AÑO II 15 de Mayo de 1900 NUM. 13

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AÑO II
15 de Mayo de 1900
NUM. 13
FORKíMtAírflRIO
laO-OWCRKONO
Instituto del trabajo legislativo
oi^iisrionsTEs
«Aplaudo sin reserva y con entusiasmo el pensamiento de establecer un Bm-eau Parlamentario con los propósitos que indica, y
que ayudará eficazmente á los hombres públicos con las consultas
que en el Burean podrán evacuar, muy especialmente á los Senadores y Diputados, cuando se propongan hacer uso de su iniciativa para legislar en el Parlamento.
Le felicita y desea un lisonjero éxito en sus nobles propósitos.»
José López Domínguez.
«No fuera el ^Burean parlamentario ibero-americano» que usted
ba fundado, otra cosa que un centro de verídica información política para 1os pueblos de nuestra raza, y ese solo resultado convertiría sil particular cpnveniencia-en general utilidad. Pero son más
amplios sus horizontes, ya que trata usted de dar á conocer los
trabajos legislativos y administrativos de los diversos países que
en América y en Europa hablan el español y el portugués. Elemento será éste muy eficaz para estrechar los lazos de unión, ahor a bastante flojos, entre tantas naciones hermanas, con beneficio
reciproco de todas, y cuanto se intente para lograr propósitos tan
fructíferos, merecerá sin duda, la gratitud de todos los buenos españoles.»
«De antiguo viene discutiéndose el problema consistente en
armonizar el carácter popular- de las Cámaras legislativas con las
exigencias técnicas que lleva consigo la obra que realizan, estimándolo no pocos insoliible, dado que tan imposible parece ser el
convertir los Parlamentos en Congresos de sabios, ó por lo menos
de peritos, como el de declarar que de derecho j^ de política todo
el mundo entiende, sin que sea precisa preparación alguna.
Ahora bien; para satisfacer esa necesidad, y alguna más, ha tenido usted el buen acuerdo de establecer él Burean con sus secciones de consultas, expedientes personales, reformas legislativas,
crítica y archivo. Si logra usled arraigarlo, habrá prestado un
buen servicio, en relación con la labor parlamentaria. A él acudirán los que tienen medios para procurarse por sí elementos de
ilustración, pero carecen de tiempo, cosa no rara en un pais como
el nuestro, en que es tan frecuente el que los políticos tengan
varios oficios ó profesiones; y á él acudirán los que, siendo por
sus antecedentes y por su carácter extraños á los asuntos jurídicos y políticos, deseen obtener la información necesaria para
iniciar reformas, tomar parte en las que otros propongan y dar
en todo caso su voto con conocimiento de causa.
Además, las modificaciones en la esfera del derecho y de la política son exigidas por meras necesidades sentidas en el seno de
las sociedades; pero ¡si de la existencia de éstas todos son órganos
ó testigos, en cuanto al modo de llevar á cabo aquéllas, surgen las
dificultades de carácter técnico á que antes aludía, jipara 'obviarlas puede ser un instrumento útil y eficaz el Burean, mostrando en
cada caso los antecedentes del problema de que se trate y las distintas soluciones propuestas por las personas peritas ó aceptadas
por el legislador en otros ])aíses.»
Juan Navarro Reverter.
í
la idea es excelente, y por esta vez puede aplicarse con razón á esa mejora la frase hecha de que «llena un vacio».
Por la relación que puede establecer con Portugal y las Repúblicas latinas de América en cuanto á los trabajos legislativos, y
por las funciones que puede desempeñar para todos los que tenemos que llevar nuestro esfuerzo al Parlamento, la innovación es
útilísima y práctica, dos condiciones que no se reúnen siempre.
Eelicito á usted por el pensamiento.»
Juan Montilla.
«Agregue usted mi modesto aplauso á los que ya ha merecido
ña. idea del «Btireau parlamentario». La cooperación de los estudiosos y los técnicos para los trabajos del Parlamento, es bien estimada por cuantos saben cómo los grandes y casi asombrosos discursos de Gladstone, por ejemplo, sobre Hacienda y política exterior,
solo han sido posibles mediante el concui'so de otras personas, po.sitivas especialidades en las materias que el gran anciano trataba
de modo verdaderamente magistral.
iSalvando la distancia (que es enorme), yo puedo decir que ho
pronunciado en el Congreso un disciirso de bástante mérito sobre
cuestipnes pedagógicas..., porque todo él era un resumen, de indicaciones, datos y argumentos de varios amigos, que tengo por los
niaestros en este particular dentro de España.^
•/' Añada A esto lo que con cierto calor vengo sosteniendo en la tri• •buna~5''fti) la prensa durante los últimos años, y es que, dados
"^ -la ('uUura iiiertia de nuestro pais y el valor que debe tener aquí la
1..^ ;q]únifsii;püblica (que es mi mayor esperanza en los críticos moinen' >,,jtos, ai^tuales), interesan más que la investigación científica y la
ábstrusa especxilación, el conocimiento de los términos precisos do
los problemas que hoy preocupan á todo el mundo y las reconienda,c)oiios i|it<; sobre el partic\ilar hacen los que nos aventajan en
ciencia y experiencia sobre estos negocios.»
Rafael M. de Labra.
Gumersindo de Azeárate.
«Me complazco en manifestarle que aplaudo y me asocio á sii
idea, y que dentro de lo modesto de mis medios personales puede
usted contar con mi cooperación, en cuanto la juzgue necesaria.»
Francisco Bergamín,
«Me pide usted mi opinión acerca do la conveniencia de un Burean parlamentario tal y como se entiende en algunos países dondo se aplica este régimen de gobierno, y claro está que sobre este
punto concreto no cabe otra opinión que la que proclama sus
grandes ventajas.»
Alejandro Pldal.
«Consideróla idea excelente y do gran alcance, sobre todo si
por la mera acción de iniciativas extraoficiales sirve para crear
entre las clases gobernantes de las naciones ibero-americanas nuevos vínculos de simpatía y relación y estados de opinión que actúen sobre los poderos públicos con enérgica fuerza impulsiva hacia la más estrecha solidaridad de toda esta Península con la hermandad hispano-amoricana.
Eeciba usted mi sincera felicitación, deseándole perseverancia
y toda suerte de prosperidades para continuar con entusiasmo su
tan importante obra.»
Joaquín Sánchez de Toca.
«
puedo asegurar á usted que me complacerá mucho que usted obtenga el mayor éxito en su empresa, porque, teniendo referencias fidedignas de las especiales aptitudes de usted y de lo honrado de sus propósitos'y estímulos, no puedo menos de creer en la
utilidad, ó por lo menos en la bondad de intención de su obra.»
Arsenio Martínez de Campos.
«El Burean parlamentario me parece una institución de grandísima utilidad, un instrumento de trabajo indispensable p á r a l o s
políticos, mediante el cual se evitará que no pocos legisladores se
lancen á nadar con poca ropa.
La solidez y la unidad de las reformas legislativas ganarán mucho con esto. Cuente usted, pues, con mi adhesión y, si lo creyera
usted necesario, con mi cooperación activa en los trabajos del
Burean.»
Rafael Altamira,
REVISTA POaiiCA
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i3 EI C.A-XD.A.
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DIRECTOR: GABRIEL R. ESPAÑA, EXDIPUTADO Á CORTES
ANO
II
Madrid
15 de Mayo
S. A. LA INFANTA
ISABEL
de
1900.
EN SU
NUM.
13
DESPACHO
«Instantánea > do rranzen.
Fotígraf o de los Rey?s de España y de' los
Pr:ncipes de Baviera.
Revista Política y Parlamentaria
Oosa viejísima es, pero siempre nueva, lo de que nada puede
subsistir sobre mentira. Y la forma más sutil acaso, la más demoniaca, la más intima de la mentira, es la ignorancia voluntaria.
Resistirse de un modo 6 de otro á enterarse de algo, es el más
grave pecado contra la verdad, aquel para el <tue no hay remisión
alguna.
Siempre que al tratarse del problema que los catalanistas plantean oigo repetir que es cosa sin importancia, insensateces de
cuatro soberbios ó despechados, maniobras de la burguesía que
nos explota y otras cosas por el estilo, me digo: ¡ignorancia voluntaria! Cuando proclaman que lo peor es dar importancia al
asunto, y hablar de él, y hacer caso, me digo lo mismo: ¡ignorancia voluntaria!
El viaje del Sr. Dato á Barcelona ha sido provechosísimo, porque
ha empezado á romper la mentira en que nos empeñábamos en
vivir. Hay quien ha censurado ese viaje, y lo ha censurado porque
sin él se hubiese mantenido algo menos mal la mentira.
Hace más de medio año que en JSl Globo, escribiendo del problema catalán, recordaba lo que en la cuestión de Cuba nos sucedió.
Fuimos de concesión en concesión, y todas á destiempo y con retraso. Su causa era la ignorancia, é ignorancia vencible, que es
peor. Y añadía: «Ya muchos que protestaron años há, cuando aim
era tiempo de que se concediese autonomía á Cuba, alzan el grito
porque piden muchos catalanes para su región el concierto económico de que disfrutan las Vascongadas. Que no sea tarde cuando
haya que dárselo.»
Y en aq\iel mismo artículo, al recordar cómo ha ido España en
su desdichada gestión colonial de concesión en concesión, y todas
tardías, cediendo palmo á palmo y á destiempo, siempre recordaba
una vez más—porque lo he recordado cuatro ó cinco veces, y me
propongo ser en tal recuerdo machacón y persistente—aquella máxima de Las mocedades del Cid, que resume la quinta esencia del honor caballeresco castellano:
Procure siempre acertarla
el honrado y principal;
pero si la acierta mal,
defenderla, y no enmendarla.
¡Cuántas veces la recuerdo en estos días en que, al tratarse del
conflicto catalán, recomiendan muchos eso que llaman temperamento de energía! Otros dicen: cargarse de razón, y luego... ¡palo! ¿Pero
iv-i que se lia cargado de razón alguien? ¿es que se estudia de veras
el problema?
Apena tanto leer la prensa castellana, cuando de Cataluña y los
catalanes habla, como la prensa catalana cuando habla de Castilla y los castellanos; de un lado y de otro, ignorancia que arranca
de soberbia y soberbia que en la ignorancia se basa. Considera el
catalán al castellano como á un ser inferior, á un moro de kábila,
vestido casi á la europea, ig-norante, atrasado, soberbio, autoritario é impositivo, y considera, por lo general, el castellano al catalán comíj un mercachifle ó industrial que le explota y encima le
insulta y le calumnia, como á un rico insoportable y grosero que,
después de haber provocado por sus exig-encias proteccionistas y
su explotación de nuestras colonias, la pérdida de éstas, se irrita
por sus consecuencias. Esto se oye en todas partes, y es culto á la
mentira querer velarlo.
La juventud intelectual barcelonesa menosprecia á los escritores
y artistas castellanos, y cree contar con algunos semigenios;
la ju\-entud intelectual madrileña (que habita en Madrid) tiene á
los jóvenes escritores catalanes por unos hábiles remedadores de
la última moda de París, sin positiva originalidad alguna. Y de un
lado y de otro, junto á no poca soberbia, ignorancia y culto á la
mentira.
Recuerdo cómo mí^ pusieron algunos, allá en mi país vasco, cuando en el Heraldo da Mairii escribí la verdad acerca del hizkaitarrismo, al que también rige la mentira do quitar importancia, cuando
afirmé fjue en Vizcaya los mismos que lo condenan simpatizan con
.su es])iritu, estimando á la España de aquende el Ebro como un
país africano, esencialmente marroquí, cuya mayor utilidad es
contener minas que denuncien y exploten capitalistas bilbaínos.
¿Por qué no descubrir la llaga toda antes de inquirir sus causas?
No hay relación durable y sólida sino sobre base de absoluta sinceridad. Hay en España diterentes castas, hasta hoy no reducidas,
acaso irreductibles á verdadera unidad; desde la más remota antigüedad hemos formado un amasijo de pueblos; la unidad españo-
la es la más mentirosa y la más fatal de nuestras leyendas. Mientras tuvimos colonias y con ellas un objetivo exterior, pudo haber
algo que remedase esa unidad; Castilla, que es la que descubrió á
América, mandaba á las Antillas á sus funcionarios y sus géneros
Cataluña; era Cuba una finca para los empleados del poder central, y los industriales y comerciantes de Cataluña y de algunas
otras regiones, pero sobre todo de Cataluña. Perdimos las colonias, y con ellas la distracción hacia fuera; hemos tenido que encerrarnos dentro, y la lucha interior vuelve á iniciarse. Acaso sea
un bien; todo mejor que el régimen de mentira.
Dígase lo que se ijuiera en contrario, ha sido el genio castellano
el que hasta hoy ha dado espíritu y rumbo á la política española,
á su vida histórica hoy.
El antig'uo reino de Aragón, en que entran Cataluña, Valencia
y las Baleares, ha vivido vida interior potente; pero distraído en
su industria, su comercio y su cultura, no ha impreso su sello á
nuestra vida política.
Ha existido entre Cataluña y Castilla una servidumbre mutua;
ésta sufría la imposición económica de aquélla, y aquélla la política de ésta, y sufríanla porque ni Castilla se sentía atraída á la
actividad industrial, ni á la política Cataluña. Mas al cabo esta
deleznable base de relación amenaza romperse; Castilla, aunque
lentamente, despierta á la vida económica independiente, y Cataluña siente renacer su espíritu de nacionalidad.
La cuestión es más honda de lo que muchos fingen creerlo. Xo
es sólo cuestión de reformas y medidas gacetables; es una verdadera oposición de castas. Es algo de lo que en Bélgica sucede entre franceses, walones y flamencos; entre checos y alemanes en
Bohemia. El alma castellana y el alma catalana se repelen en más
de un punto, y sin darse de ello cuenta buscan el modo de concertarse sin herirse. Y lo mismo sucede, bien que en menor escala, con
vascos y gallegos.
No es todo cuestión de ochavos, no; no se trata sólo de concierto
económico. Hay que fijarse en la cuestión lingüística, en los esfuerzos del catalán por robustecerse y convertirse en verdadera
lengua nacional, instrumento de cultura moderna, vehículo para
el pueblo catalán del pensamiento eurojieo en lo que de más elevado tenga.
Dígase lo que se quiera, el castellano pretende imponer su espíritu, su concepción de la patria, su ideal de la vida, su idioma;
dejar sentada su superioridad histórica y su autoridad política,
aunque tenga que vestirse peor y más caro con género catalán, y
éste, el catalán, pretende también afirmar su superioridad histórica, su mayor aptitud para la cultura moderna, su ideal de la patria y de la vida. No creo en el separatismo; en el fondo no hay
catalán que quiera se])ararse del resto de España, sino dominarla
y civilizarla. Podré equivocarme, pero ésta creo que es la verdad,
esto lo que unos y otros piensan cuando se les desnuda el alma.
