Percepción social de la biomedicina en España

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Percepción social de la biomedicina en España
Eulalia Pérez Sedeño y María José Miranda Suárez
Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Centro de Ciencias Humanas y Sociales. CSIC. Madrid. España.
FUNDAMENTO Y OBJETIVOS: Dado el cada vez más destacado interés de los
estudios de percepción pública de la ciencia, en concreto de la biomedicina, en elaborar marcos de referencia comunes a las políticas europeas y nacionales, este artículo pretende aportar una panorámica de
los últimos estudios de percepción de la biomedicina en España. En
concreto, revisamos las últimas encuestas realizadas a nivel nacional y
europeo y qué niveles de convergencia o divergencias presentan.
MATERIAL Y MÉTODO: Exploramos comparativamente la Tercera Encuesta
Nacional sobre Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología realizada por la FECYT, atendiendo especialmente aquellas secciones donde
se plantean cuestiones biomédicas, con el Eurobarómetro de Investigación médica y salud publicado por la Comisión Europea.
RESULTADOS: Los tres ejes en torno a los cuales se ha podido realizar el
análisis comparativo en ambas encuestas son: nivel de interés, nivel
de información y actitudes en torno a políticas de ciencia, tecnología y
biomedicina. La divergencia en algunos resultados, como el grado de
interés de la ciudadanía por estos temas, depende en parte de las diferentes metodologías empleadas en el diseño de las encuestas.
CONCLUSIONES: Por ello, se demanda tanto la realización de más estudios a nivel nacional específicos o sectoriales de biomedicina, como la
utilización de indicadores estandarizados a nivel europeo. También,
se hace necesaria la realización de análisis cualitativos que permitan
reforzar las relaciones ciencia, tecnología y sociedad.
Palabras clave: Percepción social de ciencia y tecnología. Política
científica. Cultura científica. Biomedicina.
Social Perception of Biomedicine in Spain
BACKGROUND AND OBJETIVES: There is increasing concern that studies of
public understanding of science, especially biomedicine, should be
expected to bring shared frameworks to European and national policies. The present article aims to provide a critical overview of the most
recent studies of public understanding of biomedicine in Spain. Specifically, this essay reviews the similarities and differences in the latest
European and Spanish surveys.
MATERIAL AND METHOD: Throughout this article we compare the Third National Survey of Social Perception of Science and Technology produced by the Spanish National Science and Technology Foundation, focusing on issues related to biomedicine, and the Medical and Health
Research. A special Eurobarometer Public Survey published by the
European Commission.
RESULTS: The two surveys were compared attending to the three main
common items of science, technology and biomedicine: the level of interest, the level of information and political attitudes. Some discrepancies in the results of the two studies, such as public interest in
these subjects, may partly be due to the different methodologies used
in the survey designs.
CONCLUSIONS: Further national studies exploring public understanding of
science, technology and biomedicine at the national level, as well as
the use of European standards, would be of great help in other
cross–national studies and policies. Improving qualitative studies
would also be useful to strengthen relations among science, technology and society.
Key words: Social Perception of Science and Technology. Scientific
Policies. Scientific Literacy. Biomedicine.
Correspondencia: Dra. E. Pérez Sedeño.
C/ Albasanz, 26-28. 28037 Madrid. España.
Correo electrónico: [email protected];
[email protected]
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Med Clin (Barc). 2008;131(Supl 5):6-11
Introducción
Durante mucho tiempo se ha considerado que la ciencia y la
tecnología eran espacios inmunes al influjo de aspectos sociales, económicos, políticos, etc. La ciencia se ocupa de
cuestiones de hecho, no admite juicios de valor y produce
conocimiento universal que sólo el científico, el experto, posee. Esta concepción clásica de la ciencia y la tecnología,
cuyo máximo exponente político se nos revela en Science.
The Endless Frontier (1945) de V. Bush1, mantiene su neutralidad, su uso indistinto positivo o negativo, y apela a la
responsabilidad de inventores y usuarios, a la vez que considera que son los expertos, los especialistas en ciencia y tecnología, quienes deben gestionar los cambios (aunque ante
esta postura «optimista», mayoritaria, hay otra pesimista que
sostiene que la tecnología es autónoma, posee lógica propia
y se rige por unas reglas ajenas a nosotros, es más fuerte,
esclaviza y toma vida propia).
