió a mí para m edir la tónica lib eral del
(G randes aplausos).
(Aplausos)
pueblo cubano, e l señor E m bajador de M éxico, asociándo­
O R G A N I Z A C I O N G E N E R A l, D E L P. S. O. E .— A rt. t.:
E l Partido no reconoce en cada localidad, más que u n a Agrupa­
ción, un Grupo Femenino n una Sociedad de cada oficio.
Ningún individuo del Partido podrá pertenecer a la vez a dos
organizaciones del mismo._____
HOMBRES Y SUCESOS
*
Los españoles de Narvik
L a m uerte de C a rlo s P e re y ra , en M adrid, me ha hecho record ar la sa ñ a con
que el h isto ria d o r m exicano — cuyo m érito in telectu al, por otra parte, no trato
de am enguar— d istin g uid a la R ep ú blica española y, m ás aún, a los rep u b lica­
nos que la defendieron de la sub levación m ilita r in te rio r y de la ag resión ex­
tr a n je ra . M ás de una vez me he preguntado, sin a c e rta r con' ella , la razón de'
que el esp añolism o, en A m é rica , se condicione frecu entem ente por su sim p a tía
e x clu siv a a la E sp a ñ a — ¡a y , to d avía in se p u lta !— a n tilib e ra l.
Porque el caso
de C a n o s P e re y ra no es único. Se repite, aunque m ás atenuado, en Jo sé V a s ­
co ncelo s y se prolonga en otros de m enor notoriedad. P e re y ra fué, desde lu e­
go, quien puso m ás enconada pasión en la in ju s tic ia .
Me parece aue e ra Carlyle el que d ecía — y estaba en lo cie rto — que una pasión elegante es una pa­
sión que se dom ina. P e re y ra no procuró d o m in ar la su ya, todo lo co n trario , pa­
ra z a h e rir a los rep u b lican o s e sp añ o les. Ni siq u iera su condición de vencidos,
y el bárbaro siste m a rep resivo , que aun p e rsiste, empleado con ello s, le co n tu ­
viero n. A lgunos p eriódicos m exicano s son testigos. Y esa actitu d del e sc rito r
d esap arecid o, que desde m uchos años a trá s buscó hospitalidad en n uestra pa­
tria , y desde e lla recla m ab a que no se nos otorgara a nosotros igual s,vierte en
la su ya, me tra en tam bién a la m em o ria las p alab ras de Ju liá n B esteiro , tnuerv
to en la cá rce l de Carm on a, d ich as ante el trib u n a l que lo condenó a tre in ta
años de p risió n .
In q u iría el f is c a l, con torpes alu sio n e s, por el oro de E s p a ­
ña. Y B esteiro , g ra v e y sev e ro , como si él fuera el acu sad o r, y no el acusado,
resp o n d ía:
“ E l oro de E sp a ñ a , el verdadero oro de E sp a ñ a lo rep resentaban
los hom bres que habéis en te rrad o ; y lo rep re se n ta n los hom bres que están en
la s cá rc e le s, en los cam p os de co ncen tració n y en el d estie rro .”
Oro de ley,
añado y o ; tesoro vivo en el que la moneda fa lsa a lca n za m uy contada propor­
ción;. Pienso, sobre todo, en los e sp añ o les anónim os, d isp e rso s pór el mundo,
p ereg rin os de una trá g ica d esv e n tu ra que no se ha querido co m p ren d er ni r e s ­
p etar en la m edida que m erecía. A ún ahora pasa inadvertid o el heroico s a ­
c rific io de m uchos de eso s hom bres que, ap en as salid o s de la p e sad illa de la
g u e rra esp añ o la, se vieron lanzad os b ruscam en te a la p e sad illa de la g u erra1
m undial.
¿C o n qué acen to s se ría m en ester re g is tra r el tem ple m oral de esos esp a­
ñoles que hoy, p erd idas fortuna, fa m ilia y hogar, d esafían a la ad versid ad con
su e n e rg ía ? Y o no sé hacerlo sin s e n tir conm ovido mi se r.
U nos pelean con/
fun d ido s en tre los soldados de la F r a n c ia L ib re . N inguna g an an cia les esp era.
N ingún prem io — ap arte al de u na m uerte o scu ra— les se rá d isce rn id o . ¿ D e
qué e n trañ ab le m an an tial brota su im p u lso ? ¿ T a l vez de la añ o ranza de la pa­
t r ia d istan te y negada que hay que r e s c a ta r? ¿A ca so de su co n cie n cia de homb res lib re s, que no acep ta pactos con la h u m illa ció n ? A lg u n a fuente pura, des-,
de luego, alim e n ta su fe. L a m ism a que hace que otros e sp añ o les soporten con
ca lla d a e ntereza, dobladas la s e sp ald as bajo el sol im p lacab le del d esierto a fri­
cano , la prueba ante la cu al falló la voluntad de todos, incluso los indigenasv
De su e sfu erzo sin recom pensa va surgiendo el m ilagro que F r a n c ia no supo
h a c e r: el f e rro c a rril tra n sa h a ria n o . Teng o a la v ista unas fo to g rafías recie n ­
te s que me han sid o e n v iad as desde a llí.
