la constitución de cádiz y el liberalismo en la historia

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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
Y EL LIBERALISMO EN LA
HISTORIA
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Rafael del Riego: un liberal asturiano que apoyó las Cortes de
Cádiz y la Constitución de 1812
Rafael de Riego: an Asturian liberal who supported the Cortes of Cádiz and its
constitution
Nuria González Alonso,
Centro Internacional de Estudios Superiores del Español (CIESE-Comillas).
Fundación Comillas (Cantabria)
Resumen: La Constitución de 1812 es uno de los textos jurídicos más importantes del Estado
español, ya que sentó las bases de constituciones posteriores. Considerada como
un ejemplo de libertad, fue promulgada en Cádiz el 19 de Marzo de 1812, día de
la festividad de San José, por lo que popularmente fue conocida como «La Pepa».
Compuesta de diez títulos con 384 artículos, es considerada como el primer código
político en relación con el movimiento constitucionalista europeo contemporáneo,
de carácter novedoso y revolucionario, que establecía por primera vez la soberanía
nacional y la división de poderes, como dos de sus principios fundamentales1.
Palabras Claves: Constitución; Riego; Asturias; Cortes de Cádiz; Tineo.
Abstract: The Constitution of 1812 is one of the most important juridical texts of the Spanish
State, as it laid the ground for later constitutions. This constitution, considered as one
example of freedom, was enacted in Cadiz on March the 19th 1812, The Spaniards
nicknamed the Constitution “La Pepa” because it was adopted on Saint Joseph’s
Day. The Constitution of 1812 is made up of ten titles and 384 articles and it is
worldwide considered as the first political code related to the European contemporary
constitutional movement. The main principles of this constitution were national
sovereignty, the separation of the legislative, executive and judiciary powers, the
right of representation, the recognition of individual rights such as freedom of speech,
press and publications, the inviolability of the home, personal freedom and the right
to property.
Keywords: constitution, Riego, Asturias, Cádiz cortes, Tineo.
1. Antecedentes.
A lo largo del siglo XVIII, fue surgiendo en España una inquietud constitucional,
promovida por personalidades como Gaspar Melchor de Jovellanos, Pedro
Rodríguez de Campomanes o Francisco Martínez Marina. Tras la guerra de
independencia norteamericana y el triunfo de la Revolución Francesa, se plantea
en España la necesidad de alcanzar una forma constitucional, a través de un proceso
que, siguiendo el modelo inglés, consiguiera evitar el estallido revolucionario.
Esta inquietud constitucional se encontraba muy presente en el momento de
Comellas García-Llera, J. L. (1962). Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Revista
de estudios políticos, ISSN 0048-7694. Nº 126. 69-112
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la abdicación del monarca Fernando VII, en mayo de 1808. Aunque algunos
políticos destacados, como Juan Antonio Meléndez Valdés confían en Napoleón
para el establecimiento de una Constitución en España, otros, más numerosos,
como Martínez Marina o Jovellanos, optan por el enfrentamiento con el Imperio
Francés, y la creación de un modelo constitucional propio.
Napoleón trata de realizar su obra constitucional buscando la legitimidad en una
«Asamblea de notables» convocados en Bayona, a los que impone la Constitución
de la Monarquía, promulgada por José Bonaparte el 8 de julio de 1808, como
«Ley Fundamental de nuestros Estados y como base del pacto que une a nuestros
pueblos con Nos y a Nos con nuestros pueblos».
El carácter otorgado del texto, que evita la soberanía nacional, queda manifiesto
desde un primer momento y evita también cualquier referencia al principio de
separación de poderes y cualquier tipo de declaración de derechos. Además, el
modelo de dos cámaras establecido por el texto presenta un poder legislativo
subordinado al Rey y prácticamente privado de funciones.
Este texto, sufrió el rechazo de muchos, hasta el punto de burlarse entre la
población a través de canciones y versos, y nunca llegó a tener vigencia real, por
el estado de guerra en que se vivía.
La Constitución de 1812, tradicionalmente conocida como «la Pepa», por ser
aprobada el 19 de marzo de 1812, día de San José, fue el verdadero arranque de la
historia de la Constitución en nuestro país. Es más, muchos investigadores ven en
ella el origen del liberalismo español, y es indudable que su influencia se extendió
por toda Europa y América Latina.
El primer avance de la Constitución de 1812 es el reconocimiento de la
soberanía nacional, que ya había adoptado el Decreto de 24 de septiembre de
1810, previo a la norma constitucional. Las discusiones se mantienen durante más
de dos años en un clima de enfrentamiento entre dos posturas.
El reconocimiento de la soberanía nacional, que nace del sentimiento de
desamparo ante la traición monárquica que había dejado el reino en manos de
Napoleón, podría hacernos pensar en un acuerdo generalizado, pero nada más lejos
de la realidad. Dentro de las Cortes, presididas por Muñoz Torrero, encontramos
posiciones enfrentadas en puntos esenciales, y contemplamos posturas como la
de Jovellanos, que no admitía la idea de unas cortes soberanas y constituyentes
presentando a éstas como la aplicación de las antiguas leyes del Reino.
El resultado final tratará de responder a estas dudas, estableciendo la
soberanía nacional que «reside esencialmente en la Nación», lo que va a llevar
a algunos diputados como el asturiano Agustín Argüelles a hablar, no de proceso
constituyente, sino de «reforma constitucional».
La Constitución reconoce el principio de la división de poderes: el Rey
compartía el poder con sus Ministros; el poder legislativo se encomendaba a las
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Cortes, órgano de soberanía nacional, con el Rey, al que corresponde la sanción
que puede denegar durante dos legislaturas seguidas; y los órganos judiciales
quedaban encargados de resolver los asuntos relativos a conflictos judiciales
(Garriga y Lorente Sariñena, 2007).
La Constitución opta por el principio representativo, siendo los Diputados
elegidos por sufragio general, restringido (se excluye a la mujer, el sirviente
doméstico).
La principal carencia del texto es una explícita Declaración de derechos
ciudadanos, que se incluía en el proyecto inicial pero que fue finalmente rechazada,
y sustituida por un objetivo constitucional genérico «conservar y proteger por
leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos»
para lograr «la felicidad de la Nación» y el «bienestar de los individuos» (Garriga
y Lorente Sariñena, 2007).
El texto, que se convierte rápidamente en un símbolo que traspasa las fronteras
españolas, sustentada por estudios como los de Alcalá Galiano, Martínez Marina
o el mismo Argüelles, recibe la contestación interna a través del «Manifiesto de
los Persas» en 1814 y es anulado el 4 de mayo del mismo año, desencadenando
una cruel persecución contra los diputados de la Constitución de 1812. De 1814
a 1820 podemos comprobar cómo se publican textos destinados a glorificar la
figura del Rey Fernando VII y justificar el absolutismo.
Sólo en 1820, tras el levantamiento de Riego en Cabezas de San Juan, el texto
recobrará su vigencia, liderado por el propio Rey Fernando VII: «marchemos
francamente, y yo el primero por la senda constitucional». Por desgracia, esta
voluntad durará tan solo tres años, hasta 1823, en la que tras la invasión de los
Cien mil hijos de San Luis, el Rey renegará públicamente de la «democrática
Constitución de Cádiz».
