JULIO DOMINGO 7 Palacio de Carlos V, 22.30 h Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán Michael Barenboim violín Christoph Eschenbach director Patrocinador Principal Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán Michael Barenboim violín Christoph Eschenbach director I LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827) Concierto para violín y orquesta en Re mayor, op.61 (45 min) Allegro ma non troppo Larghetto Rondo. Allegro II PIOTR ILICH CHAIKOVSKI (1840-1893) Sinfonía núm. 4 en Fa menor, op. 36 (42 min) Andante sostenuto - Moderato con anima Andantino in modo di canzone Scherzo. Pizzicato ostinato. Allegro Finale: Allegro con fuoco Patrocinador principal de la Orquesta Concierto transmitido en directo por RNE-Radio Clásica y la Unión de Radiodifusión Europea (UER) Golpes del destino « ¿Hay relleno en Beethoven, entendiendo por tal algo que siendo bueno es superfluo?» Quizá Chaikovski se hizo la pregunta en alguna ocasión. Así lo afirma su biógrafa Alexandra Orlova, autora de Un autorretrato escrito a partir de cartas y diarios. «Definitivamente no, en mi opinión. Por el contrario, cuando se le estudia asombra la manera en la que todo, en este gigante entre los músicos, tiene la misma importancia, la misma plenitud de significación y poder, y a la vez impresiona la manera en la que es capaz de controlar el increíble empuje de su colosal inspiración sin perder nunca el equilibrio y la perfección formal». Es curioso cómo el tiempo cambia la percepción de las cosas. Chaikovski y todos sus coetáneos, más aún, todo el siglo XIX, vive admirando la obra de Beethoven. No era cuestión de fe sino la constatación de una certeza que crece según avanza el tiempo. El día que Beethoven murió, Viena entera le rindió homenaje bajo el convencimiento de que la música acababa de perder a un gigante superado por la música de moda. El espíritu de la ciudad lo encarna un joven Franz Schubert, a punto también de morir, cuya obra respira aparente ligereza y sencilla comunicabilidad. A Beethoven se le tiene por un sabio que ha seguido su propio camino sin acabar de entender lo que sucede a su alrededor. La cuestión viene de largo. Veintiún años antes, en 1906, estrena un concierto para violín abocado al fracaso. Beethoven entregó la partitura con el tiempo justo de que Franz Clement la leyera a primera vista. De inmediato se tilda a la obra de «confusa»: «la continuidad se ve constantemente interrumpida – escribió en la prensa Johann Nepomuk Möser– y la interminable repetición de unos cuantos pasajes llenos de lugares comunes conducen al hartazgo». Al fracaso vienés siguieron otros en Berlín, París y Viena, hasta que en 1844 Mendelssohn retomó la obra dirigiéndola en Londres junto a Joseph Joachim, de tan solo trece años de edad. El joven prodigio acabará considerando a la partitura el «concierto de los conciertos». Para entonces Beethoven ya era indiscutible desde cualquier punto de vista. Se escribirá sobre «la ternura de la expresión» que fue, no por casualidad, una de las virtudes que el autor vio en Clement, el mejor violinista de la Viena de entonces y director en el estreno de la tercera sinfonía. Se reconocerá el valor del primer concierto moderno en la historia del violín incluyendo su capacidad de comunicación, la rotundidad, la sensación de improvisada continuidad, el carácter sombrío y trágico, y también su exaltado melodismo acorde con la plenitud sentimental que Beethoven disfruta en aquel momento. « ¿Cómo poder expresar por medio de palabras las sensaciones indefinibles que nos inundan en el momento de escribir una obra instrumental que no tiene en sí misma un propósito definido? –escribió Chaikovski a Nadezhda F. von Meck–. Es un proceso puramente lírico. Una confesión musical, el secreto de un alma que pronta a estallar por los golpes de la vida, se derrama en sonidos en virtud de su esencia, tal y como el poeta lírico se expansiona en sus versos. La diferencia estriba en que la música posee unos medios expresivos incomparablemente más ricos y un lenguaje mucho más sutil para