La Avalancha : revista ilustrada. Año 22, n. 506 [i.e. 509] (24 mayo

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Año XXII
Pamplona 24 de Mayo de 1916
Núm. 506
Con censura
eclesiástica
DIRECCIÓN V ADMINISTRACIÓN
Biblioteca Católico-Propagandista
TEJERÍA, 40, PAMPLONA
:CD:
LA CUESTIÓN SOCIAL
te se ha de esperar de una gran efusión de caridad, es
decir, de caridad cristiana, en que se compendia la ley de
todo el Evangelio, y que dispuesta siempre a sacrificarse
a sí propia por el bien de los demás, es al hombre, contra
la arrogancia del siglo y el desmedido amor de sí, antídoto certísimo, virtud cuyos oficios y divinos caracteres describió el Apóstol San Pablo en estas palabras: la caridad
es paciente, es benigna; no basca sus provechos; todo
lo sobrelleva, todo lo soporta,,, 1
os obreros católicos han celebrado, con más o
menos vitalidad, el vigésimo-quinto aniversario de la publicación de la famosa Encíclica
Rerum novarum, dada por la Santidad de
León XIII en 15 de Mayo de 1891. Es efectivamente tan
hermoso documento la carta magna donde están maravillosamente trazados los derechos de los obreros al lado
II
de las obligaciones de los mismos, y las de todos aquellos
Injusticia notoria sería decir que de veinticinco años a
que pueden contribuir al remedio de la terrible cuestión
esta parte no se ha trabajado en este campo conforme a
social, como son los principes y golos cíeseos de Su Santidad León XIII,
bernantes primeramente, los patroreproducidos después por sus sucesonos y poderosos, los sacerdotes y reres, y negar la luz sería negar que acligiosos, y todos, en fin, cuantos puetualmente se trabaja con ánimo y bríos
dan con su consejo o su influencia,
en la misma cantera y en los pocos
su esfuerzo o sus auxilios, contribuir
pueblos donde no ha llegado todavía
al remedio urgentísimo del daño.
la peste de la guerra. Refiriéndome
más principalmente a España (una de
"Apliqúese cada uno a la parte que
las pocas naciones que guardan neule toca—decía Su Santidad León XIII
tralidad en la actual contienda), hay
al final de su Encíclica,—y prontísiuna gran cosecha y diversidad de
mamente, no sea que con el retraso
obras que con el título de sociales
de la medicina se haga incurable el
tratan
de remediar la triste condición
mal, que es ya tan grande. Den las lede
los
obreros, de los cuales se decía
yes y ordenanzas previsoras los que
en la misma Encíclica Rerum novagobiernan los estados; tengan presenrum, que actualmente difería poco de
tes sus deberes los ricos y los amos;
la esclavitud antigua, y parece que la
esfuércense como es razón los proleúltima palabra en la materia es la
tarios cuya es la causa, y puesto que
creación de sindicatos y la federación
la Religión es la única que puede
de los mismos para poder mejor haarrancar de raíz el mal, pongan todos
.—Sello céreo de los "sobrejunteros,, de líbanos cer frente a las organizaciones sociala mira principalmente en restaurar
Fotografía de A. García Deán
listas y anarquistas. Subsisten todavía
las costumbres cristianas, sin las cualos antiguos círculos católicos de obreros, especie de junles esas mismas armas de la prudencia que se precisa,
tas mixtas para estímulo, auxilio y protección de la clase
son muy idóneas, valdrán muy poco para alcanzar el bien
obrera; pero la experiencia o la moda han ido arrincodeseado.,,
nándolos, levantándose sobre sus ruinas la organización,
"Apliquen todos las fuerzas de su ánimo y toda su inlos intereses y las reclamaciones de clase o gremio que
dustria los sagrados ministros, y precediéndoles vosotros,
darán lugar a una reflorecencia de las organizaciones grevenerables Hermanos, con la autoridad y con el ejemplo,
miales con distinto carácter al que tuvieron antes de la
no cesen de inculcar a los hombres de todas las clases
Revolución francesa, dando ocasión igualmente a la orgalas enseñanzas de vida tomadas del Evangelio; con cuannización patronal, bien distinta también de lo que fue
tos medios puedan, trabajen en bien de los pueblos y esen
tiempos de pública cristiandad.
pecialísimamente procuren conservar en sí y excitar en
los otros, lo mismo en los de las clases más altas que en
los de las más bajas, la candad, señora y reina de todas
las virtudes. Porque la salud que se desea, principalmen-
III
Porque no hay que olvidar, y en el aniversario vigési1
Corinth, XIII, 4-7.
LA AVALANCHA
114
mo quinto de la Encíclica Reram novaram es ocasión
muy apropósitopara recordarlo de nuevo, que, según las
mismas enseñanzas pontificias, la terrible cuestión social
no solo tiene por origen y causa el individualismo y la
cruel usura (contra lo cual puede reaccionar la iniciativa
privada), sino también y principalmente la apostasía de
las naciones, contra lo cual igualmente puede reaccionar
la iniciativa privada, levantando los ánimos y el corazón
de todos los que de veras se interesen por el bien de la
sociedad, para que, unidos en una aspiración común,
pongan la mira y aunen sus esfuerzos para restaurar en
la tierra la soberanía social de Jesucristo, que en nuestra
patria fue la unidad católica con todas sus consecuencias.
"Es preciso (decía León XIII) dar pronto y oportuno
auxilio a los hombres de la ínfima clase, puesto caso que
sin merecerlo se hallan la mayor parte de ellos en una
condición desgraciada y calamitosa; pues destruidos en el
pasado siglo los antiguos gremios de obreros, y no habiéndose dado en su lugar defensa ninguna por haberse
apartado las instituciones y leyes públicas de la Religión de nuestros padres, poco a poco ha sucedido hallarse los obreros entregados solos e indefensos, por la condición de los tiempos, a la inhumanidad de sus amos y a
la desenfrenada codicia de sus competidores.,,
De donde claramente se ve que cuantos trabajen en el
orden público municipal o regional, nacional o internacional, por volver las instituciones y leyes públicas al yugo amoroso de la religión de nuestros padres, son muy
grandes amigos de los obreros y muy grandes amantes
de la verdadera acción social. —ESTANISLAO.
A LA VIRGEN DEL CAMINO, PATRONA DE PAMPLONA
Tú lo sabes, María! Tú me viste
A tus plantas llegar pálida y triste;_
Como temprana flor
De muy lejana tierra transplantada,
Como pobre viajera fatigada
Que agobia el sinsabor.
Y pasaron los años... y mi vida
Tuvo días de dicha inmerecida,
Pero siempre fugaz!...
Y al llegar el dolor, mi pensamiento
Hacia Ti se lanzaba en el momento
Pidiéndote Ja paz.
Tú lo sabes, María! La esperanza
Hizo arraigar la ardiente confianza ' :
Con que fiel te invoqué...
Y poniendo en tus manos mis destinos,
Recorrí valerosa los.caminos
Apoyada en la fe.
. Hoy, Señora, al final dé la jornada,
Con el alma dé pena saturada,
Te envío desde aquí,
De mi lira las plácidas canciones
Unidas con mis pobres oracionesAcuérdate de mí!...
Tú lo sabes, María! Tú escuchaste
Mis ardientes plegarias, y alejaste
La ruda tempestad;
Renació la bonanza, y en mi_ cielo
Hizo brillar el astro del consuelo
Tu ardiente caridad.
Acuérdate, María, que constante
Guardé tu devoción, y siempre amante
Tus glorias ensalcé...
Y en ofrenda de amor, pura y sincera,
Te di mi corazón, mi vida entera,
Y cuanto bueno hallé!
El centenario de Covadonga
EL colegio de la Inmaculada, de
Gijón ha salido la primera voz
que ha proclamado en público la
necesidad de celebrar el Centenario de Covadonga, y justo es,
por lo tanto, que Páginas Escolares recoja sus ecos. Cuantos
asistieron a la fiesta de las bodas
de plata de nuestro Colegio recuerdan, sin duda, las autorizadas
y oportunas frases del R. P. Enrique Carvajal, provincial de la
Compañía de Jesús en Castilla.
A la verdad, las fiestas aquellas
merecían terminarse pensando en
el Centenario de Covadonga. Porque si con tanto entusiasmo, y con tanta razón para entusiasmarse, se celebraba entonces el vigésimo-quinto aniversario del nacimiento de un colegio, ¿cómo deberá celebrarse el centenario
del nacimiento de la patria?
El centenario de tan grande acontecimiento, si dignamente ha de celebrarse, no se ha de preparar en unos
cuantos días o meses, como los centenarios de personajes
!
Hacemos nuestro este interesante artículo que publica Páginas
Escolares, de Gijón.
Te di la pura flor que embalsamaba
Mi hogar feliz... aquella que te amaba
Sólo menos que a Dios!...
