Apunte - Lengua y Literatura - La Generación del 98

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Filosofía
La Generación del 98
A pesar de los numerosos desequilibrios políticos y de las vicisitudes sociales que
afectaron la escena española durante el primer tercio del siglo XX, la creatividad
cultural fue testigo de un renovado esplendor, lo que llevó a ciertos observadores a
hablar de una Edad de Plata que comenzaba en 1898 y finalizaba con el estallido de
la Guerra Civil en 1936.
La primera de estas fechas marca la pérdida de las últimas colonias españolas y, en
términos generales, el final del largo periodo de declive iniciado en el siglo XVII. Un
amplio grupo de escritores reaccionaron ante este hecho, indagando en sus causas
e intentando buscar remedios para la regeneración de España. Fueron conocidos
como la Generación del 98 e incluyen entre ellos algunas figuras literarias de
importancia. Sus actividades, sin embargo, no estaban limitadas a la literatura, sino
que se extendían a los campos de la ciencia, la medicina, la historia y el ensayo.
Al mismo tiempo, surgieron el Modernismo, un movimiento afín al simbolismo
francés, el impresionismo pictórico y musical, el estilo decorativo moderno y el preRafaelismo, entre otras tendencias. Cataluña, siempre más abierta a los vientos de
cambio que frecuentemente llegaban a España, vivió este fenómeno con especial
intensidad. El brillante arquitecto Antonio Gaudí fue su figura principal, ligado como
estaba a la Renaixença (Renacimiento) de la cultura catalana que había surgido de
la prosperidad de una burguesía industrial cultivada con una creciente inclinación a
apoyar ideas regionalistas. El arte extremadamente personal de Gaudí, lleno de
sugerencias botánicas y animales, con trabajos tan revolucionarios como la
inconclusa Sagrada Familia y el fantástico jardín del Parque Guell, se puede admirar
principalmente en Barcelona. En este ambiente modernista catalán aparecerían
también dos grandes pintores: Picasso y Nonell.
A principios de siglo, también llegaron a España los ecos de nacionalismo musical
que resonaban por todo el continente. Dos compositores ganaron reconocimiento
internacional dentro de esta corriente: fueron Isaac Albéniz y Enrique Granados. La
Suites Iberia para piano, una creación de Albéniz, sintetiza la levedad
impresionista, virtuosa y romántica con el barroco pintoresco y el color de la música
popular española. En Las danzas españolas y Goyescas, una de las composiciones
de Granados, se hace evidente un romanticismo intimista con acentos de todas las
regiones de España.
En el campo de la pintura, Ignacio Zuloaga representó, con sus trazos robustos y
sus figuras típicamente españolas, un mundo íntimamente ligado a la literatura de
la Generación del 98. En una diferente línea estética, podemos catalogar al
valenciano Joaquín Sorolla como un post-impresionista que hace uso de un brillante
colorido. Más allá de la anécdota retratada en cada lienzo, la luz levantina es la
gran protagonista de sus escenas de costa, que pueden ser admiradas en el Museo
Sorolla de Madrid. Otro impresionista catalán, Mariano Benlliure, destacó como
brillante escultor de monumentos, bustos y escenas de toreo.
La Generación del 98 estaba casi obsesivamente preocupada por lo que se llamó el
"problema español", y de esta manera redescubrieron la belleza del sobrio paisaje
castellano y desarrollaron una considerable renovación estilística evitando la
característica retórica del siglo XIX.
Algunos miembros de esta generación alcanzaron un renombre auténticamente
universal, como es el caso del vasco Miguel de Unamuno, el cual, en su Sentimiento
trágico de la vida, anticipa las reflexiones y los temas básicos del existencialismo.
Otro vasco, Pío Baroja, el gran novelista del realismo, narra con tal simplicidad,
naturalidad y dinamismo que no es sorprendente que Hemingway lo proclamara su
maestro. El valenciano Azorín canto con sensibilidad impresionista a la serena
Castilla y a sus gentes, a la "belleza de lo cotidiano". El gallego Ramón María del
Valle Inclán dio musicalidad a la prosa española, primero desde una estética
modernista y, más tarde, en un expresionismo español conocido como
"esperpento". El andaluz Antonio Machado fue inició la poesía española
contemporánea mezclando la seriedad reflexiva, la profunda meditación temporal y
motivos cívicos con el simbolismo. En esta misma línea sentimental surgió la poesía
del premio Nobel Juan Ramón Jiménez, que evolucionó con el tiempo, llevado por el
perfeccionismo, hacia un lirismo más profundo, abstracto y complejo.
Los intelectuales españoles de este período sintieron con especial intensidad la
influencia de la cultura europea y realizaron un esfuerzo notable para incorporar los
avances más recientes. El filósofo Ortega y Gasset estudió en Alemania y trajo
consigo a España muchas novedades del vitalismo contemporáneo. Fue el fundador
de la "Revista de Occidente", una de las primeras publicaciones intelectuales de la
Europa de entonces. Ramón Pérez de Ayala fue atraído por el espíritu liberal inglés
y lo expresó en sus ensayos y novelas intelectuales que le permitieron gozar de un
considerable prestigio en Europa. El ensayista y crítico de arte Eugenio d´Ors
escribió en tres idiomas, catalán, español y francés, y fue uno de los renovadores
de la crítica del arte barroco en Europa. Casi todos estos autores escribían
habitualmente para periódicos, dando información y promoviendo la educación
cultural. Ellos fueron los responsables de la renovación de la sensibilidad nacional,
exponiéndola a la modernidad europea.
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