dar vida a mil emociones diferentes». El secreto de Beethoven también es una de las virtudes del reflexivo Chaikovski cuya música era representación de una manera de ser afianzada en la sociedad burguesa del momento. Lo decía Stravinski al explicar que Chaikovski no mostraba en su obra una imagen del pasado, sino de aquel presente caracterizado por el refinamiento de la alta sociedad rusa donde se hacía uso del francés como segunda lengua, se educaba a los niños con institutrices, se tenía amas de llaves suiza, alemanas o inglesas… y se veraneaba en el campo. Por eso la fusión entre lo cosmopolita, bien representado en el uso de determinadas danzas cultas, y el canto popular inunda la práctica totalidad de su producción. Hay un ejemplo en el pizzicato ostinato del tercer movimiento de la cuarta sinfonía donde las cuerdas imitan a una orquesta de balalaikas. Curiosamente los temas melódicos de Chaikovski son poco aptos para el desarrollo temático que exige la forma sinfónica de tradición clásica, de ahí su queja sobre la aprehensión de la forma. Subyace en ellos y en su posterior tratamiento la idea literaria como apoyo interno a la música, lo que convierte a las obras en virtuales poemas sinfónicos donde se «expresan esos inefables anhelos que se esconden en el corazón y que piden ansiosamente ser expresados». Así, la cuarta sinfonía nace a la sombra del fracaso matrimonial con una antigua alumna, Antonina Ivanovna Miliukova con quien se vinculó en julio de 1877. Fue una unión puramente formal que colocó al autor al borde del suicidio llevándole hacia la expresión sentimental de una persecución que pugnaba con el lírico deseo de olvidar una «situación miserable». La Cuarta sinfonía es la primera en la que se dibuja un programa interno facilitado por el propio compositor, la primera surgida de la autoconfianza alcanzada gracias al apoyo de su amiga Von Meck. A ella explicaba «nuestra sinfonía» en aquella carta escrita en Florencia, destacando el tema principal en forma de fanfarria: «Es el fatum, el destino [tan próximo a los golpes de timbal del concierto de Beethoven], esa fuerza funesta que nos impide alcanzar la felicidad…, que cuelga sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles y constantemente atormenta nuestra almas». Con razón, «in movimiento di valse» se convierte por mor de su persistente ritmo en una siniestra danza apenas interrumpida por algún momento lírico y la reaparición de un nuevo tema. El detalle popular destaca en el segundo movimiento en la melodía del oboe y aún alcanza al Scherzo con su ilustración de la vida campestre. Para más ahondar, el Finale parte de una canción incluida por Rimski-Korsakov en una colección de obras populares y usada por Balakirev en la Obertura sobre tres canciones populares rusas. Chaikovski la adapta melódica y métricamente como difuso dibujo de una fiesta popular que, en creciente intensidad, refleja la animación producida por la bebida (así se cuenta). © Alberto González Lapuente Filarmonica della Scala Creada en 1982 bajo la iniciativa de Claudio Abbado, entonces director musical del Teatro della Scala, esta formación nació con el propósito de ampliar la interpretación del repertorio sinfónico y con el objetivo de llegar a competir con las orquestas sinfónicas más importantes del mundo. La iniciativa encontró amplio consenso por parte del mundo económico y cultural de Milán, lo cual favoreció la participación de numerosos patrocinadores. La selección artística fue llevada a cabo por una delegación de profesores de la orquesta, con lo que se consiguió una estructura de organización autónoma respecto al Teatro Alla Scala. El proyecto inicial de Abbado de llevar la orquesta al máximo nivel artístico mundial siguió adelante gracias a las colaboraciones con prestigiosos directores, entre ellos Carlo Maria Giulini que dirigió a la orquesta en las principales capitales europeas. La orquesta actúa con regularidad bajo la batuta de Lorin Maazel, Georges Prêtre y Wolfgang Sawallisch, con directores invitados como Leonard Bernstein y Seiji Ozawa