Pero el optimismo reinante tras la segunda guerra mundial
en el mundo occidental, que legitimó una política de «cheque en blanco» para los científicos, experimentó en los años
sesenta y setenta una serie de cambios. Se produjeron diversos acontecimientos que propiciaron una forma diferente de
considerar y reflexionar sobre la ciencia y las relaciones entre ésta y la sociedad. Uno de los primeros fue, sin duda, el
bombardeo nuclear de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, seguido del inicio de la carrera espacial y diversos accidentes medioambientales, como accidentes nucleares civiles, vertidos de residuos contaminantes o envenenamientos
por fármacos. Los movimientos pacifistas, medioambientalistas y feministas alzaron sus voces, de las cuales una de las
más prominentes es la de Rachel Carlson2 en su Silent
Spring (1963). Así pues, esos fallos tecnológicos y usos indebidos del conocimiento científico llamaron la atención de
la sociedad sobre las actividades científicas y tecnológicas.
La oposición pública aparecía como un importante obstáculo
para la innovación, y el interés por medir la percepción pública se incrementó.
En los últimos años se han producido enormes avances en
diversas disciplinas, como la genética, la biotecnología o las
tecnologías de la información. Aunque hay un acuerdo casi
unánime en que la generación y la aplicación de conocimiento científico y tecnológico desempeña un papel fundamental en la mejora de la calidad de vida de la sociedad y
en la modernización productiva y ayuda a que los países se
inserten en el escenario mundial. Esos avances han producido debates sobre su utilización actual o futura, sus implicaciones sociales y éticas, etc., y también han variado muchas
cosas en nuestro entorno. Por ejemplo, las tecnologías de la
información y de la comunicación han cambiado nuestra forma de trabajar y de comunicarnos, así como nuestras relaciones personales y sociales. La información llega a cualquier parte del mundo de manera instantánea conectando
personas y lugares que se encuentran a miles de kilómetros.
El conocimiento científico universal y su gran desarrollo reciente han hecho posible una universalización tecnoeconómica, pero también la profundización de las desigualdades
sociales, a la vez que ha incrementado la apropiación de ese
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conocimiento de forma asimétrica. Al mismo tiempo, nuestras sociedades han experimentado un gran desarrollo político que ha abierto todos los ámbitos de la política pública al
escrutinio social y la participación ciudadana; pero la ciencia
y la tecnología siguen siendo percibidas como algo ajeno y
distante por algunos ciudadanos, aunque la intensa actividad en el ámbito de la difusión y divulgación científica de la
última década puede cambiar esa percepción. Por eso es
necesario abrir las políticas públicas sobre ciencia y tecnología a las sensibilidades y las opiniones de los ciudadanos
afectados e interesados, de forma que se facilite la factibilidad práctica de la innovación y se profundice en la democratización de los sistemas. Y además, hay que orientar los
sistemas de ciencia y tecnología hacia las necesidades de
las poblaciones, de forma que se propicie un desarrollo social integral de los países en el que también sea atendida la
demanda social sin valor de mercado. Esas experiencias deben ser compartidas en y con la sociedad mostrando la importancia que poseen para su bienestar. La toma de decisiones debe ser cada vez más solidaria, debido a que estamos
en una sociedad cada vez más globalizada y los menos favorecidos apenas entienden la ciencia y la tecnología, aunque
los medios les «informan», los «movilizan» e incluso los «dirigen». El desafío es claro: sensibilizar, orientar y abrir socialmente la ciencia y la tecnología. Un reto que afecta especialmente a los países en desarrollo y, en ese sentido, España
parece ajustarse al patrón de «país en desarrollo».
