Claves y evidencias del uso de las TIC en trastorno mental

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© Psychology, Society, & Education 2015, Vol.7, Nº 1, pp. 85-95
ISSN 2171-2085 (print) / ISSN 1989-709X (online)
Claves y evidencias del uso de las TIC en trastorno mental
grave
Juana Mª Mateu-Mateu* y Noelia Navarro-Gómez
Universidad de Almería, España
(Recibido 12 Diciembre, 2014; Aceptado 25 Enero, 2015)
RESUMEN: El modo de organizarse y relacionarse ha sufrido profundos cambios desde la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación
(TIC). La presencia de éstas es cada vez más frecuente y necesaria. La evaluación de las consecuencias del uso de las TIC es importante a nivel general, pero
más aún en poblaciones específicas como en las personas diagnosticadas con
trastorno mental grave (TMG). Por este motivo, el objetivo de este estudio es
analizar las claves y evidencias presentes en la literatura acerca de la aplicación
y el uso de las TIC en personas con TMG, así como los beneficios y/o perjuicios
que pudieran derivarse. El análisis abarca el uso de las TIC como herramienta
de búsqueda de información, para la participación en grupos de apoyo online
y para el establecimiento de relaciones sociales. Los resultados a nivel general
indican las ventajas de las TIC para la integración en la sociedad e incluso para
la mejora clínica en personas con TMG. Sin embargo, variables como la poca
alfabetización digital, la ausencia de una buena relación terapéutica y/o ciertas
características de las TIC, pueden mermar los efectos positivos.
Palabras clave: tecnología de la información y la comunicación, esquizofrenia,
alfabetización digital e internet.
Keys and evidences of the use of ICT in severe mental disorder
ABSTRACT: The way of organizing and relating has suffered deep change since the emergence of the information and communica tiontechnologies (ICT).
Their presenceis more and more common and necessary. In general, the evaluation of the consequences of the use of ICT is important but it is even more in
specific population such as peoplediagnosedwithsevere mental disorder (SMD).
For this reason, the objetive of this study is to analyze the information reported
in the literature about the keys and evidences of the application and use of ICT
in people with SMD, as well as the benefits and damages of them. The analysis
includes the use of ICT as search tool, for participation in online support groups
and for the development of social relationships. In general, the results show the
advantages of ICT for social integration and clinical improvement of the people
with SMD. Nevertheless, some variables can reduce the positive effects such as
the little digital literacy, the lack of therapy relation and several features of ICT.
Keywords: information and communication technologies, schizophrenia, digital
literacy and internet.
*Correspondencia: Juana María Mateu Mateu, Departamento de Psicología de la Universidad de
Almería, Carretera Sacramento s/n, 04120, La Cañada de San Urbano (Almería).
E-mail: [email protected]
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MATEU ET AL. El uso de las TIC en trastorno mental grave
INTRODUCCIÓN
Desde la irrupción a finales del siglo XX y principios del XXI de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la sociedad, estos
recursos han ido adquiriendo un papel más recurrente y relevante en nuestro
día a día. Como es bien sabido, el surgimiento de importantes innovaciones
tecnológicas ha implicado cambios en la estructura económica, social y laboral,
así como en el comportamiento habitual de las personas (Gergen, 1992). La aplicación de las TIC en la sociedad moderna del s.XXI ha facilitado el avance y la
expansión de numerosas actividades como el comercio, la ciencia, la educación
o la comunicación a distancia, entre otras. La relevancia de éstas es tal, que el
nivel de acceso que un país tiene a las TIC es considerado un indicador de desarrollo por el Banco Mundial de Datos (World Bank Institute, 2008). Uno de los
datos que muestra la importante presencia de las TIC en España es el aumento en
diez años de los usuarios que se conectaron, al menos una vez a Internet desde
cualquier tipo de dispositivo, siendo el 39.9% de la población en el año 2003 y el
71,6% en el año 2013 (World Bank Institute, 2015). El aumento del uso de esta
TIC junto a otras se ha producido en la población general debido al fácil acceso,
el abaratamiento y la existencia de un amplio catálogo de dispositivos que se
ajustan a las necesidades del consumidor.
