UNIDAD 8. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII. La España del Barroco. Los Austrias del siglo XVII. Gobiernos de validos y conflictos internos. La crisis de 1640. El ocaso del Imperio español en Europa. Evolución económica y social. Esplendor cultural. El Siglo de Oro. Por Francisco García Moreno, Licenciado en Historia, UCM. 1. HISTORIA POLÍTICA. 1.1. FELIPE III. 1598-1621. Política interior: Con Felipe III llegan al poder los validos. Descuidando las labores de gobierno, el duque de Lerma será el enlace con los consejos. El valido o privado del rey era un hombre de confianza de éste sobre el que recaían las funciones de gobierno. No es un cargo formal, pero se encarga de la toma de decisiones cuando el rey no puede o no quiere gobernar. Estaba por encima de los consejeros. En la práctica, como hombre de máxima confianza del Monarca, gobernaba en su nombre. La expulsión de los moriscos en 1609 será el acontecimiento más pronunciado del reinado de Felipe III. Las consecuencias de esta decisión fueron el abandono de 300.000 moriscos de la península según Domínguez Ortiz y la ruina del campo Valenciano y la industria sedera. Política exterior: Conservadurismo marcado por sus dificultades financieras. • • • Firma la paz con Inglaterra en 1604: Tratado de Londres. Continúa la guerra con los Países bajos, acumulando derrotas. La bancarrota de 1609 obliga a firmar la Paz de los 12 Años. En 1618 por solidaridad dinástica Felipe III se embarca en la Guerra de los 30 años, que enfrentaba a la casa de Austria con una liga de príncipes protestantes. 1 1.2. FELIPE IV 1621-1665. Delega en un valido: El Conde Duque de Olivares, que intentará sin éxito un programa de reformas en una coyuntura adversa de crisis global y guerra generalizada. Política interior. • • • Reforma de la administración. Lucha contra la corrupción, medidas de austeridad e intentos de aumentar la población. Reforma financiera: Creación de Montes de Piedad y Erarios que no consiguieron atraer ahorradores. Se optó por aumentar la tributación. Reforma constitucional. Intentó centralizar la monarquía y castellanizarla, atrayendo personal de otros reinos, creando la Unión de Armas y optando por provocar rebeliones para luego sofocarlas, idea esta que puso a la Monarquía al borde del colapso con las sucesivas rebeliones de Cataluña, que permaneció fuera del dominio de Felipe IV hasta 1652; Portugal, que dejó definitivamente de estar en la órbita española; Andalucía, Aragón, Nápoles y Sicilia. Política exterior. Dos conflictos marcan la política exterior de Felipe IV: La Guerra de los 30 Años y la Guerra con Francia por los territorios de los Pirineos. El Tratado de Westfalia de 1648 marcaba el fracaso en la política Europea al reconocer la independencia de los principados protestantes. La paz de los Pirineos (1659) con Francia, que sellaba la pérdida del Rosellón y la definitiva secesión de Portugal son otra muestra más del agotamiento de la Monarquía Hispánica. 1.3. CARLOS II. 1665-1700. Tradicionalmente considerada la época de máxima decadencia, Elliot y Domínguez Ortiz nos ofrecen la idea de una recuperación hacia los años 80. Carlos se va a enfrentar a tres problemas durante su minoría de edad y los primeros años de su reinado: Política interior. Se puede sintetizar en los siguientes aspectos: • • Durante la minoría de edad de Carlos II, la regente fue su madre, Mariana de Austria, muy influenciada por el confesor real: Nithart Crisis política y debilidad del monarca: A los pocos años de su reinado se produjo la marcha sobre Madrid de su tío don Juan José de Austria en 1669; la oposición a los validos de la regente se polariza en torno a él: Manifiesto de Grandeza, en el que la alta nobleza apoya a Juan José. Que volverá a intentar tomar el poder en 1677-79, años en los que gobernará hasta su 2 • muerte intentando sanear la moneda y el comercio con la creación de la Real Junta de Comercio. Crisis de la Hacienda que se intentó combatir con una política económica deflacionista, reformas coloniales y la creación de la Superintendencia de Hacienda... Política exterior. • Guerras con Francia: Los sucesivos ataques a los Países