Mi dulce Margarita, mi consuelo,
Que me espera y me llama desde el cielo,
Y de quien voy en pos!
Ella también ante tu altar postrada
La ofrenda te dejó, Madre adorada,
De su filial amor,
Y al verla tan sencilla y amorosa . - La quisiste a tu lado venturosa...
Y te la dio el Señor!
Oh, Virgen del Camino, no me olvides!
Quiero que siempre con amor te cuides
Y te ocupes de mí!
Ya se acaba la tarde y muere el día...
•Tu favor necesito, Madre mía,
Quiero con ella estar cerca de Ti!
Barcelona 1916
"
RAQUEL
(Jtfaiilde C", de Oíz)
o de sucesos de importancia secundaria, que no piden
más que alguna pequeña fiesta local, religiosa o literaria.
Si ha de celebrarse, pues, el Centenario de Covadonga en
1918, preciso es ya desde ahora dar calor a esta idea. Por
eso será conveniente que propongamos nuestros planes,
por si los que pueden hacerlo se dignan apoyarlos y llevarlos adelante.
Preciso será, ante todo (como atinadamente nos ha hecho observar el erudito canónigo de Covadonga Sr. Comas), que convengamos en la fecha del acontecimiento
que trata de celebrarse, y podrá pedirse para eso (si ya
no se ha pedido) el dictamen de la Real Academia de la
Historia. De esperar es que esta corporación, de acuerdo con la mayor parte de los historiadores (entre ellos
Gómez Arteche y Saavedra) señalará el año 718, aunque
la lápida de Pelayo que está en la gruta diga 716.
Urge, pues, prepararse en Asturias para 1918, como se
están preparando también en Zaragoza para celebrar el
centenario de su reconquista por Alfonso el Batallador,
en 1118.
Singular coincidencia la de estos dos centenarios maríanos y patrióticos, que marcan el principio de la reconquista asturiana y el hecho principal de la aragonesa,
uno y otro con la milagrosa protección de la Santísima
Virgen, que desde el portillo del muro zaragozano, como
desde la cumbre del Auseva, puso en fuga a los moros y
confortó los brazos de los guerreros de Cristo. Covadonga y el Pilar son como los dos polos sobre que gira toda
la historia de España. ¡Qué ocasión tan oportuna nos
ofrecen estos dos centenarios para recordar que la Espa-
LA AVALANCHA
115
fia católica, todo cuanto es, es obra de !a Virgen Nuestra
autoridad eclesiástica, y si parece conveniente, con el
Señora y feudo suyo!
apoyo de la civil, discuta o Heve adelante los proyectos
Los aragoneses, por su parte, ya se han adelantado a
que se propongan.
preparar las fiestas de su centenario, cuya voz se dio en
De esperar es que para el año 1918 las circunstancias,la Real Sociedad Económica de Amigos del País el 20 de
que hoy son adversas a todo movimiento, se conviertan
Octubre de 1915. No se retrasen por más tiempo los asen favorables. Si ahora están los ánimos preocupados con
tures, que fueron los primeros en tomar las armas. Ni
la guerra, bien puede esperarse que para entonces se dishemos de retrasarnos tampoco los católicos y los devofruten ya las dulzuras de la paz, y el comienzo de una
tos de Nuestra Señora en toda España (que a todos nos
nueva era, que necesariamente parece debe seguirse a
tocan estos dos centenarios) dejando que en esta ocasión,
tan universales transtornos, nos hará volver los ojos con
como en otras semejantes, tomen la iniciativa los enemimás entusiasmo a Covadonga. Así lo dice el Sr. Vázquez
gos, o los indiferentes den a las fiestas carácter profano
Mella, cuyas elocuentes frases son oportunísimas para
y mentidamente patriótico, en vez del católico y mariano
terminar este artículo.
que deben tener. ¿Qué fueran sin la Santina y sin la Pi~
"En esta hora crítica del mundo, en que una Edad terlarica, Covadonga y Zaragoza? Cuerpos sin alma, indesmina y otra comienza, los que se disputan la victoria pecifrables leyendas sin verdad.
lean sobre cementerios españoles. El tronar de sus cañones no ha podido dominar la voz de gloria que habla a
Preparemos, pues, en católico y en español neto los
España desde las tumbas que encierran los huesos de los
centenarios de Covadonga y Zaragoza, que toda España
tercios y desde las olas que arrastraron los restos de la
católica debe celebrar como un solo y gran centenario, el
Invencible, y esa voz no es más que un eco de la que
centenario de la Reconquista.
sale de los dos sepulcros de esta gruta: el de D. Pelayo
Preparemos, por de pronto, la parte literaria o científica, que requiere larga preparación. Propónganse pronto cerv
.
NAVARRA
^
támenes, y si parece oportuno,
algún congreso mariano
Estimúlese con buenos premios a
los críticos sanos y eruditos, para que, con esta ocasión, defiendan nuestras venerandas tradiciones, contra los que ligera o
impíamente han querido echarla por tierra
Recójanse los
ecos de la tradición verdadera
que vagan en las leyendas; exhúmense datos que yacen entre el polvo de los archivos;
búsquese luz en las alusiones
de la arqueología.
Pero lo que sobre todo importa, es prepararse a celebrar
el centenario de la Reconquista
imitando a los héroes de Covadonga y comenzando, como
ellos, la reconquista moral de
España bajo la égida de Nuestra Señora. Despiértese a la voz
de la patria la fe dormida de
los pueblos, con misiones, peregrinaciones y grandes fiestas;
fúndense bajo el patrocinio de
la Virgen nuevas obras católicosociales, o dése nueva vida a
las que ya existen; prepárese
por todos los medios posibles
el reinado de la Santísima Virgen, principio y fundamento del
reinado del Corazón de jesús.
SARASA.—Bendición de una nueva campana para la iglesia parroquial
.. Fotografía de D. Aquilino García Deán
.
N •Y para dar comienzo al reinado, comiéncese, como es natural, por coronar a la Reina, y aunque la coronación
y el de D. Alfonso él Católico. ¡Virgen de Covadonga!
litúrgica no se suele conceder sino a las imágenes anti¡Recoge esa voz entre los pliegues de tu manto, para que
guas, y aunque es de fecha relativamente moderna la imaaquí donde empezó la Reconquista del cuerpo de Espagen de la gruta de Covadonga, ' y mucho más la de la baña termine la de su alma!
sílica, la antigüedad de la advocación, los muchos mila¡Qué España despierte y escuche esa voz, y se busque
gros y la importancia histórica serán razones suficientes
y se encuentre, y se vea y se ame y se sienta a sí misma,
para que se le tribute este honor.
y sentirá correr por sus venas el raudal nunca superado
de sus antiguas energías!
Otros proyectos nos ocurren y otros irán ocurriendo
a los que esto leyeren y sobre ello pensaren; pero ante
Y cuando la paz serene las almas y despunte la aurora
todo hay que esperar a que se constituya una junta o
de una Ec*ad nueva, que vuelvan a congregarse en libre
consejo (no la vayan a llamar comité, que le sonaría
federación sobre la integridad del suelo nacional los puemuy mal a D. Pelayo), para que con la dirección de la
blos peninsulares, y que los hijos emancipados de España la vean desde el Nuevo Mundo sin sombras ni cres1
pones que nublen su faz siempre hermosa, y que tienTodos saben que la imagen antigua pereció en un incendio.
Ahora, uno de los más interesantes estudios que podían hacerse es el
dan hacia ella los brazos de la gratitud y del amor para
de averiguar la figura de ia antigua imagen. El P. Enrique Herrera,
fortalecerla y fortalecerse.„
S. J., ha descubierto recientemente en Cillaperlata (Prov. de Burgos)
una imagen que ¡leva el titulo de Covadonga y parece ser del siglo XII. Si se hallasen otras de este titulo en otros puntos, de la comparación podría brotar la luz.
NAZARIO PÉREZ,
S.J.
LA AVALANCHA
116
RASGOS DEJift PATRIA
RECU6RDOS N/WARRO5 DEL TEATRO DE LA GRAT7 GUERRA
Las demás naciones beligerantes
ON el conglomerado de pueblos
que directa o indirectamente guerrean al lado de Francia, Inglaterra y Rusia, acontece algo parecido a lo que sucedía, y aun sigue sucediendo, con las prendas
de vestir que salen de los arcones en las grandes fiestas de los
pueblos, y hasta con los grotescos maniquíes que aquellas engalanan: que forman un conjunto
abigarrado, donde tienen representación todas las castas y pelajes.