A lo largo de la literatura científica se puede observar el interés por estudiar
las consecuencias que a nivel psicológico pueden tener el uso de las TIC. A nivel
general, se ha analizado la influencia sobre aspectos del autoconocimiento como
por ejemplo, la identidad del “Yo” (p.ej., García Montes, Caballero Muñoz y
Pérez Álvarez, 2006) o la autoestima (p.ej., Gonzales y Hancock, 2010) entre
otros. Además, se ha investigado los efectos sobre las prácticas sociales y las
relaciones interpersonales (p.ej., AmichaiHamburguer y Hayat, 2011; Cáceres,
Ruiz y Brändle, 2009; García y Del Hoyo, 2013). Entre estos tipos de estudios
se hallan los que tienen como objetivo analizar el uso de las TIC en poblaciones
específicas ya sea en poblaciones con problemas de salud física (p.ej., Abt, Pablo, Serrano, Fernández y Martín, 2013; Greene, Niteesh, Choudhry, Kilabuk,
Shrank, 2010) o en poblaciones con algún trastorno psicológico (p.ej., Buffardi y
Campbell, 2008; Haker, Lauber y Rössler, 2005; Vázquez y Martínez, 2011). Éstos últimos, suelen centrarse en analizar los beneficios y/o perjuicios que el uso
de las TIC puede tener para estas poblaciones. Una revisión de la literatura sobre
el uso de las TIC en personas diagnosticadas con trastorno mental grave (TMG),
indica un interés reciente por la temática, en correspondencia con el aumento de
personas con TMG que han incorporado a sus vidas las TIC. Sin embargo, a nivel
general la investigación sobre las TIC es aún escasa (Kaplan, Salzer, Solomon,
Brusilovskiy y Cousounis, 2011), y suele indicar cierta controversia acerca de
las ventajas y las desventajas que el uso de las TIC pueden tener en esta población. No obstante, en los últimos años, se ha dado un mayor número de estudios
en favor a que tienen más beneficios (p.ej. Haker et al., 2005; Ritterband et al.,
2003; Veretilo y Billick, 2012) que perjuicios (p.ej. Nitzan, Shoshan, Lev-Ran y
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Fenning, 2011).
El presente estudio tiene como objetivo hacer un análisis de las claves y evidencias presentes en la literatura científica acerca de la aplicación y el uso de las
TIC en personas con TMG, así como los beneficios y/o perjuicios que pudieran
derivarse. Para ello, se analizarán el uso de las TIC como instrumento para la
obtención de la información, el acceso a grupos de apoyo a través de foros, chats
y webs, y el uso de las redes sociales en TMG.
Las TIC como instrumento para la búsqueda de información sobre TMG
El fácil acceso y la obtención inmediata de la información requerida hacen
que Internet sea una de las herramientas principales para la búsqueda de cualquier
tipo de información. El interés por este instrumento como medio de obtención
de información clínica es cada vez más frecuente en la sociedad, observándose
tendencias distintas entre los diversos grupos poblacionales (Jiménez, García,
Martín y Bermúdez, 2007). Frecuentemente, suelen ser personas adultas (Jiménez et al., 2007) con necesidad de resolver inmediatamente una duda o completar
una información dada por el profesional sanitario. Además, las personas con una
enfermedad mental o un trastorno psíquico que por su diagnóstico pueden ser estigmatizadas, serán las que más usen este medio (Berger, Wagner y Baker, 2005;
Goldstein, 2002). De este modo, se refugian en el anonimato que ofrece internet
y evitan ir a organismos públicos o centros sanitarios en los que puedan ser vistos
y consecuentemente estigmatizados.