2. Los diputados asturianos de «La Pepa»
Seis asturianos formaron parte de aquellas Cortes que dieron lugar a uno de los
textos jurídicos más importantes de la historia de España. Todos pertenecieron a
destacadas familias nobles asturianas, relacionados con el ámbito del derecho y
algunos ocuparon cargos en la presidencia parlamentaria.
Agustín de Argüelles y Álvarez González fue unos de los más destacados
protagonistas de las Cortes de Cádiz para la elaboración de la Constitución de
1812 y más tarde para la Constitución de 1837.
El ovetense José María Queipo de Llano también participó en la elaboración de
la Constitución y fue uno de los comisionados de la Junta General del Principado
en Inglaterra para pedir ayuda contra la invasión francesa.
Alonso Cañedo Vigil representó el ala más conservadora de las Cortes de Cádiz
y llegó a ser presidente de las mismas.
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Felipe Vázquez Canga fue elegido diputado por Asturias en 1810 y llegó a ser
presidente de las Cortes.
Pedro Inguanzo Rivero fue también elegido diputado por Asturias en 1810.
Llegó a ser consejero de Estado.
Ángel Andrés de la Vega Infanzón fue junto con Agustín de Argüelles unas
de las personalidades más destacadas de las Cortes de Cádiz que dieron lugar a
la Constitución de 1812, también fue presidente de las Cortes y fue uno de los
que defendieron la idea de nombrar a Wellington general en jefe de los ejércitos
antifranceses en España.
3. Rafael del Riego y la Constitución de 1812
Rafael del Riego nació en el pueblo asturiano de Tuña (Tineo) en el año 1784
(Méndez García, 1932). De su época de juventud puedo decir que se estableció
con su familia en la capital de Asturias, Oviedo. En su Universidad se graduó
como Bachiller y comenzó la carrera de Leyes, que no llegó a concluir, ya que
se incorporó en la Guardia de Corps en 1807. Un año más tarde, con la invasión
francesa, abandonó el regimiento en el que estaba destinado, desoyendo las
órdenes de la superioridad para incorporarse al Regimiento de Infantería de Tineo,
sublevado contra los invasores franceses, con el grado de capitán, y miembro del
Estado Mayor de las tropas asturianas poco después. Combatió en la batalla de
Espinosa de los Monteros (1808), donde el ejército español fue derrotado, siendo
capturado por las tropas francesas, que lo deportaron a Francia, donde permaneció
hasta el año 1814 cuando regresó a España.
Fue esta estancia en Francia la que le puso en contacto con las organizaciones
masónicas, que le ayudaron en su huida de Francia y donde se convirtió en uno
de los máximos defensores de la Constitución de 1812 desde el país vecino.
Riego se había convertido en un gran seguidor de Rousseau y Montesquieu, por
quienes los legisladores gaditanos sentían una fuerte influencia, sobre todo de
los postulados liberales emanados de la Revolución Francesa, como el relativo
a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamado por
la Asamblea Nacional el 26 de agosto de 1789 y por supuesto de la Constitución
Francesa de 1791.
En 1817 fue destinado al ejército expedicionario que se preparaba en
Andalucía para ser enviado a combatir en las colonias americanas contra las
fuerzas sublevadas. Sin embargo, no era esta la principal preocupación de Riego,
más interesado, junto diversos sectores de la burguesía, en abolir el absolutismo
monárquico de Fernando VII. El día 1 de enero de 1820, se subleva el frente de la
guarnición de Cabezas de San Juan (Sevilla) y proclama la Constitución de 1812,
dando paso a un movimiento que se extiende por toda España y obliga al monarca
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Fernando VII a proclamar solemnemente la Constitución de 1812. Surge así el
Trienio Liberal (1820-1823). Riego se convierte en un héroe popular reconocido
en todos los niveles:
La curva de que se perpetuan horrores pictoricos de la mayor consecuencia,
es a mi entender la nueva fe de los escritores de bien que las relaciones
que las han suministrado sobre los hechos no estan desnudas y presentadas
con toda la belleza que tanto hace resaltar a la maprenable verdad.
Convencido de que por equivocacion o por olvido no indecho a toda
España y al mundo entero todos los pormenores del glorioso alzamiento
de algunos cuerpos del ejercito expedicionario y demas trabajos he tenido
conocimiento desde el momento que por mi decision adquiri la confianza
de cuantos me trataron y con que puse conferencia en diferentes sitios y
dias diversos con una absoluta exposicion de mi existencia tanto por mi que
tratada salida como porque éramos espiados bastante de carta por algunos
agentes, del despotismo; y nos era indispensable disfrazar nuestras salidas
bajo pretextos muy aventurados (las ordenes de sanidad aumentaban este
peligro) sin repetir enteramente lo que contienen las memorias de los
jefes de G.M. San Miguel y Miranda en cuanto hare cuanto sea necesario
aquellas soluciones con todos los hechos que sirvan para presentar este
cuadro con todos los colores que deba tener. Al emprender esta obra preveo,
que algunas personas van a quedar disgustadas con presentarlas al público
imparcial con los colores que les corresponde. Hablare de todos con justicia
y con mucho mimo dare el favor mas somero. Para que la obra sea completa
la acompañara no solamente en donde estan señaladas los posiciones
del ejército expedicionario en 1 de enero de 1820, y los movimientos que
hicieron los que declararon por la libertad: el dia que lo verificaron y demas
circunstancias que sean indispensables para mi perfecto conocimiento de
unos sucesos que deben ser cabidos a fondo de toda su generación presente
y de cuantas nos sucedan para satisfacción de los buenos de todo el mundo.
Son muchos los que conocen los motivos que prepararon los ánimos de
algunos oficiales, sargentos y soldados, para el levantamiento de primero
de enero de 1820, dos, tres y cinco del mismo. Pero es menester que se sepa,
que el desagradable suceso, o bien la horrible felonia del palmar del 8 de
julio de 1819, a la cual se abuso la mas desvergonzada de los mas sagrado
que tienen los hombres entre si, que una curva inmediata para que el espiritu
general del ejercito estuviese perfectamente dispuesto; aunque en verdad
cosas anteriores y generales contribuyeron en grande manera a los sucesos
cuya historia vamos a escribir con toda la calidad imaginable. Dejando
pasar los meses de agosto, septiembre y octubre empezare la relacion de
sucesos en cuestion desde el ocho de noviembre.
… Me traslade a las Cabezas de S. Juan desde Hornos a donde había ido
a tomar las aguas y curarme de una dolencia terrible que padecia hacía
mucho tiempo. Debo de advertir, para que nadie lo ignore, que habiendo
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
obtenido a solicitud mia pasar voluntariamente a America de 2º Ag.
General del E. M. de la expedicion, tuvo el General Jefe del mismo la feliz
idea de medio echarme de aquel distinguido cuerpo, sin caso conocerme de
nombre, dandome el mando del 2º Batallon de Asturias, que en mi concepto
era uno de los que mejor dispuestos estaban, para la santa empresa, como
la experiencia lo ha acreditado. En el momento que me vi entre aquella
pequeña porcion de hijos predilectos de la patria no excuse medio para
confirmar nuestras ideas sobre los recursos que teniamos en nosotros
mismos y con los que podiamos contar en los demas cuerpos del ejercito.
