Año XXII Pamplona 24 de Mayo de 1916 Núm. 506 Con censura eclesiástica DIRECCIÓN V ADMINISTRACIÓN Biblioteca Católico-Propagandista TEJERÍA, 40, PAMPLONA :CD: LA CUESTIÓN SOCIAL te se ha de esperar de una gran efusión de caridad, es decir, de caridad cristiana, en que se compendia la ley de todo el Evangelio, y que dispuesta siempre a sacrificarse a sí propia por el bien de los demás, es al hombre, contra la arrogancia del siglo y el desmedido amor de sí, antídoto certísimo, virtud cuyos oficios y divinos caracteres describió el Apóstol San Pablo en estas palabras: la caridad es paciente, es benigna; no basca sus provechos; todo lo sobrelleva, todo lo soporta,,, 1 os obreros católicos han celebrado, con más o menos vitalidad, el vigésimo-quinto aniversario de la publicación de la famosa Encíclica Rerum novarum, dada por la Santidad de León XIII en 15 de Mayo de 1891. Es efectivamente tan hermoso documento la carta magna donde están maravillosamente trazados los derechos de los obreros al lado II de las obligaciones de los mismos, y las de todos aquellos Injusticia notoria sería decir que de veinticinco años a que pueden contribuir al remedio de la terrible cuestión esta parte no se ha trabajado en este campo conforme a social, como son los principes y golos cíeseos de Su Santidad León XIII, bernantes primeramente, los patroreproducidos después por sus sucesonos y poderosos, los sacerdotes y reres, y negar la luz sería negar que acligiosos, y todos, en fin, cuantos puetualmente se trabaja con ánimo y bríos dan con su consejo o su influencia, en la misma cantera y en los pocos su esfuerzo o sus auxilios, contribuir pueblos donde no ha llegado todavía al remedio urgentísimo del daño. la peste de la guerra. Refiriéndome más principalmente a España (una de "Apliqúese cada uno a la parte que las pocas naciones que guardan neule toca—decía Su Santidad León XIII tralidad en la actual contienda), hay al final de su Encíclica,—y prontísiuna gran cosecha y diversidad de mamente, no sea que con el retraso obras que con el título de sociales de la medicina se haga incurable el tratan de remediar la triste condición mal, que es ya tan grande. Den las lede los obreros, de los cuales se decía yes y ordenanzas previsoras los que en la misma Encíclica Rerum novagobiernan los estados; tengan presenrum, que actualmente difería poco de tes sus deberes los ricos y los amos; la esclavitud antigua, y parece que la esfuércense como es razón los proleúltima palabra en la materia es la tarios cuya es la causa, y puesto que creación de sindicatos y la federación la Religión es la única que puede de los mismos para poder mejor haarrancar de raíz el mal, pongan todos .—Sello céreo de los "sobrejunteros,, de líbanos cer frente a las organizaciones sociala mira principalmente en restaurar Fotografía de A. García Deán listas y anarquistas. Subsisten todavía las costumbres cristianas, sin las cualos antiguos círculos católicos de obreros, especie de junles esas mismas armas de la prudencia que se precisa, tas mixtas para estímulo, auxilio y protección de la clase son muy idóneas, valdrán muy poco para alcanzar el bien obrera; pero la experiencia o la moda han ido arrincodeseado.,, nándolos, levantándose sobre sus ruinas la organización, "Apliquen todos las fuerzas de su ánimo y toda su inlos intereses y las reclamaciones de clase o gremio que dustria los sagrados ministros, y precediéndoles vosotros, darán lugar a una reflorecencia de las organizaciones grevenerables Hermanos, con la autoridad y con el ejemplo, miales con distinto carácter al que tuvieron antes de la no cesen de inculcar a los hombres de todas las clases Revolución francesa, dando ocasión igualmente a la orgalas enseñanzas de vida tomadas del Evangelio; con cuannización patronal, bien distinta también de lo que fue tos medios puedan, trabajen en bien de los pueblos y esen tiempos de pública cristiandad. pecialísimamente procuren conservar en sí y excitar en los otros, lo mismo en los de las clases más altas que en los de las más bajas, la candad, señora y reina de todas las virtudes. Porque la salud que se desea, principalmen- III Porque no hay que olvidar, y en el aniversario vigési1 Corinth, XIII, 4-7. LA AVALANCHA 114 mo quinto de la Encíclica Reram novaram es ocasión muy apropósitopara recordarlo de nuevo, que, según las mismas enseñanzas pontificias, la terrible cuestión social no solo tiene por origen y causa el individualismo y la cruel usura (contra lo cual puede reaccionar la iniciativa privada), sino también y principalmente la apostasía de las naciones, contra lo cual igualmente puede reaccionar la iniciativa privada, levantando los ánimos y el corazón de todos los que de veras se interesen por el bien de la sociedad, para que, unidos en una aspiración común, pongan la mira y aunen sus esfuerzos para restaurar en la tierra la soberanía social de Jesucristo, que en nuestra patria fue la unidad católica con todas sus consecuencias. "Es preciso (decía León XIII) dar pronto y oportuno auxilio a los hombres de la ínfima clase, puesto caso que sin merecerlo se hallan la mayor parte de ellos en una condición desgraciada y calamitosa; pues destruidos en el pasado siglo los antiguos gremios de obreros, y no habiéndose dado en su lugar defensa ninguna por haberse apartado las instituciones y leyes públicas de la Religión de nuestros padres, poco a poco ha sucedido hallarse los obreros entregados solos e indefensos, por la condición de los tiempos, a la inhumanidad de sus amos y a la desenfrenada codicia de sus competidores.,, De donde claramente se ve que cuantos trabajen en el orden público municipal o regional, nacional o internacional, por volver las instituciones y leyes públicas al yugo amoroso de la religión de nuestros padres, son muy grandes amigos de los obreros y muy grandes amantes de la verdadera acción social. —ESTANISLAO. A LA VIRGEN DEL CAMINO, PATRONA DE PAMPLONA Tú lo sabes, María! Tú me viste A tus plantas llegar pálida y triste;_ Como temprana flor De muy lejana tierra transplantada, Como pobre viajera fatigada Que agobia el sinsabor. Y pasaron los años... y mi vida Tuvo días de dicha inmerecida, Pero siempre fugaz!... Y al llegar el dolor, mi pensamiento Hacia Ti se lanzaba en el momento Pidiéndote Ja paz. Tú lo sabes, María! La esperanza Hizo arraigar la ardiente confianza ' : Con que fiel te invoqué... Y poniendo en tus manos mis destinos, Recorrí valerosa los.caminos Apoyada en la fe. . Hoy, Señora, al final dé la jornada, Con el alma dé pena saturada, Te envío desde aquí, De mi lira las plácidas canciones Unidas con mis pobres oracionesAcuérdate de mí!... Tú lo sabes, María! Tú escuchaste Mis ardientes plegarias, y alejaste La ruda tempestad; Renació la bonanza, y en mi_ cielo Hizo brillar el astro del consuelo Tu ardiente caridad. Acuérdate, María, que constante Guardé tu devoción, y siempre amante Tus glorias ensalcé... Y en ofrenda de amor, pura y sincera, Te di mi corazón, mi vida entera, Y cuanto bueno hallé! El centenario de Covadonga EL colegio de la Inmaculada, de Gijón ha salido la primera voz que ha proclamado en público la necesidad de celebrar el Centenario de Covadonga, y justo es, por lo tanto, que Páginas Escolares recoja sus ecos. Cuantos asistieron a la fiesta de las bodas de plata de nuestro Colegio recuerdan, sin duda, las autorizadas y oportunas frases del R. P. Enrique Carvajal, provincial de la Compañía de Jesús en Castilla. A la verdad, las fiestas aquellas merecían terminarse pensando en el Centenario de Covadonga. Porque si con tanto entusiasmo, y con tanta razón para entusiasmarse, se celebraba entonces el vigésimo-quinto aniversario del nacimiento de un colegio, ¿cómo deberá celebrarse el centenario del nacimiento de la patria? El centenario de tan grande acontecimiento, si dignamente ha de celebrarse, no se ha de preparar en unos cuantos días o meses, como los centenarios de personajes ! Hacemos nuestro este interesante artículo que publica Páginas Escolares, de Gijón. Te di la pura flor que embalsamaba Mi hogar feliz... aquella que te amaba Sólo menos que a Dios!... Mi dulce Margarita, mi