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“Carta entre hermanos”
CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA
ENCUENTRO Nº15
Entremos al Reino de Dios
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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TEMARIO
1-La Misión de la Iglesia……........................................................pág. 3
2-¿Qué es el reino de Dios?............................................................pág. 3
3- La despedida…….……………..................................................pág. 9
4- Bautismo de Jesús…………......................................................pág.11
5- Jesús predica el Reino de Dios………………………………..pág.13
6- Las parábolas del Reino…….....................................................pág.15
7- ¿ Qué significa convertirse?…………………………………...pág.29
8- El Reino de Dios y la Iglesia…………………………………. pág.31
9- Resumen……………………………………………………….pág.34
10- Preguntas para responder…………………………………….Pág. 39
Nihil Obstad
Pbro. Claudio Castricone
Coordinador del Área Adultos
de la Junta Nacional de Catequesis
25 de abril del año 2010
Imprimatur
Monseñor Héctor S. Cardelli
Presidente de la Comisión Episcopal
de Pastoral Penitenciaria
2 de junio del año 2010
Contenido: Ana María Terradas.
Ilustraciones: Carlos Julio Sánchez
Queda hecho el depósito
que establece la Ley 11.723
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Querido hermano:
En el Encuentro pasado hemos hablado de nuestra Iglesia y hemos dicho que
nosotros somos las piedras vivas que la forman y que tenemos la misión de vivir
y predicar la Palabra de Dios.
“No son ustedes los que me eligieron a mí; soy yo quien los eligió
a ustedes y los preparé para que prediquen en mi nombre”.
Juan 15,16
1- LA MISIÓN DE LA IGLESIA
La Iglesia fue fundada por Jesús para que continuara Su Misión en el mundo.
¿Cuál fue la Misión de Jesús? Jesús vino al mundo con una sola Misión:
Predicar el Reino de Dios.
Así decía el Señor:
”Tengo que anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios porque
para eso he sido enviado”.
Lucas 4, 43
Jesús tenía un solo mensaje: el Reino de Dios.
Esta era Su Misión y la delegó en nosotros.
Su Misión es nuestra Misión.
2-¿QUÉ ES EL REINO DE DIOS?
Para poder responder esta pregunta vamos a comenzar por hablar de Juan
Bautista.
Como usted recordará, querido hermano, algo hablamos de Juan en el
Encuentro Nº 10: “Los predicación de Jesús. Los que son felices”.
Allí dijimos que la parienta de María, llamada Isabel, había tenido un hijo
llamado Juan. Y que Juan llegó a ser un gran profeta en Israel. Su misión fue
anunciar la venida de Jesús, el Mesías esperado por siglos en el pueblo de Israel.
En tiempos de Jesús, hacía como quinientos años que no aparecía por Israel
un profeta. Un verdadero profeta que les anunciara la tan esperada llegada del
Mesías, el Cristo, el Salvador que debía establecer en el mundo el Reino de
Dios.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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En los últimos años habían aparecido algunos que se presentaron como
profetas. Pero resultaron ser falsos profetas; eran sólo caudillos políticos, más
preocupados por la lucha contra los romanos que por el Reino de Dios.
El pueblo de Israel clamaba por un profeta verdadero con las Palabras del
Salmo:
“Ya no vemos prodigios en nuestro favor. Ya no hay ningún
profeta”.
Salmo 74, 9
Pero no habían perdido la esperanza, porque conocían los anuncios de los
antiguos profetas. Como éste, por ejemplo:
“Enviaré a mi mensajero y él preparará el camino delante de mi. Y
enseguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan.
¿Quién podrá mantenerse en pie cuando el mensajero aparezca?
Porque él es como el fuego de una fundición y como la lejía que se
usa para blanquear”.
Malaquías 3,1. 2
Este mensajero de Dios fue Juan. ¿Recuerda sus palabras?
”Renuncien a su mal camino, porque el Reino de Dios está cerca”.
Mateo 3, 2
A Juan lo llamaban también “el Bautista" porque bautizaba a la gente que lo
seguía. Más adelante hablaremos de su bautismo.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Juan preparó el camino para la llegada de Jesús. El mismo Juan que siendo
niño había saltado de alegría en el vientre de Isabel, cuando ella saludó a María
embarazada de Jesús. ¿Lo recuerda?
En el texto que hemos leído, el profeta Malaquías habla de fuego que quema
y de lejía que blanquea. Así era Juan. Le ardía por dentro el deseo de que todos
se encontraran con Cristo el Mesías. Y su alma era pura como queda la ropa
después de haber estado empapada por la lejía. Por eso, por ser tan honesto y tan
duro en su franqueza, la gente lo reconoció como un verdadero profeta.
“Todos tenían a Juan como profeta”.
Mateo 21, 26
Así describe el Evangelio a Juan Bautista:
“Juan tenía su ropa hecha de una piel de camello, ceñida con un
cinturón de cuero. Su comida eran langostas y miel silvestre”.
Mateo 3, 4
Se cree que Juan Bautista fue, o pudo ser durante algún tiempo, miembro de
alguna de las comunidades religiosas que vivían en el desierto: Por eso el
evangelista Mateo dice que Juan era:
“Una Voz que grita en el desierto”.
Mateo 3,3
Un escritor cristiano llamado Papini pinta a Juan de esta manera:
“Solo, sin casa, sin nada suyo fuera de lo que llevaba encima.
Envuelto en una piel de camello, ceñido por un cinturón de cuero.
Alto, adusto, huesudo, quemado por el sol, peludo el pecho, la
cabellera larga cayéndole por la espalda, la barba cubriéndole casi el
rostro, dejaban asomar, bajo las cejas selvosas, dos pupilas
relampagueantes.
…Juan, quemado su cuerpo por el sol del desierto, quemada su alma
por el deseo del Reino, es el animador del fuego. En el Mesías que va
llegar, ve al Señor de la llama”
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El profeta Juan Bautista se había hecho tan popular que lo seguían las
multitudes.
“Iban a buscarlo gente de toda la región de Judea y todos los
habitantes de Jerusalén”.
Marcos 1,5
¿Por qué tanto entusiasmo? Porque predicaba el Reino de Dios y lo hacía de
una manera muy exigente. Y porque él mismo vivía lo que predicaba.
Vamos a meditar un poco sobre lo que significa ser un verdadero profeta.
El verdadero profeta, y eso debemos ser nosotros, querido hermano, es un
hombre que se ha dejado quemar por el fuego del amor de Dios. Y ese fuego
purificador lo impulsa con ardor y sin vacilaciones a predicar la Palabra de
Dios, para que todos puedan entrar a Su Reino.
Cueste lo que cueste, pase lo que pase, el profeta sigue adelante. Nunca
calla. Porque no puede, ni quiere, dejar de predicar el Reino de Dios. ¿Es que
alguien puede negarse a Dios después de haberse sentido de verdad iluminado
por el fuego de Su Amor?
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EL PROFETA
Dice Dios:
Antes que te formara dentro del vientre de tu madre,
antes que tú nacieras te conocía y te consagré.
Para ser mi profeta en las naciones yo te escogí,
irás a donde te envíe y lo que mande, proclamarás.