Renace la vieja rivalidad, la del Corpus de sangre, la (|ue en el
himno de Los seyadores se canta.
Sé muy bien con qué simpatía fué acogido en Cataluña mi grito
de ¡Muera Don Quijote!, aunque lo entendieron de modo muy diferente, acaso opuesto á como yo lo entiendo. Protestan no sólo de
lo (jue llaman, con razón ó sin ella, imposiciones del poder central; protestan de la literatura castellana, que sin poderlo remediar allá se les mete; del género chico, del chulo y la chulapería; de La marcha de Cádiz, de la música que en Madrid se aplaude.
Y aunque haya entre los protestantes algunos que en lo íntimo de
su corazón se revuelven de tener que escribir en catalán y no poder hacerlo en buen castellano, con lo cual tendrían más lectores,
ó de que su música ó su pintura no sea proclamada en Madrid un
asombro, lo cierto es que los más de los que protestan lo hacen
con toda el alma, porque creen que se les va á robar. Han despertado y dicen: no, no y mil veces no; ¡no doy mi alma por mi mercancía!
Tal es, según creo, el fondo déla cuestión.
Ya oigo decir que estas son exageraciones y teorías sociológicas
y música celestial; que es atizar leña al fuego; (|ue sólo muestro
un lado de la cuestión y no el otro; que parece me complazco en
callar los mil lazos de unión que entre Cataluña y Castilla existen;
(jue no es Castilla solo lo qu(í no es Cataluña, ni es Madrid Castilla,
ni lo os el poder central; que se ve aquí á un vasco, y que los vascos, en lo Intimo de nuestro corazón, confundimos ,'i cisi díanos y
catalanes bajo el común dictado de maquetas, creyendo que el porvenir es niiestro y dejándoles á unos y otros sus respectivas tradi.
clones y leyendas, su león y su rat-penat, sus castillos y sus barras.
Revista Política y
su conquista de Granada y su expedición á Grecia, sus recelos mutuos; que quiero sostener paradojas ó... oig-o muchas cosas.
¿Qué le he de hacer? Créavime ó no me crean, declaro con el corazón en la mano que solo aspiro A romper el reinado de la mentira, y que la lucha que entre las diversas castas que pueblan á España se inicia con nueva fuerza, puede y debe ser una de las más
profundas fuentes de regeneración. Tal vez con ella se logre lo
que con los viejos procedimientos no se ha logrado: la unidad
española.
MIGUEL DE UNAMÜNO.
Profesor de la Universidad de Salamanca.
La Unión Nacional
Cuando comenzaban á percibirse, con los primeros movimientos
separatistas en Vizcaya y en Cataluña, las señales de la obligada
repercusión en la Península de los desastres coloniales, se celebra
en Zaragoza la Asamblea de las Cámaras de Comercio, y poco
después la de productores. Comerciantes y labradores trasladaron
A sus programas buena parte de las necesidades del país, y acertaron A colocar enfrente de la pasividad y de las vacilaciones del
Gobierno una serie de reformas bien inspiradas, y que no podían
dejar de atraerse las simpatías de la mayoría de los ciudadanos.
Sabido es lo que pasó después. Los que al principio se habían limitado A ejercer una función de crítica, señalando defectos, apuntando la manera de corregirlos, aspirando A impulsar en determinado sentido á la opinión y á los gobiernos, formaron al fin el partido de la Unión Nacional.
De la Asamblea de Valladolid nació la unión de la Liga de productores; con las Cámaras de Comercio se amplió el programa,
dejaron de ser los elementos directores representantes de clases
determinadas para llamar en su auxilio A todos los ciudadanos, y
se continuó más activamente que antes la campaña de propaganda por medio de mectings^ manifiestos, circulares, periódicos, etc.
(íue el Sr. Costa, hombre de grandísimo talento, que tiene como
nadie en la cabeza un plan completo—quizA demasiado completo
para ser v i a b l e - d e regeneración y recor.stitución de España, y el
Sr. Paraíso, que ha demostrado poseer excelentes condiciones de
hombre político, cuentan con lo que en el argot periodístico so
llama masas, lo ha probado bien elocuentemente la unanimidad
de la manifestación realizada el jueves 10 del actual, por medio
del cierre de tiendas, contra los presupuestos aprobados por las
Cortes. Y si cuenta con programa excelente, con liAbil dirección y
con masas suficientes, ¿qué le falta al nuevo partido para con\ertirse evi factor indispensable de la política española?
A mi juicio, se resiente aún de ciertos vicios de origen de que
será difícil se cure por completo. Las Asambleas de Zaragoza fueron, por su composición y por su espíritu, y hasta por sus resoluciones, ó por gran parte de ellas. Congresos do clases. Los ([ue á
ellas concurrieron parecían considerarse como los únicos interesados en (]ue España se administrara recta y ordenadamente; se llamaban á si mismos los contribuyentes, cual si á los demás nos perdonara la contribución el Estado. El Sr. Costa, en algunas de las brillantes oraciones en que su elocuencia maravillosa promovía verdaderas tempestades, pedia política de calzón corto, amparo para
los labradores, cual si los españoles de blusa y de levita estuvierfin mucho mejor que ellos, como si las desgracias de la patria no
afectaran A todos por igual, ó como si la miseria fuera mucho maj'or en el campo que en las ciudades.
Este primitivo particularismo se rectificó, sin duda, llamando A
la Liga de productores, y después A la Unión Nacional, A todos
cuantos quisieran colaborar en la empresa de la regeneración,
cualesquiera que fuesen su procedencia y su profesión; pero ya se
habían apoderado de la dirección en todas partos los primeros elementos convocados, imprimiendo al ]>artido un carActcr de que ya
difícilmente podrA desprenderse.
Agresivos como todos los neófitos é injustos, como suelen serlo
los temperamentos débiles cuando se dejan ganar por el mal humor, los elementos de la Unión Naciona!, que se habían pasado
tranquilamente la vida contemplando con egoísta indiferencia las
desdichas del país, mientras los esfuerzos do los políticos honrados
se estrellaban en su pasividad, se revolvieron de repente contra
cuantos habían tomado parte ó aspiraban A tomarla en el Gobierno, culpándolos de aquello en que les era imputable, lo mismo que
de lo que más bien se debía precisamente al incumplimiento de sus
Parlamentaria
deberes por parte de los que habían despreciado la política como
ocupación indigna de invertir en ella el tiempo que necesitaban
para enriquecerse A costa del consumidor. Midieron á todos por el
mismo rasero, confundieron A malos y á buenos en una misma terrible condena, y hablaron nada menos que de cortar cabezas que
estorbaban para la marcha ordenada de la nación. Hubieran debido distinguir entre políticos y políticos para alejarse de los despreciables y robustecer las fuerzas de los buenos; el común anatema
apartó de las clases que se llamaron productoras á los que mejor
conocen el camino por donde hubieran podido llegar al poder. Después se ha solicitado el concurso de todos; ¿pero no era ya demasiado tarde?
La misma condenación de la política y de todo lo político, tan
repetidamente proclamada, era ya un contrasentido. ¿No trataban
los asambleístas de Zaragoza de emprender una obra política?
¿Había más procedimientos que los procedimientos políticos para
llevarla acabo? ¿Acaso iban ellos á inventar algo nuevo, desconocido, un sistema de gobierno que se hubiera escapado á la penetración de los tratadistas de Derecho público y á la habilidad de
los estadistas de las grandes naciones europeas y americanas?
También esto se ha rectificado, y no asi como quiera, sino formando un partido A imagen y semejanza de los partidos viejos, con su
correspondiente Directorio y sus Comités provinciales y locales,
vergonzantemente disfrazados bajo el nombre de Sindicatos; pero
queda el dejo amargo de los primeros errore s de aquellos movimientos desordenados, cuya finalidad no era posible entrever desde
el momento en que empezaban por la absoluta condonación de la
política.
Con este defecto de la Unión Nacional se relaciona otro que quizA contribuye también A mantener alejados de él á aquellos que
quieren saber con claridad el destino del barco antes do subir á
bordo. La Unión Nacional, ¿es monárqiiica ó republicana? No se
sabe; no ha sido posible saberlo, y si el silencio sobre este punto
era legitimo cuando se trataba de simples Ligas para la propaganda y la adopciKin de soluciones determinadas para ciertos i)rot:lemas, no puede mantenerse tratándose de un ¡)artido que se halla
dispuesto ¿apoderarse de la Gaceta, cuanto antes mejor, y á quien
puede llamar la Reina el día menos pensado á los consejos de la
Corona. No se diga que hay problemas más urg-entes que resolver
en España; es cierto, poro para resolver los más de ellos es preciso
empezar por ese, Y además, quien va á gobernar tiene que saber
si ha de hacerlo con Monarqttín ó con Repiiblica; no se ha inventado hasta ahora ninguna forma intermedia propia á propósito para
los que carecen de valor para decidirse por alguna de 'as dos.
Por último, aun siendo simpáticas las tendencias de la Unión
Nacional y de indudable mérito las personas que se hallan á su
frente, en muchas provincias la dirigen elementos que, ó bien se
distinguen por su probada ineptitud, ó bien son el deshecho de los
partidos viejos, contra los que ahora truenan violentamente, i)0ique no pudieron medrar en ellos. También esto contribuye á separar de la Unión á buen golpe de ciudadanos.
El resultado de todo es que la Unión Nacional continúa siendo
un partido de clases, y que se necesitará todo el talento de sus Directores, y quizá sea poco para que se olvide este vicio de origen,
y para que la acción que pueda producir sea más que obra puramente negativa, para la cual siempre hay elementos suíiciontos en
este país. Hace falta edificar, y todos nos hallamos interesados en
(lue el nuevo partido se coloque en cTudiciones de edificar pronto.
Sería muy triste que tampoco pudiéramos jugar esta carta, y q le
hubiéramos de renunciar definitivamente á la reconstitución de
Kspaña.
A. SELA.
Profesor de la Universidad de Oviedo.
1 propósito de la resistencia al pap de la contribución
ASPECTO LEGAL
Un siglo largo hace qiui viene rigiendo en política el llamado
sistema constitucional, cuyo primero y casi único objetivo ha sido
impedir los abusos que podían cometer los poderes del antiguo régimen, con sus facultades discrecionales y legalmente ilimitadas.
A este efecto, los esfuerzos todos se han encaminado A convertir
el organismo político nacional, el Estado, en un Rechsstaat, como
lo llaman los alemanes, es decir, en un Estado donde no haya nada
Revista Política y Parlamentar ¡a
sometido al puro arbitrio de los gobernantes; en tm Estado, todos
tido se propuso dar al precepto en cuestión. Únicamente en este
cuyos poderes y autoridades tengan perfectamente deslindada en
caso es cuando se desvanece toda duda. Lo que vale tanto como
la ley la esfera de sus atribuciones. Desde 1789 acá S3 ha querido
decir que el problema sólo es posible resolverlo por medio de nna
regular el ejercicio de todas las actividades públicas de tal suer- verdadera ley.
te, que á los encargados de ejercerlas no les quede—por temor á
Y que nosotros sepamos, en el organismo constitucional español,
sus posibles abusos—la menor libertad de movimientos. Con ello el fiscal del Tribunal Supremo no tiene facultades legislativas...
se ha buscado poner á cubierto al ciudadano de to la acometida inSi la citada circular de 17 de Noviembre de 1899, ahora resucijusta que pudiesen, de otra manera, dirigir contra él los órganos tada ])or sor análoga la situación á la que provocara la publicadel poder público. Maniatando á estos, se les impedía dar golpes.
ción de la misma; si esa circular, digo, no tiene otras aspiraciones
Y la abundancia de Constituciones, de Leyes, Códigos, Reglamenque las que naturalmente puede tener, ó sea comunicar el Sr. Viatos, etc., que en la centuria última han sido publicados, no ha teda á sus compañeros en el ejercicio de las funciones del ministerio
nido más finalidad casi que maniatarles.
público la opinión que él tiene sobre el sentido y extensión que en
Todo inútil, sin embargo. Los Gobiernos, cuando bien les viene,
la práctica merece qtie se dé al art. 243 del Código penal, en tal
rompen sus ligaduras, saltan por encima de las leyes, ó se desencaso, el valor de la misma os bien limitado; representa tan sólo el
tienden de éstas y recaban las atribuciones discrecionales que son
l)arecer de un legista, tan respetable como cualquiera otro, pero
inherentes á todo el que dispone de la fuerza y se puede aplicar el
sin autoridad alguna, más que la que cada uno quiera darle (como
qtda nominor leo. Por algo Tolstoi—y con él los principales reprepuedo dársela á la del abogado A ó á la del juez B), sin fuerza
sentantes de la tendencia libertaria—considera al Gobierno como
obligatoria para nadie, ni siquiera para los fiscales, sus subordinauna institución fundada en la violencia, y afirma que su fin condos. Pues bueno es advertir que en España (como análogamensiste sencillamente en conservarse en su posición de prepotencia
te en otros países), en el orden penal, ni siquiera las sentencias del
y predominio sobre los subordinados.
