Cristo y el sábado - Recursos Escuela Sabática

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Comentarios de la Lección de Escuela Sabática
II Trimestre de 2014
Cristo y su Ley
Lección 5
(26 de abril al 3 de mayo de 2014)
Cristo y el sábado
Carlos Flávio Teixeira
1
El sábado es todavía un tema controversial en el ámbito cristiano. Hay cuatro diferentes posturas que se presentan en la mesa de debate sobre este tema. 2 Están los
que defienden la perpetuidad del sábado del séptimo día como el día sagrado de
reposo, como es el caso de los adventistas del séptimo día. 3 En otra línea están los
que afirman que el sábado está vigente, pero lo ubican en el primer día de la semana
en razón de la resurrección de Cristo, o del magisterio de la iglesia. Este es el caso
de los católicos, y buena parte de los protestantes históricos (presbiterianos, bautistas y metodistas, entre otros). Una tercera facción, en su mayoría luteranos, sigue la
comprensión de Lutero proponiendo que el del sábado fue un mandamiento dado
sólo a los judíos, y por ello no alcanza a los cristianos. Reconocen la necesidad de
un día de descanso y adoración, pero afirman que no se requiere un día específico
para ello. Una cuarta y última postura sugiere que la encarnación de Cristo fue la
concreción final del sábado bíblico. Por ello, el sábado habría alcanzado su cumplimiento, lo que lo convertiría en un mandamiento ya no aplicable para los cristianos.
Generalmente esta última posición es la seguida por los evangélicos, grupo de cristianos que no pertenecen al así llamado “protestantismo histórico”. En este grupo
están incluidos los pentecostales, los neopentecostales, y los así llamados postpentecostales o neocarismáticos.
Debe notarse que las posturas en relación al tema varían de un extremo al otro,
pasando por variantes muy eclécticas. Ante opiniones humanas tan divergentes,
nuestra salvaguardia está en someternos al Espíritu Santo mediante el diligente
estudio de la Palabra de Dios. Necesitamos actuar como los bereanos, procurando
entender las cosas según la perspectiva de Dios y no de la de los hombres (Hechos
1 Pastor, actualmente cursando el posdoctorado en Teología Bíblica Sistemática en la Universidad
Andrews, en la Escuela Superior de Teología. Es Doctor en Ciencias de la Religión con especialidad en
Teología Sistemática. Posgraduado en Maestrías en Teología y Derecho Constitucional. Miembro de la
Adventist Theological Society, es docente en los cursos de Grado y Posgrado de la Universidad Adventista de San Pablo, campus Engenheiro Coelho. Está casado hace 16 años con Fernanda Cristina F.
Teixeira, con quien tiene dos hijos de 12 y 4 años.
2 Donato, 2011.
3 Grellmano, 2009, p. 331-354.
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17:11). Por eso, el ejemplo de Jesús en la observancia del sábado nos sirve de segura guía para la comprensión correcta de este asunto. Consideremos algunas lecciones vitales que podemos aprender de Jesús en relación al mandamiento del sábado.
El sábado bíblico
La Biblia utiliza la expresión sábado, shabbath (Antiguo Testamento) y sabbaton o
sabbata (Nuevo Testamento), 4 para indicar tres clases de descanso: el semanal, los
festivos y el anual. 5 El semanal es el mencionado en la creación y en el cuarto mandamiento (Génesis 2:1-3; Éxodo 20:8-11). Los festivos eran días especiales, feriados, dedicados a las fiestas judías (Levítico 23:4-44). El anual ocurría cada séptimo
año para el descanso de la tierra, también denominado “año sabático” (Éxodo 23:10,
11).
La Biblia presenta al sábado semanal como un día literal, específicamente separado
para una finalidad especial. Establece su duración, su localización, y sus límites de
tiempo (inicial y final). Es presentado como un día literal de 24 horas (Génesis 1 y 2).
Es especificado como el séptimo, o último día, del ciclo semanal determinado desde
la creación (Génesis 2:1-3). Comienza y termina con la puesta del sol como su indicador inicial y final (Levítico 23:32; Marcos 1:32).
La primera lección que podemos aprender de Jesús es la verdad de la especificidad
del sábado semanal. Al observarlo como efectivamente lo hizo, Jesús confirmó todo
lo mencionado en las Escrituras acerca de ese día. Además, al aceptar el día semanal guardado en su tiempo como sábado (séptimo día de la semana), Jesús confirmó
que ese día había sobrevivido intacto los innumerables cambios en el calendario que
se habían hasta ese entonces. Las alteraciones en los formatos de meses y años no
habían interferido en el conteo semanal, tampoco en la definición del séptimo día.