Estudios de percepción pública de la ciencia,
la tecnología y la biomedicina
Los estudios de percepción pública de la ciencia y la tecnología se originan en el mundo anglosajón, con los movimientos de scientific literacy (alfabetización científica) y public
understanding of science (comprensión pública de la ciencia). El primero es un movimiento de origen norteamericano
que pretende medir el grado de alfabetización científica de
la sociedad diseñando encuestas con preguntas científicas
básicas sobre hechos bien establecidos. Es decir, se plantean preguntas sobre contenidos, sin tener en cuenta la complejidad de la actividad científica. Pero la ciencia no es sólo
conocimiento, en el sentido de «información», sobre hechos
o datos; los procedimientos, los procesos, la naturaleza del
conocimiento en función de los temas y de las técnicas aplicadas son sumamente importantes, así como los valores sociales que en ella se expresan.
El segundo de los movimientos señalados, fundamentalmente de origen británico, pretende valorar la capacidad de la
sociedad para entender la ciencia, sus aplicaciones y sus relaciones con la sociedad, por lo que sus preguntas no plantean cuestiones de contenido científico, sino que son de tipo
social, político o económico. Así pues, se pone en cuestión
el componente semántico más tradicional de la noción de
cultura científica que se reduce al plano del conocimiento
científico. En efecto, nos parece más adecuado, dado que la
noción de cultura científica incorpora ya destrezas y habilidades comunicativas, lo que conlleva perfilar un tipo de cultura relativa también a las formas organizacionales de la producción científica y, sobre todo, sus interacciones, que
entran también a formar parte de los procesos de percepción pública de la ciencia.
Los trabajos de percepción pública de la ciencia han ido tomando forma gracias al desarrollo combinado y paralelo del
trabajo de los grupos de investigación de John D. Miller en
Estados Unidos y John Durant en Reino Unido en torno a
encuestas norteamericanas y europeas. Su énfasis en especificar dimensiones de análisis concretas en cuestionarios
comparables favoreció que estas investigaciones se extendiesen a Europa y otros países, de modo que en los noventa
ya comenzaban a tener un nivel significativo de fundamentación empírica.
Desde hace varias décadas se vienen realizando encuestas
periódicas sobre interés, percepción y opiniones públicas
acerca de la ciencia y la tecnología en general o aspectos
particulares de ellas. En el ámbito estadounidense, The National Science Board de la National Science Foundation
(NSF) elabora bianualmente el informe Science and Engineering Indicators. Con él no sólo se continúa elaborando encuestas sobre actitudes públicas hacia la ciencia y la tecnología, realizadas desde los años setenta, sino que también se
plantean estrategias y recomendaciones de promoción que
incorporar a las políticas nacionales. En la experiencia europea, destaca el papel de la Comisión Europea en la puesta
en marcha de marcos de acción a través de programas
como el Forecasting and Assesment of Science and Technology (Programa FAST). Con él se pretendía pronosticar y
analizar las consecuencias de la incorporación de nuevas
tecnologías a los Programas Marco de I+D. De ahí la emergencia de líneas de análisis específicas, como robótica o biotecnología, en los Eurobarómetros que han medido en los
últimos tiempos cuestiones de percepción de la ciencia en el
ámbito europeo. La elección específica de la percepción pública de la ciencia como objeto de estudio de opinión y actitudes mediante el Eurobarómetro de 1992 a 2003 se debe,
fundamentalmente, a tres razones. En primer lugar, las decisiones en las que influye la ciencia cada vez forman parte
más directa de nuestros actos cotidianos, aunque sea de forma inconsciente. Además, para que una sociedad avanzada
pueda desarrollarse y participar eficazmente en las decisiones que le afectan, es imprescindible que posea una mínima
cultura científica que se extienda horizontalmente por toda
ella. Finalmente, en la actual sociedad del conocimiento, la
formación científica de los ciudadanos es cada vez más una
exigencia de la democracia.
En la primera encuesta general que se realizó en Europa (Eurobarómetro 35.1, 1991) ya se comenzó a investigar la actitud
de la población europea en torno a la biotecnología, aunque
también en torno a la ciencia y la tecnología en general. Desde entonces, han sido incorporadas en todas las encuestas
sucesivas (Eurobarómetro 39.1, 46.1, 52.1, 58) sin grandes
cambios significativos en los cuestionarios, a excepción del
Eurobarómetro 46.1, de 1996. A raíz de la quinta encuesta, se
publicó el informe Europeans and Biotechnology in 2002, bajo
la dirección de G. Gaskell. En él, pese a que se comprueba en
general una actitud de desconfianza respecto a las biotecnologías, se muestra un mayor apoyo a la biomedicina por sus posibles beneficios para la salud. En este sentido, y siguiendo las
propuestas del programa FAST, hay que distinguir entre la
biotecnología, basada en el uso potencial de la modificación
genética de los organismos, desde las bacterias a los animales; y el área de biomedicina y salud, que abarca investigación, tratamiento y prevención de enfermedades, hábitos de
vida saludables, etc. Como veremos, esta área es la de primera preferencia para los ciudadanos en la tercera encuesta.
