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Historia del Mundo Contemporáneo. I.E.S Valle del Ambroz,
Manuel Torres Zapata
1
LA REVOLUCIÓN FRANCESA
1. LA FRANCIA DEL ANTIGUO RÉGIMEN.
A finales del siglo XVIII Francia era el país más avanzado de Europa. El
movimiento de la Ilustración y las nuevas teorías de los enciclopedistas circulaban
por todo el continente. El crecimiento demográfico fue continuo a partir de la
segunda mitad del siglo XVIII; en vísperas de la Revolución la población aumentó
de 19 a 25 millones de habitantes. A pesar de todo el campesinado seguía
representando el 85% de la población francesa.
La actividad comercial y la producción artesanal habían experimentado un
gran desarrollo. Francia exportaba a Inglaterra y a Bélgica materias primas y a los
países del Mediterráneo oriental y a las colonias americanas productos elaborados.
Vendía en toda Europa sus excelentes vinos, así como productos de lujo.
Sin embargo el sistema de aduanas interiores y las trabas que
imponían los reglamentos de los gremios, obstaculizaban el desarrollo del
comercio. En las grandes ciudades los
artesanos ocupaban distintos barrios
El salario de un obrero variaba
según sus oficios: sastres, curtidores,
considerablemente: un albañil ganaba cuarenta
sueldos, un carpintero o un ebanista podían llegar
tintoreros... estaban obligados a pagar
hasta cincuenta. No es mucho si tenemos en
fuertes impuestos que recaudaban
cuenta que el pan de cuatro libras, indispensable
una red de funcionarios reales, y se
en la dieta del obrero, costaba en tiempo normal
entre ocho y nueve sueldos, pero en épocas de
regían por una estricta reglamentación
crisis podían alcanzar los doce y quince sueldos, e
gremial, que obligaba a producir los
incluso veinte, es decir, la mitad del salario
artículos según modelos y cantidades
cotidiano de un obrero medio. Por una parte, el
pan representaba normalmente el 50 por 100 de
establecidos, lo que dificultaba el
los gastos de un obrero, las legumbres y el vino el
abastecimiento del mercado.
16 por ciento, el vestido el 15 por 100, la luz el 1
A pesar de estas dificultades,
por 100. Además debía alimentar y alojar a su
familia.”
la gran expansión comercial del XVIII
favoreció el desarrollo económico de un amplio sector de la
Godechot, J. Los orígenes de la
burguesía, el que estaban al frente del llamado capital mercantil
Revolución Francesa.
(comercio, finanzas, pequeñas industrias..) que proporcionan a la
monarquía tanto sus técnicos administrativos como los
recursos y empréstitos necesarios para la marcha del
Estado.
CAHIERS DE DOLÉANCES DE LA COMUNIDAD DE
En la agricultura también han ido
UCHAU.
penetrando las relaciones mercantiles, y se ha
1. Suplicamos humildemente a S.M. que ordene la
superado el viejo régimen de servidumbre que aún
supresión de todos los privilegios atribuidos a todas las tierras
existía en Rusia o en la Europa Oriental. En Francia, la
consideradas como nobles, cualquiera que sea la calidad de su
poseedores; y que los impuestos de cualquier naturaleza, reales,
mayor parte de la tierra pertenece a los estamentos
provinciales y municipales sean repartidos entre todas las tierras,
privilegiados: la nobleza, la Iglesia y también la
ya sean nobles o plebeyas, en función de su valor en el catastro.,
pequeña y a la Corona; muchos campesinos habían
2. Atendiendo a que este tipo de impuesto no grava
más que a los bienes inmuebles y que es justo que los capitalistas
accedido a la propiedad de la tierra eb régimen de
concurran también a las necesidades del Estado en proporción a
arrendamiento o se encontraba a jornal con el señor u
sus fortunas, suplicamos a S.M. se digne aprobar las medidas
otro campesino. Pero a pesar que el régimen de
que considere necesarias para que las municipalidades de su
Reino queden autorizadas a incluir en las listas de impositores,
servidumbre personal se mantenía en Francia en muy
con contribuciones similares a las fijadas para los bienes
pocos lugares, el sistema agrario y sus relaciones de
inmuebles, a todos aquellos súbditos del Reino poseedores de
dependencia económica agraria seguía reflejando la
fortunas en metálico.
5. Suplicamos... ordenar la supresión de todos los
importancia de las cargas feudales y de los tributos
derechos de salida impuestos sobre los vinos del bajo Languedoc,
señoriales.
atendiendo a que este artículo es la principal fuente de ingresos
de esta parte de la provincia y que los genoveses y otros
extranjeros que adquieren el vino se aprovechan de esta
El campesinado estaba obligado a entregar
circunstancia para comprarlo a un precio mucho más bajo.
una
parte
de
la cosecha al propietario de la tierra o a
9. Finalmente suplicamos...la supresión de la milicia en
pagarle su valor en dinero, así como a satisfacer una
tiempos de paz y que, si en tiempos de guerra tiene S.M.
necesidad de hombres, le sea permitido a cada comunidad
serie de impuesto por las más variadas actividades
designarlos..
(vanalidades) Además de estas cargas señoriales,
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existían otros impuestos, como el diezmo que se pagaba a la Iglesia, y otros muchos en favor del rey. Todas
estas cargas o tributos agobiaban al campesinado. Incluso los que habían comprado las tierras a bajo
precio tenían que asumir los correspondientes impuestos. Con la llegada de una mala cosecha la situación
económica del campesinado se hacia asfixiante.
Para el pueblo llano, y en particular para los campesinos y obreros artesanales, la expansión
económica del siglo XVIII no fue muy favorable. Los jornales no habían participado en absoluto de la
prosperidad de las ganancias burguesas. Hasta 1780 los precios de los artículos de consumo se elevaron
en un 65%, mientras que los jornales sólo lo hicieron en un 22%
Por otro lado la revalorización del suelo y los precios agrícolas que se produjo a partir de 1750
habían beneficiado a los grandes terratenientes, que vieron aumentar sus rentas y, a los grandes
agricultores, que obtenían importantes ganancias de la venta de sus excedentes.
Al mismo tiempo, esta revalorización provocó un fenómeno de reacción feudal, lo propietarios de la
tierra comenzaron a resucitar y a poner en vigor sus antiguos derechos señoriales y una serie de
prestaciones de los campesinos caídas en desuso. Comenzaron a exigir, por ejemplo, una mayor rigidez en
los contratos de arrendamiento, haciéndolos imposibles de satisfacer por los campesinos.
A este renacer del feudalismo sobre el régimen de propiedad de la tierra, se añadió la cada vez más
poderosa presión de los nobles, que intentaban desplazar a la burguesía de los cuerpos de la
administración. Así en los diferentes grados de la administración se defendía el privilegio nobiliario frente a
los “plebeyos”. Esta actitud de la aristocracia provocaba la hostilidad de los burgueses y de los campesinos
y contribuyó en buena medida a la gestación de un clima prerrevolucionario.
En definitiva, la Francia del Antiguo Régimen, a pesar de la prosperidad económica del siglo XVIII y
del desarrollo experimentado por la burguesía, seguía siendo una sociedad rígidamente estructurada en
órdenes, donde aún predominan las relaciones feudales. Los órdenes o estamentos privilegiados (clero y
nobleza), además de no pagar impuestos directos, ocupaban también los empleos públicos más
distinguidos y los más altos cargos de la jerarquía eclesiástica y de ejército.
Al tercer estado, o estado llano, pertenecían todos aquellos que no eran nobles ni eclesiásticos, es
decir, la mayoría de la población de Francia. Jurídicamente carecían de derechos políticos y estaban sujetos
al pago de impuestos. Desde el punto de vista social, pertenecían a este estamento los elementos más
activos de la economía: grandes comerciantes, burgueses importantes, empresarios de manufacturas, así
como los sectores ilustrados y profesionales. También pertenecían a él los artesanos y el campesinado.
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2-. EL PENSAMIENTO ILUSTRADO
3
“Instando a mi amigo cristiano a que me explicase
qué es nobleza hereditaria, después de decirme mil
cosas que yo no entendí (...) concluyó con estas
voces, interrumpidas con otras tantas carcajadas de
risa: “nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo
en que, ochocientos años antes de mi nacimiento,
muriese otro que se llamó como yo, y fue hombre de
provecho, aunque yo sea inútil para todo.”
Uno de los factores que más influyó en el estallido de
la Revolución Francesa fue la corriente de pensamiento que
surge en Francia y que tiene su momento culminante en torno
a mediados del XVIII. La Ilustración constituye e movimiento
ideológico europeo más importante desde el Humanismo y la
Reforma. No va a ser sólo un movimiento cultural sino que va
José Cadalso. Cartas marruecas. 1789. Carta XII
incidir en las distintas formas sociales en que tiene lugar la
vida comunitaria de los hombres.
La ilustración encontró en la razón el instrumento
adecuado para el desarrollo del hombre. La razón era la facultad que debía guiar al hombre en sus nuevas
relaciones con la naturaleza, con la divinidad y con la sociedad. Aplicar la razón suponía ajercitar el espíritu
crítico y rechazar todas aquellas tradiciones que ran aceptadas únicamente por hallarse apoyadas en un
principio de autoridad y en un dilato pasado.
La Ilustración se esforzó siempre por propagar entre los hombres los conocimientos útiles que
removieran aquellos obstáculos que hasta entonces habían hecho imposible el logro de la felicidad en el
seno de la sociedad. Mostraba su fe en el progreso y en la capacidad transformadora de la razón.