T o rs o s d esnudos; ro stro s — ¡a pe­
s a r de to d o !— so n rie n te s; tie n d a s de cam p añ a rom piendo la m onotonía infi­
n ita del a r e n a l . ..
De esos hom bres no puede h acer b u rla nadie, y m enos si
a sp ira a s e r h isto riad o r.
Porque la H isto ria , cuando se e sc rib a , te n d rá para
e llo s su hoja de lau rel.
*
*
*
Pero no he hablado aún de los e sp añ o les de N a rv ik .
E n realid ad , no soy
yo, sin o m istre s F lo re n ce Ja ffra y H a rrim a n quien ha b la rá de ello s. L a se ñ o ra
H arrirrian h a sido em b ajad o ra de los E stad o s U nido s en N oruega desde 1937
h asta que' la invasió n n azi, en 1940, la obligó, no sin co rre r g ra v e s p elig ros, d
re g re sa r a su p aís. Todo ese período está recogido en un libro que la señ o ra
H a rrim a n h a publicado después. D iré que e s un buen libro. Con e stilo suelto,
co nservand o la lozanía de la s im p resion es v iv id a s, guardando exactitu d en el
telato de los su ce so s, la señ o ra H a rrim a n despliega ante los ojos del lecto r el
p anoram a no sólo de N oruega, sino de E u ro p a en el p aré n te sis de su co m etid a
o ficia l. Y a llí, en N oruega, tam bién rin d iero n su tributo de san g re los esp a­
ñ o le a
T a rd ó m ucho en sab erse de una m anera c ie rta .
Se dió, al fin , por se­
guro. Pero el testim o n io de la señ o ra H a rrim a n co n firm a y p re cisa la noticiat
“ E l 30 de ab ril — e scrib e — habían llegado a N a rv ik tro p as f ra n c e s a s ; los ale­
m anes habían sid o ce rcad o s y la ciudad recap tu rad a. Dos co m p añ ías de Guare
d ia s E sc o c e sa s, C a za d o re s A lp in o s fra n c e se s, Le g io n a rio s E x tr a n je ro s y d es.
ta cam en to s m o n tañ eses polacos ten d rían la p rep aració n n ece sa ria p a ra la lucha
que el norte exig ía. E n t r e los legio nario s había esp añ o les, v eteran o s de su pro­
pia g uerra c iv il; y uno de lo s hechos m ás tris te s de la g uerra es que de las 1200
v id a s p erd idas en N a rv ik , 800 e ra n de e s p a ñ o le s ...” L o s esp añ o les de N a rv ik ,
L a p atética s e n c ille z de las p alab ras de la señora H a rrim a n eq u ivale a un se ­
reno responso. No se rá el único. A llí en N oruega, en los d ía s o scu ros del in ­
v iern o, la s m u ch a ch a s noruegas, dulce y fu e rte s a la vez, dejan que el huso del
tiem po v a y a hilando las h o ras m ie n tras e lla s, sen tad as en torno a la gran c h i­
m enea de p iedra, ilum in ad a por un fuego p erm anente, hacen los m ás hermos o s bordados que pueden im ag in arse . L o s lle v a rá n a vend er cuando venga la
p rim av e ra y em p iece la gran tem porada de los esq u ies, d urante la cual se dése
q uitarán de la reclu sió n in v e rn al, o los guard arán en el arcó n para cuando re­
gresen los p escado res y el prom etido la reclam e para la boda. M ás de u na
ve z, alg un a de e sa s b e lla s b ordadoras le va n tará la cabeza dejando re s b a la r laf
m irad a a tra v é s de. la v e n tan a sobre el p aisaje m aravillo so . E n el pequeño ja r ­
dín q u e 'C ircu n d a la ca sa de m adera, se m arch itan las ú ltim as Illa s . L a s grose­
llas, en cam bio, se m u estran b rilla n te s y te rsa s.
E l m anzano está en flo r. Al
O R G A N I Z A C I O N G E N E R A L D E L P . S. O. E.— A rt t
E n las localidades donde ‘haya más de una organizacián, éstas
lán obligadas a reunirse en una misma asamblea para tratar j
resolver cuantos asuntos de carácter general ¡mese aten la achí i
ción e interés políticos de la localidad.
!
jr
ADELANTE
para España. N osotros que pisamos tie- un o fic io en m ejores condiciones que él
ría firm e y am iga, donde se v iv e y res­ Las causas del éxodo rural hacia la ciu­
piran los aires
puros de la Lib ertad, dad son diversas, pero entre las que más
hemos de ce n trar un poco n u estras p re­ influyen en esa determ inación e-tá la
ocupaciones estudiando estos problem as. falta de interés que los encargados de
E n E sp a ñ a contábam os, ap arte el In s­ orien ta r profesion alm en te a los campetituto de Reeducación de
In válido s y sinos y hacer
agradable el trab ajo de
de O rientación P rofesio n a l, con las E s ­ éstos, ha tenido siem pre en España.
Se I
cuelas de A rte s y O ficios que, en cia­ hace pues indispensable la am pliación | Ocasionalm ente y con mucho retra
ses nocturnas, funcionaban cinco o seis de Escuelas de O rien tación P ro fesio n al i s0 llpf?a a mi
poder lin reco rte de un
españ ol' en el que se relata
m eses al año.