y, en 1985 con Riccardo Muti quien asumió dos años después el cargo de director principal. Muti dirige numerosos conciertos afianzando la reputación de la orquesta en Italia y en el extranjero, tocando en las principales capitales de música de Europa y de Asia, incluyendo el Festival de Salzburgo y Lucerna. La Filarmónica ha colaborado de forma regular con conocidos solistas como Maurizio Pollini, Radu Lupu, Yo Yo Ma, Rostropovich, Kremer, Vengerov, Repin y ha desarrollado una extensa actividad discográfica destacando la grabación de las sinfonías de Beethoven con Carlo Maria Giulini, las cantatas de Rossini con Riccardo Chailly y la integral de las sinfonías de Beethoven bajo la dirección de Riccardo Muti. Paralelamente, la orquesta intensifica su trabajo en el campo de la música contemporánea con encargos anuales de obras a importantes compositores italianos y extranjeros. Directores como Valery Gergiev, Giuseppe Sinopoli, Riccardo Chailly y Myung-Whun Chung han sido algunos directores con los que ha trabajado y ampliado diversos campos del repertorio. Malher, Strauss, di Sinopoli, el repertorio ruso de Gergiev, las exploraciones de Chailly y Chung en el mundo sonoro de Messiaen, junto a la constante dedicación de Riccardo Muti en el repertorio clásico dan la posibilidad, por vez primera a una orquesta italiana, de incorporarse y destacar en el circuito internacional. En los últimos años la Filarmónica ha intensificado su estrecha colaboración con Riccardo Chailly, Myung-Whun Chung y Daniele Gatti, dando paso a una nueva generación de directores emergentes: Gustavo Dudamel, Philippe Jordan y Robin Ticciati. Una memorable Erica de Beethoven inauguró la colaboración de la orquesta con Daniel Barenboim, que tras la apertura de dos temporadas consecutivas dirigió la orquesta en una apretada agenda concertística estival. Con una presencia constante en las principales ciudades de Japón y una relación privilegiada con su público, la Filarmónica, bajo la dirección del maestro Muti, es recibida con mayor entusiasmo si cabe, en cada una de sus giras. Debutó en Seúl y en Kuala Lumpur en 2006, siempre con Riccardo Muti. Asimismo, con dicho director, la orquesta inauguró una serie de conciertos en el Musikverein de Viena, con el relevo de Daniele Gatti en noviembre de 2008. Con Myung-Whun Cheng en el podio, la orquesta debutó en Berlín y realizó una gira en Varsovia y Moscú. En el 2007 la orquesta celebró su 25º Aniversario así como el 50º Aniversario de la muerte de Arturo Toscanini y debutó en los Estados Unidos y Canadá. La gira que la orquesta llevó a cabo, dirigida por Riccardo Chailly, y en colaboración con Friends of Fai, fue altamente elogiada por la prensa americana: el Washington Post calificó el concierto como el “mejor concierto clásico del año”. En septiembre de 2008 Myung-Whun Chung, uno de los directores de referencia para la orquesta, a la que ha dirigido en más de cincuenta conciertos, estuvo a su cabeza en una gira de gran envergadura sellando el regreso de la orquesta a Japón y a Corea con la participación de Lang Lang, y su debut en China. Entre los compromisos de la temporada 2008/2009 cabe mencionar la vuelta al Musikverein con Daniele Gatti en noviembre, y el debut en la Filarmónica de Berlín con Daniel Barenboim en abril. Con dicho director el conjunto celebró conciertos en Atenas, Estanbul, Luxemburgo y Wiesbaden, y realizaron una gira por Escandinavia con Myung-Whun Chung. La Filarmónica della Scala está comprometida con la difusión de la música, trabajando e innovando para hacerla llegar a todo tipo de público. Con medidas como la reducción del precio de las entradas de los conciertos a cinco euros -llegando a ser más baratas que una entrada para el cine-, la apertura de las puertas a estudiantes e instituciones benéficas durante sus ensayos y la celebración de conciertos en grandes espacios -como el concierto anual en el Palasharp per MiTo, que este año ha reunido a más de 7.400 personas-, la orquesta aspira desde su fundación a conseguir el mayor número posible de oyentes a través