Fue en el terreno político donde los ilustrados franceses proponen una serie de cambios que
tuvieron una transcendencia enorme. Los tres pensadores principales de la Ilustración, Monstesquie,
Voltaire y Rousseau, coinciden en pensar que el estado de la sociedad podía ser mejorado. Montesquie
propugnó la división de poderes, como un medio para acabar con el absolutismo y la concentración de todo
el poder en una sola persona o institución, de esta forma los poderes se limitan y se controlan mutuamente.
Ejecutivo, legislativo y judicial son los tres poderes; concede al pueblo el legislativo.
3-. FRANCIA EN VISPERAS DE LA REVOLUCIÓN
El fuerte impulso experimentado por la economía francesa en el siglo XVIII comenzó a manifestar
ciertos signos de agotamiento en la década de 1780. La perdida de casi todas sus colonias americanas
después de la guerra de los Siete Años (1756-1765), ya había afectado seriamente al comercio y la
situación se agravó más tarde con la intervención francesa en la guerra de independencia de las colonias
británicas de América del Norte (1777-1783), que produjo considerables gastos y obligó a recurrir a
elevados prestamos.
Por otro lado el tratado de comercio con Inglaterra firmado en 1786, beneficioso para algunos
sectores, perjudicaba los intereses comerciales, y contribuyó en buena medida a que la industria
experimentase dificultades. En la década de 1780 los países más avanzados de Europa intentaron un
experiencia de comercio libre; se firmaron varios tratados comerciales y de navegación entre Francia y los
jóvenes Estados Unidos, Inglaterra y varios países bálticos, con el fin de ampliar los intercambios y reducir
las barreras aduaneras. De este modo, aunque era más fácil vender en Inglaterra, se dejaron de recibir los
derechos aduaneros que debían pagar las mercancías británicas. un torrente de artículos ingleses inundó el
mercado francés, provocando la alarma y el desconcierto entre comerciantes y manufactureros
Sin embargo el problema más grave seguía siendo el abastecimiento de una población que había
crecido a mayor velocidad que la producción de cereales. Francia vivía obsesionada por la escasez, por el
recuerdo de las “revueltas de hambre” del siglo pasado y el temor a su repetición. Este problema, unido al
encarecimiento continuo de los productos alimenticios, explicaban el descontento y agitación existente
entre los campesinos y los sectores urbanos, cuya subsistencia dependía de la producción agrícola.
El año anterior a la revolución, en el verano de 1788, la cosecha fue mala y el invierno resultó
inusitadamente riguroso. La catástrofe agrícola cerró el mercado rural y en las ciudades, donde ya existía
una abundante mano de obra, el paro se multiplicó y los salarios descendieron. En varias provincias
estallaron insurrecciones de campesinos, que asaltaban los graneros de los señores, se repartían el trigo y
exigían a los comerciantes, que vendieran el grano a un precio razonable.
Los economistas burgueses venían proponiendo como único remedio para resolver estas
situaciones la liberalización del comercio de los cereales (beneficiosa sobre todo para los propietarios y los
comerciantes), pero el pueblo, por su partem seguía reclamando a tradicional reglamentación y en los
periodos de escasez exigía incluso las requisas de grano y el establecimiento de precios fijos que fuese
asequibles.
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3-1-. La crisis financiera.
Todos estos factores se sumaron para provocar
una situación desesperada en las finanzas del estado. Los
gastos que exigían el ejército, la corte, la política exterior,
las obras públicas... eran muy superiores a los ingresos
que se obtenían por medio de impuestos. Por otro lado,
como los intereses que generaban las deudas contraídas
por el Estado se abonaban con retraso, los banqueros se
negaban a otorgar nuevos préstamos. De este modo a
deuda francesa, considerablemente incrementada por la
guerra de Independencia americana y por el despilfarro de
la corte, no podía cancelarse. Esta mala situación de las
finanzas francesas no se debía a la pobreza nacional, sino
a que los estamentos privilegiados no pagaban los
impuestos y consumían la mayor parte de la renta del país.
La Iglesia, por su parte, consideraba que sus
bienes no podían se gravados con impuestos del Estado, al
que ya contribuía con su periódica y “libre donación” a las
arcas del rey; pero esta aportación era muy inferior a lo que
podría obtenerse mediante un impuesto directo sobre las
tierras que poseía la Iglesia francesa.
En definitiva al problema residía en que las clases
que se beneficiaban de casi toda la riqueza del país no
pagaban unos impuestos acordes con sus ingresos y, lo
que era más grave, se resistían a ello por considerarlo
propio de las clases inferiores. Esta situación en realidad,
se venía arrastrando desde mucho antes, podría decirse
que desde la época de Luis XIII y Richelieu.
3-2-. Las tentativas de reforma y la revuelta aristocrática.
Esta resistencia obligó al gobierno real a buscar una salida para la situación. Ya al comienzo del
reinado de Luis XVI, el economista Turgot, interventor general de fianzas, había propuesto suprimir el
privilegio de no pagar impuesto del que gozaban los nobles y el clero. Pero la mayor parte de sus reformas
fueron suprimidas, y la misma suerte corrió el programa económico de Necker, su sucesor.
En 1783, Charles Alexandre de Calonne, un excelente y experimentado administrador, fue
nombrado ministro de Hacienda para que acometiese la solución del problema, cuando ya no quedaba otra
salida que transformar radicalmente la Hacienda Pública y su política fiscal, o bien declarar en bancarrota y
no pagar las deudas contraidas, lo cual significaba no volver a obtener nuevos empréstitos.
Calonne propuso establecer una “subvención territorial”, impuesto que habrían de pagar todos los
terratenientes sin excepción; también planteó la supresión de aduanas interiores y de varios impuestos de
consumo, así como la liberación del comercio de granos, la confiscación de algunas propiedades de la
Iglesia y, por último, el establecimiento de Asambleas Provinciales con representación de los tres estados.
Calonne sabía el alcance político de su proyecto y las dificultades que se plantearían para su
aceptación por los organismos jurídicos, que estaban controlados por los sectores aristocráticos; los
parlamentos, estados provinciales y asamblea del clero. Ni Luis XVI ni sus ministros se atrevían a imponer
tales medidas por decreto y consideraron más prudente reunir una Asamblea de Notables, designados por
el rey, para conseguir su aceptación del proyecto. Pero la Asamblea resultó menos dócil de lo que se
esperaba; lo notables se opusieron frontalmente a las medidas y la opinión general reaccionó con estupor
ante la crisis económica y la resistencia de la nobleza a ponerle remedio. El conflicto terminó con la
destitución de Calonne. Le sustituyó el arzobispo de Toulouse, Brienne, protegido de la reina y enemigo de
Calonne.
Brienne obtuvo de los nobles un empréstito, que permitió evitar de momento la bancarrota. Pero a
cambio los nobles exigieron la convocatoria de los Estados Generales, mediante los cuales podían controlar
a la monarquía. Estos acontecimientos tuvieron repercusión en algunas provincias, donde la nobleza pidió el
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¿Qué es el Tercer Estado?
El plan de este escrito es muy simple. Nos planteamos tres preguntas:
1ª ¿Qué es el Estado llano? Todo
2ª ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada
3ª ¿Qué pide? Llegar a ser algo
¿Quién osaría a decir que el Tercer Estado no contiene en su todo lo necesario para formar
una nación completa? Es un hombre fuerte y robusto que un tiene aun un brazo encadenado. Si se
hiciera desaparecer el orden privilegiado, la nación, no sería menos, sino más. Y ¿qué es el Estado
Llano? Todo, pero un todo trabado y oprimido. Y ¿qué sería sin el orden privilegiado? Todo, pero un
todo libre y floreciente. Nada puede funcionar sin él, todo andaría infinitamente mejor sin los demás.
No basta haber mostrado que os privilegiados, lejos de ser útiles a la nación, no pueden sino dañarla
y debilitarla. Es menester probar aun que el orden noble no entra en la organización social; que puede
ciertamente ser una carga para la nación, pero que no sabría formar una parte de ella. En primer lugar
nos es posible, entre el número de todas las partes elementales de una nación, hallar lugar para situar
la casta de los nobles. Bien una pereza incurable, o el torrente de las malas costumbres, los hacen
ajenos para los trabajos de la sociedad. La excepción y el abuso están por doquier junto a la regla y
sobre todo en un vasto imperio. Pero tendremos que convenir en que mientras menos abusos existan
de este tipo, más ordenado estará el Estado. El peor ordenado de todos sería aquel en que no
solamente los particulares aislados, sino toda una clase entera de ciudadanos tendría como timbre de
gloria el permanecer inmóviles en medio del movimiento general y consumiendo la parte mejor del
producto, sin haber contribuido a nada a su creación. Una clase así es seguramente ajena a la nación
por sus ociosidad.
El orden noble es menos ajenos entre nosotros por sus prerrogativas civiles y públicas.
¿Qué es una nación? Un cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y representados por la
misma legislatura.
¿No es evidente que la nobleza tiene privilegios, dispensas, incluso derechos separados de los del
gran cuerpo de ciudadanos?
Por esto mismo sale de la ley común, y por eso sus derechos lo convierten en pueblo aparte dentro
de la gran nación. Verdaderamente es un Imperium in imperio. Respecto a sus representantes que no
están encargados en absoluto por la preocupación por lo pueblos. El cuerpo de sus diputados se
reúne aparte. Pero aun cuando se reuniera en una misma sala con los diputados de los simples
ciudadanos, no es menos verdad que su representación es distinta por esencia. Es ajena a la nación
por principio, puesto que su misión no emana del pueblo, y por su objeto, puesto que consiste en
defender no el interés general, sino el particular.