consuelo, Que me espera y me llama desde el cielo, Y de quien voy en pos! Ella también ante tu altar postrada La ofrenda te dejó, Madre adorada, De su filial amor, Y al verla tan sencilla y amorosa . - La quisiste a tu lado venturosa... Y te la dio el Señor! Oh, Virgen del Camino, no me olvides! Quiero que siempre con amor te cuides Y te ocupes de mí! Ya se acaba la tarde y muere el día... •Tu favor necesito, Madre mía, Quiero con ella estar cerca de Ti! Barcelona 1916 " RAQUEL (Jtfaiilde C", de Oíz) o de sucesos de importancia secundaria, que no piden más que alguna pequeña fiesta local, religiosa o literaria. Si ha de celebrarse, pues, el Centenario de Covadonga en 1918, preciso es ya desde ahora dar calor a esta idea. Por eso será conveniente que propongamos nuestros planes, por si los que pueden hacerlo se dignan apoyarlos y llevarlos adelante. Preciso será, ante todo (como atinadamente nos ha hecho observar el erudito canónigo de Covadonga Sr. Comas), que convengamos en la fecha del acontecimiento que trata de celebrarse, y podrá pedirse para eso (si ya no se ha pedido) el dictamen de la Real Academia de la Historia. De esperar es que esta corporación, de acuerdo con la mayor parte de los historiadores (entre ellos Gómez Arteche y Saavedra) señalará el año 718, aunque la lápida de Pelayo que está en la gruta diga 716. Urge, pues, prepararse en Asturias para 1918, como se están preparando también en Zaragoza para celebrar el centenario de su reconquista por Alfonso el Batallador, en 1118. Singular coincidencia la de estos dos centenarios maríanos y patrióticos, que marcan el principio de la reconquista asturiana y el hecho principal de la aragonesa, uno y otro con la milagrosa protección de la Santísima Virgen, que desde el portillo del muro zaragozano, como desde la cumbre del Auseva, puso en fuga a los moros y confortó los brazos de los guerreros de Cristo. Covadonga y el Pilar son como los dos polos sobre que gira toda la historia de España. ¡Qué ocasión tan oportuna nos ofrecen estos dos centenarios para recordar que la Espa- LA AVALANCHA 115 fia católica, todo cuanto es, es obra de !a Virgen Nuestra autoridad eclesiástica, y si parece conveniente, con el Señora y feudo suyo! apoyo de la civil, discuta o Heve adelante los proyectos Los aragoneses, por su parte, ya se han adelantado a que se propongan. preparar las fiestas de su centenario, cuya voz se dio en De esperar es que para el año 1918 las circunstancias,la Real Sociedad Económica de Amigos del País el 20 de que hoy son adversas a todo movimiento, se conviertan Octubre de 1915. No se retrasen por más tiempo los asen favorables. Si ahora están los ánimos preocupados con tures, que fueron los primeros en tomar las armas. Ni la guerra, bien puede esperarse que para entonces se dishemos de retrasarnos tampoco los católicos y los devofruten ya las dulzuras de la paz, y el comienzo de una tos de Nuestra Señora en toda España (que a todos nos nueva era, que necesariamente parece debe seguirse a tocan estos dos centenarios) dejando que en esta ocasión, tan universales transtornos, nos hará volver los ojos con como en otras semejantes, tomen la iniciativa los enemimás entusiasmo a Covadonga. Así lo dice el Sr. Vázquez gos, o los indiferentes den a las fiestas carácter profano Mella, cuyas elocuentes frases son oportunísimas para y mentidamente patriótico, en vez del católico y mariano terminar este artículo. que deben tener. ¿Qué fueran sin la Santina y sin la Pi~ "En esta hora crítica del mundo, en que una Edad terlarica, Covadonga y Zaragoza? Cuerpos sin alma, indesmina y otra comienza, los que se disputan la victoria pecifrables leyendas sin verdad. lean sobre cementerios españoles. El tronar de sus cañones no ha podido dominar la voz de gloria que habla a Preparemos, pues, en católico y en español neto los España desde las tumbas que encierran los huesos de los centenarios de Covadonga y Zaragoza, que toda España tercios y desde las olas que arrastraron los restos de la católica debe celebrar como un solo y gran centenario, el Invencible, y esa voz no es más que un eco de la que centenario de la Reconquista. sale de los dos sepulcros de esta gruta: el de D. Pelayo Preparemos, por de pronto, la parte literaria o científica, que requiere larga preparación. Propónganse pronto cerv . NAVARRA ^ támenes, y si parece oportuno, algún congreso mariano Estimúlese con buenos premios a los críticos sanos y eruditos, para que, con esta ocasión, defiendan nuestras venerandas tradiciones, contra los que ligera o impíamente han querido echarla por tierra Recójanse los ecos de la tradición verdadera que vagan en las leyendas; exhúmense datos que yacen entre el polvo de los archivos; búsquese luz en las alusiones de la arqueología. Pero lo que sobre todo importa, es prepararse a celebrar el centenario de la Reconquista imitando a los héroes de Covadonga y comenzando, como ellos, la reconquista moral de España bajo la égida de Nuestra Señora. Despiértese a la voz de la patria la fe dormida de los pueblos, con misiones, peregrinaciones y grandes fiestas; fúndense bajo el patrocinio de la Virgen nuevas obras católicosociales, o dése nueva vida a las que ya existen; prepárese por todos los medios posibles el reinado de la Santísima Virgen, principio y fundamento del reinado del Corazón de jesús. SARASA.—Bendición de una nueva campana para la iglesia parroquial .. Fotografía de D. Aquilino García Deán . N •Y para dar comienzo al reinado, comiéncese, como es natural, por coronar a la Reina, y aunque la coronación y el de D. Alfonso él Católico. ¡Virgen de Covadonga! litúrgica no se suele conceder sino a las imágenes anti¡Recoge esa voz entre los pliegues de tu manto, para que guas, y aunque es de fecha relativamente moderna la imaaquí donde empezó la Reconquista del cuerpo de Espagen de la gruta de Covadonga, ' y mucho más la de la baña termine la de su alma! sílica, la antigüedad de la advocación, los muchos mila¡Qué España despierte y escuche esa voz, y se busque gros y la importancia histórica serán razones suficientes y se encuentre, y se vea y se ame y se sienta a sí misma, para que se le tribute este honor. y sentirá correr por sus venas el raudal nunca superado de sus antiguas energías! Otros proyectos nos ocurren y otros irán ocurriendo a los que esto leyeren y sobre ello pensaren; pero ante Y cuando la paz serene las almas y despunte la aurora todo hay que esperar a que se constituya una junta o de una Ec*ad nueva, que vuelvan a congregarse en libre consejo (no la vayan a llamar comité, que le sonaría federación sobre la integridad del suelo nacional los puemuy mal a D. Pelayo), para que con la dirección de la blos peninsulares, y que los hijos emancipados de España la vean desde el Nuevo Mundo sin sombras ni cres1 pones que nublen su faz siempre hermosa, y que tienTodos saben que la imagen antigua pereció en un incendio. Ahora, uno de los más interesantes estudios que podían hacerse es el dan hacia ella los brazos de la gratitud y del amor para de averiguar la figura de ia antigua imagen. El P. Enrique Herrera, fortalecerla y fortalecerse.