En ellas com pletaban su A g ríc o la en la misma m edida en que lo ; periódico
form ación profesion al lo m as destacado están las de A rte s y O ficios en nuestras con gran lujo de d etalles que ,Manuel
P resid en te de las Juventudes
de n u estra artesan ía y en m uchos c a ­ ciudades, em plazando las prim eras en I A p arici,
españolas, ha entrado en ün
sos, los respectivos
A yu ntam ientos
y las regiones donde, por el m edio a gríco­ Católicas
D iputaciones
P ro vin c iale s
que
contri­ la, sea más factib le la enseñanza y apli sem inario para ordenarse com o sacerdo­
te regular. Todas las autoridades ecle
buían a su sostenim iento, p e n sio n aban cación práctica de esos conocim ientos.
a algu nos alum nos
p a ra am p liar estu ­
El interés que presta Alem ania a es­ siásticas y seglares le han felicita d o efu­
dios en otras A cad em ias dentro y fu e ­ te problem a, derivándolo, com o es na­ sivam en te e incluso el propio Papa, le
telegram a con su ben­
ra de E sp añ a.
E stas
E scuelas cum ­ tural, a la orientación que conviene dar­ ha d irigid o un
“ Pro
plían una m isión fun dam ental p a ra el le al Estado alemán, está claro en el pá­ dición y le ha cóncedido ia cruz
p rogreso y sostenim iento de los A rt e s y rrafo que del m encionado in form e v a ­ E cclesia et P o n tífic e ” , con la ’ cual Apa-
Hombres del franquismo
C o lu m n a
creer, h asta el
nocim ientos que tienen fá cil aplicación vida en el que se hace
en la m aq u in aria ag ríc ola. D e no h a ber fanatism o, a esos colonos de A lem an ia.
Son otras las
cau sas e interés que
ca id o nu estro país en m anos de la F a ­
lange, todos esos conocim ientos estarían determ in an n u estra preocupación sobre
p ro fesion al de la ju v e n ­
ap licán d o se y a en la ag ric u ltu ra espa­ la orientación
tud española, especialm ente de los cam ­
ñola.
pesinos.
S abem os q u e sin e s a ap orta­
P ero no hem os de con form arn os con
pro fesion al la reconstrucción de
los conocim ientos -ÇifB' ia exp eriencia ción
E sp a ñ a s e rá m ás le n ta de lo que su si­
b élic a pueda lle v a r al cam po.
E s nece­
L o s gra n ero s de E s p a ­
sa ria una p e rfec ta orientación pro fesio ­ tuación exigirá.
| nal en los m edios agrícolas.
H a y q ue ña no se v o lv erán a lle n a r h a sta que
país no rec o bre su libertad y
ev itar que el cam pesino reaccione fr e n ­ nuestro
con ella, el río de e n ergía s e iniciativas
te a la v ejació n
que su fre a l v e r q ue
hoy d isp ersas por la desgracia.
otro o brero, a je n o a su^ medio, rea liza los
trab ajo s m ás cóm odos y ven tajosos p o r
L . R O M ER O SO LA N O .
h a b e r tenido la posibilidad de ap re n d e r
silio les se rv ía de enlace con los que ac
El jardinero de M adrid, Caballero de la
★ Orden de Isabel la Católica ★
tu ab an en la C a sa del P u eblo .
vim iento de
O ctubre
E| mo.
de 1934 fra c a só
y
todos fu ero n poco a poco encontrándose
en
la cárcel.
A
B asilio
Ló p ez
le defendió Jim énez de A s ú a
Cardiel
y fué a b ­
Cecilio R o d rígu ez C uevas, C a b a lle ro boles.
“A B C ” , con acento conmovido, suelto.
‘‘los árbo les de M a ­
E l levantam iento fra n q u ista del 19 dé
de la O rden de Is a b e l la Católica, es ja r ­ escribió entonces:
V ol.
dinero de M adrid . Y , adem ás, el a rb o ri­ drid están siendo ejecu tad os” . L a fr a ­ ju lio d e 1936 le pilló en Segovia.
cultor núm ero 1 del Im perio y el m ás se hizo fu ro r y la sensibilidad m ad rile­ vió a la cárcel cotí o tro s tantos com pa­
A l principio
p arecía ■la repeti­
L o s pe­ ña, an te tam año u ltra je a la N atu raleza, ñeros.
P ero pronto se
riódicos del día 14, con d estacada titu­ a la que y a contem plaban como a E s ­ ción de octubre del 34.
la r y ad ecu a d a extensión a la im po rtan ­ paña, decapitada, la hizo suya y o rg a n i­ convencieron de que no. P o r las noches
c ia de la n o ticia — m ayores u n a y o tra zó un d e sfile silencioso por la R edacción saca ban a nuestros com pañeros y y a no
p o pu lar ciudadan o de E spañ a.