Muchos de los oficiales que yo conocia anteriormente me prometieron las
mejores esperanzas de todos los oficiales del batallon. En la primera junta
particular que celebramos me dijo el ayudante D. Baltasar Valcarcel que
contara con su apoyo…1
Es nombrado capitán general de Galicia (cargo que no ejerció) y capitán
general de Aragón. Fue además elegido diputado por Asturias a Cortes, de las
que llegó a ser presidente en 1822. La llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis
en 1823, que pusieron fin al régimen constitucional, supuso la condena de Riego,
que como liberal exaltado había votado en Cádiz de destitución del Rey Fernando
VII. Ese mismo año, al frente de las tropas encargadas de detener a los realistas
opuestos a la Constitución de Cádiz, fue abandonado por sus hombres y detenido
en Arquillos (Jaén).
Ya en poder de los absolutistas, se le formó un consejo de guerra que le condenó
a muerte en la horca, con la humillación de ser arrastrado en un cesto hasta el
cadalso de la plaza de la Cebada de Madrid, donde se ejecutó la condena el 7 de
noviembre de 1823.
4. Correspondencia de Rafael del Riego: Cartas de 1820 a 1823
Rafael del Riego mantuvo una amistad destacada con varios personajes
destacados de la política española del momento. Esta amistad se pone de
manifiesto en las cartas que Riego recibió de D. José María de la Cruz Romero,
Pedro Villacampa, Carlos Espinosa, José Canga Argüelles, Agustín Argüelles…,
durante los años del Trienio Liberal (1820-1823).
Aparte del interés humano que puedan tener estas cartas, su utilidad crece
por el testimonio histórico directo que suponen los comentarios de diversos
acontecimientos sucedidos en Cádiz, Madrid, Barcelona durante la etapa que
comprende el Trienio Constitucional.
En la primera parte de este artículo se trató sobre la Constitución de Cádiz
y uno de sus máximos defensores, Rafael del Riego, mientras en esta segunda
Documento de Rafael del Riego (Manuscrito) MSS/20270/156. Sala Cervantes, Biblioteca
Nacional de España.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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se hace lo mismo con las cartas escritas durante el período 1820-1823, año este
último en que Manuel López Cepero, presidente las sociedades patrióticas de
Cádiz y Sevilla entre 1820 y 1822 y diputado por Sevilla, escribió una carta a
Riego fechada en Madrid, el 29 de septiembre de 1823, dándole ánimos ante los
acontecimientos que estaban sucediendo.
Comienzo con el extracto de una carta que José María de la Cruz Romero
escribió a Riego, el 27 de julio de 1820, desde la ciudad de Cádiz:
Señor D. Rafael del Riego
Mui Sr Mio de todo mi respeto: congratulandome con V.S. por la satisfacción
que ha tenido en ver realizados los deseos de su heroico pronunciamiento
en favor de nuestra armada Patria, y agradecido a la consideración que
ha dispensado a mi sobrino dador de esta, teniendolo a sus ordenes en la
gloriosa expedición de su Columna Volante ruego a su atención se digne
recibir como una pequeña prueva de mi reconocimto y de aprecio a sus
virtudes militares este par de pistolas propias para su uso en el mando de
los ejercitos Nacionales.
Ya tube el honor de besar a V.S. la mano en esta ciudad y ahora me ofrezco
de nuevo con las mas distinguida consideración como mi mas atento serv.or1.
Con el Teniente General, Pedro Villacampa Maza defensor de la Constitución
de 1812, nombrado capitán general de Cataluña y de Granada con la llegada al
poder de los liberales2, también mantiene correspondencia, éste escribe a Riego
desde Barcelona, el día 13 de enero de 1821:
Mi estimado compañero y amigo: pr. fin tuvieron mis paisanos el gusto de
abrazar á V., y á mi cabe la satisfacción de tenerle vecino. Doy á V. los mas
expresivos parabienes por tan digno nombramto y me congratulo de ver á
la cabeza demi Provincia al paladio de la libertad Española.
Si los enemigos del nuevo sistema tratan de hacer alguna tentativa pª derrocarlo,
cuente usted más facultades y amistad, seguro de qE los heroicos catalanes
unidos á los impavidos aragoneses sabran desbaratar sus iniquas tramas.
Con este motivo le tengo de ofrecerme á la disposicion de V., y asegurarle
del aprecio q. me merecen sus distinguidos servicios, y de q. nada habra que
omita en obsequio su afect. mi compañero, y apasionado senOR q. B.S.M.3
Signatura: 20270 7. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
2
Baso Andreu, A. (1959). El capitán general Pedro Villacampa Maza, héroe de la Independencia.
Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, ISSN 05184088. Nº 39. 193-208
3
Signatura: 20270 8. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos) SIGNATURA
MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
1
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Y desde Tarrasa, el 23 de noviembre de 1821:
Sr. D. Rafael del Riego
Mi estimado amigo y compº: Cuanto siento qE V. haya tomado una
resolucion tan sensible pª los verdaderos hijos de nuestra Madre Patria! No
creo q. el Gobierno acceda á ella, pero si por desgracia fuese asi y como
podria reemplazarse en el ejercito la perdida de su heroe y caudillo, y de
restaurador de la libertad. No, amigo, descrita V. de semejante empeño, y
no olvide q. la Nacion necesita mas q. nunca de los esfuerzos de los ilustres
campeones q. la sacaron del estado de nulidad y abatimTO. En que la había
sumergido la arbitraridad y despotismo.
Pasado mañana me bajo a Sn. Feliu de Llobregat y el sabado 1º de Dic.bre
por la tarde estaré en Villafranca de Panadés, donde espero me proporcione
el gusto de abrazarle, ya q. no había sido posible tenerlo hasta el día.
Mientras tengo tan dulce satisfacción, vea V. y puedo caomplacerte en
alguna cosa, y disponga como guste de su apasinad. Mo compO y fino
amigo.1
Desde Sant Feliu de Llobregat, el día siete de diciembre de 1821, le escribe:
Caro amigo y comp. Admitieron á Valle las repetidas dimisiones del gobierno
politico de esta ProvA y han nombrado interinamenTE por sucesor suyo al
Mariscal de Campo Munarrizo.
Mis achaques inveterados y q. de cada dia se aumentan no se permiten
continuar en el mando militar: en correo ultimo solicite la dimision, e
indique al mismo tiempo á algunos amigos que ninguno mejor q. U. podría
reemplazarme y formar la felicidad de los catalanes: p. este correo repito
lo mismo, y para nada habrá p. mi tan satisfactorio como el q. se realizan
mis deseos.
Ayer tuve una conferencia con comisionados del AyuntamTO. De Barcelona,
solicitaban q se sacaran de la Ciudadela unos pocos viveres q. se introdujeron
hace dos meses quando la epidemia estaba en toda su fuerza pA q la tropa
no tubiese q. salir al mercado de la ciudad. No accedi a la petición por
contemplarla viciosa y ridicula: nada me ocurre de particular.
Manténgase V. bueno, y cuente siempre con las facultades y decidida
voluntad de su afect.2
La preocupación por la creciente inestabilidad social y la oposición hacia el
Signatura: 20270 25. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
2
Signatura: 20270 28. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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nuevo sistema quedan patentes en las cartas que el General Pedro Villacampa
envía a Riego.