En las fiestas de gran gala de
la escondida aldea salen a relucir todos los géneros de
indumentaria conocidos: sombreros de copa de siete pisos, y chisteras de uno solo sin entresuelo, de alas anchas
o rudimentarias, y cepillados y resplandecientes, u opacos y de crespa cabellera; hongos fósiles, gorras antidiluvianas, monteras, calañeses y hasta tricornios prehistóricos; blusas, chaquetas y casacas del tiempo de los Faraones; pantalones anchos y largos, o recortados y ceñidos,
y hasta calzón corto con faja de lana o seda; alpargatas,
o bota, o zapato, o borceguí de la época de las Cruzadas;
y capa andaluza o contemporánea del motín de Esquilache, de ancho cuello e interminable esclavina y paño recio que sostiene tiesa a la'prenda en el suelo; y mantillas
y velos, y sombreros y jubones, y chales y miriñaques, y
polisones y mantones de crespón y de Manila, y peinetas
de las que usaría la princesa mora para cautivar a Sancho el Fuerte, y abanicos que debieron pertenecer a doña Endregoto de Lumbier; y completando el cuadro, cuerpos desgarbados, caras rechonchas, cuellos filiformes, bigotes atusados o lacios, patillas gitanescas y hasta perillas
sin bigote; hombres blancos y verdes, mujeres y gramáticas pardas, gentes azules y bichos negros: en suma, uña
colección de tipos raros, representantes de todos los puntos del espacio y de todas las edades de la historia.
De un modo semejante vemos, en los campamentos
aliados, guerreros de todas las castas con vestimentas
para todos los gustos. En las caras de los combatientes
pueden estudiarse todos los colores del iris, todos los tipos de cráneos aparecen entre ellos, así como todas las
tallas y todas las lenguas y todas las religiones. Junto al
casco, la corona de plumas o el turbante; al lado de las
bordadas casacas, el primitivo taparrabos; cerca del cañón modernísimo, el hacha antigua y hasta la honda primitiva. Los ejércitos aliados forman un conjunto de elementos heterogéneos donde tienen representación todas
las razas del mundo.
Estas falanges de guerreros de todas las latitudes del
planeta, vestidos con todos los uniformes conocidos, desde el flamante portugués hasta el sencillo japonés y el
indio, es la larga columna que va a desfilar hoy ante
nosotros, pero a paso ligero, que los tiempos no están
para pensadas maniobras, y urge concluir ya la revista de
los pueblos beligerantes que guardan remembranzas navarras.
Puede decirse que en el grupo están comprendidos,
además de Portugal en Europa, una gran parte de los
países asiáticos y casi todas las regiones africanas, ya
que todos o casi todos los pueblos de ambos continentes,
y aun algunos americanos donde hay posesiones inglesas
o francesas, son auxiliares más o menos eficaces de las
naciones europeas que actualmente están en guerra.
Portugal, compañero e inquilino de una de las varias
habitaciones de nuestra casa, tiene recuerdos navarros de
alguna consideración.
Portugal y Navarra estuvieron aliados en 1295, y los
navarros con los aragoneses y portugueses juntos sostuvieron porfiados combates contra los ejércitos de Castilla.
En 1383, D.Juan I de Castilla penetró en Portugal,
dispuesto a imponer por la fuerza el derecho que por su
mujer le correspondía sobre este reino, y buscando el
auxilio de Navarra, el rey Carlos II el Malo levantó un
ejército numeroso y aguerrido de navarros, gascones,,
bretones y otros, que por no poder mandarlo dicho monarca navarro, ya enfermo, lo confió al infante D. Carlos, primogénito del reino, quien marchó a Portugal
acompañado de lucida comitiva de nobles navarros de la
más elevada alcurnia.
Bien recibido en Castilla, el infante navarro D. Carlos
penetró con los suyos en el reino lusitano, asistiendo al
sitio de Lisboa, el cual, aunque estrecho y riguroso, fue
levantado por consejo del mismo príncipe, luego rey de
Navarra, retirándose las tropas a Samarem; marchando
Juan I de Castilla a Sevilla y retornando el navarro a su
reino, con intención de reanudar más adelante las hostilidades contra los portugueses.
Vuelto luego el rey de Castilla a Portugal, con escuadra poderosa, el infante Carlos de Navarra formó sus
brillantes mesnadas, que comandaban, entre otros caballeros, D. Martín Enríquez de Lacarra, D. Gonzalo Ramírez de Baquedano, D. Arnalt de Luxa, Vizcondes de
Meharia y Echauz, D. Bertrán de Armendáriz, Mosen
Juan de Ozta, D. Diego Sarasa, D. Arnaldo de Ezpeleta,
el Señor de Monteagudo, el de Aibar, el de Egúzquiza,
D. Ramiro de Arellano, D. García Fernández de Olóriz,
D. Diego López de Ávalos y D. Sancho de Montorio, y
apresuradamente marcharon en auxilio de Castilla, entrando en país lusitano por Ciudad Rodrigo; pero las tropas de Juan I, impacientes y mal aconsejadas, empeñaron batalla con los portugueses antes de llegar el importante refuerzo de los navarros, siendo aquellas completamente derrotadas en Aljubarrota, sin que pudiera impedir ni aminorar tal desastre el príncipe navarro, pues
cuando éste asolaba las comarcas de Liquejo recibió la
noticia del descalabro.
Otros muchos recuerdos tenemos de Portugal los hijos de Navarra. La infanta portuguesa D.a Catalina fue
prometida del príncipe Carlosde Viana, y tan enamorada estuvo de él, que al saber su muerte retiróse al convento de monjas de Santa Clara de Lisboa. El príncipe
D. Pedro de Portugal, después de realizar un largo viaje
por todo el mundo conocido, visitó al rey Juan II de Navarra y le regaló dos hermosos caballos sicilianos. Se sabe que San Francisco Javier estuvo en Lisboa, en cuyo
puerto embarcó para las misiones de Oriente. Y el eminente canonista Azpilcueta, o sea el célebre Doctor Navarro, a petición del Rey de Portugal fue a la Universidad de Coimbra, en la cual explicó su cátedra durante
16 años.
Pasando al continente africano vemos que Marruecos
y los demás estados de Berbería sometidos ahora al dominio o protectorado Francés, y que por lo menos oficialmente están en guerra con los imperios centrales, guardan también recuerdos nuestros.
A Marruecos parece que.fue el rey de Navarra Sancho
el Fuerte, dicen que en busca de aventuras amorosas, y
que allí estuvo unos tres años, más o menos voluntariamente metido en graves aventuras guerreras y cinegéticas, puesto que se vio precisado a intervenir en las discordias civiles que ensangrentaron el Imperio; asegurándose por muchos que se dedicó a expediciones venatorias tan arriesgadas como la caza del león y otras.
Consta también que D. Leonel de Navarra acompañó
en 1399 al rey D. Martín de Aragón en su jornada a Berbería, llevando un estandarte con un lebrel de oro pintado por ambos lados, regalado por Carlos III el Noble; sabiéndose que se dirigió a Tortosa embarcado por el Ebro.
No son para olvidadas las campañas del gran roncales
Pedro Navarro al Peñón, Oran, Argel, Mazalquivir, Bujía y Túnez, así como la desgraciada de los Gelves.
Ni tampoco debe omitirse la expedición realizada en el.
reinado de Carlos III de España contra Argel, con una.
LA AVALANCHA
escuadra de 46 barcos mandada por el almirante navarro
D. Pedro González de Castejón, aun teniendo presente
j j u e el ejército de desembarco, dirigido por el general español O'Reylli, sufrió una gran derrota que quiso anunciarse al pueblo como una gran victoria; burdo escamoteo de la verdad, que la musa popular ridiculizó con coplas como esta:
"Que por fin todo se errase,
que la función se perdiese,
que la gente pereciese
porque Dios lo quiso así,
eso sí.
Pero querer persuadirnos
en cada error un acierto,
que no han muerto los que han muerto
y que miente quien lo vio,
eso no.,,
' ^
Debe recordarse la famosa expedición a Túnez, dispuesta por San Luis de Francia y Teobaldo II de Navarra, que ya conocemos; y la famosísima jornada de Trípoli en 1510, dirigida por el general Pedro Navarro, tantas veces nombrado, jornada de mucha gloria y éxito para las armas españolas.
El célebre judío navarro Benjamín de Tudela estuvo,
de regreso de su viaje, en las tierras de Egipto que ahora
dominan los ingleses y que constituyen uno de los objetivos de los imperios centrales; habiendo pasado el mar
Rojo, el río Nilo y las ciudades de Damieta, El Cairo y
Alejandría, población esta que ensalza muchísimo.
En Asia estuvo el mismo Benjamín de Tudela en infinidad de poblaciones, entre otras, en Tiro, Acre, Cafar-naún, Cesárea, Jafa, jerusalem, Balbek, Bagdad, Nínive,
Babilonia, regiones de Afganistán, Arabia, Golfo Pérsico,
mar de Ornan, costa de Malabar e islas de Ceilán y Socotora, muchas de las cuales son colonias de Inglaterra y
le surten de soldados en la actual guerra, y toman, por
tanto, parte en la conflagración.
Ya sabemos que Cruzat señoreó el país, ahora en guerra, que se extiende desde el mar Negro hasta el mar de
la India, según las noticias que los cronistas y las trovas
que los poetas dedicaron a este intrépido navarro.