Pero el programa FAST ya previó un cambio con respecto al
optimismo de gobierno e industria, pues habían comenzado a
levantarse críticas sobre la biotecnología: era urgente prestar
atención a temas tales como la percepción y la aceptación públicas de los usos de la biotecnología debido a la desconfianza
respecto a la ética de las grandes empresas, los valores de los
científicos —que habían dejado a un lado el desinterés mertoniano y el altruismo— y la excesiva relación entre las empresas y las agencias u organismos gubernamentales. Por lo que
se refiere a España, el Centro de Investigaciones Sociológicas
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(CIS) y otros organismos, como la Fundación BBVA, han promovido, desde los noventa, algunos estudios y encuestas sobre percepción de tecnologías específicas, como el caso de
las biotecnologías, algunos de los cuales se caracterizan por
contrastar ciertos resultados sorprendentes o controvertidos
de los Eurobarómetros.
En el ámbito iberoamericano, pese a que hace más de veinte años que se realizan estudios de percepción, hasta hace
poco no se ha empezado a hacer encuestas normalizadas
con cierta periodicidad. En ese sentido, la Organización de
Estados Iberoamericanos y la Red de Indicadores de Ciencia
y Tecnología han promovido este tipo de estudios comparativos, que han conseguido progresivamente respaldo institucional, como el de la Fundación Española para la Ciencia y
la Tecnología (FECYT) o el Centro REDES de Argentina, entre otros. Estas tres instituciones tienen en la actualidad un
objetivo prioritario, lograr un estándar iberoamericano de indicadores de percepción social y cultura científica, que está
en fase de elaboración.
En España, la FECYT realiza, desde el año 2002 y con una
periodicidad bianual, encuestas nacionales sobre percepción pública de la ciencia y la tecnología que, al igual que
los Eurobarómetros, consideran de manera separada los temas de biotecnología y biomedicina y salud. Dichas encuestas miden habitualmente tres planos distintos de la relación
de la sociedad con la ciencia: grado de interés e información
en cuestiones de ciencia y tecnología, nivel de conocimientos científicos y actitudes hacia la ciencia y la tecnología.
A continuación presentamos los principales resultados de la
Tercera Encuesta Nacional sobre Percepción Social de la
Ciencia y la Tecnología, realizada por FECYT3 en 2006, en
colaboración, en este caso, con el CIS. En su análisis, la
pondremos en relación con el Eurobarómetro Medical and
Health Research. A special Eurobarometer public survey4
publicado por la Comisión Europea en 2007.
El principal objetivo de la encuesta, en línea con las precedentes, es analizar la forma en que la sociedad española percibe la ciencia y la tecnología, así como la evolución de esta
percepción en el tiempo. Para hacer posible esta comparación longitudinal, la encuesta mantiene buena parte de los indicadores anteriores. Por otra parte, se han renovado algunos
indicadores, lo que se traduce en la incorporación de un nuevo bloque que analiza la ciencia y la tecnología como política
pública. Esta tercera encuesta presenta, además, la particularidad de permitir el análisis estadísticamente significativo de
los resultados desagregados por comunidades autónomas.
Esto ha sido posible gracias al aumento de la muestra, dado
que se han realizado cerca de 7.000 entrevistas en todo el territorio nacional, mientras que en 2004 la muestra fue de
2.501 entrevistados y en 2002, de 3.088.
El trabajo de campo se realizó durante septiembre y octubre
de 2006 a población española de más de 15 años. Las entrevistas se realizaron presencialmente en el domicilio de los
encuestados. La distribución muestral es polietápica, estratificada por conglomerados, con selección de las unidades
primarias de muestreo (municipios) y de las unidades secundarias (secciones) de forma aleatoria proporcional. La
selección de las personas se realizó mediante rutas aleatorias, con cuotas de sexo y edad. El error muestral para datos
totales es de ±1,2.