El Estado llano abarca todo lo que pertenece a la nación y todo lo que no es el Estado llano
no puede contemplarse como representante de la nación. ¿Qué es
el Estado llano? TODO.
Señores, ese día que mi corazón esperaba desde hace tiempo ha llegado por fin, y me veo rodeado de los
representantes de la nación, la cual me glorifico en comandar.
Un largo tiempo ha pasado desde las últimas sesiones de los Estado Generales, y aunque la convocatoria de
esta asamblea pareciera haber caído en desuso, no he vacilado en restablecer un uso del que el reino puede sacar
una fuerza nueva.
La deuda del estado se ha acrecentado más bajo mi reinado, Una guerra costosa pero honorable ha sido la
causa de ello: el aumento de los impuestos ha sido la consecuencia necesaria y ha hecho más sensible su desigual
reaparición.
Una inquietud general, un deseo exagerado de innovaciones se ha apoderado de los espíritus y acabarían por
extraviar totalmente las opiniones si no nos apresuramos a fijarlas en una reunión de opiniones sabias y moderadas.
Os reunido y veo con sensibilidad que ya ha sido justificada por loas disposiciones que los dos primeros
estamentos han mostrado en renunciar a sus privilegios pecuniarios. La esperanza que he depositado en ver a todos
los estamentos unidos en sus sentimientos no será traicionada.
He ordenado ya recortes considerables en los gastos. Vosotros me presentareis aun ideas que recibiré con
atención; pero a pesar del recurso temo, Señores, no poder aliviar a mis súbditos tan prontamente como desearía.
Discurso de Luis XVI ante la sesión inaugural del los Estados Generales. 5 de mayo de 17
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restablecimiento de sus propios Estados Provinciales, en la región del Delfinado los nobles decidieron
restablecerlos por su cuenta
Ante la rebeldía de la nobleza, Brienne presentó su dimisión y el rey volvió a llamar a Necker, cuya
primera medida fue aplazar la reforma, establecer parlamentos s y convocar los Estados Generales (que no
se habían reunido desde el XVII) para el 1 de mayo de 1789.
Algunos historiadores han calificado de “revolución aristocrática” este periodo de 1787 a 1789. Y en
efecto durante estos años de crisis y enfrentamiento con los parlamentos, el protagonismo corrió a cargo de
los magistrados y de la nobleza, que defendían los derechos parlamentarios frente al absolutismo. Pero, en
la práctica, el restablecimiento de los Estados Generales suponía volver a 1614, a una asamblea de
carácter feudal, y donde seguía manteniendo la vieja formula de un voto por estamento, con lo que el
número de diputados por estamento carecía de importancia, ya que la votación final siempre sumaba dos
votos (nobleza y clero) frente a uno del Tercer Estado. A pesar de todo, la convocatoria de los Estados
Generales, significaba en aquel momento que la monarquía dejaba de ser absoluta. Era un paso importante,
la intervención de la burguesía y la defensa de sus intereses por parte del Tercer Estado hicieron cambiar su
sentido
3-3-. Los Estado Generales y la Asamblea Nacional Constituyente.
El decreto real convocando los Estados Generales se difundió ampliamente y fue leído en todas las
iglesias. La campaña electoral desempeñó un papel importante en la formación de la opinión general y en la
reflexión sobre los diversos problemas que padecía la sociedad francesa. Cada Estamento confeccionaba
unos “cuadernos de quejas”. Los nobles y el alto clero insistían en la necesidad de conservar la sociedad
tradicional, dividida en estamentos, o defendían el fortalecimiento del parlamento frente al absolutismo real.
La burguesía por el contrario, exigía en sus cuadernos la
eliminación de los privilegios estamentales y de casta,
así como la libertad del comercio y de la industria y,
La Asamblea Nacional, considerando que, puesto
sobre todo, poder político, para intervenir en la marcha
que está llamada a establecer la Constitución del reino, a
del Estado. Por sus parte, las peticiones del pueblo
llevar a cabo la regeneración del orden público y a
contenían abundantes quejas contra el aumento de las
mantener los verdaderos principios de la monarquía,
nada puede impedirle que continúe sus deliberaciones en
cargas feudales, de los impuestos y del alto precio de los
cualquier lugar en que se vea obligada a establecerse y
arriendos, y también contra la injusticia de los tribunales
que, en definitiva, dondequiera que se reúnan sus
y la intransigencia de los señores que se apropiaban de
miembros, allí está la Asamblea Nacional, propone que
sus tierras. Pero a los Estado Generales sólo se
todos los miembros de está Asamblea presten en este
enviaron los cuadernos de quejas de las
momento juramento de solemne de no separarse nunca
circunscripciones más importantes; la burguesía urbana
y de unirse en el momento en que las circunstancias lo
y rural efectuaba antes una selección, eliminando los que
exijan hasta que la Constitución del reino esté
contenían reivindicaciones populares y campesinas que
establecida y cimentada por sólidas bases, y que,
afectaban a sus intereses.
habiendo prestado juramento, todos los miembros y cada
Los Estados Generales se reunieron en
uno de ellos en particular, confirmarán por escrito con
Versalles el 5 de mayo de 1789. El número de diputados
su firma esta resolución inquebrantable.
sumaba el millar, 250 de la nobleza, 250 del clero y 500
Juramento del Juego de Pelota, 20 de junio de 1789
del Tercer Estado, todos ellos miembros de la burguesía
financiera y comercial, o bien intelectuales y
profesionales cualificados. En la ceremonia de
inauguración, el rey pronunció un discurso, insistiendo en la necesidad de contribuir al fisco, se quejó del
estado alarmante en que se hallaba el país y de las nuevas ideas imperantes y lanzó advertencias contra
las innovaciones. Al día siguiente los nobles y el clero se reunieron por separado para discutir cuestiones de
procedimiento y la forma de votación. Por su parte el Tercer Estado insistió desde el principio en que las
sesiones fueran conjuntas de los tres estamentos, y que la votación no fuera por orden sino nominal, a lo
que se negaron nobleza y clero.
Tras varias semanas de negociaciones infructuosas, el Tercer Estado comenzó, por su propia
cuenta, a verificar los poderes o credenciales de los diputados de los tres estamentos. Varios
representantes de la nobleza y del clero se incorporaron al estamento burgués, que se vio
considerablemente aumentado. Cuando terminaron de pasar lista y a propuesta del abate Sieyès, el tercer
estamento, se declaró “representante de la nación”, constituyéndose en un asamblea a la que denominaron
Asamblea Nacional, declarando que el rey no tenía derecho a vetar sus decisiones. el tercer estado se
había erigido en el poder supremo de la nación, término que adquirió un nuevo significado..
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Manuel Torres Zapata
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Tres días más tarde cuando la Asamblea iba a reunirse, encontró cerradas por parte del rey las
puertas del recinto donde tenían lugar las sesiones. Los diputados no se detuvieron ante ello; se trasladaron
a una estancia próxima (un salón destinado al juego de pelota) y allí pronunciaron el solemne juramento de
no abandonar la sala hasta concluir la elaboración de una Constitución para Francia.
Ante este desafío el rey decidió tomar medidas enérgicas. Convocó una nueva reunión, y esta vez
su discurso tuvo un tono más amenazador: anuló todas las decisiones adoptadas por el Tercer Estado,
ordenando la disolución de la Asamblea Nacional y la vuelta al sistema de estamentos.
El clero y la nobleza obedecieron al rey y abandonaron la sala, pero los representantes del Tercer
Estado, como protesta permanecieron en sus lugares en la más silenciosa indignación. Al ver que la
Asamblea Nacional no se disolvía, se reiteró la orden a lo que Mirabeau respondió:
“Vaya y diga a su señor que nosotros estamos aquí por la voluntad del pueblo y solo la fuerza de las
bayonetas nos puede arrojar de este lugar”
La Asamblea Nacional continuó y muchos de los diputados de la nobleza se fueron incorporando a
ella, atraídos por la fuerza del Tercer Estado. La nueva Asamblea compuesta por representantes de los tres
ordenes decidió por votación definirse como Asamblea Constituyente. La importancia de esta decisión esta
fundamental, porque con ello la Asamblea se atribuyó el poder que la hacía superior al monarca: redactar
una Constitución llamada a regular la organización y distribución de poderes.
3-. LA TOMA DE LA BASTILLA
La Asamblea Constituyente (1789-1791) comenzó sus sesiones en un momento de grave situación
económica. La crisis de subsistencias, la escasez de alimentos y la subida de precios exacerbaban a las
clases populares empujándolas a movilizarse. El rey aparentaba transigir con la existencia de la Asamblea,
pero en realidad había decidido disolverla por medio de la fuerza. Las tropas reales comenzaron avanzar
hacia Versalles y París, mientras el pueblo y los diputados seguían con inquietud las medidas del gobierno.
El 12 de julio se supo en París que el rey había destituido a Necker, ministro partidario de las reformas. La
noticia se consideró como prueba de que se estaba gestando un complot aristocrático y una gran
manifestación de protesta se extendió por la calles y plazas de la capital. Hubo enfrentamientos con la
tropas reales, pero en poco tiempo el pueblo parisino, armado con picas y piedras, se fue haciendo con el
control de los barrios.
En la noche del 14 al 15 de julio de 1789 todo París estaba movilizado y expectante. Se temía que
las tropas reales asaltaran la capital. Los hombre levantaban barricadas y las mujeres amontonaban piedras
en los tejados para arrojarlas a los soldados. Comenzaron a correr rumores de que la Bastilla, la vieja
fortaleza medieval que venía siendo utilizada como prisión, se disponía a disparar sus cañones. Una
muchedumbre enfurecida se dirigió a la fortaleza, dispuesta a asaltarla. Después de varias horas de
sangriento asedio, el comandante de la prisión fue muerto y la guarnición se rindió.