7ribif.ial Supremo tienen eficacia oblijatoria, y por consiguiente, este
Advierto que yo no censuro ni aplaudo lo que sucede; no hago Tribunal no tiene poder ninguno, oficialmente, para imponer á los
más que sentar el hecho. El cual me parece que no podrá ser ne- demás Tribunales inferiores á él la obligación de dar por buena y
gado por nadie. Recuérdese si no lo que acontece siempre que los
admitir la interpretación que él haya dado á las leyes (precisaGobiernos, los mismos Gobiernos constitucionales, consideran en
mente por eso, la jurisprudencia del Tribuna! Supremo MO tiene en
peligro su existencia: suspenden las garantías consignadas en la
materias penales fuerza legal, como la tiene en las civiles, razón
Constitución y declaran el estado de guerra en el territorio (que, por la que no se admite en lo penal, y sí se admite en lo civil, el
es lo mismo que colocarlo c,r lajc, en una situación en que no rige recurso de casación por infracción ds doctrina legal); j si esto sucede
más ley que la brutalidad y el autaja del más fuerte); atropellan
con las sentencias solemnes del Tribunal Supremo, claro está que
sin consideración alg'una á quien bien les place, sabiendo que nacon muchísimo nuiyor motivo ha do suceder con las circulares del
die ha de pedirles responsabilidad; prescinden do la legalidad vifiscal.
gente y se origen ellos en legisladores; buscan interpretaciones
Tengo por indiscutible lo dicho. Por eso no me explico cómo el
forzadas de los preceptos legislativos para hacer decir á éstos, no
(iobieruo quiere parapetarse ahora, para procesar á los que se
lo que dicen, sino lo que á los gobernantes les conviene que digan,
resisten al pago de las contribuciones y aconsejan tal resistencia,
etcétera.
tr;is el documento fiscal mencionado. El Gobierno debe saber que
Digo todo esto al tanto do lo que está pasando ahora con eso de ose documento tiene el mismo valor log'al, para el fin que se busca,
la resistencia al pago de las contribuciones. (Y nuevamente su- (jue tiene este artículo mió, y debe, por lo tanto, saber que lo que
plico que nadie juzgue que yo me haga solidario aquí de los que
\ ¡ene haciendo, y pretendo hacer no os legal. Es gubernamental,
recomiendan tal resistencia; lo único que pretendo os oxiilicar
si se quiere; pero legal, no.
un fenómeno político que se ha puesto bien de relieve con este
P. DORADO.
Profesor de la Universidad de Salamanca.
motivo.) El Gobierno, encontrándose con que esa resistencia no es
delito, según las vigentes leyes, y necesitando, i)or otra parto,
considerar como punible diclia acción, ha encargado á su fiscal,
al fiscal del Gobierno, que es el fiscal del Tribunal Supremo (por
eso este fiscal cambia conforme cambian los Ministerios), que por
su mandato convierta en delictuoso un acto que no es tal, conEl despertar de la clase obrera.
forme la legalidad que nos rige. Y el fiscal ha obedecido semejante encargo, dando, al efecto, su circular de 17 de Noviembre
Puede cada cual, desde su punto de vista, estimar ventajoso ó
de 1S99, y ahora especiales instrucciones—según se ha dicho — perjudicial para los supremos intereses sociales, el vigoroso moá los fiscales de las Audiencias, sus subordinados, para que persi- ^•imionto ol)rero que en España se advierte; pero asi como no basta
gan como delincuentes, no sólo á los (jue se resistan al pago do los para negar el sol cerrar los ojos á la luz, ni es suficiente para pritributos, sino también á los (¡uc aconsejen dicha resistencia y á los
var de existencia á una cosa no darse por entendido de ella, no
periódicos ([uo publiquen noticias relacionadas con este asunto.
puedo desconocerse la importancia de esa fuerza social, cuya
Pero vamos á cuentas: El precejito legislativo en que preten- acción, apenas iniciada en nuestro país, ha tomado un desarrollo
de el (.Jobierno que se hall;.; incluido como delito la resistenciii al
que asombra verdaderamente, como lo ha demostrado bien en la
pago de los tributos, es el articulo 21.'i, caso G.°, del Código penal. famosa Fiesta del Trabajo recientemente celel)rada.
Mas ;u|U¡ no se habla clara y expresamente de tal cosa. Habrá de
En ella pudo apreciar todo el mundo cómo en los centros industratarse, j)or lo tanto, de una inclusión virtual, tácita. T-a cual no triales y en las poblaciones principales, los obreros, con perfecta
deja de ofrecer duda, como lo demuestra el hecho de que (juienes unanimidad, celebraban el único día solemne de su calendario,
se ocu¡)aron del asunto en su día, dentro del Parlamento, dieron al haciendo un alto en las tareas á que ordinariamente se dedican;
mismo solución diferente. Y ahora, digamos entre paréntesis que, cómo sin excepciones casi acudieron á las reuniones en que se
según los principios que de largo tiempo vienen dominando en marendía culto, ante todo y sobre todo, al espíritu de clase que de
terias penales, en ellas no se permite jamás la interpretación ex- momento á momento se acentiia entro los artesanos, y que se detensiva ni la analógica, muclio menos, cuandc» las mismas hubie- termina principalmente en la tendencia á agruparse en apretado
sen de dar lugar á la creación do un delito nuevo, no contenido haz para defender sus intereses; cómo las manifestaciones de júbilo
taxativa y paladinamente en la legislación. En lo penal sólo los á que se entrega la masa obrera el día 1." de Mayo, trascienden y
favores sunt ampliandi.
se comunican por conducto do la prensa de gran circulación, que
no ])uede ser tildada de simpatizadora con el movimiento, hasta á
Pero, en fin, salvemos este escollo, que no es insignificante, y
demos por supuesto que por interi)retación autorizada del referido los que, contrarios ó indiferentes, so apartan de ella; cómo, en fin,
art. 243 del Códig-o penal pudiera considerarse incluido en él como la opinión, el Gobierno, los elemjatos directores de la sociedad,
hecho punible la resistencia al pago de las contribuciones. Ahora, muéstranse impresionados ante la magnitud de aquél, la cantidad
f,k quién compete hacer tal interpretacióuy Para que la misma sea de sus adeptos, la unanimidad de las aspiraciones, la importancia
válida, esto es, obligatoria, se necesita que sea interpretación au- de los problemas que plantean por lo presente y de las soluciones
téntica, ó lo que es ig'ual, interpretación hecha por el mismo le- que reclaman para un porvenir no lejano.
gislador, por el mismo que ha dado la ley oscura, pues sólo él es
Poco ó nada signiñcaria esta explosión de entusiasmo á fecha
quien de un modo indubitable puedo decirnos qué alcance y sen- fija, si se pareciera á esos aniversarios que á menudo se celebran
M O V I M I E N T O SOCIiLL
Revista Política y
en todas las naciones, y que sobre todo en las latinas, por muy
brillantes que parezcan, suelen estar vacíos por dentro y no significan otra cosa que el deseo de aprovecharse de la ocasión para
echar una cana al aire. Pero no es esto la Fiesta del trabajo; aparte
de lo trascendental y hasta de lo práctico de su intención, responde en España á un movimiento serio, tenaz, de todos los días, á
una concentración de fuerzas que viene realizándose con gran conocimiento de causa, sin perder momento, á una propaganda inteligente y entusiasta de todos los días: por eso exige gran atención y demanda con imperio la consideración y hasta la preocupación de los doctos para que, estudiando las graves cuestiones que
entraña, preparen la cuestión é ilustren á los que deben, por la especial misión política de que están encargados; coadyuvar á la
necesaria evolución social, facilitándola por la reforma de procedimientos y el planteamiento de instituciones que vaya gradualmente reclamando y concurran á quienes, viviendo en razón de la
función que en la industria desempeñan en íntima relación con
los obreros, se aferran en desconocer, cuando no aparentan ignorar, los dereclios y obligaciones reciprocas que engendran las nuevas prácticas que en la vida económica introduce el mejor conocimiento de la naturaleza humana y, por consiguiente, de los motivos, desenvo'vimiento y fines de la actividad.
Y se impone tanto más esta necesidad de investigar los orígenes, el desarrollo y las tendencias del movimiento obrero español,
de notar lo que de favorable y de perjudicial puedetraer para aquellos más comprometidos en él, por razón de sus intereses, como
para la nación entera, de anticiparse á prevenir desde el poder los
abusos y demasías de los unos y de los otros para evitar los actos
de fuerza á que los elementos sociales se ven obligados á acudir
cuando el Estado no garantiza los derechos respectivos, cuanto que
ha tomado un carácter excepcional de poco tiempo á esta parte,
no sólo por su extensión, sino por algo que le hace más formidable: por la justicia de muchas de sus pretensiones y por lo razonado y serio de los procedimientos que emplea para producirlas.
Quizá parecerá á alguien aventurado que consideremos de demasiada actualidad este vigoroso renacimiento del que con poca
propiedad se llama proletariado, una vez que semejantes fenómenos sociales no suelen presentarse espontáneamente, sino que
cuestan laboriosa gestación, que evoluciona muy lentamente; pero
cabalmente empleamos la palabra renacimiento para expresar la
situación por todo extremo interesante del obrero español, con lo
cual queremos decir, no que carezca de antecedentes en la historia social de nuestra patria, sino que, como á menudo acontece en
el desenvolvimiento de estas manifestaciones de la vida de la humanidad, hay altos y bajos, avances rápidos (¡ue parecen saltos
prodigiosos, lentitudes en la marcha que, vistas á distancia, se
asemejan á paradas en firme y súbitas deter.cioncs (jue so toman
por retrocesos; y cabalmente mucho de esto lia pasado en nr.e.'tro país.
Precisamente se distinguen en el que estudiamos tres periodoi
definidos, marcados cada uno de ellos por un momento de gran
crecimiento, al cual sigue una depresión patente.
Es el primero un periodo real y verdaderamente romántico y
teórico, que responde en todo y por todo al carácter con que apareció la misma manifestación social en Francia é Inglaterra en
los años que precedieron y subsiguieron al movimiento revolucionario de 184S, y por cierto que, A diferencia de lo que aetuamente
ocurre, sus apóstoles y propagandistas pertenecían á lo que hoy
se ha datlo en llamar clase intdcctual, y no se preocupaban gran
cosa de intervenir en la gobernación del Estado, para desde él
imponer por la ley sus ideales. Durante este período llegó á tomar
el movimiento obrero gran incremento, hasta el punto de (|ue !a
asociación titulada Unión de clases, de Barcelona, tenia inscriptos
en sus listas más de veinte mil 80ci)s; pero de un lado el sistema de
fuerza adoptado por el (lobieruo, y de otro el apartamiento impuesto á sus directores por la necesidad de recurrir á la acción palitica, concluyeron con la poderosa organización.
El segundo período es, si cabe, de más movimiento que el prime(•0. La Revolución de Septiemln-e, al)riendo á todos los ciudadano;
las puertas del Gobierno de la nación, ingiriendo en su organisui >
savia liberal y democrática, y la famosa Internacional, proclamando como dogma las reivindicaciones del inoletariado, la lucha de
clase-i, la posesión del poder político á todo trance, lanzando á través de lo-i continentes y de los mares el grito formidable «trabajadores de todos los países, uni'o-i», produjo en el obrero español impresión extraordinaria. Sucedíanse las reuniones, circulaban por
Parlamentaria
todas partes hojas y folletos de propaganda, formábanse agrupaciones hasta en los pueblos más insigniflcantes, comprometíanse
en la acción á los obreros del campo de algunas regiones, cosa que
no se ha podido lograr sino en muy corta proporción; después tomaba tan gigantesca extensión el movimiento, ([ue el delegado de
Kspaña en el Congreso de Ginebra de 187;! podía comunicar que
tenía la Internacional en ella 270 federaciones regionales con 537
secciones de oficios y 117 diversas, en las que figuraban muy cerca de ;i00.000 aflliadoj y, sin embargo, toda esta fuerza, toda esta
tan poderosa como hábil organización, se desmoronó, más que por
la política de represión, por las persecuciones de los Gobiernos,
por los odios, por los celos, por los rencores de sus jefes, que comenzaron por dividirla y concluyeron por aniquilarla.
El tercer período comienza en 1882, con la creación del partido
socialista obrero, con la cual coincide la fundación de la Unión general de trabajadores, que, aunque instituida con absoluta independencia de toda idea política económica-social, para procurar tan
sólo la defensa de sus adherentes, ha contribuido á organizar la
masa obrera española de la manera verdaderamente imponente
que hoy tiene, que, sino tiene, ni llega siquiera, á la fuerza numérica reunida por la Internacional, la aventaja en cohesión, determinada por un mejor conocimiento de causa y sentido de la
realidad, que permiten augurar una marcha muy distinta, y, por
tanto, una muy diferente influencia en los destinos d é l a clase trabajadora.
No se advierte ahora, como entonces, aquel entusiasmo, demasiado pasional para que pudiera ser durable, verdadero eretismo
nervioso, que tan pronto levantaba la masa popular en violenta
conmoción, como producía en ella una depresión frontera al aniquilamiento, no. Ahora se va despacio, y por eso se adelanta mucho, y con paso firme, que previene el retroceso, pudiendo sostener la comparación el trabajador español en este punto con el alemán y con el anglosajón, ya que aventaja en seriedad al francés,
y mucho más al italiano.
Verdad es ([ue contribuye poderosamente á esta cualidad del
movimiento un cierto despego que muestran los obreros hacia la
acción política, cosa que no mejor.an seguramente sus mismos directores, muy ocasionada á aquellas conmociones nerviosas de (ine
hablábamos, y en cambio una marcada adhesión á la económica,
á la defensa de lo que le interesa má=i directamente, de la mejora
de posición que resulta, por ejemp'o, de la disminución de horas
de trabajo, del aumento de jornal, de la fijeza de situación preparada por el seguro contra la enfermedad, el accidente ó la vejez, etc.
Véase si no, en prueba de nuestro aserto, cómo aumentan las
ag-rupaciones de oficios, las asociaciones de resistencia dependient js ó independientes de la «Unión general de trabajadores» que so
preocupan absolutamente del bienestar económico de sus asociados, y en las que tan á un lado se deja la nota política, que pueden
estar juntos, y tratar, con unánime criterio las más de las veces,
socialistas, anarquistas, republicanos y hasta obreros afiliados á
los partidos reaccionarios, do cuestiones que se relacionan casi
siempre con la defensa de la c'ase obrera como tal, y, por consiguiente, de asuntos en los que las pretensiones de los trabajadores
y la conducta de los patronos, en cuanto industriales todos, figuran como tema exclusivo, dándose muy rara voz la ocasión de
elevarse al ])r¡ncipio y origen de osas divergencias de mirar cara
á cara á la causa, y de pensar, más que en los remedios parciales
y de circunstancias del mal, en una fundamental reorganización
político-social que, acabando con la causa, termine á la vez con los
efectos.
Adviértase también cómo prefieren los obreros españoles, á emplear en la lucha (|ue sostienen las armas políticas, acudir á las
elecciones, verbi-gracia, do las cuales los apartan, también hemos
de confesarlo, la corrupción del sistema, que en nuestro país ha
llegado al summum, hacer uso de la franca y genuinamento económica kiiclija, que, si manejada con la oportunidad que proporciona la instrucción del obrero, el fondo disponible, la razón de
su empleo, el apoyo que por ello le preste la opinión pública, es
un poderoso instrumento de reconocida y probada eficacia, se
convierte en arma de dos filos, que hiere al mismo tiempo á los dos
combatientes, cuando se aplica fuera de razón.
Esto mismo resulta del carácter do los elementos agrupado;,
([ue, hasta ahora al menos, se presentan con un tan marcado sello
de clase, acaso contra la voluntad de los muchos obreros que se
afanan por buscar adeptos entre los que no son tral a;adores ma-
Revista Política y Parlamentaria
nuales, que bien puede asegurarse que si han conseguido adhesiones platónicas de algunos, son contadisimos los que toman parte
activa en el movimiento, en el cual ni aun actúan los dejjendientes y empleados en los establecimientos industriales, siendo bien
escasos por cierto los maestros y contramaestres que forman en
las filas obreras para esos propósitos.
