Luis Peñaloza_eje 4_actividad 1.

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Bóveda Celeste.
Entendemos por bóveda una obra de forma curvada que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o una
serie de pilares alineados. Su geometría puede ser de simple o doble curvatura, en las antiguas bóvedas como en las
modernas lo predominante en sus elementos es el de compresión. Sus tensiones se asemejan a las de un arco o un
conjunto de arcos conformando una superficie. Situando el alba de las investigaciones astronómicas en el Neolítico (90003000 a.C.), época en la que se inicia el florecimiento de grandes culturas, como determinantes de la formación de estas
civilizaciones, se consideran:
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Los ríos Tigris y Eufrates, donde se desarrolla la cultura de Hassuna (5900-5600 a.C.), Sumerios.
El río Nilo, cuyas crecidas determinaron el establecimiento y las características de la civilización egipcia.
El río Indo, cuna de la cultura protohindú, donde se establecen y evolucionan hacia sociedades más complejas los
pueblos del noroeste de la India, que culminarán en la civilización de Harappa a mediados del tercer milenio.
El río Huang-ho, en cuyas terrazas se han encontrado restos arqueológicos de primitivos asentamientos que se
remontan al 6000 a.C. Son considerados el origen de la legendaria civilización china.
América Central, donde se conformaron las culturas azteca y maya.
Bibliografía
-La Bóveda Celeste. [En línea]. [Consulta:
Altiplano Andino con la cultura de Nazca y los incas.
La esfera celeste es una construcción mental que creamos cuando miramos al cielo.
Esta surge por la información que recibe de nuestros ojos. El tamaño y la separación
de los ojos nos permite percibir el volumen de los objetos, pero sólo hasta cierta
distancia (visión estereoscópica). Posterior a esa, todos los objetos que se perciban
darán la impresión de encontrarse situados a la misma distancia, puesto que serán
proyectados mentalmente sobre un mismo plano.
Los pobladores de estas seis regiones desarrollan las primeras ideas científicas acerca
del mundo. Es curioso encontrar una cosmovisión casi idéntica en puntos muy alejados
del planeta. Lo interesante es que todas las culturas, exceptuando las mesoamericanas
y las andinas, comienzan a transmitir conocimientos geométricos a partir del año 5000
a.C.
20 noviembre 2014]. Disponible en:
https://es.wikipedia.org/wiki/Esfera_cel
este
-La Bóveda Celeste. [blog]. [Consulta: 20
noviembre 2014]. Disponible en:
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astronómicos a través de la historia [en
línea]. [Consulta: 20 noviembre 2014].
Disponible en:
http://www.iag.csic.es/museo/docs/hist
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-Bóveda Celeste. [blog]. [Consulta 20
noviembre 2014]. Disponible en:
http://www.astroyciencia.com/2011/11
/15/la-boveda-celeste/
Como ejemplo de esto tenemos a Sirio y el cinturón de Orión. Desde la Tierra, nos
parece que los planetas y las estrellas se encuentran bajo una cubierta imaginaria que circunda nuestro planeta. Está
cubierta se denomina esfera celeste. Los planetas se desplazan a través de la eclíptica, contra el fondo formado por doce
conjuntos de estrellas. Los antiguos viajeros al atravesar los mares y desiertos, elaboraron mapas observando a las
estrellas en las noches; los Astrólogos antiguos reunieron los mapas realizados en el hemisferio Norte como en el
hemisferio Sur, creando el Zodíaco.
Los Astrólogos buscaron la Luz del conocimiento contemplando la Bóveda Celeste, las primeras representaciones del
Zodíaco aparecen en los Kudurrus Babilónicos; en el Alto Egipto. El movimiento de la esfera celeste es aparente y está
determinado por el movimiento de rotación de nuestro planeta sobre su propio eje. La rotación de la Tierra, en dirección
Oeste–Este, produce el movimiento aparente de la esfera celeste, en sentido Este–Oeste. Este movimiento lo podemos
percibir de día, por el desplazamiento del Sol en el cielo, y en las noches, por el desplazamiento de las estrellas. Ambos se
realizan en sentido Este–Oeste. La velocidad con que gira la esfera celeste es de 15º/hora, por lo que cada 24 horas
completa un giro de 360º.
La zona eclíptica del cielo, está dividida en 12 constelaciones de unos treinta grados de longitud cada una. Estos Signos
agrupados de tres en tres, corresponden a las cuatro estaciones del año: verano, otoño, invierno y primavera; El Sol recorre
esta órbita en un año, es decir en doce meses. Hasta hace aproximadamente 2000 años, el paso del Sol por el punto vernal
(primavera) coincidía con su entrada con el signo correspondiente a la constelación de Aries. Como consecuencia del
fenómeno de la precesión de los equinoccios el punto vernal retrograda sobre la eclíptica a razón de 50',26" cada año, es
decir, unos 30° (o un signo del Zodíaco) cada 2150 años.
Actualmente, el principio de la primavera coincide con el paso del Sol a través de la constelación de Piscis, pero se continúa
diciendo que entra en este momento en el signo Aries.
Existe pues, un desplazamiento del Zodíaco y la constelación homónima. Tendrán que transcurrir 25790 años, para
restablecer la coincidencia de las constelaciones y los signos.
Es pues que la bóveda celeste a pesar de su aparente inmutabilidad, ha sido la generadora del ingenio, curiosidad y
conocimiento del hombre, en las distintas disciplinas científicas y artísticas invitándolo siempre a hacer suyo, nuevos
paradigmas en esta dinámica constante de cambio que toma lugar en el universo.
Reflexiones:
Este tema surge de la inquietud y curiosidad que siento al ver el cielo nocturno, tomando como punto
de partida conocer más sobre porque nuestros antecesores en su mayoría dedicaban horas, días,
semanas, años al estudio y observación constante del firmamento. Coincidiendo varios de ellos en su
cosmovisión, sus edificaciones orientadas respecto a las constelaciones, claro, a como ellos las vieron
en aquel entonces, porque queda claro que la bóveda celeste es todo menos inmutable, ya sea por el
movimiento mismo de la tierra y/o porque todos los cuerpos están en movimiento, asteroides, planetas,
sistemas y galaxias. Pienso que de la misma forma el conocimiento y la búsqueda del mismo siempre
debe emular esta dinámica.
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