Teobaído I y sus navarros ganaron fama imperecedera
en Tierra Santa, especialmente en Monte Tauro y Antioquía, que hoy siguen la suerte del Imperio turco.
Finalmente, muchos navarros distinguidos, y entre
ellos el Arzobispo de Manila Fr. José Aranguren y el Capitán general de Filipinas D. Marcelino de Oraá, fueron
al Archipiélago filipino dando la vuelta al África, pasando
por la Guinea, el Cabo de Buena Esperanza, y la Isla de
Madagascar y otras regiones de las que ahora figuran en
la guerra; y yo creo recordar haber leído, en las memorias de este general navarro, sus impresiones de viaje
por los citados países y muchos más.
Y estos son los principales recuerdos navarros que encontramos en el teatro de esa gran guerra que aniquila a
las naciones beligerantes y desconcierta y arruina al
mundo.
JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRÍA.
UN
APÓSTOL
(Conclusión)
Ni el hijo ni el padre le dieron las gracias al sacerdote;
pero ól, seguramente, se dio por bien pagado con la raiTada de hondísima gratitud que le dirigió el marinero, y
el temblor de la voz con que rompió éste a hablar en
cuanto el P. Antonio se sentó a eu lado, y dándole una
palmada en la espalda, le dijo:
—Anda, vó contando eso.
—Camina que caminarás, me he encontrado en la cala
del Pinar.
—María Siniísimal ¡Q'ié manera de andarl Y estará
-aquello
—Como un infierno, como toda la coBta—añadió el
11T
Velacho.—Pero a mano drecha, al redoso de la puerta
del Morro hay ana rinconada, y en la rinconada, abajo,
como un bancal
Y al bancal be bajado.
—¡Misericordia divinal jAllll ¿Y cómo?
—Arriendóme por el peña!, agarrado con las uñas;
pero al subir, al subir le be vi-to h cara a la muerte,
porque llevaba yo el sargo y tenía que mirar donde ponía los pies y laa uñas para no perderlo
Total, que he
estado suspendido un buen rato en un sitio, casi arriba;
que en que donde ponía les manos se rompía la grava y
caían piedraB y me daban en la cara
Eu fin, que al
llegar arriba me sangraban los dedos de los pies y saqué
avería en el dedo gordo de este.
Carne de gallina Be le puso al sacerdote al ver que señalaba el Velacho la avería con la uña del pulgar en la
falange del índice, dando a entender que se había dejado en las rocas un trozo de media pulgada.
Contó luego el Velacho que, cojeando cojeando, camina que caminarás, saltando cercas y pisando abroj is, habla recorrido tres lrguas a campo traviesa, y que una ve»
en Villarnuevo habla visitado laa casas de los pudientes;
y viendo que no podía vender el sargo y hallándose en
tanta necesidad, había acudido al P. Antonio, a quien,
la verdad, «le guardaba para las últimas». Recriminóle el
párroco por su falta de confianza, y a ello contestó el Velacho que no había acu iido a él antea, «porque no y porque le sabía mal abusar de su hombría de bien y de su
caridad)
También ó! estaba caneado de que le hicieran limosnas; pero en su casa no habla pan ni lo fiaban
en la tienda, porque hartos estaban, y con motivo
— Y todo por falta de juicio y la
¡Misericordia divinal—le interrumpió el P. Antouio con cierto tono muy
significativo y dándose una palmada en laa rodillas.
Se entristeció profundamente el marinero, bajó la cabeza y con acento sombrío, murmuró:
—Puede deeirlo, puede decirlo
También me pasa
eato por I03 maloi rumbos de mi mujer; por esto
No
es que sea mala ella; pero no lo guarda c;and) es hora.
Ponerla a ella dineros en las tnanoB es como poner agua
en un cesto
¿Y quá he de h^cer yo como no la mate?
Dióle el cura muy cristianos consejos; le mandó que
tratase bien, eatoncea más que nunc*. a su mujer, y al
levantarse el Velacho, le d-jo muy cariflosamentt:
—Y ahora, suímate, Maaue1
Ya tenó.s boy algo
que c nner. Esta tarde irá el rae 1 co a tu casa
Miñuna
inañaua atnaaecerá COJOO UO/. NO te aparea, y
avante; <iue to ios llsvamoa nuestra cruz. Pero, dime: ¿en
dónde eBtuviete antea que aquí con el sargu?
Declaró el Velacho que había estado en casa de Pancho Füáatica, de Botija, do González, de D. Caeto Hierbabuena
En todas partes le hablan despedido diciéndolé que era caro..:.. Aquella gente, según el Velacho, no
comía pescado más que cuando lo tiraban: mucha fantesia; pero el dinero muy estivado El señor Rafael ee lo
hubiera comprado; pero el modo füó cosa de oir. El Velacho creía que cuando antafio les había echado de la
casa el señor Rafael, había pagado su mujer todo el censal, pues para ello había vendido ól BU reloj de plata y
ella unaB arracadas. Pues, no señor; con los líos de su
mujer, todavía le quedaron a deber tres pesetas. El Velacho, que no sabía nada de esto, había ido a ca?a del aeñor Rafael, y éate, tomando el pescado, le dijo que se lo
quedaba; pero «como había esto y esto* de las tres pesetas, que le descontaba una y quedaban doe.
El P. Antonio casi dio un sa'toal oir eBto, y le preguntó al Velacho:
—Y tú, ¿qué has hecho?
..- •
_¿Yo?—contestó el marinero.—Ni palabra buena ni
mala. He agarr ido ol sargo por la cabeza, y cou ól le he
pegado dos guantadas en su cara de pan francés.
Rompió el P. Antonio, al oir esto, eu carcaj adas tan
frescas, que debieron de oíree desde la calle; se apretaba
los costados para conten9r la risa, y se esEorzaba por hablar y dar a entender al marinero «que no, que no tomase aquella risa pnr aprobación de sus guantadas
jMisericordia divinal, que no, que estaba mal hecho pegar
aeí con uo pacado
y fcunque fuera Bin pescado »;
118
LA AVALANCHA
pero no daba pie con bola, y cada vez lo ponía peor.
Se fuó el Velacho, y el P. Antonio, llorando de risa todavía, se quedó meneando la cabeza y acomodándose el
birrete y e! balandrán, que a cada movimiento que hacía
se le deslizaba hombros absju. Y, según su costumbre, la
emprendió coneigo mi Bino, hablándose entre dientes:
—¿H»g visto tú, Antonio, has visto y has oído? Pues
ahí los tienes tal cual son. |QuÓ gente esta más endiablada! Porque de la piel da Juias nacieron, no hay qu^ dudarlo
Pero la verdad es que, BÍ ellos son malos, padecer leB toca y sufrir, mrentraB que los otros
¡Válgate
Dios, la poca caridad que hay en la tierra! Va este hom-
los linajes, sangre nuestra hallaríamos en la de ese infeliz
¿y no he de hacer yo por ellos lo que pueda, que
son saagre mía? Y aunque esto no fuera, y por encima
de esto, ¿qué diji Cristo Jesús, Sefior NueBtro, vamos a
ver: qué dijo? Pues que lo qne se hiciera por uno cualquiera de estos pobres se le hacía a Él miBoao
Nada
menos a Él miamo
Y luego a estas gentes duras de
entrañas y secas de corazón todo se lea vuelve recomendarles el juicio y que guarden lo que ganan y que sean
bien criados y bien parlados
|Uu cuerno, digo yo, y
pase la palabrota! ¿Qué demonios van a guardar como
no sea la saliva? ¿Y qué juicio vau a tener si los crían
SARASA.—Estación del ferrocarril de Pamplona a San Sebastián
Fotografía de D. Aquilino Afreta Deán
bre a la fin del mundo y ee baja a loe miamos inñernos
para sacar un pedazo de pan, y se deja allí desgarradas
las uflas y la carne en las rocas, y luego viene aquí, y
por caridad de Dios pide una peBeta por lo que le ha costado sangre de laB venas
Y en todas partes jy hasta
en tu misma casa, Antonio! en vez de hallar caridad, da
con almas de cántaro que miran el pescado y dicen que
es caro
(Misericordia divinal jCaro el pescado que
cuesta eudores de sangre y peligros de muertel Pero aunque sea caro |Sefior Uno y trino! ¿no ha de haber un poco de entraña pata decirle a un pobre: «Mucho pides;
pero ahí va a 1RO para que puedas calentarte el estómago?» Y luego darte al otro la tentación de tomarle el pescado a cambio de deudas
Mal estuvo eso de pegarle,
DO lo niego; pero hay cosas que no pasan, vamos, que no
pasan....