La presentación de los resultados se articula en tres bloques principales. En el primero, se analiza el nivel de interés e información por temas científicos y tecnológicos, lo
cual incluye: a) el análisis de las preferencias informativas
(por temas y por medio de comunicación utilizado); b) la
evaluación de la satisfacción de los ciudadanos con el grado de información recibida y su confianza en los medios de
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comunicación, y c) el estudio de la percepción de los ciudadanos respecto a la formación científico-técnica recibida. El
segundo apartado se centra en la imagen social de la ciencia y la tecnología. La primera parte, dedicada a la visión de
la ciencia, analiza la valoración de los ciudadanos respecto
a los aspectos negativos y positivos del conocimiento científico, así como de las ventajas y dificultades del progreso
científico y técnico. Se trata, igualmente, de comprobar si
existe una percepción diferenciada de ciencia y tecnología o
si éstas presentan perfiles similares para la ciudadanía. En
la segunda parte del bloque se aborda la imagen de la ciencia como profesión y la valoración que se tiene de los investigadores, incluidos los que se marchan al extranjero para
proseguir con sus carreras. Por último, el tercer apartado
corresponde al conjunto de indicadores que permitan considerar la ciencia y la tecnología desde la perspectiva de las
políticas públicas. En él se trata la percepción de los ciudadanos sobre los recursos que las distintas entidades dedican a la investigación, considerados también de manera
comparativa entre comunidades autónomas y respecto de
la Unión Europea. En segundo lugar, se detallan los ámbitos
a los que la población considera que se debe dedicar una
atención preferencial. Finalmente, cerrando el informe, se
analiza la confianza que los ciudadanos depositan en una
serie de instituciones, con especial atención a las relacionadas con la ciencia y la tecnología.
El Eurobarómetro, por su parte, se realizó en un contexto en
el que la investigación biomédica es una de las prioridades
de la investigación europea, tal y como se puede comprobar
en la elaboración del programa marco para el período
2007-2013 aprobado por la Comisión Europea el 6 de abril
de 2006. El incremento en la inversión de esta área se concibe siempre unido a la capacidad de transformar exitosamente los resultados de las investigaciones en nuevos productos, servicios y procesos, favoreciendo para ello la
colaboración entre países. El trabajo de campo de este Eurobarómetro se llevó a cabo entre el 7 de junio y el 12 de
julio de 2006. La muestra la constituyeron 24.796 personas
de los 25 estados que componen la Unión Europea, así
como de los países que estaban ingresando en ese momento (Bulgaria y Rumanía).
Interés por temas científico-tecnológicos y biomédicos
Los principales objetivos del Eurobarómetro han sido medir
las actitudes de la ciudadanía europea en torno a los proyectos
colaborativos de investigación en biomedicina, así como su
cofinanciación europea, a la vez que conectarlo con su grado
de interés por la ciencia y la tecnología en general y la biomedicina en particular. Para ello se les preguntó el grado de interés en torno a ciertos tópicos en una escala tipo Likert con un
número par de opciones de respuesta. Los temas de interés
eran: naturaleza y medio ambiente (84%), investigación médica
y de salud (71%), noticias europeas e internacionales (70%),
temas económicos y sociales (68%), deportes y actividades al
aire libre (66%), ciencia y tecnología (60%), arte y literatura
(52%), y famosos y entretenimiento (42%).
El análisis de estos resultados por países muestra que el
62% de la población española está interesada en investigación en medicina y salud y un 50%, en ciencia y tecnología.
Pese a que baja aproximadamente 10 puntos respecto a la
media europea, son cifras mucho más elevadas que las que
muestra la tercera encuesta nacional de percepción de ciencia y tecnología de la FECYT, en la que los temas científicos
y tecnológicos ocupan una posición discreta en la escala de
interés informativo de la población española (fig. 1). El 10%
de los encuestados los citan entre sus temas de interés in-
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Fig. 1. Temas informativos por los que se
tiene interés (máximo 3 respuestas).