L u eg o se supo
que. las co n sag rad a s a la n u eva de que del periódico m onárquico p a ra trib u tar­ volvían m ás a la cárcel.
le su gratitud. A ese h o m en aje se s u ­ que los fu silaban en el cem enterio. E n ­
la s E sp a ñ a s— acogen el gran dioso triunfo m aron m iles de viudas, h u é rfan os y m u­ tre los que salieron p a ra no volver, es­
obtenido
por
C ecilio
tab a n : Julio F u ster G arcía, M aestro N a ­
Los
árbo les
cional;
U n am igo, que aun en el exilio sigue
m anteniendo
relaciones con la O ficin a
Internacional del T ra b a jo , h a tenido la
gentileza d e darm e a conocer el núm ero
correspondiente a M ayo de este año, de
la “R e v ista Intern acional del T r a b a jo ".
E sa m agn ifica R evista,
com pendio del
m ovim iento obrero, donde aflu yen las
iniciativas d e los obreros, los patronos
y de los G obiernos asociados a la O.I.T.
y que d u ran te algu nos años fu é v alio so
elem ento au x ilia r de los d irigen tes de
la U.G. T. de E spaña, m e ha dado opor­
tunidad de conocer un inrorm e sobre el
em p leo de los jó v en es en A lem an ia. E s ­
ta curiosidad se h a visto au m en tada al
darm e a conocer un am ig o la s dificulta­
des que hay p a ra colocar en talleres y
com ercios de esta ciudad, a los niños
procedentes del Colegio de M orella, que
p o r su edad, están necesitados de in i­
c ia rse en u n a profesión.
E l problem a
de la orientación profesion al de la ju ­
ventud, que hoy y a tiene unas proporcio­
nes enorm es, lle g a rá a su m áxim a g r a ­
vedad una vez term inada ia g u e rra mun-
a lo s 1adultos an alfabetos, a los que se
económ ica y espiritual.
N u estro
com entario poi
P lano la reconstrucción d
la cual ha de se r
h e rra
pensable la form ación pro
juventud, sin que esto mei
portancia quie el p ro b lem a
da Europa.
V an nuestras
a l é re a ex c lu siv a d e nuesl
q u e destacando p a ra ello 1í
s e le dedica al problem a
leíd o so b re la orientació:
de l a - ju ven tud en A lem ;
g u e rr a
prólogo desconoc
tual
cortó en seco la f
fesional de la
juven tud
cam po, la s fá b ric a s y las
d a le s quedaron desiertas ¡
dades de la gu erra, y si fc
que aun d u ran te la contie
d e la preocupación
po r
ésta se vió constreñida a
en el sexto añ o tila d o s de g u e rr a que, a lá g rim a viva,
m adrileños, p la n ­ pidieron la destitución de Cecilio o que,
tados en el m ero centro
im perial, no en ju sta represalia, se le arboreciera.
eran n acional-sindicalistas.
A rr a s t r a b a n P ero Cecilio, haciendo oídos de m erca­
su ta ra de indolencia española. E l Su ­ der, o de fa lan gista , no pe rd ia tiempo.
José
P eñ a,
P resid en te
A gru p ac ió n ;• P a s c u a l . de
dente de las J.S.;
desvelos
paternales,
ha
consegu id o
de cia y pidieron al cau dillo que h iciera a
C ecilio C a b a lle ro de la O rden del A ju s-
C a b a lle ro de la
O rden
de Is a b e l
la
Católica.
Cecilio
M adrid.
h a b ía
triu n fad o
contra
todo
E n efecto, los árbo les son m ás
frondosos
M a d rid , con su A y u n t a -'a trib u ïb le al* m agn ífico esfuerzo
miento, su p re n sa y su pueblo, repudia-1 c¡iiq, sin o a las
b a n el crim en contra N a tu ra .
restriccion es
de
Ce-
en el
Y s e des- cionam lento.
encadenó la lu ch a en tre dos ban dos que
se
denom inaron
arb ó reo
y
antiarbóreo.
C laro e s tá que los árbo les nada tienen
E xtensos ed itoriales, redactados po r plu ­ qiie v er con los hom bres y b u en a pru eba
m as m aestras, fu e ro n co nsagrados a v e - ' d e ello es que b a jo la espesa fro n d a prila r
por la in tegrid ad
drileña.
las
T o do
calles,
en
sionadam ente
de la fro n d a ma- ;m averal
M adrid ,
las
en tertulias,
“co la s"
so bre
la
debatió
cuestión.
se
en perm anente
re fu g ia n
L o s no
crecen
quienes
in v iern o ;
a p a ­ nosotros que el
D e h a b er lograd o
s a lv a r la e m ig ra ­ presos se inh ibieron arguyen do que ellos
ción española que se pudre en los cam ­
d isfru ta ban de so b ra d a som bra.
“A B C ”
pos de concentración de F ra n cia y A fr i­
aprovechó tan oportuna coyuntura p a ra
ca, podía haberse creado con e lla u n a
a rrem e ter contra “A r r i b a ”. “A r r i b a ”, tra s
reserv a valio sa p ara cu b rir los trem en­
dos vacíos que la g u e rra y la represión lla m ar a “A B C ”' quintacolum nista, de­
san g u in aria .de F ran co h an creado en el cía que, aunque en el testam ento de Jo­
cam pos de todas las actividades pro fesio ­ sé A nton io y el p ro gram a de la rev o lu ­
nales de nuestro país.