Temó un polvillo de rapé; ee subió el balandrán; se
acomodó el birrete, que le tapaba ya media oreja, y prosiguió:
—¡Pobres de Dios! La mujer en cama, y eabe Dios lo
que va a ser de ella; él sin ropa y sin comida, y la pollada, que cabria toda debajo de una cofa de palangre, sucios, descalzos, desnudos y con hambre
Cuando Bepa
mi hermana que les he dado un duro, va a ser gorda la
tremolina que me armará
Porque lo sabrá, como llega
a saber todas mía cosas
Y yo, aguantando y temiéndola más que al enemigo malo, lo confieso
Y me dirá
que eso es tirar IOB cuartos, porque la mujer de ese desventurado no lo sabe administrar
¡Mira iú qué rezones! Pobre como ellos, pescador como ellos era nuestro
abuelo, que esté en gloria
Todavía; si hurgáramos en
así? ¡Jesús, Señor! Y luego, lo que yo digo: que con todos eus vicios y sus faltas, tienen ellos más ley de Dios
y más corazón que es* gente tan remilgada y descontentadizo
Miró su reloj, vio que era hora de empezar el rezs de
la mañana, tomó de encima de la mesa su viejo y voluminoso Totum, lo abrió, se santiguó y empezó diciendo:
—Deus, in adjutorium meum intende: Domine, ad adjuvandum me festina
- - -
•-
:
,
• ÁNGEL RUIZ Y PABLO.
Al separarse recientemente del trust El Imparcial, a la
vez que entonaba un mea culpa en aa artículo de fondo
y daba por no existentes los diez afios do mala compañía
que le habían privado en parte de su personalidad, enviaba a los diferentes frentes de batalla corresponsales
escogidos, y precisamente del campo de las derechas.
No creemos que por ello logrará Eeducir a toa católicos,
como no sea a algunos que viven bien avenidos con todas las tendencias y que creen satisfecha BU piedad con
ver anunciados en último lugar loa santos del día y las
funciones religiosas.
* **
Efectivamente, El Imparcial sigue siendo lo que siempre fue: defensor de un liberalismo templado, ecuánime,
LA AVALANCHA
-dulzarrón, aristocrático, pero, por eso mismo, más peligroso y funesto.
No se busquen desplantes, ni campañas violentas, ni
fraees de grueso calibre en sus columnas; no es eee su
método, su manera. El Impareial es de los que saben decir las cosas con finura, con elegancia, y ya es sabido que
para cierta clase de prensa «todo se puede decir con tal
que se diga bien».
Hace pocos días, por ejemplo, publicaba un artículo,
alambicado, casi relamido; una de esas crónicas ligeras
que para muchos son como el ápice y la quinta esencia
del moderno periodismo. Hablaba de la guerra submarina, de no sé qué inscripción puesta por los búlgaros en
u n campo de minas
y de la resurrección de Cristo.
Y decía: «Si Cristo hubiese resucitado de veras, no
Aprovecharía para sus fines las armas con que la ciencia
moderna ha desenvuelto el instinto homicida de Caín.»
Ahí está, en un artículo, al parecer inofensivo, la negación del dogma fundamental del Cristianismo. Verdad
«s que el autor no tiene pretensiones dogmáticas; que,
como es natural, no intenta siquiera justificar su herética
afirmación; no importa; los doctos se reirán de la petulancia del cronista; pero muchos, que conocerán de la Religión tanto como el autor del artículo, admitirán esa
Al escribir las palabras que preceden, creemos habar
cumplido con un deber, para recordar a los católicos que
El Impareial signe siendo lo que siempre ha sido, y que,
por lo tanto, sobre él siguen pesando todas las prohibiciones que contra él y demás periódicos liberales han
fulminado muchos prelados en diversas circunstancias.
La Sra. Pardo Bazáu ha sido nombrada CATEDRÁTICO
de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid.
Siu titulo y sin oposiciones; pero
con sueldo.
Por algo es ministro de Instrucción pública quien tampoco tiene título ni ha hecho oposiciones.
Es lo que él se dirá: ¿no he llegado yo a ministro?
¿pues por qué no ha de llegar a catedrático la Sra. Pardo Bazán?
.
•-..-.
*
•
-
•
*
•
La verdad es que hasta ahora conocíamos muchas señoras bachilleras.
Pero ahora ya tendremos el ejemplo de ana que, sin
pasar por el bachillerato, ha llegado a una cátedra do
universidad.
¿Quién es el tonto que paga matrículas y se invierte
un dineral en títulos, después de este precedente?
NAVARRA
"Vista, p a r c i a l del p-u.et>lo di© Sarasa.
Fotografía de D. Aquilino García Deán
afirmación como una verdad indiscutible. Y negando
hoy la resurrección de Cristo, y mafiana otro dogma, y
otro día ridiculizando, siempre de soslayo e indirectamente, a la Iglesia, a su culto, a sus leyes y a sus ministros, se va infiltrando en el pueblo, la duda primero, y la
irreligión después. .._;._, . , .
•
* ••
No es preciso anatematizar esta táctica. Ea «la guerra
•de topos»—ahora está de moda la frase,—cien veces más
peligrosa que la guerra a campo raso, cara a cara.
Tal procedimiento es la perfidia erigida en sistema,
que mata a mansalva, y que, fingiendo amor al orden y
respeto a la Religión, Biembra los gérmenes del desorden,
apaga la fe en las almas, y engendra ese esceptici-mo
sin ideales, sin noción de tos deberes, que es la gangrena
•de la moderna sociedad.
...
; •'
No hay como vivir en tiempo de liberales para ver
desatinos.
¿En qué se iban a diferenciar, si no, los liberales de
las personas de sentido común?
~
,
Los franceses se agitan extraordinariamente por conquistar nuestras simpatías.
Nos envían sabios, cuadros, libros, todo lo que encuentran a mano y les eBtorba a ellos para las ntceú ladea de
la guerra que con tanto motivo les preocupa.
No3(<tros agradecemos los obsequios, pero creemos que
no es eBta la ocasión más oportuna para h&cérn isloq.
Ya que desaprovecharon la ocasión de 1897 y 1898,
que era espléndida para esa clase de maoiféetaciuues,
podíaa esperar algunos meses, o algunos aflos, a que se
acabase la guerra, y entonegs se lo agradeceríamos muchísimo más.
LA AVALANCHA
180
. Y parecería máa desinteresado el afecto.
Sin que esto quiera decir que lo creamos interesado,
El Sr. Azcárate ha dicho en un banquete, que é*l no ea
el jefe del partido reformista, sino el abuelo.
Y D. Melquíades Alvarez, qué actúa de papá de la
criatura, debe ser, ea su consecuencia, el hijo del señor
Azcárate.
Y la madre, ¿quién eB? ¿la monarquía, o la república?
Porque, como estoB señores son partidarios del matrimonio civil, cuesta trabajo saber con quién están emparejados.
Y con la misma facilidad se emparejan con la una que
con la otra.
Q.deG.
¡MUESTRA QUEERES NUESTRA MADRE!
(Fantasía)
L pan dé cada día... la tribulación de cada día elevada al cubo... los niños descalzos... las naturalezas necesitadas de reconstituyentes... los eternos tiajecitos
eternamente remendados... la escasa consideración de las mismas
personas buenas, tan prontas a
cualquier indicación de los ricos
y poderosos... tan reacias y temerosas de cualquier visita de
los pobres, aunque los pobres
sean buenos.
Señor, y ¿no cambiaría la si~~
tuación? Virgen Santísima... y
no me inspirarías un medio para salir de apuros y poder
hacer frente a tantas atenciones y cuidados?
Y rezando el Acordaos, perdió la noción
de la realidad
i
y se quedó dormido.
^
II
Y soñó.
Soñó que estaba de centinela, cargado con un fusil, con
orden de hacer fuego contra los que no dieran la palabra
sacramental, y tan vigilado por sus jefes, unos jefes malcarados y horriblemente antipáticos, que ni siquiera podía descansar sobre el fusil sin ser notado y anotado.
Soñó que pasaban horas y no iban a relevarle, y que
un sudor copioso invadía su cuerpo, y una sed espantosa
abrasaba su boca, y un hambre vivísima mordía sus entrañas.
Soñó que cuando iba a perecer, desfallecido, oyó unas
descargas de fusilería primero y de artillería después, que
en un principio le dejaron atónito, despertando después
en él una cosa extraña, un ardor bélico que se sobrepuso
al sueño, al hambre, a la sed y al sudor. El valle donde
estaba situado parecía como incendiado; las balas silbaban a su alrededor; cerca de sus pies explotaban las granadas, y los cascos de los mil medios de muerte revoloteaban en horrible danza. ¡Ah! pero lo más horrible era
no saber a quién defender; sentir una comezón, una como especie de necesidad de disparar el Fusil, y no saber
contra quién dispararlo. En esto sonó el fatídico ¡Sálvese
quien pueda! y vio correr en todas direcciones hombres
que parecían fantasmas, la mayor parte de los cuales hablaban lenguas extrañas y no llegaban a término de salvación, pues caían en la mitad de la carrera. Tiró el fusil
a un lado, se desembarazó del capote y echó a correr por
campos desconocidos, saltando zanjas, vadeando ríos, huyendo vertiginosamente y escudriñando con vista espantada algún lugar donde refugiarse
hasta que cayó rendido al peso de tanto dolor.
