ANÁLISIS-OPINIÓN La gestión de la calidad y el marketing en los Servicios Sociales La calidad y el marketing son dos de las herramientas de gestión más aplicadas para la mejora de la prestación de servicios, especialmente en los ámbitos empresariales, sin embargo, no lo son tanto en la Administración Pública y aún menos en el campo concreto de los servicios sociales, de aquí que sea de interés, el que intentemos reflexionar sobre las posibilidades y ventajas para las organizaciones de servicios sociales lo que pueden aportar estas dos herramientas, concebidas para aumentar la rentabilidad, o lo que es lo mismo, en el campo de los servicios sociales: atender las necesidades sociales y satisfacer las expectativas de los usuarios. La calidad y el marketing intentan ofrecer las respuestas más adecuadas a las necesidades no cubiertas y procuran la mejor forma de satisfacer las necesidades conocidas. La preocupación por la calidad de los servicios sociales no es, obviamente, nada nuevo, aunque sí escasa la bibliografía en la que apoyarnos (Medina, 1996c; 1997a). Pese a ello, actualmente, parece existir un repentino y gran interés explícito por la cuestión de la calidad, lo que nos lleva a plantearnos algunas cuestiones: ¿por qué se ha intensificado este énfasis sobre la calidad? ¿por una simple moda? ¿o se trata de una forma más o menos encubierta de justificar las nuevas teorías del sistema de mercado, en la prestación de servicios sociales vinculados a la paulatina desaparición del Estado del Bienestar? Pensamos, sin embargo, que el verdadero inicio de los estudios de calidad que se ha producido, tanto en otros países de nuestro entorno como en el nuestro, ha estado y está en gran medida, unido a aspectos económicos, MANUEL ENRIQUE MEDINA TORNERO Profesor de Servicios Sociales. Escuela Universitaria de Trabajo Social. Universidad de Murcia concretamente a la restricción económica y a la búsqueda de la rentabilidad de los escasos recursos estatales. Pero también existen otras voces que vinculan el auge de la calidad, exclusivamente ligado a la rentabilidad, esté situado el elemento productor en la empresa pública o en la privada. En este sentido, desde nuestra perspectiva, creemos que hay que tener en cuenta que las prestaciones que se realizan en el marco del Sistema Público de Servicios Sociales se consideran un derecho y deben proporcionarse independientemente de su mayor o menor rentabilidad. Sin que tengamos que abrir aquí un debate sobre lo que vamos a entender por rentabilidad, salvo que pongamos en el fiel de la balanza la rentabilidad de los procesos y la rentabilidad de los servicios que se prestan. Sin embargo, y esto sí es bueno, se debe reflexionar y cuestionar el discurso que sitúa la productividad por delante de otras cuestiones, alejándola de términos como eficacia y eficiencia, reduciendo las prestaciones sociales a meros listados de actividades o a específicas secuencias de datos, haciendo real lo que Kaplan y Merton (1992) denunciaban refiriéndose a las asociaciones, pretendidamente no lucrativas que prestan servicios sociales, señalando que la evaluación de resultados, aquella que demuestra los efectos producidos en los usuarios, es algo más que una memoria con datos y números y deben demostrar cómo la satisfacción del usuario, unida a la mejora de los Las prestaciones que se realizan en el marco del Sistema Público de Servicios Sociales se consideran un derecho y deben proporcionarse independientemente de su mayor o menor rentabilidad. REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 13 ANÁLISIS-OPINIÓN procesos internos, las actividades de innovación organizativa y el interés por los clientes internos, serán los auténticos responsables de que podamos hablar de calidad que en definitiva debería ser la meta de una organización que se considere con perspectiva de futuro. Es preciso, sin embargo, que seamos conscientes de la existencia de una fuerte tendencia a la gestión privada como un claro exponente de aumento de la competitividad y esta orientación actual hacia la calidad se ve acelerada, según López (1994) por el marketing; por las empresas que están orientando cada vez más su actividad y su gestión hacia la calidad y por la progresiva apertura de los sistemas sociales y económicos, que conlleva un aumento de la competitividad y hace que se incluyan criterios de eficiencia económica en la realización de cualquier actividad. Comenzaremos por introducirnos en el amplio campo de la gestión de calidad, porque si no, sería muy difícil comprender el nuevo sentido que las teorías del marketing aplicado pueden proporcionar a las organizaciones prestadoras de servicios sociales, sean éstas de la Administración Pública como de iniciativa social. GESTIÓN DE CALIDAD ¿Qué se entiende por gestión de calidad? Entendemos en el marco de los servicios sociales, el conjunto de caminos mediante los cuales se consigue la calidad; incorporándolo, por tanto, al proceso de gestión, interpretado aquí como la dirección, control y coordinación de actividades que conducen a la ejecución de los servicios previstos. De este modo, una posible definición de gestión de calidad más aproximada a la realidad que nos ocupa sería la aplicación operativa de la política de calidad; es decir, la calidad puesta en acción. El principio básico que la guía es el siguiente: descubiertas las necesidades de los usuarios, satisfacerlas al menor coste posible a fin de que la organización alcance sus propios objeti- REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 14 vos de crecimiento y rentabilidad. La gestión comprende tres procesos secuenciales. En primer lugar, la planificación de la calidad es la actividad que, a partir del conocimiento de las necesidades y expectativas de los usuarios, desarrolla servicios capaces de satisfacerlas y procesos aptos para producir aquéllos. En segundo lugar, la organización de la calidad es el conjunto de estructura organizativa, recursos y procesos que se establecen para llevar a cabo la gestión de la calidad. Por último, el control de calidad, el aspecto más conocido y visible de la gestión de la calidad, abarca aquellas actividades de prevención, evaluación y corrección destinadas a conseguir que los servicios alcancen el grado de calidad preestablecido. El control de calidad es uno de los caminos para mejorar los