Desde ese tiempo hasta ahora, tenemos registros históricos consistentes que nos
permiten afirmar que el sábado semanal, de presencia constante en nuestro calendario, continúa siendo el auténtico séptimo día definido por Dios para que honremos su
Nombre mediante la observancia del cuarto mandamiento. 6
El sábado, ¿judío?
La segunda lección que podemos aprender del ejemplo de Jesús es sobre el carácter universal del sábado (Marcos 2:23-38). En este pasaje, al mencionar el séptimo
día, Jesús hizo referencia a su origen, o también llamado “principio”, la ocasión en la
que el sábado fue dado por primera vez a los seres humanos (Génesis 2:1-3). En
esa instancia, nuestros primeros padres estaban representando a toda la raza humana. No había ningún factor divisivo respecto a la humanidad. No existían distinciones de ninguna clase: ricos y pobres, ignorantes o instruidos, religiosos o paganos, nacionales o extranjeros, clase social A, B, o C, etc. Esto echa por tierra el argumento de que el sábado sería un mandamiento circunstancialmente dado a los
judíos. Quien se vale de este argumento pasa por alto todo el informe bíblico acerca
Dederen, p. 549.
Andrews, 1998, pp. 83-92.
6 Haynes, pp. 51-74.
4
5
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del sábado antes del Sinaí (Génesis 2:1-3; Éxodo 16:23), además de descuidar toda
la evidencia bíblica neotestamentaria acerca de la observancia del sábado en los
inicios de la iglesia cristiana. 7 Debido a que fue dado en el Edén, el sábado es un
regalo de Dios a toda la humanidad, válido para cualquier época y todo lugar. Aún
bajo un intenso y prolongado ataque, este día ha permanecido inmutable a lo largo
de la historia. 8
Al respecto, les debemos mucho a los judíos por ser fieles guardianes del sábado
durante milenios. No obstante, las Escrituras son claras de que éste es un memorial
universal de la gracia divina, que antecede y sobrepasa el período en el cual Israel
fue la nación elegida para testificar de la verdad. Esta misión, que por cierto tiempo
fue adjudicada exclusivamente a los judíos, más tarde fue delegada a la Iglesia cristiana por el propio Mesías, el judío fundador del cristianismo (Mateo 28:19, 20). Ante
la apostasía de la mayoría cristiana con respecto a esta verdad, la misión de proclamarla le fue encomendada a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, conforme lo revelan las profecías (Apocalipsis 10:10, 11; 12:17; 14:6-12; 19:10).
Tiempo para descanso y adoración
La tercera lección que aprendemos del ejemplo de Jesús es acerca del propósito del
sábado (Mateo 12:8). Al ser creados por las manos de Dios el viernes de la creación,
aun sin estar cansados físicamente, los seres humanos alinear sus perspectivas con
la voluntad y planes de su Creador. El sábado serviría a ese propósito siendo una
ocasión de descanso, bendición y santificación (Génesis 2:2, 3). El objetivo del sábado era, entonces, proporcionarle a los seres humanos un medio de generar y mantener un modo de pensar ajustado a los planes de vida establecidos por el Creador.
Cada sábado, el ser humano adoraría al Creador al dedicar ese tiempo sólo a la
comunión con Él. Con esto, los humanos confirmarían su gratitud por haber dependido de Dios en la semana que pasó, y su propósito de continua dependencia a experimentar durante la venidera. El sábado sería un punto de partida de la comunión
semanal y –al mismo tiempo– el punto de llegada. Y un tributo máximo de celebración de la dependencia experimentada de manera continua en la comunión de la
criatura con su Creador.
El sábado fue dado como símbolo de la gracia que sería extensiva a todas las generaciones posteriores. Más tarde, debido a la tragedia del pecado, las perspectivas
humanas quedaron fuera de ajuste (Génesis 3). Ante esto, en su sabiduría, Dios les
recordó a los humanos sus propósitos respecto del sábado, revelando también su
potencial restaurador. Lo reafirmó como el instrumento del Espíritu Santo para la
comunión más profunda entre la criatura y el Creador. Fue presentado, a partir de
entonces, también como símbolo de la redención. Esto muestra que la gracia divina
es la misma antes y después del pecado, que Dios no cambió su amante carácter.
Con el mismo amor (misericordia y justicia) con el que hizo a la criatura perfecta,
estaba dispuesto a redimir a la criatura caída. Al identificar quién es el único Dios
verdadero, capaz de amar a la humanidad de ese modo, el sábado se convierte en
un memorial de Dios, a través del recordativo permanente de su poder creador (Éxodo 20:8-11) y redentor (Deuteronomio 5:12-15).
