NUESTRA DEFENSA FRENTE A LAS EPIDEMIAS VIRALES Luis Enjuanes Departamento de Biología Molecular y Celular. Centro Nacional de Biotecnología, CSIC, Campus de la Universidad Autonoma. Canto Blanco. Madrid Los virus son una parte integral del ecosistema, existen donde se encuentra vida y son las formas vivas mas abundantes en el planeta. De hecho su biomasa es tan abundante como la de los procariotas. Los virus son muy abundantes en las aguas marinas excediendo un millón de partículas por ml. En total hay alrededor de 1030 virus en el mar. Si se alinearan los virus que se encuentran en los océanos bastaría para crear una línea que uniría las sesenta galaxias más próximas a la Tierra. Algunos de los virus que infectan al hombre se han asociado a los primeros precursores de los mamíferos y han coevolucionado con los humanos. Otros virus han entrado en la población humana recientemente. En los últimos 10 000 años de historia humana, han tenido lugar cambios radicales para el hombre y los virus que lo infectan. Muchos animales se han domesticado, la población humana y los viajes han aumentado drásticamente. Algunos virus se transmitieron de los animales al hombre, tal como sucede hoy. Los virus altamente virulentos, como los del sarampión y la viruela han entrado en una relación estable con el hombre recientemente. Estos virus o producían la muerte de su hospedador, o le inducían inmunidad de larga duración. Por tanto, estos virus solo podían sobrevivir en grandes poblaciones donde siempre existían individuos para su propagación. Los virus menos virulentos establecieron una relación de larga duración con sus hospedadores y, por tanto, probablemente fueron los primeros que se adaptaron a los primeros pobladores humanos. Estos virus incluyen los retrovirus (virus endógenos humanos), los herpesvirus y los papilomavirus. Las barreras entre infecciones de animales y humanas son muy pequeñas. Los virus constantemente cruzan estas barreras. Casi dos tercios del total de las enfermedades transmisibles humanas son zoonósicas, es decir, adquiridas a partir de animales vertebrados. Asimismo, en torno al 75% de las infecciones humanas emergentes también son zoonosis y muchas tienen un origen en la alimentación. La gripe, el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida producido por el virus VIH, el síndrome respiratorio grave y agudo producido por el virus SARS-CoV, la fiebre del Nilo Occidental, la salmonelosis, encefalopatías espongiformes, triquinelosis y brucelosis son infecciones transmitidas por los animales al hombre. Las rutas y eficacia de transmisión de los virus entre los hombres son muy variables. Simplificando, se podría considerar que se transmiten por contacto (ruta oralfecal), por el aire, por la sangre incluyendo las transmisiones mediante vectores como mosquitos o garrapatas, por contacto sexual, o verticalmente de padres a hijos. Existen virus con alta mortalidad, como los hantavirus Ebola y Zaire productores de las fiebres hemorrágicas, que afortunadamente solo se transmiten por contacto con pacientes infectados. Sin embargo, otros virus con baja mortalidad, como el de la gripe o del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS-CoV), se pueden transmitir por el aire asociados a pequeñas partículas. Insectos como los mosquitos, también juegan un papel relevante en la transmisión de infecciones por virus. Tal es el caso del virus productor de la fiebre amarilla. Los virus interaccionan de forma muy diferente con el hospedador. Ambos libran una batalla en la que cada uno utiliza un complejo arsenal de recursos para controlar al otro. Estos recursos forman parte de las características genéticas de los virus y de las células y los organismos. Estos utilizan distintas líneas de defensa contra las infecciones virales. La aparición de epidemias ha sido constante a lo largo de la historia y probablemente continuará en el futuro. Los murciélagos están infectados por una gran cantidad de virus que luego pasan a la población humana. Tal es el caso de los virus Nipah, virus productor del SARS y otros. El virus de la hepatitis C se estima que en la actualidad afecta a 170 millones de personas y se prevé que en el futuro próximo se extenderá de forma alarmante. El virus puede producir infecciones persistentes y cáncer de hígado. No existe una vacuna para controlar su diseminación. En noviembre del año 2002 ha emergido el SARS, producido por un coronavirus, que ha causado más de 8000 infecciones que han producido en torno a un 10% de muertes. Todos estos datos indican que la aparición de nuevos virus, o la reemergencia de viejos conocidos, no va a parar y que es necesario el desarrollo permanente de nueva vacunas para prevenir las enfermedades que causan. Esta necesidad se ve reforzada por la actual producción de armas biológicas por parte de al menos doce países, entre los que se encuentran Rusia y EEUU y por la posible activación del bioterrorismo. Durante nuestra presentación, utilizando como ejemplo los coronavirus, intentaremos mostrar como la investigación básica se puede aplicar a la prevención de epidemias virales. De hecho, estudios sobre los mecanismos de replicación y transcripción de estos virus nos han permitido el desarrollo del primer candidato a una vacuna para prevenir las infecciones por el SARS-CoV, y a utilizar los coronavirus como vectores virales para combatir otras enfermedades infecciosas.