Bajos y el Franco condado por parte de Luís XIV se saldan con perdidas territoriales: paz de Aquisgran (1648), Nimega (1678) y Ryswick (1697) • El problema sucesorio: En los años anteriores a la muerte de Carlos, las monarquía europeas se posicionaron para acceder a la sucesión. La cuestión era si el sucesor del rey sería de la casa de Austria o de la casa de Borbón. Luís XIV consigue situar a su nieto Felipe de Anjou en el trono de España haciendo valer sus derechos sucesorios. La declaración de Felipe como heredero trae a los borbones a las Monarquías hispánicas y un largo conflicto sucesorio con intervención internacional. 2. LA CRISIS DEL SIGLO XVII. Las fuentes y los últimos estudios muestran una crisis global que afectó a distintas regiones en Europa, Asia, África y América. DESARROLLO. • • • • • • • Un enfriamiento global produjo un descenso de las cosechas y de las superficies cultivables. El debilitamiento de la población debido al hambre, se agravó con la aparición de enfermedades como la viruela y la peste, que produjeron una crisis demográfica: despoblación, colapso del orden público y muerte de una tercera parte de la población. Crisis política: El enfrentamiento generalizado entre países producido por la Guerra de los 30 años, que lógicamente se acompañaba de un aumento de la presión fiscal sobre una población desesperada por el hambre y las enfermedades; se tradujo en un aumento de los levantamientos en los campos y las ciudades. Los imperios compuestos, como el SIRG, la monarquía hispánica, el Imperio otomano o el Imperio Chino fueron muy vulnerables a la crisis en comparación con los Estados medianos y pequeños. La Monarquía Hispánica nos ofrece un ejemplo claro, con las sucesivas rebeliones de: Portugal: Conspiración aristocrática que puso en el trono al duque de Braganza en 1640. Rebelión en Cataluña: Originada por los campesinos catalanes, la puso en manos de Francia hasta 1652. Conspiración del duque de Medina Sidonia, que pretendía hacerse rey independiente de Andalucía. 3 • Rebelión de Nápoles y Sicilia: De origen popular ante los desastres del hambre y las enfermedades. CONCLUSIÓN. • Felipe IV consiguió retomar el control de la mayoría de las regiones en rebeldía, excepto en Portugal; pero durante la crisis del siglo XVII la Monarquía Hispánica perdió la hegemonía en Europa a favor de Francia. 3. EVOLUCIÓN ECONÓMICA. Aspectos generales: Nos encontramos con una economía típica del antiguo régimen, base agropecuaria, lento crecimiento demográfico, crisis de subsistencia periódicas y con una coyuntura climática adversa: la pequeña edad de hielo, unos años de enfriamiento climático cuyo pico mínimo coincide con los años 40 del siglo. Braudel diferencia una fase A de crecimiento hasta 1580 y una fase B de crisis hasta 1650 que en España se prolongará unos años más pero que el hace extensiva a todo el Mediterráneo. La expulsión de los moriscos acarreó importantes pérdidas demográficas en el reino de Aragón y Valencia, que se tradujeron en la crisis y desaparición de algunos sectores de la economía: industria sedera, regadío. La productividad se mantiene muy baja en todos los sectores y especialmente en le campo debido al arcaísmo de la tecnología disponible (arado romano). Nuevas roturaciones con la consiguiente pérdida de bosques y pastos, eran el único modo de aumentar la producción. La industria se deprimió durante el siglo XVII en la España de los Austrias, pese a existir una serie de factores favorables: Capitales provenientes de América, mercado, materias primas... La traición de la burguesía que prefiere invertir en tierra y la fuga de capitales hacia las guerras europeas unido a algunas decisiones catastróficas: expulsión de moriscos, cesión de la explotación de minas a banqueros europeos; van a frenar el desarrollo industrial hispánico, de modo que solo encontraremos cierto desarrollo en la industria de armas, naval, vidrio y jabón. La industria de paños castellana entró en crisis, ante la falta de medidas proteccionistas por parte de la Corona y la competencia con los paños flamencos e ingleses, más baratos. El comercio nos muestra el mayor grado de desarrollo; el desarrollo del comercio internacional contrasta con un comercio interior desarticulado. Solo resultaba rentable el comercio de artículos de lujo porque las clases populares practicaban una economía natural a espaldas del mercado. 