Predomina, pues, en la agitación de la masa obrera española
hoy por hoy el espíritu de clase y la tendencia á la mejora de la
condición económica, en lo que demuestra su claro sentido de la
realidad, j>uesto que si bien es verdad que entre los órdenes sociales políticos y jurídicos existe una completa interdependencia, ó
como dice muy bien el eminente pensador italiano Bovio, «los problemas sociales políticos y jurídicos son entre sí como el efecto es
á la causa; de suerte que uno de ellos es causa del otro, que á su
vez se presentan como causa de aquél, constituyendo todos el motiimiento de la historia y dando un carácter de unidad á la vida social», es lo cierto que nadie puede atreverse á filosofar sin tener
ol pan asegurado.
ADOLFO A. BUYLLA.
Profesor de la Universidad de Oviedo.
Producción y protección
Cuando oyerais en España hablar de producción nacional, ¡preparaos! No pasará mucho tiempo sin que oigáis hablar de la protección del Estado. Y esta infecunda y mortal correlatividad de
uno con otro término está tan arraigada en el común sentir, que
se ha llegado hasta acusar á un Ministro, medio en broma, medio
en serio, de que lloviera ó dejara de llover. A todas estas, la producción española es mucho menos de lo que todos deseamos que
fuese, y las leyes que la protegen han sido tantas, que se estorban
y contradicen las unas á las otras. Tal vez por querer arreglarlo
todo con leyes se han visto y se están viendo batallas entre defensores de uno y otro ramo de producción, llegando hasta el absurdo
de que se porten como enemigos intereses industriales que deben
ser, y que en realidad son, armónicos. Sirva de ('jem|)lo la lucha
entre los productores de trigos y los de harinas; sírvalo también
la batalla librada entre los productores de vinos y los de alcohol
industrial, qiu; ha sido de actualidad al cerrarse las Cortes, y que
volverá á serlo cuando las Cortes se vuelvan á abrir.
Y para que el contrasentido sea más palpable, estas batallas so
dan siem[jn' cu el terreno tributario, ya pidiendo gravámenes
a))ruuiiulores, ya clamando por benignidades fiscales. ¡Como si el
fisco tuviera ])or misión la reguladora de la producción nacional,
restringiéndola en unos artículos y fomentándola en otros! ¡Cómo
si fuese función propia de los ministros de Hacienda encauzar la
corriente del trabajo, obra magna que cae fuera de su órbita y es
completamente inaccesible á su voluntad! La prueba está en que
luuchas leyes de tributación protectora no han producido más resultado efectivo que dar vida y alientos á unos cuantos que se
pasan de listos y que, merced á aquéllas, lograron pasar cómodamente y con billete pagado por el Ministerio de Hacienda desde el
proceloso golfo de los defraudadores á la abrigada ría de los protegidos, por leyes que, en fuerza de ser inocenies para con éstos,
han llegado á ser inicuas para con todos los demás.
Kenunciando á citar ejemplos que por parecer alusiones pudieran levantar ronchas, veamos de refiexionar tranquilamente para
convertir estos hechos, no en armas de combate, sino en fuente de
<leducciones lógicas y provechosas para el bien común. Desde luego salta á la vista que estando la i)e!ea entre las minucias y los
I)articularismos privativos de tales ó cuales industrias, el principio
científico y armonizador debe estar por encima de estas pequeneces, sea dos ó sea doscientos la cantidad en que puedan traducirse.
Elevemos, pues, la cuestión hasta la altura en donde las imi)urczas de la realidad son lo que ilclicu ser; datos que tenga en cuenta
el raciocinio, no apasionamientos que lo ofusquen. Xecio será quien
tenga por desierto estéril una vega Horida, aunque la oculten un
momento á sus ojos las nubes de pol\-o que levantan los rebaños
que pasan.
Desde luego puede notarse como característica común á todos
estos aleteos é inquietudes que agitan á las industrias débiles, ya
por no haber alcanzado su natural desarrollo, ya por haber resbalado por el plano inclinado de su decadencia, el malestar que produce la falta de ambiente, la asfixia del ({ue vive en una atmósfera
irrespirable y no puede volar en busca de aire puro. Industrias ra-
quíticas por falta de medios adecuados de producción ó de consumo, emprendidas en malas condiciones, pronto se sienten morir y
claman al cielo, pidiendo un protector á título de factores de la
prosperidad nacional, y aun á título de intereses creados y con
derecho á la existencia. ¿Tienen razón? En la esencia, sí. En el
modo, jamás.
Así como los elementos que se dan en toda obra literaria son la
obra misma, el autor que la realiza y el público á quien se dirige,
así en toda obra industrial es preciso que haya materia apta, capital y trabajo que la metamorfoseen, consumo que la absorba.
¿Qué podría decirse de un industrial que estableciese una fábrica
de abanicos en las heladas llanuras de la Groenlandia? ¿Se le podría tener por discreto si pedia al Estado que le comprase sus productos para que no se arruínase la fábrica y no quebrase su dueño?
Pues los españoles solemos poner fábricas de abanicos en Groenlandia y pedir al Gobierno que nos los compre pai'a hacerse aire.
Este es el error.
Pero este error no lo padecen solamente los industriales. Es el
Estado mismo (ó su representante, que tanto da para e! caso) quien
ha creído varias veces con tan buena intención como mal acierto
que bastaba su protección para sostener una industria. Casos hubo
en que él mismo la ha creado, gastando en tan inocente empresa
muchos millones de reales que no dieron fruto alg-uno. Hable por
mí la lamentable historia de las muertas fábricas de pañería guadalajareña, ó de la suntuaria industria de las porcelanas artísticas
del Retiro y de la Monoica, ó la de la fábrica de pernaje, clavazón
y moneda de cobre de Jubia, ó la de esos tristes arsenales de la
marina en F'errol, Cádiz y Cartagena.
Desde los Reyes Católicos acá, y aun desde antes, están nuestros cuerpos del derecho atestados de leyes protectoras de las industrias nacionales y todas estas han muerto ó están moribundas.
Y aún nos empeñamos en creer que la protección del Estado es
eficaz.
Si al llegar á este punto me tomares, lector, jior librecambista
trasnochado, ruégete que deseches tal idea. Libre me veo de profesar como dogmas tales antiguallas económicas.—¿Protección á
la producción? Sí.—¿Por parte de quién? Por parte de quien únicamente puede dársela; es, á saber: la nación misma que produce,
considerada como entidad social, no como cuerpo político.
Indicado queda que la producción debe tener siempre el carácter de oportuna, esto es, referirse á cosas necesarias y solicitadas
por el consumo; no vayamos á dar en la ttor de fabricar zapatos
para los cojos, ni guantes para los mancos. Quiero decir que la
producción debe estudiar las necesidades del consumo; y quiero
decir con esto que estimular el consumo es estimular la producción. ¿Quién puede estimular el consumo? La nación misma.
Para desenvolver este principio, demos de lado á las teorías y
vengamos á los hechos. La mayor porción de España, que puede
calcularse en las dos terceras partes de su superficie total, ofrece
un terreno ingrato, poco fecundo, desprovisto de esa feracidad
privilegiada que han inventado los poetas, y que pregonamos los
españoles, como un coro de cotorras (jue repiten eternamente la
única canción que les han hecho aprender. La estadística de nuestros terrenos incultos arroja una cifra aterradora de yermos desolados en los que no hay producción alguna, porque la Naturaleza,
abandonada á sí misma, no da espontáneamente granjas ni fábricas. En la augusta soledad de nuestros campos pelados reina un
silencio de muerte que no alegran los cantos de los gañanes, y en
donde son totalmente desconocidos los bullicios de las ferias, la
animación de las grandes labores agrícolas, el trajín de las industrias manufactureras. IJOS ríos afortunados, aquellos mismos que
retratan en sus aguas los que llamamos jardines de España, se han
ofrecido también á mis ojos, deslizando sus aguas dormidas, desparramándolas en sangrías innumerables y embalsándolas en
charcas pestilentes, entre breñas y jarales que crecen á su antojo,
como si no existiera la raza humana sobre esta tierra, y así el
Deva se escurre á trechos por entre agrestes laderas, y el Tambre
cruza solitarias gándaras, en donde los rebaños de cabras salvajes
huyen del hombre, j - el Segura, y el Turia, y el Guadiana, y el
Guadalquivir se desperezan á lo largo de camiñuas bravias, en
donde se posan los cuervos; es decir, que aun en las comarcas tenidas por más fértiles y risueñas pudiera el viajero creer que viaja
por países prehistóricos, en donde nada indica todavía la presencia
del hombre, ó eu donde á cada paso cree uno ver salir de detrás de
la cercana loma el ermitaño i)enitente ó el mago de los cuentos de
l)rujas. \ o domada, ni cultivada siquiera, la Naturaleza se osten-
Revista Política y Parlamentaria
ta en toda la bravia gentileza que debió tener en los tiempos de
Túbal, y á su talante corren los ríos y crecen las yerbas bajo este
sol que baña los baldíos y los breñales con sus oleadas de luz.
Si nuestro país, en su mayor parte, es así, stis habitantes no están tampoco más florecientes. Recorred la mayor parte de España
y no hallaréis en ella sino gentes de baja condición, pastores y
jornaleros, humildes trajinantes y pequeños cultivadores. Todo lo
que vale algo huye de la aldea nativa á la villa cercana, y de ésta
á la ciudad, en donde no pudiendo vivir porque se estorban unos
á otros, piden al Estado que los mantenga, é invaden sus dependencias como turba de rábulas famélicos, remora y losa de plomo
de la Administración pública, estos mismos que en los anchos campos que abandonan pudieran vivir á gusto labrándolos con el sudor de su frente, porque la tierra es madre agradecida que mantiene á los que la aman, no á los que en ella viven por no poder
escapar de allí.
Desde los tiempos primeros de nuestra historia hasta el final de
este siglo que agoniza, los españoles no han tenido, por regla general, la condición de productores, porque no han tenido jamás la
de habitantes sedentarios, amantes del terruño nativo y apegados
á él. Hasta el siglo xiii nos hemos pasado la vida estableciendo y
derrocando imperios y monarquías. Del xiii al xvi hubo en la Península dos ciudades de las que irradió toda la cultura de la época: Santiago y Córdoba, la capital cristiana y la capital muslímica; pero se dio el caso notable de que la más culta, la mora, iba
siendo arrollada paso á paso por la cristiana, que ocupada en continuas batallas y empresas guerreras, no sabía regar los campos
sino con la sangre de los combates, buscando ante todo el dominio, que no el cultivo del país; y así los moros fueron casi los línicos productores, de la misma manera que los judíos eran casi los
únicos comerciantes, no los hijos de Castilla, León ni Aragón.
Aún hoy son moros ntiestros cultivos de cereales, vides, olivos y
moreras; moros los sistemas de riego ([ue aún nos ([uedan; moras
las manufacturas principales, de las que nada nos queda ya; y
cuando, dueños de la Penínsu'a, nos lanzamos á conquistar el mundo entero, arrojado hemos de nuestro suelo á los moriscos y á los
judíos que en él quedaban, esto es, á los únicos productores que
en él había. La misma Castilla perdió su hegenmnia sobre las demás regiones al perder sus ferias de Medina del Campo; y en la
decadencia de los siglos xvii y xviii, apagáronse por completo los
esplendores de nuestra antigua ])roducción, restos de lo que la
mora había sido.
No se perdió por falta de solicitud en los reyes y sus ministros,
que siempre fueron proteccionistas en todos los sentidos de la palabra, aunque muchas veces errasen aquéllos en el mandato ó éstos
en el consejo. Se perdió porque los españoles fueron siempre amigos de aventuras lejanas, al final de las cuales pensaban enriquecerse con el botín de las batallas en Italia, Francia, Flandos y Alemania, ó con el oro de las remotas Indias del occidente. Nada les
importaba que el país propio quedase yermo, porque no pensaban
enriquecerse cultivándole.
Tenemos, pues, que el problema de la producción en España tiene lires notas: la falta de cultivo y de trabajo en la mayor parte
del país, la falta de afición de los españoles para la producción
agrícola y manufacturera y la sobra de leyes protectoras de toda
clase de producción, El cuadro podrá ser triste, pero es exacto.
No me parece cuerdo que hoy sigamos pidiendo protección al
Estado para toda producción, \K que no podrá dar más de la (|ue
ha venido dando en cuatro ó cinco siglos, unas veces para que no
se perdiese la producción existente, otras veces para que la naciente
se pudiese desarrollar: el fracaso ha sido el eterno resultado de sus
desvelos. Xo puede ser productor un país cuya población so apiña
en las ciudades. La producción agrícola necesita que las gentes
vivan en los campos; la producción industrial requiere, para poder
tener desarrollo, que la Agricultura floreciente haga habitable,
cómodo y barato el país en que establezca sus fábricas. Y para que
la Agricultura florezca es indispensable que sean agricultores los
poderosos, porque bien sabido es que todos los negocios suelen resultar buenos para el que los acomete con suficiente capital en numerario y en inteligencia, así como los mejores negocios suelen
acarrear la quiebra y el fracaso de los pobretes y de los ineptos
c[ue osan emprenderlos.
Es, pues, la cuestión de jn-oducción una cuestión de organización social; se necesita un poder social, bien organizado y fuerte
como lo es la aristocracia inglesa—que es una aristocracia campesina,—y como lo es la aristocracia francesa—que es una aristo-
cracia aldeana.—Se necesita que la clase media, cuyas capas superiores se confunden con la aristocracia, asi como sus capas inferiores se confunden con el pueblo, deje de estar compuesta de
militares y de burócratas, para ser, á su vez, campesina y aldeana;
porque en los campos y en las aldeas feraces y ricas es donde mejor pueden establecerse y vivir las empresas industriales, no en las
ciudades, donde la mayor parte de las empresas industriales no
tienen más industria—hablo en general—que la de emitir acciones
de una explotación más ó menos ilusoria,—llevarlas en la Bolsa á
cambios inmerecidos, traspasar el paquete á los incautos que las
compran caras, y dejarlas luego derrumbarse arruinando á sus
postreros tenedores.
No se deduzca de lo dicho que el Estado no debe proteger la
producción; por el contrario, debe ayudar á su desarrollo; pero es
necesario no confundir los términos y tener presente que todas las
leyes del mundo no bastan para fabricar un alfiler. El error está
en qtie las industrias que piden protección, entienden por protección condiciones de existencia, y esto es lo que no puede dar el
Estado, sino el país. La eficaz y verdadera protección en este sentido es la que el país puede darse á sí propio, confiando la agricultura, que es la base de su florecimiento y los demás ramos de producción, á las clases ilustradas y ricas, no al pueblo ignorante y
pobre, incapaz de salir por sí propio de su atraso. La protección
más eficaz y verdadera es la que en si mismo encuentre el pais
confiando las industrias á las g'entes instruidas y acaudaladas, no
á burócratas que tienen más de negociantes que de industriales,
y que, por tanto, todo lo convierten en una operación de banca,
acaso de Bolsa, ó á pobretes que no tienen sobre qué caerse muertos y que sucumben á la primera dificultad.