Las personas con TMG usuarias de internet reconocen haber buscado información sobre su trastorno o temas relacionados con él. La introducción de este
recurso en la vida de las personas con TMG para la obtención de más información sobre el trastorno ha dado lugar a estudios en los que se investigan los recursos online utilizados (p.ej., Haker et al., 2005; Kaplan et al., 2011; Mazanderani,
O´Neill y Powell, 2013; Schrank, Sibitz, Unger y Amering, 2010), así como la
calidad de la información de los sitios webs (p.ej., Gorczynski, Patel y Ganguli,
2013; Read, 2008). Respecto a los recursos online utilizados, lo más frecuente es
el acceso a la información a través de las páginas webs obtenidas como resultado
del uso de un buscador y/o la participación en comunidades virtuales (p. ej., foros
y chats) específicas para personas con TMG o bien problemas de salud mental.
Schrank et al., (2010) realizaron un estudio cualitativo a 26 personas con
TMG, los cuáles informaron que el principal tema buscado en Internet fue sobre
medicación, concretamente los efectos secundarios, así como la existencia de
nuevos medicamentos que pudieran tener menos efectos secundarios. El siguiente tema más buscado hacía referencia al diagnóstico y la génesis del trastorno. La
necesidad de buscar estas temáticas en Internet, además del miedo a ser estigmatizados, se corresponde con las quejas de desconocimiento acerca del trastorno
debido a la información insuficiente aportada por los profesionales de salud mental y/o la ausencia de respuestas a las cuestiones planteadas en consulta (Guada
y Venable, 2011; Dixon, Lucksted, Medoff, Burland y Stewart, 2011; Schrank et
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al., 2010).
Diversos autores (p.ej., Berger et al., 2005; Schrank et al., 2010); indican que
la calidad de la información recibida suele ser sobreestimada por las personas
con TMG. Estas personas suelen manifestar cierto temor de comentar la búsqueda de la información a su sanitario por si éste lo ve como una ofensa a su labor
terapéutica. Sin embargo, este miedo no está presente cuando hay una buena
relación terapéutica o bien el profesional respondió con naturalidad la primera
vez que fue preguntado.
La preocupación porque Internet sea la única herramienta de obtención de
información sobre salud ha llevado al interés por analizar la calidad de la información de las páginas webs, ya que si esta información es errónea o incompleta
podría suponer una barrera para la adherencia al tratamiento o incluso para el
establecimiento de la relación terapéutica. Read (2008) analizó la información
contenida en 50 páginas webs y la comparó en relación a si la web era financiada
por una empresa farmacéutica o por una empresa ajena a ésta. Los resultados de
este estudio indicaron que la información aportada en la mayoría de los casos
era incompleta. Además, las financiadas por la industria farmacéutica tendían a
sesgar la información a favor de sus intereses económicos. Por ejemplo, las webs
de compañías farmacéuticas fueron significativamente más propensas a explicar
la génesis del trastorno a través de factores biogenéticos, omitiendo en muchos
casos los factores psicosociales. Al igual que omitían la eficacia de las terapias
psicológicas demostrada por la literatura (p.ej., Bach y Hayes, 2002; Gaudiano y
Herbert, 2006; Gould, Mueser, Bolton, Mays y Goff, 2001) y sobreestimaban la
eficacia de los medicamentos antipsicóticos sin mencionar los resultados negativos para ciertos síntomas o la tasa de abandonos debido a los efectos secundarios
ya conocidos (Gónzalez y Pérez, 2007; Lieberman et al., 2005; Ross y Read,
2004 citado en Read, 2008). Akram, Boyter y Thompson (2010) en las 33 webs
analizadas sobre medicación antipsicótica también hallaron información incompleta, al igual que les sucedieron a Gorczynski, Patel y Gaguli (2013) en el análisis de información sobre la actividad física y el deporte para personas con TMG.