En las siguientes cartas fechadas en Madrid el 17 y 20 de enero de 1821
respectivamente, antes de su caída del gobierno y donde queda patente la
admiración que sentía por Riego el político asturiano D. José Canga Argüelles,
máxime ya que había sido liberado de su prisión en Peñíscola en el año 1820 con
la ayuda de Riego y gracias a él volvió a la actividad política para ser elegido
diputado en Cortes por Asturias y posteriormente, con el primer gobierno en
marzo de 1820, Ministro de Estado y del Despacho de Hacienda y posteriormente
Consejero de Estado hasta que el 2 de marzo de 1821 los liberales moderados
terminaron su gobierno abruptamente, y con él sus cargos1
Mi Genl Paupº y dueño: he tomado con el mas vivo placer el modo
satisfactorio, aunque no sea todo el q. muestra su merecer con q havido
recivido en esa heroyca ciud. Mi respetable sobre sus grandes e inimitables
calidades, q. haber ido la cuna de mi educación literaria; y despues de
desearle a Vma. descanso: paro a decirle q hace pocos días se me presentó
con una carta de Ust un paupº patriota pobre y muy recomendado: y yo
que ni puedo ni debo resistirme a las menores insinuaciones de un Genl
que tanto ilustra y honra a mi patria y a cuyo esfuerzo debe la libertad
q disfruta, tiene el gusto de obtenerle de S.M. empleito q. le asegure su
nombrtº.
Cito se lo digo a Vm. G.q. anote a decifun a complacerle, y q. en ello
tiene la magl un aprenDO am. Y Paup. José Canga Argüelles2
Y:
Mi apreciable D. y paisano: haciendo yo el justo aprecio que merece la
reconmedacion de U. he colocado á Rechambri en el empleo de Admor de
Rentas de Tineo, y he celebrado tener esta ocasión de manifestar a V. mi
afecto y deseos a complacerle. En cualquier cosa que penda a mi arbitrio
me hallaría V. siempre pronto a servirle, y en esta inteligencia deseo que
no tenga ociosa mi buena voluntad, con la que se le repite su affmo. y amo.
Q.S.M.B. José Canga Argüelles3
Agustín de Argüelles, Diputado por el Principado de Asturias en las Cortes de
Cádiz, colaboró en la Constitución de 1812, cuyo preámbulo redactó. Restablecido
Fonseca Cueva, P. (1995). Un hacendista asturiano: José Canga Argüelles. Ed. Real Instituto
de Estudios Asturianos, Oviedo.
2
Signatura: 20270 10. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
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Signatura: 20270 12. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
el absolutismo, fue hecho prisionero en Madrid, siendo enviado primero al
presidio de El Fijo en Ceuta y después a la Alcudia en Mallorca. Fue liberado por
Riego en 1820, al igual que el asturiano José Canga Argüelles. Con la llegado del
Trienio Liberal, en 1820-1821 fue ministro de Gobernación; al caer el régimen
constitucional, en 1823 emigró a Londres (Coronas González, 1994).
Desde Madrid el 20 de Enero de 1821 envió una carta a Riego que dice
mostrándole sus muestras de gratitud y deseándole una feliz estancia en Madrid.
Mi estimado Paisaº y amigo: ya había sabido por Campasano la llegada
de Vmd. a esta capital, y entonces me dijo que ust hubiese mirado la
caridad de mi parte como una prueba de amistad. Yo no veo necesaria esta
demostración, porque a la verdad no me acuerdo de haber usado de este
medio con los que son amigos: yo estimo a vmd. de acuerdo y por razones
de otra categoría, en todo caso el parabien me lo doy a mi mismo. Que vmd
harto tendra en reconocer que el mando es mas bien motivo de pesame que
de otra cosa; sin embargo que mismo paisano Moreda contribuirá a hacerlo
mas llevadero, y se hallará en vmd lo que puede desear y necesitar. No se si
ustedes se conocían con intimidad antes de ahora; más sea de esto lo que
fuere no duda que hallaría vmd en el prendas muy recomendables y mucho
afecto a la libertad, sin afectación. Asiq. Se lo recomiendo a vmd. como
paisano, amigo y cooperador, ya que no puedo hacer otra cosa que deseara
que los esfuerzos reconocidos de todos hayan triunfado en la causa. Porq yo
estoy ya muy quebrantado, y no cola deseoso, sino con absoluta necesidad
de zarpar esta infernal vida. Espero que le vaya a vmd. bien en esta ciudad1
Estas cartas nos descubren el eco de Riego en la España del Trienio Liberal,
relaciones de amistad y simpatía, y leves fragmentos de su grande y compleja
vida política, todo un símbolo de los liberales de España durante el siglo XIX
y principios del siglo XX que se alzó contra el absolutismo de Fernando VII
en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan, (1 de enero, 1820) para
instaurar un nuevo régimen constitucional que tendría como norma básica
la pionera Constitución de 1812, redactada ocho años antes por las Cortes de
Cádiz y popularmente conocida como la Pepa. Su muerte fue una de las mayores
atrocidades cometidas por un gobierno español, contra un hombre como Riego y
contra el régimen universal de las libertades y la democracia.
Para muchos la desdicha de Rafael de Riego comenzó cuando el 1 de enero
de 1820, en Cabezas de San Juan, Sevilla, ante el ejército destinado a sofocar la
sublevación de las colonias españolas de Ultramar, proclama la reinstauración
de la Constitución de 1812 en aquella ya famosa arenga: «Es de precisión para
Signatura: 20270 11. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
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que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812,
afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la
Constitución!». El 7 de marzo de 1820 la revolución llegó a Madrid, y ante el
Palacio Real se congregó una muchedumbre que exigía a Fernando VII que tomara
una decisión. Ese mismo día el rey cede y acepta oficialmente la Constitución y
pronuncia su famosa frase: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la
senda constitucional». Comenzaba el llamado Trienio Liberal.
Bibliografía
Astur, E., Riego (1984): Oviedo: Principado de Asturias, Consejería de
Educación, Cultura y Deportes.
Baso Andreu, A. (1959): El capitán general Pedro Villacampa Maza, héroe
de la Independencia Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de
Estudios Altoaragoneses, ISSN 0518-4088, Nº 39, 1959 , págs. 193-208.
Coronas González, J. R. (1994): El diputado Agustín Argüelles. Ed.
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Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 8. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823
(Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
20
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Signatura: 20270 25. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 28. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 10. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 12. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 11. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
DOCUMENTO DE RAFAEL DEL RIEGO (MANUSCRITO) MSS/20270/156.
SALA CERVANTES. Biblioteca Nacional de España.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
21
La implantación del liberalismo en los ayuntamientos de la
Asturias urbana: ¿cambio o continuidad?1
The implementation of liberalism in the city councils of Asturias: change or
continuity?
Helena Carrtero Suárez,
Becaria FPU. Universidad de Oviedo (Principado de Asturias. España)
Resumen: Pretendemos abordar el estudio de los gobiernos locales de los tres principales núcleos
urbanos del Principado de Asturias: Oviedo, Gijón y Avilés, en el tránsito del Antiguo
Régimen al Régimen Liberal. Reflexionaremos sobre si el programa liberal doceañista
tuvo profundas repercusiones en la modificación de los ayuntamientos asturianos, o
si por el contrario fueron las tradicionales élites aristocráticas las que continuaron
gestionando la res publica de acuerdo a sus intereses de clase.
Palabras Clave: Asturias, oligarquías, ayuntamientos, Antiguo Régimen, liberalismo.
Abstract: We intend to approach the study of local governments of the three main towns of the
Principality of Asturias: Oviedo, Gijón and Avilés, on their way from Old Regime to
the Liberal Regime. We will reflect on whether the liberals’ program of Cadiz in 1812
had deep effects on the change of Asturian local governments or, in the contrary, the
traditional aristocratic elites continued to manage the res publica, according to their
own class interests.