„ S. J., ha descubierto recientemente en Cillaperlata (Prov. de Burgos) una imagen que ¡leva el titulo de Covadonga y parece ser del siglo XII. Si se hallasen otras de este titulo en otros puntos, de la comparación podría brotar la luz. NAZARIO PÉREZ, S.J. LA AVALANCHA 116 RASGOS DEJift PATRIA RECU6RDOS N/WARRO5 DEL TEATRO DE LA GRAT7 GUERRA Las demás naciones beligerantes ON el conglomerado de pueblos que directa o indirectamente guerrean al lado de Francia, Inglaterra y Rusia, acontece algo parecido a lo que sucedía, y aun sigue sucediendo, con las prendas de vestir que salen de los arcones en las grandes fiestas de los pueblos, y hasta con los grotescos maniquíes que aquellas engalanan: que forman un conjunto abigarrado, donde tienen representación todas las castas y pelajes. En las fiestas de gran gala de la escondida aldea salen a relucir todos los géneros de indumentaria conocidos: sombreros de copa de siete pisos, y chisteras de uno solo sin entresuelo, de alas anchas o rudimentarias, y cepillados y resplandecientes, u opacos y de crespa cabellera; hongos fósiles, gorras antidiluvianas, monteras, calañeses y hasta tricornios prehistóricos; blusas, chaquetas y casacas del tiempo de los Faraones; pantalones anchos y largos, o recortados y ceñidos, y hasta calzón corto con faja de lana o seda; alpargatas, o bota, o zapato, o borceguí de la época de las Cruzadas; y capa andaluza o contemporánea del motín de Esquilache, de ancho cuello e interminable esclavina y paño recio que sostiene tiesa a la'prenda en el suelo; y mantillas y velos, y sombreros y jubones, y chales y miriñaques, y polisones y mantones de crespón y de Manila, y peinetas de las que usaría la princesa mora para cautivar a Sancho el Fuerte, y abanicos que debieron pertenecer a doña Endregoto de Lumbier; y completando el cuadro, cuerpos desgarbados, caras rechonchas, cuellos filiformes, bigotes atusados o lacios, patillas gitanescas y hasta perillas sin bigote; hombres blancos y verdes, mujeres y gramáticas pardas, gentes azules y bichos negros: en suma, uña colección de tipos raros, representantes de todos los puntos del espacio y de todas las edades de la historia. De un modo semejante vemos, en los campamentos aliados, guerreros de todas las castas con vestimentas para todos los gustos. En las caras de los combatientes pueden estudiarse todos los colores del iris, todos los tipos de cráneos aparecen entre ellos, así como todas las tallas y todas las lenguas y todas las religiones. Junto al casco, la corona de plumas o el turbante; al lado de las bordadas casacas, el primitivo taparrabos; cerca del cañón modernísimo, el hacha antigua y hasta la honda primitiva. Los ejércitos aliados forman un conjunto de elementos heterogéneos donde tienen representación todas las razas del mundo. Estas falanges de guerreros de todas las latitudes del planeta, vestidos con todos los uniformes conocidos, desde el flamante portugués hasta el sencillo japonés y el indio, es la larga columna que va a desfilar hoy ante nosotros, pero a paso ligero, que los tiempos no están para pensadas maniobras, y urge concluir ya la revista de los pueblos beligerantes que guardan remembranzas navarras. Puede decirse que en el grupo están comprendidos, además de Portugal en Europa, una gran parte de los países asiáticos y casi todas las regiones africanas, ya que todos o casi todos los pueblos de ambos continentes, y aun algunos americanos donde hay posesiones inglesas o francesas, son auxiliares más o menos eficaces de las naciones europeas que actualmente están en guerra. Portugal, compañero e inquilino de una de las varias habitaciones de nuestra casa, tiene recuerdos navarros de alguna consideración. Portugal y Navarra estuvieron aliados en 1295, y los navarros con los aragoneses y portugueses juntos sostuvieron porfiados combates contra los ejércitos de Castilla. En 1383, D.Juan I de Castilla penetró en Portugal, dispuesto a imponer por la fuerza el derecho que por su mujer le correspondía sobre este reino, y buscando el auxilio de Navarra, el rey Carlos II el Malo levantó un ejército numeroso y aguerrido de navarros, gascones,, bretones y otros, que por no poder mandarlo dicho monarca navarro, ya enfermo, lo confió al infante D. Carlos, primogénito del reino, quien marchó a Portugal acompañado de lucida comitiva de nobles navarros de la más elevada alcurnia. Bien recibido en Castilla, el infante navarro D. Carlos penetró con los suyos en el reino lusitano, asistiendo al sitio de Lisboa, el cual, aunque estrecho y riguroso, fue levantado por consejo del mismo príncipe, luego rey de Navarra, retirándose las tropas a Samarem; marchando Juan I de Castilla a Sevilla y retornando el navarro a su reino, con intención de reanudar más adelante las hostilidades contra los portugueses. Vuelto luego el rey de Castilla a Portugal, con escuadra poderosa, el infante Carlos de Navarra formó sus brillantes mesnadas, que comandaban, entre otros caballeros, D. Martín Enríquez de Lacarra, D. Gonzalo Ramírez de Baquedano, D. Arnalt de Luxa, Vizcondes de Meharia y Echauz, D. Bertrán de Armendáriz, Mosen Juan de Ozta, D. Diego Sarasa, D. Arnaldo de Ezpeleta, el Señor de Monteagudo, el de Aibar, el de Egúzquiza, D. Ramiro de Arellano, D. García Fernández de Olóriz, D. Diego López de Ávalos y D. Sancho de Montorio, y apresuradamente marcharon en auxilio de Castilla, entrando en país lusitano por Ciudad Rodrigo; pero las tropas de Juan I, impacientes y mal aconsejadas, empeñaron batalla con los portugueses antes de llegar el importante refuerzo de los navarros, siendo aquellas completamente derrotadas en Aljubarrota, sin que pudiera impedir ni aminorar tal desastre el príncipe navarro, pues cuando éste asolaba las comarcas de Liquejo recibió la noticia del descalabro. Otros muchos recuerdos tenemos de Portugal los hijos de Navarra. La infanta portuguesa D.a Catalina fue prometida del príncipe Carlosde Viana, y tan enamorada estuvo de él, que al saber su muerte retiróse al convento de monjas de Santa Clara de Lisboa. El príncipe D. Pedro de Portugal, después de realizar un largo viaje por todo el mundo conocido, visitó al rey Juan II de Navarra y le regaló dos hermosos caballos sicilianos. Se sabe que San Francisco Javier estuvo en Lisboa, en cuyo puerto embarcó para las misiones de Oriente. Y el eminente canonista Azpilcueta, o sea el célebre Doctor Navarro, a petición del Rey de Portugal fue a la Universidad de Coimbra, en la cual explicó su cátedra durante 16 años. Pasando al continente africano vemos que Marruecos y los demás estados de Berbería sometidos ahora al dominio o protectorado Francés, y que por lo menos oficialmente están en guerra con los imperios centrales, guardan también recuerdos nuestros. A Marruecos parece que.fue el rey de Navarra Sancho el Fuerte, dicen que en busca de aventuras amorosas, y que allí estuvo unos tres años, más o menos voluntariamente metido en graves aventuras guerreras y cinegéticas, puesto que se vio precisado a intervenir en las discordias civiles que ensangrentaron el Imperio; asegurándose por muchos que se dedicó a expediciones venatorias tan arriesgadas como la caza del león y otras. Consta también que D. Leonel de Navarra acompañó en 1399 al rey D. Martín de Aragón en su jornada a Berbería, llevando un estandarte con un lebrel de oro pintado por ambos lados, regalado por Carlos III el Noble; sabiéndose que se dirigió a Tortosa embarcado por el Ebro. No son para olvidadas las campañas del gran roncales Pedro Navarro al Peñón, Oran, Argel, Mazalquivir, Bujía y Túnez, así como la desgraciada de los Gelves. Ni tampoco debe omitirse la expedición realizada en el. reinado de Carlos III de España contra Argel, con una. LA AVALANCHA escuadra de 46 barcos mandada por el almirante navarro D. Pedro González de Castejón, aun teniendo presente j j u e el ejército de desembarco, dirigido por el general español O'Reylli, sufrió una gran derrota que quiso anunciarse al pueblo como una gran victoria; burdo escamoteo de la verdad, que la musa popular ridiculizó con coplas como esta: "Que por fin todo se errase, que la función se perdiese, que la gente pereciese porque Dios lo quiso así, eso sí. Pero querer persuadirnos en cada error un acierto, que no han muerto los que han muerto y que miente quien lo vio, eso no.,, ' ^ Debe recordarse la famosa expedición a Túnez, dispuesta por San Luis de Francia y Teobaldo II de Navarra, que ya conocemos; y la famosísima jornada de Trípoli en 1510, dirigida por el general Pedro Navarro, tantas veces nombrado, jornada de mucha gloria y éxito para las armas españolas. El célebre judío navarro Benjamín de Tudela estuvo, de regreso de su viaje, en las tierras de Egipto que ahora dominan los ingleses y que constituyen uno de los objetivos de los imperios centrales; habiendo pasado el mar Rojo, el río Nilo y las ciudades de Damieta, El Cairo y Alejandría, población esta que ensalza muchísimo. En Asia estuvo el mismo Benjamín de Tudela en infinidad de poblaciones, entre otras, en Tiro, Acre, Cafar-naún, Cesárea, Jafa, jerusalem, Balbek, Bagdad, Nínive, Babilonia, regiones de Afganistán, Arabia, Golfo