de los medios de comunicación. Por ejemplo, dio su primer concierto retransmitido en Canale 5 el 18 de abril de 1982, dirigida por Georges Prêtre. La relación con Mediaset se ha desarrollado con la retransmisión televisiva de todos sus conciertos en Domenica in concerto en Canale 5, la retransmisión televisiva cultural más antigua en la historia de la televisión italiana. Al mismo tiempo la orquesta ha estrechado la colaboración con Radio3 que retransmite cada año en directo una selección de la temporada. Finalizada la relación con Mediaset, la Filarmónica se ha decantado por el material de vídeo de alta definición a través de su colaboración con Musicom. Cada año se retoman una selección de los conciertos, algunos de ellos retransmitidos por Rai3 en colaboración con RaiTrade y La7. Desde la temporada 2007/2008 los conciertos grabados en vídeo son retransmitidos en streaming en directo en la web www.filarmonica.it. Las actividades de la Filarmónica de la Scala no están subvencionadas con fondos públicos, pero reciben el apoyo del banco UniCredit, su principal socio institucional. Christoph Eschenbach Christoph Eschenbach, director musical de la Orquesta Sinfónica Nacional y del John F. Kennedy Center for the Performing Arts en Washington DC, es habitualmente solicitado como director invitado por las orquestas y los teatros más importantes del mundo. Apadrinado por George Szell y Herbert von Karajan, Eschenbach ha sido a lo largo de cinco décadas de trabajo Director Titular y Artístico de la Orquesta Tonhalle, de la Sinfónica de Houston, director del Festival de Ravinia, de la Orquesta de Filadelfia, de la Orquesta Sinfónica de la NDR, de la Orquesta de París y Director Artístico del Festival de Schleswig-Holstein. Recientemente ha trabajado con la Filarmónica de Viena, la Orquesta de Filadelfia, la Filarmónica de Londres en el Royal Festival Hall y en una gira por China, la Orquesta Sinfónica de la NDR, la Ópera de París, una gira por Europa con la Staatskapelle de Dresde, la Orquesta de París, la dirección de Turangalila de Messiaen con la Orquesta Sinfónica Nacional, y conciertos con la Filarmónica de Múnich, la Orquesta Sinfónica NDR, la Orquesta Gewandhaus de Leipzig y la Filarmónica de Londres. Director Principal de la Orquesta de la Academia Internacional del Festival de Schleswig-Holstein desde 2004, dirige en Alemania y en giras con dicha formación. En 2012, con la Filarmónica de Viena, giró por Australia, Japón, Hong Kong y Macao; celebró conciertos con la Filarmónica de Londres, Yo-Yo Ma y Renée Fleming en Londres y Omán y fue invitado por la Orquesta de París, la NDR Symphony Orchestra, la Filarmónica de Múnich y la Academia de Santa Cecilia. Como pianista, mantiene una fructífera colaboración con el barítono Matthias Goerne. En 2010, se presentó en el Festival de Música de Salzburgo, donde también dirigió en dos conciertos a la Filarmónica de Viena . Christoph Eschenbach, posee una discografía impresionante tanto como director de orquesta como pianista en las más importantes casas discográficas y ha recibido prestigiosos premios BBC Magazine al Disco del Mes, Gramophone Editors Choice y el Premio de la Crítica Alemana, entre otros. Michael Barenboim El violinista Michael Barenboim es uno de los más versátiles y talentosos artistas de su generación. Concertino de la Orquesta West-Eastern Divan desde 2003, en su breve carrera como solista ya ha interpretado con algunas de las orquestas más prestigiosas del mundo, los mejores directores, y suele aparecer regularmente en las salas de concierto más famosas, incluyendo la Filarmónica de Berlín, la Musikverein de Viena y la Royal Albert Hall de Londres. En 2011 interpretó el Concierto para violín de Schoenberg con la Mahler Chamber Orchestra bajo dirección de Pierre Boulez en el Philharmonie de Colonia, e hizo su debut con la Filarmónica de Viena en mayo de 2012. En la temporada 2012/2013 Michael Barenboim interpreta el Concierto para violín de Beethoven con la Münchner Philharmoniker bajo la batuta de Lorin Maazel en una gira por Europa, ofrece