Dice el profeta:
Tengo que gritar, tengo que arriesgar
¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti?
¿Cómo no hablar, si tu Voz me quema dentro?
Tengo que andar, tengo que luchar.
¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo no hablar, si tu Voz me quema adentro?
Dice Dios:
No temas arriesgarte porque contigo yo estaré,
no temas anunciarme porque en tu boca yo hablaré.
No traigas nada porque a tu lado yo estaré.
Es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está.
Al profeta sólo le importa cumplir la misión que Dios le ha encomendado. No
le es posible, aunque quisiera, sacudírsela de encima. La cumplirá aunque le
vaya en eso la vida.
Como le pasó a Juan Bautista, el día en que el rey Herodes le hizo cortar la
cabeza en el calabozo donde lo tenía encarcelado, porque lo había denunciado
ante todos como adúltero. Que lo era.
Lo que más atraía a la gente de Juan Bautista, era su bautismo. Entre los
judíos de entonces era común lavarse las manos o los pies en señal de
purificación. Pero eso era algo exterior.
Lo que hacía Juan era muy distinto. Les pedía conversión y arrepentimiento
en lo profundo del corazón.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Así lo dice Evangelio:
“Juan bautista empezó a bautizar en el desierto. Allí predicaba
un bautismo de conversión, para el perdón de los pecados. Y
decía: detrás de mi viene el que es más fuerte que yo; y yo no
soy digno de arrodillarme para desatarle la correa de sus
sandalias. Yo los bautizo con agua, pero él los bautizará con el
Espíritu Santo”
Marcos 1, 4. 7-8
¿Cuál era la predicación del Juan el Bautista?
“La gente le preguntaba: ¿Qué debemos hacer? Y él les
respondía: El que tenga dos túnicas que dé una al que no tiene.
El que tenga para comer que haga lo mismo. Vinieron también
unos publicanos a bautizarse. Y le preguntaron: ¿Qué debemos
hacer? El les dijo: No cobren más de lo que es justo. Le
preguntaron también unos soldados: Y nosotros, ¿qué debemos
hacer? Él les dijo: No hagan extorsión a nadie, no hagan
denuncias falsas y confórmense con lo que ganan”.
Lucas 3, 10-14
Juan Bautista pedía arrepentimiento y cambio de vida; después vendría Jesús
que pediría dejarlo todo para seguirlo…
Era tanta la popularidad de Juan Bautista que la gente comenzó a pensar que él
era el Mesías, o también que era el gran profeta Elías que había vuelto a la vida.
Por eso los judíos mandaron a algunos sacerdotes y maestros de la ley para que
averiguaran quién era este hombre:
“Le preguntaron a Juan: ¿Quién eres tú? Juan lo declaró y no
les ocultó la verdad: No soy el Mesías. Le preguntaron: ¿Quién
eres entonces? ¿Eres Elías? Contestó: No lo soy...…. Yo soy como
dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen
el camino del Señor”.
Juan 1, 19-20. 23
Aquí se nos presenta Juan Bautista con toda la humildad de un verdadero
profeta. Su misión había sido preparar la venida de Jesús el Mesías.
¡Jesús es la Única puerta de entrada al Reino de Dios!
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Los sacerdotes y fariseos se habrán retirado tranquilos al comprobar que éste
no era el Mesías que les haría sombra. Y la gente se habrá quedado un poco
desconcertada, pero con esperanza.
Cuando se fueron todos, Juan Bautista habrá mirado en dirección a Jerusalén.
Sabía que un día, no muy lejano, por aquella pendiente vería bajar a alguien
distinto, cuyas sandalias no era digno de desatar.
En Nazaret, entre tanto, Jesús, un carpintero desconocido, se ataba las
sandalias para ir al desierto a encontrarse con el profeta que estaba anunciado Su
llegada.
3- LA DESPEDIDA
La noticia de la predicación del profeta Juan Bautista llegó a todos lados y
también a Nazaret, donde vivía Jesús.
Por entonces, Jesús ya era todo un hombre, había cumplido más de treinta
años y era la cabeza de familia. Se supone que José ya estaría muerto porque los
Evangelios no dan rastros de su presencia. Era Jesús quien llevaba la casa y la
carpintería.
Cuando Jesús escuchó hablar
del profeta Juan, se dio cuenta de
que el Mesías debía hacerse
conocer. ¡Era la señal del Padre
que había estado esperando!
Ante el llamado de Su Padre,
Jesús respondió:
“Padre, aquí estoy
para hacer tu Voluntad”.
Hebreos 10,9.
Su vida cambió desde ese
momento. María lo sorprendía
orando mucho más que antes.
¡Y las palabras de Simeón volvían una y otra vez al corazón de la madre!
“A ti misma una espada te atravesará el corazón”.
Lucas 2,34-35
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
Aquel dolor anunciado por el profeta
Simeón, se había hecho presente, y la
madre lo aceptaba.
Ella había dado su Sí a Dios desde el
día en que Jesús se formó en su seno. ¡Y
no se echaría atrás!
Una y otra vez, con cada latido de su
corazón, repetiría las mismas palabras
que le dijera al ángel Gabriel:
“Yo soy la servidora
del Señor, que se cumpla
en mí la Voluntad de Dios”.
Lucas 1,38
Este Sí a la Voluntad del Padre, dado tanto por el Hijo como por la madre,
hizo que la despedida se diera en un clima de oración… Pero doloroso.
Un autor cristiano, reflexiona sobre la vida de Jesús en Nazaret y su cambio
cundo tenía más de treinta años:
Porque él había trabajado en la madera, su oficio.
Era obrero carpintero.
Había sido incluso un buen obrero
como había sido bueno en todo.
¡Cuánto amaba él este oficio de la madera.
¡El oficio de las cunas y de los ataúdes,
(que se asemejan tanto)
el oficio de las mesas y las camas!
¡Cuánto había amado el trabajo bien hecho,
la obra bien hecha!
Hasta el día que comenzó su Misión.
Hasta el día en que se reveló
como el único gobierno del mundo.
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ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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El día que demostró al mundo
que él no tenía otro igual.
Hasta el día en que se empeñó
en darle a Dios lo que es de Dios.
Charles de Peguy
4- BAUTISMO DE JESÚS
Un día Jesús llegó a donde estaba bautizando Juan y se metió entre la gente
para ser bautizado. Cuando Juan lo vio, supo enseguida que era el Mesías al que
venía anunciando desde que comenzó a predicar.
Veamos cómo fue el encuentro:
“Por aquellos días vino Jesús de Galilea al río Jordán, para
encontrar a Juan y para que éste lo bautizara. Pero Juan se negó
diciéndole: ¿Tú vienes a mí? Soy yo quien necesita ser bautizado
por ti. Jesús le respondió: Dejame ahora porque así conviene que
cumplamos toda justicia. Entonces Juan lo bautizó.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Después de ser bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento
se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como
una paloma y se posaba sobre él. Al mismo tiempo, se oyó una Voz
del Cielo que decía: Este es mi hijo amado, en quien tengo puesta
mi predilección”.