P ero no h a si­ ción nacional sin dicalista n ada se con­
do así, y aunque nuestra
protesta .¡ea s ig n a b a sobre el particu lar, el curso as­
mcend’ida contra lo s aue, pudiendo, no cendente del Im perio e x ig ía m antener
h an evitado esa tragedia, hem os de li­
a todo
trance la lo zanía
arbó rea
de
m itarnos a vo lcar nuestras su geren cias
M adrid. A n t e el cariz que tom aban los
so b re los jó ven es que se en cu en tran ei.
acontecimientos, y siem pre velando por
A m érica.
Con nuestras re s e rv a s físicas,
’.os problem as nacionales, F ran co consul­
con n u estra capacidad profesion al cuen­
tó
al E m b a ja d o r alem án, reunió al Con­
tan los herm anos nuestros que hoy su­
fren en las cárceles o en los cuarteles, sejo y decretó la poda “ por entender
im potentes p ara
crear, en su desespe­ que e ra n orm a tradicion al segu id a por
ración, las circunstancias fa v o ra b le s a el G obierno del Im perio en la go bern a­
la realización de este deseo y necesidad ción d e l p a ís ”.
Y Cecilio podó los ár-
prim eras
procesados
y muchos
áe
más.
expediciones,
O ctubre
To­
llegó
a
del
M éxico,
donde trab ajó en su oficio de jard in ero,
co, en acto solem ne, le colocó la ban da
de
y el pu eblo se m a ra v illa de
Cecilio q u e ría podar la ben éfica so m b ra que les co b ija en sus
los árbo les p a ra obtener una fro n d a be­ difíciles
digestiones.
L a tem peratu ra
lla, como los rutilantes am aneceres del es gélida, pero tal an orm alidad no es
P ero
los
com o
pero
cau dillo y la
conviene
viven
en
advirtien do
a
F a la n g e
E sp a ñ a
y
que el Im perio es m uy chlquitito, suge­
rim os a los m ad rileños que recom ienden
a Cecilio quie uno y o tra sean som etidos
a Idéntica poda el próxim o invierno.
J U L IO
DE A LD A Y.
REMEDIANDO UN OLVIDO
P o r ig n o ra r tal
circun stan cia en el
momento de redactarlo, en el suelto que
en nu estro núm ero an terior
d e d icáb a­
mos a reseñ ar el nom bram iento de A le ­
ja n d ro O tero como m édico de la B en e­
ficencia E spañola, no hicim os mención
de- P a tric ia
L a isec a,
h ija de nuestro
qi.eridp y veterano
cam arada
R u fin o
La isec a, de sign ad a ai m ism o tiem po y
eu igu ales circun stan cias para ei cargo
de p a rte ra de (la. citada en t id a l
E s ju sto que rem ediem os nuestro in­
voluntario olvido.
P atricia Laiseca, que
obtuvo su título en la Facu ltad de M e ­
dicina de V alla d o lid , fué luego partera
de la B eneficen cia M unicipal de B ilbao
y de las entidades bilb aín as M ontepío
de la M u je r que T r a b a ja , A siste n c ia M a ­
tern al y Sociedad A utom ovilista, cargos
que desem peñ ó h asta su salida de E sp a­
ña. T am bién en F ra n c ia siguió ejercien ­
do su profesión hasta
ven ir a México.
L a acom paña, pues,
un h istorial exce­
lente que ha sido, tenido en cuenta p ara
su nombramiento,-. del cual nos conga atulam os con ‘. Ig u a le s motivos que en el
caso de A leja n d ro ' Otero.
Sastrería
BORDERÀS
S E Ñ O R A S
A ntonio V IL L A N O V A ,
la
ticiamiento.
Com o tal recom pen sa h a­ h a sta que una d o len cia cardiaca que le
b la sido p ró digam en te o to rgad a y el m é­ manaba ac abó con sus dias.
rito de Cecilio e ra relevan tísim o, F r a n ­
m uy m alos ratos.
Imperio.-
dos
de
tos y de la sangría qti ha sufrido nuestra P atria.
A
L os M anuel A p arici franquistas ani­
den a rem ed iar el mal.
El propio An­
gel H erre ra , el papa negro español, i
tá de coad ju tor en Santander.
P e ro será inútil. Es una reducida mi­
noría la que intenta hacer resurgir I r
perdida fé católica del pueGlo español,
que ha visto (una vez más en la Histo­
ria ) a lo largñ) de tres cruentos años, có;
mo la Ig le s ia se puso al fren te de la cru­
zada franquista a n tid em ocrática, ant-i
republicana y anti-popiilar.
P ascu al, P re s i­
34
prem o C onsejo F a sc ista decidió incorpó­ D u ran te los m eses d e in viern o term inó y otros.
“ P in a r illo ” no
cayó y en uno de los
ralo s al N u e v o O rden y, al efecto, en­ su crim inal la b o r y se recogió en su d o ­
com endó a Cecilio la g ra ta ta re a de su m icilio tem eroso de la s ira s populares. canges fué incluido y pasó a la zona re­
regeneración.