Keywords: Asturias, oligarchies, municipalities, Old Regime, liberalism.
Introducción
Los gobiernos locales han sido postergados a un lugar secundario en el estudio
del sistema político español2. Sin embargo, el municipio desempeñaba un papel
de especial relevancia en el ordenamiento económico, social y político de las
sociedades europeas preindustriales. Sus competencias eran amplias y abarcaban
los principales temas de la vida comunitaria. Bien es cierto que no existía un
municipio homogéneo sino multitud de ellos con sus particularismos regionales,
jurisdiccionales, legales, etc. Se trataba de las instituciones más cercanas al pueblo,
que incluso, en ocasiones participaba en ellas a través de los concejos abiertos. En
segundo plano se situaban las instituciones provinciales, más lejanas. Por último,
Investigación dependiente del proyecto nacional MICINN-12-HAR2011-28458, Oligarquías
urbanas y gobierno municipal en la Asturias de la Edad Moderna.
2
En la historiografía europea últimamente se constata una sensibilización por la «historia desde
arriba», desde enfoques y metodologías distintas. Así, los estudios sobreoligarquías y los
relativos a las familias nobiliarias, concentran interés como sujeto/objeto de análisis. Entre
ellos se pueden citar: REINHARD, 1997 y Lambert- Gorges. Para España la transición política
del Antiguo Régimen al Régimen Liberal ha sido abordada, especialmente por Artola 1959,
1973, 1978 y Castro, 1979.
1
22
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
la propia institución monárquica se presentaba como algo misterioso, aunque
ocasionalmente entraban en contacto con alguno de sus funcionarios (Goubert,
1979, 4-8). Sin embargo, todo esto cambió con la llegada del régimen liberal,
de marcado carácter centralista. El liberalismo gaditano multiplicó el número de
ayuntamientos, porque concebía esta institución como medio de participación
del ciudadano en el gobierno. Son los vecinos los que, en su mayoría1, tienen el
derecho de elegir a sus representantes políticos, en número proporcional al tamaño
del núcleo poblacional. Además, se suprime el régimen de la mitad de oficios, pues
se establece el principio de igualdad de derechos ante la ley (Castro, 1979).
Las investigaciones sobre los aspectos políticos y jurídicos del municipio han
privilegiado el ámbito urbano en la época medieval, que vendría a representar el
momento dorado de las libertades locales. Menos interés ha despertado el estudio
institucional del municipio de siglos posteriores, lo que estaría justificado por la
supresión de la autonomía concejil, paralela al nacimiento del estado moderno
y el centralismo de las monarquías absolutas. La implantación del liberalismo
en España ha centrado el interés por los análisis de cuestiones generales, en
los enfrentamientos entre realistas y liberales y el debate del ideario político de
moderados y progresistas y sus enfrentamientos en las principales instituciones
centrales de poder; sin embargo se han descuidado los estudios locales y
regionales. Además, la transición del Antiguo Régimen al régimen liberal fue
un tema, relativamente, de moda entre los historiadores de los años cincuenta y
setenta, pero caído posteriormente en el olvido. A partir de los años ochenta del
siglo XX y desde una perspectiva general, los gobiernos locales han empezado a
ser objeto de estudio, desde enfoques diversos, destacándose los ámbitos político
y social (Passola, 1997; Soria, 2000).
Desde hace ya unos cuantos años la cuestión de la pervivencia de las
autonomías locales durante la Edad Moderna, y especialmente durante el período
de los Austrias, ha recibido nuevos planteamientos desde perspectivas diferentes.
Se pone énfasis en que el proceso de fortalecimiento del poder central fue lento,
pero manteniendo la presencia e influencia de otros sujetos políticos como las
corporaciones locales, que todavía conservan algunos de sus antiguos derechos,
privilegios y libertades. Sólo en los últimos años los cambios en los gobiernos
locales acaecidos desde la segunda mitad del siglo XVIII y hasta la definitiva
implantación del liberalismo (c.1840) han parecido volver a captar el interés de
los historiadores, aunque aún queda mucho por avanzar en esta materia (Morales
Moya, 1998; para Galicia, López Díaz, 2010, 187-214; Asturias Friera Álvarez,
2005, 507-694; en el País Vasco, Martínez Rueda, 1994; et al.).
La constitución igual, de hecho, ciudadanía y vecindad, restringiendo el derecho al voto a los
cabezas de familia residentes y con propiedades o trabajo estable en una población determinada.
Constitución de 1812, Título VI, Cap. I, Artículos 309-323.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
23
En Asturias son muy escasos los trabajos relativos al ejercicio del poder de las
oligarquías locales, sobre todo los análisis referidos a los gobiernos de la ciudad
de Oviedo y principales villas, Avilés y Gijón. Es en la última década cuando
podemos hablar de un mejor conocimiento de las oligarquías y gobiernos locales
asturianos a través de los estudios de la nobleza asturiana que están realizando
Faya Díaz, Díaz Álvarez, Fernández Secades y Carretero Suárez. Entre los
estudios de carácter político más generales sobre Asturias, podemos contar con
la obra clásica de M. Sangrador (1866), y los estudios más recientes de M. Friera
(2003) sobre la Junta General y A. Menéndez (2011) sobre la Audiencia y otros
sobre el municipio, como el artículo de Mª. A. Faya (2003) sobre la venta de
oficios municipales con los Austrias, el estudio sobre la estructura municipal de
Asturias en el siglo XVIII de B. Barreiro (1990), y las tesis doctorales de Juan
Díaz Álvarez, Lucía Fernández Secades y Helena Carretero Suárez, sobre las
oligarquías y gobiernos municipales de Oviedo, Gijón y Avilés, respectivamente.
Para las primeras décadas del régimen liberal en Asturias interesan los estudios de
Carantoña (1984, 1989) y Carmen García (1984, tesina inédita).
Por lo que respecta a las fuentes, la documentación de los diferentes municipios
asturianos es relativamente abundante. Los archivos locales de Oviedo, Avilés
y Gijón conservan casi seriados los libros de acuerdos de los ayuntamientos
desde finales de la Edad Media. Sin embargo, existen silencios documentales
significativos, especialmente en relación al Trienio Liberal; probablemente
como consecuencia de los desencuentros y convulsiones políticas en la actividad
municipal y la represión posterior tras la instauración nuevamente del absolutismo.
El régimen municipal en la Asturias del Antiguo Régimen
La administración del Antiguo Régimen se caracteriza por su complejidad y
su heterogeneidad. La división territorial engloba los antiguos reinos medievales
junto a cierto intento de división provincial, que no llega a cuajar de forma
definitiva hasta la implantación del régimen liberal (García Álvarez, 2002). A su
vez, cada provincia se divide en diferentes partidos en número, muchas veces,
desproporcionado, que dificultan enormemente una administración eficiente del
territorio. En la cabeza de cada partido solía haber un representante de la autoridad
real, generalmente un corregidor, como sucedía en Oviedo (Tuero Bertrand,
1972). Ahora bien, existen cierto núcleos de población eximidos, es decir, que se
gobiernan sin sujeción a la jurisdicción de los partidos; así sucedía en la villa de
Avilés, que debido a los múltiples privilegios medievales que poseía, se enfrentó
enérgicamente con el delegado real, para mantener su autonomía (Carretero
Suárez, en prensa).