La insurrección de París y la toma de la Bastilla supusieron el comienzo de una insurrección
general. Hasta entonces, los múltiples motines y enfrentamientos ocurridos no habían tenido mucha relación
entre sí, pero a partir e este momento la mayoría de las ciudades de Francia comenzaron a imitar a la
Historia del Mundo Contemporáneo. I.E.S Valle del Ambroz,
Manuel Torres Zapata
Al oír un gran griterío salimos
corriendo de la casa, entonces vi por
primera vez los terribles actos de la
revolución. La multitud paseaba de
forma triunfal las cabezas del
gobernador y del comandante de la
Bastilla, a los que acababan de
decapitar. En el espacio de veinte
minutos un puñado de valientes,
movidos por su amor a la libertad,
tomaron la fortaleza.
Samuel Bodditong
8
capital. El temor a un complot aristocrático, que había
estado latente desde el principio, se fue extendiendo,
hasta constituir lo que se ha llamado el “gran
miedo”, que avanzaba poniendo en pie de guerra a
la mayoría de los campesinos.
A finales de julio, en las ciudades y pueblos
se ocupaban los ayuntamientos, se formaban comités
permanente y milicias urbanas, que más tarde
tomaron el nombre de guarniciones nacionales. En
las zonas campesinas, los labriegos asaltaron los
castillos, se repartían los pastizales y los bosques de
los señores y quemaban los viejos títulos de los
derechos feudales sobre la tierra.
Desbordado por los acontecimientos, el rey
se resistía a dar la orden de una ofensiva militar
sobre París, y ordenó la retirada de las tropas. Necker fue
restituido y el aristócrata Lafayette, destacado general en la
guerra de Independencia americana, recibió el nombramiento de
comandante de la Guardia Nacional.
4-. LAS TRANSFORMACIONES DE 1789:
4-1-. Abolición del feudalismo y Declaración de Derechos del
Hombre.
Mientras los campesinos trataban de destruir por la
fuerza el régimen señorial, la Asamblea Constituyente llegaba a
la conclusión de que únicamente la abolición oficial de este
régimen podía restablecer el orden y la paz en el país. La
perplejidad y los intereses enfrentados reinaron en la Asamblea
y las discusiones se prolongaban. Finalmente, durante la noche
del 4 al 5 de agosto la Asamblea declaró. “El feudalismo queda
abolido”. Se suprimieron los privilegios de los nobles y los
diezmos de las iglesias. La resistencia de los propietarios a la
aplicación de estas medidas y la negativa de los campesinos a
pagar la citada contribución, provocó en 1790 una nueva
movilización agraria y en muchas provincias hubo
insurrecciones y enfrentamientos armados. También en las
ciudades desabastecidas de alimentos, la agitación era
continua. Para los artesanos y los proletarios la situación
empeoraba, porque gran parte de la aristocracia había huido y con ello desaparecieron los encargos de
artículos de lujo. Los negocios no prosperaban, aumentándose el paro, bajaban los salarios y la escasez de
los alimentos básicos se iba agravando de día en día.
Después de la resolución que declaraba abolido el feudalismo, la Asamblea Nacional hizo pública la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, el 26 de agosto de 1789. Este documento fue
recibido como base de una filosofía universal que proclamaba los derechos del hombre sin distinciones de
tiempo, lugar, raza ni nación. En su texto se exponen los fundamentos de una nueva sociedad y se condena
toda la estructura política y social del antiguo Régimen. Los constituyentes fijaron las bases jurídicas que
reconocían a cada hombre unos derechos fundamentales: la libertad, la propiedad y la resistencia a la
opresión.
La declaración tuvo, además una gran trascendencia histórica en el mundo en el que dominaban los
regímenes absolutistas. Por todas partes comenzaron a surgir grupos pro-franceses y se produjeron
movimientos contra las monarquías y los privilegios feudales. Este contagio de la Revolución produjo la
reacción inmediata de las monarquías europeas, y el movimiento contrarrevolucionario se extendió también
por todas partes
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9
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO.
Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que
la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de los males
públicos y de la corrupción de los Gobiernos, han decidido exponer, en una declaración, solemne los
derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre, para que esta declaración, constantemente
presente a todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y deberes, para que
los actos del poder legislativo y los del poder ejecutivo puedan en cada instante ser comparados con el
objeto de toda institución política y sean más representados; para que las reclamaciones de los
ciudadanos fundadas desde ahora sobre principios simples e incontestables, tiendan siempre al
mantenimiento de la Constitución y a la felicidad de todos. En consecuencia, la Asamblea Nacional
reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los siguientes derechos del
hombre y del ciudadano.
Artículo 1º-. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos, las distinciones sólo pueden
fundarse en la utilidad común.
Artículo 2º-. La meta de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e
imprescriptibles del hombre. Estos derechos son: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a
la opresión.
Artículo 3º-. El origen de toda soberanía reside esencialmente en la nación. Ningún órgano ni individuo
pueden ejercer autoridad que no emane expresamente de ella.
Artículo 4º-. La libertad consiste en poder hacer todo aquello no dañe a otro, por lo tanto el ejercicio de los
derechos naturales de cada hombre no tiene otro límites que los que aseguren a los demás miembros de
la sociedad el disfrute de estos mismos derechos. Estos límites no pueden ser determinados más que por
la ley.
Artículo 6º-. La ley es la expresión de la voluntad general. Debe ser la misma para todos, tanto si protege
como si castiga.. Todos los ciudadanos tienen derecho a contribuir personalmente o por medio de sus
representantes a su formación. La ley debe ser idéntica para todos. Siendo todos los ciudadanos iguales
antes sus ojos, son igualmente admisibles a todas las dignidades puestos y empleos públicos, según su
capacidad, y sin otro distinción que sus virtudes y talentos.
Artículo 7º-. Nadie puede ser acusado, arrestado ni detenido más que en los casos determinados por la
ley y según las formas por ella prescritas
Artículo 9º-. Todo hombre ha de ser tenido por inocente hasta que haya sido declarado culpable.
Artículo 10-. Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas, en tanto que su
manifestación no altere el orden público establecido por la ley.
Artículo 11-. La libre comunicación de pensamientos y de opiniones es de los derechos el más preciado
del hombre. Todo ciudadano puede, por tanto,
hablar, escribir, imprimir libremente, salvo la
responsabilidad que el abuso de esta libertad produzca en los casos determinados por la ley.
Artículo 12-. La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita una fuerza pública: esta
fuerza está instituida para el bien de todo y no para la utilidad particular de aquellos a quienes está
confiada.
Artículo 15º-. La sociedad tiene el derecho de pedir cuentas a todo agente público de su administración
Artículo 16-. La sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada ni la separación de
poderes determinada, carece de Constitución.
Asamblea Nacional Francesa, agosto 1789
Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente del 5 de agosto de 1789.
Abolición del sistema feudal.
Art. 1º-. La Asamblea Nacional suprime en su totalidad el régimen feudal y decreta que los
derechos y los deberes, tanto feudales como censitarios, los que hacen referencia a la mano
muerta real o personal y a la servidumbre personal y los que la representan, quedan abolidos sin
indemnización, y todos los otros declarados redimibles, y que el precio y la manera como se ha
de hacer la redención serán fijados por la Asamblea Nacional.
Art. 3º-. El derecho de caza y de coto abierto quedan igualmente abolidos.
Art. 4º -. Todas las justicias señoriales son abolidas sin ninguna indemnización.
Art
5º-. Los diezmo de cualquier tipo y los censos correspondientes, bajo cualquier
denominación con la que se conozcan, quedan abolidos.
Art 7-. La venalidad de los oficios de la judicatura y de la municipalidad se suprimen desde este
mismo momento. La justicia tiene que ser gratuita.
Art. 11º-. Todos los ciudadanos, sin distinción de nacimiento, pueden ser admitidos en todos los
trabajos y dignidades eclesiásticas, civiles y militares, y ninguna profesión útil puede producir
deshonra.
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10
4-2-. Las jornadas de octubre de 1789
Durante las sesiones de la Asamblea Constituyente se fueron perfilando diversas tendencia
políticas, aunque todavía no estaban estructuradas como partido, en el sentido actual del término. Las
divergencias surgieron cuando la Asamblea tuvo que abordar la futura organización del régimen, que debía
quedar reflejada en la constitución. Aristócratas y monárquicos estaban a favor de que el rey tuviera
derecho a veto y apoyaban un legislativo bicameral y un sistema electoral censitario, siguiendo el modelo
inglés. Los llamados patriotas partidarios de la soberanía nacional se oponían a ello, porque temían que la
cámara alta restituyera en el poder a la aristocracia y que el rey ejerciera el derecho a veto contra los
decretos de abolición del feudalismo.
Una vez más el recelo contra la aristocracia tuvo un papel decisivo en el curso de los
acontecimientos. El hermano de Luis XVI, el conde Artois, ya había salido de Francia y otros emigrados
estaban intentando movilizar a los gobiernos monárquicos de Europa
contra la Francia revolucionaria.
El 5 de octubre se produjeron tumultos en los mercados de
París, provocados por los sectores más afectados por la escasez.