Y a los seis años, com o Y cuando vino la P rim a v e ra , los m ad ri­ publicana. L u e g o a Fan cia, al cam po de
los cocoteros, dan fruito.
Cecilio, con leños hubieron de ren d irse a la eviden­ concentración, y por fin, en. una de las
en señ aba a le er y es c rib ir en las trin ­ lo s á rb o le s lo que la F a la n g e no pudo
cheras.
E ste corte brusco en la fo rm a­ o b te n e r d e los Sindicatos: que se m an­
ción profesion al de la juven tud no h a ten gan vesticales.
sido reparado aún, por la fa lta de inte­
E l señ o r R o d rígu ez C uevas, C a b a lle ­
rés que tiene
el p ro blem a p a ra los fa ­ ro d e la O rden de Is a b e l la Católica, ha
lan gistas y la inquietud que rein a den­
tenido que
lib r a r serias
bata llas con
tro y fu e ra de nuestro país. N u e s t r a ju ­
los m adrileños, cu y a hostilidad a l N u e ­
ventud no entra, a pe sa r de la insisten­
cia de F ra n co y sus
sostenedores in­ vo O rden les h a convertido en m isoneisSu ave rsió n a los procedim ientos
ternacionales, en el terren o m ilitarista tas.
en que quieren en cu ad rarla.
L a ju ven ­ novedosos de Cecilio hizo p a sa r a éste
tud española, valiente cuando pelea por
una cau sa nacional, se resiste a u n a fo r­
mación co n traria a su espíritu de gue­
rrilleros, que pu gn a con el autom atism o
y uniform idad del ejército pretoriano al
que la quieren
lle var los instructores
alem anes.
L a g u e rra interior, que aun
subsiste en E spañ a, y los intereses que
defiende Franco, le fu erzan a sosten er
a la juventud españ ola au sen te d e los
centros de estudio y form ación p ro fe ­
sional, con lo que la h erencia que le g a ­
rá a los futuros gobern antes de E sp a ñ a
o frec erá un saldo
terrible de m ise ria
*
* * *
a uno de sus m ejores afiliados. B asilio
Han pasado doce años y A p a rici se
L óp ez Cardiel, a quién en S egovia co­
Era de esperarse.
En
nocían por “ P in a r iliq ” , fa lle c ió en Zum- hace sacerdote.
pango el 15 de ju lid de 1342. D eja eu potencia ya lo era. Jesuíta. N o movía
pié ni mano sin que le dieran la orden
España esposa y varios hijos.
para efectuarlo.
Y com o indudablemen­
E ra un v ie jo luchador socialista. Co­
te ahora la orden del día de la Comía-,
mo jard in ero del A yuntam ien to de S ego­ nía es increm entar el clero regular, Alia­
via, ocupaba la casa del guarda d e un rle! se hace sacerdote.
parque llam ado E l -Pinarillo, de donde
E llo nos m uestra m ejor que cualquier
cosa, cuál es el espíritu católico ( ? ) es­
le vin o el cariñoso sobrenom bre con q
se lé llam aba. Fué a su casa de guar­ pañol.
Ni la. intensa propaganda, ni la tre­
da -jardinero a la que llam aron en la ma­
menda coacción del Estado consiguen
dru gada del.; 5 de octubre de 1934 los
despertar la afición a una profesión a
com pañeros que en S egovia d ir ig ie r o n !
,
, .
,
_
¡la que toda Esp «fia at e, a, ;y con cuánla h u elga revolu cion a ria de octubre. B a -¡ ta raz6n!> del u llv a r io .
kis sufrimien­
triu n fal.
La orientación profesional de la Juventud
*
fu n e ra l
z ó n ...
Y se aco rd ará tie rn a m e n te , como si cada uno de e llo s hub iera sido un
novio suyo, de los e sp añ o les que m urieron en N a rv ik .
★
*
EN C O L O
y a se contrató a don Juan p a ra rey de
IHQUI ETUD ES
rici lia entrado de lleno en el grupo di
las celebridades franquistas.
Conocí a Manuel A p arici en Madrí
el año 1930. A ñ o turbulento en que M
girones de una dictadura
(que aiwil
ante el franquism o nos parece que eit
de rosas) abrió cam ino a la República.
Com pañeros de profesión
Aparici ¡
yo, tuve ocasión de con ocerlo bastanli
bien a lo largo de dos años de labore!
Joven, poco expansivo, más bien huí
dizo, “ L u is ” por más señas y con finí
O ficios necesarios a la vida de las ciu­ mos a
transcribir.
Después de hacer
sonrisa siem pre dibujada en los la/blat
dades; pero d e jab a n sin orientación a los una severa ad verten cia para que se e v i­
cras la cual escondía toda la milignítlal
núcleos que a mi ju icio
form an la co­ te el éxodo de los cam pesinos a la ciu­
Je la Compañía, A p arici era por aquel
I A
lum na v ertebra l de nuestra econ om ía; a dad, dice:
“ E l trabajo de la tie rra es
uem po alumno de la escuela de perld
los cam pesinos. E s a esta parte del pro­ la ocupación en la que, ae p referen cia
A C U E R D O S D E L A A G R U P A C IO N
dista de E L D E B A T E aunque nunca cui
blem a a la que se dedica especial aten ­ a todas las demás, debe garan tizarse el
s o c ia l is t a .
dgu ió escrib ir nada.