Mateo 3, 13-17
Jesús se presentó ante Juan Bautista de la mejor manera en que podía ser
reconocido como el Mesías: La total pureza divina metida en los pecados de la
humanidad.
En este río Jordán Jesús no tenía pecados personales que lavar, pero estaba
empezando a lavar los pecados del mundo.
En su Bautismo, Jesús se sumergió en la miseria humana. Dejó toda su ropa
en la orilla y entró en medio de la fila de los pecadores. Así, desnudo, se acercó
a Juan para ser bautizado.
Fue entonces cuando el Cielo se abrió y el Espíritu Santo bajó en forma de
paloma. Se escuchó la Voz del Padre proclamando Su Amor por el Hijo que se
bautizaba para lavar los pecados de los hombres:
“Después de bautizado. Jesús salió del agua, y en ese momento se
abrieron los cielos y vio al el Espíritu de Dios que bajaba como
una paloma y se posaba sobre Él. Al mismo tiempo se oyó una Voz
del Cielo que decía. Este es mi Hijo Amado, en quien tengo puesta
mi predilección”
Mateo 3, 16-17
En el Bautismo de Jesús se hace presente la Santísima Trinidad.
• El Padre que habla en el Cielo abierto.
• El Hijo que se sumerge en los pecados de la humanidad.
• El Espíritu Santo que baja en forma de paloma.
Con la venida del Mesías, Juan Bautista había cumplido su misión. La Luz
había llegado al mundo. Al profeta, anunciador de la venida de Jesús, le
esperaba la cárcel y la sentencia de muerte... como a la mayoría de los
profetas.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Recuerdo estas palabras de Jesús que bien mereció nuestro querido Juan
Bautista.
“Felices ustedes cuando por hacer el bien los insulten, los
persigan, y digan toda clase mentiras contra ustedes por mi
causa. Alégrense y pónganse contentos, porque será grande la
recompensa que recibirán en el Cielo. Pues de la misma manera
persiguieron a los profetas”.
Mateo 5, 11-12
Jesús amaba a Juan Bautista y lo elogió diciendo:
“¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el
viento? ¿Qué salieron a ver, si no? ¿Un hombre con ropas finas?
¡No! Los que visten con ropas finas están en los palacios de los
reyes. Entonces, ¿qué fueron a ver?, ¿a ver un profeta? Sí, y les
digo, más que un profeta. Este es el hombre de quien dice la
escritura: Yo voy a mandar mi mensajero delante de ti, que
preparará por delante mi camino. En verdad les digo que no ha
surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el
Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos
es más grande que él”
Mateo 11,7-11
Juan Batista amaba a Jesús y lo mejor que dijo de Él fue esto:
“Este es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”
Juan 1,29
5-JESÚS PREDICA EL REINO DE DIOS
Estaba preso Juan, cuando Jesús empezó a predicar diciendo:
“El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la buena
Noticia”.
Marcos 1,1
Y más tarde dirá:
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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” El Reino de Dios ha llegado a ustedes”.
Mateo 12,28
Cuando leemos el Evangelio, vemos que allí se habla muchas veces del Reino
de Dios o también del Reino de los Cielos. Que significa lo mismo. Por eso la
predicación de Jesús es llamada:
“Evangelio del Reino”
Mateo 4, 23
Reino de Dios quiere decir que Dios es el Rey y Señor de todo lo que existe.
Lo invisible y lo visible. Del Cielo y el universo entero.
Muchos pueden preguntarse: si Dios es infinitamente bueno y justo, ¿por qué
hay mal en el mundo? ¿De dónde viene tanta violencia, enfermedad, catástrofe,
destrucción?
Si el mal está en el mundo no es porque Dios lo quiera. Al contrario, el mal va
contra los planes de Dios. Todo este mal viene causado porque el hombre no
cumple la voluntad de Dios. No le obedece. No quiere estar bajo su autoridad. Y
así anda el mundo… Jesús dice muy claramente de dónde viene el mal que hay
en el mundo:
Porque de adentro del
corazón de los hombres
salen las malas intenciones:
Inmoralidad sexual, robos,
asesinatos, infidelidad
matrimonial, avaricia,
maldades, fraude,
libertinaje, envidia, lujuria,
insolencia, insensatez.
Todas estas perversidades
salen de adentro del
hombre y contaminan al
hombre”.
Marcos 7,20- 23
El ser humano ha sido creado muy bueno. Pero puede decidir hacer el mal y no
vivir como Dios lo creó. El mal siempre es corrupción de algo bueno.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
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Sabemos que Dios no es la causa del mal; pero sabemos también que Dios
puede sacar bien del mal. ¡Cuántas veces el dolor causado por un mal cometido
nos ha hecho volver a Dios!
Dios nos ha dado a sus hijos el Don de la libertad. Pero, ¿qué hemos hecho
nosotros con ese Don maravilloso? ¡No lo usamos! Porque muchas veces hemos
decidido no ser libres sino esclavos de todas esas perversidades que señala Jesús
en el Evangelio que acabamos de leer.
Cuando la persona vive sólo para dar gusto a los deseos de su carne, se aleja
cada vez más de su espíritu. Se vuelve cada más superficial y sin vida interior.
Es un muerto en vida. Porque la verdadera vida viene del espíritu, no de la
carne.
“Los que viven para la carne, buscan las cosas de la carne. Los que
viven para el Espíritu, buscan lo espiritual”
Romanos 8,5
Por supuesto que Dios podría habernos programado para que nosotros
hiciéramos solamente lo bueno. Para que no pudiéramos hacernos daño ni dañar
a los demás. Pero en ese caso no seríamos libres, sino simplemente autómatas,
robots, o animales movidos sólo por los instintos. No tendríamos la felicidad de
poner nuestra voluntad al servicio del bien y del amor. De elegir ser hijos libres
de Dios,… como Jesús
6- LAS PARÁBOLAS DEL REINO DE DIOS
Para mostrarnos cómo actúa en el mundo el Reino de Dios, Jesús nos habla por
medio de parábolas. Veamos algunas:
Parábola del sembrador
“Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas
semillas cayeron a lo largo del camino. Vinieron los pájaros y se las
comieron. Otras cayeron entre las piedras, donde no había mucha
tierra, y brotaron enseguida porque la tierra no era muy
profunda; pero en cuanto salió el sol se marchitaron y por no
tener raíz se secaron. Otras cayeron entre espinos; crecieron los
espinos y las ahogaron.Otras cayeron en tierra buena y dieron
fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos
para oír, que entienda.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
16
Ustedes pues, escuchen la parábola del sembrador. Cuando se oye
la Palabra del Reino y no se la lleva al corazón, viene el maligno y
arrebata lo sembrado en el corazón. Éste es el que fue sembrado a
lo largo del camino.
La semilla que cayó entre las piedras, es aquel que oye la Palabra
de Dios y enseguida la recibe con alegría. Pero como no tiene raíz
en sí mismo, sino que es inconstante, cuando se presenta una
contrariedad o persecución por causa de la Palabra, enseguida se
viene abajo.
La semilla que cayó entre los espinos, es el que oye la Palabra de
Dios pero las preocupaciones del mundo y la atracción de las
riquezas ahogan la Palabra, y no da fruto.