Pérsico, mar de Ornan, costa de Malabar e islas de Ceilán y Socotora, muchas de las cuales son colonias de Inglaterra y le surten de soldados en la actual guerra, y toman, por tanto, parte en la conflagración. Ya sabemos que Cruzat señoreó el país, ahora en guerra, que se extiende desde el mar Negro hasta el mar de la India, según las noticias que los cronistas y las trovas que los poetas dedicaron a este intrépido navarro. Teobaído I y sus navarros ganaron fama imperecedera en Tierra Santa, especialmente en Monte Tauro y Antioquía, que hoy siguen la suerte del Imperio turco. Finalmente, muchos navarros distinguidos, y entre ellos el Arzobispo de Manila Fr. José Aranguren y el Capitán general de Filipinas D. Marcelino de Oraá, fueron al Archipiélago filipino dando la vuelta al África, pasando por la Guinea, el Cabo de Buena Esperanza, y la Isla de Madagascar y otras regiones de las que ahora figuran en la guerra; y yo creo recordar haber leído, en las memorias de este general navarro, sus impresiones de viaje por los citados países y muchos más. Y estos son los principales recuerdos navarros que encontramos en el teatro de esa gran guerra que aniquila a las naciones beligerantes y desconcierta y arruina al mundo. JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRÍA. UN APÓSTOL (Conclusión) Ni el hijo ni el padre le dieron las gracias al sacerdote; pero ól, seguramente, se dio por bien pagado con la raiTada de hondísima gratitud que le dirigió el marinero, y el temblor de la voz con que rompió éste a hablar en cuanto el P. Antonio se sentó a eu lado, y dándole una palmada en la espalda, le dijo: —Anda, vó contando eso. —Camina que caminarás, me he encontrado en la cala del Pinar. —María Siniísimal ¡Q'ié manera de andarl Y estará -aquello —Como un infierno, como toda la coBta—añadió el 11T Velacho.—Pero a mano drecha, al redoso de la puerta del Morro hay ana rinconada, y en la rinconada, abajo, como un bancal Y al bancal be bajado. —¡Misericordia divinal jAllll ¿Y cómo? —Arriendóme por el peña!, agarrado con las uñas; pero al subir, al subir le be vi-to h cara a la muerte, porque llevaba yo el sargo y tenía que mirar donde ponía los pies y laa uñas para no perderlo Total, que he estado suspendido un buen rato en un sitio, casi arriba; que en que donde ponía les manos se rompía la grava y caían piedraB y me daban en la cara Eu fin, que al llegar arriba me sangraban los dedos de los pies y saqué avería en el dedo gordo de este. Carne de gallina Be le puso al sacerdote al ver que señalaba el Velacho la avería con la uña del pulgar en la falange del índice, dando a entender que se había dejado en las rocas un trozo de media pulgada. Contó luego el Velacho que, cojeando cojeando, camina que caminarás, saltando cercas y pisando abroj is, habla recorrido tres lrguas a campo traviesa, y que una ve» en Villarnuevo habla visitado laa casas de los pudientes; y viendo que no podía vender el sargo y hallándose en tanta necesidad, había acudido al P. Antonio, a quien, la verdad, «le guardaba para las últimas». Recriminóle el párroco por su falta de confianza, y a ello contestó el Velacho que no había acu iido a él antea, «porque no y porque le sabía mal abusar de su hombría de bien y de su caridad) También ó! estaba caneado de que le hicieran limosnas; pero en su casa no habla pan ni lo fiaban en la tienda, porque hartos estaban, y con motivo — Y todo por falta de juicio y la ¡Misericordia divinal—le interrumpió el P. Antouio con cierto tono muy significativo y dándose una palmada en laa rodillas. Se entristeció profundamente el marinero, bajó la cabeza y con acento sombrío, murmuró: —Puede deeirlo, puede decirlo También me pasa eato por I03 maloi rumbos de mi mujer; por esto No es que sea mala ella; pero no lo guarda c;and) es hora. Ponerla a ella dineros en las tnanoB es como poner agua en un cesto ¿Y quá he de h^cer yo como no la mate? Dióle el cura muy cristianos consejos; le mandó que tratase bien, eatoncea más que nunc*. a su mujer, y al levantarse el Velacho, le d-jo muy cariflosamentt: —Y ahora, suímate, Maaue1 Ya tenó.s boy algo que c nner. Esta tarde irá el rae 1 co a tu casa Miñuna inañaua atnaaecerá COJOO UO/. NO te aparea, y avante; <iue to ios llsvamoa nuestra cruz. Pero, dime: ¿en dónde eBtuviete antea que aquí con el sargu? Declaró el Velacho que había estado en casa de Pancho Füáatica, de Botija, do González, de D. Caeto Hierbabuena En todas partes le hablan despedido diciéndolé que era caro..:.. Aquella gente, según el Velacho, no comía pescado más que cuando lo tiraban: mucha fantesia; pero el dinero muy estivado El señor Rafael ee lo hubiera comprado; pero el modo füó cosa de oir. El Velacho creía que cuando antafio les había echado de la casa el señor Rafael, había pagado su mujer todo el censal, pues para ello había vendido ól BU reloj de plata y ella unaB arracadas. Pues, no señor; con los líos de su mujer, todavía le quedaron a deber tres pesetas. El Velacho, que no sabía nada de esto, había ido a ca?a del aeñor Rafael, y éate, tomando el pescado, le dijo que se lo quedaba; pero «como había esto y esto* de las tres pesetas, que le descontaba una y quedaban doe. El P. Antonio casi dio un sa'toal oir eBto, y le preguntó al Velacho: —Y tú, ¿qué has hecho? ..- • _¿Yo?—contestó el marinero.—Ni palabra buena ni mala. He agarr ido ol sargo por la cabeza, y cou ól le he pegado dos guantadas en su cara de pan francés. Rompió el P. Antonio, al oir esto, eu carcaj adas tan frescas, que debieron de oíree desde la calle; se apretaba los costados para conten9r la risa, y se esEorzaba por hablar y dar a entender al marinero «que no, que no tomase aquella risa pnr aprobación de sus guantadas jMisericordia divinal, que no, que estaba mal hecho pegar aeí con uo pacado y fcunque fuera Bin pescado »; 118 LA AVALANCHA pero no daba pie con bola, y cada vez lo ponía peor. Se fuó el Velacho, y el P. Antonio, llorando de risa todavía, se quedó meneando la cabeza y acomodándose el birrete y e! balandrán, que a cada movimiento que hacía se le deslizaba hombros absju. Y, según su costumbre, la emprendió coneigo mi Bino, hablándose entre dientes: —¿H»g visto tú, Antonio, has visto y has oído? Pues ahí los tienes tal cual son. |QuÓ gente esta más endiablada! Porque de la piel da Juias nacieron, no hay qu^ dudarlo Pero la verdad es que, BÍ ellos son malos, padecer leB toca y sufrir, mrentraB que los otros ¡Válgate Dios, la poca caridad que hay en la tierra! Va este hom- los linajes, sangre nuestra hallaríamos en la de ese infeliz ¿y no he de hacer yo por ellos lo que pueda, que son saagre mía? Y aunque esto no fuera, y por encima de esto, ¿qué diji Cristo Jesús, Sefior NueBtro, vamos a ver: qué dijo? Pues que lo qne se hiciera por uno cualquiera de estos pobres se le hacía a Él miBoao Nada menos a Él miamo Y luego a estas gentes duras de entrañas y secas de corazón todo se lea vuelve recomendarles el juicio y que guarden lo que ganan y que sean bien criados y bien parlados |Uu cuerno, digo yo, y pase la palabrota! ¿Qué demonios van a guardar como no sea la saliva? ¿Y qué juicio vau a tener si los crían SARASA.