Es cierto que l«
ción en el inform e que hem os leído en futuro de
Alem ania. L a solución del
periodistas nacen y no se hacen. Qui
la R e vista Intern acional del T r a b a jo y problem a de
con servar a los jóvenes
L a Agrupación S ocialista de Bogotá yo sepa u¡ Clarín,
ni Cavia ni Zozay!
que nosotros querem os d e stac ar p o r se r cam pesinos en el cam po y la de p rovo­ i (C olom b ia), en reunión
celebrada re­
pasaron jam ás por una escuela tal.
un p ro blem a <Jüe tiene perfecto en caje car la m igración de los
jó v e n e s de la cientem ente adoptó los sigu ientes acuer­
La capacidad intelectual del hoy po¡
en n u estro país, au n qu e por cau sas dis­ ciudad hacia el campo, es indudablem en­ dos:
eo menos que héroe nacional franquía
tintas por la s cuales lo plantean y tra ­ te una cuestión que tiene un sign ifica d a ;
l o . — Se acordó, por unanimidad, dar
ta, puede dem ostrarse por una polémt
tan de resolver los alem anes.
em inentem ente político soc ia l” . En tan- ui: vo lo de aprobación a la gestión que .a que yo sostuve con él sobre la conv»
A p a rtir de la proclam ación de la R e­ to A lem an ia necesitó de todas las ener- ] el com pañero Indalecio P rieto, como so­ niencia de la separación ju ríd ica de li
está llevando
a cabo en
la
pública se inició un increm ento consi­ gias humanas de su población para efec- cialista,
glesia y el Estado.
d e ra b le en la utilización de la m áqu ina tuar su g igan tesco rearm e, no fijó o p i- ¡J . A. R. E.
Esta discusión que ya no tenia obje.i
2 o .— En cuanto al discurso del comen la
agricu ltura.
E sta introducción nión sobre el particular ni d ictó las meui ningún lugar del mundo y que se re
didas
drásticas
necesarias
para
efectuarpañero
Prieto,
se
cam
biaron
impresione.la lle v a b a a cabo el o brero de la ciudad
teria. a un hecho que el Vaticano, inri»
y éste, una vez term inado su trabajo, re- lo.
H oy ya ha fija d o el p orcen taje de sobre su texto,
m ostrándose unánime.
■o, acoplaba de buen grado en casi t»
com pañeros de la Agrupación
eh
g re sa b a con sus bártu lo s a la estación profesionistas que han de in gresar anual­ los
.os los países del orbe, adquiría paii
ap
reciar
la
exactitud
y
justicia
de
los'
m
ente
en
cada
ram
a
de
las
actividades
y sitio design ado po r los
propietarios
Aparici un va lo r trem endo.
industriales
y
com erciales, puntos de vista expresados por el com
de las m áquinas, dejan do al cam pesino agrícolas,
l uru el la iglesia debía form ar paita
en la m ism a
situación de ign oran cia por lo que los planes de estudio y p re­ pañero Indalecio Prieto.
integrante del Estado,
o m ejo r dlcu»
3 o .— Se acordó con stituir una sección
acerca de su funcionam iento y m an ejo paración se hacen ya de acuerdo con las
il r e v é s : el Estado debía ser parte tilm ilitares de de la U. G. T. en Colom bia, pasando m
que an tes de in iciar su tra b a jo el tra c ­ necesidades económ icas o
-g ra n te de la Iglesia.
N o es o b lig a to rio el ingreso m ediatam ente a nom brar él com ité de
tor o las m áquinas segado ras, trillad o ­ Alemania..
Convinim os en hacer cada uno un es.
ras y lim piad oras que se h a b lan utili­ en una profesión determ inada, pero al j dicha sección, siendo nombrados los si
•rito razonando nuestros puntos de va
zado.
E sta ign oran cia, y la im p o sibili­ fija rse la cuantía de las vacantes a cu- g u íe n le s . com pañeros: P residente. Seraa y no pudo menos de. asom brarse cuan'
dad de u tilizar esta m aq u in aria en una b rir en cada una de ellas, se. fuerza a fin (Jarcia; V icepresiden te, M aría R odri
lo leyó el que le presenté, abrumada
José (in ic ia M adrid;
fo rm a individual, po r su alto costo, de­ los jóven es a la elección p revia o de l o 'g u e z ; S ecretario,
,/Or las mil y una razones y citas • - muí
term in aba que el cam pesino se encon­ con trario está expuesto a no recib ir tra- ¡T e so re ro , A p aricio -García José; Voca
-has de ellas de autoridades ecles.ástl.
Paulino Góméjz, - 'Sim ón Segura y
oficial p a ra encon­ les:
trase frente a una com petencia ru in o sa bajo ni protección
as— que contenía mi alegato. Pero ¡aY old i.