Si se examina el acttial estado de la industria española, se verá
bien claro que las que fiorecen mejor son las explotadas por hombres ricos é inteligentes, algunos de ellos títulos de Castilla, que
trabajan en ellas con asidua asistencia personal. Pongamos un
ejemplo. Los g'randes vinicultores riojanos, que entre todos reúnen
tm capital de muchos millones de pesetas, elaboran los robustos
caldos de la tierra al uso francés y se han hecho un mercado, dentro de España, que les da ganancias pingües y que en poco tiempo
se ha acostumbrado á sus marcas, hasta el extremo de no poderse
pasar sin ellas. Pues bien; estos productores no solamente no clamíin por la protección del Estado, sino que se niegan á vender sus
mostos á los comisionistas extranjeros; ellos mismos los elaboi'an y
los venden luego, primorosamente embotellados, á precios remuneradores.
Por el contrario, los cultivadores de malos vinos, y los hay en
muchas partes de España, una vez perdido para sus mostos el
mercado francés, cuyas demandas les permitieron, años liá, ganar
dinero tocando la vihuela mientras el sol maduraba la uva, se ven
obligados á convertir sus caldos en alcohol, y promueven formidable motín contra los alcoholeros industriales, invocando la protección del Estado para sí propios, aunque éste pierda todo lo que
debiera cobrar del impuesto de alcoholes, que en España no llega
á dos millones de pesetas, y que en Francia, Italia é Inglaterra
alcanza cantidades enormes. Si los que convierten en alcohol el
mal vino que fabrican fabricaran vinos buenos, tendrían dentro y
fuera de España mercado seguro, y no pedirían protección al
Estado.
Tenemos, pues, que cuando la producción está en manos bábi
les y fuertes se basta á sí misma y enriquece al país; cuando k.^
productores están en condiciones de notoria inferioridad por falta
de medios de aptitud, acaban por empobrecerse y por empobrecer
al país en que viven, ya eludiendo, con la ocultación, el pago de
impuestos, ya pidiendo descarada y abiertamente privilegios para
con el Fisco, ya exigiendo á grito herido la anulación y la ruina
de otras industrias igualmente dignas de respeto.
Partidario S03' de la protección á todo trance, y entiendo que todos debemos mirar con más amor lo nuestro que lo ajeno, no despreciando nuestra inferioridad, sino aspirando á salir de ella. Pero
creo también qtie en materia de protección del Estado éste debe
ser parco y acomodarse siempre á lo que las circunstancias del
momento aconsejen, sin declararse francamente partidario de ninguna teoría económica, y atento sólo á las necesidades de la vida
nacional, pensando bien, y teniendo muy en cuenta que en materias económicas suele ser imposible acomodar la realidad á las
teorías, y que lo que hay que hacer es acomodar las teorías á la
realidad.
AURELIO RIBALTA.
Revista Política y Parlamentaria
Revista Política v Parlamentaria
Duque de Rivas
"XA ON Enrique Ramírez de Saavedra, Marqués de Auñón y actual Duque de Rivas, nació
I V en Malta durante la proscripción de su ilustre padre, educándose en Sevilla, y graI f duándose como Licenciado en Madrid.
.A/
Concejal á los veinticinco años, y Teniente Alcalde de Madrid, fué al propio tiempo Diputado á Cortes por Hinojosa (Córdoba), tomando parte activa en las discusiones parlamentarias, especialmente en la que promovió la reforma constitucional que k aquellas
Cortes presentó Narváez.
El año 65 heredó de su ilustre padre títulos y bienes, y poco después marchó íi Italia,
donde fué Enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario cerca del Rey italiano.
Fiel a la Monarquía, permaneció en París al lado de la familia real española, trabajando con gran celo y entusiasmo por la Restauración.
Proclamado D. Alfonso XII, el Duque acompañó á S. M. á Madrid.
Ha publicado prosa y poesías que le acreditan de excelente literato, y él fué qviien, por
encargo de S. M., coronó en Granada al insigne Zorrilla.
Es Académico, Senador vitalicio y caballero del Toisón de Oro.
D. Amalio Jimeno
" ^
VJ"). sabio Catedrátito de Medicina de la Universidad Central, Doctor Jimeno, es de los
U^ que gozan fama europea.
Hr
Nacido en 1850 en Cartagena, Diputado por Alcira el 8(!, y cuatro veces Senador por
j ^ la Universidad de Valencia, es de los que han ido á las Cámaras á infundir la nota
práctica, defendiendo los intereses materiales de su país. Presupuestos, cuestiones sociales,
sanidad, enseñanza, ferrocarriles, ciencia y trabajo, he ahí los temas de sus discursos principales.
Representó dignamente á líspaña en la conferencia sanitaria internacional de París, y
en el Congreso de Higiene de Budapesth, y fué Inspector general de Sanidad, y actualmente Consejero de Sanidad y académico de la Real de Medicina. Sus obras, con ser muclias las
])ul)Iicadas, son todas científicas, y sus discursos, de igual índole, en Ateneos y Academias,
constituyen un caudal inmenso de conocimientos.
Por sus servicios durante el cólera del 85 es Comendador de la Orden do Isabel la Católica, honrosa distinción que bien ganó el reputado y eminente profesor, orgullo de la Medicina española.
¡
"Í;^.
OVEN, emprendedor, laborioso, heredando de su padre, con un crecido caudal, las dotes de acrisolada honradez que siempre distinguieron al difunto Marqués, de tan dichosa recordación para tantos infelices á quien socorrió con mano pródiga, ol representante en Cortes por el distrito de La Bañeza (León), merecía ser Diputado vitalicio.
¡Bien pueden estar satisfechos sus electores! Ellos le dieron el triunfo llevándolo al
Parlamento en lucha con un contrincante arraigadisimo en la circunscripción, pero el
Marqués les paga con creces esa deuda de gratitud. Despacha de su puño y letra la correspondencia de sus electores, va en persona á los Ministerios á gestionar los asuntos
de un distrito en que la figura del cacique no existe. De la generosidad del Marqués de
Cubas, es buena prueba la cuantiosa limosna que él mismo fué á repartir entre los damnificados con motivo de reciente inundación.
Es apoderado general de Su Santidad en España. Está condecorado con infinidad de
grandes cruces, es Mayordomo de Semana de Su Majestad, Jefe superior honorario de
Administración, etc., etc.
Su nota característica: decidido entusiasmo por la política bien hocha.
«
D. Enrique Dupuy de Lome
ON razón podemos envanecernos los españoles de que nos represente en el extranjero
tan inteligente y cumplido caballero como el que ha «ido nombrado recientemente
Eml)ajador de España on ol Quirinal, pasando á este puesto desde la Subsecretaría
del Ministerio de Estado. Su carrera diplomática es una de las más brillantes del
Cuerpo. Nació en Valencia el 23 de Agosto de 1851.
Ingresó como Agregado supermimerario en el Ministerio en 18()9.
Desde entonces y en rápidos y brillantes ascensos en las categorías de su carrera, ha
viajado por el Japón, Bruselas, Montevideo, Buenos Aires, París, Washington, Londres, Guatemala, etc , dejando en todas partes gratos recuerdos y bien sentado el noml)ro de España. Pai-a citar la multitud do condecoraciones naciona'os y extranjeras que
poseo el Sr. Dupuy de Lome, necesitaríamos largo espacio, del que no disponemos.
Ha venido al Congreso en las Cortes del 91, y en la presento legislatura por Albaida
(Valencia). Ha publicado muchas y hermosísimas obras, que revelan admiral)les detalles
de observación durante sns largos y provechosos viajes. Es Licenciado en Derecho. En el
Parlamento se distinguió notablemente discutiendo los Prosupuestos del Estado.
p. j^lejandro Groizard
p. José Joaquín perrero
VECOi>ii,AR en el corto espacio de (|ue disponemos la activa y honrosa vida política del
/ ilustre oxministro, es tarea tan difícil que linda en lo imposible.
V
Nació ol año :iO en Madrid, cursó la carrera de Derecho, obteniendo soliresalientc en
V todos los cursos; doctoróse el 51, y en esta fecha tuvo su primer empleo: Auxiliar de la
clase de segundos de Gobernación.
Fué Fiscal del Supremo, Magistrado en Sevilla, Regento de la Audienria de Madrid,
Ministro do Fomento, Gracia y .lusticia y Estado, Presidente de la Diputación, Embajador
dos veces, y otras tantas Presidente del Consejo de Estado.
Sus trabajos científicos sobre Derecho y Administración on Uljros, discursos y artículos,
le acreditan de hombre de gran saber, bastando á probarlo su admirable estudio al Código
pena! de 18Ü0.
El fué quien halló la fórmula para ol matrimonio, que hoy rige; quien reorganizó la enseñanza pública, y quien estal)loció el moiint vimniii que todavía m.antenemos con la mayor
parte de los Gol)iorno3 de Ijuropa, y ratificó e! último tratado con Marruecos.
Académico, Diputado, y Senador actualmente, es de los políticos que honran ;l su Patria.
rovincia de Gerona es un
W ' ' distiuguídisimo Diputado por la heroica capital de la pro
campos de acción que amA político tan sagaz como inspirado poeta. En los diversos ca
Y Í)as facultades exigen ha rai/ado á gran altura.
J^
VA\ las Cortes del 99 combatió brillantemente el presupuesto de Instrucción pública; en anteriores legislaturas trató diferentes cuestiones de Knsoñanza y Bollas
Artes; en las actuales consumió el primer turno en contra del presupuesto del Ministerio de Estado; intervino en la discusión de los de Gracia y Justicia y Marina, y, por
último, ha tratado las cuestiones de Agricultura. Consumió también el"primer turno en
contra del proyecto de ley de Sanidad.
Toda esta improl)a y lucida labor parlamentaria, propia de un hombre reflexivo, no
es obstáculo á que el numen poético de tan amable y simpático caballero se nos muestre
siempre fresco y lozano. Ha escrito una preciosa obra titulada Kdrofa^; la traducción
completa de lo.s poemas de Heine, con un prólogo de Menéndez Pelayo, Mar adentro, y
una traducción de Kaüdasa, nominada Ths pnctns del amor. Por honrarnos soliremaner'a
con ello lo deeimos: ol Sr. Herrero ha trabajado mucho on la prensa periódica.
}
Marqués de Goicoerrotea
Conde de San Ronián
'V^ACió en Madrid on 18;!9, y es uno do esos políticos serios que, dedicados al estudio de la
\ | Admiuistraoión, tan útiles y beneficiosos son en los partidos gubernamentales.
y
Ordenador de pagos en Fomento y Gracia y Justicia, Gobernador civil. Director
. A \ giínora' de la Caja de Depósitos y dos veces de la Deuda pública, en todos estos cargos
den\ostró su celo y su inteligencia.
Senador en dos ocasiones y Diputado á Cortes on tres legislaturas, fué Secretario del
Congreso el año 84, como así también de la Comisión do presupuestos el 91, en cuyas discusiones tomó parte, pronunciando elocuentes discursos, llenos de excelente doctrina.
Competentísimo en Hacienda, ha colaborado on las primeras publicaciones de Kspaña.
Como honores, disfruta los de ser Gentilhombre do Cámara y poseer la gran cruz de
Isabel la CatiMica.
En los traliajos que precedieron á la Restauración tomó también parte muy activa, siendo Secretario IIIÍ la .lunta directiva del partido liberal alfonsino, bajo la presidencia del
ennnente 1). Autoiüo Cánovas del Castillo.
Kl Marinu'',s cuenta con numerosos amigos, prueba do la bondad de su carácter.
•YV'ACIÓ en Madrid el 23 de Knero de 1861. Es Licenciado on Derecho civil y canónico.
]\I Fué elegido Diputado por Oinzo de Limia (Orense) en 1891, y actualmente lo ha
IM sido por Orense (capital). Para ostentar la representación on Cortos, t u \ o que
, / \ abandonar ol gobierno civil de la provincia de (íuipúzcoa, cargo que dosonii)eñaba
ú completa satisfacción de sus jefes y de sus gobernados desde que formó Gabinete ol
Sr. Silvela.
En el Congreso no ha intervenido en más discusiones que en las relacionadas con
asuntos do la circunscripción que representaba, celoso siempre del bien de sus electores.
Continuamente ha militado en el partido conservador, adicto á la política do D Francisco Silvela, siendo uno de los pocos que le siguió on su disidencia cuando se separó
del Sr. Cánovas para formar nuevo partido.
Do su gestión como Gobernador pueden informar hasta los liberales do la provincia
Es Gentilhombre de Cámara de S. M. con ejercicio v sorviduml¡re.
Mucho ha hecho y mticho puede esperarse do un caballero tan noljle como inteli..-onte
y honrado.—ffiri«|ue Sá del
Rey.
. ^ v
LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS
Dos hechos capitales señala la Historia de España en
el transcurso del ano 1857: la reforma de la Constitución del Estado y la promulgación de la ley de Instrucción pública (llamada vulgarmente ley Moyano, por haber sido refrendada por tan eminente hombro público),
que disponía, en su artículo 160, la creación de esta
Academia, igual en categoría á las otras cuatro similares ya existentes: Española, Historia, Bellas Artes de
San Fernando y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
En cumplimiento de dicha ley, se dictó el Real decreto de 30 de Septiembre de 1857, constituyendo y organizando esta Corporación, cuyo objeto es cultivar las
ciencias morales y políticas, ilustrando los puntos y
cuestiones de mayor trascendencia y aplicación, según
los tiempos y las circunstancias.
Para realizar cumplidamente este fin, procura aumentar constantemente su biblioteca, reuniendo cuantos libros impresos y obras inéditas le es dable acerca de las
ramas de su estudio, y los documentos que tratan del gobierno, legislación, régimen provincial y municipal de
las diversas comarcas españolas y de las naciones extranjeras; fomentar, abriendo concursos y otorgando
premios en metálico, el estudio de los puntos indicados;
publicar discursos. Memorias, manuscritos curiosos inéditos, extractos tomados taquigráficamente de las discusiones habidas en su seno; hacer ediciones de obras
raras é interesantes y cultivar las relaciones científicas
y literarias por medio de correspondencia con las Academias y Corporaciones nacionales y extranjeras, á fin
de participar de los adelantos y descubrimientos.
Como Cuerpo sostenido por el Estado, se encuentra
además en la obligación de contestar á las consultas
que los Ministerios le dirijan para otorgar auxilios á
publicaciones científicas del ramo de su instituto, elevando al Gobierno los dictámenes, propuestas y Memorias acerca de los asuntos que se le sometan á examen.