servicios, pero no el único ni el más importante. La mejora de la calidad es un proceso diferenciado del control, del cual abarca las acciones correctoras. Comprende aquellas acciones enfocadas a eliminar los defectos, elevar el nivel de ejecución y desarrollar nuevos servicios, procesos y procedimientos que corrijan los defectos crónicos y disminuyan la posibilidad de que se produzcan otros esporádicos. Los fundamentos de la calidad son, en definitiva, el conjunto de principios, métodos y estrategias que intentan movilizar a toda la organización con el propósito de obtener la satisfacción del usuario al menor coste posible. La cali- El principio básico de gestión de calidad es el siguiente: descubiertas las necesidades de los usuarios, satisfacerlas al menor coste posible a fin de que la organización alcance sus propios objetivos de crecimiento y rentabilidad dad es un sistema de pensamiento donde la excelencia rige las decisiones y actividades de todos y cada uno de los integrantes de la organización y en todos los niveles, incluida la Dirección, que debe formular la política de calidad y constituirse en impulsora del cambio y garante del sistema de calidad. Los fundamentos de la gestión de la calidad, adaptados del mundo empresarial al ámbito de la Administración Pública, podrían resumirse en: • El objetivo es la rentabilidad y la mejora contínua • Pretende ayudar a satisfacer las necesidades del usuario • Los recursos humanos son su elemento más importante • Es preciso el trabajo en equipo para conseguirla • La comunicación, la información y la participación a todos los niveles son elementos imprescindibles • Se busca la disminución de costes mediante la prevención de las anomalías y fallos • Implica fijar objetivos de mejora permanente y la realización de un seguimiento periódico de resultados Los servicios sociales -entendidos en un sentido genérico- constituyen un tipo singular de organización que a la alta especificidad propia del ámbito de la intervención social, suma las señas de identidad características de la función pública; de modo que aplicar a este sector los objetivos antes referidos es considerado, con frecuencia, por sus protagonistas como inoportuno. Sin embargo, esa misma apertura social y económica que en los países occidentales ha promovido el auge de la calidad, primero en el sector industrial y más tarde en el de los servicios, no puede dejar intacto el mundo de los servicios sociales. En esta perspectiva, la mejora de la calidad, a través de la calidad de la gestión de los centros, constituye en nuestro país un problema que, a pesar de su ANÁLISIS-OPINIÓN importancia crítica, permanece aún sin resolver. CALIDAD TOTAL EN SERVICIOS SOCIALES Actualmente, hablar de calidad total al referirse a determinadas empresas privadas resulta común. Lo interesante, es descubrir que aquello que en el sector privado resulta operativo y funcional, está también llegando y provocando beneficios en la Administración Pública, lo que nos indica que se está produciendo una importante evolución (Centeno, 1996). La calidad total es el conjunto de principios, de métodos organizados de estrategia global, dirigido a movilizar a toda la empresa a fin de obtener la mayor satisfacción del cliente al menor coste posible (Bernillón y Cerutti, 1989). Es un proceso de mejora continua gracias al mejor conocimiento y control de todo el sistema: diseño, procesos, ejecución, información, proveedores, de forma que el producto recibido por los consumidores esté en correctas condiciones de uso (Alonso y Blanco, 1990). En el sistema de pensamiento de la calidad total, la calidad real no depende del proyecto o de la producción, ni es fruto de controles, sino que es tributario de todas las funciones de la organización. Es el resultado de una construcción paso a paso, desde la concepción del diseño del servicio hasta su prestación al usuario, el cual debe quedar satisfecho en sus expectativas. El concepto de calidad total se resume en los siguientes principios (Bernillón y Cerutti, 1989): • La calidad es hacer bien el trabajo todas las veces desde el comienzo y, por lo tanto, sin defectos. • La calidad es reducir los costes inútiles. • La calidad es prevenir. • La calidad es dirigir y gestionar óptimamente. • La calidad es responder a las nece- Los servicios sociales constituyen un tipo singular de organización que a la alta especificidad propia del ámbito de la intervención social, suma las señas de identidad características de la función pública. sidades de los clientes externos e internos. Somos conscientes de que la calidad apenas forma parte de la cultura organizativa de los servicios sociales en España, considerados tanto, desde su perspectiva de comunitarios como de especializados, y así podemos comprobarlo al manejar la escasa bibliografía existente al respecto. A modo de ejemplo señalaremos algunas de las publicaciones que tímidamente van apareciendo y conformando un espacio que deseamos siga creciendo por el bien de los servicios sociales. Desde una posición global, aborda Porcel (1997) el difícil entorno de la calidad total en el trabajo social y su aplicación a diferentes ámbitos; la gestión de calidad en los servicios sociales es objeto de reflexión en Sacanell (1996; 1998) y de forma práctica, en relación a la aportación de los círculos de calidad, Herrera (1996) presenta una experiencia de implantación en la administración local, en el área de servicios sociales del Ayuntamiento de Jaén. Sin embargo, en donde más se ha desarrollado el interés por la calidad ha sido en los servicios sociales especializados: la atención al cliente y su rela- ción con la calidad del servicio (Elorriaga et al.,1997), la importancia de los recursos humanos y la calidad en las residencias de personas con retraso mental (Forteza, 1996); experiencias de gestión de calidad total (Aguiriano,1998), la consideración de la calidad organizativa y su importancia en las instituciones para discapacitados psíquicos (Lacasta, 1998); en el amplio campo de las toxicomanías (SEIT, 1993); la evaluación de la calidad del servicio de teleasistencia (Rodríguez, 1996; IMSERSO, 1997); la evaluación de la calidad de los servicios del programa de termalismo social (IMSERSO, 1992); la evaluación de la calidad en los centros residenciales y de acogida para menores (Fernández del Valle, 1998); la asistencia