7
8
Reis, 2012ª, pp. 11-53.
Strand, 1982, 2004, 2005; Andrews, 1998.
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La Biblia señala que, en el principio, el sábado fue dado como culminación de toda la
belleza de la creación (Génesis 2:1-3). En el Sinaí fue recordado luego de la milagrosa liberación del cautiverio. Y en Sitim fue reafirmado luego de la providencial travesía por el desierto (Deuteronomio 5:15). En todas esas ocasiones, el sábado fue
presentado –al mismo tiempo– como recordativo de la gracia divina, siendo establecido también como señal de su aceptación por los seres humanos. Ya sea para la
humanidad en el principio, para el pueblo de Israel en el Sinaí, o para los peregrinos
remanentes de la travesía por el desierto, el sábado fue dado como memorial de la
gracia, la que busca, libera y redime.
Quien argumenta que la observancia del sábado es sinónimo de legalismo, o de
justificación por obras, está despreciando el contenido más amplio que nos fue provisto en todas esas ocasiones. Cuando aceptamos el sábado como símbolo de la
gracia divina, experimentamos la verdadera adoración al Creador y Redentor de
nuestra vida (Apocalipsis 14:7). Disfrutamos como presente el verdadero descanso
para nuestro ser cansado de las labores de esta vida. Jesús nos dio el ejemplo con
respecto a sujetarse al mandamiento del sábado. La Biblia afirma que era su costumbre guardar el séptimo día conforme lo prescribe el cuarto mandamiento (Lucas
4:16).
Tiempo de conflicto
La cuarta lección que aprendemos con el ejemplo de Jesús es sobre el aspecto
inevitablemente conflictivo del sábado (Juan 9). El sábado es una prueba de fe, así
como lo fue la prohibición de comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del
mal en el Edén (Génesis 2:16, 17). Desde el punto de vista de la especulativa racionalidad humana, ninguna de esas órdenes tiene sentido. ¿Por qué el séptimo día y
no otro?, se cuestionan algunos. Pero es exactamente ahí donde nos prueba Dios. Él
quiere saber si somos, o no, realmente obedientes a los reclamos de la soberanía
divina que no entendemos en nuestras limitaciones. Por estar por encima de la lógica
humana, el sábado se ha convertido en controversial a lo largo de la Historia. Por ser
una prueba de fe, Satanás ha intentado despojarla de su sentido de señal (Ezequiel
20:20). Su genuino sentido fue astutamente distorsionado por los seres humanos. Ya
en los días de Jesús, Él fue interrogado varias veces en relación a la manera correcta de observar el sábado (Mateo 12:1-4; Marcos 2:23-3:6; Lucas 6:1-11; 14:1-6; Juan
5:1-18; 7:14-24). Aunque se mostró en todo obediente al mandamiento del sábado
en las Escrituras, Jesús no estaba de acuerdo con las distorsiones que la habían
sido impuestas por la ley oral. 9 Las costumbres y las tradiciones orales habían distorsionado severamente el cuarto mandamiento, a punto tal de vaciarlo totalmente de
su simbología de la gracia divina y de su propósito restaurador. A la luz de esa tradición oral desviada es que Jesús “quebrantó” el sábado (Juan 5:18). Pero jamás dejó
de observar los legítimos requerimientos de las Escrituras en cuanto a este mandamiento. El testimonio de sus apóstoles y discípulos confirman su ejemplo (Lucas
23:56; Hechos 13:14, 42, 44; 16:13; 17:2; 18:4).
Muchos hoy están cediendo a las presiones satánicas y humanas con respecto al
sábado. Continúa siendo motivo de conflictos hoy, así como lo fue en los días de
9
White, El Deseado de todas las gentes, pp. 281-289.
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Jesús. Sabemos por las profecías que, a medida que se aproxime el regreso de
Jesús, estas presiones se intensificarán. ¿Has permanecido fiel al mandamiento del
sábado en medio de las tradiciones distorsionadas de nuestro tiempo? ¿Cuál ha sido
tu testimonio ante tu familia, tus compañeros de trabajo, tus vecinos y tus amigos?
Se estás entre los que se sienten débiles en cuanto a la observancia adecuada del
sábado, o estás siendo severamente probado en esto, ora a Dios pidiendo fuerzas
para mantenerte fiel a Él, aun ante la tentación. ¡Él te bendecirá!