Posee derecho á elegir un Senador, conforme el artículo 20 de la Constitución de la Monarquía; á presentar un candidato para obtener Cátedras en la Universidad Central, correspondientes al Doctorado de la Facultad de Derecho; á juzgar sobre el mérito de las obras
publicadas por los funcionarios del orden judicial; da á
sus individuos numerarios condiciones para ser nombrados Consejeros de Instrucción publica, Vocales de la
.Junta Superior de Prisiones, etc., etc., según consta en
los Estatutos por que se rige esta Corporación científica.
Además de los concursos ordinario y extraordinario,
abre bienalmente el llamado del «Premio del Conde de
Toreno», instituido por el Círculo Liberal Conservador
de esta corte para honrar la memoria de tan inolvidable patricio.
La constitución legal de esta Academia data del 19 de
Diciembre de 1858, en que el entonces Ministro de Fomento, señor Marqués de Corvera, la inauguró solemnemente en nombre de Su Majestad la Reina Doña Isabel II. Algún tiempo después tuvo esta Corporación
la honra de que el llorado Monarca Don Alfonso XII
presidiera la .Junta pública celebrada el 15 de Junio
de 187!).
Para cumplir los fines de su instituto, se divide en
tres secciones: una de Filosofía y de Historia con relación á las ciencias morales y políticas; otra de Moral,
Derecho, Educación é Instrucción pública, y otra de
Política, Economía y Administración.
Hay Comisiones generales ó permanentes, y especiales ó temporales. Son permanentes la de Gobierno interior y Hacienda, la de Memorias, la de Temas y la de
Relaciones científicas y literarias. Las especiales se
nombran en asuntos determinados.
Para la dirección de los trabajos y representación de
la Academia, existen los siguientes cargos: Presidente,
Secretario, Censor, Bibliotecario y Tesorero. Todos son
trienales; los individuos que los obtienen pueden ser
reelegidos y el Secretario y Bililiotecario declarados
perpetuos á la primera reelección, caso que ocurre en
la actualidad con los que las desempeñan.
El Secretario
perpetuo
Exorno. Sr. D, José García
Barzanallana
Revista
Existen tres clases de Académicos: de número, correspondientes y honorarios.
Los llamados de número, y que requieren estar domiciliados en Madrid, son 80; hoy día sólo existe uno
que pertenece á la Academia desde su fundación, don
l^aureano Figuerola, que ostenta ahora el elevado cargo de Presidente.
Han ocupado sus sillones los hombres más eminentes
que ha habido en nuestra patria en esta mitad del siglo
que termina, habiendo fallecido 55 que habían tomado
posesión de sus cargos y S) electos.
La votación de individuos de número la hace la misma Academia, á los dos meses de ocurrida la vacante;
en la actualidad no existe ninguno de estos cargos sin
proveer, pero ocho elegidos aún no se han posesionado
de ellos.
Al verificarse la recepción del neófito, que tiene lugar en Junta solemne y pública, después de leer su discurso de ingreso y ser contestado por otro individuo del
Cuerpo, recibe la medalla vacante que viene á poseer,
y la cual ha de ser devuelta al cesar en el cargo por
renuncia ó fallecimiento.
Los Académicos correspondientes son BO, pudiendo
rocaer su nombramiento en españoles ó extranjeros de
iiorisolada reputación científica: ahora existen de los
primeros 17 y de los segundos 11, habiendo dos vacantes.
Y Académicos honorarios pueden ser 10, pero extranjeros y de elevada categoría social. Desde la exis-
Polaica y
Parlamentaria
tencia de la Corporación no se ha otorgado esta distinción á nadie.
El distintivo adoptado para el sello y escudo de las
medallas es una matrona con la llama de la inteligencia y los atributos simbólicos de la verdad y este lema:
Veruin. Justum. Pulchrum.
La excelente biblioteca que posee se ha enriquecido
recientemente con 5,0(X) volúmenes, legados por don
Francisco de Cárdenas, Presidente que era al ocurrir
su fallecimiento.
Celebró la Academia sus primeras sesiones en el Ministerio de Fomento y después en el edificio de la Academia de la Historia, sita entonces en la Plaza Mayor;
luego se instaló por su cuenta en el número 7 de la
Concepción Jeróniína, casa llamada de Marquina, hoy
ya derruida, y, por último, siendo Ministro de Fomento
el Marqués de la Vega de Arraijo, el año 1866 (en aquel
célebre Gobierno presidido por el General O'Donnell
que duró cinco años en el poder'i concedió á la Corporación que se instalara donde aún continúa, ó sea en la
histórica Casa de los Lujanes, cuya torre fué en otros
tiempos uno de los fuertes de la muralla que ceñía líi
antigua población, y luego uno de los tres lugares que
sirvieron do prisión en esta corte al desventurado Monarca Francisco I, hecho prisionero en la batalla do
Pavía y conducido á España por orden del Emperador
Carlos I de España y V de Alemania.
MANUKL
GARCÍA BARZANALI.ANA.
La j\caclemia en una de sus Juntas ordinarias
Süvela (D. L.)
García.
Tejada, de
Orti y Lara
Barzuaallana
Valdosera,
Figueroln
Salva
Isern
Santa María de Paredes
Azcárate
Sánchez de Toca
Linares
Rivas
Campo Grande
Vega de Armijo
InstaiitSneas do Franze"-!.
Revista Política y
SOBRE EL ''BUREAU
Parlamentaria
PARLAMENTARIO IBERO-AMERICANO,,
«La creación del «Instituto del trabajo parlamentario» tendrá
utilidad tan evidente, que no ha menester encomiarla.
Constituirá, por lo pronto, facilidades para el rápido estudio de
los asuntos sometidos á debate en las Cortes, ilustrando á los escasamente iniciados en ellos.
Luego, al desarrollar la empresa trascendental de comunicación
entre las Cámaras legislativas de los Estados ibero-americanos,
puede servir el Instituto de auxiliar poderoso en la obra de integración que, bajo formas aún desconocidas y ocultas en las obscuridades de lo porvenir, presentimos todos los hombres de nuestra
raza.»
Duque de Almodóvar del Rio.
«Cuanto yo pudiera decirle del pensamiento que informa la
creación de su Burean parlamentario y de la indudable utilidad
que ha de producir, sería eco muy débil de los juicios ya formulados por eminentes personalidades jurídicas.
Uno á ellas, porque asi usted lo desea, mi modesta opinión, deseándole completo éxito en una empresa que seria difícil sin las
condiciones excepcionales de laboriosidad é inteligencia que usted
posee, que indudablemente son prenda segura de un éxito llamado
á, reformar esencia'mentc nuestras costumbres parlamentarias.»
Alberto Aguilera.
EL BUREAU PARLAMElíTARIO DE PARÍS
Al frente del «Catálogo metódico de los documentos legislativos
y parlamentarios» (Í871-1H99) que ha reunido y c'asiflcado el «BM
rcau parlamentario» creado por M. Maree! Fournier, en Francia,
escribe la siguiente introducción el ilustre director de la Revuc Folitiquc et Parlamcntairc:
«La condición necesaria de una tarea legislativa y parlamentaria rápida y bien dirigida es'.a.de facilitar á los legisladores cuanto posible sea la busca de los medios do información y de comprobación, asi como el acumulo de materiales indispensables para el
estudio de todas y cada una de las cuestiones.
Natural era que en un país como Francia, de intensa activida 1
parlamentaria, y donde el Parlamento trata asuntos tan diversos,
y aun los problemas todos de la vida nacional, se organizase, al
jado del Parlamento mismo, una especie de Burean dd trabajo parlamentarlo, en el cual jindieran los Senadores, Diputados ó cualesquiera otras personas, hallar con la mayor rapidez todos los elementos de una cuestión reunidos en legajos especiales, puestos con
toda clase de facilidades á d'sposición de los interosados.
No ofrecia este trabajo dificultades insuperables; pedía, sí, en
primer lugar, método. Kelativauíeute fácil era agregar un centro
de esta Índole á la Biblioteca de la Cámara de los Diputados, poniendo de tal suerte á disposición de los legisladores un instrumento de trabajo muy útil y por extremo práctico.
Nada se ha hecho, á pesar de esto. Háse continuado lamentando
la mala organización de la labor [larlamentaria, sin modificarla
en cosa alguna, y hasta se ha ohidado que una buena organización material del trabajo es, á menud;), cauíiuo para perfeccionar
la cualidad del trabajo inlsmi.
El «.Biircau parlamentario» se ha organizado en la Reme Politique et Parlamcntaire, pov yiiirixl Fournier, merced al concurso de
algunos generosos donantes, deseosos de contribuir en pequeña
parte al jiosible mejoramiento de la labor legislativa. Lo ha dirigido en especial M. Félix Roussel, con la preciosa colaboración do
M LéonThirault, abogado del Tribunal de Apelación de París.
Luego, en el acto de constituirse el Gran Circulo Republicano,
se ha trasladado el Bnreait, por la necesidad de buscar amplio local, al de dicho Círculo (rué de Orammont, 30), donde está desde
ahora á disposición de cuantos quieran utilizarlo.
Desdo la fundación de la Reyíie PoUtique et Parlameutairc y en el
programa de esta misma había yo indicado que uno de los elemen
tos esenciales de trabajo y de necesaria información para un gran
partido político, era la creación de una especie de «Burean parlamentario», en que de un lado los IJiputados, los periodistas de otro,
y por último todas las i)ersonas que se interesan en los trabajos
legislativos y parlamentarios, hallanse á mano y con rapidez todos los materiales indispensables al estudio de una cuestión.
Debía, por tanto, ser nuestra primera tarea reunir los documentos legislativos publicados directamente por el Senado y por la
Cámara de los Diputados, ó insertos en elJournal Officiel-^ es decir,
reunir todos los proyectes ó proposiciones de ley, los dictámenes
sobre los mismos, todas las informaciones parlamentarias ó no, y,
en fin, todas las leyes. Después unir á estos documentos los decretos, las circulares ministeriales, los informes á los Ministros, las
diversas informaciones hechas por éstos ó por corporaciones del
Pastado, las estadísticas oficiales y los documentos de cualquier género que pudieran servir para el estudio de las cuestiones tan diversas sometidas al examen del Parlamento: tal debía ser el segundo trabajo, destinado á completar aquel primero en lo posible.
Este trabajo preparatorio queda completamente realizado. En el
Burean parlamentario hemos reunido desde luego todos estos documentos; en seg'uida los hemos separado con precisión unos de
otros, fijándolos en distintos tarjetones, etc., etc.
Empresas de esta naturaleza es preciso que resulten todo lo
completas posible, y más urgente aún es llegar á un resultado
práctico. Ciertamente se hubiera podido agregar á los 125 ó 150.000
documentos reunidos, numerosos folletos, informes varios de Cámaras de Comercio, sindicatos, etc.; y en realidad, hasta el mo
mentó en que nos hemos decidido á proceder á la clasificación, hemos aceptado cuanto se nos ha remitido, quedando todos estos materiales incluidos en los legajos en formación.
La parte segunda del trabajo general debía ser ocuparse de la
clasificación metódica y práctica de todos estos materiales. Sobre
esto hemos reflexionado largo tiempo; varias veces hemos empezado de nuero el trabajo y modificado las bases do la clasificación.
En último término, sin confiar en que queden satisfechas todas las
exigencias, hemos elegido la clasificación por cada Ministerio,
pues, realmente, en la práctica los asuntos dependen do uno de
éstos, y las personas que desean informarse de ciertos asuntos tienen que acudir al Ministerio respectivo. De tal idea hemos partido, y así hemos clasificado los materiales según este principio, reservándonos introducir excepciones cuando se juzg;io necesario.
Asi hemos logrado formar legajos prácticos fáciles de consultar,
colocados en cartones muy manuables, numerados todos ellos, do
modo que con el Catá'ogo que publicamos, bastará á los interesados pedir el cartón número tal ó cual, para tener al instante á su
disposición el expodiente legislativo y parlamentario de una cuestión cualquiera.
No hay para qué exagerar aquí la importancia do la obra realizada por nuestro Burcau parlamentario. Es un trabajo do clasificación, y de clasificación metódica. Puedo, en cambio, asegurarse
que el día en que se haya consultado sobre cada cuestión su respeitivo expediente con todos los informes necesarios, con los trabajos anteriores ó preparatorios, con los proyectos de ley similares en el extranjero, y un resumen de los resultados obtenidos en
el mismo asunto por las legislaciones más adelantadas, so habrá
dado un gran paso para facilitar la so'ución do las cuestiones
planteadas.
No tiene otro objeto nuostra obra, ni más razón do ser e'. <iBurean,
parlamentario».
MARCEE FOURNIER.
"BAJO PALABRA DE HONOR,
En nuestro número anterior publicamos, con el titulo de «Bajo
palabra de honor», una anécdota política cuya intención era la do
recordar las nobles y caballerosas dotes del Conde de Xiquena, al
que en vida y en muerto ha rendido la opinión, y nosotros con ella,
los justos tributos i|uo merece el insigne patricio que honró con su
talento, su rectitud y su lealtad la historia política de estos últimos años.
La verdad no ha sido en acjuel relato compañera de la intención
que guiaba nuestra pluma, porque luego de escrita dicha anécdota
hemos adquirido el convencimiento de que los hechos en que se
fundaba no fueron jamás ciertos, ni en la vida de aquel ilustre
procer hay episodio alguno que con ellos tenga el más ligero parecido.
En homenaje á la verdad histórica, hacemos gustosos esta rectificación, dejando en pie de nuestro escrito, como guardamos indeleble en nuestro corazón el recuerdo de las virtudes cívicas del
Conde de Xiquena, que en todas sus acciones supo, como pocos,
aunar la reflexión sosegada del hombre do Estado con la energía
indomable de quien hizo del honor un verdadero culto.
Revista Pó/ítica y Parlamentaria
tados Unidos desde 1882, en que se inició su desarrollo, hasta el
día; de sus enormes ganancias, la mayor parte fraudulentas, y
presenta una lista de las 18 principales, que hoy reúnen el inmen«Le Correspondant.» - (25 ABRIL).
so capital de (5.560 millones de dollars.
Kuestras instituciones militares y su porvenir, por el Coronel de
La violencia contra el mal, por el Conde de Tolstoi.—Es el extracto
Villebois-Marenil.—Es un estudio inédito del héroe de Boshof, en
de
una de sus cartas, en la cual so propone demostrar que para
que critica la organización del ejército francés como impropia de
justificar
los Gobiernos, y á su vez los revolucionarios, la precisión
un Estado democrático, excesivamente reglamentaria, y sin horizontes para la actividad y el entusiasmo de los oficiales y tropa. de oj)oner el asesinato al asesinato, por ejemplo, tienen que acudir
La restauración del culto en Francia antes del Concordato.—Continúa á una serie de sofismas en que se descubre lo incoherente de tal
el abate Sicard aduciendo numerosos documentos inéditos en que tentativa.