de la calidad de las personas mayores: desde una perspectiva general (Ruipérez, 1988), en las residencias (Suárez, Cifuentes y Merchán, 1992), en la elaboración de protocolos de evaluación (Medina, 1993); en los centros de integración laboral (Fernández, 1996), la elaboración de estándares de calidad para la integración laboral de personas con discapacidad (MTAS y Fernández, 1997). Fuera de nuestras fronteras si bien es verdad que nos llevan algunos años REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 15 ANÁLISIS-OPINIÓN de ventaja en relación a las propuestas metodológicas de gestión y evaluación de calidad, cuando se revisa la bibliografía, la distancia ya no es tan amplia. Una reciente revisión (Alaszewski y Manyhorpe, 1993), actualizada posteriormente en 1997, señala que el nivel de producción sobre la calidad en el ámbito de los servicios sociales deja mucho que desear por su falta de cientificidad y abuso de metodologías puramente cualitativas. Algunas publicaciones señalan el interés que para el futuro de los servicios sociales tiene el que se desarrollen evaluaciones de la calidad de las intervenciones (Greenley, Greeberg y Brown, 1997). Aprovechando los planteamientos reformistas que se están imponiendo en Estados Unidos, la calidad ha sido impulsada como requisito de puesta en marcha de programas de actuación y al respecto reflexionan (Stoker, Wilson-Gentry, Thomas y Clark, 1997); destacar la trascendencia de la calidad en la gestión de los recursos humanos para el desarrollo de políticas de bienestar social (Wilding, 1994); las orientaciones respecto a la voz y a la importancia que debe tener el usuario o cliente de los servicios sociales y el papel que debe jugar en el proceso de calidad (Moore y Kelly,1996); o el significado de la medida de la satisfacción (Soliman y Poulin, 1997); la utilización de tecnologías o herramientas determinadas del ámbito de la calidad (Auslander, 1996); la calidad total en el campo de los servicios sociales, al menos en el contexto americano tiene un determinado interés para (Martin, 1993), unido a la tecnología del TQM (Storr, 1996) y desde una perspectiva más asistencial, en relación al tratamiento de los ancianos y enfermos de larga duración que cada vez se aproximan más al campo de los servicios sociales alejándose de lo sanitario encontramos la aportación de Lyosn, La Valle y Grimwood (1995). Pero si la calidad tomada como referente e instrumento se utiliza conceptualmente poco, la calidad asistencial aquella que mide y evalúa directamente la prestación, desde el juicio del REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 16 La calidad asistencial, aquella que mide y evalúa directamente la prestación, desde el juicio del usuario, es una de las asignaturas pendientes del Sistema Público de Servicios Sociales usuario, es una de las asignaturas pendientes del intrincado Sistema Público de Servicios Sociales que no termina de asentarse de forma definitiva y cuya consecuencia queda patente en la actual estructura de los Centros de Servicios Sociales, pudiendo ser ésta de otra forma, lo que permitiría definir espacios concretos de calidad y generar un proceso de creación de estándares de calidad, a través de los cuales especificar cuál es el auténtico nivel de calidad de los servicios sociales en España y de algunas de sus prestaciones (Fernández, Pérez y Medina, 1995; Medina, 1994; 1995; 1996c; 1997a; 1998). En Servicios Sociales se tiene la sensación de haber llegado tarde, y que será muy difícil alcanzar el nivel de madurez en gestión de calidad y en análisis de calidad asistencial que tiene, por ejemplo, el sistema sanitario español (Saturno, 1983; 1991; 1993; Saturno y Parra, 1995; Saturno, Imperatori y Corbella, 1990; Saturno, Quintana y Varo, 1997; Varo, 1994; Pallarés y García, 1996) por citar algunos autores españoles; y sin perder de vista la considerable aportación metodológica que otros autores, debidamente traducidos y adaptados han permitido crear escuela en nuestro país (Donabedian, 1984; Vuori, 1988; Palmer, 1990). En el Sistema Educativo también se han producido avances importantes con respecto a la mejora de la calidad (MEC, 1997) y un importante grupo de autores empieza a mostrar la excelencia de los procesos de gestión de calidad, sin obviar la crítica por ello (López Ruipérez, 1994; Gento, 1996; Álvarez, 1998). A ello habría que añadir, la existencia de revistas españolas y congresos sectoriales que se dedican monográficamente al tema de la calidad asistencial y que han permitido la génesis de innumerables artículos desde muy diversos puntos de vista sobre la calidad asistencial, tanto desde la perspectiva hospitalaria, como de la atención primaria. Y lo más importante, desde nuestra óptica: han provocado la existencia de una cultura sobre el valor y los beneficios que procura la gestión de calidad y el análisis de la calidad. Sin embargo, después de comparar los dos sistemas anteriores, el sanitario y el educativo con el de servicios sociales, nos encontramos desprovistos de materiales bibliográficos, salvo algunos artículos de carácter general aproximativos al tema de la calidad (Medina, 1995; 1996b; 1997a; Peiró y Medina, 1996; Sacanell, 1996; 1998; Herrera, 1996); aunque existen varias aproximaciones evaluativas a aspectos o ámbitos muy concretos de los servicios sociales, tales como la evaluación de la calidad de los programas de termalismo social (IMSERSO, 1992), de residencias para tercera edad (Medina, 1993), en el servicio de teleasistencia (Rodríguez, 1996; IMSERSO, 1997), en instituciones para discapacitados (Lacasta, 1998) o en centros residenciales para menores (Fernández del Valle, 1998; Fernández, Pérez y Medina, 1995; Medina, 1998) relativo al servicio de ayuda a domicilio. Esta situación evidencia una gran carencia metodológica a la vez que nos proporciona la oportunidad de generar un procedimiento de medida de la satisfacción de los usuarios de los servicios sociales en sus diferentes ámbitos, tarea que obviamente deberá ser necesariamente realizada en un futuro inmediato si no queremos que el Sistema pase por encima, imponiendo un procedimiento de criterios y estándares que con mucha probabilidad no se ajusten a la realidad cotidiana. ANÁLISIS-OPINIÓN EL MARKETING EN LOS SERVICIOS SOCIALES Es un hecho evidente y sin necesidad de exhaustivas