estrenos con la Orquesta Filarmónica de Israel y la Orquesta de la Comunitat Valenciana, ambos con Zubin Mehta, y con la Sinfónica NDR bajo dirección de Michael Gielen. En los EEUU, Barenboim debuta con la Orquesta Sinfónica de Chicago, de nuevo con Pierre Boulez, en la interpretación del concierto de Schoenberg. Es un activo músico de cámara que actúa regularmente en festivales como el Rheingau Musik-Festival, los festivales de música de cámara de Lucerna y Jerusalén, así como el Festival de Salzburgo, Festival Beethoven de Bonn y la Ruhr Klavier-Festival. Ha trabajado con artistas como Guy Braunstein, Frans Helmerson, Nobuko Imai, Daniel Barenboim, Karl-Heinz Steffens y Znaider Nikolai. Barenboim fundó el Cuarteto Erlenbusch en 2010 y es su primer violín. Conocido por sus interpretaciones de música contemporánea, Michael Barenboim toca regularmente obras de Elliott Carter, Sciarrino Salvatore y Pierre Boulez incluido, con este último, Anthèmes y Anthèmes 2, donde estuvo el compositor presente en varias ocasiones, sobre todo en el Festival de Lucerna y en la Ópera Estatal de Berlín, en el marco de la celebración de su ochenta y cinco cumpleaños. Michael Barenboim nació en París en 1985 y comenzó sus estudios de violín con siete años de edad. Estudió en el Rostock HMT con el Profesor Axel Wilczok y asistió regularmente a clases magistrales de Guy Braunstein. Barenboim también estudió Filosofía en la Sorbona de París. Filarmonica della Scala Violines primeros Francesco De Angelis (concertino) Francesco Manara (concertino) Daniele Pascoletti * Salvatore Quaranta * Eriko Tsuchihashi* Duccio Beluffi Rodolfo Cibin Alessandro Ferrari Agnese Ferraro Alois Hubner Fulvio Liviabella Kaori Ogasawara Andrea Pecolo Gianluca Scandola Enkeleida Sheshaj Dino Sossai Gianluca Turconi Corinne Van Eikema Elitza Demirova Claudio Mondini Francesca Monego Livio Troiano Violines segundos Giorgio Di Crosta* Pierangelo Negri* Anna Longiave Anna Salvatori Emanuela Abriani Damiano Cottalasso Stefano Dallera Silvia Guarino Ludmilla Laftchieva Paola Lutzemberger Stefano Lo Re Antonio Mastalli Roberta Miseferi Roberto Nigro Gabriele Porfidio Estela Sheshi Evgenia Staneva Francesco Tagliavini Alexia Tiberghien Lorenzo Brufatto Lorenzo Gentili Tedeschi Rita Mascagna Enrico Piccini Violas Simonide Braconi* Danilo Rossi* Matteo Amadasi Giorgio Baiocco Carlo Barato Maddalena Calderoni Marco Giubileo Joel Imperial Francesco Lattuada Emanuele Rossi Giuseppe Russo Rossi Luciano Sangalli Adelheid Dalvai Filippo Milani Eugenio Silvestri Adriana Tataru Zoran Vuckovic Violonchelos Sandro Laffranchini* Alfredo Persichilli* Massimo Polidori* Martina Lopez Jakob Ludwig Alice Cappagli Gabriele Garofano Simone Groppo Clare Ibbott Tatiana Patella Cosma Beatrice Pomarico Marcello Sirotti Massimiliano Tisserant Andrea Favalessa Gianluca Muzzolon Livia Rotondi Contrabajos Giuseppe Ettorre* Francesco Siragusa* Roberto Benatti Claudio Cappella Attilio Corradini Omar Lonati Roberto Parretti Emanuele Pedrani Claudio Pinferetti Alessandro Serra Gaetano Siragusa Flautas Marco Zoni* Andrea Manco* Piccolo Giovanni Paciello Oboes Fabien Thouand* Andrea De Francesco* Augusto Mianiti Gianni Viero Corno inglés Renato Duca Clarinetes Mauro Ferrando* Fabrizio Meloni* Christian Chiodi Latini Denis Zanchetta Clarinete bajo Stefano Cardo Fagotes Valentino Zucchiatti* Gabriele Screpis* Maurizio Orsini Nicola Meneghetti Controfagot Marion Reinhard Trompas Danilo Stagni* Jorge Monte De Fez* Roberto Miele Stefano Alessandri Claudio Martini Stefano Curci Piero Mangano Trompetas Francesco Tamiati* Gianni Dallaturca Mauro Edantippe Nicola Martelli Trombones Daniele Morandini* Riccardo Bernasconi Renato Filisetti Giuseppe Grandi Tuba Brian Earl Timbales Biagio Zoli* Percusión Gianni Arfacchia Giuseppe Cacciola Arpas Luisa Prandina* Olga Mazzia* Tastiere Lorenzo Bonoldi * Primera parte Regidor Gino Salvi Entidades colaboradoras Aceite del Poniente de Granada Chirimoya de la Costa Tropical Cordero Segureño El Grupo, S.C.A. 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