_ Imaginando haber llegado para él la última hora, re-
concentró sus afectos, y al apretar su corazón, que parecía que iba como a saltarle del pecho, tropezó con el crucifijo que le puso su piadosa madre el día que salió por
primera vez de casa, y con la medalla de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, que en el dorso tenía una
fecha, la de sus bodas. Y entonces surgió en su pecho,
avasallándolo todo, el recuerdo de su casa y familia, de
su mujer y de sus hijos que al día siguiente de su muerte tendrían que pedir limosna, y estrechando con todas
sus fuerzas aquellas dos prendas de! amor humano santificado por el amor divino, hizo un voto: el voto de no
soltar la cruz de su estado, de llevarla con decoro, de no
quejarse de su condición, si la Virgen Santísima le concedía la dicha de poder volverse a postrar ante su Pilar
bendito, después de besar el hueco que testifica el amor
de miles y millones de seres agradecidos a las bondades,
al cariño y a la misericordia de la Madre por excelencia,
ante quien todas las generaciones pasan pidiéndole su
amparo y protección.
' ' ,
.
III
Al anochecer de muchos días se ve a un matrimonio
modesto atravesar la calle de Alfonso en Zaragoza, y postrarse ante la imagen benditísima, símbolo y compendio
de la fe, de ia piedad y de la grandeza de España.
Cuando el concurso de gentes les permite acercarse a
la verja que resguarda el celestial tesoro, se postran humilde y fervorosamente y recitan una oración que no se
diferenciará mucho de esta:
—Virgen Santísima, Madre nuestra; sin tu auxilio y
protección no podemos cumplir la voluntad de tu Santísimo Hijo, y caernos rendidos al peso de nuestra flaqueza, envueltos en las redes que nos tiende el enemigo; pero bajo tu amparo y misericordia lo imposible se vuelve
fácil y llevadero.
¡Monstra te esse matrem!
PEDRO CRFSPO.
TEOLOGÍA
POPULAR
¡QUÉ HERMOSO ES EL CIELO!
ABLBMOS del cielo.
Es cuestión nueva de que
nadie se atreve a hablar: la ocasión nos brinda y no hemos de dejarla perder.
Hibiernos del cielo, porque el cielo es la
solución de mochas cuestiones, y también de
la cuestión social. ¿Se líen los lectores? Pues, escuchen.
Eu un. mitin obrero italiano dijo un orador socialista:
«Nos han quitado el cielo quitándonos la fe: déjennos
hacer un cielo en este mundo. Que nosotros pasemos toda la vida trabajando y loa capitalistas gozando, no es
jaBto. Antea que despojaran & la Iglesia de sua bieneB,
los canónigos eran ricos, y como no tenían hijos, después
de satisfecho su estómago daban sus rentas a IOB pobres.
Pero los burgueses no tienen jamás bastante para ellos y
dejan morir de hambre a loa pobres. Esto no lo podemos
tolerar: déjennos también gozar a nosotros, y si no lee
obligaremos por la fuerza.»
El cielo, pues, es indispensable: el hombre necesita 8atiefacer el hambre de bieuestar, de felicidad, que siente
en su corazón: necesita un cielo: pero este cíelo acá, en
eBta vda no 63 posible: luego hay que buscarlo donde la
fe nos dice que está. Discurran y quiébrense los cascos
los sociólogos, y den a la cuestión todas las vueltas que
quieran; jamás los obreros llegarán a lo que aspiran; porque no es posible que todos eean ricos y vivan sin trabajar, y pasen la vida holgando.
Es verdad que los jefes del socialismo se lo prometen;
pero les engañan miserablemente, alimentando sus ilusiones con sistemas utópicos y asociaciones que no cambian la condición de proletario. Tal vez en algúu caso la..
LA AVALANCHA
-mejorarán algo; pero jamás llegarán a la soñada felicid a d , al cielo que buscan: en este mundo no hay cielo.
£1 cielo lo goza Dios, y Dios ha prometido admitir en
-41 a los que se lo merecen: «Bienaventurados los pobres,
porque de ellos es el reino de los cielos.» Y a los que son
generosos y caritativos con sus hermanos: «Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.» etc.
Pero de eBte cielo se hacen indignos los incrédulos,
porque «sin fe es imposible agradar a Dioa.» Se quedan
p o r consiguiente BÍQ cielo en eBte mundo, porque no Fb
liay, y sin cielo en el otro, porque lo desmerecen con eu
impiedad, jlnfelie, maldita suerte! ¿Cómo podrán jamás
pagar al incrédulo el mal que le hicieron los que le quitaron la fe?
El hombre sin fe, ¿adonde irá a buscar un consuelo en
IOB mil reveEes de la voluble fortuna, en tas enfermedad e s a veces incurables, en las angustias del espíritu, en
lae tristezas ocultas del corazón? ¿Cómo tranquilizará la
conciencia exasperada, implacable, por los arrebatos de
una pasión a los malos paeos de una edad inconsiderada?
¿Cómo levantará los ojos a! cielo el incrédulo, si cree que
en suerte no difiere de ia suerte de los irracionales?
Empero loa católicos miramos al cielo y exclamamos:
iquó hermoso es el cielo! y detrás de eee, vemos otro más
hermoso con la fe, y nos gozamos con la esperanza de alcanzarlo. Y este gozo lo sentimos más en festividades
como la Ascensión, que vamos a celebrar la próxima Bemana, y con razin. La gloria de Jesucristo es prenda segurísima de la nuestra: alií gozaremos con Jesucristo, a
quien adoramos, amamos y servimos agradecidos, como
a nuestro dulcísimo Redentor.
Esta dutae esperanza es ya en la tierra un cielo anticipado, bálsamo del espíritu y consuelo del corazón. Con
«Ha el católico Jleva en paz sus trabajos, porque «Bienaventurados log que lloran, parque serán consolados.» Con
ella sufre bien las contradicciones, porque «Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.» Con ella, como timón y áncora poderosa, navega seguro, sin presunción ni
envidia, por el proceloso mar de la vida, hasta que llega
ai puerto feliz donde todo es alegría. {Miremos al Cielol
. . . . . .
R.deG.
ALMAS VÍRGENES, VÍRGENES PURAS,
yo os S A L U D O
%' •
•
'
'
A Sor María Concepción Sayas
Arnedo.flot
delicada de nuestro jardín navarro, en el monasterio de Madres Capuchinas de Cataíayud.
Por los largos corredores del convento
van las monjas sus deliquios suspirando,
son las vírgenes que trovan sus amores,
. ••
castos, puros, delicados;
van las legas, las humildes, las primeras,
abejitas laboriosas de los claustros;
van después las que son madres, las mandonas,
las que rezan en ei coro los breviarios,
de sus manos penden largas disciplinas
'• , ,
cual rosarios de punzantes, duros garfios.
• .'
Yo las veo como sombras espectrales
de otros siglos que pasaron,
cuando todas las grandezas de la Iglesia
se encerraban en los claustros;
cuando reinas arrojaban sus coronas
y princesas despreciaban los brocados
y señoras ¡ay! dejaban las diademas,
sus riquezas y regalos,
•'y en las sombras de los claustros monacales
escondían sus encantos;
y sus carnes delicadas envolvían
en los paños bordos, toscos, de los hábitos.
Y las reinas y princesas y señoras
con horribles penitencias y desmayos,
"
con cilicios y vigilias y oraciones
•
consumían ¡pobres mártires! sus años.
'
'
181
Y vivían sonriendo como esposas
que se aduermen en los brazos del Amado,
y morían a la vida sonrientes
*
porque Amor las estrechaba entre sus brazos
y cerraba aquellos ojos con un beso
y sellaba aquellos labios con sus manos,
y t ornaba aquellas almas dulcemente
• -v .
y en su.pecho hecho sagrario
•'.-.>
las llevaba con deliquios amorosos
- ,. r-.
hasta el trono a sus virtudes preparado.
Yo os contemplo con mis ojos de poeta
desfilando por los claustros;
os he visto con mi fe, que no ilumina,
y al pensar en vuestras vidas he llorado,
que los pobres pecadores no entendemos
que esa vida penitente es un regalo,
"que las almas de Francisco y Santa Clara
en el yunque del martirio se forjaron,
que el dolor da a vuestras almas fortaleza
y con lágrimas se limpian los pecados;
que el camino del sufrir llega hasta el Cielo
por veredas que los hombres olvidamos.
Yo he llegado quedamente a vuestra celdas
y su tétrico silencio me ha espantado,
y en el coro he sorprendido santos rezos,
mientras ibais blancas carnes azotando,
hasta ver cómo ía sangre gota a gota
se cuajaba en los remansos;
- _ •
y he pensado fuerais g-andes pecadoras
o que crímenes horribles y callados
os llevaban a sufrir esos martirios
tan crueles e inhumanos.