justificaciones que las empresas y las diferentes administraciones públicas dependen de su capacidad para responder con eficacia a las exigencias y necesidades de los mercados y de los ciudadanos como usuarios de servicios públicos. Es decir, desarrollan su crecimiento y ajustan las pautas de su progreso en estrecha consonancia con los requerimientos y cambios del medio socioeconómico y sociopolítico en el que se ubican. Adaptándose, además, al predominio circunstancial de la cultura y las creencias e incluso de las modas. Siendo cierto que tal conocimento es aún reciente y que se debe, en muy buena medida, al asentamiento y desarrollo de las ciencias sociales, el marketing que, en esencia es un proceso de interacción e intercambio adaptativo, pretende responder, junto a la mejora de los procesos de gestión de calidad y a otras aproximaciones, a tales consideraciones, Esto es, ajustar los objetivos políticos, en la forma de servicios, a las necesidades de los ciudadanos, usuarios de los mismos. Conviene puntualizar el concepto marketing. Lambin (1995) lo define como el proceso social orientado hacia la satisfacción de las necesidades y deseos de los individuos y organizaciones, para la creación e intercambio voluntario y competitivo de productos y servicios generadores de utilidades. Esta definición, está, en opinión de Maqueda y Llaguno (1994), bastante próxima a la definición de calidad de servicio como estrategia que pretende satisfacer también las expectativas de los clientes. Así las cosas, no debe resultar complicado aceptar la existencia de distintas formas de entender el marketing y aunque se corresponda con aspectos generalmente aceptados por los estudiosos de la especialidad, se han exagerado popularmente, dando lugar a valoraciones equivocadas o excesivamen- El marketing que, en esencia es un proceso de interacción e intercambio adaptativo, pretende ajustar los objetivos políticos, en la forma de servicios, a las necesidades de los ciudadanos, usuarios de los mismos te esquemáticas. En primer lugar, el marketing puede entenderse como una técnica de ventas. Se trata del punto de vista que asocia el marketing con la publicidad, la promoción de las ventas y la presión de ventas, y en el que se le concibe como un conjunto de medios y técnicas altamente agresivas cuyo último fin es la conquista de los mercados. Es esta una idea altamente difundida e ingenuamente aceptada ya que se corresponde con la parte más espectacular y perceptible del marketing (Gómez y Quintanilla,1988). En segundo lugar, el marketing puede ser un conjunto de instrumentos de análisis. Una serie de herramientas de investigación social cuyo objetivo es hacer prospecciones sobre el comportamiento de los consumidores y usuarios: sus demandas y necesidades, tanto presentes como futuras. Y en tercer lugar, el marketing puede ser concebido como el arquitecto de la sociedad de consumo. Es decir, como un instrumento que es capaz de producir un sistema socio-económico en el que los consumidores son objeto de explotación comercial por parte de las organizaciones a través de sus vendedores. El objetivo es vender cada día más, para lo que resulta indispensable generar artificialmente nuevas necesidades (Quintanilla, 1991). Sin embargo, no debemos quedarnos únicamente con las propuestas anteriores y cabría considerar una nueva acepción. Un acercamiento más amplio e integrador y que establece que el marketing puede ser una filosofía que impregna los principios del funcionamiento organizacional, y que tiene por objetivo establecer relaciones dinámicas entre cualquier organización y los mercados que le son propios (Chías, 1991). Nos aproximamos así a una de las variables operativas del marketing que más relación presenta con las organizaciones de servicios sociales: el denominado, -aunque, no exento de polémica- marketing social. El origen del término marketing social, desde una perspectiva académica, puede situarse en la década de los setenta, pero fue en 1952 cuando el estudio del marketing social empezó a alcanzar un cierto interés. Efectivamente, en dicho año Wiebe se planteó la siguiente pregunta "¿por qué no puede venderse la solidaridad como se vende el jabón?". Aunque la pregunta queda planteada, no es hasta 1971, con un artículo de Kotler y Zaltman, cuando se empieza a analizar con mayor detalle. A partir de este año, pueden identificarse tres fases en la evolución académica del marketing social, siguiendo los criterios del profesor Moliner (1995). La primera etapa es de confusión, marcada por la llamada crisis de identidad del marketing, prolongándose hasta principios de los ochenta. Durante estos años se produce una enconada discusión sobre si el marketing debería aplicarse a las causas sociales. La segunda etapa se caracteriza por la consolidación del área, y se inicia con un trabajo de Fox y Kotler (1980) donde se repasan los diez primeros años de existencia de esta disciplina. En esta segunda etapa se acepta la aplicación del marketing a las causas sociales y se desarrolla su cuerpo teórico. La tercera etapa es de sectorialización, iniciándose con el libro de Kotler y Roberto (1989) que marca un antes y un después en el planteamiento de las campañas sociales. Kotler y Zaltman (1971, pág. 3) postularon que “el marketing social es el diseño, implementación, y control de programas pensados para influir en la aceptación REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 17 ANÁLISIS-OPINIÓN de ideas sociales e implicando consideraciopromueven en nuestras ciudades, desde sobre la materia. Una segunda dificulnes de planificación de producto, precio, cocampañas sobre el sida, la ecología, la tad que habrá que abordar es que, a la municación, distribución, e investigación de salud, la solidaridad o los viajes para la hora de actuar, cuando el marketing marketing ". tercera edad, donde la implicación y la social elige un mercado objetivo geneDesde otra perspectiva, como es la participación de los ciudadanos es cada ralmente lo hace porque esos individel enfoque relacional, las actividaes vez mayor. De hecho, hemos de reconoduos están más negativamente predisque la teoría del marketing propone cer, y así lo hacen también las agencias puestos a adoptar el comportamiento para lograr uno de los más importande publicidad que el marketing social deseado. Otro problema que deben