Tiempo para el gozo y la curación
La quinta lección que aprendemos del ejemplo de Jesús es sobre la necesidad de
restauración del verdadero sentido del sábado (Mateo 12; Marcos 3; Lucas 13-14;
Juan 5, 9). En su manera en cómo encaró el sábado, Jesús mostró cuán importante
era deshacer los equívocos que habían surgido en cuanto a la Ley de Dios. Con ello,
Él mismo se ocupó de restaurar el genuino significado del cuarto mandamiento. Mostró que el sábado no se puede convertir en un fin en sí mismo.
Como peculiar símbolo de la gracia divina, el sábado es una señal que apunta a una
realidad mayor. Es un medio que proporciona la comunión profunda con el Dios de la
gracia. Al restaurar el verdadero sentido del sábado, Jesús hizo posible que las personas, nuevamente, experimentaran gozo, curación y paz, como resultado de su
observancia apropiada. El perdido sentido del símbolo fue restaurado en su grado
máximo de significancia, volviendo a proporcionar a los observadores verdaderos
encuentros con la gracia.
Así como en los días de Jesús, el sentido del sábado aun hoy parece estar desvirtuándose de tres maneras: idolatría, liviandad, o indiferencia. Idolatría cuando es
considerado como más importante que el propio Dios o sus criaturas. Liviandad
cuando es tratado sin el debido respeto, sin la necesaria y cuidadosa observancia
requerida. E indiferencia cuando es considerado como cualquier otro día de la semana.
Ante estas realidades, debemos reflexionar: ¿Ha sido el sábado para ti y tu familia un
momento para el encuentro con el Dios de la gracia? ¿Cuánto han testificado tus
pensamientos, palabras y actos acerca de cómo consideras al Sábado del Señor, tu
Dios? Si sientes la necesidad de una renovación de tu voto bautismal de observancia
respetuosa del séptimo día, ora ahora mismo pidiendo poder del Espíritu Santo para
ser fie en este importante mandamiento de la Ley divina (Isaías 58:13, 14).
Debemos recordar, también, que en lo que respecta a las cosas de Dios, los fines no
justifican los medios. Todo lo que pudiera ser planificado y preparado durante la
semana, debe serlo. Todo lo que es prohibido, innecesario o que, incluso siendo útil,
pudiera ser hecho otro día, debiera ser evitado en el día del Señor. 10. No obstante,
aun teniendo en consideración todos estos cuidados, no hay disculpas para omitir
nuestro deber de promover el evangelio para el bien de los demás, también en este
día. 11
10
11
Ibíd., pp. 206, 207, 285, 288, 289.
Ibíd., pp. 206, 283.
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Que Dios nos ayude a ser coherentes en la observancia del sábado con la reverencia y sensibilidad que caracterizan al fiel discípulo de Cristo.
Una nueva creación
La sexta lección que aprendemos del ejemplo de Jesús es acerca del carácter profético del sábado. En Juan 9, Jesús mostró que la correcta observancia del sábado
está directamente relacionada con la aceptación de Él como Mesías. Por ser una
señal de la gracia divina, que antecede al pecado (creación), subsiste en medio de él
(redención), y se sobrepone a sus efectos (eternidad), el sábado es presentado en la
Biblia como un sello (Ezequiel 20:20). Es la señal más evidente de la fidelidad al
verdadero Dios en el contexto del conflicto final. 12
Siendo que es el único mandamiento que identifica quién es el Creador y Redentor
que debe ser adorado, su observancia es señal de sumisión a ese Dios verdadero, a
través de la aceptación de la expiación de su Hijo. Identifica quién realmente permanece fiel al Creador/Redentor en medio del ruido que intenta distorsionar el evangelio
eterno (Apocalipsis 14:6-12). Elena G. de White fue enfática al recordar que “el sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido”. 13
La pregunta que surge es: Si muchos cristianos reconocen que los Diez Mandamientos tienen vigencia eterna porque expresan el carácter de Dios, si reconocen la clara
postura de Jesús en Mateo 5:17 de que ni uno de los mandamientos ha sido echado
por tierra, ¿por qué entonces resisten la observancia del sábado bíblico? La única
respuesta para esto puede ser encontrada en la historia de la iglesia cristiana. El
domingo es un dogma que fue el resultado de la combinación del antisemitismo, el
paganismo greco-romano, y la politización de la religión cristiana, siendo más tarde
reforzada por los esfuerzos católicos de la contrarreforma. 14 Aun habiéndose despojado de muchos de los equivocados dogmas de la iglesia romana, muchos cristianos
–incluso protestantes– todavía se mantienen apegados al dogma católico-romano del
domingo como el “día del Señor” (Dies Domini). 15
Jesús dijo que las ovejas sinceras escucharían su voz y se reunirían con su rebaño
(Juan 10:27). Este rebaño es identificado como aquellos que “guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús” (Apocalipsis 12:17). Si por algún motivo
todavía no te sientes parte de ese rebaño, no demores. Si te consideras parte de él,
eso aumenta tu responsabilidad de testificar con amor y fidelidad acerca de la inminente venida de Cristo, de anunciar que Él pronto vendrá a reclamar sus fieles y
reunirlos para las celebraciones sabáticas en el reino eterno (Isaías 66:22, 23). Hay
excelentes estudios que nos ayudan a comprender estas verdades, a fin de vivirlas y
proclamarlas correctamente a los que no las conocen o todavía no las han aceptado.