Pero la semilla que cayó en tierra buena, es el que oye la Palabra de
Dios y la comprende. Éste sí que da fruto y produce cien, sesenta o
treinta veces más”.
Mateo 13,3-9. 18-23
Esta parábola habla de las distintas maneras con que los hombres reciben la
Palabra del Reino de Dios.
El mensaje es que la Palabra de Dios no debe ser ahogada por las dificultades
que los hombres le presenten, sino que debe ser recibida en un corazón donde
haya buena tierra, para que pueda germinar y dar frutos para Dios.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
17
En la época de Jesús, una cosecha del siete por ciento era considerada buena.
Pero aquí el Señor nos habla de una cosecha hasta del cien por cien. Algo muy
exagerado que debió llamar la atención a los oyentes.
Jesús nos enseña con esta parábola que la cosecha al fin del mundo será
grandiosa. Y que, a pesar de todos los males que vemos entre nosotros, la
llegada del Reino es imparable y el resultado final será maravilloso e
incalculable.
Como cristianos tenemos la responsabilidad
de colaborar con Jesús para que el Reino de Dios
crezca y se extienda por todo el mundo.
Meditemos esta enseñanza de la Iglesia:
“Las dificultades internas y externas no deben hacernos pesimistas o
inactivos. Lo que cuenta aquí como en todo sector de la vida cristiana…. es la
confianza que brota de la fe, o sea, de la certeza de que no somos nosotros los
protagonistas de la misión, sino Jesucristo y su Espíritu. Nosotros únicamente
somos sus colaboradores”.
Misión de Cristo Redentor - Punto 36
Parábola del trigo y la cizaña
“El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena
semilla en su campo. Pero mientras la gente estaba durmiendo,
vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo, y se fue.
Cuando el trigo creció y empezó a echar espigas, apareció también
la cizaña.
Entonces los trabajadores fueron a decirle a su patrón: Señor,
¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que tiene
cizaña? Respondió el patrón: Esta es obra de algún enemigo.
Los obreros le preguntaron: ¿Quieres que arranquemos la cizaña?
No, dijo el patrón, pues al quitar la mala hierba podrían arrancar
también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la hora de la
cosecha. Y al tiempo de la cosecha, diré a los obreros: Recojan
primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla. Y al trigo
guárdenlo en mi granero”.
Mateo 13,24-30
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
18
Esta parábola nos habla del campo del mundo donde el bien y el mal están
mezclados por todos lados: En las familias, en los lugares de trabajo, en la
política, en las Instituciones, en las ciudades, en los países, en las religiones, en
la Iglesia. En todas partes.
Por eso Jesús les dice a los trabajadores que querían limpiar el campo del
mundo, que por ahora no hagan nada. Que esperen. Hasta que todos se
conviertan en el buen trigo de Dios. ¡La paciencia de Dios es infinita!
¿Cuál es nuestra misión como Iglesia de Jesús?
Hacer que la conversión del corazón a Dios llegue a todos los lugares.
Mostrar a un mundo que siempre ha adorado la riqueza y el poder, que es
posible cambiar y volver a Dios. Que es posible hacer que reinen en el mundo
los valores del Reino de Dios: el amor entre los hermanos, la justicia, la paz
universal.
Debemos predicar que tanto el presente como el futuro están puestos bajo la
acción de Dios, y que Dios les ofrece a todos los hombres la posibilidad de
entrar en Su Reino.
Esto significa tener a Jesús como Único Señor de nuestra vida, y hacer que
cada persona lo reciba como Su salvador personal y aprenda a vivir de acuerdo a
Sus enseñanzas.
¡Esta es la manera de hacer crecer el Reino de Dios en el mundo!
El bien va a triunfar en el mundo, querido hermano. En su vida, en mi vida, en
la vida de todos… Ni dudarlo. Porque el Amor de Dios es invencible.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
19
Si el Reino de Dios crece lentamente es porque Dios tiene paciencia con
nosotros y nos espera… para que todos podamos encontrar allí nuestro lugar.
Dios respeta a sus hijos. Sabe que el mal es muchas veces más fuerte que
nuestras buenas intenciones. Sabe que necesitamos tiempo para afirmarnos en el
bien. Por eso nos tiene paciencia.
“Dios tiene paciencia con nosotros, porque no quiere que ninguno
se pierda sino que a todos llegue la salvación”.
2ª Pedro 3,9
Este cuento nos ayuda a comprender el por qué de la paciencia de Dios.
Un hombre tenía en su casa un criadero de gusanitos de seda. Cuando los
gusanitos se convertían en mariposas, recogía los capullos de seda donde
habían estado y los vendía a un comerciante de telas finas. Habían salido todos
los gusanitos de sus capullos convertidos en lindas mariposas, pero había uno
que se demoraba y no salía. El dueño del criadero pensó:
--- Pobrecito, será mejor que lo ayude para que pueda convertirse en
mariposa y volar como las demás.
Tomó un cuchillo filoso y abrió unos milímetros el envoltorio del gusanito.
Al poco rato el gusanito salió de su capullo convertido en mariposa.
Asombrado, el dueño del criadero vio que la mariposa tenía sus alas rotas y le
era imposible volar.
Desde ese día, el dueño del criadero aprendió que tenía que tener paciencia
para respetar el tiempo de maduración de cada gusanito.
Jesús nos dice, en la parábola del trigo y la cizaña, que Dios espera el tiempo
de la cosecha para quemar la cizaña y guardar el trigo.¿Cuál será el tiempo de la
cosecha? Cuando Dios reine para siempre, tanto en el Cielo como en la tierra.
Cuando haya vencido todo el mal. Que será al fin del mundo. En la segunda
venida de Jesús al mundo.
Sobre el fin del mundo nos enseña la Iglesia:
“El día del juicio, al fin del mundo, Cristo vendrá en la Gloria para llevar a
cabo el triunfo definitivo del bien sobre el mal que, como el trigo y la cizaña,
habrán crecido juntos en el curso de la historia”.
Catecismo de la Iglesia Católica - Punto 681
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
20
Cuando le preguntaron a Jesús cuándo sería el fin del mundo, contestó de esta
manera.
“Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá no lo sabe nadie,
ni los ángeles del Cielo, ni el Hijo, sino solamente el Padre. Estén
preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese
momento”.
Marcos 13, 32-33
¿Qué pasará en el fin del mundo? Será el Día en que Jesús entregue al Padre
Su Reino purificado. Será el Día en que Dios reinará para siempre. El Día en
que Dios gozará de sus hijos y nosotros de nuestro Padre. Para siempre. El
último libro de la Biblia habla de cómo será la vida de los hijos de Dios
después del fin del mundo.
“No necesitarán ni del sol ni de la luna para que los alumbren.
Porque serán iluminados por la Gloria de Dios. Y su lámpara será
Cristo, el cordero”.
Apocalipsis 21,23
Nos enseña la Iglesia:
“No sabemos cómo se transformará el universo. Ciertamente la figura de este
mundo, deformado por el pecado, pasa, pero se nos enseña que Dios ha
preparado una nueva morada y una nueva tierra en la que habita la justicia y
cuya bienaventuranza llenará y superará todos los deseos de paz que se levantan
en los corazones de los hombres”.