Puesto que el uso de Internet es una realidad cada vez más presente, los profesionales deberían tenerlo en cuenta, dando más explicaciones sobre el trastorno y
la confianza al paciente para preguntar sobre él. De esta manera, podrían contrastar la veracidad de la información obtenida a través de medios electrónicos. A su
vez, debido a los buenos resultados obtenidos por las intervenciones psicoeducativas (p.ej., Dixon et al., 2004; Vigod et al., 2013) sería conveniente llevar a cabo
en los organismos competentes programas psicoeducativos dirigidos tanto a las
personas con el diagnóstico como a los familiares. Para aquellas personas cuya
asistencia física al programa pueda suponer una barrera por el miedo al posible
estigma o por la dificultad geográfica, la participación en un programa psicoeducativo online podría ser una solución.
Soto-Pérez y Franco-Martín (2014) desarrollaron un programa de intervención psicoeducativa (PsicoEd) para esquizofrenia administrado bajo dos modalidades, una presencial y otra online (los participantes de esta modalidad, tenían
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inconvenientes para acudir al presencial). Compararon la eficacia entre ambas
modalidades y entre un grupo control. Los resultados obtenidos respecto al conocimiento del trastorno mostraron que los efectos de ambas modalidades fueron
significativamente mayores en comparación al grupo control, sin embargo, entre
ambas no hubo diferencias significativas aunque la presencial tuvo mejores resultados en el aprendizaje de conductas y la disminución de información errónea.
A la vista de los resultados, podría decirse que los programas psicoeducativos
online pueden ser una solución no sustitutiva de los programas presenciales pero
sí especialmente útiles para cuando el acceso a éstos no es viable.
El acceso a foros o chats de autoayuda es otro medio por el que obtienen
información al compartir el conocimiento de su trastorno con otras personas.
Sin embargo, estos foros pueden desempeñar una función más social que informativa, pues permiten el intercambio de experiencias entre los usuarios lo que
implica interacciones sociales online. Por este motivo, este tipo de TIC se va a
tratar en el siguiente apartado.
Grupos de apoyo/autoayuda para personas con TMG: foros, chats y webs
Los foros o chats diseñados como grupos de apoyo o autoayuda principalmente tienen la función de permitir el intercambio de experiencias entre personas
con alguna enfermedad concreta, cuidadores y/o familiares de enfermos, de tal
manera que dicha experiencias sirvan de apoyo para personas con situaciones
similares. La literatura sobre los beneficios de los grupos de apoyo en línea aún
es escasa, aunque se muestran como una alternativa cuando hay dificultad para
participar de forma presencial en grupos (Ritterband et al., 2003), o bien, la persona prefiere guardar su anonimato por miedo al estigma (Houston, Cooper y
Ford, 2002).
Los resultados de los estudios sobre grupos de apoyo online para personas
con TMG muestran que en la mayoría de las ocasiones pueden ser beneficiosos
(Hakeret al., 2005., Kummervold, et al., 2001) salvo cuando hay una gran implicación emocional por parte del participante (Kaplan et al., 2010).
Principalmente, los foros suelen ser utilizados por esta población para la
divulgación de experiencias personales y el intercambio de información sobre
la medicación, los síntomas y las terapias psicológicas (Perron, 2002; Haker et
al., 2005). Este intercambio de experiencias en muchos casos enriquece a los
participantes aumentando su conocimiento e incluso teniendo esperanza cuando
alguien expresa su mejoría.
Sin embargo, a diferencia de los resultados positivos que reporta una implicación emocional por parte de usuarios con otras enfermedades en los grupos de
apoyo (p.ej., Houston et al., 2002; Winzelberg et al., 2003), en el caso de las personas con TMG no parece ser tan beneficiosa dicha implicación (Kaplan et al.,
2010). En un ensayo controlado desarrollado por Kaplan et al., (2010) se diseñó
un foro cumpliendo con las características habituales de éstos (no estructurados
y no moderados). Se registraron medidas pre y post de bienestar psicológico y
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angustia, así como una entrevista sobre la experiencia en el foro. Los resultados
indicaron que una mayor participación e implicación correlacionaba con una disminución del bienestar psicológico y mayores niveles de angustia, aunque los
participantes informaron tener experiencias positivas al participar. No obstante,
teniendo en cuenta que es una correlación, el aumento de la participación podría
corresponder a periodos de sufrimiento (lo que explicaría los niveles obtenidos
en angustia y bienestar psicológico) acudiendo el participante al foro como medida de apoyo.