4 Las ferias de Medina del Campo y Valladolid, herencia medieval, cayeron en decadencia con la llegada de oro y plata de América: cuando los asentistas extranjeros pudieron sacar oro de España, dejaron de interesarse por el comercio. Además, la competencia con Flandes e Inglaterra no existiendo una política proteccionista por parte de la Corona, acabó de arruinar la industria Castellana. El mayor volumen de comercio fue el que se tenía con América, a través de un sistema muy centralizado dirigido por la Casa de Contratación. La llegada de plata americana ha sido uno de los factores desencadenantes de lo que Hamilton denominó revolución de los precios, fenómeno ya observado por los contemporáneos: Los precios se cuadruplicaron en el S. XVI. Las políticas estatales aportaron mas problemas a la caótica economía: Las ineficaces instituciones de gobierno económico: Consejos de Castilla, Indias.... unidas a un sistema impositivo que creció progresivamente, unido a las continuas guerras nos acercan a un panorama en el que la crisis se vislumbra cada vez mas presente, hasta el cataclismo de mediados del S. XVII. La corona experimentó un endeudamiento progresivo: juros con los particulares y asientos (cesión de explotaciones mineras o Hacendísticas) con los grandes banqueros. La carga impositiva aumentó progresivamente a lo largo del reinado de los Austrias, paralelamente a la necesidad de aumentar el gasto militar. 4. EVOLUCIÓN SOCIAL. La época de crisis que acompaña al siglo XVII provocó cambios en los modos de vida y el comportamiento de los estamentos sociales. La nobleza. El estamento nobiliario del siglo XVII tiene dos características que le diferencian de los nobles del siglo XVI. La nobleza aparece más domesticada, y mucho más endeudada de lo que había estado en el siglo precedente. Por otro lado, la nobleza del siglo XVII, ha dejado de tener el carácter bravío e indómito propio de la nobleza medieval que aun estaba presente en los nobles del siglo XVI. Se produjo pues una gradual transformación de las costumbres nobiliarias hacia moldes más pulidos y maneras más cortesanas. La nobleza, emigrada a las ciudades, desaparecidos los más ultramontanos en las guerras europeas y americanas; se integró forzosamente en un aparato burocrático y cortesano. También se hizo más culta; el gasto en libros, obras de arte y mecenazgos aumentó respecto a épocas anteriores. Cesaron las luchas entre familias nobiliarias, aunque siguió siendo habitual que los asesinatos y desmanes cometidos por hijos del estamento nobiliario quedaran impunes. Pese a todo, siguieron existiendo nobles mas cercanos al ideal nobiliario de la edad media que, como caballeros de otra época, se ceñían a un código de honor y una moral que no eran precisamente los de la escritura. Sin necesidad de mencionar ejemplos literarios como el Quijote, Domínguez Ortiz menciona, entre numerosos ejemplos a Don Diego Caballero de Illescas, caballero de Santiago y Virrey de Navarra, que hizo arcabucear a su propio hijo por no haber cumplido un bando suyo. 5 En cuanto a la situación económica de la nobleza, los nobles del siglo XVII se vieron afectados por la revolución de los precios. Si durante el siglo XVI la nobleza se benefició del alza de precios agrícolas, en el siglo XVII la situación cambió. Sus rentas no se habían revalorizado al mismo ritmo que los precios, y las casas nobiliarias aparecen endeudadas –lo cual no había dejado de ser una constante desde la edad media, aunque la cuantía de las deudas ahora era mayor-. La literatura hace mención a la nobleza pobre, casi indigente. Si bien es cierto que había hidalgos pobres, lo más habitual era que los hidalgos fuesen ricos; al menos lo suficientemente ricos como para no vivir de su trabajo. En todo caso, mantener una vida noble, con sus fiestas, criados, liberalidades y demás gastos suntuarios, era cada vez más caro; más en una época en la que el botín de guerra había dejado