Catecismo de la Iglesia Católica. Punto Nº 1048
En el día de nuestra muerte, querido hermano, nuestra alma se presentará ante
Dios y nuestro cuerpo quedarán en la tierra. Y cuando venga el fin del mundo,
nuestro cuerpo resucitará y se unirá a nuestra alma. Y seremos como Jesús
Resucitado.
“Esta es la Voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y
crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucite en el último día”.
Juan 6,40
Cuando nuestra alma y nuestro cuerpo vuelvan a unirse en el fin del mundo,
ya no existirá el mal ni la muerte. Será el triunfo definitivo de Jesús porque nos
habrá unido a Dios para siempre.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
21
“Porque Cristo debe reinar hasta que haya puesto a todos sus
enemigos debajo de sus pies. El último enemigo en ser destruido
será la muerte. Entonces Dios habitará en medio de ellos. Ellos
serán su pueblo y Él será Dios con ellos. Dios secará todas las
lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni llanto, ni
gritos ni fatiga, porque el mundo viejo habrá pasado”.
1ª Corintios. 15,25-26; Apocalipsis 21,3-4
Vamos a meditar un momento en estas Palabras de Jesús que leímos más
arriba:
“Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará
ese momento”.
Marcos 13,33
¿Qué significa estar preparados y vigilando? : Significa vivir cada día como si
fuera el último de nuestra vida, porque no sabemos si la muerte nos llevará este
mismo día y tampoco sabemos si hoy será el fin del mundo. Significa tener
siempre encendida la Luz de nuestra fe y de nuestras buenas obras para que,
cuando vayamos a la presencia de Dios, Jesús nos diga:
“Vengan benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino
preparada para ustedes desde la creación del mundo”
Mateo 25, 34
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
22
Señor, aquí tienes
mi lámpara encendida.
Enséñame a llevar Tu Luz
por toda mi vida,
para que cuando vengas
a mi puerta a golpear
yo pueda tu Rostro contemplar.
Parábola de la levadura
“El Reino de los Cielos se parece a la levadura que tomó una
mujer y la metió adentro de dos medidas de harina, hasta que
fermentó toda la masa”
Mateo 13, 33
El Reino de Dios trabaja en el mundo de forma tan silenciosa y misteriosa
como crece el poquito de levadura que hace fermentar toda la masa para hacer el
pan.
Con la llegada de Jesús, querido hermano, el mundo ha comenzado a caminar
hacia Dios. Pero Dios no impone su reinado a la humanidad. La va
transformando lentamente en la medida en que la humanidad se va dando cuenta
de su necesidad de salvación.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
23
El Reino de Dios va renovando todas las instituciones para liberarlas de las
esclavitudes a las que están sometidas… aunque esas instituciones no se den
cuenta de estas esclavitudes. O no quieran darse cuenta, por toda la maraña de
los intereses que las pueden tener atrapadas.
Estamos hablando de Instituciones sociales, políticas, deportivas, religiosas,
culturales, laborales, y tantas otras, donde el mal se ha infiltrado. ¡No hace falta
decir cómo está de envenenado el mundo en que vivimos! Pues bien, este
mundo, con todas sus injusticias y maldades, es amado por Dios y lo está
reformando desde adentro, desde lo más hondo.
La prueba más clara de la Voluntad divina de salvar al mundo es la venida de
Jesús. Toda su vida y su predicación apuntan a un único fin: hacernos dignos de
entrar en el Reino de Dios. Dios ha hecho Alianza de Amor eterno con sus hijos.
Y esa Alianza no se romperá jamás. Sobre la fidelidad de Dios nos habla el
profeta Isaías:
“Porque mi amor de tu lado no se apartará y mi alianza de paz no
se moverá, dice el Señor, que tiene compasión de ti”.
Isaías 54,10
Así como vemos el mal que nos rodea, también vemos el bien que va
creciendo por el amor de tantas personas y asociaciones que luchan en beneficio
de la humanidad. Personas y asociaciones que trabajan a veces en medio de
muchas dificultades y hasta de persecuciones. A ellos Jesús les dice:
“No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque a ustedes el Padre
ha querido darles el Reino”.
Lucas 12,32
A nuestra Iglesia Jesús le pide que forme comunidades que se comprometan
en este cambio radical que el mundo necesita. Que sean útiles para el Reino de
Dios, junto con todos los demás hombres y mujeres de buena voluntad. Que
lleven a todos el mensaje de que Dios los ama y los invita a ser constructores
activos en la construcción de Su Reino.
La levadura de la que nos habla Jesús, no es otra que la levadura del amor. Es
la está haciendo fermentar silenciosamente toda la humanidad para el Reino de
Dios.
“Un mandamiento les doy, que se amen los unos a los otros
como yo los he amado”.
Juan 15,12
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
24
Parábola del tesoro y la perla
“El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un
campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la
alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra ese campo.
También se parece el Reino de los Cielos a un comerciante que
anda buscando perlas finas. Al encontrar una perla de gran valor,
va, vende todo lo que tiene y la compra”.
Mateo 13, 44-46
El Reino de Dios, querido hermano, es la perla preciosa que debemos
encontrar. Aunque para eso debamos sacudirnos de todo lo que no sirve, nos
pesa, nos molesta, nos destruye la vida. Esto quiere decir: venderlo todo… para
poder tener la riqueza del Reino de Dios.
Cuentan que un peregrino andaba caminando desde hacía varias semanas
buscando en la soledad un profundo encuentro consigo mismo. Iba de camino a
un pueblo de campesinos cuando vio en el suelo una piedra que le llamó la
atención. La levantó y, lleno de asombro, vio que se trataba de un diamante muy
valioso del tamaño de su puño. Lo guardó en su bolsa junto con el pan duro que
llevaba para su alimento. Era entrada la noche cuando llegó cerca del pueblo.
Se recostó a la sombra de un gran algarrobo y se quedó dormido enseguida,
porque estaba muy cansado.
Esa misma noche, un campesino muy pobre que vivía en el pueblo soñó que
debajo del algarrobo grande estaba durmiendo un peregrino que tenía un
diamante de gran valor. Soñó también que, si conseguía ese diamante, podría
venderlo y así tener mucho dinero y vivir sin preocupaciones económicas por el
resto de su vida. Apenas se levantó fue al lugar donde estaba el algarrobo
grande y encontró durmiendo al peregrino. Lo despertó y le dijo:
— ¡Dame el diamante, dame el diamante!
— ¿Tú dices éste que tengo en mi bolsa?
— ¡Si, ese diamante, dame ese diamante!
— Pues bien, aquí lo tienes, tómalo.
El campesino tomó el diamante y se fue corriendo a su casa para esconderlo
en el lugar más secreto. Llegó la noche, el peregrino se durmió tranquilo debajo
del algarrobo grande, pero el campesino no podía dormir. Daba vueltas y
vueltas en la cama con una idea fija en su cabeza.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
25
Apenas amaneció tomó el diamante y se fue adonde estaba el algarrobo
grande y allí encontró dormido al peregrino. Cuando lo despertó, el peregrino
le dijo:
— ¿Qué quieres de mí? ¡Ya no tengo nada para darte!