.
' .
Si sois santas, si sois buenas, ¿por qué tantas".
pavorosas penitencias a diario;
por qué, vírgenes, negar a vuestros cuerpos ' ,.
la comida y el descanso
. ,
y dejar a media noche el duro lecho
•
cuando el sueño hubo cerrado vuestros párpados
y buscar esos silencio espantables...
y a los pies de los sagrarios
.,, _? -..'.. -'
•olvidarse de la vida,
• ' ' ' -""* '
desta vida que nosotros adoramos?
¿Por qué tantas, tan horrendas penitencias,
azucenas, blancas, puras, sin pecados?
Ya comprendo tan horribles sacrificios;
•es Amor que a vuestras puertas ha llamado,
es Amor que en vuestros pechos se ha escondido,
es Amor que se deleita en vuestros brazos,
e s Amor que os ha ceñido los cilicios
y por Él habéis vestido pardos hábitos
y dejasteis la casita solariega
por e' lóbrego recinto de estos claustros,
y perdisteis los abrazos de la madre,
s u s caricias y regalos,
y perdisteis ¡tantas cosas, tantas cosas,
por gozar de los amores del Amado!
.
Ovejillas, blancas, puras, inocentes,
:
que vivís entre trigales de pan blanco,
•entre lirios y jazmines y azucenas
regaladas con manjares delicados.
¡Ay! qué bello es el pastor que os enamora,
cómo cuida los descuidos con cuidado,
que ovejilla que se ha herido en los espinos
el pastor la toma luego entre sus brazos.
jAy! qué amante es el zagal, cuánto os adora,
-ovejillas que a su aprisco habéis llegado.
]Ay! qué amores más hermosos son los vuestros
¡ay! qué vida de dulzuras y de encantos.
Cuando llega el pastorcilio quedamente,
tan hermoso, tan sencillo, tan gallardo,
y se esconde en vuestros pechos amoroso
y allí vive como esclavo...
¡Ay! Amor, tú eres a'iento de las almas,
iay! Amor, tú eres la luz de los sagrarios,
e r e s muerte que da vida más dichosa,
y eres Dios por el amor crucificado.
Ya no lloro vuestra vida penitente,
ya no tengo por locura vuestros actos,
ni me burlo de esas horas de martirios;
hoy besara religioso vuestros hábitos
y con llanto de virtudes regaría
.
vuestros blancos pies descalzos.
f
_. (
. '-
:
*•
—
••.-_,
Almas vírgenes de Cristo imitadoras
que lloráis hoy como vuestros mis pecados.
¡Almas puras, almas vírgenes hermosas,
contempladme descubierto a vuestro paso!
C I R O ROVO.
LA AVALANCHA
122
NUESTROS GRABADOS
Sello céreo de los sobrejunteros de Obanos,
—En ei Archivo de Navarra se conserva este sello céreo,
que pende de un pergamino en el cual está escrito un
convenio entre loa sobrejunteros de la Jauta de Obanos y
los de las villas y ciudades del reino de Navarra, fechado
el 1297, comprometiéndose a la ayuda mutua para guardar y conservar sas fueros y privilegios, y determinando
la imposición de severas penas y multas a los contraventores.
Nuestra fotografía—que es el reverso del sello—representa un guerrero a caballo, empuñando la espada con la
diestra y defendiéndose con el escudo sostenido por la
mano y brazo izquierdos.
En la leyenda que le bordea Be lee lo siguiente:
*i PRO : LIBÉRTATE : PATRIA : GENS : LIBERA : 8IAT.
En el número de LA AVALANCHA del 24 de Marzo de
1914 publicamos el anverso de este sello céreo.
La iglesia parroquial de Sarasa está dedicada a San<
Martín; su categoría es rural de 1,» clase, dotada con 825
pesetas y 375 para el culto. Nombra su párroco el dueño
del palacio de aquella localidad, que hoy pertenece a la
señora D.a Dominica Sarasa y Sagaseta, casada con don
Martín Solano Caraefl.
El palacio de Sarasa pertenecía a los denominados cabo de armería, los cuales eran coneHeradoa por el Fuero
como exentos de toda jurisdicción, aun de la real, podían
Bervir de asilo a los criminales que se refugiasen en ellos,
y BUS dueños tenían voz y voto en las cortee generales
del Reino.
Existen documentos que demuestran que en 1237 era
dueño del palacio de Sarasa D. Elimino Pérez; en 1276,
D. Ferrán Gil; en 1345, D. Martín Ferrándiz; en 1415,
D. Ferrando de Sarasa; en 1427, D. Gil García; en 1486,.
D. Juan de Uris, y en 1723, D. Agastín de Sarasa.
A ESA REVUELTA
Bendición de una campana para la iglesia de
Sarasa—El día 24 de Abril de 1916 se bendijo en Sarasa una campana construida en loe acreditados talleres
de D. Isidro Albizu, de Pamplona, campana que pesaba
564 kilogramos (42 arrobas), y cuyo sagrado acto reproduce nuestro grabado.
Por lo que se reñere a la reseña de eBte suceso, he
aquí una carta que apareció en un periódico pamplonés
y que decía así textualmente:
tSarasa, 24 de Abril de 1916.
Hoy, segundo día de Pascua, ha sido de gran regocijo
en eate pueblo con motivo de la bendición y colocación
de una hermosa campana en la torre de la iglesia parroquial, habiéndose disparado durante todo él gran número de cohetes y voladores.
El solemne acto se ha celebrado a las cinco de la tarde,
en el atrio del templo, donde se hallaba congregado todo
el vecindario y muchos forasteros, encontrándose en lugar preferente el alcalde D. Antonio Ramírez.
Bendijo la campana con las preces litúrgicas el párroco D. Crisanto Jáuregui, y fueron padrinoB el propietario
pamplonés D. Martín Solano y BU bellísima hija la señorita Vicenta, quien representaba en el acto a su distinguida madre, que no pudo asistir a la sagrada ceremonia.
La campana, que es una grandiosa pieza, está dedicada a Nuestra Señora del Rosario, y lleva en derredor esta
inscripción: «Se hizo siendo Párroco el Licenciado D. Crisanto Jáuregui, y padrinos los patronos de esta parroquia don Martín Solano y doña Dominica Saraea, el
año 1916.»
Terminada la bendición fue elevada la campana a la
torre, Bi'n ningún contratiempo, y momentos después el
distinguido señor D. Martín Solano obsequió a los concurrentes con refrescos y merienda.—El Corresponsal*
Estación
del ferrocarril en Sarasa.—El ferro-
carril directo de Pamplona a San Sebastián, que fue inaugurado al servicio público el 19 de Enero de 1914, tiene
estación en el pueblo de Sarasa y diBta 16 kilómetros de
Pamplona: es la que reproduce nuestra fotografía.
Vista parcial de Sarasa.—Este pueblo, que se
compone de 31 edificios y 138 habitantes, se encuentra a
12 kilómetros de Pamplona, en la carretera que de esta
ciudad conduce a Guipúzcoa por Irurzun.
Pertenece a la cendea o ayuntamieüto de Iza, y BUB
vecinoB, labradores o pecheros, compraron en 1484—dice
el historiador Yanguas—el lugar despoblado de Sarluz,
jantoaloa términos de Sarasa, franco y libre de bijosdalgo, y reconocieron pecha perpetua, segúa fuero, al
Rey, a quien ee obligaron a pagar anualmente 18 sueldos
de dineros cariines.
¡Ya e r a hora!—Dice un colega:
* Reglamentación de películas cinematográficas. —La
Asociación de estudios peniteociarios y rehabilitación de
delincuentes, presidida por el Sr. Lastres, ha entregado
al Ministro de la Gobernación una solicitud interesando
la reglamentación eñcaz de las películas cinematográficas, para evitar las frecuentes exhibiciones de dramas
enmates.
De esperar es que el Ministro ponga mano en este
asunto urgentísimo, sin perder memento.»
C u r i o s i d a d e s . Un teléfono barato.—En días de lluvia y con el psraguae calado pueden los lectores ejecutar
una curiosa experiencia de reflexión y concentración del
sonido, que no deja de eer interesante.
Basta que dos personas ee sitúen de espaldas a cierta
distancia, oponiéndose mutuamente las concavidades de
BUS respectivos paraguas mojados.
Manteniendo los mangos horizontales a la altura de la
boca y IOB oídos se puede sostener una conversación, que
no podrán oir las personas intermediarias.
La explicación es muy sencilla. Las ondas sonoras se
dispersan bacia la concavidad del paraguas transmisor y
en ella E6 refltjan hoiizontalmente, concentrándose en el
paraguas receptor.
Es, en verdad, un teléfono batato y que no exige el
entenderse con ninguna central, ni pagar abonos, ni andarse con reparaciones.