de ser habitual. El clero. Pese a que la población española disminuyó durante el siglo XVII, el número de eclesiásticos aumentó, pasando, según cálculos de Domínguez Ortiz, de unos 100.000 a fines del siglo XVI a más de 150.000 durante el siglo XVII, alcanzando un porcentaje sobre el total del 5%. Los clérigos se concentraban principalmente en las ciudades. En los pueblos no eran raras las zonas donde un mismo cura asistía 4 o 5 pueblos. En otros lugares, había sobreabundancia de clérigos. En general, las quejas de los contemporáneos se refieren a su excesivo número y a la baja catadura intelectual y moral de los clérigos. En general, los clérigos solían estar mal formados, pese a las prescripciones del Concilio de Trento, y las vidas de muchos distaban de ser ejemplares. Era muy grande el número de seglares que pasaban a la condición de eclesiásticos para beneficiarse de los privilegios del cargo. Ejemplos en el mundo de las letras como el de Lope de Vega, con una licenciosa vida privada que terminó sus días como clérigo; o en la nobleza, como el cardenal infante, padre de numerosos hijos ilegítimos, arzobispo de Toledo que nunca dijo misa, nos dan una idea de las múltiples situaciones ambiguas que se produjeron durante el siglo. No era raro el clérigo que hacía vida a espaldas de sus votos. La jerarquía eclesiástica: obispados y arzobispados, solía estar poblada por hijos de la nobleza. Era bastante natural que sedes obispales y arzobispales fueran ocupadas por bastardos como en herencia. En el caso de los Austrias, solo Felipe IV proveyó de hijos ilegítimos a la iglesia, pero lo hizo al menos en cuatro ocasiones. El bajo clero era más heterogéneo, en los pueblos era un importante elemento de control social. El cura era a menudo el consejero de los aldeanos, el único que por su cultura podía instruirlos o representarlos frente al abuso de las autoridades. Pero también era el que los podía multar por no ir a misa, excomulgar por no pagar el diezmo y amonestar en la misa del domingo por no confesar o por haber confesado. 6 Durante el siglo XVII se observa un aumento de aquellos que accedían al estamento eclesiástico para huir de la carga impositiva siempre en aumento. Estas masas de clérigos ambiguos seguían teniendo comportamientos más cercanos a los del seglar que a lo que se suponía que debía ser el comportamiento de un miembro del clero. Asimismo, aumentó el número de monjes y monjas respecto a épocas anteriores, especialmente a partir de los años 40. Por otro lado, los afanes fundadores de nobles y magnates, crearon numerosos conventos y nuevas instituciones eclesiásticas a lo largo del siglo. El tercer estado. A lo largo del siglo XVII, la forma de vida del tercer estado transcurrió sin demasiados cambios con respecto a épocas anteriores. Sin embargo, se puede afirmar que, sometidos a una carga impositiva creciente, con unos precios en continua evolución ascendente, los miembros del tercer estado vieron como su nivel de vida caía, particularmente en las ciudades. De ahí que con el desarrollo de la gran crisis mundial del siglo XVII, se produjesen numerosos actos de rebelión, particularmente en las ciudades, pero también en el campo. Como hemos visto, las rebeliones de Cataluña y Nápoles tuvieron su inicio como revueltas populares azuzadas por la situación de crisis. Así, la rebelión de Cataluña comenzó con la revuelta de los segadors en el mercado de Barcelona, mientras que la de Nápoles se produjo tras una serie de incidentes en el mercado motivados por el aumento de precios. Castilla es una excepción en este período de revueltas, aunque no dejó de haberlas, estas se resolvieron a nivel local, gracias a las importaciones de grano o los repartos gratuitos por parte de la corona y la nobleza. BIBLIOGRAFÍA. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen. Istmo, Madrid, 1973. ELLIOT, J.H.: La España imperial. 1469-1716. Vicens Vives, Barcelona, 1965. LYNCH, J.: Los Austrias. Crítica, Barcelona, 1992. LYNCH, J.: Historia de España Edad moderna. Crisis y recuperación. 1598-1808. Crítica, Barcelona, 2005. PARKER, G.: La crisis de la monarquía de Felipe IV. Barcelona, Crítica, 2006. 7