— ¡Sí que tienes algo para darme! Te devuelvo el diamante porque quiero
que me des esa otra riqueza que tienes adentro tuyo que te hace capaz de
desprenderte de esta piedra tan valiosa.
Cuando hemos descubierto el tesoro del Reino de Dios, ningún precio es
demasiado alto para entrar en él.
Para no quedar afuera, debemos cambiar muchas cosas en nuestra vida.
Debemos pasar:
• Del “tener”, que es valor del mundo, al “compartir”, que es Valor del
Reino de Dios.
• Del “poder”, que es valor del mundo, al “servir”, que es Valor del Reino
de Dios.
• Del “prestigio y el aparentar”, que es valor del mundo, a la “humildad”,
que es Valor del Reino de Dios.
No sólo es necesario dejar lo malo para hacer lo bueno, es necesario también
renunciar a muchas cosas que son buenas pero que no están en los proyectos de
Dios. Como por ejemplo:
Robarle tiempo al descanso para dedicarlo a escuchar las confidencias de otra
persona y darle un consejo oportuno. Cuidar a un enfermo aunque eso signifique
no ir a una fiesta. Compartir lo poco que se tiene con el que nada tiene…Y
tantas otras cosas que significan renunciar a nuestro bienestar para hacer el bien
a los demás.
Trabajar para que Dios reine en el mundo, querido hermano, significa no sólo
dejar de hacer lo que nos gusta para ayudar a los demás. Significa también
sacrificarnos para que el bien triunfe sobre el mal.
Es denunciar una estafa o corrupción, salir en defensa de una persona
maltratada, ser testigo de una injusticia. Es nuestro modo de pedirle a Dios con
nuestra vida lo que oramos en el Padre nuestro:
“¡Venga a nosotros tu Reino!”
Mateo 6, 10
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
26
Este fue el clamor de Jesús durante toda su predicación. Renunció a todo para
poder ser de todos. Y así se hizo Él mismo modelo del hombre nuevo del Reino
de Dios. Su Vida y su Muerte nos hablan de Su entrega libre y dolorosa para que
el mal deje de dominar a los hombres y se establezca para siempre el reinado de
Dios. Por eso pudo decir:
“Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”
Juan 15,13
¿Cómo es la puerta de entrada al Reino de Dios? Por supuesto que no es ni
ancha, ni cómoda, ni divertida, Jesús nos enseña que es angosta. Pero que es la
Única que lleva a la verdadera vida.
“Entren por la puerta angosta. Porque es ancha la puerta que
lleva a la perdición y son muchos los que entran por ella. Pero ¡qué
angosto es la entrada y qué estrecho es el Camino que lleva a la
vida! Y qué pocos la encuentran!”.
Mateo 7,13.14
La puerta de entrada al Reino de Dios es angosta porque sólo pueden entrar
los que tienen un corazón pobre….Que son los que han puesto sus vidas en las
Manos de Dios.
“Felices los que tienen un corazón pobre, porque de ellos es
el Reino de los Cielos”.
Mateo 5,3
Ellos son sus preferidos. Así lo dijo Jesús al comienzo de su Misión:
“He sido enviado para
anunciar la Buena Noticia
a los pobres, para
proclamar la libertad a los
cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la
libertad a los oprimidos”.
Lucas
18
4,
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
27
Jesús nos enseña que es angosto el Camino del que sufre por la injusticia, del
que llora arrepentido por sus faltas, del que se siente marginado, despreciado,
desvalorizado.
Que es angosto el Camino del que tiene misericordia, del que ama con un amor
no fingido, del que tiene pureza de corazón, del que sabe perdonar, del que tiene
hambre y sed de justicia, del que busca el bien de todos.
Para Jesús, los que se creían mejores que los demás y los despreciaban estaban
lejos de la salvación; en cambio, los pecadores arrepentidos de verdad estaban
más cerca de Dios. Por eso les decía a los fariseos que se creían los más puros:
“En verdad les digo que los publicanos y las prostitutas llegarán
antes que ustedes al Reino de Dios. Porque Juan vino a ustedes
por el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron, mientras
que los publicanos y las prostitutas le creyeron”.
Mateo 21, 31- 32
Para dejar que Dios reine en nuestra vida debemos apartarnos del ancho y fácil
camino de la hipocresía, del egoísmo, de la comodidad, de la vagancia, del amor
al dinero y de los tantos falsos dioses que nos ofrece el mundo y que nos hacen
vivir en la oscuridad de una vida alejada de Dios y sin sentido. Donde se rechaza
el Amor de Jesús…
Escuchemos esto tan fuerte que nos dice Jesús:
“La luz vino al mundo y los hombres prefirieron la oscuridad
porque sus obras eran malas .El que obra el mal odia la luz y no va
a la luz, no sea que sus obras sean descubiertas”
Juan 3,20-21
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
28
Debemos hacernos puros como los niños. Así lo pide Jesús:
“Si no te haces como los niños no entrarás en el Reino de los
Cielos”
Marcos 10, 15
“Agrándame la puerta, Padre, porque no puedo pasar,
la hiciste para los niños y he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta, achícame por piedad,
vuélveme a la edad primera en que vivir era soñar”.
Jacinto Benavente
Nuestro hermano francés Jacques Fesch habla de la puerta angosta de entrada
al Reino de Dios, en una carta que escribió a su madre el sábado 3 de agosto de
1957. Está en el libro. “Luz sobre el cadalso y celda 18”. He copiado partes de la
carta porque es larga.
Mamá querida:
La vida es un camino estrecho que termina en una puertita que se abre hacia
la verdadera vida. Para pasar hay que dejarse crucificar primero sobre la cruz
que cierra la entrada. Si el sufrimiento y el miedo te hacen retroceder, no
entrarás.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
29
Es cierto que la mayor parte del tiempo no se pide nuestra opinión, ¡de no
ser así muy pocos pasarían! Pero con los sufrimientos llega la fe y con la fe las
Gracias que nos son distribuidas sin mezquindad y con generosidad. La carga
se vuelve dulce y el dolor se transforma en alegría, y lo que está oculto a los
ojos de los hombres, se vuelve luminoso para quien atrae el Señor.
Conoces estas Palabras de Jesús: “Te doy gracias, Padre, porque has
revelado estas cosas a los pequeños y las has ocultado a los grandes”. Es
verdad. Todo lo que es depreciado por el mundo se vuelve precioso para el
Señor.
Tengo conciencia de que en la hora actual mucho me ha sido dado, y tengo
la firme esperanza de que mucho más me será dado. Hay grandes misterios que
nos rodean. No te hagas demasiada mala sangre por mí, soy yo quien tiene la
mejor parte. Hasta el lunes.
Te abrazo de todo corazón.
Jacques
7- ¿QUÉ SIGNIFICA CONVERTIRSE?
Dijimos que Jesús predicaba el Reino de Dios diciendo:
“El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la buena
noticia”.
Marcos 1,15
Aunque ya hemos hablado de la conversión en otros Encuentros, viene bien
profundizar un poco más en este tema sobre el que tanto insiste Jesús.