Fuente: FECYT; 2006.
Deportes
Medicina y salud
Alimentación y consumo
Arte y cultura
Sucesos
Educación
Política
Medio ambiente y ecología
Trabajo y empleo
Viajes/turismo
Ciencia y tecnología
Economía y empresas
Temas de famosos
Inmigración
Astrología/ocultismo
Otros
No sabe
formativo. Es un porcentaje similar al que suscitan temas
dispares, como el terrorismo o los viajes, pero que queda
muy por debajo de los temas que encabezan la tabla, como
son los deportivos (30%), los de medicina y salud (26%) y el
cine y los espectáculos (20%).
El desequilibrio de datos entre la encuesta europea y la española se puede explicar en parte si comparamos las opciones de respuesta en ambas. En el Eurobarómetro se obliga
al encuestado a posicionarse en cada ítem, mientras que en
la española se ha de elegir tres tópicos de una variedad mucho más amplia que la europea.
Por otro lado, el análisis sociodemográfico del Eurobarómetro plantea que el perfil de los nuevos Estados miembro y en
proceso de ingreso es diferente de los antiguos Estados
miembro, que muestran un interés mucho más alto, ya que
la población estudiada en los primeros es mucho más joven,
con menos estudios y menos experiencia personal con enfermedades. La población europea está en general más interesada en el conocimiento de los resultados de las investigaciones (78%) que en sus objetivos (65%) y su metodología
(57%). Dicha visión instrumental de la biomedicina se percibe también en la encuesta española, donde expresan un
elevado índice de acuerdo (del 1 al 5) en que la investigación científica y tecnológica ayudará a curar enfermedades
como el sida, el cáncer, etc. (4,27 puntos). Lo que no exime
que valoren que las aplicaciones de la ciencia y la tecnología
hayan generado importantes riesgos para la salud (3,18
puntos). En general, el 94% de la población encuestada está
de acuerdo en que el desarrollo económico y la posibilidad
de hacer frente a enfermedades y epidemias son las ventajas fundamentales del progreso científico y técnico. De ahí
que los médicos sean la profesión más valorada (con un
4,29 sobre 5).
Información de ciencia y tecnología, biomedicina
Respecto el tipo de fuentes de información que se manejan,
varía también en función del interés que muestran los europeos en temas de ciencia y tecnología, y de investigación
médica y de salud en el Eurobarómetro. Como era de esperar, una amplia mayoría de la ciudadanía europea encuestada señala que la televisión es la principal fuente de información; en concreto, el 70% de la muestra que afirma estar
interesada en la investigación biomédica. Un 39% afirma
10
20
30
30
23
20
19
17
16
15
14
13
12
11
10
10
8
5
2
2
3
7
consultar periódicos y, más aún, un 24% afirma que personal médico e investigador es fuente de información también.
En la encuesta nacional de percepción también aparece la
televisión como el principal medio de comunicación utilizado
para abordar temas de ciencia y tecnología, aunque Internet
también comienza a ser un recurso cada vez más utilizado.
De todos modos, en general se refleja una visión crítica respecto a la cantidad de información que se obtiene de los
medios de comunicación en general, ya que se considera
que es insuficiente, tanto en televisión (45%) como en prensa diaria (47%) y radio (48%) (fig. 2).
En cuanto a la confianza depositada en la calidad de información que se recibe de estas fuentes, el Eurobarómetro
muestra que en general la mayoría confía en el personal médico e investigador (53%), aunque no esté directamente relacionado con la investigación de la cual se está informando.
También se muestra un alto grado de confianza (47%) en el
personal universitario o de centro de investigación. En todo
46
Televisión
Internet
25
Revistas de divulgación
científica o técnica
25
Prensa diaria
22
Radio
17
Prensa gratuita
4
Revistas información
general
4
9
NS/NC
Ninguno
6
Fig. 2. Medios de información que le inspiran más confianza a la hora de
mantenerse informado sobre ciencia y tecnología (máximo 2). Fuente: FECYT;
2006.