P u b l i c a c i ó n r e c o m e n d a b l e . — P o r referirse a la
excelente revista que publica en Santiago el virtuoso y
sabio jesuíta pamplonés R. P. Luía María Ortiz, tan querido de todoB nuestros lectores, reproducimos con satisfacción, haciéndolo nuestro, el siguiente suelto publicado
en el Boletín Oficial Eclesiástico de las diócesis de Tarazona y Tartela. Dice BBÍ:
c Catecismo de niños y niñas. Revista infantil quincenal
ilustrada.—Se publica en 8ontiago de Compostela bajo la
dirección del R. P. Luis Ortiz, de la Compañía de Jeeús.
Es órgano del catecismo compostelano, que ee distingue
por eu organización, provechoso método y afamida importancia. Hemos visto ua número de la Éevista infantil,
y a la verdad, noa ha producido una impresión gratísima. Bien presentada y bien escrita, es instructiva y amena, atrayente y sugestiva, reflejando el candor, alegría y
encantos de 'os niflos, no menos que la du'zura, simpatía y cariflo ioefable del suavísimo JeaÜB hacia I03 pequefluelop.
Ea ella también parece verse retratadas laa bellas cualidades1 de su Padre director: candor de niño, corazón de
aposto , celo de propagandista, claridad de talento, vivacidad de ingenio, gusto de literato versado en tajees pe-
LA AVALANCHA
riodfsticaB y conocido por sus amenos e interesantes escritos en El Mensajero dd Corazón de Jesús, que aniuaabaa y enardecían santamente las almaB, y sobre todo, y
es lo que tnáB vale, fervor de buen religioso.
Contiene ia revista, artículos doctrinales en forma adaptable a tiernas inteligencias, bonitoe grabados para interesar y fijar la atención de inquietas imaginaciones, variedad de cuentos, fábulas, versos, anécdotas, sueltos,
cartas, cánticoe, etc., para entretener $ contentar a la difícil geote menuda.
Los Sres. Párrocos y catequistas encontrarán recursos
para su delicado ministerio. Merece nuestra recomendación, advirtiendo además que es muy económica, puee,
a pesar de ?er quincenal, la suscripción por año escolar
eólo cuesta el módico precio de 3 pts., o siendo por corresponsal, 3'50.
Director: B. P, Luis María Ortiz, S. J., Rúa Nueva,
Santiago. >
TJn b l a s f e m o c o n d e n a d o p o r e l J u a g a d o d e l
Centro.—Leemos en UQ querido co'ega de Madrid:
«El día 3 del corriente mes, fiesta de la Invención de
la SanU Cruz, pasaba por loa soportales de la Plaza Mayor el R. P. Martín, secretario de los PP. Pautes, cjn varios estudiantes de su Congregación, cuando, al llegar
frente a la tercera Casa Consistorial, UQ infeliz empleado
del mismo Ayuntamiento vomitó per BU inmunda boca
una horrible blasfemia contra Dios Nuestro Señar, en el
preciso momento que el R. P. Martín pasaba jauto a ól,
sin duda porque le ofendía la vista del ministro del Sefior, y creyendo con ello causarle un agravio e injuria,
sin reparar que él mismo quedaba peor parado; abalanzóse el referido Paire hacia él, increpándole cm energía;
hízole ver lo abominable de BU conducta y el mal uso
que hacía de los beneficios que el Señor, a quien tan desatentadamente ofendía, le hacia, y estando apostrofándole de este modo, acertó a paiar por aquel lugar el señor
capellán da la Bsfiora
baronesa viuda del Castillo de Cairel, el cual, un:óadose y apoyando al referido Padre, llamó a un guardia municipal, se hizo la competente demanda celebróle el juicio de faltas el 'unes 8 del actual, y el
infeliz y desgraciado blasfemo iaé condeaado por el digno señor juez municipal del Centro, a 50 pesetis de multa, cinco días de arreato y todas las costas de¡ juicio, aplicándole el articulo 886, núm. 2 del Código penal.
Si todas las autoridades y transeúntes hiciesen lo mismo al oir e3e infernal lenguaje, desdoro de nuestra nación, no se repetirían con tanta frecuencia y DO herirían
nuestros oídos a cada paso esas palabras tan soeces y
abominables, vomitadas del abismo contra un Dios tres
veces santo.»
XJn a r t i s t a n a v a r r o e n el C a s t i l l o d e J a v i e r .
—El joven y notabilísimo artista pamplonés D. Riimun-
123
do Urio ha querido consagrar al gran Javier las primicias de su carrera artística, y demandar su protección para que las empresas de arte que acometa, cedan en bien
de la Religióu y honra de Navarra.
Al efecto, el domingo 14 del corriente celebróse en la
basílica del Santo Apóstol una solemnísima función, en,
la que recitaron un hermoso diálogo, acerca de las excelencias de María Inmaculada, dos niños alumnrs de la
Escuela Apostólica. El Sr, Urío cumplió la promesa que
hiciera «] Santo Apóstol, ejecutando en eata función,
acompañado al armonio por el notable organista de
Santa María de la ciudad de Sangüesa, D. JesÚ3 Vallejoa,
la hermosa romaica en fa de Beethoven, que fue oída
con religioso e imponente silencio.
A tan solemne acto religioso siguió una agradable e
instructiva velada en la que el simpático Sr. Urío, con
la cooperación del distinguido pianista Sr. Vallej is, obsequió a la distinguida concurrencia c^n la ejecución de
obras de loa mejores autores, entre otroe, Albéniz, Sarasate, Paganini y KreÍBler, poniendo de relieve los recursos de BU arte, que eon muchos, y escuchando al final de
cada uua nutridas silvas de aplausos, que se doblaron al
ejecutar como final del acto su obra «J:>ta navarra>, la
que mereció ser repetida y fue premiada con prolongados y entasia tas aplauaos, de loa que el Sr. Urío guardará perenne recuerdo.
Urío, con BU vio'ín, sugestiona; aBÍ que no ea extraño
que Madrid, Lisboa, Paria y Berlín, a pesar de las exigencias de BUS públicos, le hayan aclamado, puea se revela como artista en toda la extensión de la palabra; y
con el acto de dicho día señala el derrotero a seguir a
otros genios del arte y de la ciencia: acogerse a la protección del gran Apóstol, patrono de Navarra. Que si San
Francisco Javier es patrono de Navarra, ¡o CB, especialmente, de BUS hijos predilectos, de los navarros privilegiados que han recibido de Dios dones especiales, a los
cuales no puede ser ajeno el patrono y protector de BU
patria. Navarra debe corresponder a la protección que Je
dispensa su santo patrono. Puee, aunque son muchos loa
navarros que le tienen devoción y le visitan durante el
año individualmente y por familias, no debe huber ni un
navarro, ni menos navarra, que deje de llegarse a su castillo, a llenar su corazón del celo del apóstol y a modelar
su espíritu en el gigante de su patrono. A e;te fin Be han
organizado en lo que va de año cinco tandas de ejercicios espíritus les para señoras, y se espera que pronto
podrán organizarse para hombree.
La velada resultó un acto de gran brillantez, a cuyo
éxito contribuyó en gran manera la labor del acompañante Sr. Vallejoa, quien demostró tener muy merecida
la fama que goza de pianista notable.
A despedir a los señores Urío y Valiejoa salieron, hasta las afueras del Castillo, los niños apostólicos y algunoa Padres del Colegio, significando a los artistas BU
agradecimiento por la labor realizada.
Que San Francisco Javier les proteja.
f
t
D. Pedro Zaragüeta Lecumberri
D. Serapio Peralta y Leyún
socio de la ^Biblioteca Católico-Pro pagan dista,
socio de la «Biblioteca Católico-Propagandista»,
falleció en Pamplona el día 9 de Mayo de 1916.
falleció en Pamplona el día 19 de Mayo de 1916.
R.
I. P.
R.
I.
P.
La referida Sociedad y su órgano en la prensa LA AVALANCHA ruegan á los socios, lectores y personas -piadosas que ha
<}an la caridad de encomendarles á Dios en sus oraciones.
Su Santidad el Papa León XIII, en Breve de 19 de Diciembre de 1890, concedió sesenta días de indulgencia por rezar cinco padrenuestros y avemarias en sufragio de las almas
*ie los socios difuntos.
PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jetos García, calle a» l a h i u u e u , aumeru b¿.
124
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Ahorros de LA VASCONIA, produce al imponente un interés de
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monstituyentes extranjeros y aún nacionales, no es tan bu«a eatodo
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comendación de la Autoridad superior
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superior, en proporción para obtener fino
bronce campanil. Se refunden las viejas
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Método natural, ideológico y fácil. Nada de memorlsmo. Resultado sorprendente. Texto en 4.° con centenares de grabados.
Pídase al autor, Dr. Ros Rafales, catedrático del Instituto de
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Construcción de gafas y lentes
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Precios moderados
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