La cuestión de Alsaeia-Lorena, por M. "VVolff.—^Con opiniones mase prueba que la Iglesia católica, como gran potencia espiritual
que surge de sus propias ruinas, se rehizo á través de las tormen- duras de ambos países interesados, hace ver que todavía, después
tas revolucionarias, y que en aquella época contaba con 20.000 de treinta años, no se ha calmado la agitación producida por la
conquista; espera que la solución pacifica vendrá con el tiempo,
sacerdotes católico-romanos, ejerciendo la cura de almas.
El duelo y la esgrima en el ejército, en Francia y en el extranjero. Los traída por mutuas convicciones que la experiencia aconseje. ConTribunales de honor, por el General Bourelly.—Enumera brevemen- tiene, además de otros artículos literarios, la acostumbrada Reviste las principales leyes penales europeas contra el duelo; en cuan- ta de libros, de i-evistas y las caricaturas políticas de la quinto A los Tribunales de honor, dice que serian más eficaces si tra- cena.
«La Nouvelle Revue». (1." MAYO).
tasen, no sólo de los asuntos que suelen tener por resultado un
La
propiedad
intelectual,
por J. Pascal.—Defiende el legítimo deencuentro, sino en todos aquellos que afectan á la honra de los ofirecho
con
que
la
Sociedad
de autores dramáticos percibe su tanto
ciales, asi colectiva como individual.
por ciento por cada representación de las obras, asi del teatro anUna reforma financiera. La rebaja del tipo legal del interés, por el
tiguo como del moderno, cosa que es consagración de un derecho
Barón des Roturs.—Se refiere á la nueva ley que fija en 4 y 5 por
do propiedad t a n digno como cualquier otro del privilegio de la
100, respectivamente, el tipo del interés en materia civil y comerperpetuidad, no obstante las recientes leyes que decretan su prescial, modificando la de Napoleón en 1807, que determinaba el 5 y
cripción al cabo de cierto número de años.
el (i para una y otra. Halla la causa de esta modificación en la caCartas sobre la política exterior, por Mad. J. Adam.—Lamenta la
i-encia de grandes negocios para el empleo de cai)itales.
ceguedad
de Inglaterra, que no ve serios peligros en la actitud
Crónica política, por J. Joubert.—La consagra casi por entero á
del pueblo alemán—aparte la conducta versátil de su emperador,
censurar duramente la prohibición del Ministro de Marina de los
—y en los sentimientos de Rusia á favor de las Repiiblícas africabuqúfes de guerra surtos en los puertos franceses, de arbolar la
nas.
Halla que la visita de Francisco José á Berlín puede ser el
bandera á inedia asta el dia de Viernes Santo.
pretexto para que se pongan sobre, el tapete todas las cuestiones
«Revue de Deux Mondes.»—(1." MAYO).
europeas. Reseña la cuestión turco-americana y el nuevo rumbo
Las causas directas del IS Bruniario. Impuesto progresivo y ley de los
que parecen tomar las cosas en España, destinada á desempeñar
rellenes. Regreso de Bonaparte, por A. Vandal.—La ley del impuesto
su papel en el concierto más ó menos armónico de Europa.
progresivo, en realidad, fué un empréstito forzoso que puso en
«The Fortnightly Revieu». (MAYO).
fuga los capitales; la de los rehenes suprimió la relativa seguridad
La posibilidad de una guerra entre Inglaterra y Francia, por el Bade las personas, siempre amenazada por la elasticidad de su texto.
rón P. de Coubertín.—Examina los motivos de guerra que puede
La última carta jugada por los revolucionarios consistía en Nahaber entre las dos naciones, y deduce que no hay ninguno serio,
poleón, que en vez de Washington, resultó César, dejando el virus
aunque es posible la guerra si continúan mostrándose hostiles las
del militarismo en Francia.
relaciones entre ambos, sobre todo de parte de la prensa.
La moral de Bismarck. El hombre, por Ch. Benoist.—Retrata la inEl manifiesto de Mr. Bryce á los americanos, por el doctor A. Hitimidad de su vida, consagrada al rudo trabajo; no oculta sus deW'iiW.
El arte y el estado actual del actor, por H. B. Irving. William
bilidades, pero reconociendo que supo dominarlas, como los granCoirper,
por A. Lau. El porvenir del ejército inglés, por T. von Sosnosdes hombres, como Richelieu, Cromwell y Napoleón.
ky.
Un
teatro
permanente shakesperiano, por H. Fyfe. La promesa de
El trabajo mental y el colectivismo materialista, por A. Fouillée.—
Exposiciones
internacionales,
por F. G. Aflalo. La reconstitución sudSe propone demostrar que el materialismo actual desconoce la
evolución do la labor intelectualista, cuyos principios pueden africana, por E. Dicey. -Considera el modo de conciliar la supreenunciarse de este modo: el trabajo mental, no sólo predomina ya macía de Inglaterra con las relaciones entre los ingleses y los
en todas las esferas de lo económico sobre el trabajo material, sino afrikanders sometidos á ella, una vez vencida la resistencia de los
que va poco á poco transformando este mismo trabajo en trabajo boers, que cree será ya poca. La invasión del Estado libre de Orange,
con un mapa de las operaciones.
mental.
El movimiento pan-céltico, por Ch. Le Goffic.—Es un resumen de
REVISTAS RUSAS
los esfuerzos hechos por diversas colectividades (Gaelic Unión,
«Niedeila». (FEIÍUERO Y MARZO).
Celtic Society, etc.) que se proponen la conservación del idioma
De las pasiones á la contemplación.—Continúa y termina Balinout
irlandés y el «home r u l e de Irlanda, la agrupación de los celtas su estudio sobre nuestro Calderón, á quien coloca sobre el mismo
de todos los países y la solución para las grandes cuestiones de la Shakespeare. El nuevo periodismo en los Estados Unidos, por J. Rouraza, como la emigración, etc., siempre llevando por guia ideas de binov.—Afirma (|iie su progreso industrial va en razón inversa
concordia y de fraternidad.
del intelectual.
Crónica de la qukicena: Historia política, por F . Charmes.—-Habla
«IstoriteheskiViestuik». (FEHKEUO Y MARZO).
de la Exposición, cuya gloria ni cuyos defectos pueden atribuirse
Arresto
y deportación de Karasine, por P . Milh'r.—Se refiere á la
al Gobierno; dice que las elecoioiu^s últimas darán la medida del
época
reaccionaria
del reinado de Alejandro I. Lus me:noriaM de Zaalcance que logre dar M. Méline á su protesta contra el peligro del
(/o«Aíiíc.—Contiene
interesantes
del,-illcs sobre las costumbres de la
cesarismo, y hace notar que en Italia desciende considerablemente
el entusiasmo por la triple alianza, debido esto á consideraciones sociedad rusa durante la primera mitad de este siglo. León Tolstoi, por Zakharinc. - Cuenta éste una conversación con &[ célebre
de orden económico, á la par que político.
novelista, quien le declaró que después de haber suprimido el uso
«Revue des Revues». (1.° M.wo).
del tabaco y de la carne, tenia (jue renunciar ya sólo á otro hábito
Cartas inéditas de Oliverio Cromirell (Una alianza anglo-franccsa en
nocivo: la lectura de los periódicos.
«; siVyto xvii), por P. d'Estrée. —Esta serie de documentos, sacada
<Mir Boji». (MARZO Y AURIL).
de Archivos oficiales, presenta al célebre «Protector» en su doble
Bosquejo
sobre
la
cultura rusa, por P . Milionkoff.-Expone los
carácter do amparo de los protestantes en todos los países y como
orígenes
del
cisma
en
Rusia desde el siglo xiv.
diplomático, luchando ventajosamente en astucia con Mazarino
Las bolsas del trabajo en Francia, por Er. Loziuski.
para retardar la firma del tratado (1^57), tan deseada por el inimer
Ministro francés.
«Rousskvie Bogatstvo». (MARZO).
Bajo el yugo de les acaparadores (Las últimas hazañas de los trusts),
La guerra sur-americana, por S. Jonjakoff. —To/síot y <Resurrecpor G. Dorbigny.—Hace la historia do estas Compañías en los Es- «•');!». Estudio sobre este libro por el eminente críticoMikhailo\vski.
REVISTA DE REVISTAS
Revista Política y Parlamentaria
Por esos mundos
Por e s t a E s p a ñ a
El 1." de Mayo. - E n el Reichstaj;.—En la Plata.—Yankées y filipinos.—En Italia.—El
Kronprintz.—En el Transvaal.—En Bulgaria.—En Francia.—Un brindis comentado.—Varias noticias.
La fiesta del 1." de Mayo.—El viaje del Sr. Dato y el problema catalán.—Planes para
el porvenir.—El cierre de tiendas.—Rumores de crisis.—La situación política en
estos últimos dias.
La fiesta del 1." de Mayo se ha celebrado en todo el mundo dentro de la más escrupulosa legalidad.
En virtud del principio político de no votar ningún aumento de
gastos hasta que los ingresos estén asegurados en el Reichstag
alemán, se ha aplazado la aprobación del nuevo proyecto de armamentos navales.
I^a República Argentina ha reanudado relaciones diplomáticas
con la Santa Sede.
Según la Memoria de un enviado especial del Estado de Minnesota (América del Norte), en Filipinas la dominación yankée es insoportable á los filipinos. Según los militares norteamericanos, serían necesarios quinientos mil hombres y diez años de guerra para
pacificar las islas.
El Parlamento italiano ha comenzado á discutir un proyecto de
ley por el que quedarán anulados, para los efectos legales, los matrimonios puramente religiosos.
Con asistencia del Emperador de Austria y de los Soberanos y
Principes alemanes, se han verificado en Berlín las fiestas que solemnizan la mayoría de edad del Príncipe heredero.
Ninguna noticia importante de la guerra anglo-hoer. El General
Roberts prosigue hacia el Norte su movimiento de avance. Los
boers se baten ordenadamente en retirada. [Tna columna inglesa
que quiso avanzar demasiado, ha sido duramente castigada por
las fuerzas boers. Los d legados de la República Sudafricana han
salido de Europa para América, confiando en que los Estados UniíZosescuchen sus quejas con más interés que los Gobiernos europeos.
Los campesinos húhjaros se han levantado en masa contra las
nuevas leyes agrarias. Han ocurrido verdaderas batallas entre las
tropas y los labriegos.
Las elecciones municipales de Francia han dado el triunfo á la
coalición republicana-socialista que sostiene al Gobierno. Sólo en
París los nacionalistas cantan victoria i)or haber alcanzado varios
puestos.
Reina el terror más absoluto entre los círculos políticos do Constantinopla. Todos los días se escapa de Turquía algún significado
hombre público, en vista de los rigores de la jiolicía para cuantos
pertenecen al partido de la .Joven Turquía.
La candidatura del general Dewey para la Presidencia de los
Estados Unidos ha perdido toda probabilidad de éxito. El partido
demócrata votará unánime á Mr. Bryant.
Se comenta el brindis del Emperador de Alemania al despedirse
de su aliado el de Austria, y especialmente la frase que recuerda
los lazos que unen á las distintas familias soberanas de Europa.
Se recuerda que son más estrechos dichos lazos entre las Cortes
de Londres y Berlín que entre las de Berlín y Viena.
í-a situación política del imperio austríaco no encuentra camino
de solucionarse satisfactoriamente.
Fracasado el intento de arreglar el viejo pleito de los idiomas,
el partido tchéque ha resuelto renovar su obstruccionismo para el
día en que se abran las Cámaras.
Aparte de los lamentables accidentes registrados en la Exposición de París, debe registrarse la explosión do una mina en el Estado de Utah (Norte América), que ha costado la vida de 300 obreros. Con este motivo el partido demócrata ha recrudecido sus ataques contra los grandes sindicatos.
La fiesta obrera del 1." de Mayo se ha verificado en todas las
regiones industriales de España con el orden más admirable.
Sólo en Valencia las multitudes obligaron á buen número de comerciantes á cerrar sus tiendas. So ha advertido que la inmensa
mayoría de los patronos ha dejado de poner reparos á la celebración de la fiesta. También se nota que, aunque no son muy rápidos los progresos del socialismo en España, de año en año aumentan visiblemente las tuerzas de este partido obrero, en perjuicio
de las del anarquismo, cuyos adeptos disminuyen muchísimo.
El asunto de la quincena ha sido el viaje del señor Ministro do
la Gobernación A Cataluña. En la estación del Mediodía el general Martínez Campos deseó al Sr. Dato mejor suerte de la que él
tuvo al llegar á Barcelona. El recibimiento, efectivamente, no fué
lo halagüeño que podía esperarse, dadas las reiteradas felicitaciones que las Asociaciones de Barcelona habían enviado al señor
Dato por sus reformas sociales.
Durante su permanencia en Cataluña, el Sr. Dato ha sido escoltado á distancia por los individuos más caracterizados del catalanismo, gente por lo regular bastante adinerada y que no ha reparado en sacrificios para montar un completo servicio de manifestaciones desagradables en derredor del representante del Gobierno
español.
El efecto producido por estas manifestaciones ha sido inmenso
en los círculos políticos de la corte.
ü n acompañante del Sr. Dato dijo al regreso, cuando entraba el
tren en Aragón: «;Ya volvemos á estar en España!» Y aun descontando cierta exageración del concepto, es lo cierto que la cuestión
catalana preocupa hondamente á nuestras clases gobernantes.
A esta preocupación se debo el regreso del Sr. Dato antes de realizar su proyectado viaje á Mallorca. ¿Ha de seguirse en la solución del problema catalán una política de statu quo, de reformas
descentralizadoras ó de severa represión para toda propaganda
que más ó menos descaradamente tienda á la desintegración de la
nacionalidad española?... He ahí el problema que ha de influir capitalmente en la orientación de nuestra política.
Procesados los miembros del Directorio de la Unión Nacional
por el manifiesto en que preconizaban la resistencia al pago de los
impuestos, se acordó, en son do protesta, cerrar los establecimientos el día 10, como asi se ha verificado, afortunadamente en medio del mayor orden, sin que en Madrid se haya realizado manifestación de ninguna clase.
También en las provincias ha reinado el orden, á excepción do
Sevilla, Barcelona y Valencia, en donde á consecuencia de los alborotos ocurridos, sangrientos algunos de ellos, se ha visto obligado el Gobierno á proclamar el estado de sitio.