En un estudio reciente realizado por Naslund, Grande, Aschbrenner y Elwyn
(2014) se analizó en Youtube 19 vídeos de personas que se identificaron como
personas con TMG y sus 3.044 comentarios correspondientes. De este análisis se
desprende cuatro funciones que podrían desempeñar en los usuarios los vídeos y
los comentarios: a) búsqueda de apoyo, b) disminuir la sensación de aislamiento
y aumentar la de normalidad, c) compartir estrategias de afrontamiento y d) información sobre la experiencia con medicamentos y la atención sanitaria.Teniendo en cuenta la importante limitación de no hacer una evaluación clínica de cada
participante y únicamente basarse en las verbalizaciones que éstos mostraban
con sus comentarios, los autores indican que las funciones comentadas anteriormente parecen ser positivas para los usuarios.
El beneficio que los grupos de apoyo pueden dar a las personas con TMG
parece evidente al igual que con el resto de poblaciones. No obstante, la importancia de que la implicación emocional pueda ser un hándicap ha de seguir investigándose a través de estudios controlados como el de Kaplan et al., (2010) pero
evaluando qué función o funciones y consecuencias tienen para cada persona la
participación en estos foros.
Uso de las redes sociales en TMG
En los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística
(2014), se indica que más de la mitad de la población española (51,1%) hace
uso de las redes sociales. La comunicación online conlleva ciertas características
tales como, la distorsión entre la percepción espacial y la distancia geográfica
o la ausencia de elementos claves en la comunicación como es el lenguaje no
verbal. Además, la comunicación a través de las redes sociales tiene el objetivo
final de compartir con tu lista de contactos información personal, pudiéndose ver
afectada la intimidad de la persona (Curtis, 2007) y más aún en aquellas que sean
principiantes en el uso de éstas.
El interés principal de la literatura se ha centrado en investigar cómo las características de la comunicación online puede influir en el desarrollo de delirios
(p. ej., Catalano, Catalano, Embi y Frankel, 1999; Compton, 2003) y si el uso de
las redes sociales puede ser beneficioso para esta población. Hasta el momento,
la literatura presente tiende a indicar que las redes sociales, en algunos casos,
pueden tener efectos adversos para las personas con TMG (Krishna et al., 2010).
Miller, Stewart, Schrimsher, Peeples y Buckley (2014) en su estudio sobre el
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uso de las TIC en TMG encontraron que, de 80 participantes, del 18% al 36%
de los encuestados indicaban asociación entre el uso de las redes sociales y el
empeoramiento de uno o varios síntomas psiquiátricos como la depresión o las
alucinaciones. Además de la evidencia de los efectos adversos en personas diagnosticadas, el uso de las redes sociales o la comunicación online se ha relacionado con la aparición de sintomatología psicótica en personas sin antecedentes,
como ocurrió en los tres casos presentados por Nitzan et al., (2011).
Un análisis de los casos presentados en la literatura que indican esos efectos
negativos nos dirige a ciertas características de éstos que pueden ser influyentes
para que esta herramienta no haya sido beneficiosa para ellos. El principal
elemento presente en la mayoría de casos desfavorables es la escasa alfabetización
digital. La ignorancia hacia el funcionamiento de la comunicación online puede
dar lugar a malas interpretaciones en las interacciones con los demás o a un
uso indeseado de la red social que a la larga puede favorecer a la formación de
síntomas psicóticos. Otro elemento común en algunos casos es acudir a estas
redes sociales creyendo que serán la solución al malestar psicológico.