—Estación del ferrocarril de Pamplona a San Sebastián Fotografía de D. Aquilino Afreta Deán bre a la fin del mundo y ee baja a loe miamos inñernos para sacar un pedazo de pan, y se deja allí desgarradas las uflas y la carne en las rocas, y luego viene aquí, y por caridad de Dios pide una peBeta por lo que le ha costado sangre de laB venas Y en todas partes jy hasta en tu misma casa, Antonio! en vez de hallar caridad, da con almas de cántaro que miran el pescado y dicen que es caro (Misericordia divinal jCaro el pescado que cuesta eudores de sangre y peligros de muertel Pero aunque sea caro |Sefior Uno y trino! ¿no ha de haber un poco de entraña pata decirle a un pobre: «Mucho pides; pero ahí va a 1RO para que puedas calentarte el estómago?» Y luego darte al otro la tentación de tomarle el pescado a cambio de deudas Mal estuvo eso de pegarle, DO lo niego; pero hay cosas que no pasan, vamos, que no pasan.... Temó un polvillo de rapé; ee subió el balandrán; se acomodó el birrete, que le tapaba ya media oreja, y prosiguió: —¡Pobres de Dios! La mujer en cama, y eabe Dios lo que va a ser de ella; él sin ropa y sin comida, y la pollada, que cabria toda debajo de una cofa de palangre, sucios, descalzos, desnudos y con hambre Cuando Bepa mi hermana que les he dado un duro, va a ser gorda la tremolina que me armará Porque lo sabrá, como llega a saber todas mía cosas Y yo, aguantando y temiéndola más que al enemigo malo, lo confieso Y me dirá que eso es tirar IOB cuartos, porque la mujer de ese desventurado no lo sabe administrar ¡Mira iú qué rezones! Pobre como ellos, pescador como ellos era nuestro abuelo, que esté en gloria Todavía; si hurgáramos en así? ¡Jesús, Señor! Y luego, lo que yo digo: que con todos eus vicios y sus faltas, tienen ellos más ley de Dios y más corazón que es* gente tan remilgada y descontentadizo Miró su reloj, vio que era hora de empezar el rezs de la mañana, tomó de encima de la mesa su viejo y voluminoso Totum, lo abrió, se santiguó y empezó diciendo: —Deus, in adjutorium meum intende: Domine, ad adjuvandum me festina - - - •- : , • ÁNGEL RUIZ Y PABLO. Al separarse recientemente del trust El Imparcial, a la vez que entonaba un mea culpa en aa artículo de fondo y daba por no existentes los diez afios do mala compañía que le habían privado en parte de su personalidad, enviaba a los diferentes frentes de batalla corresponsales escogidos, y precisamente del campo de las derechas. No creemos que por ello logrará Eeducir a toa católicos, como no sea a algunos que viven bien avenidos con todas las tendencias y que creen satisfecha BU piedad con ver anunciados en último lugar loa santos del día y las funciones religiosas. * ** Efectivamente, El Imparcial sigue siendo lo que siempre fue: defensor de un liberalismo templado, ecuánime, LA AVALANCHA -dulzarrón, aristocrático, pero, por eso mismo, más peligroso y funesto. No se busquen desplantes, ni campañas violentas, ni fraees de grueso calibre en sus columnas; no es eee su método, su manera. El Impareial es de los que saben decir las cosas con finura, con elegancia, y ya es sabido que para cierta clase de prensa «todo se puede decir con tal que se diga bien». Hace pocos días, por ejemplo, publicaba un artículo, alambicado, casi relamido; una de esas crónicas ligeras que para muchos son como el ápice y la quinta esencia del moderno periodismo. Hablaba de la guerra submarina, de no sé qué inscripción puesta por los búlgaros en u n campo de minas y de la resurrección de Cristo. Y decía: «Si Cristo hubiese resucitado de veras, no Aprovecharía para sus fines las armas con que la ciencia moderna ha desenvuelto el instinto homicida de Caín.» Ahí está, en un artículo, al parecer inofensivo, la negación del dogma fundamental del Cristianismo. Verdad «s que el autor no tiene pretensiones dogmáticas; que, como es natural, no intenta siquiera justificar su herética afirmación; no importa; los doctos se reirán de la petulancia del cronista; pero muchos, que conocerán de la Religión tanto como el autor del artículo, admitirán esa Al escribir las palabras que preceden, creemos habar cumplido con un deber, para recordar a los católicos que El Impareial signe siendo lo que siempre ha sido, y que, por lo tanto, sobre él siguen pesando todas las prohibiciones que contra él y demás periódicos liberales han fulminado muchos prelados en diversas circunstancias. La Sra. Pardo Bazáu ha sido nombrada CATEDRÁTICO de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Siu titulo y sin oposiciones; pero con sueldo. Por algo es ministro de Instrucción pública quien tampoco tiene título ni ha hecho oposiciones. Es lo que él se dirá: ¿no he llegado yo a ministro? ¿pues por qué no ha de llegar a catedrático la Sra. Pardo Bazán? . •-..-. * • - • * • La verdad es que hasta ahora conocíamos muchas señoras bachilleras. Pero ahora ya tendremos el ejemplo de ana que, sin pasar por el bachillerato, ha llegado a una cátedra do universidad. ¿Quién es el tonto que paga matrículas y se invierte un dineral en títulos, después de este precedente? NAVARRA "Vista, p a r c i a l del p-u.et>lo di© Sarasa. Fotografía de D. Aquilino García Deán afirmación como una verdad indiscutible. Y negando hoy la resurrección de Cristo, y mafiana otro dogma, y otro día ridiculizando, siempre de soslayo e indirectamente, a la Iglesia, a su culto, a sus leyes y a sus ministros, se va infiltrando en el pueblo, la duda primero, y la irreligión después. .._;._, . , . • * •• No es preciso anatematizar esta táctica. Ea «la guerra •de topos»—ahora está de moda la frase,—cien veces más peligrosa que la guerra a campo raso, cara a cara. Tal procedimiento es la perfidia erigida en sistema, que mata a mansalva, y que, fingiendo amor al orden y respeto a la Religión, Biembra los gérmenes del desorden, apaga la fe en las almas, y engendra ese esceptici-mo sin ideales, sin noción de tos deberes, que es la gangrena •de la moderna sociedad. ... ; •' No hay como vivir en tiempo de liberales para ver desatinos. ¿En qué se iban a diferenciar, si no, los liberales de las personas de sentido común? ~ , Los franceses se agitan extraordinariamente por conquistar nuestras simpatías. Nos envían sabios, cuadros, libros, todo lo que encuentran a mano y les eBtorba a ellos para las ntceú ladea de la guerra que con tanto motivo les preocupa. No3(<tros agradecemos los obsequios, pero creemos que no es eBta la ocasión más oportuna para h&cérn isloq. Ya que desaprovecharon la ocasión de 1897 y 1898, que era espléndida para esa clase de maoiféetaciuues, podíaa esperar algunos meses, o algunos aflos, a que se acabase la guerra, y entonegs se lo agradeceríamos muchísimo más. LA AVALANCHA 180 . Y parecería máa desinteresado el afecto. Sin que esto quiera decir que lo creamos interesado, El Sr. Azcárate ha dicho en un banquete, que é*l no ea el jefe del partido reformista, sino el abuelo. Y D. Melquíades Alvarez, qué actúa de papá de la criatura, debe ser, ea su consecuencia, el hijo del señor Azcárate. Y la madre, ¿quién eB? ¿la monarquía, o la república? Porque, como estoB señores son partidarios del matrimonio civil, cuesta trabajo saber con quién están emparejados. Y con la misma facilidad se emparejan con la una que con la otra. Q.deG. ¡MUESTRA QUEERES NUESTRA MADRE! (Fantasía) L pan dé cada día... la tribulación de cada día elevada al cubo... los niños descalzos... las naturalezas necesitadas de reconstituyentes... los eternos tiajecitos eternamente remendados... la escasa consideración de las mismas personas buenas, tan prontas a cualquier indicación de los ricos y poderosos... tan reacias y temerosas de cualquier visita de los pobres, aunque los pobres sean buenos. Señor, y ¿no cambiaría la si~~ tuación? Virgen Santísima... y no me inspirarías un medio para salir de apuros y poder hacer frente a tantas atenciones y cuidados? Y rezando el Acordaos, perdió la noción de la realidad i y se quedó dormido. ^ II Y soñó. Soñó que estaba de centinela, cargado con un fusil, con orden de hacer fuego contra los que no dieran la palabra sacramental, y tan vigilado por sus jefes, unos jefes malcarados y horriblemente antipáticos, que ni siquiera podía descansar sobre el fusil sin ser notado y anotado. Soñó que pasaban horas y no iban a relevarle, y que un sudor copioso invadía su cuerpo, y una sed espantosa abrasaba su boca, y un hambre vivísima mordía sus entrañas. Soñó que cuando iba a perecer, desfallecido, oyó unas descargas de fusilería primero y de artillería después, que en un principio le dejaron atónito, despertando después en él una cosa extraña, un ardor bélico que se sobrepuso al sueño, al hambre, a la sed y al sudor. El valle donde estaba situado parecía como incendiado; las balas silbaban a su alrededor; cerca de sus pies explotaban las granadas, y los cascos de los mil medios de muerte revoloteaban en horrible danza. ¡Ah! pero lo más horrible era no saber a quién defender; sentir una comezón, una como especie de necesidad de disparar el Fusil, y no saber contra quién dispararlo. En esto sonó el fatídico ¡Sálvese quien pueda! y vio correr en todas direcciones hombres que