tes objetivos de los servicios sociales es una de las actividades que está teafrontar los “agentes” de marketing como es el de la concienciación e inforniendo un más rápido crecimiento (Kosocial es que los conceptos de producmación social, a través de las campañas tler y Andreasen, 1991). to, de precio, de distribución y de cosociales dirigidas a los ciudadanos, son Es necesario ser conscientes de que municación cambian, y su utilización el marketing externo, el marketing el diseño de una campaña de markese torna diferente. Así, el producto es interno y el marketing interactivo ting social va a tropezar con una serie una idea, aún mucho más inmaterial (Chistopher, Payne y Ballantyne, de dificultades añadidas, con respecto que un servicio, pero donde la utilidad 1994). al llamado marketing comercial. Mupersonal que su adquisición produce es El marketing externo supone, para chas de estas deficiencias se deben a la difícil de definir. La intangibilidad va estos autores, planificar y desarrollar juventud que estas prácticas tienen aún a dificultar la formulación de la estraactividades con aquellas poblaciones en España, por lo que posiblemente con tegia del producto. El concepto de prediana que no forman parte de la orgael paso de los años muchas de ellas se cio pierde gran parte de su sentido nización que promueve una campaña minimizarán. monetario y cobran más importancia social. El marketing interno va dirigiUna primera dificultad, y seguimos otro tipo de costes, como los esfuerzos do a los diferentes públicos que inteaquí las consideraciones del profesor o el tiempo. Por último, aún se puede raccionan dentro de una organización. Moliner (1998), con la que se enconidentificar otra dificultad, y es que los Esto abarcaría a los empleados y a los trará el encargado de llevar a cabo taresultados de los esfuerzos del markevoluntarios si los hubiera. Se trata de reas de marketing social es que el merting social son, a menudo, difíciles de vender la causa social dentro de la procado de referencia es más difícil de esevaluar, ya que no hay un resultado pia estructura organizativa que sustenta tudiar. Efectivamente, nos encontramos cuantificado en términos de unidades la campaña social y, más concretamencon que va a ser difícil analizar las vendidas. ¿Cómo calibrar el éxito en te, entre los que van a ser responsables motivaciones y comportamientos del unidades de solidaridad, de racismo o de una ejecución correcta de la misma. público objetivo, debido a la carencia de seguridad vial? El marketing interactivo abarcaría tode modelos teóricos que expliquen todo Después de situarnos frente a lo que das las actividades en que hay un conel proceso y a la escasa investigación hasta ahora hemos analizado conceptacto personalizado entre el público interno (los empleados que han de desempeñar las tareas que comprende y anuncia la campaña) y el externo (los usuarios). El marketing interactivo se preocupa del ambiente en el que se va a desarrollar el contacto, del cuidado de los detalles del mismo, del fomento de las relaciones personales, de la gestión de las quejas y reclamaciones (Moliner, 1998). Cada vez las promociones de causas sociales abundan más en nuestra sociedad. Esto ha llevado al desarrollo del marketing social como área específica del marketing, especializada en el estudio del intercambio asociado a la promoción de ideas o causas sociales. Esta El marketing interno abarcaría a los empleados y a los voluntarios si los hubiera. Se relevancia creciente del marketing sotrata de vender la causa social dentro de la propia estructura organizativa que cial puede observarse diariamente en la sustenta la campaña social y, más concretamente, entre los que van a ser multitud de campañas sociales que se responsables de una ejecución correcta de la misma. REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 18 ANÁLISIS-OPINIÓN tualmente sobre el marketing social, no es extraño encontrar posturas enfrentadas respecto al marketing aplicado a lo social. Desde los que opinan sobre su frivolidad, o que se trata de una trampa de la sociedad de consumo, de manipulación, de soporte de una ideología determinada, de búsqueda de beneficio incontrolado, de superficialidad, etcétera, son palabras y conceptos asociados al término por sus detractores. Desgraciadamente los defensores, con demasiada frecuencia, lo minimizan también y exclusivamente lo asocian a: publicidad, imagen, diseño, folletos, anuncios, campañas de información (Beltri, 1994) y obviamente, el marketing es mucho más que esto. Desde un planteamiento general, pensamos que nadie pondrá reparos en reconocer que los trabajadores de servicios sociales están inmersos en un proceso de interacción e intercambio con el usuario en tanto que receptor de unos servicios y prestaciones, construidos a partir de su aportación tributaria. Es por lo tanto pertinente centrar la atención en el proceso social y de gestión que rige este proceso. Si tuviéramos que desarrollar una aplicación práctica de la teoría del marketing social, y teniendo en cuenta la definición que hemos utilizado, nos deberíamos referir a los cinco conceptos básicos del marketing, con el fin de proceder a su análisis y estructuración: Necesidades, deseos y demandas; productos y servicios; valor, coste y satisfacción; mercados y buscadores de intercambio. Y a modo de resumen, parafraseando a Kotler y Roberto (1992) el marketing social es una estrategia para cambiar conductas, combinando los mejores planteamientos tradicionales de cambio social con una planificación integrada y un marco de acción que utiliza los avances en la tecnología de los medios de comunicación y en las habilidades de marketing operativo. EL MARKETING EXTERNO El marketing externo gestiona los flujos de información masiva entre la organización y las diferentes poblaciones objetivo hacia las que se desea dirigir los mensajes de las campañas. Las posibilidades del marketing externo son ilimitadas, aquí, únicamente nos vamos a ocupar de los procesos comunicativos, de la publicidad y la publicity, dejando otros campos que se corresponderían con el mecenazgo, el patrocinio, la identidad corporativa, los eslogans y otros aspectos. La comunicación Hasta ahora nos hemos referido al ciudadano como usuario, desde la vertiente en que le preguntamos por sus necesidades, es decir, se realizan