La organización del territorio se complica, aún más, dada la dualidad de
24
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
jurisdicciones a que da lugar la existencia de señoríos laicos y eclesiásticos
frente a los concejos de realengo. A pesar de que el centralismo borbónico había
intentado reducir el número de señoríos; en el caso asturiano, y en España en
general, el peso del señorío todavía en el siglo XVIII era destacable (Moxó, 1965,
9-10). Según los datos que proporciona el Catastro del Marqués de la Ensenada,
existían en Asturias 114 concejos, de los cuales 41 eran de señorío y 73 de realengo
(Baudilio, 1990, 538-540).
El poder político local es uno de los ámbitos que la nobleza intentó controlar
y utilizar en su propio beneficio desde principios de la Edad Moderna, ya que su
ejercicio le daba poder al mismo tiempo que contribuía a mejorar su prestigio
(Hernández, 2004, 91-114; Soria Mesa, 2008, 222). El oficio público fue visto por
la sociedad de la época como el mejor modo de servir el Estado (Porres Marijuán,
2004, 14). De hecho la mayor parte de las oligarquías urbanas estuvieron formadas
por nobles; señala J. I. Fortea que “había una marcada preferencia porque quien
se ocupara del gobierno de las repúblicas urbanas fuera noble”, si bien es cierto
que frecuentemente se puso “más el acento en la riqueza que en la nobleza o en la
virtud”, lo que permitió que en algunas ciudades como Burgos, Valladolid, Sevilla,
Córdoba, Jaén o Toledo, accedieran a los regimientos conversos o comerciantes
(Fortea Pérez, 2004, 252-255).
En los concejos y villas asturianas durante la Edad Moderna es la hidalguía de
solar conocido y la nobleza titulada quienes ejercen el poder local, como también
ocurre en otras zonas de la cornisa cantábrica (Porres Marijuán, 2011, 103-135).
Además el poder local era utilizado normalmente como medio de acceder al gobierno
regional e, incluso, aunque con menor frecuencia, a los órganos centrales de poder,
como sucedió en el caso de Jovellanos (Fernández Secades, 2011, 181-194).
En la configuración de las oligarquías municipales del Antiguo Régimen hubo
dos fechas importantes. En 1544 los apuros financieros de la Corona, derivados
de la guerra y la política imperial, impulsaron a Carlos V a emprender la venta
de oficios municipales; pasándose de oficios electivos anualmente a regimientos
vitalicios. En 1614 Felipe III da un paso más allá vendiendo las perpetuaciones,
lo que terminará por patrimonializar el poder local, al transmitirse el oficio de
generación en generación1.
Asturias, al igual que el resto de territorios que integraban la Corona de Castilla, no fue
ajena a ese proceso que tantas oportunidades reportó a una hidalguía de solar conocido
que habían desarrollado diversas estrategias de ascenso y consolidación social2.
1 El tema de la venta de cargos ha sido estudiado por varios historiadores. Cabe destacar los
trabajos de Tomás y Valiente (1975, 1985), que estudia la venta de los oficios públicos en Castilla
desde sus orígenes bajomedievales hasta comienzos del siglo XIX. También Domínguez Ortiz
(1975, 1985) analiza este fenómeno. Más reciente, González Alonso (1981, 1989, 1999).
2 En el ámbito asturiano sobre la venta de cargos: Faya Díaz, 2003, 75-136; Menéndez González,
1984, 677-708; Pérez de Castro, 1998; Fernández Secades, 2011a.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
25
Los oficios que la Corona se decidió a vender fueron los regimientos, además
de las escribanías, es decir, cargos con funciones ejecutivas o de gobierno,
excluyéndose los oficios que impartían justicia, judicaturas y alcaldías1. El hecho
de privatizar, mediante la venta, el poder público, supuso un profundo cambio en
los consistorios, pues estos cargos dejaron de ser electivos con las importantes
consecuencias que ello tuvo.
Las regidurías fueron los oficios más demandados, no por el salario que
conllevaban, que era bajo, sino por cuestiones de prestigio y por la posición
de poder2. Los regidores controlaban el mercado local, los precios, el cobro de
impuestos y el comercio de esta villa portuaria; lo cual suponía un evidente
beneficio económico. Además, podían acceder, controlar y manipular la justicia
municipal en favor de los intereses del linaje. De ahí, que las diferentes casas
nobles se decidieran a comprar oficios con voz y voto, en aquellos concejos en los
que tenían la mayor parte de su patrimonio rústico o la casa solar del linaje, así
como intereses económico y, también, en la ciudad de Oviedo, centro del poder
regional intereses económicos.
En Asturias las ventas se inician en 1544, siendo Oviedo, Avilés y Gijón de los
primeros concejos en atraer el interés de las compras, acrecentándose el número
de regidurías en ellos desde el inicio del proceso. Como podemos observar en
el cuadro 1, con Felipe II asistimos a un crecimiento elevado de las ventas, para
pasar a patrimonializarse los cargos, con la adquisición de títulos de perpetuación
a partir del año 1614. Todavía en tiempos de Felipe IV se constatan algunas ventas
de oficios, que intentarán contrarrestarse con las órdenes de consumo de oficios
promulgadas durante el reinado de Carlos II; aunque éstas no tuvieron éxito.
Con los Borbones las ventas por parte de la Corona se suspenden, ahora bien el
mercado de oficios siguió activo a través de las transacciones entre particulares.
1 No obstante, Alberto Marcos revela la existencia de algunas ventas de cargos concapacidad
judicial (Marcos Martín, 2008, 469-486). Sin embargo, en Asturias, en general, y en Avilés, en
concreto este fenómeno no parece haberse dado.
2 Los regidores sólo cobraban su salario cuando asistían a las sesiones del ayuntamiento, tal como
establecían las leyes, y, como veremos, el porcentaje de absentismo era elevado: «Mandamos
que el regidor que no sirviere el oficio de regimiento o estuviera ausente no sea pagado de su
salario» (Novísima Recopilación, tomo III, libro VII, título IX, ley I). Además, en Avilés dada la
escasez de propios del concejo, los regidores renunciaron a su salario; aunque siempre a cambio
de obtener otro tipo de beneficios. A(rchivo) M(unicipal) de A(vilés), Leg. 38, doc. 7.
26
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Cuadro 1. (Elaboración propia) Regimientos vendidos en los principales núcleos
urbanos de Asturias (Fuente: FAYA DÍAZ, 2003, 75-136)
CONCEJO
CARLOS V
FELIPE II
FELIPE III*
Oviedo
Gijón
Avilés
10
10
15
45
13
13
42
14
17
* Venta de perpetuaciones
FELIPE
IV
14
12
14
La sociología de estas oligarquías que concentran el poder local en Asturias es
clara; se trata de los principales linajes de la hidalguía de solar conocido de la región
como los Argüelles, de la Rua (Oviedo), Jove, Valdés (en Gijón), Alas, Menéndez
de Avilés y Carreño (Avilés); muchas de estas familias terminan englobadas en las
principales casas tituladas de Asturias: Marqueses de Valdecarzana, Ferrera, San
Esteban y Campo Sagrado, Condes de Toreno, Canalejas, que ostentarán no sólo
el poder local, sino que también controlarán las instituciones de poder regional a
lo largo del siglo XVIII. (Menéndez González, 2004).
Con el advenimiento de la dinastía borbónica y la potenciación del centralismo
llevada a cabo por los nuevos monarcas, asistimos a varios fenómenos que
anuncian el cambio en los gobiernos locales.