Al día siguiente una gran muchedumbre, sobre todo de mujeres se
dirigió a Versalles, sitió el palacio real y obligó al rey a trasladarse a
París. La revolución estaba evolucionando hacia el radicalismo
popular
Esta preocupación tuvo como consecuencia ciertas
medidas adoptadas por la Asamblea, se aprobó una ley que
autorizaba el uso de la fuerza para sofocar las revueltas populares,
y se prohibía a los obreros asociarse. Por otro lado a la hora de
establecer el procedimiento electoral no todos los franceses
recibieron los mismos derechos ni adquirieron la categoría de
ciudadanos contemplada en la famosa declaración de derechos. Las
El 5de octubre unas cien mujeres me
mujeres, cuyo protagonismo fue decisivo a lo largo del proceso,
pararon
en el puente de Notre Dâme, y me
quedaron excluidas de la ciudadanía y del derecho a voto, como los
dijeron que tenía que acompañarlas a Versalles
menores de veinticinco años, los criados y todos aquellos que
para exigir la entrega de pan. Al llegar a
careciesen de domicilio. Todos estos constituían la categoría de
Versalles vimos a la Guradia Real formada por
ciudadanos pasivos. Eran considerados ciudadanos activos todos los
tres filas delante del palacio. Le djimos al
hombres mayores de veinticinco años que pagasen un impuesto
oficial que habíamos ido para pedirle pan al
directo equivalente a la remuneración de tres jornadas. La plenitud
rey, y cuatro de nosotras fuimos conducidas a
de derechos políticos residía en una tercera categoría, constituida
su presencia. El rey fue muy amable y nos
prometió que tomaría las medidas oportunas.
por un número bastante limitado de personas, ya que sólo podían
Dejamos al rey, y al día siguiente volvimos a
alcanzar la categoría de diputados aquellos con propiedades y
París en carruaje
posibilidades económicas suficientes para poder pagar los elevados
impuestos.
Durante el periodo constituyente se aprobaron leyes de gran
alcance histórico, que dejaron constancia del espíritu reformista.
Las madres, las hijas y las hermanas,
Aparte de la constitución aprobada en 1791, se procedió a la
representantes de la nación, piden ser
reorganización administrativa general, sustituyendo la tradicional
constituidas en Asamblea Nacional.
fragmentación feudal por una nueva basada en departamentos de
Considerando que la ignorancia, el olvido o el
desprecio de los derechos de la mujer son las
extensión más o menos de igual extensión. Se reorganizaron los
únicas causas de las desgracias públicas y
tribunales y se puso fin a la diferenciación social por estamentos,
de la corrupción de los gobiernos, han
suprimiéndose todos los títulos nobiliarios, se reformó el sistema de
resuelto exponer en una solemne declaración
contribuciones fiscales y se aprobaron una serie de leyes que
los derechos naturales, inalienables y
abolían las trabas existentes tanto para la iniciativa privada como
sagrados de la mujer (...)"
para la libertad industrial y mercantil
Olimpia de Gouges, Derechos de la mujer
y de la ciudadana
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4-3-. La Iglesia y la Revolución.
En cuanto a la Iglesia, la Asamblea aprobó la llamada Constitución Civil del Clero de 1790,
provocando un grave conflicto con el papado que tendrá graves repercusiones en el futuro. En su aspecto
económico, el conflicto estuvo relacionado con las necesidades financieras del Estado. Con el fin de
conseguir dinero para el Estado los bienes de la Iglesia fueron confiscados y puestos en venta como bienes
nacionales. La medida pretendía beneficiar a los campesinos sin tierra, sin embargo, los verdaderos
beneficiarios fueron aquellos nobles y burgueses que pudieron comprarlas.
En Francia sólo había un banco importante, la Caisse d´Escompte de París. Esta compañía
previendo las posibles ganancias adelantó el dinero al Estado. El gobierno, como sistema de reembolsar
este préstamo emitió unos billetes llamados Asignados, que estaban respaldados por los bienes de la
Iglesia. Con estos billetes, se podían comprar los llamados “bienes nacionales”. El gobierno había previsto
que a medida que estos bienes se vendieran los asignados se irían destruyendo. Pero se emitieron sin
control y perdieron todo su valor. Ello contribuyó a que empezase a circular una moneda con muy poco valor
que se aceptaba ni dentro ni fuera del país.
El conflicto entre la Iglesia y la Revolución se debía a cuestiones relacionadas con las
delimitaciones del poder civil y el eclesiástico. Los miembros de la Asamblea consideraban que la Iglesia era
una autoridad publica y por lo tanto subordinada al poder del soberano (galicanismo). Los diputados votaron
la Constitución Civil del Clero, por lo cual este pasaba a forma parte de un cuerpo de funcionarios, cuyos
miembros serían designados por la asamblea de electores. Se exigió a todos los elementos del clero el
juramento de fidelidad a la nación y a la nueva ley, pero ellos objetaron que debían primero fidelidad al Papa
y a los obispos.
Se solicitó la mediación del Vaticano, pero
el Papa no sólo consideró la Constitución Civil del
Clero como atentatoria contra las prerrogativas de
la Iglesia, sino que condenó la revolución misma y
toda su obra. Este conflicto agudizó las tensiones
en el seno de la Asamblea, cuya resolución final
fue exigir el juramento de fidelidad a la propia
Constitución, incluida la Constitución Civil del
Clero. El estamento eclesiástico se dividió en dos
bandos, el más numeroso lo constituyeron los que
se negaron a prestar juramento, que luego fueron
llamados refractarios, y que adoptaron una actitud
violentamente antirrevolucionaria. Esta escisión
originó la existencia de dos Iglesias en Francia,
una clandestina, sostenida por las donaciones
voluntarias y los fondos que entraban desde el exterior, y otra oficial protegida y financiada por el Estado.
4-4-. La huida del rey y la tragedia del Campo de Marte.
Desde que el rey fuera obligado a trasladarse a París, centró todos sus esfuerzos en intentar salir
de Francia para reunirse con los nobles emigrados y solicitar ayuda de los gobiernos europeos para una
intervención armada. El 20 de junio de 1791, la familia real logró salir en secreto del palacio de la Tullerias.
Durante el trayecto hacia la frontera el rey fue reconocido por varios lugares, sin que nadie se atreviera a
denunciarlo. Pero al llegar a Varennes un funcionario de postas detuvo el carruaje, a la voz de alarma
acudió la Guardia Nacional, se concentraron campesinos y en medio de un tumulto el rey su familia fueron
devueltos a París.
El acontecimiento de Varennes causó una profunda impresión en el pueblo. Muchos franceses
leales a la Revolución habían creído en las buenas intenciones de Luis XVI y culpaban de las intrigas a los
malos ministros, pero la huida disipó las dudas sobre su complicidad con el complot aristocrático. Como
consecuencia se produjeron tumultos y manifestaciones contra el rey, que fueron violentamente reprimidos
por la Guardia Nacional. Se difundió la versión de que no había intentado huir, sino que había sido raptado
por el pueblo. La protesta y la indignación se extendieron por los ambientes políticos de la capital. El 17 de
julio de 1791, una gran manifestación se concentró en el Campo de Marte exigiendo su abdicación y su
entrega a los tribunales. Un destacamento de la Guarda Nacional, la mando de Lafayette disolvió la
manifestación abriendo fuego contra los concentrados y causando un elevado números de muertos y
heridos.
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12
La tragedia del Campo de Marte provocó la división abierta de la Asamblea. El club de los jacobinos
sufrió una escisión cuando los parlamentarios de la monarquía constitucional agrupados en torno a
Lafayette, formaron el club de los fuldenses. La dirección jacobina la ocuparon los partidarios de la
República, bajo el liderazgo de Robespierre y Brisot.
La Asamblea constituyente se disolvió el 30 de septiembre de 1791, después de haber concluido la
Constitución, que fue firmada por el rey. Con ella se instauraba una monarquía constitucional, en la que la
nueva Asamblea legislativa unicameral tendría que afrontar todavía la resistencia de Luis XVI, que no
aceptaba el nuevo orden revolucionario
5-. EL REY Y LA ASAMBLEA LEGISLATIVA.
Antes de la disolución de la Asamblea Constituyente
se había acordado que ninguno de sus miembros podría
formar parte de la nueva Asamblea Legislativa. Los diputados
elegidos, todo ellos ciudadanos activos, eran más jóvenes y
formaban una asamblea más revolucionaria, con muy escasos
representantes de la derecha aristocrática. La derecha se
constituía ahora por los fuldenses . La izquierda la
representaban los diputados jacobinos. en cuyo club se
decidía la actitud que habían de tomar sus afiliados. Muchos
de ellos habían sido elegidos por el departamento de la
Gironda, de ahí el nombre de Girondinos. Los llamados
demócratas, el sector más radical de los jacobinos, ejercían su
influencia a través de su líder Robespierre, aunque no era
diputado por haberlo sido en la constituyente.
Ante esta nueva situación el rey manifestó una actitud
hostil, que se acentuó a medida que la asamblea fue tomando
medidas más radicales: confiscación de bienes, severos
castigos a los contrarrevolucionarios y privación de sus
sueldos a los sacerdotes que no juraran la constitución. Luis XVI haciendo uso de sus prerrogativa vetó
estas y otras medidas y dirigió sus esfuerzos a intensificar sus contactos internacionales. la presión de los
sectores más radicales se acentuó en la Asamblea, las divergencias crecían y el rey decidió formar un
nuevo gobierno girondino.
Durante la primavera de 1792 la carestía de alimentos hizo aumentar los desórdenes en las
ciudades, se exigían el establecimiento de precios fijos para los cereales y los más radicales pedían la pena
de muerte para los acaparadores. Se acrecentaba el movimiento campesino reclamando tierra, mientras se
extendía la amenaza de guerra.