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100
Cáncer
2002
2004
2006
80
60
SIDA
31
Enfermedades
degenerativas
Enfermedades
cardiovasculares
55 53
47
40
74
29
16
Células madre/
ingeniería
36
27 28
14
Salud mental
10
20
7
0
10 11 10
10
6
España
está más
adelantada
España
está al mismo
nivel
España
está más
retrasada
NS/NC
80
Medio ambiente
27
Fuentes nergéticas
20
Alimentación
13
Ciencias humanas
y sociales
Tecnologías de la información
y las comunicaciones
11
7
Agricultura
6
Seguridad y defensa
6
Transportes
4
Tecnología aeroespacial 1
NS/NC
3
Fig. 4. Ámbitos en los que se considera que debería ser prioritario el esfuerzo
de investigación aplicada cara al futuro. Fuente: FECYT; 2006.
caso, ambos están seguidos de periodistas especializados
(31%) e instituciones internacionales (25%). Sin embargo, a
la hora de desglosar estos resultados por países, España es
uno de los países que menos confianza muestra con el personal médico o investigador (27%).
Políticas de biomedicina
El Eurobarómetro también muestra una correlación entre la
valoración positiva de los proyectos de investigación en medicina y salud colaborativos y su relación con la financiación
europea. Obviamente se enfatiza más en los estados que llevan más tiempo en la Unión Europea y han recibido este
tipo de financiación. Sin embargo, España muestra uno de
los niveles más bajos (33%) en la valoración de la financia-
10
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6
Diabetes
NS/NC
Fig. 3. Posición de España respecto de la media de la Unión Europea en lo
que concierne a la investigación científica y tecnológica. Fuente: FECYT;
2006.
Medicina y salud
7
Vacunas
1
Fig. 5. Ámbitos en los que querría que se orientara principalmente el esfuerzo
investigador en salud. Fuente: FECYT; 2006.
ción europea para estos proyectos, junto a Lituania (30%),
Irlanda (25%) y Reino Unido (22%), nivel que viene a coincidir con el escaso conocimiento que muestra la población
encuestada en torno a la existencia de proyectos de investigación en salud y medicina donde colaboran varios grupos
de investigación europeos (el 31% en España y Lituania; el
30% en Reino Unido, y el 28% en Irlanda).
En la encuesta de FECYT, la percepción que se muestra de
la investigación científica y tecnológica española en Europa
es que está retrasada respecto a la media europea (53%) y
el papel que otorga a la Unión Europea en el respaldo de la
investigación científico-tecnológica es similar a la del Eurobarómetro. Aunque se mantenga en ese sentido por debajo
de la media europea, en el contexto de la encuesta nacional
es una proporción importante, pues muestra un 20,4% de
respaldo a la Unión Europea y un 27,8% al gobierno central,
frente a otros tipos, como los gobiernos autonómicos (7,7%)
y las empresas (2,8%). Aunque se demandan más recursos
para la investigación científica-tecnológica (20%), no se encuentra entre las partidas más solicitadas, como es el caso
de la seguridad ciudadana (50%), el medio ambiente (40%)
y las obras públicas (33%) (fig. 3).
De nuevo se constata esa imagen tradicional y utilitarista de
la ciencia y la tecnología en general, y de la biomedicina en
particular, al observar en la encuesta nacional las preferencias en cuanto a los temas fundamentales en torno a los
cuales se ha de orientar el trabajo de los investigadores españoles. Entre todos los ámbitos, destaca claramente el de
la medicina y la salud, con un 80% de las respuestas. Medioambiente y energía son otros dos campos considerados
preferentes por un buen número de ciudadanos. Sin embargo, no se entiende como prioritaria la investigación aerospacial (apenas un 1% de las respuestas) ni en transportes
(4%). Tampoco se otorga mucha importancia (6%) a la investigación en seguridad y defensa, a pesar de que éste era
un ámbito para el que se pedía de manera mayoritaria el aumento del gasto. Tal inversión, pues, parece que se vincula
no tanto al I+D como al incremento de otras partidas del
presupuesto (fig. 4).
No obstante, esta primera elección de ámbitos de investigación preferenciales nos deja unas categorías muy amplias,
en las que tienen cabida numerosos temas. La encuesta indaga también con más detalle en los principales objetivos a
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PÉREZ SEDEÑO E ET AL. PERCEPCIÓN SOCIAL DE LA BIOMEDICINA EN ESPAÑA.