16 Aprovechemos estos materiales y estas oportunidades.
Reis, 2012b, pp. 35-383.
White, El conflicto de los siglos, p. 663.
14 Dawn, 1989, por ejemplo, hace una hermosa defensa del cuarto mandamento, pero insiste en la
observancia del domingo.
15 Muestras de esto pueden observarse en Carson, 2006, y en Harn, 2007.
16 Timm, 2010, es un ejemplo de esto.
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12
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Conclusión
En lo que respecta a la postura humana ante el sábado, Jesús advirtió en cuanto a
tres actitudes peligrosas para nuestra salvación: falsedad, indiferencia y temor. La
falsedad se da cuando somos conscientes de la verdad del sábado, pero por apego
al sistema religioso y a la vida a la que estamos acostumbrados, preferimos continuar en el error. Aquellos que afirman la validez del mandamiento del sábado, pero
lo enseñan otorgándosela al primer día de la semana, permanecen todavía presos al
dogma católico-romano y son considerados por la Biblia como falsos maestros (Mateo 5:17-20; 7:15-22). La indiferencia se manifiesta cuando nos negamos a la verdad
del sábado. Por temor, o por conveniencia, adoptamos conscientemente la postura
de permanecer indiferentes a la verdad, a fin de evitar pagar el precio de sus reivindicaciones. Y el temor se manifiesta cuando, conociendo y aceptando la verdad del
sábado, incluso defendiéndola y enseñándose a otros, no somos cuidadosos en su
correcta observancia. Según se ha dicho, “los que no hacen lo que enseñan, derriban con una mano lo que construyen con la otra”. 17
Todas estas son formas diferentes de desobediencia. Todas ponen en jaque nuestro
amor a Dios, pues –como dijo Jesús– “si me amáis, guardad mis mandamientos”
(Juan 14:15). El ejemplo de Jesús fue seguido posteriormente por sus apóstoles y
discípulos. El testimonio de fidelidad que dieron respecto a todos los mandamientos,
incluyendo el sábado del séptimo día, es un marco seguro para aquellos que desean
escuchar un día las palabras: “Venid, benditos de mi Padre. Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34). ¿Quieres escuchar
estas palabras de bienvenida de parte de Jesús? Ora pidiendo a Dios discernimiento
y fuerzas para reverenciarlo de manera adecuada en la observancia del santo sábado. Todos somos débiles y tenemos algo que mejorar al respecto. No propongas
excusas. Acepta el poder que Dios te ofrece para que puedas obedecerle de la mejor
manera. Él dice: “Si mí, nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Reconoce que, antes y después de la muerte de Jesús, el sábado es una invitación
de amor, una experiencia de redención y una prueba de fe. Experimenta su efecto
revitalizados, disciplinante del egoísmo y neutralizador del consumismo. 18
La próxima semana, continuaremos aprendiendo más acerca de la relación entre
Jesús y la Ley después de su muerte y resurrección. Hasta ese momento, los dejo
con las palabras de Abraham Heschel: “La solución del problema más debatido de la
humanidad [el agotamiento] no lo encontraremos en la renuncia a la civilización técnica, sino en la obtención de algún grado de independencia de ella […] Esta es,
entonces, la respuesta al problema de la civilización: no huir del reino del espacio;
trabajar con las cosas del espacio, apasionándose por la eternidad. Las cosas son
nuestras herramientas; la eternidad, el Shabbath, es nuestra compañera. A Israel se
le prometió la eternidad. Aun cuando ellos dediquen seis días de la semana a las
actividades terrenales, sus almas son reclamadas por el séptimo día”. 19
Henry, p. 51.
Rdor, pp. 51-65.
19 Heschel, pp. 45, 71.
17
18
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Tú eres parte del Israel de Jesucristo, ¡disfruta entonces de esa bendición!
Referencias bibliográficas
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White, Elena G. de. El conflicto de los siglos.
Dr. Carlos Flavio Teixeira
Profesor
Universidad Adv. de San Pablo
Campus Engenheiro Coelho
Traducción: Rolando Chuquimia
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