Entre los monarcas de otros países europeos se creo una fuerte corriente de opinión favorable a
Luis XVI, basada en el miedo a que el fervor revolucionario fuese algo contagioso. En el sentir popular y
entre los jacobinos la idea de la guerra como el único medio de salvar a los pueblos de la opresión prendió
con fuerza. El rey consideraba que era un buen medio para recabar ayuda de las potencias extranjeras,
sobre todo de Prusia y Austria.
También los políticos girondinos veían en la guerra una solución a los problemas internos. Si la
Constitución no podía funcionar porque el rey paralizaba todas las medidas con su derecho a veto, la guerra
forzaría a Luis XVI a actuar lealmente, o de lo contrario sería acusado de alto traición y se le podría someter
a juicio. Estos eran los razonamientos de Brisot. Pero los generales políticos, Lafayette, veían en la guerra
no sólo el medio de adquirir prestigio, sino el de disponer de un ejército adicto para imponer sus programa.
El entusiasmo revolucionario y los ideales patrióticos se fueron extendiendo, confiando en que la guerra
permitiría hacer triunfar la revolución contra la tiranía. Robespierre dirá a la Asamblea:
“Antes de combatir a la aristocracia más allá de las fronteras hay que destruirla en el interior,
quedan aún demasiados contrarrevolucionarios capaces de aprovechar la guerra para aplastar la
Revolución”.
El ardor y los argumentos de los girondinos se fueron imponiendo en la Asamblea. Sólo Robespierre
se resistió, haciendo ver que la guerra beneficiaría a la monarquía y que en todo caso, traería como
consecuencia inevitable la dictadura, el debilitamiento de los franceses y la reacción nacional de los pueblos
que se pretendían liberar.
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5-1-. La guerra: 20 de abril de 1792.
A pesar de los argumentos de Robespierre, la corriente a favor de la guerra se precipitó en los
primeros meses de 1792. Pero en realidad ya había sido preparada mucho antes. Tras la humillación que
Luis XVI había sufrido al ser detenido en Varennes, los representantes de los emigrados franceses se
entrevistaron con el emperador de Austria y con el rey de Prusia. El resultado de la reunión fue la
declaración de Pillnitz del 27 de agosto de 1791, por la cual ambos monarcas se comprometían a intervenir
contra Francia, siempre que las demás potencias europeas unieran sus esfuerzos a los suyos. Pero los
gobiernos europeos eran lentos en decidirse. El 20 de abril el rey propuso a la Asamblea la declaración de
guerra al rey de Hungría y Bohemia y sólo una pequeña minoría votó en contra.
Los partidarios de la guerra pensaban que está sería rápida y decisiva, perro se equivocaron; pronto
se produjeron las primeras derrotas y desde 1792 Francia entró en un período de guerras que duró hasta
1815. Los ejércitos franceses, cuyos mandos pertenecían a la nobleza, anidaba la traición y el recelo de los
oficiales hacia sus tropas; éstas, a su vez, iban perdiendo la confianza en los mandos, mientras los ejércitos
austriacos y prusianos se aproximaban a las fronteras de Francia.
La situación empeoró aún más debido a que la reina Maria Antonienta, hermana del emperador de
Austria, había informado a los austriacos de los planes militares del ejército francés. La Asamblea endureció
su política contra los enemigos de la Revolución y dispuso la formación de batallones de voluntarios para
defender la capital y hacer frente a toda alternativa
militar de los generales monárquicos.
Luis XVI se negó a sancionar tales
medidas, a pesar de los razonamientos de Roland
haciéndole ver que su veto podría provocar una
fuerte reacción entre los franceses, al indicar que
el rey se alienaba decididamente al lado de los
enemigos de Francia. El monarca, haciendo caso
omiso de estos requerimientos, destituyó a Roland
y a los ministros girondinos, y los fuldenses
volvieron al poder. Ahora estaban decididos, con el
apoyo de Lafayette y otros generales, a imponer
sus programa a la Asamblea; desplazar a los
jacobinos, revisar la Constitución reforzando el
papel del rey y poner fin a la guerra por medio de
un acuerdo con enemigo.
La reacción popular no se hizo esperar. A
lo largo de todo el país se fueron formando
destacamentos de voluntarios que acudían a la
defensa de París. El ardor patriótico y el impulso
revolucionario dieron fama a los destacamentos
armados de Marsella, cuyo himno se convirtió en
el emblema nacional. El 3 de julio de 1972, el
diputado Vergiaud, denunció la traición del rey y
unos días más tarde la Asamblea declaró
solemnemente “La patria está en peligro”. La
alarma cundió en Francia, se distribuyeron armas
a la población civil y los batallones de voluntarios
marcharon al frente de batalla.
Mientras tanto, el duque de Brunswick,
comandante en jefe de los ejércitos prusianos,
hizo público un manifiesto en el que amenazaba
con la represión más implacable si la familia real
sufría algún daño y no se restauraba en el poder a Luis XVI. Seguidamente estos mismos ejércitos junto con
las milicias de franceses emigrados, comenzaron la ofensiva contra París.
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5-2-. El derrocamiento de la monarquía.
La Marsellesa
El manifiesto prusiano confirmó todas las sospechas sobre el
acuerdo del rey con sus aliados exteriores. Se organizó entonces un amplio
movimiento popular, a través de las secciones o asambleas de barrio, cuyo
poder iba a desbordar a la propia Asamblea. En el Ayuntamiento de París se
eligió un Comité Municipal Revolucionario, la Comuna, cuyo programa incluía
reivindicaciones económicas, derivadas de la carestía de los alimentos,
además de una serie de exigencias políticas como la destitución del rey,
convocatoria de una nueva Asamblea elegida por sufragio universal y
renovación de las administraciones locales y provinciales.
Ante estas exigencias los diputados girondinos defendieron la
autoridad de la Asamblea, cuya iniciativa política debía mantenerse frente a
la presión popular. Las secciones parisienses habían fijado un plazo para
que la Asamblea llevara a efecto su programa; si llegado el día fijado no se
hubieran puesto de acuerdo, tomarían al asalto las Tullerias. Lo que se llegó
a producir, pero el rey se había refugiado en la Asamblea pidiendo auxilio.
Tras intensos debates el rey fue despojado de sus funciones y recluido junto
a su familia en la Torre del Temple.
Derrocada la monarquía y vacante el gobierno, la Asamblea designó
un consejo ejecutivo, presidido por Roland y otros ministros girondinos, al
que se incorporó un representante de los jacobinos, Danton, como ministro
de justicia. Se adoptaron importantes medidas para prevenir la temida
reacción de los militares monárquicos, pero las malas noticias de la guerra,
con los prusianos próximos a Verdún, hacían cada vez más urgente
organizar la defensa interior y exterior. Bajo la presión de la Comuna, el
consejo ejecutivo accedió a constituir un tribunal extraordinario para juzgar
los crímenes de los contrarrevolucionarios, así como a fortificar la capital y
autorizar los registros domiciliarios a los sospechosos. Comenzaron a
ejecutarse los decretos contra los sacerdotes refractarios. Poco a poco se
instauraba un régimen de excepción que pretendía ser la expresión de
“justicia popular”, y que fue el precedente del Gran Terror.
En cuanto al curso de la guerra, muchos oficiales aristócratas habían
emigrado y el ejército revolucionario empezaba a recuperar la confianza. El
20 de septiembre de 1792 las tropas francesas derrotaron al poderosos
ejército prusiano en la batalla de Valmy. Después de la victoria que sirvió
sobre todo para elevar la moral, el ejército recuperó la ofensiva y en poco
tiempo ocupó Bélgica, Saboya, Maguncia y otras ciudades de la orilla
izquierda del Rhin.
Marchemos, hijos de la patria,
Que ha llegado el día de la gloria
El sangriento estandarte de la tiranía
Está ya levantado contra nosotros (bis)
¿No oís bramar por las campiñas
A esos feroces soldados?
Pues vienen a degollar
A nuestros hijos y a nuestras esposas
Estribillo:
¡A las armas, ciudadanos!
¡Formad vuestros batallones!
Marchemos, marchemos,
¡Que una sangre impura
empape nuestros surcos!
¿Qué pretende esa horda de esclavos,
de traidores, de reyes conjurados?
¿Para quien son esas innobles trabas,
y esas cadenas tiempo ha preparadas? (bis)
¡Para nosotros, franceses ! ¡Oh, qué ultraje !
¡Ningún arrebato debe ponernos nerviosos!
Es a nosotros a quienes pretenden sumir
De nuevo en la antigua esclavitud.
Estribillo
¡Y qué! ! Sufriremos que esas tropas
extranjeras
Dicten la ley en nuestros hogares,
Y que esas falanges mercenarias
Venzan a nuestros valientes guerreros?
¡Gran Dios! ¡Con las manos encadenadas,
nuestros frentes sobre el yugo se doblegarían!
¡Los viles déspotas llegarían a ser
los maestros del destino!
Estribillo
¡Temblad, tiranos, y también vosotros,
pérfidos,
Oprobio de todos los partidos!
¡Temblad! Vuestros actos parricidas
van al fin a recibir su castigo. (bis)
Todos son soldados para combatiros
Si perecen nuestros héroes,
Francia produce otros nuevos
siempre dispuestos a luchar contra vosotros.
Declaración de Su Alteza el duque regente de Brunswick-Lunebourg, commandante de los ejércitos combinados de Sus majestades el emperador y
rey de Prusia, dirigida a los habitantes de Francia.
Sus majestades el emperador y rey de Prusia, hánme confiado el mando de sus ejércitos combinados que han dispuesto en las fronteras de Francia,
quiero anunciar a los habitantes de este Reino los motivos que han determinado las medidas de los dos soberanos y las intenciones que los guían.