Veretilo y Bates (2012) exponen un caso en el que la red social Facebook
fue una ayuda para la recuperación de la persona, pues sirvió de medio para que
volviera a establecer relaciones personales. Las claves de este caso se centran en
que la persona tenía conocimientos previos del funcionamiento de este tipo de
TIC y además, había una buena relación terapéutica con el terapeuta. El hecho
de confiar en el terapeuta permitía que el paciente expresara sus preocupaciones,
temores, etc., ante el uso de Facebook y, pese a tener ese temor, siguiera exponiéndose al contacto virtual con otras personas para posteriormente llevarlo a la
vida real.
En Spinzy, Nitzan, Becker, Bloch y Fennig, (2012) se comparó el uso de
las redes sociales entre población con síntomas psicóticos y población sin
diagnóstico. Los resultados no indicaron diferencias a la hora de comunicarse
a través de las redes sociales. Ambos grupos además de conocer a personas y
comunicarse con ellas virtualmente, muchos establecieron contacto físico e
incluso llegaron a ser personas determinantes en sus vidas.
Por lo tanto, el uso de la comunicación online, al igual que en la población
general, puede tener beneficios siempre y cuando se use con conocimiento del
funcionamiento de esta tecnología. De esta forma, se disminuiría la probabilidad
de que ciertas características de esta comunicación puedan favorecer a la
formación de delirios. Por otro lado, sería conveniente que los profesionales
tuvieran en cuenta en sus evaluaciones la utilización de este medio, para informar
(si fuera necesario) de las características de este tipo de comunicación, así como
evaluar la posible utilidad para facilitar el establecimiento de relaciones sociales
y su exposición en la vida real.
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CONCLUSIÓN
La implantación generalizada de las TIC en la sociedad está generando
cambios en el modo de establecer relaciones sociales, laborales, y económicas.
El buen uso de las TIC ha permitido que estos cambios sean en pros al desarrollo
de la sociedad. La multitud de dispositivos y el aumento de la demanda han dado
lugar a que el acceso a estas herramientas sea viable para muchas personas, lo
que a su vez implica la generalización de estos medios para la gestión de trámites
como por ejemplo, los pertenecientes a organismos públicos o la búsqueda de
empleo. Por este motivo, el acercamiento de las TIC a grupos vulnerables como
puede ser las personas con TMG favorece a su integración en la sociedad, pudiendo comportarse igual a cómo actúan el resto de la sociedad.
El hecho de que ciertas características de las TIC puedan influir en el desarrollo de delirios no debe ser una limitación para el acercamiento a estas tecnologías, sino un elemento a tener en cuenta por el terapeuta de cara a las evaluaciones e intervenciones (Nitzan et al., 2011).
Por otro lado, no se puede controlar la información presente en la red pero
sí se puede mejorar la información aportada a los usuarios de Salud Mental así
como darles la confianza para que acudan a ellos a la hora de resolver sus dudas.
Además, para solventar barreras como el estigma o la falta de transporte y la
accesibilidad a los servicios, podrían desarrollarse programas psicoeducativos
online como el desarrollado por Soto-Pérez y Franco-Martín (2014).
Respecto a los beneficios y/o perjuicios que el uso de los grupos de ayuda
online o las redes sociales tienen para las personas con TMG, éstos generalmente
van a depender de las características individuales tales como la alfabetización
digital, la cronicidad del trastorno, el objetivo con el que se accede a este medio,
etc. Estos medios, al igual que para la población normal, pueden ser una vía
para compartir información útil, comunicarse con otros y establecer o restablecer
relaciones sociales. Estas nuevas experiencias interpersonales pueden favorecer
a salir del aislamiento social que generalmente suelen tener y volver a recuperar
una vida social normal. Pese a los beneficios, los profesionales han de conocer y
seguir investigando cómo estas TIC debido a sus características pueden influir en
algunos casos al empeoramiento o en la aparición de síntomas psicóticos.
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