Durante la Edad Moderna la asistencia de los regidores a las reuniones
ordinarias del Ayuntamiento fue, en general, reducida, excepto cuando había
elecciones (Merchán Fernández, 1988 112, 223). Ahora bien, el centralismo
borbónico, dada la menor libertad de acción que posibilitaba a las élites locales en
la gestión municipal, hizo aumentar los índices de absentismo a niveles extremos.
Por ejemplo, en Avilés, a finales del Antiguo Régimen de los treinta y dos oficios de
regimiento que existían, con normalidad se constata la presencia en las reuniones
de ayuntamiento de tres o cuatro regidores, dándose la misma situación en Oviedo
y Gijón1.
Al aparente desentendimiento de la nobleza en el ejercicio de su poder político
hay que sumarle, a partir de la década de los sesenta del siglo XVIII, un intento
por parte de la Corona de conseguir una cierta «democratización» del poder
local; concediendo a partir de 1766 una pequeña parcela de representación en los
ayuntamientos a las clases populares, mediante la creación del síndico personero
y el diputado del común (Guillamón, 1996, 753-770). Señala Baudilio Barreiro
que en Asturias nadie se opuso frontalmente a esta reforma, pero sí se detectan
problemas en las primeras elecciones de estos nuevos oficios en Oviedo y Avilés
y, en menor medida, en Gijón; oponiéndose los regidores a la elección popular e
intentando controlar ellos dichos nombramientos (Barreiro, 1990, 548-550). Sin
AMA, Libs. Acs. 43-45; A(rchivo) M(unicipal) de O(viedo), Libs. Acs. 104-105, 116,
A(rchivo) M(unicipal) de G(ijón), Libs. Acs. Años 1790-1812.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
27
embargo, se trató de una reforma frustrada, dadas las limitadas competencias y
capacidad de maniobra que tuvieron estos nuevos oficios frente a la oligarquía
(Dominguez Ortiz, 1984, 472-475). Bien es cierto que en los ayuntamientos
asturianos, de carácter nobiliario, estas medidas permitieron la entrada de algunos
miembros de la burguesía, como los Maqua en Avilés o varios comerciantes en
Gijón (Fernández Secades, 2011a, 197-201).
Finalmente en 1797 se ordena la incorporación a la Corona de los oficios
enajenados, intentando dotar de racionalidad la administración pública, sobre
todo, de índole local, pero sin menoscabar el poder tradicional de las oligarquías;
intentando adecuar la situación existente a un nuevo contexto. El intento de reforma
no cuajó, pero sentó un precedente para la racionalización de los gobiernos locales
que se impondría a partir del triunfo del liberalismo a partir de 1812.
La crisis del Antiguo Régimen y el inicio del liberalismo en Asturias
La introducción en los ayuntamientos de las medidas ilustradas del siglo XVIII,
junto con la convulsa situación de principios del siglo XIX, dio como resultado
la quiebra y descomposición del municipio del Antiguo Régimen. Diputados del
común, síndicos personeros, alcaldes de barrio… serán algunas de las fórmulas
que se arbitrarán para solucionar el vacío de poder que provocó el progresivo
desinterés por ejercer los cargos, por parte de unas oligarquías nobiliarias
interesadas en retrasar el desarrollo político, social y económico del país de
acuerdo al mantenimiento de sus propios intereses. Ante el caos y la decadencia
de las instituciones locales del absolutismo, los ayuntamientos liberales surgieron
por voluntad del poder central y al servicio del mismo.
Durante el reinado de Fernando VII se inicia la crisis política que pondrá fin
al Antiguo Régimen en España. La invasión napoleónica provocó un vacío de
poder, que permitió el comienzo de un lento proceso revolucionario en el que los
liberales, sobre todo desde las Cortes de Cádiz reunidas en 1812, sentarán las bases
de un nuevo sistema político, social y económico. En Asturias la acción directa
del conflicto bélico acelerará los cambios políticos, mientras que la estructura
socio-económica de la región evolucionará más lentamente.
En el Principado de Asturias, ya desde la llegada al trono de Carlos IV en
1789 existía un malestar entre diversos sectores sociales (nobleza, clero, élites
ilustradas…), generado por la oposición a Godoy. Además los hidalgos con rentas
inferiores a 2.000 ducados (el 95% de la hidalguía asturiana), estaban descontentos
con el gobierno por la Real Orden de 23 de Diciembre de 1807, que obligaba a sus
hijos a entrar en quintas. Este descontento general con la institución monárquica,
unido a la noticia de los sucesos del dos y tres de mayo, hicieron de Asturias una
de las primera regiones de España en las que estalla un movimiento popular, que
28
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
pone fin a las instituciones del Antiguo Régimen; y ello, con el apoyo de gran
parte de las élites nobiliarias del Principado, que fueron de las primeras en abrazar
las ideas liberales, como Jovellanos, el Conde de Toreno o Rafael del Riego.
Tras la aprobación y promulgación de la Constitución de Cádiz en 1812, se inicia
en España la implantación de un régimen local, que responde a los criterios de
representatividad ciudadana, división de poderes, racionalidad y máxima eficacia
de la administración con un coste mínimo (Artola, 1973, 230).
Los acontecimientos de 1812, con las Cortes de Cádiz y la nueva Constitución,
coincidieron con la retirada de los franceses de Asturias y dieron paso al primer
y breve período constitucional en el Principado. A las demostraciones de júbilo
y proclamación de la constitución1, siguió la configuración de los nuevos
ayuntamientos constitucionales.
Rompiendo con el anterior sistema insaculatorio, de cargos patrimonializados
y ayuntamientos cerrados a un reducido número de personas, que no representan
a la comunidad, sino a los intereses particulares de una pequeña élite social; se
implanta un sistema de elección censatario en el que a cada parroquia le corresponde
elegir de entre sus vecinos con un nivel mínimo de renta los electores. En Avilés,
el concejo más pequeño de los que nos ocupan, en las primeras elecciones
constitucionales se estipula un censo de 1.227 vecinos, es decir en torno al 20%
del total de población del concejo, distribuidos en cuatro parroquias que eligen
a 17 electores de los que saldrá la nueva corporación municipal formada por
dos alcaldes, ocho regidores y dos procuradores síndicos2. A todos los nuevos
cargos políticos se les obligará a jurar «no haber ejercido oficio de regidor de la
municipalidad en provisiones, alcaldías ni otros empleos por el gobierno intruso»3.
En 1811 se inician en Gijón las gestiones para formar un nuevo ayuntamiento.
El Teniente Coronel Porlier, representante de la autoridad real en la villa durante
estos últimos años de guerra manda que se junte el ayuntamiento antiguo; es decir,
el último consistorio anterior al afrancesamiento del municipio4. Al poco tiempo,
en julio de 1811 empiezan a proponerse candidatos, que no hubiesen tenido
relación con el gobierno intruso, incluyéndose entre los electos a varios artesanos
y labradores. Finalmente, tras la proclamación de la constitución en la villa en
septiembre de 1812 se elige en noviembre un nuevo ayuntamiento en el que no
están presentes ninguno de los antiguos regidores (Rendueles Llanos, 1867, 538)
«…las demostraciones de júbilo que atendidas las circunstancias deben hacerse cuando se
publique y jure en esta ciudad la sabia constitución del reyno, decretadas por las Cortes
generales y extraordinarias […] así como nunca ha habido tan poderosos motivo para fiestas y
regocijos, pues se trata de asegurar para siempre los derechos más apreciables del hombre y el
ciudadano». AMO, Lib. Ac. 105, fols. 37-41 vto.