Comencemos diciendo que, para hablar de conversión, primero debemos
entender lo que es arrepentirse.
Arrepentirse significa sentir tristeza por haber ofendido a Dios y haber vivido
lejos de Él. Cuando nos hemos arrepentido de verdad buscamos cambiar de vida.
Ese cambio de vida se llama conversión.
Convertirse es dar una media vuelta para darle la espalda a nuestras malas
obras y seguir el llamado de Jesús. Si no se da este cambio, el arrepentimiento
ha sido una mentira.
“No todo el que diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los
Cielos, sino el que cumpla la Voluntad de mi Padre del Cielo”.
Mateo 7,21
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
30
Si el arrepentimiento es sincero siempre lleva a la conversión. Pero si nos
quedamos nada más que en el arrepentimiento, y no cambiamos de conducta, no
hay conversión. Todo sigue igual. La conversión nos debe sacudir, movernos el
piso. Ya no se puede vivir como antes.
Por la conversión nos hacemos de Jesús y nos unimos a la Causa por la que Él
vivió, murió y resucitó: El Reino de Dios.
La verdadera conversión pasa por el cambio en nuestras relaciones con Dios y
con los demás:
“Hemos recibido de Dios este Mandamiento: el que ama Dios,
ame también a su hermano”
1ª Juan 4,21
Cuando nos arrepentimos de verdad de
nuestras faltas, debemos acercarnos al
Sacramento del Perdón. Una vez
perdonados, debemos demostrar con
obras que hemos cambiado
Entonces, como el hijo perdido y
encontrado de la Parábola de Jesús,
hemos vuelto a la casa de nuestro Padre,
de donde nos habíamos alejado.
¡Allí nos espera el gran Banquete del Reino de Dios!
“Comamos y hagamos una gran fiesta. Porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida. Estaba perdido y lo he encontrado.
¡Y comenzó la fiesta!”
Lucas 15,23-24
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
31
8- EL REINO DE DIOS Y LA IGLESIA
Cuando Jesús eligió a sus doce apóstoles para fundar con ellos Su Iglesia,
puso a Pedro como cimiento y cabeza diciéndole:
“Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia”
Mateo 16, 18
El verdadero nombre del Pedro era Simón, pero Jesús le puso el sobrenombre
de Pedro, que quiere decir piedra, para señalar su misión de ser la piedra base
sobre la que se asienta la Iglesia.
Dijimos al comienzo de este Encuentro, que la Iglesia tiene la Misión de hacer
crecer el Reino de Dios en el mundo. De hacer que todos conozcan a Jesús y lo
sigan por Su Camino.
“yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”
Juan 14,6
La Iglesia está formada por el Papa, los Obispos, los Sacerdotes y por todos
los bautizados en el fuego del Espíritu Santo. Por lo tanto, todos tenemos la
misión de hacer crecer el Reino de Dios en el lugar que ocupemos en la Iglesia.
¡Todos nosotros somos discípulos misioneros de Jesús!
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
32
Hay un consejo muy sabio que dice:
“Florece allí donde estás viviendo”
Donde usted está viviendo
en este momento, querido
hermano, es donde Jesús le
pide que sea su discípulo
misionero.
“El que cumple la
Palabra de Dios y la
enseña a otros ése
será grande en el
Reino de los Cielos”.
Mateo 5,19
Unido a sus hermanos de comunidad, tiene mucho para hacer en un lugar
donde hay hermanos que pueden estar sufriendo soledad, tristeza, marginación.
¡Es una tarea que dará fruto abundante para el Reino de Dios!
Para ser piedras vivas de la Iglesia, debemos luchar para que el bien reine
sobre el mal. No basta con ayudar al más pobre para que no pase necesidades.
Que hay que hacerlo en primer lugar, por supuesto. Pero debemos ir más lejos
todavía. Debemos comprometernos para que cada persona reciba a Jesús en su
vida y entre en el Reino de Dios.
Debemos comprometernos, hasta la raíz del alma, para que el Reino del amor,
de la justicia, de la solidaridad, de la fraternidad, de la igualdad, de la paz, se
vaya instalando cada vez más en nuestra sociedad.
Hacer crecer el Reino de Dios en este mundo significa cambiar las estructuras
injustas. Denunciar cualquier forma de corrupción y trabajar para sanearlas.
Hacer que se respete la dignidad de las personas y más aún cuando son
pobres, desvalidas o hayan cometido alguna falta.
Todos somos hermanos por ser hijos de Dios, sin importar cuales sean
nuestras creencias o condición social, y para todos están abiertas las puertas del
Reino de los Cielos.
Sobre nuestro deber de construir el Reino de Dios en el mundo nos habla la
Iglesia:
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
33
“El Reino actúa transformando las relaciones humanas y crece a medida que
los hombres aprenden a amarse, a perdonarse y a servirse mutuamente…La
naturaleza del Reino es la comunión de todos los seres humanos entre sí y con
Dios. … El Reino interesa a todos: a las personas, a la sociedad, al mundo
entero…Construir el Reino significa trabajar por la liberación del mal en todas
sus formas”
Misión de Cristo Redentor - Punto 15
Vamos a dedicar a nuestra Madre del Cielo, querido hermano, el final de este
Encuentro.
Dijimos que en el Reino de Dios los primeros que entran son los que tienen
un corazón pobre, porque están entregados sólo a la Voluntad de Dios.
¿Quién tiene un corazón más pobre que María, que dijo un SÍ total a la
Voluntad de Dios para ser la madre de Jesús y también nuestra Madre?
“Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí la Voluntad
de Dios".
Lucas 1,38
¿Quien mereció como María este elogio sobre su fe total en Dios, que sólo un
alma despojada de todo egoísmo puede recibir?
“Eres feliz, María, por haber creído”
Lucas 1,45
¿Quien es más pobre que María que compartió la cruz de su Hijo, el más
pobre entre todos los pobres?
“ Junto a la cruz e Jesús, esta su madre”
Juan 19,25
Por esa total entrega a la Voluntad de Dios,
por esa fe y confianza sin límites en su Misericordia,
nuestra Madre bendita, pobre y humilde,
es la Reina y Señora de todo lo creado.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
34
“Una gran señal apareció en el Cielo. Una mujer vestida de sol, con
la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su
cabeza”
Apocalipsis 12,1
________________________________________________________
RESUMEN
Dios eligió al pueblo de Israel para que allí naciera Jesús, el Mesías. Con la
Misión de establecer en todo el mundo el reinado de Dios. Muchos profetas de
Israel anunciaron la venida del Mesías a lo largo de los siglos: El último de ellos
fue Juan Bautista, diciendo: “Renuncien a su mal camino, porque el Reino de
Dios está cerca” (Mateo 3,2)
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
35
Juan Bautista daba un bautismo de conversión para el perdón de los pecados
y decía: “Detrás de mi viene el que es más fuerte que yo; y yo no soy digno de
arrodillarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los bautizo con agua,
pero Él los bautizará con el Espíritu Santo” (Marcos 1,7-8)
Cuando Jesús escuchó decir que el profeta Juan Bautista estaba anunciando
Su llegada, se despidió de su madre y fue a buscarlo para hacerse bautizar por él.