parecían fantasmas, la mayor parte de los cuales hablaban lenguas extrañas y no llegaban a término de salvación, pues caían en la mitad de la carrera. Tiró el fusil a un lado, se desembarazó del capote y echó a correr por campos desconocidos, saltando zanjas, vadeando ríos, huyendo vertiginosamente y escudriñando con vista espantada algún lugar donde refugiarse hasta que cayó rendido al peso de tanto dolor. _ Imaginando haber llegado para él la última hora, re- concentró sus afectos, y al apretar su corazón, que parecía que iba como a saltarle del pecho, tropezó con el crucifijo que le puso su piadosa madre el día que salió por primera vez de casa, y con la medalla de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que en el dorso tenía una fecha, la de sus bodas. Y entonces surgió en su pecho, avasallándolo todo, el recuerdo de su casa y familia, de su mujer y de sus hijos que al día siguiente de su muerte tendrían que pedir limosna, y estrechando con todas sus fuerzas aquellas dos prendas de! amor humano santificado por el amor divino, hizo un voto: el voto de no soltar la cruz de su estado, de llevarla con decoro, de no quejarse de su condición, si la Virgen Santísima le concedía la dicha de poder volverse a postrar ante su Pilar bendito, después de besar el hueco que testifica el amor de miles y millones de seres agradecidos a las bondades, al cariño y a la misericordia de la Madre por excelencia, ante quien todas las generaciones pasan pidiéndole su amparo y protección. ' ' , . III Al anochecer de muchos días se ve a un matrimonio modesto atravesar la calle de Alfonso en Zaragoza, y postrarse ante la imagen benditísima, símbolo y compendio de la fe, de ia piedad y de la grandeza de España. Cuando el concurso de gentes les permite acercarse a la verja que resguarda el celestial tesoro, se postran humilde y fervorosamente y recitan una oración que no se diferenciará mucho de esta: —Virgen Santísima, Madre nuestra; sin tu auxilio y protección no podemos cumplir la voluntad de tu Santísimo Hijo, y caernos rendidos al peso de nuestra flaqueza, envueltos en las redes que nos tiende el enemigo; pero bajo tu amparo y misericordia lo imposible se vuelve fácil y llevadero. ¡Monstra te esse matrem! PEDRO CRFSPO. TEOLOGÍA POPULAR ¡QUÉ HERMOSO ES EL CIELO! ABLBMOS del cielo. Es cuestión nueva de que nadie se atreve a hablar: la ocasión nos brinda y no hemos de dejarla perder. Hibiernos del cielo, porque el cielo es la solución de mochas cuestiones, y también de la cuestión social. ¿Se líen los lectores? Pues, escuchen. Eu un. mitin obrero italiano dijo un orador socialista: «Nos han quitado el cielo quitándonos la fe: déjennos hacer un cielo en este mundo. Que nosotros pasemos toda la vida trabajando y loa capitalistas gozando, no es jaBto. Antea que despojaran & la Iglesia de sua bieneB, los canónigos eran ricos, y como no tenían hijos, después de satisfecho su estómago daban sus rentas a IOB pobres. Pero los burgueses no tienen jamás bastante para ellos y dejan morir de hambre a loa pobres. Esto no lo podemos tolerar: déjennos también gozar a nosotros, y si no lee obligaremos por la fuerza.» El cielo, pues, es indispensable: el hombre necesita 8atiefacer el hambre de bieuestar, de felicidad, que siente en su corazón: necesita un cielo: pero este cíelo acá, en eBta vda no 63 posible: luego hay que buscarlo donde la fe nos dice que está. Discurran y quiébrense los cascos los sociólogos, y den a la cuestión todas las vueltas que quieran; jamás los obreros llegarán a lo que aspiran; porque no es posible que todos eean ricos y vivan sin trabajar, y pasen la vida holgando. Es verdad que los jefes del socialismo se lo prometen; pero les engañan miserablemente, alimentando sus ilusiones con sistemas utópicos y asociaciones que no cambian la condición de proletario. Tal vez en algúu caso la.. LA AVALANCHA -mejorarán algo; pero jamás llegarán a la soñada felicid a d , al cielo que buscan: en este mundo no hay cielo. £1 cielo lo goza Dios, y Dios ha prometido admitir en -41 a los que se lo merecen: «Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos.» Y a los que son generosos y caritativos con sus hermanos: «Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.» etc. Pero de eBte cielo se hacen indignos los incrédulos, porque «sin fe es imposible agradar a Dioa.» Se quedan p o r consiguiente BÍQ cielo en eBte mundo, porque no Fb liay, y sin cielo en el otro, porque lo desmerecen con eu impiedad, jlnfelie, maldita suerte! ¿Cómo podrán jamás pagar al incrédulo el mal que le hicieron los que le quitaron la fe? El hombre sin fe, ¿adonde irá a buscar un consuelo en IOB mil reveEes de la voluble fortuna, en tas enfermedad e s a veces incurables, en las angustias del espíritu, en lae tristezas ocultas del corazón? ¿Cómo tranquilizará la conciencia exasperada, implacable, por los arrebatos de una pasión a los malos paeos de una edad inconsiderada? ¿Cómo levantará los ojos a! cielo el incrédulo, si cree que en suerte no difiere de ia suerte de los irracionales? Empero loa católicos miramos al cielo y exclamamos: iquó hermoso es el cielo! y detrás de eee, vemos otro más hermoso con la fe, y nos gozamos con la esperanza de alcanzarlo. Y este gozo lo sentimos más en festividades como la Ascensión, que vamos a celebrar la próxima Bemana, y con razin. La gloria de Jesucristo es prenda segurísima de la nuestra: alií gozaremos con Jesucristo, a quien adoramos, amamos y servimos agradecidos, como a nuestro dulcísimo Redentor. Esta dutae esperanza es ya en la tierra un cielo anticipado, bálsamo del espíritu y consuelo del corazón. Con «Ha el católico Jleva en paz sus trabajos, porque «Bienaventurados log que lloran, parque serán consolados.» Con ella sufre bien las contradicciones, porque «Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.» Con ella, como timón y áncora poderosa, navega seguro, sin presunción ni envidia, por el proceloso mar de la vida, hasta que llega ai puerto feliz donde todo es alegría. {Miremos al Cielol . . . . . . R.deG. ALMAS VÍRGENES, VÍRGENES PURAS, yo os S A L U D O %' • • ' ' A Sor María Concepción Sayas Arnedo.flot delicada de nuestro jardín navarro, en el monasterio de Madres Capuchinas de Cataíayud. Por los largos corredores del convento van las monjas sus deliquios suspirando, son las vírgenes que trovan sus amores, . •• castos, puros, delicados; van las legas, las humildes, las primeras, abejitas laboriosas de los claustros; van después las que son madres, las mandonas, las que rezan en ei coro los breviarios, de sus manos penden largas disciplinas '• , , cual rosarios de punzantes, duros garfios. • .' Yo las veo como sombras espectrales de otros siglos que pasaron, cuando todas las grandezas de la Iglesia se encerraban en los claustros; cuando reinas arrojaban sus coronas y princesas despreciaban los brocados y señoras ¡ay! dejaban las diademas, sus riquezas y regalos, •'y en las sombras de los claustros monacales escondían sus encantos; y sus carnes delicadas envolvían en los paños bordos, toscos, de los hábitos. Y las reinas y princesas y señoras con horribles penitencias y desmayos, " con cilicios y vigilias y oraciones • consumían ¡pobres mártires! sus años. ' ' 181 Y vivían sonriendo como esposas que se aduermen en los brazos del Amado, y morían a la vida sonrientes * porque Amor las estrechaba entre sus brazos y cerraba aquellos ojos con un beso y sellaba aquellos labios con sus manos, y t ornaba aquellas almas dulcemente • -v . y en su.pecho hecho sagrario •'.-.