Breves consideraciones finales
Dieta y salud
37
Nutrición
33
Seguridad alimentaria
30
Alimentos biológicos
29
Cadenas de procesado
12
Alimentos de
producción alimentaria
11
10
Alimentos funcionales
8
Alimentos transgénicos
NS/NC
6
Fig. 6. Ámbitos en los que querría que se orientara principalmente el esfuerzo
investigador en alimentación. Fuente: FECYT; 2006.
los que la población española considera que se deben dirigir
los esfuerzos de la ciencia.
En el área de medicina y salud, que era la primera en la lista
de preferencias de los ciudadanos, destaca la petición de
investigar la cura del cáncer (citada en tres de cada cuatro
respuestas). A continuación se señala como prioridad el
avance en la investigación de otras enfermedades, como el
sida y las enfermedades degenerativas (ambas en torno al
30% de las respuestas). La ingeniería genética y la utilización de células troncales son consideradas como tema de
investigación prioritario con menos fuerza que los anteriores
(el 16% de las respuestas), pero en cualquier caso superan
en la escala de preferencias a objetos de estudio como las
vacunas o la diabetes (fig. 5).
Pero hay otros ámbitos, por ejemplo en alimentación, donde
surgen temas relacionados con la biomedicina y la biotecnología, en los que la ciudadanía muestra interés porque se
desarrolle la investigación (fig. 6).
Así vemos que destacan la dieta y salud, junto a la nutrición
(íntimamente relacionados) o los alimentos biológicos, mientras sólo un 8% de los entrevistados indicó los alimentos
transgénicos como un tema de investigación prioritario.
Hasta aquí hemos presentado, de manera general, un breve
análisis de la percepción que la sociedad española posee
sobre la ciencia y la tecnología y, en especial, sobre la biotecnología, bien entendido que la III Encuesta Nacional de
Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología no va encaminada específicamente al área biotecnológica. Este tipo de
encuestas tradicionales proporciona información muy valiosa
acerca de las tendencias generales referidas a cómo los ciudadanos no expertos ven la ciencia y la tecnología. Por ese
motivo, esperamos que la FECYT y otras instituciones sigan
realizando este tipo de estudios o se animen a llevar a cabo
otros específicos o sectoriales.
Sin embargo, consideramos que, para aprehender la complejidad de las relaciones entre la ciencia y el público, es necesario
realizar otras actuaciones complementarias. Estudios de tipo
cualitativo ayudan a obtener una imagen más rica de las relaciones entre la ciencia y los no expertos y, por lo tanto, también
pueden sugerir cómo reforzar las relaciones entre ambos mundos. La confianza del público en actores e instituciones y la relevancia de las investigaciones e innovaciones para los intereses sociales son algunas de ellas. Estos trabajos sobre
«comprensión pública de la ciencia» apuntan hacia la necesidad de crear líneas de acercamiento bidireccionales. Parte de
su enseñanza es que el esfuerzo por acercar la ciencia al público no puede ser únicamente un esfuerzo de «alfabetización»
o divulgación desde los expertos hacia el público general. Expertos y políticos han de dialogar con la sociedad atendiendo a
sus demandas, respetando sus opiniones y escuchando sus
aportaciones. Sólo de esta manera podrán desarrollarse intervenciones tecnocientíficas socialmente sensibles y eficaces.
Declaración de conflicto de intereses
Las autoras han declarado no tener ningún conflicto de intereses.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1 Bush V. Science: the endless frontier. A rapport to the President. Washington: United States Government Printing Office; 1945.
2 Carson R. Primavera silenciosa. Barcelona: Crítica; 1963.
3 FECYT. III Encuesta Nacional sobre Percepción de la Ciencia y la Tecnología (2006) [citado 30 Jun 2008]. Disponible en: http://www.fecyt.es/
fecyt/docs/tmp/345032001.pdf
4 Comisión Europea. Medical and Health Research 2006. A special Eurobarometer public survey [citado 20 Jun 2008]. Disponible en: ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/fp7/docs/ebs_265_en.pdf
Med Clin (Barc). 2008;131(Supl 5):6-11
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