2
AMA, Lib. Ac. 47.
3
AMA, lib. Ac. 105, fol. 4.
4
AMG, lib. Ac. Año 1811 (15-VI-1811).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
29
Sin embargo, toda esta labor fue radicalmente suprimida a la vuelta de
Fernando VII y durante el Sexenio Absolutista, que restaura el viejo sistema
de administración local. En el caso de los ayuntamientos que nos ocupan la
restauración fue automática; en el verano de 1814 se ordena borrar las actas de las
elecciones constitucionales (Avilés lo hace, Gijón y Oviedo no), así como se acusa
a algunos de los principales dirigentes de afrancesados, entre ellos miembros de la
familia de las Alas o los Valdés.
Pero primero la guerra y luego el corto período de tiempo que duró el nuevo
orden constitucional, quebrantaron la tendencia política e ideológica tradicional,
decantándose, gran parte de las élites sociales del Principado especialmente en la
villa de Avilés, por las nuevas ideas liberales.
El Trienio Liberal en la Asturias Urbana
El 1 de enero de 1820 el teniente coronel asturiano, Rafael del Riego junto con
el comandante gijonés Evaristo Fernández San Miguel, al frente de un ejército se
sublevan y proclaman la Constitución de 1812 y la implantación de la monarquía
constitucional. Asturias y Galicia son las primeras regiones en secundar el
movimiento «libertador».
Los cambios no fueron drásticos, pero la nobleza asturiana se dejó llevar por la
nueva situación que les permitía seguir detentando el poder. Ante el levantamiento
de Riego, un importante sector de la hidalguía de solar y la nobleza titulada decide
apoyar este giro político, participando e integrándose en las instituciones locales y
provinciales. Sin embargo, y a pesar del entusiasmo mostrado en Avilés, Oviedo
y Gijón por parte de las élites tradicionales, la oposición realista se hizo sentir,
especialmente en el campo, ralentizando la puesta en funcionamiento de los
gobiernos locales constitucionales en Asturias.
En Oviedo el nuevo ayuntamiento formado por constitucionalistas no se
configura hasta finales de abril, debido a los «vicios observados en el proceso
(electoral)»1, y las dificultades que el jefe político plantea en la gestión de los
asuntos locales2. Por el contrario, en Avilés es proceso es más rápido, ya que
mientras el bando realista está formado mayoritariamente por menestrales y
gentes de oficios, los liberales englobaban a las familias más distinguidas del
concejo, aquellas que llevaban siglos ostentando el poder en la villa: el Marqués
de Ferrera, los Alas, los Carreño, Balsinde, etc.; que rápidamente pusieron en
funcionamiento el régimen constitucional a través de creación de las Sociedades
Patrióticas y la Milicia Nacional, dirigida por el Marqués de Ferrera.
Pero, la reacción realista, encabezada por los Cien Mil Hijos de San Luís, que
AMO, Lib. Ac. 124, fol. 1
AMO, Lib. Ac, 124, fol. 32 vto.- 33 vto.
1
2
30
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
termina con el Trienio e implanta nuevamente el absolutismo, trae consigo una
dura represión. En Oviedo se ordena la formación del ayuntamiento tal y como
estaba el 1 de marzo de 1820, incluyendo a los regidores perpetuos como eran
el Marqués de San Esteban, El Conde de Peñalba, El marqués de Gatañega y
el Conde de Agüera, entre otros; es decir, se vuelve a una administración local
propia de Antiguo Régimen.
El triunfo del absolutismo en 1823 exacerbó los odios entre realistas y liberales;
Avilés y Gijón fueron catalogados como núcleos proliberales, iniciándose en ellos
una dura represión.
En Avilés los nuevos regidores intentaron encontrar todo tipo de papeles y
documentos del «ayuntamiento llamado constitucional» (hoy día siguen sin
aparecer) como medio para organizar de manera minuciosa las listas de depurados.
Ante la falta de información documental, hicieron comparecer a los miembros de
la corporación saliente para elaborar una lista de los integrantes de la Milicia
Nacional, a los que se concedió diez días para abandonar la villa y sus arrabales.
Para entonces, el ayuntamiento realista prohibía las tertulias y reuniones de más
de cuatro personas a «las que no concurran sujetos de adhesión conocida a la
justa causa de Dios y el Rey», a la vez que se autorizaba a entrar en las casas
de los liberales para someterlas a registro. Era una época en la que cualquier
persona sospechosa o que intentase acceder a un cargo era investigada. El caso
más significativo en Avilés lo padeció el Marqués de Ferrera, desposeído de sus
privilegios por «voluntario exaltado nacional» y cuyo hermano, Álvaro de Navia
Osorio, fue víctima de un informe del ayuntamiento que le cerró el acceso a un
empleo público, alegando que «por ahora no conviene a la causa de Dios y del
Rey que semejantes empleos recaigan en sujetos no solo marcados adictos al
destructor sistema, como ni tampoco en sus parientes amigos ni dependientes»1.
Conclusiones
Habrá que esperar a 1837-1840 para que en Asturias se implante definitivamente
el régimen liberal. Aunque la nueva clase política en algunos concejos, como el
de Avilés, sigan siendo los miembros de las principales familias nobiliarias del
Principado; lo cierto es que, en general, hubo más renovación que continuidad
dentro de las élites de poder. El liberalismo trajo consigo la apertura de los
ayuntamientos a personas más representativas de la comunidad y, especialmente,
a las clases medias.
Al analizar la actuación y mentalidad política de aquellos hombres que se
enfrentaron con la crisis de 1808 e iniciaron el ciclo revolucionario liberal del
siglo XIX en España debemos preguntarnos si se puede establecer una continuidad
AMA, Lib. Ac. 50, acuerdo de 22-XII-1823.
1
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entre la Ilustración y el liberalismo. Según Antonio Morales Moya hay «clara
continuidad» (Morales, 1998), opinión que comparte Martínez Sospedra (1978).
Claude Morange (2006), sin embargo, sostiene que no se dio una continuidad,
porque los terrenos políticos, culturales y vitales sobre los que se proyectaron
ilustración y liberalismo son tan diferentes que no pueden ser comparados en
términos homogéneos.
Tras haber analizado el tránsito del absolutismo al liberalismo en Asturias,
creemos, siguiendo a Morange, que entre el final del Antiguo Régimen, marcado
por las ideas ilustradas, y los inicios del Régimen Liberal, se produjo una gran
quiebra de valores, estructuras, ideas, etc. que posibilitó el surgimiento de una
nueva realidad socio-política. Si bien nos encontramos formando parte de las
nuevas corporaciones municipales a miembros de los viejos linajes, que habían
acaparado el poder en el Antiguo Régimen. En algunos casos se trató de liberales
convencidos, otras veces, simplemente se adaptaron a la situación ante la
posibilidad de quedar excluidos del poder. Esta peculiar situación, unas élites
liberales, compuestas en muchos casos por las oligarquías locales del Antiguo
Régimen conllevó la herencia de algunos vicios, derivados de la arraigada
corrupción política de los siglos anteriores, que dará lugar, entre otros fenómenos,
a la aparición del caciquismo.
Fuera como fuere, la implantación del liberalismo doceañista en Asturias sentó
las bases para la consolidación del régimen local y autonómico actual.
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