> las llevaba con deliquios amorosos - ,. r-. hasta el trono a sus virtudes preparado. Yo os contemplo con mis ojos de poeta desfilando por los claustros; os he visto con mi fe, que no ilumina, y al pensar en vuestras vidas he llorado, que los pobres pecadores no entendemos que esa vida penitente es un regalo, "que las almas de Francisco y Santa Clara en el yunque del martirio se forjaron, que el dolor da a vuestras almas fortaleza y con lágrimas se limpian los pecados; que el camino del sufrir llega hasta el Cielo por veredas que los hombres olvidamos. Yo he llegado quedamente a vuestra celdas y su tétrico silencio me ha espantado, y en el coro he sorprendido santos rezos, mientras ibais blancas carnes azotando, hasta ver cómo ía sangre gota a gota se cuajaba en los remansos; - _ • y he pensado fuerais g-andes pecadoras o que crímenes horribles y callados os llevaban a sufrir esos martirios tan crueles e inhumanos. . ' . Si sois santas, si sois buenas, ¿por qué tantas". pavorosas penitencias a diario; por qué, vírgenes, negar a vuestros cuerpos ' ,. la comida y el descanso . , y dejar a media noche el duro lecho • cuando el sueño hubo cerrado vuestros párpados y buscar esos silencio espantables... y a los pies de los sagrarios .,, _? -..'.. -' •olvidarse de la vida, • ' ' ' -""* ' desta vida que nosotros adoramos? ¿Por qué tantas, tan horrendas penitencias, azucenas, blancas, puras, sin pecados? Ya comprendo tan horribles sacrificios; •es Amor que a vuestras puertas ha llamado, es Amor que en vuestros pechos se ha escondido, es Amor que se deleita en vuestros brazos, e s Amor que os ha ceñido los cilicios y por Él habéis vestido pardos hábitos y dejasteis la casita solariega por e' lóbrego recinto de estos claustros, y perdisteis los abrazos de la madre, s u s caricias y regalos, y perdisteis ¡tantas cosas, tantas cosas, por gozar de los amores del Amado! . Ovejillas, blancas, puras, inocentes, : que vivís entre trigales de pan blanco, •entre lirios y jazmines y azucenas regaladas con manjares delicados. ¡Ay! qué bello es el pastor que os enamora, cómo cuida los descuidos con cuidado, que ovejilla que se ha herido en los espinos el pastor la toma luego entre sus brazos. jAy! qué amante es el zagal, cuánto os adora, -ovejillas que a su aprisco habéis llegado. ]Ay! qué amores más hermosos son los vuestros ¡ay! qué vida de dulzuras y de encantos. Cuando llega el pastorcilio quedamente, tan hermoso, tan sencillo, tan gallardo, y se esconde en vuestros pechos amoroso y allí vive como esclavo... ¡Ay! Amor, tú eres a'iento de las almas, iay! Amor, tú eres la luz de los sagrarios, e r e s muerte que da vida más dichosa, y eres Dios por el amor crucificado. Ya no lloro vuestra vida penitente, ya no tengo por locura vuestros actos, ni me burlo de esas horas de martirios; hoy besara religioso vuestros hábitos y con llanto de virtudes regaría . vuestros blancos pies descalzos. f _. ( . '- : *• — ••.-_, Almas vírgenes de Cristo imitadoras que lloráis hoy como vuestros mis pecados. ¡Almas puras, almas vírgenes hermosas, contempladme descubierto a vuestro paso! C I R O ROVO. LA AVALANCHA 122 NUESTROS GRABADOS Sello céreo de los sobrejunteros de Obanos, —En ei Archivo de Navarra se conserva este sello céreo, que pende de un pergamino en el cual está escrito un convenio entre loa sobrejunteros de la Jauta de Obanos y los de las villas y ciudades del reino de Navarra, fechado el 1297, comprometiéndose a la ayuda mutua para guardar y conservar sas fueros y privilegios, y determinando la imposición de severas penas y multas a los contraventores. Nuestra fotografía—que es el reverso del sello—representa un guerrero a caballo, empuñando la espada con la diestra y defendiéndose con el escudo sostenido por la mano y brazo izquierdos. En la leyenda que le bordea Be lee lo siguiente: *i PRO : LIBÉRTATE : PATRIA : GENS : LIBERA : 8IAT. En el número de LA AVALANCHA del 24 de Marzo de 1914 publicamos el anverso de este sello céreo. La iglesia parroquial de Sarasa está dedicada a San< Martín; su categoría es rural de 1,» clase, dotada con 825 pesetas y 375 para el culto. Nombra su párroco el dueño del palacio de aquella localidad, que hoy pertenece a la señora D.a Dominica Sarasa y Sagaseta, casada con don Martín Solano Caraefl. El palacio de Sarasa pertenecía a los denominados cabo de armería, los cuales eran coneHeradoa por el Fuero como exentos de toda jurisdicción, aun de la real, podían Bervir de asilo a los criminales que se refugiasen en ellos, y BUS dueños tenían voz y voto en las cortee generales del Reino. Existen documentos que demuestran que en 1237 era dueño del palacio de Sarasa D. Elimino Pérez; en 1276, D. Ferrán Gil; en 1345, D. Martín Ferrándiz; en 1415, D. Ferrando de Sarasa; en 1427, D. Gil García; en 1486,. D. Juan de Uris, y en 1723, D. Agastín de Sarasa. A ESA REVUELTA Bendición de una campana para la iglesia de Sarasa—El día 24 de Abril de 1916 se bendijo en Sarasa una campana construida en loe acreditados talleres de D. Isidro Albizu, de Pamplona, campana que pesaba 564 kilogramos (42 arrobas), y cuyo sagrado acto reproduce nuestro grabado. Por lo que se reñere a la reseña de eBte suceso, he aquí una carta que apareció en un periódico pamplonés y que decía así textualmente: tSarasa, 24 de Abril de 1916. Hoy, segundo día de Pascua, ha sido de gran regocijo en eate pueblo con motivo de la bendición y colocación de una hermosa campana en la torre de la iglesia parroquial, habiéndose disparado durante todo él gran número de cohetes y voladores. El solemne acto se ha celebrado a las cinco de la tarde, en el atrio del templo, donde se hallaba congregado todo el vecindario y muchos forasteros, encontrándose en lugar preferente el alcalde D. Antonio Ramírez. Bendijo la campana con las preces litúrgicas el párroco D. Crisanto Jáuregui, y fueron padrinoB el propietario pamplonés D. Martín Solano y BU bellísima hija la señorita Vicenta, quien representaba en el acto a su distinguida madre, que no pudo asistir a la sagrada ceremonia. La campana, que es una grandiosa pieza, está dedicada a Nuestra Señora del Rosario, y lleva en derredor esta inscripción: «Se hizo siendo Párroco el Licenciado D. Crisanto Jáuregui, y padrinos los patronos de esta parroquia don Martín Solano y doña Dominica Saraea, el año 1916.» Terminada la bendición fue elevada la campana a la torre, Bi'n ningún contratiempo, y momentos después el distinguido señor D. Martín Solano obsequió a los concurrentes con refrescos y merienda.—El Corresponsal* Estación del ferrocarril en Sarasa.—El ferro- carril directo de Pamplona a San Sebastián, que fue inaugurado al servicio público el 19 de Enero de 1914, tiene estación en el pueblo de Sarasa y diBta 16 kilómetros de Pamplona: es la que reproduce nuestra fotografía. Vista parcial de Sarasa.—Este pueblo, que se compone de 31 edificios y 138 habitantes, se encuentra a 12 kilómetros de Pamplona, en la carretera que de esta ciudad conduce a Guipúzcoa por Irurzun. Pertenece a la cendea o ayuntamieüto de Iza, y BUB vecinoB, labradores o pecheros, compraron en 1484—dice el historiador Yanguas—el lugar despoblado de Sarluz, jantoaloa términos de Sarasa, franco y libre de bijosdalgo, y reconocieron pecha perpetua, segúa fuero, al Rey, a quien ee obligaron a pagar anualmente 18 sueldos de dineros cariines. ¡Ya e r a hora!—Dice un colega: * Reglamentación de películas cinematográficas. —La Asociación de estudios peniteociarios y rehabilitación de delincuentes, presidida por el Sr. Lastres, ha entregado al Ministro de la Gobernación una solicitud interesando la reglamentación eñcaz de las películas cinematográficas, para evitar las frecuentes exhibiciones de dramas enmates. De esperar es que el Ministro ponga mano en este asunto urgentísimo, sin perder memento.» C u r i o s i d a d e s . Un teléfono barato.—En días de lluvia y con el psraguae calado pueden los lectores ejecutar una curiosa experiencia de reflexión y concentración del sonido, que no deja de eer interesante. Basta que dos personas ee sitúen de espaldas a cierta distancia, oponiéndose mutuamente las concavidades de BUS respectivos paraguas mojados. Manteniendo los mangos horizontales a la altura de la boca y IOB oídos se puede sostener una conversación, que no podrán oir las personas intermediarias. La explicación es muy sencilla. Las ondas sonoras se dispersan bacia la concavidad del paraguas transmisor y en ella E6 refltjan hoiizontalmente, concentrándose en el paraguas receptor. Es, en verdad, un teléfono batato y que no exige el entenderse con ninguna central, ni pagar abonos, ni andarse con reparaciones. P u b l i c a c i ó n r e c o m e n d a b l e . — P o r referirse a la excelente revista que publica en Santiago el virtuoso y sabio jesuíta pamplonés R. P. Luía María Ortiz, tan querido de todoB nuestros lectores, reproducimos con satisfacción, haciéndolo nuestro, el siguiente suelto publicado en el Boletín Oficial Eclesiástico de las diócesis de Tarazona y Tartela. Dice BBÍ: c Catecismo de niños y niñas. Revista infantil quincenal ilustrada.