CEP: El Coliseo de la transición Robert Funk , La Tercera May. 15 , 2013 Pasando por el Club de la Unión del centro, uno a veces tiene la sensación que huele a formaldehído. En parte porque hoy por hoy la élite es más diversa que hace un siglo, y por otro porque un sector de la élite se fue a El Golf y Sanhattan, hace tiempo que el venerable Club dejó de ser un centro donde se reúnen los grandes tomadores de decisiones. Otro motivo es que, durante las últimas décadas, y particularmente bajo la conducción de Arturo Fontaine, el Centro de Estudios Públicos (CEP) se transformó en el nuevo punto de encuentro de las élites económicas e intelectuales del país. Los seminarios, publicaciones y encuestas del CEP contaban con un sello de calidad y seriedad que traspasaba cualquier crítica ideológica. Es probable que haya razones de fondo por las cuales el Directorio del CEP haya tomado la decisión de desvincular a Fontaine como director. Lo que es evidente es que no pidieron su renuncia por su ‘bajo perfil mediático’, pues el CEP siempre ha disfrutado de un posicionamiento privilegiado entre los centros de estudio. El que el director del mismo haya optado por despersonalizar las relaciones públicas es un mérito, no un motivo de despido. Puede ser que a ciertos sectores políticos no les haya gustado que desde el auditorio CEPiano haya emanado la crítica a los resultados de la encuesta CASEN 2011, o la colaboración política e intelectual con CIEPLAN que resultó en una serie de propuestas de reforma política y tributaria. A los que pagan les gusta poner la música, y en la compleja coyuntura nacional tal vez prefieren un centro que defienda sus intereses. Eso no es, en sí, poco razonable. Pero ¿será la decisión correcta? El modelo del CEP con Fontaine a su cabeza ofrecía un espacio en que todas las posturas políticas pudieran ser discutidas, pero casi siempre eran las posturas del propio sistema. Derecha e izquierda, gobierno y oposición. El CEP era el Coliseo de la Transición. Discusión libre, by invitation only. El binominal de los centros de estudio. Si es que los miembros del directorio esperan que el CEP ahora se transforme en un espacio más limitado, desde el cual se defienda una cierta visión del mundo, están tomando pasos en la dirección equivocada, pero sería otra señal del agotamiento del consociativismo en la política chilena. Ahora el Centro de Estudios Públicos, como el resto del país, entra en una nueva etapa, en que la discusión debe ser más abierta, con verdades más cuestionadas, no menos. Chile requiere más espacios de dialogo y discusión, no menos; producción de investigación y no de dogmas. Ahora los directores tendrán que decidir si quieren que su centro sea un club o un coliseo.