“Después de bautizado. Jesús salió del agua, y en ese momento se abrieron los
Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre
él. Al mismo tiempo se oyó una Voz del Cielo que decía. Este es mi Hijo
amado, en quien tengo puesta mi predilección” (Mateo 3, 16-17)
El profeta Juan Bautista estaba preso cuando Jesús empezó a predicar
diciendo: “El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la buena
noticia.” (Marcos 1,15). Reino de Dios, o Reino de los Cielos, quiere decir que
Dios es el Rey y Señor de todo lo que existe en el Cielo y en el universo.
Si Dios no reina en todo mundo, es porque muchos de sus hijos no le
obedecen. Jesús dice de dónde viene el mal que aparta a los hombres de Dios:
“Porque de adentro del corazón de los hombres salen las malas intenciones:
inmoralidad sexual, robos, asesinatos, infidelidad matrimonial, avaricia,
maldades, fraude, libertinaje, envidia, lujuria, insolencia, insensatez. Todas estas
perversidades salen de adentro del hombre y contaminan al hombre” (Marcos
7,21- 23)
La conversión es la condición para entrar al Reino de Dios. Convertirse es dar
una media vuelta para darle la espalda al pecado y seguir a Jesús. El camino que
lleva a la conversión es el arrepentimiento. Si no hay un verdadero cambio de
conducta, el arrepentimiento ha sido una mentira. “No todo el que diga: Señor,
Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la Voluntad de mi
Padre del Cielo” (Mateo 7,21).
El Señor nos enseña, por medio de parábolas, como está actuando el Reino de
Dios en el mundo. Nos dice que crece como semilla sembrada en buena tierra o
como levadura que hace fermentar la masa. La semilla, la levadura, es el Espíritu
Santo que entra en la humanidad para transformarla desde lo más hondo, para
convertirla en una nueva realidad. La humanidad necesita un comienzo nuevo que
únicamente Dios le puede dar.
Nos enseña también que el Reino de Dios crece como trigo en medio de la
cizaña, significando que el bien y el mal están mezclados en el mundo. Pero que,
al final de los tiempos triunfará el bien.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
36
Jesús nos dice cuáles son los preferidos en el Reino de Dios: “He sido enviado
para anunciar a los pobres la buena noticia, para anunciar la libertad a los
cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos (Lucas 4, 18).
El Evangelio los llama también pequeños, que nada cuentan en la sociedad. Para
esta humanidad pecadora destina Jesús el Reino.
Cuando Jesús haya vencido todo mal, vendrá el reinado absoluto de Dios. Que
será al fin del mundo. Cuando le preguntaron a Jesús cuando llegará ese Día, Él
contestó: “Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, no lo sabe nadie, ni
los ángeles del Cielo, ni el Hijo, sino solamente el Padre. Estén preparados y
vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento” (Marcos 13, 32-33).
La Misión que Jesús le ha dado a la Iglesia es Su misma Misión. “La Iglesia,
enriquecida con los dones de su Fundador, observando fielmente sus preceptos
de caridad, de humildad y de abnegación, recibe la Misión de anunciar el Reino
de Cristo y de Dios, de establecerlo en medio de todas las gentes, y constituye
en la tierra el germen y el principio del Reino” (Concilio Vaticano II. Sobre la
Iglesia. Punto 5).
El Papa, los obispos, los sacerdotes y todos los bautizados en el fuego del
Espíritu Santo, somos discípulos misioneros de Jesús. A todos nosotros el Señor
nos pide continuar Su Misión: “Me ha sido dado todo poder en el Cielo y en la
tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Yo estoy
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 18- 20)
María, nuestra Madre, por su entrega total a la Voluntad de Dios y por su
alma pobre y humilde como la su Hijo, es la Reina y Señora de todo lo creado:
“Una gran señal apareció en el Cielo. Una mujer, vestida del sol, con la luna
bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. (Apocalipsis 12,1).
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
37
Querido hermano:
En el próximo Encuentro: “Somos discípulos misioneros de Jesús”,
meditaremos sobre la Misión que Jesús nos ha confiado: Predicar Su Nombre y
vivir Sus Enseñanazas para que el Reino de Dios crezca en todos lo corazones.
No olvide compartir con los demás lo que ha aprendido en este Encuentro.
Que Dios lo bendiga y bendiga a sus familiares y personas más queridas.
Me despido de usted con mucho cariño.
Ana María
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MIS NOTAS
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ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
HOMBRES NUEVOS
Danos un corazón grande para amar.
Danos un corazón fuerte para luchar.
Hombres nuevos, creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad;
hombres nuevos que viven la existencia
como riego de un largo caminar.
Hombres nuevos luchando en esperanza
caminantes sedientos de verdad;
hombres nuevos sin frenos ni cadenas
hombres libres que exigen libertad.
Hombres nuevos, amando sin fronteras
por encima de razas y lugar;
hombres nuevos al lado de los pobres
compartiendo con ellos techo y pan.
Danos un corazón grande para amar.
Danos un corazón fuerte para luchar.
38
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
“Carta entre hermanos”
ENCUENTRO Nº 15: Entremos al Reino de Dios
PREGUNTAS PARA RESPONDER
(Contestar y mandar las hojas con la carta)
1- ¿Qué le ha impresionado de la persona del profeta Juan Bautista?
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Jesús es la puerta de entrada al Reino de Dios, y a todos los que son
pobres y humildes de corazón les dice: “No tengan miedo, mi rebaño
pequeño, porque a ustedes el Padre ha querido darles el Reino” (Lucas
12,32)
2- ¿Qué significa para usted estar ya, ahora, en el Reino de Dios?
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3-¿Pude contar algún hecho bueno sucedido que le haya mostrado que
el Reino de Dios está creciendo en el mundo?
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ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
40
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Jacques Fesch dice en la carta que mandó a su madre, lo que significa
para él entrar al Reino de Dios por la puerta angosta. La carta está en
la página 29.
4- ¿Puede decir lo que significa para usted?
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5-¿Qué opina de este dicho popular?
“Para que el mal reine en el mundo sólo hace falta que los que saben
hacer el bien no lo hagan”
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Leímos en este Encuentro: convertirse es dar una media vuelta para
darle la espalda al pecado y tomar por el camino del bien. Si no se da
este cambio, el arrepentimiento ha sido una mentira.
ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
41
6-¿Por qué cree usted que una persona que se arrepiente de un mal
cometido puede no pasar a una verdadera conversión?
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Cuando Jesús habla del fin del mundo dice: “Estén preparados y
vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento”.
(Marcos 13,33)
7- ¿Qué opina sobre estas Palabras del Señor?
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Dijo Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y
yo lo resucitaré en el último día”. (Juan 6,54)
8- ¿Qué significa para usted recibir a Jesús en la Eucaristía?
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ENCUENTRO N: 15: ENTREMOS AL REINO DE DIOS
42
9- ¿Qué significa para usted ser discípulo misionero de Jesús donde está
viviendo?
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10-- ¿Qué temas le han interesado más de este Encuentro? ¿Por qué?
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11 -¿Podría darnos nombres de compañeros que quieren escribirse con
uno de nosotros? Gracias.
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