investigaciones de mercado, pero, esta situación quedaría coja, si la Administración no es capaz también de informar y comunicar adecuadamente al mismo ciudadano sobre los avances y/o sobre los servicios que ofrece y en las condiciones que los ofrece para cubrir las necesidades detectadas. Informar y comunicar son dos importantes desafíos para la calidad de la gestión, aunque en muchas administraciones se siga tratando la información mediante criterios impropios de una sociedad altamente informatizada, y esto todavía es más cierto en determinados ámbitos de servicios sociales. Desde nuestro punto de vista los ciudadanos han de percibir con claridad y puntualmente los frutos del esfuerzo colectivo que vienen realizando los profesionales de los servicios sociales para mejorar la prestación de servicios y atenderlos mejor. Uno de los grandes problemas es que no se sabe comunicar correctamente el trabajo realizado, es decir, para nada, o muy poco, se saben utilizar las herramientas que el marketing pone a nuestro alcance. La comunicación de los logros positivos puede y debe ser uno de los ejes fundamentales que se marque dentro de la estrategia de implantación de un sistema de trabajo en el que se incorpore la dinámica colectiva en torno al marketing, porque de esta mane- ra se contribuirá, sin duda alguna a la mejora continua de la calidad. En los últimos años bastantes organizaciones de servicios sociales, de la Administración o de la iniciativa social se han dotado de una política comunicacional, dentro de la cual han incorporado estrategias de marketing, de forma específica, y en la que la comunicación de los servicios aparece debidamente reflejada. Para los que aún no son conscientes de la importancia de esta política comunicativa y en expresión de Chias (1991, pág.67) se limitan a realizar “una actuación voceadora de las supuestas maravillas de la oferta de servicios y de una gestión opiniática y caprichosa del gasto dedicado a este tema”, comunicar es crear un estado de opinión que siempre es bidireccional: se recibe y se devuelve información; y, además, el proceso de comunicación es dual: en sus mensajes hay un significado y un significante. Y como acertadamente señalan López y Gadea (1995) más allá de los medios utilizados, las características del servicio o el estilo del personal en contacto y la calidez de las dependencias institucionales, las relaciones entre estos factores establecen un significado que condiciona la percepción de la calidad al ciudadano. El ciudadano tiene una idea, a priori, del nivel de calidad de los servicios que se prestan, aunque no haya sido nunca usuario de los mismos, debido a los mensajes comunicacionales de la organización y, muy especialmente, por el influjo de estos significados. Abordar el tema de la comunicación de los servicios sociales, desde la perspectiva del marketing significa adoptar los mismos criterios empleados para el análisis de la calidad. Eiglier y Langeard (1993) nos dirían que debemos ponernos en el lugar del usuario, mirarlo, escucharlo y actuar con sus ojos, su mente y su cuerpo. Las evidencias demuestran que la información a los usuarios es un factor clave para su valoración de la calidad, la forma en que se mantiene informado al usuario influye directamente en su percepción REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 19 ANÁLISIS-OPINIÓN y en el análisis que efectúa sobre sus propias expectativas. Desde la lógica de la implantación de un sistema de calidad que incorpore el marketing y dentro del mismo, un proceso de comunicación hacia el ciudadano como usuario de un servicio de la Administración, éste, debe organizarse en forma de un plan. Para construir este plan puede utilizarse el modelo secuencial propuesto por Chías (1991, pág. 69). En dicho modelo, establecido en cuatro fases, se pretende responder a las ideas básicas de: ¿A quién comunicar? ¿Qué comunicar y quién comunica? ¿Dónde comunicar? ¿Qué hay que corregir? La publicidad La comunicación es un concepto más amplio que la publicidad, ya que esta última es un instrumento del marketing que utiliza los medios de comunicación de masas, como son la televisión, la radio, la prensa escrita, las revistas, el cine y las vallas publicitarias, y va dirigida a los públicos externos. Una característica específica de la publicidad es que el mensaje es imperso- nal (no está adaptado al interlocutor como en la comunicación personal), y además es pagada (lo que supone una limitación insuperable para algunas campañas sociales) (Aaker y Myers, 199l). Normalmente a la publicidad se le concede un poder muy grande sobre las voluntades de los individuos, se le supone el potencial de crear necesidades artificiales, y se la considera artífice de la sociedad de consumo actual. De hecho, existe un consenso bastante general en que los objetivos que debe perseguir la publicidad son informar, persuadir y recordar, si bien últimamente se le ha añadido crear y potenciar una imagen positiva, y ayudar en el proceso de aprendizaje de los individuos (Martín Armario, 1993). Así, la información supone que el público objetivo conozca el contenido de la campaña social y llegue a recordarlo, mientras que la persuasión consiste en conseguir que el público objetivo se forme una actitud favorable hacia la causa social, al mismo tiempo que una intención de prueba (Kotler y Roberto, 1989). En definitiva, la publicidad, como cualquier otro instrumento de comunicación, trata de transmitir pensa- El ciudadano tiene una idea, a priori, del nivel de calidad de los servicios que se prestan, aunque no haya sido nunca usuario de los mismos, debido a los mensajes comunicacionales de la organización y, muy especialmente, por el influjo de estos significados. REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 20 mientos, significados y sentimientos, es decir, transmitir ideas de una manera persuasiva, con el fin de variar motivaciones y actitudes (Dawar y Parker, 1994). La publicity Otro instrumento relevante en el marketing externo es la publicityque es una forma de comunicación impersonal (como la publicidad) pero no remunerada. Utiliza los mismos medios de comunicación de masas, básicamente la televisión, la radio, la prensa y las revistas, para comunicarse con el público objetivo, pero con la particularidad de que no se paga el mensaje. La publicitysupone diseñar un