(...) poner fin a la anarquía en el interior de Francia, detener los ataques dirigidos contra el trono y el altar, restablecer el poder legal, devolver al
Rey (Luis XVI) la seguridad y libertad de la que ha sido privado y ponerlo en condiciones de ejercer la legítima autoridad que le corresponde.
Con estos objetivos, yo, el suscrito Comandante en Jefe de los dos ejércitos, declaro:
(...) 2º Que (los ejércitos) no pretenden inmiscuirse en absoluto en los asuntos internos de Francia, sólo es su deseo liberarde su cautiverio, al Rey, a
la Reina y la familia real y procurar a Su muy cristianaMajestad la seguridad necesaria para que pueda realizar sin peligro y sin obstáculos, las
convocatorias que desee y trabajar para asegurar la felicidad de sus súbditos...
(...)8° La ciudad de Paris y todos sus habitantes, sin distinción alguna, serán obligados a someterse sin tardanza al Rey,(...) las ya citadas
majestades declaran bajo su palabra de honor, como Emperador y Rey, que si el palacio de las Tuillerias es forzado o atacado, que si la mínima
violencia se realiza contra el Rey, la Reina o la familia real y que si su seguridad y libertad no son aseguradas de inmediato; la venganza ejemplar
que infligirán jamás será olvidada...
Por estas razones llamo y exhorto de forma apremiante a que ningún habitante del Reino presente oposición a las movimientos de las tropas
bajo mi mando y, por el contrario, les procuren paso libre, les asistan y ayuden con buena voluntad en lo que las circunstancias
requieran.
_ Dado en el Cuartel General de Coblenza, el 25 de Julio de 1792.
Firmado: Carlos Guillermo Federico. Duque de Brunswick-Lunebourg
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6. LA CONVENCIÓN . GIRONDINOS Y
MONTAÑESES.
La victoria de Valmy coincidió con la apertura de
la Convención, nombre que recibió la nueva Asamblea
elegida por sufragio universal masculino y cuya principal
misión era elaborar una nueva Constitución: la
Constitución del Año I (1792). En la primera sesión se
pronunció por la abolición de la realeza. Al día siguiente
se ordenó que las actas y documentos se fecharan con
la indicación de año I de la República Francesa. Menos
unanimidad hubo en la Asamblea a la hora de decidir su
carácter centralista y unitario.
Los girondinos sentían una fuerte hostilidad contra el centralismo ejercido por París y contra la
preponderancia de la Comuna. Las administraciones departamentales, que habían sido renovadas por
sufragio universal se mostraban favorables a la descentralización. Finalmente la Convención definió la
República como “una e indivisible” y para reforzar esta fórmula se estableció la pena de muerte contra
aquellos que intentaran romper la unidad de la República.
La Convención estaba representada por tres tendencias bien definidas: los jacobinos (llamados
ahora montañeses); los girondinos, que eran la mayoría; entre unos y otros había un grupo de diputados, la
llanura o el pantano. sin vinculación a ningunos de los anteriores. Al analizar la procedencia social de los
dos grandes grupos, algunos historiadores han señalado que no había entre ellos grandes diferencias
sociales ni de intereses, ya que procedían de las mismas capas burguesas. Sin embargo la mera
procedencia geográfica refleja unos orígenes y unos planteamientos diferentes. Los girondinos procedían de
las grandes ciudades portuarias , mientras que los montañeses tenían su origen en París y sus alrededores,
estaban menos vinculados al mundo de los negocios y defendían los intereses de la pequeña burguesía y
de la clases populares urbanas. Los líderes más conocidos del jacobinismo eran Danton, Marat y Saint-Just.
Al margen de la procedencia social, el problema que más les separaba era la concepción misma de la
república y su desarrollo. Pera muchos diputados el mayor peligro estaba en la subversión popular, y el
retorno al orden constituía para ellos una necesidad perentoria. Para otros lo más importante era la defensa
de la Revolución contra el peligro aristocrático en el exterior y en el interior. Pero para los jacobinos la
defensa nacional imponía una alianza con el movimiento popular, que obligaba a dar satisfacción a las
exigencias sociales de esos sectores y adoptar una política muy alejada del liberalismo económico. Las
posturas políticas de la Convención estuvieron condicionadas por la presión de un tercera fuerza que
actuaba desde fuera de la propia Asamblea; los sans-culottes, denominación que recibían los sectores
populares urbanos, especialmente activos y organizados los de los barrios parisinos.
Socialmente lo sains-coluttes representan a los habitantes de las ciudades que vivían de sus trabajo
y que sufrían más directamente las dificultades de aprovisionamiento y crisis de subsistencia. No se debe
confundir a los sans-coluttes con los indigentes o “ciudadanos desvalidos”. Su programa político tenía como
punto de partida la soberanía popular y como aspiración social el principio de la igualdad. su aspecto
reflejaba también su origen ya que no vestían el culotte utilizado por las clases acomodadas. De sus filas
surgieron grupos más radicales como los enrafès o el grupo liderado por Hèbert, caracterizado por su
extremismo anticlerical y cuyas acciones violentas preocuparon seriamente al propio gobierno
revolucionario.
6-1-. El proceso de Luis XVI.
Uno de los primeros problemas que hubo de afrontar la Convención fue el procesamiento de Luis
XVI. Los girondinos habían intentado evitar este proceso que en su opinión conducía a una ruptura
demasiado brutal, que podía desembocar en graves disturbios y la reacción de las potencias europeas. Los
girondinos casi consiguieron convencer a la Asamblea, pero fue entonces cuando se descubrieron los
papeles secretos de Luis XVI, que permitieron acusarle de alta traición y que fuese juzgado por la propia
Asamblea. Los girondinos intentaron un último recurso, convocar al pueblo apelando a la tradicional
veneración a la autoridad divina del monarca; los montañeses hicieron fracasar esa maniobra, acusando a
los primeros de proteger al rey. Tras largos debates ña Convención se pronunció por la culpabilidad del rey y
Luis XVI, ahora solamente el ciudadano Luis Capeto, fue guillotinado el 21 de enero de 1793.
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La sublevación de La Vendée.
La ejecución de Luis XVI provocó una oleada de estupor en toda Europa y a la coalición contra
Francia se sumaron nuevos aliados, España, el reino de Nápoles, los príncipes alemanes y sobre todo
Inglaterra, que se sentía amenazada por la anexión francesa de Bélgica. En abril de 1793, el general de los
ejércitos del Norte desertó de sus mando y se pasó a los austriacos. El curso de la guerra comenzó a
cambiar y los franceses acumulaban derrota tras derrota.
Los descalabros bélicos se agravaron al abrirse un frente interno de guerra civil, provocado por la
sublevación de La Vendée a comienzos de 1793. El aislamiento de esta región hizo que se mantuviera
prácticamente intacto el régimen señorial; los campesinos
continuaban vinculados a sus tradicionales formas de
vida y a su clero. En este medio la Revolución suponía la
destrucción de sus formas de vida ancestrales , impuesta
por un poder exterior y ejecutada por la burguesía de las
ciudades.
El anuncio del reclutamiento forzoso provocó el
estallido de la insurrección, que se extendió rápidamente.
La contrarrevolución de La Vendée fue en sus origen
antiburguesa. Las connotaciones monárquicas, clericales
y nobiliarias surgieron posteriormente, a medida que los
campesinos fueron siendo incitados por los sacerdotes
refractarios, los agentes británicos y los partidos
monárquicos del conde de Artois.
6-2-. La caída de los girondinos.
Mientras los enemigos de la Revolución se
entusiasmaban ante los avances de los ejércitos coaligados, entre las tropas revolucionarias cundían los
rumores de que estaban siendo traicionados. Por otro lado, la insurrección de la Vendée y los reveses de la
guerra agravaron las tensiones entre girondinos y montañeses, mientras que los sans-coluttes iban
adquiriendo cada vez más protagonismo, exigiendo medidas radicales. Los girondinos debilitados
políticamente en la Asamblea, intentaron tomar la ofensiva contra la Montaña acusando a sus líderes de
incurrir en ilegalidad constitucional y de aspirar a la dictadura su accedían a las demandas de las sanscoluttes. Los argumentos políticos de Robespierre se impusieron y situaron el debate ante el problema de
fondo que enfrentaba a ambas tendencias. Los girondinos iban perdiendo su hegemonía en la Convención,
pero seguían controlando los municipios de las grandes ciudades; esta influencia les llevó a recuperar sus
iniciativa en la Asamblea, dirigiendo sus ataques contra la Comuna de París. Las secciones parisinas
respondieron violentamente, reclamando la depuración inmediata de la Asamblea; los diputados girondinos,
sobre todo aquellos que intentaron salvar al rey, debían ser expulsados.
El 2 de junio de 1793, una gran manifestación se dirigió a la convención y tras un intenso debate
bajo el control de las milicias urbanas, fueron arrestados 29 diputados girondinos. Esta jornada puso en
evidencia la creciente influencia de los sans-coluttes que parecían controlar la Asamblea a través de los
montañeses.
Por primera vez una insurrección popular desplazaba del poder a un partido, pero los propios
montañeses experimentaban sentimientos contradictorios, les movía el deseo de imponerse a los
girondinos, pero no podían evitar sentirse indignados ante la fuerte coacción que estaba sufriendo la
Asamblea; además no dejaba de inquietarles que la dirección de la Revolución pasase a manos de los
sans-coluttes.
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7-. LA CONVENCIÓN MONTAÑESA Y EL GOBIERNO REVOLUCIONARIO.