—Se publica en 8ontiago de Compostela bajo la dirección del R. P. Luis Ortiz, de la Compañía de Jeeús. Es órgano del catecismo compostelano, que ee distingue por eu organización, provechoso método y afamida importancia. Hemos visto ua número de la Éevista infantil, y a la verdad, noa ha producido una impresión gratísima. Bien presentada y bien escrita, es instructiva y amena, atrayente y sugestiva, reflejando el candor, alegría y encantos de 'os niflos, no menos que la du'zura, simpatía y cariflo ioefable del suavísimo JeaÜB hacia I03 pequefluelop. Ea ella también parece verse retratadas laa bellas cualidades1 de su Padre director: candor de niño, corazón de aposto , celo de propagandista, claridad de talento, vivacidad de ingenio, gusto de literato versado en tajees pe- LA AVALANCHA riodfsticaB y conocido por sus amenos e interesantes escritos en El Mensajero dd Corazón de Jesús, que aniuaabaa y enardecían santamente las almaB, y sobre todo, y es lo que tnáB vale, fervor de buen religioso. Contiene ia revista, artículos doctrinales en forma adaptable a tiernas inteligencias, bonitoe grabados para interesar y fijar la atención de inquietas imaginaciones, variedad de cuentos, fábulas, versos, anécdotas, sueltos, cartas, cánticoe, etc., para entretener $ contentar a la difícil geote menuda. Los Sres. Párrocos y catequistas encontrarán recursos para su delicado ministerio. Merece nuestra recomendación, advirtiendo además que es muy económica, puee, a pesar de ?er quincenal, la suscripción por año escolar eólo cuesta el módico precio de 3 pts., o siendo por corresponsal, 3'50. Director: B. P, Luis María Ortiz, S. J., Rúa Nueva, Santiago. > TJn b l a s f e m o c o n d e n a d o p o r e l J u a g a d o d e l Centro.—Leemos en UQ querido co'ega de Madrid: «El día 3 del corriente mes, fiesta de la Invención de la SanU Cruz, pasaba por loa soportales de la Plaza Mayor el R. P. Martín, secretario de los PP. Pautes, cjn varios estudiantes de su Congregación, cuando, al llegar frente a la tercera Casa Consistorial, UQ infeliz empleado del mismo Ayuntamiento vomitó per BU inmunda boca una horrible blasfemia contra Dios Nuestro Señar, en el preciso momento que el R. P. Martín pasaba jauto a ól, sin duda porque le ofendía la vista del ministro del Sefior, y creyendo con ello causarle un agravio e injuria, sin reparar que él mismo quedaba peor parado; abalanzóse el referido Paire hacia él, increpándole cm energía; hízole ver lo abominable de BU conducta y el mal uso que hacía de los beneficios que el Señor, a quien tan desatentadamente ofendía, le hacia, y estando apostrofándole de este modo, acertó a paiar por aquel lugar el señor capellán da la Bsfiora baronesa viuda del Castillo de Cairel, el cual, un:óadose y apoyando al referido Padre, llamó a un guardia municipal, se hizo la competente demanda celebróle el juicio de faltas el 'unes 8 del actual, y el infeliz y desgraciado blasfemo iaé condeaado por el digno señor juez municipal del Centro, a 50 pesetis de multa, cinco días de arreato y todas las costas de¡ juicio, aplicándole el articulo 886, núm. 2 del Código penal. Si todas las autoridades y transeúntes hiciesen lo mismo al oir e3e infernal lenguaje, desdoro de nuestra nación, no se repetirían con tanta frecuencia y DO herirían nuestros oídos a cada paso esas palabras tan soeces y abominables, vomitadas del abismo contra un Dios tres veces santo.» XJn a r t i s t a n a v a r r o e n el C a s t i l l o d e J a v i e r . —El joven y notabilísimo artista pamplonés D. Riimun- 123 do Urio ha querido consagrar al gran Javier las primicias de su carrera artística, y demandar su protección para que las empresas de arte que acometa, cedan en bien de la Religióu y honra de Navarra. Al efecto, el domingo 14 del corriente celebróse en la basílica del Santo Apóstol una solemnísima función, en, la que recitaron un hermoso diálogo, acerca de las excelencias de María Inmaculada, dos niños alumnrs de la Escuela Apostólica. El Sr, Urío cumplió la promesa que hiciera «] Santo Apóstol, ejecutando en eata función, acompañado al armonio por el notable organista de Santa María de la ciudad de Sangüesa, D. JesÚ3 Vallejoa, la hermosa romaica en fa de Beethoven, que fue oída con religioso e imponente silencio. A tan solemne acto religioso siguió una agradable e instructiva velada en la que el simpático Sr. Urío, con la cooperación del distinguido pianista Sr. Vallej is, obsequió a la distinguida concurrencia c^n la ejecución de obras de loa mejores autores, entre otroe, Albéniz, Sarasate, Paganini y KreÍBler, poniendo de relieve los recursos de BU arte, que eon muchos, y escuchando al final de cada uua nutridas silvas de aplausos, que se doblaron al ejecutar como final del acto su obra «J:>ta navarra>, la que mereció ser repetida y fue premiada con prolongados y entasia tas aplauaos, de loa que el Sr. Urío guardará perenne recuerdo. Urío, con BU vio'ín, sugestiona; aBÍ que no ea extraño que Madrid, Lisboa, Paria y Berlín, a pesar de las exigencias de BUS públicos, le hayan aclamado, puea se revela como artista en toda la extensión de la palabra; y con el acto de dicho día señala el derrotero a seguir a otros genios del arte y de la ciencia: acogerse a la protección del gran Apóstol, patrono de Navarra. Que si San Francisco Javier es patrono de Navarra, ¡o CB, especialmente, de BUS hijos predilectos, de los navarros privilegiados que han recibido de Dios dones especiales, a los cuales no puede ser ajeno el patrono y protector de BU patria. Navarra debe corresponder a la protección que Je dispensa su santo patrono. Puee, aunque son muchos loa navarros que le tienen devoción y le visitan durante el año individualmente y por familias, no debe huber ni un navarro, ni menos navarra, que deje de llegarse a su castillo, a llenar su corazón del celo del apóstol y a modelar su espíritu en el gigante de su patrono. A e;te fin Be han organizado en lo que va de año cinco tandas de ejercicios espíritus les para señoras, y se espera que pronto podrán organizarse para hombree. La velada resultó un acto de gran brillantez, a cuyo éxito contribuyó en gran manera la labor del acompañante Sr. Vallejoa, quien demostró tener muy merecida la fama que goza de pianista notable. A despedir a los señores Urío y Valiejoa salieron, hasta las afueras del Castillo, los niños apostólicos y algunoa Padres del Colegio, significando a los artistas BU agradecimiento por la labor realizada. Que San Francisco Javier les proteja. f t D. Pedro Zaragüeta Lecumberri D. Serapio Peralta y Leyún socio de la ^Biblioteca Católico-Pro pagan dista, socio de la «Biblioteca Católico-Propagandista», falleció en Pamplona el día 9 de Mayo de 1916. falleció en Pamplona el día 19 de Mayo de 1916. R. I. P. R. I. P. La referida Sociedad y su órgano en la prensa LA AVALANCHA ruegan á los socios, lectores y personas -piadosas que ha <}an la caridad de encomendarles á Dios en sus oraciones. Su Santidad el Papa León XIII, en Breve de 19 de Diciembre de 1890, concedió sesenta días de indulgencia por rezar cinco padrenuestros y avemarias en sufragio de las almas *ie los socios difuntos. PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jetos García, calle a» l a h i u u e u , aumeru b¿. 124 LA AVALANCHA GAIA OE AHORROS DE "LA VASCONIA" ARRILLAGA HUCHAS METÁLICAS DO* O i J" O • RELOJERO a 9 ÓPTICO • » 2 £ S> ¡ Zapatería, 50, PAMPLONA I*A VA^OOSíA, Sociedad anónima de Banca y Crédito, ha implantado en su Caía de Ahorros las huchas metálicas que tanto éxito han alcanzado en el extranjero y en varias provincias de España, con cuyo sistema se fomenta la virtud del ahorro I que tantos beneficios proporciona ¡al que la practica. Es la primera Sociedad que establece este servicio en Navarra. 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