plan específico de relaciones con dichos medios con el fin de que la campaña reciba un trato favorable y aparezca gratuitamente en formato de noticia. La manera más normal de llamar la atención de los medios de comunicación de masas es a través de ruedas de prensa, de comunicados de prensa, de participación en programas de televisión o de radio, con artículos de opinión, o con acciones espectaculares de los voluntarios y empleados. Para conseguir el interés de estos medios es necesario presentar la información como una noticia atractiva y relevante. El objetivo es ocupar un espacio en estos grandes medios, y que la información que aparezca sea favorable a la campaña social. Con ello también se consigue sensibilizar al público objetivo, por lo que habrá que seleccionar aquellos soportes cuya audiencia coincida con el público que interesa. Sin embargo es preciso ser consciente, cuando se diseñen campañas, cuyas ideas centrales van a ser reproducidas por otros medios, no controlados directamente, como los que aquí se refieren que observemos algunas consideraciones, especialmente en evitar, entre otros, los mensajes siguientes: – Las imágenes míserabilistas o patéticas, que incitan más a la caridad ANÁLISIS-OPINIÓN limitada de la buena conciencia que a la reflexión (por ejemplo: campañas sobre limosna, los refugiados). – Las imágenes idílicas, de aventura o exóticas, que falsean la auténtica realidad (por ejemplo: campañas sobre vacaciones para la tercera edad, cuyos personajes parecen sacados, a veces de otro mundo). – Las imágenes que generalizan y esconden la diversidad de situaciones (por ejemplo: los discapacitados). – Las imágenes acusadoras (prejuicios), discriminatorias o aquellas otras que usurpen la dignidad y la identidad cultural de las personas (por ejemplo: racismo, sida). Una vez que hemos abordado los aspectos relativos a la calidad y al marketing, debemos situarnos, en el lugar del usuario, como ya hemos indicado, en más de una ocasión, con el fin de poder ser conscientes de cómo se desarrolla conceptualmente el proceso de medida de lo que más interesa desde la perspectiva de la calidad y el marketing: la medida de la satisfacción. MEDIDA DE LA SATISFACCIÓN DEL USUARIO EN SERVICIOS SOCIALES La satisfacción de los usuarios con la atención recibida es concebida como una medida de control de calidad y del impacto de los procesos de marketing (Calero y Calero, 1991; Moliner y Moliner, 1996; Eizaguirre, 1997) por lo que su estudio y valoración es importante para la gestión y el trabajo de los profesionales de los servicios de salud y de servicios sociales en su conjunto, con la perspectiva de conseguir una mejor adaptación a las necesidades y deseos de los usuarios del sistema. Autores como Fleming (1981), Vuori (1984), Suñol (1987), Ware (1988), Medina (1994) y otros, además de organizaciones como la OMS y la Unesco, han señalado la importancia y pertinencia de introducir la satisfacción de los usuarios con los servicios como parte y complemento de otras actividades de control de calidad. En el año 1995 el Foro Mundial de la Salud organizó una mesa redonda bajo el elocuente título de ¿Qué esperan los pacientes de los médicos? En esta mesa redonda participaron profesionales de todo el mundo, de culturas diferentes y de posicionamientos contradictorios, lo que nos puede dar idea de la importancia que el tema de la satisfacción despierta entre las autoridades, los profesionales y los usuarios. Otros autores han enfocado este tema desde la perspectiva legislativa, en relación a la satisfacción y la mala práctica profesional (Furrow, 1993). Desde nuestra perspectiva, compartida con Ana Delgado et al (1997) el objetivo principal de conocer la satisfacción de los usuarios, es obtener información para llevar a cabo una intervención que permita mejorar las actuaciones profesionales. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Dawar, N. Y Parker, P. (1994). Marketing universal: consumers use brand name, price, physical appearence, and retalier reputation as Aaker, D. y Myers, J.G. (1991). Management de la publicidad . Barcelosignal of product quality. Journal of Marketing,58, 2, 81-93. na: Hispano Europea. De la Calle, A.; Moreno, E.; De Alba, V.; García, M.J.; Flores, M.C. y Aguiriano Beitia, A. (1997). Experiencia práctica en la gestión para la Fernández-Miranda, C. (1997). Calidad de información, comunicalidad total. Siglo Cero, 29, 1, 15-22. cación y grado de comprensión en 590 pacientes quirúrgicos y faAlaszewski, A. y Manthorpe, J. (1993). Quality and the Welfare Servimilia. 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REVISTA DE ASUNTOS SOCIALES 21 ANÁLISIS-OPINIÓN La satisfacción del usuario en relación al resultado de la asistencia, es decir, la opinión del mismo acerca de si el resultado obtenido era el mejor posible, no solía estar incluida en las medidas de satisfacción (Pallares y García,1996). En las evaluaciones de calidad asistencial sanitaria, tales juicios los realizan normalmente los profesionales, porque no es probable que los pacientes tengan los conocimientos técnicos que se necesitan para emitir un juicio sobre los máximos beneficios alcanzables por la asistencia sanitaria, esto ha cambiado lo suficiente, incluso con la creación de organizaciones de consumidores que asesoran a los pacientes, y otro tipo de organizaciones de defensa del consumidor, que reclaman la participación del paciente en todo lo que tiene que ver con el proceso asistencial (Martínez del Olmo, 1994; Gómez y Saturno, 1997); sin embargo, los usuarios del sistema de servi- cios sociales sí tienen criterio en muchas ocasiones, incluso los conocimien- El marketing social es una estrategia para cambiar conductas, combinando los mejores planteamientos tradicionales de cambio social con una planificación integrada y un marco de acción que utiliza los avances en la tecnología de los medios de comunicación y en las habilidades de marketing operativo (1997). 