Acordándose
al
propio
E l in terés que tiene
Alem ania, Jesús
al ten er que efectu ar esos m ism os t ra ­ trarlo.
nás vi el suyo. Dos días después ma
b ajos por los procedim ientos ru dim en­ en que la juven tud derive hacia el cam ­ tiem po s o licitar del (C om ité N acional de trajo apuntadas en un p e p tlito mis fut-n
d elegado general .es de inform acióm diciénuom e que ei ia
an exionar la U. G. T. nom bre
tarios.
Y a en n u estra gu erra, y en v i r ­ po estriba en su deseo de
tud de la utilización de esta m aqu ina­ d efinitivam en te al R eich lo m ejor de los en Colom bia, al com pañero S erafín Gar
lendenciosas y sofísticas.
;
conquistados y quiere, por cía.
ria por la s C o op erativas A gríco las, los territorios
Fué todo lo que conseguí de él.
cam pesinos han com prendido, po r to c ar tanto, que los efectos de la ocupación
A todos nos d ejó la im presión de que
de cerca los ben eficios, las ven taja s que no sean transitorios, sino duraderos, pael P rovin cial S. .1., a quien sabíamos e*
tiene la utilización de la m áquina.
Du- j ra lo cual no ve otro m edio que el de
.aba estrecham ente subordinado, le ha­
ran te e s e período fu eron m uchos los que proceder al asentam iento definitivo de
bía dado p a.aletazo por m eterse en ave»
ap ren d iero n su m an ejo y por o tra par­ cam pesinos que, atados por los intere­
riguaciones, tem iendo que ante los comí
te, la m ism a g u e rra con sus necesidades, ses que crean con su trabajo, son ca p a­ B A S IL IO L O P E Z C A R D I E L
pañeros de O ficin a que asistían a nucadeterm inó el que m illares de cam pesinos ces de resistir incluso la recon quista de
Los com pañeros de la A gru pación So .tas discivsiones quedase m alparada 94
m an teniendo en ellos
ap ren diesen a m a n e ja r tanques, cam io­ esos territorios,
icialista de S egovia refu giados en M éxi­ capacidad dogm ática, elab oiad a en plena
nes y aviones dotándolos asi de unos co­ el germ en de la s ideas y concepto de la
co, pasan por el dolor de haber perdido Compañía.
fondo, la s m o ntañas ofrecen la in m acu lad a b lan cu ra de su capa de nieve. Ven­
d rán al recuerdo de la lind a bordadora los d ía s fe lic e s en que su P a tr ia e ra libre.
S u s p ira rá con m e lan co lía m ie n tras el odio al invaso r le hace b rin c a r el co ra­
M AN U EL A LB A R .
R E C U E R D O !
— C A B A L L E R O S
V en u stian o C a rra n z a No. 43 Opto. 6.
T eléfo no E r lc . 12-58-51.
E L ARCA
D E N O E.
E so que se llam a la U .D .E ., y que al
p are ce r quiere d e c ir Unión Democrática
E sp a ñ o la , d eb iera lla m a rse en real ¡dad
el a rca de Noé. C ierto que hay una di­
fe re n cia que apuntar, y es que en el ar­
ca b íb lica se m etieron los a n im a le s deatin ad o s a s a lv a rse del d iluvio, y en es­
ta otra — en la U .D .E .— no fig u ran m il
que los que están condenados a ahogar­
se. P ero en lo dem ás es lo m ism o: un
m u e stra rio de la fauna p o lítica, varia­
do en esp ecies, ya que no abundante en
núm ero.
L a Unión D em o crática Espa­
ñola e s la unión de los desunidos por
su culpa.
C la ro es que con un poco de Ingenie
— y ah í, en el a rca d em ocrática, los hay
cap aces de d arle punto y raya , por lo me­
nos en cie rto s achaq u es, a P ico de la.
M irándola— todo tiene arreg lo .
Ejem­
p lares hay— de los del a rc a — que siendo
e llo s cin cu en ta , y m al aven id o s, decla­
ran tranq u ilam en te
e sc is io n ista s a los,
mil quinientos, ap roxim ad am en te, miem­
bros de su fam ilia — la so cia lista — resi­
dentes en A m é rica , que con inexplicabla;
tozudez se han negado a pedir boleto do;
p asaje en el a rca . T a l vez sea porque,
el a rca hace ag uas. M enores y mayores,
según afirm an algunos enterados. O por­
que to d avía se les hace duro eso de creer
que ei e sc isio n ista es el tronco, y no li:
ram ita que se desprende de él. Un ma­
nojo de ram itas ca íd as de su s troncotresp e ctiv o s es la U .D .E .
Pero ese wa-i
nojo no da fuego ni ca lo r, como la teñí*
verde. Un poco de humo, si acaso, par#
h a ce r llo rar y o blig ar a la gente a quf
se m arche en busca de viento fresco.
Lo s arg on au tas de la n ovísim a arca
Noé tam bién
esp eran que, detrás
ellos, venga el d ilu vio.
Y acaso aclit
ten, porque estam os en d ía s de torme|
ta.
E n tre tan to , las
p asare la s del «re#
están te n d id as en esp era de náufrago!)
Aún faltan en e lla
algunos an im alia
pero ya irán , Dios m ediante y si el tlé#
po, como en las co rrid a s de torosl |l(
perm ite.
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