Esta situación ha originado los rumores de crisis esparcidos
dias pasados. Se decía que al actual Gobierno iba á suceder uno
de concentración liberal ó uno de fuerza, sobre la base Martínez
Campos-Tetuán. Ninguno de estos rumores ha tenido confirmación. Do todos modos, la situación se ha agravado, pues—son palabras de un prominente conservador—aunque la Tin ion Nacional
no sea el comercio español ni los manifestantes de estos días la
opinión catalana, los acuerdos de la primera ponen en peligro la
hegemonía del Estado, y atonta la propaganda de los segundo»
contra la existencia de la nacionalidad.
Revista Política y Parlamentaria
El empréstito.
Por fin, y en contra de lo que era impresión dominante de aplacamiento indefinido cuando escribíamos nuestra revista del número
anterior, el empréstito se va á lanzar á la calle. Lástima no haberlo hecho cuando el Interior estaba á 74 por 100 y el alza en toda
su fuerza. En la Bolsa no se habla de otra cosa, y la preocupación
general se refleja en la pesadez del 4 por 100 Interior, suponiendo
que todavía éste está muy alto si se compara con el futuro papel
en interés y cambio.
Abstengámonos de recoger aquí rumores que corren validos y
cálculos que hace cada cual á su gusto. Pronto saldremos, según
parece, de incertidumbres, pues ya pasan por acordados entre el
Sr. Villaverde y el Subgobernador del Banco de España los detalles
de la emisión; HB el tipo, HO años el plazo y 5 el interés.
Nuestros vinos en América.
Desde hace algunos años los vinos franceses y los italianos habían desalojado casi por completo del mercado sudamericano á, los
vinos españoles.
P a r a remediar el mal, el Ministro de Agricultura se propone pro
curar la creación y funcionamiento de un sindicato de productores
españoles que cuiden de que los vinos que en lo sucesivo se envíen
á, las Repúblicas del Sur de América sean de la mejor calidad posible, para dar á éstos seguridades de aceptación en aquellos mercados.
Al mismo tiempo ha gestionado y obtenido de la Trasatlántica
que amplíe á 6.000 el número do .'¡.OOO toneladas de productos españoles que por su contrato estaba obligada á admitir con rebaja
del 50 por 100 en el importe del flete.
Es éste un proyecto que ha de tener gran ventaja i)ara los productores de buenos vinos españoles, y por él merece aplausos el
Sr. Gasset.
Las contribuciones en Barcelona.
Ahora que la agitación separatista, empleada como medio de
obtener para Cataluña la importante disminución en las contribuciones que, en substancia, representa el concierto económico, ha
llenado las columnas de los diarios y producido tan honda impresión en toda España, es curioso é instructivo fijarse en los siguientes hechos:
Muchos industriales se han apresurado á hacer efectivas sus
«notas en las oficinas de recaudación no bien se abrió la cobranza
del trimestre, sin duda para evitarse compromisos con ciertos elementos, si éstos intental)an hacer propaganda de la resistencia al
.pago.
Desdo que la cobranza comenzó hasta que cerramos esta crónica
se habían voluntariamente pagado en Barcelona cerca de 800.000
pesetas, cantidad muy superior á la obtenida en igual período del
año pasado.
En el resto de Cataluña la inmensa mayoría de los industríalos
demuestran igual interés en pagar desde luego sus cuotas.
Los depósitos en metálico en Francia.
Según un proyecto del Ministro de l^inanzas de Francia, monsieur Caillaux, que se presentará muy en breve á las Cámaras, no
bien éstas reanuden sus sesiones, los establecimientos bancarios
no podrán tener en depósito cantidades que excedan al importe del
capital social de cada uno.
Anticipándose á los efectos que el proyecto pueda tener si llega
A convertirse en ley, algunos B.iiuos particulares han resuelto
aumentar los capitales respectivos, habiéndolo hecho ya el Comptoir National y el Crédit Li/onnaia en 50 millones do francos cada
uno.
De esta manera evitan las perturbaciones que la medida provoctada por el Ministro hubiera llevado á sus negocios al reali
zarse.
Puertos francos en Canarias.
El día 1 del actual se celebró en el Ministerio de Hacienda el
concurso para arrendar la cobranza de sus productos.
Presentáronse cuatro proposiciones, que ofrecen como canon
anual fijo: 1.263.000 pesetas la primera, 1.105.000 la segunda,
1.050.000 la tercera, y la cuarta 2.060.000.
El Ministro de Hacienda se propone aceptar, naturalmente, esta
última, que aparece suscripta por el señor Marqués de Guisla.
La quincena bursátil.
Acusa una pérdida importante para casi todos los valores. En el
Interior es de unos dos enteros, y lo mismo en el Exterior y en el
Amortizablo. En las Cubas de ambas emisiones no os tan grande,
pero también es de consideración. Menos sensible en Aduanas y
Tesoros, es de unos tres enteros en las Filipinas.
Tampoco los valores industriales salen mejor librados, porque
el Banco de España acusa un apreciable retroceso, desde 514,50
á 509, y con flojedad parecida cierran casi todos los demás.
Los francos.
Con algunas oscilaciones, y con frecuentes cambios de tendencia, en presencia de los cuales es difícil decidirse acerca de cuál
es la orientación del mercado, (iueda:i flojos, á 28,25 por 100.
Esta situación indecisa tiene todo el aspecto de transitoria, y se
aclarará acaso dentro de poco, pues en los mercados extranjeros
del dinero no existen temores de que se altere notablemente el
equilibrio con ninguna i)erturbación honda.
Aquí en Madrid las compras de francos compensan bastante
bien la oferta, pues el papel que sale es fácilmente absorbido por
las demandas, debidas acaso á la Exposición de París, que bien
puede ser la causa principal de todas ellas.
Expectación.
Las noticias contradictorias que sobre la emisión de nuestro empréstito han circulado y circulan, han sido causa, sin duda, de la
pesadez del mercado en toda la quincena.
Desde luego es de notar que la liquidación de fin de Abril se hizo
sin la menor dificultad, habiéndose nivelado la diferencia c^ue existía entre el contado .y ol fin de mes; pasada la liquidación ha sido
de 10 ó á lo más de 15 céntimos, que es lo normal.
Las disponibilidades del mercado han vuelto á acudir á él, sin
duda con la creencia de que pasaría todo el mes de Mayo sin que
se hiciese el empréstito; pero aun así no se han elevado los cambios, que, por el contrario, han continuado descendiendo de un
modo constante.
Ahora predomina ol deseo de salir de una vez de la incertidumbre del empréstito; pero también influye, seguramente, en el malestar de los cambios la agitación francamente separatista que se
produjo en Barcelona durante el viaje del Ministro de la Gobernación, y que en los últimos días precipitó la baja.
El exterior estampillado.
Hasta que ol empréstito haya sido omitido no saldrá de Madrid
la Comisión designada por el Gobierno ¡lara tratar con los tenedores extranjeros.
Acerca de !a actitud de éstos, han cambiado las impresiones,
pues si bien el comité do tenedores londonense so muestra dispuesto á transigir con la reducción anunciada del 4 perpetuo al 3 y 1|2
amortizable, en París la opinión ¡larece haberse rehecho en el sentido de que debe contiiiiiar el .•<l(itii (/no.
Este .síaííi 5!<,9 rei)rcscnt.'i para España el pago anual de más de
41 millones de pesetas en dvo, esto es, de francos.
Renovaciones de créditos.
Han sido renovadas por cuatro meses las cuentas de crédito que
tiene el Tesoro con el Banco ile l'.spaña, y con el mismo interés del
dos y medio por ciento.
Reyista Pol/iica y
Faríamentaría
^ P v
Nuestros suseriptores.—Publicárnosla lista por el orden con que recibimos los abonos
en nuestras oficinas:
166 Emmo. Sr. Obispo de Madrid AlcalA.—
Senador del Reino.
167 Vicente Alonso Castrillo. — Diputado á
Cortes por Cervera (Lérida).
168 Marqués de Alquibla. — Senador por Granada.
169 Duque de Baena.—^Diputado á Cortes
por Baza (Granada).
170 D. Francisco Bustelo.—Diputado á Cortes por Egea de los Caballeros (Zaragoza).
171 D. Federico Arredondo.—Exdiputado á
Cortes.
172 D. Enrique Arroyo.—Diputado á Cortes
por Alicante.
173 D. Pedro Busto.—Diputado á Cortes por
Lugo.
174 D. FranciscoCommelerán.—Senador por
Segovia.
175 D. Gonzalo Cedrún de la Pedraja.—Diputado á Cortes por Alcántara (Cílceres).
176 Marqués de Casa-Torre.—Diputado á
Cortes por Durango (Vizcaya).
177 D. Bernabé Díivila.—Senador vitalicio.
178 D. Ignacio Díaz Caneja.—Exdiputado á
Cortes.
179 D. Francisco de Cortejarena.—Senador
por Orense y Director general de Sanidad.
180 Doctor D. Jesús Muñoz Tébas.—Vicepresidente del Consejo de Gobierno de
Caracas (Venezuela).
MARQUES DE
CABRINANA
Nuevo Director general de Correos y Telégrafos.
Correas brillantes.—Kn las Cámaras de
todos los Estados que mantienen el régimen
representativo, y en general en toda asamblea donde ha habido grandes debates, han
solido ocurrir algunas coincidencias durante
aquellos, que á veces han llegado á originar
nuevas y acaloradas discusiones ó á involucrar la principal.
Contribuye por mucho á este fenómeno—
tanto que puede decirse que es su principal
causa—lo que Bismarck llamó una vez «la
suspicacia de la Cámara». En efecto, la frase
al parecer más sencilla é inocente, al ser escuchada por el auditorio puede ser, por circunstancias especiales, interpretada maliciosamente y acogida con sonrisa ó sin más que
con un movimiento de curiosidad, dirigien-
do los remiidos todas las nuradas á un sitio
determinado, dar lugar á poner en el dicho
una fuerza de expresión que no tenia.
Sin que el incidente parlamentario que
vamos á recordar tuviese, por fortuna, ulteriores consecuencias, merece indicarse en.
apoyo de lo expuesto.
Discutianse en el Congreso de los Diputados aquellas famosas reformas militares cuyo
au.o.- era el ilustre General Cassola, y la,
discusión, después de haber alcanzado altos
vuelos, vino á decaer algún tanto por un
prolijo discurso técnico al que, á decir verdad , no prestó grande atención la Cámara.
El mismo General Cassola llegó á impacientarse, y cuando comenzó á contestar á
su impugnador lo hizo de un modo algo más
fuerte de lo que él acostumbraba.
Al observar este estado de ánimo del militar, un Diputado andaluz, opuesto también
á las reformas, tuvo la ocurrencia, sin duda
con el deseo de violentar más al orador, de
interrumpirle diciendo:
—Tenga S. S. más correa.
—¡Correa!—exclamó Cassola—Un General
no debe tenerla más que en el sable.
En aquel mismo momento entraba en el
salón de sesiones Rodrig-uez Correa, y subía
la escalerilla en dirección á su escaño. Al
creerse llamado volvió la cabeza, se detuvo
y todas las miradas se fijaron en él.
Oída ya entera la frase por el gran escritor y dádose cuenta de ella, respondió, sin
embargo, á la expectación del Congreso, diciendo:
—También puede ostentarla en el apellido
tan limpia como en las armas.
Y luego, volviendo á su tono festivo añadió:
—Yo he podido ser (íeneral.
El auditorio celebró la ingeniosa frase.
Rodríguez Correa tenia razón; y el General Correa ha sido luego modelo de pundonorosos g'enerales,que ha podido con orgullo
mostrar su espada y su nombro.
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Roussel, ha sido creado especialmente para facilitar la labor
legislativa del Parlamento español y de las Cámaras de Portu¡síal y de la América latina.
CONSULTAS
Esta sección, destinada á todos los asociados, la constituye
un núcleo de informaciones clasificadas 'adecuadamente por
materias, de suerte que cada cuestión política ó legislativa
resulte completamente documentada y á disposición los documentos, verbi gracia, pi^oyectos y proposiciones de ley, leyes,
informes, dictámenes, discusiones legislativas, Memorias oficiales, etc., etc., de las personas que en un momento dado tengan
precisión de enterarse de lo que importa saber sobre éste ó aquél
punto motivo de una reforma ó de una discusión parlamentaria. Al efecto se guardan toda clase de datos y noticias, vengan
—
——
de donde vinieren, de Madrid y de provincias, de Europa y de
América (legislación comparada, informes de extranjeros de competencia reconocida, libros en varios idiomas,
pertinentes á tal ó cual asunto, noticias sobre los acuerdos de los Congresos científicos, sobre los resultados de
leyes que llevan varios años de vigencia, ó sobre las instituciones que pretenden trasplantarse, etc., etc.),de sabios
«adornados» del correspondiente título oficial y de simples obreros manuales.
EXPEDIENTES
PERSONALES
Se halla reservada exclusivamente esta sección á los amigos y suscriptores de la REVISTA POLÍTICA Y PARLAComprende las profesiones de fe, los discursos, los artículos y los votos de los principales personajes
políticos.
MENTARIA.
REFORMAS
LEGISLATIVAS
Un cuerpo de profesores y eruditos de los diferentes ramos del Derecho, y pertenecientes á diversas escuelas
científicas, cuidará de indicar al Burean, y éste se encargará de darlas á conocer, cuáles son las reformas legislativas que preferentemente se imponen, y cuál el camino que debe seguirse para que mejor respondan á las
exigencias que las inspiran.
• -,^
Esta sección intentará: 1.° Promoción de nuevas leyes. 2.°'Revisión de las existentes. 3.° Simplificación y
sistematización del derecho positivo.
CRITICA
Será de las funciones más importantes y delicadas del Burean parlamentario.
Para llenarla encargará á sus miembros, tanto nacionales como extranjeros, el estudio de los proyectos y proposiciones de ley presentados á las Cámaras legislativas.
Cuando en el diligente examen que éstos hagan se indiquen defectos ú observaciones de interés, ó se formulen
enmiendas de mucha oportunidad, además del trámite privado que se dé á los escritos, han de insertarse en las
páginas de la REVISTA POLÍTICA Y PARLAMENTARIA.
ARCHIVO
Será completo, acabadísimo, y en él se reunirán datos dispersos é indicaciones necesarias que los hombres políticos no tienen tiempo de buscar. Se conservarán referencias, metódicamente ordenadas, de toda la vida parlamentaria,de España y de las principales naciones del mundo.
Los trabajos de catalogación y el gran número de importantes materiales que se buscan y clasifican, permiten
ofrecer á los hombres de Estado cantidad inmensa de noticias de extraordinario valor y de utilidad práctica
inmediata.
El Burean ha de tener siempre, por medio de índices perfectos, en situación de ser consultados con verdadero
fruto, los voluminosos é innumerables tomos de la Gaceta Oficial, Colección legislativa y Diario de Sesiones.
Facilitará con rapidez toda clase de antecedentes, enseñanzas, reseñas bibliográficas, traducciones y extractos,
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