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Estos dos conceptos principales, se corresponden con los conceptos de calidad de la asistencia de accesibilidad y aceptabilidad. Dentro del concepto acceso,los usuarios diferencian una serie de subconceptos que tomados de distintas disciplinas y debidamente adaptados, podemos aplicarlos a los servicios sociales, por ejemplo, en relación a los horarios de visita (Escalera et al., 1991) y ubicación de los centros (Mackesy, 1993); tiempo de demora para una citación (Gómez Calcerrada et al., 1996), la cita previa y los problemas de accesibilidad telefónica (Sarmiento et al., 1993; Duarte y Godoy, 1997); la accesibilidad telefónica en general (Pascual, et al., 1994; Sánchez, Ortiz y Pineda, 1994), tiempo de espera en las consultas (Villanueva López et al.,1997). Gil Saura, I. (1995). La conceptualización y evaluación de la calidad de servicio al cliente percibida en el punto de.venta Madrid: Club Gestión de Calidad. Gómez- Calcerrada, D.; Pérez, D. y Marset, P. (1996). 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Uno de los aspectos que cada vez se tiene en cuenta en la accesibilidad es el uso del teléfono que ha sido estudiado tanto desde la perspectiva sanitaria como teléfono de atención al paciente para el aumento de la calidad asistencial (Sánchez, Ortiz y Pineda, 1994), como en la cita previa (Pascual et al., 1994); o en los teléfonos de urgencia (Curieses, Bermejo y Álvarez, 1991) y también con respecto a la cita previa en los servicios sociales (Duarte y Godoy, 1997). La Escala SERVQUAL La medida de la satisfacción del servicio, así como la medida de la calidad El objetivo principal de conocer la satisfacción de los usuarios, es obtener información para llevar a cabo una intervención que permita mejorar las actuaciones profesionales de las percepciones que del mismo se tiene, se ha convertido en un tema de candente actualidad como hemos podido comprobar, pero sobre el que todavía no existe la suficiente bibliografía. Uno de los instrumentos de medida que más está siendo utilizado para medir la calidad percibida en el campo de los servicios, es el SERVQUAL. El propósito inicial de Parasuraman, Zeithaml y Berry (1988) autores del SERVQUAL fue desarrollar una escala de múltiples items, con el objeto de medir la calidad de servicio, así como discutir sus propiedades y aplicaciones potenciales. Desde un primer momento los autores estaban interesados en responder a tres preguntas esenciales: – ¿Qué es la calidad del servicio? – ¿Cuáles son las causas de los problemas en la calidad de los servicios? – ¿Qué pueden hacer las organizacio- Kotler, P. y Andreasen, A. (1991). Strategic marketing for nonprofit orgay la participación de los usuarios. En IX Jornadas de Salud Pública y nizations. Englewoods Cliffs, HJ. Prentice-Hall. Administración Sanitaria,pág. 81. Granada: Escuela Andaluza de Kotler, P. y Roberto, E. (1992).Marketing social . Madrid: Díaz de SanSalud Pública. tos. 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Cortesía: Atención, consideración, respeto y amabilidad del personal de contacto. Credibilidad: Veracidad, creencia, honestidad en el servicio que se provee. Seguridad: Inexistencia de peligros, riesgos o dudas. Accesibilidad: Accesible y fácil de contactar. Comunicación: Mantener a los clientes informados utilizando un lenguaje que puedan entender, así como escucharles. Comprensión del cliente: Hacer el esfuerzo de conocer a los clientes y sus necesidades. Las aplicaciones del SERVQUAL (véase su aplicación más práctica en otros campos en: Gil Saura, 1995 y Llorens, 1996); han llegado al campo sociosanitario como lo demuestran algunas de las investigaciones que se han desarrollado y otras que se están lle- Uno de los instrumentos de medida que más está siendo utilizado para medir la calidad percibida en el campo de los servicios, es el SERVQUAL vando a cabo. Prieto, López y March, (1994) han utilizado el SERVQUAL para medir las perspectivas de usuarios, no usuarios y profesionales en un centro de salud para conocer sus opiniones sobre la calidad de los servicios y posteriormente contrastar sus opiniones. Previamente a esta encuesta (De Pedro y Rodrigo, 1994) habían realizado lo que denominan entonces "adap- Salud. En XII Congreso de la Sociedad Española de Calidad AsisMedina Tornero, M.E. (1998): Evaluación de la calidad asistencial del tencial. Revista de Calidad Asistencial , 3, 127. servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Murcia (1996Peiró, J.M. y Medina, M.E. (1996). Aspectos psicosociales de la ges1997). Tesis Doctoral. Universidad de Murcia. tión de servicios sociales. En IV Jornadas de Intervención Social , Tomo Ministerio de Educación y Cultura (1997). Modelo Europeo de Gestión de 2, pág.1147-1183. Madrid: IMSERSO/ Colegio Oficial de PsicóCalidad . Madrid: Secretaría General Técnica. logos. 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En el campo concreto de los Centros de Servicios Sociales y desde la óptica de los usuarios del servicio de ayuda a domicilio (Medina, 1998), o desde la medida de aplicaciones concretas de servicios públicos (Fernández Barcala et al., 1998) como es el caso de la opinión de los usuarios de los servicios públicos municipales de Gijón. CONSIDERACIONES FINALES Tanto la implantación de un sistema de gestión de calidad como el adecuado uso de las estrategias del marketing, nos proporcionan un conjunto de herramientas que, sin duda alguna, tendrán repercusión positiva en la presta- ción de servicios sociales; sin embargo, no debemos olvidar que los trabajadores, los clientes internos, son la pieza fundamental en la estructura prestadora de servicios y sin ellos o contra ellos, nada podrá resultar bien. Esto quiere decir, en definitiva, que aunque no haya sido abordado en este artículo -el tema es merecedor de un tratamiento especial, dada su importancia en el contexto prestacional de los servicios sociales- que no seamos conscientes de la importancia de un adecuado proceso formativo, coherente y adaptado a la realidad, en el que los aspectos relativos a la calidad y al marketing se analicen y se trabaje con ellos, hasta facilitar su comprensión y aceptación de compromiso en su utilidad como herramientas de gestión, de no hacerlo así, es posible que el efecto de establecimiento de políticas de gestión de calidad y de marketing resulten como una pequeña lluvia en el oceano. cuela Andaluza de Salud Pública. SEIT (1993). Evaluación de la calidad del indicador tratamiento del Sánchez, J.A.; Saturno, P.J. y PORSPER-S. (1997). Evaluación de la Sistema estatal de Información sobre Toxicomanías (SEIT). Revista calidad desde la perspectiva del paciente. 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