Con la caída de los girondinos se hacen con el poder los Jacobinos, o la Montaña, los sectores más
radicales del parlamento, con el respaldo de las clases populares urbanas: Este periodo es más exaltado de
toda la Revolución, el año II, desde junio de 1793 a julio de 1794 es llamado el Terror, por la radicalidad con
la que se aplica el programa jacobino y los numerosas ejecuciones. Es también el periodo de guerra con el
resto de Europa coaligada contra la Francia republicana,
La Convención sigue siendo la seda de la soberanía nacional, aunque en realidad el poder es
ejercido por el Comité de Salvación Pública, formado por una docena de miembros, de los que Robespierre
comienza a destacar y a acaparar una creciente influencia; el Comité concentra en la
práctica todos los poderes del estado, centralizando la administración, gestiona la guerra,
controla la economía y la seguridad del Estado através del Comite de Seguridad Nacional,
que señala a los sospechosos de contrarrevolucionarios y les conduce a la guillotina.
Las ejecuciones masivas comenzaron en otoño de 1793, se persigue a todo
sospechoso, sobre todo a los exilados, al clero refractario, a la nobleza, a los partidarios de
los girondionos, en una purga completa contra todos los opositores al partido jacobino.
En el terreno económico se intentó acabar con los problemas continuos de
abastecimiento con la ejecución de los acaparadores y especuladores; se fijó un precio
máximo a los productos de primera necesidad, llegando casi a nacionalizar todas la
actividades productivas.
Se suprime toda confesionalidad católica del Estado. En octubre de 1793 el
calendario tradicional es eliminado y se implanta uno nuevo basado en la división racional
del año, doce meses de treinta días y cinco días complementarios, los nombres de los
meses hacen referencia al ciclo de trabajos agrícolas y a los cambios de las estaciones. En
mayo Robespierre intentará reintroducir un principio metafísico al poder, estableciendo el
culto al Ser Supremo, una combinación entre culto a las virtudes cívicas y a la naturaleza
En lo relacionado con la guerra y la creciente amenaza de los ejércitos europeos, se
reorganiza el ejército , decretando la leva en masa, imponiéndose el servicio militar a todos
los hombres y la actividad militar se extiende a toda la nación, que se moviliza por completo,
lográndose un ejercito de 600.000 hombres, toda la producción se concentra en la fabricación de
armamentos y equipación. Ante esta movilización general de toda la sociedad era imposible que las tropas
francesas no consiguieran frenar el avance de las tropas realistas. Las victorias se van sucediendo a lo
largo del otoño de 1793, acabando también con la sublevación de la Vendée. A comienzos de 1794 el
ejército llega ya a los 800.000 hombres.
Simultáneamente la tendencia a un poder cada vez más centralizado en el Comité fue creciendo y
en la primera de 1794 se desarrolla una segunda oleada del terror que en este caso afecta no sólo a los
tradicionales opositores de los jacobinos, sino también a las facciones que había dentro del partido, como
los seguidores de Hebert o de Danton. En junio de 1794 un decreto del Comité suspendia todas las
La asamblea general de la sección de sansculottes considerando que para todos los ciudadanos existe el deber de poner y
proponer las medidas que les parezcan más adecuadas para hacer renacer la abundancia y la tranquilidad pública, acuerda pedir a la
Convención que decrete:
1.º Que los anteriormente llamados nobles no puedan ejercer ninguna función militar, ni ocupar ningún empleo público sea
cualquiera su naturaleza; que los antiguos parlamentarios, los financieros y los sacerdotes sean destituidos de todas sus funciones
administrativas o judiciales.
2.º Que todos los precios de los artículos de primera necesidad sean fijados de acuerdo con los de los años llamados
antiguos, comprendidos los de 1789 y 1790 proporcionalmente a sus diferentes cualidades.
3.º Que los precios de las materias primas sean fijados también de manera que los beneficios de la industria, los salarios del
trabajo y las ganancias del comercio que estarán reguladas por la ley, permita al hombre industrioso, al cultivador, al comerciante, el
procurarse no sólo las cosas indispensables y necesarias a la conservación de su existencia, sino también todo aquello que pueda
ayudar a su goce.
4.º Que los agricultores que por cualquier accidente hayan perdido la cosecha sean indemnizados por el erario público.
5º Que se conceda a cada Departamento una suma suficiente para que los precios de los artículos de primera necesidad
sean los mismos para todos los individuos que integran la República francesa.
6.º Que las sumas concedidas a los Departamentos han de ser empleadas en hacer desaparecer las diferencias en los
precios de los géneros de primera necesidad, motivada por los transportes, en toda la extensión de la República francesa, la cual debe
procurar a cada uno de sus hijos las mismas ventajas.
7.º Que los arriendos sean anulados y vueltos al mismo precio en que estaban durante los años comunes que vosotros
escogeréis para fijar invariablemente el precio máximo de los artículos y géneros de primera necesidad.
8º Que sea fijado un máximo a las fortunas.
9.º Que cada individuo sólo pueda poseer un máximo.
10. Que nadie puede tener alquiladas más tierras que las que son necesarias para una cantidad determinada de aperos de
labor.
11. Que un mismo ciudadano no pueda tener sino un solo taller, una sola tienda.
12. Que todos aquellos que tienen mercancías o tierras a su nombre sean reconocidos como sus propietarios.
La sección de los sansculottes piensa que estas medidas llevarían la abundancia y tranquilidad, harían desaparecer poco a
poco la demasiada gran desigualdad de las fortunas, y acrecentarían el número de los propietarios.
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garantías constitucionales, la figura del defensor en los procesos,
cualquiera puede ser acusado de enemigo de la República, es la época
del Gran Terror, que se desarrolla entre junio y julio, con más
ejecuciones que en todos los años anteriores. Después de la muerte de
Danton Robespierre fue perdiendo respaldo entre los sans-coluttes, que
tenían miedo de su propio dirigente, las victorias militare alejan el
fantasma de la contrarrevolución, los conservadores intentan acabar con
esa situación. Finalmente el 9 de Termidor del año II (27 de julio de
1794) se produce la destitución de Robespierre como presidente del
Comité de Salvación, su juicio y su ejecución. La reacción termidoriana
estuvo protagonizada por los grupos burgueses de la Convención, que
aunque rechazan los excesos del periodo jacobino, siguen siendo fieles
a los principios originarios de la Revolución, los derechos individuales y
la necesidad de una constitución escrita.
8-. EL DIRECTORIO.
La caída de Robespierre supone un cambio de rumbo en la
dirección de la Revolución, el principal problema es la escasa base
social del nuevo régimen. La nueva constitución recuperó el sufragio
censitario, con un sistema inderecto, se reduce el cuerpo electoral,
sólo se puede votar a los “electores”, para lo que se fijan elevadas
rentas. Se establece un sistema bicameral, la Camara de los
Quinientos y el Consejo de los Ancianos, ambas cámaras eligen al
poder ejecutivo, denominado ahora Directorio, formado por cinco
miembros para evitar la concentración de poder
que se había producido en la época jacobina.
EL poder queda en manos de los propietarios
El tribunal revolucionario se instituye para castigar a los enemigos
importantes, tanto rurales como urbanos.
del pueblo.
El directorio tendrá enemigos tanto
La pena por los delitos, cuyo conocimiento pertenece al tribunal
a la derecha como a la izquierda, en París se
revolucionario, es la muerte.
mantiene el problema de los precios de los
El acusado será interrogado en audiencia pública: se suprime, por
alimentos y el invierno de 1795 es más duro
superflua, la formalidad que precede del interrogatorio secreto.
de lo habitual, aumenta el racionamiento de
Si existieran pruebas materiales o morales, con independencia de
productos básicos. Las protestas y los asaltos
la prueba testimonial, no se oirá a los testigos, a menos que esta
son cada vez más frecuentes en las grandes
formalidad parezca necesaria, bien para descubrir a los cómplices,
ciudades, en las que además los sectores
bien por otras consideraciones mayores de interés público.
sans-culottes están en contra de la deriva
A los patriotas calumniados la ley les concede para su defensa
jurados de patriotas: no se los concede a los conspiradores.”
conservadora que está tomando la República,
piden pan y la vuelta a la constitución de la
El Terror. Ley de junio de 1794
Convención. El directorio tiene que apoyarse
cada vez más en el ejército que comienza
ganar un creciente protagonismo, no sólo por
sus victorias, sino también porque de él salen nuevos personajes, jóvenes ambiciosos de hacer carrera
política, que serán la base del pode que el Directorio no tiene. Las revueltas más importantes fueron las de
Pradial (junio) de 1795. y una de las que mas repercusión alcanzó fue la de la “conjuración de los Iguales”
liderada por Babeuf en 1796, sus demandas son nuevas y van más allá de la petición de pan, piden un
reparto de los bienes y de los medios productivos, adelantándose a las movimientos obreros del siglo XIX.
También se produjeron ataques desde los sectores monárquicos, que buscaban la restauración de la
monarquía, reforzados con el retorno de los exilados y de parte del clero refractario. El bloqueo político del
Directorio era cada vez mayor y las posibilidades de una salida a la situación pasan cada vez más por la
intervención militar y por un golpe de estado. La inestabilidad fue creciendo a lo largo de 1797 y de 1798,
en esas situación hay un personaje que se va imponiendo cada vez más, el joven general Napoleón
Bonaparte, el triunfador de las campañas militares, cuyo ascenso se consagra con el triunfo del golpe de
estado del 18 de Brumario del año VIII (9 de noviembre de 1799), que en realidad supondrá el final del
ciclo revolucionario y el inicio del periodo napoleónico.
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